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Intervención Psicosocial, 2004, Vol. 13 N.° 2 Págs.

165-175

DOSSIER

Enfoque narrativo y violencia: intervención con


mujeres que sufren maltrato
Narrative approach and violence: intervention with
battered women

Imma LLORET I AYTER*


Fecha de recepción: 30-07-2004 Fecha de Aceptación: 14-09-2004

RESUMEN
En el trabajo de intervención con mujeres que sufren maltrato abundan básicamente
dos lineas de trabajo. Por una parte las originarias de enfoques más cercanos a la psicolo-
gía clínica, que según nuestro criterio tienen un sesgo individualista y corren el riesgo de
reducir esta problemática al ámbito privado. Por otro lado las que ponen más énfasis en
las condiciones sociales estructurales que determinan dicho fenómeno. Intentando trascen-
der estas dos visiones vamos a proponer un modelo de intervención desde enfoques socio-
construccionistas y post-estructuralistas que dan cuenta del carácter relacional y histórica-
mente situado de la violencia doméstica, ofreciendo formas de intervención basadas en
conversaciones dialógicas que abren posibilidades a otras narraciones del yo y por tanto
nuevas formas de subjetividad.

PALABRAS CLAVE
Narrativa, Conversación dialógica, Subjetividad, Poder, Violencia.

ABSTRACT
In the field of intervention with battered women basically we have two lines of work. On
one side those approaches which come from the clinical field, that, in our opinion, have an
individualistic orientation, and a reductionism in the private domain. On the other hand the
approaches which put the accent on the social structural conditions. We would like to offer
an alter native model of intervention from the socio construccionist and post-structuralist
view that offer a relational and historically situated account of domestic violence, showing
ways of intervention based in dialogical conversation that opens possibilities of new
accounts of the self and new forms of subjectivity.

* Psicóloga y terapeuta. illoret@hotmail.com

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Enfoque narrativo y violencia: Intervención con mujeres que sufren maltrato

KEY WORDS
Narrative, Dialogical conversation, Subjectivity, Power, Violence.

La idea de que el enfoque de interven- sufren maltrato y en segundo lugar con


ción individual psicologizante es contra- hombres que maltratan. El propósito de
productivo en los problemas generados este trabajo es ofrecer algunas reflexio-
socialmente ha sido ampliamente debati- nes sobre la práctica de intervención con
do en la bibliografía sobre violencia mujeres desde posturas socio-construc-
doméstica, sobretodo desde las críticas cionistas y más en concreto desde el
radicales a las profesiones de ayuda. Por enfoque narrativo y colaborativo basado
otra parte desde posiciones feministas se en epistemologías post-estructuralistas.
ha puesto énfasis en el aspecto educativo
en contra-valores que debe tener todo
enfoque con hombres que maltratan. Marco teórico

La terapia tradicional al nivel indivi- Nuestro trabajo se asienta sobre la


dual puede oscurecer o ignorar los facto- base del debate modernidad-postmoder-
res sociales, en este caso, nuestra cultu- nidad en las ciencias sociales y en con-
ra patriarcal, que es el contexto donde se creto en las aportaciones de autores
configuran formas de subjetividad domi- como Foucault y Derrida, el giro lingüís-
nantes y dominadas en un contexto de tico- uno de cuyos principales impulso-
relaciones de poder. También miradas res fue Wittgenstein con su idea del len-
patologizantes pueden minimizar aspec- guaje como forma de acción en el mundo
tos importantes en esta materia como y no como mero instrumento de expre-
son el tema de la responsabilidad y de la sión- que constituyen parte del contexto
agencia-resistencia. del construccionismo social. Desde esta
perspectiva no existen verdades esencia-
La intervención desde posturas socio- les, o “problemas” que el interventor
construccionistas recoge a la vez esas psico-social debe desvelar o intentar
críticas a los enfoques tradicionales de corregir. Podríamos metafóricamente
corte individualista a la vez que enfatiza decir que sería algo parecido a un com-
los aspectos relacionales y históricamen- pañero de viaje, que escucha atentamen-
te situados de la producción de subjetivi- te la particular forma de dar sentido al
dad. mundo y desarrolla conversaciones dialó-
gicas que generan otros posibles caminos
Este trabajo se contextualiza en un a explorar más allá de los modelos nor-
programa de acción contra la violencia mativos.
que engloba dos proyectos de interven-
ción: en primer lugar con mujeres que En este sentido, se produce un aleja-

