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TEMA B
TEMA B
LAS INSTITUCIONES EUROPEAS. EL CONSEJO Y LA COMISIÓN. EL PARLAMENTO EUROPEO. EL
TRIBUNAL DE JUSTICIA.
EL PROCESO DECISORIO.
PARTICIPACIÓN DE LOS ENTES TERRITORIALES NO ESTATALES EN EL PROCESO DECISORIO
El tratado de Funcionamiento de la Unión Europea designa siete instituciones básicas e la Unión a las
que dota de especial relevancia orgánica y funcional:
1. Parlamento Europeo
2. Consejo Europeo
3. Consejo de la Unión Europea
4. Comisión Europea
5. Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE)
6. Banco Central Europeo (BCE)
7. Tribunal de Cuentas Europeo (TCE)
Se trata en definitiva, y en palabras del TUE, de un marco institucional que tiene como finalidad
promover sus valores, perseguir sus objetivos, defender sus intereses, los de sus ciudadanos y los de los
Estados miembros así como garantizar la coherencia, eficacia y continuidad de sus políticas y acciones
(art. 13 TUE). Las relaciones inter-institucionales se fundamentan en los siguientes principios:
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EL CONSEJO EUROPEO
1. Naturaleza
La reforma del TUE culmina la institucionalización del Consejo Europeo, que dará a la UE los impulsos
necesarios para su desarrollo y definirá sus orientaciones y prioridades políticas generales. Es decir,
liderazgo político que posteriormente el Consejo de la Unión Europa, el Parlamento y la Comisión
traducirán en actos jurídicos típicos de Derecho UE, de ahí la salvedad de que no ejercerá función
legislativa alguna.
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El Consejo Europeo nació en la Cumbre de París de 1974, si bien no se incorpora a los textos de los
Tratados Europeos hasta el Acta Única Europea.
Actualmente, constituye la máxima autoridad política de la UE, por los miembros que lo integran, por los
asuntos sobre los que se pronuncia y por la naturaleza de los actos que adopta y de las orientaciones
políticas que se imponen por igual a los Estados miembros y a las Instituciones.
2. Composición
Su composición viene regulada en el art. 15.2 TUE: Jefes de Estado o de Gobierno de los EUE, el
propio Presidente del Consejo Europeo y el Presidente de la Comisión.
No obstante, cuando el orden del día lo exija, los miembros del Consejo Europeo podrán decidir
contar, cada uno de ellos, con la asistencia de un ministro y, en el caso del Presidente de la
Comisión con la de un miembro de la misma.
Tratamiento especial merece la figura del Presidente: Su titular será elegido por el Consejo Europeo
por mayoría cualificada para un mandato de 2 y ½ años, que podrá renovarse una sola vez. En caso
de impedimento (enfermedad o fallecimiento), el Presidente del Consejo Europeo será sustituido
interinamente por el miembro del Consejo Europeo que represente al Estado que ejerza la
presidencia semestral del Consejo. Sus funciones, incompatibles con cualquier mandato nacional, se
concretan en:
- presidir e impulsar los trabajos del Consejo
- velar por la preparación y continuidad de los trabajos del Consejo en cooperación con el
Presidente de la Comisión y basándose en los trabajos del Consejo de Asuntos Generales
- esforzarse por facilitar la cohesión y el consenso en el seno del Consejo
- presentar un informe al Parlamento al término de cada reunión del Consejo
- asumir, en un rango y condición, la representación exterior de la UE en los asuntos de Política
Exterior Común.
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3. Funcionamiento
El régimen de votación es un trasunto del que rige para el Consejo de la Unión Europea. Por una
parte, dos reglas de organización:
- que cada miembro solo puede actuar en representación de uno solo de los demás miembros
- que en las votaciones no participa ni el Presidente del Consejo Europeo ni el Presidente de la
Comisión.
Por otra, las mayorías que rigen su actuación pueden ser cualificadas, simples o, excepcionalmente,
unanimidad.
Se reúne 2 veces por semestre, por convocatoria de su Presidente aunque cuando la situación lo
exija, aquel podrá convocar reuniones extraordinarias.
Los textos en los que se exterioriza la actuación del Consejo Europeo son los informes, las
declaraciones, las conclusiones y las decisiones, preparados normalmente por su Presidente y
tramitados por el Consejo de Asuntos Generales
4. Competencias
Los Tratados atribuyen al Consejo Europeo potestades singulares en asuntos especialmente
trascendentes o sensibles:
- En materia de nombramientos de los Presidentes de las demás Instituciones
- En asuntos relativos a la estructura institucional: composición del Parlamento, sistema de
rotación de Estados
- En cuestiones políticamente sensibles: constatación de la vulneración grave y persistente de un
Estado; procedimiento de revisión simplificado de la tercera parte del TFUE, sin perjuicio de
posterior ratificación por los Estados; cambio de las reglas del TFUE relativas al voto del
Consejo Europeo y de procedimientos legislativos, proyectos legislativos que puedan afectar a
los sistemas de SS de los Estados en su ámbito de aplicación, coste, estructura financiera o
3 equilibrio financiero; proyectos legislativos que puedan afectar a aspectos esenciales de la
justicia penal de los Estados; creación de la Fiscalía Europea; decisión sobre orientaciones de
Política Económica
- En el ámbito de la PESC, el protagonismo del Consejo Europeo es evidente: Decisiones que
determinen los intereses y objetivos estratégicos de la UE; capacidad de desbloquear, por
unanimidad, votaciones del Consejo Europeo si un Estado alega motivos vitales y explícitos de
política nacional; cambiar la regla general de voto por unanimidad en el Consejo Europeo y
creación por unanimidad de una defensa común.
De conformidad con lo establecido en los arts. 237-243 TFUE el Consejo de la Unión Europea es la
principal instancia decisoria de la Unión y representa a los Estados miembros. Su sede está en Bruselas
pero puede reunirse en Luxemburgo.
El Consejo se reúne en distintas formaciones (diez en total) en las que participan los ministros
competentes de los Estados miembros: Asuntos Generales; Asuntos Exteriores; Asuntos Económicos y
Financieros; Justicia y Asuntos de Interior; Empleo, Política Social, Salud y Consumidores;
Competitividad; Transporte, Telecomunicaciones y Energía; Agricultura y Pesca; Medio Ambiente;
Educación, Juventud y Cultura.
