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jor-IN RAW/Ls
Harvclrcl U/-z z'-z,*e†'_s*z'ty
II
l ¿.
7- il-bid-. Piïgä- S3?-'$31 Acerca de la función que una concepción de la justicia de-
sempeña en la reducción de la divergencia de opiniones, vean.-se págs. 44 y sig., 53, 314 y 564.
Sigo la versión en español de este principio que ofrece jorge Vigil Rubio. Véase
J. Rawls, So/are [ar Zz'/:¢:››'¿ade_s', Barcelona, Paidós, 1990, pág. 33. [N. del T.]
son concebidos como personas dotadas de las capacidades morales que
los habilitan para participar de la sociedad, entendida como un sistema
equitativo de cooperación mutuamente ventajoso. Estos _ç1_ps__p1:i1'1cipios -I-Ibi
....¢,L.,.eíta1al,9..v,sara.aar.r.iti_a....§ls,,...ifalsas....if...t2.tia.smi.a§
..12áSi<10S iffiplísi; 1
tamentereconqçidos. Esperamos formular estas ideas y principios con 'I
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j_1___1s__l;_o_.
Para asegurar este acuerdo proçu 1_~;ç1mc›s, en la medida de lo
posible, evitar las cuestiones controvertidas, sean filosóficas, morales o
religiosas. Procedemos de esta manera, no porque estas cuestiones sean
irrelevantes o porque las encaremos con indiferencia,"' sino porque cree-
mos que son muy importantes y reconocemos que no exiSE€ 1.11121 f01`ÚT'¡-1
de resolverlas politicamente,,,,,l:¿,;},¿_§inica_alternativa al principio de la tole-
.1;e!as.ia ss sl smr1ss..,.fsst9sft.â.EiE..°,Flsï 1
justicìii"ë'öiìì'ó`i'ëEjÍi'-i'd ad clelib erz1cl'§iiiå'e'i¿i"i¡É=.ïi"'š""" ""
L eirnanece en la stlpeirficie, filo-
sóficamente hab.lanc.lo. Dadas las profundas diferencias en las creencias
y concepciones del bien, al menos desde la Reliorma, clebemos recono-
cer que, al igual que en cuestiones morales y religiosas, no se puede lle-
gar a un acuerdo en las cuestiones básicas de la filosofia sin la violación
estatal de las libertades básicas. ,_'_¢_0mQ___bp¿'¡_S_q¿¿_¢¿[çl¿;_¿i_,_v_e
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d:=1.cl__a'cercav_c_lf_†“
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.. . orden
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Procu ramos, por lo tanto, dejar de lado, siempre que sea p0SllDl€› 1215
controversias filosóficas, y buscar las formas de evitar los problemas me-
talfísicos de larga data. De esta manera, en lo que he llamado «construc-
tivismo kantiano», tratamos de evitar el problema ¿le la verdad y la con-
troversia entre realismo y subjetivismo en cuanto al stzztzzs de los valores
morales y políticos. Esta forma de constructivismo no afirma ni niega es-
tas doctrinas.” En cambio, reformula ideas de la tradición del contrato
Social para obtener una concepción práctica de la objetividad y la justi-
ficación fundada en el acuerdo público, al¢¿1n-¿ado tras un proceso de
debida reflexión. p_1__f_Qpó_spi_t9_re_s'_e_l_a.cuerdo
libre, la reconciliación a tra-
,___vés dela razón, ., pública Y
.. - › cleljiníijsrniój
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moc oi (`conÍío ve1Éerrió`š="ëií“"liiwsiec-
clon V), una concepción de la persona desde una perspectiva politica,
por ejemplo, la concepción delos ciudadanos como perS01'121S lìbl-'$5 ¢
lguales, no necesita implicar, creo, cuestio nes de psicologia filosófica o
III
\ ' ”
La j usticia como equidad parte de esta idea, que supone implicita en la
cultura pública de una sociedad democrática."* En su pensamiento poli-
tico y en la discusión de los asuntos públicos, los ciudadanos no ven el
orden social como un orden natural fijo ni como una jerarquía institu-
cional justificada en base a valores religiosos o aristocráticos. impor-
tante clestacar que desde otros puntos de vista, por ejemplo, el de la mo-
ralidad personal, el de los miembros de una asociación o el de una
doctrina religiosa o filosófica, diversos aspectos del mundo y de la rela-
ción que cada uno mantiene con él pueden ser considerados de diferen-
te manera. Estos otros puntos de vista no deben ser introducidos en la
discusión politica acerca de las bases constitucionales y los problemas
fundamentales de la jt1sti_çia¿____
Podemos especificarjseñalando tres de
i]›-_ø_..¡\.¡« `.. v Q
›. ¡_ ___..,_¡__ .¢.¢.,_. ,,.. ..._ ua.
