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Tell Halula: un poblado de los Ministerio

de Educación, Cultura
y Deporte
primeros agricultores en el valle
del Éufrates, Siria
Memoria Científica - Tomo I

Miquel Molist Montaña (coord.)


Tell Halula: un poblado
de los primeros
agricultores en el valle
del Éufrates, Siria

Tomo I
Memoria Científica

Miquel Molist Montaña (coord.)


Catálogo de publicaciones del Ministerio: www.mecd.gob.es
Catálogo general de publicaciones oficiales: publicacionesoficiales.boe.es

Edición 2013

Dirección del proyecto arqueológico


Miquel Molist Montana

Coordinación científica de la publicación


Miquel Molist Montana

Coordinación de la publicación
María Domingo Fominaya
Concepción Martín Morales

Imagen de portada:
Pepo Subiranas/Sappo/UAB

MINISTERIO DE EDUCACIÓN, CULTURA


Y DEPORTE

Edita:
© SECRETARÍA GENERAL TÉCNICA
Subdirección General
de Documentación y Publicaciones

© Textos e imágenes de los autores

NIPO: 030-13-330-6
La presencia de la investigación arqueológica española en el Próximo Oriente tiene ya
un largo recorrido. El proyecto que dirige el doctor D. Miquel Molist, profesor de la
Universidad Autónoma de Barcelona, en el yacimiento neolítico de Tell Halula (Valle del
Éufrates, Siria) ha contado desde su inicio, en el año 1991, con el apoyo de la Dirección
General de Bellas Artes y Bienes Culturales y de Archivos y Bibliotecas de la Secretaría
de Estado de Cultura, a través del Programa de Ayudas a Proyectos Arqueológicos en el
Exterior que gestiona el Instituto del Patrimonio Cultural de España.

Lo que inicialmente supuso una labor de salvamento, ya que el yacimiento iba a ser afec-
tado por la construcción del embalse de Tchrine, cuyos resultados se publicaron por el
Ministerio de Cultura en 1996, se ha convertido en una labor de investigación arqueo-
lógica continuada, de carácter multidisciplinar, reconocida en el ámbito internacional.
A lo largo de estos años la investigación en el yacimiento de Halula ha permitido llevar
a cabo, en el marco de la cooperación científico-técnica, una labor extraordinaria en el
campo de la formación, en todos los aspectos, tanto de trabajo de campo de excavación
y estudio del territorio como de documentación y análisis del material arqueológico, sin
olvidar aspectos tan importantes como la conservación, restauración, gestión y difusión.
Esta labor ha dado lugar a la realización de tesis doctorales, proyectos de investigación
asociada y a la publicación de numerosos artículos en congresos y revistas internaciona-
les. Hay que destacar que en el equipo de investigación se han integrado estudiantes y
licenciados en periodo de formación tanto españoles como sirios.

Desde estas líneas queremos felicitar al profesor Molist y a todo su equipo por su es-
fuerzo y sacrificio personal en la realización de la investigación arqueológica llevada a
cabo en el Valle del Éufrates, que en la mayoría de las veces ha tenido que realizarse en
circunstancias difíciles y con precariedad de medios.

Queremos igualmente felicitar y agradecer a la Embajada de España su apoyo institucio-


nal en las relaciones con la Dirección General de Antigüedades y Museos del Ministerio
de Cultura de Siria y al Instituto Cervantes en Damasco por su apoyo y colaboración en
el desarrollo de los trabajos y la difusión de los mismos.

Somos conscientes que en esta sociedad actual, donde predomina la cultura de lo in-
mediato y del simulacro, no se valora adecuadamente la labor callada, sin estridencias
mediáticas, de la investigación. Por ello debemos celebrar que el resultado de tantos
años de esfuerzo pueda transmitirse a la sociedad a través de esta publicación donde se
recogen la mayor parte de los estudios realizados en Tell Halula.

Madrid, marzo de 2012


Concepción Martín Morales
Jefa del Servicio de Arqueología
Instituto del Patrimonio Cultural de España
El volumen que presentamos recoge en forma de Memoria pormenorizada los resul-
tados de las investigaciones científicas, de los últimos años, del equipo del depar-
tamento de Prehistoria de la Universidad Autónoma de Barcelona. En nuestra pre-
sentación quisiéramos destacar varios aspectos que a nuestro parecer son relevantes.
Por una parte el carácter internacional del trabajo realizado que encaja perfectamente
con la voluntad de la UAB de incidir en la internacionalización de sus actividades de
docencia e investigación. En los trabajos del equipo del doctor Miquel Molist la in-
ternacionalización se muestra tanto por el ámbito físico donde se han realizado sus
investigaciones, como en la difusión y repercusión de sus resultados. La elección del
Próximo Oriente como marco empírico de su trabajo está en concordancia con los
objetivos buscados siendo un pionero de los equipos españoles que orientaron su tra-
bajo de campo en esa zona y, más en general, en el extranjero. La internacionalización
en el ámbito de la difusión y debate, es decir en el foro de actuación científica, es tam-
bién significativa de este equipo y encaja perfectamente con la voluntad y las medidas
adoptadas por la UAB para promoverlo.

El segundo aspecto que quisiéramos destacar es el del carácter pluridisciplinar de los


estudios realizados. La necesidad de este enfoque es cada vez más importante en los
diferentes ámbitos de estudio y con especial repercusión en arqueología. La colabora-
ción entre las diferentes áreas de estudio es muy significativa. También en ese aspec-
to la investigación de la UAB en general destaca... quizá sea por tamaño, por el pro-
pio enclave físico, por la tradición,… pero la constatación es su práctica generalizada.
El último aspecto a destacar del proyecto de estudio e investigación de Tell Halula
sería el de la colaboración institucional. Como se destaca a menudo la realización de
proyectos es fruto de una buena relación entre instituciones. Este sería el caso de
la relación del proyecto con el Instituto del Patrimonio Cultural de España, con la
Dirección General de Antigüedades y Museos del Ministerio de Cultura de Siria,
con la Agencia Española de Cooperación y Desarrollo, con la Embajada de España en
Damasco, con el Instituto Cervantes de Damasco,… Sin esta red de colaboración e
imbricación es muy probable que este proyecto y esta publicación no hubieran sido
posibles.

Felicitamos al grupo de investigación dirigido por el doctor Molist por todo ello, así
como por la gran calidad del trabajo realizado y los resultados obtenidos que se pre-
sentan en esta memoria.

Barcelona, marzo de 2012


Manel López Bejar
Vicerrector de Investigación de la Universitat Autònoma de Barcelona
Message d’espoir à un jeune archéologue

Jusqu’ici, nous avons essayé d’expliquer le comportement de l’«archéologie du déclin»,


en insistant surtout sur sa conception qui est d’anéantir l’espace humain de la société
ancienne de nos ancêtres.

Cependant, le problème de fond n’a pas encore été expressément abordé, car quoi qu’il
en soit, certaines questions sur le développement actuel de l’archéologie syrienne se po-
sent, quand nous analysons la conduite hasardeuse et délinquante de ceux qui essayent
d’imposer une «archéologie agressive» capable d’anéantir l’homme et ses valeurs.
On ne comprend pleinement le sens du mot «agressive» qu’en se confrontant à un fait
extrêmement révélateur et qui me paraît dominer le monde archéologique du début
du troisième millénaire. Des archéologues ont basculé dans ce que nous appelons des
actions dérisoires, guidées par un comportement qui mène à l’«espace archéologique de
l’absurdité».

Le danger est désormais de laisser notre discipline s’aventurer dans l’«espace archéolo-
gique du nihilisme». C’est ici que l’archéologie s’éloigne de tous ses valeurs humaines et
s’oriente rapidement vers une dimension proprement tragique qui consiste à faire de
notre discipline une force doctrinale qui refuse toute rigueur morale et s’accommode
parfaitement d’une tension fatale qui finit par séparer l’homme du complexe social avec
lequel il fait corps.

Une telle position est à mes yeux lamentable et inacceptable. Les biens de notre hérita-
ge se multiplient, et l’archéologie atteint son but par l’application parfaite d’une vision
proprement morale. Elle ne saurait se dispenser de mettre en œuvre les outils néces-
saires à une révélation des valeurs nobles des sociétés antiques, qui témoignent de la
dignité de l’homme et de son humanisme et en assurent la pérennité.

Je suppose que je m’adresse ici à un archéologue qui cherche comment il peut exercer
correctement une action efficace sur le terrain ou une recherche dans un musée.

Je tenterai dans ce courriel d’esquisser une réponse qui vise à mettre un terme à un dé-
bat destiné principalement à présenter les valeurs destructrices de l’«archéologie de dé-
cadence». J’entends par là le courant du déclin de notre discipline.

Ceci nous ramène à cette question fondamentale : quelle attitude l’archéologie doit-elle
adopter en face de ces tendances irresponsables? Prise sous cet angle, notre discipline
est-elle dans l’impasse? Non.

De toute évidence l’«archéologie de noblesse» qui lutte contre la domination actuelle de


l’«archéologie de déclin» doit maintenant mettre l’accent sur les valeurs humanistes qui
seules lui donnent son véritable sens et définissent son véritable destin.

Ce que nous appelons «humanisme» exprime notre idéologie de valeurs à défendre, qui
se trouve impliquée dans une lutte farouche contre un pessimisme dicté par des illu-
sions qui détruisent notre espace archéologique et par la primauté de soucis égoïstes
qui finiraient par amener la victoire définitive de tout ce qui opprime l’humain.

Que faut-il entendre par là? Ce que nous appelons «valeurs» s’exprime dans notre sou-
ci fondamental de préserver l’aspect humain de notre archéologie. Notre tâche réelle
consiste à sauver les valeurs humanistes sabotées et défigurées par l’application nihiliste
de l’«archéologie de décadence».

Son erreur est de croire qu’avec une doctrine matérialiste le monde de nos ancêtres res-
suscitera en mettant en lumière ces valeurs. Cette archéologie est une démarche des-
tructrice où les événements se déroulent dans un sens régressif, elle part du présent et
se dirige vers la passé : conception illusoire d’une archéologie construite sur une analyse
absurde de l’homme et de son passé.

Disons encore que cette archéologie ne cherche pas à retrouver l’humain et l’aspect
transcendantal de la société antique et se limite à une doctrine matérialiste qui ignore et
détruit les valeurs nobles de l’homme et de sa destinée éternelle. Doctrine radicale des-
tructrice et aveugle, qui enracine notre héritage glorieux dans un cycle de recherches
marquées par l’ignorance des valeurs de l’humain.

Le mal est même plus grand et plus profond. Il suffit de songer à cet état dérisoire des
archéologues qui fractionnent avec énergie la nature transcendante de l’humain. C’est
un retour à une barbarie intellectuelle qui s’opère actuellement avec une rapidité dé-
concertante, et qui mène tout droit à la destruction systématique de tous les fonde-
ments de l’action de l’archéologue dans sa vocation noble.

Dans cet enchaînement de déceptions, notre archéologie apparaît en plein désespoir.


J’observerai encore que nous avons vécu et que nous vivons dans une atmosphère em-
poisonnée par une tension qui apparaît comme une forme d’athéisme intellectuel, je
dirais même une forme d’humanisme athée.

Cette «archéologie d’athéisme» représente l’expression brutale d’une science qui mas-
que l’homme et ses valeurs morales : attitude plus ou moins consciente qui jette dans les
ténèbres l’héritage humain sous tous ses aspects.

Le cas de l’«archéologie d’athéisme» est ainsi matière à une ultime précision. Il est
absolument remarquable que nous ayons pu assister avec ces résultats désastreux à
l’application parfaite d’une «archéologie de l’hypocrisie».

Par là se crée l’atmosphère favorable à une «archéologie du fanatisme». Ce qui me paraît


primordial dans tout cela, c’est de voir s’effondrer les valeurs de notre «archéologie de
noblesse» qui cèdent la place à un paroxysme d’expressions aberrantes capables de tuer
notre discipline dans sa vérité profonde, sa vocation humaine.

On ne pense et on ne s’exprime vraiment que dans l’application parfaite d’une archéolo-


gie où nos valeurs d’humanisme sont respectées. C’est seulement dans cette voie qu’on
peut véritablement prendre conscience de soi et s’approprier de ce qu’ont vécu et senti
nos ancêtres durant les millénaires de leur existence.

Archéologie et humanisme ne se contredisent pas, elles se complètent et constituent


ensemble la voie noble qui va mettre en œuvre une raison scientifique respectant la
dignité humaine dans l’esprit de transcendance, loin du renversement matérialiste et
désastreux de l’esprit d’abstraction.

Ainsi, l’«archéologie de décadence» m’apparaît comme une tentative avortée pour récu-
pérer dans des illusions ce qui a été réellement perdu dans les esprits.

Damasco, marzo de 2012


Dr. Michel Al-Macdissi
Director del Servicio de Excavaciones de la Dirección General de Antigüedades
y Museos de Siria
La presente publicación agrupa, de forma monográfica, la mayor parte de los estu-
dios realizados en base al proyecto que desde 1991 se realiza en Tell Halula (Valle
del Eufrates, Siria) por parte de un equipo interdisciplinar agrupado en torno a la
Misión Arqueológica Española de Tell Halula en el marco del equipo de investigación
“Seminari d’Arqueologia prehistorica del Proxim Orient” del Departament de Prehisto-
ria de la Universitat Autonoma de Barcelona. La necesidad de esta publicación era
clara, pues si bien se ha desarrollado una política de publicación progresiva de los
resultados en revistas especializadas o en Congresos y/o Symposiums Nacionales e
Internacionales (cf. Bibliografía), no se disponía de un estudio global que agrupase
de manera monográfica y exhaustiva los resultados desde la publicación, por parte
del Ministerio de Cultura en 1996, de la primera síntesis del yacimiento.

El trabajo presentado agrupa por tanto los resultados de la investigación realizada en


los últimos años tanto a nivel de trabajo de campo como de los estudios analíticos
realizados hasta la actualidad. Se incluyen por tanto los resultados del estudio del
yacimiento propiamente dicho (estratigrafía, arquitectura, prospección, cronología,
etc) como de la investigación desarrollada a partir del registro material proporciona-
do (estudios sobre industria lítica, cerámica, materias primeras, antropología, etc).
Al constituir un proyecto aun en curso algunos de los registros o estudio de variables
se hallan en proceso de realización o ya han constituido parte de alguna publicación
y no se han incluido en la actual presentación para evitar reiteraciones.

El desarrollo de la Memoria se puede subdividir en cuatro partes. La primera pre-


senta, bajo el titulo de la Recuperación del poblado los estudios realizados con el ob-
jetivo de caracterizar la instalación tanto a nivel de tipo de ocupación del espacio,
formas arquitectónicas, estratigrafía, etc. La segunda se centra en la aproximación
a la caracterización de los aspectos económicos y técnicos. Agrupada bajo el apar-
tado de Recuperación de datos económicos, tecnológicos, se centra en los estudios del
mobiliario arqueológico que permiten aproximarse a las materias primeras, la tec-
nología y uso del registro recuperado. En la tercera parte se agrupan los estudios
dedicados a la caracterización del proceso de domesticación vegetal y animal, ya
que recordemos que Tell Halula constituye un de los pocos yacimientos de Oriente
Próximo donde este proceso puede estudiarse de manera detallada. Finalmente
una última parte se dedica al estudio de los “protagonistas” agrupados bajo el titu-
lo Estudios sobre población, economía y sociedad y que contiene los trabajos relaciona-
dos directamente con la población tanto desde un punto de vista antropológico y
demográfico como sobre las prácticas funerarias que realizaban.

El proyecto de la Misión Arqueológica Española en Tell Halula (Valle del Eufrates,


Siria) se halla incluido en el programa de actuaciones arqueológicas españolas en el
Extranjero que el Ministerio de Cultura, a través de la Dirección General de Bellas
Artes y Bienes Culturales y del Instituto del Patrimonio Cultural de España, desa-
rrolla con gran regularidad y del cual el proyecto se ha beneficiado en estos años.
Los trabajos no se habrían podido realizar sin el apoyo y la comprensión de las
personas responsables de estas instituciones, reciban nuestro más sincero agrade-
cimiento Doña Ángeles Albert de León, actual Directora General de Bienes Bellas
Artes y Bienes Culturales así como el Director del IPCE, D. Alfonso Muñoz Cos-
me, y sus respectivos predecesores. Nuestra gratitud también a las personas que en
estas instituciones nos han dado un trato siempre amable y deferente, en particu-
lar Concha Martín Morales, por su paciencia y atención así como Maria Domingo
y José López Lázaro por su amabilidad y ayuda.

Nuestro reconocimiento para la Universitat Autónoma de Barcelona, tanto a nivel


institucional, como con los compañeros y colegas que nos apoyan en este proyecto.

Los trabajos de analítica y estudio han recibido el apoyo del Ministerio de Educa-
ción y Ciencia a través del programa de Nacional de Investigación I+D, en particular
a los proyectos: Ref: HUM2004-04099/HIST (Ministerio de Educación y Ciencia);
BHA2000-0191 (Ministerio de Ciencia y Tecnología) y DGICYT Nº PB 96-1123
(Ministerio de Educación y Ciencia). Para poder realizar la restauración y la expo-
sición pública de las pinturas halladas en 1998 se recibió una ayuda de la Agencia
Española de Cooperación Internacional (MAAEE) Ref. AECI –1999-1056.

Los trabajos de excavación de Tell Halula se han desarrollado en las mejores condi-
ciones gracias a las facilidades otorgadas por la Dirección General de Antigüedades
y Museos del Ministerio de Cultura de Siria. Quisiéramos agradecer a las personas
que han tenido la responsabilidad de gestión del rico patrimonio de Siria duran-
te este periodo, Dr. Bassam Jamous, Director General de Antigüedades y Museos
y a sus predecesores Dr. Tammam Fakouch, Dr. Sultan Muhesen, al Dr. Michel
Al Maqdissi, Director del Servicio de Excavaciones y a Dr. Maamoun Abdul Ka-
rim, Exdirector del Servicio de Museos y actualmente profesor en la Universidad
de Damasco. Nuestro agradecimiento también a la Dirección de Antigüedades y
Museos de la región de Alepo en particular a Wahid Kayatta y, finalmente, a Mr.
Mohamed Ali, representante en la misión, por su ayuda y eficiencia durante todos
estos años en todo nuestro trabajo.

Agradecemos igualmente la ayuda facilitada por la Embajada de España en Da-


masco, en particular a los Excmos. Srs. Javier Navarro, Manuel Cacho, Juan Serrat,
Embajadores de España en Siria y a todos los amigos/as de la embajada. Nuestro
agradecimiento también para los responsables y profesores del Instituto Cervan-
tes de Damasco, durante todos estos años cuya enumeración sería muy larga y a
modo de representación recibe el actual director Pablo Martín.
La composición del equipo para los trabajos de campo, bien sean analíticos bien de
propia excavación, ha sido amplia y todas las personas participantes han dado lo
mejor de ellas mismas, en unas condiciones de trabajo duras.

Los participantes por años han sido:

Gabriel Alcalde (UdG), (2003) ; Aureli Alvarez UAB, (1995, 2001); Josep Anfruns (UB)
(1995, 1996, 1997, 1999, 2000, 2001, 2002, 2003, 2004); Al Arabi Nachoui (UB) (1995,
1996, 1997); Maria Barberá (U de Valladolid) (1996); Joan Anton Barceló (UAB) (1996,
1997); Carmen Barrachina (U. de Castelló) (1996, 1997); Ferran Borrell (UAB), (1997,
2000, 2002, 2003, 2004); Josep Bosch (1999), Ramon Buxó (MAC) (2002, 2003); Ma-
rie Astrid Calmettes (U de Paris I) (1996) ; Mercé Campo (UAB) (1996, 1997); X. Clop
(UAB), (1995,2001, 2003, 2004); Silvia Comelles (UAB), (1997); Joan Comitre, (2004) ;
Walter Cruells (UAB), (1995, 1996, 1997, 1998, 1999, 2000, 2001, 2002, 2003, 2004) ;
Marian Cueto (U de Cantabria), (2002); Josep Miquel Faura (UAB), (1995, 1996, 1997,
1998); Arnau Ferrer (UAB), (1995, 1996, 1997, 1998, 1999, 2000, 2002); Mireia Font
(UAB), (1997); David Franquesa (UAB), (1999); M. Gangonells (UAB), (1996; 1997);
Jordi Gibert (UAB), (2002, 2003); Anna Gómez, (2000, 2002, 2003); Mireia Gómez
(UAB), (2003); Margarita González Pascual (IPHE) (1997, 1998, 2003, 2004); Emma
Guerrero (UAB)(2000, 2001, 2002, 2003, 2004); Juanjo Ibáñez (U. de Cantabria)
(1996, 1997, 1999, 2000); Esther Medina (UAB) (1996); M. Molist (UAB), (1995,1996,
1997, 1998, 1999, 2000, 2001, 2002, 2003, 2004); Juan Carlos Navarro (UAB) (2000);
Josep Ignasi Oms, (2003); Antoni Palomo (UAB)(1995, 1996); Diana Pérez, (1998,
2004); Alejandro Pérez-Pérez (UB) (2000,2003); Cruz Sánchez (CEPO), (2003); Iris
Rodríguez (UAB) (2000); Maria Saña (UAB), (1999, 2003, 2004), Xavier Terrados
(CSIC) (2000); Carlos Tornero (UAB), (2003, 2004) O. Vicente (UAB) (1996, 1997).

Los arqueólogos o estudiantes de las universidades de Siria que han participado


activamente en los trabajos han sido: Wouroud Ibrahim (DGAM; Damasco) (1996,
2001, 2002 ,2003, 2004) Ahed Almhna, (U. de Damasco) (2002, 2003, 2004) Khdr
Al Aja (U. de Damasco) (2002, 2003,2004); Teriz Lyuon (U. de Damasco) (2002
,2003, 2004); Mazen Ali (U. de Damasco) (2002, 2003, 2004); : Rokeeh Geei (U
de Damasco et Musée de Damasco), (2000); Tagred Mhamd (U. de Alep / Musée
de Latakie, 2000); Ali Sheikh (U. de Tshrine, Latakie, 2000); Taiseer Halaby (U. de
Damasco) (1999) ; Shadi al Modarres (U. de Damasco) (1999) y del Dr. Yusef Ganjo
(2003), del Servicio de Excavaciones del Museo de Alepo.

El equipo encargado de la prospección geoeléctrica del yacimiento en 1995 estaba


formado por Dr. Luis García Valdés, Juan Carlos Fernández y Javier Reina, (MATH
Arqueofísica Consultores de Bilbao).
No quisiéramos olvidar nuestra “retaguardia”, a Jaime Cirera por su ayuda en la
gestión financiera, a la empresa AGFA, y a Toni Noel que nos facilitó las tareas de
registro fotográfico, colaborando desinteresadamente en el proyecto.

Finalmente un recuerdo de gratitud a dos colectivos que “viven” muy próximos al


proyecto. En primer lugar a las personas más cercanas de los integrantes del equi-
po de investigación que han ido siguiendo y “sufriendo” el proyecto, sobretodo en
las largas ausencias.
Finalmente a los habitantes del pueblo actual de Halula, con quienes hemos com-
partido horas y horas de trabajo y calor, en particular a los que con el paso de los
años nos han ido dejando y que venían trabajando con nosotros desde los inicios:
Abu Ibrahim, Abu Sattam (“alias Camacho”), etc., a ellos nuestro más sincero agra-
decimiento.

Miquel Molist, agosto 2010


Índice

TOMO I

PRIMERA PARTE. El Tell: Recuperación del poblado

Capitulo 1. A. Álvarez: Reseña geológica de la zona de Tell Halula ........................... 24

Capitulo 2. M
 . Molist & O. Vicente: Tell Halula 1995-2005. Análisis estratigráfico y
arquitectónico de los diferentes horizontes históricos de Tell Halula....... 31

Capitulo 3. M
 . Molist, J.A. Barceló & O. Vicente: La serie de dataciones absolutas
C14 del yacimiento de Tell Halula (Valle del Eufrates) ............................ 87

Capitulo 4. L
 . Valdés, J. Reina, R. Muñoz, I. Pujana: Prospección geofísica en Tell
Halula (Siria). Campaña de 1995................................................................. 94

Capitulo 5. M. Molist, & O. Vicente: Los restos pictóricos de las casas de Tell
Halula (período PPNB medio-reciente) ................................................... 112

Capitulo 6. M. González, D. Pérez: La conservación de campo en Tell Halula........ 127

SEGUNDA PARTE. El material arqueológico I: Recuperación de


datos económicos, tecnológicos, etc.

Capitulo 7. F. Borrell: Identificación, caracterización y procedencia de las


materias primas silíceas de Tell Halula. ..................................................... 144

Capitulo 8. T. Palomo: La industria lítica tallada de la segunda mitad del IX


milenio BP (PPNB medio) de Tell Halula................................................. 163

Capitulo 9. F. Borrell: La industría lítica tallada de Tell Halula durante la segunda
mitad del VIII milenio Cal BC (Fo-8 a 14)............................................... 181

Capitulo 10. A. Ferrer: La industria lítica del sector SS7............................................. 314

Capitulo 11. J .J. Ibañez, J.J.E. González: La función de los útiles en el yacimiento
de Tell Halula (8700-7500 BP) Valle del Eufrates, Siria.......................... 356

Capitulo 12. M. Bofill: Estudio preliminar del material de molienda y trituración
de Tell Halula.............................................................................................. 386
Capitulo 13. X. Clop & Álvarez, A.: La gestión de los recursos minerales en Tell
Halula: Industria macrolítica, vasos de piedra, instrumentos con filo y
bolas de piedra............................................................................................ 411

Capitulo 14. J.M. Faura, A. Álvarez, X. Clop, M. LeMière, M. Picon, J. A. Barceló:


Análisis de las cerámicas Pre-Halaf.......................................................... 433

TOMO II

Capitulo 15. J. M. Faura: Las primeras cerámicas neoliticas de Tell Halula................ 8

Capitulo 16. W. Cruells: La cerámica Halaf en Tell Halula (VII y VI milenios cal
BC) Orígenes y desarrollo. ...................................................................... 59

Capitulo 17. A. Gómez: Caracterización de las producciones cerámicas del


Neolítico Final, horizonte mediados del VI milenio CAL BC, de Tell
Halula........................................................................................................... 212

Capitulo 18. M
 . Mottram: The Halaf and Post Halaf periods at Tell Halula:
Results from the 1986 surface collection................................................. 232

TERCERA PARTE. El material arqueológico II: Estudios sobre los


recursos bióticos

Capitulo 19. M. Saña & C. Tornero: La gestión de los recursos animales en Tell
Halula: nuevas hipótesis y aproximaciones metodológicas para el
estudio de domesticación animal y producción ganadera...................... 277

Capitulo 20. C. Barrachina: La industria en materias duras animales


(campañas 93-94)....................................................................................... 333

Capitulo 21. R
 . Buxó, N. Rovira: Tell Halula: arqueobotánica de los restos de
semillas y frutos.......................................................................................... 359

Capítulo 22. R
 . Piqué: Paisaje y aprovechamiento del combustible en Tell Halula
entre 8500-7300 cal ANE......................................................................... 390
CUARTA PARTE. El material arqueológico III: Estudios de
población y sociedad

Capitulo 23. M. Molist E. Guerrero J. Anfruns: Estudio de las prácticas funerarias
de Tell Halula en el horizonte del VIII milenio cal BC......................... 397

Capitulo 24. X. Clop, A. Àlvarez: Ajuares funerarios y materias primas en


Tell Halula. ................................................................................................ 430

Capitulo 25. I . Montero, S. Rovira: Los metales de Tell Halula (Siria): análisis
preliminar.................................................................................................... 435

Capitulo 26. J . Anfruns, F. Estebaranz, L.M. Martínez, A. Pérez-Pérez: La


población neolítica de Tell Halula (Siria). Estudio antropológico
(campañas 1995-2005)................................................................................ 440

Capitulo 27. J . Anfruns, J.I. Oms: Antropología y paleopatología dentarias de la


población neolítica de Tell Halula............................................................ 450

Capitulo 28. E. Fernández, E. Arroyo-Pardo, E. Prats, M. Tirado, A. Pérez-Pérez,


J. Anfruns, D. Turbón, M. Molist: Estudio genético de restos humanos
del yacimiento neolítico de Tell Halula: relaciones familiares e
implicaciones en el modelo de difusión del neolítico en Europa............. 470
Reseña geológica de la zona
de Tell Halula
Aureli Álvarez
Departamento de Cristalografía. Universidad Autónoma de Barcelona

Siria se halla situada en la parte norte de la placa arábica en contacto directo con
la placa euro-asiática, respecto a la cual tiene un progresivo movimiento de sub-
ducción que ha condicionado sus características geológicas generales. La primitiva
cuenca oceánica fue cerrada por los movimientos tectónicos tardi-cretácicos, de-
jando una cuenca marginal residual que ha controlado el subsiguiente desarrollo
terciario de la zona (Michard et alii., 1984).

Figura 1

Existe, en la zona, un amplio desarrollo de depósitos sedimentarios con predomi-


nio de los sedimentos terciarios y cuaternarios. Sobre estos materiales se originan
las formas de relieve actual caracterizado por extensas llanuras surcadas por valles
originados por antiguos cursos de agua, hoy en día prácticamente secos (Pozo et
alii., 1996).

Relacionado con el emplazamiento de ofiolitas en la zona axial de los Táurides, en


época miocénica tardía se desarrolla un volcanismo distal que afecta los alrededo-
res de Tell Halula, a unos 30 km en la zona de Qara-Qozag (Ricou et alii., 1984) y
que puede ser una de las áreas fuente de materiales para los pobladores de la anti-
güedad (Roodenberg., 1986).

24 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
El yacimiento de Tell Halula se halla asentado sobre terrenos del Eoceno Superior
y está delimitado en buena medida por los Wadi Abu Gal Gal y Wadi el Fars. Los
materiales eocénicos están formados, en su base, por calizas margosas de colores
muy claros (gris, amarillo, blanco, etc.) con restos de fósiles crinoideos (microfósi-
les), y de globigerinas y miliólidos, observables al microscopio. Los terrenos están
intensamente diaclasados con dirección preferente N-S. Los planos de las diacla-
sas están en posición casi vertical. La separación entre las diaclasas varía entre 8-12
cm. En los niveles superiores, estos materiales pasan a ser cada vez más margosos,
con la presencia de algunos pequeños granos de cuarzo y con la casi total desapari-
ción de restos orgánicos (fósiles). En conjunto se trata de materiales muy blandos
y fácilmente erosionables por los ríos, los cuales han excavado profundamente la
roca discurriendo encajados la mayor parte de su trayecto. La acción dinámica de
los agentes geológicos externos ha formado extensas llanuras semidesérticas que
se desarrollan hacia el N-W.

Figura 2. Mapa topográfico del yacimiento y su área más cercana.

25
El contacto de estos materiales con los materiales superiores de edad oligocénica,
situados en posición casi horizontal, se hace por medio de una superficie erosiva
que corta las calizas eocénicas de un modo irregular y da lugar a una discordancia
estratigráfica muy marcada. Por su parte, los materiales oligocénicos fosilizan las
diaclasas de las margas calizas de la base del Eoceno superior. La serie oligocénica
está formada por alternancias de materiales muy diversos entre los que conviene
destacar unas calizas fosilíferas muy dolomitizadas y de aspecto granudo que ex-
terioriza su estructura psiolítica. Son los materiales más duros de la serie y actual-
mente marcan, en dirección N, los niveles más altos del relieve. Es preciso indicar
la presencia de finas capas de caliza micrítica de grano muy fino y de composición
muy homogénea. El conjunto de toda esta serie puede llegar a alcanzar un espesor
de cien metros.

Figura 3. Mapa geográfico del área del yacimiento de Tell Halula.

26 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Hacia el sur aparecen los niveles más recientes, representados por materiales del
Helveciense (Mioceno). Constan de calizas organógenas, localmente dolomitiza-
das, con alternacia de materiales arcillosos. Estos materiales descansan también
sobre una plataforma erosiva con marcada divergencia de buzamiento en relación
con los materiales inferiores. Hacia el sur, en dirección al río Éufrates, todos los
materiales presentan unas marcadas ondulaciones que vienen a representar el efec-
to de movimientos de equilibrio isostático originados por la tectónica de fractura
que afecta la zona por donde actualmente discurre el río.

El Cuaternario de la zona corresponde a diversas terrazas de los wadi que han exca-
vado su lecho sobre terrenos del Eoceno superior. Son materiales de composición
muy homogénea, formados por cantos heterométricos y poco rodados, proceden-
tes del desmantelamiento de materiales eocénicos y miocénicos.

Se pueden distinguir tres terrazas: las formadas por cantos más redondeados y me-
jor clasificados en cuanto al tamño; las que alternan finas capas de arcillas y de are-
nas y las que están en contacto con los bordes de los ríos, muy limpios y claros. En
algunos lugares puede verse una cuarta terraza formada por el actual lecho del río.

27
Figura 4

28 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 5

29
BIBLIOGRAFÍA

Mapa geológico. Escala 1/200000. Hoja J-37-I (Anatolia) Editor: V. Ponikarov. Ministry of Industry
Syrian Arab Republic.

Mapa geológico. Escala 1/200000. Hoja J-37-II (Halab) Editor: V. Ponikarov. Ministry of Industry
Syrian Arab Republic.

Mapa geológico. Escala 1/200000. Hoja J-37-III (Irablus) Editor: V. Ponikarov. Ministry of Industry
Syrian Arab Republic.

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subduction (Malatya-Elazig provinces) and its bearing on tectonics of the Tethyan realm in Turkey”,
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Publications, pp. 361-373.

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mineralógico, textural y químico de restos de cerámica Halaf en el valle del río Balih (Norte de
Siria)”, Boletín de la Sociedad Española de Mineralogía 19, pp. 85-99.

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Taurides: one or several ocean basins?”, The Geological Society, Blackwell Scientific Publications,
pp. 349-359.

ROODENBERG, J.J. (1986): Le mobilier en pierre de Bouqras. Utilisation de la pierre dans un site neolithique
sur le moyen Euphrates (Syrie), Nederlands Historisch Archaeological Institut of Istambul.

30 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Tell Halula 1995-2005. Análisis
estratigráfico y arquitectónico de los
diferentes horizontes históricos
Miquel MOLIST, Oriol VICENTE
SAPPO, Departament de Prehistoria, Universitat Autonoma de Barcelona

Las diferentes campañas de excavaciones efectuadas desde 1991 han permitido


además de definir globalmente la secuencia del asentamiento, proponer una evo-
lución estratigráfica del mismo desde la primera ocupación hasta las más recientes
que se han documentado. En este trabajo se ofrece, en primer lugar, una revisión
global de la secuencia estratigráfica con la definición de la metodología y la exposi-
ción de los procedimientos para la integración y correlación de los estratos, niveles
y fases de ocupación del asentamiento, teniendo en cuanta que la excavación y es-
tudio es un proceso desarrollado en un largo periodo de tiempo. Por otra parte se
exponen la descripción sintética de los niveles documentados. Posteriormente, en
la segunda parte del trabajo, se realiza un análisis completo de las características
de la utilización del espacio por parte del grupo humano, acercándose de manera
gradual a la configuración general del poblado, la definición del hábitat y la aproxi-
mación a la arquitectura.

PRIMERA PARTE: EL ANALISIS ESTRATIGRAFICO

La proposición de la secuencia estratigráfica se basa esencialmente en el análisis


estratigráfico (definición y caracterización de las unidades estratigráficas y estruc-
turales) complementado por el estudio de las unidades de habitación y/o arqui-
tectura del hábitat. Complementariamente se efectúa una primera confrontación
de las diferentes unidades estratigráficas con el estudio de los principales ítems
arqueológicos que contienen, permiten una correlación crono-estratigráfica y la
atribución de unas cronologías relativas que a su vez se confrontan con las datacio-
nes absolutas que nos permiten proponer una evolución global .
Hay que recordar que en la proposición metodológica de la excavación, las unida-
des estratigráficas y/o estructuras, que constituyen las unidades básicas de análisis,
se agrupan en una lectura posterior en niveles, o agrupaciones significativas de
estratos, cuyo objetivo es acercarse a una fase de ocupación, caracterizada por un
momento de actividad significativo o en caso de fuerte actividad arquitectónica,
de construcción y su amortización. Dado que los trabajos de excavación aún se
hallan en curso, estos niveles han sido numerados, por sector de excavación, en nu-
meración romana consecutiva, por ejemplo: nivel S2/4 III. Estos niveles por áreas
de excavación son puestos, posteriormente, en correlación, gracias a los análisis de
materiales arqueológicos y su aproximación en términos de cronología relativa y a
las dataciones absolutas entre las diferentes áreas de excavación realizadas desde

31
1991 hasta la actualidad. El cuadro resultante esta ordenado por Fases de Ocupa-
ción desde la base a las últimas ocupaciones reconocidas en los trabajos de campo.
Estas Fases de Ocupaciones son indicadoras de la contemporaneidad de varias ins-
talaciones humanas reconocidas en diferentes sectores del tell (ver Tabla1).

En el presente trabajo se presenta la proposición estratigráfica resultante de los


trabajos realizados hasta la actualidad, y constituye una aproximación a la secuen-
cia crono-estratigráfica de las ocupaciones del asentamiento. Para ello se ha esta-
blecido un cuadro global con la correlación estratigráfica y/o cronológica de los
diferentes sectores trabajados. Es, así mismo, la base estratigráfica sobre la que se
ha realizado o se está realizando el análisis pormenorizado del registro arqueológi-
co en una dinámica interactiva como fruto de la aproximación interdisciplinar que
anima el proyecto. (Fig 1)

Secuencia estratigráfica del sector 2/4.

El sector 2/4 se halla ubicado en la parte sudeste del tell, y dada la pendiente abrup-
ta que presenta fue elegida, desde 1991, como la zona ideal para realizar los trabajos
de excavación que permitiesen establecer una secuencia estratigráfica completa
del Tell, des del suelo virgen hasta la parte superior del mismo. La superficie de
excavación es variable según los niveles excavados pero en todos los casos se ha
trabajado en una superficie mínima de 100 m2.

Foto 1. Vista general del tell con la zona de trabajo 2/4 en primer término.

32 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
F.O. 2/4(92- 2/4(02- SS7 SS14 S1 Ext. S1 int. S. 30 S. 32 S. 38-42 S. 43-47
00) 05)
1 I
2 II
3 III
4 IV
5 V
6 VI
7 VII
8 VIII
9 IX
10 X X
11 XI XI
12 XII XII
13 XIII XIII
14 XIV XIV
15 XV
16 XVI
17 XVII S1i.-I
18 XVIII S1e.-I S1i.-I S30-I
19 XIX SS14-IV(?) S1e.-II S1i.-I -
20 XX I
21 XXI II
22 III
23 2E-B4A IV S30-II
24 V
25 VI S1i.-II
26 VII S1i.-III
27 VIII S30-III
28 IX
29 X SS14-III
30 XI SS14-II
31 XII SS14-I
32 XIII s43-VI
33 S1e.-III s43-V
34 S1e.-IV S38-IV s43-IV
35 ? S38-III s43-III
36 S1e.-V s43-II
37 S1e.-VI S1i.-IV S30-II S32-1 S38-II s43-I
38 S1e.-VII S30-I s38-I

Tabla 1.

33
Fig. 1. Tell Halula. Planta general del asentamiento con la indicación de las diferentes áreas de trabajo.

34 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
El conjunto de los estratos descubiertos y analizados tienen una formación antrópica
principalmente vinculados a la construcción, uso y abandono de las construcciones
arquitectónicas. El análisis micromorfológico solamente determino un pequeño es-
trato de formación eólica, emplazado en parte mas alta de la secuencia 2/4 asociado a
los niveles de las primeras producciones cerámicas (Julia Wattez, com. pers).

Los niveles arqueológicos del sector 2/4 son relativamente homogéneos al contener en
en la mayoría de casos todos los estratos asociados a una construcción y vida de un há-
bitat domestico. En efecto, en este sector, se da una rápida y continuada superposición
del hábitat domestico, con la conservación de niveles de grosores regulares (medias
de 1m de grosor) que indican la continuada superposición y reconstrucción de cada
vivienda encima de los restos de la anterior construcción. La fuerte continuidad de las
nuevas construcciones se observa al mantener las orientaciones de las edificaciones y
sobretodo, al estar los nuevos muros apoyados en los anteriores o en todo caso muy
cercanos a los mismos. La diferenciación de los niveles es relativamente sencilla dada la
buena conservación de los restos constructivos en particular los suelos y muros asocia-
dos, que constituyen el verdadero esqueleto de cada nivel. Lógicamente además de los
estratos constructivos y las estructuras propiamente dichas, los niveles contienen, de
abajo a arriba: los estratos de ocupación, los estratos de destrucción y los de abandono.
En este sector, a menudo, los estratos de destrucción y abandono pueden estar altera-
dos (arrasados, aporte de rellenos,...) para el nuevo proceso constructivo.

Foto 2. Vista general de las casas del PPNB(sector 2/4).

35
Estos niveles constructivos, de amplios grosores, de naturaleza variada proporcio-
nan material arqueológico, que dada su contextualización secundaria dificulta su
análisis arqueológico y en nuestro caso es analizado de manera especifica. En es-
tos niveles el material arqueológico de mayor definición proviene de los espacios
exteriores y de los estratos de ocupación in situ ubicados en los interiores de las
casas. Si bien es verdad que la habitación principal al presentar un suelo enlucido
de cal no retiene material, los suelos de tierra batida presentes en las otras habi-
taciones y algunas ocupaciones intermedias de las casas proporcionan “estratos de
ocupación” que constituyen documentos importantes al tener el carácter in situ y
poderser elemento de interpretación directa.

Foto 3. Vista general del tell con las casas con suleo de cal.

Las excavaciones realizadas1 han permitido documentar 21 niveles con una suce-
sión de construcciones, ocupaciones y abandonos de las casas con los espacios ex-
teriores asociados. La descrición de los mismos es:

Niveles: 2/4-I; 2/4-II; 2/4-III; 2/4-IV(cuadros 4B, 4C, 4B’) (Fases de ocupación F.O.:1, 2, 3, 4)

1 Excavado de manera regular desde el inicio del programa, el presente trabajo incluye de manera
sintética pero sistemática los resultados desde la campaña 1991 hasta 2005. De las campañas mas
recientes se han incluido algunas aportaciones puntuales. La dirección de los trabajos de campo en
este sector ha estado muy compartida dada la larga duración de estos trabajos. Destacaríamos F.
Borrell, M. Bofill, X. Clop, A. Ferrer, M. Gangonells, J. Gibert, T. Palomo, G. Ribé, O. Vicente.

36 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Las ocupaciones mas arcaicas conocidas, instaladas directamente sobre el suelo natural,
tienen, en el estado actual de la información, una caracterización muy homogénea, al es-
tar constituidos básicamente por una yuxtaposición de estratos correspondientes a áreas
de actividades al aire libre, asociadas en su parte norte con restos de hábitat construido.
En efecto, los niveles S2/4-I, S2/4-II, S2/4-III, y S2/4-IV, excavados en una superficie de
130 m2 han proporcionado un conjunto de mas de 20 estratos, de composición arcillosa,
tonalidad básicamente grisácea, con abundantes restos orgánicos (carbones, cenizas,...)
y abundantes restos arqueológicos. Se han constatado pocas estructuras arqueológicas
evidentes representadas por algún hogar, de tipología y construcción simple (cubeta ex-
cavada), los restos de un pequeño muro de forma semi-circular,... características, que
permiten proponer una función como espacios exteriores a las posibles construcciones,
y que constituirían tanto áreas de desecho como zonas de actividad.

Niveles: 2/4-V; 2/4-VI; 2/4-VII-(cuadros 4B, 4C, 4B’) (Fases de ocupación: F.O.:5, 6, 7)

Fig. 2. Tell Halula. Planta del nivel 2/4 VI.

Por encima de ellos y, constituyendo los niveles inmediatamente posteriores, ha-


llamos los niveles S2/4-V, S2/4-VI, y S2/4-VII, excavados en una superficie de 130
m2, con una caracterización estratigráfica y tipo de utilización del espacio similar.

37
En efecto en los tres niveles, aparece en la banda norte del cuadro parte de dos
construcciones de uso domestico (una en el lado N-W, la otra en el NE), mientras
que en el resto del cuadro siguen representados los suelos exteriores, del mismo
tipo que en los niveles inferiores y claramente asociados a la utilización de estas
construcciones. Estas últimas, excavadas parcialmente (unos 14 m2 y 8 m2, res-
pectivamente y para cada una de ellas) por su inclusión en los cortes norte y este,
corresponden a casas de planta rectangular, construidas en adobe y con los suelos
interiores construidos con cal. En estas áreas exteriores, con suelos de ocupación
muy claros, además de los desechos domésticos y de actividades técnicas (concen-
traciones óseas, desechos de talla,...) se han encontrado pequeñas estructuras do-
mésticas (hogares en cubeta, estructuras de planta en “grill”).

Niveles 2/4-VIII y 2/4- IX (cuadros 4D, 2D/4C y 2A/4B) (Fase de ocupación F.O.:8 y 9).

Estos dos niveles han sido excavados en una superficie de 220 m2 y presenta restos
de construcciones prácticamente completas, facilitando por tanto la interpretación.
En el nivel superior ( S2/4-VIII) se documentan tres unidades de habitación de plan-
ta rectangular y de tipo pluricelular, conservadas en su parte meridional separadas y
rodeadas por áreas exteriores (casas DD, XX,XX). La ocupación del nivel 2/4-IX, ha
proporcionado dos grandes unidades de habitación: DC en el cuadro 4D y TIBI en
el cuadro 2D/4C, mientras que en la parte oeste del área excavada (cuadro 2A/4B) se
documentó una zona de exterior con varios hogares, protegidos por un murete bajo,
conjunto de estructuras que ya se publicó en la anterior memoria.

Fig. 3. Tell Halula. Planta del nivel 2/4 VIII

38 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Foto 7. Detalle de la casa TIBI con una alta conservación.

Foto 8. Detalle de la casa TIBI con puerta y banqueta contra el muro norte.

39
Niveles: 2/4-X al 2/4-XIII (cuadros 4I,4H,4D, 2D/4C y 2A//4B)

La excavación de estos niveles se ha realizado en una amplia área al haber sido objeto
de la excavación en extensión. La superficie total es de 385 m2 y cubre los cuadros
:4I, 4H, 4E/F, 4D y 2D/4C y 2A//4B de oeste-este. La visión global de la zona ex-
cavada permite observar como las unidades de habitación descubiertas indican dos
disposiciones, por una parte en el sector mas al este se hallan cuatro unidades de
habitación (HE, F/ED, DB, TONI 96) orientadas con gran regularidad norte-sur,
con la zona de acceso en la parte sur y estrechas áreas de circulación entre ellas. Esta
uniformidad se rompe en la parte oeste donde para este nivel ya se dispone de una
unidad de habitación (IC) orientada oeste-este, con entrada en el este.

Fig. 4. Tell Halula. Planta del nivel 2/4 XI.

La información del nivel S2/4-XI es muy interesante al haber proporcionado un


conjunto de siete unidades de habitación con una disposición que confirma y am-
plia la disposición del poblado observada ya en el nivel anterior con un conjunto
de casas, en la parte oeste de la zona excavada orientadas norte/sur, mientras que
en la parte este esta orientación varia hacia un este-oeste. Las casas recuperadas
empezando por el este son 2A, XAVI 1994, DA, F/EC, HD, todas ellas con una

40 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
disposición homogénea (orientación norte/sur) mientras que las casas, excavadas
parcialmente IB1-1 y IB2-2 (Fase antigua de las construcciones IB1 y IB2 del nivel
XII, presentan una orientación oeste-este.

Foto 4. Vista de general de la casa HD.

Los documentos proporcionados por la excavación del nivel 2/4-XII, por encima
del nivel anterior permiten observar una gran continuidad con el anterior dado
que las diferentes unidades de habitación presentan la misma disposición pero con
una mejor conservación. Así en la parte oeste dos casas, orientadas oeste-este, con
la entrada frente a frente (casas JB, IB1-1 y IB2-1), mientras que hacia el oeste dos
casas de orientación norte-sur (casas HC y F/E-B), a las cuales la erosión ha des-
truido parcialmente.

Finalmente el nivel 2/4-XIII ha proporcionado elementos peor conservados a causa


de la fuerte erosión sufrida por el pendiente del tell. El conjunto muestra cuatro ca-
sas construidas, y pequeños espacios exteriores entre las mismas. Dos de ellas (HB y
F/EA), se ubican en la parte este de la zona excavada, y los restos parciales recupera-
dos indican con una disposición norte sur, por otra parte las dos otras unidades (IA y
JA), también parcialmente recuperadas tiene una orientación oeste-este.

41
Fig. 5. Tell Halula. Planta del nivel 2/4 XII.

Foto 5. Vista de general de la casa IB/2 (F.O. 12).

42 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Foto 6. Vista de general de la casa JB con suelos y oberturas de las fosas sepulcrales (F.O. 12).

Nivel: S2/4-XIV (cuadros 4I,4H,4D, 2D/4C y 2A//4B)



Los niveles posteriores están constituidos por momentos de ocupación, estratigráfica-
mente por encima de los anteriores y de los cuales se conservan exclusivamente restos
parciales de construcciones y suelos exteriores. La caracterización del uso del espacio
aunque mantiene las mismas características generales de los niveles anteriores, es me-
nos significativa, probablemente por culpa de que la superficie excavada es menor.

En efecto el nivel S 2-4/14 corresponde al conjunto de estratos próximos a la super-


ficie en el conjunto de los cuadros, los testimonios de esta fase están representados
por áreas exteriores, normalmente bastante amplias que se sitúan normalmente
entre las casas. En particular, hay que destacar una área de cerca de 30 m2 con una
abundante concentración de restos de fauna y que en gran un numero de restos
presentan aun sus conexiones anatómicas. Este nivel (A8) pone en relieve la uti-
lización de ciertos espacios exteriores como emplazamiento para las actividades
de despedazamiento de los animales en vistas a su tratamiento ulterior. Es en esta
misma área donde se realizan las actividades citadas, donde se abandonan los res-
tos con un aporte menor de carne, a veces nulo, como por ejemplo los extremos
dístales de las extremidades, el cráneo, etc,…. Las especies que están documenta-
das en esta área son las siguientes: ovejas, caprinos, bóvidos, suidos y otros anima-
les procedentes de la caza como las gacelas, con unas características próximas a las
descubiertas y estudiadas en el conjunto del yacimiento.

43
Una casa muy fragmentada (HA) ha sido recuperada en la parte este. Conser-
va solamente la parte media con una parte de la habitación principal, donde el
suelo enlucido de cal y el horno, estando el conjunto delimitado por muros de
adobes (E11/E8).

Niveles: 2/4-XV-XIX (cuadros 2B, 2C y 2E, 2F)

Este conjunto de niveles se ubican en la parte superior de la pendiente sureste


del tell, en continuidad estratigráfica con los anteriores pero su excavación se ha
limitado a un área de 50 m2 en los cuadros 2B, 2C y 2E, 2F. La superposición de
los diferentes niveles difiere con la secuencia inferior. Las variaciones a nivel ar-
quitectónico con un cambio en las técnicas constructivas y a nivel de disposición
de las construcciones nivel hace que la secuencia sea menos nítida y regular. El
nivel 2/4-XV presenta una serie de estratos próximos al superficial con vestigios
de ocupaciones exteriores y de sucesivas ocupación de estructuras domésticas
conservadas parcialmente que se han interpretar como restos parciales de cons-
trucciones que participan de las mismas características que los descritos para los
niveles anteriores.

El siguiente nivel está representado por un nivel de ocupación bien definido en el


cual el elemento mas significativo es una construcción casi completa, con espa-
cios exteriores bien definidos El nivel 2/4-XVII, corresponde a un nivel de há-
bitat y abandono de una unidad de habitación mal conservada (formado por los
muros de adobe, asociados a un conjunto de estratos de colmatación o bien de
preparación. Se localiza también un pequeño fragmento de muro que se asocia-
ría con los anteriores por el lado sur y que discurriría de forma paralela al muro.
En ningún momento aparece un suelo en buen estado y claramente asociado a
estos muros. Relacionado con la construcción del muro E9 aparece un enterra-
miento ritual de un ovicaprino. Por encima se localiza un nivel (S 2/4-XVIIIen
el cual se incluyen los estratos asociados a los restos parciales de una habitación
con muros de adobe, en el interior de la cual se localiza una sucesión de sue-
los enlucidos de cal con sus respectivos estratos de preparación. Estos restos de
construcción están asociados en la parte exterior de la misma a una sucesión de
suelos exteriores de tierra batida. Finalmente el Nivel 2/4 XIX, está formado por
los estratos próximos a la superficie y estratos colaterales que forman un nivel
de destrucción y abandono de un nivel de hábitat, con sedimentos mezclados
de distinta consistencia y coloración (adobe, fragmentos de suelos cenizas, parte
son casamiento de piedra,…). En la parte inferior del área excavada se encuentra
una gran fosa-escombrera que corta todos los niveles inferiores. Asociados a este
nivel aparecen dos cubetas de combustión y posteriormente reutilizadas como
zona de acumulación de detritus.

44 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Niveles: 2/4-XX-XXII (cuadros 2E, 2F)

Estos tres niveles excavados en un superficie de 50 m2 en los cuadros 2E y 2F per-


miten constatar las ocupaciones en esta parte del tell con restos de las produccio-
nes cerámicas más arcaicas documentadas, paralelizables con las documentadas en
el sector SS7 (ver infra).

La excavación de del nivel 2/4 XX ha documentado una amplia sucesión de suelos ex-
teriores sin ninguna estructura asociada a excepción de un hogar en cubeta que estaría
asociada al suelo inicial. Este estrato presenta ya cerámica, que se asocia con las prime-
ras producciones. El nivel 2/4 XXI, ubicado en la parte superior del anterior, corres-
ponde sobre todo a áreas exteriores con estructuras domésticas: hogares en cubeta, fo-
sas-hogar, fosas..., habiéndose documentado igualmente restos parciales de tres partes
de habitaciones, presentando una de éstas un suelo de yeso muy cuidado. Este estrato,
como el anterior, presenta ya cerámica, que se asocia con la Fase de las primeras pro-
ducciones. Finalmente el nivel 2/4-XXII, corresponde al nivel cercano a la superficie y
donde se ha recuperado una pequeña estructura construida, que podría estar relacio-
nado estratigráficamente con el conjunto de los estratos inferiores del Sector 30.

Secuencia estratigráfica del sector 7 y 14.

Con el objetivo de caracterizar en extensión las ocupaciones del periodo denomina-


do tradicionalmente Pre-Halaf o “Late Neolithic” y que cubre el VII milenio cal BC,
se han desarrollado trabajos de excavación en extensión en la parte este del Tell.

Secuencia estratigráfica del Sector SS7.- Este sector, abierto en una superficie
de 228 m2 se sitúa en el extremo sudeste del tell y su realización2 respondía al he-
cho que esta área presenta unas condiciones idóneas para la instalación humana
dada su implantación próxima en la confluencia de los dos ouadis que rodean el
tell y por ser el punto de mejor visibilidad sobre el Valle del Eufrates. El análisis
estratigráfico de les ocupaciones ha permitido diferenciar una secuencia en una
sucesión de 13 niveles caracterizados, en términos generales por las preparaciones,
construcciones y abandono de grandes conjuntos arquitectónicos. De manera mas
detallada la sucesión establecida, numerada correlativamente desde el suelo virgen
hacia las ocupaciones superiores es la siguiente.

Las ocupaciones mas arcaicas establecidas sobre el suelo virgen o subtrato original
son conocidas en una superficie muy reducida (4/5 m2./cuadro SS7Aa) Se trata de

2 Los trabajos de excavación, bajo la dirección de T. Majó y M. Saña, se realizaron desde 1992 al 1996
y han sido parcialmente publicados en Molist, 1996; Molist 1998a; Molist y Faura 1999;

45
tres niveles (Nivel SS7-I; Nivel SS7-II; Nivel SS7-III), definidos a partir de la suce-
sión de suelos de ocupación, los estratos de su preparación y los estratos de relleno
de los mismos. La poca superficie excavada ha dificultado su interpretación en re-
lación a la caracterización del uso del espacio, no obstante la presencia de un muro
en los niveles I y II hace pensar en una fase arquitectónicamente diferenciada de la
del nivel III, el cual presenta unas características, que a pesar de la limitación de la
excavación, se vincularía como una fase arcaica de los niveles superiores.

En los dos niveles superiores (Nivel SS7-IV; Nivel SS7-V), conocidos en una super-
ficie mucho mas amplia (42 m2.cuadre SS7A), constituyen la fase original de una
ocupación con un espacio arquitectónico definido (IV) y la fase de reutilización/
reconstrucción del mismo espacio (V). Estas ocupaciones han sido descritas en an-
teriores publicaciones como las fases 4 y 3 respectivamente (Molist, 1996). Se trata
de la preparación de suelos de tierra batida, de su utilización y transformación por
la ocupación y los estratos de abandono. El espacio tiene forma ovalada, al estar
delimitado por grandes muros de piedra (E1-E4) por los partes sur y oeste, mien-
tras que por el lado este y norte la erosión impide conocer sus características.

Foto 13. Muro de delimitación del asentamiento en la parte este (sector S7 Época Pre Halaf).

El siguiente nivel (Nivel SS7-VI) constituye un de los niveles mes complejos de la


secuencia. Excavado entorno a los 90 m2.(cuadros SS7A y SS7B), presenta unas
líneas generales similares al nivel anterior, es decir superficies de ocupación (suelos

46 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
de tierra batida) con sus abundantes reutilizaciones y un mínimo de tres reutiliza-
ciones / reparaciones por suelo. La presencia de grandes muros de piedra (Muros
E10 y E6 y E4) definen una forma rectangular para este espacio. La complejidad
viene dada por la construcción y el funcionamiento, en un momento tardío de esta
ocupación, de una fosa excavada, de forma alargada/rectangular, de poca anchura
pero que en longitud se ha podido excavar en un total de 22 m.

Esta fosa presenta un tratamiento cuidado de las paredes y del fondo (revestido de
arcilla, con un pequeño zocolo de guijarros a la base), que indican por una parte el
acabado cuidadoso de la construcción y la importancia del mismo dado que se han
constatado tres reparaciones de la misma. Este elemento se ha interpretado como
una canalización.

Foto 14. Canalización en la parte este del asentamiento (sector S7 Época Pre Halaf).

El siguiente nivel SS7-VII es el máximo exponente de la caracterización de estas


fases. Se ha excavado en torno a los 90 m2. (cuadros SS7A y SS7B) y se observa
una secuencia en la cual en la parte inferior aparecen un grupo de estratos de ate-
rrazamiento / relleno . Se trata de un nivel donde se localiza un grupo de estratos
en la parte inferior (series B6 y B7 ) que se pueden considerar de aterrazamiento
/ relleno. En la parte superior del nivel, se localiza una serie de suelos, siempre en
tierra batida y sin ningún otro tipo de elementos arquitectónicos en toda la super-
ficie, presentando los clásicos estratos de preparación / utilización entre los suelos.

47
El hecho que la acción de aterrazamiento esté tan representada hace plantearse la
posibilidad de aportaciones de tierras (y de material arqueológico asociado a las
mismas) procedentes de otras áreas del yacimiento.

Los dos niveles siguientes (SS7-VIII y SS7-IX), excavados en una superficie de


2
90 m .(cuadros SS7B y SS7D) tienen en común el hecho que constituyen la nue-
va construcción original de un suelo de ocupación (VIII) y su reutilización con
nuevos suelos (IX) de una misma fase arquitectónica, representada exclusivamente
por un muro (E3) de dirección Este-Oeste. Este muro presenta, de nuevo, las mis-
mas características (construcción en piedra seca, grandes dimensiones,… que las
otras evidencias localizadas en este sector.

