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TEMA 5: DESARROLLO COGNOSCITIVO DEL NIÑO PREESCOLAR: PERIODO

PREOPERACIONAL DE PIAGET-)

CARACTERISTICAS DEL PENSAMIENTO: PENSAMIENTO INTUITIVO,


ANIMISMO, EGOCENTRISMO, ARTIFICIALISMO, CENTRACION.

El psicólogo suizo Jean Piaget, cuyo enfoque por etapas del desarrollo
cognoscitivo, pensaba que el periodo preescolar era una etapa tanto de estabilidad como de
gran cambio. Sugirió que los años preescolares se ajustan a una única etapa del desarrollo
cognoscitivo, la etapa preoperacional, que dura desde los dos años hasta los siete
aproximadamente. Durante la etapa preoperacional, el uso del pensamiento simbólico en
los niños aumenta, surge el razonamiento mental y se incrementa el uso de conceptos.

Ver las llaves del automóvil de mamá tal vez despierte la pregunta “vamos a la
tienda”?, una señal de que el niño ve las llaves como un símbolo de un paseo en auto.

De acuerdo con Piaget, un aspecto clave del pensamiento preoperacional es la


función simbólica, la capacidad de usar un símbolo mental, una palabra o un objeto para
representar algo que no está presente físicamente. Por ejemplo, durante esta etapa, los
preescolares emplean un símbolo mental para un automóvil (la palabra “carro”) e
igualmente comprenden que un pequeño carro de juguete es representativo del objeto real.
Gracias a su capacidad de usar la función simbólica, los niños no tienen la necesidad de
ponerse detrás del volante de un automóvil real para comprender su propósito básico y su
uso.

PENSAMIENTO INTUITIVO

Como Piaget llamó a los años preescolares “periodo preoperacional”, es fácil


suponer que éste es un periodo de pausa, en el que se espera el surgimiento de operaciones
más formales.

El pensamiento intuitivo se refiere al uso que los preescolares hacen del


razonamiento primitivo y su ávida adquisición de conocimientos acerca del mundo. Desde
los cuatro a los siete años, la curiosidad de los niños florece. Constantemente buscan
respuestas para una gran variedad de asuntos, preguntando “¿por qué?” acerca de casi todo.
Al mismo tiempo, los niños actúan como si fueran una verdadera autoridad en temas
específicos, pues están convencidos de que cuentan con la palabra correcta —y final—
acerca de un tema. Si se les presiona, son incapaces de explicar cómo es que saben lo que
saben. En otras palabras, su pensamiento intuitivo los lleva a creer que conocen las
respuestas para todas las preguntas, pero tienen muy pocas bases, o ninguna, para esta
confianza en su comprensión de cómo opera el mundo. Esto lleva al preescolar a afirmar
con autoridad, por ejemplo, que los aviones vuelan porque mueven sus alas de arriba abajo
como las aves, aun cuando nunca hayan visto que las alas de los aviones se mueven así.
En las últimas etapas del periodo preoperacional, el pensamiento intuitivo de los
niños tiene ciertas cualidades que los preparan para formas de razonamiento más
complejas. Por ejemplo, los preescolares llegan a entender que el hecho de empujar más
fuerte los pedales hará que la bicicleta se mueva más rápidamente, o que al apretar un botón
del control remoto se cambian los canales del televisor. Al final de la etapa preoperacional,
los niños empiezan a comprender la noción de funcionalidad, la noción de que las acciones,
acontecimientos y resultados se relacionan unos con otros en patrones fijos. Los niños
también empiezan a mostrar una conciencia del concepto de identidad en las últimas etapas
del periodo preoperacional. La identidad es la comprensión de que ciertas cosas
permanecen igual, sin importar los cambios en la forma, tamaño y apariencia.

Por ejemplo, el conocimiento de identidad nos permite comprender que un trozo de


barro contiene la misma cantidad sin importar si tiene forma de pelota o si está alargado
como una serpiente.

La comprensión de la identidad es necesaria para que los niños desarrollen una


comprensión de la conservación, que es la capacidad de comprender que la cantidad no se
relaciona con las apariencias físicas, como se explicó antes. Piaget veía el desarrollo de la
conservación en los niños como una habilidad que marca la transición del periodo
preoperacional a la siguiente etapa, la de las operaciones concretas.

ANIMISMO

El animismo es la tendencia a atribuir a los objetos y hechos físicos, es decir, a las


entidades inanimadas, cualidades biológicas como la vida, o psicológicas como la
conciencia, la intencionalidad, etc. Junto al realismo, al artificialismo y al finalismo,
constituye uno de los tipos de tendencia intelectual que tiene su origen en la perspectiva
egocéntrica del niño. Hace su aparición en el periodo preoperatorio.

