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Los manuscritos más antiguos de los LXX conocidos hasta ahora son fragmentos del siglo II a.C. y I a.C. En Qumrán se encontraron rollos griegos de varios libros como Levítico y Deuteronomio. La Septuaginta fue traducida a lo largo de décadas y existen variaciones entre los fragmentos debido a las diferentes versiones hebreas utilizadas y errores de copistas. Los descubrimientos de Qumrán revelaron que las variantes en la Septuaginta reflejan fielmente manuscritos hebreos antig
Los manuscritos más antiguos de los LXX conocidos hasta ahora son fragmentos del siglo II a.C. y I a.C. En Qumrán se encontraron rollos griegos de varios libros como Levítico y Deuteronomio. La Septuaginta fue traducida a lo largo de décadas y existen variaciones entre los fragmentos debido a las diferentes versiones hebreas utilizadas y errores de copistas. Los descubrimientos de Qumrán revelaron que las variantes en la Septuaginta reflejan fielmente manuscritos hebreos antig
Los manuscritos más antiguos de los LXX conocidos hasta ahora son fragmentos del siglo II a.C. y I a.C. En Qumrán se encontraron rollos griegos de varios libros como Levítico y Deuteronomio. La Septuaginta fue traducida a lo largo de décadas y existen variaciones entre los fragmentos debido a las diferentes versiones hebreas utilizadas y errores de copistas. Los descubrimientos de Qumrán revelaron que las variantes en la Septuaginta reflejan fielmente manuscritos hebreos antig
Los manuscritos más antiguos de los LXX conocidos hasta
ahora, son fragmentos del Siglo II a.C., del Levítico y Deuteronomio (Rahlfs, Núms. 801, 819, y 957), y fragmentos del Siglo I a.C. del Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio y los profetas menores (Rahlfs, Núms. 802, 803, 805, 848, 942, y 943). En Qumrán fueron encontrados rollos con fragmentos griegos de Levítico (4Q119-120), Deuteronomio (4Q120, 122) Números (4Q121), Éxodo (7Q1), y de la Carta de Jeremías (7Q2).
Como la traducción del conjunto de libros incluidos en la
Septuaginta fue un proceso que duró por décadas, y fue realizado a partir de versiones hebreo-arameas con ciertas diferencias, y debido también a las variantes de los copistas, se observan variaciones entre los fragmentos y códices encontrados.
Durante muchos siglos, los estudiosos bíblicos pensaron
que todas las variantes, textuales y canónicas, entre la Septuaginta y la Tanach, habían sido propias de la Septuaginta, así como el producto de malas traducciones, o el desconocimiento cabal de la Tanach, así como de errores de copistas. Sin embargo, a partir de los descubrimientos de Qumrán, cuando los estudiosos finalmente tuvieron a su alcance los rollos manuscritos del Mar Muerto, pudieron darse cuenta de que esas variables que hay en la Septuaginta, se hallaban reflejadas con gran fidelidad en manuscritos hebreos bastante más antiguos que las formas actuales derivadas del texto masorético, que data de los Siglos I y II de la Era cristiana.
Una lectura atenta de los Códices griegos revela que los
textos asentados en la Biblia LXX representan fielmente, con certeza total, textos en un estado carente de un estilo pulido y acabado, mucho más primitivo, primario y primigenio, que el actual texto hebreo-arameo masorético, bastante más pulido, editado, corregido y mejorado en el curso de los siglos posteriores. Y tales diferencias se perciben de un modo sumamente especial en libros que presentan variantes consistentes en el orden de versos, ideas inacabadas, faltas de pulimento, en la versión LXX de los Libros de Job, Samuel, los Reyes, Proverbios, Isaías, Jeremías, y Daniel. El texto masorético refleja numerosas correcciones en términos de estilo, orden de ciertos versos, y redondeo de ideas que no habían sido digeridas del todo en la Septuaginta.
Durante el Siglo I, el judío Teodoción hizo una revisión de la
Biblia LXX, tratando en lo posible de hacerla coincidir con los textos hebreo-arameos protomasoréticos, incluyendo ediciones tardías que para esa época ya habían sido editadas por la Escuela de Fares. Entre el 123 y el 130, Aquila de Sinope hizo una nueva traducción, siguiendo de manera literal textos hebreos. Símaco hizo una nueva traducción hacia el año 170, que buscaba mejorar la calidad de la redacción griega.2 Hasta ese entonces, los libros bíblicos considerados como "Escrituras", circulaban por separado.
En el Siglo III, Orígenes compuso la Hexapla, cuyas seis
columnas comparaban versiones enteras del Antiguo Testamento, y la quinta columna correspondía a la antigua de la Septuaginta, de la cual, cotejada con las nuevas traducciones, hizo Orígenes una edición completa, en la que, con signos, indicó las diferencias con el texto hebreo, llenando las lagunas con la traducción de Teodoción.2 Aunque la Hexaplacomo conjunto se perdió, se conservan fragmentos importantes. Otras ediciones de la Septuaginta, han sido atribuidas a Hesiquio, y a Luciano de Antioquia.3
Los manuscritos bíblicos extensos más antiguos que
contienen la Biblia Septuaginta en la parte de sus textos correspondiente al Antiguo Testamento, son el Códex Sanaíticusy el Códex Vaticanus, del Siglo IV, y el Códex Alexandrinus, de la primera mitad del Siglo V. Existen algunas diferencias textuales, de número y de orden de los libros, entre estos tres Códices: El Códex Sinaíticus omite algunos textos, aún protocanónicos, e incluye I y IV Macabeos, y algunos pasajes del Libro de Enoc. El Códex Vaticanus omite los cuatro Libros de los Macabeos, e incluye, entre los textos del Nuevo Testamento, el Pastor de Hermas y la Epístola de Bernabé. Y el Códex Alexandrinus incluye los cuatro Libros de los Macabeos, el Libro de las Odas y el Libro de los Salmos de Salomón.2