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LA MARINA DE GUERRA DEL PERÚ S.

XX
La conformación de una nueva Escuadra

Apenas concluido el conflicto se adquirieron pequeños buques de transporte, entre ellos el


Vilcanota (1884) y el Perú (1885), a bordo del cual volvió a funciones la Escuela Naval en 1888. Al
año siguiente llegó el crucero Lima, mandado a construir secretamente con un gemelo en Alemania
en 1880 pero retenido en Gran Bretaña mientras duró el conflicto. En los años siguientes se
incorporaron a la Armada los transportes Iquitos, Chalaco, Santa Rosa y el Constitución, y se inició
igualmente la recuperación de la actividad marítima nacional.

Esto último demandó un creciente interés en mejorar las condiciones de seguridad para la
navegación, lo que motivó que el 20 de junio de 1903 se creara la Comisión Hidrográfica con el
propósito de rectificar por medio de observaciones astronómicas "la posición geográfica de las
ciudades y puntos importantes, particularmente de aquellos situados en la costa del Pacífico y en
la región bañada por los ríos del Oriente". Aquella comisión fue el precedente de la actual Dirección
de Hidrografía y Navegación.

Los primeros pasos hacia la reorganización institucional

Con el advenimiento del gobierno de don José Pardo y Barreda, los vientos empezaron a cambiar
para la institución. Hubo un deseo expreso de apoyarla y rescatarla del ostracismo en que se
encontraba. En este quehacer, jugó un papel importantísimo el Ministro de Hacienda don Augusto
B. Leguía, quien impulsó el resurgimiento de la Marina.

Contagiado por el fervor popular que se tradujo en donativos en el ámbito nacional, el gobierno de
Pardo logró conseguir un préstamo del exterior, contratándose en Inglaterra la construcción de los
cruceros Almirante Grau y Coronel Bolognesi; cuyo esperado arribo, ocurrió en agosto de 1907.
Con estas dos adquisiciones se echaron las bases para el renacimiento de la Marina actual. Ese
mismo año apareció el primer número de la Revista de Marina, con el propósito de servir de foro de
debate para los diversos temas vinculados a lo marítimo en general y a lo naval en particular.

Las Misiones Navales

En 1904 se había contratado los servicios de una Misión Naval francesa, a cargo del Capitán de
Fragata Paul de Marguerye, para reestructurar la organización y el funcionamiento de la Escuela
Naval, siendo los resultados del todo positivos. Durante el primer gobierno de Leguía (1908-1912)
la Misión Naval francesa continuó en labores, aumentando el número de sus miembros. Es
entonces cuando otro oficial francés, el teniente de Navío José A. Theron, se hace cargo de la
dirección de la Escuela Naval, determinando pronto su traslado a tierra, estableciéndose
inicialmente en el distrito de Bellavista. Por otro lado, se envió a varios Oficiales a seguir estudios
de perfeccionamiento en Argentina, Estados Unidos, España, Francia e Inglaterra.
Escuela Naval del Perú

Dicha misión concentró su accionar en el Estado Mayor y en la Escuela Naval, produciendo


algunos cambios importantes en la organización y en la formación naval. Por esta época, y con
marcada influencia de la misión naval, fue la adquisición en Francia de los sumergibles Teniente
Palacios y Teniente Ferré, primeras naves de su tipo en Sudamérica, y el cazatorpedero Teniente
Rodríguez, que sería el primer buque peruano propulsado por turbinas a vapor. Mención especial
merece la cuestionable y frustrada adquisición del crucero acorazado Comandante Aguirre, buque
que obsoleto al momento de su compra en 1911, no llegaría al Perú al no haberse concluido los
pagos por decisión del Gobierno peruano en 1914.

A partir de 1910, en el marco de las innovaciones tecnológicas, la Armada inició las actividades de
radiocomunicación, con resultados satisfactorios, ingresando de esta forma a una nueva era en lo
que a comunicaciones se refiere. En el aspecto organizacional, durante el gobierno de Guillermo
Billinghurst (1912-1914), la Comandancia General de la Escuadra fue reestructurada.