Concepto.- "El animismo infantil es la tendencia a concebir las cosas como vivas y
dotadas de intenciones" (8, 44). Por ejemplo: la afirmación espontánea "La luna nos está
siguiendo", o, ante una pregunta del investigador, la respuesta "El viento 'sabe' que sopla
porque es él quien sopla".

El atributo de 'ser vivo' está relacionado con la actividad y el movimiento, y en


cuanto al atributo de 'ser consiente', Piaget indica que no se trata de una conciencia idéntica
a la humana, pero sí es un 'mínimo' de saber y de intencionalidad necesarios a las cosas
para llevar a cabo sus acciones y, sobre todo, para moverse o dirigirse hacia los objetivos
que tienen asignados (8,44).

2. Etapas del animismo.- "La sucesión genética representa una reducción gradual
del número de objetos a los que el niño quiere atribuir vida" (18,302). En tal sentido, Piaget
ha descripto cuatro etapas:

a) Al principio, casi cualquier objeto es potencialmente capaz de conciencia, si están dadas


las condiciones. Normalmente, una piedra no es considerada como tal, pero si se la golpea
"lo va a sentir". Señala Flavell que al parecer "Piaget no halló niños que estuviesen
dispuestos a afirmar que 'todos' los objetos son en 'todo' momento consientes" . Es vivo, en
principio, "todo objeto que ejerce una actividad, siendo ésta esencialmente relativa a la
utilidad para el hombre: la lámpara que alumbra, el hornillo que calienta, la luna que brilla"
(8, 44).

b) La capacidad para 'ser consiente' es atribuida luego sólo a los objetos que muestran algún
tipo de movimiento, cuya función específica es moverse, etc. Así, el viento o una bicicleta
pueden sentir, pero no una piedra (18,302).

c) La capacidad de conciencia se restringe aún más: ahora pueden ser consientes aquellos
objetos capaces de movimiento espontáneo, es decir, que parecen moverse por sí mismos,
como el sol o el viento, pero ya no una bicicleta (18,302 y 8,44).

d) Por último, el niño atribuye conciencia solamente a las personas y a los animales.
Interesa destacar que cualquier niño puede oscilar entre una y otra de estas cuatro etapas a
través del tiempo, o sea, puede mostrar ocasionales inversiones en los pasos indicados
(18,303).

EGOCENTRISMO

Incapacidad de aceptar la perspectiva de otros. Otra característica distintiva del


periodo preoperacional es el pensamiento egocéntrico. El pensamiento egocéntrico es aquel
que no toma en cuenta los puntos de vista de los demás. Los preescolares no comprenden
que los demás tienen perspectivas diferentes a las suyas. El pensamiento egocéntrico adopta
dos formas: la falta de conciencia de que los demás ven las cosas desde una perspectiva
física diferente y el no reconocer que los demás tienen pensamientos, sentimientos y puntos
de vista que difieren de los propios.
(Observe que el pensamiento egocéntrico no implica que los niños preescolares piensan
intencionalmente de forma egoísta o desconsiderada.)
El pensamiento egocéntrico es lo que está detrás de la falta de preocupación acerca
de su comportamiento no verbal y el efecto que tiene en otros. Por ejemplo, un niño de
cuatro años que recibe como regalo unos calcetines, cuando esperaba recibir algo más
deseable, fruncirá el ceño al abrir el paquete sin tener conciencia de que su rostro revelará a
los demás sus verdaderos sentimientos acerca del regalo (Feldman, 1992).

El egocentrismo reside en el corazón de diferentes tipos de comportamientos


durante el periodo preoperacional. Por ejemplo, los preescolares se hablan a sí mismos,
incluso en presencia de otros, y a veces simplemente ignoran lo que los demás les están
diciendo. En lugar de ser un signo de excentricidad, este comportamiento representa la
naturaleza del pensamiento preoperacional de los niños: la falta de conciencia de que su
comportamiento actúa como un disparador para las reacciones y respuestas de los demás.
Por consiguiente, una gran cantidad de comportamiento verbal de los preescolares no tiene
una motivación social detrás, sino que está dirigido a su propio uso.

De la misma manera, el egocentrismo se manifiesta en los juegos como las


escondidas de los niños en la etapa preoperacional. En un juego de esconder y buscar, los
niños de tres años intentarán esconderse cubriendo sus rostros con una almohada, aun
cuando permanezcan a plena vista de los demás. Su razonamiento es que si ellos no ven a
los demás, éstos tampoco podrán verlos. Suponen que los demás comparten su visión.