Los niveles SS7-X y SS7-XI, excavados respectivamente en 80 y 45 m2. (cuadros


SS7B y SS7D), ofrecen de nuevo la constatación de la construcción y vida de una
evidencia arquitectónica formada por un gran muro de dirección Este-Oeste, uno
en su fase original (nivel SS7-X) y el otro en su reconstrucción / reparación (SS7-
XI). De nuevo se trata de suelos en tierra batida, que ocupan es espacio definido
por el muro (E10) con mayores evidencias estructurales pues se han documentado
dos silos y una probable habitación, indicada por un muro perpendicular al E10,
desgraciadamente en uno de los ángulos de la superficie de excavación. En el ni-
vel superior se ha vuelto a localizar una fosa alargada de características similares a
las del nivel SS7-VI, a pesar que los acabados son menos cuidadosos, interpretada
igualmente como una canalización. En este mismo nivel se constata la presencia de
tres estructuras de almacenamiento.

El nivel SS7-XII, excavado exclusivamente en el cuadro SS7D, en una superficie


de 45 m2, mantiene una gran similitud con los anteriores, a pesar de constituir una
nueva evidencia de nivel constructivo yuxtapuesto a los precedentes. La configura-
ción de un espacio está formada por suelos en tierra batida, que ocupan toda la su-
perficie excavada, y dos muros de adobe, de conservación defectuosa. Uno de ellos
tiene una dirección este/oeste, mientras que el otro seria de sudeste- noroeste.

En el ultimo nivel excavado en este sector Nivel SS7-XIII (con una superficie de 45
m2 / cuadro: SS7D) documenta un muro de piedra (dirección Este-Oeste) al cual se
asocia un suelo de ocupación en tierra batida i estratos de relleno.

La excavación de los diferentes niveles ha puesto en evidencia una arquitectura y


uso de espacio específico. En efecto, en todos los niveles se trata de restos de cons-
trucciones monumentales construidas en piedra seca, algunas veces por su buen
estado de conservación con alturas conservadas hasta 1,10 m. y que tanto por sus
dimensiones como por las técnicas de construcción indican una funcionalidad no

48 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
domestica. Se trataría, como hipótesis interpretativa, de de grandes muros que, en
los diferentes niveles, estarían delimitando áreas con suelos de tierra batida asocia-
das a actividades o ocupaciones al aire libre. En relación a las estructuras excava-
das o fosas, como ya se ha mencionado se trataría de canalizaciones construidas,
cuya funcionalidad se vincularía con la circulación, probablemente evacuación de
agua en el sentido oeste-este del Tell.

Secuencia estratigráfica del Sector SS14.

Este sector se sitúa en la parte este del tell, próximo al SS7, pero enclavado en la
zona superior del yacimiento y en dirección norte. La elección de esta zona vino
propiciada por una morfología de pendientes suaves que encajaba con el objetivo
de realizar una excavación en extensión que facilitase el hallazgo de restos de ha-
bitad domestico complementarios de las estructuras colectivas del SS7. La inter-
vención3 se realizó en una área de 150 m2, y se rebajaron exclusivamente los niveles
superiores (profundidad máxima de 1,20 m. con respecto al suelo actual).

La excavación y su estudio posterior, ha permitido distinguir tres niveles yuxta-


puestos. El mas antiguo, (SS14-III), excavado en 75m2, esta caracterizado por una
gran área exterior, con suelo de tierra batida (E6) y estratos de ocupación de la
misma y una estructura de combustión. Una parte de una construcción en adobe
ha sido localizada en el ángulo nordeste de la zona excavada. La superficie recono-
cida indica dos habitaciones, el suelo de las cuáles seria también en tierra batida.
Por encima del anterior y constituyendo nivel siguiente (SS14-II), se documenta
de nuevo una ocupación que ha sido excavada en 100 m2. Está configurada por
una gran área exterior, también en posición dispersa y dos estructuras construidas,
la primera un gran muro en adobe en dirección norte/sur y una construcción de
planta circular, que a pesar de su estado de conservación defectuoso podría inter-
pretarse como un Tholoi.

El nivel de ocupación mas reciente (SS14-I), próximo a los niveles superficiales, ha


sido excavado en 150 m2 y ofrece una visión mas completa de la estructuración del
espacio en esta zona. Se localizan en efecto, el zócalo de tres estructuras domesticas
de planta rectangular y tipo pluricelular, dispuestas de manera irregular y separadas
por amplios espacios exteriores donde se localizan hogares asociados a un gran suelo
exterior en tierra batida. Los suelos interiores, a pesar de su conservación defectuo-
sa, son también en tierra batida y de una mayor cualidad que los exteriores.

3 Los trabajos de campo, bajo la dirección de j. M. Faura, se realizaron en el 1993 y han sido publicados
parcialmente en Molist, 1996; Molist 1998a; Molist y Faura 1999.

49
En resumen, a pesar de la baja resolución por su proximidad a la superficie, los
tres niveles presentan una homogeneidad, tanto en su constitución estratigráfica
como en la configuración de los niveles de ocupación. Estratigráficamente desta-
caríamos el hecho de las grandes superficies exteriores que permiten reconstituir
verdaderos estratos de ocupación, a menudo difíciles de localizar en las áreas in-
teriores de las estructuras.

Fig. 7. Tell Halula. Planta del nivel 14-I-III.

50 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Secuencia estratigráfica del Sector 1.

Este sector se sitúa en la parte superior del tell, en la parte sudoeste, con una superficie
excavada de 185 m2, abierto con el objetivo de aportar nuevas precisiones sobre ocupa-
ciones mas recientes del asentamiento, pero cuyo desarrollo permitió inferir una nueva
e interesante secuencia estratigráfica4. Los trabajos permitieron reconocer una secuen-
cia de XX m. de altura, que sin llegar a la base estableció una continuidad de ocupacio-
nes desde el PPNB reciente hasta el Halaf Final. El elemento mas significativo de esta
zona es la existencia de un elemento constructivo monumental, un gran muro de aterra-
zamiento (E 101), que desde la base de la zona excavada tiene una altura de 3,20 m.

Foto 9. Vista general del muro de Foto 10. Vista general del trazado del
aterrazamiento S1/E101. muro S1/E101.

Su excavación en una longitud de 20m. ha permitido conocer sus características,


construido en grandes bloques piedra t atribuir su cronología al horizonte del
PPNB reciente. En el momento de su construcción, mientras que por la parte este

4 Excavado entre 1992 y 1997, bajo la dirección de W. Cruells, J. M. Faura y J.A. Barceló, los resultados
estratigráficos preliminares de este sector se han incluido en diversos trabajos publicados
previamente Molist y Faura, 1996; Molist 1998; Molist y Faura 1999.

51
se documentan suelos exteriores con una gran actividades antrópicas, en la parte
oeste y encima de la alta plataforma que constituye se documenta una construcción
de planta rectangular de tipo pluricelular compleja de la cual perviven los zócalos
de muro en piedra y los suelos en tierra batida. La excavación de esta estructura ha
sido parcial dada parcial en el corte oeste.

Foto 11. Detalle de la composición del muro S1/E101.

A esta ocupación arcaica y especifica le suceden una reocupación y reutilización


del mismo espacio a la largo del VI milenio cal BC, en la cual la construcción man-
tiene su uso y por la parte este se documenta una sucesión compactada de suelos
exteriores, de nuevo con amplios signos de actividad antrópicas, mientras que en la
parte superior de la plataforma se documentan nuevos niveles de ocupación esen-
cialmente representados por suelos de tierra batida y un gran numero de fosas.
Este mismo tipo de testimonios (suelos exteriores y fosas) continúan constituyen-
do los principales testimonios arqueológicos de las ocupaciones aun mas recientes,
que se suceden ya en la parte superior pertenecientes a la cultura Halaf, aunque se
documenta igualmente una construcción de planta circular (tholoi). Finalmente se
documenta una ultima ocupación, con restos de una construcción de planta rec-
tangular, que pertenece al momento cronológico del Halaf final.

De manera mas detallada la estratigrafía y las ocupaciones de este sector están muy
condicionadas por la existencia y la reutilización del gran muro (E101) de mas de

52 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
tres metros de altura y que forman parte de la plataforma construida al final del
horizonte Neolítico Preceràmico (late PPNB) y que pervive a lo largo de toda la
secuencia. Este muro, de dirección norte/sur, constituye un verdadero separador,
que actúa como un elemento de ruptura, entre los estratos correspondientes a las
ocupaciones posteriores, que se situaran en las bandas este y oeste, y que estarán
separadas por mas de 1 m. de altura de altura.

Así, hemos distinguido entre las ocupaciones que se localizan en la parte este y que,
a nivel referencial, las denominamos “exteriores a la muralla”; de las que se hallan
en la parte oeste, denominadas coloquialmente “interior de la muralla”. En la pri-
mera zona, se han localizado dos niveles correspondientes al horizonte cronológico
Pre-Halaf (S1e-III, S1e-IV), ubicados, por tanto, en posición estratigráfica entre los
niveles del neolítico precerámico (S1e-II) y los de época Halaf. Estos niveles de ocu-
pación están caracterizados por suelos exteriores que se yuxtaponen a la cara externa
del gran muro. Los materiales arqueológicos permiten diferenciar entre el uno y el
otro, mientras que el inferior (S1e-III), tendría una composición sensiblemente com-
parables y por tanto con un alto grado de contemporaneidad del SS7-XII y SS7XIII.
El superior S1e-IV tiene una composición similar a los dos niveles de este horizonte
procedentes del interior de la muralla y que a continuación describimos.

En efecto, en la segunda zona, excavada en una superficie de 50 m2 (cuadros 1Y-1Y’),


se han diferenciado igualmente dos niveles de ocupación S1i-II y nivel S1i-III.

Foto 12. Vista general de la construcción de época Pre-Halaf del nivel S1i-III.

53
Foto 15. Vista general de las construcciones domesticas del nivel S30- III.

El primero está exclusivamente formado por suelos exteriores, mientras que en el


superior, se ha documentado una ocupación con fosas y otras estructuras, entre las
que destaca, una construcción de tipo “tholoi”. Las ocupaciones de los últimos mo-
mentos de ocupación enmarcados cronológicamente en el último cuarto del VII mi-
lenio y primera mitad del VI milenio (Horizontes Halaf y Obeid) , tienen un nivel de
información menor dada la superficie restringida en el que han sido localizados.

El nivel mas arcaico es el S1e-V, documentado por un suelo exterior (excavado en


unos 15 m2) sin ninguna otra estructura evidente y donde la ubicación cronológica
es objeto de discusión, entre el Halaf antiguo y que estaría en continuidad crono-
lógica con los niveles anteriores.

El siguiente nivel, de este horizonte Halaf, S1e-VI, se halla en continuidad estrati-


gráfica con el anterior y posee una muestra mas definida al haberse documentado
igualmente, en la zona denominada “interior de Muralla” con un nivel S1i-IV que
presenta una ocupación esencialmente de espacio exterior, en el cual se han im-
plantado un conjunto de silos.

54 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Secuencia estratigráfica del sector 30.

El sector 30, situado en la parte sureste del tell, tenía por objetivo ampliar los cono-
cimientos de las ocupaciones más recientes del tell, con una metodología que prio-
rizaba la excavación en extensión5. La superficie excavada ha sido realizada en una
superficie de 524 m2, con una potencia de sedimento arqueológico variable, pero
no superior al 1,30 m. a excepción de la parte occidental donde se abarco igual-
mente parte de la pendiente sur para establecer la secuencia estratigráfica. Para
exponer los resultados se distingue entre la parte occidental del cuadro, próxima al
Sector 1 en la zona oeste del tell, de la parte oriental mas cercana a la parte superior
del Sector 2-4.

Secuencia de la parte Occidental (Cuadros U, F, M, T, E, L, K,R).

El objetivo de la excavación de esta zona de 130 m2 era doble, por una parte de
tipo estratigráfico vinculándose a la verificación y la ampliación de las secuencias
observadas en el sector 1 y por parte obtener una mayor información sobre el tipo
de ocupaciones y su distribución espacial con una excavación en extensión. La su-
perficie del área excavada fue de 130 m2 y en el momento de su inicio presentaba
una doble inclinación hacia el sur y el oeste.

Los resultados han permitido definir una secuencia en la que el primer nivel S30-I,
justo por debajo del superficial, está caracterizado por la presencia de restos de una
construcción con muros de adobe muros formando un ángulo de la misma, junto
con los estratos de destrucción y ocupación que están asociados a este elemento
constructivo. La ampliación de la zona excavada por la parte norte del cuadro per-
mitió poner en evidencia restos de una nueva construcción de planta rectangular
con muros de piedras y suelo enlucido en cal, y justo en el nivel subyacente res-
tos parciales de un muro de grandes piedras, de disposición curvilinea que forma
probablemente un tholoi. Estos niveles constructivos tienen una conservación muy
parcial, máximo de una sola hilada. En esta misma zona se documentan algunas fo-
sas excavadas, con un relleno heterogéneo (sedimento negruzco, abundante mate-
rial cerámico, lítico, restos óseos,....). Una de estas ha proporcionado un conjunto
lítico muy homogénea que podría corresponder a una función técnica especiali-
zada. Se trata, en efecto, de núcleos de laminillas y láminas, con un conjunto de
restos de talla líticos y un grupo de micro - perforadores, conjunto que se podría
vincular a la fabricación de perlas en piedra. La cronología relativa propuesta a par-
tir del material, para este nivel es del horizonte Halaf Final.

5 La excavación fue realizada bajo la dirección de C. Barrachina, J.M. Faura, A. Ferrer y M. Gangonells
entre los años 1996-1999

55
El segundo nivel S30-II, atribuido a un horizonte de Halaf medio, se halla por debajo
del anterior y esta caracterizado por la construcción de un muro de piedra, conser-
vado en 1,2 m de altura y reconocido en una longitud de 7 m. con una forma dentada.
Por debajo de los anteriores, se distingue un tercer nivel S30-III caracterizado por
la construcción uso y abandono de hábitat domestico con construcciones y los es-
pacios abiertos que los complementan y reconocidos en una amplia superficie. El
conjunto, estratigráficamente coherente, esta formado, en el lado este por dos cons-
trucciones circulares (tholoi) contiguas a dos edificios de planta rectangular y tipo
pluricelular. Hay que destacar la localización dos sepulturas ubicadas en sendas fosas
excavadas bajo los suelos de dos pequeñas habitaciones, una en cada casa. Se trata,
después de un primer análisis, de dos cadáveres infantiles; En uno de los casos el ca-
dáver se encontró dentro de un vaso cerámico cubierto por otro vaso cerámico. No
se ha encontrado ningún elemento de ajuar. Seria por tanto un nivel de ocupación de
buena conservación con hábitat y mobiliario característico del Pre-halaf reciente.

Figura 6. Tell Halula. Planta del nivel 30-III.

Un conjunto de estratos se asocian al siguiente nivel, S30-IV, caracterizado por la


presencia de un muro de piedra seca, de dirección SW-NE. Presenta una alinea-
ción rectilínea, habiéndose documentado en una longitud 10,5 m. con una altura
conservada media de unos 50 cm.. La interpretación actual es de que podría cons-
tituir un nuevo muro aterrazamiento, vinculado a un momento Pre-halaf antiguo.
Finalmente se distinguen un nuevo conjunto de estratos de textura anaranjada
compactada, interpretados como un nuevo nivel resultante de la destrucción de

56 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
muros de adobe, junto con la aparición de alguna estructura entre las que desta-
caría un suelo enlucido de cal. Este conjunto formaría el ultimo nivel reconocido
S30-V, que estaría delimitado a nivel espacial, en la parte mas al norte, por un muro
de piedra seca, que constituiría un nuevo muro vinculado al periodo PPNB recien-
te, y que interpretamos, a nivel de hipótesis al no tener la excavación completada,
vinculable con el gran muro (E 101) descubierto en el sector 1.

Foto 16. Vista general del Tholoi del nivel S43/IV.

En resumen, el proceso deposicional observado, la secuencia estratigráfica y el con-


junto de estructuras de la parte occidental del Sector 30 se relacionan de manera
directa con las grandes construcciones colectivas del Sector 1(excavaciones 92-96).
Esta asociación será probablemente de tipo directo, es decir, los indicios descubier-
tos podrían constituir la parte Este del sistema de aterrazamiento descubierto en el
Sector 1 y del cual en su momento más arcaico tenemos cerca de 30 m. de longitud
excavados. Hay que hacer exponer, no obstante, que en esta zona nos encontraría-
mos, con una mayor complejidad fruto de una reutilización e incluso reconstrucción
de las construcciones de grandes muros de aterrazamiento colectivas.

57
Secuencia de la parte Occidental
(Cuadros AN,AT,AO,AP,AQ,AV,AW,AR,AX).

En esta parte del sector la excavación ha sido exclusivamente en extensión, distinguien-


do un solo nivel, que las evidencias materiales (inclinación de los sedimentos, materiales
arqueológicos,…) relacionarían con el nivel 30-IV. La excavación ha permitido observar
una gran superficie caracterizada como área exterior, con grandes estratos de desechos,
pero sin ninguna estructura plenamente definida. En la parte este se ha documentado
un conjunto arquitectónico, caracterizado por una gran construcción de hábitat, planta
rectangular pluricelular, construida en adobe sobre un zócalo de piedras.

En un momento reciente de la ecuación de este sector, fueron excavadas un con-


junto de fosas de tamaño variable y formas más bien irregulares en las zonas exte-
riores de la construcción, aunque algunas de ellas afectaron la construcción, sobre
todo por la parte occidental.

Secuencia estratigráfica del Sector 38 (cuadros 38,39,40,41 y 42).

A fin de poder ampliar documentar las etapas históricas mas recientes y los restos
arqueológicos de la parte mas alta del tell, se delimitó un nuevo sector6, en la parte
oeste yen la zona central con una superficie total de 84m2.

El primer nivel diferenciado, situado en la parte superior, a una profundidad de


1,30, dado que el nivel superficial es muy amplio por los trabajos agrícolas reali-
zados en la zona, se denomina S38-I se localiza exclusivamente en el cuadro S41.
En este cuadro, se localizó restos de una construcción de planta cuadrangular, con
muros de piedras y adobes, sin suelos interiores e exteriores evidentes y con una
conservación defectuosa debido de haber sido muy arrasada por el cultivo de etsa
parte del yacimiento. A este nivel arquitectónico se asociaba un material cerámico
muy evolucionado y con relación a la etapa del horizonte de Halaf final.

El siguiente nivel distinguido, denominado S38-II, correspondería a una gran ocu-


pación localizada en los cuadros S38, S39 y S40. El nivel esta caracterizado por una
ocupación estable de la cual persisten restos arquitectónicos y las áreas exteriores
asociadas donde se localizan estructuras excavadas (agujeros de poste, pequeñas
cubetas, grandes fosas..) junto con una gran cantidad de materiales arqueológicos

6 Realizado en las campañas 1999-2000, el trabajo se inicio con dos nuevos sondeos (S38 y S39) que
posteriormente y gracias a la aparición de elementos estructurales fueron ampliados con otros dos
(S40 y S41) y, finalmente, con un quinto (S42) con el objetivo de poder establecer áreas máximas de
ocupación de estos horizontes en las parte mas alta del Tell. Estos cuadros se sitúan, a unos 40 m. del
sector 1, alineados y en dirección norte. La dirección fue de W. Cruells.

58 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
entre ellos cerámicos. Se trata de una habitación de planta rectangular definida por
un muro de piedra, del cual se conserva una sola hilada de piedra, sin que el suelo
interior estuviera conservado y una cubeta circular de 1,10 m diámetro, con las pa-
redes enlucidas de arcilla. Inmediatamente por debajo de esta estructura, se halló
otra de características similares pero de unas dimensiones mas reducidas que había
sido cortada parcialmente por la estructura superior. El material arqueológico aso-
ciado permite ubicar este nivel al horizonte cronológico de Halaf medio.

El siguiente nivel, denominado S38-III, está formado por dos estratos arqueológi-
cos documentados en toda el área excavada, todos ellos correspondientes a áreas
exteriores, con suelos en tierra batida donde se localizaron únicamente dos hoga-
res formados por una pequeña cubeta circular, rellena de piedras de pequeño ta-
maño. La importancia de este nivel es el conjunto cerámico asociado que permite
ubicar a este nivel en el periodo Proto-Halaf. El último nivel distinguido, S38-IV,
correspondería a la fase más antigua hallada en este sector y está documentado
en toda la superficie con un conjunto de estratos junto con un gran muro de 0,60
m. de anchura, construido con grandes piedras, con unas medidas de 0,30 m de
mediana, que conserva una sola hilada. Esta ocupación se vincula a un momento
reciente del horizonte Pre halaf.

Secuencia estratigráfica del Sector 43.

El Sector 43 está localizado en la parte más elevada y oriental del tell, ha sido objeto
de un proceso de excavación en extensión con el objetivo de comprender las ocupa-
ciones más recientes del yacimiento de Tell Halula, correspondientes a las ocupacio-
nes de época Pre-halaf y Halaf7. La superficie total de trabajo esta formada por 260
m2 con un conjunto de cuadros (43/1, 43/2, 43/3; 44/1, 44/2, 44/3, 44/4, S45, 47/1, 47/2 y
43/4). Se han documentado un total de 6 niveles de ocupación caracterizados por res-
tos de hábitat y arquitectónicos bien definidos. Hay que destacar que en los niveles
superiores de esta parte del yacimiento, la conservación del registro es igualmente
defectuosa debido a los trabajos agrícolas que se han mantenido hasta el desarrollo
de los trabajos arqueológicos. Los niveles documentados son:

El nivel 43-I ha sido localizado, principalmente, en los cuadros 45 y 47. Se trata


de una fase de ocupación representada, básicamente, por áreas exteriores con es-
tructuras excavadas en el suelo, en forma de pequeños hogares o fosas de forma
irregular y a menudo de difícil de delimitación, siendo algunas de ellas de grandes
dimensiones. Las fosas mayoritariamente de forma circular, aunque irregular, y con

7 Excavado entre el 2002 y 2004 este interesante conjunto, ha sido parcialmente publicado en Molist et
alii 2007. La dirección de los trabajos de campo de este sector correspondió a W. Cruells, A. Gomez,
E. Guerrero y C. Tornero.

59
un diámetro máximo de entre 1,10m. las más pequeñas y 1,70 m. las más grandes.
En relación con las estructuras documentadas en los cuadros 47/1 y 47/2 pertene-
cientes a este primer nivel arquitectónico, se trata de pequeños hogares de unos
0,50 m. de diámetro, y de fosas de forma ovalada. Todas estas estructuras, están
asociadas y forman parte de una área exterior y se relacionarían también con los
suelos de cal mal conservados y enlucidos, que se documentan en el cuadro 44/1.
El análisis preliminar del material arqueológico recuperado del interior de estas
estructuras permite, atribuir este nivel a la fase Halaf Medio.

Fig. 9. Tell Halula. Planta del nivel 43-II.

60 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Foto 17. Detalle de los vasos asociados a las sepulturas (nivel S43/II).

El siguiente nivel diferenciado (Nivel 43-II) constituye una zona de hábitat en la


cual se han podido recuperar de manera clara tres unidades de habitación cons-
truidas: una de ellas, de planta completa, mientras que las otras dos tienen una
conservación parcial. Asociadas a estas estructuras se han documentado algunos
suelos exteriores con algunas fosas excavadas en él de unos 0,90 m de diámetro.
En el ángulo sureste del cuadro 44-1, se han excavado los restos muy parciales de la
otra estructura de habitación de forma rectangular con una gran área de actividad
exterior con agujeros de poste, fosas de deshechos y estructuras de combustión del
tipo enterrado (fosse-foyer). Las evidencias de cultura material permiten situar este
nivel en la fase conocida como Halaf Antiguo

El siguiente nivel arquitectónico (Nivel 43-III), está documentado esencialmente


en el cuadro 43/1 con una gran área exterior, mal conservada, donde se han docu-
mentado algunas fosas excavadas. En la parte del cuadro 43/4 se ha documentado
una estructura o edificio circular (tholoi) que constituye la fase constructiva más
reciente de la construcción del nivel 43-IV. La remodelación se caracterizaría por
una nueva construcción del muro del perímetro externo, desplazando la construc-
ción unos 0,20 m. hacia el norte todo el edificio. Destacaría, además, el hallazgo

61
de una sepultura individual de un individuo adulto pero en posición secundaria. El
material recuperado en este nivel sobretodo el cerámico (conjunto de cerámica de
tipo Pre-Halaf con algunos fragmentos de cerámica de tipo Samarra) sería indicati-
vo de una fase de transición Proto-Halaf.

Fig. 8. Tell Halula. Planta del nivel 43-IV.

El siguiente nivel, (Nivel 43-IV) ha sido reconocido en el conjunto de la superficie


excavada, con la presencia de construcciones en la parte norte (cuadros del sector 43
(43/1, 43/2, 43/3 y 43/4). Los restos arquitectónicos característicos de esta fase son dos
construcciones circulares o tholoi, y un gran muro de trazado rectilíneo, orientado

62 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
noreste-suroeste, que se relaciona con uno de ellos. Se han podido apreciar diferen-
tes suelos exteriores asociados a esta construcción, asociados con algunas estructu-
ras excavadas, con evidencias de combustión o destinadas a la sustentación, es decir
gran cantidad de dispositivos domésticos, como fosas, hogares, agujeros de postes y
estructuras de combustión (tipo hornos) construidas. En este nivel arquitectónico,
se ha recuperado gran cantidad de material arqueológico asociado y, a partir del aná-
lisis de la cerámica recuperada, podemos adscribirlo al periodo Pre-Halaf reciente.

Foto 16. Vista general del Tholoi del nivel S43/IV.

Los dos niveles siguientes (Nivel 43-V y VI) aparecen superpuestos y han sido do-
cumentados exclusivamente en la parte sur del sector, cuadros 44/1, 44/2, 44/4, 47/1
y 47/2, en una posición estratigráfica claramente diferenciada del nivel anterior.

El nivel arquitectónico V, ha sido localizado exclusivamente en el cuadro 44/4, con


una unidad de habitación, con algunas estructuras domesticas: dos fosas de forma
circular, excavadas en el suelo y un agujero de poste. Los suelos exteriores asociados
presenta igualmente una gran estructura de combustión construida, en forma de he-
rradura, en parte arrasada con el suelo enlucido, habiendo podido observar como las
paredes verticales construidas en adobe habrían tenido más de una reparación.

63
El nivel arquitectónico VI, se localiza en los cuadros 44/1, 44/2, 47/1 y 47/2. Esta
formado por los restos de una casa de tipo rectangular, de tipo pluricelular, cuyas
habitaciones, parece haber sufrido también un incendio. En la mitad este de los
mismos cuadros 47/1 y 47/2, es donde se localizan los restos de una segunda unidad
de habitación, de planta rectangular. Ambas unidades de habitación, se separan
entre sí por un pequeño espacio de circulación, de unos 1,40m. de anchura, donde
se han documentado una serie de estructuras complementarias.

Secuencia estratigráfica : elementos para la evolución las


ocupaciones entre el VIII y el VI milenio.

El análisis detallado de la estratigrafía de los diferentes sectores y sectores cuadros


excavados nos a permitido una aproximación a la secuencia de las diferentes ocupa-
ciones y sus principales características, tanto de composición sedimentológica, de ca-
racterización de uso antrópico y a nivel de ocupación del espacio. Si bien es verdad
que esta primera visión global, en clave esencialmente descriptiva, ha de considerarse
básica y que los estudios posteriores van a permitir una mayor concreción, así como la
probable continuidad de los trabajos de excavación en algunos sectores permitirán un
mayor afinamiento, los datos extraídos son ya de por si significativos e importantes.

La tarea mas importante para el estudio de las características de las ocupaciones


es la correlación entre los diferentes niveles reconocidos en los diferentes sectores.
Esta labor se ha realizado (ver tabla 1) a partir del cruce de las variables siguientes:
a) posición estratigráfica y características de la sedimentación y de las construc-
ciones recuperadas; estudio de los materiales arqueológicos recuperados en cada
unidad estratigráfica y su posicionamiento cronológico-tipológico, y finalmente las
dataciones absolutas obtenidas (ver capitulo adjunto).

Este análisis permite definir una secuencia completa, agrupada en una sucesión
continua de Fases de Ocupación, con una duración cercana a los 2500 años y que
es indicadora de una ocupación continuada en el asentamiento desde el 7700 cal
BC hasta los 5500-5300 cal BC. En terminología tradicional de las fases subdividi-
das este amplio marco temporal, el yacimiento comprendería una ocupación conti-
nuada desde el Middle Pre-Pottery Neolthic B hasta el Late Halaf.

64 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
SEGUNDA PARTE: EL ANALISIS DE LA ARQUITECTURA Y URILIZACIÓN DEL
ESPACIO

En esta segunda parte el énfasis del análisis se realizará en la descripción y análisis


de los vestigios arquitectónicos, intentando una aproximación global que de mane-
ra sintética exponga desde los materiales utilizados, las técnicas, las morfologías,…
de las diferentes construcciones excavadas y que de manera general permitirán
acercarse a la caracterización y uso del espacio durante más de 2500 anos en un
poblado neolítico del Valle del Éufrates.

El poblado en las fases de ocupación antiguas FO 1-13.


(PPNB Medio – reciente)8.

Para las fases de ocupación mas arcaicas del asentamiento, F.O. 1-7, no se dispone,
en la actualidad, de ninguna construcción conservada y excavada de manera com-
pleta dificultando por tanto el intento de caracterizar el hábitat domestico. No
obstante la excavación ha proporcionado un conjunto de restos de construccio-
nes, los cuales han podido ser excavados parcialmente dada su ubicación cercana a
los cortes. Estas partes de habitación presentan unas características tecnológicas y
morfológicas muy similares a las localizadas entre las fases F.O. 8 a 14, lo que per-
mite plantear como hipótesis que desde el inicio del poblado las características son
relativamente homogéneas.

La excavación en extensión de la parte sur del yacimiento (S2/4) entre las fases F.O.
8 a 14, permiten inferir una organización del espacio construido ordenada y de tipo
aglutinante. Las unidades de habitación se presentan de manera yuxtapuesta según
un eje dominante, sur – norte, con pequeños espacios de circulación (de 0’40 cm a
1’5 m) entre ellas. Los espacios exteriores en la parte anterior de las casas son más
amplio y se convierten en zonas abiertas donde se ubican algunas estructuras do-
mesticas complementarias (silos, hogares,…) así como una concentración de mate-
riales y evidencias arqueológicas que indicaría su uso como espacio para la realiza-
ción de buena parte de las actividades domésticas de producción. Las dimensiones
de este espacio anterior llegan hasta los 4-5 m. Por delante de ellos, en algunos
cuadros (4D,4H,4J,..) se han documentado restos de nuevos muros que indicarían
la existencia de una nueva hilada de construcciones, configurando una ordenación
del poblado, al menos en esta parte como una doble, puede que triple, hiladas de
casas separadas por estos amplios espacios.

8 Incluimos en esta parte las FO mas arcaicas has tale nivel XIII dada la gran homogeneidad que se
constata tanto en el uso del espacio como en las formas de hábitat documentadas. Hay que señalar que
las FO mas frecuentes de las mismas, presentarían unas dataciones que se ubicarían en el Late PPNB.

65
Fig. 10. Tell Halula. Plantas de las casas domesticas del horizonte PPNB medio.

66 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
La excavación en extensión en la parte oeste del sector 2/4 (F:O: 12 y 13) ha permitido
documentar que si bien la distribución de las casas según un eje norte-sur es válido
para un elevado número de (5 casas) alineadas, en la parte mas hacia el oeste de la zona
excavada, se han localizado dos/tres construcciones con una orientación este/oeste
excavado, estando además el acceso y la puerta de cada casa una enfrente de la otra,
separadas por un pequeño espacio de circulación de apenas un metro de anchura.
La superficie excavada no nos ha permitido afirmar si estamos en una disposición
particular del poblado o esta disposición tiene un carácter mas general.

En el ámbito de la arquitectura doméstica las unidades de habitación documenta-


das muestran la gran habilidad e inversión de trabajo realizada.

Los materiales de construcción son el adobe, las piedras, la cal y originalmente la


madera, aunque en este último caso su conservación es muy reducida. Las piedras
tienen un uso reducido y limitado a las hiladas inferiores o para los cimientos de
las casas. El material base para la construcción es la tierra principalmente en forma
de adobe, aunque también se han documentado algún tapial. Los adobes son ya
de dimensiones y morfología uniformes (45X35 X 10 cm.), probablemente realiza-
dos con molde, técnica que constituye una novedad de este horizonte histórico y
tell Halula unos de los primeros asentamientos en documentarse (Stordeur, 2010,
Aurenche 1981). La maestría de los constructores se constata en la construcción
de muros, de los ángulos rectos de las construcciones, o mejor aun los dinteles de
puertas, pasajes y demás oberturas. Los muros se construyen en ensamblaje direc-
to es decir la anchura del muro corresponde con la de la hilada de adobe mas el
enlucido. Se utilizan medios o cuartos de adobe para obtener una alternancia de
los adobes en las diferentes hiladas contribuyendo a la robustez de los muros.

La cimentación de la construcción tiende sobre todo a adaptarse al zócalo pre-


existente (antigua casa arrasada o aplanada) y por ello en general se documenta
una yuxtaposición vertical directa de construcciones, intentado, en general, que
los nuevos muros se ubiquen encima de los de la casa precedente. Ocasionalmen-
te se puede documentar una o dos hiladas de grandes piedras, sin tallar, forman-
do un zócalo que al mismo tiempo que constituye el zócalo, anivela la base de la
construcción. Las construcciones no tienen, por tanto, una cimentación espacial
de tipo semiexcavada o de otro tipo (dobles hiladas,…). La utilización de la tie-
rra para el revestimiento de muros es alta, así como su utilización para cubrir el
suelo, en forma de tierra batida en algunas de las habitaciones. El elemento más
significativo de las construcciones es el enlucido o revestimiento de cal que cubre
la habitación principal. Esta se aplica con una capa de grosor variable pero que
puede ser gruesa (1,5-2 cm.) después de aportar dos pequeñas capas de preparación
(arcilla y pequeños guijarros o cal triturada). La cara superior está completamente

67
alisada y puede conservar restos de pintura que indica su aplicación, para dibujar
motivos geométricos o naturalistas. En los muros también se documenta un enlu-
cido de cal, esta vez aplicado directamente sin ningún tipo de preparación, sobre
el enlucido de tierra que cubre los adobes y de pequeño grosor. Este enlucido de
cal también está aplicado a algunas estructuras como hogares, silos,… En la parte
sur de la habitación principal, el suelo de cal es subtituido por uno de tierra batida
que cubre, aproximadamente, la cuarta parte de la superficie total de la habitación,
siempre en la zona de la entrada.

Este cambio de materiales en el enlucido del suelo se interpreta en relación a la ubi-


cación, en esta parte de habitación, de las estructuras funerarias localizadas en cada
casa. Se trata de sepulturas individuales, generalmente primarias, donde el individuo
está colocado en una fosa excavada en el suelo, perforando la preparación y el zócalo
o (y subsuelo) de la misma. Su número es muy variable, pero el análisis detallado a
nivel espacial ha proporcionado resultados interesantes que permiten proponer unas
pautas en la distribución de las sepulturas en función de edades y sexo (Guerrero et
alii, 2008; Guerrero et alii, 2009; ver también Molist et alii, en este volumen).

La excavación de más de treinta casas ha permitido observar la gran estandariza-


ción de las construcciones domesticas en tell Halula, durante las fases F.O.8-F.O.14,
Se trata de casas de planta rectangular, de tipo pluricelular con tres, cuatro o cinco
habitaciones, distribuidas según una planta ordenada que se va repitiendo en las
diferentes unidades. El elemento central de las casas es una habitación de grandes
dimensiones (entre 18-25 m2), situada en la parte sur, de acabado cuidado como nos
muestran los suelos y los muros revestidos y enlucidos de cal. En ella se instalan los
dispositivos domésticos destinados a la cocción: hogar construido y horno cerra-
do, en ambos casos enlucidos también de cal así como otros elementos domésticos
complementarios como hornacinas en los muros y banquetas adosadas.

En el muro norte de la habitación se abren dos puertas o accesos que permiten el


acceso a las habitaciones de esa parte. Estas tienen unas dimensiones menores, con
una morfología y calidad constructiva mas variada, como muestra por ejemplo que
las paredes pueden o no tener un enlucido de cal y los suelos son en su mayoría de
tierra batida. En su interior se documentan elementos domésticos de carácter muy
variable, destacando los silos construidos, las estructuras en forma de “grill plan”
ocasionalmente algún hogar, es decir, un conjunto de estructuras que junto con
la distribución espacial de los restos materiales y/o utensilios (molinos, hoces,….)
hallados indican una funcionalidad complementaria, como el almacenamiento, el
proceso de transformación de alimentos vegetales ( secado y molienda de cerea-
les), aunque también la fabricación y mantenimiento de útiles, etc…. Finalmente
en un número muy reducido de casas se ha podido constatar unos nuevos pasajes o

68 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
puertas en el muro norte estas habitaciones, hecho que permite emitir la hipótesis
de unas nuevas habitaciones, que en ningún caso se han podido excavar al situarse
más allá del corte norte de la excavación.

La buena conservación del material orgánico carbonizado ha permitido descubrir


esteras, de forma semicircular o rectangular, ubicadas tanto en los espacios abier-
tos exteriores como en los interiores de habitaciones cerradas.

El acceso principal a la casa se realiza por una puerta situada en el muro sur de la
habitación. Se trata como en todos los casos de un pasaje en forma de “hublot” es
decir con dimensiones reducidas.

En varias de las casas de las fases FO 11 y 10, se han localizado un sistema de eva-
cuación del agua desde el interior de las casas hacia el exterior, facilitando, una vez
en el exterior, su circulación hacia un lugar alejado de la casa. El mejor conservado
es el conjunto de la casa HD, donde un agujero circular en el muro del ángulo nor-
deste de la habitación principal, cerca del enlucido de cal, da paso a un conducto
que atravesando el muro llega a la espacio exterior o callejuela, desembocando en
una estructura o fosa construida en este espacio exterior. Está fosa o pequeña ca-
nalización está formada por losas verticales que delimitan una pequeña depresión
con sección en v, mientras que en la base se hallan restos orgánicos que indicarían
la existencia de algún tipo de protección de la base (madera). Este pequeño canal,
seguido en 1,5 m de largo presenta una dirección norte, adentrándose en el corte.
Este tipo de estructuras vinculadas con la evacuación de aguas está muy poco do-
cumentado en los poblados neolíticos del Próximo Oriente y estos hallazgos son
realmente excepcionales.

En una buena parte de las casas de los niveles mejor conservados (FO 8-12) se ha
podido documentar una habitación emplazada en la parte meridional, por delan-
te del acceso principal a la casa. Se trata de una pequeña habitación adosada al
muro sur de la habitación principal, y que se ha interpretado como un porche, o
espacio semicubierto que facilita y protege el acceso a la construcción, definiendo
al mismo tiempo un espacio para el trabajo doméstico. En esta construcción se
han documentado una gran variabilidad de estructuras domesticas como hogares
o hornos excavados (“fosses-foyers”), dispositivos del tipo ‘grill plan’, silos de planta
circular,… es decir un conjunto de estructuras que confirman el uso esencialmen-
te domestico de esta parte de la casa. Los suelos son en tierra batida. El carácter
“complementario” de estas habitaciones se basa en que su construcción no se in-
serta en la del resto de la casa, por ejemplo, los muros no están entrelazados a los
de la casa. Por otra parte las paredes presentan una anchura menor y construcción
poco cuidada y en el muro de la parte sur puede estar más o menos cerrado, según

69
los casos, dándose el caso que en algunas construcciones el muro de esta parte es
inexistente, formándose una forma, próxima a la definida como “maison a antes”
en algunos yacimientos como Jerf el Ahmar o Djade el Mughara pertenecientes al
periodo anterior (Coqueugniot, 2000; Stordeur, 2000; Sordeur et alii, 2002).

Como se ha indicado entre los edificios o partes de edificios identificados siempre


se documentan espacios exteriores donde forman una superposición de estratos,
a menudo compactos, de composición más o menos orgánica donde se acumulan
gran cantidad de desperdicios domésticos y restos de actividades técnicas (concen-
traciones óseas , áreas de talla,…) y de testimonios de combustión. Entre estas áreas
exteriores distinguiríamos entre las que pueden considerarse principalmente como
áreas exclusivamente de desechos, como por ejemplo, las que se encuentran en pa-
ralelo a las casas de las fases antiguas; de las zonas ubicadas en la parte delantera de
las casas donde se observa una función más diversificada pues, además de pequeñas
áreas de desechos, se documentan también áreas de trabajo doméstico o de actividad
productora (descuartizamiento de animales, zonas de talla, etc…) y donde se hallan
estructuras construidas, bien de conservación (silos), bien de combustión (hogares
en cubeta, hogares en fosa, etc.) o, incluso, plataformas de secado (estructura de tipo
“grill plan”) que indican la gran actividad de estas áreas. En términos generales hay
pocas variaciones funcionales de estos espacios externos en las diferentes fases del
poblado observándose más cambios en relación a sus dimensiones y distribución que
por el propio contenido de los depósitos arqueológicos, que siempre denotan su uso
como lugar prioritario de las actividades domésticas.

En los últimos años se han producido una serie de descubrimientos de elementos


de carácter simbólico en algunas de estas construcciones domésticas. Se trata, por
un lado, de uno de los rituales comunes de los hábitats del neolítico oriental como
es el depósito de bucráneos de uro (Bos Primigenius) en los cimientos de algunas de
las casas. Por otro lado, como se ha señalado el uso regular y en todas las fases de
vida del poblado del subsuelo de las construcciones como lugar para las prácticas
sepulcrales de la población. Finalmente se ha dado el hallazgo significativo de la
presencia de decoración pintadas en algunas de las construcciones, tanto a de sue-
los de habitación principal que pueden estar decorados con pinturas figurativas o
en las paredes con decoraciones de tipo geométrico (ver infra).

Las estructuras domesticas documentadas en el conjunto de estas ocupaciones se


agrupan en varias categorías: estructuras de combustión, dispositivos de almacena-
miento y otros elementos domésticos construidos.

De la primera categoría se distinguen tres tipos de dispositivos de combustión:


Los hornos construidos, los hogares también construidos y finalmente los elemen-

70 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
tos excavados (hogares en cubeta, hornos enterrados,…). Los dos primeros se si-
túan exclusivamente en la habitación principal de las casas, emplazándose el horno
contra el muro norte de la misma en su parte central y en medio de las dos puertas
o accesos. El hogar construido se sitúa sobre el suelo de cal, en la parte medial de
la habitación. Los dispositivos excavados tienen una ubicación mas variable, en el
exterior de las casas, en el porche de las mismas y mas excepcionalmente en las
pequeñas habitaciones de la parte norte de las casas.

El horno es de planta rectangular, construido en adobe (situando los elementos de


forma lateral) o de tapial, con la cara interna revestida de un enlucido de cal. La su-
perficie de cocción también está enlucida y construida sobre un zócalo de piedras
que realza esta parte en relación a la superficie del suelo. Los fragmentos de bóveda
o cubierta recuperados en el relleno han permitido determinar que esta era plana,
construida con una estructura vegetal central y tierra de construcción cubriendo el
conjunto. Su gran utilización queda reflejada en las evidencias arqueológicas (rube-
facción de paredes, roturas, oxidaciones,..) y principalmente por la reconstrucción
o reparación usual del horno. Es normal que cada estructura de este tipo presente
dos o tres refecciones sean parciales, normalmente la superficie de combustión re-
hecha; parcial o total. Normalmente estas reconstrucciones comportan una mayor
altura de la base de la estructura y un aumento del tamaño del propio horno.

El hogar es una estructura más sencilla construida encima del suelo de cal, con un
“bourrelet” también de cal, de poca altura, que delimita la zona de combustión. Puede
ser de planta rectangular o circular. La reiterada utilización del mismo provoca que la
parte interior del mismo presente una depresión rellena de testimonios de combus-
tión, especialmente de cenizas mezcladas con la cal desecha de los suelos. Este tipo de
evidencias mas las características de las rubefacciones en general, su propia ubicación
muy próxima al poste o elemento de sustentación del techo, nos ha permitido emitir
la hipótesis de su funcionamiento sobretodo con brasas, es decir sin combustión viva,
a la manera de los braseros actuales. Este tipo de estructura tiene muchos paralelos, a
menudo menos bien conservados, en yacimientos próximos y de los mismos horizon-
tes cronológicos como Abu Hureyra 2B, Bouqras (Moore et alii, 2000; Akkermans et
alii, 1978). Destacaríamos la asociación de estructuras de combustión: horno – bra-
sero ubicados en la habitación principal revestidos probablemente de una función
estrictamente culinaria, pero probablemente también de tipo social. Esta misma aso-
ciación está muy bien documentada en el asentamiento, ligeramente mas moderno,
de Kowm2-Caracol en la zona de Siria central (Stordeur et al., 2000).

En los dispositivos de combustión excavados se documenta una gran variedad


morfológica conservando las principales características comunes: utilización como
área de combustión de una depresión fruto de una excavación y la utilización muy

71
abundante de guijarros o fragmentos de piedra como elementos del proceso de
combustión. Se diferencia entre hogares en cubeta o hornos enterrados a partir de
la morfología y sobretodo de las dimensiones, proponiendo para cada unos de ellos
un funcionamiento diferenciado: cocción abierta o cerrada respectivamente. Este
tipo de estructuras se hallan sobretodo en la áreas exteriores, sobre todo en los
amplios espacios de la parte dsur de las casas, aunque ocasionalmente pueden do-
cumentarse en el inetriro de las construcciones sobretodo en las habitaciones de la
parte norte y en el porche. Este tipo de estructuras tienen numerosos paralelos en
el neolítico del P.O. y más específicamente en la zona del medio Éufrates, constitu-
yendo una categoría especifica del mismo (Molist 1986; Molist 1989).

Otra de las categorías bien documentadas son los silos. Documentados principal-
mente por su parte inferior, excepcionalmente se ha hallado algún ejemplar casi com-
pleto. En general se trata de estructuras construidas encima de los suelos y por tanto
aéreas, con acceso en la parte superior. Están construidos con tierra de construcción,
de planta circular o rectangular con unas dimensiones medias, regulares que facilitan
una manipulación directa de los productos destinados al almacenamiento. Están ubi-
cados principalmente en el interior de las casas adosados a los muros, a menudo en
las habitaciones de la parte norte o en el porche de la parte sur, pero también se han
documentado en el exterior, normalmente próximos a las casas.

Otra de las categorías particulares y muy bien documentadas son las estructuras en
“grill Plan”. Han sido localizadas de manera abundante en la mayor parte de las fases
de ocupación incluso en las mas arcaicas ( FO 5 - 7). Se trata de estructuras cons-
truidas de planta cuadrada (1,50 X 1,20 m.), con un pequeño muro que delimita un
espacio interior donde se sitúan 3 o 4 pequeños muros paralelos, separados por es-
pacios vacíos de pequeña anchura, por uno de los lados, la estructura estaría abierta.
El conjunto está construido con adobes, en una o doble hilada, con un enlucido de
arcilla cubriendo el conjunto de la estructura. Tendría muy poca altura. En uno de los
ejemplares, se han distinguido tres agujeros de poste situados en los ángulos superio-
res de la estructura que indicaría una estructura superior en materias vegetales. El
hallazgo en otro ejemplar de improntas de cañizo en la parte superior, por encima de
la estructura de adobe, confirmaría la presencia de una plataforma construida con ele-
mentos vegetales y tierra de construcción. La función precisa de estas estructuras nos
es desconocida aunque de manera casi segura, hay que pensar en un uso doméstico.
Su morfología, recuerda, a pequeña escala, la planta de las construcciones domésticas:
“grill plan building” del neolítico pre-cerámico anatólico, o las estructuras localizadas
en Djadé el Mughara (Coqueugniot, 2000). Pero el menor tamaño de los ejemplares y
la morfología específica de los ejemplares de tell Halula las aproxima a las instalacio-
nes construidas en el neolítico cerámico del Zagros, interpretadas como plataformas
de secado para cereales. Retenemos esta función como hipótesis funcional.

72 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
El poblado en las fases de ocupación preceramicas recientes,
F.O: 14-20 (PPNB reciente).

El conocimiento de las características del hábitat de estas fases es muy significati-


vo pues incide tanto en los aspectos de arquitectura domestica como en el ámbito
de las construcciones de uso colectivo.

Para la caracterización de la estructura del poblado se dispone de menor infor-


mación que en los niveles más antiguos. A pesar de ello, las características de los
elementos recuperados indican una variación importante en la distribución del po-
blado, al menos en la parte sureste del tell. Esta variación se situaría en dos nive-
les, por una parte la existencia de trabajos colectivos de estructuración del espacio
construido en particular, el muro de aterrazamiento. Por otra parte, el sistema de
construcción de las unidades domesticas, pues si bien continúan con la tradición
arquitectónica del horizonte anterior, pierden algunas de las características rele-
vantes de esa etapa: la inversión y la calidad del trabajo arquitectónico así como la
alta estandarización de las mismas.

Destacaríamos en primer lugar el conjunto de elementos arquitectónicos que nos


indican la capacidad de estas poblaciones para la construcción de “equipamientos”
colectivos, al mismo tiempo que nos indican una cierta previsión / predetermina-
ción en el modelo de ocupación del espacio en el interior del poblado.

La excavación en extensión del Sector 1 (185m2) ha permitido observar el documento


más espectacular de este tipo de estructuras. Se trata de un muro en piedra seca (S1-
E101), de dirección norte-sur, excavado en una longitud de 25 m. y donde la altura
conservada es variable, con una media de 3,20-3,80m. Su constitución es particular
presentando una inclinación pronunciada desde la base hacia la parte superior es de-
cir presentado un cierto desplome que potencia la interpretación de su uso como es-
tructura de aterrazamiento. La parte descubierta nos permite apreciar su construc-
ción con piedra local, con bloques de forma irregular, de tamaño grande en la parte
inferior del mismo, de tamaño medio en la parte superior, unidos sin ningún tipo de
argamasa o aglutinante. La excavación y los análisis mas generales (prospección geo-
eléctrica, sondeos,…) indicarían su localización en la globalidad de la parte oeste del
asentamiento con una forma elíptica que puede superar los 200 m. lineales.

Para comprender mejor esta estructura monumental se realizó, durante los años
1996-1998, una doble actuación. Por una parte la ampliación de la excavación en
la parte norte del muro S1-E101, y por otra parte una serie de sondeos en la par-
te suroeste de tell. La excavación en la parte norte (Sector 1int, de unos 100 m2
aproximadamente) permitió observar como se ha dicho un nivel S1int III, con-

73
temporáneo de la fundación del muro y que contenía un gran parte de una casa, de
planta rectangular, de tipo pluricelular, de la cual subsiste solamente el zócalo de
piedras. La parte excavada de esta construcción, que llega a los 48 m2, ofrece una
disposición ordenada, en paralelo al gran mur. Según la técnica de construcción se
pueden distinguir dos partes, la de lado este, mejor construida y formada por cua-
tro habitaciones de dimensiones reducidas (anchuras de 0,6-1,2 m) y la de la parte
oeste, de construcción mas simple y planta menos regular con tres habitaciones,
de las cuales una tiene un hogar en cubeta en la parte central. Todos los elementos
materiales asociados a este hábitat indican una funcionalidad domestica.

Por otra parte la realización de un sondeo y las observaciones que se desprenden de


la excavación de la parte oeste del sector 30 han permitido constatar en este sector
la existencia de la parte inferior de un gran muro en piedra seca, de características
constructivas idénticas a las del muro S1-E101. El análisis constructivo y la realización
de un pequeño sondeo permiten proponer que sea el mismo muro E101, después de
realizar un giro hacia el este y presentar un tramo con una dirección este-oeste, pero
con un altura y una conservación mas defectuosa dado que seria la parte que ha su-
frido una mayor desgaste erosivo. Además, la excavación ha permitido observar, la
zona del extremo oeste del sector 30, que este muro es objeto de dos remodelaciones,
desplazando hacia el norte el trazado constructivo del mismo. La datación de las mis-
mas se sitúa una en época prehalaf y la ultima en un momento Halaf. Así con la docu-
mentación actual, el muro E101 está localizado tanto en la parte oeste del tell con una
orientación norte – sur (sector 1) como su prolongación por la parte sur, esta vez con
una orientación este-oeste (sector 30). El espacio sobre elevado, por esta construc-
ción está localizado hacia el oeste (sector 1) y hacia el sur (sector 30), dejando una gran
área deprimida en la parte central del tell durante este horizonte cronológico.

La presencia de esta arquitectura colectiva en Tell Halula es muy significativa y


novedosa en el marco de los primeros poblados agrícolas. En relación al gran muro
nuestra hipótesis actual, sobre todo a partir de la morfología de la misma, es de
una función de aterrazamiento para constituir una plataforma elevada, en la cual
se ubicarían construcciones de uso, probablemente, domestico. A nivel cronológi-
co, las dataciones absolutas indican que la fase inicial de esta construcción se data
en torno al 7000 cal BC, y una continuación de su uso en las épocas posteriores,
hasta la época del Halaf medio, con una función similar tal como se desprende de
los documentos estructurales y de cronología relativa hallados. Hay que distinguir
entre la parte norte-sur del sector 1, donde no se observan remodelaciones, de los
tramos descubiertos en la parte del sector 30, que si se aprecian. Esta construcción
es excepcional, y se une a los raros documentos donde se han documentado dis-
positivos de aterrazamiento. La “muralla de Jerico” datable del horizonte PPNA y
reconstruida en el PPNB, ha sido objeto en los últimos años de interpretaciones

74 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
que irían en el mismo sentido (Kenyon, 1981, Aurenche 1981, Bar Yosef 1986). En
Beidha, Fase VI, se ha constato la presencia de un muro que rodea el yacimiento,
con una dimensiones muy modestas (1 m. de altura conservada) y que poseía todos
los atributos morfológicos para proponer una función de aterrazamiento (Kirkbri-
de 1968, Aurenche 1981). Contemporáneo seria también el muro descubierto en el
nivel 15-16 de Tell Maghzalia, que parece realizar igualmente esta función (Bader
1989). Con una cronología posterior y una función clara de muro de cierre destaca
el caso del poblado de Khirokitia en Chypre (Le Brun 1994). Volviendo al caso de
Halula y teniendo en cuenta las evidencias de las ocupaciones sucesivas desde el
PPNB reciente, la construcción de esta gran obra arquitectónica colectiva, man-
tenida va lo largo de milenios se construye una gran obra arquitectónica colectiva
destinada al acondicionamiento del espacio colectivo de una gran poblado.

Las unidades domesticas de estos horizontes están representados esencialmente


por varias construcciones domesticas, localizadas en el sector 2B-2C junto con la
descrita del Sector1 y ubicada encima del muro de aterrazamineto. En la parte su-
perior del sector 2/4, se ha podido excavar varias construcciones domesticas, la más
completa de las cuales fue localizada en el nivel 2/4 XVI. Se trata de una construc-
ción de planta rectangular, con una gran habitación central en forma de L, completa-
da por una pequeña habitación de pequeñas dimensiones y planta asimismo rectan-
gular. Los muros son en adobe y suelos interiores, de buena calidad, en tierra batida.
En la habitación principal se localizaron además de un hogar, cuatro sepulturas exca-
vadas, pertenecientes a individuos infantiles. Los datos son muy parciales y por tanto
el conocimiento del hábitat es este horizonte es muy limitado.

Los niveles de ocupación de la primera mitad del VII milenio


cal BC (F.O. 20-34)

El conjunto de elementos arquitectónicos pertenecientes a este horizonte histó-


rico, denominado Pre-Halaf o “Late Neolithic”, proviene de diferentes sectores del
tell (SS7, S1, S30, S14, S43) en los cuales las excavaciones han descubierto niveles de
este horizonte histórico. La documentación proviene por tanto de la parte central
y sur del asentamiento y en general, estos niveles se hallan cerca de la superficie
actual del tell y por ello los restos arquitectónicos recuperados muestran una con-
servación defectuosa, en todo caso peor conservada que en las etapas anteriores.

El emplazamiento de las unidades constructivas, los espacios abiertos, en fin la


distribución del tejido del poblado cambia significativamente en este momento
histórico. En líneas generales se observa un grado de aglomeración mucho menor
de las unidades de habitación, con una distribución del habitat muy irregular y la
documentación de grandes espacios libres y/o abiertos entre las diferentes casas

75
Esta evidencia es muy explícita en los documentos del sector S14 o S30, donde las
unidades de habitación pueden estar separadas por espacios de hasta 6 m. de dis-
tancia. Estos espacios abiertos son los que también nos muestran una gran riqueza
de actividades domésticas, al documentarse hogares y hornos enterrados, grandes
áreas de acumulación de testimonios de combustión, suelos preparados,…

El análisis de las construcciones comunitarias documentadas, muestra, por una


parte, la continuidad de uso de la estructura de aterrazamiento (Muro Est.101) en
el sector suroeste. Por otra parte se documenta otra novedad importante con el ha-
llazgo de un muro o muralla con una altura media conservada de 1,20 m., también
construida en piedra, pero esta vez con una función claramente de muro de cierre
o de delimitación de la instalación por la parte sudeste del poblado (SS7). Hay que
recordar que no hay unidades domesticas asociadas a este muro sino grandes espa-
cios exteriores, con una construcción cuidada de los suelos y que se interpretaron
como amplios espacios de actividad domestica pero de ámbito colectivo. En este
mismo sector del yacimiento se ha descubierto una fosa excavada con paredes y
fondos arreglados a lo largo de los más de 20 m. ya documentados y que indican
su probable funcionalidad como una estructura de canalización de aguas. Hay que
destacar que este último testimonio es singularmente importante dado que pre-
cede en más de un milenio, según la documentación actual, a las más antiguas evi-
dencias de sistemas de irrigación y constituye una nueva evidencia de la capacidad
arcaica para la “manipulación” de agua (Molist, 1996; Molist & Faura, 1999).

A nivel de la arquitectura domestica y la caracterización de las unidades de habi-


tación, la documentación proviene de diferentes sectores, cuya relación estratigrá-
fica y cronológica se ha realizado anteriormente. En general se trata de un hábi-
tat doméstico con una gran riqueza estructural, dada la presencia de dos tipos de
construcciones: la casa de planta rectangular, de tipo pluricelular, continuando la
tradición anterior y, por otro lado, la aparición de un nuevo tipo de construcción:
la casa de planta circular o “tholoi”, como se suelen denominar regionalmente a este
tipo de construcción, la cual se presenta asociada al hábitat de planta rectangular,
con unas características tecnológicas similares (muros de piedra, suelos revestidos
de cal,…) pero con una planta bien diferenciada que ha permitido tradicionalmen-
te la proposición de una cubierta en cúpula o en falsa bóveda.

Las construcciones de planta rectangular mejor conservadas provienen del sector


30, donde se localizan dos conjuntos arquitectónicos. En primer lugar en la parte
occidental, del nivel 30-III, se hallan dos casas de planta rectangular, parcialmen-
te conservados, que están compuestas en los dos casos, por cuatro habitaciones de
dimensiones reducidas (alrededor de 1x 2,40 m de media) con suelos interiores de
tierra batida bien preparada y cuidada. Los muros están realizados en piedra com-

76 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
plementada por tierra de construcción y enlucidos con arcilla en la cara interna y
con cal en la externas. Las estructuras domésticas (hogares) se encuentran en el ex-
terior, donde se ha localizado igualmente una sucesión de suelos. En el nivel 30-IV,
dels mismo sector 30 se excavó otra casa completa que ocupa una superficie global
2
de unos 45 m . Presenta una planta pluricelular, con cinco habitaciones, de distri-
2
bución ordenada y con medidas variables: desde 6,5 a 2.3 m . La construcción tiene
una compleja “vida” con 4 subfases, que provocan la variación tanto en los elemen-
tos constructivos, como la amortización o redistribución de los espacios (tapiado de
pasajes, reconstrucción de habitaciones,...). En la fase más reciente se le adosa por
la parte sur otra construcción, también de planta rectangular y muros de piedra que
2
conforman una superficie de 4 m . Para el conjunto de la construcción, los suelos son
en tierra batida y de defectuosa calidad. También se han localizado dos estructuras
de combustión han sido localizadas, una en el interior y otra en el exterior.

Las evidencias del sector 14, se unirían irian en el mismo sentido con restos de seis
construcciones de planta rectangular, todas ellas excavadas parcialmente en los tres
niveles distinguidos (SS14-I, SS14-II y SS14-III). Se trata de casas de funcionalidad
domestica, con plantas rectangulares, pluricelulares, construidas sobre un zócalo de
piedras y muros de adoben un estado de conservación defectuoso y suelos interiores
en tierra batida. En el nivel intermedio, se localizó también, de manera asociada a
un gran muro de adobe dce dirección norte-sur, una construcción circular, probable-
mente un tholoi, pero que tiene un estado de conservación muy defectuoso.

