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EL DIVORCIO Y SUS COSTOS

Si bien es cierto la separación de una pareja implica serias consecuencias para los
miembros de una familia a nivel emocional, económico, legal y social, generalmente las
razones que llevan a una pareja a separase son un conjunto de factores que se desarrollan
en el tiempo hasta hacer insostenible la convivencia; las causas y consecuencias de un
divorcio pueden ser el adulterio, el incumplimiento de deberes como conyugue, como
padre o como madre o como maltrato físico entre otros.

A nivel emocional hay muchos sentimientos intensos y encontrados al momento de una


separación, al principio la pareja puede estar impactada por el nuevo estado en el que se
encuentra y no se acostumbra a la vida cotidiana sin el otro miembro de la pareja, aunque
en cada pareja se vive una realidad única, hay algunas señales que se dan y se pueden
ayudar a corregir si ambos ponen se su parte.

Lastimosamente nuestra sociedad no se encuentra con un suficiente grado de


responsabilidad y madurez para formar un hogar, debido a que las parejas se casan a muy
temprana edad y esto afecta mucho porque aun en ese momento no se ha decidido con
claridad que es lo que se quiere para un futuro, incluso la mayoría de veces no están
totalmente seguros si es la persona con la quieren compartir sus cualidades y defectos por
el resto de su vida. Es por esta razón que en un futuro se presenta el divorcio, ya que
forman un hogar sin ningún tipo de responsabilidad y no solo se perjudica la pareja si no
el resto de integrantes de la familia como lo son los hijos que en este caso son los más
afectados como física como emocionalmente.

El divorcio es el fracaso de la relación matrimonial de la que sin duda pueden sentirse


culpables ambas partes. El orgullo, el egoísmo, la intolerancia, la falta de respeto, el
desconocimiento de las necesidades de la pareja, el tratarla como una posesión más que
como un complemento que te permita mejorar, el servir antes que esperar que te sirvan.
Hay quien desea vivir en pareja sin aceptar que ella también tiene su personalidad y que
de lo que se trata es de tolerar para que te toleren. El divorcio es el resultado de la
inmadurez, de la relación en pareja carente de cariño, de experimentar el matrimonio
como relación social que puede iniciarse y finalizarla si no resulta del agrado de los
contendientes todo y que medie descendencia de esa relación. Estamos creando una
sociedad carente de valores en el que los sentimientos se tratan como una relación
comercial. Se usa mientras se precisa y se tira o se cambia por otra cuando no agrada su
funcionamiento.

Acepto el divorcio por incompatibilidad de caracteres aunque entiendo que la relación


prematrimonial debiera de ser tomada con mayor seriedad para evitar llegar a estas
circunstancias.

Cuando por diferentes motivos decides terminar tu matrimonio, debes pasar por un
proceso de separación de cuerpos y posterior divorcio.

Si tú y tu pareja están, en principio, de acuerdo con terminar el vínculo matrimonial,


puedes recurrir a un divorcio de mutuo acuerdo o no contencioso. Para divorciarte de
mutuo acuerdo puedes presentar una demanda en el Poder Judicial o, si se cumplen ciertos
requisitos, recurrir al Divorcio Rápido (Ley N° 29277) que se realiza en municipalidades
y notarías. Este procedimiento dura en promedio de 2 a 3 meses.

Atendiendo a la naturaleza de sus motivos, el divorcio puede ser por mutuo acuerdo, por
separación de hecho y por causal.

Divorcio por mutuo acuerdo:

Se presenta cuando, sin existir aparentes razones de conflicto entre la pareja, ambos
deciden y convienen en poner fin la vida matrimonial. Para estos casos la ley es
sumamente flexible y prevé un procedimiento breve: el Proceso Sumarísimo (Art. 546,
inciso 2, concordado con los Artículos 573 al 580 del CPC).

Divorcio por separación de hecho:

La ley ha previsto aquellos casos en que la pareja ya no hace vida en común, no comparten
el lecho ni la habitación y si ha transcurrido un plazo ininterrumpido mayor a los dos
años, autoriza a cualquiera de los esposos a pedir el divorcio (Art.333, inc. 12 del C.C.).

Divorcio por causal:

Es la clase de divorcio más generalizada aunque también la que mayores conflictos ofrece
entre los cónyuges. Se dice que es por causal porque, en efecto, debe concurrir cualquiera
de las únicas hipótesis establecidas por la ley (Art.333 C.C.) para que surja el derecho en
favor del cónyuge afectado a plantear la demanda judicial.

El divorcio por causal implica una verdadera batalla judicial, pues se trata de demostrar,
con suficiente prueba, la presencia del hecho constitutivo de causal. Por esa razón la
norma procesal abre un procedimiento más amplio, el denominado “Proceso de
Conocimiento”.

