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1. Introducción
2. Objetivos
3. Descripción
4. Actividades
5. Evaluación
Introducción:
Viendo esta nueva realidad social, las Hermanas del Amor de Dios se plantearon dar un
nuevo cambio a la estructura del Centro, de manera que pudieran acoger a los niños sin que dejasen
sus núcleos familiares, implicando incluso a los propios padres en la educación y progreso de sus
hijos.
En el año 1996 se inauguró el Centro Integrado para la Educación Gerónimo Usera, cuya
función sería, y es, la acogida, protección, atención y apoyo educativo de más de cien niños y niñas
de edades comprendidas entre los 6 y los 18 años. También incorpora el centro Benedetta D'Intino,
como guardería de 20 niños entre los 2 y los 5 años.
Durante bastante tiempo, el CIE ha sido también lugar de encuentro y actividades para la
“Christian Children Foundation”, englobando así a más de 500 chicos en actividades de día. De esta
manera, el Centro ha colaborado en todo este tiempo en la formación integral de niños en
condiciones de pobreza y falta de medios, sin apartarlos del núcleo familiar, algo muy importante en
estos países.
Objetivos:
En el año 2010 se ha realizado en los centros “Amor de Dios” la campaña “Aquí nos
necesitan” con destino a ayudar al CIE Usera de Cochabamba. Además, se ha abierto paralelamente
una campaña de voluntariado en distintos centros Amor de Dios de América del Sur y África.
Tres profesores nos presentamos a esta llamada, siendo nuestro destino preferente
Cochabamba, no sólo por ser el objetivo de la campaña anual de ayuda, sino por tratarse de un
centro educativo para niños donde los tres podríamos colaborar en lo que es nuestra especialidad, la
formación de la infancia y la juventud.
Raquel Terraza e Isabel Ruiz, profesoras del colegio “Amor de Dios” de Barcelona-Turó, y
Julio de la Iglesia, del colegio “Sagrado Corazón” de Zamora, han sido los miembros del
voluntariado en Bolivia.
• Colaborar con Benedetta D'Intina en las actividades de guardería con los niños más
pequeños: limpieza, alimentación, paseos, juegos, canciones, etc.
• Compartir conocimientos, vida y amor con las personas que formaban el Centro, no sólo los
chicos, sino también las Hermanas y el personal que trabajaba allí.
• Aprender, a partir de otra cultura y otra realidad, sobre el respeto, la humildad, el trabajo, y
enseñar, desde nuestra propia perspectiva, lo que pudiese ser de utilidad para ellos.
Descripción:
No sólo nos encontramos con las actividades propias del CIE, sino que en esas cuatro
semanas de estancia colaboramos en el inventariado de libros de la biblioteca y la clasificación y el
orden de los mismos. El día 9 de agosto quedó terminada la labor y el Centro está comenzando a
caminar solo, en una nueva andadura que esperamos sea próspera.
El CIE Usera está estructurado en dos bloques, según los horarios escolares de los chicos.
Hay un grupo de día, menos numeroso, y otro grupo de tarde. Los chicos de la mañana ingresan a
las 7:30 h, desayunan, realizan los oficios de limpieza y cocina por grupos, y reciben apoyo para sus
tareas escolares. En la mañana existen dos grupos de estudio, cada uno con un educador/a a su
cargo: los mayores con la profesora Anita y los medianos con la profesora Celia. Con ellos
realizábamos labores de apoyo escolar.
A las 12:30 h almorzaban y a partir de las 13:00 h. marchaban hacia las respectivas escuelas.
El grupo de la tarde, más numeroso, entraba al Centro a la hora en que los otros marchaban,
viniendo directamente del colegio. Almorzaban con nosotros, realizaban sus oficios
correspondientes y se dividían en tres grupos de estudio, cada cual con su educador/a. Los mayores
estuvieron tres semanas con el profesor Carlos, que fue sustituido posteriormente por Anita, los
medianos con la profesora Celia y los pequeños con la profesora Mechi. También allí nos
dividíamos para cubrir las tareas en los diferentes niveles. A partir de las 17:00 h, los chicos
merendaban, recogían y regresaban a sus casas.