Las últimas evidencias de arquitectura rectangular proviene del Sector 43, donde
se ha podido recuperar parcialmente dos construcciones de planta rectangular, plu-
ricelular, en las niveles 43-V y 43-VI. Aunque han sido excavadas parcialmente, la
documentación existente muestra que se trata de casas de planta rectangular, con
muros de adobe y un enlucido de arcilla en las dos caras. Se trataría de construc-
ciones domesticas separadas por un pequeño espacio o callejuela. Las habitaciones
muestran unas dimensiones medias con los suelos interiores en tierra batida,

La documentación de los construcciones circulares es como se ha indicado desta-


cada dado que constituye la primera documentación de un nuevo tipo de construc-
ción cuyo uso se prolongará en las etapas posteriores. Las características actuales
indican en todos los casos su uso domestico, de tipo complementario, a nivel fun-
cional, de las casas y/o habitaciones de planta rectangular, lejos por tanto de las
interpretaciones tradicionales que se vinculaban estas arquitecturas a templos o
funciones especializadas (hornos,…).

En este horizonte cronológico, la documentación es abundante. Así en el sector


1, ubicado en los niveles de reocupación de la plataforma construida encima del

77
muro de piedra E101, en el nivel S1i-III, se documentó una estructura de tipo tho-
loi formada por dos habitaciones, las dos de planta circular/ oval (diámetro interno
de 2,20 m y 1,30 respectivamente) comunicadas por un estrecho pasaje. Se han dis-
tinguido dos etapas, la original con una entrada en la parte oeste (anchura de 0,55
m.) con suelo y cara interna enlucida de cal mientras que en la remodelación de
rehacen el suelo y enlucido de paredes y se añade una pequeña banqueta rectangu-
lar adosada al muro sureste. A pesar de las dimensiones reducidas de esta construc-
ción su funcionalidad como lugar de hábitat está bien establecida.

Los dos tholoi del sector 30-III, se presentan casi yuxtapuestos rodeados en su par-
te sur por grandes zonas de suelos exteriores, mientras que por el lado oeste están
casi pegados a dos grandes edificios de planta rectangular antes mencionados. Los
dos construcciones tienen una forma y dimensiones similares con un diámetro de
3,8 m. están construidos con muros de piedra (anchura 40 cm) y con un ligero en-
lucido interior de cal muy mal conservado. Una zona exterior cuidadosamente pre-
parada serviría de acceso a las dos estructuras, la entrada de las cuales se encuentra
en mal estado de conservación.

En el sector 43 las evidencias de las construcciones circulares se hallan en el nivel


S43-III que corresponde a este periodo histórico. Como se recordará las evidencias
arquitectónicas se sitúan en la parte norte de la zona excavada, mientras que el res-
to de la zona está ocupado por amplias áreas exteriores con múltiples evidencias de
estructuras domesticas (fosas, hogares,…). En esta parte se han localizado dos cons-
trucciones circulares de tipo tholoi y un largo muro rectilíneo. El primer tholoi pre-
senta una planta circular (diámetro 6,30 m.) y está abierto por la parte sur, mientras
que el segundo, próximo al anterior, tiene una dimensiones menores (diámetro de
3,20 m.). Las técnicas de construcción son muy similares, con muros realizados con
piedras calcáreas, de tamaño grande en las dos hiladas inferiores mientras que en
las superiores la técnica es mixta, con piedras de tamaño mediano o pequeña con
tierra de construcción. El enlucido tanto interior como exterior es en tierra. Los sue-
los interiores están enlucidos de cal y las refecciones o reparaciones son numerosas.
Las estructuras domesticas (hogares, fosas, agujeros de poste,….) están asociados de
manera variable con cada uno de los suelos distinguidos. Estas construcciones es-
tán asociadas a un muro rectilíneo, de dirección suroeste- nordeste, conservado en
una altura de 0,40 m. y con una anchura de 0,60 m. La técnica de construcción es
muy sencilla, se trata de hiladas de piedras yuxtapuestas sin ningún resto de tierra de
construcción o enlucido.

Los grandes espacios libres y/o abiertos entre las diferentes casas muestran una gran
riqueza de actividades domésticas, al documentarse hogares y hornos enterrados,
grandes áreas de acumulación de testimonios de combustión, suelos preparados,...

78 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
El análisis de las evidencias permite enfatizar que en general los tholoi del hori-
zonte Pre-halaf, como edificios de planta circular, con un sistema de construc-
ción simple y de dimensiones medianas (diámetros entre 2’5 y 6 m.) y técnicas de
construcción similares a los anteriores (zócalos de muros de piedra, suelos enlu-
cidos, etc.). Hasta la actualidad se han documentado los tholoi tanto en las fases
más antiguas como recientes de este horizonte. Finalmente como también se ha
evidenciado su asociación es siempre directa con las construcciones de planta
rectangular.

Los niveles de ocupación del final del VII milenio y primera


mitad del VI cal BC (F.O. 35-39)

Las evidencias disponibles para este horizonte provienen de varios de los sectores
excavados, pero en general son escasas y tienen un bajo nivel de conservación debi-
do a su proximidad a la superficie.

En el sector SS43 se ha podido excavar una casa casi completa que cubre una super-
ficie total de alrededor de unos 64 m2. Se trata de un edificio de planta rectangular,
de tipo pluricelular dividida en, como mínimo, 6 o 7 pequeñas células o habitacio-
nes rectangulares, pero probablemente con un total de nuevo o diez estancias dado
que la parte nordeste está afectada por la erosión y las fosas posteriores.

Estas células son de pequeñas dimensiones (de 2 x 1,8 m) con suelos interiores en
tierra batida pero por encima de una preparación, formada por un zócalo de pie-
dras de pequeño tamaño, que cubre todo el espacio de la habitación. En algunas de
ellas se han localizado pequeñas cubetas de cenizas y en una de ellas dos pequeños
hogares en los ángulos de la habitación, también constituidos por pequeñas cube-
tas de planta semicircular (0,40 m de diámetro).

Los muros, de una anchura de unos 0,60 m., están formados por dos hiladas de
grandes piedras calcáreas (de 0,40 x 0,30 cm.), unidas entre sí por argamasa de ar-
cilla y pequeñas piedras; la altura conservada es de unos 0,45 m., correspondiente
en general a unas dos hiladas de piedras. Hay que interpretar estos restos como los
zócalos de la casa, y debido a que se encuentran muy próximos a la superficie, no se
han conservado los adobes, documentados en el relleno interior de las habitacio-
nes, que formarían la parte superior del muro.

Los suelos interiores de cada uno de los ámbitos son de poca calidad y están, en ge-
neral, mal conservados por su posición muy superficial: Se trata de suelos de tierra
batida con un enlucido muy simple, pero construido sobre un zócalo o “radier” de
piedras (de tamaño medio) en todas las habitaciones, con algunas pequeñas fosas

79
llenas de cenizas asociadas (como por ejemplo, E14, E15 y E16, en el ámbito 1 deli-
mitado por los muros E2 y E12).

Uno de los aspectos más interesantes de esta estructura de habitación es la pre-


sencia de tres sepulturas en una de las células. La primera de las sepulturas que se
documentó corresponde a un enterramiento primario en fosa con una inhumación
individual en su interior (individuo adulto en posición flexionada); la fosa es de for-
ma ovalada y pequeñas dimensiones (0,76 x 0,68 m.), aunque no se ha podido con-
servar en su totalidad pues se encuentra cortada por una intrusión moderna. Esta
sepultura presentaba un pequeño ajuar formado por un rascador sobre una plaque-
ta de sílex tabular. La segunda de las sepulturas documentadas, también se trata de
un enterramiento en fosa, individual y primario, aunque en este caso corresponde
a un individuo infantil con un ajuar formado por dos vasos cerámicos completos
ubicados en un extremo de la fosa: se trata de un cuenco abierto, de base plana y
con las paredes y el perfil rectilíneo sin decoración y de un vaso de perfil bicónico,
base convexa y un pequeño cuello. Este último vaso presentaba decoración pinta-
da monocroma, tanto en el interior como en el exterior, con motivos geométricos.
La tercera y última de las sepulturas documentadas es interesante porque se trata
del enterramiento de un individuo infantil en el interior de un recipiente de cerá-
mica, enterrado cerca de un muro.

En este mismo nivel se ha podido documentar otra construcción contemporánea


de la anterior formada por restos muy parciales que indican una planta rectangular.
Se trata de tres muros de piedra con una altura conservada de dos-tres hiladas y una
anchura media entre 0,50 y 060 m que delimitan una habitación rectangular (1,60
x1,20 m.) pero cuya conservación general es deficiente, dado que por ejemplo no se
han podido distinguir los suelos interiores En la parte sureste también se han podido
documentar restos parciales con características morfológicas y constructivas simila-
res que indicarían otra probable construcción. Entre estas diferentes estructuras se
documentan diferentes suelos exteriores, con gran cantidad de fosas y algunos aguje-
ros de poste que podrían indicar la existencia de instalaciones ligeras.

Discusión: Aproximación a la caracterización del Poblado

Del poblado Neolítico Tell Halula destaca, en primer lugar, su gran tamaño con una
superficie total establecida entorna a las 8,3 hectáreas, definidas a partir de la prospec-
ción sistemática realizada en el área del tell con diferentes metodologías (prospección
geoelectrica, manual, sondeos,…). A pesar de las dificultades en el establecimiento de
la evolución de la superficie a lo largo de las diferentes etapas cronológicas definidas,
los resultados (7,1 ha. PPNB, 6,8 ha. para los horizontes del VII milenio) muestran una

80 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
ligera reducción de la reducción de la superficie del mismo a lo largo de su evolución.
Esta reducción de la superficie podría indicar una reducción del hábitat y por tanto
de la población del mismo. Además este hecho vendría ampliado por la variación de la
estructura del poblado, con una variación en la disposición del hábitat domestico, de
tipo aglutinante en las fases más antiguas a una de disperso en las más recientes.

Las dimensiones documentadas sitúan a tell Halula entre los sitios neolíticos de
mayor superficie para los que han sugerido un papel central regional (económica,
social), que en caso del valle medio del Éufrates, una buena parte de los datos ela-
borados permiten confirmar esta probable función.

Los documentos del poblado del horizonte PPNB medio y reciente muestran una
estructura muy organizada, con una tecnología constructiva muy elaborada, una
fineza y sofisticación en las soluciones domesticas utilizadas.
Destaca asimismo la disposición caracterizada por una ordenación de las diferen-
tes casas en hiladas, alternadas por pequeños espacios abiertos; unas casas de mor-
fología muy homogénea con una tecnología y maestría de construcción elaborada
y que se mantiene en las diferentes unidades de habitación o casas sin que las pe-
queñas variaciones sean significativa. La inversión del trabajo de la comunidad en
las casas es muy importante y las diferencias arquitectónicas entre ellas, aunque
existentes, no parecen muy importantes.

El tipo de hábitat o casa es propio de esta área, se podría aproximar a las construc-
ciones exhumadas en Tell Abu Hureyra 2B o en Gritille, es decir en yacimientos con-
temporáneos de la misma área geográfica y cultural, pero en el caso de Tell Halula,
“el modelo domestico” y su funcionalidad es mucho más clara y mejor documentada.
Algunos elementos permiten observar en esta arquitectura un paso intermedio en
la evolución del hábitat de la zona (Molist & Stordeur, 1999). En efecto algunos ele-
mentos de las casas recuerdan las construcciones más evolucionadas de Jerf el Ahmar
y de Djadé el Mughara (maison a antes) las cuales podrían ser los precedentes del mo-
delo de Halula tan estandarizado. Por otra parte algunas de las construcciones mas
evolucionadas, de tipo pluricelular y de mayores dimensiones, recuerdan, a pesar de
una mayor simplicidad la arquitectura, los edificios más complejos y ligeramente más
recientes de la zona inferior del Valle del Éufrates, como en los documentados en
Bouqras por ejemplo. Esta vinculación entre las dos áreas de este valle, también ha
sido apreciada en otros campos de análisis (Borrell, 2006).

El muro de aterrazamiento y el establecimiento de la disposición del hábitat en las


etapas recientes del PPNB y en el horizonte Pre-Halaf constituyen una aportación
muy importante al mismo tiempo que precisan de mayor trabajo para establece r
claramente sus características y por tanto la caracterización del poblado.

81
Los documentos descubiertos en el horizonte histórico Pre-halaf indican una gran
ocupación del montículo caracterizada por la existencia de trabajo y construccio-
nes colectivas (continuidad del muro de aterrazamiento, muro de cierre por la par-
te este) con un hábitat domestico elaborado y donde las estructuras multicelulares
se disponen de manera dispersa, con amplios espacios entre casas. En cuanto a la
canalización abierta, su importancia histórica es evidente, ya que es una evidencia
muy temprana de estructuras comunitarias relacionadas con la “manipulación del
agua” que retardan casi un milenio que la documentación disponible hasta la fecha
sobre este tipo de estructuras.

En segundo lugar, cabe destacar los cambios observados en relación con el cono-
cimiento del hábitat. Como se ha señalado Existe una variación significativa entre
el hábitat de los dos horizontes históricos del PPNB y Pre-Halaf. Las variaciones
más importantes estarían, a nuestro entender, en la implantación de las casas, en la
menor inversión técnica en las técnicas de construcción, en un uso más abundante
de la piedra como material de construcción y finalmente en la disminución de la
cal como material para los enlucidos. Esta afirmación podría matizarse teniendo
en cuenta que las evidencias provienen de un sector (de hecho una muestra), pero
es interesante observar que esto coincide con lo observado en otros campos técni-
cos (tecnología lítica, la explotación de materias primas) (Ferrer en este volumen;
Borrell, 2007, Molist et ali. 2001; Clop et alii, 2002) o aun mas importantes la am-
pliación de capacidades técnicas con la aparición de la cerámica (Faura, 1996; Fau-
ra en este volumen) lo cual plantea la posibilidad de cambios mucho más amplios
en las características socio-económicas.

Otro punto importante a destacar es la presencia de construcciones circulares (tho-


loi) en este periodo histórico. Como se ha visto las evidencias cubrirían todo este
horizonte, dado que, por ejemplo el tholoi del nivel S1i-III del Sector 1 fue objeto
de datación absoluta (Ly 6494: 7710 ± 70 y Beta 69593: 7760 ± 90 BP) (ver Molist,
1998 Molist et ali. en este volumen), que ubicaba estas construcciones en la prime-
ra mitad del VII milenio cal BC. Los trabajos de P. Akkermans y su equipo en el
yacimiento de Sabi Abyad en el Valle del Balikh, coinciden en esta evidencia y per-
miten afirmar este tipo de construcción comenzaron a aparecer en los horizontes
de pre-Halaf, junto con los edificios de planta rectangular, con los que forman un
único conjunto estructural y funcional. Los documentos Halula tanto, contribuyen
por tanto a documentar esta aparición y su uso de tholoi aC durante el séptimo
milenio en el norte de Siria

Los vestigios excavados para los horizontes Proto halaf y Halaf, sobretodo la cons-
trucción casi completa descubierta permiten constatar por primera vez en el Valle
del Éufrates y probablemente en la zona occidental del Próximo Oriente, asociados

82 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
al horizonte de la cultura Halaf antiguo, hábitats de plantas complejas de tipo plu-
ricelular, comparable con los documentados en la zona del Balikh o en la Djezireh
(Akkermans et alii 1993, 1996, 2006). Observaciones similares pueden hacerse con
las sepulturas documentadas, dada la gran escasez de este tipo de evidencias para
este periodo. Su asociación directa con el hábitat, las características de los gestos
funerarios (inhumación primaria, etc,…) la presencia y la composición de los ajuares
son muy similares a las e3videncias del mundo funerario de la cultura Halaf.

Los documentos arqueológicos permiten ir un poco más lejos. En efecto si se tie-


nen en cuenta los documentos hallados en las fases de ocupación precedentes que
muestran la plena continuidad de la ocupación, con los niveles transicionales entre
el Pre-Halaf y Halaf refuerzan la hipótesis según la cual el Valle del Éufrates parti-
cipa en la gestación de esta cultura.

El reconocimiento de una fase de ocupación (43-III), calificable de “transicional”


al horizonte cronológico y cultural que ha recibido la denominación de “Proto ha-
laf ” es básico para la definición del proceso (Cruells 2008; Cruells & Neiuwenhuy-
se, 2004). Los documentos arquitectónicos documentados en tell Halula para esta
fase de transición son reducidos, pero indican la clara continuidad en relación a la
etapa anterior y posterior. En efecto se ha localizado exclusivamente un edificio
circular o tholoi, que probablemente sería la reconstrucción del edificio de la fase
anterior, mientras que por otra parte un fragmento de muro rectilíneo y un nivel
de ocupación exterior con estructuras de combustión serian las únicas evidencias.
Los nuevos documentos reafirman ya en las ocupaciones mas antiguas (Pre halaf)
las características arquitectónicas definidas, es decir un tipo de implantación muy
disperso de las unidades constructivas en la superficie del tell y la documentación
de las construcciones circulares tipos tholoi ya desde los momentos del Pre halaf
(Late Neolithic), corrigiendo la asociación demasiado univoca de este tipo de cons-
trucción con la cultura Halaf.

83
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86 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
La serie de dataciones absolutas C14
del yacimiento de Tell Halula
(Valle del Éufrates, Siria)
Miquel Molist, Oriol Vicente, Joan Anton Barceló
SAPPO / Departament de Prehistòria. Universitat Autònoma de Barcelona.

Presentación

El marco temporal del proceso de neolitización ha recibido, en las ultimas décadas,


una atención significativa de los investigadores, como dan testimonio el coloquio
« Chronologies du Proche Orient » realizado en Lyon en 1987, la edición de un nu-
mero espacial de la Radiocarbon (1994) dedicada a esta problemática o aún como
la organización Tay Project (Turquía) que mantiene una Web, actualizada cada dos
meses, con un compendio general de dataciones. Por otra parte y de manera lógica,
los proyectos de investigación en curso continúan aportando nuevas precisiones
sobre el marco temporal del complejo fenómeno histórico de la aparición de las
primeras sociedades agropecuarias en el Próximo Oriente.

Es por todo ello que en el proyecto de investigación del yacimiento de Tell Halu-
la se ha destinado desde el inicio del proyecto una atención particular a los pro-
blemas de cronología. El objetivo del presente texto es presentar el resultado de
nuestras series de dataciones C14, con un amplio conjunto de muestras tratadas,
sus resultados, su calibración, etc., que tienen que ayudar a precisar bien el ámbito
temporal de las diferentes ocupaciones y completar el razonamiento para las hipó-
tesis y precisiones sobre varios aspectos.

Por una parte debe permitir precisar la cronología de las diferentes ocupaciones del
yacimiento con un muestreo amplio de su larga evolución. La importancia de esta
precisión del ámbito temporal es, lógicamente alta, dado que además de establecer
una aproximación general a la evolución de una ocupación de mas de dos mil años
de duración, permitirá sobretodo determinar la estimación de la duración de los
diferentes niveles diferenciados, la existencia o no de hiatus e interrupciones.

Por otra parte debe de ayudar con mayor fluidez y seguridad la contextualización
de estos resultados en el conjunto de datos disponibles para la zona del Levante
Norte, que pueden aportar datos significativos para establecer el ámbito temporal
de fenómenos económicos o sociales como la domesticación animal, la aparición
de las primeras cerámicas, etc.

87
Marco cronológico de la neolitización en el Próximo oriente

El proceso de neolitización del Próximo Oriente en general y de la región del Le-


vante Norte en particular, está establecido cada vez con mayor seguridad como
un fenómeno histórico donde las transformaciones socio-económicas o culturales
que la caracterizan se distribuyen en una secuencia temporal larga que se extiende
durante más de cuatro milenios.

Recordemos que las principales fases son las siguientes1:

A nivel de evolución histórica, el proceso de transformación socio-económica y


cultural sería gradual y evolutivo. Es decir las diferentes transformaciones se esca-
lonan en el tiempo, con una contemporaneidad y paralelización en las diferentes
regiones, que sin duda es indicadora de interrelación entre las mismas.

En nuestro caso particular, tomamos como marco referencial el Valle del Éufrates,
zona donde se incluye el yacimiento analizado. Las grandes etapas cronológicas
diferenciadas, son:

12.000-10.300 Cal ANE.- Últimos cazadores recolectores. Cultura arqueológica


del Natufiense. Mayor sedentarismo de los hábitats. Caza y recolección ecléctica.

10.300-8.800 Cal ANE.- Primeros ensayos agrícolas en una economía de caza re-
colección. Cambios en la constitución de los poblados y de la arquitectura (paso de
la planta circular a la rectangular) así como en el sistema de gestión lítica (talla la-
minar). Periodo tradicionalmente denominado P.P.N.A. (Pre-Pottery Neolithic A)

8.800-8.000 Cal ANE.- Sistema económico muy próximo a la fase anterior. Con-
solidación de los cambios en el utillaje (utillaje pulimentado,…). Periodo PPNB
antiguo (Early Pre-Pottery Neolithic B)

8.000- 7.500 Cal ANE.-Agricultura domestica, con domesticación animal, ovi-


cápridos (cabra y oveja), bóvidos y suidos. Mayor desarrollo de la arquitectura do-
mestica y de las unidades de poblado. Hábitats pluricelulares, uso de la cal y el yeso
para la arquitectura. Période P.P.N.B. medio (middle Pre-Pottery Neolithic B)

1 El marco cronológico presentado a continuación tiene en cuenta las recientes aportaciones y recoge
los marcos cronológicos definidos de manera general en los Atlas o en los libros de síntesis existentes
actualmente para la región y estos horizontes culturales ( Hours et alii 1994; Cauvin 1994; Aurenche
et Kozlowski, 1999; Akkermans et Schwartz, 2003)

88 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
7.500-6.900 Cal ANE.-Consolidación del nuevo sistema económico de produc-
ción de subsistencia con una agricultura cerealística consolidada y la gestión de
la ganadería estabilizada. Estandarización del utillaje. Evidencias de arquitectura
colectivas. Periodo llamado tradicionalmente P.P.N.B. reciente (Late Pre-Pottery
Neolithic B)

6.900-6.200 Cal ANE.- Plena estandarización del nuevo sistema económico con
una agricultura consolidada y ganadería de ovicápridos y/o bóvidos según las carac-
terísticas ecológicas del medio ambiente. Ocupación sistemática de los altos valles
con alta fertilidad agrícola. En algunas zonas (particularmente Palestina) se evi-
dencia una desocupación que se relaciona con fase de aridez (de origen climático
o resultado de una sobreexplotación del medio en el periodo anterior). Simplifica-
ción de las cadenas operativas y aparición de las primeras producciones cerámicas.
Periodo Neolítico cerámico o Fase Pre-Halaf (sentido amplio) o “Late neolithic”.

6.200-5.500 Cal ANE.- Periodo de desarrollo de las civilizaciones clásicas pre-


históricas de Oriente: Cultura Halaf, Hasuna, etc. A nivel económico continuidad
en relación con el periodo anterior. Socialmente a pesar que los poblados siguen
definidos como pequeños asentamientos, algunos autores plantean hipótesis sobre
los inicios de la jerarquización social, correspondiente a las primeras jefaturas. El
incremento de los intercambios y las producciones cerámicas de calidad, son los
cambios más notables. Periodo: Halaf.

Tell Halula - Dataciones Absolutas

Se han establecido dos zonas prioritarias para la definición de la secuencia estrati-


gráfica (Sector 2/4 y sector 7) situadas en las partes del yacimiento que ofrecían las
condiciones ideales para su excavación de tipo estratigráfico.

Así el esfuerzo se ha centrado en los periodos precerámicos (F.O. 1-20), y su suce-


sión en la primera mitad del VIII milenio B.P (F.O. 20-34). Para las ocupaciones
más recientes se ha trabajado de la misma forma que para el periodo de transición
Proto-Halaf y el periodo propiamente de época Halaf (F.O. 34-37). Los vestigios
mas esporádicos de los periodos de ocupaciones mas recientes (Obeid,…) solamen-
te han sido hasta la actualidad excavados y estudiados de manera reducida y com-
plementaria, y por ello no se ha priorizado a nivel de dataciones absolutas.

Se ha realizado un total de 61 dataciones absolutas. De este total, 13 han resultado


totalmente negativas dado que se practicaron tres sobre hueso animal (laborato-
rio de la UB) y diez sobre hueso humano (laboratorio de Beta Analytic), en todos

89
los casos la ausencia de colágeno impidió cualquier tipo de resultado. De las 48
dataciones restantes, 16 se han realizado con la técnica de AMS y las otras con el
sistema estandarizado. Las diferentes muestras han sido tratadas por cuatro labo-
ratorios especializados: Gif sur Yvette (2), Centre de Datation par le radio Carbo-
ne de l’Université Lyon I(2), Laboratorio de datación de la Facultat de Quimica de
la Universitat de Barcelona (5) y el Laboratorio de Beta Analityc, Miami (25). Los
resultados de los cuatros laboratorios son en nuestra opinión comparables, pues
si tomamos como ejemplo dos muestras de estratos muy próximas, (Cuadro 1Y,
estratos C1 y C1a) datados por Ly y Beta han proporcionado resultados muy próxi-
mos. Algunas muestras sobretodo las tratadas con el sistema estandarizado y de los
años 90, han proporcionado un margen de fluctuación muy elevado, sobretodo las
dataciones procedentes del Laboratorio de Barcelona.

El tipo de materia tratada ha sido siempre materia vegetal carbonizada, principal-


mente carbón recogido para este fin en el propio yacimiento. La incorporación de
muestras de semillas carbonizadas para las muestras tratadas y la ampliación de las
dataciones con sistema AMS realizada en los últimos años, ha proporcionado una
mayor precisión para según que estratos.

Los resultados han sido los siguientes (Ver tabla 1):

Año Nivel Sector Cuadro Estrato Material Ref. Labo. Nº Fecha Cal. B.C. Intercept
analizado B.P. (2 sig)
Hl-94 S2/4-I IV B F8 Charred Beta 80636 (AMS) 8750±60 7705-7482 7545
Material
*Hl-95 S2/4-II IV B F6 Charred Beta 90619 10770±160 - -
Material
Hl-96 S2/4-II IV C E51 (B) Charred Beta-101602 (AMS) 8630±70 7745-7515 7580
Material
Hl-95 S2/4-V IV B D9a Charred Beta 90618 8810±80 8010-7595 7920
material
Hl-00 S2/4-VIII S2-4 4D E105 Charcoal Beta 206829 (AMS) 8500+/-40 7590-7520 7560
(AMS)
Hl-92 S2/4-VIII IV B C1f charbon Beta 50928 (AMS) 8700 ±60 7911-7571 7696
Hl-92 S2/4-VIII IV C B1e charbon Beta 61488 9520±180 9047-8320 8700
Hl-93 S2/4-IX IV C A 12 Charred Beta-101603 (AMS) 8710±70 7945-7550 7695
Material
*Hl-92 S2/4-IX IV B B1b charbon UBar-396 8880±1890 13013-3914 7952
Hl-96 S2/4-IX ? IV D A2g charred Beta-101604 8310±110 7535-7030 7400
material
Hl-03 S2/4-X S2-4 4I ? E28 ? seeds(AMS) Beta 206822 (AMS) 8500+/-50 7600-7500 7560
Hl-03 S2/4-XI S2-4 4H E84 seeds(AMS) Beta 206820 (AMS) 8460+/-40 7580-7490 7540
Hl-03 S2/4-XI S2-4 4H A24 Charcoal Beta 206827 8200+/-160 7570-6680 7180
(Stan)
Hl-93 S2/4-XI II D E24 charred Beta-101606 8450±100 7595-7280 7495
material
Hl-97 S2/4-XII S2-4 4D D3a Charred Beta 121012 8600±60 7700-7510 7565
Material

90 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Hl-03 S2/4-XII S2-4 4J E59 seeds(AMS) Beta 206821(AMS) 8490+/-40 7590-7510 7560
Hl-02 S2/4-XII S2-4 4H A13 Charcoal Beta 206826 8340+/-130 7600-7060 7460
(Stan)
Hl-93 S2/4-XII II D E. 45 charred Beta 70359 8350±210 7733-6757 7426
material
*Hl-92 S2/4-XII II D A6b charbon UBar-394 8570±440 8483-6465 7545
Hl-02 S2/4-XIII S2-4 4J A18a seeds(AMS) Beta 206825 (AMS) 8370+/-50 7550-7320 7480
*Hl-92 S2/4-XIII II D A6a Charcoal/se- Beta 58931 35800±530 - -
diment
*Hl-93 S2/4-XIII II D A10c charred Beta-101605 13860±120 - -
material
Hl-02 S2/4-XIV S2-4 4J A10 seeds(AMS) Beta 206824 (AMS) 8270+/-40 7470-7170 7320
Hl-92 S2B/C-I I B A7b charbon Beta 58930(AMS) 7990±70 7040-6624 6800
Hl-91 S2B/C-II I A B3c charbon Beta 50857 (AMS) 8300±60 7488-7061 7363
*Hl-91 S2B/C-II I A B2 charbon UBar 290 7930±310 7512-6177 6700
Hl-91 S2B/C-III I A B2 charbon Beta 50856 (AMS) 8655±75 7918-7505 7587
Hl-92 S2B/C-IV II C D1a charbon UBar-384 8860±410 8975-7030 7941
Hl-02 S43-II S.43 44-1 A41 Charred Beta 197723 7240+80 6240-5980 6070
material
Hl-03 S43-III S.43 43-3 E72-A61 Charred Beta 197724 7180+60 6180-5920 6020
material
Hl-00 S43-III S 38 S38 A8B Charred Beta 197725 7220+70 6220-5980 6060
(E-18) material
Hl-03 S43-IV-V S.43 44-4 E-122 Charred Beta 197722 7720+130 7030-6270 6500
B4c material
Hl-92 S7-IV SS7 A A14b Charcoal/se- Beta 58925 7880±120 7034-6465 6629
diment
Hl-92 S7-VI SS7 A A8 Charcoal/se- Beta 58926 7750±530 7007-6352 6500
diment
Hl-93 S7-VII SS7 B B2a Charred Gif A 97072 (AMS) 7870±80 6992-6558
material
Hl-93 S7-VIII SS7 D A8a(B) charbon Ly-6493 7440±80 6415-6119 6222
Hl-93 S7-XII SS7 D A4a Organic Beta 70360 7690±130 6779-6200 6465
sediment
Hl-97 S30 30M A4-A5 Charred Beta 121013 7160±60 6115-5870 5980
Material
Hl-96 I E B3 charred Beta-101610 6150±140 5335-4765 6150
material
Hl-93 SS14 Y A4c Charred Gif A 97056 (AMS) 7630±80 6471-6383
material
Hl-96 ? II E B4a charred Beta-101608 8840±150 8100-7535 7940
material
Hl-94 S1e-III I A’B’ A13a Charred Beta 80637 (AMS) 7530±60 6453-6214 6376
Material
Hl-94 S1e-IV I B D3 charred Beta-101609 7000±130 6045-5600 5835
material
Hl-94 S1e-V I 1B C4 Charred Beta79218 6780±90 5791-5743 5621
material
Hl-93 S1e-VI I B C3 charred Beta-101611 7340±120 6410-5960 6165
material
*Hl-92 S1e-VI I B A3d charbon UBar-395 7060±260 6377-5475 5900
Hl-93 S1i-II I Y C1 scoot in silt Beta 69593 7760±90 6778-6386 6544
Hl-93 S1i-II I Y C1a charbon Ly-6494 7710±70 6628-6384 6470

Tabla 1. Listado de las dataciones radiocarbónicas efectuadas en Tell halula (1995-2005). Con asterisco
aquellas que no se toman en cuenta.

91
- Las ocupaciones mas arcaicas se sitúan entorno a los 7.700-7.600 cal ANE (8.700
B.P.) con una sucesión estratigráfica y cronológica coherente, representada por el
cuadro 2/4 que cubriría todo el VIII milenio cal ANE. Es decir desde la fase de
Ocupación 1 a la 20. Es paralelizable por tanto con los horizontes denominados
PPNB medio y reciente. Las diferentes muestras analizadas de este sector nos
permitirán en un futuro próximo un tratamiento estadístico que permita fijar as-
pectos como la duración media de los niveles, al mismo confirmar la hipótesis de
una continuidad de asentamientos en esta zona sin ningún tipo de hiatos.

- La evolución con la aparición de los niveles con primeras producciones cerámi-
cas hacia el horizonte “late Neolithic”, se situaría entorno a 6.900-6.800 cal BC,
(8.000-7.900 B.P.) marcado por los datos procedentes de los cuadros S7, S1e, S2/4
(cuadro EF). Con los datos actuales no parece existir ningún tipo de hiatos entre
el inicio de esta fase y el final del PPNB. La evolución de este horizonte “Late
Neolthic”, representado por los resultados coherentes de las dataciones obteni-
das entre las fases de ocupaciones 20/21 a la 34 permiten observar una continui-
dad de las ecuaciones en la mayor parte del tell (sectores 2/4, 7, 14, 1, 30).

- La distinción de un periodo de transición estricto (Proto-halaf) hacia la cultura


Halaf, también viene indicada en las dataciones del sector 43 con resultados ob-
tenidos entorno a 6100 cal ANE (7.200-7.100 B.P.), correspondiente a la fase de
ocupación 35.

- La cronología de las ocupaciones recientes pertenecientes al periodo Halaf (fases


de ocupación 35-37) son también coherentes situándose entre el 6.000 y 5.500 cal
ANE (7.000-6.500 B.P.).

92 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 1. Representación de las dataciones radiocarbónicas efectuadas en Tell Halula (1995-2005)

93
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94 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Prospección geofísica en Tell Halula
(Siria). Campaña de 1995
Luis Valdés, Javier Reina, Roberto Muñoz, Izaskun Pujana Math.
Arqueofísica consultores.

I. DESCRIPCIÓN Y ELECCIÓN DE MÉTODO

El presente artículo analiza la prospección geofísica realizada en el yacimiento ar-


queológico de Tell Halula (Siria) durante el mes de Julio de 1995, en un período de
altas temperaturas, viento constante y gran aridez que condicionó las características
del terreno a prospectar, presentando el subsuelo con un bajo grado de humedad.

Como es habitual en esta clase de trabajos, y de forma previa al estudio geofísico


propiamente dicho, se realizó un detallado reconocimiento tanto del entorno geo-
lógico de la zona a prospectar como de su propia morfología a fin de reconocer las
diferentes características geofísicas de los materiales presentes en el área, tanto na-
turales como artificiales, y así, poder plantear con el mayor acierto los dispositivos
geofísicos más apropiados a las características del lugar a prospectar.

Dentro de los posibles métodos de prospección geofísica nos hemos decantado


por los métodos eléctricos en corriente continua, ya que a nuestro juicio, la resisti-
vidad eléctrica es el parámetro físico que refleja el mayor gradiente entre los mate-
riales líticos que conforman las estructuras constructivas y los niveles edáficos que
las contienen. La medida de la conductividad eléctrica del subsuelo es fácil y rela-
tivamente rápida de realizar, por lo que se puede usar para explorar grandes áreas,
procesarlas e interpretarlas en un espacio relativamente corto de tiempo.

Tanto las rocas como los suelos, en función de su composición, textura y disposi-
ción en el subsuelo, presentan propiedades eléctricas diferentes. Por ello, el cor-
te estratigráfico real es la secuencia del depósito de materiales cuyas propiedades
eléctricas son diferenciables. Estas propiedades, junto con los parámetros geomé-
tricos del medio: espesor, profundidad, buzamiento de los horizontes, que, entre
otros, determinan el corte geoeléctrico que es característico de cada lugar. A este
conjunto de materiales naturales debemos sumar la posible presencia de estructu-
ras artificiales, por lo tanto la medida de resistividad en cada punto será el valor re-
sultante de la integración del comportamiento eléctrico de los diversos materiales
presentes en el subsuelo.

La selección del método más idóneo está en relación directa con el tipo de pro-
blema que se desea analizar y su ejecución está íntimamente unida al diseño de
una malla de medida adecuada a las dimensiones de los elementos a detectar y la
profundidad a la que se encuentren. Esta malla será lo más regular posible, estando

95
acomodada al control de las estructuras de menor tamaño. Dentro de las múlti-
ples posibilidades que nos ofrecen los métodos eléctricos, nos decantamos por el
calicateo, ya que es muy apropiado para el estudio de las variaciones laterales en
la resistividad del subsuelo. Se trata, pues, de un método de investigación hori-
zontal, a profundidad aproximadamente constante, muy adecuado para detectar
contactos verticales o inclinados así como cualquier otra heterogeneidad lateral de
resistividad. Los resultados brutos obtenidos en campo para cada línea de la malla
se relacionan con el resto componiendo una tomografía eléctrica.

La sistemática se basa en una investigación horizontal desarrollada a lo largo de


perfiles de longitud de 20 m., paralelos entre sí, con una separación entre perfiles
de un metro resultando una malla de datos de resistividad aparente regular, tomán-
dose una medida de resistividad por cada metro cuadrado de terreno a prospectar.
Por tanto, la malla usada proporciona una alta densidad de puntos, una perfecta
simetría y la posibilidad de adaptación al espacio de investigación.

II. OBJETIVOS DE LA PROSPECCION GEOFISICA

Con la aplicación del sistema de prospección geofísica en el yacimiento de Tell Ha-


lula (Siria) se pretendía cubrir dos objetivos. El primero, detectar el conjunto de
anomalías eléctricas reflejo de estructuras arquitectónicas en el área próxima a las
zonas ya excavadas; y en segundo lugar, proporcionar datos que ayuden a la plani-
ficación de la investigación del yacimiento mediante la interpretación, comproba-
ción y valoración de los datos obtenidos. Las anomalías que se observasen debían
ser consideradas necesariamente ligadas a los horizontes antrópicos, ya que el Tell
tiene una potencia estimada de 8 metros. 

Estas anomalías pueden correlacionarse con restos de interés arqueológico sin poder
discernir su adscripción crono-cultural. La interpretación de las estructuras se realiza
mediante la comparación entre el plano de isorresistividades de la zona problema y
los datos esperables, producto de las investigaciones arqueológicas. Esta comparación
lleva a la exclusión-aceptación de anomalías interpretables siempre que lo que se en-
cuentre enterrado tenga entidad geofísica diferenciable del entorno edafológico.

III. RESULTADOS E INTERPRETACION

La superficie total investigada es de 9.668 m2, con más de 29.000 medidas tomadas
en el campo, con la disposición en planta que se observa en la figura 1. La campaña
se planteó con la idea de cubrir la máxima extensión posible que ampliase la infor-

96 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
mación de las zonas donde ya se habían investigado arqueológicamente. El interés
general de investigación para Tell Halula es el reconocimiento de las áreas de ocu-
pación y de las formas generales de las estructuras ocultas, teniendo en cuenta la
posibilidad de superposición de 2 o más niveles.

Figura 1: Topografía de Tell Halula y ubicación de los sectores excavados.

Las medidas realizadas a partir del dispositivo utilizado, ponen de manifiesto la


presencia de series de anomalías positivas cuya imagen queda desdibujada por los
problemas que originaron las condiciones climáticas del lugar y la estación. Los
horizontes más superficiales del subsuelo se presentan muy secos y pulverulentos,
que unido a la fuerte intensidad de los vientos dominantes, dificultó el óptimo con-
tacto entre los electrodos y el subsuelo. Estas condiciones originaron el aumento
de la resistividad eléctrica de contacto y la aparición de corrientes parásitas, por lo
que, en zonas, puede llegar a enmascarar la resistividad medida de los materiales
presentes en el subsuelo.

Debido a la relativa complejidad de los resultados obtenidos, a la presencia tanto


de anomalías positivas como negativas, a la forma con la que se manifiestan, a la
superposición en la vertical de múltiples horizontes con material histórico, etc. los
planos de líneas de isorresistividad corresponden, en su mayor parte, a los datos en
bruto tal y como se obtuvieron en el campo, es decir, sin haber sido computeriza-

97
dos a través de herramientas informáticas de filtraje. Las medidas utilizadas para
la realización de los planos solamente han sido sometidas a un primer tratamiento
que ha reducido aquellos datos, que por presentar una muy anómala resistividad
aparente, creemos que son producto de errores puntuales en el terreno y no extra-
polables a su entorno.

En primer lugar se vio la necesidad de reconocer los valores aproximados de re-


sistividad de los materiales de origen antrópico presentes en la zona. Para ello se
realizaron una serie de medidas de la resistividad aparente de estos materiales allí
donde las catas arqueológicas realizadas los habían sacado a la luz. El conjunto de
los materiales arquitectónicos presentes en la zona se puede subdividir en elemen-
tos verticales (muros, paredes, etc.) y elementos horizontales como son los suelos
preparados. Dentro del primer grupo, las excavaciones han descubierto muros apa-
rejados de adobes con o sin zócalos de mampostería. En este último caso, la medi-
da de la resistividad aparente es elevada, mientras que los valores que representan
los aparejados de adobes han sido menores. Así vemos como los resultados arrojan
unas medidas de resistividad para las paredes de adobe ligeramente inferior a 100
Ohmios·metro, aunque dependiendo del estado de descomposición de los mismos,
ésta puede ser menor, mientras que las estructuras confeccionadas con mampues-
tos presentan una resistividad superior al centenar de Ohmios·metro. Los suelos
de las casas ya excavadas fueron realizados de dos formas: preparados de yeso o
simplemente de arcilla apisonada. En el primer caso, la resistividad medida de es-
tos niveles de yeso es muy baja, menor a 10 Ohmios·metro, con unos consumos
muy altos que llegan a multiplicar por 20 ó 30 los medidos para el resto del área.
Los suelos formados por arcilla compactada presentan una resistividad intermedia,
superior a la de los niveles de yesos, pero menor a la medida para el adobe. Estas
medidas se tomaron en las catas de los Sectores 2 y 4.

En la excavación realizada en 1997 en el Sector 30, el área Sur de la geofísica, se


descubrieron estructuras arquitectónicas concordantes con las estructuras arqui-
tectónicas tipo que se conocían al inicio de esta prospección. Contrariamente a lo
esperado las lecturas de resistividades bajas reflejan la presencia de construcciones
en mampostería y suelos de arcilla mientras que estructuras de adobe con suelos
de yeso presentan resistividades altas.

A continuación presentamos una gráfica en la que se representan los valores medi-


dos en estructuras excavadas con anterioridad a la geofísica y los valores detecta-
dos cuando estructuras similares se hallaban soterradas. (Figura 2)

98 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 2: Resistividad de las estructuras en ohmios.metro

III.1. Las zonas prospectadas

Las cerca de 8 Ha. del yacimiento no podían ser trabajadas en una única campaña.
Por la problemática de investigación y los hallazgos de las excavaciones se conside-
ró necesario dividir el tiempo entre dos zonas. En la que denominamos área Sur se
pretendía conocer la traza de la muralla descubierta en 1994 y la forma en la que
se ocupa el espacio próximo en ese momento y en periodos posteriores. En el área
Norte se deseaba saber la forma de ocupación del espacio en el periodo Halaf.

III.1.1. Área norte

La superficie investigada es un rectángulo de 40 x 60 metros donde se realizaron


un total de 2.440 medidas de resistividad. La zona se situó en las cercanías de la
cata arqueológica denominada S-14 adoptando una dirección sesgada a la misma a
fin de mantener el paralelismo con el área Sur.

En las excavaciones arqueológicas se habían sacado a la luz estructuras arquitec-


tónicas muy superficiales con muros de dirección Norte-Sur (aprox.), pero con
ligeras variaciones entre sí lo que denota una falta de ordenación previa, con total
independencia de cada una de las construcciones. Su diseño es ortogonal con com-

99
partimentaciones de distinto tamaño. Tan solo se conserva de las estructuras una o
dos hiladas de piedras que pudieran corresponder a las bases (zócalos) de paredes
realizadas en adobe. Estas bases pudieron no ser continuas conservándose tan solo
restos de muros, ángulos, etc. pero no perímetros completos. Los suelos de estos
recintos están formados por preparados de yeso con presencia de zonas de hogares
y abundantes cenizas.

La prospección geofísica ha puesto en evidencia un conjunto de anomalías que


podemos agrupar en dos familias de acuerdo a sus direcciones predominantes y
a sus características geoeléctricas. A parte de estas familias de anomalías, se han
observado cuatro zonas singulares que hemos denominado en el plano como α nu-
meradas del 1 al 4.

α1
Se trata de una zona muy compleja donde reconocemos una clara superposición
de estructuras. Debido a esto es difícil su interpretación ya que las anomalías eléc-
tricas generadas por un conjunto arquitectónico interfieren a las originadas por el
otro, lo que confiere una gran complejidad a la imagen geoeléctrica. La superposi-
ción de elementos arquitectónicos se encuentra en clara relación con el acúmulo
depósitos de la serie de períodos históricos relacionados con la ocupación del Tell.
Esta superposición pudo ser observada en otras zonas, pero es en ésta donde apa-
rece más clara.

α2
Se localiza en el sector Suroeste de la zona prospectada. Se observa una anomalía
con tendencia circular, situada entre otras dos anomalías pertenecientes a cada una
de las familias observadas. Esta tendencia circular puede ser interpretada desde
dos puntos de vista:

- Por un lado, puede ser el fiel reflejo de una estructura soterrada de forma circular
con un diámetro de 11 m. (aprox.)
- Por el otro, la imagen geoeléctrica de a2 puede corresponder a una superposición
de anomalías ortogonales, pertenecientes a las direcciones de las familias detec-
tadas. Al presentarse éstas con tamaños y formas equivalentes pueden originar
una imagen similar a la de una figura de ocho lados. Esta imagen anómala aparece
potenciada por las bajas resistividades aparentes que presenta su entorno.

α3
Es otra estructura singular que presenta una forma con tendencia elipsoidal, trun-
cada por el límite de la zona de investigación. Su eje máximo (12-14 metros) pudie-
ra ser ligeramente mayor a la estructura circular a2, aunque las dimensiones son en

100 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
este caso solo orientativas. Su explicación es similar a la de la estructura a2 por lo
que no lo repetiremos. Hay que hacer notar que es una anomalía más continua con
sus bordes mejor definidos y más resistivos y un interior de menor resistividad.

α4
Es la última de las zonas que hemos denominado singulares. En ella encontramos
un conjunto de muy baja resistividad de forma rectangular y unas dimensiones que
podemos estimar en 4 x 5 metros. Es una anomalía negativa de la que no podemos
observar claramente sus límites.

En esta zona se planteo en la campaña de 1996 una cata de 5 x 10 m. (en sombra en


plano) denominada Sector 32.

Tras esta aproximación de las zonas singulares observadas en la prospección pasa-


remos a definir el conjunto de familias en las que se agrupan las anomalías eléctri-
cas reconocidas en el entorno.

Hemos observado dos conjunto anómalos que se desarrollan a lo largo de la zona


de investigación a los que hemos denominado según la dirección en la que se orien-
ta su eje principal. Por un lado tenemos la familia N 155 E, mientras que el otro
conjunto anómalo se orienta en la dirección N 100 E.

Familia N 155 E.
Esta familia se detecta en tres conjuntos que hemos denominado en el plano de
interpretación con letras que van desde la A a la C. En dicho plano las anomalías
que pertenecen a esta familia han sido dibujadas en línea continua.

Conjunto A. Aparece en la zona norte del área de trabajo. Está formado por es-
tructuras de resistividad media y en su interior baja. Este conjunto aparece poco
marcado lo que nos puede indicar tanto la pobre calidad de la construcción del
mismo, como el intenso estado de deterioro que presenta en la actualidad, y la
relativa profundidad a la que se encuentran estas estructuras.

Conjunto B. Está más desarrollado y presenta mayores resistividades que el con-


junto anterior, al mismo tiempo que se distribuye a lo largo de una mayor superfi-
cie. Son anomalías mejor marcadas y que encierran un interior que puede ser tanto
de altas como de bajas resistividades, posiblemente relacionadas con la calidad y
composición de los suelos.

Conjunto C. Equivale aproximadamente a la zona singular a1 y su entorno quedan-


do separado del conjunto denominado como B por una zona más o menos rectan-

101
gular de bajas resistividades que hemos denominado como 1. Las anomalías obser-
vadas en esta zona conforman un conjunto de altas resistividades que rodean áreas
internas, tanto de alta como de baja resistividad. La compartimentación de este
conjunto se hace muy problemática ya que existe en esta zona una clara superposi-
ción de anomalías eléctricas, reflejo de la sucesión de estructuras constructivas.

En su conjunto, estas anomalías conforman estructuras ortogonales entre sí, posi-


blemente con interiores de suelos de diferente constitución dada la diferente resis-
tividad observada, con dimensiones que se repiten más o menos a lo largo de toda
la superficie investigada.

Familia N 100 E.

Es un conjunto localizado esporádicamente y peor desarrollado que el comentado


con anterioridad, siendo delineado en el plano de interpretación en línea discon-
tinua.

Conforman anomalías menos abundantes con resistividades inferiores. Esto puede


ser explicado a partir de varias pautas de interpretación:

- Por un lado corresponden a estructuras poco abundantes en esta zona del Tell,
por lo tanto dentro de nuestra zona de prospección, por lo que no se llegan a
detectar en mayor número.

- También es posible que su estado de preservación a lo largo de los siglos haya sido
mediocre por lo que en la actualidad solo observamos un resto de lo que consti-
tuyó, en su momento un conjunto arquitectónico mejor y más desarrollado. La
desaparición de estos elementos puede ser debida a los procesos erosivos propios
del Tell o a la reutilización de los materiales constructivos en épocas posteriores.

- La presencia en estas anomalías de suelos de yesos pudiera haber enmascarado las
pobres delimitaciones del conjunto disminuyendo sus resistividades aparentes.
Por lo que la asociación de materiales de alta y de bajo resistividad en el mismo
entorno inmediato se contrarrestan entre sí aportando datos resistivos de mag-
nitud intermedia.

Este conjunto de anomalías se presenta formando estructuras de pequeño tamaño


distribuidas de forma aislada entre sí, sin conservarse en la actualidad ninguna rela-
ción entre las mismas, al contrario de lo que habíamos observado para las anoma-
lías anteriores. Este tipo de distribución aislada, con elementos de pequeño tama-
ño, escasa definición y pocas piedras corresponde fielmente a las características de

102 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
las estructuras desenterradas en la cata Sector 14, bajo las que muy posiblemente
deberíamos de encontrar aquellas estructuras que han generado las anomalías de
dirección N 155 E. (Figura 3)

Figura 3: Sector 14 con las anomalías detectadas

III.1.2. Área sur

El área Sur corresponde a una superficie de investigación de 7.228 m2 distribuida


en una forma muy irregular de 160 x 60 metros de lado que tiende a adaptarse a
las labores de investigación arqueológica realizadas con anterioridad (figura 4). Se
extiende, por lo tanto, alrededor de las catas denominadas como Sector 1 y Sector
2 con el objetivo de poder discernir el desarrollo de los elementos arquitectónicos
desenterrados en las mismas a lo largo de su entorno geográfico.

103
Figura 4: Área Sur con las anomalías detectadas.

104 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Se trata de una zona muy compleja donde es posible reconocer una serie de estruc-
turas antrópicas que se superponen entre sí, por lo que la imagen reflejada por las
mismas puede llegar a alcanzar altos niveles de complejidad. Es una zona próxima
a lo que tradicionalmente se conoce como la “puerta o entrada” al Tell para un
período histórico más o menos reciente. Sobre este lugar existen historias más o
menos legendarias sobre la existencia de una puerta monumental robada en época
histórica muy reciente.

La imagen geofísica obtenida es de gran complejidad, lo que avalaría su coinciden-


cia con zonas de gran importancia, actualmente en excavación.

La sección occidental de este área corresponde a una zona muy compleja con una
gran diferencia de los valores medidos de las resistividades aparentes. Si observa-
mos el plano de interpretación vemos como hemos dividido la zona prospectada
en tres conjuntos que presentan altas resistividades separados entre sí por superfi-
cies escasamente resistivas.

Conjunto A es una zona altamente resistiva que, tras un reconocimiento superfi-


cial, hemos podido constatar la presencia de acúmulos de piedras vertidas recien-
temente. Dichas acumulaciones pétreas interfieren en los valores de la resistividad
obtenidos en la zona por lo que falsean claramente su imagen geoeléctrica. La in-
formación aportada por los habitantes de Halula apuntan hacia el vertido de mate-
riales de deshecho provenientes de actividades realizadas en el entorno del tell.

Aún con la presencia de estos vertidos y de la existencia del camino de acceso al


tell atravesando la zona, podemos reconocer un conjunto anómalo que se orienta
en la dirección N 135 E (en línea continua) que son apreciables más claramente en
sus bordes, allí donde las interferencias son menos patentes. Por esta presencia
de estos nos es imposible la compartimentación en superficies anómalas. Son los
límites de este conjunto anómalo muy bruscos y bien marcados en dirección Nor-
te y Este. Los límites en las otras dos direcciones no son posibles de precisar ya
que sobrepasan la zona de investigación. El límite hacia el norte parece tener una
forma ligeramente cóncava (1), de la que podemos argumentar lo mismo que lo
comentado sobre las anomalías circulares observadas en el Area Norte.

Conjunto B es una zona igualmente compleja, cuyos valores máximos de resistivi-


dad son ligeramente menores que los observados en el conjunto A, por lo que no
es posible determinar la compartimentación de su estructura interna con mayor
precisión. En esta zona se pueden reconocer hasta tres direcciones predominan-
tes en las anomalías eléctricas detectadas. Junto a las orientadas al N 135 E (en
línea continua) podemos reconocer un segundo conjunto que toma la dirección

105
de N 155 E (en línea discontinua) y un tercero menos marcado que se orienta hacia
el N 105 E (en línea de puntos).

La superposición de estructuras que provocan estos tres conjuntos de anomalías, ge-


neran una imagen compleja por acumulación de la respuesta eléctrica de cada una
que hace difícil su individualización. No obstante, podemos reconocer que las dos
primeras familias de anomalías presentan características semejantes, con interiores
altamente resistivos y tamaños muy variables sin apreciarse una organización. Por el
contrario, el tercer conjunto de anomalías se presenta en menor cuantía, pobremen-
te desarrollado y con un interior menos resistivo. Estas anomalías forman superficies
de menor tamaño 4 x 5 metros con una mejor estructuración y una clara tendencia a
las formas cuadradas mientras que las anteriores daban formas más irregulares.

Conjunto C. Es la zona más compleja de las tres, con la detección de resistivida-


des aparentes muy altas que pueden haber sido originadas e influidas por varios
factores:

- Por un lado podemos encontrarnos en una zona reutilizada de forma sistemática


como hábitat donde encontraremos una gran y compleja superposición de niveles
de ocupación, cada uno con un conjunto de elementos arquitectónicos diferentes
y orientados en diversas direcciones.
- Es posible que la zona haya sufrido un gran número de modificaciones a lo largo
de su dilatada historia con sucesivas destrucciones, saqueos, etc. que hayan re-
vuelto y desorganizado cada uno de los horizontes históricos.
- También es necesario considerar las condiciones climáticas en las que se reali-
zó esta parte de la prospección geofísica, con un fuerte viento que dificultaba
el correcto contacto eléctrico entre los electrodos y el terreno, lo que originaba
el aumento de su resistividad de contacto y generaba corrientes parásitas en la
superficie.

No obstante, podemos reconocer en la zona un conjunto de anomalías eléctricas


de alta resistividad con una clara gradación interna, lo que podría enmascarar otras
zonas de baja resistividad situadas en su misma vertical o adyacentemente. Las di-
recciones que adoptan estas anomalías son muy cambiantes distribuyéndose los
valores entre las direcciones N 120 E y N 155 E.

Como podemos reconocer en la cata Sector 1, los muros desenterrados adoptan


diversas direcciones, en las que las esquinas no son ortogonales, ni tan siquiera los
propios muros se presentan rectos en planta. Este hecho dificulta la interpretación
de la zona ya que no es posible precisar los cambios aleatorios de la dirección de los
elementos estructurales, ni los ángulos que adoptan las esquinas de las mismas.

106 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
En la zona central del sector existe un conjunto con resistividades bajas en relación
con los valores obtenidos del entorno. Dicha anomalía negativa (2) adopta una for-
ma rectangular con unas dimensiones aproximadas de 6 x 10 metros.

Atravesando toda la zona existe una tendencia regular de tres bandas (Línea a tra-
zos y puntos) con un posible límite hacia el Este. Esta “ordenación” se prolonga a
lo largo de este sector en dirección oeste donde es posible la observación de dos de
estas bandas en la zona norte del mismo. Su origen e interpretación es incierto por
lo que presentamos estas estructuras, pero sin asignación temporal ya que pueden
corresponder tanto a una estructuración del subsuelo como a unas pautas superfi-
ciales debidas a una ordenación agrícola del lugar.

El sector oriental es la zona menos compleja, donde las resistividades toman valo-
res intermedios en un rango equivalente a los observados en el área Norte. Las ano-
malías observadas se orientan a una dirección predominante, no existiendo claras
superposiciones de elementos lo que puede significar que los elementos presentes
en algunos de los horizontes del subsuelo no generan unas anomalías lo suficiente-
mente importantes como para interferir las orientadas en la dirección N 150 E (en
línea discontinua). Las anomalías orientadas en esta dirección son las únicas que
se presentan a lo largo de toda la zona con una intensidad apreciable. Forman tres
conjuntos anómalos separados entre sí por superficies de baja resistividad.

Conjunto D presenta la dirección N 60 E como predominante del conjunto que


corresponde a la ortogonal de la que hemos empleado como definición de esta fa-
milia de anomalías. Se trata de una anomalía muy lineal cuyo eje largo es difícil de
precisar ya que se pierde hacia los bordes de la zona investigada, mientras que el eje
corto tiene una dimensión de 4 metros. Esta anomalía parece conectarse con una
zona de alta resistividad presente en el sector central. Por la zona Este se observan
adosados otras anomalías cuadradas de 4 x 6 metros. Estas estructuras presentan
tanto un interior altamente resistivo como de baja resistividad.

Conjunto E es una estructura que se orienta en la dirección N 150 E, de gran tamaño,


superior a 16 metros de lado cuyas dimensiones totales no es posible precisar ya que su-
pera la superficie investigada. Es posible que se superponga a otro conjunto anómalo de
dirección N 90-100 E muy tenue y muy difícil de observar. Si se confirma la existencia
de este segundo conjunto anómalo, podemos explicar su tenue presencia tanto por los
materiales que la conforman (adobes, suelos de yeso, etc.) como por la profundidad a la
que se encuentra o ambas juntas, lo que confiere una baja resistividad a los elementos
que componen este segundo conjunto anómalo. Estas anomalías N 150 E conforman
superficies que presentan interiores tanto altamente resistivo como con valores de baja
resistividad, dependiendo de la calidad de los suelos que conforman dichas estructuras.

107
Las formas que presentan estas anomalías son muy irregulares igual que las dimen-
siones de las mismas lo que podría representar un crecimiento irregular del conjun-
to sin aparente ordenación lo que, unido a una posible superposición de anomalías,
imposibilita la correcta compartimentación del conjunto anómalo.

Conjunto F es el más Oriental de los tres conjuntos. Presenta unas resistividades


menores a los comentados anteriormente con un aspecto no tan compacto sino
más abierto donde es posible precisar mejor las formas. El conjunto se presenta
orientado en la dirección N 150 E aunque con ligeras variaciones, concordando con
los muros observados en la cata arqueológica adyacente denominada como Sector
2 en los cuadros B y C. Entre estos conjuntos de altas resistividades aparecen una
serie de espacios con bajos valores resistivos que pueden explicarse tanto por la
ausencia en ellos de elementos constructivos como por la presencia de elementos
arquitectónicos que por la baja resistividad de los materiales o la mayor profundi-
dad a la que se encuentran, es muy difícil su visualización ya que quedarían enmas-
carados. Estas zonas requieren gran prudencia ya que no es segura la ausencia en
ellas de elementos arquitectónicos infrapuestos a los detectados. Las excavaciones
arqueológicas han sacado a la luz estructuras constructivas verticales y horizonta-
les superponiéndose un gran número de suelos en Sector 2 cuadros A y D y Sector
4. Aunque hay que tener en cuenta, una vez más, la profundidad a la que se hallan
los materiales y la desecación del suelo. La orientación de estas estructuras difiere
de las anteriores en unos 20º orientándose en una dirección aproximada de N 170
E que correspondería a “grosso modo” con el otro conjunto anómalo detectado en
la zona, pero que debido a su pobre representación no ha sido posible su correcta
definición. Con todo parece extenderse su presencia hacia el interior del Tell.

