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Registro: 166759
Materia(s): Civil
Tesis: I.10o.C.72 C
Página: 1519
Dada la importancia y trascendencia de la filiación, aunque ciertamente el artículo 374 del Código
Civil en consulta prevé la prohibición de que un tercero pida el reconocimiento del hijo nacido
durante el matrimonio de otros, salvo en el caso de que el marido lo hubiere desconocido y esto
conste en sentencia firme; esto es, que hecho el reconocimiento, entonces, el hijo de una mujer
casada no puede ser también reconocido como hijo por otro hombre distinto del marido, sino
cuando éste lo haya desconocido y por sentencia ejecutoriada se haya declarado que no es hijo
suyo, puesto que, lógicamente, la existencia de un reconocimiento previo impide uno posterior, ya
que de lo contrario se permitiría que varias personas pudieran ostentar el derecho de padre,
cuando que la filiación únicamente se da entre el progenitor y el hijo. Sin embargo, pese a la
prohibición contenida en esa norma, ello no significa que quien se considere padre biológico de un
menor quede privado de todo derecho para impugnar la filiación previamente reconocida ya por
otro hombre, ni impide que el menor esté en condiciones de conocer su verdadero origen
biológico, pues, en estos casos, tanto el tercero como el menor tienen expedita la vía para
controvertir ese reconocimiento y desvirtuar la presunción de que el marido es el padre, a través
de los medios de prueba previstos en la ley, incluidos los provenientes de los avances científicos y
tecnológicos, lo que encuentra su fundamento en el artículo 368 del Código Civil para el Distrito
Federal, el cual dispone que el Ministerio Público tendrá acción contradictoria del reconocimiento
de un menor de edad cuando se hubiere efectuado en su perjuicio, y que la misma acción tendrá
el progenitor que reclame para sí tal carácter con exclusión de quien hubiere hecho el
reconocimiento indebidamente o para el solo efecto de la exclusión. Lo expuesto pone en
evidencia que, en términos del diverso artículo 416 Ter, fracción V, del mismo código, el objeto de
la referida facultad legal es salvaguardar tanto el interés superior de los menores, como el derecho
de los terceros afectados por un reconocimiento ya efectuado, mediante la acción que para ello se
otorga al Ministerio Público y a los progenitores que reclaman para sí tal carácter o la exclusión de
quien ya hubiere hecho el reconocimiento indebidamente. De ahí que si de la lectura integral y
armónica de la demanda, origen del juicio del que derivó la sentencia definitiva reclamada, se
advierte que la causa de pedir del actor fue, primordialmente, el desconocimiento de la
paternidad de un menor, reconocida por quien se encuentra casado con la madre, ello se traduce
en el ejercicio de la acción contradictoria de reconocimiento de un menor de edad; entonces, no
puede considerarse que quien se ostente como progenitor de ese menor carezca de legitimación
activa en la causa con apoyo en el artículo 374 del Código Civil, pues aunque tal precepto prohíbe
el reconocimiento de un menor que ya ha sido previamente reconocido, dicho tercero cuenta con
la facultad para reclamar el desconocimiento de esa paternidad reconocida, pero con sustento en
el diverso artículo 368 del mismo código.
Amparo directo 268/2009. 1o. de julio de 2009. Unanimidad de votos. Ponente: J. Jesús Pérez
Grimaldi. Secretaria: Margarita Morrison Pérez.
Registro: 1013887
Tomo V. Civil Segunda Parte - TCC Segunda Sección - Familiar Subsección 1 - Sustantivo
Materia(s): Civil
Tesis: 1288
Página: 1441
MENORES DE EDAD. EL JUEZ ESTÁ OBLIGADO, AUN DE OFICIO, A ESCUCHARLOS EN CUALQUIER
JUICIO DONDE TENGA QUE RESOLVERSE SOBRE LA PATRIA POTESTAD, GUARDA Y CUSTODIA, ASÍ
COMO AL MINISTERIO PÚBLICO DE LA ADSCRIPCIÓN, TENIENDO EN CUENTA LA FACULTAD QUE
TIENE DE VALERSE DE CUALQUIER MEDIO A FIN DE SALVAGUARDAR EL INTERÉS SUPERIOR DE
AQUÉLLOS (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE VERACRUZ).
