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SÍNTESIS Y REPORTE DE INVESTIGACIÓN

ACCIÓN, RELATO, DISCURSO:


PERSONAJES O AMBIENTES EN UN TEXTO NARRATIVO Y DISTINCIÓN ENTRE
ACTORES Y ACTANTES

En el libro “Acción, relato, discurso. Estructura de la ficción narrativa” de José Ángel


García Landa, se hace un análisis sobre los ambientes y personajes en un texto narrativo,
distinguiendo de estos últimos entre dos tipos, los cuales son: actores y actantes. Para
comprender el significado de estos aspectos en la narrativa, es necesario describir la
naturaleza de cada uno, además de emprender una investigación sobre las distintas
concepciones de diferentes autores sobre los ambientes y personajes en la narrativa.

Al analizar los ambientes, resulta esencial abordar el elemento de los personajes,


puesto que los objetos o lugares son narrativamente extensiones de sus atributos y están
estrechamente ligados a los deseos, capacidades y aptitudes de dichas figuras.
Apareciendo esta relación por casualidad o a manera de asociación simbólica, de tal
manera que al momento de la descripción estructural se da una relación de los elementos
entre la acción y la actuación de los sujetos.

La actuación hace referencia a una competencia, de tal manera que al describir la


actuación de los personajes, se describe directamente su competencia. Este análisis
merece una visión distinta de la estructura de los personajes y de los ambientes, puesto
que dicha descripción sería nula sin la sintaxis narrativa o programa narrativo, que hace
referencia a la definición semiótica del acontecimiento.

Dentro de los elementos que nos presenta García Landa, encontramos a los
personajes, los ambientes, las situaciones y las acciones, pero es importante distinguir
entre personajes, actores y actantes, ya que un personaje representa a un ser humano o
humanizado, mientras que un actor es una entidad que realiza una función en el argumento
mediante sus acciones y puede no ser humano, por otro lado, el actante es un rol dentro de
una estructura de acción llamada “Modelo actancial”, donde el actante proviene de una
naturaleza abstracta y puede estar presente en varios actores.

Los actantes y el programa narrativo intentan explicar un fenómeno que implica a


objetos y procesos. El lector durante la lectura de un texto narrativo, recorre bloques
semánticos ordenados, en los cuales existen paradigmas de rasgos que están dentro en la
linealidad del desarrollo de la narración y que pueden ser alterados por este mismo
desarrollo.

El programa narrativo o acontecimiento, supone la transformación de los


personajes y de los ambientes, y dicha transformación tiene efecto en el valor de esos
elementos dentro de la acción en el texto narrativo. El texto presupone un sistema ordenado
de contenidos sobre los cuales actúa dicho texto, y en el ámbito literario, el texto está
constituido por el sistema, al estar menos ligado a la situación comunicativa.

Para entender el análisis estructural del personaje, el autor nos hace referencia al
empleado por Philippe Hamon. En este, se remite a las especulaciones psicológicas al texto
y al lector, además de se intentar una definición puramente semiológica, donde el personaje
se representa como una morfema, manifestado por un significado discontinuo que remite a
otro significado. A su vez, estaría definido por un haz de relaciones, de oposición de
jerarquía y de ordenamiento que va contrayendo sucesiva y simultáneamente con otros
personajes y elementos de la obra.

En el análisis de Hamon, referente al personaje, no se tiene en cuenta el carácter


estratificado de la obra literaria, puesto que lo interesante es aquello relacionado al plano
de la acción. Pero, también es importante resaltar que no todos los significantes del
personaje han de pertenecer a la acción, pues también se pueden encontrar los que solo
se dan a nivel de discurso mediante un narrador extradiegpético.

Los rasgos significativos que caracterizan a un personaje, están incluidos en la


definición que hace Hamon. El origen de este análisis de los personajes en rasgos
distintivos está ligado al desarrollo de la fonología estructural, sin embargo, el peligro de
una definición semejante está en externar la analogía formal y no pasar de describir un
sistema rígido, un estado, cuando el análisis de la acción exige la descripción del personaje
como proceso.

En la descripción confluyen distintos procesos, de ellos, el desarrollo argumental y


la transformación de las líneas de fuerza semánticas de la narración, constituyen un
elemento crucial. Un excelente ejemplo lo propone Hartwing Frankenberg en su teoría
estructural del personaje, especialmente en lo referente al dibujo, constituido por las
variables relaciones que se han establecido entre los personajes a lo largo del texto.