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miento del modelo tradicional del déficit y toma la forma de trama de los aconteci-
la disfunción derivado del modelo médico mientos de la vida en la forma de una
de la enfermedad que tanta influencia ha narración. Así pues todo ser es un ser
tenido en el campo de la intervención relatado. Cada relato es mezclado con los
psico-social. Identificar, categorizar y des- relatos de otros yoes de manera que cada
cribir la patología ha sido una de las prin- uno de nosotros nos enredamos en histo-
cipales formas de contarse a si mismo rias que nos contamos sobre nosotros
con historias “saturadas de problemas” mismos y que son contadas sobre noso-
en palabras de White y Epston (1989). tros. La comprensión de la subjetividad
no puede ser separada de la forma en
Nuestro enfoque en cambio va a pro- que los yoes son narrados, de manera
mover una selectiva atención a los inten- que podemos conceptuar el “quien” como
tos de resistencia y los recursos que las una identidad narrada.
mujeres emplean para sostener o liberar-
se del abuso. La mezcla de identidades significa, por
otra parte, que cada sujeto existe como
Para definir brevemente esta perspec- una relación con otro o otros, esto es,
tiva seguiremos a Gergen (1992), quien cada sujeto está intricado dentro de una
fue uno de los teóricos que lo introduce red intersubjetiva: el yo es plural. Un yo
en la psicología social, aportando en este por sí mismo no existe, afirma Ricoeur.
campo un marcado carácter crítico. Nuestra inscripción en el lenguaje, y el
carácter narrativo de la identidad, ejem-
Básicamente los principios teóricos de plifica el carácter intersubjetivo de la
este enfoque son los siguientes: subjetividad, y señala de nuevo la prima-
cía de lo social (Bajtín, 1979).
Antiesencialismo; antirrealismo y cues-
tionamiento de la idea de verdad; especi- Los modelos para relatar nuestras
ficidad histórica y cultural del conoci- experiencias ya existen en la cultura,
miento; carácter performativo del lengua- inscritos en las prácticas diarias, disper-
je; énfasis en la relación, las prácticas sas en fábulas, novelas, películas, estere-
sociales y los procesos. otipos, etc. Eso incluye narrativas que
construyen el horizonte de expectativas,
Queremos hacer notar también la instruyéndonos sobre lo que deberíamos
fuerte influencia en nuestro trabajo de anticipar y desear, delimitando nuestro
recientes aportes sobre la constitución de espacio de experiencia. Ese es un proce-
la subjetividad de algunas autoras de la so continuo de constante refiguración de
corriente post-estructuralista o post- la experiencia a la luz de las cambiantes
feminista como también se le ha llamado. narrativas que se producen en la moder-
nidad. Nos cuestionamos con referencia
En primer lugar queremos redundar a lo que decimos y hacemos, ser un hom-
en la idea del carácter formativo del len- bre, o una mujer, o un amigo o de una
guaje en los procesos de construcción de etnia determinada...
la identidad. La narración es la forma en
que el ser humano se reconoce a sí Dos temporalizaciones se cruzan para
mismo como ser en el tiempo y de esa constituir una particular subjetividad en
forma es como puede ser experienciado y el punto de intersección. La historia de
comunicado. En esa tesis central de una cultura, sedimentada en un stock de
Ricoeur (1983, 1984) la narración “es la conocimiento, su narración, su texto, se
guardiana del tiempo”. Específicamente, junta a la historia o biografía de un parti-
la existencia del yo como ser en el tiempo cular individuo.

