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PROCESOS DE EJECUCIÓN
AUTOR:
IX CICLO
CHIMBOTE-PERÚ
2018
LAS MEDIDAS CAUTELARES INNOVATIVAS
I. INTRODUCCIÓN.
Hace ya varias décadas, el destacado procesalista italiano Piero Calamandrei, dedicó el
primer capítulo de su trascendental obra sobre las providencias cautelares, a la búsqueda
y exposición de criterios que sirvan para definir tales providencias. Al final de dicho
capítulo, el mencionado tratadista reportó la preexistencia de un criterio que clasificaba a
las medidas cautelares en conservativas e innovativas.
Dicha clasificación, continuó siendo utilizada por la doctrina de distintos países, siendo
acogida por algunos de sus ordenamientos legales. En el Perú, la citada clasificación se
mantiene gracias a la consagración normativa que ella recibió en el vigente Código
Procesal Civil, y a la regulación –expresa o tácita- que encontramos de las medidas
innovativas y de no innovar (como llamó el citado código a las medidas conservativas)
en diferentes partes de nuestro ordenamiento legal, lo cual garantiza su empleo por parte
de la doctrina y los tribunales.
A más de 10 años de vigencia del Código Procesal Civil, el presente trabajo busca
descubrir cuál ha sido el manejo legislativo que han recibido las medidas innovativas y
de no innovar en el Perú, y que sigue recibiendo en normas de reciente data como la Ley
del Proceso Contencioso-Administrativo y el Código Procesal Constitucional, entre otras;
todo ello a la luz de las particulares instituciones jurídicas (civiles, comerciales, laborales,
etc.) en cuya salvaguarda son aplicadas. Así, este pequeño trabajo intenta comprender la
exposición doctrinaria y el empleo judicial realizado sobre tales medidas, así como
descubrir contradicciones y defectos en su uso, ofreciendo algunas alternativas.
En cuanto a sus características, ambas medidas comparten las mismas peculiaridades que
podemos encontrar en las demás medidas cautelares. Así, también ellas pueden ser
identificadas por su instrumentalidad, provisoriedad, variabilidad y caducidad,
reconocidas por la doctrina y acogidas por la legislación.
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Sobre esta última característica, no existe un pacífico acuerdo en la legislación
comparada. Así, por ejemplo, contrariamente al artículo 637 del Código Procesal Civil
peruano que lo recoge expresamente, la Ley 01/2000 de 7 de enero de Enjuiciamiento
Civil de España, establece en su numeral 733 que, por regla general, el tribunal proveerá
a la petición de medidas cautelares previa audiencia del demandado; procediendo,
excepcionalmente, previo pedido expreso y prueba de la especial urgencia, acordar una
medida sin previa audiencia de la parte demandada.
Un tercer tema está constituido por los requisitos para el dictado de medidas innovativas
y de no innovar. En este punto, en ambos casos también se necesita acreditar la apariencia
de fundabilidad del derecho para el cual se reclama tutela, el peligro en la demora de la
expedición de la resolución definitiva y el ofrecimiento de contra cautela idónea, sea
como presupuesto de procedibilidad o de actuación (conforme a lo que indique la norma
nacional aplicable), debiendo ser la medida dictada adecuada frente a la protección
reclamada y a los derechos del sujeto que deberá soportar los efectos de la medida.
Desarrollar las características de las medidas o de su proceso, así como los presupuestos
para su expedición, no es materia del presente trabajo y nos alejaría de sus objetivos. Sin
embargo, podemos ir en búsqueda de nuestras metas comenzando por analizar las
nociones manejadas por la doctrina en relación a las medidas innovativas y de no innovar,
a partir de las cuales ambas han encontrado su identificación como categorías procesales.
Siguiendo la descripción realizada por el citado autor italiano, diremos que, en todos los
casos en que uno se encuentra frente a un estado de hecho de tal naturaleza que, si la
providencia principal pudiera ejecutarse inmediatamente, su eficacia se traduciría en
frutos prácticos, la providencia cautelar mira a conservar aquel estado de hecho, en espera
de que sobre el mismo pueda la providencia principal ejercer sus efectos. Dicha medida,
será una de tipo conservativo.4 Al contrario, cuando se trata de que la futura providencia
principal constituya nuevas relaciones jurídicas, la providencia cautelar para eliminar el
daño que podría derivar del retardo con el que podría llegar la providencia principal, debe
tender a operar, en vía provisoria y anticipada, los efectos constitutivos que, diferidos,
podrían resultar ineficaces o inaplicables. Estaremos ante una medida de carácter
innovativo.
