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PROFESOR : ESTUDIANTE:
La propiedad de acciones
En los países con mercados de comercio público, se suele entender por
"empresa privada" una empresa cuyas acciones o participaciones no cotizan en
bolsa. A menudo, las empresas privadas son propiedad de los fundadores de la
empresa y/o sus familiares y herederos o por un pequeño grupo de inversores.
A veces, los empleados también tienen acciones de empresas privadas. La
mayoría de las pequeñas empresas son de propiedad privada, subsidiarias de
las empresas que cotizan en bolsa, a menos que las acciones de la empresa se
negocien directamente, estas tienen características tanto como de empresas
privadas y empresas que cotizan en bolsa. Estas empresas suelen estar sujetas
a los mismos requisitos de información que las empresas de propiedad
privada, pero sus activos, pasivos y actividades también se incluyen en los
informes de sus empresas matrices, como lo requiere la normativa contable y
de la industria de valores en relación con los grupos de sociedades.
Clases de empresarios
En las grandes empresas, donde existen accionistas que cotizan en el mercado
bursátil, es posible diferenciar dos clases de empresarios:
El empresario riesgo: es el accionista, el cual arriesga su dinero
comprando acciones de esa determinada empresa, con el objeto de percibir
beneficios en forma de dividendos bursátiles (función directa de las
expectativas de auge que tenga la empresa).
El empresario decisión: es el presidente y conjunto de altos gerentes que
integran el Consejo de Administración de la empresa, incluyendo su
gerente general, sobre el que recaerá toda la carga de hacer ejecutar la
política empresarial adoptada por dicho Consejo de Administración, que es
el que rendirá cuentas, de su gestión, al empresario riesgo, el cual decidirá
si continua depositando o no su confianza en el mismo, según los
resultados económicos obtenidos y objetivos alcanzados y que, pueden, ser
a la vez, accionistas de la empresa. El emprender una determinada opción
empresarial sin saber, previamente, si va a salir bien o mal, genera,
lógicamente, una incertidumbre empresarial, sin embargo, cuando se
emprende esta determinada opción, sabiendo, previamente, la probabilidad
matemática que existe de que salga bien o mal, asume un riesgo. Son, por
tanto, conceptos básicos a tener en cuenta por la alta dirección de la
empresa, pero nunca deben ser confundidos o mezclados.