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La subjetividad, en relación con la llama “la obligación de ser libre”. El coro-


memoria según Birulés (2000) consiste lario de experteces y tecnologías de la
en ordenar, dar un sentido a nuestro subjetividad contienen los criterios y
hacer y padecer pero integrándolo en la estándares de la felicidad, sabiduría,
experiencia propia y así traspasando su salud y realización.
dimensión discursiva sabida.
Es bajo el fondo de esos yoes ideales
Como bien resume Couze Venn (2001) que nos autoexaminamos, autoproble-
a nivel descriptivo podemos decir que el matizamos, nos controlamos y confesa-
proceso de subjetividad envuelve tres mos. Este autoescrutinio y autoregula-
dimensiones del tiempo: En primer lugar ción debe ser conducido de forma con-
el tiempo histórico o intersubjetivo, que sentida: en efecto, irónicamente, es a
es a la vez el tiempo de la comunidad . través del ejercicio de la libertad en la
Segundo, la dimensión temporal de sub- práctica de estas tecnologías del yo, que
jetividad refiere al tiempo de memoria y podemos alcanzar los yoes ideales que
al tiempo biográfico, entendiendo esa buscamos. Rose usa la historia de forma
memoria como la forma en que experien- no lineal a propósito, para pensar sobre
cias subjetivas e intersubjetivas y narra- el significado y consecuencias de los
tivizaciones de los eventos y acciones son nuevos dispositivos que se han inventa-
encapsulados en la interioridad de yoes do para el gobierno del yo, y para deses-
particulares. En tercer lugar el cuerpo tabilizar algunas de nuestras conforta-
recuerda todo pero en códigos, pliegues y bles ilusiones sobre su veracidad y
capacidades. humanidad.

Los tres son co-articulados en el pro- Otro autor, Giddens (1991), nos ofrece
ceso de constitución de cada particular un ejemplo muy claro de ese régimen
subjetividad en un proceso establecido a autorregulador al señalar cómo el asce-
través de tropos, cadenas de significados, tismo anoréxico lleva el cuño de una
desplazamientos, memorias encarnadas, implacable dedicación interior que tiene
actividades, cada uno con su carga afec- sus fuentes en el proyecto de la identidad
tiva que construye el universo simbólico del yo y de las que el individuo solo es
y semiótico de prácticas significativas. consciente en parte. La anorexia, según
este autor, sería una respuesta extrema-
damente compleja a una identidad con-
Intervención psico-social como fusa del ser mujer en un mundo de ries-
conversación dialógica go y con una pluralidad de opciones, con
el telón de fondo del riesgo de la exclu-
La intervención psico-social contempo- sión permanente de las mujeres en la
ránea es un proyecto de la modernidad plena participación en el universo de la
heredera de la construcción del sujeto actividad social que generan estas opcio-
racional y de la idea de emancipación del nes.
yo. Una práctica que se ha nutrido, como
decíamos anteriormente, del discurso de Sin embargo, en la modernidad tardía,
la falta, de la enfermedad y de la cura- han surgido otros desarrollos de la inter-
ción, habilitadora de formas de subjetivi- vención psico-social bajo un prisma críti-
dad socialmente admitidas. co de todas esas prácticas de control
social. Estos nuevos enfoques ven sus
Las disciplinas “psi” han llevado a potencialidades reflexivas y políticas que
focalizar en el sujeto libre, más clara- pueden habilitar nuevas subjetividades y
mente evidenciado en lo que Rose (1989) desde lo micro, cuestionar algunos dis-

