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Entre muchas cosas que nos dejaron los griegos, los mitos a mí me resultan muy
Cuando me invitaron a escribir sobre la belleza hoy, me acordé de un Mito muy importante
En la mitología griega, Narciso era un joven conocido por su gran belleza. Las doncellas se
enamoraban de Narciso a causa de su hermosura, pero él las rechazaba. Entre las jóvenes que
sufrían por su amor estaba la ninfa Eco, que por estar enojada con la diosa Hera había sido
condenada a repetir las últimas palabras de aquello que se le dijera. (De ahí viene el Eco). Esta
doncella, Eco, por esta dificultad que tenía para hablar, fue incapaz de hablarle a Narciso de su
amor, pero un día, cuando él estaba caminando por el bosque, Eco salió de entre los árboles con
los brazos abiertos. Narciso cruelmente se negó a aceptar su amor, por lo que la ninfa, desolada,
se ocultó en una cueva y allí se consumió hasta que sólo quedó su voz. Para castigar a Narciso,
acabó arrojándose a las aguas. Y murió ahogado. En el sitio donde su cuerpo había caído, creció
Narciso, hermoso y joven, seduce con su sola presencia, a hombres y mujeres, dándose el lujo de
La realidad cotidiana nos condena a la envidia de tales atributos vista en otros, sufriendo su falta, por no
haber obtenido, o haber perdido, el poder de seducción. Hay muchos que quisieran estar en el lugar de
La gratificación narcisista, el reconocimiento del otro, muchas veces calma la ansiedad a la que
Anhelamos el reconocimiento (ser aceptados, valorados y queridos) por los miembros de diversos grupos
de pertenencia. Tal necesidad, no desaparece nunca, pero sufre ciertas vicisitudes que pueden ser
consideradas algunas como comunes, otras como patológicas. El sujeto capitalista (como Melman lo
llama) corre sin cesar detrás de este reconocimiento, expuesto a todos los avatares, incluso con el riesgo
Me gustaría poder delinear algunas cuestiones sobre la belleza, la fealdad, los diferentes modelos
y muchas veces, la alienación a ciertos patrones de belleza. Porque el sujeto está puesto en una posición
de sumisión involuntaria con respecto a lo que actúa perfectamente hipnótico, dice Melman. Y agrega,
que es una verdadera amenaza, en la medida en que la manipulación de masa, de las masas, antes
reservada a los países dictatoriales, es ahora también el patrimonio de las democracias. Se encuentran
identificación del receptor. La naturaleza del mensaje vehiculiza con él una identificación que el receptor
sostiene sin saberlo. Considerando; como dice Melman que hoy estamos frente a una crisis de puntos de
referencia.
Melman, en El hombre sin gravedad nos propone pensar un hoy “caracterizado por la violencia,
tanto en la escuela como en la calle, una nueva actitud ante la muerte, la demanda transexual, los
avatares de los derechos de los niños, las adicciones de todo tipo, las emergencias de síntomas inéditos
en lo virtual, etc.”
Cómo pensar lo bello en un mundo, o por qué no en una ciudad con estas características?
Bello es un adjetivo que usamos para calificar una cosa o persona que nos gusta.
No podemos partir de una idea preconcebida de belleza sino que debemos ir examinando las
cosas o personas que los seres humanos han considerado (a lo largo de milenios) como bellas.
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Por ejemplo: hubo momentos en la historia donde la belleza estaba conjugada en el arte y
hubo otros momentos donde lo bello se acentuaba en la naturaleza: un hermoso claro de luna, un
bello atardecer.
Dice Umberto Eco, en su libro Historia de la Belleza: “La belleza nunca ha sido algo
absoluto e inmutable; sino que ha ido adoptando distintos rostros según la época histórica y el
país; y esto es aplicable no solo a la belleza física (del hombre, de la mujer, del paisaje), sino
Y en esto de hacer historia sobre la belleza, ya los griegos buscaban una belleza ideal,
Cómo lo armónico y proporcionado hoy se presenta como un sistema que nos esclaviza?
Hablo de las largas horas en el gimnasio, con el anhelo de tener un cuerpo envidiable,
aunque muchos ahora optan por cirugías e inyecciones para mejorar su aspecto, algo que no
hubiera podido haber hecho Venus que en su época era una diosa pero que si estuviera en nuestro
siglo sería probablemente una obesa (exagerando). En una sociedad como la actual en la que hay
crisis de valores, de ideales y de referencias que marcan nuestras vidas, el culto al cuerpo, a su
imagen, a su cuidado, han venido a suplir estas carencias, confundiéndose a menudo el cuerpo
Hoy nuestras primeras entrevistas con posibles pacientes están a veces más ocupadas por el
cuerpo que por la palabra. Los antiguos y famosos síntomas conversivos, metáforas de lo
reprimido se han convertido en otras cosas, mucho más difíciles de movilizar y de conectar con la
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subjetividad. Las dietas, el gimnasio, los tratamientos corporales y las cirugías estéticas
sustituyen a la palabra.
Entonces, tratamientos, cirugías, actividad física, medicaciones, dietas, etc., etc., etc.
Todos estos avatares sin ninguna garantía. Someterse a todo el circuito actual que llevaría a
una eterna juventud, delgadez y perfección no incluye ningún aval que cumpla mágicamente con
estos intereses. Dice Melman: “Lo que hoy está a cargo del sujeto es la carrera por el goce.
Es más, se pueden ver por televisión, por you tube, en revistas y hasta por las calles de esta
animo a llamarlos sujetos… Incluso, como dice Melman en Observaciones sobre la anorexia,
también podemos ver mujercitas que rechazan los signos externos de la feminidad y si los
aceptan, es, para funcionar en el registro de la belleza sublime, desencarnada, fuera del sexo.
preguntarnos si será tan paradójico que la búsqueda de la belleza lleve a la muerte. El deseo de lo
Me pregunto si no corremos el mismo riesgo que Narciso, ahogarnos, esta vez en botox,
probablemente.