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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DE QUITO

ESCUELA DE TEOLOGÍA
CRISTOLOGÍA

Nombre: Sor Maricela Lara C. Fecha: 29/08/13.

La vida del símbolo


José María Mardones: Nace en 1943 en Agüera de Montija, Burgos. José María vivió
su primera infancia bajo la influencia de su tío, clerigo, de quien era monaguillo y de
quien guardó un endeleble recuerdo. En 1954 la familia envió a José María al Colegio
Profesional que los Hermanos Maristas donde comenzó a formarse como fresador. José
María en 1961, con 18 años, a ingresa en el seminario que los Hermanos Maristas
tenían. Se graduó en la Escuela Universitaria de Magisterio en Balmaseda (Vizcaya). En
junio de 1978 falleció en un accidente de montaña.

Pregunta:

¿Por qué lo humano solamente se construye gracias a los símbolos?

Hipótesis:

Porque todo lo que rodea al ser humano está expresado a través de


símbolos o signos que configuran su existencia en medio del mundo buscando
una trascendencia hacia aquel que lo creo, es decir que “sin símbolo, sin formas
simbólicas, no hay posibilidad de construir una sociedad o mundo del ser
humano”1 pues toda la existencia del ser humano gira en torno a símbolos
construidos por sí mismo para mantenerse unido a Dios como misterio y fin
trascendente del ser humano.

Argumentos:

Es realmente palpable que “No existe sociedad cristiana sin ritos”2 pues
son estos los que hacen posible que el ser humano cree una ruptura necesaria que
permita salir de una rutina animalista que mate su existencia. Existe una variedad
de ritos en donde “La idea de Dios le proporciona al creyente la libertad para no
sentirse determinado y la certeza para darle una significación transhistórica que
le libra del acoso del terror continuo”3 pero existen otros ritos necesarios “en el
transito existencial que hace un individuo de un estado religioso, social,
ocupacional, a otro.”4 Acompañando de esa manera el camino de existencia vital
del ser humano en sus diferentes etapas desde el nacimiento hasta su muerte.

1
Mardones, José María. La vida del símbolo. La dimensión simbólica de la religión. Editorial Sal Terrae,
Santander. P.165.
2
Idem. P. 168.
3
Idem. P. 171.
4
Idem. P. 172.
El catolicismo se ha dejado absorber por un sacramentalismo insondable
que ha sido capaz de ir apagando el verdadero sentido del rito que lleva al
contacto mismo con el Misterio que encierra Dios mismo, “hemos desembocado
en la escasa visibilidad de los signos sacramentales en nuestra sociedad y
culturas actuales,…, que ya no estructuran el tiempo ni el ritmo social.” 5 Sin
duda alguna nos hace falta recrear el Misterio a través de símbolos pues “el rito y
el símbolo le dan significado a esta realidad”6 ya que sin los símbolos que
estructuran la vida el ser humano en una igualdad natural o salvaje que no tendría
como referencia algo sagrado. Sin embargo es necesario “recordar y educar en la
vivencia de los sacramentos como símbolos, es decir, como acciones salvadoras,
de encuentro con el Misterio, con Dios, a través de su mismo significado”7 ya
que su acción salvífica del sacramento, no actúa de otra manera que no sea
hacerse presente a través del rito. Por lo que se hace una necesidad del ser
humano “la recuperación de los sacramentos como acciones simbólicas, la
revitalización de una conciencia y vivencia de los signos del Misterio desde ellos
mismos, más que desde la explicación o traducción a un lenguaje común.” 8 De
tal manera que sea posible la recuperación del Misterio que nos aleje de un mero
sacramentalismo.

La experiencia de cada ser humano es lo que le da una dimensión


implicativa del símbolo en su vida de tal manera que aquello genere un cambio,
un cambio que conduzca al hombre a buscar o vivir su trascendencia hacia su
creador desde las diferentes imágenes que pueda tener de Dios. Para los
cristianos desde la mirada de Jesús, concebimos “un Dios que busca la salvación
del ser humano.”9 Un Dios que se abajo tanto al punto de que por amor entregó
su vida por la humanidad entera. Pero para hacer posible la reconstrucción de la
trascendencia del ser humano necesitamos “el individuo, el cuerpo, la naturaleza,
la sociedad misma y la identidad… lugares actuales donde se agrieta la sociedad
moderna, cruje la persona y se reconfigura la experiencia de poner en relación
esta orilla insegura de la vida con la otra, …, del Misterio” 10 ese Misterio que
impulsa al hombre a esforzarse día a día para alcanzarlo respetando el carácter
simbólico que lo encierra.

Bibliografía:

Mardones, José María. La vida del símbolo. La dimensión simbólica de la


religión. Editorial Sal Terrae, Santander. P.165 – 210.

5
Idem. P. 177.
6
Idem. P. 179.
7
Idem. P. 180.
8
Idem. P. 181.
9
Idem. P.195
10
Idem. P. 201.

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