El Consejo de Asuntos Generales se ocupa, con ayuda de la Comisión, de la coordinación de los trabajos
de las diferentes formaciones del Consejo.
La Presidencia del Consejo la ejercen grupos de tres Estados miembros durante un período de dieciocho
meses. Cada miembro del grupo ejerce durante seis meses la presidencia de todas las formaciones del
Consejo, a excepción de la formación de Asuntos Exteriores, presidida por el Alto Representante de la
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Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad. Los otros miembros del grupo asisten al
presidente en ejercicio en la aplicación de su programa común.
Las decisiones del Consejo son preparadas por el Comité de Representantes Permanentes de los Estados
miembros (Coreper), asistido por grupos de trabajo compuestos de funcionarios de las Administraciones
nacionales.
LA COMISIÓN
La Comisión Europea es el órgano ejecutivo de la UE. Decide las prioridades políticas y estratégicas de la
Unión.
El proceso de nombramiento que los Tratados establecen para la Comisión Europea es, si bien conjunto,
de acuerdo al principio de colegialidad rector de la Institución, sustancial y temporalmente
diferenciable, sin perjuicio del nombramiento final único y simultáneo de todos sus miembros. El
procedimiento es complejo, como la propia institución, si bien evoluciona con cada vez mayor
contundencia hacia un sistema de confianza parlamentaria. El mecanismo, que da comienzo tras las
elecciones al Parlamento Europeo, puede exponerse con arreglo a las siguientes fases:
4 - Elección del Presidente de la Comisión: Tras la constitución del nuevo Parlamento Europeo, el
Consejo Europeo iniciará, por medio de su Presidente, una amplia ronda de consultas, teniendo en
cuenta dichas consultas y el resultado de las elecciones, el Presidente elevará una propuesta al
Consejo Europeo y la someterá su consideración. Con base en la propuesta de su Presidente, el
Consejo Europeo adoptará, por mayoría cualificada, una decisión por la que se proponga al
Parlamento Europeo un candidato a la presidencia de la Comisión. El candidato propuesto por el
Consejo Europeo comparecerá ante el Parlamento para exponer su programa de gobierno para un
mandato quinquenal. A continuación se someterá al candidato a un debate de investidura. El
Parlamento Europeo someterá a votación la candidatura propuesta por el Consejo Europeo. Si el
candidato obtuviese la confianza de la Cámara, el candidato se considerará elegido Presidente de la
Comisión. Si le fuere denegada, el Consejo Europeo deberá reiniciar la fase de consultas. Para
obtener la confianza parlamentaria, el Presidente requiere de la mayoría absoluta favorable a su
elección.
- Nombramiento del Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad
(AR): tras la elección por el Parlamento Europeo del Presidente de la Comisión, el Consejo Europeo
por mayoría cualificada nombrará, de acuerdo con el Presidente electo de la Comisión, al Alto
Representante, que será un Vicepresidente de la Comisión, y en cuyo seno se encargará de la
llevanza de las relaciones internacionales y coordinará, bajo la supervisión y la autoridad del
Presidente, la acción exterior de la Unión Europea.
- Designación del resto de los Comisarios: Tras su investidura, los Gobiernos de los Estados de la
Unión establecerán con el Presidente electo de la Comisión consultas ordenadas a coordinar una
adecuada composición del Colegio de Comisarios, y propondrán a este efecto personalidades que
reúnan un alto grado de compromiso europeo y una acreditada capacitación política para ser
miembros de la Comisión Europea. Con el acuerdo del Presidente electo, el Colegio adoptará una
lista única que incluya personalidades procedentes de cada uno de los Estados miembros, devolverá
esa lista al Presidente electo de la Comisión, que distribuirá entre sus miembros el reparto de las
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Funciones
De conformidad con los Tratados, es misión principal de la Comisión la de promover el interés general
de la Unión en su conjunto, adoptando para ello las iniciativas adecuadas. En el marco de esta función
rectora, la Comisión tiene atribuidas las siguientes funciones:
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- es la guardiana de los Tratados, y velará por su respeto y por el efectivo cumplimiento de todo
el Derecho de la Unión, que supervisará bajo el control y con el auxilio del Tribunal de Justicia;
- ejerce funciones de coordinación, ejecución y gestión de las políticas de la Unión
- tiene encomendada la representación exterior de la Unión, sin perjuicio de las atribuciones, en
su nivel y condición, correspondan al Presidente del Consejo Europeo y al Alto Representante
de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad en el ámbito de la política exterior y
de seguridad común;
- es la responsable de promover los acuerdos y la cooperación interinstitucional.
- es depositaria del monopolio de la iniciativa legislativa, sin perjuicio de las excepciones que al
respecto establecen los Tratados para determinados ámbitos en determinados casos; pero no
tiene potestad legislativa en sí misma, sino la iniciativa legislativa.
- tiene capacidad de iniciativa política ante cualquier institución y respecto de cualquier materia
o ámbito político;
- es responsable de la ejecución del presupuesto comunitario y de la gestión de todos sus
programas.
- En el ejercicio de sus responsabilidades la Comisión Europea está sujeta al más estricto
principio de independencia política, y de acuerdo a éste ninguno de sus miembros solicitará ni
atenderá instrucciones o directrices de ningún gobierno, institución, órgano u organismo, y se
abstendrán de todo acto incompatible con sus obligaciones o con el desempeño de sus
funciones, de acuerdo con el apartado 3º del artículo 17 del Tratado de la Unión. De
conformidad con el principio de cooperación leal, la Comisión deberá contar con la asistencia
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de los Estados miembros y de todas las instituciones de la Unión para el correcto ejercicio de
sus funciones.
Funcionamiento
La Comisión Europea, como quedó dicho, no consta únicamente de los 28 miembros que integran la
institución constitucional, el llamado Colegio de Comisarios. Está integrada por todo un cuerpo
administrativo de algo más de 38000 funcionarios cuya función es asistirlo y actuar como brazo
ejecutivo del Colegio. Esta administración se estructura en varios niveles que, ordenados de manera
jerárquica y funcional, pueden referirse de la siguiente manera.