En su libro, Frankenberg menciona la existencia de lo que podríamos llamar


personajes mediocres, que de alguna manera están en el centro del transvase de rasgos
que se operan en la acción entre los principales bloques de personajes enfrentados. Una
descripción semejante debe explicitar el valor estructural de los elementos tomados en
consideración: los rasgos de los personajes, las acciones y cada descripción del ambiente.
Es importante recalcar que la descripción de la acción como estructura profunda del texto
narrativo esconde a veces notables transformaciones de los elementos presentes en este.

Casi siempre se puede convertir las descripciones de ambiente en proposiciones


cuyo verdadero sujeto es un personaje, propone Bremond. Hay un antropocentrismo de la
narración, traducido en una circulación semántica entre descripción y narración que hace
que la información sobre los personajes pueda obtenerse indirectamente. Bal señala la
repetición como el factor decisivo en la creación de la imagen de un personaje, ya que
determina los rasgos que van a caracterizarlo. También debemos tomar en cuenta la
importancia de la repetición, pues es inversamente proporcional a lo característico del rasgo
según los esquemas socioculturales.

Una acción que puede ser considerada trivial, debe remarcarse de modo que se
haga perceptible con fin de llegar a caracterizar a un personaje. Existen rasgos más
permanentes o perceptibles que otros y sin duda muchos se mantienen inalterados a lo
largo de la acción, pero sucede igualmente con algunos rasgos centrales en la construcción
de un personaje que desaparecen y se sustituyen por nuevos.

Hay que recordar que el personaje es un proceso, y no solo al nivel de la acción,


sino con respecto a los niveles superiores del relato y del discurso. En el nivel del relato,
hay que tener en cuenta el desarrollo del punto de vista del cual son sujetos u objetos los
personajes, pues esto para a ser un rasgo de carácter. A nivel discursivo, la lectura resulta
ser un proceso adicional en que se somete al personaje, y desde el punto de vista del lector,
todos los rasgos, incluidos los permanentes, son datos contingentes, variables, que deben
ir apareciendo y construyendo gradualmente la estructura en proceso de la acción, y luego
pueden mantenerse o desaparecer, dejando si acaso una pista.

REFERENCIA

García Landa, José Ángel. (1998). Acción, relato, discurso. Estructura de la ficción
narrativa. España: Ediciones Universidad de Salamanca.
TIPOS DE PERSONAJES EN LAS OBRAS NARRATIVAS

Los personajes son los iconos que dan vida a las obras narrativas y, para muchos
escritores es el elemento más difícil de imaginar y desarrollar. Ello es debido a la enorme
dificultad que supone meterse en una piel distinta de la nuestra y adoptar puntos de vista
que no tienen, en ocasiones, nada que ver con los nuestros.

La palabra “personaje”, como se sabe, proviene del termino latino “persona”, que
significa mascara, ya que en el teatro clásico antiguo, los actores utilizaban mascaras que
daban a entender que estaban representando a seres imaginarios, héroes míticos,
gigantes, monstruos, demonios, divinidades, dioses, etc. Es una casualidad que el vocablo
“persona” nos haya llegado como sinónimo de máscara y que en la actualidad simbolice
todo lo contrario, pues “designa a un ser humano completo y susceptible de plena dignidad”
(Comoescribirbien.com, 2017).

Al decir el término “personaje”, nos referimos a cada una de las invenciones


imaginarias de un escritor, a las cuales da vida y una historia contada. Estos personajes
están al servicio de la historia y los autores al servicio de los personajes. A continuación se
describen y ejemplifican los tipos de personajes más característicos en las obras narrativas,
información obtenida a través del portal comoescribirbien.com.

TIPOS DE PERSONAJES EN GENERAL

Principales:

Son los que destacan a lo largo de toda la obra, por su importancia capital en la
trama. También llevan el peso de la acción. A su vez, pueden dividirse en:

 Protagonistas: son aquellos sobre los que gira toda la trama. Puede ser un
individuo o más de uno. Por ejemplo, en El Quijote prácticamente hay dos
personajes protagonistas, si contamos también como tal a Sancho Panza.
 Antagonistas: son los oponentes de los anteriores. Como indica su definición, se
oponen a los deseos o proyectos vitales de los protagonistas. Pueden ser también,
como es lógico, más de uno.
Secundarios:

Son los personajes no decisivos, que pueden tener una importancia relativa en
episodios concretos nada más. Sirven de contrapunto al resto de personajes principales.

Incidentales:

Son los personajes que aparecen de un modo casual o debido a una escena
concreta en la que sea necesaria su presencia por cualquier circunstancia. La mayor parte
de las veces forman parte de la “ambientación” de la obra. Otras veces preparan la
escena para la entrada del protagonista (o del antagonista).