¿ Í . . nn...
14. Aunque fl "l"/Ji-:r››~y 0/']u_rtz`ce presenta esta idea en sus primeras páginas, no des-
taca, como lìaggo aqui y en «Kantian (_¬.onstru~;:tivism in Moral Tlieoty», que las ideas bá-
sicas de la justicia como equidad se consideran implícitas o latentes en la cultura pública
de una sociedad democrática.
iinpai'ticlas por una autoridad central. La cooperación está guiada por
reglas y procedimientos públicamente reconocidos que quienes coope-
ran a__ceptan y consideran adecuados para regular su conducta;
la cooperación implica la idea de términos equitativos de coo-
peración: trata de términos que todo participante puede razonable-
mente :aceptar siempre que, de la misma manera, los acepten los demás.
Estos términos equitativos de cooperación implican la idea de recipro-
cidad: todas las personas que' participan en el sistema de cooperación y
que cumplen sus obligaciones según lo requieren las reglas y procedi-
mientos recibirán un beneficio determinado en base a un criterio ade-
cuado de medición. Una concepción política de la justicia define los tér-
minos equitativos de cooperación. Dado que el principal ámbito de la
justicia es la estructura básica de la sociedad, estos términos equitativos
se expresan en principios que definen los derechos y deberes básicos
dentro de sus principales instituciones y que regulan las disposiciones
básicas de justicia a lo largo del tiempo, de manera que los beneficios
producidos por el esfuerzo de todos sean correctamente adquiridos y
distr_j_buidos de generación en generación; -
fc) la idea de cooperación social requiere una idea del bien o de la
vei1\ta`ja racional de cada participante. La idea del bien representa el
objetivo que procuran alcanzar quienes participan en el sistema de coo-
peración, sean individuos, familias, asociaciones o incluso gobiernos,
cuando el esquema es considerado desde su propio punto de vista.
d e el l--1 0 tv I
gi.-1_A_i.ji?igl_ga
: _ sen tido....de....l.a.. j_us__|:i ci a_ _y_ la _ capa cidad _ d_ _ ,el a bo _i_'j _i¿'i__1_.j' ¡ii iia
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'i`il'iÉi~"iiWi1¡_'›licar
› y actuar en base. a la concepción pública de la justicia que
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la ctwiope el jejiitejiiiidiiclówii en"jsjei1 tido estrecho,
Sirï<`5""ë`¿'¬`ì'fi“ó`Tïíi"iì"É¿›j11¢¢i›¢iófl li1.!a11.:
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este modo, una concepción del bien normalmente consiste en iinesique-
ma más o menos determinado de fines últimos, es decir, fines que de-
seamos rea_li.'z.tu.¬ por su propio valor, así como en vínculos con otras
personas y .lealtades a diversos grupos y asociaciones. Estos vínculos y
lealtades dan lugar a afectos y devociones, y las personas y asociaciones
que son objeto de estos sentimientos también forman parte de nuestra
concepción del bien. Más aún, debemos incluir en dicha concepción la
visión de nuestra re.lac.ión con el mundo (religiosa, filosófica y moral.) ;
una visión a través de la cual entendemos el sentido, el valor y la impor-
tancia de nuestros fines y vinculos.