Sin embargo, es importante anotar que este proceso de recuperación se vio parcialmente detenido
durante la Primera Guerra Mundial. Lo anterior sumado a las dificultades económicas por las que
aún atravesaba el Perú impidió la compra de nuevas unidades que incrementaran su disminuido
poderío naval. Pero a pesar de ello, se hizo una esforzado labor en lo que a infraestructura y
organización se refiere y uno de los logros fue el traslado de la Escuela Naval a un nuevo local
expresamente construido en el distrito de La Punta, en el Callao, así como la creación del Estado
Mayor General de la Marina.

Los conflictos con Colombia y Ecuador

En los años previos a la Primera Guerra Mundial, el Perú debió enfrentar varios conflictos con sus
vecinos en torno a límites internacionales que aún no habían sido definidos. Ante las diferencias
limítrofes que se fueron presentando en la región amazónica con Colombia y Ecuador, el gobierno
peruano volvió a invertir en la adquisición de algunas unidades fluviales. La más notable fue la
cañonera América, construida en Inglaterra en 1904. Durante su servicio participó en los conflictos
con Colombia en 1911 y 1932, siendo particularmente meritoria su actuación en el primero de ellos,
cuando al mando del teniente primero Manuel Clavero actuó en combinación con las tropas del
coronel Oscar R. Benavides y derrotó a las fuerzas colombiana en La Pedrera, sobre el río
Putumayo, en un combate que tuvo lugar el 11 y 12 de julio de 1911.

Gran parte de estos problemas tuvieron como escenario la Amazonía, pero lo cierto es que hubo
que hacer esfuerzos importantes para atender ese ámbito de nuestro patrimonio territorial. Como
parte de estos esfuerzos, y en el marco del conflicto con Colombia, el recién adquirido Teniente
Rodríguez fue enviado de Francia al Amazonas, Una vez superada la crisis, dicho buque debió
incorporarse a la escuadra en el Pacífico, convirtiéndose en el primer buque de guerra en cruzar el
Canal de Panamá, en 1914.

Durante la Primera Guerra Mundial, las dificultades logísticas llevaron a que el estado de nuestras
unidades se viera afectado. Ello fue particularmente crítico en el caso de los sumergibles, cuya
vida útil se vio recortada de manera significativa.

La Creación del Ministerio de Marina y la Reorganización Institucional

En 1919, durante el segundo gobierno de Leguía, siendo necesario continuar con el proceso de
mejora de la institución, se efectuaron contactos para contar con asesoría de la Armada de los
Estados Unidos, y fruto de ello fue la contratación de la Misión Naval Americana, cuya labor
condujo a una reforma total del sistema administrativo de la Marina, reorganizándose la Escuadra,
la Escuela Naval así como la mayor parte de las dependencias existentes, teniendo como modelo
la organización naval estadounidense.

Uno de los importantes logros obtenidos en esta época fue la creación del Ministerio de Marina por
ley N° 4003 del 13 de octubre de 1920, separándolo del Ministerio de Guerra y Marina, que databa
desde 1821, consiguiéndose con ello la independencia y un manejo más adecuado de sus
recursos. También en el mismo año se había creado el Cuerpo de Aviadores de la Armada,
antecedente remoto de la actual Fuerza Aérea, que por su importancia, determinó que en 1929, se
creara el Ministerio de Marina y Aviación, permaneciendo fusionados ambos portafolios hasta
1941, cuando se creó el Ministerio de Aviación.

A partir de 1922 se efectuó la reorganización general de los servicios de la Marina en cuanto a la


administración y en lo que a personal refiere, siendo el cambio completo e integral. En 1923 se
creó un cuerpo único de oficiales, quedando superada la antigua división entre los de máquinas y
los de cubierta que mutuamente ignoraban las funciones respectivas. Por otro lado, con la finalidad
de dar más experiencia y oportunidad en el desempeño de diferentes cargos a los oficiales, se
estableció un sistema rotativo de puestos y comandos. En ese mismo año, el Comandante
norteamericano Charles Gordon Davy, considerado como el gestor de la Escuela Naval
contemporánea, efectuó la reorganización plena del Alma Mater.

Los cambios no se limitaron a la parte de instrucción, sino también a las prácticas en la mar y
entrenamiento a bordo de las unidades de la Escuadra, y para ello se realizaron por vez primera a
partir de 1921 los llamados Cruceros de Verano con participación de los cadetes de la Escuela
Naval. En el campo de las comunicaciones, en la Escuela Naval se instaló por primera vez un
equipo radioeléctrico con recepción y transmisión, bajo la acertada dirección del Teniente Primero
Manuel R. Nieto.