CAUSALES DEL DIVORCIO

Las causas por las que procede demandar el divorcio se encuentran debidamente previstas
y claramente establecidas en el artículo 333, incisos 1 al 12, concordado con el artículo
349 del Código Civil. Esto significa que fuera, de dichas hipótesis, el divorcio será
improcedente.

A continuación una amplia explicación de cada una de estas causales:

El Adulterio

Se configura esta causal mediante el trato sexual de uno de los cónyuges con una tercera
persona, violándose así el deber de fidelidad que nace del matrimonio (Caso. El Peruano,
02-09-2002, pg. 9133). El cónyuge ofendido deberá probar esta causal con prueba idónea;
ejemplo: la partida de nacimiento del hijo adulterino. La violencia física o psicológica
que el juez apreciará según las circunstancias.

Antiguamente, se denominaba a este hecho como sevicia pero actualmente tanto la


violencia física como el maltrato psicológico que un cónyuge puede inferir contra el otro
revestiría esta causal. La causal concurre con un hecho intencional, objetivamente
constatable; además, la acción debe producir un daño que determine la imposibilidad de
continuar la vida en común (Caso. Nº 675-98-Amazonas, El Peruano, 20-11-
1998,pg.2070).

El atentado contra la vida del cónyuge

Se trata de la acción deliberada de un cónyuge de querer dar muerte al otro. La acción es


necesariamente intencional y la prueba debe ser fehaciente y no dejar lugar a dudas de
que esa fue la intención. El problema se esclarecerá dentro del correspondiente proceso
penal
La injuria grave, que haga insoportable la vida en común.
Debe entenderse como toda ofensa grave orientada a atacar el honor del otro cónyuge; no
se trata pues de cualquier ofensa, sino que la misma debe ser de tal magnitud que resulte
ya insostenible seguir compartiendo la vida matrimonial.

El abandono injustificado de la casa conyugal por más de dos años continuos o cuando la
duración sumada de los períodos de abandono exceda este plazo. Se trata de la deserción
del hogar conyugal con el evidente propósito de parte del cónyuge que asume esa
conducta al cumplimiento de sus obligaciones de esposo. Esta causal exige tres requisitos:
A) que el demandado haya dejado la casa como común, B) que dicha acción sea
injustificada, C) que el abandono se prolongue por más de dos años (Caso. Nº 2862-99-
Cajamarca, El Peruano, 04-07-2000, pg.5226)

La conducta deshonrosa que haga insoportable la vida en común.


Esta conducta implica una secuencia de actos deshonestos, que al afectar la personalidad
del otro cónyuge le causan un profundo agravio, asimismo, perjudica seriamente la
integridad y dignidad de la familia, atentando la estimación y respecto mutuos que debe
existir entre marido y mujer (Caso. Nº 746-2000-Lima, El Peruano, 30-11-2000,
pg.6447).

El uso habitual e injustificado de drogas alucinógenas o de sustancias que puedan generar


toxicomanía, salvo lo dispuesto en el Art. 347

Acá se está compartiendo la vida común con un drogadicto que se ha convertido en


potencial amenaza del cónyuge y de la familia. Por eso la ley ha querido obrar con justicia
liberando al cónyuge inocente de una vida verdaderamente infernal.

La enfermedad grave de transmisión sexual contraída después de la celebración del


matrimonio
Esta causal de suyo explica y justifica la razón del divorcio. Se quiere proteger a la pareja
del contagio venéreo que supondría seguir manteniendo vida sexual con el enfermo; a la
vez, se evita traer una progenie con taras mentales. Las llamadas ETS son enfermedades
de naturaleza infecciosa o parasitaria que se transmiten por la relación sexual: ladillas,
gonorrea, sífilis, herpes genital, VHI (SIDA), chancro, etc. La prueba es básicamente
médica.
La homosexualidad sobreviniente al matrimonio

La atracción física entre personas del mismo sexo configura homosexualismo y el tema
se plantea de presentarse en uno de los esposos. Tal situación crearía a no dudarlo un
estado insostenible para el matrimonio, lo que ha llevado a constituirlo como causal de
divorcio.

La condena por delito doloso a pena privativa de la libertad mayor de dos años, impuesta
después de la celebración del matrimonio

Con esta causal se quiere evitar la deshonra del cónyuge inocente por hechos criminales
repudiables cometidos por el otro, liberándole de la obligación de continuar atado
legalmente. La prueba de la causal deberá recogerse del juicio penal que al efecto se ha
de instaurar contra el cónyuge culpable.