- El Alto Representante: Es la persona que está al frente de la política exterior y de seguridad común
de la Unión, incluyendo la política común de seguridad y defensa. Es también presidente del
Consejo de Asuntos Exteriores, y participa de los trabajos del Consejo Europeo. El Alto
Representante es, con carácter nato, uno de los Vicepresidentes de la Comisión Europea. Dentro
de la misma le corresponde:
el despacho de las responsabilidades que incumben a la Comisión en el ámbito de las
relaciones internacionales;
la coordinación de los demás aspectos de la acción exterior de la Unión en el seno de la
Comisión.
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EL PARLAMENTO EUROPEO
Composición
El Parlamento Europeo tiene dos lugares de reunión: el Edificio Louise Weiss en Estrasburgo, Francia, en
el que tienen lugar doce sesiones plenarias de cuatro días al año y es la sede oficial del Parlamento, y el
complejo de edificios del Espacio Léopold en Bruselas, Bélgica, que es el mayor de los dos y sirve para las
reuniones de los comités, los grupos políticos y las sesiones plenarias complementarias. La Secretaría
General del Parlamento Europeo por su parte, el cuerpo administrativo, tiene su sede en Luxemburgo.
Los Diputados al Parlamento Europeo son elegidos cada cinco años mediante sufragio universal, directo,
libre y secreto por los ciudadanos de la Unión; son libres e independientes en sus funciones políticas, y
no están sometidos a mandato imperativo alguno durante el ejercicio de las mismas, sin perjuicio de los
compromisos que adquieran como consecuencia de su adscripción voluntaria a alguno de los grupos
políticos del Parlamento Europeo. De acuerdo con las previsiones del Tratado de Lisboa, el Parlamento
Europeo está compuesto por 750 diputados, más su presidente.
- El presidente: El presidente del Parlamento Europeo se encarga de la dirección de los órganos y las
actividades parlamentarias, presidiendo las deliberaciones y representando al Parlamento Europeo,
tanto a nivel comunitario, como en las relaciones exteriores con Estados no comunitarios u
organizaciones internacionales. Martin Schulz es el presidente del PE.
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El presidente del Parlamento Europeo será elegido por mayoría absoluta del Pleno parlamentario,
aunque se prevé su elección por mayoría simple a partir de la tercera votación infructuosa. En tal
caso, la cuarta votación tendrá como únicos candidatos a los dos que más apoyo hubieran obtenido
en la tercera. Y en caso de haber nuevo empate, se resolverá a favor del candidato de mayor edad.
Tendrá un mandato renovable de dos años y medio, coincidente con la mitad de la legislatura
parlamentaria, que dura cinco años.
Finalmente, el presidente será asistido por los cuestores, así como por catorce vicepresidentes, que
podrán sustituir al presidente cuando éste desee intervenir en las deliberaciones, conforme al
Reglamento Interno.
- La Mesa está compuesta por el presidente, catorce vicepresidentes y cinco cuestores (responsables
de los asuntos administrativos y financieros que afectan directamente a los eurodiputados). Los
miembros de la Mesa son elegidos por el Pleno por un periodo renovable de dos años y medio.
Como órgano colegiado, sus decisiones se adoptan por mayoría de sus miembros. Los cuestores no
tendrán derecho a voto, sino un papel meramente consultivo. El presidente podrá disponer de voto
de calidad en caso de empate.
La Mesa se encarga del gobierno interno del Parlamento, desempeñando multitud de funciones,
entre las que cabe destacar la elaboración de las previsiones presupuestarias; la organización
administrativa y financiera de la Cámara; y la organización de la Secretaría General, así como el
nombramiento del Secretario General.
- Grupos políticos
Los diputados del Parlamento Europeo se reúnen en grupos políticos: no se agrupan por
nacionalidades, sino en función de sus afinidades políticas. En el Parlamento Europeo existen en la
actualidad siete grupos políticos que, en general, corresponden a los partidos políticos europeos. Sin
embargo, a menudo varios partidos europeos forman un grupo conjunto, en varios grupos también
8 hay diputados que no pertenecen a ningún partido europeo. Para formar un grupo, hacen falta al
menos 25 diputados de una cuarta parte de los Estados miembros.
- La Conferencia de Presidentes está compuesta por el presidente del Parlamento y los presidentes de
los grupos políticos. En su caso, el presidente de un grupo político podrá hacerse representar por un
miembro de su grupo. Igualmente, los eurodiputados que no estén inscritos en ningún grupo político
podrán enviar a un representante para que participe en la Conferencia, que tendrá voz pero no voto.
Como órgano colegiado, sus decisiones se adoptan por consenso, o en su ausencia, por mayoría de
votos ponderados en relación al número de escaños del grupo político que represente cada
presidente.
Funciones
El Parlamento Europeo tiene, fundamentalmente, tres tareas: examinar y adoptar la legislación europea,
aprobar el presupuesto de la UE y efectuar un control democrático de las otras instituciones, sobre todo
de la Comisión. Además, el Parlamento tiene que dar el visto bueno a acuerdos internacionales
importantes tales como la adhesión de nuevos Estados miembros de la UE o acuerdos de asociación y
comercio entre la UE y otros países.
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1. Función legislativa
2. Función presupuestaria
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Tales poderes de control sobre las instituciones se ejercen con diversa intensidad en función de la
Institución sobre la que recaiga el control, consistiendo normalmente en una obligación de
intercambiar información, bien sea mediante preguntas e interpelaciones, bien sea mediante la
posibilidad de que el Parlamento exprese su posición, pudiendo ser ésta vinculante o no.
- El poder de control del Parlamento sobre el Consejo es sustancialmente menor que el ejercido
sobre la Comisión, habida cuenta que el Consejo es un órgano que teóricamente tiende a
ponerse en pie de igualdad con el Parlamento, formando un poder legislativo bicéfalo, dentro
del cual, representan el principio territorial (Consejo) y poblacional (Parlamento). De esta
manera, el Parlamento podrá formular preguntas orales o escritas al Consejo, e incluso podrá
instarle a desarrollar una determinada actividad de su competencia, petición que no tendrá
carácter vinculante.
- Sobre el Consejo Europeo: Dada la peculiar naturaleza del Consejo Europeo, los poderes de
control parlamentarios son menores, si cabe, que los ejercidos sobre el Consejo. El presidente
del Consejo Europeo, al término de cada reunión, deberá presentar un informe ante el
Parlamento Europeo.Como contrapartida, el Consejo Europeo podrá instar la comparecencia
del presidente del Parlamento.