Además de poseer estos dos poderes morales, las personas efectiva-
mente suscriben, en todo momento, una particular concepción del bien
que procuran alcanzar. Puesto que comenzamos con la idea de la socie-
dad como sistema equitativo de cooperación, suponemos que las perso-
nas como ciudadanos poseen todas las capacidades que les permiten ser
miembros normales y plenamente cooperativos de una sociedad. Esto
no implica, por supuesto, que nadie sufre enfermedades y accidentes;
tales desgracias son esperables en el curso ordinario de la vida y debe-
mos preverlas y procurar su prevención. Pero, en función de nuestros
1.1Q.s.s..e_s±19.P@f11CiÓasss.i¿L_S9,E1's,,_fç_ì,L.1.ç,ì1151dt-'W105 lilãïså
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l_o_lz11'go die¬`iÍi`i:iiiz1 ivicla__\en_t_e__r_a_P Esta cuestióniirepjiiiesieiiijitiiflii-l¬`eje" critica
libeiriiliiailamaiiìšiióifiiacia en los siglos xvn y ïxvnr, de la crítica de los socia-
listas a la democracia constitucional liberal en los siglos xl)-t y mt', y del
conflicto actual entre el liberalismo y el co1ise|rvadut'ismo en torno a los
derechos de propiedacl privada y a la legitimidad (como opuesta a la
efectividad) de las políticas sociales asociadas con lo que se ha llamado
el «estado de bienestar». /
IV
_~.-_¿¢.-...-.-¡nt-4›.....~,.¢.;..-›¬--III*¬IIr L'v'I"'°¬“*"'¢-"""'*""~*'I-~wv¢.-¬›-...~.....¬... -1---.«.-tw .. _... .. -...-..._ ...H »...- ._ _..--_ ..›'¬.,. ..«..-...--›-›.-›.. ;-›--....- .- .........~¬f-¢-.---0""--›Ir 7 .
b en ser estab ec1 os pot alguna autoridad externa, distinta de las perso-
_ L d
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inteligencia, etc.). Cuando decimos que las partes actúan tras un velo F1
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1
esto es, una posición que define las condiciones que consideramos E
2
equitativas para que los representantes de ciudadanos libres e iguales
definan los términos de cooperación social rectores de la estructura bá-
sica de la sociedad; y puesto que también establece las restricciones, -. .- .-
que consideramos aceptables, a las razones que las partes pueden ale- ì_.u.-_
1.11?L1_lL.lM.š1___ftii1damen
tal de la sociedad coino un sistema
f_¶¶{_§ de cooperación en tre"iciiiiclialiliiiiiiifiišliiiöiïš`i'd'e`fiïi`Elóišilibiëis i
les_. Existen, no obstante, ciertos peligros implícitos en el uso de esta
ii:ie:.i. Como mecanismo de representación, su i;1l1:›sl:racción puede genc-
rar confusiones. En particular, puede parecer que la descifi_pción de las
partes presupone una particular concepción rnetafísica de la persona;
por ejemplo, que la naturaleza esencial de las personas independien-
te de, y anterior a, sus atributos contingentes, incltiyei¬ido sus fines últi-
mos, sus víncu los e, incluso, su carácter como un todo. (fireo que esto es
una ilusión que tiene lugar cuando no se ve la posición original como
un mecanismo de representación. El velo de la igi'1orar1cia, por mencio-
nar u.na característica sobresaliente de esta posición, no posee implica-
ciones metafísicas con respecto a la nattiiraleza del yo; no implica que
yo sea ontológicamente previo a los atributos de las personas que las
partes tienen prohibido conocer. Podemos, por asi decirlo, ingresar en
esta posición en cualquier momento con el simple hecho de iniciar un
proceso de reflexión, orientado a establecer los principios de justicia,
que encuentre sujeto a las restricciones mencionadas. Cuando, de
esta manera, siinulainos encontrarnos en la posición original, nuestro
|'az.t¬›na1niento no nos compromete con una doci: rin a metafísica de la n a-
turaleza de.l yo en mayor medida que nuestra actuación en una obra de
teatro, digamos en el papel de _i\/l'.¢zcè¢*1.'/9' o Ísfztiy 1\/fm;/act/:›, nos obliga a
pensar que realmente somos un rey o una reina involucrados en una lu-
cha desesperada por el poder p'olitico:` Debemos tener presente que es-
tamos intentando elucidar de que manera puede ser expuesta la idea de
[la sociedad como un sistema equitativo de cooperación social con el
proposito de especificar los principios más apropiados para realizar las
instii:uciones de la libertad y la igualdad cuando los ciudadanos son con-
cebidos como personas libres e iguales.
