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Si bien es cierto la separación de una pareja implica serias consecuencias para los
miembros de una familia a nivel emocional, económico, legal y social, generalmente las
razones que llevan a una pareja a separase son un conjunto de factores que se desarrollan
en el tiempo hasta hacer insostenible la convivencia; las causas y consecuencias de un
divorcio pueden ser el adulterio, el incumplimiento de deberes como conyugue, como
padre o como madre o como maltrato físico entre otros.
Cuando por diferentes motivos decides terminar tu matrimonio, debes pasar por un
proceso de separación de cuerpos y posterior divorcio.
Atendiendo a la naturaleza de sus motivos, el divorcio puede ser por mutuo acuerdo, por
separación de hecho y por causal.
Se presenta cuando, sin existir aparentes razones de conflicto entre la pareja, ambos
deciden y convienen en poner fin la vida matrimonial. Para estos casos la ley es
sumamente flexible y prevé un procedimiento breve: el Proceso Sumarísimo (Art. 546,
inciso 2, concordado con los Artículos 573 al 580 del CPC).
La ley ha previsto aquellos casos en que la pareja ya no hace vida en común, no comparten
el lecho ni la habitación y si ha transcurrido un plazo ininterrumpido mayor a los dos
años, autoriza a cualquiera de los esposos a pedir el divorcio (Art.333, inc. 12 del C.C.).
Es la clase de divorcio más generalizada aunque también la que mayores conflictos ofrece
entre los cónyuges. Se dice que es por causal porque, en efecto, debe concurrir cualquiera
de las únicas hipótesis establecidas por la ley (Art.333 C.C.) para que surja el derecho en
favor del cónyuge afectado a plantear la demanda judicial.
El divorcio por causal implica una verdadera batalla judicial, pues se trata de demostrar,
con suficiente prueba, la presencia del hecho constitutivo de causal. Por esa razón la
norma procesal abre un procedimiento más amplio, el denominado “Proceso de
Conocimiento”.
Las causas por las que procede demandar el divorcio se encuentran debidamente previstas
y claramente establecidas en el artículo 333, incisos 1 al 12, concordado con el artículo
349 del Código Civil. Esto significa que fuera, de dichas hipótesis, el divorcio será
improcedente.
El Adulterio
Se configura esta causal mediante el trato sexual de uno de los cónyuges con una tercera
persona, violándose así el deber de fidelidad que nace del matrimonio (Caso. El Peruano,
02-09-2002, pg. 9133). El cónyuge ofendido deberá probar esta causal con prueba idónea;
ejemplo: la partida de nacimiento del hijo adulterino. La violencia física o psicológica
que el juez apreciará según las circunstancias.
El abandono injustificado de la casa conyugal por más de dos años continuos o cuando la
duración sumada de los períodos de abandono exceda este plazo. Se trata de la deserción
del hogar conyugal con el evidente propósito de parte del cónyuge que asume esa
conducta al cumplimiento de sus obligaciones de esposo. Esta causal exige tres requisitos:
A) que el demandado haya dejado la casa como común, B) que dicha acción sea
injustificada, C) que el abandono se prolongue por más de dos años (Caso. Nº 2862-99-
Cajamarca, El Peruano, 04-07-2000, pg.5226)
La atracción física entre personas del mismo sexo configura homosexualismo y el tema
se plantea de presentarse en uno de los esposos. Tal situación crearía a no dudarlo un
estado insostenible para el matrimonio, lo que ha llevado a constituirlo como causal de
divorcio.
La condena por delito doloso a pena privativa de la libertad mayor de dos años, impuesta
después de la celebración del matrimonio
Con esta causal se quiere evitar la deshonra del cónyuge inocente por hechos criminales
repudiables cometidos por el otro, liberándole de la obligación de continuar atado
legalmente. La prueba de la causal deberá recogerse del juicio penal que al efecto se ha
de instaurar contra el cónyuge culpable.
EFECTOS LEGALES
La ley es clara al señalar que por el divorcio cesa la obligación alimenticia entre marido
y mujer (Art. 350); el cónyuge divorciado culpable perderá los gananciales que proceden
de los bienes del otro (Art.352); ambos no tienen derecho de heredar entre sí (Art. 353);
fenece el régimen de la sociedad de gananciales.
Más allá de lo controversial de esta norma sobre su aporte a la sociedad, podemos analizar
los datos que nos brindan las encuestas acerca de lo acontecido en este periodo. Se puede
mencionar por ejemplo los resultados de la Encuesta Nacional Demográfica y de Salud
Familiar (ENDES) del porcentaje de mujeres divorciadas en edad fértil. Ya que a pesar
de que el porcentaje se mantuvo durante una década hasta el 2008 en 0,2%, el 2009 fue
de 0.3% y a partir del 2010 fue de 0.4% (Instituto Nacional de Estadística e Informática
INEI, 2013). A simple vista estos números podrían parecer falsamente insignificantes,
sin embargo es necesario indicar que estos resultados solo consideran a la población
femenina de 18 a 45 años por lo que la cifra total de la población peruana es aún mayor,
sobre todo teniendo en cuenta que gran parte de divorcios se dan después de los 40’s. Por
ello, analizando información extraída del 2005 al 2010 , el Perú tiene una de las cifras
más altas de número de divorcios por cada 1000 habitantes (2.9) solo siendo superado por
Chile (3.0) y por Estados Unidos (3.6) (Wilcox & Cavallé, 2011). A ello se suman dos
fenómenos que agravan el panorama sobre la desestructuración familiar: el gran
porcentaje de separaciones que desde 1996 no ha dejado de incrementarse y que entre
2005 y 2013 ha aumentado 1,4 puntos porcentuales, constituyendo actualmente el 10.20
% de la población de mujeres en edad fértil (INEI, 2013) y la preocupante disminución
del número de matrimonios, de manera que actualmente el número de matrimonios por
cada mil habitantes en el Perú (3.0) casi iguala su proporción de divorcios.