La imposibilidad de hacer vida en común, debidamente probada en proceso judicial.


Quizás sea esta la única causal abierta en donde pueden entrar hechos o motivos que no
encuadran en las otras previstas por la ley. En realidad, es una salida que se ha querido
brindar a la pareja para poner fin a sus conflictos. Por ejemplo, violencia familiar probada
en un proceso de alimentos; o los actos reiterados de abandono de familia. Las otras dos
causales restantes ya han sido explicadas al inicio.

EFECTOS LEGALES

La ley es clara al señalar que por el divorcio cesa la obligación alimenticia entre marido
y mujer (Art. 350); el cónyuge divorciado culpable perderá los gananciales que proceden
de los bienes del otro (Art.352); ambos no tienen derecho de heredar entre sí (Art. 353);
fenece el régimen de la sociedad de gananciales.

CUÁL SERÁ EL CONSEJOS DEL ABOGADO?

De hecho antes de tomar la decisión de demandar el divorcio, es sumamente importante


consultar con un abogado, quien, por su formación profesional, sabrá orientar con mesura
al cónyuge afligido, enfocando la exacta situación en que se encuentra. En realidad, no
siempre una situación que angustia, aflige o mortifica tiene relevancia para optar por el
divorcio.
En cualquier caso, es importante analizar el problema concreto a efecto de darle el
adecuado tratamiento legal: cuándo es procedente optar por una u otra clase de divorcio,
conforme a lo ya explicado inicialmente. Y es también importante considerar el tiempo
transcurrido desde que ocurrió la causal, pues la ley prevé plazos específicos de
caducidad, esto es, que transcurrido el mismo, ya no es procedente demandar el divorcio.

Ya han pasado 10 años desde que en el Perú, exactamente el 15 de mayo de 2008 se


promulgó la Ley N° 29227 Ley del Divorcio Municipal o Notarial o mejor conocida como
Ley de Divorcio Rápido, la cual permitiría tramitar el divorcio directamente ante una
Notaría o Municipio y no únicamente ante el Poder Judicial como ocurría anteriormente.
De esta forma la norma facilitaría obtener el divorcio en un tiempo aproximado de tres
meses cuando anteriormente y en el caso de mutuo consentimiento tenía una duración de
quince meses a más.

Más allá de lo controversial de esta norma sobre su aporte a la sociedad, podemos analizar
los datos que nos brindan las encuestas acerca de lo acontecido en este periodo. Se puede
mencionar por ejemplo los resultados de la Encuesta Nacional Demográfica y de Salud
Familiar (ENDES) del porcentaje de mujeres divorciadas en edad fértil. Ya que a pesar
de que el porcentaje se mantuvo durante una década hasta el 2008 en 0,2%, el 2009 fue
de 0.3% y a partir del 2010 fue de 0.4% (Instituto Nacional de Estadística e Informática
INEI, 2013). A simple vista estos números podrían parecer falsamente insignificantes,
sin embargo es necesario indicar que estos resultados solo consideran a la población
femenina de 18 a 45 años por lo que la cifra total de la población peruana es aún mayor,
sobre todo teniendo en cuenta que gran parte de divorcios se dan después de los 40’s. Por
ello, analizando información extraída del 2005 al 2010 , el Perú tiene una de las cifras
más altas de número de divorcios por cada 1000 habitantes (2.9) solo siendo superado por
Chile (3.0) y por Estados Unidos (3.6) (Wilcox & Cavallé, 2011). A ello se suman dos
fenómenos que agravan el panorama sobre la desestructuración familiar: el gran
porcentaje de separaciones que desde 1996 no ha dejado de incrementarse y que entre
2005 y 2013 ha aumentado 1,4 puntos porcentuales, constituyendo actualmente el 10.20
% de la población de mujeres en edad fértil (INEI, 2013) y la preocupante disminución
del número de matrimonios, de manera que actualmente el número de matrimonios por
cada mil habitantes en el Perú (3.0) casi iguala su proporción de divorcios.
Frente a estos preocupantes datos cabe preguntarnos, ¿Qué hay detrás de estas cifras? O
mejor dicho ¿Quiénes?. Por supuesto están las familias, pero también están los niños de
estos hogares y toda la sociedad que en su conjunto resiente sus efectos y paga sus costos.