Entre los elementos D y E se realizó, con posterioridad, una cata arqueológica que
descubrió un conjunto arquitectónico muy complejo distribuido en dos grupos di-
ferentes formados por muros que presentan hasta tres hiladas de mampuestos con
suelos de yeso o de arcilla compacta. (Figura 5)

Figura 5: Detalle de los elementos D y E con las anomalías detectadas.

108 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
El conjunto más occidental presenta un fiel reflejo en la prospección geofísica aun-
que con valores resistivos contrapuestos a los esperables para estos materiales. Así
tenemos como las estructuras de mampuestos aportan bajas resistividades rodea-
das por un material arcilloso y estéril de alta resistividad. Este cambio de caracte-
rísticas puede ser explicado por diferencias entre estos materiales y los que nos sir-
vieron de base, por la presencia en superficie de materiales perturbadores o por la
existencia en profundidad de otros elementos que han sido detectados en la cam-
paña geofísica, pero que no se ha llegada hasta ellos en las labores arqueológicas.
El otro grupo de elementos arquitectónicos presentan, aparentemente, las mismas
características, aunque eléctricamente se comporten más próximos a lo esperado.
En este caso los elementos constructivos aportan una resistividad elevada superior
a la de su entorno.

A partir de los datos de campo obtenidos en Tell Halula en la Campaña de Geofí-


sica eléctrica de 1995 y de la interpretación que de ellos se ha dado en las páginas
anteriores, podemos establecer unas líneas generales a modo de resumen de todo
lo expuesto.

- No existe una uniformidad en cuanto a la distribución de la información obteni-


da en las zonas investigadas.

- Hay una tendencia de orientación similar con direcciones predominantes:


N 100-105 E
N 120-125 E
N 135 E
N 150-155 E
N 175 E

De estas direcciones son conocidas por los restos hallados en las excavaciones ar-
queológicas las N 100 E, N 150 E y las N 170 E, correspondiendo a períodos cultu-
rales diferenciados en el tiempo.

- Existen anomalías de dos tipos, las lineales, altamente resistivas, posiblemente


correspondientes a estructuras verticales que delimitan espacios poco resistivos y
las áreas anómalas que pueden o no estar delimitadas por estructuras verticales.

- No se ha detectado una ordenación de las anomalías que pueda ser tenida como
una “idea previa” de organización general del espacio y sí orientaciones ordena-
das por familias de anomalías y muy localizadas.

109
- La figura 6 recoge las orientaciones principales de las anomalías detectadas. En su
representación queda claramente expuesto todos los aspectos ya citados. Es evi-
dente una diferencia sustancial del área Norte y el sector oriental del área Sur con
respecto a los sectores occidental y central de esta última área. Puede apreciarse
que existe, en estas últimas zonas, una mayor variación en las direcciones, a la
vez que una mayor resistividad. Esto nos lleva a considerar la posible concentra-
ción de elementos arquitectónicos resistivos en estos sectores. Que esto suponga
una mayor concentración de estructuras constructivas por “horizonte” o en suma
de “horizontes” culturales o una mejor calidad de las construcciones frente a las
otras zonas solo puede ser establecido mediante la excavación arqueológica. Una
explicación de tipo “social” del espacio, entendemos no debe ser hecha contando
solamente con los datos geofísicos. Las limitaciones inherentes al método, inter-
ferencias, enmascaramientos, anisotropía, dificultad de detección de ciertos ma-
teriales, entre otros factores reclaman cautela en el momento de extrapolar datos
a interpretaciones socio-culturales.

Figura 6: Orientación y direcciones predominantes de las anomalías detectadas.

110 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Los restos pictóricos de las casas
de Tell Halula
(Periodo PPNB medio-reciente)
Miquel Molist
Seminario de Arqueología Prehistórica del Próximo Oriente (SAPPO)
Universidad Autónoma de Barcelona.

Oriol Vicente
Seminario de Arqueología Prehistórica del Próximo Oriente (SAPPO)
Universidad Autónoma de Barcelona.

El desarrollo de la excavación en extensión de estos años, ha permitido ampliar


de manera considerable, la documentación en relación a la existencia de frescos
pintados en el interior de las unidades de habitación. El notable incremento del
número de casas documentadas ha permitido observar que en la habitación prin-
cipal de las casas rectangulares aparecen restos pictóricos, tanto en el suelo como
en las paredes con cierta regularidad. Esta habitación es la mas importante de las
construcciones domesticas, ya que sus dimensiones varían entre 20 - 25 m2 y 40 m2,
con los suelos y paredes enlucidos de cal. Es en esta habitación donde se documen-
tan las estructuras de combustión, formadas por un hogar y un horno. El primero
está situado contra la pared posterior de la habitación, está construido en adobes y
enlucido con cal, y la superficie de combustión, ligeramente sobrelevada, se apoya
en un zócalo de piedras. Los fragmentos de bóveda hallados en el relleno, apuntan
a que ésta era plana, formada de arcilla mezclada con paja que recubre por los dos
lados un armazón de vegetales. El hogar, de planta circular o rectangular, está deli-
mitado por un ligero montículo, presentando todo el conjunto un enlucido de cal.
El acceso a esta pieza se realiza bien directamente desde el exterior, o bien desde el
“iwan” o zona de la entrada. Dentro ya de la habitación se documentan los pasajes
que dan acceso a las dos piezas complementarias, de pequeñas dimensiones, situa-
das en la parte posterior de la casa.

Las pinturas de la casa F/E C


(Cuadro 4E/F, Suelo 4EFE13 // Fase ocupación XI)

Estas pinturas fueron descubiertas en 1997 durante el inicio de la excavación de la


casa F/E C, concretamente en la limpieza del suelo de la habitación principal.

111
Se hallan situadas en la parte sur de la habitación, cuyo suelo había sido objeto
de varias reparaciones. Las pinturas cubren una superficie de 1,20 x 1 m y están
dispuestas de manera organizada en la parte meridional de la habitación, cerca del
agujero de poste y del hogar1 (fig.1).

Figura 1.- Calco general de las pinturas en el suelo de la casa F/E C


(Cuadro 4E/F, Suelo 4E-E13 // Fase ocupación X).

De técnica simple, destacan por su color rojo intenso sobre el fondo gris de la cal
del suelo. Los análisis realizados sobre las muestras de pigmentos (DRX y SEM
REX) han permitido caracterizar el mortero de cal y el mineral de hematites utili-
zado para la coloración roja (J.V. Navarro, 1999). Las pinturas presentan una buena
conservación aunque se observan algunas concentraciones de sales y, por otra par-
te, las fracturas del suelo y las alteraciones de las partes pintadas dificultan a veces

1 El calco de las pinturas fue realizado por Arnau Ferrer (UAB), mientras que la cobertura fotografica
fue realizada por A. Ferrer, M. Molist (UAB) y M. Roux (Mission Archéologique Française de Jerf El
Ahmar/CNRS). Los trabajos de restauración y extracción han sido realizados por Margarita Gonzalez
(IPHE) y por Diana Perez (IPHE). La ayuda y los consejos de X. Llovera (Museu d’Arqueologia de
Catalunya), de G. Deraprahamian (CNRS) y sobretodo el trabajo de los miembros del equipo de
excavación de Tell Halula en la campaña de 1997 permitió en una situación difícil completar el
registro, extracción y deposito en el Museo Nacional de Alepo de estas represtaciones. Nuestro más
sincero agradecimiento.

112 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
la lectura. El análisis ha permitido distinguir un total de 23 figuras humanas de tipo
esquemático, repartidas alrededor de una figura formada por un cuadrado con lí-
neas internas. Las figuras humanas son de dos tipos.

El primer tipo es una representación frontal, la parte inferior del cuerpo indica las
caderas voluminosas, las piernas de forma triangular, están separadas y terminan
en punta. La parte superior está indicada por un estrechamiento a nivel de tronco,
con el brazo derecho separado, terminándose en pequeños trazos que podrían fi-
gurar la mano. Las figuras se hallan coronadas por una simple mancha que parece
representar la cabeza. Un total de siete representaciones de este tipo ocupan la
parte sur-oeste de la composición. Se presentan bien aisladas o bien dobles, en este
caso la unión se hace a nivel de extremidades superiores (Fig 2). Las características
de estas representaciones, sobre todo las relacionadas con la fecundidad, permiten
interpretarlas como representaciones femeninas.

Figura 2.- Detalle del motivo de figuras femeninas en visión frontal. Pinturas de la casa F/E C
(Cuadro 4E/F, Suelo 4E-E13 // Fase ocupación X).

El segundo tipo es más particular. Agrupando las características observadas en varias


figuras, se podrían describir como representaciones humanas esquemáticas, donde la
parte inferior del cuerpo también está indicada por una forma triangular, poniendo
de relieve la parte posterior del cuerpo. En la extremidad inferior trazos perpendicu-
lares podrían representar los pies, mientras que en la parte superior del tronco, dos

113
trazos también perpendiculares representarían los brazos. El tronco está indicado
por un trazo ancho, uniforme, que se termina por una representación circular que
representaría la cabeza. Algunos de estos trazos perpendiculares al tronco pudieran,
también, simbolizar los senos (Fig 3). Interpretamos estas figuras como representacio-
nes femeninas muy estilizadas, vistas de lado, lo que permite acentuar los caracteres
simbolizando la fecundidad. Están dibujadas en grupos de dos o tres figuras y en un
solo caso, con cuatro figuras, siempre unidas a nivel de caderas, que probablemente
indiquen una posición en hilera (Fig 4). Estas figuraciones se hallan al norte, sur y este
de un motivo central. Éste está formado por un rectángulo con el interior completa-
mente relleno por seis trazos paralelos. En la parte noroeste se documentan trazos
de pinturas, que sugieren elementos complementarios pero que no han podido ser
identificados. Este elemento central es de difícil interpretación (Fig 5). Por su forma la
vinculamos con la planta de algunas estructuras que se documentan en el hábitat do-
mestico del yacimiento, y que se han agrupado bajo la denominación de estructuras
en forma de “Grill Plan” . Éstas, a nivel interpretativo, podrían considerarse como pla-
taformas de secado, dada la proximidad morfológica con los elementos construidos
y documentados en algunos yacimientos de diferentes momentos históricos. Sobre
todo en el horizonte del Neolítico precerámico, donde las características morfológi-
cas de las estructuras son muy similares a algunas plantas de construcciones como las
denominadas “Grill plan” de Anatolia (Ozdogan & Ozdogan 1989) u otras como las
documentadas en Djadé el Mughara (Coqueugniot, 2000). Finalmente algunas man-
chas y puede ser que otras figuras, se sitúan en la parte norte de la composición.

Figura 3.- Detalle del motivo de figuras femeninas de perfil. Pinturas de la casa F/E C
(Cuadro 4E/F, Suelo 4E-E13 // Fase ocupación X).

114 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 4.- Detalle del motivo de cuatro figuras femeninas de perfil. Pinturas de la casa F/E C
(Cuadro 4E/F, Suelo 4E-E13 // Fase ocupación X).

Figura 5.- Detalle del motivo central en retícula o forma de parrilla. Pinturas de la casa F/E C
(Cuadro 4E/F, Suelo 4E-E13 // Fase ocupación X).

Todas las figuras son de dimensiones equivalentes y ninguna se singulariza por su


talla. Sus dimensiones se sitúan entre los 14 y los 21 cm; el cuadrado central presen-
ta las mismas proporciones2.

2 Este panel pictórico, completamente restaurado, esta depositado en el Museo Arqueológico Nacional
de Aleppo desde el año 1998. Su restauración y musealización fue posible gracias al acuerdo entre
la Direction Générale des Antiquités et des Musées de Syrie, el Instituto del Patrimonio Histórico
Español (Madrid,) y la colaboración de la AECID y de la Embajada de España en Siria.

115
Las pinturas de la casa HD
(Cuadro 4H, Suelo 4HE93 // Fase ocupación XI)

Durante la campaña de 2003 se localizaron en la habitación principal de la casa


HD (Fase Ocupación 11), restos de pintura en el suelo inmediatamente inferior al
primero conservado. Se trata de restos de manchas de color rojo, de formas muy
irregulares, y de motivos totalmente irreconocibles. Destacaríamos que parte del
suelo donde aparecen los restos de pintura (el 4HE93, justo debajo del 4HE72)
está en posición original, pero la gran mayoría, aparece fragmentado y del revés,
como si se hubiera utilizado el mismo suelo como argamasa para la construcción
del posterior. El hecho de que una parte del suelo 4HE93 todavía se encuentre en
su posición original, conservando restos de pintura, responde a la técnica utilizada
para construir los pisos del interior de la habitación principal, donde el zócalo o
preparación para el suelo enlucido, presenta una gran compacidad utilizando ma-
teriales diversos, a menudo restos de otros suelos para su construcción.

Las pinturas de la casa JB


(Cuadro 4J, Suelo 4JE35 // Fase ocupación XII)

La excavación de la habitación principal de la casa JB, correspondiente a la FO 12,


ha permitido documentar la existencia de un nuevo panel pictórico sobre uno de los
suelos enlucidos de la habitación principal, extendiéndose a su vez por el enlucido del
muro3 (Fig 6). El conjunto de los nuevos restos, se ubican en el suelo de la habitación,
en la parte nordeste de la misma, cercana al hogar y a los elementos construidos para
los elementos de sustentación. Cubre una superficie aproximada de 1,5 x 1,8 m la dis-
tribución es irregular, observándose una mayor concentración de pintura en la parte
sudeste, mientras que en el resto de la superficie la densidad es mayor (Fig 7). La con-
servación es defectuosa, impidiendo la observación de los motivos y/o figuraciones
representadas. Se trata en la mayoría del panel, de manchas o puntos de color rojo
intenso que contrasta con el fondo grisáceo del suelo (Fig 8). En la parte de mayor
concentración de color (parte sudeste del panel), se ha podido observar de manera
clara tres figuraciones humanas, formadas por los triángulos en rojo que constituirían
las caderas, las piernas y la cabeza de estas figuras femeninas que están representadas
de perfil. Con el objetivo de determinar con mayor precisión las posible figuraciones,
se ha llevado a cabo un tratamiento informático de las fotografías realizadas sobre las
pinturas, realzando las diferentes tonalidades captadas en la foto (Fig 9 y 10), y permi-

3 Este nuevo conjunto pictórico fue documentado, restaurado y extraído durante las campañas de
2003 y 2004. Actualmente se halla depositado en le Museo Arqueológico Nacional de Alepo. La
documentación y estudio se realizó con la participación de todos los participantes en estas campañas,
aunque quisiéramos destacar el trabajo de calco y planimetría realizado por Marie Drot.

116 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
tiendo identificar algunas formas idénticas a las formas femeninas representadas en el
suelo 4EFE13 de la casa F/E C descubiertas en 1997 (ver supra).

Figura 6.- Vista general de la casa JB con el emplazamiento de la zona de las pinturas
(Cuadro 4J, Suelo 4J-E35 // Fase ocupación XII).

La interpretación de los restos pintados documentados sobre el suelo 4JE35 de


la habitación principal ha sido difícil, pues a primera vista, no parecen más que
manchas de color sin poder reconocer ningún motivo pictórico claro. Este hecho
puede ser debido al estado de conservación de las pinturas. Por el contrario, el
suelo 4JE35 está muy bien conservado. No obstante algunas de las características
documentadas, principalmente su ubicación en el interior de la casa y las figuracio-
nes reconocidas, nos inclinan a proponer una gran similitud tanto formal como de
motivos figurativos, con las documentadas y descubiertas en la casa F/EC. Por otra
parte se documenta la existencia de “manchas” de pinturas en la pared norte de la
casa desgraciadamente con una conservación deficiente. Este hecho constituiría
una novedad significativa al poder apreciarse la existencia en la misma estructura
de habitación de elementos pictóricos en el suelo y en la pared.

117
Figura 7.- Calco general de las pinturas en el suelo de la casa JB
(Cuadro 4J, Suelo 4J-E35 // Fase ocupación XII).

Figura 8.- Detalle de las pinturas en el suelo de la casa JB


(Cuadro 4J, Suelo 4J-E35 // Fase ocupación XII).

118 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 9.- Detalle de un motivo femenino reconocible en las pinturas en el suelo de la casa JB
(Cuadro 4J, Suelo 4J-E35 // Fase ocupación XII).

Figura 10.- Detalle figura femenina en las pinturas en el suelo de la casa JB


(Cuadro 4J, Suelo 4J-E35 // Fase ocupación XII).

119
Las pinturas de la casa HF
(Cuadro 4H, Muro 4H-E35 // Fase ocupación IX)

Las características de la decoración pictórica de las casas de Tell Halula fueron am-
pliadas de manera significativa con los hallazgos realizados durante la campaña de
2005, en la casa HF (Cuadro 4H, Muro 4HE35). Se trata de frescos pintados en
la cara interna del muro sur, el que da acceso a la habitación principal. La con-
servación parcial de los mismos ha permitido observar su distribución en la parte
inferior del muro, cerca del suelo, hasta una altura aproximada de unos 40 cm,
coincidiendo con la altura máxima conservada. Se trata de dos paneles o grupos
de motivos, ubicados en dos emplazamientos diferentes: uno al Oeste, cerca del
ángulo de la habitación y el otro al Este, igualmente cercano al otro ángulo (SO) de
la habitación (Fig 11).

Figura 11.- Calco general de las pinturas en la pared de la casa HF


(Cuadro 4H, Muro 4H-E35 // Fase ocupación IX).

En el panel situado al Este, se han reconocido restos de pinturas sobre una super-
ficie de 1,20 X 0,40 m en un estado de conservación frágil que nos ha obligado a
restaurarlas in situ inmediatamente. Representado en dos colores: rojo y negro, se
distingue un conjunto central en rojo, formado por seis líneas distribuidas de ma-
nera paralela, probablemente dibujando un motivo geométrico en forma de espiga
(Fig 12). Al lado de estas líneas en la parte Este, se observan diez manchas en rojo,
la conservación parcial de las mismas impide una atribución pictográfica clara,
pero parecerían formar motivos geométricos.

En el panel situado en la parte Oeste de la pared, se han reconocido trazos de pin-


turas sobre una superficie de 1,40 m de ancho por una altura de 40 cm. De nuevo
el estado de conservación es frágil y se ha procedido a su restauración sistemática e
inmediata. Las evidencias conservadas permiten observar igualmente la existencia
de figuras dibujadas en dos colores: rojo y negro. Se distingue una composición
próxima a la del panel Este; líneas geométricas que en la parte Este de la composi-

120 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
ción, se encuentran en peor estado de conservación, y parecen formar igualmente
un motivo de líneas paralelas en rojo y negro. El motivo exacto no puede determi-
narse con seguridad, pero no parecen reproducir los motivos en espiga de la otra
parte. Contrariamente, las manchas de colores asociados más al Oeste, de mejor
conservación, definen claramente pequeños rectángulos dispuesto de manera re-
gular, que permite proponer una interpretación en forma de tablero (como por
ejemplo los del juego de ajedrez). En la parte Este de las líneas en forma de espiga,
se define un conjunto pictórico formado por un mínimo de tres frisos, formados
cada uno de ellos por pequeños triángulos, en número variable según su conserva-
ción, unidos a nivel de vértices. Más hacia el este se documentan nuevos restos,
esta vez de morfología muy imprecisa por su mal estado de conservación.

Figura 12.-Detalle de los motivos geométricos documentados en la casa HF


(Cuadro 4H, Muro 4H-E35 // Fase ocupación IX)

Las restos pictóricos de esta unidad son por tanto específicos, tanto por su ubica-
ción como por los motivos representados. Como se ha visto, se trata de conjuntos
ubicados en la zona inferior de las paredes, que nos permiten documentar de ma-
nera mas precisa, los anteriores trazos o restos muy parciales documentados en
otras unidades. Por otra parte, los motivos son claramente de matriz y temática
geométrica, destacando el carácter bicromo de los mismos. Los análisis realiza-
dos (Pérez & Sanz, 2008) permiten, entre otras aportaciones, afinar las técnicas de
realización de las pinturas y complementariamente los materiales utilizados en la
fabricación del color rojizo. En efecto la capa rojiza está constituida por un agre-
gado complejo de tierras rojas, calcita y partículas de dolomita y cuarzo. Por otra

121
parte se observa como soporte pictórico un enlucido de cal, que según los análisis
presentarían una doble capa, siendo la superior de tonalidad blanquecina y textura
diferenciada del enlucido inferior. Esta interesante constatación permite plantear
la hipótesis de una ejecución de las pinturas en dos tiempos: una primera aplica-
ción de una solución liquida de cal, de color blanco que constituye el fondo, mien-
tras que en un segundo tiempo se dibujan los motivos geométricos en tonalidad
rojiza. Estas mismas observaciones han sido documentadas, aun con mayor detalle
y complejidad en el asentamiento de Djade el Mughra (Coqueigniot, 2009).

Figura 13.- Detalle de motivos de la casa HF (Cuadro 4H, Muro 4H-E35 // Fase ocupación IX).

Figura 14.- Detalle de motivos de la casa HF (Cuadro 4H, Muro 4H-E35 // Fase ocupación IX).

122 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Discusión

La publicación completa de los restos pictóricos hallados en los niveles del horizonte
PPNB Medio de Tell Halula, permite completar las primeras informaciones publica-
das (Molist, 1998; Molist 1999; Molist et alii, 2004; Molist et alii 2007), revisando y
ampliando las evidencias documentadas, y la interpretación. La primera observación
que se desprende, es la vinculación directa de las pinturas con las casas o unidades de
habitación con funcionalidad domestica. Esta afirmación se sustenta en el hallazgo de
restos pictóricos en varias unidades de habitación con características morfológicas y
constructivas similares a la globalidad de las construcciones documentadas en el asen-
tamiento. El carácter domestico se vería reforzado por la distribución de las pinturas,
esencialmente en la parte inferior de las paredes y sobretodo los suelos. Por lo que
respecta a las pinturas situadas en las paredes, destacaríamos su ubicación en la parte
anterior de las casas, cerca de la entrada y en la zona donde se ubican las sepulturas,
aunque el hecho de que no se hayan documentado, no excluye de manera definitiva,
que puedan ubicarse en la zona posterior. En relación a aquellas situadas en el suelo,
se documenta una repetición tanto de la ubicación como los motivos, con una dis-
posición especifica (cerca del hogar) también reiterada. Por otra parte destacaríamos
que el tema de las figuraciones documentadas en el caso de las paredes, con motivos
geométricos no parece constituir un motivo de significación simbólica especial.

Es diferente el caso de las figuraciones con motivos humanos en los cuales, aun reco-
nociendo la dificultad interpretativa de este tipo de documentos, la riqueza documen-
tal localizada en dos unidades constructivas nos permite hacer unas consideraciones.
En primer lugar se trata de un conjunto de imágenes esquemáticas, donde sus caracte-
rísticas (dimensión de las representaciones, disposición del emplazamiento), indican
que se trata de un panel con una composición organizada. Hasta la actualidad las pin-
turas descubiertas sobre los suelos o paredes de las construcciones en yacimientos del
periodo PPNA o PPNB en el Próximo Oriente como Abu Hureyra, Bouqras, Asikli
Höyük, Abou Gosh, Ain Ghazal no abundan las figuraciones humanas representadas
pues, en general se trata de figuraciones con motivos geométricos como los docu-
mentados en Mureybet en el enlucido de una casa del horizonte PPNA (Cauvin 1977,
Aurenche 1981) y sobretodo los hallados recientemente en Dja’de el Mughara, donde
una construcción con función colectiva presenta una rica decoración pintada en pare-
des y pilastras con motivos geométricos en pintura blanca, roja y negra (Coqueugniot,
2009). Para los documentos del horizonte PPNB destaca la documentación del yaci-
miento próximo a nivel cronológico y geográfico de Bouqras. En este yacimiento del
Valle del Éufrates medio se documentó en la casa 17, el suelo pintado en rojo y sobre
el muro, una composición que reagrupa 18 grullas pintadas en rojo y un bajo relieve
interpretado como una representación de una cabeza humana recubierta con pintura
ocre (Akkermans et Fokkens, 1978; Akkermans et al, 1983). Otro de los yacimientos

123
con el suelo pintado de rojo y de este mismo horizonte cronológico es Asikli Hoyuk
(Anatolia central), constituyendo en este caso, dada su singularidad, un argumento
para la interpretación de una función colectiva del edificio (Esin, 1999).

Las figuraciones humanas son raras en las representaciones pictóricas pero en los
últimos años han aparecido, en asentamientos del periodo PPNA. Un número sig-
nificativo de figuraciones humanas con técnicas de tipo inciso o escultórico han
sido localizadas en la zona del Valle del Éufrates: Jerf el Ahnar, Gobekli, Neva-
lli Çori o en el Levante Norte como Tell Qaramel, dentro de la gran variedad de
motivos representados en este momento que plantea una revisión de los estudios
simbólicos (Stordeur, 2003; Helmer et alii, 2004; Peters & Schmidt, 2004). Esta
renovación de documentación no afecta al horizonte histórico de Halula y los pa-
neles pintados con figuraciones femeninas se pueden considerar como las más an-
tiguas representaciones pintadas conocidas del Próximo Oriente. Desde un punto
de vista estilístico es interesante observar que las representaciones femeninas de
tipo frontal, encajan bien en las tradiciones estilísticas orientales mientras que las
representaciones laterales constituyen una novedad.

Las pinturas descubiertas en Tell Halula muestran por tanto con claridad varios
aspectos que quisiéramos destacar. En primer lugar el carácter no excepcional de la
presencia de pinturas en las unidades domesticas. Si bien es verdad que el número
recuperado no es muy elevado, sí que su constatación en cuatro casas potencia la
hipótesis de una cierta regularidad. Por otra parte, la ampliación de temáticas desa-
rrolladas, de estilos representados y gamas cromáticas halladas, permite encuadrar
y ampliar la documentación de manera clara entre las evidencias contemporáneas
de este tipo de testimonio arqueológicos.

Finalmente quisiéramos resaltar los paneles con las figuraciones femeninas. Estos,
hallados en dos casas diferenciadas y de cronología sucesiva, realzan la hipótesis
de unos conjuntos con una composición organizada, en el seno de la cual la figura
femenina tiene un lugar importante que ilustra bien el rol que ella debía tener en
las primeras sociedades agrícolas del Levante y Anatolia (Cauvin 1994).

124 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
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126 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
La conservación de campo en
Tell Halula
Margarita González, Diana Pérez
IPCE, Madrid

I. Introducción

Uno de los objetivos del proyecto de Tell Halula fue “…la restauración y puesta en
valor de los bienes patrimoniales recuperados más significativos” (Molist, 2004,
p. 21)”. En este sentido, el Instituto del Patrimonio Cultural de España, consciente
de tal necesidad, proporcionó asistencia técnica en conservación desde 1993. Du-
rante estos años (ocho campañas), la actividad realizada se puede denominar, de
una manera genérica, “conservación de campo”, queriendo englobar en este térmi-
no los dos tipos de prácticas complementarias que se llevaron a cabo, esto es: en
el tell y en el laboratorio de campo (Fig. 1). Como premisa fundamental diremos
que la conservación es una parte integrante del proyecto arqueológico, ya que las
primeras medidas preventivas deben tomarse en el mismo momento en que los
objetos son excavados y se exponen a un nuevo ambiente. Recordemos que cuando
el material está enterrado, generalmente se encuentra en una situación de equili-
brio con su medio circundante. Sin embargo, cuando es “expuesto a la luz” hay un
cambio evidente de su ecosistema, por lo que se desencadenan varios mecanismos
de deterioro. Es en este momento, cuando tenemos que poner todos los medios
a nuestro alcance para que dicho objeto se adapte de forma paulatina a su nueva
“segunda vida”. Las medidas preventivas más urgentes serán, sobre todo, evitar una
desecación brusca de los materiales para impedir su agrietamiento. Por lo tanto,
en Tell Halula se intentó realizar las extracciones durante las primeras horas de
la mañana para ralentizar la insolación y cuando se pudo, se instaló una tienda de
campaña a modo de toldo para evitar el impacto del sol y también de la lluvia. En
resumen, el trabajo en el tell consistió en aplicar durante el transcurso de la propia
excavación, aquellos tratamientos específicos que aseguraran la extracción de los
hallazgos recién descubiertos, permitiendo así el traslado al laboratorio sin poner
en riesgo su integridad material. Por otra parte, el “trabajo en el laboratorio de
campo” abarcó tanto las operaciones de embalaje como aquellas otras de montaje,
presentación y exposición al público de los objetos considerados más excepciona-
les. Como se podrá comprobar a continuación en Tell Halula se puso de manifiesto
una vez más que es imprescindible la estrecha colaboración entre arqueólogos y
restauradores1.

1  Sobre este tema véase la bibliografía final.

127
Figura 1. Metodología de trabajo en Tell Halula

II. tratamientos de intervención

En Tell Halula se ha intervenido sobre una gran diversidad de materiales arqueoló-


gicos, estos tenían un estado de conservación diferente según las condiciones del
depósito arqueológico en que se halló cada uno. En particular, los materiales de na-
turaleza orgánica como los óseos (bucráneos de uro y esqueletos humanos) y los ex-
cepcionales restos de fibras vegetales (cestería y tejidos de lino) presentan un buen
estado, debido a las favorables características del entorno, ya que nos emplazamos
en una estepa semiárida con un suelo básico propio de su sustrato geológico calizo.
En consecuencia, el tratamiento conservativo adoptado fue específico e individua-
lizado para cada caso concreto. Algunos materiales, con la aplicación de sencillas
técnicas de consolidación son fácilmente sacados del yacimiento, generalmente
por el propio arquólogo. Éste es el caso de la extracción de restos humanos y ani-
males. Otros, sin embargo, debido a su sensibilidad y a su facilidad para quebrarse,
fueron laboriosamente extraídos. Una consideración que hay que tener en cuenta
es que debido a la propia estrategia de la investigación arqueológica y al carácter de
sitio “abierto” de Halula, no fue posible la conservación de los hallazgos in situ, ya
que, para que la excavación pudiera ir progresando era preciso desmontar ciertas
estructuras “fijas”. En este sentido, los suelos y muros con decoraciones pictóricas
que se descubrieron, ante la imposibilidad de su permanencia en el lugar y dado

128 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
su evidente valor patrimonial, fueron extraídos de su contexto original y transfor-
mados en objetos muebles museables. Esta nueva condición ha convertido a estas
pinturas en una importante obra reclamada en varias exposiciones internacionales
contribuyendo así a divulgar los resultados de la Misión2.

(1) Intervención en los suelos y muros decorados con pinturas. En Tell Ha-
lula se han documentado tres hallazgos pictóricos: dos pavimentos con pinturas
-uno en la campaña de 1997 y otro en el 2003- y una pintura mural durante el 2005
y 2006. Estos descubrimientos tuvieron lugar en el sector sudeste cercano a la
abrupta pendiente del tell (S-2/4), donde se documentan las viviendas más arcaicas
-datadas en el Precerámico B Medio-. Éstas se caracterizan por tener una plan-
ta rectangular, pluricelular y estar construidas con muros de adobe, encalados por
ambas caras, y suelos enlucidos muy bien elaborados (Fig. 2 y 3).

Figura 2. Situación de los hallazgos pictóricos y estado de conservación.

2 Catálogo-Exposición Fòrum Barcelona (2004): En els inicis de les desigualtats. Exposición organizada
por el Museu d´Arqueologia de Catalunya, con motivo del Fòrum Internacional de le Cultures, 20
Mayo-24 Octubre 2004, Barcelona.

129
Figura 3. Técnica de elaboración de los pavimentos pictóricos.

El “primer suelo pictórico” (casa 4F/E13, panel 150 x 110 cm). La pintura está
realizada con un pigmento mineral rojo, de óxido de hierro rico en hematites, el
cual destaca sobre el fondo gris del enlucido pulido, siendo este color oscuro carac-
terístico de todos los suelos del poblado y propio de su composición mineralógica
a base principalmente de minerales volcánicos y calcíticos y en menor proporción
cuarzo, aragonito, yeso y silicatos3. Sólo se ha conservado una parte del suelo debi-
do a que la casa se localizó muy cerca de la ladera del tell, perdiéndose el resto por
la intensa erosión que ha sufrido, que inclusive ha rozado el límite de algunas figu-
ras. En general se encontró altamente agrietado y muy frágil, sobre todo en aque-
llas zonas donde se había perdido pequeños fragmentos, por lo que ciertas figuras
se vieron afectadas parcialmente mostrándose con algún rasgo incompleto. Toda
la superficie mostraba un diminuto “picado” superficial provocado por la acción
físico-química, tanto de la propia sedimentación como de la cristalización de las
sales del terreno, apareciendo algunos trazos de las imágenes totalmente ocultos
por concreciones salinas muy resistentes.

3 Se trata de suelos muy resistentes y compactos, con características hidráulicas, cuya composición es
muy variada y compleja. Véase el informe realizado por el geólogo José Vicente Navarro Gascón del
Laboratorio de lPCE: “Análisis de muestras de un pavimento decorado procedente del yacimiento
arqueológico de Tell Halula (Siria)”, (inédito).

130 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
El “segundo suelo pictórico” (casa JB/E35, panel 160 x 130 cm) se halló en la misma
ubicación que el primero, mostrando muchas manchas dispersas también de color
rojo. Aunque artísticamente no es tan espectacular como el primero, su importan-
cia como documento arqueológico obligó igualmente a su extracción. En cuanto al
espacio donde se encuentran estas pinturas, nos parece sorprendente el hecho de
que se hayan podido conservar hasta nosotros, aún más si pensamos que estos suelos
sufrieron durante su “primera vida” un continuo uso de lógicas pisadas y probables
limpiezas con agua. Una explicación que podemos aportar, confirmada por el estudio
microscópico estratigráfico de las muestras, es que la superficie de la capa pictórica
presenta un film, más o menos uniforme de calcita y yeso, el cual debió formarse
durante los años de uso y que en cierta medida protegió al pigmento.

El “tercer hallazgo pictórico” (casa HD) demostró que también las paredes in-
teriores se decoraban con pinturas. Del mismo modo que en los pavimentos, aquí
el pigmento rojo empleado también es una tierra roja de óxido de hierro aplicado
sobre un enlucido de cal. Este último es típico de todas las casas con el objeto de
posibilitar un fondo blanco más luminoso, además de proporcionar una protección y
textura más homogénea en relación al acabado rugoso que tendría la pared de adobe
sin revestir. En la representación se observan varios matices de rojo que van del tono
intenso hasta el anaranjado según la proporción de mineral que se hubiera aplicado
en cada zona. La delgada capa pictórica se mostró muy pulverulenta y con riesgo
de desprendimiento dada la inconsistencia estructural tanto de la capa de encalado
como de la superficie del muro de adobe. Este estado de conservación tan precario
puede explicarse según los estudios de laboratorio realizados posteriormente4. Así se
ha verificado que debajo de la pintura hay dos capas carbonatadas bien diferencia-
das con múltiples fisuras y aplicadas posiblemente en momentos diferentes (siendo
lógico pensar que las paredes se encalarían varias veces a lo largo de la vida útil de las
casas); sobre esta capa de cal, ya recristalizada, se extendió el color no pudiéndose,
en consecuencia, fijarse el pigmento por carbonatación y si a esto añadimos la degra-
dación y pérdida de su aglutinante orgánico (en el supuesto de que lo tuviera ya que
no se ha podido identificar ningún resto del mismo) es normal que nos encontremos
con una pintura de escasa cohesión y adhesión a su sustrato5.

4 Sobre el estudio científico de la pintura véase el informe del laboratorio del IPCE realizado por el
geólogo Pedro Pablo Pérez y la química Estrella Sanz Rodríguez: “Caracterización de los materiales
constitutivos y la técnica de ejecución en unas pinturas murales del yacimiento de tell Halula (Siria)”,
(inédito).

5 El estudio de laboratorio del IPCE ha demostrado que esta “cal primitiva” no ha sufrido un proceso
de calcinación completo. El geólogo Pedro Pablo Pérez nos explica que tal vez sea debido al
desconocimiento del ciclo de la cal y a la escasa tecnología que había en esos momentos que
impedía alcanzar la temperatura necesaria de unos 700 ºC. Véase “Caracterización de los materiales
constitutivos y la técnica de ejecución en unas pinturas murales del yacimiento de tell Halula (Siria)”,
informe inédito.

131
Los tratamientos de conservación fueron:

Documentación gráfica. Es el primer paso y parte fundamental del proceso tanto de


excavación como de conservación que permitirá reconstruir en planos el contexto
original de las estructuras que irremediablemente se perderán dada la imposibili-
dad de su conservación in situ.

Microexcavación. El descubrimiento, en el caso de las pinturas murales, se realizó


de forma paulatina para evitar daños a la frágil capa pictórica. Se emplearon di-
versas herramientas como palitos de bambú, pequeñas espátulas y bisturí, éste úl-
timo manejado siempre con la hoja en paralelo a la superficie para no arañarla. El
proceso se llevó a cabo en seco, sin emplear agua, ya que este tipo de pintura sin
apenas aglutinante es muy sensible al medio acuoso. En el caso de las pinturas pa-
vimentales, al ser más resistentes, la eliminación de los depósitos terrosos se llevó
a cabo con ligeras humectaciones, empleando hisopos mojados en una solución
hidroalcohólica al 50%. De todos modos, en ambas situaciones nunca se realizó
una limpieza exhaustiva sino que se dejó una ligera capa de tierra, la cual estaba
fuertemente adherida, para su posterior retirada en el laboratorio de campo.

Preconsolidación. Las zonas más pulverulentas y frágiles se consolidaron mediante


varios procedimientos: por goteo, impregnación a pincel e inyección a través de
grietas. Los productos empleados fueron resinas acrílicas bien en emulsión bien
en disolución.

Refuerzo de bordes. Tanto en los suelos como en los murales se reforzaron los bordes
perimetrales del área a extraer. En el caso de los suelos, también se rellenaron los
límites de las lagunas aplicando un mortero de cal, de este modo se evitaron posi-
bles pérdidas o desprendimientos de la superficie.

Capas protectoras temporales. Sobre la superficie de las pinturas se adhirieron diversas


capas, cuyo objetivo fue reforzar la capa pictórica para evitar así posibles despren-
dimientos, ya que la propia operación de extracción es muy traumática para este
tipo de bienes tan delicados. La secuencia de capas de protección fue (Fig. 4):

1. Empapelado. Primero se adhirió una fina hoja de papel japonés con resina acríli-
ca disuelta en acetona (Paraloid B-72©).
2. Engasado. Después un doble de engasado consecutivo adherido con la misma
disolución de resina acrílica pero variando la concentración de uso de menos a
más, para proporcionar mayor consistencia a las capas más externas.

132 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
3. Entelado. Por último se adhirió otra capa de tela más fuerte tipo arpillera como
capa de refuerzo. En el caso del pavimento, también se añadió una carcasa de
escayola a modo de contramolde rígido, con el objeto de conservar las irregula-
ridades de su superficie. No obstante esta secuencia que mostramos no es fija,
pudiendo sufrir alguna variación en otro tipo situaciones, por lo que será el res-
taurador quien deberá elegir cuantas capas protectoras es necesario aplicar.

Figura 4. Esquema del proceso de arranque “en bloque”: a) Pintura mural y B) Pintura pavimental
(dibujo basado en el publicado por E. Chantriaux-Vicard: “Les mosaïques de Pavement”, en
BERDUCOU (1990), 274.

Extracción. El método de extracción practicado en muro y suelo, fue el de separar


en un bloque tanto la capa pictórica como una parte de su propio muro/suelo. De
este modo se conservó lo más posible la integridad física de ambos conjuntos. El
perímetro del área que se decide extraer se corta empleando sierras de mano o
el filo de espátulas metálicas. En el caso del pavimento, sus límites se excavaron
dejando el suelo sobre una plataforma de sedimento que permitió la introducción
por debajo de las barras de arranque para así, ir cortando en paralelo la capa infe-
rior. Según se iba avanzado en el desprendimiento, se fue introduciendo de forma
paulatina, una plancha metálica para que el suelo que estaba ya separado quedara
apoyado. En el arranque del caso del muro, como paso previo se reforzaron sus
bordes perimetrales y se seccionó en dos paneles por la zona de separación que
corresponde a la puerta de entrada de la casa. Después, del mismo modo que en

133
el suelo, se fueron introduciendo las barras metálicas pero en este caso, de manera
vertical por la zona superior para ir desprendiendo el conjunto. A medida que que-
daba exenta la pintura, la zona inferior del mural se fue calzando con listones de
madera. Finalmente, la pintura ya desprendida se apoyó en un tablero de madera
interponiendo una plancha de goma espuma como amortiguador.

Desbastado preliminar del reverso. Antes de proceder a su embalaje, se retiró parte del
sobrante del adobe para así, aligerar su peso durante el transporte.

Embalaje y transporte. Las pinturas, una vez embaladas con material amortiguante y
tableros, fueron trasladadas al laboratorio de campo para su tratamiento.

Operaciones en el laboratorio de campo. A consecuencia de la operación de arranque


el soporte original de las pinturas se pierde, por lo que es imprescindible volver a
colocar las pinturas en otro soporte nuevo. Antes de su colocación son necesarias
una serie de operaciones para acondicionar el reverso de las pinturas.

1. Regularización y consolidación del reverso. Se retiró mecánicamente el adobe


sobrante al mismo tiempo que se consolidaron las grietas y se rellenaron las la-
gunas existentes con mortero de cal. Después se realizó un rayado para que la
siguiente capa de mortero quedara bien agarrada (Fig. 5).

Figura 5. Procesos de trabajo sobre las pinturas en el laboratorio de campo.

134 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
2. Capa de intervención. A continuación se aplicó la “capa de intervención” con
nuevo mortero de cal para así, nivelar totalmente las superficie y poder adherir
el nuevo soporte. Esta capa de intervención cumple otra función importante en
conservación que es la reversibilidad de la intervención, es decir, este estrato
intermedio permitirá separar el nuevo soporte en caso necesario.
3. Montaje en un nuevo soporte. El soporte elegido fue un panel sintético prefabri-
cado con un interior de celdas de aluminio de gran resistencia y ligereza, cono-
cido con el nombre comercial de Aerolam. Para asegurar la unión de este panel
se practicaron unas pequeñas incisiones en ambas caras de contacto, a modo de
llaves. El adhesivo empleado fue una resina epoxi que se espesó en nuestro caso
con carbonato cálcico micronizado.

Desengasado. Una vez transferida la pintura al nuevo soporte, el conjunto pudo darse
la vuelta para trabajar por la cara de la pintura y poder así retirar las capas de pro-
tección. Para facilitar la redisolución del adhesivo de resina acrílica, se emplearon
“mantas” de algodón empapadas en acetona tapadas con plástico. Transcurridos unos
minutos, la resina estaba lo suficientemente disuelta como para permitir el desenga-
sado paulatino hasta retirar completamente la última capa de papel japonés.

Limpieza y reintegración de lagunas. Uno de los últimos pasos de la intervención fue


la limpieza de la superficie pictórica y la reintegración de las lagunas del enlucido.
La limpieza tuvo el objetivo de eliminar mecánicamente las concreciones calcáreas
que aportaban un aspecto granuloso y opaco a la pintura. De este modo se favore-
ció tanto la visión de la composición como la revalorización tonal del color. Para
el tratamiento de las lagunas se adoptó el criterio de mínima intervención, por lo
que éstas se rellenaron a bajo nivel con mortero de cal cuya textura y color se asi-
miló al original, empleando el propio sedimento aglutinado con emulsión acrílica.
Finalmente la capa pictórica se protegió con una resina acrílica disuelta a muy baja
concentración en acetona aplicada puntualmente con pincel.

(2) Intervención en los bucráneos de bóvidos y cuernos de cérvidos. Bajo los


cimientos de piedra de las casas, o bien apoyados en el exterior de sus muros, encon-
tramos bucráneos de uro (Bos Primigenius) y cuernos de ovicápridos o de cérvidos
como ritual fundacional. Los bucráneos al estar constituidos por material orgánico
son extremadamente sensibles a los cambios de humedad y temperatura. Pensemos
que este material óseo al desenterrarse se va a exponer a un ambiente más cálido
que el que tenía cuando estaba enterrado, por lo que se puede provocar su rápida
desecación y en consecuencia el agrietamiento. Aunque superficialmente parezcan
muy compactos y resistentes, como consecuencia de la buena conservación del com-

135
ponente mineral de su tejido óseo6, hay que tener presente, por una parte que el inte-
rior del cráneo aparece muy esponjoso y con muchas cavidades y por otra, que el in-
terior de los cuernos están huecos7. Primeramente se procedió a la microexcavación
del bucráneo, retirando el sedimento circundante para así delimitar sus contornos,
pero sin quitar los posibles apoyos (como pueden ser las piedras y las capas inferiores
de sedimento). Con el objeto a medio excavar es cuando se procedió a consolidar por
goteo el interior del tejido poroso con una emulsión acuosa de resina acrílica (Acril-
33©) a baja concentración. Para evitar roturas en el momento de su extracción, debi-
do a su peso, se decidió engasar su superficie con una resina acrílica (Paraloid B-72©)
disuelta en acetona (entre un 5-10 %). En el laboratorio de campo se procedió a reti-
rar cuidadosamente las gasas con acetona, eliminando los restos del sedimento que
se había introducido por los numerosos orificios. También se consolidaron de nuevo
los puntos más débiles y las fisuras mediante impregnaciones de resina acrílica en
emulsión acuosa. Finalmente, para dar consistencia estructural a esta gran pieza, sus
zonas perdidas se reintegraron con escayola, entonadas posteriormente con pigmen-
tos minerales aglutinados con la misma resina (Fig. 6).

Figura 6. Procesos de trabajo in situ.

6 El hueso enterrado se vuelve más cristalino debido a que tiene lugar un intercambio químico entre
este material y su medio postdeposicional circundante para conseguir un equilibrio.

7 Los bucráneos de uro están formados por dos tipos de materiales: por un lado, tejido óseo propio de
los huesos planos del cráneo y por otro, por queratina propio de los cuernos. Estos últimos tienen el
interior hueco a diferencia de los cuernos de cérvidos que son compactos.

136 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
(3) Cráneos humanos. Bajo el suelo de la habitación principal y muy próximo a su
entrada es donde hallamos los enterramientos de la familia. Generalmente los crá-
neos de los individuos aparecen muy fisurados, fragmentados y con el interior muy
debilitado, debido tanto a su propia morfología, ya que se trata de huesos planos
y muy delgados, como por la manera como se depositó el cadáver en la fosa, esto
es, en posición flexionada y con la cabeza, a veces, aplastada por la tapa circular
de adobe con la que se sellaba la sepultura. En este sentido, la consolidación fue
fundamental antes de proceder a la extracción, con objeto de sacar los restos en las
mejores condiciones posibles para su posterior estudio antropológico. Por norma,
este tipo de extracciones son realizadas por el propio arqueólogo, ya que se trata
de prácticas relativamente fáciles mediante el uso de la conocida “cola blanca” o
acetato de polivinilo. Una vez en el laboratorio, se procedió a la limpieza de sus
superficies, eliminando las tierras pegadas, y los excesos de la cola de polivinilo
que formaba una película plástica brillante, empleando hisopos mojados en aceto-
na y bisturí. Al mismo tiempo se procedió a su consolidación estructural, aplican-
do puntualmente ese mismo adhesivo por inyección a través de las grietas, o bien
reforzando las fisuras y huecos con pasta de resina epoxi (como la conocida barra
reparadora para madera).

(4) Restos de fibras vegetales. En las paredes internas de la fosa se han encon-
trado restos de fibras vegetales que posiblemente formaban parte de un saco de
cestería que envolvía al individuo a modo de sudario. Estas esteras están formadas
por el entrecruzamiento de fibras -bien en damero, bien en diagonal-, siendo un
material orgánico extremadamente frágil y muy perecedero por lo tanto aparecie-
ron en forma de fragmentos discontinuos en un avanzado estado de carbonización.
En consecuencia, solamente se pudieron extraer pequeñas piezas, consolidando
previamente las paredes de la fosa rociando el producto con una jeringuilla (Para-
loid B-72© en acetona) y posteriormente con la ayuda de un engasado protector
se extrajeron algunas muestras. Una vez en el laboratorio se procedió al refuerzo
de su reverso con una capa fina de mortero y una tela sintética adherida con emul-
sión acrílica (Plextol B-500©) para así mantener unidas las fibras. Finalmente, los
fragmentos se embutieron en un soporte de escayola a modo de “muestrario” que
permitió su exposición y estudio.

(5) Objetos varios del ajuar funerario. Los objetos que forman parte del ajuar fune-
rario tienen una composición muy variada, desde adornos personales, útiles de hueso
y piedra hasta objetos insólitos de carácter simbólico de difícil interpretación.

137
- Un hallazgo excepcional fueron unas “bolas” de mineral metálico de plomo (gale-
na) recubiertas de una capa de cal, incluso una de ellas conservaba improntas de
tejido y restos de pigmento rojo. Nuestra actuación fue la consolidación in situ,
antes de su extracción mediante inyección y goteo de resina acrílica (Paraloid B-
72© en acetona) con objeto de adherir lo más posible esa fina capa de cal a la su-
perficie del mineral. Ya en el laboratorio, se procedió a la eliminación minuciosa
de la tierra adherida y a la consolidación definitiva por impregnación, siempre en
baja proporción para evitar excesos de consolidante sobre la superficie.

- Otro hallazgo singular fueron una serie de cuentas de cobre de posibles braza-
letes o collares, algunas incluso conservaban restos del hilo vegetal del engarce8.
La relativa buena conservación de este cordel se debe a que las sales metálicas
de cobre (carbonatos de cobre) son tóxicas para los microorganismos, evitando
así, la degradación biológica del mismo. Además estos productos de corrosión
ayudaron a mantener unidas tanto a las cuentas entre sí como su hilo interno,
siendo esto una información muy valiosa que hay que conservar como testimo-
nio de su uso. Por lo tanto nuestro tratamiento fue mínimo, apenas una ligera
limpieza mecánica con bisturí para retirar la tierra adherida y rebajar levemente
la corrosión más gruesa y deformante, con objeto de que la forma esférica de la
cuenta se apreciara mejor.

- Otro descubrimiento sin precedentes fue un colgante de cobre nativo que apare-
ció sobre un cráneo. Nuestra intervención en el laboratorio consistió únicamente
en su estabilización con un adecuado embalaje para evitar activar los fenómenos
de corrosión9. Éste consistió en la introducción de la pieza, envuelta previamente
en papel japonés, dentro de una bolsa de plástico agujereada para evitar fenóme-
nos de condensación. Debido a que los metales requieren unas condiciones secas
de almacenaje, se siguió la recomendación de poner un agente desecante como el
“gel de sílice” con indicador de color dentro de una bolsita de plástico agujereada
(nunca se debe poner en contacto directo con el objeto) para que pueda absorber
la posible humedad de la caja. Todo (objeto y saquito) se guardó en una caja her-
mética acolchada.

8 Según los estudios realizados por Ignacio Montero Ruiz del CSIC de Madrid y Salvador Rovira
Llorens del MAN estas cuentas se fabricaron a forja mediante el enrollamiento de una lámina,
siendo el testimonio más antiguo del inicio de la metalurgia que llegó a Tell Halula por intercambios
con el sur de Anatolia a unos 80 km.

9 Su tratamiento, dado la singularidad del caso, se realizó en España por Soledad Díaz Martínez,
especialista en restauración de metales del IPCE.

138 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
(6) Hojas de hoz de sílex con restos de betún. En algún caso, este tipo de lamini-
llas se presentan con restos de betún o alquitrán, sustancia adhesiva de color negro
empleada para asegurar el enmangue. Debido al estado quebradizo de esta mate-
ria, fue necesaria la extracción en bloque. Este método consiste en aislar el objeto
sobre una plataforma de sedimento y reforzar su perímetro con un engasado. De
este modo se pudo cortar el terreno con el paletín y proceder a su levantamiento
conservando íntegro el betún. Una vez en el laboratorio se pudieron adherir los
fragmentos de betún a la hoz mediante emulsión acrílica.

(7) Figuritas de arcilla sin cocer. Dentro de los objetos fabricados con arcilla
cruda de época precerámica, destacamos la intervención sobre unas figuritas de
animales muy esquemáticas modeladas en una sola pieza. Se trata de representa-
ciones zoomorfas -posibles ovicápridos de facciones faciales muy simples- con
una longitud de 6 cm aproximadamente. Debido a su fragilidad fue necesario la
consolidación completa del objeto con varias impregnaciones, ya que se trata de
un material muy poroso, con resina acrílica en disolución (Paraloid B-72©) a baja
concentración en acetona. Además se reforzaron algunas grietas con una masilla
prefabricada con sedimento arcilloso y emulsión acrílica. En cuanto a su limpieza
únicamente se emplearon hisopos mojados en alcohol etílico.

(8) Puntas de flecha de sílex con restos del enmangue de yeso/cal. Otro testi-
monio excepcional de Halula son las puntas de flecha (tipo “Biblos”) de sílex con
pedúnculo en la parte proximal con restos de cal/yeso para ser enmangadas en asti-
les. Nuestra intervención fue consolidar estos importantes indicios con impregna-
ciones de resina acrílica (Paraloid B-72©).

(9) Vasijas de cerámica. Un caso típico es el hallazgo de grandes ollas completas


pero muy fragmentadas debido a la presión y peso de los propios sedimentos del
tell. Generalmente sus piezas se mantienen unidas gracias tanto al depósito de tie-
rras circundantes como a las tierras de su interior, por tanto no es recomendable
retirar este contenido puesto que constituye un refuerzo compacto y homogéneo.
Fue muy práctico envolver la frágil vasija con plástico-film de cocina (polietileno) o
bien con un vendaje en seco. Ya en el laboratorio de campo se llevó a cabo el pro-
ceso de pegado, apuntando la secuencia del ensamblaje con pequeñas etiquetas de
papel adhesivo que luego se retiraron. Esta operación de pegado puede parecer a
priori aparentemente sencilla, pero la mayoría de las veces requiere una lenta plani-
ficación. Tenemos que recordar que cuando una vasija de cerámica se rompe, sufre
una deformación plástica que hay que tener en cuenta a la hora de su reconstruc-
ción. Por lo tanto no es recomendable hacer dos mitades del vaso (la base por una
parte y la boca por otra) porque al final no encajarán. Lo mejor es ir uniendo poco
a poco los fragmentos hasta formar secciones cada vez más grandes, comproban-

139
do en todo momento la evolución de la reconstrucción para ir ajustando todas las
piezas y evitar lo más posible los escalones. El adhesivo empleado fue el conocido
pegamento nitrocelulósico (Imedio©), o bien Paraloid B-72© disuelto en acetona
al 40%. En algún caso, para poder seguir con el proceso de pegado, fue necesario
ir reintegrando las lagunas con escayola a bajo nivel. Para las faltas más grandes se
confeccionó una contraforma por la cara interna de la vasija con un engasado de
escayola y sobre ésta, con un desmoldeante de vaselina, se hizo la reconstrucción.
Para las pequeñas lagunas se emplearon como plantillas las conocidas hojas de cera
moldeables de dentista.

III. PRESENTACIÓN AL PÚBLICO

El legado patrimonial de Tell Halula está expuesto en las salas de Prehistoria de


los dos Museos más importantes de Siria, el Museo Nacional de Arqueología de
Alepo y el Museo de Antigüedades de Damasco. El contenido de las vitrinas se
va actualizando a medida que avanza el conocimiento arqueológico presentando,
así, las piezas más significativas. De este modo se cumple otro de los objetivos de
la Misión que es divulgar y dar a conocer los resultados científicos, además de ir
remodelando su espacio expositivo10.

10 Se cumple así con los principios del artículo 7 de la Carta de Lausana de 1990: Carta Internacional
para la Gestión del Patrimonio Arqueológico, preparada por el ICAHM y aceptada en la 9th
Asamblea General del ICOMOS.

140 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
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143
Identificación, caracterización y
procedencia de las materias primas
silíceas de Tell Halula
Ferran Borrell Tena
School of Arts, Histories and Cultures. The University of Manchester

I. INTRODUCCIÓN

El valle medio del Éufrates comprende, en su sentido geográfico (Kuzucuoglu et


alii., 2004), la región de Adiyaman (Turquía) hasta su confluencia con el río Kha-
bour (Siria). En este tramo del río se han realizado diversos pantanos. A raíz de la
construcción del pantano de Tichrine (Siria) empezaron las intervenciones arqueo-
lógicas en Tell Halula (Molist, 1996; Molist, 2001; SAPPO, 2007). La construcción
de los pantanos ha provocado la subida del nivel del agua y ha modificado el curso
original del río, provocando una pérdida sustantiva de información sobre sus terra-
zas. No obstante han sido diversos los geólogos y geomorfólogos que en las últimas
décadas han estudiado las terrazas del Éufrates, trabajando tanto en Siria como en
Turquía (Minzoni-Deroche & Sanlaville, 1988, 2004; Geyer & Besançon, 1997; Ku-
zucuoglu et alii., 2004). Estos trabajos han permitido obtener distintas secuencias
de terrazas datadas desde el Pleistoceno Final hasta la Edad Media, pudiéndose
establecer sucesivas fases de estabilización, depositación y erosión (Kuzucuoglu et
alii., 2004). Estas terrazas contienen gran cantidad y variedad de rocas silíceas que,
en forma de nódulos procedentes de centenares de kilómetros, son explotados en
la mayoría de yacimientos neolíticos del valle medio del Éufrates, evidenciando la
importancia de las terrazas como fuente de aprovisionamiento de rocas silíceas. A
pesar de esto, son muy pocos los trabajos específicos sobre el aprovechamiento de
los depósitos en posición secundaria (Ray, 1982; Howard, 1993; Shelley, 1993; Risch,
1995), la explotación de las terrazas del Éufrates durante la Prehistoria ha sido un
tema abordado por diversos arqueólogos y geólogos que han estudiado los con-
juntos líticos procedente de yacimientos prehistóricos del valle del Éufrates y de
las mismas terrazas (Minzoni-Deroche & Sanlaville, 1988; Nishiaki, 2000; Abbès,
2003; Sanlaville, 2004; Copeland, 2007). Algunos estudios han reconocido un pa-
trón de utilización de los recursos líticos procedentes de las terrazas, aunque la
identificación y caracterización de las distintas variedades se ha realizado en base
a la observación macroscópica, a pesar de que el uso de la petrografía para caracte-
rizar afloramientos primarios empieza ya a ser habitual en Próximo Oriente (Saito
& Tiba, 1978; Borrell, 2006, 2008, en prensa; Long & Julig, 2007; Julig et alii., 2007;
Doherty y Milic, en prensa). Esto ha provocado una menor información sobre las
variedades de sílex transportadas por el río Éufrates así como las proporciones en
que aparecen, lo que hace difícil poder establecer la selección que de estas terrazas
se ha hecho por parte de las comunidades neolíticas que poblaron el valle del río.

144 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
El estudio del proceso de producción de útiles líticos en Halula ha sido desarrolla-
do poniendo especial atención en la caracterización de las estrategias de aprovisio-
namiento y gestión de las rocas silíceas, desarrollando una metodología de trabajo
específica (Borrell, 2005, 2008)
Los objetivos principales de esta metodología son:
- Identificación de las diversas variedades de sílex presentes a partir de una combi-
nación de variables macro y microscópicas.
- Caracterización de la composición de las terrazas del Éufrates: qué variedades
aparecen y en qué proporciones.
Los resultados han permitido identificar y caracterizar las estrategias de aprovi-
sionamiento de rocas silíceas en Tell Halula durante la segunda mitad del VIIIº
milenio cal. B.C.