*i
f=1¢1<>S:. .1 la,.p,Qa.¢,i0a,,,0;igin ia
Fej:i'eser1tzici<5i1 de su liberi:ad parece despertar la sospecha que la
idea de la posición origin;;t| presupone una doctrina metafísica. Dado
que se supone que los ciudadanos se ven a_,s_i___ini,sin<ns como individ_uos
=*¢“""'“"`-N-unneI»2¶~v›,-¢,_L-¢-Hv=¬-.-If-H-1-ua-<u¢.v.\-4-mi ww ~n-\\-n-=-:- -'f-\. _ *___ I __ _,"_ _.¬...¢............... .....,-.,.,,..¬--›...,_, ¬›
“lil2_i¿g§_ñen_'1trge¬s_di_mensi`on'es, examino cada una de ellas e indico por qué
la,,f;.a.i1,ss,i:›.,sì_iêaasla,.12 .Pvf-1-li ii,<¿ffi`4-f~ïfiï*
En primer lt1g:;if,ii›_li_l2_i¿est_enme_l se_i1ti§lp de que se
conciben a sí n1is1n_§¿§_,y__¿1_lpfsmdic.§i1_Ãsicon1o itlr›t-aiclios iclieiilaucapiiicifliiidmniió-
H lliil:dfšÍ}Íi=å1`iišÍšÍ`!.Íil§ÄiifiÍÍiii?*I C011Cfíií5"fÍl'ëlÍl§iišiiï”lï`§f5"ï5'ïiiï¡'ii¿1i5iÉlëiïïíi`"¿iiiÉ,
cómo parte de su ciiifiiiieijåiciiióiiìiiipolitica, se vean a si mismos inclefinida-
mente aferrados a la prosecución de una particular concepción del bien.
Antes bien, como ciudadanos, se consideran capaces de revisar y modi-
ficar esta concepción en base a fundamentos razonables y racionales, y
pueden hacerlo si asi lo clesean. Como personas libres, los ciudadanos
exigen el derecho de que su persona sea considerada independiente de
tocla concepción particular del bien y de su esquema de fines últimos;
exigen no ser identificados con ellos. Dada su capacidad moral para ela-
borar, revisar y perseguir racionalmente una concepción del bien, los
cambios que en ella se producen a lo largo del tiempo no afectan su
identidad pública como personas libres. Por ejemplo, cuando los ciu-
dadanos se convierten de religión o, simplemente, abandonan la fe, no
dejan de ser, por cuestiones de justicia politica, las inismas personas que
eran antes. No pierden lo que podriamos llamar su identidad pública, su
identidad como cuestión de ley básica. En general, mantienen las mis-
mas libertades y obligaciones fundamentales, cuentan con las mismas
propiedades y pueden formular los mismos reclamos que antes, a menos
que estos reclamos se encuentren conectados con su filiación religiosa
previa. Podemos imaginar una sociedad (de hecho, la historia ofrece nu-
merosos ejemplos) en la cual los derechos básicos y los reclamos válidos
dependen de la filiación religiosa y dela clase social. l-isa sociedad posee
una concepción política de la persona enteramente clistinta. Carece de una
concepción igualitaria de la ciudadania, pues esta concepción supone
que la sociedad es un sistema equitativo de cooperación entre ciudada-
nos libres e iguales.
Resulta esencial destacar que, en sus asuntos personales o en la vida
interna de las asociaciones a las que están afiliados, los ciudadanos pue-
den concebir sus preferencias y fines últimos de una maneraimuy dife-
rente de la involucrada en la concepción política. Los ciudadanos pue-
den tener, y normalmente tienen en todo momento, afectos, devociones
y lealtades de los cuales creen que no podrían, ni deberían, desprender-
se para evaluarlos objetivamente desde la perspectiva de su valor pura-
ÃL..os ciudadanos consideran que sus reclamos tienen un peso propio, in-
c'lepe_1j_icli§;nten1ente de que se deriven delos deberes y obligaciones espe;
cil: icad os po r un' l`š2í"j'ï§išEi'E`i`ïí'§`”`j¿ïö`i*“"ìE.*`j?å'1'Íi1 plo, de l._c;_›_s
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ob.li<-vaciones hacia la sociedaicli"Íïaiia iniieisitfr¿§§i"`p'iiZïfj§'óši`ios-'intam-
¡¡,¡' ...cu 'I\.-....¢/1.-1%-d-fJnss¢.-.|,1,¿v ¡ ` ¡ øì ¡ J d ¡ ¡ _ _,-¡.-_.. “Q-.¡_...a an-I...-,Q `,.;j
bieii debemos suponer que son autogeneraclos los reclamos que los ciu-
dadanos consideran fundados en deberes y obligaciones basados en la
concepción del bien y la doctrina moral que sostienen en su propia vida.