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derivado. Asimismo, el Tribunal de Justicia interpreta el Derecho de la Unión a petición de los jueces
nacionales.
1. Base jurídica
- Artículo 19 del Tratado de la Unión Europea (TUE)
- artículos 251 a 281 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE);
- artículo 136 del Tratado Euratom;
- Protocolo n.º 3, anejo a los Tratados, sobre el Estatuto del Tribunal de Justicia de la Unión
Europea
- Reglamento (UE, Euratom) 2015/2422 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 16 de
diciembre de 2015, por el que se modifica el Protocolo n.º 3 sobre el Estatuto del Tribunal de
Justicia de la Unión Europea.
2. Composición y Estatuto
- Un juez por Estado miembro. El Tribunal de Justicia está asistido por ocho abogados generales, cuyo
número puede ser aumentado por el Consejo si el Tribunal de Justicia lo solicita. Los jueces del
Tribunal de Justicia eligen de entre ellos un presidente y un vicepresidente por un período de tres
años renovable.
- Los jueces y los abogados generales deben reunir las condiciones requeridas para el ejercicio, en sus
respectivos países, de las más altas funciones jurisdiccionales o ser jurisconsultos de reconocida
competencia. Deben ofrecer asimismo absolutas garantías de independencia.
- Los jueces y los abogados generales son designados de común acuerdo por los Gobiernos de los
Estados miembros tras consultar con un comité que evalúa la idoneidad de los candidatos
- El mandato dura seis años. Renovación parcial cada tres años, en la que se renuevan de modo
alternativo la mitad de los jueces y de los abogados generales. Los jueces y los abogados generales
salientes pueden ser designados de nuevo.
11 - Los jueces y los abogados generales gozan de inmunidad de jurisdicción. Después de haber cesado
en sus funciones, continúan gozando de inmunidad respecto de los actos realizados por ellos con
carácter oficial. Solo pueden ser relevados de sus funciones por decisión unánime del Tribunal de
Justicia.
3. Organización y funcionamiento
- El Tribunal de Justicia elige un presidente y un vicepresidente de entre sus miembros, por un
período de tres años renovable (artículo 9 bis del Protocolo n.º 3). El presidente dirige el trabajo del
Tribunal y preside las audiencias y deliberaciones del Pleno o de la Gran Sala. El vicepresidente
asiste al presidente en el ejercicio de sus funciones y ocupa su puesto en caso de necesidad. El
Tribunal de Justicia nombra a su secretario. El secretario actúa como secretario general de la
institución y dirige sus oficinas bajo la autoridad del presidente del Tribunal.
- El Tribunal de Justicia establece su Reglamento de Procedimiento, que requiere la aprobación del
Consejo por mayoría cualificada. El Tribunal actúa en Pleno de 28 jueces, en Gran Sala de quince
Jueces o en salas de tres o cinco jueces. La institución se financia con cargo al presupuesto de la
Unión, en el que tiene una sección propia específica.
4. Procedimientos
a. La Cuestión Prejudicial
El Tribunal de Justicia trabaja en estrecha colaboración con los órganos jurisdiccionales de los
Estados miembros, que son jueces ordinarios encargados de aplicar el Derecho de la Unión.
Para garantizar la aplicación efectiva y homogénea de la legislación de la Unión y evitar
interpretaciones divergentes, los jueces nacionales pueden, y a veces deben, dirigirse al
Tribunal de Justicia para que se clarifi que la interpretación del Derecho de la Unión, a fi n de
poder, por ejemplo, comprobar la conformidad de la normativa nacional con este Derecho. La
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cuestión prejudicial también puede versar sobre el control de la validez de un acto adoptado
por las instituciones de la Unión. El Tribunal de Justicia no responde mediante un mero
dictamen, sino mediante una sentencia o un auto motivado. El órgano jurisdiccional que se ha
dirigido al Tribunal de Justicia se halla vinculado por la interpretación efectuada a la hora de
resolver el litigio que se le ha planteado. La sentencia del Tribunal de Justicia vincula asimismo
al resto de los órganos jurisdiccionales nacionales que conozcan de un problema idéntico.
También en este marco de las cuestiones prejudiciales, cualquier ciudadano europeo puede
contribuir a que se precisen las normas de la Unión que le afectan. Aunque este procedimiento
sólo puede iniciarlo un órgano jurisdiccional nacional, las partes litigantes en el asunto de que
conoce, los Estados miembros y las instituciones de la Unión pueden participar en el
procedimiento iniciado ante el Tribunal de Justicia. De este modo, algunos de los principios más
importantes del Derecho de la Unión se han establecido a partir de cuestiones prejudiciales, a
veces planteadas por órganos jurisdiccionales de primera instancia.
c. El Recurso De Anulación
Mediante este recurso, el demandante solicita la anulación de un acto de una institución, de un
órgano o de un organismo de la Unión (en particular, reglamentos, directivas y decisiones). Se
reservan al Tribunal de Justicia los recursos interinstitucionales y los interpuestos por un Estado
miembro contra el Parlamento Europeo y/o contra el Consejo (salvo los interpuestos contra el
Consejo en relación con las ayudas de Estado, el dumping o las competencias de ejecución). El
Tribunal General es competente para conocer, en primera instancia, de todos los demás
recursos de este tipo, en concreto, de los interpuestos por los particulares y de los interpuestos
por los Estados miembros contra los actos de la Comisión.
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f. El Reexamen Las resoluciones dictadas por el Tribunal General en los recursos interpuestos
contra las resoluciones del Tribunal de la Función Pública de la Unión Europea pueden ser
reexaminadas excepcionalmente por el Tribunal de Justicia, en caso de riesgo grave de que se
vulnere la unidad o la coherencia del Derecho de la Unión.
EL PROCESO DECISORIO EN LA UE
El derecho de la Unión Europea consagra procesos de toma de decisiones tanto por unanimidad como
por mayoría. La Unión ha reconocido que ambas formas de adopción de decisiones tienen ventajas e
inconvenientes, por lo cual ha adoptado uno u otro pragmáticamente, según el contexto.
