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En la Ciudad de Córdoba, a los nueve días del mes de abril de dos mil siete,
siendo las diez horas, se constituyó en audiencia pública la Sala Penal del
Tribunal Superior de Justicia, presidida por la señora Vocal doctora Aída Tarditti,
con asistencia de los señores Vocales doctores María de las Mercedes Blanc de
Arabel y Luis Enrique Rubio, a los fines de dictar sentencia en los autos “MOYA,
fecha catorce de octubre de dos mil cinco, dictada por la Cámara del Crimen de
al debate?
acusación?
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4°) ¿Se ha aplicado erróneamente el artículo 119, cuarto párrafo, en
Los señores Vocales emitirán sus votos en el siguiente orden: Dres. Aída
A LA PRIMERA CUESTION:
Ezequiel Moya, en concurso real, en los términos de los artículos 45, 119 cuarto
párrafo, letra “b”, en relación al artículo 119 primer y segundo párrafo y 55 del
II. Contra dicha resolución, recurre en casación el Dr. Jorge Horacio Gelfi,
motivo formal previsto en el segundo inciso del artículo 468 del C.P.P., en
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desconociendo la garantía del in dubio pro reo (arts. 18, 31 y 75 inc. 22° C.N., 39
ilegal, esto es, los informes médicos que dan cuenta de lesiones en los genitales
y ano de los menores. Dichos exámenes se practicaron sin las formalidades de los
interrogó a la médica que los confeccionara –Dra. Morán–, y que pudiendo pedir
una nueva pericia por vía del artículo 400 del C.P.P., no lo hizo.
conclusiones valorativas al afirmar que las lesiones son compatibles con abuso
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caracteriza al acto pericial, que está rodeado de otros requisitos y
Tal impronta pericial ya venía dada por el modo en que la Fiscalía ofició la
posibles lesiones sino toda otra circunstancia de interés investigativo (fs. 358 y
vta.).
aunque más no fuere dar al imputado un par de horas para designar perito de
después de realizada, tal como lo prevé el artículo 236 del código ritual. Es que
De otro costado, expresa que ningún sentido tenía solicitar una nueva
pericia porque importaría sólo un nuevo examen vejatorio para los niños cuando
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había transcurrido más de un año del hecho y pueden haber desaparecido los
III. A fs. 382/401, el impugnante presenta informe por escrito, que exhibe
negativa en que “los informe médicos cuya nulidad se impetra no pasan de ser
simples operaciones técnicas, por cuanto las médicas que realizaron el examen
víctimas, y lo que éstas le refirieron en forma espontánea sobre lo que les había
sucedido. Vale decir, que hicieron constar el estado de los menores”. Aceptó
que “ambos documentos contienen una conclusión asertiva: que las lesiones
romo y duro (ej: dedo), que es, justamente, lo que caracteriza al acto pericial”.
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No obstante, estimó que “el derecho de defensa del imputado no sufrió mengua
los informes que ahora cuestiona, consintió también la admisión del testimonio
de la Dra. Liliana Morán, ofrecida como testigo nuevo por la Fiscalía, tuvo
sobradamente y hasta dio razones de por qué considera al método rana el más
cuáles podrían haber sido los elementos o actos productores de las lesiones
constatadas y cuáles no”. Infirió de ello que “el defensor pudo ejercer el control
sobre esa prueba documental, es más fueron controvertidos por él, lo que
de ello se sigue, que tampoco hubo violación del derecho de defensa, pues si el
vta./336 vta.).
V.1. Esta Sala tiene dicho que la exigencia de un interés directo como
requisito estatuído para los recursos (art. 443 C.P.P.), no sólo es una condición
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para la procedencia formal sino también para la procedencia sustancial de la
impugnación.