II. METODOLOGÍA

II.1. Documentación

El primer trabajo que se ha llevado a cabo ha sido la documentación, a nivel geo-


gráfico y geológico, de la zona en la que se encuentra el yacimiento. Básicamente
se hace referencia a la consulta de mapas geológicos de la zona que han de per-
mitir una primera toma de contacto con el terreno y determinar las zonas donde
potencialmente se podrían localizar afloramientos de sílex. Esta parte del trabajo
ha resultado complicada debido a que el yacimiento está situado cerca de la actual
frontera con Turquía, por lo que cualquier información cartográfica, geológica o de
otro tipo está fuertemente restringida, aún datando de los años 70. De este modo
se hizo más evidente la necesidad de realizar una intensiva prospección directa del
terreno para localizar los afloramientos susceptibles de haber sido explotados.

II.2. Caracterización de los afloramientos

Para la caracterización de los afloramientos de sílex se han tomado las siguientes


variables:
-S  ituación del afloramiento.
- Naturaleza del afloramiento: se refiere a si se trata de un afloramiento en posi-
ción primaria o si se trata de materiales en posición secundaria.
- Dimensiones de los nódulos: largo, ancho y grueso. Estas tres medidas se toma-
ron para tener una referencia del volumen.
- Forma general del nódulo: debido a la dificultad de medir algunos nódulos de
morfología muy irregular, se decidió tomar una observación sobre la morfología

145
general del nódulo que ayudara a completar la información de medidas que, se-
gún lo caprichoso de la forma, podía ser una variable algo engañosa. Así pues, se
contemplan las siguientes formas: formas planas, globulares, irregulares, tubula-
res y fragmentos diversos.
- Tipo de roca caja: en el caso de que haya restos de la roca encajante también se
anota.
- Distancia en kilómetros (o metros) y en minutos andando desde el yacimiento.
- Tipo de sílex: a partir del material arqueológico y durante las prospecciones de
terreno se elaboró una clasificación de las distintas rocas silíceas a partir de crite-
rios estrictamente macroscópicos. De este modo se elaboró una lista de 22 tipos
de sílex (Borrell, 2006) 1. Las variables utilizadas para esta primera clasificación de
las distintas rocas silíceas han sido: el color, la textura y el tamaño del grano, el
tipo de córtex rodado o con restos de la roca caja y su procedencia (afloramientos
en posición secundaria o afloramientos en posición primaria).

II.3. Identificación de las rocas silíceas

La identificación de las distintas variedades de rocas silíceas se ha llevado a cabo


mediante una combinación de variables macro y microscópicas obtenidas a partir
del estudio de material arqueológico y el procedente de las prospecciones de cam-
po realizadas. Combinando las variables microscópicas (color, forma de los nódu-
los, tipo de córtex, tamaño, etc.) con otras variables microscópicas obtenidas tras
la realización una serie de secciones delgadas, de cada tipo se ha pasado de un total
de 21 tipos a 8 grupos de sílex. Dentro de estos grupos se documenta una cierta
variabilidad, sobre todo en variables poco significativas como por ejemplo el color.
Los grupos de sílex consisten en materias primas con características estructurales
similares, misma procedencia, aptitud para la talla parecida y morfología y tamaño
de los nódulos similares. En la siguiente tabla se resumen las distintas variables que
caracterizan a cada uno de los grupos de sílex definidos:

1 El gran número de tipos de sílex creados fue una exageración querida para, tras la identificación
petrográfica, poder aglutinar distintos tipos con el mínimo de error. Se quería evitar que, una vez
analizado el material, se descubriera que uno de los tipos estaba conformado por dos o más materias
primas, lo que obligaría a la revisión del material analizado.

146 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Tabla 1. Descripción de los grupos de sílex establecidos en Tell Halula

Para conocer mejor las características microscópicas de los distintos grupos de sí-
lex así como su aplicación en otros yacimientos, ver las publicaciones anteriores
(Borrell, 2006, 2008). Una muestra de las características microscópicas de los dis-
tintos grupos de sílex establecidos se observa en las siguientes fotografías.

147
Figura 1: Secciones delgadas de los grupos de sílex 1, 2, 3 y 4.

148 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 2: Secciones delgadas de los grupos de sílex de 5, 6, 7 y 8.

149
II.4. Prospección: afloramientos primarios

En el área prospectada de un radio de 5 kilómetros de Halula no se han documen-


tado afloramientos de sílex en posición primaria. Fuera del área de prospección
intensiva, son varios los afloramientos del grupo 7 que han sido localizados durante
las prospecciones realizadas por otros equipos que trabajan en la región (Cauvin,
1994; Coqueugniot, 1994; Cauvin et alii., 2001). El estudio del grupo de sílex 7 re-
quiere de una especial atención cuando se plantea su procedencia. En primer lugar
cabe destacar su abundante presencia en los yacimientos del valle medio de Siria,
especialmente en aquellos ubicados en el norte de Siria. Su abundante presencia ha
hecho que haya sido definido de distintas maneras2. A pesar de que las definiciones
pueden variar un poco, del mismo modo que su color (del blanco al marrón oscuro
o negro), no es difícil de identificar a nivel macroscópico, gracias también a su ca-
racterístico córtex calizo blanco.

Figura 3: Láminas de sílex hechas con el grupo 7, una de ellas con restos de betún.

2 En Dja’de se ha definido como un sílex “brun sombre à grain très fin” (Coqueugniot, 1994). En Tell Halula,
como una porcelanita arcillosa, de gran calidad, grano muy fino y de color variable (Molist et alii. 2001).
En Mureybet se ha definido como un sílex “à grain fin” (Cauvin, 1994), “tres bon sílex à grain fin” (Cauvin
et alii 2001) o un “silex éocene est de colour brun-noir à grain très fin et d’aspect «grass»” (Abbès, 2003).
En Bouqras se define como sílex de calidad, fino de color gris-marrón o beige (Roodenberg, 1986) y en
Tell es Sinn como “(…) en gris, brun et anthracite est d’une qualité supérieure.”(Roodenberg, 1980)

150 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
La presencia, aunque mínima, de algún pequeño nódulo de sílex grupo 7 en dis-
tintos puntos de las terrazas del valle medio del Éufrates ha sido atestiguada (Ro-
odenberg, 1986; Borrell, 2005). A pesar de esto, en ningún caso se considera el río
como la fuente principal de aprovisionamiento de esta materia prima, sino que
procedería de afloramientos primarios. En Siria, las prospecciones realizadas por
distintos investigadores que trabajan en el norte del país (Cauvin, 1994; Cauvin et
alii., 2001; Abbès, 2003) han permitido localizar distintos afloramientos de esta
materia prima en la formación de Maksar, a una distancia de unos 25 kilómetros de
Tell Halula, en dirección sur. En Tell Halula esta materia prima debe ser diferen-
ciada del resto, puesto que se trata de un recurso mineral de procedencia exógena
que se encuentra a una distancia que puede ser recorrida en un día de marcha, pero
cuya captación de los nódulos y el recorrido de vuelta no se puede realizar en una
única jornada.

II.5. Prospección: depósitos en posición secundaria

A lo largo del valle medio del Éufrates y sus afluentes, se han identificado y locali-
zado una serie de seis terrazas Pleistocénicas (Sanlaville, 2004). Estas terrazas, que
transportan gran cantidad de rocas procedentes de las montañas del Taurus han
sido asignadas a las siguientes formaciones: It Dagi (QVI), Qara Yakoub (QV), Til-
magara (QIV), Chnineh (QIII), Abu Jemaa (QII) y Abu Chahri (QI). Para conocer la
composición de las terrazas del Éufrates cercanas a Tell Halula se tuvo que afron-
tar una problemática específica: la inundación de éstas entre el tramo de Karako-
zak y Halula. Para solventar este problema se ha llevado a cabo una prospección y
muestreo de las terrazas del Éufrates entre Djerablous y Karakozak, para así poder
definir la composición de éstas terrazas en todo este tramo e inferir, en el caso de
que se pudiera, la composición de las terrazas de Sandalie, muy cercanas a Tell Ha-
lula y de las que ya se tenía conocimiento previo a la inundación. Con este objetivo
se han muestreado las terrazas en Djerablous, Jada Kebira y Karakozak (Fig. 4). Del
mismo modo se ha muestreado el río Sejur, con la intención de conocer los materia-
les que este río aporta, y en qué porcentajes, a las terrazas del Éufrates.

151
Figura 4. Localización de Tella Halula (nº 5) y ubicación de los puntos donde las terrazas del Éufrates
(nº 1, 2, 4) y del Sejur (nº 6) han sido muestreadas. En gris se marca la posible zona de procedencia del
sílex grupo 7.

Para caracterizar la composición de los depósitos secundarios (qué tipos de sílex


y en qué cantidades aparecen) se ha establecido como estrategia de muestreo de
éstos, el planteamiento de una serie de cuadrículas de 10 x 10 metros (Figura 5). En
estas cuadrículas se han recogido y analizado todos los nódulos de rocas silíceas
aptas para la talla, a la vez que también se han recogido muestras para posteriores
análisis.

152 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 5. Planteamiento de la cuadrícula en las paleoterrazas del Éufrates en la localidad de Karakozak
y análisis de los materiales.

A continuación se realiza una breve descripción de las localizaciones donde las te-
rrazas pudieron ser muestreadas. Todas estas terrazas parecen ser atribuibles a la
formación Abu Jemaa (QII), que es la más continua y desarrollada. La terraza QII
es también la que se formó después de un gran episodio de erosión/corte del lecho
aluvial. El material arqueológico que contiene permite datarla en el Late Acheulean
(Sanlaville 2004).

- Cerca de la actual ciudad de Djerablous (36º 47.888 N, 038º 02.382 E) fue loca-
lizada una extensa terraza formando un frente de 500 metros de longitud, con
diferentes niveles de terrazas intercalados con niveles arenosos de playa. Estas
terrazas se encuentran ubicadas a unos 250 metros del curso actual del río y no
se encuentran muy cimentadas sino al contrario, en relativo proceso de desman-
telamiento. Los grupos de sílex 1, 2, 3, 4, 5 y 6 han sido localizados en distintos
porcentajes.

153
Figura 6. Terrazas del río Éufrates muy cerca de la localidad de Djerablous (nº 1 a 3) y nódulos de sílex
procedentes de esta terraza (nº 4 y 5).

- Al lado del pueblo Jada Kebira (36º 40.913 N, 038º 11.041 E), a unos 200 metros
del cauce del río, se encuentra una vasta zona de terrazas, las cuales fueron mues-
treadas. Las terrazas, de unos 15 metros de altura, se encuentran semicimentadas
y son cortadas por un wadi que va a parar al Éufrates. Las variedades de sílex en-
contradas en estas terrazas son los grupos 1, 2, 3, 5 y 7.

154 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 7. Terrazas pleistocénicas cerca de Jada Kebira (nº 2, 3, 4 y 6) y nódulos de sílex encontrados en
ellas (nº 1, 5 y 7).

- En la ribera izquierda del río, cerca del puente de Karakozak (36º 38.564 N, 038º
13.193 E) una amplia zona de terrazas fue localizada y muestreada. La cuadrícula de
10 x 10 metros fue planteada a unos 150 metros del río. Los nódulos de sílex son muy
abundantes y diversos, tanto en su morfología como su tamaño. Los grupos de sílex
0, 1, 2, 3, 5, 7 y 8 han sido identificados en este muestreo. A unos 500 metros al sur del
puente de Karakozak, en la ribera derecha, se ha documentado un estrecho tramo
de paleoterrazas semicimentadas. Apenas aflora un metro de terraza, aunque en tal
espacio se observan abundantes nódulos de sílex con diversas morfologías. Este pun-
to, en la misma ribera que Tell Halula, es el lugar más cercano al yacimiento (situado
unos 20 km dirección sur) donde se han documentado las paleoterrazas del Éufrates.

155
Figura 8. Terrazas situadas al lado del puente de Karakozak (nº2), planteamiento de la cuadrícula
(nº 3 y 4) y nódulos encontrados (nº 5).

- Además de los muestreos de las terrazas del río Éufrates, también han sido pros-
pectadas y muestreadas las terrazas del río Sejur, con la intención de conocer
qué materiales aporta este afluente del Éufrates a partir de su confluencia con el
Éufrates. En diversos puntos del valle del Sejur (36º 40.443 N, 037º 46.714 E) se
han localizado restos de una terraza completamente cimentada (QII). La terraza
yace sobre una formación caliza que se encuentra unos 20 metros por encima
del actual curso del río. En esta terraza se pueden encontrar nódulos medianos y
pequeños del grupo de sílex 5. Por contra, destaca la enorme cantidad y el tamaño
de los bloques de basalto transportados por el río.

156 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 9. Río Nahar Sejur (nº 1) y bloques de basalto en las orillas de éste (nº 2 y 4). Terrazas pleistocénicas
sobre una formación caliza (nº 3) y nódulos de sílex que en ellas se encuentran (nº 5 y 6).

III. RESULTADOS

Las prospecciones llevadas a cabo durante los años 2000-2004 a lo largo del valle
medio del Éufrates y alrededor de Halula han permitido, en primer lugar, constatar
la inexistencia de afloramientos de sílex primaria en los alrededores del yacimiento
y, en segundo lugar, caracterizar la diversidad y cantidad de rocas silíceas presen-
tes en las terrazas del río, especialmente en la formación Abu Jemaa (QII), desde
Djerablous hasta Karakozak. Desde Karakozak hasta el embalse de Tichrine, las
terrazas se encuentran sumergidas bajo las aguas. Los resultados obtenidos tras los

157
muestreos realizados en distintos puntos de las terrazas, Abu Jemaa (QII), parecen
indicar una marcada similitud en la variabilidad de las rocas silíceas así como en sus
proporciones (Tabla 2). El grupo de sílex 5 representa la mayor parte de los nódulos
de sílex recuperados en las terrazas analizadas con un porcentaje del 65-75% del
total. Los grupos de sílex 1, 2 y 3 representan un 20-30 % del total, mientras que
el resto de grupos aparecen en bajos porcentajes. Por otra parte, el Sejur aporta-
ría poca cantidad y variabilidad de rocas silíceas al Éufrates tras su confluencia.
En conclusión, todo parece indicar que terrazas situadas más hacia el sur, las más
cercanas a Halula, ofrecerían una cantidad y variedad de rocas silíceas similar a la
que se ha documentado en Djerablous, Jada Kebira y Karakozak. De este modo se
puede plantear la posibilidad de conocer el grado de selección de las terrazas ubi-
cadas a 2 kilómetros de Halula, en Sandalie, que hizo la comunidad neolítica en un
momento dado y su evolución en el tiempo.

Tabla 2. Proporción y variedad de rocas silíceas en los distintos puntos donde las terrazas del Éufrates
han sido muestreadas.

A pesar de esta homogeneidad en la cantidad y variedad de rocas silíceas transpor-


tadas por las terrazas del Éufrates, una cierta variabilidad según los tramos resulta
evidente. Esta variabilidad podría ser mayor si se muestrearan las terrazas Holocé-
nicas, la última Pleistocénica QI o si los muestreos se llevaran a cabo en zonas muy
cercanas al lecho actual del río o en zonas muy particulares del río como meandros,
donde diferentes patrones de erosión y deposición pueden haber actuado o estar
actuando.

158 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
IV. CONCLUSIONES

En primer lugar hay que remarcar los buenos resultados obtenidos tras la apli-
cación de la metodología aquí planteada. La combinación de variables macro y
microscópicas, así como la caracterización de las terrazas del Éufrates han resulta-
dos muy efectivas como base para conocer, tal y como se verá en el correspondi-
ente capítulo, las estrategias de aprovisionamiento de rocas silíceas por parte de la
comunidad neolítica de Tell Halula.
Por otra parte, la aplicación de la metodología en Tell Halula y en otros yacimien-
tos, así como la contextualización de los resultados en el valle del Éufrates ha per-
mitido identificar la importancia de los recursos líticos procedentes de las terrazas
de este río. Dichas terrazas fueron una importante fuente de aprovisionamiento
de rocas silíceas durante el neolítico. La terraza Abu Jemaa (QII), la más continua y
desarrollada de la serie, fue una fuente de materias primas (bloques de sílex y otras
rocas) procedentes de las montañas del Taurus. El sílex procedente de dicha ter-
raza fue seleccionado en base a distintos criterios como la aptitud para la talla, el
tamaño, la morfología de los nódulos, etc., pudiéndose identificar también distin-
tos patrones de gestión del sílex en base al método de talla o a los útiles a realizar
(Borrell, en este volumen; Borrell, en prensa b).
Finalmente cabe reivindicar la urgente necesidad de llevar a cabo estudios especí-
ficos de identificación y caracterización de las rocas silíceas, tanto locales como no
locales, explotadas por las comunidades neolíticas del Levante Norte, integrados
como una parte complementaria y necesaria a los estudios más de corte tecnológ-
ico y tipológico.

159
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162 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
La industria lítica tallada de la
segunda mitad del IX milenio B.P.
(PPNB medio) de Tell Halula
Antoni Palomo Pérez
Departament de Prehistòria. Universitat Autònoma de Barcelona

La muestra de industria lítica tallada analizada en este estudio, proviene de la ex-


cavación de las cala 4B y 4C, situadas en la base de la vertiente sur de Tell Halu-
la (Alcalde & Molist, 1996), de los años 1992-1993-1994. Las fases arquitectónicas
representadas (de la I a la X) caracterizan las ocupaciones más antiguas de Tell
Halula. Tanto las dataciones como otras informaciones provenientes de diferentes
estudios interdisciplinares sitúan estas fases en el periodo P.P.N.B. medio (Molist,
1996; Saña, 1997) 1.

I. SIGNIFICACIÓN CULTURAL DE LAS INDUSTRIAS DEL IX MILENIO

Cuando a principios de los años 30 se definió a Jericó, cultura del P.P.N.B. (Gars-
tang, 1935, 1936; Garstang & Garstang,1940) como la primera cultura neolítica sin
presencia de cerámica, se pusieron las bases de las características que la definen
básicamente hasta hoy. Entre otras, cabe destacar la visión estética de la industria
lítica tallada. Así, junto a la identificación de estructuras de planta rectangular, sue-
los de yeso, complejidad de las estructuras, sobresalen las apreciaciones tipológi-
cas de las herramientas retocadas, donde las referencias al “armamento” son muy
numerosas.

No tenemos que olvidar en qué contexto analítico se han desarrollado los estu-
dios de industria lítica. Tradicionalmente los estudios se han basado en análi-
sis tipológico que sigue la metodología propuesta por Soneville-Bordes y Perrot
(Soneville-Bordes y Perrot, 1954, 1955, 1956) para el Paleolítico Superior de Europa
Occidental, adaptado y desarrollado para responder a las diversas particularidades
de las diversas regiones y de los conjuntos epipaleolíticos y neolíticos de Próximo
Oriente (Cauvin, 1968; M.C.Cauvin, 1978; Rooedemberg, 1986).

Sorprende que estas apreciaciones reduccionistas sobre los conjuntos industriales


se utilicen hasta hoy en día para definir culturalmente un asentamiento. De hecho
es común que las prospecciones en superficie permitan adscribir con bastante fia-
bilidad una ocupación pre cerámica, mediante la presencia o ausencia de ciertos
fósiles directores, y que no varíe substancialmente con la excavación.

1 La ocupación Tell Halula durante el P.P.N.B. medio es la más extensa de todos los periodos ocupando
7,1 hectáreas (Alcalde & Molist, 1996, p.52)

163
La equivocación no es utilizar estas técnicas indirectas de adscripción cronocultural
sino reducir el análisis de los conjuntos líticos a ciertos protocolos tipo-tecnológi-
cos preestablecidos, a la comparación unidireccional con otros yacimientos y obviar
otros parámetros de análisis que incidan en aspectos socioeconómicos de los grupos
precerámicos. Así una consideración cronocultural basada en ciertos artefactos no
debe arrastrar con ellos el lastre histórico explicativo que sobrepasa su significancia.

II. LA EVOLUCIÓN DE LOS ESTUDIOS DE LA INDUSTRIA LÍTICA TALLADA


DEL IX MILENIO

Los estudios de conjuntos líticos de IX milenio se han caracterizado, desde el ini-


cio de las grandes excavaciones de los años treinta hasta principios de los años
80, por una tradición historicista profundamente cultural. Este marco ha llevado a
menudo a determinar que el objeto de los análisis de los conjuntos líticos se limite
a una catalogación tipológica de las herramientas retocadas y su disposición como
elementos culturales (J.Cauvin, 1968; M.C.Cauvin 1972, 1974, 1978) 2. En estos tra-
bajos, las grandes cantidades de productos de talla que se recuperan son tratadas
superficialmente y los resultados son lógicamente parciales.

A principios de los años 80 se transformó el panorama de los estudios de los con-


juntos líticos a causa del avance de los de estudios de tecnología lítica a Europa y
EEUU, de aportaciones de los estudios de funcionalidad y de los profundos cam-
bios originados por la utilización de las dataciones radiocarbónicas. Es en esta dé-
cada cuando aparecen los primeros trabajos tecnológicos estructurados mediante
la utilización del concepto teórico de la cadena operativa lítica, el contraste es-
tadístico de resultados (Calley, 1985, 1986a, 1986b.), los análisis funcionales (An-
derson-Gerfaud, 1983) y de materias primas. En definitiva aparecen los primeros
trabajos donde se desarrollan metodologías de análisis para la comprensión de los
procesos de obtención, transformación y utilización de los recursos líticos.

La dinámica general de los trabajos actuales parecen encaminarse a la comprensión


general de los procesos de gestión de las materias primas en la producción de las
herramientas líticas, con una visión que integre las diferentes disciplinas de análi-
sis arqueológico.

2 Matizamos el sentido entre herramientas retocadas y los soportes no retocados potencialmente


utilizados (herramientas no retocadas).

164 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
En este contexto se observan dos posicionamientos teóricos ligeramente opuestos
y que basan la validación de los análisis tecnológicos en la verificación experimen-
tal de talla de rocas duras:

• U
 na visión que pone énfasis en la significación específica de ciertas herramien-
tas retocadas, como las puntas de flecha y la supeditación de los métodos de
talla a éstas. (Abbes, 1992, 1994) 3.

• U
 n concepto pragmático de la producción lítica (pragmatismo artesanal) que
hace recaer la importancia en el método de alta producción de soportes lami-
nares, algunos de los cuales serán aptos para su conformación como puntas de
flecha u otras herramientas retocadas (Quintero & Wilke, 1994).

III. OBJETIVO GENERAL DEL ANÁLISIS

El objetivo general de este trabajo es caracterizar ciertos aspectos del proceso de


gestión de las materias líticas para la producción de herramientas. Para estructu-
rar el análisis hemos utilizado el concepto de cadena operativa (Pelegrin; Karlin &
Bodu, 1988) como herramienta conductora y organizadora de datos. Así, la cadena
operativa abarca la selección y recolección de la materia prima, su explotación, la
gestión de los productos, la utilización, reciclaje y finalmente el abandono.

En este trabajo se presentarán las características generales de la industria lítica ta-


llada de la segunda mitad de IX milenio, hecho que permitirá vertebrar los proce-
sos generales que caracterizan la actividad técnica (Pelegrin, Karlin & Bodu, 1988)
de producción de herramientas líticas talladas.

La interpretación sobre la organización socioeconómica resultante de la caracteri-


zación de una actividad técnica concreta la expondremos de forma común con los
resultados del análisis de las industria de VIII milenio (Ferrer, ver mismo volumen)
en un artículo de síntesis (Palomo & Ferrer, 1996).

3  Entendemos método como el encadenamiento de gestos en el proceso de talla.

165
IV. OBJETIVO ESPECÍFICO

El objetivo específico de este estudio es:

• Verificar si existe una utilización diferencial de las diferentes variedades de sílex.


• Existencia de una producción local y una foránea en relación a la utilización de
las materias.
• Si el método de talla difiere con la utilización de una u otra materia.
• Si existe una asociación de ciertas herramientas retocadas con una variedad
de sílex.

Para incidir en estos temas trataremos los aspectos más estructurales del proceso
de gestión de la materia. Hemos escogido los tipos de materia prima, organización
de la direccionalidad durante la talla (unipolar, bipolar, ortogonal, etc.) y los tipos
de soportes obtenidos (lascas, láminas).

V. LA INDUSTRIA LÍTICA DE LA SEGUNDA MITAD DEL IX MILENIO A TELL


HALULA

La muestra recuperada en las catas 4B y 4C durante las campañas de excavación


1992-1993-1994 se compone de un total de 13195 restos. Para este estudio hemos
analizado 1863 productos de talla y la totalidad de los núcleos y de las herramientas
retocadas. Existen diversos trabajos que avanzan de forma preliminar las caracte-
rísticas de la industria lítica tallada de la segunda mitad del IX milenio en Tell Ha-
lula (Molist, Mateu & Palomo, 1993; Molist, 1996; Molist, Palomo & Ferrer, 1996;
Ibáñez et alii., 1997).

RETOCADOS RETOCADOS
NUCLEOS LASCAS LÁMINAS TOTAL
LASCAS LÁMINAS

62 8840 181 2952 1123 13158

Tabla 1. Muestra recuperada durante las campañas de 1992-1993-1994 por categorías

166 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Tabla 2. Representación gráfica por categorías de la muestra recuperada durante las campañas de
1992-1993-1994

V.1. Análisis

Los análisis preliminares de las variedades de sílex empleadas en la talla han per-
mitido determinar tres variedades de sílex (Clop & Alvarez, 1998 en este volumen).
Cabe destacar que las muestras estudiadas son poco numerosas y se han de tomar
como orientativas.

• P
 orcelanita arcillosa (variedad A). Sílex de gran calidad, de grano muy fino y de
color variable desde el negro al gris4. El córtex tiene un aspecto opalino muy hi-
dratado y no aparece rodado, esto nos permite interpretar que la materia se hu-
biera explotado en la fuente primaria o bien en zonas muy cercanas ésta, ya que
no presenta trazas de rodamiento ni de erosión, etc. Las prospecciones realizadas
en las últimas campañas no han permitido localizar esta variedad de sílex.

• P
 orcelanita calcárea (variedad B). Sílex de grano medio que se caracteriza por
bandas concéntricas de precipitación del sílice. Las coloraciones son diversas.
El córtex presenta un aspecto rodado debido al rodamiento fluvial. Es muy
abundante tanto en las terrazas del Éufrates como en su lecho.

• R
 adiolarita (variedad C). Sílex de grano medio con presencia de radiolarios, las
coloraciones son diversas. Es muy abundante tanto en las terrazas del Éufrates
como en su lecho.

4 La apreciación de calidad responde no a su apariencia sino a su respuesta a la percusión intencionada.


Nuestras experiencias (Ferrer & Palomo, 1996) de talla de esta materia validan esta apreciación.

167
De estas apreciaciones analíticas preliminares se desprende que existen dos tipos
de materia según su origen:

• U
 na materia de origen foráneo, explotada posiblemente directamente de la
fuente primaria de origen, de gran calidad.

• U
 nas materias de origen local (tipo B+C) de grano medio, de calidad media y
que aparecen abundantemente en el Éufrates5.

Esta diferenciación binaria del sílex ha sido utilizada en diversos trabajos sobre
industrias tanto del IX milenio como del VIII milenio de yacimientos del valle
del Éufrates. No obstante en otros asentamientos, como Mureybet, Cheikh Has-
san, la materia de más buena calidad aparece en las proximidades más inmediatas
(M.C.Cauvin 1978; Calley, 1986; Abbes, 1992 inédito p.10).

Los núcleos los hemos definido en cuatro grandes grupos según sus características
morfotécnicas. Por una parte, los núcleos con dos plataformas de percusión y una
sola superficie de talla. Estos son los bipolares, naviformes y el grupo de los bipo-
lares/naviformes, cuando no los podemos inscribir claramente en uno de los dos
primeros grupos. Los núcleos naviformes son núcleos bipolares que tienen cresta
posterior y que fueron por primera vez definidos por J. Cauvin en Byblos (Cauvin
1968, p.226) 6. Finalmente hemos definido un último grupo como núcleos con cam-
bios de orientación de percusión y de aspecto globular (Ferrer, en este volumen) y
que muestran producción de lascas.

SÍLEX-A SÍLEX-B SÍLEX-C LÁMINAS LASCAS TOTAL


BIPOLAR 0 5 4 9 0 9
NAVIFORME 0 17 18 35 0 35
BIP/NAV.IND 0 4 1 5 0 5
C.ORIEN.
0 6 7 0 13 13
GLOBULAR
0 32 30 49 13 62

Tabla 3. Núcleos según materia y productos obtenidos.

5  La distancia de Tell Halula al Éufrates no sobrepasa un kilómetro de distancia.

6 Naviforme: “il sont d’un type à deux plans de frappe qu’on pourrait appeler naviforme, tellement le
bord oppost à la surface d’éclatement ressemble, avec son arête et ses enlèvements bifaces à unes
carêne de navire” (Cauvin J., 1968)

168 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Cabe destacar la ausencia total de núcleos en sílex de origen foráneo (A) y una
representación similar de las dos variedades de sílex local (B+C). La explotación
de la materia está encaminada básicamente a la producción de soportes lamina-
res mediante la explotación de la materia mediante un método bipolar. No hemos
constatado la presencia de núcleos laminares unipolares. Los núcleos de produc-
ción (cambio de orientación globular) de lascas, son de pequeñas dimensiones y su
forma es poliédrica.

La preparación de los núcleos bipolares/naviformes persigue generar un volumen


con una geometría precisa que posea una superficie de lascado plano-convexa, con
dos plataformas de percusión opuestas (formando un ángulo entre 65/85º con la
superficie de lascado) y con un reverso que puede ser cortical, o con preparación
con una cresta.

Figura 1. Proceso teórico de explotación bipolar.

169
No hemos recuperado ninguna preforma de núcleo naviforme o bipolar y tan solo
contamos con los núcleos en el estado final de agotamiento, de reciclaje como per-
cutores o con errores de percusión (Fig. 2) 7. Los errores cometidos (reflejos, sobre-
pasados) en la última fase de explotación están causados básicamente por el abom-
bamiento de la superficie de lascado y la transformación de la relación aconsejable
entre la superficie de lascado y la plataforma de percusión.

Figura 2. Reconstrucción dimensional de un núcleo bipolar

Los productos de talla (lascas, láminas) no los clasificamos mediante criterios mé-
tricos, sino en base a criterios de intencionalidad. Consideramos que estos son el
resultado de la acción intencionada para fraccionar un volumen de materia prima.
De esta manera el resultado puede provenir tanto de la conformación de un blo-

7 Muestran claras trazas de percusión. No obstante no podemos interpretar la percusión con ningún
trabajo concreto.

170 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
que para extraer el córtex, como de la plena producción de lasca o láminas. De esta
manera una lasca alargada no la consideraremos una lámina ni una lámina corta o
desbordada una lasca.

Los 1863 productos de talla han estado escogidos aleatoriamente de los diez niveles
representados en nuestro estudio.

SÍLEX-A SÍLEX-B SÍLEX-C TOTAL


LASCA 63 375 833 1271
LÁMINA 32 176 384 592
1863

Tabla 4. Productos de talla por materia prima.

Hemos sometido los datos de la tabla a los test de CHI-2 y AFC. La aplicación del
test de CHI-2 a las variedades de sílex, ha dado diferencias no significativas (CHI-
2=0.19, DF=2 a 95%). Cabe destacar la poca representación de la variedad foránea
de sílex que en el global del material analizado no representa más de un 5%. Este
aspecto tomará una significación especial cuando se valore la selección de la mate-
ria para la elaboración de herramientas retocadas.

La direccionalidad de las extracciones tan solo las hemos realizado sobre una
muestra de láminas de 500 efectivos. Esta selección la hemos realizado ante el co-
nocimiento a priori de los métodos de talla desarrollados en el yacimiento (Molist,
Mateu & Palomo, 1994; Ferrer, Molist, Mateu & Palomo, 1996, Molist, Palomo &
Ferrer, 1996). Las lascas provienen del proceso de preparación de los núcleos bipo-
lares/naviformes y están, como veremos más adelante, muy poco utilizadas para la
elaboración de herramientas retocadas.

UNIPOLAR BIPOLAR ORTOGONAL INDETER TOTAL


DIRECCIÓN 71 (14,2%) 352 (70,4%) 44 (8,8%) 33 (6,6%) 500

Tabla 5. Dirección de los productos laminares.

Los productos laminares bipolares dominan claramente ante los unipolares. Esto
no hace más que resaltar las conclusiones extraídas del análisis de los núcleos, re-
presentados tan solo por los tipos bipolar/naviforme.

171
Algunos productos laminares unipolares nos pueden permitir interpretar la mor-
fología de los núcleos unipolares y obtener alguna conclusión sobre el método de
explotación laminar unipolar (Fig. 3). El método de talla se basa en la obtención de
una plataforma de percusión mediante la extracción de una lasca de “entamme”
que permitirá iniciar la extracción de láminas. No es necesaria la creación de una
lámina de cresta, cosa que dará láminas con dorso cortical y posteriormente dorsos
laterales y distales también con córtex. La técnica de percusión utilizada es la per-
cusión directa con percutor duro, hecho que nos demuestran los claros puntos de
impacto de percutor en los talones.

Figura 3. Reconstitución hipotética de un núcleo unipolar

172 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
La definición de las tipologías de las herramientas retocadas las hemos creado a
partir de tres criterios generales:

• P
 resencia de herramientas retocadas con morfologías estandarizadas que obtie-
nen una definición en base a su funcionalidad inducida, como por ejemplo las
puntas de flecha, perforadores, buriles y raspadores8.

• C
 aracterización a partir del tipo de soporte (lasca/lámina) y la organización de
la técnica del retoque9: denticulado, muesca, etc.

• P
 resencia de trazas microscópicas de utilización (lustre) o restos de adhesivo.
Las herramientas retocadas son básicamente las láminas de hoz, o bien herra-
mientas retocadas o no retocadas con restos de adhesivo.

Para tratar los datos, hemos simplificado los tipos creando grandes tipos sintéti-
cos que recogen eventualmente tipos primarios. Los parámetros analizados son
soporte (lasca, lámina), tipos de materia (local y foránea) y direccionalidad de los
soportes. Estos datos se expresan en la tabla 7 y 8.

lam.fr lam.loc lasc.fr lasc.loc LAM LASC


PUNTAS 180 153 0 0 333 0
LAM.RET 168 213 0 0 381 0
HOZ 55 87 0 0 142 0
BURILES 81 56 3 11 137 14
RASPADORES 38 38 4 34 76 38
LASCAS.RET 0 0 10 35 0 45
PERFORADORES 9 14 0 3 23 3
DENTICULADOS 0 2 8 43 2 51
MUESCAS 3 3 3 13 6 16
ESCATADOS 17 5 2 2 22 4
RAEDERAS 0 1 2 8 1 10
551 572 32 149 1123 181

Tabla 6. Herramientas retocadas por soporte y materia.

8  La utilización de esta terminología no nos condiciona a la aceptación de su función no verificada.

9 Entendemos técnica del retoque en el sentido que plantea G. Laplace “combinación de los caracteres
del retoque”.

173
Hemos sometidos los datos de la tabla 7 los test de CHI-2 y AFC. La aplicación
del test de CHI-2 variedad de sílex/soporte originan diferencias significativas
(CHI=2=903.79, DF=30 a 95%). Observamos como existe una clara asociación de
ciertas herramientas con determinados soportes y a la vez con una determinada
variedad de sílex. Cabe destacar la utilización de las lascas para la elaboración de
denticulados, raspadores, raederas y lógicamente las lascas retocadas. A este grupo
de herramientas se le asocia básicamente el sílex local. Por otra parte, los soportes
laminares en sílex local como los de sílex foráneo, se asocian a láminas retocadas,
hoces, perforadores, buriles y puntas. No obstante existe una afinidad mayor de las
puntas y los buriles a los soportes laminares en la variedad de sílex no local

La tabla nos permite reconocer una utilización muy superior de los soportes lami-
nares frente a las lascas. De hecho, las lascas están poco utilizadas para elaborar
herramientas retocadas. Así, las lascas son fruto de un método de talla bipolar que
requiere una costosa preparación de la materia para la obtención de un volumen
apto para la extracción de soportes laminares. El método puede tener variaciones
en el proceso de preparación, cosa que nos evidencia los núcleos bipolares llama-
dos naviformes y los núcleos bipolares.

La lectura de la tabla nos permite observar cómo existe una importante utilización
de los soportes laminares en la variedad de sílex foráneo para la elaboración de
herramientas retocadas. Este hecho es destacable ante la casi escasa presencia de
soportes brutos ya sean lascas como láminas en sílex foráneo.

unip bipol ortog cruza centrip otros ind TOTAL


PUNTAS 0 304 4 0 0 0 25 333
LAM.RET 25 272 18 1 0 0 65 381
HOZ 28 87 0 0 0 0 27 142
BURILES 11 118 5 0 1 0 16 151
RASPADORES 12 79 9 2 6 2 4 114
LASCAS.RET 11 9 0 1 15 0 9 45
PERFORADORES 5 15 2 0 4 0 0 26
DENTICULADOS 10 9 3 6 10 5 10 53
MUESCAS 3 7 1 0 4 0 7 22
ESCATADOS 1 18 0 0 0 0 7 26
RAEDERAS 3 3 0 1 1 0 3 11
109 921 42 11 41 7 173 1304

Tabla 7. Herramientas retocadas por dirección de la extracción.

174 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
La tabla de representación de la direccionalidad de las extracciones es un claro
reflejo de el método de talla dominante en la producción lítica de Tell Halula en
el la segunda mitad del IX milenio. Las extracciones son básicamente bipolares,
mientras que la unipolares están representadas en menor número.

Finalmente utilizaré otro método para argumentar la existencia de una producción


lítica que podemos denominar foránea, y una local. Para poder contrastar esta hi-
pótesis compararemos nuestra muestra de los productos de talla y las herramientas
en cantidades proporcionales del total de 13.096 (restados los núcleos) efectivos
líticos.

SÍLEX FORANEO SÍLEX LOCAL TOTAL


LASCA 8840 438 8402
LAMINA 2952 160 2792
LASCA RETOCADA 181 32 149
LAMINA
1123 551 572
RETOCADA

Tabla 8. Cantidades proporcionales sobre 13 096 efectivos.

TOTAL % SÍLEX FORANEO % SÍLEX LOCAL %


LASCA 67,54 3,34 64,2
LAMINA 22,53 1,22 21,31
LASCA RETOCADA 1,37 0,24 1,13
LAM. RETOCADA 8,56 4,2 4,36

Tabla 9. Porcentajes de la tabla 8.

Este ejercicio nos permite observar la poca representación del sílex foráneo com-
parado con el sílex local. Resulta contundente el dato sobre la utilización de los
soportes líticos en sílex foráneo para elaborar herramientas retocadas frente a los
soportes en sílex local.

Si comparamos los números brutos proporcionales, observamos una máxima uti-


lización de los soportes de sílex foráneo (598 productos no retocados/583 produc-
tos retocados). Si desglosamos los productos de talla, comprobamos que aparecen
más soportes laminares retocados que no retocados (160 láminas no retocados/551
retocadas). Estos datos toman más importancia cuando analizamos la muestra de
productos no retocados y retocados en sílex local y observamos la presencia de una
gran cantidad de productos brutos (lascas y láminas) sin retocar.

175
La tabla 8 y 9 permite argumentar que existe una producción local y una forá-
nea. La producción local se nutre de cantos de sílex que provienen del Éufrates
que son tallados totalmente en el yacimiento. Hemos recuperado en sílex local
productos que caracterizan todas las etapas del proceso de talla (lascas corticales,
oberturas de plataformas de percusión, tabletas de reavivado, láminas de cresta,
núcleos, etc.).

La producción foránea contrasta con la local ya que hemos recuperado pocos pro-
ductos brutos y muchas herramientas retocadas. Por otra parte cabe destacar la au-
sencia de núcleos y de restos de talla que nos caractericen las etapas del proceso de
talla. Esto no permite pensar en que los productos en sílex foráneo aparecen en el
yacimiento como productos acabados y que el proceso de talla sucede en otro lugar.

VI. CONCLUSIÓN

El desarrollo del análisis de la industria lítica ha permitido caracterizar los aspectos


más representativos del proceso de gestión de las materias líticas en la producción
de herramientas, completando de esta manera los objetivos específicos planteados
en este artículo.

Cabe destacar la contrastación de la utilización diferencial de las diferentes varie-


dades de sílex que aparecen en el conjunto analizado. Por una parte aparecen las
variedades de sílex local (B+C) provenientes del Éufrates talladas en Tell Halula y
un sílex de procedencia foránea (A). La producción de soportes de la variedad de
sílex A se realiza parcialmente (preparación de los bloques) o totalmente (a Tell
Halula solo llegan los soportes laminares acabados) fuera del yacimiento.

La explotación del sílex caracteriza tres cadenas operativas líticas claramente di-
ferenciadas:

1. Producción laminar unipolar mediante la explotación de cantos de sílex prove-


nientes del Éufrates que son tallados en el yacimiento. Se trata del método de
talla más representado en el registro.

2. Producción laminar bipolar mediante la explotación de cantos de sílex prove-


nientes del Éufrates que son tallados en el yacimiento. El método de talla bi-
polar puede tener diferencias en la preparación de los núcleos. La preparación
diferencial la refleja la presencia de núcleos bipolares (reverso cortical) o navi-
formes (reverso con cresta).

176 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
3. Producción laminar bipolar mediante la explotación de sílex foráneo. El pro-
ceso de talla se realiza fuera del yacimiento y los productos aparecen en Halula
básicamente como productos laminares acabados.

Ante esta utilización diferencial de la materia prima, es lógica la mayor asociación


de herramientas que tienen como soporte lascas de las variedades de sílex local,
mientras que los soportes laminares de sílex local y los foráneos se asocian a lámi-
nas retocadas, perforadores, hoces, buriles y puntas. No obstante el sílex tipo A
presenta una mayor afinidad a las puntas y a los buriles.

Esta afinidad nos hace pensar en la utilización de soportes de mayor calidad para
conformaciones de unas herramientas específicas que requieren la utilización de
soportes de mayor calidad. La utilización de una materia de mayor calidad (sílex A)
favorece la fractura intencionada y la conformación de los soportes obtenidos.

No obstante, también cabe pensar en la selección de soportes laminares con más


alto coste de producción para la realización de herramientas con una significación
especial, tanto a nivel económico como social. Esta hipótesis podría permitir dar
significancia a la presencia masiva de ciertas herramientas como las puntas, a las
cuales se les puede dar un lugar dentro de un esquema no directamente relaciona-
do con lo económico sino con lo relacionado al prestigio.

Si creemos que la complejidad técnica de producción de soportes laminares que


utilizan un método bipolar es muy alta y que esto comporta un largo y costoso
aprendizaje (Quintero & Wilke, 1994), podríamos apuntar que estamos ante una
cierta especialización artesanal dentro del grupo. Esta hipótesis se vería apoyada
por la presencia de un conjunto de productos elaborados fuera del yacimiento en
una materia de origen foráneo y que llegan bien como productos laminares brutos,
bien como herramientas retocadas debido a un intercambio con especialistas de
otro grupo, o bien son aportados por los especialistas de Tell Halula.

177
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180 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
La industria lítica tallada de Tell
Halula durante la segunda mitad del
VIIIº milenio CAL. B.C. (FO-8 a 14)
Ferrán Borrell Tena
School of Arts, Histories and Cultures. The University of Manchester

I. INTRODUCCIÓN

El total de la industria lítica tallada de Tell Halula estudiada en este trabajo es de


6.911 restos (FO-8: 953, FO-9: 256, FO-10: 1494, FO-11: 1562, FO-12: 835, FO-13:
1131 y FO-14: 680). Este número responde a la totalidad del utillaje lítico tallado
procedente de los cuadros 4D, 4E, 4F, 4G, 4H, 4I y 4J, excavados durante las cam-
pañas de excavación realizadas en el sector 4 de Tell Halula durante los años 1996
a 20031. La totalidad del material estudiado pertenece a las Fases de Ocupación
precerámicas (FO-8 a 14) situadas cronológicamente en la segunda mitad del VIIIº
milenio cal. B.C. (FO-8 = 8500 +/- 40 BP y FO-14 = 8270 +/- 40 BP), cubriendo una
interesante horquilla cronológica que abarca el final del PPNB Medio e inicios del
PPNB Reciente. El estudio y caracterización del proceso de producción de herra-
mientas líticas ha sido estructurado en tres grandes bloques, el aprovisionamiento
y captación de la materia prima, su posterior gestión durante la talla y finalmente
el proceso de formatización mediante el retoque. De este modo se ha pretendido
caracterizar el proceso de producción de herramientas líticas talladas en toda su
totalidad.

II. ESTRATEGIAS DE APROVISIONAMIENTO DE ROCAS SILÍCEAS

Una vez conocida la disponibilidad, abundancia y procedencia de los distintos gru-


pos de sílex presentes en Tell Halula (Borrell, en este volumen), se establecen las
estrategias de aprovisionamiento y selección que de éstas se ha hecho a lo largo de
las siete Fases de Ocupación estudiadas, y poder determinar así qué cambios, si los
hubo, se produjeron durante la segunda mitad del VIIIº milenio cal. B.C.
En Tell Halula, los grupos de sílex y sus porcentajes de las 7 FO juntas son los si-
guientes:

1 Diversos estudios específicos de la industria lítica tallada de Tell Halula ya han sido publicados
anteriormente (Molist et alii., 1994; Molist & Ferrer , 1994; Ferrer et alii., 1996; Ferrer, 2000; Molist et
alii., 2001).

181
Tabla 1: Porcentajes en que aparecen los distintos grupos de sílex presentes en Tell Halula2.

Tras la comparación de estos porcentajes con los obtenidos durante la caracte-


rización de las terrazas del río Éufrates, llama claramente la atención el elevado
porcentaje, casi el 30% del total, que representa el grupo 7 en el yacimiento, una
variedad de sílex de grano fino, muy apto para la talla y cuyos afloramientos prima-
rios se encuentran a unos 30 kilómetros de distancia. El resto de grupos de sílex
ofrecen, aparentemente, unos porcentajes similares a los que se dan en los depó-
sitos en posición secundaria. Si estos mismos resultados se desglosan por Fases de
Ocupación, los resultados no son muy distintos (Tabla 2). El grupo 7 representa
en las distintas Fases de Ocupación, entre un 20% y un 35% del total de los restos
recuperados.

Tabla 2: Grupos de sílex y porcentajes en el que aparecen éstos en las Fases de Ocupación 8 a 14.

2 En este caso, la categoría “otros” hace referencia a un pequeño número de restos líticos tallados en
cuarzo, jaspe o caliza.

182 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Los datos obtenidos a partir del recuento de los materiales han sido complemen-
tados con la información obtenida pesando3 una muestra de 2.373 piezas4. El peso
total del material de la muestra ha sido de 29.616 gramos por lo que el peso estima-
do del total de la industria lítica estudiada en este trabajo sería de unos 87 kilos. A
partir del peso de esta muestra se han obtenido interesantes resultados (Tabla 3).

Tabla 3: Número de piezas líticas pesadas de cada materia prima, su porcentaje, el peso total, el
porcentaje según el peso y la diferencia entre el porcentaje según el nº de piezas o el peso.

En primer lugar y antes de tener en cuenta cualquier dato relativo al peso, cabe
hacer una serie de observaciones en relación a la muestra. Tras el recuento del nú-
mero de piezas de cada materia prima (Tabla 3), se observa que algunos de los por-
centajes obtenidos varían casi un 9% en relación a los obtenidos a partir del total
de restos líticos recuperados (Tabla 1). Este hecho pone de manifiesto el problema
de trabajar con una muestra del total del material puesto que los resultados, pese a
ser parecidos, pueden mostrar diferencias cercanas a un nada despreciable 10% (en
el caso del grupo 7 su representatividad, tras el muestreo aleatorio, ha pasado del
30% al 21%). Una vez hechas estas aclaraciones pasemos a los resultados referentes
al peso. Las proporciones de cada materia prima obtenidas a partir del número de

3  Para el cálculo del peso se ha utilizado una balanza electrónica con un error de +/- 0,1 gramos.

4 Esta muestra, que incluye tanto láminas, lascas, núcleos, útiles retocados, etc., representa el 34 %
del total estudiado.

183
piezas y a partir del peso, no parecen sufrir variaciones importantes, a excepción del
grupo 7 que sufre una variación del 12%5. Esta fuerte bajada de la representatividad
del grupo 7, cuando se tiene en cuenta el peso, no puede explicarse en base a una me-
nor densidad de esta materia prima sino que se debe a otras razones. Descartamos
también, tras la observación del material, que se trate de un caso de fragmentación
diferencial de esta materia prima o que se trate de soportes más pequeños y por tan-
to con menor peso relativo en relación al resto. Los soportes líticos del grupo 7 ni
son más pequeños ni están más fragmentados que el resto. Por lo tanto, todo parece
apuntar a que la razón de tal descenso se debe a una cuestión relacionada con el
proceso de talla de esta materia prima, que no olvidemos es el único grupo de sílex
que no se encuentra en los depósitos secundarios situados en el área inmediata del
yacimiento. Este tema será tratado con mayor detalle más adelante cuando se lleve a
cabo el estudio del proceso de talla de la totalidad de los grupos de sílex presentes en
Tell Halula. A pesar de esto, y a modo de resumen, el resultado del muestreo realiza-
do sobre el peso de las piezas es que los porcentajes de cada grupo de sílex no varían
mucho si lo que se tiene en cuenta es el peso o el número de individuos.

Una vez comprobado esto, todo parece apuntar que los grupos de sílex presentes
en las paleoterrazas del Éufrates aparecen en porcentajes similares, a excepción del
grupo 7, en las distintas Fases de Ocupación de Halula. Para confirmar tal aprecia-
ción, se ha realizado un análisis de correspondencias con las variables Fase de Ocu-
pación y Grupo de sílex añadiendo, como si de dos Fases de Ocupación se tratase,
los resultados de los muestreos realizados en las terrazas del Éufrates. Los resultados
obtenidos contradicen radicalmente las primeras observaciones realizadas a partir
de los valores porcentuales (Tabla 4). En primer lugar se observa que todas las Fases
de Ocupación se sitúan muy alejadas de los dos muestreos realizados en las terrazas
(Éufrates 1 y Éufrates 2). Quedan claras pues, las diferencias entre lo que hay en las
terrazas y lo que se encuentra en el yacimiento. El segundo punto a destacar es que
los grupos de sílex 1, 2 y 3 se encuentran muy lejos de las Fases de Ocupación pero
muy cerca de Éufartes 1 y 2, mientras que el resto de los grupos se sitúan alrededor
de las distintas Fases de Ocupación. La interpretación de estos datos es que los gru-
pos de sílex 1, 2 y 3 están relativamente bien representados en las paleoterrazas del
Éufrates, pero casi no son utilizados por la población neolítica de Halula. Si a esto le
añadimos que los grupos 1, 2 y 3 son los que presentan peores aptitudes para la talla,
se hace evidente la selección de las materias primas disponibles en el río en favor de
aquellas que presentan unas mejores cualidades para la talla. Finalmente se puede ver
que las diferencias entre las Fases de Ocupación no son muy grandes aunque parecen
tener un cierto comportamiento cronológico puesto que las Fases más antiguas apa-
recen contrapuestas, de manera gradual, a las más modernas.

5  La variación máxima la experimenta el grupo 5 con el 5,5%, mientras que el resto apenas varía.

184 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Tabla 4. Análisis de correspondencias con las variables grupo de sílex y Fase de Ocupación. A las fases
de ocupación se ha añadido el resultado del muestreo realizado de las terrazas en Karakozak (Euphrates
1) y la suma de los muestreos hechos en Djerablous, Jada Kebira y Karakozak (Euphrates 2). El eje de
las X representa el 58% de la varianza y el eje de las y el 31%.

Para contrastar que estos resultados no se veían influídos por la presencia de los
grupos 4 y 7, no presentes en las terrazas, se han eliminado estos grupos y se ha
vuelto a hacer el mismo análisis de correspondencias sin estas materia primas (Bo-
rrell, 2006). Las terrazas aparecen muy alejadas de las Fases de Ocupación debido
a su marcada relación con los grupos de sílex 1, 2 y 3. Por el contrario, las distintas
Fases de Ocupación se relacionan fuertemente con los grupos 0 y 5.
Una vez comprobada la fuerte selección que se hace del material procedente de
las terrazas del Éufrates, se han eliminado los muestreos que se habían añadido a
modo de Fases de Ocupación, con la intención de contrastar el comportamiento
de las Fases de Ocupación entre ellas. Para ello se ha realizado otra vez un análi-
sis de correspondencias (Tabla 5) eliminando también aquellos grupos de sílex con
porcentajes menores al 0,5% del total y el grupo 0 puesto que se trata de un grupo
de indeterminados con escasa significación.

185
Tabla 5. Análisis de correspondencias con las variables Fase de Ocupación (FO) y grupo de sílex6. El eje
de las X representa el 89% de la varianza.

El resultado obtenido no deja lugar a dudas de que las diferencias entre las distin-
tas FO son muy leves. Estas diferencias se basan en la mayor presencia de grupo
5 en las Fases de Ocupación más antiguas y una ligera mayor diversidad (grupos
1, 6, 7 y 4) en las Fases de Ocupación 12 a 14. Las FO se ordenan siguiendo un
cierto orden cronológico por lo que se puede afirmar una cierta tendencia a una
mayor diversidad y mayor presencia de los grupos de sílex exógenos en las FO más
avanzadas. Estas diferencias no son fuertes por lo que deben ser tomadas como
ligeras variaciones que se pueden dar dentro de las mismas estrategias de aprovi-
sionamiento y captación de las materias primas. Estos datos sugieren que durante
las FO 8 a 14, periodo que comprende casi 300 años, se llevan a cabo las mismas
estrategias de aprovisionamiento y captación de materias primas, observándose
ligeras variaciones dentro de un marco general de homogeneidad y continuidad
entre los periodos PPNB Medio y Final.

6 Los grupos de sílex 0, 2, 3 y 8 han sido eliminados debido al escaso porcentaje del total que
representan.

186 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
III. EL PROCESO DE TALLA

Una primera aproximación a la industria lítica de Tell Halula, a partir de su clasifi-


cación básica (lascas, láminas, núcleos y otros) permite establecer su representati-
vidad y realizar una serie de primeras consideraciones 7:

Tabla 6. Porcentaje de lascas, láminas, núcleos y otros en cada Fase de Ocupación.

En primer lugar se aprecia que las lascas y láminas son los soportes más comunes
en Tell Halula. Sus porcentajes oscilan entre el 40% y el 60% en todas la FO a ex-
cepción de la FO-10, donde el porcentaje de láminas es algo menor. Las materias
primas más utilizadas para la consecución de láminas o de lascas, son los grupos 5 y
7 (Tabla 7). El resto de grupos de sílex son poco utilizados.

7 La categoría “otros” agrupa, en esta tabla, los siguientes elementos: resto de talla, golpe de buril,
extracción ventral, nódulo y plaqueta. Por otra parte cabe aclarar que llamamos extracción ventral
a un retoque intencional realizado en la parte proximal de la cara ventral que se documenta
básicamente en soportes laminares. La extracción resultante es una pequeña pieza parecida a un
golpe de buril pero distinto, no tan espeso, a menudo de perfil retorcido y acabado en punta.

187
Tabla 7. Número total (izquierda) y porcentajes (derecha) de lascas y láminas realizadas en los distintos
grupos de sílex.

La mayoría de lascas están hechas en sílex grupo 5, así como una buena parte de
láminas. Por el contrario, las láminas están hechas principalmente con el grupo 7,
seguido muy de cerca por el grupo 5. Son muy escasas las lascas en grupo 7. Entre
estos dos grupos, claramente los dos más utilizados, las proporciones entre lascas
y láminas son muy distintas ya que parece que el grupo 7 tiene una relación muy
fuerte con la talla laminar (Tabla 7, derecha). Los otros grupos, cuyo porcentaje es
muy pequeño, presentan dos comportamientos distintos. El porcentaje de lámi-
nas hechas con los grupos 0, 1, 2, 3 y 8 es de alrededor del 20-30%, muy parecido
al del grupo 5, mientras que con los grupos 4 y 6 el porcentaje llega hasta el 70%
de total, muy cerca del 85% del grupo 7. Estos resultados evidencian la utilización
dispar de las distintas materias primas. Unas son claramente utilizadas para la con-
secución de láminas (grupos 4, 6 y 7) mientras que con las otras se producen tanto
lascas como láminas (grupos 0, 1, 2, 3, 5 y 8)8. Los mismos resultados se obtienen al
realizar un análisis de correspondencias con las variables soporte y materia prima
(Tabla 8)9.

8  Conviene no olvidar que las láminas realizadas con estos grupos suponen casi la mitad del total.

9 En este análisis de correspondencias no sólo aparecen las láminas y lascas, sino la totalidad de las
categorías de soporte que han sido utilizadas en una primera clasificación general.

188 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Tabla 8. Análisis de correspondencias con las variables soporte y grupo de sílex. El eje de la X explica el
96% de la varianza.

Tal y como se ha advertido a partir de los porcentajes, se da una oposición muy


fuerte en la utilización de los distintos grupos de sílex para la consecución de láscas
o de láminas. El grupo 7, el 4 y el 6, estos dos últimos en menor medida, están fuer-
temente relacionados con los soportes laminares. Esto quiere decir que estas mate-
rias primas son reservadas para la talla laminar. Curiosamente, no sólo las láminas
se relacionan con estos grupos de sílex, sino que también lo hacen, especialmente
con el grupo 7, los restos de talla, los golpes de buril y las extracciones proximales.
Opuestas a estas materias primas y soportes, a la izquierda del gráfico se agrupan
las lascas, núcleos y las bases naturales realizadas con los grupos de sílex 0, 1, 2, 3,
5 y 8. De este modo, queda patente la dicotomía entre las lascas, realizadas con
los grupos de sílex procedentes de las terrazas del Éufrates, y las láminas para las
que se utilizan principalmente las materias primas procedentes de afloramientos
primarios y que no están presentes en el entorno inmediato de Tell Halula. Sobre
el resto de soportes, pueden hacerse una serie de consideraciones.

En relación a los núcleos, cabe decir que el número total de estos es relativamente
bajo, concretamente 35 (17 de lascas y 18 de láminas) y casi todos están realizados

189
en materias primas procedentes de la paleoterrazas del Éufrates (32 con el grupo 5,
2 con el grupo 7 y uno con el grupo 4). Los porcentajes que representan del total en
cada Fase de Ocupación son muy parecidos (Tabla 9) 10.

Tabla 9. Número de núcleos y porcentaje del total que representan en cada FO.

La categoría “otros” tampoco parece sufrir grandes diferencias entre las distintas
FO. Cuando se desglosa en las distintas categorías, los resultados son los siguientes:

Tabla 10. Tabla con el nº total y el porcentaje en cada FO de restos de talla, golpes de buril, extracción
ventral, nódulos y plaquetas.

Estos porcentajes son relativamente bajos por lo que su interpretación debe ser
realizada con precaución. Del mismo modo debe hacerse en los datos referentes
a la materias primas utilizadas. Para ello se han calculado los porcentajes de cada
grupo de sílex según cada soporte.

10 Dos de estos núcleos de láminas han sido reaprovechados a posteriori para la extracción de
lascas. Este hecho ha impedido que se haya podido identificar si se trata de núcleos con una o dos
plataformas de talla.

190 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Tabla 11. Porcentaje de los grupos de sílex en que aparecen las categorías resto de talla, golpe de buril,
extracción ventral, nódulo y plaqueta.

Con esta información, una serie de consideraciones pueden hacerse en relación


a cada una de las categorías. En primer lugar se puede destacar la presencia de
algunas bases naturales (nódulos y plaquetas) en el yacimiento. Este hecho deja
constancia de un cierto grado de previsión de las necesidades de materia prima
en el proceso de producción de herramientas líticas, de modo que algunas bases
naturales son transportadas al asentamiento y no talladas inmediatamente. A pesar
de esto, no se puede afirmar que se de un stock sistemático de las materias primas,
puesto que no se ha documentado ninguna acumulación de bases naturales, sino
que se trata de elementos dispersos procedentes de distintos contextos, principal-
mente áreas exteriores. Las bases naturales recuperadas, proceden en su totalidad
de las terrazas del Éufratesy casi todas pertenecen al grupo 511.

El número de restos de talla es muy reducido12. La ausencia o escasa representación


de esta categoría podría indicar que el proceso de talla no se realiza en Tell Halula

11  Todas presentan su superficie externa completamente rodada y sin restos de roca encajante.

12 Entendemos como restos de talla aquellas pequeñas extracciones (esquirlas básicamente) que
de manera no intencional se desprenden durante el proceso de talla. Dentro de esta categoría
también se incluyen las microlascas fruto de la formatización de los soportes.