De acuerdo con el segundo considerando del Preámbulo del Tratado que la constituye, modificado por
el Tratado de Lisboa, la democracia es uno de los valores en que se fundamenta la Unión Europea.
Según algunos autores, una de las características de la UE es que su complejidad ha ido aumentando con
cada nueva modificación de los tratados, lo que ha derivado en una dinámica propia difícil de entender.
Esta complejidad creciente implica retos importantes para todos los involucrados.
PROCESOS LEGISLATIVOS
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Además, el Tratado de Lisboa introduce «cláusulas pasarela». Estas cláusulas permiten generalizar, en
determinadas condiciones, el procedimiento legislativo ordinario a ámbitos inicialmente fuera de su
ámbito de aplicación.
- de manera directa, precisando los casos en los que el Consejo Europeo o el Consejo decide por
mayoría cualificada;
- de manera indirecta, ampliando el procedimiento legislativo ordinario a nuevos ámbitos.
Las modalidades del procedimiento legislativo ordinario son idénticas a las del antiguo procedimiento de
codecisión. Se detallan en el artículo 294 del Tratado de Funcionamiento de la UE (TFUE). El Consejo y el
Parlamento se sitúan en condiciones de igualdad, las dos instituciones adoptan los actos legislativos en
primera lectura o en segunda lectura. Si al finalizar la segunda lectura, las dos instituciones aún no han
llegado a un acuerdo, se convoca un Comité de Conciliación.
Además, la regla de voto en el ámbito del procedimiento legislativo ordinario es la mayoría cualificada.
Para facilitar la toma de decisión y reforzar la eficacia del procedimiento, el Tratado de Lisboa también
ha procedido a una nueva definición de la mayoría cualificada para mejorar la eficacia. Suprime la
ponderación de votos e instaura un sistema de doble mayoría para adoptar las decisiones. En adelante,
14 la mayoría cualificada se alcanza al reagrupar al menos el 55% de los Estados miembros que representan
al menos al 65% de la población de la UE. Cuando el Consejo no decide sobre una propuesta de la
Comisión, la mayoría cualificada debe entonces alcanzar al menos el 72% de los Estados miembros que
representen como mínimo el 65% de la población. Dicho sistema atribuye, por tanto, un voto a cada
Estado miembro, teniendo en cuenta su peso demográfico. El Tratado de Lisboa también establece una
minoría de bloqueo compuesta por al menos cuatro Estados miembros representantes de más del 35%
de la población de la UE.
Este nuevo sistema de votación por mayoría cualificada se aplicará a partir del 1 de noviembre de 2014.
No obstante, hasta el 31 de marzo de 2017 todo Estado miembro podrá solicitar, en cada caso, que se
tome una decisión según las reglas en vigor antes del 1 de noviembre de 2014 (es decir, según la
mayoría cualificada que define el Tratado de Niza).
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A diferencia del procedimiento legislativo ordinario, el TFUE no proporciona una descripción concreta de
los procedimientos legislativos especiales. Por tanto, sus modalidades se definen caso por caso en los
artículos de los tratados sobre la UE y sobre el funcionamiento de la UE que prevén su aplicación.
El Tratado de Lisboa ha introducido cláusulas pasarela para poder aplicar el procedimiento legislativo
ordinario a ámbitos en los que los tratados habían previsto un procedimiento legislativo especial.
Además, estas cláusulas permiten aplicar la votación por mayoría cualificada a actos que deben ser
adoptados por unanimidad.
- la cláusula pasarela general aplicable a todas las políticas europeas; la activación de esta cláusula
debe ser autorizada por una decisión del Consejo Europeo por unanimidad;
- las cláusulas pasarela específicas para determinadas políticas europeas. Las cláusulas pasarela
específicas poseen algunas particularidades procesales respecto a la cláusula pasarela general. A
modo de ejemplo, los parlamentos nacionales en general no disponen del derecho de oposición que
les reconoce la cláusula general. En otros casos, puede autorizarse la aplicación de determinadas
cláusulas específicas por una decisión del Consejo, y no del Consejo Europeo como es el caso de la
cláusula general. Por tanto, las modalidades de aplicación de las cláusulas específicas difieren en
función del caso y están descritas en los artículos de los tratados que prevén su aplicación.
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Si bien la regla general de funcionamiento en la toma de decisiones es el consenso, los Tratados prevén
situaciones específicas en las que se procederá mediante votación a la adopción de una decisión o de un
acuerdo, además de contemplar algunos casos en que la mayoría simple de sus miembros bastará para
adoptarlos.
- El consenso, regla principal, pues, en los pronunciamientos del Consejo Europeo, es un mecanismo
que los Tratados diferencian, o cuando menos no equiparan, en relación con la unanimidad, que en
ocasiones exigen tajantemente. Dado que, en cualquier caso, las abstenciones o la no participación
de un miembro en la votación no obstan a la consecución de los acuerdos, la diferencia
terminológica parece tener una escasa significación real. No obstante, existe, y todo parece apuntar
a que su trascendencia material debe traslucirse en una más acentuada voluntad, si cabe, de
alcanzar soluciones y acuerdos a las cuestiones que se le presentan a deliberación, haciéndose
particular énfasis en la idea del compromiso y de la voluntad política común y no tanto en el mero
cómputo de los votos, aunque sea unánime. Una vez más, los Tratados parecen apuntar hacia una
mayor informalidad en los procedimientos y el funcionamiento institucional del Consejo Europeo.
- La mayoría cualificada, redefinida desde Lisboa como una doble mayoría reforzada de Estados y
población, se aplica únicamente cuando así lo dicen los Tratados. Por lo general se señala como
mecanismo a seguir en las principales funciones constitucionales de la Institución y en todos
aquellas políticas y ámbitos jurídicos en que ordinariamente el Consejo de la Unión se pronuncia
también por mayoría cualificada. En estas políticas comunitarias la participación del Consejo
Europeo es más orientativa y estratégica que decisoria, por lo que el núcleo duro de la mayoría
cualificada son los actos constitucionales: la propuesta al Parlamento Europeo de un candidato a la
17 presidencia de la Comisión, la fijación del número, denominación y competencias de las distintas
formaciones del Consejo de la Unión, o el propio nombramiento de su Presidente son los
principales. Cuando se proceda por mayoría cualificada, ésta se definirá como un mínimo del 55%
de los miembros del Consejo Europeo, que incluya al menos a 15 de ellos, y que represente al
menos a un 65% de la población total de la Unión. Una minoría de bloqueo válida incluirá a un
mínimo de cuatro estados, faltos los cuales se considerará alcanzada en cualquier caso la mayoría
cualificada. No obstante, hasta el 31 de marzo de 2017, si algún estado miembro lo solicita, y
siempre y cuando el Consejo lo autorice, podrá seguir aplicándose el método del Niza.