Ahora bien; sorteada esta valla, el análisis relativo a si, efectivamente, ese
los precedentes de la Sala, en los que se ha dicho que el interés existe "en la
recurso deducido resulta ser el medio adecuado para excluir el agravio que
aparece como posible (T.S.J., Sala Penal, S. n° 107, 7/12/00, "Bonino"; S. n° 30,
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En función de lo arriba expuesto y en lo que específicamente concierne a
actos procesales por la nulidad misma, sino sólo cuando ella lesiona el interés de
las partes. Tal exigencia tiene por objeto evitar el establecimiento de un sistema
efecto corrector, tengan idoneidad para enervar los errores capaces de perjudicar
realmente aquel interés (T.S.J., Sala Penal, A. nº 73, 4/11/85, “Leyría”; A. nº 220,
requiere un perjuicio concreto para alguna de las partes, porque cuando se adopta
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incorporación y valoración de prueba ilegal, se debe procurar la demostración
413 inc. 3°, C.P.P.; T.S.J., Sala Penal, S. 13, 16/8/84, "Pérez"; S. 72, 20/8/96,
del reconocimiento médico sino parte de su contenido, en tanto estima que las
la decisividad del segmento del informe que se tacha de nulo. Debo analizar
menor, sería compatible con abuso sexual, introducción de elemento romo y duro
en ano (ej: dedos)” (fs. 23). Y en relación a Milena Moya, manifestaron que “el
introducción de elemento romo y duro, ej. dedos en vagina...” (fs. 27). Tales
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expresiones ligan la mera constatación física –en el primero, de “ano
defensa, la profesional dijo que tanto a ella como a la Dra. Wior que también
intervino, les llamó la atención “por lo que habían pasado los niños, que la
mamá hizo una mención de la que se dejó constancia en forma textual y otra
mención hicieron los menores, que también se consignó en forma textual... que
recuerda en este caso puntual la madre de los menores no apareció como una
además dijo que así lo ponía su papá, esto es en posición genipectoral, con la
cola parada, que no es una posición que el niño, en general, adopta con
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facilidad. Explicó, respondiendo a una pregunta de la Fiscalía, que la fisura es
cuando esto sucede se ve como una línea blanca, que la irritación es compatible
con estreñimiento, pero no la fisura, ésta es provocada por una fuerza de afuera
hacia adentro, la fisura anal significa que las fibras perianales estuvieron
expuestas a fuerzas externas, que es muy raro que el niño se meta el dedo en el
anal es una lesión dolorosa, que la congestión puede ser crónica, y explicó que
para consignar en el informe de fs. 23, que corresponde al menor Nicolás Moya,
que la fisura tenía más de treinta días de evolución, se tuvo en cuenta el síntoma
a la pregunta sobre lo que le había sucedido, agregó además que en los menores
pene, la lesión hubiera tenido otro tipo de lesión, más grave... que la lesión que
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precoz o la participación en juegos sexuales en los menores, son indicios claros
de abuso, porque repite una conducta que ve o porque está hiper estimulado.
a esa fecha era crónica, antigua, y aclaró que en las lesiones himenales pasados
los quince días, no se puede establecer la data precisa que se produjo; recalcó
que en el caso del menor era claro que se trató de una ‘cosa larga, de varios
fibra elástica no tenía el tono muscular debido’. Finalmente agregó que también
331/332).
imputado.
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testimonio de la médico forense que los suscribiera, Dra. Morán; c) tuvo
hizo (fs. 335 vta./336 vta.). A tal razonamiento, el recurrente opone argumentos
b.1) En primer lugar, alega que una pericia habría importado sólo un
nuevo examen vejatorio para los niños cuando había transcurrido más de un año
informes datan del 13 (fs. 23) y 19 (fs. 27) de abril, respectivamente y escasos
días después del último compareció el Dr. Gelfi solicitando participación en los
actos instructorios (fs. 31) y días más tarde proponiendo peritos de control para
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alteración de las circunstancias o condiciones entre el acto primigenio y el
posterior (Cafferata Nores, José Ignacio –Tarditti, Aída, Código Procesal Penal
dado que según la médica los rastros que consignó databan de un tiempo mayor a
pericia –aún en el juicio– sin intervenir sobre los menores y conforme a las
informe de las Dras. Morán y Wior con la historia clínica del Hospital de Niños y
que se trata de una nulidad absoluta que no admite subsanación. Subyace a esta
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“la salvaguarda del principio del contradictorio se cumplió en el caso a través
forma.
A LA SEGUNDA CUESTION:
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I. Manteniéndose bajo el motivo formal de casación (art. 468 inc. 2°,
Hospital de Niños por personal del área de abuso sexual con el informe de las
del hecho acreditado las lesiones que contenía la pieza acusatoria. No obstante
los niños no tenían contacto con su padre y se admite que no hay certeza de que
el desgarro haya sido anterior a la fecha de corte y que la menor pudo haber sido
abusada después, en lugar de derivar de ello que el padre no fue el autor del
base en la versión que Milena comentó a su madre y que ésta llevó al debate y
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niña en juegos propios de la edad o con la introducción de un rulero en su vagina,
congestión en la misma niña que dijo haber sido abusada por el padre. Frente a
atribuida al imputado. No es lógico creer a una niña que afirma haber sido
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huellas –introducción de dedos y quemaduras en la cola y en el “chocho”–
niña y sus afirmaciones de haber sido abusada también por esa vía, de haber
361).
haya aplicado el principio del in dubio pro reo, habiéndose probado elementos
versión de Paula Rossi –madre– que a su vez es confirmada por los abuelos
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Ya en Cámara Gessell, la niña incurre en una serie de ambigüedades,
psicóloga Andrea. En dicha oportunidad, Milena dijo, entre otras cosas, “todos
el chocho en la casa de la abuela Mary, que “la Romina le quería quemar la cola
con un encendedor, que no le hizo nada más”, “que la abuela Mary la hacía
las fotos estaban como en libritos”, “a mi hermano le hacía lo mismo que a mí,
niña, que ya tenía cinco años de edad, modifica una y otra vez su versión de los
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El Tribunal acudió a la pericia psicológica practicada a la menor y al
relación a que Milena involucra a los miembros de la familia extensa como una
otras cosas, que la niña tiene marcada dependencia con la figura materna, que su
nivel de fantasía está ligeramente exacerbado, que en esta etapa evolutiva los
niños acuden a la mentira como mecanismo defensivo primario pero que con
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Advierte el impugnante, en este punto, que objetivamente se advierte que
autoría del imputado. Luego en el debate, la perito reiteró que Milena tenía un
que surge que a la Lic. Vega –con varios años de experiencia en la materia– el
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relato de la menor le pareció insólito e infrecuente, por las características, los
lugares que se referían, que eran confusos, los protagonistas, poco compatible
con situaciones de abuso, hacía referencia a que “le pinchaban la cola con
suficientes para significar un abuso sexual; asimismo dijo que en este caso pensó
menores le refirió que había sido abusada cuando era niña por un pariente adulto
84 y 245), donde además agregó que la niña no puede describir con exactitud los
descripción de las situaciones de abuso con lo esperable en estos casos (fs. 365
vta.).