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cursos sociales dominantes, dando la poder, es potencialmente tóxica y poco


oportunidad para el surgimiento de nue- ética en sus efectos.
vas formas de subjetividad y de relación
que son todavía impensables o ininteligi- Es evidente que esa censura del poder
bles. tuvo sus efectos en la manera en que la
intervención familiar no fue capaz de
A partir de este cuestionamiento surge afrontar el tema del poder. En realidad,
una psicología social que desde un giro fue a partir de principios de los años 80
postmoderno (Cabruja, 1998) analiza el que el tema del poder ha tenido atención
tipo de relaciones de poder que ha hecho teórica y política en la literatura de la
posible la ciencia positivista y la moder- intervención con familias. Tema que con-
nidad y el tipo de subjetividad e inter.- trasta con la amplia atención que se dio
subjetividad producida y mantenida. a este tema en el campo académico y
político de los 60 y 70.
Estas nuevas propuestas postmoder-
nas han permitido una inversión, flexibi- Las críticas a esas dos cuestiones
lización o cuestionamiento de las prácti- planteadas por Bateson no tardaron en
cas monológicas en el campo de la inter- llegar cuestionando las relaciones en tér-
vención psico-social tradicional, convir- minos de circularidad y complementarie-
tiéndola en una conversación dialógica dad, que llevaba a la imposibilidad del
que permita re-contar historias con poder unilateral, y por tanto la negación
miras a la construcción de horizontes del poder en la teoría y práctica de la
futuros que aumenten la agencia sobre la intervención. Las críticas más intensas
propia vida. venían de las feministas que trabajaban
en el campo del abuso infantil y la violen-
cia doméstica, y donde los efectos abusi-
El tema del Poder en la Intervención vos del poder eran tan obvios. Vieron
como el marco cibernético no podía dar
Es interesante la genealogía que ofre- cuenta o invalidaba la experiencia indivi-
cen dos autoras Flaskas y Humphreys dual de violencia y se quejaron de cómo
(1993) en su estudio del poder en el la teoría sistémica estaba negando la rea-
campo de la intervención con familias. lidad de opresión.
Según estas autoras Bateson (1972),
uno de los pioneros cuyo pensamiento Más recientemente, el giro hacia una
ha sido muy influyente en el campo del nueva epistemología constructivista ha
trabajo con familias, clausuró la discu- ido marginando la idea de homoestasis,
sión sobre el poder en ese contexto. Sus en los que los conceptos de circularidad
ideas pueden ser resumidas en dos y complementariedad se apoyan. El
temas. El primero es que el concepto de nuevo énfasis es ahora en narrativas, en
poder es un error epistemológico, ya que la idea de conversaciones terapéuticas y
un individuo no puede sostener un del rol de los significados culturales que
poder unilateral sobre el otro, dado que influencian el proceso de cambio e inter-
es parte de la relación misma. Criticaba vención.
así la idea de un poder lineal que no
conseguía captar la naturaleza sistémica Algunos de estos nuevos enfoques se
del mundo. han preocupado en minimizar la figura
del experto en la intervención psico-
El segundo tema, conectado con éste, social, en la medida en que se es cons-
es la idea de Bateson de que la caracteri- ciente de que ese poder existe y hay que
zación del mundo usando la idea de intentar reducirlo en vez de ignorarlo o