191
o al menos en el área excavada, aunque la presencia de todos los otros elementos
característicos del proceso de producción lítico contradicen tal interpretación.
Por esta razón consideramos que debe tratarse de un problema de la muestra que
podría tener relación con el proceso de excavación de Tell Halula13. Por otra parte,
el hecho de que la mayoría de estos restos de talla pertenezcan al grupo de sílex 7
llama la atención. A pesar de su reducido número se trata de un testimonio de que
la talla y/o el retoque de este tipo de sílex se realiza en el poblado.

Los golpes de buril están abundantemente representados a lo largo de la secuencia


estudiada y sin diferencias significativas. Sorprendentemente, el número de golpes
de buril del grupo de sílex 7 representa más del 75% del total. Esto pone de relieve
dos fenómenos. El primero es que parte del proceso de producción de herramien-
tas hechas con el grupo 7 se realiza en el yacimiento. En segundo lugar, el alto por-
centaje de golpes de buril en sílex grupo 7 apunta a la presencia de gran número de
buriles realizados en grupo 7 o la existencia de distintos patrones de gestión de las
materias primas. Como veremos al tratar los útiles retocados, los realizados en gru-
po 7 presentan un índice de reutilización mayor que el resto de materias primas y
en su mayoría esta reutilización de los soportes realizados en grupo 7 se da a partir
su reformatización en buriles, frecuentemente buriles múltiples.

Las extracciones ventrales suponen un pequeño porcentaje del total de restos líti-
cos aunque aparecen de manera constante en las distintas FO estudiadas. Su pre-
sencia junto, como se verá más adelante, a láminas con los negativos de dichas ex-
tracciones en su cara ventral (Fig. 1) permite plantear que tal proceso se realiza en
Tell Halula. Por otra parte, la mayoría de estas extracciones, casi el 85% del total,
están realizadas en grupo 7 y el 15% restante en grupo 5. El resto de grupos de sílex
no está representado. La explicación a tal hecho se encuentra, como se verá más
adelante, en la utilización de estas dos materias primas, sobretodo el grupo 7, para
la talla de láminas a partir de un método de talla de láminas bidireccionales muy
concreto.

13 Al no realizarse de manera sistemática la criba y selección del sedimento, los restos líticos menores
de 0,5 cm pueden pasar desapercibidos durante el proceso de excavación. Por otra parte, en los
sedimentos flotados cuyo sedimento ha sido seleccionado se ha podido observar la relativamente
abundante presencia de éstos. Este hecho podría explicar el escaso número de restos de talla en
el conjunto estudiado.

192 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 1. Lámina de Tell Halula en la que se ha realizado una extracción en el lado izquierdo de la cara
ventral del soporte y algunos ejemplos de extracciones en grupo 7 (arriba) y grupo 5 (abajo).

Por otra parte hay que añadir que un total de 46 percutores han sido recuperados.
Presentan distintas morfologías (esféricos, circulares, aplanados, alargados e ir-
regulares) y en algunos de los casos se ha podido establecer que se trata de núcleos
reaprovechados. La elevada presencia de percutores pone de relieve la importancia
de talla in situ, en la zona excavada de Tell Halula, aunque por otra parte estos per-
cutores también podrían haber participado de otros procesos de trabajo.

Tras esta primera aproximación a la totalidad del material estudiado, podemos de-
ducir que para la talla de lascas se utilizan las materias primas procedentes del río
Éufrates y que se encuentran en el área inmediata del yacimiento, por lo que su
aprovisionamiento sería directo y de fácil acceso. El grupo de sílex 5, el de mejores
cualidades para la talla, es el más utilizado. Estos materiales serían a menudo traí-
dos al yacimiento en forma de nódulos y no tallados inmediatamente sino que su
talla se llevaría a cabo cuando las necesidades lo hicieran oportuno. Con el grupo
5 también se lleva a cabo talla laminar. Contrariamente al grupo 5, los grupos 4 y
7 no son utilizados para la talla lascas sino que se reservan para la talla laminar.
Finalmente cabe decir que la presencia de bases naturales, núcleos, restos de talla,
golpes de buril, extracciones ventrales, lascas y láminas permite proponer que los
procesos de talla relacionados con estas materias primas (talla laminar y talla de
lascas) se realiza en el mismo asentamiento. Por su parte, la presencia de láminas,
algunas lascas, restos de talla, golpes de buril y extracciones permite proponer que
al menos parte del proceso de talla realizado con los grupos de sílex 4 y 7 (talla
laminar) se realiza también en el poblado14. Con estos primeros datos e interpreta-

14 La ausencia de núcleos debe ser remarcada y la problemática en relación a su ausencia será
tratada más adelante.

193
ciones, a continuación se tratan de manera concreta cada uno de los procesos de
talla documentados en Tell Halula.

III.1. La talla de lascas

Como se ha visto, las lascas representan alrededor del 50% de los restos líticos de
cada una de la Fases de Ocupación estudiadas (Tabla 6). La inmensa mayoría de
las lascas están realizadas con los grupos de sílex procedentes de las terrazas del
Éufrates, especialmente con el grupo 5 que representa el 85% del total de lascas de
Tell Halula. Con los grupos de sílex 4 y 7, el número de lascas y el porcentaje que
representan frente al de láminas es muy bajo. Un total de 17 núcleos de lascas han
sido recuperados, apareciendo en todas la FO. Además dos de los núcleos de lámi-
nas han sido reaprovechados como núcleos de lascas15. No se puede descartar que
este fenómeno se haya dado en otras ocasiones puesto que los núcleos de lascas
presentan un elevado estado de agotamiento y en algunos casos se ha observado
que también han servido como percutores por lo que se documenta un intenso
aprovechamiento de la materia prima16.

Las dimensiones de los núcleos son bastante reducidas. En ningún caso superan
los diez centímetros de largo y la mayoría no alcanza los seis o siete centímetros.
Las dimensiones originales de los núcleos no pueden ser precisadas aunque proba-
blemente no fueran de grandes dimensiones. La materia prima utilizada ha sido el
sílex grupo 5 en 16 de ellos y el grupo 4 en un único caso. Hay que decir que el cór-
tex de este pequeño núcleo está rodado, por lo que en todos los casos se han uti-
lizado materias primas procedentes de las terrazas del Éufrates, preferentemente
aquellas con mejores aptitudes para la talla (grupo 5). En casi todos los casos, el
soporte a partir del cual se ha empezado la talla ha sido un nódulo y tan sólo en un
par de ocasiones se ha aprovechado una gran lasca para el inicio la explotación. La
totalidad de los núcleos de lascas están completamente agotados y a menudo reuti-
lizados por lo que es difícil establecer cómo se ha organizado la explotación.

Cinco núcleos de lascas han sido tallados a partir de una única plataforma de talla.
En tres ocasiones las plataformas de talla utilizadas son dos (en dos casos opuestas).

15  No se ha podido determinar el número de plataformas que tenía el núcleo original de láminas.

16 Cuatro núcleos de lascas fueron encontrados juntos en el interior de una pequeña habitación
adosada en el lado sur de la casa del cuadro 4I (FO-12). Esta concentración de núcleos totalmente
agotados, algunos con indicios de haber sido repiqueteados, confirma la reutilización de éstos,
probablemente como percutores o incluso boleadoras.

194 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
En otras ocasiones la talla ha sido realizada también a partir de una única plata-
forma de talla que ha ido alternándose. Cinco de estos siete núcleos presentan tal
número de plataformas de talla que su apariencia es la de un núcleo poliédrico.
Dos núcleos han sido tallados a partir del método discoide. En todos los casos la
técnica utilizada es la percusión directa con percutor duro. Se documenta pues una
gran diversidad de métodos utilizados para la consecución de lascas. Esta hetero-
geneidad en los métodos se refleja también en los soportes, que presentan una gran
diversidad tanto en el tamaño como en la morfología y que a su vez es aún mayor
debido a la presencia de lascas fruto de la talla laminar.

La presencia de bases naturales, núcleos, restos de talla y de lascas completamente


corticales, sugieren que el proceso de talla de lascas se llevó a cabo en el mismo ya-
cimiento, probablemente en los espacios exteriores que hay alrededor de las casas. A
las mismas conclusiones apunta la presencia de algunos remontajes que hemos podi-
do realizar entre materiales de las mismas unidades estratigráficas, aunque en ningún
caso se trata de un área específica de talla. En relación a este último punto, cabe des-
tacar que el proceso de talla de lascas, puesto que se realiza con materias primas pro-
cedentes de los alrededores del yacimiento, parece realizarse de manera poco intensi-
va aunque continuada. De este modo sería difícil identificar con exactitud las áreas de
talla puesto que se encontrarían restos líticos dispersos de una manera relativamente
homogénea en las zonas exteriores alrededor de las casas.
En conclusión, se documenta en Tell Halula la talla de lascas, en el mismo yacimiento,
durante todas las Fases de Ocupación estudiadas. La materias primas utilizadas pro-
ceden principalmente del Éufrates, y el grupo de sílex más utilizado es el grupo 5.

III.2. La talla laminar

Como hemos visto anteriormente, las láminas suponen en Tell Halula, aproximada-
mente la mitad del total de restos líticos recuperados y para su producción se uti-
lizan, aunque con distintos porcentajes, los grupos de sílex 4, 5 y 7 básicamente. El
estudio de los métodos de talla laminar utilizados en Tell Halula ha sido realizado
tanto a partir de los soportes laminares como de los núcleos. A continuación se ex-
ponen los resultados obtenidos a partir del estudio de las láminas. Éstas han sido,
en primer lugar, clasificadas según la dirección de las extracciones que presentan
en su cara dorsal, en láminas unipolares17 o bipolares18. Este criterio nos ha pareci-

17 En este trabajo se utilizará de manera indistinta los términos lámina unipolar y lámina unidireccional para
hacer referencia a aquellos soportes laminares tallados a partir de una única plataforma de percusión.

18 En este trabajo se utilizan los términos lámina bipolar y lámina bidireccional de manera indistinta
para hacer referencia a aquellos soportes laminares obtenidos a partir de la explotación simultánea
de dos plataformas de percusión opuestas y complementarias.

195
do el más objetivo aunque plantea algunos problemas de los que somos plenamen-
te conscientes. La asimilación automática de lámina bipolar (extracciones bidirec-
cionales en su cara dorsal) con talla bipolar y la de lámina unipolar (extracciones
unidireccionales en su cara dorsal) con talla unipolar no siempre resulta acertada.
Puede darse el caso de que algunas láminas obtenidas durante la talla laminar a
partir de dos plataformas de talla opuestas y complementarias, tenga únicamente
negativos unidireccionales en su cara dorsal. También puede ocurrir que algunas
láminas de un núcleo laminar explotado a partir de una única plataforma de talla,
tengan extracciones bidireccionales en su cara dorsal fruto de la corrección del ter-
cio distal del núcleo a partir de una plataforma de percusión opuesta secundaria.
En algunos casos, en ambas situaciones la experiencia permite la identificación del
método de talla a partir de la morfología del soporte aunque se trata de un criterio
que no puede ser cuantificado (por lo tanto subjetivo) y que sólo puede aplicarse
en el caso de que se disponga de la pieza entera o de buena parte de ella. Es por
estas razones que hemos preferido utilizar como criterio de cuantificación la di-
rección de las extracciones en la cara dorsal.

De este modo, a partir del criterio utilizado, observamos que las láminas bipolares
representan la mayor parte de soportes laminares en todas las FO (Tabla 12). Alre-
dedor de un 20 % de las láminas son unipolares y otro 20 % són láminas en las que
no se ha podido identificar, por distintas razones, la direccionalidad de todos los
negativos de su cara dorsal. El número total de laminillas es de 5, en todos los casos
unipolares, aunque no parece que se trate de una producción específica de éstas,
sino que se trataría de pequeños productos obtenidos durante la preparación/con-
figuración de la plataforma de talla19.

19  El criterio para la definición de laminillas ha sido que el ancho de la pieza sea inferior a 1cm.

196 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Tabla 12. Porcentaje de láminas unipolares, bipolares o indeterminadas en cada FO. El total de láminas
es de 3.082. En amarillo las laminillas: 3 en la FO-9 y 2 en la FO-10.

A la vista de los resultados, se observa que la talla de láminas a partir de dos pla-
taformas opuestas y complementarias, es el método más extensamente utilizado
para la obtención de soportes lamonares, más aún si tenemos en cuenta que un
pequeño porcentaje de las que han sido clasificadas como unipolares pueden ser
fruto de la talla bipolar. Este predominio de la talla laminar bidireccional se da a lo
largo de toda la secuencia estudiada. Las diferencias observadas entre las distintas
FO son escasas y sugieren una idea de continuidad/homogeneidad, en lo que al
método de talla laminar se refiere, durante las FO-8 a 14.

Llegados a este punto, podemos afirmar que en Tell Halula se desarrollan de ma-
nera paralela tres métodos de talla distintos: la talla de lascas, la talla de láminas a
partir de una plataforma de talla y la talla de láminas a partir de dos plataformas
de percusión. La obtención de lascas, como se ha visto, sería fruto tanto de la talla
específica de éstas a partir de núcleos de lascas, así como resultado de la produc-
ción de láminas.

Las materias primas más utilizadas para la talla laminar son los grupos de sílex 5 y 7.
A mucha distancia se encuentra los grupos 4 y 6 mientras que el resto representan
mínimos porcentajes (Tabla 13).

197
Tabla 13. Porcentaje y nº total de láminas unipolares y bipolares realizadas en cada grupo de sílex (Total
de láminas=2.316). Del grupo 2 no se ha recuperado ninguna lámina y las láminas indeterminadas han
sido eliminadas del gráfico

Si observamos qué materias primas se han utilizado para la talla unipolar o la talla
bipolar, se observa que el 65% de las láminas bipolares están hechas en grupo de
sílex 7 y que tan sólo el 2,4% de las láminas de este grupo de sílex son unipolares.
Así pues, el grupo de sílex 7 es la materia prima más utilizada para la talla bipolar y
se utiliza específicamente para tal método de talla. El grupo 5 es también amplia-
mente utilizado para la talla laminar, aunque los soportes laminares unipolares y
bipolares aparecen en porcentajes similares. Del mismo modo ocurre con el grupo
0 aunque, como se puede observar en el gráfico, el porcentaje que representa este
grupo del total es ya muy pequeño (2,5%). Así pues, estas dos materias primas (gru-
po 5 y 0), de procedencia local y de buena aptitud para la talla (nódulos grandes,
grano homogéneo, ausencia de fracturas internas, etc) són indistintamente utili-
zadas para la talla laminar unipolar como bipolar. Por otra parte, observamos un
grupo de materias primas muy poco o nada utilizadas para la talla laminar. El grupo
2 no se utiliza y los grupos 1, 3 y 8 representan el 1,5% y 0,2% del total de soportes
laminares. Los escasos soportes laminares realizados con estos grupos de sílex son
básicamente unipolares. Por último encontramos los grupos de sílex 4 y 6. En am-
bos casos representan un pequeño porcentaje del total de soportes laminares (5,6%
y 2,5% respectivamente) aunque, como se observa en el gráfico, alrededor del 75%
de éstos son bipolares. Este hecho pone de relieve la utilización específica de estos
grupos de sílex para la talla laminar bidireccional.

198 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
De este modo, se documentan en Tell Halula dos métodos de talla laminar y una
gestión diferencial de les distintas materias primas según el método de talla lami-
nar que se utiliza. En Tell Halula la talla laminar se basa, principalmente, en la ex-
plotación de dos grupos de sílex: el grupo de sílex 7, ausente del entorno geológico
inmediato de Halula, y el grupo de sílex 5, procedente de las terrazas cercanas al
yacimiento. El primero es la materia prima más utilizada para la talla laminar y se
reserva casi exclusivamente para la talla bipolar. El grupo 5 es utilizado tanto para
la talla unipolar como bipolar. El resto de grupos de sílex suponen un escaso por-
centaje del total y su gestión es muy dispar. El grupo 0 es utilizado, como el grupo
5, para la talla unipolar y bipolar mientras que los grupos 1, 3 y 8 se utilizan poco
y principalmente para la talla unipolar. Por el contrario, los grupos 4 y 6 se reser-
van para la talla bipolar. Esta patrón de gestión diferencial de las materias primas
según el método laminar utilizado se observa con total claridad en el análisis de
correspondencias realizado (Tabla 14) donde los grupos 4 y 7 muestran una fuerte
relación con los soportes bipolares, el grupo 1 con los unipolares y los grupos 0, 5 y
6 se encuentra en una posición intermedia.

Tabla 14: Análisis de correspondencias con las variables grupo de sílex y tipo de lámina. Del grupo 2
no se recuperaron láminas mientras que los grupos 3 y 8 (con 7 y 14 láminas respectivamente), han sido
eliminados para la realización de este análisis debido al escaso porcentaje que representan del total de la
muestra estudiada. El eje de las X explica el 98% de la varianza.

199
Para constatar si esta gestión diferencial se mantiene a lo largo de las distintas FO
se ha tenido en cuenta, en primer lugar, si las proporciones de las materias primas
utilizadas para la obtención de láminas varían a lo largo de la secuencia (Tabla 15).
A partir de los resultados, se observa que las proporciones entre las distintas FO
no varían demasiado, aunque se constata un ligero aumento de las materias primas
exógenas (grupo 4 y 7) a partir de la FO-11 hasta la FO-14 tal y como ya se había
documentado cuando se han tenido en cuenta no sólo las láminas, sino totalidad
de los restos líticos.

Tabla 15: Materias primas utilizadas para la producción de láminas en las distintas FO.

Para contrastar la totalidad de los datos obtenidos hasta el momento y obtener


una visión general, se ha realizado un análisis multifactorial con las variables FO,
tipo de soporte laminar y grupo de sílex (Tabla 16). Los resultados muestran clara-
mente la fuerte relación de la talla bipolar con el grupo de sílex 7, dejando clara la
extensa utilización de este grupo de sílex y su reserva para la talla bipolar. Por su
parte, el grupo 5, junto con el 0, se sitúan en una posición intermedia, de modo que
con ambos grupos de sílex se realiza tanto talla unipolar como bipolar de láminas.
En segundo lugar, las FO se relacionan sobre todo con los soportes bipolares y los
indeterminados de manera queda claro que el método bipolar es el más utilizado
en todas la FO. Finalmente se observa que las diferencias entre las FO son por lo
general escasas. Todas la FO se encuentran alrededor, a una distancia parecida en

200 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
forma de arco, de la bipolaridad y algo más alejadas de la unipolaridad. Esta dispo-
sición en arco de las FO se da siguiendo un cierto orden cronológico de modo que
las FO más antiguas se hayan contrapuestas a las más modernas. Este fenómeno
también se ha observado cuando se ha analizado la totalidad de los restos líticos
y tan sólo indica una ligera mayor presencia de los grupos 4 y 7 en las FO más
modernas. Las diferencias son, por lo tanto, muy pequeñas y la idea que se des-
prende de este análisis y de los realizados hasta el momento es que la gestión de las
materias primas durante el proceso de talla de láminas tiene una clara continuidad
durante las 7 Fases de Ocupación estudiadas.

Tabla 16: Análisis multifactorial con las variables Fase de Ocupación, grupo de sílex y tipo de lámina.
Del grupo 2 no hay láminas, y las láminas de los grupos 3 y 8 (7 y 14 elementos respectivamente) han sido
eliminadas en esta ocasión debido a su escasa representatividad del total de la muestra. El eje de las X
representa el 51% de la varianza, el eje de las Y el 39%.

201
A modo de conclusión, la talla bipolar predomina en toda la secuencia aunque los
dos métodos de talla laminar se documentan en todas las FO y en unas proporcio-
nes muy similares. La utilización diferencial que se hace de las distintas materias
primas para la realización de cada uno de estos métodos de talla es clara y también
se mantiene sin grandes cambios a lo largo de las FO analizadas. Se documenta
pues, durante el periodo estudiado, una continuidad muy marcada de los métodos
de talla y de la gestión de las materias primas durante el proceso de talla laminar.
De este modo, se realiza a continuación un estudio detallado de estos dos métodos
de talla documentados en Tell Halula.

III.2.1. La talla unipolar

La talla de láminas a partir de una plataforma de percusión, supone en Tell Halu-


la un método de talla poco utilizado ya que como hemos visto predomina la ta-
lla bipolar. Tan sólo un 20% de los soportes laminares presentan en su cara dorsal
negativos unidireccionales. Las materias primas utilizadas son, como se ha visto,
básicamente locales procedentes de las terrazas del Éufrates. El grupo de sílex 5 es
la materia prima claramente seleccionada para la talla laminar unipolar con casi el
80% del total, mientras que el resto de grupos son muy poco utilizados (Tabla 17).

Tabla 17. Número absoluto de láminas unipolares según grupos de sílex.

202 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Las láminas unipolares recuperadas son en su mayoría robustas, de sección triangu-
lar, con el bulbo bastante marcado y el talón plano y grande. Se da una total ausencia
de estandarización en la morfología de los soportes obtenidos. La técnica sería la
percusión directa con percutor duro. Un alto porcentaje de las láminas son cortica-
les, especialmente en el tercio distal (Lámina 13, nº 14 y 17; Lámina 24, nº 8).

En relación a su tamaño (Tabla 18), la longitud de las láminas unidireccionales es por


lo general reducida. Muy raramente superan los 10 cm. de longitud y el ancho, en
pocas ocasiones supera los 3,5 cm. Por lo general, miden de largo entre 5 y 9 centíme-
tros mientras que el ancho de la mayoría de las láminas se sitúa entre 1 y 3 cm.

Tabla 18. Longitud y ancho de las láminas unipolares enteras recuperadas en Tell Halula.

203
Las reducidas dimensiones de las láminas recuperadas junto con la presencia abun-
dante de córtex, especialmente en el tercio distal de la pieza, sugiere la utilización
de nódulos de tamaño medio (10 a 15 cm.) para el método de talla laminar a partir
de una plataforma de percusión. Los núcleos unipolares recuperados no ayudan
mucho a reconstruir el volumen original utilizado puesto que aparte de fragmenta-
dos, están completamente agotados. Los cuatro fragmentos de núcleos laminares
unipolares (22% del total de núcleos laminares) están realizados, todos ellos, con el
grupo de sílex 5 procedente de la terrazas del Éufrates (Lámina 29, nº 4 y 5). Uno
de los núcleos pertenece a la FO-11 y tres a la FO-10 aunque, como se ha visto,
los soportes laminares unipolares aparecen en todas las FO por igual, sin grandes
diferencias.

La reconstrucción del proceso de talla de láminas a partir de una única plataforma


de percusión resulta compleja debido al escaso número de láminas (especialmente
enteras) y de núcleos. La configuración inicial del núcleo es difícil de establecer.
Probablemente la preparación del núcleo sería mínima, tal y como indica la pre-
sencia de córtex en muchas de las láminas unipolares y alguno de los remontajes
que se han podido realizar (Borrell, 2006).

De este modo, a partir de los elementos disponibles, se puede plantear que la talla
de láminas a partir de una única plataforma de percusión se lleva cabo median-
te una configuración mínima del volumen inicial del nódulo y que no incluiría la
configuración de cresta alguna. La obtención de la plataforma de percusión se rea-
lizaría a partir de la extracción de una gran lasca. Este proceso de talla, del mismo
modo que la talla de lascas, se realizaría en el yacimiento, en las áreas exteriores
que circundan las estructuras de hábitat documentadas.

Paralelamente a esta producción de láminas unipolares talladas mediante percusión


directa y cuyos soportes laminares se caracterizan por ser robustos, cortos, anchos,
irregulares y con el bulbo marcado, encontramos dos láminas que llaman en extremo
la atención en tanto en cuanto se trata de soportes completamente distintos al res-
to. Se trata de dos láminas esbeltas, de unos 10 cm de longitud, sección transversal
triangular y sección longitudinal ligeramente curvada, en especial en el tercio distal.
Los filos de ambas piezas son muy paralelos y los negativos en el dorso de ambas
piezas también son muy regulares y con los bordes paralelos. (Fig. 2; Lámina 24, nº 4).
El bulbo es pequeño y está ligeramente marcado, y el talón es puntiforme. En uno de
los casos (Fig. 2, nº 2) se trata de una lámina sobrepasada que se ha llevado una parte
del extremo distal del núcleo, probablemente prismático o piramidal. La materia pri-
ma utilizada es en un caso el grupo 4 y en otro el grupo 5.

204 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 2. Láminas unipolares probablemente talladas mediante presión o percusión indirecta (1:4D-
E104 20, 2: 4G-B321 ).

Ambas láminas no pueden ser fruto del método de talla descrito anteriormente.
La regularidad y estandarización de estos productos así como sus características
morfológicas están más cercanas a las de los soportes laminares tallados mediante
presión y que han sido descritos por diversos autores (Inizan, 1991; Inizan et alii.,
1992; Inizan & Lechevallier, 1994). La presencia de estos dos soportes laminares no
permite afirmar la presencia de dicha técnica de talla en Tell Halula, puesto que se
trata de un hecho totalmente aislado y del que no tenemos ninguna otra evidencia.
De este modo, ambas láminas habrían sido talladas fuera del asentamiento y llega-
do a Halula mediante algún tipo de intercambio.

Finalmente, hay que remarcar que durante el estudio de las láminas unipolares se
ha documentado que un 3,6% de láminas unipolares tienen su tercio proximal re-
torcido hacia la derecha y un 2,6% hacia la izquierda. Además un 1% de las láminas
presenta una característica extracción en la parte proximal de la cara ventral que
elimina parcialmente el bulbo y la torcedura de la lámina. Estos datos son altamen-
te significativos puesto que, como veremos, se trata de los rasgos característicos
de la talla bipolar realizada en Tell Halula. De este modo queda patente que, como
mínimo, un 6% de las láminas con negativos unidireccionales en su cara dorsal

20 La estructura 4D-E104 (FO-9) es una sepultura individual ubicada en el interior de una casa. La
lámina, junto con una cuenta de cornalina y una de turquesa formaban parte del ajuar funerario
de un individuo de sexo indeterminable de unos 4 años de edad.

21 El estrato 4G-B3 (FO-14) es un nivel de colmatación intencional del interior de una casa para su
posterior reconstrucción.

205
pueden ser fruto de la talla bidireccional22. Estos datos apuntan a que el porcentaje
que representa la talla laminar unipolar tallada mediante percusión en Tell Halula
puede ser sustancialmente inferior al 20%. A las mismas conclusiones se llega si
tenemos en cuenta el porcentaje de núcleos laminares unipolares frente a los bipo-
lares. El porcentaje de núcleos unipolares es del 22% del total, pero si tenemos en
cuenta, como se verá en el siguiente apartado, que la mayor parte de la talla bipolar
se realiza con el grupo 7, del que no aparecen los núcleos en el yacimiento, este
porcentaje podría verse muy reducido. A modo de hipótesis, se puede plantear que
la talla unipolar mediante percusión directa con percutor duro podría representar
alrededor del 5-10 % del total de la producción laminar.

A modo de conclusión, en Tell Halula se documenta un proceso de talla de láminas


a partir de una plataforma de talla y mediante percusión directa. Para este método
de talla, que representa un escaso porcentaje del total de la producción laminar,
se utilizan las materias primas procedentes del río Éufrates, en especial el grupo
5, cuyas aptitudes para la talla son excelentes. Este método de talla se realiza en el
propio asentamiento y aparece en porcentajes similares a lo largo de las distintas
FO. Paralelamente hay dos soportes laminares unipolares que han sido obtenidos a
partir de otro proceso de producción de láminas unipolares muy distinto y que no
está documentado en Halula, mas que por estas dos piezas. A modo de hipótesis se
plantea que se trate de talla laminar mediante presión o percusión indirecta, que
no se lleva a cabo en Halula sino que ambas láminas habrían llegado por medio de
algún tipo de intercambio.

III.2.2.La talla bipolar

La talla bipolar es el método mayoritario para la obtención de láminas en Tell Ha-


lula. Como se ha visto, las 1696 láminas con negativos bidireccionales en su cara
dorsal representan el 80% del total. Este porcentaje podría verse aumentado hasta
el 90-95% del total si complementamos el criterio de la direccionalidad de los ne-
gativos en la cara dorsal con otros criterios anteriormente citados. Sin embargo, en
este apartado sólo se incluyen las láminas con extracciones bidireccionales en su
cara dorsal, evitando así cualquier posible error.

22 Por el momento hay que ser cautelosos con estos datos, puesto que en casi la mitad de las
láminas, estos rasgos son indeterminables debido a que el tercio proximal de la lámina no está
conservado.

206 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
El grupo de sílex más utilizado para la talla bipolar es el grupo 7, con el que están
hechas cerca del 70% de las láminas bipolares (Tabla 19). Un buen número de ellas
también están hechas con el grupo 5 mientras que los grupos 6 y 4 representan un
pequeño porcentaje. El resto de materias primas aparecen en unos porcentajes casi
anecdóticos.

Tabla 19: Número total de láminas bipolares realizadas con cada grupo de sílex.

Las láminas bipolares de Tell Halula se caracterizan por ser soportes robustos, de
sección transversal trapezoidal, de sección longitudinal recta y de considerables di-
mensiones. En relación a las dimensiones, la mayor parte de las láminas presenta
una longitud que va de los 4 a los 12 cm. y que en algunas ocasiones puede llegar has-
ta los 14 cm. Por su parte el ancho de las láminas oscila entre 1 y 3 cm. (Tabla 20).

207
Tabla 20: Longitud y ancho de la totalidad de las láminas bipolares enteras. En total la muestra es de
477 láminas.

En base a la clasificación de las láminas bipolares que se ha hecho en Tell Halula,


los resultados en porcentajes son los siguientes:

Tabla 21: Porcentajes de cada tipo de lámina bipolar establecido en Tell Halula.

208 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
En primer lugar cabe aclarar que en un 35% de los casos, el estado de fracturación
del material ha impedido la identificación del tipo de lámina bipolar (indetermi-
nable). El tipo de lámina bipolar más común en Tell Halula es la lámina central,
representando el 31% de las láminas bipolares y algo más del 50% de las láminas
bipolares identificables. La otra mitad de las láminas identificadas se compone en
buena medida de láminas laterales, láminas épsilon, otras y un pequeño grupo de
láminas de cresta. La presencia de todas las categorías de láminas en porcentajes
nada desdeñables apunta, junto con la presencia de núcleos y otros elementos téc-
nicos en el yacimiento como flancos de núcleo (Lámina 32, nº 8 y 11) o tabletas de
reavivado (Lámina 32, nº 12), a que la talla laminar bipolar podría estar realizándose
en el yacimiento. Por el contrario, cuando se tiene en cuenta las materias primas
con las que se han realizado estas láminas (Tabla 22) y los núcleos, la interpretación
cambia sustancialmente.

Tabla 22: Porcentajes de grupos de sílex con los que se han realizado los distintos tipos de láminas
bipolares. Para este gráfico se han agrupado las láminas laterales por una parte y las crestas por otra.

En primer lugar queda claro que las dos materias primas con las que principalmen-
te se realizan las láminas bidireccionales son el grupo 5 y el 7. El resto de grupos
están ínfimamente representados. Los distintos tipos de láminas bipolares están
realizadas con estas dos materias primas apuntando, a priori, que ambas materias
primas pueden ser talladas en el yacimiento por igual. Llaman la atención las pro-

209
porciones de grupo 7 en algunos de los tipos de los productos bipolares, teniendo
en cuenta que las láminas bipolares realizadas con el grupo 7 casi llegan al 70% del
total de las bipolares. De este modo todos los tipos de láminas bipolares deberían
presentar porcentajes similares. No ocurre así (Tabla 22) puesto que en los porcen-
tajes de láminas laterales, láminas de cresta, láminas epsilon y en menor medida
las indeterminables realizadas con el grupo 7 son bastante más bajos, alrededor del
30%. Por el contrario el porcentaje de láminas centrales y “otras” ronda el 70%.
Dicho de otro modo, en el yacimiento no se encuentran las mismas proporciones
de láminas centrales que de láminas laterales, de cresta o epsilon a pesar de que és-
tas aparecen frecuentemente en el registro. Estos datos sugieren que la talla lami-
nar bipolar con el grupo 5 se puede estar realizando en el asentamiento, mientras
que la del grupo 7 queda en entredicho. Del resto de grupos poco se puede decir
en base a tan pequeños porcentajes. Su presencia es puntual por lo que no se puede
afirmar ni negar, hasta el momento, su talla en el yacimiento.

Para contrastar tales interpretaciones los datos procedentes del estudio de los nú-
cleos resultan del todo concluyentes. Un total de 12 núcleos o fragmentos de nú-
cleos bipolares, completamente agotados, han sido recuperados. En diez ocasiones
el grupo de sílex utilizado es el grupo 5 mientras que tan sólo 2 fragmentos de
núcleos bipolares pertenecen al grupo 7. Ninguno del grupo 4 ni de ninguna otra
materia prima. Con estos nuevos datos, todo parece sugerir que la talla bipolar de
nódulos del grupo 5 se realiza en el mismo poblado, probablemente en las áreas
exteriores alrededor de las casas o cerca de éstas. En relación a la talla de láminas
bipolares utilizando el grupo de sílex 7, se pueden hacer una serie de consideracio-
nes. El grupo de sílex 7 no se talla en el área excavada a pesar de que la presencia
de restos de talla, golpes de buril y extracciones ventrales evidencian que la forma-
tización y reutilización de los soportes sí se hace en esta zona. Del sitio donde se
talla, muy raramente se traen al área excavada los núcleos, así como tampoco se
traen todas las láminas laterales, epsilon y crestas. Por esta razón las láminas cen-
trales representan un tanto por ciento tan elevado, puesto que están en parte so-
brerepresentadas. A favor de esta interpretación apuntan los resultados obtenidos
anteriormente a partir del registro del peso según materias primas. El porcentaje
que representa el grupo 7 cuando se tiene en cuenta el peso se reduce sensiblemen-
te. Esto puede deberse a que se trata de una materia prima utilizada para la talla
laminar, dando lugar a muchos soportes de escaso peso. En segundo lugar, el hecho
de que no se talle el grupo 7 en el área excavada, pero que sus soportes laminares
aparezcan en grandes cantidades, quiere decir que éstos se transportan (unos me-
tros o kilómetros) y probablemente no ocurre lo mismo con las lascas corticales
fruto de la talla y que son los productos más pesados. Por último, el tratarse de una
materia prima de excelente calidad y que no se encuentra en el entorno geológi-
co inmediato del yacimiento puede conllevar un mayor reaprovechamiento de los

210 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
soportes y por tanto una mayor fracturación en piezas de menor peso. Ante esta
situación surgen varias preguntas como:

- ¿Donde se tallan las láminas bipolares del grupo 7?


- ¿Se trata de un método de talla bipolar distinto al que se realiza con el grupo 5?
- ¿Quién realiza la talla de este grupo de sílex? ¿se trata de la misma comunidad de
Halula o la lleva a cabo un grupo de individuos ajenos a la comunidad de Halula y
a la que abastece en base a sus necesidades?
- ¿Se trata de una producción especializada o no?
- ¿Para qué se utilizan los soportes laminares bipolares del grupo 7?

Dicho de otro modo: ¿dónde, quién, cómo, por qué?. Algunas de estas preguntas
pueden también plantearse en relación a la talla bipolar realizada con el grupo 5.
La respuesta a estas preguntas hacen en extremo necesario un estudio tecnológico
a fondo tanto de todos los soportes laminares bipolares como de los núcleos que
permita la reconstrucción temporal y espacial completa del método o métodos de
talla de láminas bipolares en Tell Halula (Borrell, 2006; Borrell, en prensa c).

A partir del trabajo realizado con los núcleos y lascas laminares de Tell Halula se
han podido identificar una serie de características tecnológicas que se repiten de
manera reiterada en muchos de los soportes laminares y que a nuestro entender
pueden establecerse como elementos diagnósticos del método bipolar documenta-
do en Tell Halula. Dos de los rasgos más característicos y fácilmente identificables
son:

La presencia, en la cara ventral del tercio proximal de la lámina, de una extracción


parecida a un buril (Fig. 3). Esta extracción se encuentra normalmente en el lado
izquierdo de la cara ventral, aunque en alguna ocasión se ha documentado en el de-
recho. Otras veces, en vez de una única extracción se documentan varias de ellas o
múltiples retoques, con resultado similar. Esta extracción ventral tan característica
se documenta, como veremos más tarde, en otros yacimientos y ha sido también
definida por otros autores como un golpe de buril longitudinal (Cauvin, 1972) o
como una proximal scar (Verhoeven, 1994; Nishiaki, 2000, 2007).

211
Figura 3. Láminas bipolares de Tell Halula, formatizadas en puntas Byblos, con la característica
extracción en el lado izquierdo de la cara ventral.

En muchas ocasiones, el tercio proximal de las láminas bipolares está retorcido


hacia uno de los lados, muy frecuentemente hacia el derecho (Fig. 4).

Figura 4: Láminas bipolares de Tell Halula cuyo tercio proximal (de color gris) está retorcido hacia
la derecha.

212 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
La identificación y cuantificación de estos rasgos (Tabla 23) en una muestra de 500
láminas permite apuntar las siguientes interpretaciones:

Tabla 23: Porcentajes de láminas bipolares que presentan o no, el tercio proximal retorcido (izquierda) y
la extracción en la cara ventral del tercio proximal de la pieza (derecha).

Casi la mitad de las láminas estudiadas, presentan el tercio proximal retorcido ha-
cia la derecha. En muy pocas ocasiones las láminas no están retorcidas o lo están
hacia la izquierda. En relación a la extracción proximal, casi el 30% de las láminas
presentan esta extracción en el lado izquierdo de la cara ventral, un 13% no pre-
sentan ninguna extracción y en muy pocas ocasiones la extracción está en el lado
derecho. Estos datos aún resaltan más si se eliminan los individuos indetermina-
bles y se calcula otra vez los porcentajes. De este modo, el 87% de las láminas están
retorcidas hacia la derecha, un 6% a la izquierda y un 7% no lo están. En relación
a la extracción, un 68% presentan extracción proximal en el lado izquierdo, un 1%
en el derecho y un 31% no presenta extracción. Estos resultados llaman la atención
puesto que ponen en evidencia que la mayor parte de la población de láminas bi-
polares presentan el tercio proximal retorcido hacia la derecha y una extracción
proximal en el lado izquierdo de la cara ventral. En relación a las materias primas,
los grupos de sílex 5 y 7 son, como se esperaba, mayoritarios con un claro predomi-
nio de las láminas bipolares del grupo 7 en casi todas las categorías.

Ante la pregunta de si la presencia de ambos rasgos (extracción en el lado izquier-


do de la cara ventral y tercio proximal retorcido hacia la derecha) está relacionada,
los siguientes análisis de correspondencias no dejan lugar a dudas:

213
Tabla 24: Análisis de correspondencias con las variables presencia/ausencia de extracción proximal y
morfología del tercio proximal de la lámina. El análisis de la izquierda representa el 71% de la varianza
en el eje de las “X”, el 28% en el de las “Y” e incluye las láminas indeterminables. En el análisis de la
derecha se han eliminado las láminas indeterminables y el eje de las X representa el 98% de la varianza.

En ambos casos, las variables extracción a la izquierda y tercio proximal retorcido


a la derecha están fuertemente relacionadas por lo que queda probado que cuando
la lámina está retorcida a la derecha se realiza una extracción en la parte proxi-
mal izquierda de la cara ventral. Tan sólo en algunos casos las láminas retorcidas
a la derecha no presentan extracción proximal. La extracción proximal en el lado
derecho no se da nunca si la lámina está también retorcida a la derecha, por esta
razón, en el análisis de correspondencias, se encuentran opuestas y muy alejadas.
En los pocos casos que se documenta la extracción en la parte proximal derecha
es cuando la lámina no está retorcida o lo está, muy raramente, a la izquierda. De
este modo se observa que la mayoría de láminas bidireccionales tienen el tercio
proximal retorcido hacia la derecha y una extracción en el lado izquierdo de la par-
te proximal de la cara ventral. Ambos rasgos están relacionados y se dan en los
distintos tipos de láminas bipolares y con los dos grupos de sílex utilizados para la
talla bipolar. El hecho de que las láminas bipolares estén retorcidas y casi todas en
la misma dirección sugiere que se trata del resultado del método de talla bipolar
muy específico llevado a cabo en Tell Halula. Este método de talla parece que se
realiza del mismo modo desde el inicio del proceso de talla por lo que todas las
categorías de láminas bipolares presentan un alto porcentaje de láminas retorcidas

214 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
a la derecha (Lámina 16, nº 6; Lámina 21, nº 1 a 4; Lámina 30, nº 11; Lámina 31, nº
8). Llama la atención que hasta algunas láminas/lascas epsilon y algunas láminas de
corrección/preparación para la extracción de la lámina central, también siguen el
mismo patrón y están retorcidas hacia la derecha (Lámina 32, nº 1 a 7). Para con-
firmar esta hipótesis se realizó un análisis multifactorial con las tres variables (tipo
de lámina, perfil de éstas y extracción), obteniendo unos resultados coincidentes
con lo expuesto (Borrell, 2006). Otro dato que apoya la hipótesis de que desde
principio a fin se talla del mismo modo y generando productos retorcidos hacia la
derecha, es que las láminas retorcidas (y que por tanto tienen la extracción proxi-
mal) son de muy distintos tamaños. Tanto las grandes láminas obtenidas tras las
primeras extracciones (Lámina 1, nº 7; Lámina 4, nº 5; Lámina 2, nº 5; Lámina 22,
nº 1) como aquellas de dimensiones más reducidas (Lámina 21, nº 4; Lámina 25,
nº 6 y 9) fruto de la fase final del proceso de talla, están retorcidas a la derecha y
presentan la extracción proximal ventral en el lado izquierdo. Por lo tanto, la causa
del retorcimiento del tercio proximal de las láminas de Halula debe buscarse en
el método de talla, que se utiliza como se ha visto de principio a fin y con ambos
grupos de sílex utilizados.

Referente a la extracción proximal, mayoritariamente en el lado izquierdo, tiene


relación con la formatización del soporte para facilitar el enmangue o utilización
de éste23. Debido al retorcimiento del tercio proximal de las láminas el enmangue
puede resultar difícil, especialmente si quiere realizar longitudinalmente y utilizan-
do el filo derecho, puesto que presenta un perfil en “S”. Por esta razón, las láminas
retorcidas son formatizadas sistemáticamente en su parte proximal corrigiendo
esta desviación y extirpando una parte del bulbo de la lámina. Esta formatización
del soporte laminar se documenta en láminas que no presentan ningún otro tipo
de retoque (Lámina 25, nº 2 y 9; Lámina 27, nº 4) así como en distintos tipos de
útiles retocados por lo que creemos que se trata de un proceso independiente del
útil a realizar y que forma parte de un acondicionamiento de la morfología de la
lámina que se realiza con anterioridad a la formatización mediante retoque de la
pieza. Por otra parte, la presencia de estas pequeñas extracciones en el yacimiento,
apunta a que esta primera formatización de las láminas retorcidas se realiza en el
mismo asentamiento.

En relación al retorcimiento del tercio proximal de las láminas bipolares, relacio-


nado con el método de talla, hay que hacer una serie de consideraciones relaciona-
das con otros rasgos comunes que presentan los soportes laminares bipolares. La
mayoría de las láminas bipolares, de perfil retorcido y con la extracción proximal,

23 Otros autores ya han planteado con anterioridad esta hipótesis como explicación a la presencia de
las extracciones proximales (Nishiaki, 2000; Nishiaki, 2007).

215
presentan el talón y el punto de impacto descentrado en relación al eje de la pieza.
O sea, que no es perpendicular a éste, sino que está claramente desplazado hacia
la derecha. De este modo, al golpear en un punto descentrado al eje de la lámina y,
como se verá, del núcleo, la fuerza tiende en un primer momento (primer tercio de
la pieza) a seguir la dirección del impacto para, luego, continuar siguiendo las aris-
tas. Esto provoca un perfil en “S” o retorcimiento de la parte proximal de la lámina
hacia la derecha y hace necesario, para su enmangue, la extracción de esta irregu-
laridad del filo derecho en su parte proximal. Esta “corrección” se lleva a cabo con
una única y característica extracción o con una serie de retoques, tanto en la cara
ventral como en la dorsal (Lámina 19, nº 6 y 7; Lámina 23, nº 2; Lámina 25, nº 6;
Lámina 26, nº 6) y que a menudo elimina también el talón, el punto de impacto y
parte del bulbo de la lámina (Fig. 5).

Figura 5: Tercio proximal de una lámina bipolar central de Tell Halula donde se puede observar que
el talón y parte del bulbo de la pieza han sido extirpados con la característica extracción en el lado
izquierdo, corrigiendo así el perfil en “S” del filo derecho.

Esta misma percusión descentrada en relación al eje de la pieza provoca también


otros rasgos característicos de las láminas bipolares de Tell Halula y que por su
naturaleza sólo se dan en las láminas centrales. En primer lugar, y muy aparente si
se trata de una lámina central entera y escasamente retocada, es una ligera desvia-
ción del extremo distal, la punta de la lámina, hacia la izquierda (Lámina 4, nº 5;
Lámina 6, nº 5; Lámina 9, nº 7 y 8; Lámina 10, nº 4; Lámina 2, nº 5) . Esto se da por
dos razones. Al realizarse una percusión descentrada, desde la derecha, la lámina
tiende a seguir la dirección del golpe, pese a su corrección en la parte medial, y

216 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
por tanto a salir desviada hacia la izquierda en el tercio distal. La segunda causa es
que tratándose de una explotación bipolar hay que entender que la talla se realiza
descentrada en ambas plataformas de percusión, por lo que los negativos, en su
parte proximal, no van paralelos al eje del núcleo sino algo desviados, en diagonal.
Si esto no se corrige mediante alguna pequeña extracción, la siguiente lámina en-
contrará las aristas desviadas por lo que tenderá a seguir tal dirección y por tanto
desviarse hacia la izquierda. El segundo rasgo distintivo de las láminas centrales de
Tell Halula es que la sección transversal de la lámina, en su zona medial, es mayo-
ritariamente trapezoidal irregular. El lado más corto es, casi siempre, el derecho
(Figura 6; Lámina 1, nº 5, 6 y 7; Lámina 2, nº 3, 4, 6 y 8; Lámina 4, nº 1, 3 y 5; etc.)
mientras que el negativo de la extracción de la izquierda es más plano y desciende
más suavemente. Por otra parte, los negativos de las extracciones del lado derecho
acostumbran a ser dos o más y bidireccionales, con un punto de encuentro común
a mitad de la pieza (Figura 6, nº 2 y 3). No ocurre lo mismo en el lado izquierdo
(Figura 6, nº 1). Frecuentemente tan sólo presenta el negativo de una gran extrac-
ción procedente de la plataforma de talla opuesta a la de la lámina, llegando hasta
el tercio proximal de ésta. En el lado derecho, los dos o más negativos son láminas
laterales mientras que la profunda extracción laminar del lado izquierdo no parece
una lámina lateral sino el negativo de otra lámina central.

Figura 6: Lámina bipolar central (FO-13, Grupo 7) con los negativos de las anteriores extracciones de
ambos bordes de su cara dorsal señalados. En gris oscuro (nº 1) el negativo de otra extracción central, en
gris claro (nº 2 y 3) los negativos de dos láminas laterales.

217
A la vista del gran número de láminas con estas mismas características, podemos
afirmar que el método de talla aprovecha la arista de la última lámina central pro-
cedente del plano de percusión opuesto (Fig. 6, nº 1) como arista a seguir en el
lado izquierdo, mientras que el lado derecho se acondiciona con la extracción de
láminas laterales procedentes desde ambas plataformas. De este modo se explica
que la punta de muchas láminas esté torcida hacia la izquierda, puesto que siguen
la dirección de la anterior lámina central de la plataforma opuesta. También queda
claro por qué la sección transversal es irregular, ya que los negativos de las lámi-
nas laterales del lado derecho, al estar muy cerca del lateral del núcleo tienen una
disposición más vertical de la que tiene el negativo de la lámina central del lado
izquierdo.

Todos estos rasgos distintivos identificados en las láminas bipolares centrales tan-
to del grupo de sílex 7 como del 5, y que caracterizan el método de talla bipolar
documentado en Tell Halula, pueden ser resumidos de la siguiente manera (Fig. 7).

- Talón y punto de impacto desviado hacia la derecha en relación al eje de la lámina


(y probablemente del núcleo) (Fig. 7, D).
- Tercio proximal de la lámina retorcido hacia la derecha (Fig. 7, C).
- Extracción en la parte proximal izquierda de la cara ventral que elimina el perfil
retorcido del filo derecho, punto de impacto y parte del bulbo (Fig. 7, F).
- Sección transversal, en el tercio medial, trapezoidal irregular. El lado derecho es
más corto y por tanto más vertical que el izquierdo (Fig. 7, E).
- En las láminas centrales, el negativo central es el de una lámina bipolar central ex-
traída con anterioridad y en la misma dirección que ésta (Fig. 7, B-1). En el lado
izquierdo hay un solo negativo de otra lámina central, posterior a B-1, procedente
del plano opuesto al de la lámina y que llega hasta la zona proximal de ésta (Fig. 7,
B-2). El lado derecho de la lámina presenta dos o más negativos de láminas latera-
les, talladas con posterioridad a las otras dos, que preparan la siguiente extracción
central. Estas extracciones proceden de ambas plataformas de talla y se encuentran
en la parte medial de la lámina (Fig. 7, B3/4).

218 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 7: Rasgos característicos de las láminas bipolares centrales de Tell Halula. En B, los números
indican el orden de las extracciones.

De este modo, el estudio y caracterización de los soportes laminares bipolares ha


permitido conocer algunos de los aspectos característicos del método de talla bipo-
lar que se lleva a cabo en Tell Halula, y que estos se identifican tanto en los soportes
realizados utilizando el grupo 5 (local) como el grupo 7 (exógeno). Una vez hecho
esto cabe observar estos mismos rasgos en los núcleos para establecer que la talla de
estos soportes laminares se lleva a cabo de la misma manera en Tell Halula.

Un total de 7 núcleos enteros y 5 fragmentos de núcleos bipolares han sido recu-


perados. Dos de los fragmentos están hechos en sílex, grupo 7 (Lámina 29, nº 6),
mientras que para el resto se ha utilizado el grupo 5 (Lámina 28, nº 1 y 2; Lámina
29, nº 1, 2 y 3). La información que pueden aportar estos núcleos en relación al

219
método de talla bipolar utilizado se ha visto, a menudo, mermado por tratarse de
fragmentos o por la extracción de algunas lascas tras dar por agotada la talla lami-
nar. El tamaño de los núcleos, todos ellos agotados, es bastante reducido tanto en
el largo como en el ancho. La longitud total de los núcleos cuyas medidas se han
podido tomar, se sitúa entre 6,6 cm. y 8,8 cm., y el ancho entre 2,4 y 4,4 cm. El re-
ducido tamaño de los núcleos abandonados no impide que nueve de los núcleos o
fragmentos de núcleos presenten restos de córtex24. Las dimensiones originales de
los núcleos son difíciles de precisar en base a estos núcleos. En base al tamaño de
las láminas (tanto las centrales como crestas), los nódulos utilizados medirían poco
más de 20 cm. de longitud, por lo que una vez formatizados permitirían la extrac-
ción de algunas láminas de unos 14-15 cm. de longitud25. A partir de estas primeras
extracciones, y si no se da ningún accidente de talla que lo impida, la explotación
continuada del núcleo permite la obtención de láminas centrales entre 14-15 y 6
cm. de longitud26.

La formatización de los núcleos se realiza de distintas formas. En tres de los nú-


cleos (Lámina 29, nº 1 y 2) se han elaborado dos crestas laterales dorsales. Estas
crestas, en un caso bifacial y en el otro básicamente unifacial, son poco regulares
y dan una forma aplanada al dorso del núcleo. En otros tres casos se ha elaborado
una única cresta lateral dorsal (Lámina 28, nº 1; Lámina 29, nº 3), a menudo a partir
de extracciones únicamente unifaciales y poco regulares. En un único caso se ha
elaborado una cresta dorsal diagonal (Lámina 28, nº 2). Finalmente, en otro caso
la cresta era dorsal central, aunque en este caso, al tratarse de un fragmento, no
podemos afirmar con seguridad si la delineación de la cresta variaba en la parte no
conservada del núcleo. En este caso, como en el anterior, la cresta está elaborada
mediante extracciones bifaciales dando una morfología relativamente regular a la
cresta. También resulta interesante el grosor de este fragmento, 5,2 cm., puesto que
su abandono se produjo debido a una fractura provocada por una fisura interna de
la materia prima y no por agotamiento del núcleo. De este modo el grosor de los
núcleos en plena fase de explotación sería de unos 5 cm. o algo mayor.

24 En todos los casos el córtex está completamente rodado, puesto que se trata de materias primas que
proceden de las terrazas del Éufrates cercanas al yacimiento.

25 Los nódulos del grupo de sílex 5 de este tamaño son abundantes en las paleoterrazas del río
Éufrates.

26 Las últimas láminas bipolares centrales, tal y como muestran los núcleos medirían entre 6-7 cm.
Tan sólo en alguna ocasión, el núcleo se puede seguir tallando siguiendo el método bipolar hasta
la obtención de láminas de 5-5,5 cm.

220 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
La obtención de la superficie de talla se realizaría a partir de la elaboración de una
cresta frontal, la apertura de las dos plataformas de percusión y la extracción de la
lámina de cresta Algunos de los núcleos agotados aún presentan los negativos de la
elaboración de esta cresta frontal.

Tras la formatización del núcleo y la extracción de la cresta, se lleva a cabo la talla.


Tres de los núcleos recuperados (Figura 8, Lámina 28, nº 1 y 2; Lámina 29, nº 3), por
tratarse de los mejor conservados, permiten reconstruir el proceso de talla. A par-
tir de estos tres núcleos (Figura 8, HL-1, HL-2 y HL-3) se observa:

- El eje de talla se desarrolla de manera diagonal al eje del núcleo, desde la parte
proximal derecha hasta la distal izquierda. Debido a esto, el punto de percusión
se encuentra desplazado hacia la derecha, de tal modo que a menudo se encuen-
tra casi en el flanco del núcleo. Debido a esta talla desde el lateral derecho, casi
flanco, el tercio proximal derecho de la lámina está retorcido hacia la derecha
presentando un perfil en “S”.
- Las dos plataformas de talla son paralelas entre si, pero no son perpendiculares
a la dirección de las extracciones, que a su vez se realizan en diagonal al eje del
núcleo27. Este fenómeno se debe a la gran preparación que debe realizarse del
punto de percusión, debido a que éste se encuentra en el lateral derecho de una
plataforma y se dirige, en diagonal al eje del núcleo, al lateral también derecho
pero de la otra plataforma. La elevada preparación del punto de percusión puede
observarse en los núcleos (Figura 8, HL-1) y en muchos de los soportes laminares.
Esta preparación se observa en las diversas extracciones microlaminares en el ter-
cio proximal y algunas veces mediante abrasión.
- El desarrollo de la talla en diagonal al eje del núcleo provoca que los negativos de
las dos últimas láminas centrales, cada una procedente de una de las plataformas
de percusión, se sobrepongan parcialmente (Figura 8, C). De este modo, el nega-
tivo de la última, y opuesta, lámina central hace las funciones de una lámina late-
ral izquierda, mientras que para el lado derecho de la lámina se realizan extraccio-
nes cortas desde ambas plataformas (Figura 8, L). Por esta razón, se explica por
una parte, que la mayoría de láminas centrales de Tell Halula presenten la sección
transversal trapezoidal irregular y, por otra, que los negativos del lateral derecho
de las láminas centrales sean bidireccionales y se encuentren en la parte medial
de la lámina, y que el negativo del lateral izquierdo, procedente de la plataforma
opuesta llegue hasta la zona proximal de la lámina.

27 Claramente se observa en el núcleo A, el menos alterado a posteriori, que el ángulo entre las
plataformas de talla y la dirección de las extracciones laminares (superior izquierdo e inferior
derecho), forman un ángulo agudo.

221
Figura 8: Tres de los núcleos bipolares, los mejor conservados, recuperados en Tell Halula. En azul se
marcan los negativos de láminas centrales, en verde las laterales y en rojo las lascas o láminas epsilon.

- La utilización del negativo de la anterior lámina central, como si se tratara de


una lámina lateral, reduce en parte, el número de láminas laterales necesarias para
preparar la siguiente lámina central. Además estas láminas laterales son, a menu-
do, difíciles de identificar por su pequeño tamaño y porque en un alto porcentaje
presentan únicamente negativos unipolares en su cara dorsal (Fig. 8, L). A pesar
de esto, son características por ser, de pequeñas dimensiones, estrechas y con
sección triangular (Lámina 13, nº 1, 2, 3, 8, 9 y 10). Esta dificultad en su identifica-
ción hace que su porcentaje en relación a las láminas épsilon sea realmente bajo.
Por otra parte, las láminas epsilon no son características de este método de talla
a pesar de que las hay. Son pocas, de pequeño tamaño y a menudo son más bien
lascas o lascas laminares. Debido al método de talla utilizado, son poco regulares
y a menudo no indispensables puesto que se puede llevar a cabo la corrección de
la arista con una o dos pequeñas lascas (Fig. 8, H-3, E) 28.

28 Cuando no se lleva a cabo esta corrección es cuando el producto laminar, en este caso la lámina
central, presentará el tercio distal curvado hacia la izquierda.

222 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Todos estos rasgos son los que caracterizan el método de talla bipolar en Tell Ha-
lula y que explican los rasgos distintivos identificados en los soportes laminares
bipolares. Tal método de talla sorprende por la original, y a su vez estricta, siste-
mática de talla mediante la que se lleva a cabo la talla laminar a partir de dos pla-
taformas de talla opuestas y complementarias. Tal método conlleva una gran ho-
mogeneidad de los productos laminares obtenidos, especialmente de las láminas
centrales. La búsqueda de esta homogeneidad de los soportes y la alta producti-
vidad de este método, parecen ser los factores que explican la utilización de este
método de talla. La utilización de dicho método de talla bipolar nada tiene que ver
con la “calidad”, la procedencia o la morfología de las materias primas, puesto que
se documenta exactamente el mismo método de talla con el grupo 5 y el 7. Por el
contrario, durante el estudio de los soportes laminares bipolares se ha observado
una gran homogeneidad morfológica de los productos obtenidos y que serán los
que posteriormente se formatizarán mediante retoque en una serie concreta de
útiles retocados. Esta estandarización de las láminas obtenidas viene complemen-
tada por la alta productividad de este método, que permite la extracción de dos
láminas centrales (ambas opuestas) utilizando casi la misma superficie de lascado.
Este método de talla bipolar comporta, por tratarse de un método con un orden
muy estricto, una mayor homogeneidad de los soportes, por lo que ambas caracte-
rísticas parecen retroalimentarse mutuamente.

Antes de cerrar este apartado hay que decir que hay, en Tell Halula, un mínimo
porcentaje de soportes laminares bipolares que no pertenecen a este método de
talla. Se trata de un reducido número de láminas centrales, de grandes dimensio-
nes que no presentan ninguno de los rasgos establecidos como característicos del
método bipolar utilizado en Tell Halula (Lámina 24, nº 2 y 3; Lámina 27, nº 1, 2
y 3). Apenas llegan a una docena de láminas más son morfológicamente y tecno-
lógicamente muy distintas del resto de las láminas bipolares. Se trata de láminas
centrales que no presentan extracción ventral, no están retorcidas, no tienen el
tercio distal desviado ni presentan el punto de impacto desviado hacia la derecha.
Los ejemplos más característicos son tres láminas (Lámina 27, nº 1, 2 y 3) que fue-
ron encontradas juntas en un área exterior situada en el lado este de la casa del
cuadro 4J (FO-12). Las tres presentan las mismas características, y a pesar de que
no remontan, parecen pertenecer al mismo núcleo. Casualmente la materia prima
utilizada es el grupo de sílex 4, que no se encuentra en las terrazas del Éufrates y
cuyos afloramientos primarios son, por el momento, desconocidos. Por lo tanto
se trata de un pequeño conjunto de tres láminas hechas en una materia prima no
local, de procedencia desconocida que están talladas mediante un método bipolar
distinto del que es habitual en Halula. Este hecho, el reducido número de indi-
viduos, sumado a que no hay ningún núcleo ni elementos técnicos que permitan
plantear que se trata de otro método de talla bipolar llevado a cabo en Tell Halula,

223
sugiere que estos soportes laminares, y por extensión el pequeño grupo de láminas
que nos ocupa, representan un método de talla bipolar ajeno a la comunidad de
Tell Halula y cuyos soportes laminares llegan, en pequeño número, a Tell Halula a
partir de algún tipo de intercambio con otras comunidades.