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Al desmerecer de tal manera esta prueba, la a quo no reparó en que –ya
sea en mayo o junio de 2004– el informe de la Lic. Vega es siempre anterior a las
revisación médica del Hospital de Niños que descartó las lesiones físicas. Tanto
la Lic. Vega como el personal del Hospital de Niños que examinó a Milena son
que ambos informes son posteriores a los contactos de los niños con el padre, lo
que significa que las lesiones que se comprobaron luego no fueron producidas
por éste y que los relatos que se hicieron luego en Cámara Gesell ya tenían los
Rodrigo Moya –hermano del acusado– y de Romina Sueldo –su novia–, los que
resultan dirimentes si se los enlaza con las restantes pruebas, ya que dan cuenta
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2. En cuanto refiere a los hechos en perjuicio de Nicolás Moya, apunta
constató que el menor presentaba ano de fácil dilatación, con fisura, congestión e
irritación; de ello se derivaron una serie de inferencias que no son aptas para
introducción de un elemento duro y romo, como serían los dedos. Si bien esto es
Resalta que el informe médico forense dio por existentes las lesiones el día
13 de abril de 2004, esto es, cuando ya había transcurrido más de un mes desde la
última ocasión que el niño estuvo con su padre. En ese intervalo de tiempo,
Nicolás pudo haber sido abusado por otro o infligirse a sí mismo la lesión,
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permita incriminar a Moya, por ser una derivación no necesaria del cuadro
hermana Milena, cuyos dichos ya han sido arriba puestos en duda. Por su parte,
el niño –de sólo tres años de edad en esa época– repite lo que le dicen sus
que le “tocaba la cola”, manifestando además que su mamá vio a su papá hacerlo,
lo que es incompatible con las fechas en que se habrían cometido los hechos (fs.
368).
II. A fs. 382/401, el impugnante presenta informe por escrito, que exhibe
principiando por los que resultan comunes a los hechos perpetrados contra ambos
hermanos, para continuar luego por los que refieren a cada uno de los niños.
cuya versión “no sólo es creíble, porque impresionó sincera, sino porque además
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1.a) En la pericia psicológica sobre ella practicada (fs. 148/150), las
período que convivió con el imputado, luego ingresó a la narración de lo que sus
abuela Mary, rompiendo en llanto en varias ocasiones, cada vez que aludía al
abuso y las lesiones que, personalmente, había constatado en su hijo Nicolás (fs.
337).
esposo, dijo que Diego nunca tuvo una buena situación económica, que luego de
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corroboración en lo que dijeron en la audiencia Norma Rivera y José Alberto
corrobora su prima Serantes, pues el trámite judicial al que se refería Paula Rossi
denuncia por abuso sexual, la que recién formalizó el once de marzo de dos mil
cuatro, ante el Sr. Fiscal de Instrucción, Distrito 7, Turno 2 (fs. 337 y vta.).
1.e) Asimismo, descartó la incidencia del hecho de que Paula Rossi haya
planteada por la psicóloga María Marta de la Vega del Hospital Infantil a fs. 245
de que por su historia vital, haya actuado como referente del discurso de sus
hijos, sobretodo de Milena: entendió la a quo que, por un lado, los hechos
denunciados no son similares a los que ella resultara víctima –como pretendió el
imputado– y por otro que según surgió de la prueba el discurso de los menores
1.f) La perito de control Scaiola de Pico afirma que Rossi “es una mamá
que sí está angustiada por los hechos que les sucedieron a los niños, que la
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que esto sí puede influir y confundir más a la niña, la cual proyectivamente
clon mío” lo cual habla de una relación muy apegada donde la incorporación de
aceptado o rechazado por Milena, más allá de los términos esperables y puede
menor”. Sin embargo, entendió que el párrafo debe ser contextualizado con el
resto del tenor del dictamen, que en un párrafo anterior concluye que “hay en sus
historial de ésta familia otros elementos de peso que se han observado en las
deriva el Tribunal que si bien existe cierta dependencia de la niña con relación a
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momento del examen psicológico reconoce varias causas: deterioro relacional de
la pareja, que muchas ocasiones tuvieron por objeto a los niños, las sucesivas
extremo, que ambos tuvieron acceso al expediente y por ello sabían que Milena
sindicaba a su abuela como autora, junto a su padre. Ello se hizo patente no sólo
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porque ambos testigos lo reconocieron, sino además porque los únicos puntos
sobre los que se contradijeron con el imputado fue en aquéllos que éste brindó en
el debate, y por ende, no conocían con anterioridad: dónde dormían los niños
durante las visitas, si en alguna oportunidad durmió con ellos, si los bañaba y
haber podido cuidar ellos a los niños en lugar de “entregarlos” a la familia del
una fisura en hora 12. Congestión perianal”, donde las médicas que
“El examen médico es compatible con lo referido por el menor, sería compatible
con abuso sexual, introducción de elemento romo y duro por ano (Ej. dedos)”.