Esto resulta razonable en una concepción política de la justicia elabora-
da para una democracia constitucional, pues, siem p re que las concepcio-
nes del bien y las doctrinas morales que los ciudadanos sostienen sean
compatibles con la concepción pública de justicia, estos deberes y obli-
gaciones son autogenerados clescle el punto de vista politico.
Cuando describimos el sentido en que los ciudadanos se consideran
libres, estamos describiendo la manera en que los ciudadanos se piensan
a si mismos en una sociedad democrática cuando sui*gci1 problemas de
justicia política. El hecho de que este aspecto pertenece a una concep-
ción politica particular resulta claro en el contraste con una concepción
politica diferente, en la cual la gente no se consiclera fuente autogenera-
da de reclamos xfálidos. Antes bien, sus reclamos no tienen peso a menos
que deriven de los deberes y obligaciones hacia la sociedad o de sus ro-
les adscritos en una jerarquía social' justificada por valores religiosos o
aristocráticos. Para tomar un caso extremo, los esclavos no son conside-
rados fuente de reclamos, ni siquiera de reclamos basados en los debe-
res y ob|i_g-aciones sociales. Las leyes que prohiben el maltrato y el abu-
so los esclavos no se fundamentan en sus reclamos, sino en reclamos
[formulados por sus amos o en los intereses generales de la sociedad (que
no incluyen los intereses de los esclavos). Los esclavos se encuentran,
para decirlo de alguna manera, socialmente muertos: no son reconoci-
dos como personas en ningún sen tido.1°_Í,lfÉ.stç;__con_t,i†a_s,te,,n1u_estr_a,_ p__or_ ,qué
el hecho de con§eb`i_r__a__l_os___ciudadanoscomo peifscwijias res
en virtud eii-
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fee,Ejesa',5s1;s's;;“¿¡.ss,aaíiä1¿Bï;;;:r«;ï±ì隣í±-ï;”ìä)ii1?-
te cl§;_f__,L__1..l11=11___1_2_aijt_i_§ul:«1r concepción política de la persona. Esta c<.›i1ce|>cióii"i"
de la persona se iijisei. fa`"Éiì"`Íi'iïa"'c'on cepciióvn
da sociedad como un sistema de cooper'-a§_i._gf¿n_,_*_cpy*_¬
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zo. Para la idea de muerte social, ver Orlando Patterson, .S`la.ve:jy and Sor:z`aZ.Deat/J,
Cambridge MA, Harvard University Press, -1982., esp. págs. 5-9, 38-45, 337. -
2.1. Véase «Social Unity and Primary Goods», en Amartya Sen y Bernard \){/illiams
(comps.), Utz`[z'tar{anz'sr:›2 and Beyond, Cambridge, Cambridge University Press, E982, § IV,
pags. 167-170. i
a los dos elementos principales de la idea de coopeifi-.1ciói'i: la idea de tér-
minos equitativos de cooperación y la idea del bien o de la ventaja ra-
cional de cada participante.
Segtindo, en esta sección (V), examinamos itres aspectos en que las
personas son consicleradas libres; también señalamos qiie en la culitura
poli tica pública de los i,'egíinenes clemocráticos constiiïliicionales, los ciu-
dadanos se conciben a si mismos libres en estos sentidos.