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La medida innovativa es una medida cautelar excepcional que tiende a alterar el estado
de hecho o de derecho existente antes de la petición de su dictado; medida que se traduce
en la injerencia del Juez en la esfera de libertad de los justiciables a través de la orden de
que cese una actividad contraria a derechos o de que se retrotraigan las resultas
consumadas de una actividad de igual tenor.
Marco general.
Empezando por las medidas de no innovar, el Código Procesal Civil peruano las regula
en su artículo 687 de la siguiente manera:
Como se puede ver, además de los presupuestos generales de toda medida cautelar, ella
fija determinados requisitos para la concesión de una medida de no innovar. Por otro lado,
la norma resalta el carácter excepcional de dicha medida.
Dichas particularidades han sido recogidas por los tribunales nacionales en diversas
ocasiones. Así, por ejemplo, respecto a la excepcionalidad de la medida, en la ejecutoria
superior de fecha 14 de octubre de 1998, la entonces Sala Civil Especializada en Procesos
Sumarísimos, ante una doble demanda cautelar, en la que se solicitó una anotación de la
demanda y una medida de no innovar, indicó lo siguiente:
Sobre las medidas innovativas, el Código Procesal Civil las regula en su artículo 682 de
la manera siguiente:
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- “Artículo 682.- Ante la inminencia de un perjuicio irreparable, puede el Juez
dictar medidas destinadas a reponer un estado de hecho o de derecho, cuya
alteración vaya a ser o es el sustento de la demanda. Esta medida es
excepcional, por lo que sólo se concederá cuando no resulte de aplicable otra
prevista en la ley.”
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Una somera reflexión sobre los casos normados, nos lleva a la conclusión de que, en
efecto, la medida innovativa –tal como aparece regulada en el artículo 682- sería la
modalidad más conveniente para tutelar los derechos de la persona que interponga una
demanda cautelar en cualquiera de las cuatro situaciones. Sin embargo, de la lectura de
los artículos citados, se observan algunas cosas más.
En el caso de la interdicción, el Código Procesal Civil (artículo 683) señala que el Juez
puede dictar “(…) la medida cautelar que exija la naturaleza y alcances de la situación
presentada.” En realidad, lo que la norma contempla es ante todo un supuesto cautelar
genérico (dada su redacción semejante al artículo 629° del mismo cuerpo legal, que prevé
dicha posibilidad).
En cuanto concierne al peligro de obra nueva o daño temido, el código peruano (artículo
684) establece en primer turno que “(…) puede el Juez disponer la paralización de los
trabajos de edificación. (…)”, contemplando así un típico caso de medida de no innovar.
En segundo turno, se indica que el Juez “(…) puede ordenar las medidas de seguridad
tendientes a evitar el daño que pudiera causar la caída de un bien en ruina o en situación
de inestabilidad”, extremo que, si bien puede ser visto como un caso de medida
innovativa, también puede ser entendido como un supuesto genérico de cautela.
Respecto al abuso de derecho, el citado código (artículo 685°) otorga al Juez la facultad
de “(…) dictar las medidas indispensables para evitar la consumación de un perjuicio
irreparable”. Por un lado, el hablar simplemente de “medidas indispensables” nos puede
llevar a considerar que la norma contiene otro supuesto de cautela genérica; por otro, la
intención de evitar cualquier perjuicio irreparable, nos empuja tanto a supuestos de no
innovar como innovativos. Sin duda, el carácter de ilícito sui géneris del abuso de
derecho, también alcanza a la tutela procesal exigida en su contra, siendo viable otorgar
al caso las más amplias variantes de tutela cautelar.
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En España.
Fairen (1990) en la Doctrina General del Derecho Procesal, la Ley 01/2000 de 7 de enero,
de Enjuiciamiento Civil, otorga a la temática cautelar un lugar muy especial. Así, su
artículo 5 incluye a la “adopción de medidas cautelares” entre las clases de tutela
jurisdiccional.
Dicha ley regula en su artículo 727 las medidas cautelares específicas, contemplando en
su numeral 7 “La orden judicial de cesar provisionalmente en una actividad; la de
abstenerse temporalmente de llevar a cabo una conducta; o la prohibición temporal de
interrumpir o de cesar en la realización de una prestación que viniera llevándose a cabo.”
Por otro lado, el mismo artículo en su numeral 11, señala que podrán otorgarse “Aquellas
otras medidas que prevean las leyes o que se estimen necesarias para asegurar la
efectividad de la tutela judicial”, supuesto cautelar este último con claros alcances
genéricos.