Que en el niño se comprobara que presentaba ano de fácil dilatación, con fisura,
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elemento romo y duro, como los dedos de un adulto; señaló la profesional que
puede ser provocada por una fuerza ejercida de afuera hacia adentro; b) aclaró
agregó que es muy raro que un niño se introduzca el dedo en el ano, y d) remarcó
341 vta./342).
lesión anal (su madre dijo haberlo visto en una oportunidad en cuclillas
queriendo meterse el dedo en la cola), la sentenciante dijo que este dato objetivo
debía ser unido a lo explicó la Dra. Moran y lo que dijeran los niños, según se
reseña más adelante. Todo ello lleva a descartar de plano aquella hipótesis y
sostener, con certeza, que el menor Nicolás Moya fue víctima de abuso sexual,
dijo que su papá “le tocaba la cola”, sin hacer alusión a introducción digital y
que recién luego de ser interrogado en forma indicativa por la Lic. Moreno dijo
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perito mencionada– que Nicolás, respondiendo a una pregunta de la licenciada
consideró evidente que tal dolor no pudo ser producido por un simple
tocamiento; afirmó la Dra. Morán que cuando el niño refiere dolor, es un dato
evolutiva que transita y edad cronológica” (fs. 115) y más adelante agrega ”no
mantuvo claramente sus dichos acerca de los hechos incestuosos que habría
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proyectivo administrado y si bien desde lo manifiesto, no evidenció signos de
vivido” (fs. 116/117). A fs. 117 se consigna que “en una de las entrevistas de
Moya concluyó “Acuerdo con los términos de la pericia expresados por la perito
oficial”, opinión que, por otra parte, reiteró en la audiencia, al expresar que
que hace bajar notablemente su rendimiento general, Nicolás, sin el uso de test
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por la perito oficial, acerca de dichos y actitudes del niño ‘yo lo quiero a mi
padre tocaba a su hermano, ésta respondió “yo te dije que le tocaba la cola y no
sabés como lloraba Nicolás”. Agregó que en otra ocasión Nicolás le dijo “mi
posición banco (en cuatro patas) y torciendo la cabeza hacia un costado. Con
base en la opinión de la Lic. Andrea y la Dra. Morán, el Tribunal sostuvo que esta
Paula, a quien le dijo, además, que Nicolás lloraba (fs. 343 vta.).
despeja toda duda sobre que el menor fue abusado por introducción de dedo en
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ano. También dio por cierto el relato de Nicolás en cuanto a que su padre le
besaba el pito, “porque existe una línea constante entre lo que refirió a las
médicas forenses y lo que dice aún hoy ante terceros involuntarios, lo señalaron
sus abuelos maternos en la audiencia, que su papá le besaba el pito” (fs. 343
vta.).
Destacó la sentenciante que el hecho que tiene por víctima a Milena Moya que
343 vta./344).
que transita -infancia- y explicó que “en esta etapa evolutiva los niños apelan al
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...ello puede darse como modalidad natural típica de su edad, en relación a los
menor) de vivencias de corte traumático, como las que refiere haber vivido con
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1.b) En cambio, el informe de fs. 82 y 245 elaborado por la Licenciada
María Marta Vega del Hospital Infantil, que entrevistó a ambos menores en
tenía como referente a su madre, víctima de abuso sexual; que los datos
aportados por Milena sobre lo vivido parecían responder más a la fantasía que a
una realidad de involucración sexual, pues señaló “el contenido de los relatos
de abuso sexual (“Me pinchaban la cola con alfileres... estaban todos desnudos
metían el dedo). Tampoco puede describir con exactitud los genitales sexuales
1.c) Frente a los matices diferenciales entre uno y otro elemento de juicio,
Apuntó que la Lic. Andrea dio además razones en la audiencia de por qué
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concluyó que la menor no miente, explicando que la desorganización en su
discurso obedece a que tiene que hacer un esfuerzo, frente al daño psíquico que
le produjo la situación de abuso por una imagen parental. Precisó la perito que
psicólogo trabaja con la palabra, no con las constataciones físicas y agregó que
aunque no hubiera tenido acceso a esa documental, cree que hubiera arribado a
primer y único contacto que tuvo con las víctimas y su madre. A ello suma que
1.e) Meritó además que la perito de control Lic. Scaiola de Pico discrepa
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que dicho dictamen no niega que Milena haya sido víctima de abuso sexual (fs.
340 vta.).
posibilidad de que Paula hubiera inducido a su hija en su relato y por ello debe
médico de fs. 27, en cambio, hace constar que la menor presentaba himen
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irritado y desgarro. Teniendo en cuenta que la fecha de cese del comportamiento
ambas profesionales, que la menor fuera abusada con posterioridad a esa fecha,
lo que tiene directa incidencia sobre la participación del acusado (fs. 344 y vta.).
el informe justamente, himen puntacto, esto es normal para una niña de esa edad
e incompatible con un desgarro. Pero dijo además que el método de examen que
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3.c) En consecuencia, la sentenciante descartó la penetración por no poder
afirmar con certeza que el desgarro se haya producido con anterioridad a la fecha
de corte, que fija la acusación, el siete de marzo de dos mil cuatro (fs. 345).