Tercero, puesto que la cuestión de cuál. la concepción de la justi-
cia politica más apropiada para realizar, a traves de las instituciones
básicas, los valores de la .libertad y la igualdad ha dado liig-ai' a una
pitoliincla controversia dentro de la misma tradición democrática, el
propósito de la justicia como equidad es resolver esta disputa partiendo
de la idea de la sociedad como sistema equitativo de cooperación, cuyos
i'éi'minos son acordados por los propios ciiidad:.1nos, considerados per-
sonas libres iguales. E11 la-sección IV, vimos por que esta aproxima-
ción, cuando consideramos que la estructura basic:-i de la sociedad el
objeto primario de la justicia, nos conduce a la idea de la posición ori_e,i--
nal coino mecanismo de i.'epi.'esentación.
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A un q ue__ãij__i_a__g_g__ç;,çf¿p_§f_i ti o u i d ad. iiïiói es ta lio r - ..
:1¿:.".` _ Por ejemplo, las Iglesias se ven restringidas por el principio de igual libertad
J - n 1 " I n 1 a 0 1 I
de conciencia y deben contormairse al principio de la tolerancia. Asimismo, las univer-
sidades se ven restringidas por lo que se requiere para mantener la igualdad de opor-
tunidades, y el derecho de los padres se ve limitado por lo que necesario para man-
.En_.c_@i1se<_;i_.i.s.*:_ii.ìi__<;i¿iniciei.2.i.11,i1íi.<iei..1_a;«-L.co11€si?C'..i&Í›i.1§.-lfr-"i -l=1_.i2s*¿t'§§>Di=.1-_ï9.i;§:-ïs__1Zf-11
$l;'«.-_i.,. .§{--1;s-2-*sU?-¡llišislei.,_±i_it!3.a._9.9i1i;si?_<;.i.<íi1_.i;le.la..ius_iici.a__e.>§.i2.lÍs.i.Ee.111ì¢!lÉFf l29l¡fÍCë.-
Por lo tanto, la concepción de la persona también politica. Como seña-
le en la sección anterior, las personas pueden aceptar esta concepción y
recu rri r a ella cuando discuten problemas de justicia politica, sin compro-
meterse, en otros aspectos de sus vidas, con los ideales omnicomprensivos
lirecuentemente asociados con el liberalismo, por ejemplo, los ideales de
la au tonomia o la individualidad. La falta de compromiso con estos idea-
les y, ciertamente, con cualquier ideal comprensivo particular, es un ifasgo
lfundamental del liberalismo como doctrina política. Sucede que cual-
quiera de estos ideales omnicom p rcnsivos es incompatible con otras con-
cepciones del bien, con formas de vida personal, moral y religiosa consis-
tentes con la justicia y que, por lo tanto, se desarrollan en i_1na sociedad
democrática. Por ser ideales morales omnicomprensivos, la autonomía y
la individualidad resultan inadecuadas para integrar una concepción po-
litica de la justicia. Tal como los form ularan Kant y_l. S. Mill, estos ideales
omnicomprensivos, a pesar de su importancia en el pensamiento liberal,
resultan prohibitivamente abarcativos cuando se presentan como el único
fundamento adecuado de un régimen constitucional.” Así concebido, el
liberalismo se convierte en una doctrina particular más.