Frente a estos preocupantes datos cabe preguntarnos, ¿Qué hay detrás de estas cifras? O
mejor dicho ¿Quiénes?. Por supuesto están las familias, pero también están los niños de
estos hogares y toda la sociedad que en su conjunto resiente sus efectos y paga sus costos.
Como se sabe, los mayores daños del fracaso familiar son el sufrimiento personal, la
inestabilidad y el deterioro de las relaciones ya que normalmente suele haber serios
problemas para la obtención del divorcio, la custodia, el régimen de visitas y para proveer
económicamente al hijo. Sin embargo, es necesario considerar que relacionado a este
fracaso también hay un importante elemento financiero. Datos acerca de los efectos del
divorcio en las familias muestran que el ingreso familiar después del divorcio cae
alrededor de un promedio de más del 20% y que la pobreza no solo es más frecuente en
este tipo de familias sino que además comienza inmediatamente después de la ruptura
marital y es más duradera (Behrman & Sandman, 1994). Cabe recordar que los más
vulnerables a la pobreza luego de la ruptura familiar son los niños involucrados, lo cual
puede estar relacionado a que el monto promedio de ganancias por parte de la madre se
reduce en un 60% después del divorcio (Teachman y Paasch, 1994) y que el apoyo
financiero del padre no residente con el hijo puede llegar a ser insuficiente debido a que
pagar el monto asignado para su manutención depende de su motivación y habilidad.
Prueba de ello es que cerca de la mitad de madres divorciadas en Estados Unidos no
reciben manutención a pesar del apoyo por parte de la justicia por mediar en cada caso
(Behrman y Sandham, 1994). Estos efectos, que parecen ser comunes en todos los países,
llevan a concluir que el fracaso familiar es el mayor camino hacia la pobreza, pues
conlleva al fracaso escolar, la dependencia económica, el desempleo, al grave
endeudamiento y la adicción (Walberg y Mrozek (2009).
Lamentablemente, las secuelas del divorcio no solo empobrecen al hogar destruido sino
que también inciden a nivel macroeconómico en la sociedad.
De igual manera que los niños que son criados de familias intactas de padres casados
tienen mayores probabilidades de convertirse en trabajadores integrados y productivos,
el sistema económico ha avanzado en tanto que las familias han permanecido unidas y en
funcionamiento. El fracaso familiar por tanto incide en el crecimiento económico y en los
gastos que tiene que realizar el gobierno para cubrir las carencias que este ocasiona:
En segundo lugar el divorcio genera una mayor necesidad de inversión por parte del
Estado en asistencia social a las familias, un ejemplo de ello es que en Estados Unidos el
39% de mujeres divorciadas con custodia de sus hijos viven en pobreza por lo que con el
divorcio el número de familias que reciben asistencia pública se duplica y en el caso de
las familias que reciben cupones de alimentos se triplica (Behrman y Sandman, 1994).
Esto genera además una disminución en la atención altruista y no remunerada que brindan
las familias a personas dependientes como los menores, personas mayores y enfermos
(Aznar y Belmonte, 2013) cuya falta tendrá que ser afrontada con presupuesto del estado.
Ante este panorama, nos queda reflexionar si es que la aceleración del proceso de divorcio
realmente contribuye a que un matrimonio con problemas se “solucione” o si
simplemente se está mirando esta problemática de la manera incorrecta. En este punto
conviene considerar qué alternativas más efectivas puede proponer el Estado por medio
de políticas y programas a través de un verdadero análisis del problema. Ya que como
hemos mencionado, todos los costos familiares, económicos y sociales de la ruptura
familiar es un precio que terminamos pagando todos.
Referencias
Aznar, J & Belmonte, I. (2013) Las Familias como elemento subsidiario del Estado de
bienestar, Revista de la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas de Elche, 1(9), 1-20.
Behrman, R. & Sandham L. (1994) Children and Divorce: Overview and Analysis, The
Future of Children, 4(1), 4- 14
Potrykus, H. & Fagan, P. (2012) The Divorce Revolution perpetually reduces U.S.
economic growth: divorce removes a fourth of head-of-households productivity growth.
Recuperado de http://marri.us/productivity-divorce
Walberg, R. & Mrozek, A. (2009) Private choices, public costs: How failing families cost
us all Ottawa: Institute of Marriage and Family Canada.