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(Eclesiastés 4:9-12)
Por: Juan Ramón Chávez
INTRODUCCION.
Jesús era un predicador muy famoso y muchos querían verlo y oírlo. Según Marcos
(Marcos 2:1-12), Jesús llego otra vez a la ciudad de Capernaum e inmediatamente se
corrió la noticia como pólvora. Alguien de buen corazón le presto una casa para que
allí predicara, pero el espacio era insuficiente de tal manera que había gente en las
ventanas y puertas. No cabía, como decimos nosotros; ni un alfiler. Muchos venían
por curiosidad, otros a criticar y otros muchos por sanidad. Ciegos que eran
conducidos por otros. Sordos que no podían oír. Padres con hijos endemoniados. Y
en camino venían 4 hombres que se habían unido para hacer un bien. Traían a un
paralitico para fuera sanado. No sabemos si eran familiares, amigos o vecinos del
paralitico o simplemente 4 hombres que se condolieron de la desgracia ajena. Pero
quisieron hacer algo al respecto. No sabemos sus nombres, pero si sus acciones. No
dejarían que el paralitico pasara un día más así. Así que estuvieron dispuestos a
unirse para ayudar. Estuvieron dispuestos a trabajar en equipo.
Pablo nos anima a mirar por el bien del grupo cuando dice: “no mirando cada
uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros” (Filipenses
2:4). Centrarse en uno mismo hace imposible integrase en el equipo. Tenemos
que entender como dice el dicho que, “dos cabezas piensan mejor que una”.
Hay muchos que quieren ser parte del grupo de la iglesia, pero no quieren
responsabilidades o compromisos. Quieren ser parte del triunfo que obtiene el
grupo, pero sin cumplir ninguna responsabilidad. Sin embargo, Jesús enseño: “Si
alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y
sígame” (Lucas 9:23). Jesús hablo aquí de un compromiso diario. Compromiso
de tiempo, compromiso de talento, compromiso económico, etc. Trabajar en
equipo implica compartir las cargas. Los miembros del grupo deben poder
confiar los unos a los otros. Porque los logros o fracasos es responsabilidad de
todos. Quien no está dispuesto al compromiso, así mismo se está excluyendo del
grupo.
Hay una frase que dice: “Si quieres ir rápido, ve solo. Si quieres ir más lejos, ve
junto a otros”. El mundo de hoy enseña que no debemos depender de nadie, que
si quieres lograr algo debes hacerlo solo. Y a simple vista esta idea pareciera ser
la mejor opción, pero no lo es. La Biblia enseña otra cosa. Pablo dijo:
“Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo”
(Gálatas 6:2).
Como John Donne un sabio de Inglaterra escribió: “Ningún hombre es una isla,
entera en sí misma; sino que cada uno representa un pedazo de un continente,
una parte del todo…”
B. Porque producimos mayores resultados.
¿Qué sucede cuando estamos haciendo alguna obra nosotros solos?
Generalmente terminamos agotados y frustrados porque no alcanzamos avanzar
lo que hubiéramos querido. Sin embargo, Dios nunca tuvo la intención que
trabajáramos solos en su obra. Dios sabe que la suma, hace mayor que las partes.
De allí que Salomón escribió: “Mejores son dos que uno; porque tienen mejor
paga de su trabajo” (Eclesiastés 4:9). Un trabajo que se hace en un día se puede
llevar a cabo en medio día, si trabajan dos, el tiempo invertido en la obra es
mucho menor. Se logra más con menos esfuerzo.
Por ejemplo, Jesús no podía visitar todas las ciudades y aldeas de Palestina por
más que quisiera, para dar a conocer el reino de Dios e invitar a la gente al
arrepentimiento. Es por eso que armó un equipo de 12 y los envió de dos en dos
(Marcos. 6:7, 12-13). El trabajo realizado por el equipo de los discípulos hizo
que se llegara a más gente de la que podría haber alcanzado Jesús solo. Cuando
cada integrante del grupo aporta sus ideas, capacidades y trabajo. Los resultados
siempre serán mayores.
De Allí que Salomón escribiera: “Mejores son dos que uno; porque tienen mejor
paga de su trabajo. 10 Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero;
pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante”
(Eclesiastés 4:9-10). Cuando se está acompañado hay menos probabilidad de
quedarse tirado cuando se cae. El solitario, el que prefiere el aislamiento no
tendrá quien le preste auxilio cuando caiga en el camino de la vida.
Éxodo 17:8-13 nos enseña lo que puede lograr un buen equipo. Mientras que
Josué y el pueblo de Israel estaban en el valle en batalla contra Amalec, Moisés,
Aarón y Hur estaban en la cumbre del collado. Y sucedía que mientras Moisés
alzaba sus brazos al cielo ganaba el pueblo de Israel, pero cuando se cansaba y
los bajaba perdía el pueblo de Israel. Así que, al darse cuenta del cansancio de
Moisés, Aarón y Hur le trajeron una piedra para que sentara y uno a cada lado le
ayudo a mantener los brazos alzados. Y fue así como gano el pueblo de Israel la
batalla en aquel día. La victoria se logró a través del trabajo en equipo. Juntos
vencieron al enemigo.
El mismo profeta Isaías habla del poder positivo, que tiene en el individuo el
trabajo en equipo, dijo: “Cada cual ayudó a su vecino, y a su hermano dijo:
Esfuérzate. 7 El carpintero animó al platero, y el que alisaba con martillo al
que batía en el yunque…” (Isaías 41:6-7). Estar en el equipo de Cristo me hace
más fuerte.
Pablo clarifica los roles cuando escribe su primera carta a la iglesia de Corinto.
“Yo planté, Apolos regó...” (1 Corintios 3:6). Pablo y Apolos hicieron equipo y
lograron una cooperación efectiva. Pablo sembró la semilla, es decir, ayudo a la
conversión de la gente y Apolos regó la planta, es decir, ayudo a madurar a los
hermanos. Y ninguno de los dos se sintió superior al otro. Pues, dijo: “¿Qué,
pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis
creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor” (1 Corintios 3:5). Ellos
solo utilizaron los talentos que Dios les había dado para servirle. Y lograron un
trabajo efectivo.
CONCLUSION
Hemos hechos tres preguntas, como trabajar en equipo? ¿Porque trabajar en
equipo? Y ¿Para qué trabajar en equipo? El trabajo del Señor no es fácil, pero
será más fácil si lo hacemos en equipo. Es cierto también que trabajar con otros
no es fácil, pero será más fácil si el líder de nuestro equipo es el Señor Jesucristo.
Así que, intégrese a los equipos que la iglesia tiene y empiece a servir al Señor.
Experimentara mayor satisfacción que servir solo.