l¿Í.s_t_a__gQi3_ç__l_t_isión exige ciertos co1nei'i_t_z-_i_i:_i.o___s__:_i_i_c__›§_i__gnÍlÍÍC21, 1301' CÍCFÍO., l
que los liberalismos deilïainit y lvlillpnciçcoiistitiiyaiii concepc__i_o__nes__m_o,_ij,a_; ¦
¡.-_§_.¡§-DI'§`¿.--,¡-IDA' $6 0"'-'--'“--"'."'.-'.-"""*iIIiii§-_--__-_ ,§Q.._-_, '¡._,gq¡-nqflnndu:-_0u-_-Iuí-ïqgíp-nnfinunu--il-F1-fl-oøwwung -¡_-__..`¡¡5¡-¡I-U: -unn ya-0010'
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sonSsCUëìï`<5`ii-iïiš5lÃéÍ'ii1ÍáiìÍiè.šl'_ë;ï.¿I:ši,šÍ<ïšì.§šì_aae§iLQsáfis1a§._ass_.iaiïìïfiïìiïfl' .- “zi
«O
tener la salud física y el desarrollo intelectual y moral de sus hijos. Porque las' Iglesias,
las universidades y los padres ejercen su autoridad dentro de la estructura básica,
deben reconocer las restricciones que esta estructura impone para mantener la justicia;
23. En el caso de Kant, véase T/Je Fr-›ur:datz'ons of ll/Ietap/J;vs:'c±' of Moral: y T/Je
Crz'tz'qz¢f: of Practical R-casan. En el caso de Mill, véase On Li/øerty, particularmente el
cap. 3. i ° ' ' I i
r_'i".z1.«,`,;› Esta rellexión se concentra en los liberalismos de Kant y Mill, pero para el caso
de la"ci.iltur:a norteamericana deberíamos tener en cuenta las importantes concepciones
_ï _ _ ±Érí¶ í
.self iifirmaidaisipior cada una de las doctrinas morales opuestas que circu-
lan en una sociedad democrática raz.onahlemente justa. De esta manera,
lacomo equit.l±1_d__p_ro_ct.1ra identificar el núcleo de un con__s,e.n_so
aa:›.«;;_1;j51usS.t5;ïït;§1ë&'í;;.;,ì:taS.,¡.ar¬.¿;.†1iït†'rfi't"s;“s†:¿ís1ï'-ssattt1i;t1;asï;'§ï§š1Lliìšìišffàr_t.i.<;_ri-
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Para concluir, me propongo considerarla forma en que la unidad y
la estabilidad sociales pueden ser entendiclas por el liberalismo como
doctrina politica (en oposición a las concepciones morales comprensi-
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Asimismo, desdeila época clásica, la tradición dominante parece
haber sostenido que no existe más que una única concepción del bien, y
que el propósito de la filosofía moral, junto con la teología y .la metafísi-
ca, es definir su naturaleza. EL_u_ti_litar_isn__1_o clçisiìco pertenece a esta tradi- HF- -- --› -¢¢-›-0-o-I-Q-. .M D-Qu-I_|Innn-u
ne.__1t1._e.aìs1:..casi.a.....<_:ì.<_~ï±.......1.H§tltitÍ¡..e§_-.tiQ,a.c§ del.,,Lv.ì,ei1__f;i1:2.12_fl.i.9f_i§'flS s l
1as:an.m.sa..§s±;f±l21s§›_›_ssé.s.., s.s_al_.s9a?12stì.l¬2ls,s9ta.. la...P_ls.aa,¿1a.¢,t911a.1ir1a.¢1,, _E1.Í¢
.lo.s__:~,`›__e__1_"es humanos. En consecuencia, el liberalismo supone que una ca-
;'"":----~=-"""'¬"" . › . ' , .
racteristica lundamental de la cultura de una sociedad democratica es
CL*-f.l§_C 'ì;.¿¿íl5l,€äš'?_`
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social sea _c_:on__c_e,bib_le,__¿bajo..c1t1É,_$?o11 dicio__nes_ resu_,lt_a posible?
En la justicia como equidad, la unic_lad social se__'e1n__t_i_e_n__cl_e_j_g_a_1._j_l_:_i_e_.n,__cl,t›
asi¿ft ¿s11;¿;s¡;'¿'1's's“¿ts't;r;;13'a'fsac';¿iczsssjj ;j;;;-,f,;¿c;1i;;tg_;cs§'¿"¿c'c¿1spmayasH aat1-@ U'
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p'ëi~š'o'iä"±i'š`1.íalÉÍHÍÍÍÉÍÍuiiiiiiiiiçliiicihsocial y la leailitiiicluéfliei los cit_'_iÉil7.-1`tlÉí'iTEiš
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en el hecho de c1t1e_'_tocl_Q§,_iicej.$-
tan. p úbl ican1en_\;_e__u,11a _o,__n_cep,ción.politi ca v dela .j us_l.Í.Í_ (Í .¡,if<.!....Q.L!.§?.,!.1.<i.f§š.';,'_-ls.-lil ` ,¬ ...--------›..........,,_______________] ______'_________'___________ 1 ___ I _ . 1›-um
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básica justa y sus instituciones lïnclanientales establecen el marco den-
tro del cual pueden promoverse las concepciones del bien. En otro lu-
gt-11', denominó a esta ¡relación entre .la concepción de la justicia y las con-