De la interpretación conjunta y sistemática de los artículos 157 y 345 del código sustantivo civil
para el Estado de Veracruz, 225 y 226 del ordenamiento procesal respectivo, debe entenderse que
en todos aquellos juicios civiles donde tenga que resolverse sobre la patria potestad, guarda y
custodia de menores de edad, sin importar la acción intentada, el juzgador, aun de oficio, debe
escucharlos, a fin de evitar conductas de violencia familiar y normar correctamente su criterio
sobre la situación que guardan con sus progenitores, así como al Ministerio Público de la
adscripción ante el desacuerdo de los cónyuges sobre ese tenor, teniendo en consideración,
además, la facultad de poder valerse de cualquier persona, sea parte o tercero, cosa o documento
conducente al conocimiento de la verdad, como podría ser, a guisa de ejemplo, la investigación de
trabajadores sociales, análisis psicológicos en relación no sólo con el menor sino también con los
padres, apoyándose para ello en instituciones como el Desarrollo Integral para la Familia (DIF) o
los servicios de salud pública, sin importar que el artículo 157 del código sustantivo civil, sólo
refiera a los asuntos de divorcio, pues en el caso opera el principio jurídico de que donde impera la
misma razón debe aplicarse la misma disposición, todo con el fin de salvaguardar el interés
superior de los menores.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XVIII, agosto de 2003,
página 1582, Tribunales Colegiados de Circuito, tesis VII.2o.C. J/15; véase ejecutoria en el
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XVIII, agosto de 2003,
página 1583.
Registro: 2008607
Materia(s): Civil
Página: 2347
Si bien conforme al numeral 2 del artículo 12 de la Convención sobre los Derechos del Niño, debe
darse a éste la oportunidad de ser escuchado en todo procedimiento judicial o administrativo que
lo afecte, lo cierto es que en el mismo precepto se prevé que dicha intervención puede ser
directamente o por medio de un representante o de un órgano apropiado, en consonancia con las
normas de procedimiento de la ley. De ahí que, si en el convenio de divorcio pactado entre los
padres, se advierte que su menor hijo intervino en el procedimiento de origen, mediante la
representación de cualquiera de ellos, y ante lo expuesto por el Ministerio Público adscrito al
juzgado natural, quien intercedió para salvaguardar sus intereses; entonces, no puede estimarse
que se ha violentado en su perjuicio lo pactado en la referida convención. Lo anterior, bajo la
premisa de que conforme al artículo 343 del Código Civil para el Estado de Veracruz, la patria
potestad sobre los hijos se ejerce por los padres; asimismo, que de acuerdo con el diverso numeral
342, ésta se ejerce sobre la persona y los bienes de los hijos, en cuyo caso, de separarse quienes la
ejercen, ambos deberán continuar con el cumplimiento de sus deberes; quedando facultados para
convenir los términos de su ejercicio, particularmente en lo relativo a su guarda y custodia,
entendida ésta como la acción de los padres de velar por sus menores hijos y tenerlos en su
compañía. Consecuentemente, si de la audiencia celebrada en términos de los numerales 157 y
345 del referido código, se aprecia que en el convenio pactado entre los cónyuges, uno de éstos
representó a su menor hijo, entonces no es dable considerar que éste careció de representante y,
por ende, que no fue escuchado por la autoridad responsable. Máxime, si en el acuerdo de
voluntades intervino el agente del Ministerio Público adscrito al juzgado del conocimiento, a fin de
salvaguardar los intereses del menor. Lo anterior significa que si el derecho fundamental de
audiencia de éste siempre estuvo representado por alguno de sus padres, entonces resulta
innecesario que se le designe un representante especial; pues, aunado a lo anterior, sus derechos
fundamentales de vivienda y alimentación son protegidos por quienes ejercen la patria potestad.
Esta tesis se publicó el viernes 06 de marzo de 2015 a las 09:00 horas en el Semanario Judicial de la
Federación.