Con los datos obtenidos, se puede establecer que el grupo 5 y 7 se tallan mediante
el mismo método bipolar. Lo que también parece claro, es que el grupo 5 se talla
en el área excavada y en los alrededores mientras que el grupo 7 no. ¿Dónde se
talla pues, el grupo 7?. En trabajos anteriores (Molist et alii., 2001; Palomo, en este
volumen), referente a la misma problemática en las FO-1 a 10 (tratadas conjunta-
mente) se afirma que la talla se realiza parcial o totalmente fuera del yacimiento y
que los productos aparecen como productos acabados, explicándose así la ausencia
de núcleos y la escasez de elementos técnicos. Estas propuestas sugieren una serie
de reflexiones. Tal y como apuntan los resultados obtenidos, durante las FO-8 a 14
la talla bipolar del grupo 5 se realiza en el asentamiento y más concretamente en
el área excavada. Por contra, el grupo 7 no se talla en el área excavada, pero no se
dispone de ninguna evidencia que permita afirmar que se talla fuera del poblado y
que a éste sólo llegan los soportes laminares brutos o ya retocados. Esta situación
sería probablemente la misma durante las FO-1 a 10 (Palomo, en este volumen) por
lo que ante la falta de evidencias es necesario mantener dos hipótesis. La primera
es que podría darse el caso de que el sílex grupo 7 se tallara en el mismo asenta-
miento, por ejemplo a cien metros del área excavada y la segunda, es que todo o
una parte del proceso de talla se desarrollara cerca de los afloramientos en posición
primaria, o sea fuera del asentamiento. Ambas posibilidades parecen plausibles por
diversas razones. La hipótesis de que se talle en Halula, pero en un área alejada del
sector excavado, se puede explicar por el hecho de que al tratarse de una materia
prima de origen exógeno, ésta se tallaría en episodios cortos pero intensivos tras
su aprovisionamiento29. Estos episodios cortos e intensivos de talla, al producir
gran cantidad de restos líticos, serían llevados a cabo algo alejados de las áreas de
hábitat, o sea del área excavada. Por el contrario el sílex grupo 5, cuyo aprovisio-
namiento no sería intensivo, sería tallado también de manera poco intensiva en un
periodo de tiempo más dilatado, produciendo menos desechos de talla y por tanto
se realizaría en los alrededores de las estructuras de hábitat. La segunda hipótesis
se apoya en que, tratándose de un recurso mineral situado a unos 25 kilómetros, la
talla se realiza en su mayor parte en los mismos afloramientos. Tan simple como
posible aunque parece claro, tras el estudio realizado, que al menos la formatiza-
ción de los soportes laminares bipolares del grupo 7, empezando por la extracción
proximal, se realiza en el yacimiento. De este modo, y ante la falta de evidencias

29 En este caso, no nos referimos al desbastado inicial, que probablemente se realizaría cerca de los
afloramientos, sino al proceso de configuración del núcleo y su completo proceso de talla.

224 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
que permitan eliminar alguna de las dos hipótesis planteadas, cabe mantenerlas
para contrastarlas o refutarlas en trabajos posteriores basados en el estudio de nue-
vas evidencias arqueológicas.

A pesar de no poder responder categóricamente el “dónde”, sí se puede proponer


el “quién”. Esta misma problemática ha sido abordada en los mismos trabajos ante-
riormente citados haciendo referencia a las FO-1 a 10 (Molist et alii. 2001, Palomo
en este volumen). En estos trabajos se plantea que quien realiza la talla del grupo
7 son o bien especialistas ajenos al poblado o los mismos especialistas de Halula.
Para ello se hace referencia a la complejidad técnica del método bipolar que, según
los autores, lleva intrínseco un cierto grado de especialización, tal y como se ha
propuesto en algunos yacimientos del Levante Sur (Quintero & Wilke, 1994).

Estas hipótesis no parecen concordar con los resultados obtenidos hasta el mo-
mento en este trabajo, puesto que se parte del supuesto de que la complejidad téc-
nica del método bipolar implica intrínsicamente un cierto grado de especialización,
que según unos autores puede ser artesanal (Wilke & Quintero, 1994; Quintero &
Wilke, 1995) y otros técnica (Abbès, 2003). Tal y como algunos autores argumentan
(Baird, 2001) la producción de soportes laminares bipolares puede, según el con-
texto social y económico, ser especializada y puede no serlo, sin que el elemento
definitivo sea la dificultad técnica del método de talla utilizado. Este mismo autor
plantea que de manera contemporánea, en unos yacimientos, como Ain Ghazal o
Basta, se puede estar realizando talla bipolar especializada, en Jilat y otros peque-
ños yacimientos no lo es (Baird, 2001). De este modo, si la talla es o no especializa-
da es un tema que debe ser contrastado en cada caso. Por otra parte, no sólo se hace
referencia a la complejidad técnica del método, sino que el hecho de que la materia
prima utilizada sea foránea se utiliza también para proponer esta especialización
artesanal. En el presente trabajo, por el contrario, se parte de un planteamiento
en el que la complejidad técnica no justifica a priori la especialización artesanal, y
menos lo puede hacer, per se, la utilización de una materia prima en particular o el
sitio donde se lleva a cabo el proceso de talla. De este modo, la hipótesis mediante
la cual se justifica la existencia de especialistas no puede basarse en la presencia en
Tell Halula de gran cantidad de láminas bipolares hechas con el grupo 7. Como se
ha demostrado, el grupo 7 se talla exactamente mediante el mismo método bipo-
lar, se obtienen los mismos soportes y, como se verá, se realizan los mismos útiles
retocados que con el grupo 5. Si se ha establecido que la talla bipolar del grupo 5 ha
sido llevada a cabo por la comunidad de Halula, se cuenta con un primer elemento
que abre la posibilidad a que lo mismo ocurra con el grupo 7, puesto que se trata de
un método muy característico y particular. Las diferencias observadas son cuanti-
tativas pero no cualitativas. En segundo lugar, la presencia de algunos fragmentos
de núcleos y todo tipo de soportes laminares (crestas, láminas laterales, epsilon,

225
etc.) permite plantear que la comunidad neolítica de Halula tiene acceso no sólo a
las láminas centrales (productos finales) sino a todos aquellos productos fruto de la
totalidad del proceso de talla y que luego aprovechará de distintas maneras30. Re-
sulta pues difícil explicar cómo, la comunidad de Halula, puede tener acceso a todo
tipo de soportes si la talla no es realizada por ellos mismos. Por lo tanto, y quedan-
do en el aire la respuesta de ¿dónde se talla?, se puede proponer como hipótesis de
trabajo que la talla bipolar realizada con el grupo de sílex 7 también es un proceso
de trabajo llevado a cabo por la comunidad neolítica de Tell Halula, eliminando la
hipótesis de que se trate de “especialistas de otro grupo”. La realizan entonces los
“especialistas de Halula”? Tal y como se ha demostrado, el mismo método bipolar
se utiliza con el grupo 7 y con el 5 por lo que a priori, ya resulta difícil mantener la
hipotética presencia en Halula de especialistas en tallar sólo el grupo 7, o ¿es que
también los hay en tallar con el mismo método el grupo 5?. La respuesta es obvia,
no. En segundo lugar, no hay que olvidar que la talla bipolar es el método de talla
laminar mayoritario en todas las Fases de Ocupación estudiadas y que la presencia
de soportes laminares bipolares se mantiene en altos porcentajes durante toda la
secuencia estudiada, sin apenas diferencias.

A nivel diacrónico no hay pues diferencias, por lo que la pregunta siguiente es si las
hay a nivel sincrónico. Para contestar a tal pregunta, se ha llevado a cabo un sencillo
análisis. Se parte de la base de que el material lítico recuperado en el interior de las
casas o en los exteriores más cercanos a éstas, nos están dando información de los
procesos de trabajo desarrollados por los individuos que en ella residen. A partir de
esta hipótesis de trabajo, se puede establecer que la presencia de especialistas en la
talla bipolar en Tell Halula, podría generar una distribución desigual de los sopor-
tes laminares entre las distintas unidades habitacionales que conforman el poblado
y a la par en las áreas exteriores que las circundan. Para ello se han seleccionado
las dos Fases de Ocupación con mayor extensión excavada (FO-11 y FO-12) y se
han delimitado las distintas áreas (ámbitos) que la componen (Fig. 9, Fig. 10). De
tal modo se han individualizado las distintas estructuras de hábitat. Los distintos
espacios exteriores también han sido delimitados en base a su ubicación respecto
a las casas, sin que hayan sido asimilados a ningunas de ellas. En cada uno de estos
ámbitos (interiores y exteriores) se ha calculado el porcentaje que representan las
láminas bipolares del total de la talla laminar (Tabla 25, Tabla 26). La comparación
en valores absolutos se ha descartado puesto que se trata de unidades de naturaleza
completamente distinta, con superficies desiguales y de volúmenes de sedimento
muy distintos.

30 No son raras las láminas de cresta del grupo 7 que han sido retocadas para ser utilizadas en algún
tipo de proceso de trabajo.

226 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 9: Planta del Sector 4 (Cuadros 4I, 4H, 4E/F y 4D) durante la FO-11 donde se han diferenciado
9 ámbitos distintos.

Tabla 25: Proporciones de cada uno de los tipos de soportes laminares en cada uno de los ámbitos definidos
en la FO-11.

A la vista de los resultados obtenidos en la FO-11 (Fig. 9, Tabla 25), se puede afirmar,
en primer lugar, que el porcentaje que representan las láminas bipolares en las áreas
exteriores es muy parecido, por no decir el mismo, que el que se documenta en el
interior de las casas. En segundo lugar, la comparación de los porcentajes entre las
distintas casas y exteriores también refleja que las diferencias son escasas. Tan sólo
en la casa del cuadro 4D (ámbitos A, B y C) el porcentaje de láminas bipolares es

227
algo inferior. Estas diferencias son pequeñas y por otra parte hay que destacar que se
trata de un área pequeña, más próxima a la superficie, por efectos de la pendiente, y
por tanto peor conservada por lo que esta pequeña variación de los porcentajes de
bipolaridad bien podría tener una explicación muestral. A resultados parecidos se
llega tras el mismo tipo de análisis realizado en la FO-12 (Fig. 10, Tabla 26).

Figura 10. Planta del Sector 4 (cuadros 4J, 4I, 4H y 4F/E) durante la FO-12 donde se han diferenciado
2 ámbitos distintos.

Tabla 26. Proporciones de cada uno de los tipos de soportes laminares en cada uno de los ámbitos definidos
en la FO-12.

228 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Los porcentajes de láminas bipolares dentro y fuera de las unidades de habitación
son muy parecidos, del mismo modo que ocurre cuando comparamos los porcen-
tajes obtenidos en las distintas casas y sus áreas exteriores colindantes con el res-
to. De este modo y tras el trabajo realizado, se puede plantear que todas las casas
parecen haber tenido un acceso similar a los soportes laminares bipolares sin que
se haya detectado ninguna concentración o ausencia que permita inferir una distri-
bución desigual de las láminas bipolares.

En conclusión, la distribución similar de las láminas bipolares entre las distintas


casas, su presencia mayoritaria y estable a lo largo de las siete Fases de Ocupación
estudiada, la certeza de que la talla bipolar de ambos grupos de sílex (local y exó-
geno) se lleva a cabo del mismo modo y en ambos casos por parte de la comunidad
neolítica de Halula, nos lleva a proponer como hipótesis que la talla laminar bipo-
lar en Tell Halula no está realizada por especialistas de Halula, ni de fuera de este
asentamiento. Los datos obtenidos apuntan a una producción laminar bipolar no
especializada y que se lleva a cabo a nivel doméstico o de casa o household, sin que
se documente ningún indicio de redistribución ni de restricción del conocimiento
del método de talla llevado a cabo31.

III.3. Corticalidad

De cada una de las piezas (lascas, láminas, núcleos, etc.) se ha tenido en cuenta la pre-
sencia/ausencia de córtex en la cara dorsal de la pieza y el porcentaje de la superficie
de ésta que ocupa (Tabla 27). De tal modo se dispone de una información extra para
determinar dónde se realiza el proceso de talla y si hay diferencias significativas en
la gestión de las distintas materias primas. Los resultados obtenidos son muy claros.
Los grupos de sílex, 0, 1, 2, 3, 5, 6 y 8, presentes en las terrazas del Éufrates en grandes
cantidades, presentan unas proporciones de los distintos grados de corticalidad muy
parecidos. Por el contrario, los grupos 4 y 7 presentan un comportamiento diferente,
en tanto en cuanto son muy raros los restos líticos con restos de córtex en su cara
dorsal. Tal dualidad de comportamientos responde a la naturaleza de los dos grupos
de materias primas que se definen. Las procedentes de las cercanas paleoterrazas del
Éufrates son talladas en su totalidad en el yacimiento por lo que la presencia de restos
líticos con córtex es frecuente. Los soportes líticos realizados con las materias primas
procedentes de afloramientos primarios relativamente lejanos, raramente presentas
restos de córtex. Este hecho apunta a que probablemente el desbastado inicial de los
nódulos de sílex grupo 7 y 4 se lleva a cabo o fuera del área excavada o asentamiento.

31 El hecho de que el grupo 7 se talle fuera del área excavada o del asentamiento no tiene porque
impedir que la gestión de los productos obtenidos sea llevada a cabo a nivel doméstico.

229
Tabla 27. Porcentaje de corticalidad del total de restos líticos recuperados según el grupo de sílex en el
que están realizados.

Por otra parte no hay que olvidar que con los grupos 4 y 7 se realiza básicamente
talla laminar lo que puede provocar que una vez desbastado el núcleo se puedan
obtener gran cantidad de soportes laminares sin ningún resto de córtex en el dorso.
Por el contrario, con las materias primas con las que se realiza talla de lascas, son
mucho más frecuentes los soportes corticales puesto que el desbastado del núcleo
es escaso y a menudo nulo. Las diferencias documentadas responden por tanto a
una cuestión tanto tecnológica como a una distinta gestión de las materias primas,
tal y como ya se había documentado anteriormente a partir del test del peso.

IV. ÚTILES RETOCADOS

El número total de soportes líticos retocados recuperados en las Fases de Ocupa-


ción 8 a 14 es de 2.114, lo que representa el 30% del total de restos líticos estudia-
dos. El porcentaje que representan los útiles retocados en cada una de las Fases de
Ocupación (Tabla 28) oscila entre el 22% y el 42% del total. Estas diferencias no
son excesivas y no parecen tener una explicación cronológica sino que su explica-
ción debe buscarse en la naturaleza del contexto arqueológico del que proceden.

230 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Tabla 28. Porcentaje que representan los útiles retocados en cada una de las Fases de Ocupación.

Los soportes más utilizados para la elaboración de los útiles retocados (Tabla 29)
son las láminas bipolares y, en un porcentaje bastante más reducido, las lascas y las
láminas unipolares. Este comportamiento se mantiene sin cambios a lo largo de las
siete Fases de Ocupación estudiadas de Tell Halula.

Tabla 29. Proporciones de los distintos soportes utilizados en cada Fase de Ocupación para la realización
de útiles retocados.

231
A pesar de las pequeñas diferencias porcentuales de útiles retocados en cada FO,
los soportes utilizados son los mismos y las proporciones muy similares. En rela-
ción a las materias primas utilizadas para la realización de los útiles retocados (Ta-
bla 30), pueden hacerse una serie de consideraciones. Los grupos de sílex 5 y 7 son,
con mucha diferencia, los más utilizados (Tabla 30, derecha). El resto de grupos de
sílex representan un porcentaje muy bajo del total de retocados. De los grupos de
sílex 1, 3 y 8 se retocan básicamente las lascas y en algunas ocasiones los soportes
laminares, generalmente unipolares. Esto se debe a que se trata de grupos de sílex
poco aptos para la talla laminar y utilizados principalmente para la consecución
de lascas. Los grupos 0 y 5 presentan, ambos, un comportamiento similar entre
ellos y muy distinto de los grupos de sílex anteriormente citados. De tales mate-
rias primas (grupo 5 y 0), con las que se realiza talla de lascas, láminas unipolares
y talla laminar bipolar, se retocan todo tipo de soportes. Por último, y con unos
porcentajes muy distintos del resto están los grupos 4, 6 y 7. Estos son los grupos
de sílex utilizados/reservados para la talla bipolar por lo que presentan también un
porcentaje de láminas bipolares retocadas muy elevado. Este fenómeno es extremo
en el caso del grupo 7, del que muy raramente se encuentran lascas retocadas. Esto
se debe a que las lascas de grupo 7, retocadas o no, son muy escasas.

Tabla 30. Proporciones (izquierda) y valores absolutos (derecha) de los distintos soportes retocados de
cada grupo de sílex.

Para llevar a cabo la contrastación de las interpretaciones hechas hasta el momen-


to, se ha elaborado un análisis de correspondencias con las variables soporte utili-

232 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
zado y grupo de sílex (Tabla 31). El eje de las X, representando casi el 100% de la
varianza, pone en evidencia que los grupos de sílex 4, 6 y 7, este último especial-
mente, son utilizados para la talla de láminas bipolares que luego serán retocadas.
Los grupos 0 y 5 se sitúan en una posición más bien intermedia puesto que los
soportes retocados realizados con estos grupos de sílex son láminas bipolares, uni-
polares y lascas. Con los grupos de sílex 1 y 3 sólo se tallan y retocan las lascas.

Tabla 31. Análisis de correspondencias con las variables grupo de sílex y soporte (de los útiles retocados).
En esta ocasión, los útiles retocados realizados con el grupo 8 han sido eliminados por su mínima
representación (8 individuos). Eje de las “X” representa el 99% de la varianza.

Hasta este punto, se puede resumir que los útiles retocados representan entre el
20% y el 40% del total de restos líticos recuperados. El tipo de soporte más utili-
zado es la lámina bipolar y está hecha utilizando mayoritariamente el sílex grupo
7 y en menor medida el grupo 5. Las lascas y las láminas unipolares representan un
bajo porcentaje del total de los útiles retocados y están realizadas utilizando los
grupos 1, 3 y 5. Este comportamiento, en la utilización de las materias primas y en
la selección de los soportes para la realización de los útiles retocados es el mismo
durante las siete Fases de Ocupación, documentando tan sólo ligeros cambios.
En relación al tipo de retoque, en un 99,8% de los casos se realiza mediante percu-
sión directa. Tan sólo en 5 casos (Lámina 23, nº 7, 11 y 12, Lámina 9, nº 14) el reto-
que, debido a que tiene una disposición regular y es bastante invasor, parece haber
sido realizado mediante presión y en uno de estos casos se trata de retoque “Abu
Gosh” (Lámina 23, nº 7).

Los útiles retocados, y sus porcentajes, que aparecen en las siete Fases de Ocupa-
ción estudiadas son los siguientes:

233
Tabla 32. Porcentaje y valores absolutos de cada tipo de útil retocado en cada Fase de Ocupación de
Tell Halula.

234 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Este listado no incluye los útiles retocados realizados utilizando la piedra caliza y que
serán tratados más adelante cuando se detallan algunas de las categorías más signi-
ficativas por su elevada representatividad32. Fuera de estas categorías han quedado
también tres útiles que a menudo son clasificados aparte como utillaje macrolítico.
Se trata de un pico (FO-10), una azuela (FO-14) y una herminette 33 (Figura 11).

Los útiles retocados más abundantes en todas las FO son las puntas de proyectil34
(Lámina 1 a 29), piezas lustradas (Lámina 11 a 13) , los raspadores (Lámina 14 a 17 y
Lámina 18, excepto nº 5 y 8) y las láminas retocadas (Lámina 21, nº 3 y 5 a 7; Lámina
22; Lámina 25, nº 2 a 7 y 9; Lámina 26, 2, 3, 5 y 6; Lámina 27, nº 4, 6, 7 y 8). Esta última
categoría es la más numerosa, aunque la información específica que aporta es escasa
puesto que en muchos casos se trata de fragmentos de lámina cuya tipología no se ha
podido determinar y no de una categoría asociada a un proceso de trabajo concreto,
mientras que en otras ocasiones se trata de láminas enteras con la extracción en el
lado izquierdo de la cara ventral y poco retoque más35 por lo que parecen ser sopor-
tes laminares preparados para la elaboración de distintos útiles retocados. En menor
medida también aparecen buriles (Lámina 19) y lascas retocadas. Finalmente el tool
kit se completa con un pequeño porcentaje de raederas (Lámina 18, nº 6), perforado-
res (Lámina 23, nº 2, 3, 4, 5, 6, 8, 9, 10 y 13), muescas, denticulados, láminas apuntadas
con macrotrazas de uso (Lámina 24, nº 1 y 3; Lámina 25, nº 1; Lámina 26, nº 4 y 7),
splintered pieces (Lámina 20) y como se ha dicho, un pico, una azuela y una herminette.
Hay que decir, la clasificación de tres útiles retocados enteros ha sido realmente di-
fícil. Curiosamente esto sucede con los útiles retocados mediante presión (Lámina
23, nº 7, 11 y 12). Los tres presentan una morfología muy particular, sin paralelo en el
yacimiento y que ha dificultado su asimilación a alguna de las categorías establecidas.
Finalmente fueron incluidos en la categoría de láminas retocadas.

32 Concretamente se hará referencia a ellos junto con los raspadores puesto que morfológicamente
pueden ser incluídos dentro de esta categoría.

33 Varios han sido los autores que han definido esta categoría de útil. La más aceptada en Próximo
Oriente es la propuesta por M.C. Cauvin : “…l’herminette de Mureybet est un outil allongé, taillé
sur éclat, de section plano-convexe, dont le taillant semi-circulaire porte un chanfrein à retouches
unifaces” (Cauvin, M. C., 1978, pág. 29). Este tipo de útil, según la primera definición de A. Leroi-
Gourhan se distingue del hacha “…par la position de son taillant perpendiculaire au manche
de l’outil” (Leroi-Gourhan 1943, pág. 190). La “herminette” es una categoría de útil que, por sus
características, ha despertado gran interés entre los investigadores y ha sido objeto de distintos
estudios específicos (Cauvin, 1978; Coqueugniot, 1983; Sánchez Priego, 2007). Su presencia en la
FO-14 (PPNB reciente 7300 cal. B.C.) resulta bastante sorprendente, puesto que se trata de un tipo
de útil que deja de producirse a inicios de PPNB.

34 La identificación de las dos puntas Amuq es un tanto dudosa puesto que se trata de dos fragmentos
que por su morfología (lámina de sección casi triangular equilátera y retoque [invasor y regular
realizado mediante presión]) parecen serlo aunque no puede ser afirmado con total seguridad.

35 En este caso la formatización, pese a haberla, es escasa y no hay macrotrazas de utilización como
en el útil llamado láminas apuntadas.

235
Figura 11. Herminette encontrada en la Fase de Ocupación 14 de Tell Halula.

En base a los útiles retocados que aparecen y a los porcentajes observados de cada
una de las categorías, el tool kit está formado por un reducido número de útiles,
principalmente puntas de proyectil, raspadores, hojas de hoz y láminas retocadas.
Por otra parte, entre las Fases de Ocupación no parece que se den grandes dife-
rencias, ni cuantitativamente ni cualitativamente. Las variaciones son pequeñas y
no parece que definan una tendencia de cambio en el utillaje lítico retocado. Para
comprobar esta aparente ausencia de diferencias se ha realizado un análisis de co-
rrespondencias con las variables Fase de Ocupación y los distintos tipos de útiles
retocados (Tabla 33). En el gráfico obtenido, las Fases de Ocupación aparecen dis-
persas, así como también los distintos útiles retocados. La fuerza de ambos ejes
es muy baja (44% el de las “X” y 23% el de las “Y”), por los que las asociaciones
que pueda haber entre las distintas FO y algunos tipos de retocados tienen escasa
representatividad. Finalmente, no se observa tampoco que las Fases de Ocupación
se dispongan en un orden cronológico por lo que la explicación cronológica de las
pequeñas diferencias observadas parece quedar descartada.

236 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Tabla 33. Análisis de correspondencias con las variables Fase de Ocupación y Tipología de los útiles
retocados. El eje de las X representa el 44% de la varianza y el de las Y el 23%. Las dos puntas Amuq,
la azuela, el pico y la herminette no se incluyen por tratarse de dos o menos individuos de cada una de
estas categorías.

Donde si se observan claras diferencias es en los soportes utilizados según el tipo


de útil (Tabla 34), con un comportamiento totalmente polarizado. Para la realiza-
ción de muescas, raederas, raspadores, denticulados y lascas retocadas se utilizan
mayoritariamente las lascas. El resto de útiles están casi siempre realizados sobre
lámina. Este comportamiento se observa en el eje de las X con un porcentaje muy
alto de la varianza (88%) En el eje de las “Y”, con tan sólo un 9% de la varianza, se
reserva una ligera diferencia entre los útiles retocados realizados con láminas. Por
un lado, en la parte superior, se agrupan aquellos que a pesar de estar en su mayoría
hechos sobre láminas bipolares, a veces lo están con láminas unipolares o inde-
terminadas36. Estos útiles retocados son las piezas con lustre, los perforadores, las
splintered pieces, las puntas indeterminadas y las láminas retocadas. Por el contrario,
en muy contadas ocasiones las puntas Byblos, las láminas apuntadas y los buriles
están realizados con otro tipo de lámina que no sea bipolar. Estas diferencias son
pero pequeñas y pueden deberse a que para la realización de puntas Byblos se utili-
zan, casi siempre, las láminas bipolares centrales que siempre presentan negativos
bipolares en su dorso. Lo mismo ocurre con las láminas apuntadas puesto que se
trata de láminas bipolares centrales. El caso de los buriles es más difícil de explicar,
a la par que se encuentra en una posición intermedia. El resto de útiles que se rea-

36 Cabe recordar en este momento que un porcentaje importante de las láminas indeterminadas
pueden ser fruto de la talla bipolar, así como un pequeño porcentaje de las unipolares.

237
lizan sobre lámina pueden estar algo más relacionados con las láminas unipolares
o indeterminadas por varias razones. La primera es que para estos útiles a veces se
utilizan láminas fruto de la talla bipolar pero con negativos unipolares en el dorso,
como es el caso de algunas bipolares laterales. La segunda explicación es que se tra-
ta, en algunos casos, de útiles cuya formatización ha sido intensa (perforadores y
splintered pieces) por lo que han sido clasificadas como indeterminadas. Por último,
otra explicación puede ser que se trate de útiles (piezas lustradas) que pueden rea-
lizarse sobre fragmentos de láminas por lo que a menudo no se pueden identificar
con seguridad como bipolares. A pesar de esto, como se ha dicho, las diferencias
entre los útiles que se realizan sobre lámina son escasas, frente a la abismal diferen-
cia que hay con las que se realizan sobre lasca.

Tabla 34. Análisis de correspondencias con las variables soporte y tipología de los útiles retocados. Las
dos puntas Amuq, la azuela, el pico y la herminette no se incluyen por tratarse de dos o menos individuos
de cada una de estas categorías. El eje de las “X” tiene una representatividad del 88% de la varianza,
mientras que el de las “Y” un 9%.

También se dan fuertes diferencias en las materias primas utilizadas para la realiza-
ción de los distintos útiles retocados (Borrell, 2006). Los grupos de sílex 1, 3, 5 y 8 son
utilizados para hacer muescas, denticulados, raederas, raspadores y lascas retocadas.
El resto de útiles esta mayoritariamente realizado con el grupo 7 y con el 4 en me-
nor medida, dándose la mayor asociación entre el grupo 7 y las puntas Byblos. Los
grupos 0 y 5 parece que son utilizados de manera diversificada para hacer todo tipo
de herramientas aunque sea en pequeños porcentajes. Esta utilización diferencial de
las materias primas según el tipo de retocado es un fenómeno que se da paralelo a la

238 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
diferente utilización, también diferencial, del soporte. De este modo, para los útiles
retocados sobre lasca se utilizan los grupos de sílex 1, 3, 5 y 8. El resto de útiles son
los que se realizan a partir de láminas, sobre todo bipolares, utilizando el grupo 7 y
en menor medida el 4.

Estos resultados evidencian una clara selección de la materia prima y del soporte
según el útil retocado a realizar. En base a esta selección se gestiona la materia
prima durante el proceso de talla. Dicho de otro modo, el método de talla y la
materia prima se seleccionan en base a los distintos útiles que se van a realizar.
Para satisfacer las necesidades que tiene la comunidad de Halula, de una serie de
útiles retocados concretos, se desarrollan unas estrategias de aprovisionamiento de
materias primas concretas que permiten tener acceso a distintas materias primas
(locales y no locales) que luego son gestionadas/talladas utilizando distintos mé-
todos de talla, y cuyos soportes son utilizados de una manera concreta para cada
tipo de útil retocado. Dentro de esta gestión diferencial de las materias primas
disponibles, queda clara la selección del grupo 7 para realizar un tipo de útiles muy
concretos. Así se responde a la pregunta planteada en el apartado anterior de para
qué se utiliza esta materia prima. De este modo parece claro que a nivel cuantitati-
vo las diferencias con el grupo 5 son evidentes, pero no así a nivel cualitativo pues
los mismos útiles, aunque en cantidades distintas, están hechos con el grupo 5. Las
diferencias son más bien fruto de la utilización del grupo 5 para realizar todo tipo
de útiles y no de que se trate de algún tipo de restricción de la materia prima o de
los soportes laminares.

Finalmente, hay que hacer un leve comentario sobre la procedencia de los útiles
retocados. Éstos, al igual que sucede con el resto de la industria lítica, proceden
principalmente de las áreas exteriores que hay alrededor de las estructuras de hábi-
tat. Un muy pequeño porcentaje aparece en el interior de las casas pero mayorita-
riamente en los niveles de relleno/colmatación entre las distintas Fases de Ocupa-
ción. La presencia de restos líticos tallados en el interior de sepulturas es también
un hecho muy poco común37. Esta ausencia de restos líticos en el interior de las ca-
sas es debido a su constante mantenimiento. La presencia de suelos encalados muy
resistentes y regulares facilita estas actividades de mantenimiento mientras que en
las pequeñas habitaciones donde los suelos están menos preparados, la presencia
ocasional de restos líticos y útiles retocados es mayor. Un hallazgo excepcional se
dio en el año 2000, en la pequeña habitación noroeste de la casa de cuadro 4F de
la FO-12 (Borrell, 2007ª; Borrell & Molist, 2007). En este reducido espacio se recu-

37 De las casi 80 sepulturas documentadas en el interior de las casas en el Sector 2/4, en 22 ocasiones
se ha recuperado algún tipo de resto lítico tallado en el interior de la sepultura. De estos casos, sólo
11 han sido claramente identificados como parte del ajuar funerario y en 4 de éstos, la materia
prima es obsidiana. En todos los casos se limita a uno o dos restos líticos.

239
peró in situ, alrededor de una pequeña estructura de grill plan en perfecto estado de
conservación, una gran cantidad de restos líticos tallados38, en hueso, macrolítico,
etc. Este conjunto de materiales, representa un buen ejemplo de un living stock y
da pie interpretar estas habitaciones como lugares donde aparte de las actividades
concretas que se lleven a cabo, se acumulan o guardan toda una serie de herramien-
tas relacionadas con distintos procesos de trabajo.

En relación a la reutilización de los distintos tipos de útiles retocados, hay que


apuntar que en cerca de un 15 % de los útiles retocados han sido reaprovechados,
identificándose una reformatización posterior.

IV.1. Piezas con lustre

En primer lugar cabe mencionar que la identificación de los elementos de hoz se ha


hecho a partir de la observación del característico brillo/lustre que se forma en el filo
de la lámina durante la siega debido a la acción del agua que contiene el cereal en
combinación con la abrasión que producen los granos del suelo y los fitolitos que se
encuentran en la epidermis del tallo de la planta (Anderson, 1999). La totalidad de
los útiles con lustre han sido interpretados como hojas de hoz39 básicamente para la
talla de cereales aunque no descartamos su utilización ocasional para cortar otros ve-
getales. Tratándose de un útil tan abundante y relacionado con una serie de procesos
de trabajo, los agrícolas, de vital importancia para la subsistencia de la comunidad
neolítica de Halula, las piezas lustradas han sido ya objeto de distintos estudios espe-
cíficos ya publicados (Borrell & Molist, 2006, 2007; Borrell, 2007a).

El total de piezas con lustre recuperadas asciende a 217, representan el 3,18% del
total de la industria lítica recuperada y el 10,12% del total de útiles retocados. Los
porcentajes entre las distintas FO oscilan poco, entre el 8,5% y el 14%, a excepción
de las FO-14 donde se da un fuerte descenso. Casi la mitad de las hojas de hoz
están hechas en grupo 7. El resto de grupos de sílex que aparecen en las terrazas
también son aprovechados, especialmente el grupo 5 (Tabla 35) que representa el
30% de las hojas de hoz.

38  En su mayoría útiles retocados enteros.

39 La existencia del trillo, relacionado habitualmente con un aumento de la producción y complejidad
del proceso agrícola, en cronologías de mediados del VIIIº milenio Cal B.C. en Tell Halula no está
claramente atestiguada. En una estructura del Late Neolithic se encontró paja procesada de tal
modo que parece fruto del uso de un trillo o una herramienta parecida (Anderson, 1999). Por contra,
los soportes laminares con lustre aquí estudiados no presentan una morfología especialmente
adecuada para su utilización como piezas de trillo. Se trata, a menudo, de láminas enteras de
considerables dimensiones demasiado delgadas y estrechas en comparación con las grandes
láminas cananeas y las lascas utilizadas en periodos posteriores como elementos de trillo.

240 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Tabla 35. Porcentaje de los distintos grupos de sílex utilizados para la elaboración de hojas de hoz.

Se observa una clara preferencia en la utilización del grupo 7 y del grupo 5 para la
producción de piezas con lustre. La selección del grupo 7 es aún más clara cuando
tenemos en cuenta que representa tan sólo el 29% del total de la industria lítica ta-
llada. El soporte utilizado para la elaboración de piezas con lustre es la lámina (Tabla
36).Tan sólo se ha documentado una única lasca con lustre. El 23% de los soportes
laminares utilizados presentan negativos unidireccionales en su cara dorsal, el 58%
bidireccionales y en un 19% de los casos no se ha podido establecer con seguridad.

Tabla 36. Soportes, en valores absolutos, utilizados para la realización de hojas de hoz.

241
Estos datos ponen de relieve la preferencia por los soportes bipolares para su utili-
zación como hojas de hoz. A pesar de esto, el porcentaje de láminas unipolares es
bastante elevado en relación al porcentaje que representan estos soportes dentro
del total de la talla laminar. Una serie de consideraciones deben ser hechas para
matizar estos resultados. En primer lugar hay que tener en cuenta que, a pesar de
las considerables dimensiones de muchos de los soportes laminares utilizados,
un importante porcentaje de las hojas de hoz estudiadas está formado por frag-
mentos de láminas, ya sea su fracturación intencional o accidental. De este modo,
algunos de estos fragmentos, probablemente de láminas bipolares con negativos
bidireccionales, presentan únicamente negativos unidireccionales por lo que han
sido inventariadas como unipolares (Lámina 10, nº 11 y 12; Lámina 12, nº 1 y 6) 40.
En segundo lugar hay que tener también en cuenta que frecuentemente, las lámi-
nas enteras de pequeñas dimensiones pueden ser fruto de la talla bipolar a pesar
de presentar negativos únicamente unipolares en su dorso. En Tell Halula no son
pocos los ejemplos de estas láminas, con una morfología particular que tampoco
responde a la de las láminas talladas a partir de una única plataforma de talla. Se
trata de pequeños soportes laminares enteros, estrechos, de sección triangular o
trapezoidal y que en algunos ocasiones presentan el tercio proximal o la mitad del
soporte retorcido a la derecha (Lámina 11, nº 7; Lámina 13, nº 1, 2, 3, 4, 5, 8, 9, 10, 11,
12, 15 y 16). Tanto la característica morfología, como la presencia en algunos de los
soportes del característico retorcimiento de la parte proximal, hace pensar estas
que estas láminas con negativos unipolares pueden ser láminas bipolares laterales
y/o de corrección/preparación de láminas centrales. Por otra parte, si se tienen en
cuenta los tipos de bipolares con los que se realizan las hojas de hoz, se obtienen
los siguientes resultados: un 57% son centrales, un 19% son laterales y un 26% son
de otros tipos. Con estos datos se pone de relieve que las láminas centrales son
el soporte preferido para la realización de piezas lustradas pero que todo tipo de
láminas bipolares son, a su vez, utilizadas en un porcentaje elevado. Como se ha
establecido durante el estudio del método de talla bipolar utilizado (láminas y nú-
cleos), sólo una parte de estas láminas presenta estigmas bipolares en su dorso.
En conclusión, que producir elementos lustrados/hojas de hoz, se utilizan láminas,
mayoritariamente bipolares y un pequeño porcentaje de láminas talladas a partir
de un único plano de percusión (Lámina 13, nº 14 y 17). De entre las láminas bipo-
lares utilizadas se prefieren las centrales, aunque el resto de productos laminares
fruto de la talla bipolar también son utilizados, de modo que la morfología y el
tamaño de las hojas de hoz resulta bastante heterogéneo (Lámina 10 a 13). A pesar
de esto predominan las láminas o fragmentos de láminas de considerables dimen-
siones, entre 5 y 9 centímetros (Lámina 10).

40 Estos soportes laminares no responden a la características morfológicas del resto de láminas


unipolares documentadas en Tell Halula: soportes robustos y más bien cortos, de sección triangular,
con córtex en el tercio distal o en el lateral, bulbo marcado y talón plano.

242 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Referente a la formatización de las láminas, ésta se realiza tanto mediante retoque
directo como indirecto y por percusión. Éste es, en algunas ocasiones, repetido va-
rias veces de modo que la morfología original de la lámina se ve muy alterada. Poco
más de la mitad de las láminas con lustre presentan algún tipo de retoque/formatiza-
ción del filo opuesto al que presenta el lustre con la función de facilitar el enmangue
de la pieza. La formatización de la pieza para su enmangue se hace también a partir
de retoque directo e indirecto, indistintamente. A menudo, la formatización de la
lámina incluye la característica extracción en el lado izquierdo del tercio proximal de
la cara ventral (Lámina 10, nº 1, 2, 3, 4 y 5). Esta extracción, como se ha visto anterior-
mente, es común en las láminas bipolares de Tell Halula. En el caso de las piezas con
lustre, esta extracción tiene como objetivo facilitar el enmangue de la pieza puesto
que éste siempre se realiza por el lado donde se encuentra la extracción, tal y como
han propuesto otros autores (Nishiaki, 2000; Nishiaki, 2007). De este modo, con la
extracción se elimina el perfil en “S” del tercio distal de la lámina obteniendo un filo
regular y una parte proximal adelgazada que permite la superposición de ésta con la
parte distal de la lámina anterior. De este modo se facilita el enmangue de la lámina
y se consigue un filo continuo y regular.

Por otra parte, el índice de reutilización de las piezas con lustre es de tan sólo
el 6,3%41. En la mayoría de estos casos, se reutiliza como hoja de hoz con el filo
opuesto al activo. En el resto de casos se han podido identificar dos buriles die-
dros, un buril simple y un raspador.

Referente al enmangue de las hojas de hoz, una serie de puntos pueden ser des-
tacados. Del total de piezas lustradas, el 52% de éstas presenta restos de betún
en el filo opuesto al que presenta el lustre. El betún, sustancia adhesiva utilizada,
en Próximo Oriente, como elemento de fijación42 desde el paleolítico medio43 en
Umm el Tlel (Boëda et alii., 1996), es utilizado de manera generalizada durante el
Neolítico del Próximo Oriente y también en Tell Halula. El uso de esta materia
prima para el enmangue de las hojas de hoz está pues bien documentado a lo largo
de las distintas Fases de Ocupación precerámicas de Halula. Por el contrario, no
se ha documentado, hasta el momento, el uso del betún para el enmangue de otros

41 El escaso porcentaje de hojas de hoz reutilizadas puede deberse a dos motivos. El primero es que
su uso continuado como elemento de hoz ya implica un reafilado y reutilización que comporta una
importante alteración de la morfología original de la lámina, cosa que impide en buena manera su
reutilización para la elaboración de otro útil. En segundo lugar su reutilización como hoja de hoz
resulta difícil de determinar a no ser que ello implique la utilización de ambos filos.

42 
Otro uso común durante el Neolítico, tanto en Tell Halula como Sabi Abyad II (Copeland &
Verhoeven, 1996; Verhoeven, 1998), Gilgal (Connan et alii., 1992) y Beidha (Kirkbride, 1991), es su
utilización para impermeabilizar elementos de cestería.

43  Niveles musterienses datados alrededor del 40.000 B.C. (Boëda et alii., 1996).

243
útiles como puntas de proyectil, raspadores, perforadores, cuchillos, etc. La pro-
cedencia del betún que aparece en Tell Halula está aún por determinar a la espera
de realizar los pertinentes análisis, aunque parece probable que pudiera proceder
de la región del desierto de el Kowm, Abu Gir en el Djebel Bichri, donde se han
localizado afloramientos de asfaltos naturales (Boëda et alii., 1996) 44.

La disposición del lustre en las piezas es paralelo al filo en un 61,3% (136) de los
casos, en un 36% (80 casos) no se ha podido determinar con seguridad y en sólo un
2,7% (6 casos) el lustre es oblicuo (Lámina 10, nº 10, 11 y 13) 45. Un 3,6% de las piezas
presentan lustre en ambos filos (Lámina 11, nº 1, y 8; Lámina 12, nº 14), por lo que
su reutilización queda patente. El lustre se encuentra en el 86,1 % de los casos en
el lado izquierdo y en un 13,5 % en el derecho. En el caso de los soportes con lustre
en ambos filos, en 6 de ellos no se ha podido identificar el orden de utilización y
en los dos restantes, en una ocasión se utilizó primero el izquierdo mientras que en
el segundo caso fue el derecho. Parece darse una estandarización en el uso de un
único filo, en el caso de Tell Halula el izquierdo. Tal fenómeno puede responder a
dos razones: mayor facilidad del enmangue de los soportes siempre con la misma
disposición y a la mayor regularidad que ofrece el filo. Este hecho, junto con la
poca reutilización de las hojas de hoz y la relativa estandarización de los soportes
laminares utilizados lleva a pensar en que el mango supone una pieza clave en la
elaboración de la hoz. Se trata de la parte duradera de la herramienta a la que se
adaptan las hojas de hoz. La presencia abrumadora de piezas con lustre paralelo al
filo permite inferir que las láminas eran dispuestas de forma paralela al mango y
por tanto que el filo de las hoces era regular y continuo. La presencia de elementos
de hoz insertados en disposición oblicua al mango queda también documentada en
un muy pequeño porcentaje, pero éste es un fenómeno que no se generaliza en Tell
Halula hasta inicios del VIIº milenio cal. B.C. durante el periodo pre-Halaf (Ferrer
2000, Molist et alii., 2001, Borrell & Molist 2006, 2007).

En relación al tamaño y forma de la hoz, hasta el momento, se había planteado


como hipótesis la coexistencia, a mediados del VIIIº milenio cal B.C. en Tell Ha-
lula, de hoces curvas con las hojas de hoz insertadas paralelas al mango y de hoces
rectas, con las hojas insertadas también paralelas al mango (González & Ibáñez,

44 La determinación de la procedencia se hace a partir de la identificación de los fósiles moleculares


petrolíferos que son diagnósticos de cada petróleo (Connan, 1993).

45 Las piezas con lustre oblícuo aparecen, a partir de los datos disponibles, a partir de la Fase
de Ocupación 10 (Borrell & Molist, 2006, 2007). Esta FO está datada entre el 7600-7500 cal. B.C.,
tratándose, por tanto, de las primeras de evidencias, en Tell Halula, de hoces curvas con los
elementos insertados de forma oblicua al mango, y por tanto algo anterior a lo propuesto en
trabajos anteriores (Ibáñez et alii., 1999).

244 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
2001) 46. El excepcional hallazgo de los restos de una hoz (Figura 12, Lámina 10, nº
1, 2 y 3) en el interior de una casa, aporta novedosos datos respecto a la configu-
ración de las hoces durante este periodo en Tell Halula (Borrell 2007; Borrell &
Molist, 2006, 2007) 47.

Figura 12. Reconstrucción de una hoz del yacimiento de Tell Halula a partir del hallazgo realizado en
una de las casas del Sector 4, Cuadro 4H, Fase de Ocupación 12.

46 La presencia de láminas de grandes dimensiones (8-12 cm.) con lustre paralelo al filo ha llevado a
plantear la existencia de mangos rectos en los que la lámina se inserta de manera paralela a éste
(Ibáñez et alii., 1999).

47 Los restos de la hoz fueron encontrados en el suelo de una de las pequeñas habitaciones de una
casa del Sector 4, Cuadro 4H, Fase de Ocupación 12.

245
La hoz encontrada, está formada por 4 láminas bipolares que fueron encontradas
en conexión formando un arco ligeramente curvado48. El lustre es paralelo al filo
activo, y este filo ha sido reavivado varias veces mediante retoque directo e indi-
recto. El filo opuesto al que presenta el lustre no ha sido, en ninguno de los casos,
formatizado mediante retoque. La única formatización realizada para el enman-
gue, en todos los casos, ha sido la característica extracción en la parte proximal
izquierda de la cara ventral (Figura 12: detalle; Lámina 10, nº 1, 2 y 3). Tal extracción
tiene claramente la intención de facilitar el enmangue de la pieza así como conse-
guir un filo continuo y regular. La reconstrucción de la hoz permite establecer un
filo curvado de unos 30 cm. de largo. Por otra parte, los restos de betún conser-
vados, aún pegados a una de láminas (Figura 12: A), permiten conocer el modo de
enmangue. De este modo se puede afirmar que se realizó una inserción profunda a
lo largo del mango en forma de “V”. Posteriormente se añadió parte de betún para
finalmente colocar las láminas y fijarlas con más betún (Figura 12: B)49, cubriéndola
parcialmente. De este modo, a partir de los nuevos datos disponibles, se pude afir-
mar la existencia de hoces curvas de grandes dimensiones hechas con grandes lá-
minas bipolares enteras, insertadas de manera paralela al mago. Este hecho obliga
a matizar la hipótesis de que las láminas de grandes dimensiones con lustre parale-
lo al filo forman parte de hoces con el mango recto (Ibáñez et alii., 1999). Por otra
parte, la presencia de este tipo de hoces de grandes dimensiones, mango curvado,
y compuestas a partir de láminas enteras insertadas de forma paralela al mango
no excluye la posible coexistencia de hoces con el filo dentado u otras morfolo-
gías. Con los datos obtenidos se puede plantear que en Tell Halula, a mediados del
VIIIº milenio cal. B. C. (7600-7300 cal. B.C.), la mayor parte de las hoces son de
mango curvo e inserción paralela y no de mango curvo e inserción oblicua como
se había planteado anteriormente para estas mismas Fases de Ocupación (Ibáñez
et alii., 1999).

48 Las 3 láminas enteras miden entre 81 y 94 mm. de largo, mientras que la cuarta es un pequeño
fragmento distal de una lámina cuyas dimensiones originales serían similares a las de las otras
tres enteras.

49 La hoz recuperada en el nivel III de Tell Hassuna (Iraq), formada por lascas enmagadas paralelas a
un mango curvado, presenta la disposición del betún y la sección transversal similar a la de la hoz
recuperada en Tell Halula (Lloyd & Safar 1945 en Nishiaki 2000, pág. 175).

246 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
IV.2. Puntas de proyectil50

Se han recuperado un total de 497 puntas, lo que representa un 22,67% de los útiles
retocados y supone la categoría de útil retocado más abundante51. Este porcentaje
se sitúa entre el 14% y el 26% en las distintas Fases de Ocupación, a excepción
de la FO 14, donde sube hasta el 35% de los retocados. Del total de estas puntas
de proyectil, un 95,57 % son puntas Byblos. El resto, está formado por un par de
fragmentos de puntas Amuq, cuya identificación es un tanto dudosa (Lámina 9, nº
10 y 14), una punta de Khiam (Lámina 9, nº 12), una pequeña punta con el pedún-
culo corto y redondeado (Lámina 9, nº 11), una punta oval (Lámina 9, nº 4) y un
heterogéneo grupo de 12 puntas tipológicamente indeterminadas (Lámina 8, nº 12;
Lámina 9, nº 3, 6 y 7) y 5 fragmentos de puntas indeterminables.

Para la elaboración de las puntas de proyectil, la materia prima más utilizada es el


grupo 7 con un 75% del total. Cerca de un 20% están hechas con el grupo 5, mientras
que el resto de materias primas casi no son utilizadas para hacer puntas (Tabla 37).

Tabla 37. Porcentaje de los distintos grupos de sílex utilizados para la realización de puntas proyectil.

50 La utilización del término “puntas de proyectil” en este trabajo no quiere restringir otros usos
(puñales, herramientas multifuncionales, etc.) que hayan podido tener tales útiles retocados tal
y como diferentes autores han sugerido y demostrado a partir de la experimentación y estudios
funcionales (Cauvin, 1968; Cauvin, 1974; Çoskunsu & Lemorini, 2000; Astruc, 2004)

51 Se considera que la categoría “láminas retocadas” puede agrupar distintos tipos de útiles, por lo
que las puntas de proyectil son el tipo de útil mayoritario.

247
Como se ha visto anteriormente este grupo de sílex también es seleccionado para
la producción de hojas de hoz, aunque en este caso el nivel de selección es aún
mayor. Esta materia prima representa el 75% de las puntas de proyectil y tan sólo
un 29% del total de la industria lítica tallada. Por el contrario, el grupo 5 repre-
senta el 57% del total y solamente un 20% de las puntas de proyectil. El patrón de
utilización de las distintas materias primas para la producción de hojas de hoz y
puntas de proyectil es bastante parecido. Hay una preferencia por los grupos 5 y 7,
mientras que el resto son utilizados de manera esporádica. A pesar de esto, hay que
destacar que la preferencia por el grupo 7 es mucho más acentuada en la produc-
ción de puntas de proyectil.

La casi totalidad de las puntas de proyectil están realizadas sobre láminas. Sólo
se ha documentado un caso de punta sobre lasca. De estas láminas, un 85,7% pre-
sentan negativos bidireccionales en su cara dorsal, un 4,6% presentan solamente
negativos unidireccionales y en un 9,7% de los casos no se ha podido determinar
con exactitud (Tabla 38).

Tabla 38. Soportes, en valores absolutos, utilizados para la elaboración de puntas de proyectil.

Un análisis más detallado de los soportes laminares utilizados, ha sido realizado


con una muestra de 100 de las puntas realizadas sobre láminas bipolares. De estas
100 láminas, un 63% son láminas centrales, un 1% laterales derechas, un 6% no
centrales y en un 30% no se ha podido establecer con seguridad. En estas puntas
se ha registrado si presentan la característica extracción en la parte proximal de la

248 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
cara ventral, así como si presentaban el tercio proximal retorcido. Los resultados
han sido que un 62% de las puntas están retorcidas hacia la derecha, un 6% no
están retorcidas y en un 33% de los casos no es determinable. El 50% de las puntas
presentan también la extracción proximal en el lado izquierdo, en un 10 % no hay
extracción y en un 40% no se ha podido determinar. De este modo, parece que el
soporte utilizado para las puntas de proyectil es la lámina central, y que ésta se ca-
racteriza por tener el tercio proximal hacia la derecha y una extracción en el lado iz-
quierdo del tercio proximal de la cara ventral (Lámina 1, nº 1, 3, 5 y 7). Para contrastar
estos datos se ha realizado un análisis multifactorial con estas tres variables (Borrell
& Molist, 2007). Los resultados obtenidos son claros y evidencian que la mayoría de
láminas bipolares centrales, en este caso utilizadas para realizar puntas de proyectil,
están retorcidas hacia la derecha y tienen la extracción en el lado izquierdo de la cara
ventral. Esto mismo no hace más que contrastar lo que ya se había observado ante-
riormente al analizar todas las láminas bipolares y que puede interpretarse como el
resultado del método de talla utilizado. En este caso concreto, la intención de la ex-
tracción es facilitar la configuración del pedúnculo. Cabe destacar que la realización
de esta extracción provoca a menudo que el pedúnculo de la punta esté descentrado
en relación a ésta y por tanto el hombro derecho de la punta de la lámina está menos
marcado que el izquierdo (Lámina 2, nº 6; Lámina 3, nº 9 y 10; Lámina 7, nº 9 y 15;
Lámina 8, nº 11; Lámina 9, nº 9). Por otra parte, como también se ha dicho anterior-
mente, las láminas centrales presentan el tercio distal torcido hacia la izquierda por
lo que no son pocas las puntas que presentan esta característica (Lámina 1, nº 1, 5
y 6; Lámina 2, nº 1 y 8; Lámina 4, nº 5; Lámina 6, nº 5) puesto que no ha sido corregida
mediante retoque.

El 59,75% de las puntas están fracturadas. En estos casos se conserva principal-


mente la parte proximal, el pedúnculo básicamente. El tipo de fracturas, indica
que en muchas ocasiones éstas son de uso (Lámina 3, nº 2). El 20,72% de las pun-
tas están claramente reaprovechadas52. Éstas son formatizadas por segunda vez en
puntas en un 50% de los casos (Lámina 8, nº 1, 2, 3, 4, 7, 8, 10, 11, 14), en un 47,4%
en buriles53 (Lámina 8, nº 6, 13 y 16; Lámina 7, nº 1), perforadores (0,8 %), piezas
con lustre (0,8%) y raspadores distales (1 %)54. Con estos resultados se constata el
elevado grado de fracturación de las piezas, fruto de su utilización, y un nada des-
deñable porcentaje de reutilización de las puntas. Ambos fenómenos tienen cierta

52 Este 20% incluye tan sólo aquellas puntas en las que se ha llevado a cabo un segundo proceso de
formatización y del que ha resultado otro útil tipológicamente identificable.

53 37,5 % buriles dobles diedros, 30% buriles dobles no diedros, 27,5 % buriles simples, 5 % múltiples.

54 El caso de las puntas de proyectil con lustre de vegetal es en extremo complejo y será tratado en
un apartado aparte, aunque ya ha sido abordado parcialmente en anteriores trabajos (Borrell &
Molist, 2007).

249
relación puesto que la presencia en el yacimiento, en una zona de hábitat, de un
60% de puntas fracturadas permite plantear que éstas son recuperadas una vez uti-
lizadas y fracturadas. La recuperación de un proyectil, aunque roto, no permitiría
tan sólo reutilizar el fragmento de punta sino que conlleva también la recupera-
ción del astil y las plumas, cuya fabricación conlleva un laborioso trabajo. Por otra
parte la reutilización de las puntas como puntas y buriles no debe sorprendernos.
Si el fragmento de punta no es excesivamente pequeño, éste aún es un soporte
ideal (robusto y de sección longitudinal recta) para su formatización en otra punta
de menor tamaño. En el caso de la reutilización de las puntas como buriles, las
fracturas de tipo buril que se producen a menudo tras la utilización de la punta
facilitan su reutilización como buril (habitualmente diedro) ya que se trata de un
soporte laminar, ancho, grueso y con pedúnculo, ideal para su formatización en
buril. Finalmente hay que recordar que estas puntas están en su mayoría realiza-
das utilizando una materia prima (grupo 7), que no se encuentra en el entorno in-
mediato del yacimiento, lo que representa una razón de más para llevar a cabo la
reutilización de los soportes realizados con este grupo de sílex. A pesar de esto, no
hay que olvidar que un 40% de las puntas aún estan enteras, muchas de ellas utili-
zables (Lámina 5, nº 1, 2, 4 y 5; Lámina 6, nº 2, 5 y 6; Lámina 9, nº 1 a 9) y cuya pre-
sencia abundante en el yacimiento no puede ser explicada a partir de una pérdida
casual. Más difícil de explicar resulta aún la presencia de proyectiles enteros cuya
morfología los convierte en inservibles como proyectiles puesto que ni son piezas
simétricas ni apuntadas (Lámina 1, nº 1; Lámina 2, nº 8; Lámina 3, nº 3; Lámina 5, nº
655). En ambos casos, la explicación puede deberse a su probable polifuncionalidad
o reaprovechamiento56.

El tamaño de las puntas recuperadas es muy diverso. La homogeneidad observada


en la tipología de puntas realizadas, así como en la selección del soporte y de la
materia prima, no se da cuando se observan las medidas de las puntas de proyec-
til enteras (Tabla 39). Este hecho se relaciona con el intensivo reaprovechamiento
de las puntas, lo que va reduciendo progresivamente su tamaño, pero no cambia
la tipología del proyectil. Las medidas de las 186 puntas Byblos recuperadas son
las siguientes: largo entre 36-141 mm (media de 68,4 mm)57, ancho (de hombro a

55 En este caso, la punta presentaba restos de un pigmento rojo en distintos puntos de ambas caras de
la pieza y a lo largo de toda su longitud.

El estudio de la industria lítica de Çayönü, realizado de manera paralela a un programa de


56 
experimentación, ha dado como resultado la identificación de supuestas puntas de proyectil que han
participado en distintos procesos de trabajo (cortar cereales u otras materias vegetales, perforar, etc.)
aunque el orden de éstos resulta muy difícil de establecer (Coskunsu & Lemorini, 2001).

57 Las diferencias en la longitud por FO son escasas y no parecen tener una explicación cronológica:
FO8: 60,91 mm., FO9: 82,25 mm., FO10: 71,87 mm., FO11: 74,88 mm., FO12: 68,42 mm., FO13: 70,91
mm., FO14: 61,70 mm.

250 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
hombro) entre 13-28 mm (media de 20,75 mm)58 y grosor (también en los hombros)
entre 4-13 mm (media de 6,3 mm)59 .

Tabla 39. Longitud y ancho de las puntas Byblos estudiadas.

En base a las medidas de las puntas (proporción entre longitud y anchura) no se


pueden distinguir distintas poblaciones de proyectiles sino que se observa una po-
blación de puntas de proyectil heterogénea en sus medidas con toda una grada-
ción de tamaños (Tabla 39). Para contrastar este dato se ha pesado una muestra de
37 puntas (Tabla 40). El resultado ha sido que tampoco se documentan distintas
poblaciones de proyectiles que pudieran responder a distintas funciones. Al con-
trario, se encuentran puntas de muy distintos tamaños y peso aunque morfológica-
mente presentan las mismas características.

58 Las diferencias en el ancho de la puntas por FO son escasas y no parecen tener una explicación
cronológica: FO8: 21,59 mm., FO9: 21,75 mm., FO10: 21,47 mm., FO11: 21,92 mm., FO12: 20,17 mm.,
FO13: 20,60 mm., FO14: 19,67 mm.

59 Las diferencias en el grosor según FO son escasas y no parecen tener una explicación cronológica:
FO8: 5,73 mm., FO9: 5,75 mm., FO10: 5,67 mm., FO11: 6,69 mm., FO12: 6,46 mm., FO13: 6,56 mm.,
FO14: 6,58 mm.

251
Tabla 40. Longitud y peso de la muestra de 37 puntas estudiadas60.

El tipo de retoque mediante el cual se formatiza la pieza es tanto directo como in-
directo, mediante percusión directa. Normalmente se concentra en el tercio proxi-
mal para la elaboración del pedúnculo, así como en el tercio distal para dar forma
apuntada, en el caso de que no la tenga, al soporte laminar.

De esta manera y a modo de resumen se observa un proceso de producción de los


soportes laminares y de su formatización en puntas de proyectil muy homogéneas.
Dicho de otro modo, a nivel tecnológico y tipológico el 95 % de las puntas son igua-
les o muy similares mientras que cuando se tiene en cuenta el peso y el tamaño se ob-
serva una gran diversidad/heterogeneidad. La funcionalidad de puntas tan distintas
en tamaño y peso61 es evidentemente no puede ser la misma, por lo que parece que
una tipología muy característica, punta Byblos, podría incluir distintas funciones.