- La mayoría simple, finalmente, es regla para la resolución de las cuestiones de procedimiento y para
la adopción de su propio Reglamento interno. Pese a la denominación constitucional, por mayoría
simple ha de entenderse la mitad más uno de los miembros del Consejo Europeo, excluidos su
Presidente y el Presidente de la Comisión; esto es, lo que tradicionalmente se conoce como mayoría
absoluta.
Será el Presidente el que invite a los miembros del Consejo Europeo a votación, cuando proceda, pero ni
él ni el Presidente de la Comisión participarán en ella. En cualquier caso deberá hacerlo cuando así lo
soliciten al menos la mitad de sus miembros.
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1. Mayoría simple
La mayoría simple supone que una decisión se toma cuando cuenta con más votos a favor que
en contra. A tal efecto, cada Estado miembro del Consejo dispone de un voto. La norma de la
mayoría simple se aplica salvo disposición contraria del Tratado (artículo 238, apartado 1, del
TFUE). Por tanto, se trata del proceso decisorio por defecto. No obstante, en realidad, solo se
aplica a unos pocos asuntos: el reglamento interno del Consejo, la organización de la Secretaría
General del Consejo y los estatutos de los Comités previstos en el Tratado.
2. Mayoría cualificada
En gran número de asuntos, el Tratado prevé que las decisiones se adopten por mayoría
cualificada, es decir, por más votos que la mayoría simple. En este caso, ya no existe la igualdad
de derechos de voto. Cada Estado miembro dispone de un cierto número de votos en función
de su peso demográfico.
El Tratado de Lisboa prescinde del sistema de ponderación de voto y aplica una simple regla de
doble mayoría: el 55 % de los miembros del Consejo (el 72 % si la propuesta no proviene de la
Comisión o del Alto Representante), incluidos por lo menos 16 de ellos (o 21 si no existe
iniciativa de la Comisión o del Alto Representante) y que representen como mínimo el 65 % de
la población total de la Unión.
El Tratado de Lisboa ha ampliado de nuevo el ámbito de aplicación de la toma de decisiones
por mayoría cualificada. La votación por mayoría cualificada se introduce o se amplía en 68
bases jurídicas, en la mayoría de los casos acompañada del procedimiento legislativo ordinario
18 (incluidas muchas áreas del antiguo tercer pilar). Asimismo, la mayoría cualificada se aplica
para la designación del presidente y los miembros de la Comisión, así como de los miembros
del Tribunal de Cuentas, del Comité Económico y Social Europeo y del Comité de las Regiones.
3. Unanimidad
El Tratado solo exige la unanimidad para un número reducido de asuntos, pero, entre ellos,
figuran algunos de los más importantes (fiscalidad, política social, etc.). Si bien el Tratado de
Lisboa la ha mantenido, en el artículo 48, apartado 7, del TUE, se prevé ahora una «cláusula
pasarela», que permite al Consejo adoptar una decisión en ciertas materias por mayoría
cualificada en lugar de por unanimidad. Además, por lo que respecta a determinadas políticas,
el Consejo puede decidir (por unanimidad) ampliar el uso de la votación por mayoría
cualificada, por ejemplo, en materia de Derecho de familia con repercusión transfronteriza
(artículo 81, apartado 3, del TFUE). En general, el Consejo tiende a buscar la unanimidad,
incluso en asuntos en los que no es necesaria. Esta preferencia se remonta al «compromiso de
Luxemburgo» de 1966, con el que se concluyó un conflicto surgido entre Francia y los demás
Estados miembros cuando la primera se negó a pasar de la unanimidad al voto por mayoría
cualificada en una serie de asuntos. El texto transaccional dice lo siguiente: «Cuando, en el caso
de decisiones que puedan adoptarse por mayoría a propuesta de la Comisión, estén en juego
los intereses fundamentales de uno o varios socios, los miembros del Consejo tratarán, en un
plazo razonable, de encontrar soluciones que puedan ser adoptadas por todos los miembros
del Consejo respetando sus intereses mutuos y los de la Comunidad».
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El hecho de que la estructura de un Estado sea territorialmente compleja, como lo es en varios Estados
miembros de la Unión Europea, plantea ad intra la cuestión del reparto de competencias entre las
instancias estatales centrales y las entidades descentralizadas, y ad extra la cuestión de la cuota de
participación de estas entidades en la conducción de la acción exterior y, en concreto, europea del
Estado. Ello tiene que ver, en el plano interno, con los procesos de elaboración del Derecho comunitario
derivado y de su aplicación o ejecución una vez adoptado, y, en el plano externo, con la contribución de
aquellas entidades al desarrollo de las decisiones y políticas de la Comunidad en el marco del proceso de
integración europea, mediante, incluso, un diálogo con las instituciones de la Unión Europea respetando
las reglas del juego establecidas en el plano nacional.
El hecho regional en la Unión europea se manifiesta en muy diversas formas, ocupando el lugar más alto
en la escala aquellas regiones dotadas de competencias legislativas, para las cuales algunos han
reclamado un estatuto europeo especial. No obstante, la opinión dominante en los círculos
comunitarios parece ser el rechazo de una “categorización” que suponga una diferenciación entre varios
tipos de regiones y, en consecuencia, una discriminación en cuanto al estatuto. Ello sin perjuicio de
reconocer que, por sus propias características constitucionales, algunas regiones tendrán en la práctica
un mayor protagonismo a la hora de establecer y desarrollar conciertos transfronterizos, entrar en
contacto con las ins-tituciones europeas o contribuir con especial intensidad a la elaboración y ejecución
de las políticas comunitarias.