El aprovechamiento de la Isla San Lorenzo para instalaciones navales, se tradujo en la


construcción de una Estación Naval que sirviera de base para los submarinos que se habían
mandado a construir en los Estados Unidos, la cual dentro de sus facilidades contaba con un
varadero para carenar y reparar buques de mediano porte.

Otras mejoras de la época, fueron la creación de la Escuela de Aprendices Navales en 1925,


antecesora de la actual Escuela de Reclutas; así como la creación en 1930 de la Escuela Superior
de Guerra Naval, que se inauguró bajo la dirección del Contralmirante USN William S. Pye.

El Conflicto con Colombia (1932-1933)

Los años posteriores luego del derrocamiento del presidente Leguía en agosto de 1930, estuvieron
caracterizados por una gran inestabilidad política en el país. La Armada no pudo sustraerse a esta
realidad y se vivió un lamentable levantamiento de la marinería que concluyó con el fusilamiento de
ocho tripulantes en la isla San Lorenzo (mayo 1932). La situación se vio complicada al producirse
un conflicto fronterizo con la vecina República de Colombia, cuyos orígenes inmediatos se
remontaban al gobierno del presidente Leguía, durante el cual se había firmado a espaldas de la
opinión publica, un tratado limítrofe que resolvía los asuntos fronterizos pendientes con el país
mencionado, conocido como tratado Salomón-Lozano. Hacia mediados del año 1932, este tratado
ya era de dominio público, provocando entre los pobladores del Departamento de Loreto un total
rechazo, puesto que se consideraba que dicho acuerdo diplomático lesionaba los intereses
nacionales al haberse cedido el territorio del llamado trapecio amazónico. Ello conllevó a que un
grupo de loretanos se apoderara del pueblo de Leticia, ya en posesión de Colombia, expulsando a
las autoridades del país vecino. Lo sorpresivo de estos hechos, hizo pensar en un primer momento
a las autoridades peruanas encabezadas por el general Luis Sánchez Cerro, a la sazón presidente
de la República, que se trataba de una acción promovida por sus adversarios políticos.

La grave situación internacional que se presentaba, provocó la protesta del gobierno colombiano,
ante lo que el Perú, decidido a respaldar a sus compatriotas, se negó a presentar las excusas del
caso y decidió recurrir al empleo de las fuerzas armadas. Como medida de precaución el gobierno
decidió movilizar al ejército hacia el norte, así como enviar una fuerza naval para reforzar los
contingentes ubicados en la Amazonía.

Sin embargo, los colombianos se habían adelantado enviando una expedición al mando del
General Alfredo Vásquez Cobo, compuesta por varios transportes armados, la misma que se
concentró en Belem do Pará. Ante ello, el mando Naval peruano dispuso el envío del crucero
Almirante Grau y los submarinos R-1 y R-2 los cuales conformaron la llamada Fuerza Avanzada
del Atlántico.

En adición a estas naves, el gobierno decidió enviar más refuerzos, y para ello se eligió al crucero
Lima y al cazatorpedero Teniente Rodríguez a los que se unieron posteriormente los destructores
Almirante Villar y Almirante Guise adquiridos a Estonia. Esta fuerza tenía la misión, en caso se
desataran las acciones bélicas, de hostilizar la costa colombiana en el Caribe, detener el tráfico
marítimo colombiano y atraer a la aviación de ese país, aliviando las operaciones en la amazonía y
penetrar posteriormente en el Amazonas para desalojar a las fuerzas enemigas posesionadas de
Leticia. Mientras que al Grau se le destinaba a operar en el Atlántico, al Bolognesi se le
encomendaba la misión de patrullar conjuntamente con los submarinos R-2 y R-3, en la costa
colombiana del Pacífico. Tras cruzar el Canal el 4 de mayo, la fuerza naval peruana, efectuó escala
logística en Curazao, el día 8, luego en la isla Trinidad y finalmente arribaron a Pará en Brasil el 15
del citado mes, permaneciendo allí 10 días. Durante dicho lapso, ante la amenaza que
representaban las fuerzas navales peruanas, la voluntad de los presidentes de ambos países así
como por las gestiones de países amigos, las tensiones cedieron, motivo por el que sólo
continuaron viaje a Iquitos el Lima y el Teniente Rodríguez. Una vez cumplida la misión, el resto de
buques retornarían al Callao, y los dos nuevos destructores emprenderían la navegación hacia el
Pacífico en abril de 1934.