ARTIFICIALISMO

Concepto.- El artificialismo es la tendencia "a considerar los fenómenos físicos


como productos de la creación humana, a creer que todos los objetos y hechos del mundo
que nos rodea fueron hechos por hombres con propósitos específicos, antropocéntricos"
(18,301). En el origen de esta tendencia hay una indiferenciación entre el yo y el mundo,
resultante a su vez de la perspectiva egocéntrica del niño.

El artificialismo no contradice al animismo en la mente infantil "ya que, según ellos,


los bebés mismos son, a la vez, algo construido y perfectamente vivo. Todo el universo está
hecho de esta forma: las montañas 'crecen' porque se han plantado las piedras después de
fabricarlas; los lagos han sido excavados y, hasta muy tarde, el niño se imagina que las
ciudades han existido antes que sus lagos, etc" (8,46).
Etapas.- "En los estudios [de Piaget] sobre el artificialismo se formularon a los
niños preguntas relativas a los orígenes de una amplia variedad de fenómenos naturales:
sol, luna, estrellas, lluvia, cielo, nubes, noche, trueno, rayo, nieve, hielo, ríos, lagos, mares,
árboles, montaña, tierra y muchos otros. Piaget halló que las respuestas de los niños más
pequeños ante esas preguntas son acentuadamente artificialistas; con el desarrollo, el
artificialismo desparece de modo gradual para ser reemplazado por concepciones más
naturalistas. Un ejemplo representativo es la concepción que tiene el niño sobre la
naturaleza y el origen de la noche, una parte de lo que Piaget llama la 'meteorología' del
niño" (18,303).

Al respecto, "describe cuatro etapas en la concepción de la noche que tiene el niño,


En la etapa 1, el niño conceptualiza el origen de la noche solamente en términos de su uso
("así podemos ir a la cama"). Está más preocupado por un "porqué" (finalista-artificialista)
que por un "cómo"; la noche es la servidora de la necesidad de dormir que tiene el hombre,
pero presta poca atención al mecanismo concreto que la produce. En la etapa 2, el niño le
atribuye un mecanismo casi naturalista, aunque aún conserva el deseo de Dios o del hombre
como causa última; la noche es una nube negra que llena la atmósfera. La etapa 3 marca un
nuevo paso hacia una explicación naturalista. La noche ya no es una sustancia (es decir, una
nube negra); antes bien, se la define negativamente como el resultado de nubes que no
dejan ver la luz del día; ahora es una sombra antes que una sustancia. En la etapa 4 se
concibe que la noche es el resultado de la caída del sol. La explicación es del todo
naturalista; el niño no hace tentativa alguna de introducir las necesidades y deseos del
hombre como causa".

CENTRACION

Lo que ves es lo que piensas. Si a un gato se le coloca una máscara de perro, ¿qué
obtenemos? De acuerdo con preescolares de tres y cuatro años, un perro. Para ellos, un gato
con una máscara de perro debe ladrar, mover su cola como tal y comer alimento para
perros. En cada aspecto, el gato se ha transformado en un perro (deVries, 1969).

Para Piaget, la raíz de esta creencia es la centración, un elemento clave y una


limitación del pensamiento de los niños en la etapa preoperacional. La centración es el
proceso de concentrarse en un aspecto limitado de un estímulo, ignorando los demás.

Los preescolares son incapaces de considerar toda la información disponible acerca


de un estímulo. En lugar de ello, se enfocan solamente en los elementos superficiales y
obvios que tienen a la vista. Estos elementos externos dominan el pensamiento de los
preescolares, lo que los lleva a la inexactitud del pensamiento.

Cuando los preescolares ven dos filas de botones, una con 10 botones que están muy
juntos unos de otros y otra con ocho separados de tal manera que forman una fila más larga
(véase la figura 9-1), y se les pregunta cuál de las dos filas tiene más botones, los niños de
cuatro o cinco años por lo general elegirán la fila que se ve más larga, en lugar de la que
realmente tiene más botones. Esto se da a pesar del hecho de que los niños de esta edad
saben bien que 10 es más que ocho.

La causa del error de los niños es que la imagen visual de una fila más larga domina
su pensamiento. En lugar de tomar en cuenta su comprensión acerca de la cantidad, se
concentran en la apariencia. Para el preescolar, la apariencia lo es todo. El hecho de que los
preescolares se enfoquen en las apariencias podría relacionarse con otro aspecto del
pensamiento preoperacional, la falta de conservación.

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