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LOS ORÍGENES DE LA CHOLA COCHABAMBINA

En nuestra Bolivia toda, existen ciertos fenómenos culturales únicos, que pueden causar una
sensación de rompimiento del tiempo y espacio, uno de ellos, y por cierto muy llamativo, es el de
la chola. ¿Cómo se origina y de dónde proviene una adaptación cultural como esa, tan propia, pero
a la vez, tan impuesta?

Siendo la chola un personaje singular, con una independencia declarada en sus movimientos, con
desinhibiciones sorprendentes, es imposible dejar pasar sus orígenes porque se busca entenderle
y definirle, además de declararle estima y gratitud.

Definirla en su integridad es tarea titánica puesto que su variedad es inmensa y está marcada por
las regiones que habita, las migraciones y los orígenes étnicos, pero también por sus orígenes
históricos, que son los que nos atañen en este artículo. Al respecto existen estudios muy
interesantes que les invitamos a conocer, sobre todo en lo concerniente a nuestra hermosa chola
cochabambina.

ANTECEDENTES COLONIALES

Un importante estudio realizado sobre el origen de la chola se inclina por inferir que la vestimenta
de la chola fue una imposición de la Colonia realizada en 1782, con el fin de facilitar la
identificación de origen de los indígenas e impedir de esta manera nuevas rebeliones como las que
impulsaron Túpac Katari, Túpac Amaru, y los ayllus potosinos.

Los españoles decidieron cambiar las vestimentas originarias de las mujeres que vestían acsu por
blusas floreadas, polleras y sombreros semejantes a los conjuntos que usaban las damas españolas
según la procedencia desde la península y la zona geográfica que ocupaban sus esposos en la
dinámica colonial, pero más al estilo provinciano declarando de esta manera su condición servil
(Camacho Cossío, Marina Barriga, Portillo, & Cano, 2010) ; “así como muchos vestidos indígenas,
que parecen inspirados en la mantilla andaluza, las blusas de Extremadura y los sombreros del
Renacimiento” (Monroy, 2014).

Las polleras que acompañaban a las señoritas y damas peninsulares, eran largos, de tela delgada,
ceñidos en la cintura, con armazones de alambre, lo cual los hacía abultados y fruncidos. Eran por
supuesto símbolo de ostentación.

En contrapartida, antes de las rebeliones de 1781, las indígenas vestían “acsus anchos, tipo
polleras de finos tejidos, del mismo modo Tupak Katari, Tupac Amaru, vestían muy elegantemente
un aire solemne con sus mejores tejidos de alpaca y vicuña, con cierta influencia de la moda de los
conquistadores” (Camacho Cossío, Marina Barriga, Portillo, & Cano, 2010)

Existía entonces, una cierta rivalidad en cuanto a la vestimenta que fue finalmente aplastada por
los conquistadores, puesto que se decretó la prohibición del uso de “vestimenta que pudiera traer
memoria de tiempos incaicos” (Ibíd, tomado de Revollo)

Desde la monarquía se buscó identificar a criollos y mestizos con el diseño de vestimentas


características, más que todo como forma de escarmiento para evitar posibles futuras
insurrecciones, sobre todo de parte de los indios.
PROVENIENCIA DE LAS PALABRAS CHOLA Y POLLERA

Se conoce, según Antonio Paredes Candia, que la palabra chola vendría a ser la forma en femenino
de “chulo”, quien es el que entretiene al toro durante el ruedo mientras el matador hace cambio
de capa. La mujer de este “…vestía saya larga, plisada, una blusa adornada de encajes y volados y
sobre los hombres un mantón de espumilla bordado de flores, el llamado mantón de Manila. La
chola es muy apuesta en su porte y atrevida en sus actitudes o palabras” (Ibíd).

El uso del término “chola” ha ido adquiriendo connotaciones distintas de acuerdo a la coyuntura
social, económica y política aludiendo a la condición de mestiza o de india toscamente asimilada a
las costumbres occidentales. Se la puede usar de manera despectiva o libre de prejuicios y con
conocimiento de causa.

La palabra pollera tendría una explicación mucho más simple, puesto que derivaría de pollo, o la
cría de la gallina. Al respecto encontramos que al usar el término se alude al “género de vestido o
traje que usan las mujeres que se ciñe y ata por la cintura y baja en redondo hasta los pies,
cubriendo todo el medio cuerpo; también se llama guardapiés o tapapiés, se hace de telas finas
como raso, brocados de seda, oro y plata, era vestidura que solo usaban las reinas y las señoras
muy ilustres, por encima iba la Basquiña, tipo de faja que traen las mujeres desde la cintura hasta
el suelo con sus pliegues que en la parte superior forman la cintura y en la parte inferior tiene
mucho vuelo” (Ibíd, tomado de Diccionario de Autoridades. 1726)

EVOLUCIÓN DE LAS VESTIMENTAS

Durante el período incaico la vestimenta fue un elemento que distinguía a las clases sociales y era
sagradamente respetada debido a que existían severos castigos a quienes osaban cambiar sus
ropas sin corresponder a su estrato social. Según Guamán Poma, el cronista indígena del
Virreinato del Perú, las mujeres vestían de acuerdo a la edad, tejidos finos para las más jóvenes y
gruesos para las mayores. La lana de alpaca era signo de clase alta, además se diferenciaba con la
“inclusión de chaquira con distintos decorados y colores…” (Camacho Cossío, Marina Barriga,
Portillo, & Cano, 2010, pág. 8)

El Acsu fue un vestido sin igual, que a través de motivos y colores especiales, mostraba la región
de la cual era proveniente y su estatus. Se incluía en su bordado, hilos de oro y plata en seda, y las
combinaciones de colores eran especiales, por ejemplo se hacían listones colorados sobre un acsu
pardo. (Ibíd)

Otros elementos eran el chumpi, para ceñir el acsu a la cintura, la liclla o pullu que era de vellón de
alpaca para las más privilegiadas, la ñañaca para la cabeza, hechos de “felpa negra, con encajes
negros, forrada con tafetán morado”.