4.a) La menor le dijo a su madre, cuando le contó por primera vez sobre el
es la que cuenta Paula Rossi a la Dra. Martín y que ésta hace constar en la
historia clínica “la madre refiere que sus hijos de cinco y tres años se
manoseaban mucho, la abuela vio que se querían meter un rulero adentro, ahí,
esto ocurría cuando regresaba del régimen de visitas. Un día le dijo que le
gustaba que le hicieran upa como le hacía el papá. Entonces le dijo que el papá
que le hacen reír, que le hace cosquillas con un buzo de tres manos”, cuando
4.b) A las médicas forenses Milena les dijo que su papá le tocaba la cola,
término que, explicó la Dra Morán, es utilizado por el niño para significar
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lesiones en ano, que su abuela la sorprendió cuando intentaba introducir un
rulero en vagina y su abuelo un dedo y por otro, que no ha podido ser sostenido
cierto, “no porque se piense que aquella mintiera, sino porque media una línea
ella habría referido haber sido manoseada”; por ello se descarta, “por
padre fue el que hizo más “daño”, sin precisar en qué habría consistido” (fs. 345
vta.).
siete de marzo de 2004, algunos datos obligan a fijar una referencia temporal
distinta del inicio de la conducta reprochada al acusado: Paula Rossi indicó que
fue con posterioridad al inicio del régimen de visitas en septiembre de 2004, que
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testimonios de los abuelos maternos y de la Dra. Martín del Hospital de Niños.
Por ello, se fijó el comienzo de los abusos a partir de dicha fecha y se sostuvo
última visita. Para esto último, suma que Milena y Nicolás tuvieron dos etapas
(madre y abuelos maternos), pero luego que los niños rompieron el silencio y
visitas, sus conductas cambiaron, hasta Milena agradeció a su madre cuando ésta
docente del Centro Infantil Travesuras, que consigna que “los días de visita
a esto comentarios sobre sus padres tanto positivos como negativos, Nicolás
Tribunal apunta asimismo que resulta imposible pretender que dentro de ese
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marco se individualice concretamente la fecha de los distintos abusos, atendiendo
a la edad de los menores y que no queda duda que se trató de plurales abusos y
vta./347).
su madre y abuelos maternos, pero despeja toda duda al respecto el dibujo que
daño. El dibujo libre efectuado por Milena en el que exhibe la “casa mala”, es un
dibujo taponado porque tiene las ventanas y las puertas cerradas, con rayas en
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afirmativa y descartar de plano la hipótesis que el autor bien pudo ser una tercera
8.a) Que tanto Milena como Nicolás señalaron a su padre como el autor de
audiencia, aun hoy dice que su padre le tocaba el pito (fs. 347 vta.).
8.b) El testigo Roberto Carlos Sosa (fs. 22) dijo haber escuchado cuando,
dejálo”, lo que se corresponde con lo que dijo Nicolás “...el papá me bajó los
...puso el dedo donde yo hago caca...”, tras esta expresión toma una muñeca y
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dijo “esta es la Mile viéndome” y luego agregó “el papá me tocó por la rayita”.
Milena también le refirió este episodio a la Licenciada Vega (fs. 347 vta./348).
abusos, señaló que con relación a Nicolás medió una cierta habitualidad, de
suerte que si se vincula ese dato con el marco temporal en que sucedieron los
cocina, donde tiraban tres colchones en el piso, dato que también confirma su
hija, Milena y en otras bañó a los niños, es lógico concluir que tuvo la posibilidad
declaración el imputado afirme que nunca estuvo solo con los niños.
8.f) Tampoco puede dejar de considerarse que la Lic. Andrea dijo que de
haber sido un tercero el autor, ello habría surgido de las entrevistas y del material
utilizado, como también que la Dra. Moran expresamente señaló que en todo
que según el informe presentado por la perito de control de fs. 126/129 la pareja
conformada por el imputado y Paula Rossi, fue una pareja disfuncional desde el
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comienzo; esta situación que tuvo poca variación durante el matrimonio, los
propicio en el cual los menores asumieron el rol de víctimas, a tal punto que
Milena le refirió a su madre, que el imputado le decía que le gustaba “su edad y
manera: “en fecha no precisada con exactitud, pero ubicable a comienzos del
mes de septiembre de dos mil tres, el imputado Diego Moya en el interior del
domicilio sus padres, sito en Montebuey N° 8715 de barrio Villa Rivera Indarte,
determinado de veces, hasta el siete de marzo de dos mil cuatro, fecha en que
Moya, de tres años, abusó sexualmente del menor, con introducción de dedo en
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IV.1. Como es frecuente en este tipo de delitos, los elementos de juicio
que corroboran el relato de las víctimas -que para más, son niños de muy corta
óbice para sostener una conclusión condenatoria, en la medida en que los indicios
constituya por sí la plena prueba del hecho al que se vinculan -en cuyo caso no
Saturnino”; 7/6/88, Fallos 311:948; cfr. T.S.J., Sala Penal, S. nº 45, 28/7/98,
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de este vicio" (C.S.J.N., "Fiscal c/ Huerta Araya", 12/6/90, citado por Caubet,
tratados concordados", Errepar, 1995, n° 4840). Así fue que tal tesitura llevó al
Alto Tribunal a dejar sin efecto "la sentencia que absolvió al procesado
autor del delito" ("Lavia", 12/5/92, citado por Caubet y otro, ob.cit., n° 4390;
(T.S.J., Sala Penal, S. n° 112, 13/10/05, "Brizuela", “Risso Patrón”, cit., entre
otros).