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desdeñarlo como han hecho los enfoques geneidad del poder, y su conceptualiza-
más tradicionales. ción no sólo en términos de subordina-
ción sino también en términos de capaci-
Para Foucault no es posible entender dad para la acción en una forma no coer-
el poder divorciado del contexto, nunca citiva, reminiscente de la noción de Rico-
puede ser desligado de las relaciones eur “yo puedo” con su connotación ética.
sociales de poder en que se da. El “yo puedo” de Ricoeur está asociado
con el poder de actuar, en el sentido del
En uno de sus trabajos más conoci- ser como potencialidad.
dos, Vigilar y Castigar (1975) Foucault
examina las “microprácticas” del poder a
través del estudio del desarrollo del poder El enfoque narrativo en intervención
disciplinario. Las relaciones de poder en con mujeres que han sufrido maltrato
nuestras interacciones cotidianas, en el
uso del espacio físico y la arquitectura, Michael White toma la invitación de
en la disciplina de los cuerpos, en la cre- Foucault eligiendo incorporar algunas de
ación de las formas de pensar, formas de sus ideas en la práctica terapéutica. Este
subjetividad, y formas de conocimiento. aspecto viene desarrollado en los prime-
El poder está siempre presentado en su ros capítulos de una de sus obras funda-
formas productivas y restrictivas y como cionales que escribió con David Epston
en una espiral recursiva determinadas Medios Narrativos para fines terapéuticos,
prácticas sociales se relacionan con par- publicado en 1989.
ticulares formas de subjetividad.
Para resumirlo brevemente podemos
Si bien, según Foucault, el poder no se decir que en primer lugar toma la idea
puede socavar desde una perspectiva del poder como positivo en sus efectos.
voluntarista, sí plantea la idea de resis- En segundo lugar la íntima relación entre
tencia dentro de las relaciones de poder. poder y conocimiento. En tercer lugar la
atención que Foucault da a las técnicas y
Otros autores como Judith Butler prácticas del poder cotidiano.
(1997) hablarán más detalladamente de
la agencia a través de la teoría de la Per- White usa todas esas ideas en el desa-
formatividad que desarrolla a partir de rrollo de estrategias para reescribir las
los Actos de Habla de Austin. Si todo historias de las personas que le consul-
enunciado, dice Butler, puede ser resig- tan, y crear narrativas alternativas que
nificado, entonces ahí es donde reside la “liberen” el potencial de conocimientos
posibilidad de agencia y de acción políti- subyugados para validar una versión de
ca que haga posible nuevas formas de la experiencia más habilitadora.
subjetividad.
Este trabajo puede ser particularmen-
En esta dirección, Judith Butler pare- te pertinente en el contexto de la inter-
ce entender el poder en su teorización de vención con mujeres que han vivido
la sujeción en términos de subordinación experiencias de violencia. En nuestra
y de condición de posibilidad del sujeto, experiencia en la atención a estas muje-
entendido también como posibilidad de res escuchamos a menudo relatos muy
agencia. El sujeto no es totalmente deter- negativos y a veces somos testimonio de
minado por el poder ni totalmente deter- cómo se someten a prácticas cultural-
minante de este. mente establecidas de abusar de si mis-
mas. Es frecuente escucharlas decir
Aquí nos gustaría enfatizar la hetero- cosas como: “soy un desastre, me mere-

