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Las cifras económicas al mes de febrero del presente año, nos muestran variantes
que tomaremos en consideración para este reflexivo análisis de las
potencialidades y perspectivas que nos ofrece la economía del país en los
próximos meses, de tal manera que el entorno político, económico y social influyen
progresivamente en la estabilidad de nuestra economía.
A raíz del fenómeno del niño en la zona norte de nuestro país, se establecen
valores a tomar en consideración respecto de la reconstrucción nacional:
Finalmente, la inversión total en el 2017, como porcentaje del PBI real, fue de
22,6%. Recordemos que como política de país, debemos afianzar y consolidar
nuestros sectores de producción y extracción, desarrollando innovación y capital
intelectual, que ponga nuestros productos en la palestra del mundo, otorgándole la
plusvalía necesaria que evidencia un real crecimiento nacional, y que nos permita
competir con los más altos estándares de calidad en el mercado.
Dados los resultados negativos del primer semestre, para la segunda parte del
año, el Banco Central adoptó una postura más expansiva, cuya manifestación fue
la reducción de la tasa de interés de referencia de 4.25 en marzo a 3.25 en
diciembre. Al mismo tiempo, el gobierno elevó la inversión pública, en un contexto
de bajos ingresos (la presión tributaria se ubicó en torno a 13%), por lo que el
déficit fiscal se elevó de 2.6% del PBI en 2016 a 3.0% en 2017.
¿Dónde nos dejan estas cifras? En un año mediocre. Más aún, dados los
problemas de corrupción y la crisis política de fin de año, las cifras estimadas para
el 2018 cambiarán hacia la baja, pues inversionistas y consumidores postergarán
sus decisiones, aunque el desenlace dependerá de la rapidez y credibilidad de
solución a la situación política.
En el primer trimestre del año 2018, el Producto Bruto Interno (PBI) a precios
constantes de 2007, registró un crecimiento de 3,2%, incidió en este resultado la
evolución favorable de la demanda interna dinamizada por el incremento del
consumo y de la inversión, en un contexto internacional de mayor impulso en el
crecimiento de las economías de nuestros principales socios comerciales que
repercutió en el precio y volumen de las exportaciones. En el crecimiento del PBI
(3,2%), incidió tanto el incremento del consumo final privado en 2,9% como el
consumo del gobierno que creció en 7,0%; así como, el aumento de la inversión
bruta fija en 5,9%. Esta sincronía del gasto de consumo y la inversión viene
registrándose desde el tercer trimestre del año anterior. Las exportaciones
aumentaron en 6,3% y las importaciones en 8,0%.
No ha sido un buen quinquenio para el sector minero, no solo por el precio de los
minerales a la baja, sino también porque el país no estuvo en capacidad de
promover mayor producción y proyectos para balancear la coyuntura de precios a
la baja, y fundamentalmente debido a los conflictos sociales generados (Conga,
Tía María, Santa Ana) y la incapacidad del gobierno para enfrentarlos cuando
había capital político para ello.
Por el lado del comercio exterior, hay que destacar que se ha lanzado un nuevo
plan exportador, se cuenta con la Alianza del Pacífico y se negocia el Acuerdo
Transpacífico (TPP). Todo esto beneficia al país, aunque las exportaciones no han
estado en su mejor momento, por la coyuntura mundial y la falta de adecuación de
nuestra oferta exportable.
Entre 2011 y 2012, el país parecía avanzar en piloto automático, y no por la mano
del gobierno, aunque hay que reconocer que se mantuvo adecuado manejo
macroeconómico y algunos buenos ministros en diversas carteras. Ello no fue
suficiente para mantener al país creciendo por encima del 5% o 6%. Los
programas sociales son un paliativo temporal para la pobreza pero no generan
crecimiento por sí mismos. Nada reemplaza a la inversión, y sus atributos para
generar empleo y excedente de riqueza.
MACROENTORNO SOCIAL/DEMOCRAFICO
Más que en otros años, las tecnologías de información se han incorporado con
más fuerza a las empresas peruanas, tanto en las medianas como en las grandes.
Y la tendencia también se observa en la pequeña empresa.
Uno de los grandes temas que favorece este proceso es un gran concepto que se
está dando y se está promoviendo aquí en el país: la transformación digital.
Nuevas tendencias
Por su parte, el teletrabajo es una alternativa que es cada vez más aceptada por
las empresas. Estamos seguros que esta modalidad se abrirá paso. Ciertamente,
una tarea es desmitificar el tema pero ya estamos encaminados. Al respecto, cabe
señalar que la norma respectiva fue impulsada en el Acuerdo Nacional, donde
ESAN tiene participación.
Otro de los grandes temas, en el que ESAN también participa y que será materia
de un próximo artículo, es el programa smartcities o "ciudades inteligentes". La
idea es favorecer el desarrollo de la ciudad sostenible pensando en su
interconexión, con lo cual se puede impulsar la creación de muchos empleos
nuevos.
Además, vemos el mayor uso del big data y la analítica para la toma de
decisiones. Ya hay empresas que hacen trabajos o pilotos en el tema de big data,
dándole mayor importancia al análisis de los datos, creándose nuevas funciones
como el chief data officer que es el responsable de los datos corporativos de la
institución. Las organizaciones que se involucran más en el uso de las tecnologías
de información comienzan a cambiar mediante la transformación digital hacia
empresas 4.0.
Mirando hacia el futuro, diría que en el 2020 tendremos empresas mucho más
consolidadas en el uso de las tecnologías de información. Si las altas direcciones
de las empresas toman las decisiones correctas y aprueban la transformación
digital, las compañías peruanas darán un gran salto.
Dicho esto, debe quedar claro que la transformación de las empresas no se limita
a la incorporación de tecnología. Las empresas peruanas deben: trabajar en una
estrategia digital; replantear los canales digitales de relación con los clientes;
transformar sus procesos e incorporar talento humano que conozca de tecnología.
El esfuerzo que se haga desde las empresas debe ser complementado con una
estrategia nacional en tecnología de información, que actualmente no tenemos.
Debemos contar también con un plan nacional de tecnología de información. Para
ello es necesario tener un Ministerio de Ciencia y Tecnologías e Información.