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foco en el relato de Milena Moya, en la discordancia entre la constatación del
temporal que se aprecia entre el cese de contacto entre los niños y el imputado y
correlacionar dichas pruebas que –si bien es verdad que en una apreciación
abril de 2004), haya sido valorada por la sentenciante para desechar el acceso
la penetración vaginal lo ha sido sólo por imperio del principio in dubio pro reo,
en algunas aristas, ha sido tenido por cierto en los aspectos en que se mantuvo
narrar lo ocurrido. Dijo a su madre Paula Rossi que el papá “le hacía
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cosquillitas en el chocho”, que “le tocaba el chocho” o “le ponía el dedo en el
chocho” (fs. 324/326). A las médicas forenses, les contó que su papá le tocaba la
niño para significar, en forma indistinta, los genitales como la zona anal” (fs.
345 y vta.)–. A su abuela materna, pidiendo por ella en la noche, le comentó que
“su papá también la había tocado, pero no tanto porque gritaba y como era
niña refirió que el papá le “metió el dedo en la cola, solitos en un colchón que
menor la psicóloga cómo está, dijo ‘demasiado desnudo, como estaba el papá’...
que cuando mi papá hacía eso me decía que no dijera nada...” (fs. 332 vta./334).
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confuso”, pero a la vez explicó que “la mayor organización del discurso de un
esfuerzo, frente al daño psíquico, sobre todo cuando está involucrada una
casa de su abuela se sentía protegida, tuvo que elaborar que era la casa
‘mala’...”; la profesional mostró el dibujo de una casa que tiene las ventanas
cerradas y rayas en color rojo lo que indica que ha sido víctima de violencia.
aparte del padre, otro posible autor, porque como ya explicó, involucra a
miembros de la familia extensa como una forma de defensa...” (fs. 322 vta./323).
Vega”. Debe resaltarse, de la primera, que anota que la mentira puede surgir
como mecanismo defensivo, pero que “en relación a los hechos que se
que “si los hechos hubieran surgido como producto de una fabulación adulta, la
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pueden sostenerla a lo largo del tiempo” (fs. 338 vta./339). El informe técnico
elaborado por la Lic. Vega, en cambio, había expresado que el relato de la menor
tenía como referente a su madre, víctima de abuso sexual, de lo que derivaba que
los datos aportados por Milena sobre lo vivido parecían responder más a la
fantasía que a una realidad de involucración sexual; señaló la profesional que “el
seleccionó la primera, por entender que ésta estaba precedida de una indagación
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materna en el relato de la menor: a) Paula Rossi padeció abuso sexual en edad
temprana, pero ello no ha incidido en lo que su hija narra haber sufrido: lo vivido
durante el examen médico, la madre se mantuvo aparte, sin inmiscuirse (fs. 337
económico (Moya no tenía solvencia para ello, fs. 337) y la amenaza de Paula
cuanto a los cambios conductuales que notaron en los niños a partir de que se
corte sexual –Nicolás sobre Milena y ésta explicando que su hermano “le iba a
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meter el pito en el pupo”–, Nicolás viendo televisión en posición de banco,
historia clínica del Hospital de Niños para atribuir a Milena Moya un relato
la Cámara, que daban debida cuenta de que la niña, sin mentir y en base a
en su contra.
3. A esta altura y como ligazón hacia el parágrafo que sigue, resulta útil
señalar que los dichos de Milena y Nicolás tienen varios puntos de contacto.
Por ende, la acreditación de los hechos en perjuicio de uno tiene fuerte valor
abusaba de su hermano de tres años. Cuando Paula Rossi –que inicialmente sólo
sospechó por Milena– se enteró que Nicolás también había sido agredido
y ella le respondió ‘yo te dije que le tocaba la cola, y no sabés como lloraba
55
Nicolás’ y le dijo que llamaba a su hermana”; también le refirió “que en una
donde vio que Nicolás estaba en cuclillas, sobre la mesa de vidrio en el comedor,
y su papá arriba, y que ella gritaba ‘dejalo, dejalo’...” (fs. 325). También a la
abuela materna Milena le confió que “Nicolás gritaba cuando ‘el papá le
tocaba el pito’... y su nieta gritaba ‘déjenlo, déjenlo’...” (fs. 328 vta.). Incluso a
ambos hermanos –repárese que se trata de pequeños de muy corta edad– puesto
que también Nicolás indicó en Cámara Gessell, empleando los muñecos allí
disponibles y seleccionando una muñeca, que esa “es la Mile viéndome” cuando
“el papá me tocó por la rayita” (fs. 334 vta.). Computa aquí, también verificando
lo narrado por las víctimas, que entre los cambios conductuales arriba señalados,
sobreprotegía al menor, datos éstos que dan debida cuenta de que los dos niños
padre.