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cía el maltrato, de alguna forma lo provo- los cuales a estas mujeres, dice White
qué, no supe manejarlo”. Otras veces se (1995) “ se les hace adoptar estos relatos
culpabilizan por haber contribuido o por privados muy negativos acerca de sus
no haber sido capaces de protegerse o vidas y las prácticas asociadas de autoa-
proteger a sus hijos de esa situación buso, se descubren a sí mismas descri-
abusiva. Como afirma White (1995) estas biendo varias de la tácticas de poder: tác-
personas están manteniendo conversa- ticas que históricamente las aislaron de
ciones consigo mismas y con los demás los demás, tácticas que las exiliaron de
que internalizan el tópico del abuso, y de sus propios cuerpos, de sus propios
esta manera se hace imposible apreciar deseos”.
el contexto. Así, a través de este proceso,
el hecho de ser abusada repercute en su Al resituar la historia de autoabuso en
identidad: da testimonio de sus deseos y las relaciones de poder en su entorno, se
motivaciones, de sus objetivos en la vida. posibilita que el autoabuso sea leído a la
luz de un marco de inteligibilidad dife-
Una forma de subvertir estos efectos rente, en un marco que presenta inter-
en la identidad de estas experiencias de pretaciones alternativas de estos actos.
ser relatadas o por las palabras del abu- Esto libera a las personas y les permite
sador, es a través de la introducción de oponerse o disentir. Así como las conver-
conversaciones externalizadoras, es de- saciones internalizadoras ocultan el
cir, conversaciones que sitúen el abuso aspecto político de la experiencia, las
como algo externo que ha tenido un efec- conversaciones externalizadoras lo ponen
to en sus vidas, en la manera en que de relieve. De ese modo, abren posibilida-
ellas se ven y se sienten a sí mismas. En des para que las personas forjen nuevas
palabras de White (1995) “puede re-poli- alianzas con su yo y descubran nuevas
tizar lo que ha sido des-politizado”. distinciones entre abuso y cuidado: en
fin, para que disciernan, quizá por pri-
El espacio de intervención se convierte mera vez, entre explotación y protección.
en el contexto de una conversación
donde las mujeres pueden hablar de los Esta forma de conversación tiene que
efectos del maltrato en sus vidas y el ver con deconstruir las así llamadas “ver-
sufrimiento asociado a esas experiencias. dades” que las personas sienten que
Eso permite diferenciar que esos relatos tanto aprisionan sus vidas y esos relatos
de infravaloración que cuentan sobre sí “saturados por el problema”. Las conver-
mismas no son “ellas mismas” sino las saciones externalizadoras hacen que la
consecuencias del abuso que han sufrido persona experimente una identidad dis-
por parte de sus parejas. Son historias tinta o separada del problema.
de sí mismas constituidas en un contexto
de descalificación, trauma, subyugación A medida que las personas se entre-
y aislamiento. gan a esta operación de externalizar sus
historias privadas, dejan de hablarles de
Una de las consecuencias de estas su identidad y de la verdad de sus rela-
conversaciones terapéuticas es la refor- ciones; dichas historias privadas ya no
mulación de la historia dominante: ale- penetran en la vida de las personas;
jándose de la idea de culpabilidad perso- éstas experimentan una separación de
nal y acercándose a las de “dominación”, semejantes historias. En el espacio esta-
“explotación”, “servidumbre”, “anulación” blecido por esa separación las personas
y “tortura”. quedan en libertad de explorar otras
ideas preferidas sobre lo que ellas mis-
Al explorar los procesos por medio de mas podrían ser, otros conceptos preferi-

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dos que las personas podrían incorporar sentes y son, por lo demás, muchas y
en sus vidas. muy variadas. Inspirándose en Goffman
(1961), White llama a esas contradiccio-
La de-construcción tiene que ver con nes, “logros aislados”.
procedimientos que subvierten realidades
y prácticas que se dan por descontadas, Es a partir de una doble escucha
esas llamadas “verdades” divorciadas de donde podemos señalar esas nuevas ver-
las condiciones y del contexto de su pro- siones de si misma que aparecen junto a
ducción. Muchos de los métodos de de- la historia dominante, pero que no se les
construcción hacen extrañas esas reali- ha dado la suficiente atención. Reparar
dades y prácticas familiares dadas por en esas excepciones, hacer preguntas
descontadas al objetivarlas. En este sen- que las hagan más visibles y evaluar si
tido, los métodos de de-construcción son son realmente significativas, relevantes, y
métodos que como afirma Bourdieu preferidas para la persona, son parte del
(1988), vuelven “exótico lo doméstico”, lo proceso conversacional que abre nuevas
cual facilita la “reapropiación” del yo. posibilidades de contarse su propia his-
toria.
Este enfoque también se inspira en
algunos trabajos que hablan de un anhe- Una vez que se ha establecido que
lo de subjetividad que se vincula con la determinados hechos son, en efecto,
necesidad acuciante de nuevas formas de logros aislados puesto que se los ha con-
relación con la alteridad, la ética, el siderado significativos y preferidos, pode-
saber y la memoria. Dicen estas autoras mos facilitar la generación (y/o la resu-
acerca de la subjetividad que “resulta rrección) de historias alternativas al
muy importante imaginar y experimentar orientarnos hacia esos logros aislados en
situaciones, encuentros, prácticas que actitud de curiosidad genuina por enten-
inciten a los/as sujetos a extrañarse de der como se han producido esas excep-
lo que viven como más propio o singular ciones o logros que a la mujer que nos
y a familiarizarse con lo que sienten más habla le habían pasado inadvertidos.
ajeno.” (Bonder, 1998) Estos son los misterios que únicamente
las personas pueden revelar cuando res-
ponden a la curiosidad que sobre ellos
Historias sociales dominantes e manifiesta la persona que les escucha.
historias alternativas Cuando las personas se entregan a la
tarea de revelar estos misterios, inmedia-
La pregunta que nos podemos hacer a tamente se entregan también a la tarea
continuación es como estas mujeres pue- de contar historias y darles significación.
den generar esos nuevos conceptos alter-
nativos de sí mismas, cómo pueden Por ejemplo en casos de las mujeres
cobrar nueva vida maneras distintas de que han sufrido maltrato, tal como decía-
estar en el mundo. ¿Cuáles son los pun- mos anteriormente, les es muy difícil
tos de entrada de esas otras versiones confiar en versiones más favorables de sí
acerca de lo que podrían ser las perso- mismas. En esos casos es eficaz invitar a
nas? A medida que las personas se sepa- estas personas a que presten atención a
ran de las historias dominantes o “totali- aquellos logros aislados o se pueden
zantes” que forman parte constitutiva de hacer una variedad de preguntas que
su vida, se les hace posible orientarse inciten a un relato específico que localice
más hacia aspectos de su experiencia análogos episodios históricos que identi-
que contradicen esos conocimientos. Y fiquen ocasiones durante las cuales fue-
esas contradicciones están siempre pre- ron capaces de tratarse con cierta acep-