Para nosotros el descanso diario empezaba a las 17:30 h. Una vez nos acostumbramos a
movernos por Cochabamba, dedicábamos las tardes al paseo, el cine o las compras, mientras
conocíamos la ciudad.
• Apoyo educativo y soporte para educadores propios del Centro: Raquel se encargaba del
apoyo de letras, mientras que yo realizaba el de ciencias, indistintamente en el grupo que se
necesitase. Julio llevaba a su cargo labores de colaboración en cocina y la educación física
de los chicos.
• Talleres especializados según lo que cada cual podía aportar a los chicos: Raquel impartió
un taller de danzas regionales típicas (jotas, boleros, etc) por niveles de edad. También se
encargó de algunos casos de aprendizaje especial; Julio se encargó del taller de expresión
corporal y de organizar los deportes en la cancha. Yo me dediqué a un taller de educación
emocional para los chicos mayores de 14 años, con dificultades de expresión y de
comunicación, realizado a partir de dinámicas tutoriales que había puesto en práctica con
anterioridad en España con los propios alumnos (se adjuntan las actividades realizadas).
• Otras actividades diarias: En momentos en que los chicos no necesitaban clases, nos
dedicábamos a labores de limpieza, cocina o apoyo en guardería con los más pequeños,
según cada cual consideraba conveniente o hacíamos falta.
• Colaboración en las labores de escisión con CCF: las dos semanas en que duró el proceso,
ocupamos horas de la mañana o tarde en el inventario y clasificación de libros de la
biblioteca, proceso muy largo y laborioso, no sólo físicamente sino a nivel de base de datos
informática, llevada a cabo por el médico del centro, el doctor Pastor.
• Realización de reuniones semanales: Cada lunes por la mañana, nos reuníamos con la
Hermana Mati y con la psicóloga, Luz María, para determinar el orden y el horario de las
actividades de cada uno. También tuvimos reuniones para determinar nuestro estado
emocional personal y los posibles conflictos, individuales y conjuntos, que pudiésemos
presentar en nuestra estancia, desde un punto de vista muy familiar y de cara a la
optimización de las relaciones y, por tanto, del trabajo.
• Participación en reunión de padres: Tuvo lugar durante nuestra estancia una reunión de
padres importante, en la cual se nos presentó y se nos ofreció la oportunidad de explicar
nuestra experiencia y la labor que estábamos realizando. Se les obsequió con una muestra de
bailes populares que sus hijos estuvieron aprendiendo en los talleres de danza.
• Organización y montaje de la sala de juegos del Centro: Durante algunos días, nos
dedicamos por las tardes a limpiar, clasificar y preparar juegos para todas las edades que se
amontonaban en una de las salas del Centro, de cara a preparar un aula lúdica donde los
chicos pudieran acudir en momentos de ocio. Se clasificaron por edades y usos, y se arregló
y limpió la sala.
• Elaboración y mantenimiento de una bitácora del viaje: Durante el mes en que hemos
permanecido en el voluntariado se llevó a cabo un diario personal del viaje y las
experiencias vividas por medio de un blog: “En tierra quechua”
(http://entierraquechua.blogspot.com), donde también se han ido colocando fotografías y
vídeos de diferentes aspectos de nuestra estancia. El blog ha sido seguido por numerosas
personas de todo el mundo.
• Viajes y visitas personales: Los fines de semana, las Hermanas nos facilitaron distintos
viajes por el país para conocerlo y conocer también otras instituciones del Amor de Dios.
Así, estuvimos en La Paz, visitando la ciudad, las ruinas de Tiwanaku, el lago Titicaca en
Copacabana, el colegio “Amor de Dios” de la capital y el Hogar Villegas para bebés y niños
abandonados. Tuvimos ocasión de intercambiar con el profesorado de allí y realizar planes
para la enseñanza cooperativa a distancia.