56
4. Como adelantara, lo anterior opera como útil introducción al análisis de
la prueba que pesa contra el imputado, en relación al abuso sufrido por su hijo
Nicolás.
los dedos.
puede aceptarse únicamente si no se tiene en cuenta que tanto el relato del menor
tocamientos, etc..
Del mismo modo, las suspicacias sobre una autolesión –ya que Paula
narró que el papá “me tocaba la cola... me bajó los pantalones y me tocó la cola,
57
había dicho “mi papá me toca la cola, me metió el dedo en la cola y me dolió”;
las médicas forenses les respondió que el papá “le metió el dedo en la cola” (fs.
27); d) a la abuela materna, “hasta el día de hoy dice ‘¿sabés que papá me
tocaba el pito?’...” (fs. 329). Se suma a ello, que en su testimonio la Dra. Morán
calificó como “muy raro que el niño se meta el dedo en el ano, que no es
El relato de Nicolás, “escueto y claro” (fs. 322 vta.), más firme incluso
que el de Milena, también fue validado por las dos peritos psicólogas, asintiendo
niño sentenció: “yo lo quiero a mi papá, pero que no me toque la cola” (fs. 129)
penetración digital.
58
5. En conclusión y en función del análisis expuesto, estimo que la Cámara
forma.
A LA TERCERA CUESTION:
59
I. Manteniéndose bajo el motivo formal (art. 468 inc. 2°, C.P.P.) y en
acusación tal como lo dispone el artículo 388 del Código ritual, para así permitir
(fs. 370).
II. A fs. 382/401, el impugnante presenta informe por escrito, que exhibe
60
1. En primer término, corresponde aclarar que en numerosos precedentes
ultrajante y las exigencias que de ello deriva, lo cierto es que un rápido repaso de
debate –según consta en el acta de fs. 308 y vta.– peticionó la citación a juicio de
Diego Martín Moya por supuesto autor de “abuso sexual sin acceso carnal
agravado continuado y reiterado (arts. 45, 119 cuarto párrafo letra “b”, en
función del segundo párrafo, 55 a contrario sensu y 55 del Código Penal), toda
Milena Ayelén Moya y Nicolás Moya, de cinco y tres años de edad, a quienes en
61
sometimiento sexual gravemente ultrajante para las víctimas” (fs. 198 vta./199,
por la cual recayó condena y por ende no puede ahora postularse inerme frente
ésta.
forma.
A LA CUARTA CUESTION:
62
I. En último término y también bajo la hipótesis formal de casación (art.
468 inc. 2°, C.P.P.), el quejoso estima infundada la calificante del abuso sexual
por el grave ultraje (art. 119, segundo párrafo, C.P.) (fs. 368 vta.).
igualmente no hay una medida dogmática para el ultraje grave, sino que se
qué consistió el ultraje y por qué tiene dicha calidad y si el imputado tuvo dicha
libertad y la puesta a disposición del abusador, sin límites de tiempo y lugar. Cita
63
en abono la inserción al debate parlamentario del Dr. Cafferatta Nores (fs. 369 y
vta.).
Más allá de tal falta de motivación, refiere que no surge de la prueba que
Moya tuviera la voluntad de someter a sus hijos ni menos aún que conociera la
II. A fs. 382/401, el impugnante presenta informe por escrito, que exhibe
119, cuarto párrafo en relación al 119, segundo párrafo y 119, primer párrafo y 55
64
Criminología, n° 40, Lerner, p. 36), se sostuvo que a los fines de la debida
en una regla jurídica específica pues ello ya permite a las partes proponer su
entre otros).
468 inc. 1°, C.P.P.) y verificar si el encuadre legal propiciado por la sentenciante
se ajusta a Derecho.
C.P.).
fundamentos, pues si bien agravó la pena para dichas hipótesis, las separó del
65
abuso sexual con acceso carnal (Ver FÍGARI, Rubén E., Delitos de índole sexual,
figura base del abuso sexual (art. 119, 1er. párr., C.P.) y la de éste con acceso
carnal (art. 119, 3er. párr., ibidem - Ver inserción del Diputado CAFFERATA
penal.
furtivo de alguna zona pudenda de la víctima, que llevar a cabo un acto que tenga
otro tipo de connotación más relevante y que, por ende, importe un mayor ultraje
pena a aplicar (cfr. GAVIER, Enrique A., Delitos contra la integridad sexual:
TENCA, Adrián Marcelo, Delitos sexuales, Astrea, Buenos Aires, 2001, p. 57;
66
FÍGARI, op. cit., p. 111; BUOMPADRE, Jorge E., Derecho Penal: Parte Especial,
duración del abuso sexual o las circunstancias de su realización; vale decir, una
intervinientes o presenciales del mismo, etc. (cfr. GAVIER, op. cit., p. 29;
CLEMENTE, José Luis, Abusos sexuales, 2da. edición, Lerner, Córdoba, 2000, p.