En Italia.
El Codice di Procedura Civile, señala en su artículo 700 que, fuera de los casos regulados,
quien tiene fundado motivo para temer que durante el tiempo que necesite para hacer
valer su derecho en la vía ordinaria, este sea amenazado por un perjuicio inminente e
irreparable, puede pedir al Juez los mandatos de urgencia que aparezcan más idóneos,
según las circunstancias, para asegurar los efectos de la decisión sobre el mérito.41
Estamos ante una posibilidad de tutela que, en principio, puede ser considerada como una
modalidad cautelar genérica.
En Argentina.
Martínez (1994) sobre el Código Procesal Civil y Comercial de Argentina, regula en su
artículo 230° las medidas de “prohibición de innovar”, precisando en su inciso 3) el
carácter excepcional de la medida. Cabe señalar que según su inciso 2), la medida no sólo
busca proteger el derecho alegado frente a la modificación de la situación de hecho o de
derecho, sino también de su mantenimiento, albergando así, en cierta manera, un supuesto
cautelar innovativo.
Por otro lado, el mencionado código contempla en su numeral 232 la medida cautelar
genérica, aplicable “fuera de los casos previstos en los artículos precedentes”, es decir,
de manera residual.
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V. CONCLUSIÓN.
Son muchos los criterios que pueden servir para clasificar y diferenciar entre sí a las
medidas cautelares, sin embargo, todas coinciden en sus caracteres de instrumentalidad,
provisoriedad, variabilidad, caducidad, y sobre todo en su finalidad, cual es la de servir a
la eficacia de un proceso. Dicha finalidad inmediata tiene un correlato mediato: coadyuvar
a la eficacia del ordenamiento procesal en general, empeño en el cual concurren con las
demás instituciones del derecho procesal.
Todas las medidas cautelares, además de la finalidad descrita, tienen también un mismo
sustento, cual es el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva de sus solicitantes, al cual el
órgano judicial tiene la obligación constitucional de responder. Dicha respuesta es posible
gracias a determinados principios procesales, que dan forma a un poder genérico de
cautela procesal del cual disponen los jueces. Dicho poder, en último término, es
reconocido en la legislación nacional y en las legislaciones extranjeras consultadas
mediante la regulación de la denominada “medida cautelar genérica”.
Así, compartiendo todas las medidas cautelares el mismo fin y existiendo un poder
genérico de cautela procesal reconocido a los jueces (en sede nacional y extranjera), antes
que regular las “medidas innovativas” y “medidas de no innovar”, debería incidirse
normativamente en el “efecto innovativo” y “efecto conservativo” que pueden
desenvolver ciertas medidas cautelares, como por ejemplo, aquellas que se otorguen ante
alguna pretensión propia del proceso contencioso-administrativo, frente a la amenaza a
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un derecho constitucional, para el ejercicio de los derechos de accionista, contra actos que
violenten o intimiden a un niño o adolescente, etc.
Fuera de las medidas cautelares concebidas para viabilizar la ejecución forzada de una
decisión definitiva (con teoría, regulación, jurisprudencia y, en general, límites
aplicativos más definidos), las demás medidas deberían estar clasificadas por sus distintos
efectos, no por normas que imponen características diferenciadoras ajenas al logro de los
fines del instituto cautelar. En ese sentido, así como algunas medidas pueden tener efecto
innovativo o conservativo, otras podrían tener efectos coincidentes con la pretensión
principal. El tema está en promover la efectividad de dicho instituto, y una de las vías
para lograrlo es que las normas acojan lo mejor de la doctrina, no que esta última
condicione y determine el contenido de ellas.
Conforme a ello, además de la regulación del poder cautelar genérico de los jueces,
resultaría positiva la consideración de supuestos específicos como los consignados entre
los numerales 683 y 686 del Código Procesal Civil, a fin de determinar lineamientos para
la protección de derechos que, -sea por su especial naturaleza o por su urgente necesidad
de tutela jurisdiccional-, merezcan una preferente atención del legislador, conforme al
desarrollo jurisprudencial y doctrinario de cada tema; sin perjuicio del reconocimiento de
alguna modalidad procesal urgente que, más allá de lo cautelar, satisfaga pretensiones
susceptibles de perecer en breves periodos de tiempo, como ocurre con la defensa de
algunos de los institutos mencionados en las anteriores líneas.
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REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
3. Víctor Fairen Guillen, “Doctrina General del Derecho Procesal”, Librería Bosch,
Barcelona España, 1990.