Por otra parte, y aunque en las opciones internas sobre el diseño territorial del Estado puedan tenerse
en cuenta las experiencias de otros países, es de advertir que las soluciones o recetas válidas para un
19
país pueden no serlo para otro, teniendo en cuenta las peculiaridades de cada proceso histórico‑político
de configuración del Estado. Así, en lo tocante a la posibilidad de que representantes regionales
participen en las reuniones del Consejo de la Unión Europea asumiendo en ciertos casos la
representación de su propio Estado dentro de esta institución —posibilidad abierta a raíz de la nueva
redacción, introducida en Maastricht, del artículo 146, hoy artículo 203,—, no resultará fácil trasplantar
fórmulas de participación como las aplicadas en Bélgica, donde el gobierno federal carece en absoluto
de competencia en determinadas materias (cultura, educación, ju-ventud, vivienda y ordenación del
territorio) tratadas a nivel europeo en Consejos sectoriales, a un sistema como el español, en el que las
complejas relaciones creadas entre el poder central y los poderes autonómicos tan sólo permitirían la
inclusión de representantes de éstos en la representación española en aquellas formaciones del Consejo
en que se trataran asuntos de la exclusiva competencia de las comunidades autónomas o de relevante
interés para ellas.
Hecha esta salvedad, resulta obligado advertir que, en lo concerniente a la participación (directa o
“externa” e indirecta o “interna”) de las autonomías territoriales dentro del Estado en orden a la gestión
de los asuntos comunitarios europeos, se presenta como cuestión previa la necesidad de asegurar que
esas autonomías se sientan copartícipes en la adopción de decisiones de relevancia europea. Y ello
contribuyendo a fijar la posición negociadora del Estado de cara a la elaboración de los actos y políticas
de la Comunidad Europea (fase ascendente), ejecutando y desarrollando en su propia sede territorial
esos actos y políticas dentro de los límites de sus competencias ratione materiae (fase descendente), e
incluso destacando representantes propios ante las instituciones u órganos de la Unión Europea, a
condición, en este caso, de que dichos representantes actúen incardinados en las correspondientes
delegaciones estatales o, en los supuestos especiales en que se justifique una relación directa con
aquellas instituciones u órganos —así, en el ámbito de la política regional—, cuenten con la debida
autorización de las instancias centrales del Estado.
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Para ello se hace indispensable organizar el diálogo interno a través de un adecuado proceso de
institucionalización, creando en este sentido estructuras de coopera-ción entre el Estado y las
autonomías territoriales (órganos especializados en asuntos europeos en las respectivas esferas estatal
y autonómica, o bien de composición mixta —como es el caso de las conferencias sectoriales en el
sistema español—) a fin de encauzar la colaboración entre las instituciones con vistas a la obtención de
acuerdos que propicien una posición concertada y sólida del Estado en el marco del doble proceso de
adopción y aplicación de las decisiones europeas.
En sus esfuerzos por afianzar su posición en tanto que actores involucrados en la tarea de construcción
europea, las regiones habían conseguido antes de Maastricht discretos resultados —con éxito desigual,
por otra parte, dada la ya apuntada diversidad en la estructura político-‑territorial de los Estados
integrantes de la Unión y, por ende, la distinta disposición de éstos a aceptar una presencia regional
sólida en el proceso de integración—, bien pugnando en el plano interno por consolidar su participación
en las fases ascendente y descendente de aplicación del Derecho comunitario, bien ensayando, en una
proyección ad extra, diversas vías de inserción en los circuitos políticos comunitarios como medio para
influir en los procesos decisorios de la Comunidad Europea (par-ticipación en ciertos órganos consultivos
en el marco de la política regional comunitaria, conducción del diálogo entre las regiones y la
Comunidad a través de la actuación de diversas asociaciones interregionales europeas o de la creación
de lobbies regionales bajo la forma de oficinas comerciales o de información destacadas en Bruselas,
etc.).
Sin entrar aquí a valorar la entidad de los logros alcanzados, sí procede señalar que Maastricht vino sin
duda alguna a aportar un valor añadido en el progreso regional hacia la consecución de un espacio
político y jurídico de parti-cipación activa en la tarea de edificación de una Unión Europea digna de tal
nombre. Y ello a través de varias vías.
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A. Principio de Subsidiariedad
Una de esas vías es la consagración del principio de subsidiariedad, principio de inspiración federalista
que, aunque en el Tratado de la C.E. parece quedar constreñido a la regulación de las relaciones
competenciales entre la Comunidad Europea y sus Estados miembros (artículo 5, segundo párrafo),
tiene virtualidad para abarcar el nivel subestatal de decisión en el marco de unas relaciones entre
diversos niveles de gobernan-za (supranacional, estatal y regional o local). En una declaración conjunta
de Alemania, Austria y Bélgica sobre la subsidiariedad, incorporada al Acta Final de la Conferencia que
adoptó en 1997 el Tratado de Amsterdam, se señala que, para los gobiernos de esos tres países, “es
evidente que la acción de la Comunidad Europea de conformidad con el principio de subsidiariedad, no
sólo afecta a los Estados miembros sino también a sus entidades, en la medida en que éstas disponen de
un poder legislativo propio que les confiere el derecho constitucional nacional”
Otra vía es la ya aludida posibilidad que se abre para las regiones, a partir de la nueva redacción del
artículo 146, hoy artículo 203, del Tratado, de que representantes suyos ostenten o al menos compartan
la representación estatal en el Consejo de la Unión Europea cuando en el seno de éste se traten
cuestiones pertenecientes a la competencia regional. Resulta obvio que cada Estado, de acuerdo con sus
opciones constitucionales, es libre para hacer o no uso de esa posibilidad, y en la práctica se verifica que
tan sólo las regiones de algunos Estados federales se han beneficiado de ella. Y cabe añadir aquí que, en
aquellos supuestos excepcionales en que se autorizara a un representante regional para presidir la
delegación de su Estado en el Consejo, dicho representante estaría representando al Estado en su
conjunto y no a la región a la que pertenece, y que, por otra parte, cuando simplemente fuera incluido
en la delegación estatal en representación de las diversas autonomías territoriales, debería atenerse a
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las instrucciones del jefe de la delegación sin dejar de expresar por ello la posición común a la que hayan
podido llegar aquéllas.
Fue el Tratado de Maastricht, el que instauró el Comité de las Regiones, como órgano consultivo
autónomo sobre la base de una propuesta conjunta presentada por España y Alemania en
noviembre de 1991. Señala el artículo 13.3 del TUE que «El Parlamento Europeo, el Consejo y la
Comisión estarán asistidos por un Comité Económico y Social y por un Comité de las Regiones que
ejercerán funciones consultivas».