82; REINALDI, Víctor F., Los delitos sexuales en el Código Penal argentino: Ley
25087, Lerner, Córdoba, 1999, p. 66; AROCENA, Gustavo A., Delitos contra la
113).
Se aclaró asimismo que los casos encuadrables en el art. 119, 2do. párr.,
del C.P., serán siempre actos objetivamente impúdicos. Ello así, porque la
67
activo al cometerla (p.e., sádica, vejatoria, de venganza, desprecio, etc.), y del
(Véase GAVIER, op. cit., p. 29; CLEMENTE, op. cit., p. 82; DONNA, Edgardo
Santa Fe, 2001, p. 50; FONTÁN BALESTRA, Carlos, Derecho Penal: Parte
Especial, 16º ed., Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2002, p. 216; BUOMPADRE, op.
cit., p. 389).
sexual al que alude la norma, recepta aquellos casos en los cuales, mediando en
dignidad personal (DONNA, op. cit., p. 48; FÍGARI, op. cit., p. 113 y 117. En el
mismo sentido, REINALDI, op. cit., p. 66; CREUS, op. cit., p. 809; AROCENA, op.
cit., p. 54).
propio tipo básico y que producen en la víctima una humillación más allá de lo
68
calificativo de "ultrajante" es un concepto impreciso. Es que cualquier abuso
sexual, justamente por ser abuso, tiene carácter ultrajante. Por ello, corresponde a
término (CREUS, op. cit., p. 809; REINALDI, op. cit., p. 67; DONNA, op. cit., p. 49;
AROCENA, op. cit., p. 54 y 55, y nota 95; FONTÁN BALESTRA, op. cit., p. 215).
abusivo realizado con trascendencia pública, o ante la propia familia (CREUS, op.
cit., p. 809; PANDOLFI, Oscar A., Delitos contra la integridad sexual (ley 25.087),
Ed. La Rocca, Bs.As., 1999, p. 31; REINALDI, op. cit., p. 66; CLEMENTE, op. cit.,
p. 83; DONNA, op. cit., p. 58; TENCA, op. cit., p. 58; AROCENA, op. cit., p. 56;
FONTÁN BALESTRA, op. cit., p. 216; FÍGARI, op. cit., p. 115; BUOMPADRE, op.
cit., p. 389), los actos de bestialidad o de sadismo (REINALDI, op. cit., p. 66;
CLEMENTE, op. cit., p. 83; PANDOLFI, op. cit., p. 31; FÍGARI, op. cit., p. 116), la
víctima actuando como sucedáneos del pene, esto es, con connotación sexual
28; REINALDI, op. cit., p. 66; CLEMENTE, op. cit., p. 83; DONNA, op. cit., p. 50;
AROCENA, op. cit., p. 56; FONTÁN BALESTRA, op. cit., p. 216; FIGARI, op. cit., p.
69
(FONTÁN BALESTRA, op. cit., p. 216), la introducción de los dedos en la vagina
o en el ano de la víctima (GAVIER, op. cit., p. 28; Clemente, op. cit., p. 83;
DONNA, op. cit., p. 50; TENCA, op. cit., p. 57; FONTÁN BALESTRA, op. cit., p.
216; FÍGARI, op. cit., p. 115; BUOMPADRE, op. cit., p. 389 - T.Crim. nº 1,
el ano de la víctima (GAVIER, op. cit., p. 28; CLEMENTE, op. cit., p. 83; DONNA,
op. cit., p. 51; FONTÁN BALESTRA, op. cit., p. 216; FÍGARI, op. cit., p. 115;
Buompadre, op. cit., p. 389, T.S.J., Sala Penal, “González”, cit.), la fellatio in ore,
op. cit., p. 31; CLEMENTE, op. cit., p. 83; DONNA, op. cit., p. 50; BUOMPADRE, op.
cit., p. 389). Asimismo, esta Sala sostuvo igual calificación para quien apoyó su
como ha ocurrido en el sub examine. Es que dicha conducta traspone los límites
del simple abuso por cuanto importa una penetración en el cuerpo del sujeto
pasivo que únicamente por no ser una introducción peneana no se eleva hacia la
punición más severa del tercer párrafo del artículo 119 del Código Penal.
70
Tampoco ingresa a esta última figura –la del acceso carnal– el
forzamiento del menor a besar el pene del imputado, por no haberse dado por
uno y otro accionar, por mediar en ambos contacto de boca y genitales, con
Tal solución se alinea con el tratamiento más severo que la nueva norma
configura un delito más grave concretamente encuadrable en el 3er. párr., del art.
119 del C.P. (T.S.J., Sala Penal, S. nº 88, 11/10/02, “Lazo”); asimismo, la
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Por último, cabe destacar un dato más que confluye en idéntico sentido:
gravemente ultrajante.
forma.
A LA QUINTA CUESTION:
72
Así voto.
forma.
Penal;
se dio por la señora Presidente en la Sala de Audiencias, firman ésta y los señores
Vocales de la Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia, todo por ante mí, el
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Dra. María de las Mercedes BLANC G. de ARABEL Dr. Luis Enrique RUBIO
Vocal del Tribunal Superior de Justicia Vocal del Tribunal Superior de Justicia
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