Como se sabe, los mayores daños del fracaso familiar son el sufrimiento personal, la
inestabilidad y el deterioro de las relaciones ya que normalmente suele haber serios
problemas para la obtención del divorcio, la custodia, el régimen de visitas y para proveer
económicamente al hijo. Sin embargo, es necesario considerar que relacionado a este
fracaso también hay un importante elemento financiero. Datos acerca de los efectos del
divorcio en las familias muestran que el ingreso familiar después del divorcio cae
alrededor de un promedio de más del 20% y que la pobreza no solo es más frecuente en
este tipo de familias sino que además comienza inmediatamente después de la ruptura
marital y es más duradera (Behrman & Sandman, 1994). Cabe recordar que los más
vulnerables a la pobreza luego de la ruptura familiar son los niños involucrados, lo cual
puede estar relacionado a que el monto promedio de ganancias por parte de la madre se
reduce en un 60% después del divorcio (Teachman y Paasch, 1994) y que el apoyo
financiero del padre no residente con el hijo puede llegar a ser insuficiente debido a que
pagar el monto asignado para su manutención depende de su motivación y habilidad.
Prueba de ello es que cerca de la mitad de madres divorciadas en Estados Unidos no
reciben manutención a pesar del apoyo por parte de la justicia por mediar en cada caso
(Behrman y Sandham, 1994). Estos efectos, que parecen ser comunes en todos los países,
llevan a concluir que el fracaso familiar es el mayor camino hacia la pobreza, pues
conlleva al fracaso escolar, la dependencia económica, el desempleo, al grave
endeudamiento y la adicción (Walberg y Mrozek (2009).

Lamentablemente, las secuelas del divorcio no solo empobrecen al hogar destruido sino
que también inciden a nivel macroeconómico en la sociedad.

De igual manera que los niños que son criados de familias intactas de padres casados
tienen mayores probabilidades de convertirse en trabajadores integrados y productivos,
el sistema económico ha avanzado en tanto que las familias han permanecido unidas y en
funcionamiento. El fracaso familiar por tanto incide en el crecimiento económico y en los
gastos que tiene que realizar el gobierno para cubrir las carencias que este ocasiona:

En primer lugar el matrimonio es un agente causal de crecimiento que constituye de un


tercio a un cuarto de la contribución del capital humano al crecimiento macroeconómico,
por lo que el divorcio afecta la contribución humana a la productividad y por lo tanto a la
macroeconomía. Al parecer, durante toda la transición del matrimonio al divorcio los
trabajadores llevan con ellos al mercado económico su productividad, por lo que la
disminución en su productividad y por ende en sus ingresos se ve reflejado en el
crecimiento macroeconómico, mientras que la tasa de crecimiento de ganancias de los
hombres en matrimonios intactos se mantiene año tras año aún más constante que el
propio crecimiento económico (Potrykus & Fagan, 2012).

En segundo lugar el divorcio genera una mayor necesidad de inversión por parte del
Estado en asistencia social a las familias, un ejemplo de ello es que en Estados Unidos el
39% de mujeres divorciadas con custodia de sus hijos viven en pobreza por lo que con el
divorcio el número de familias que reciben asistencia pública se duplica y en el caso de
las familias que reciben cupones de alimentos se triplica (Behrman y Sandman, 1994).
Esto genera además una disminución en la atención altruista y no remunerada que brindan
las familias a personas dependientes como los menores, personas mayores y enfermos
(Aznar y Belmonte, 2013) cuya falta tendrá que ser afrontada con presupuesto del estado.

Ante este panorama, nos queda reflexionar si es que la aceleración del proceso de divorcio
realmente contribuye a que un matrimonio con problemas se “solucione” o si
simplemente se está mirando esta problemática de la manera incorrecta. En este punto
conviene considerar qué alternativas más efectivas puede proponer el Estado por medio
de políticas y programas a través de un verdadero análisis del problema. Ya que como
hemos mencionado, todos los costos familiares, económicos y sociales de la ruptura
familiar es un precio que terminamos pagando todos.
Referencias

Aznar, J & Belmonte, I. (2013) Las Familias como elemento subsidiario del Estado de
bienestar, Revista de la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas de Elche, 1(9), 1-20.

Behrman, R. & Sandham L. (1994) Children and Divorce: Overview and Analysis, The
Future of Children, 4(1), 4- 14

Instituto Nacional de Estadística e Informática [INEI] (2013). Encuesta Demográfica y


de Salud Familiar: Nacional y departamental, 2012. Perú.

Potrykus, H. & Fagan, P. (2012) The Divorce Revolution perpetually reduces U.S.
economic growth: divorce removes a fourth of head-of-households productivity growth.
Recuperado de http://marri.us/productivity-divorce

Walberg, R. & Mrozek, A. (2009) Private choices, public costs: How failing families cost
us all Ottawa: Institute of Marriage and Family Canada.

Wilcox, B. & Cavallé, C. (2011) The sustainable demographic dividend: What do


marriage and family have to do with the economy? Charlottesville: The Social Trends
Institute.

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