Con el Tratado de Niza se estableció que el número de sus miembros no excedería de 350, que
es el número de miembros que lo compone en la actualidad, junto con un número igual de
suplentes. Según el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, los miembros del
Comité y sus suplentes serán representantes de los entes regionales y locales. Deberán ser
21 titulares de un mandato electoral en un ente regional o local, o tener responsabilidad política
ante una asamblea elegida. No estarán vinculados por ningún mandato imperativo y ejercerán sus
funciones con plena in- dependencia, en interés general de la Unión.
España cuenta con 21 miembros y 21 suplentes: 17 son propuestos por las comunidades
autónomas (uno cada comunidad autónoma) y los otros 4 los propone la Federación Española de
Municipios y Provincias. Los miembros y suplentes de un mismo Estado miembro constituirán
una delegación nacional. Cada delegación nacional regulará su propia organización interna y
elegirá a su presidente. Los miembros y suplentes podrán organizarse en grupos políticos de
acuerdo con sus afinidades. Los miembros y suplentes podrán constituir grupos interregionales.
Su sede se encuentra en Bruselas.
Los órganos del Comité son la Asamblea, el presidente, la Mesa y las comisiones. El Comité de las
Regiones designará de entre sus miembros al presidente y a la Mesa, por un periodo de 2 años y
medio. El presidente dirige la actividad del Comité. La Mesa puede celebrar acuerdos de
cooperación con otras instituciones u organismos.
El Comité se reúne en Asamblea plenaria, que será convocada por su presidente al menos una vez
cada 3 meses, fijando la Mesa el calendario de los plenos. A petición por escrito de una cuarta
parte o más de los miembros, el presidente convocará un pleno extraordinario.
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En el Comité de las Regiones se constituyen comisiones por áreas temáticas, estudiando las
materias que después se debatirán en el pleno. Las comisiones debaten la política de la Unión.
Tendrán como función esencial la elaboración de proyectos de dictamen, de informe, y de
resolución, que serán sometidos a la Asamblea para su resolución.
Funciones:
a. El Comité de las Regiones será consultado por el Parlamento Europeo, el Consejo o por la
Comisión, en los casos previstos en los Tratados y en cualesquiera otros, en particular aquellos
que afecten a la cooperación transfronteriza, en que una de estas instituciones lo estime
oportuno.
b. Si lo estimaren necesario, el Parlamento Europeo, el Consejo o la Comisión fijarán al
22 Comité un plazo para la presentación de su dictamen, que no podrá ser inferior a un mes a
partir de la fecha de la notificación que, a tal fin, se curse al presidente. Transcurrido el plazo
fijado sin haberse recibido el dictamen, podrá prescindirse del mismo.
c. Cuando el Comité Económico y Social sea consultado en aplicación del artículo 304, el
Parlamento Europeo, el Consejo o la Comisión informarán al Comité de las Regiones de esta
solicitud de dictamen. El Comité de las Regiones podrá emitir un dictamen al respecto
cuando estime que hay intereses regionales específicos en juego.
El dictamen del Comité será remitido al Parlamento Europeo, al Consejo y a la Comisión, junto
con el acta de las deliberaciones.
Entre los supuestos en los que preceptivamente se debe consultar al Comité de las Regiones
se encuentran:
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La participación de las Comunidades autónomas en los asuntos de la Unión Europea ha sido una
23 reivindicación constante de las Comunidades Autónomas, a la que ha tratado de darse solución de
diversas formas, teniendo siempre presente la figura de las Conferencias sectoriales.
El proceso de participación de las Comunidades Autónomas ha ido ampliándose progresivamente a
partir de la creación de la Conferencia de Asuntos Relacionados con la Unión Europea (CARUE), que
celebró su primera reunión en 1989. Este órgano acordó cambiar su anterior denominación de
Conferencia para Asuntos Relacionados con las Comunidades Europeas (CARCE) por la de
Conferencia para Asuntos Relacionados con la Unión Europea (CARUE) en su reunión de 15 de abril
de 2010. Los avances más importantes de dicho proceso en el marco de esta Conferencia son los
siguientes:
La CARUE adoptó en 1994 el “Acuerdo sobre Participación Interna de las Comunidades Autónomas
en los asuntos comunitarios europeos a través de las Conferencias Sectoriales”. Con este Acuerdo,
las Comunidades Autónomas comenzaron a participar en la formación de la voluntad estatal ante
las instituciones europeas (la llamada “fase ascendente” del proceso), ya que hasta entonces las
Comunidades Autónomas únicamente participaban en la ejecución del Derecho comunitario (es
decir la “fase descendente” del mismo).
En 1997, se aprobó la Ley 2/1997, de 13 de marzo, por la que se regula la Conferencia de Asuntos
Relacionados con las Comunidades Europeas, con lo que la regulación de la CARUE, su composición
y funciones, adoptó rango de ley. A continuación, el 5 de junio de 1997, la CARUE aprobó su
Reglamento interno, recientemente modificado por Acuerdo de 15 de febrero de 2017. En este
mismo año la CARUE adoptó su primer Acuerdo sobre participación de las Comunidades Autónomas
en los comités de la Comisión Europea, que establece que un representante autonómico, actuando
en nombre de todas las Comunidades Autónomas, se integra en la Delegación española que
participa en las reuniones de los comités que asisten a la Comisión, en el ejercicio de su labor de
ejecución de los actos adoptados por el Consejo.
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En esa misma fecha del 9 de diciembre de 2004, la CARUE adopta otro Acuerdo, referente a la
Consejería para Asuntos Autonómicos en la REPER, a la que incorpora dos Consejeros Autonómicos
designados por consenso por la propia CARUE.
Por otra parte, en la revisión de los Estatutos de Autonomía llevada a cabo a partir de 2006 se
regula de manera detallada, aunque no con la misma extensión, las relaciones de las Comunidades
Autónomas con las instituciones de la Unión Europea, que siempre han de llevarse a cabo en el
marco de la legislación estatal. Los Estatutos recogen determinadas facultades de las Comunidades
Autónomas, cuando resulten afectadas sus competencias o sus intereses, en especial:
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