También viajamos a Oruro, donde las Hermanas tienen un centro de acogida para niñas
huérfanas y solas, el Hogar Penny. Visitamos la ciudad y las minas, hasta el pueblo de
Huanuni, con las minas más importantes de la región.
Respecto al apoyo educativo, los chicos han sido respetuosos, obedientes y aplicados,
aunque existían diversos niveles de aprendizaje y algunos casos delicados que han merecido un
trato especial y han dificultado en cierto modo la labor global. Los principales problemas
educativos se han centrado en matemáticas y en comprensión lectora, a todos los niveles de edad. El
modelo educativo boliviano también dificulta el tipo de aprendizaje, con lo que hemos tenido que
adaptar nuestro propio modelo docente a lo que ellos tenían allí.
Los talleres individuales, en los que aportamos algo distinto a lo que ellos tenían, podemos
valorarlos como muy positivos. Los chicos estaban encantados con el aprendizaje de bailes distintos
a los suyos y se han divertido mucho con ellos. También ellos nos enseñaron bailes y música típicos
de su país. En los talleres de expresión corporal han aprendido a expresarse de manera distinta,
saliendo en muchos casos de su timidez. En cuanto a los talleres de educación emocional, ha sido
algo más complicado hacerles entrar en las dinámicas, dada la edad de los participantes
(adolescentes) y sus problemas propios de expresión y de negación a compartir muchos de sus
pensamientos e inquietudes interiores. Una vez vencidas algunas barreras, la relación ha sido
estupenda y las dinámicas han funcionado de manera positiva.
Una de las cosas que nos ha aportado más satisfacciones ha sido la participación en
actividades extras, como la cocina, la limpieza o la guardería, incluso el desayuno y la comida
compartido en el comedor de los chicos. Nos hemos sentido mucho más cerca de ellos, hemos
tenido ocasión de aumentar la confianza y el diálogo con ellos, de enseñar más allá de las clases y
de aprender muchas cosas mutuamente. De esos momentos han nacido relaciones entrañables de
cariño y respeto, no sólo con los muchachos, sino también con los educadores.
El trato con las Hermanas siempre ha sido profundamente familiar y cariñoso; nos han dado
confianza, cuidado, consejo y mucho cariño, y les hemos intentado corresponder en la misma
medida. Al mismo tiempo, se han preocupado en todo momento de nuestro bienestar físico y
emocional. Tuvimos cada día acceso a Internet para poder tener contacto con la familia, de manera
que contásemos con un entorno lo más estable posible. De ese modo, podíamos tener todas las
fuerzas y los ánimos dedicados a nuestra labor.
Las reuniones semanales tuvieron un alto valor para nosotros, no sólo porque permitían
organizar el trabajo de cada uno y mantener un orden de cara a los chicos, cubriendo todos los
aspectos de su formación, sino que ayudaron a comentar y solucionar aquellos roces y pequeños
problemas de convivencia que surgen en estos casos.
La reunión con los padres también fue de gran valor para nosotros, porque tuvimos la
ocasión de ver el sacrificio y espíritu de lucha y superación de unas familias que cuentan con
supervivencias precarias, pero que dedican sus esfuerzos a mejorar la educación y la vida de sus
hijos. Fue para nosotros especialmente emotiva la consideración que nos mostraron, su respeto y su
cariño en todo momento, así como la confianza que todos ellos depositaron en nosotros desde el
primer momento en cuanto a la formación de sus hijos.
La bitácora del viaje se realizó en forma de un blog que se actualizaba casi a diario, donde se
han ido adjuntando fotografías y vídeos que tomamos de todo lo que fuimos viviendo. Fue visitado
por personas de casi todos los continentes, contaba con comentarios regulares y de visitas fijas
diarias, sobre todo de España y de los lugares donde está presente la Comunidad “Amor de Dios”
(México, Perú, Portugal, Francia, etc).