La creación y establecimiento del Arsenal Naval del Callao

Una de las obras más importantes realizadas en esta época, fue la construcción de un dique y
arsenal naval en la zona norte del puerto del Callao, lo que daría lugar al establecimiento definitivo
de la Base Naval del Callao, consiguiéndose con ello lograr una aspiración institucional de muchos
años, en beneficio de la Escuadra y de la misma marina.

El Conflicto con Ecuador de 1941

Tras diversos incidentes, en julio de 1941 estalló un conflicto de proporciones significativas entre
Perú y Ecuador, que culminó en la ocupación de parte del territorio ecuatoriano por las fuerzas
peruanas y en la suscripción del Protocolo de Río de Janeiro que fijó las fronteras entre ambos
países. Las acciones militares se llevaron a cabo tanto en la costa como en la Amazonía, y en
ambos teatros le cupo una participación a las fuerzas navales.

En el Pacífico, los principales elementos de la Escuadra, compuesta por los cruceros Almirante
Grau y Coronel Bolognesi, los destructores Guise y Villar, y los cuatro submarinos "R",
establecieron un bloqueo marítimo entre Zorritos y el Canal de Jambelí. La labor de la Escuadra
sobre el litoral adversario se vio complementada por la flotilla de patrulleras que operaban desde
Tumbes controlando la zona de los Esteros, logrando capturar dos pequeñas guarniciones
ecuatorianas, las de Payana y Matapalo, así como a la lancha ecuatoriana Hualtaco, contribuyendo
además en la captura de Puerto Bolívar. Por su parte, en la región oriental, la Flotilla Fluvial del
Amazonas proporcionó valioso apoyo logística durante las operaciones para desalojar a los
invasores, participando activa y decisivamente en el combate en el que se logró la captura de
Rocafuerte, sobre el río Napo. Cabe señalar que en el curso del bloqueo de las costas
ecuatorianas, el Villar persiguió al cañonero ecuatoriano Abdón Calderón, frente al Canal de
Jambelí, el 25 de julio de 1941. Esta persecución, en la que se intercambiaron algunos disparos,
concluyó mientras el buque ecuatoriano huía para ocultarse en los esteros.

La Marina de Guerra del Perú y la Segunda Guerra Mundial

Como es conocido, a inicios de setiembre de 1939, luego que fuerzas alemanas invadieran Polonia
mediante una "guerra relámpago", Gran Bretaña le declaró la guerra a Alemania, originándose una
serie de acontecimientos que generalizaron el conflicto en Europa y luego a escala mundial. El
Perú, en un primer momento, decidió no verse involucrado en ese conflicto, pero debido a la
orientación de la política internacional del gobierno del presidente Manuel Prado identificada con
los intereses americanistas, así como por la evidente influencia económica y política de los Estados
Unidos, luego que este último país fuera atacado sorpresivamente por el Japón, el Perú decidió
apoyar a la causa aliada.

Si bien es cierto que nuestro país no tomó parte activa en los diferentes escenarios del conflicto
mundial, la Marina de Guerra de Guerra del Perú, desempeñó un papel fundamental en la
protección y defensa del litoral, especialmente en la zona norte del país en donde se hallaba la
refinería de Talara, que se constituía en una de las áreas productoras de recursos energéticos de
vital importancia para el funcionamiento para la maquinaria e industria bélica aliada, y por
supuesto, para el consumo nacional.

La Marina, desde principios de 1942 hasta mediados de 1945, no obstante la carencia de medios
adecuados y a pesar de no haberse recibido todo el apoyo solicitado a los Estados Unidos,
desempeñó a cabalidad las misiones y tareas que le fueron asignadas en la defensa del litoral,
gracias a la preparación, esfuerzo y profesionalismo desempeñado por las dotaciones de las
diferentes unidades de superficie, submarinas y terrestres destacadas a la zona norte.

El sistema defensivo adoptado para el litoral, conllevó a la creación en 1943 de la Fuerza de


Comandos Navales, la misma que tres años después pasó a denominarse Comando General de
Defensa Costa, base de la actual Fuerza de Infantería de Marina.