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tación de sí mismas, u ocasiones durante versaciones que trazan la trayectoria de


las cuales protestaron al maltrato o cual- lo que ha estado ausente pero implícito
quier situación de abuso. en las expresiones de las mujeres de
desesperanza. Esa doble escucha, como
la llama White, o esa multi escucha, per-
Re-escribir la experiencia mite hacer las preguntas necesarias,
estirar los hilos con que se tejerán esas
Las conversaciones re-autorizantes nuevas historias de orgullo y esperanza.
entre la profesional y la mujer que acude Orgullo por haber resistido, tenido la
al servicio permiten la identificación y co- fuerza de llegar hasta aquí, y esperanza
creación de historias alternativas de de alcanzar todos esos sueños y deseos
identidad. La práctica de re-escribir o re- que habían quedado enterrados por la
autorizar se basa en la asunción que nin- experiencia de abuso.
guna historia puede encapsular la totali-
dad de la experiencia de una persona. Enfoques parecidos (Penn, 1994) des-
Habrá siempre inconsistencias y contra- tacan el aspecto relacional de la identi-
dicciones. Habrá siempre otras historias dad y ponen énfasis en crear este espacio
que pueden ser creadas a partir de even- de conversación que permite contestar
tos de nuestras vidas. Nuestras identida- ese monólogo autoacusador que se cons-
des no son historias singulares, nadie truye en una relación abusiva. Ese espa-
puede resumirnos en una sola descrip- cio seguro donde es posible recordar,
ción. Somos un entramado de múltiples explorar, imaginar, desear voces nuevas y
historias que se entrecruzan. Las conver- diferentes que emergen fruto de ese pro-
saciones re-autorizadoras implican co- ceso dialógico. Ese espacio rompe el
construir nuevos relatos de sí que se silencio y aislamiento impuesto por el
confrontan con las versiones saturadas abuso y deja espacio para lo no dicho
de problemas que las personas traen a la –soledad, miedo, angustia, rabia, espe-
conversación. ranza…- lo no expresado.

