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Bo no se rindió e intentó hacer todas las tonterías que sabía para hacerla reír, pero
no nada funcionaba y Adela no dejaba de llorar.
- No te preocupes, Bo- decían los papás de Amina-. Adela está triste porque viene de
un país muy pobre que está en guerra y ha sufrido mucho. Está triste porque ha
tenido que separarse de su familia.
Bo pareció entender lo que le decían, porque se acercó a Adela y se quedó con ella
sin ladrar ni hacer nada, sólo haciéndole compañía.
La tristeza de Adela fue poco a poco inundando la casa. Todos estaban muy
preocupados por ella, porque no eran capaces de hacerla sonreír ni un poquito.
Pasaron los días y Bo no se separaba de Adela, y eso que la niña lo intentaba apartar
y huía a esconderse cuando lo veía e incluso protestaba cuando Bo intentaba jugar
con ella.
Pero el perrito no se daba por vencido. Cuando Amina estaba, Bo jugaba con ella
mientras Adela miraba y, aunque no sonreía, dejaba de llorar cuando Bo jugueteaba
y hacía sus gracias.
El perrito que no podía caminar. Adela, cuando lo vio, le quedó mirando al perrito sin
decir nada. De repente, se echó a reír, viendo lo gracioso que estaba el perrito lleno
de leche con su cara de susto.
Cuando Bo vio que Adela se reía, empezó a lamerse la leche y a hacer más tonterías
mientras la niña, sin parar de reír, intentaba limpiarlo con el mantel. Cuando Amina
y sus vio lo que se reía Adela se alegró muchísimo, y corrió a decírselo a sus papás.
Por fin todos volvían a estar alegres.
A pesar de no ser un perrito como los demás, Bo fue el único capaz de lograr que la
alegría y el optimismo volvieran a aquella casa.
UN DRAGÓN DIFERENTE
Hace mucho tiempo, en
un país muy lejano,
vivían un montón de
dragones de muchos
colores y tamaños. Los
había verdes, amarillos,
rosas y hasta azules y
cada uno de ellos sabía
hacer algo especial.
Se llamaba Zuzu y era un dragón verde de un tamaño gigante, con una cresta
puntiaguda que le recorría toda la espalda y cuya cualidad era escupir fuego.
Al principio a todos les gustaba que Zuzu echara fuego por la boca cuando se lo
pedían, pero llegó un momento en que Zuzu dejó de controlarlo y empezó a echar
fuego a todas horas, quemando todo lo que se ponía por delante.
- ¿Qué voy a hacer? Si no vuelvo a controlar mi fuego, acabaré quedándome solo y sin
amigos. Soy un peligro...– se lamentaba
El tiempo pasaba y Zuzu cada vez estaba más preocupado y, en vez de intentar
encontrar una solución, lo único que hacía era estar cada vez más triste en su cueva,
de la que ya no quería salir.
Un día que llovía mucho, Zuzu aprovechó para dar un paseo. Si escupía fuego la lluvia
lo apagaría, de modo que no haría daño a nadie.
Cuando menos lo esperaba, una dragona de color morado muy bella se acercó a él y
le dijo:
- ¡Hola! ¿Te gustaría pasear conmigo?
¡Zuzu no daba crédito! Hacía tanto tiempo que nadie se acercaba a hablar con él que
se quedó sin palabras y, además, ¡se puso colorado como un tomate! Al final, acabó
aceptando y fue con ella.
- Y tu Zuzu, ¿qué cualidad tienes? – le preguntó la dragona
- Me da mucha vergüenza decírtelo porque seguro que si lo hago me tendrás miedo
como los demás…
La dragona insistió, pero Zuzu no se atrevía a contarle cuál era su cualidad hasta
que, por un descuido, Zuzu escupió un montón de fuego y casi quema a la dragona.
- ¡Perdóname! ¡Casi te quemo! ¡Lo siento mucho, debería habértelo contado para no
ponerte en peligro!
Zuzu no entendía nada y con cara de sorpresa le pidió que se lo expUn dragón
diferentelicara.
- Yo también tengo una cualidad que no controlo mucho y que a los demás no les
gusta porque, sin quererlo ni beberlo, escupo tanta agua que pongo a todo el mundo
empapado.
Zuzu se dio cuenta de que no era el único con una cualidad tan diferente al resto y
gracias a la dragona se dio cuenta de que todo tiene una parte positiva.
Además, la dragona le enseñó que con esfuerzo y trabajo las cosas siempre pueden
conseguir y, poco a poco, Zuzu consiguió controlar su cualidad de escupir fuego.
LA ROCA DE LA PLAYA
Desde que se mudó con sus padres a esa casa cerca del mar, Pedro se
encontraba algo triste. Había dejado a sus amigos de la capital, a su escuela y
a las cosas que conocía. Y aunque le gustaba la playa, no era igual ir de visita,
que estar allí todos los días.
Se aburría. Se ponía de mal humor con
frecuencia, y comenzó a discutir con
sus padres y a recriminarles.