LA MARINA DE GUERRA DEL PERÚ EN EL PERIODO 1945 - 1969

Con el término de la Segunda Guerra mundial, la Marina, contando con los excedentes de los
inventarios navales aliados, recién pudo emprender un proceso de renovación de sus unidades,
cuyo tiempo en servicio y obsolescencia eran evidentes. De esta manera, en 1947, se hicieron
gestiones en el extranjero para la adquisición de varios buques que progresivamente eran dados
de baja por ser excedentes de guerra; así fueron adquiridos primeramente en los Estados Unidos
una fragata, rebautizada Teniente Gálvez, dos dragaminas, el Bondy y el San Martín, dos
remolcadores y cuatro barcazas de desembarco, así como dos fragatas en Canadá, rebautizadas
Teniente Ferré y Teniente Palacios. Luego, en 1951 se incorporó a la Escuadra a los destructores
escolta Aguirre, Castilla y Rodríguez. En ese mismo año fueron construidas en Gran Bretaña dos
cañoneras fluviales, la Marañón y la Ucayali, así como un dique flotante, buques todos que hasta la
actualidad continúan prestando valiosos servicios en la región amazónica.

En lo concerniente al arma submarina, en 1951 los cuatro submarinos del tipo R, rebautizados
posteriormente como Casma, Pacocha, Islay y Arica, fueron modernizados en sus astilleros de
origen sirviendo hasta 1959; y entre los años 1952 y 1957 se construyeron en los astilleros de la
Electric Boat & Co. cuatro submarinos tipo S o Mackerel modificado, destinados a reemplazar a sus
predecesores en servicio desde finales de la década de los '20. Estos nuevos submarinos,
retirados del servicio entre 1989 y el 2001, ostentaron los nombres de Abtao, Dos de Mayo
Angamos e Iquique.

En 1958 se dio de baja a los viejos cruceros Grau y Bolognesi, luego de 51 años de servicio. Por
tal razón, y en un gran esfuerzo nacional, entre 1959 y 1960 se concretó la compra de dos
cruceros británicos de la clase Ceylon para reemplazarlos, los que fueron rebautizados Almirante
Grau y Coronel Bolognesi, prestando importantes servicios a la Armada hasta principios de los '80.

Continuando con el programa de adquisiciones, entre los años 1960 y 61, en virtud de la ley de
préstamo y arriendo así como del pacto de asistencia mutua, el congreso de los EE.UU. autorizó a
su gobierno la entrega al Perú de dos destructores tipo Fletcher que recibieron los nombres de
Guise y Villar, así como dos corbetas de la clase Auk, rebautizadas Diez Canseco y Gálvez. En
1963 se adquirió en el mismo país, un transporte de ataque que incorporado con el nombre de
Independencia, fue acondicionado y empleado como buque escuela, a bordo del cual los cadetes
navales realizaron numerosos viajes de instrucción hasta 1988.
Posteriormente, se construyeron en Gran Bretaña seis cañoneras torpederas, y se incorporaron
varias patrulleras para la vigilancia y defensa del litoral, asignadas a la Dirección de Capitanías y
Guardacostas, que vio reforzado su accionar cuando se creó en 1969 el Cuerpo de Capitanías y
Guardacostas.

Es importante mencionar que en el año 1963, fue restablecida la Aviación Naval bajo el nombre de
Servicio Aeronaval, dotando a las fuerzas navales de un indispensable elemento de apoyo en la
guerra naval.

Durante esta etapa, otro aspecto potenciado, fue el de la guerra anfibia, y esto se materializó con
la compra de los buques de desembarco de tanques Chimbote y Paita, y de los de desembarco
mediano Lomas y Atico, con lo que la Infantería de Marina pudo desarrollar su capacidad de
proyección hacia tierra. En lo referente al establecimiento naval terrestre, la creación del Servicio
Industrial de la Marina a partir de las antiguas instalaciones del Arsenal Naval del Callao en 1948,
marcó el inicio del desarrollo de la industria naval de alto bordo en el Perú, cuyo primer hito
importante fue la construcción del petrolero Zorritos en 1957, buque de mayor tonelaje construido
en Sudamérica hasta aquel entonces.

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