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La filosofía puede ser el producto de una crisis exterior, en la que lo que está en
torno a mí parece vacilar y nada parece seguro, o de una crisis interior, en la que
de repente comienzo a dudar de todo lo que hasta ayer daba por aceptado. En este
último caso se produce lo que los griegos llamaban la admiración, cuando hasta las
cosas más sencillas me admiran.
Siempre vi que el sol salía por el este y se ponía por el oeste, pero hoy ese hecho
me produce admiración y me pregunto: ¿por qué el sol sale por el este y se pone
por el oeste? Como dice Aristóteles, éste es un saber sin utilidad, porque
independientemente de lo que yo concluya, el sol seguirá haciendo lo que venía
haciendo. Es un saber por el puro gusto de saber.
Vemos entonces que la filosofía no es para cualquiera, porque, en primer lugar, hay
que tener cubiertas una serie de necesidades para poder ponerse a filosofar.
Si mi preocupación más importante en este momento es cómo hacer para comer,
no puedo ponerme a pensar porqué sale el sol. Además hay gente que, aunque
tenga todas sus necesidades cubiertas, nunca se preocuparía por filosofar.
Luego apareció Sócrates, que se ganaba la vida como escultor y que no dejó ningún
escrito. Lo que nos ha llegado de su pensamiento, lo ha sido a través de su
discípulo Platón .
Cuando tenía alrededor de setenta años, fue acusado por las autoridades de su
ciudad de faltar el respeto a los dioses y de corromper a la juventud por impartirle
enseñanzas en contra de la tradición. Fue celebrado un juicio, cuyo resultado fue
condenar a Sócrates a darse muerte ingiriendo un veneno, la cicuta.
Durante el juicio, se le dio a Sócrates la posibilidad de elegir entre el destierro y la
muerte, y él prefirió la muerte antes que abandonar su ciudad. También sus amigos
hicieron los arreglos para que escapara de la cárcel, pero prefirió morir antes que
quebrantar las leyes.
Decía Sócrates que la filosofía era la preparación para la muerte, y que quien sabe
vivir, sabe morir. Fiel a sus enseñanzas, supo controlarse hasta el final, y murió
acatando lo que le indicaba la razón, que era respetar las leyes de la ciudad en que
había nacido y vivido.
Nos planteamos: ¿qué puede hacerse para vivir mejor, para ser más felices?
Aprendemos a controlar las pasiones en la búsqueda de valores más trascendentes,
descubrimos que es más sabio dominarnos que dar rienda suelta a nuestras
emociones.
El hombre está formado por cuerpo y alma (o espíritu), pero es esto último lo que
nos hace hombres, lo que nos diferencia de los otros animales. Para algunos
pensadores importantes, la forma correcta de ser humano es dar preponderancia a
nuestra parte espiritual en detrimento de nuestra parte animal. Controlándonos y
dominándonos, es como crecemos espiritualmente, como más plenamente
realizamos el ideal del ser humano.
REFERENCIA BIBLIOGRAFICA
VALORACIÓN INTEGRAL
CALIFICACION GUÍA FIRMA FIRMA
DESEMPEÑO
CUALITATIVA CUANTITATIVA DOCENTE ACUDIENTE
SUPERIOR
(96 – 100)
ALTO
(86 – 95)
BASICO
(75 – 85)
BAJO
(10 – 74)