Para muchas cosas, Pedro era algo flojucho, pero puso tanto esmero y cariño
en el trabajo, que luego de un rato la roca estaba muy limpia: libre de algas y
basura, además de que ya no estaba nada resbalosa. Pedro entonces notó
que, sin la capa de mugre que la cubría, la roca tenía una forma que
recordaba a una persona acurrucada en la arena. “Qué curioso”, pensó. Y se
sentó sobre ella para descansar.
— Creo que primero debes saber cómo me convertí en roca. Hace muchísimos
años vivía aquí con mi familia. Era una familia grande. Pero nunca me gustó
vivir aquí; me parecía aburrido y siempre estaba de mal humor. Tenía peleas
con mi familia, cada vez peores. Una de ellas ocurrió una tarde, durante una
tormenta. Salí corriendo de casa, hasta que llegué a este lugar. A lo lejos oía
los gritos de mi padre y hermanos mayores, que me buscaban. Me enfurecí
más aún, y deseé que no me encontrasen.
Sólo entonces se dio cuenta, con asombro, que la roca que había limpiado el
día anterior ya no estaba.
EL RATÓN Y EL CAZADOR
Antiguamente
había un
cazador que
usaba
trampas,
abriendo
cuevas en el
suelo. El tenía
una mujer que
era ciega y con
la que tuvo
tres hijos.
El león que estaba espiando de entre los arbustos, vio que la presa era una
persona y quedó a la espera de que el cazador viniese para entregarle el
animal, según el contrato.
-¡Buen día amigo! ¡Hoy es mi turno! Tu trampa agarró dos animales al mismo
tiempo. ¡Ya tengo los dientes afilados para comerlos!
– Amigo león-dijo el hombre- conversemos sentados. La presa es mi mujer y
mi hijo.
– No quiero saber nada- protestó el león- Hoy la caza es mía, como rey de la
selva y según lo que hemos acordado.
-Oiga tío león, nosotros ya convencimos al hombre de darte las presas. Ahora
debes explicarme cómo es que la mujer fue atrapada. Tenemos que recrear
como es que esta mujer cayó en la trampa (y llevó al león cerca de otra
trampa)
Moraleja:
Quien bien come y bien bebe, tarde paga lo que debe.
EL ASNO Y LA ZORRA
Cierto día, el Asno y la Zorra, formaron una unión para su mutua protección.
Un día, salieron de caza, hasta que se encontraron con un feroz León. La
Zorra, segura del inminente peligro, se acercó al León y le dijo que le ayudará
a capturar al Asno, si le daba su palabra de no hacerle daño. Luego de esto, la
Zorra se acercó al Asno y le dijo, que para que no fuera lastimado, lo llevaría
a un foso profundo para que se oculte allí.
Tras hacerle caso el Asno a la Zorra, el León se percató de que el Asno estaba
"asegurado", e inmediatamente, cogió a la zorra traidora para luego, atacar al
Asno a su placentero antojo.
Moraleja:
EL ASNO Y SU AMO
Hace mucho, un humilde Asno recibía siempre de su dueño como alimento,
solo Paja. Su Amo, siempre le decía:
"Aquí esta como siempre la Paja que tanto te gusta. Con esto estarás muy
contento."
Tantas veces este Hombre dijo lo mismo que un día, al Asno le respondió:
"Señor mío, yo como sólo lo que usted me quiere dar. Usted es muy injusto,
¿cree que esa Paja me hace feliz?, deme Granos de maíz y verá que con todo
gusto me lo como."
Moraleja:
Seamos justos con quienes nos brindan ayuda.
EL LEÓN Y LOS TRES BUEYES
Cierta vez, tres amigos Bueyes que siempre pastaban juntos, fueron el blanco
"alimenticio" de un hambriento León, pero, como siempre estaban juntos
estos bueyes, le era muy difícil intimidarlos dado a su enorme desventaja
(tres contra uno).
El León pensó mucho y opto por recurrir a su astucia, e hizo que los Bueyes se
enemisten con mentiras y blasfemias sobre ellos mismos. Al ver la reacción y
que los Bueyes ya no estaban unidos cada uno por su lado, el León fue
atacando uno a uno, hasta que a las finales, logró comerse a los tres.
Moraleja:
La unión hace la fuerza, y la discordia, la debilita.
EL COCODRILO MENTIROSO
Hace mucho, dos Pajaritos se reunían siempre para conversar en un árbol, y
luego, observaban todo lo que sucedía a su alrededor. Una tarde, vieron a
unos Patitos acercarse a un Cocodrilo. Una de ellas dijo:
"Pobres inocentes amigo, van hacia el Cocodrilo ese sin saber sus verdaderas
intenciones. ¿Sabes?, en varias oportunidades, con pañuelo en la boca se ha
puesto a llorar y a engañar a animalitos cándidos y generosos, y cuando están
muy cercas, los atrapa rápidamente con su enorme boca."
Moraleja:
Las lágrimas de cocodrilo, se burlan con sigilo.
ADIVINANZAS
TRABALENGUAS
PROBLEMAS SUMA
PROBLEMAS RESTA
PROBLEMAS MULTIPLICACIÓN
PROBLEMAS DIVISIÓN