PERSONAJES SEGÚN LA CARACTERIZACIÓN DE LOS MISMOS

Ahora veremos tipos de personajes según su caracterización. Hay autores que


hablan de “personajes redondos” cuando en el transcurso de la narración, evolucionan y
cambian. Al final llegan a un punto en que son diferentes de cómo los encontramos al
principio. Y por el contrario, los “personajes planos” serían lo opuesto, personajes que
comienzan y terminan igual, sin transformaciones personales ni cambios significativos en
sus actitudes, pensamientos o sentimientos, personajes que no evolucionan y que se
mantienen sin relieve, “planos”.

También es cierto que la narración puede tener unos personajes tan numerosos y
abigarrados que sea casi imposible hablar de “un protagonista”. Quizás el ejemplo moderno
más extremo sea el de la novela de Cela “La colmena”. En ella se dan cita más de 300
personajes, sin que sobresalgan unos por encima de otros. Veamos un extracto:

«Hay tardes en que la conversación muere de mesa en mesa, una conversación sobre
gatas paridas, o sobre el suministro, o sobre aquel niño muerto que alguien no
recuerda, sobre aquel niño muerto que, ¿no se acuerda usted?, tenía el pelito rubio,
era muy mono y más bien delgadito, llevaba siempre un jersey de punto color beige
y debía andar por los cinco años. En estas tardes, el corazón del Café late como el
de un enfermo, sin compás, y el aire se hace como más espeso, más gris, aunque de
cuando en cuando lo cruce, como un relámpago, un aliento más tibio que no se sabe
de dónde viene, un aliento lleno de esperanza que abre, por unos segundos, un
agujerito en cada espíritu.
A don Jaime Arce, que tiene un gran aire a pesar de todo, no hacen más que
protestarle letras. En el Café, parece que no, todo se sabe. Don Jaime pidió un crédito
a un Banco, se lo dieron y firmó unas letras. Después vino lo que vino. Se metió en
un negocio donde lo engañaron, se quedó sin un real, le presentaron las letras al
cobro y dijo que no podía pagarlas. Don Jaime Arce es, lo más seguro, un hombre
honrado y de mala suerte, de mala pata en esto del dinero. Muy trabajador no es, ésa
es la verdad, pero tampoco tuvo nada de suerte.»

Camilo José Cela: La colmena

Como se puede observar fácilmente, se está hablando de una masa clientelar


heterogénea de un café céntrico y concurrido. Surgen personajes variopintos, como este
Jaime Arce, pero una página después aparece otro, con sus propias cuitas y
preocupaciones o deseos y anhelos. Y así durante toda la narración. El argumento es el
paso de los distintos tipos de personajes por el café y el diálogo entre ellos.

TIPOS DE PERSONAJES SEGÚN LA IMAGEN QUE TRANSMITEN

Personaje arquetipo: son los que personifican en la imaginación del lector alguna virtud o
defecto de forma idealizada, transformándose en modelos perennes.

Personaje estereotipo: personajes clichés, son predecibles y representan


comportamientos muy comunes o ideas igualmente conocidas y con poco interés.

TIPOS DE PERSONAJES SEGÚN SU NATURALEZA ANIMAL O VEGETAL

No cabe insistir mucho en esta clase de tipos de personajes, puesto que son la base
sobre la que los fabulistas y los cuentistas han desarrollado sus relatos y narraciones en el
pasado, que pueden ser cuentos y fábulas para niños como novelas en las que toman la
voz los animales, aunque el discurso esté dirigido a adultos. Veamos un ejemplo de este
último aspecto:

«Cuando Mayor vio que estaban todos acomodados y esperaban con atención, aclaró
su voz y comenzó:
—Camaradas: os habéis enterado ya del extraño sueño que tuve anoche. Pero de eso
hablaré luego. Primero tengo que decir otra cosa. Yo no creo, camaradas, que esté
muchos meses más con vosotros y antes de morir estimo mi deber transmitiros la
sabiduría que he adquirido. He vivido muchos años, dispuse de bastante tiempo para
meditar mientras he estado a solas en mi pocilga y creo poder afirmar que entiendo
el sentido de la vida en este mundo, tan bien como cualquier otro animal viviente. Es
respecto a esto de lo que deseo hablaros.»