Durante la colonia, la pollera fue adaptada de múltiples maneras. Las cholas comenzaron a
vestirse a la manera de las damas españolas sin imposición. También las “señoras de clase alta
empezaron a utilizar las polleras con telas mucho más caras y lujosas, como el terciopelo
importado” (Ibíd).
Otros elementos eran el jubón una prenda rígida que cubría desde los hombros hasta la cintura a
manera de blusa, con punta hacia adelante y de cuello cuadrado. Se trataba de una prenda interior
que se llevaba sobre la camisa y que se unía a las calzas por medio de agujetas (cordones). Los
tejidos más apreciados eran el raso, el terciopelo y las telas doradas. Su característica
sobresaliente era que tenían aberturas en el brazo que iniciaban en la parte superior de la mano,
dejando ver por debajo las mangas de la camisa ajustada. La saya, o falda acanalada atada a la
cintura con un cintillo y que terminaba hasta la punta de los pies. Las enaguas eran ropas blancas
interiores que se llevaban puestas bajo un vestido o falda para ayudarle a colgar suavemente. En
las partes inferiores se adornaban con encajes y cintas.

En los primeros años de la República comienzan a diferenciarse más lo que eran las cholas “de
primera, de segunda y hasta de tercera”. Todo obviamente marcado por el lujo, el costo de las
telas.

La pollera es el símbolo distintivo de las cholas, que a la vez tiene detalles que le identifican según
las regiones, como son las alforzas, “especie de plisados horizontales que se forman recogiendo la
tela hacia arriba en la mitad de la pollera y estas varían tanto en el ancho como en la cantidad de
bastas. Las presillas también se diferencian en número y en la forma de empleo, el largo de la
pollera y los paños hacen la diferencia” (Ibíd)

La manta igualmente varía según la zona geográfica siendo más liviana en los valles, puede ser de
seda o espumilla, y en el altiplano suele ser de lana.

LA CHOLA COCHABAMBINA

A continuación para referirnos a la chola de esta región de Cochabamba reproducimos las


apreciaciones del conocido explorador francés Alcides D`Orbigny, quien estuvo por Bolivia en el
siglo XIX:

"las mujeres de los artesanos mestizos peinan igual que las mujeres que pertenecen a las capas
superiores y su cabeza está cubierta pon un sombrero de hombre de color blanco o negro…”,
Sobre un corsé de lana lleva un rebozo o echarpe [chal] de lana de vivos colores rojo, rosa, verde o
amarillo. Sus polleras son tableadas para aumentar el espesor y bordadas con cintas, cuyo color
contrasta con el resto"

En cuanto a la pollera se encuentran igualmente las enaguas, sayas, fustán, “centro o


"mankhancha" en idioma aymará: una subespecie de polleras interiores a la pollera exterior; que
se utilizaban entre la propia pollera exterior y la ropa interior” (Ibíd), la cual cumple la función de
brindar calor.

“El resto del traje está compuesto por un corsé de tela (blusa), que se caracterizaba por llevar un
vuelo debajo de la cintura. En el pecho tenían adornos de encajes, lo mismo que las mangas.
(tendencia de la ropa española). La manta era de seda o espumilla de telas livianas” (Ibíd)

Una tradición que se ha conservado hasta nuestros tiempos es conocer el poder adquisitivo de la
chola a través del número de polleras que podía vestir.
El sombrero, según D`Orbigny, tenía también peculiaridades. Él lo describe como propio de las
campesinas y "Utilizaban una montera, especie de sombrero de género con grandes alas, con la
punta levantada adelante y atrás, terminando en punta arriba alto"

Está claro que este personaje tiene una magia que solo sabe apreciar quien ha compartido su
espacio; quien le ha visto llevar a sus wawitas a la espalda, quien le ha visto fastuosa y elegante o
quien le ha visto descosida por las marcas del trabajo esforzado; quien le ha visto reír a carcajadas
o quien le ha visto renegar. No cabe duda, la chola es parte de nuestra identidad y es parte del
alma del boliviano.

Referencias Bibliográficas

Publicado en la Revista AHORA HISTORIAS Y LEYENDAS DE COCHABAMBA


@AhoraHistoriasyLeyendasDeCochabamba Tel.: 4124765

Camacho Cossío, L., Marina Barriga, A., Portillo, S., & Cano, P. (2010). El Origen de la Pollera.

Monroy, R. R. (13 de 02 de 2014). El sombrero de chola. Los Tiempos.

Dr. Edmundo Arze. Historiador de la ciudad. (O. Aguirre entrevistador)

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