Estas historias alternativas no se Un caso que ilustra este proceso fue el


fabrican de la nada. No son inventadas. de una mujer, a la que llamaremos
Así como las historias dominantes con- María, que acudió a nuestro servicio con
sisten en eventos del pasado que han una historia desgarradora. Había sido
sido interpretados de una manera deter- maltratada por su padre, que antes de
minada, asimismo ocurre con las alter- abandonar a la familia la “encerró”, tal y
nativas. como lo expresaba ella, en un centro psi-
quiátrico, repitiéndole siempre que era
Pueden incluir esperanzas de que las un fracaso como persona. María estaba,
cosas podrían ser diferentes en la propia en el momento de acudir a nuestro servi-
vida, promesas de que cosas mejores cio, sufriendo maltrato por parte de su
puedan llegar, sueños de una vida más hermano, con el que convivía junto con
llena, anticipaciones de llegar a un parti- su madre enferma. Otros muchos aspec-
cular destino en la vida, visiones de nue- tos que harían demasiado amplia esta
vas posibilidades, deseos de estar en otra descripción conformaban una biografía
parte, de estar en otros territorios de la llena de experiencias de rechazo y humi-
vida, donde el abuso ya no tiene cabida. llación.

Una vez identificadas, esas historias Es esperable que la imagen que pro-
pueden ser ampliamente descritas. Esos yectaba María de sí misma estaba repleta
relatos ampliados son alcanzados en con- de auto-reproches e infravaloración. En

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realidad, asumía como suya toda la de esa nueva versión de sí misma, donde
culpa del maltrato debido a una conduc- el dolor y el sufrimiento pueden empezar
ta derrochadora y poco responsable con a ser resignificados como semillas de un
el dinero. nuevo yo, que renace fortalecido.

A partir de ser capaz de expresar Hay que decir que este es parte del
todas estas emociones y reconocer las camino que todavía compartimos con ella
consecuencias de esos maltratos y todas y que quedan todavía muchas historias
las privaciones emocionales y sociales que contar y mucho camino que recorrer
que sufrió, poco a poco fue capaz separar por la crudeza de sus circunstancias
su experiencia de sí con las circunstan- sociales y biográficas, que hacen especial-
cias del abuso. Eso permitió incorporar mente arduo este camino. Afortunada-
otras miradas que no fueran las de sus mente, tiene por rutina escribir un diario
victimarios. que recoge estas diversas voces que con-
viven junto con la historia dominante de
Escribió una carta a su padre en que víctima. Esto junto con las conversacio-
le agradecía haberle puesto en situacio- nes que compartimos y su gran entereza
nes tan duras que ponían a prueba su contribuyen a amplificar esas historias
fuerza y su capacidad de recuperarse de excepcionales que van conformando un
los traumas. Recordó como había “rena- relato de sí misma que abre nuevas posi-
cido” de una grave lesión que sufrió en bilidades más acordes con lo que podría-
un accidente. Se reconoció superviviente mos llamar su “identidad preferida”.
de una vida familiar tempestuosa y falta
de lo esencial para ser persona. Fue tes- El cuestionamiento de una identidad,
timonio de su lucha por salir adelante, la exploración de esas fisuras que apare-
por resistir al abuso y por frenar las cen de distintas formas conlleva una cri-
ganas compulsivas de auto-infringirse sis, un hundimiento de un mundo sim-
daño. Reconoció como a lo largo de los bólico un repliegue sobre sí misma que
encuentros que habíamos compartido se causa dolor, postración, pero también es
estaba empezando a agenciar de su vida una oportunidad de re-emerger con la
y a proyectar nuevas formas de ser en el ayuda del vínculo con otro significativo,
mundo. como afirma Dubar (2000), capaz de vali-
dar, situar y reconocer la nueva identi-
En una de las sesiones, intentando dad latente que ha podido empezar a
hacerme comprender como había sido nombrarse: “Es la crisis la que revela el
capaz de sobrevivir a todo eso, dijo con sujeto a sí mismo, le obliga a reflexionar,
visible orgullo, que ella era como el “ave a cambiar, a pelear para salir de ella y a
fénix que renace de sus cenizas”. Esa inventarse a sí mismo, con los otros. La
poderosa metáfora que ella misma había identidad personal no se construye de
escogido está sirviendo de hilo conductor otra forma”.

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Imma Lloret i Ayter

BIBLIOGRAFÍA
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