George Orwell: Rebelión en la granja

En esta conocida novela, Orwell desarrolla la acción dando la voz a los animales de
una granja, pero el lector pronto descubrirá que se trata de una alegoría que hace referencia
a los seres humanos y —más en concreto— a algunos colectivos específicos de seres
humanos.

Aunque pueda parecer increíble, también las plantas han servido como personajes
en algunas narraciones. Veamos una de las más recientes, “El bosque animado” de W.
Fernández Flórez, llevada incluso a la pantalla grande:

«Un día llegaron unos hombres a la fraga de Cecebre, abrieron un agujero, clavaron
un poste y lo aseguraron apisonando guijarros y tierra a su alrededor. Subieron luego
por él, prendiéronle varios hilos metálicos y se marcharon para continuar el tendido
de la línea.

Las plantas que había en torno del reciente huésped de la fraga permanecieron
durante varios días cohibidas con su presencia, porque ya se ha dicho que su timidez
es muy grande. Al fin, la que estaba más cerca de él, que era un pino alto, alto, recio
y recto, dijo:

—Han plantado un nuevo árbol en la fraga. »

Wenceslao Fernández Flórez: El bosque animado

En este fragmento, como se observa, toman la voz los propios árboles, haciendo de
personajes literarios, aunque el trasfondo siempre será una voz humana, por supuesto.
Pero no sólo las plantas, también hasta objetos inanimados, llevados por la imaginación del
escritor, pueden convertirse en personajes de ficción. Como ejemplo, el conocido muñeco
de madera Pinocho.
TIPOS DE PERSONAJES COMO OBJETOS O SERES INANIMADOS

Veamos el ejemplo:

«Y tomando de nuevo el hacha, pegó un formidable hachazo en el leño.

—¡Ay! ¡Me has hecho daño! —dijo quejándose la misma vocecita.

Esta vez se quedó maese Cereza como si fuera de piedra, con los ojos espantados,
la boca abierta y la lengua fuera, colgando hasta la barba como uno de esos
mascarones tan feos y tan graciosos por cuya boca sale el caño de una fuente.

Se quedó hasta sin voz. Cuando pudo hablar, comenzó a decir temblando de miedo
y balbuceando:

—Pero, ¿de dónde sale esa vocecita que ha dicho ¡ay!? ¡Si aquí no hay un alma! ¿Será
que este leño habrá aprendido a llorar y a quejarse como un niño?

Carlo Collodi: Pinocho

Aquí se da la conversión de un leño, un trozo de madera inanimada, en personaje


de pleno derecho. Después ese leño será convertido en un muñeco tallado llamado
Pinocho… y seguirá viviendo en la imaginación del escritor y, por tanto, comportándose
como un “personaje”, es decir, en una unidad narrativa coherente que permanece
identificable durante todo el relato.

TIPOS DE PERSONAJES COMO SERES FANTÁSTICOS

Por supuesto, en el imaginario colectivo persisten seres fantásticos salidos de la


pluma de miles de autores, desde los griegos o chinos hasta la actualidad. Podríamos
hablar de unicornios, minotauros, sátiros, hadas, amazonas, dragones y grifos, centauros y
esfinges, monstruos de mil caras o de una sola cara, Godzilla o King Kong… Todos ellos
han sido objeto de la curiosidad de los escritores o guionistas para convertirlos en
personajes interesantes para su público. Veamos un ejemplo muy moderno, sacado de las
primeras páginas del primer tomo de la tríada “El señor de los anillos”.

«Como se cuenta en El Hobbit, un día llegó a la puerta de Bilbo el gran Mago, Gandalf
el Gris y con él trece Enanos: nada menos que Thorin Escudo de Roble, descendiente
de reyes, y doce compañeros de exilio. Bilbo salió con ellos, del todo perplejo, en
una mañana de abril del año 1341 de la Cronología de la Comarca, a la búsqueda del
gran tesoro: el tesoro oculto de los Reyes Enanos de la Montaña, debajo de Erebor
en el Valle, lejos al Este. La búsqueda fue fructífera, y dieron muerte al Dragón que
custodiaba el tesoro.»

J.R.R. Tolkien: La comunidad del anillo

REFERENCIAS

Comoescribirbien.com. (2017). Tipos de personajes en narrativa: ejemplos prácticos.


Recuperado de http://comoescribirbien.com/tipos-de-personajes/

Google Sites. (s/f). Los textos narrativos. Recuperado de


https://sites.google.com/a/xtec.cat/la-narracion/personajes

Portal Educativo. (2015). Los personajes en la narración. Recuperado de


https://www.portaleducativo.net/segundo-medio/13/los-personajes-en-la-narracion

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