A diferencia de lo que ocurre con las hojas de hoz, no se ha documentado en Tell


Halula ninguna punta de proyectil con restos de betún, de modo que no se dispone
de evidencias directas de la utilización de tal sustancia para la fijación de las puntas

60 Los resultados obtenidos tras medir el peso de las puntas deben ser tenidos tan sólo como orientativos
dado el escaso porcentaje que representa la muestra pesada del total de puntas de proyectil.

61 El tamaño y el peso son dos características fundamentales a tener en cuenta en el estudio de la
funcionalidad de los útiles clasificados tipológicamente como puntas de proyectil.

252 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
al astil o mango62. Por contra, se ha encontrado en diversas ocasiones (Molist et
alii., 2001; Borrell, 2006; Borrell & Molist, 2007) restos de cal en la zona proxi-
mal de algunas puntas Byblos (Figura 13, nº 1 y 2; Figura 14, nº 6). A estos datos se
suman recientes hallazgos (Figura 13, nº 4, 5 y 6; Figura 14, nº 1, 4 y 5) por lo que el
creciente número de puntas de proyectil con restos de cal en su parte proximal (en
el pedúnculo) ha puesto claramente de manifiesto la utilización de esta sustancia
para la fijación de las puntas en los astiles o mangos63.

Figura 13. Puntas Byblos de Tell Halula con restos de cal. 1: 4B-514; 2:4B-135; 3: 4D, (FO-9), Grupo de
sílex 7, 4: 4D, (FO-11) Grupo de sílex 4; 5:4D, (FO-9), Grupo de sílex 764.

62 Tampoco se ha documentado en el yacimiento, la utilización de betún para la fijación de otro tipo


de útiles como buriles, perforadores, raspadores, etc.

63 Seguimos haciendo la doble referencia a astiles o mangos puesto que a menudo estas supuestas
“puntas de proyectil” podrían resultar cuchillos, lanzas u otro tipo de herramientas.

64 Las puntas de proyectil nº 1 y 2 pertenecen al cuadro 4B. Estas dos puntas Byblos se han incluído en
este dibujo debido a que se trata de testimonios excepcionales del uso de la cal como material de
enmangue y a que proceden de niveles contemporáneos a los estudiados.

253
El por qué de esta utilización del betún sólo para el enmangue de las hojas de hoz
resulta una cuestión difícil de contestar. En primer lugar debemos tener en cuen-
ta que el betún debía tratarse de una materia prima que no se encontraba en los
alrededores del yacimiento por lo que el acceso a esta materia prima se llevaría a
cabo a partir de algún tipo de intercambio o de largos desplazamientos por parte
del grupo, opción esta última poco probable. Tal hecho llevaría a la optimización
del uso del betún para las actividades en las que resultara más idóneo: el enmangue
de las hojas de hoz. Durante la siega se debería producir con frecuencia el em-
botamiento total o la rotura de algunas láminas o segmentos de la hoz. Ante tal
situación la solución sería el reemplazo inmediato del producto embotado o roto
por otro nuevo. El hecho de reemplazar con frecuencia tan sólo una parte de la
herramienta, en este caso la hoz, hace necesario un sistema de enmangue rápido y
que sea reversible varias veces65. Esto sólo se puede conseguir mediante el uso del
betún. Con el resto de útiles se puede llevar a cabo, en primer lugar, la sustitución
de la herramienta entera, por ejemplo: una flecha por otra, un raspador por otro.
En segundo lugar, al tratarse de herramientas formadas por una única pieza, no es
vital que la materia de enmangue sea reversible, se desprende toda del mango y se
reemplaza al completo. Esta hipótesis pone en primer plano el uso de cal como ma-
terial para sujetar las puntas de proyectil al mango o astil (Borrell, 2006; Borrell &
Molist, 2007). Se trata de un material bien conocido en Tell Halula (Molist, 1996a),
abundante, duro y ligero. La única contrapartida que tiene el uso de la cal es que se
trata de un material relativamente frágil y poco elástico. Esta misma característica,
que puede parecer un handicap, podría resultar positiva en algunos útiles como las
puntas de proyectil. El asta de un proyectil resulta a menudo la parte más difícil de
sustituir y por tanto la más valorada. Esta situación bien podría darse de manera
notable en Halula donde el sílex (la punta del proyectil) es muy abundante y por
tanto fácil de reemplazar en caso de pérdida o fractura. En cambio, el astil, hecho
de madera, recto y de un grosor concreto podría resultar más difícil de reemplazar,
sobretodo a corto plazo66. La utilización de la cal para fijar las puntas de proyectil
provocaría que, al impactar de manera violenta en una presa, el proyectil se que-
brara por la zona de la cal dejando la punta en el interior del animal y soltando el
astil, evitando que éste se rompa o se pierda en el caso de que la presa no haya
sido definitivamente abatida. Tal funcionamiento podría ser parecido al que se ha
propuesto para los arpones en las comunidades paleolíticas europeas (Julien, 1982:
137-151; Piel-Desruisseux, 1989: 244-249).

65  El betún puede ser reutilizado varias veces (Schwartz & Hollander, 2001).

66 En Tell Halula hay otros ejemplos de reutilización de la madera. Los postes de madera, que
sostienen la techumbre de las casas, parecen haber sido reaprovechados a lo largo de distintas
fases constructivas (FO) (Borrell, 2006).

254 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Como se ha dicho, tampoco se han encontrado restos de betún en otros útiles que
no sean las hojas de hoz. Este hecho, junto con el hallazgo de un gran pedúnculo en-
vuelto en cal (Fig. 14, nº 2 y 3) permite plantear la hipótesis de que la cal también sería
el elemento de fijación/enmangue utilizado con el resto de útiles (Borrell, 2006). De
este modo y a pesar de que por el momento las evidencias del uso de la cal no son
aún muy abundantes, en Tell Halula se perfila una clara dualidad en la utilización de
la cal y el betún como elementos de sujeción según la herramienta a realizar.

Figura 14. Distintos ejemplos67 de la utilización de la cal en Tell Halula. Elementos de proyectil (1, 4,
5 y 6) con restos de cal en el pedúnculo y un pedúnculo68 (2, 3) totalmente cubierto de cal69 (4F, FO-13,
grupo de sílex 7).

67  1: 4D-A1, 2 y 3: 4F-A3b, 4: 4D-E90, 5: 4D-A4 y 6: 4B-135.

68 La lámina (el pedúnculo) presenta la característica extracción en la parte proximal izquierda de la
cara ventral.

255
Finalmente cabe destacar la presencia en Tell Halula de un pequeño70 número de
útiles retocados que por su morfología responden a la definición de puntas de pro-
yectil71 pero que presentan en algunos de sus filos el característico lustre de cereal
(Figura 15). Ante este hecho y a sabiendas del elevado grado de reutilización de las
puntas que se da en Halula, son dos las hipótesis que pueden ser planteadas: hojas
de hoz en las que se ha desarrollado lustre y luego han sido reutilizadas como punta
o que se trate de puntas que, por alguna razón, son reutilizadas como hojas de hoz.
Estas dos hipótesis no parecen del todo satisfactorias para explicar este fenómeno
en Tell Halula por dos sencillas razones. En primer lugar, en ninguna de las puntas
con lustre hemos observado restos de betún, cuando éste aparece aproximadamen-
te en el 40% de las hojas de hoz. Tales útiles no parecen haber sido enmangados
del mismo modo que lo han sido las láminas destinadas a formar parte de una hoz.
En segundo lugar, la reutilización de puntas como hojas de hoz parece sólo proba-
ble, salvo extrema necesidad, cuando el proyectil se hubiera quebrado de tal modo
que su reutilización como punta no fuera posible72. En este caso, las puntas reutili-
zadas como hojas de hoz aparecerían claramente fracturadas e inservibles. Este no
parece el caso de Tell Halula, donde 3 de las 5 puntas con lustre están enteras y en
condiciones de ser reutilizadas como puntas con ninguna o muy escasa formatiza-
ción. Todo parece indicar, por lo tanto, la necesidad de otra hipótesis explicativa
más allá de la reutilización como explicación de la presencia de lustre en útiles
morfológicamente y tipológicamente clasificables como puntas de proyectil.

69 La superficie externa del mazacote de cal presenta restos de colorante rojizo y una serie de marcas
(más o menos paralelas) incisas verticales que podrían ser el negativo de la materia que envolvía
o contenía la cal. A modo de hipótesis proponemos la inserción de la cal y el pedúnculo en algún
tipo de mango de madera o asta, vaciado con la intención de insertar/engarzar el útil pedunculado.
A pesar de esto no descartamos la hipótesis planteada por la Dra. D. Stordeur quien, tras la
observación del material, planteó la posibilidad de que la cal estuviera envuelta con algún tipo de
tejido y fuera utilizado de este modo sin enmangar puesto que el mazacote de cal sería el mango.

70 Este escaso porcentaje documentado, bien podría elevarse si se analizaran las trazas de uso de
la totalidad de las puntas, y no solamente puntas, ya que por ahora tan sólo se han identificado
aquellos individuos con lustre suficientemente desarrollado como para ser observado a nivel
macroscópico.

71 También se da el mismo fenómeno en un raspador proximal que a su vez presenta dos golpes de
buril diedros en su tercio distal (Figura 15, nº 7) y en otro raspador doble (Figura 15, nº 6).

72 La inserción de una punta, con pedúnculo, en una hoz no da lugar a un filo continuado con lo que
la eficacia de tal herramienta puede ser puesta en duda.

256 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 15. 1: 4I/ FO10, Grupo de sílex 7; 2: 4H/FO12, Grupo de sílex 0; 3: 4D/FO11, Grupo de sílex
7; 4: 4D/FO8, Grupo de sílex 5; 5: 4F/FO12, Grupo de sílex 7; 6: 4D/FO11, Grupo de sílex 5; 7: 4D/
FO10, Grupo de sílex 7.

257
En el caso concreto de Tell Halula, se plantea la posibilidad de que tal fenómeno
sea el resultado de enmangar estos útiles a modo de cuchillo mediante la cal y dan-
do diversos usos a tal herramienta, por lo que podría, en el caso de ser utilizado rei-
teradamente para el corte de cereales/plantas, desarrollar un lustre parecido al de
las hojas de hoz. En otras ocasiones, esta herramienta multifuncional participaría
de actividades diversas poco intensivas que dejarían evidencias tan sólo identifica-
bles tras un estudio funcional73.

IV.3. Raspadores

Esta categoría está formada por 251 raspadores, que representan el 11,9% del total
de los retocados y cuyo porcentaje oscila, entre las distintas Fases de Ocupación,
entre el 8,1% y el 16,5% (Tabla 41; Lámina 14 a 17; Lámina 18, nº 1, 2, 3, 4, 5 y 7).
Los soportes sobre los que se hacen estos raspadores son principalmente lascas
(Lámina 14 y 15) aunque un 40% de éstos están realizados sobre distintos tipos de
lámina (Lámina 16 y 17). Entre las láminas utilizadas, las bipolares representan un
porcentaje de casi el 60% y en su mayoría están hechas con el grupo 7.

Tabla 41. Soporte y grupo de sílex utilizado, en valores absolutos, para la realización de raspadores.

73 La presencia de algunas supuestas puntas con morfologías que impiden su utilización como
proyectil podría estar ligado con otros procesos de trabajo de los que podría participar una “punta”
enmangada.

258 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
La mayor parte de raspadores sobre lasca están hechos con el grupo 5, así como la
mayoría de las láminas unipolares. De este modo se observa una clara asociación
entre el grupo 5 y los raspadores sobre lasca y el grupo 7 con los raspadores sobre
lámina y especialmente sobre lámina bipolar.

Tabla 42. Tipos de raspadores, en valores absolutos, y soportes utilizados, en porcentajes, para cada unos
de los tipos de raspador. Cabe recordar que el término “total” hace referencia a aquellos raspadores que
presentan la totalidad de su filo retocado y cuya forma es, mayormente circular.

El tipo de raspador más común en Tell Halula es el que presenta un único frente,
con más del 80% del total (Lámina 14, nº 1, 2, 4, 5, 6 y 7) 74. La mayoría están he-
chos sobre lasca y con el grupo 5 aunque alrededor de un 40% están hechos sobre
lámina y utilizando principalmente el grupo 7. Un comportamiento muy pareci-
do se observa en los raspadores con dos frentes opuestos (Lámina 17, nº 2, 3 y 7).
Principalmente se utilizan lascas del grupo 5, pero en un 40% se utilizan láminas
bipolares hechas con el grupo 7. Los raspadores que presentan la totalidad del filo
retocado y que a menudo presentan una morfología circular (Lámina 14, nº 3 y 9)
son más bien escasos. En este caso todos los que se han recuperado en Tell Halula
están hechos utilizando lascas que, como se ha visto, están hechas básicamente
con el grupo 5.

74 El frente, normalmente distal, es habitualmente redondeado y sólo en algunos casos es recto
(Lámina 16, nº 10 y 14).

259
El 53% de los raspadores presenta en mayor o menor proporción restos de córtex
en su cara dorsal. En el 60% de éstos, el córtex no llega a cubrir la mitad del dorso
(Lámina 15, nº 1 y 3), mientras que el resto, a partes iguales, presentan córtex en la
totalidad de la cara dorsal (Lámina 18, nº 5) o en más de la mitad (Lámina 15, nº 7).
La mayor parte de los raspadores con restos de córtex son los que están hechos
sobre lasca, siendo raro en los raspadores laminares. Entre los raspadores lamina-
res con un único frente, es frecuente encontrar un buril diedro en el lado opuesto
al del raspador (Lámina 16, nº 3, 4 y 5). Esta asociación de raspador y buril puede
tener varias explicaciones. Podría tratarse de la reutilización de un raspador para
realizar un buril, o al revés. Otra posible explicación sería que se trata de soportes
laminares multifuncionales y que a la vez pueden utilizarse por un extremo como
raspador y por el otro como buril. Ambas son posibles pero en el caso de Halula
creemos probable otra hipótesis que también ha sido planteada en el yacimiento
de El Kowm 2 (Cauvin & Cauvin, 2000). La realización de los buriles, opuestos al
frente del raspador, parece ser el resultado de una formatización del soporte lami-
nar para facilitar su enmangue75. Con esta morfología de buril diedro, este extremo
puede ser encajado en un mango hueco de tal modo que no necesite ningún tipo
de sustancia adhesiva. Además, aún se podría extraer la parte del buril y utilizarla
temporalmente con ese uso. Esta interpretación combina por tanto, la posibilidad
de que se trate de herramientas con distintas utilidades, a la vez que incorpora la
posibilidad de que se trate también de la formatización del raspador para su en-
mangue. Este fenómeno se da en 22 de los raspadores y puesto que no es posible
establecer el orden cronológico de su uso, no se han interpretado como raspadores
reutilizados. La reutilización de raspadores en otros útiles que no sean buriles se
da en un pequeño porcentaje. En estos nueve casos, el soporte laminar se ha reuti-
lizado para la elaboración de muescas, lascas retocadas, raederas y un denticulado.
En relación al retoque, hay que decir que se realiza mediante percusión directa. Es
directo, poco invasor y generalmente abrupto.

Aparte de los 251 raspadores elaborados en sílex, se han recuperados 14 útiles re-
tocados hechos en caliza y que morfológicamente pueden ser incluidos dentro de
la categoría de raspadores (Lámina 15, nº 5 y 6). Se trata de útiles circulares, apla-
nados, realizados aprovechando vetas de caliza silicificada y por tanto muy dura.
Ambas caras son planas, a menudo pulidas. El retoque es directo y en 12 ocasiones
se realiza en la totalidad del filo de la pieza por lo que su morfología es completa-
mente circular. Por esta razón podrían incluirse dentro de la categoría de raspado-
res circulares, pero el hecho de que se trate de una materia prima distinta obliga a

75 La presencia de algún raspador sobre lámina pedunculada (Lámina 2, nº 5) debe se reinterpretado
como una reutilización del soporte laminar y no como parte de su formatización original. Por otra
parte se trata de casos aislados que no explican el enmangue de la mayoría de la població de
raspadores.

260 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
mantener estos útiles retocados aparte. Su función es un tanto difícil de establecer
puesto que no se han realizado análisis funcionales. El hecho de que se trate de
piedra caliza, hace pensar que estos útiles no pueden participar de las mismas labo-
res de raspado que los útiles en sílex puesto que su filo es poco cortante y “raspa”
poco. De este modo su utilización queda pendiente del análisis de las huellas de
huso. Cabe destacar, por el contrario, que se trata de un tipo de útil retocado muy
homogéneo a nivel morfológico76 por lo que podría participar de un proceso de
trabajo muy concreto, aún por determinar. Finalmente, hay que mencionar que la
totalidad de estos útiles se han recuperado en las áreas exteriores contiguas a la
casa del cuadro 4D, eso si, en distintos estratos y Fases de Ocupación77. Esto plan-
tea la pregunta de si se trata de un proceso de trabajo muy concreto relacionado
con dicha unidad doméstica.

IV.4. Buriles

Los 128 buriles recuperados en Tell Halula, representan el 6,1% del total de útiles
retocados (Lámina 19). Este porcentaje oscila entre el 3,2% y el 10, 3% en las dis-
tintas Fases de Ocupación. El total de buriles no incluye los 122 buriles de distin-
to tipo que podemos encontrar en otros útiles retocados y que evidencian la gran
reutilización de todo tipo de soportes, aparte del fenómeno de los raspadores, y
útiles retocados para la elaboración de buriles (Lámina 8, nº 6, 13 y 16; Lámina 18,
nº 1). Por esta razón hay que ser cautos con la interpretación de los bajos porcen-
tajes de buriles, puesto que si se cuentan los útiles reutilizados como buriles, su
porcentaje se dobla.

La lámina, y sobretodo la lámina bipolar78, es el soporte más utilizado para la elabo-


ración de buriles en Tell Halula (Tabla 43). Las pocas lascas utilizadas están hechas
con el grupo 5. Del mismo modo ocurre con las láminas unipolares. Por el con-
trario, las láminas indeterminadas y las bipolares están, sobretodo, hechas con el
grupo 7 (Lámina 19).

76 No sólo la morfología es siempre muy similar sino que también sus medidas. Un diámetro de unos
4 cm. y un grosor de 1 cm.

77 Ocho en la FO-8, dos en la FO-9, uno en la FO-10, dos en la FO-11 y uno en la FO-14.

78 Estas láminas bipolares presentan a menudo la característica extracción en el lado izquierdo del
tercio proximal de la cara ventral.

261
Tabla 43. Soportes utilizados, en valores absolutos, para la realización de buriles (izquierda) y
proporciones de los grupos de sílex con los que se han realizado estos soportes.

El tipo de buril más común es el buril simple, con el 68% de los casos mientras que
el buril diedro representa el 30%. Un mínimo porcentaje está compuesto por bu-
riles múltiples. Tan sólo en uno de los casos se ha documentado un característico
doble buril distal sobre un plano recto y retocado (Lámina 19, nº 4). El grado de
reutilización es muy elevado y casi siempre para la elaboración de más buriles. De
este modo es frecuente encontrar buriles diedros o múltiples en ambos extremos
de la lámina. Por el contrario, y como se ha dicho, otros tipos de útiles retocados
son aprovechados posteriormente para la elaboración de buriles.

IV.5. Piezas con retoque esquillado o splintered pieces

Se trata de un reducido número de piezas con una morfología, tamaño y una serie
de características muy concretas (Lámina 20). El número total es de 16 piezas y las
características que las definen son las siguientes. En primer lugar, y pese al elevado
grado de alteración de su volumen original, los soportes utilizados son láminas,
principalmente bipolares. La mayoría están hechas con el grupo de sílex 7 aunque
algunas lo están en grupo 5 y una con el 4. Dichos soportes laminares presentan un
retoque escamoso bifacial, plano e invasor en ambos extremos y que acostumbra
a cubrir buena parte de la superficie de la lámina. Este retoque es más intenso en
uno de los dos extremos. La apariencia de este retoque, similar a desconchados
o reflejados, ha llevado a interpretarlos como producto de su utilización contra

262 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
alguna materia prima dura o muy dura (hueso, piedra o madera) 79. Tal hipótesis re-
frendada por las huellas de uso, no explica, pero, cómo la percusión del útil puede
permitir que los útiles mantengan el filo sin embotarse. Las piezas recuperadas no
presentan el filo embotado por lo que la funcionalidad de tales útiles permanece
pendiente de contrastación. Por otra parte, la morfología y dimensiones similares
de tal categoría de útil sugieren que buena parte de los retoques podrían formar
parte de la formatización intencional del útil. Por otra parte, su morfología es pa-
recida, en pequeñas dimensiones, a las hachas, con un filo principal más ancho que
el posterior y una simetría de ambas secciones, tanto la longitudinal como la trans-
versal. Estas razones, junto con la información que aportan los estudios de huellas
de uso en útiles similares de Tell Halula, permiten plantear como hipótesis que se
trate de herramientas que, enmangadas o no, participen en algún trabajo de made-
ra o hueso, bien documentado en Tell Halula (mangos, postes, astiles).

IV.6. Otros

El grupo formado por las raederas, láminas apuntadas, denticulados, muescas, per-
foradores, láminas retocadas y lascas retocadas completa el tool kit con un pequeño
porcentaje de cada uno de estos tipos de útiles retocados. En todos los casos, a
excepción de los perforadores, láminas apuntadas y láminas retocadas, el soporte
mayoritariamente utilizado es la lasca80. Las materias primas utilizadas para estas
herramientas son las variedades de sílex procedentes de las terrazas del Éufrates, a
excepción también de los perforadores, las láminas retocadas y láminas apuntadas
con macrohuellas de uso. Para estos útiles se utiliza preferentemente el grupo 7.

En relación a la categoría de láminas retocadas, éstas incluyen también aquellas


láminas, aunque enteras, que presentan únicamente la extracción proximal en la
cara ventral, puesto que supone un primer elemento de formatización de la lámina.
Aunque en este caso no se ha individualizado su clasificación, en el yacimiento de
Bouqras se ha propuesto su clasificación como un útil independiente del que no se
especifica su posible funcionalidad (Roodenberg, 1986).

79 El estudio de huellas de uso de ocho útiles de características similares en Tell Halula de los cuadros
4B y 4C, ha llevado a interpretar que ambos extremos están esquillados debido a una percusión
violenta (percusión indirecta a modo de cincel) contra algún tipo de materia dura como madera o
piedra (González & Ibáñez 2001; Ibáñez & González en este volumen).

80 Llama la atención la total ausencia de taladros. Los perforadores de Tell Halula son de grandes
dimensiones y no tienen nada que ver con los pequeños taladros, de los cuales no ha sido
recuperado ninguno entre el material estudiado.

263
La presencia, aunque escasa, de todos estos tipos de útiles retocados da tes-
timonio de una mayor diversidad de los procesos de trabajo que se llevaron a
cabo en Tell Halula.

V. SUMARIO, CONTEXTUALIZACIÓN Y DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS

V.1. Las fases de ocupación 8 a 14 en el marco de Tell Halula

El estudio de la industria lítica de las Fases de Ocupación 8 a 14 ha permitido ca-


racterizar el proceso de producción de herramientas líticas durante el periodo de
tiempo que abarcan estas FO (7600-7300 Cal. B.C.). En primer lugar cabe desta-
car las escasas diferencias detectadas entre éstas, tanto en lo que se refiere a las es-
trategias de aprovisionamiento de las materias primas como el proceso de talla y la
posterior formatización mediante el retoque. De este modo, al documentarse una
total continuidad en el proceso de producción lítico, el material lítico de estas FO
puede ser comparado de manera unitaria con el procedente de las FO anteriores y
posteriores y que ha sido objeto de anteriores estudios (Molist et alii., 1994; Molist
& Ferrer, 1994; Ferrer et alii., 1996; Ferrer 2000; Molist et alii., 2001). Llevando
a cabo esta comparación, se puede establecer una visión general del proceso de
producción de herramientas líticas en Tell Halula entre el 8750 +/- 60 B.P. (base del
tell-Sector 4) y el 7440 +/- 80 B.P. (datación más reciente del Sector SS7), obtenien-
do así una visión desde el PPNB Medio hasta el periodo pre-Halaf. La compara-
ción de los resultados se ha visto a menudo dificultada por la distinta metodología
usada en los estudios anteriores y debido también a que la publicación de los resul-
tados se ha realizado agrupando distintas FO: FO-1 a 10 como representativas del
PPNB Medio (Molist et alii., 1994; Molist et alii., 2001); FO-11 a 19 pertenecientes
al PPNB Reciente y las FO-20 a 32 representando las ocupaciones pre-Halaf de
Tell Halula (Molist & Ferrer, 1994; Ferrer et alii., 1996; Molist et alii., 2001). Este
análisis en unidades mayores, útil en el momento de establecer los grandes hori-
zontes cronoculturales del yacimiento, no permite analizar al detalle la cronología
de los cambios en el proceso de producción lítico documentados, más aún cuando
tras este trabajo se demuestra una total similitud y continuidad del proceso de pro-
ducción lítico entre las FO-8 y 14. A pesar de estas dificultades los grandes rasgos
del proceso de talla, pueden ser trazados a lo largo de la secuencia y por tanto obte-
ner la evolución del proceso de producción de herramientas líticas.

Para ello, se definen a continuación los resultados obtenidos en las FO-8 a 14 para
así poder establecer fácilmente la comparación con el resto de FO.

264 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
V.1.1. FO-8 a FO-14

Las FO-8 a 14 se caracterizan de la siguiente manera:

- Las materias primas utilizadas proceden de las paleoterrazas del Éufrates en un


70% mientras que el resto son materias primas ajenas al entorno geológico in-
mediato del yacimiento. El grupo 7 representa casi la totalidad de éstas. La utili-
zación de estas materias primas es muy distinta según el método de talla que se
lleva a cabo.
- La industria es esencialmente laminar (unipolar y bipolar). Además se documen-
ta la talla específica de lascas. Éstas representan casi el 50% de los restos líticos
recuperados.
- La talla de lascas se realiza en el yacimiento y con materias primas procedentes,
básicamente, de las terrazas del Éufrates. La talla específica de lascas es minori-
taria.
- Talla de láminas a partir de una plataforma de talla mediante percusión direc-
ta. Representa un bajo porcentaje de la talla laminar de Tell Halula. Se realiza en
el mismo yacimiento a partir de materias primas procedentes de las terrazas del
Éufrates. Este método de talla queda completamente documentado por primera
vez en los niveles precerámicos de Tell Halula, con la presencia tanto de soportes
laminares como de núcleos (Borrell 2006, Borrell en prensa c). Anteriormente,
sólo se había documentado la presencia de soportes laminares unipolares (Molist
et alii. 2001).
- Talla de láminas a partir de dos plataformas de percusión opuestas y comple-
mentarias. Para esta talla se utiliza principalmente el sílex exógeno procedente
de afloramientos en posición primaria (grupo 7), aunque también se utilizan las
mejores variedades de sílex procedentes de las terrazas del río Éufrates (grupo 5).
El grupo 7 se talla fuera del área excavada mientras que el grupo 5 se talla en ella.
Ambos grupos son tallados por la comunidad neolítica de Tell Halula. Tan sólo un
mínimo numero de soportes laminares bipolares, alrededor de una docena, pare-
ce haber sido tallado a partir de un método bipolar distinto del documentado en
Halula.
-E  l tool kit está formado básicamente por puntas de proyectil (Byblos en su mayo-
ría), hojas de hoz, raspadores y láminas retocadas; en menor medida por buriles y
lascas retocadas y, finalmente, por un escaso porcentaje de denticulados, perfora-
dores, raederas, muescas, láminas apuntadas y splintered pieces. Los útiles retoca-
dos representan entre un 25-30% del total de restos líticos.
- Selección muy clara de los soportes y las materias primas utilizadas para cada
categoría de útil retocado. Las puntas de proyectil, hojas de hoz, láminas apun-
tadas, láminas retocadas, perforadores, splintered pieces y buriles están asociados a
los soportes bipolares y al grupo 7. Las lascas retocadas, muescas, denticulados,

265
raspadores y raederas lo están con las lascas y los grupos de sílex procedentes de
las terrazas del Éufrates.
- La formatización de los útiles retocados, de todas las materias primas, se lleva a
cabo en el mismo yacimiento.

V.1.2. FO-1 a FO-10

La comparación de estas características, que definen las FO-8 a 14, con las FO-1 a
10 (Molist et alii., 2001) pone de relieve un gran parecido y a la vez algunas diferen-
cias que definimos a continuación81.

- Las láminas representan el 31% del total de la industria lítica por lo que este por-
centaje es sensiblemente menor al documentado en las FO-8 a 14.
- El sílex A (grupo 7) representa tan sólo un 5% del total de la industria lítica frente al
25-35% de las FO-8 a 14. Debido a este menor porcentaje del total, el porcentaje de
láminas de este grupo de sílex es de tan sólo el 20% frente al 50% y el de retocados
con el grupo 7 también baja hasta el 44% frente al 60% en las FO-8 a 1482.
- El porcentaje de útiles retocados es de un 10%, sensiblemente inferior al 25-30%
de las FO-8 a 14.
Estas diferencias parecen estar completamente relacionadas entre si y tienen su
origen en la menor presencia del grupo 7. Al ser ésta una materia prima utilizada
básicamente para la talla laminar, bipolar en concreto, y cuyos soportes se utilizan
para elaborar los útiles retocados más abundantes, queda claro que la menor pre-
sencia esta materia prima conlleva un menor porcentaje de láminas y a su vez de
útiles retocados en general. Por lo demás las FO-1 a 10 presentan una gran simili-
tud a las FO-8 a 14, con un predominio de la talla laminar bipolar frente a la talla
unipolar y la talla de lascas83. El método de talla bipolar durante estas FO, pese a no
estar explicitado, parece, a nivel de hipótesis, que podría ser también el mismo mé-
todo de talla que caracteriza las FO-8 a 14. Hemos observado que son abundantes
los soportes bipolares con el tercio proximal retorcido hacia la derecha y con la ca-
racterística extracción en el lado izquierdo de la cara ventral. Referente al tool kit,

81 Estos datos proceden de los artículos citados y a menudo los porcentajes han sido recalculados
puesto que no se especificaban.

82 También se observa un menor porcentaje de sílex grupo 7 si tenemos en cuenta cada una de las
categorías de retocados establecidas. Tan sólo como ejemplo, el porcentaje de puntas realizadas
en grupo 7 es del 55 % en las FO-1 a 10 y del 75% en las FO-8 a 14. Con las hojas de hoz sucede lo
mismo, el porcentaje de éstas realizadas con el grupo 7 es del 38% durante las FO-1 a 10 y del 51%
en las FO-8 a 14.

83  El porcentaje de láminas bipolares es del 70 % en las FO-1 a 10 y del 75% en las FO-8 a 14.

266 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
son casi con idénticas las proporciones y categorías84. También se observa la misma
selección de los soportes y las materias primas para la elaboración de los útiles re-
tocados85. De este modo y teniendo en cuenta las dificultades anteriormente enun-
ciadas, la continuidad es la idea que se desprende de la comparación de las FO-1 a
10 y las FO-8 a 14. Las semejanzas son importantes y además se dan tanto a nivel
cuantitativo como cualitativo. Las diferencias son, por contra, escasas y se limitan
a una menor presencia de sílex grupo 7, menor talla laminar y menor porcentaje de
retocados. Además hay que matizar que estas diferencias se dan comparando en
bloque las 10 primeras FO, pero probablemente se trate de un proceso muy gra-
dual que se puede reseguir en cada FO. De este modo, y teniendo en cuenta que la
FO-1 está datada en 8750 +/- 60 B.P. y la FO-14 en 8270 +/- 40 BP, proponemos una
continuidad en los distintos métodos y técnicas de talla que se llevan a cabo en Tell
Halula y en la gestión de las materias primas y de los soportes durante el proceso de
talla y formatización. Dicho de otro modo, se talla del mismo modo, se producen
los mismos soportes y se realizan los mismos útiles retocados. La única diferencia
es que durante las FO-8 a 14 aumenta la presencia del sílex de óptimas aptitudes
para la talla procedente de los afloramientos primarios (grupo 7), lo que conlleva
un aumento de la talla bipolar y del porcentaje de útiles que se retocan, llegando a
lo que podríamos llamar un óptimo en el proceso de producción de herramientas
líticas en las FO-8 a 14 (7600-7300 Cal. B.C.). Esta ausencia de grandes diferencias
y la continuidad observada en el proceso de producción de herramientas líticas
entre el 7800-7300 Cal B.C. también puede observarse claramente, por ejemplo,
a nivel arquitectónico (SAPPO, 2007) donde Fase tras Fase las estructuras de há-
bitat se siguen construyendo del mismo modo y en el mismo sitio, sugiriendo una
cierta idea de inmovilismo y haciendo difícil establecer una línea divisoria entre
los horizontes histórico-culturales que tradicionalmente se conocen como PPNB
Medio y Reciente.

84 25,5 % (333) puntas, 29,2 % (381) láminas retocadas, 10,9 % (142) hojas de hoz, 11,5 % (151) buriles, 8,7
% (114) raspadores, 3,4% (45) lascas retocadas, 2% (26) perforadores, 4% (53) denticulados, 1,6 % (22)
muescas, 2 % (26) “ecaillés” o retoque escamoso y 0,8% (11) raederas (Molist et alii. 2001).

85 Lascas hechas con sílex de las terrazas para la realización de denticulados, raspadores, raederas
y lascas retocadas. Las láminas se asocian a perforadores, láminas retocadas, hojas de hoz, puntas
y buriles. Estas dos últimas categorías están relacionadas con el sílex A (grupo 7) (Palomo, en este
volumen).

267
V.1.3. FO-11 a FO-19

En relación a los estudios anteriores relativos a las FO-11 a 19 hay que decir que hacen
referencia a los cuadros 1A y 2C y que han sido publicados en un único artículo (Mo-
list et alii., 1994). Este trabajo, cuyos resultados son preliminares, incluye también
material procedente de la globalidad de los niveles distinguidos en la primera fase
de excavaciones (cuadros 4B y 4C) y a menudo resulta difícil diferenciar entre los
resultados de unas u otras Fases de Ocupación. Por otra parte, como en los casos an-
teriores, el hecho de presentar los resultados de manera conjunta impide establecer
cualquier tipo de evolución, cambio o ausencia a lo largo de la secuencia ocupacional
a la que se hace referencia. A pesar de esto, una serie de datos pueden ser sacados en
claro y por tanto se pueden comparar con el presente trabajo de las FO-8 a 14.

- El porcentaje que representa el sílex grupo 7 se sitúa alrededor 15%


- Se documentan tres procesos de talla: la talla de láminas a partir de una platafor-
ma de talla, la talla de láminas a partir de dos plataformas de talla opuestas y la
talla de lascas.
- La talla bipolar de láminas es el método más utilizado para la realización de lá-
minas.
- Las lascas son el soporte mayoritario puesto que los porcentajes de láminas se
sitúan entre el 10% y el 30%.
- Para la realización de los útiles retocados se utilizan tanto lascas como láminas en
porcentajes parecidos.
- Los útiles retocados más comunes son las puntas, los raspadores, las láminas re-
tocadas y las hojas de hoz.
- La punta Byblos es la más común aunque aparecen un buen número de puntas
Amuq con retoque a presión y algunas de las Byblos presentan un pedúnculo muy
alargado86.

La comparación de estos datos con los obtenidos con el estudio de las FO-8 a 14
permite observar una serie de diferencias. En primer lugar se observa que el por-
centaje que representa el grupo 7 ha bajado considerablemente, del mismo modo
que también baja la talla laminar en general. A pesar de esto, la talla bipolar sigue
siendo el método de talla más utilizado para la realización de láminas. Para la rea-
lización de los útiles retocados se utilizan cada vez más las lascas aunque las tipos
de útiles retocados siguen siendo básicamente los mismos. Por otra parte, apare-
cen nuevas tipologías de puntas proyectil como la punta Amuq. De este modo se
observan una serie de cambios importantes en relación a las FO-8 a 14. El porcen-
taje de las materias primas procedentes de afloramientos en posición primaria baja

86  Estas puntas son llamadas por los autores puntas Bouqras (Molist et alii., 1994).

268 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
considerablemente, del mismo modo que lo hace la talla laminar. Paralelamente
empiezan a aparecer nuevas tipologías de útiles retocados además del retoque me-
diante presión. Lo que no se puede precisar es si se trata de cambios rápidos o gra-
duales y tampoco se puede establecer en que FO empiezan a darse. Lo que parece
claro con el estudio realizado es que los cambios tienen que darse después de la
FO-14, o sea entre la FO-15 y la FO-19. A partir de las dataciones radiocarbónicas
este momento de cambio puede situarse entre el 7300-7100 cal B.C. Más no se
puede precisar y tampoco la velocidad de los cambios, aunque el corto lapso de
tiempo en el que se dan sugiere que se trata de una serie de transformaciones que
suceden con cierta rapidez.

V.1.4. FO-20 a FO-32

A partir de la FO-20 aparecen en Tell Halula, las primeras producciones cerámicas


(Molist, 1996ª; Faura, 1996). La distintas Fases de Ocupación documentadas en el
tell (Sector SS7 y Sector 2/4) donde se documentan estas primeras producciones,
hasta la aparición de la cerámica pintada (Halaf), han sido consideradas como un
periodo uniforme y tratado como un bloque en lo que a la industria lítica se refie-
re. La industria lítica de este periodo, conocido como pre-Halaf y datado entre el
primer y el tercer cuarto del VIIº milenio cal. B. C. (7870 +/- 80 B.P. y 7440 +/- 80
B.P.) ha sido objeto de diversas publicaciones, por lo que son abundantes los datos
disponibles (Ferrer, 2000; Molist & Ferrer, 1994; Ferrer et alii., 1996; Molist et alii.,
2001). A partir de esta información, se puede caracterizar la industria lítica de es-
tas FO del siguiente modo:

- Las materias primas utilizadas son básicamente las procedentes de las terrazas
del río Éufrates. El porcentaje de sílex grupo 7 oscila entre el 4,5% y el 1,8% según
las Fases de Ocupación.
- Las lascas suponen el soporte más abundante representando cerca del 90% del
total.
- Se documentan tres procesos de talla distintos. La talla de lascas, mayoritaria, la
talla de láminas a partir de una plataforma de talla y la talla de láminas a partir
de dos plataformas de percusión opuestas87. Esta última casi ha desaparecido y
representa un porcentaje mínimo de la talla laminar.
- El porcentaje de retocados se sitúa alrededor del 6%.
- Para la elaboración de los útiles retocados los soportes utilizados siguen siendo
las láminas y lascas, en proporciones similares. Los grupos de sílex utilizados para
la realización de estos útiles retocados son los procedentes de las terrazas del Éu-
frates. El sílex grupo 7 sólo representa el 8% de los retocados.

87  Mediante percusión directa.

269
-E  l “tool kit” está formado principalmente por puntas de proyectil, lascas retoca-
das, láminas retocadas, muescas y denticulados. En menor medida también apa-
recen buriles, raederas y hojas de hoz mientras que los perforadores y raspadores
aparecen en muy escaso número88.
- Se hacen frecuentes distintas morfologías de puntas de proyectil (Amuq y Ugarit),
relacionadas con el retoque a presión. Las puntas Byblos coexisten con estas nue-
vas tipologías.

Con estos datos, queda claro que la industria lítica de Tell Halula a inicios del VIIº
milenio cal. B. C. ha cambiado totalmente. Las materias primas procedentes de los
afloramientos primarios han casi desaparecido. Lo mismo ocurre con la talla laminar
y especialmente con la bipolar, que pasa a tener un papel meramente anecdótico. De
este modo los soportes que predominan son las lascas y las pocas láminas que se ha-
cen, son unipolares y talladas mediante percusión directa por lo que desaparecen los
soportes laminares regulares, de grandes dimensiones y perfil rectilíneo fruto de la ta-
lla bipolar. El número de retocados también se ha reducido a la mínima expresión y el
“tool kit” está formado por una serie de útiles poco estandarizados en tamaño y mor-
fología, que ha sido definido como “oportunista”, “expeditivo” “menos específico” y que
se abandona rápidamente (Molist et alii., 2001). En estas FO parece documentarse
la culminación de un cambio en las estrategias de aprovisionamiento de las materias
primas, de la tecnología y de la tipología, que se viene dando desde las últimas ocupa-
ciones precerámicas (FO-15 a FO-19) y que en la FO-20 ya ha cambiado totalmente.

V.2. Las FO-8 a 14 de Tell Halula en el Levante norte89

A continuación se desarrollan más extensamente los puntos que caracterizan las


Fases de Ocupación 8 a 14 a nivel de estrategias de aprovisionamiento de materias
primas, tecnología y tipología, y paralelamente se lleva a cabo una contextualiza-
ción de éstos aspectos en el marco regional en el que se encuentra Tell Halula. Por
otra parte, se presenta un ensayo de relación entre las distintas FO de Tell Halula
con los yacimientos ubicados en el mismo valle del Éufrates y las regiones veci-
nas del Levante Norte (Borrell, 2006). Cabe decir que este cuadro no intenta ser
exhaustivo y ha sido realizado basándose en las dataciones radiocarbónicas dispo-
nibles así como, en ausencia de éstas, en la información del registro lítico tallado.

88 Puntas 12,2 % (158), piezas lustradas 6 % (77), láminas retocadas 16,4 % (213), perforadores 1,8 %
(24), buriles 9 % (117), raederas 9,5 % (124), lascas retocadas 22 % (295), denticulados y muescas 18
% (239) y otros 4 %.

89 A pesar de que en este apartado sólo se hace referencia a las FO-8 a 14, se intentará incluir en la
medida de lo posible la información disponible del resto de Fases de Ocupación para enmarcar
toda la secuencia estratigráfica de Halula en el marco de Oriente Próximo.

270 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
De tal modo, la atribución cronológica de algunos yacimientos y las relaciones de
contemporaneidad establecidas entre ellos deben ser tomadas, por el momento
como orientativas quedando sujetas a posteriores modificaciones (Tabla 44) 90.

Tabla 44. Propuesta de cuadro cronológico resumen con las distintas FO precerámicas de Tell Halula en
el marco del Levante Norte y regiones vecinas.

V.2.1. Estrategias de aprovisiomiento de las materias primas

1- El sílex es la materia prima más utilizada. La obsidiana representa en Tell Halula


un bajo pero estable porcentaje de la industria lítica tallada que se sitúa entorno
al 10% del total (Ferrer et alii., 1996). La presencia de obsidiana, nunca en grandes
cantidades, es un factor común en los yacimientos del valle medio del río Éufra-
tes, desde Gritille (Davis, 1988) hasta Bouqras (Roodenberg, 1986), pasando por
Hayaz Höyük (Roodenberg, 1989), Kumartepe (Roodenberg et alii., 1984), Aka-
rçay Tepe (Maeda, 2007), Mezraa Teleilat (Coşkunsu, 2002, 2007), Abu Hureyra
(Moore, 1975ª; Moore, 1978; Moore, 1979; Moore et alii., 2000), Mureybet IVB
(Abbès, 2003) o Tell es Sinn (Roodenberg, 1980b). Del mismo modo ocurre en los
yacimientos situados en el valle del Balikh como Sabi Abyad I (Copeland, 1996),
Sabi Abyad II (Copeland & Verhoeven, 1996), Assouad (Cauvin, 1973) o Gürçüte-
pe II (Beile-Bohn et alii., 1998). Aparte del sílex y la obsidiana, en Tell Halula se
documenta la utilización de otras materias primas como el jaspe, el cuarzo o la
caliza. Estas materias primas, juntas, no llegan ni al 0,5% del total. A menudo, estas
materias primas también aparecen en otros yacimientos aunque debido a su escaso

90 No sólo la falta de dataciones o de información sobre algunos yacimientos dificulta la elaboración
de este cuadro, sino que a menudo aún resulta más complejo al intentar establecer relaciones de
contemporaneidad entre fases, periodos, niveles, layers, etapas, etc., que representan horquillas
cronológicas muy diversas.

271
porcentaje, no suelen aparecen en las publicaciones. Tan sólo en Sabi Abyad I se
hace referencia a la presencia de la caliza, el basalto y el jaspe entre la industria
lítica tallada (Copeland, 1996).

2- Son distintas las variedades de sílex que aparecen en Tell Halula, algunas proce-
dentes de las paleoterrazas del Éufrates (grupos 0, 1, 2, 3, 5, 6 y 8) y otros de aflora-
mientos en posición primaria (grupos 4 y 7). Los grupos de sílex procedentes de los
depósitos en posición secundaria representan entre el 45 y el 60% del total según
las distintas Fases de Ocupación. De entre estos grupos de sílex, se observa una cla-
ra preferencia por el grupo de sílex 5. Casi el 90% del total del sílex procedente de
las terrazas del Éufrates es del grupo 5, mientras que el resto de grupos, 0, 1, 2, 3, 6 y
8 están escasamente representados en el yacimiento con porcentajes entre un 0,1%
al 4%. La comparación de las proporciones de las distintas materias primas pre-
sentes en las terrazas con las que se documentan en Tell Halula, permite constatar
una clara selección de las materias primas más óptimas para la talla. El importante
papel que juegan las materias primas procedentes de las paleoterrazas de los ríos es
un factor común en distintos yacimientos datados en la segunda mitad del VIIIº
milenio cal. B.C. en el valle medio del Balikh como Sabi Abyad II (Verhoeven,
1994; Copeland & Verhoeven, 1996) y del Éufrates como Akarçay Tepe, yacimiento
este último donde se ha podido documentar, como en Halula, un importante grado
de selección de las distintas variedades de sílex que aparecen en las terrazas a favor
de aquellas más aptas para la talla (Borrell, 2005, 2006, en prensa a y b). Esta explo-
tación de los recursos minerales en posición secundaria muy cercanos al yacimien-
to se combina con el aprovisionamiento de rocas silíceas cuyos afloramientos son
primarios y situados a una cierta distancia del yacimiento. Son los grupos de sílex 4
que representa entre un 1% y un 5% según las FO y cuya procedencia es por el mo-
mento desconocida, y el grupo 7 cuyo porcentaje del total va del 18% al 38% según
las FO, procedente de afloramientos situados a unos 25-30 kilómetros de Halula
(Borrell, 2006). Este grupo de sílex representa un porcentaje mucho mayor de los
soportes laminares bipolares y de los útiles retocados, alcanzando porcentajes cer-
canos al 80%. Es por esta razón que su presencia en Tell Halula debe ser tratada
a fondo. El sílex grupo 7, también conocido coloquialmente como “sílex chocola-
te”, es especialmente abundante en algunos yacimientos neolíticos de mediados el
VIIIº milenio Cal. B.C. en el valle medio del Éufrates. Esta variedad de sílex ha
sido definida de distintas maneras. En Dja’de se ha definido como un sílex “brun
sombre à grain très fin” (Coqueugniot, 1994). En Tell Halula, se había definido como
un sílex, concretamente una porcelanita arcillosa, de gran calidad, grano muy fino
y de color variable del negro al gris, recibiendo el nombre de tipo A (Molist et alii.,
2001). En Mureybet se ha definido como un sílex “à grain fin” (Cauvin, 1994a), “tres
bon sílex à grain fin” (Cauvin et alii., 2001) o un “silex éocene est de colour brun-noir à
grain très fin et d’aspect «grass»” (Abbès, 2003). En Bouqras se define como sílex de ca-

272 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
lidad, fino de color gris-marrón o beige (Roodenberg, 1986) y en Tell es Sinn como
“…en gris, brun et anthracite est d’une qualité supérieure.”(Roodenberg, 1980b). A pesar
de que las definiciones pueden variar un poco, del mismo modo que su color, no
es difícil de identificar a nivel macroscópico91. Los yacimientos del valle medio del
Éufrates, donde aparece en grandes cantidades son Bouqras92 (Roodenberg, 1986),
Dja’de (Coqueugniot, 2000), Mureybet IVB93 (Abbès, 2003) y Abu Hureyra (Moo-
re et alii., 2000) y Tell es Sinn (Roodenberg, 1980b) 94. Más al norte, en Akarçay
Tepe su porcentaje disminuye hasta poco más de un 10% del total (Borrell 2006).
En el valle del Balikh, en Assouad (Cauvin, 1972) y Sabi Abyad II (Verhoeven, 1994)
probablemente también representa un alto porcentaje del total, aunque tal dato
no se especifica95. Con los datos obtenidos, los yacimientos del norte de Siria com-
prendidos entre Halula y Bouqras parecen conforman una región donde, a media-
dos del VIIIº milenio cal. B. C., se lleva a cabo un aprovisionamiento intensivo de
esta materia prima. Para los asentamientos de Bouqras (Roodenberg 1986) y de
Halula96, Dja’de, Abu Hureyra97 Tell es Sinn y probablemente98 Sabi Abyad II y As-
souad, representa un recurso mineral relativamente lejano puesto que la distancia
hasta el afloramiento más cercano es de unos 25-30 kilómetros.

91  Este puede ser desde casi blanco hasta marrón muy oscuro.

92  Entre el 75 % y el 90 % (Roodenberg, 1986).

93  80 % de las lascas y 90 % de las láminas bipolares (Abbès, 2003).

94 
En relación a Dja’de no hay que olvidar que, según E. Coqueugniot (director de las excavaciones
del yacimiento de Djade) “…le site de Dja’de ait été abandonné durant les PPNB moyen et récent,
avant d’être réoccupe par un village au début du Néolithique céramique (pré-Halaf, VIº millénaire
av. J.-C.)…” (Coqueugniot, 2000: 77).

95 En estos dos casos, tan sólo podemos plantear la hipótesis, pues las referencias a las distintas
variedades de sílex y su procedencia son escasas. En Tell Assouad se define un sílex negro que
podría tratarse del grupo 7 (Cauvin, 1972), mientras que en Sabi Abyad II, la variedad de sílex
marrón claro y marrón oscuro de grano fino (Verhoeven ,1994) probablemente sería el grupo 7.

96 Los afloramientos más cercanos de Djade y Halula son los que se encuentran en la formación de
Maskar, 30 kilómetros al sur, al lado de Mureybet (Molist et alii., 2001)

97 Aunque no se especifica la procedencia del sílex, Abu Hureyra se encuentra a poco más de 35
kilómetros de distancia de Mureybet, que es donde se han documentado los afloramientos de esta
variedad de sílex más cerca de Abu Hureyra. No se descarta, pero, la existencia de afloramientos
más cercanos al yacimiento.

98 Tan sólo se añaden a modo de hipótesis los yacimientos del Balikh puesto que no se dispone de
plena certeza de que se trate del grupo de sílex 7.

273
Por el contrario, Mureybet IVB99 se encuentra al lado de las formaciones calizas
del Eoceno Inferior donde se encuentran, en posición primaria, riñones de esta
materia prima (Cauvin, 1994a, Cauvin et alii., 2001) que podrían ser captados de
manera directa. En el resto de casos la considerable distancia a la que se encuentra
el recurso, dificulta el establecer el modo de captación de esta variedad de sílex.

Para contrastar la importancia de esta materia prima en Tell Halula y los yacimien-
tos del norte de Siria, en comparación con los situados más al norte se ha realizado
un análisis de correspondencias comparando las materias primas utilizadas en Tell
Halula y Akarçay Tepe en durante las ocupaciones contemporáneas (FO- a 14 de
Halula y Fases Líticas 3 a 5 de Akarçay Tepe). Claramente se observa que la elevada
presencia del grupo 7 en Halula es lo que diferencia las estrategias de aprovisiona-
miento entre ambos yacimientos (Tabla 45).

Tabla 45. Análisis de correspondencias con las tres Fases Líticas 3 a 5 (precerámicas) de Akarçay Tepe,
las Fases de Ocupación 8 a 14 de Tell Halula y los distintos grupos de sílex. El sílex grupo 8, con poco
más de 50 piezas ha sido eliminado. El eje de las X representa el 80% de la varianza.

99 Debe remarcarse que la subfase IVB de Mureybet se documenta en tan sólo un sondeo de 4 x
4 metros y sin conexión estratigráfica directa con la subfase anterior IVA (Abbès, 2003). Por otra
parte, Mureybet IVB es anterior a las FO-8 a 14. La datación más reciente es 8910 +/- 50 BP por lo
que parece, con los datos disponibles hasta fecha, que esa región está en el 7500-7300 cal. B.C.
deshabitada. Abu Hureyra sería el yacimiento conocido más cercano a dicha región.

274 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Claramente todas las FO de Tell Halula se sitúan a la derecha del gráfico con una
relación muy fuerte con el grupo de sílex 7. La Fase Lítica 5 de Akarçay, la más
antigua, es la que más cerca está de las FO de Halula. Aún así las diferencias son
muy grandes. En el caso de que eliminemos los grupos 7 y 4, por tratarse de grupos
cuya procedencia es exógena (Tabla 46), el resultado es que las Fases Líticas 4 y 5
de Akarçay se colocan al lado de las FO de Halula de modo que se hace evidente
que la selección de las materias primas locales procedentes de la paleoterrazas del
Éufrates es la misma y por tanto queda confirmado que las diferencias en las estra-
tegias de aprovisionamiento entre ambos yacimientos se basa en la presencia/au-
sencia del grupo de sílex 7 (Borrell, 2006, en prensa a).

Tabla 46. Análisis de correspondencias con las tres Fases Líticas 3 a 5 (precerámicas) de Akarçay Tepe,
las Fases de Ocupación 8 a 14 de Tell Halula y los distintos grupos de sílex. El sílex grupo 8, con poco
más de 50 piezas ha sido eliminado. Los grupos 4 y 7 también han sido eliminados. El eje de las X
representa el 77% de la varianza.

A la vista de los datos expuestos, queda claro que la alta presencia de sílex exógeno
en los asentamientos del norte de Siria es un rasgo característico de éstos, y que la
distancia a la que se encuentran los afloramientos en posición primaria no consti-

275
tuye un impedimento para que esta materia prima sea aprovisionada en grandes
cantidades. Las preguntas que surgen ante esta situación son: ¿por qué se utiliza
tanto esta materia prima exógena con la que se puede hacer, como se ha documen-
tado en Halula, lo mismo que con las que proceden de los wadis cercanos? y ¿cómo
se accede a ella?. A continuación y a partir de los resultados de este trabajo se in-
tenta llevar a cabo una serie de reflexiones en relación a tales preguntas.

Una primera y rápida respuesta surge si se considera el grupo 7 como una materia
prima muy preciada y con algún tipo de valor añadido, probablemente obtenida
mediante algún tipo de intercambio. Tales hipótesis no parecen sostenerse tras los
resultados obtenidos en Tell Halula. Tal como se ha planteado, en Halula esta ma-
teria prima parece ser tallada por la misma comunidad de Tell Halula, por lo que
la obtención de soportes laminares mediante el intercambio resulta difícil de de-
fender. Por otra parte también se ha constatado que el grupo 7 es tallado mediante
el mismo método bipolar que el grupo 5 y que con ambos se realizan los mismos
útiles retocados. Las diferencias son, pues, únicamente cuantitativas pero no cua-
litativas. Hasta aquí no se observa ningún trato especial para el grupo de sílex 7, ni
que con él se obtenga algún tipo de soporte que con las otras materias primas no
se pueda obtener. O sea, ¿cómo puede tener tanto valor añadido una materia prima
con la que luego se hace lo mismo y del mismo modo que con las otras?. Siguiendo
en la misma línea, ¿cómo puede ser tan preciada una materia prima, o los soportes
con ella elaborados, si aparecen en grandes cantidades abandonados tanto en el
interior de las casas como en las áreas exteriores, y además sin cambios a nivel sin-
crónico como diacrónico?. Por otra parte, es muy rara la presencia de herramien-
tas líticas talladas, en grupo 7 o el que sea, en el interior de las sepulturas por lo
que el papel que puedan tener los útiles líticos dentro del mundo simbólico ligado
a la muerte parece escaso, si no nulo. Por lo tanto, ¿cómo explicar la abundante
presencia de una materia prima procedente de casi 30 kilómetros? La respuesta,
a nuestro entender, no parece pasar por la presencia de especialistas en el mismo
yacimiento o de fuera de este, ni por el hecho de que se trate de una materia pri-
ma con un valor simbólico añadido (Palomo, en este volumen), ni de que se trate
de una materia prima objeto de intercambio entre comunidades (Astruc et alii.,
2003:74, nota 73). En primer lugar, y sin llevar a cabo ningún tipo de interpretación
a priori de los datos, lo único que está claro es que si se aprovisiona esta mate-
ria prima es porque se tiene acceso a ella. Los distintos procesos de producción100
que lleva a cabo la comunidad neolítica de Halula implican de manera intrínseca

100 Partimos de la base de que no se organizarían expediciones con la única intención de aprovisionarse


de este sílex, sino que la captación del sílex podría verse integrada dentro de la movilidad implícita
de otros de los procesos productivos, como ya plantean otros autores (Nishiaki, 1993; Nishiaki, 2000).

276 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
un cierto grado de movilidad101. Esta movilidad, de parte de los individuos, podría
comportar una serie de desplazamientos hacia la zona donde se encontraran los
afloramientos en posición primaria de esta materia prima. Esta oportunidad no se
desaprovecharía, incluso se podría haber previsto, de modo que se podría llevar a
cabo una captación intensiva de esta materia prima y quizás también una parte de
la talla. Esta movilidad llevaría, a una parte de los habitantes de Tell Halula a una
distancia de unos 25 kilómetros del yacimiento y permitiría el acceso directo a los
recursos que se encuentran en este radio de acción. Curiosamente, una distancia
similar es la que separa los afloramientos localizados de la mayoría de yacimientos
donde aparece este grupo de sílex. Por lo tanto, el mismo grado de movilidad logís-
tica puede, hipotéticamente, ser asignado a estos asentamientos. De este modo, y
de manera indirecta, se puede establecer que algunos de los grandes poblados de la
segunda mitad del VIIIº milenio cal. B. C. tienen acceso directo, debido a la movi-
lidad implícita de algunos de los procesos productivos desarrollados, a los recursos
naturales que se encuentran en un área de 30 kilómetros a la redonda. Ésta podría
ser, pues, el área de influencia, que no control, de los grandes poblados como Ha-
lula, Bouqras o Abu Hureyra. Esta área de influencia parece que sería mayor que en
momentos anteriores102.

 La presencia de sílex procedente de los afloramientos primarios se mantie-


3-
ne estable en las FO-8 a 14 de Tell Halula, alrededor de un 30% del total. Estas
proporciones no son las mismas durante las FO-1 a 10, donde éste representa un
porcentaje menor. También se documenta un descenso en las últimas ocupacio-
nes precerámicas FO-15 a 19 y casi desaparece por completo en las FO cerámicas
(FO-20 a 32). Paralelamente se documenta en las FO-15 a 19 una ligera menor se-
lección de las materias primas procedentes de las terrazas del Éufrates, fenómeno
éste que se hace muy evidente a partir de la FO-20. Este fenómeno, ubicado cro-
nológicamente entre el 7300-7100 cal. B.C. en Tell Halula, se da de manera general
en la mayoría de yacimientos del norte de Siria a finales del periodo precerámico
(Nishiaki, 1993; Nishiaki, 2000; Borrell, 2006; Borrell, en prensa a). En la parte
alta del valle medio del Éufrates, en el sudeste de Turquía, se ha propuesto el mis-
mo fenómeno (Nishiaki, 1993) aunque como se hemos observado presenta ciertas
particularidades (Borrell, 2005; Borrell, 2006). Tras el estudio de las estrategias de
aprovisionamiento en Akarçay Tepe se ha establecido que las rocas silíceas proce-
dentes de afloramientos situados a unos 25 kilómetros del yacimiento, representan

101 Esta movilidad se define como “logistical mobility” (Nishiaki, 2000) y se diferencia de la “residential
mobility” (Nishiaki, 2000) en que esta última implica desplazamientos estacionales de la unidad
residencial.

102 Durante la fase de transición entre el PPNA y el PPNB de Djerf el Ahmar (yacimiento situado al
lado de Halula pero en la otra orilla) no aparece casi el sílex eocénico situado a 30 kilómetros del
yacimiento (Astruc et alii. 2003).

277
tan sólo el 10% del total y este porcentaje se mantiene estable a lo largo de toda
la secuencia cronológica. Por el contrario, lo que si se observa, y muy claramente,
es una menor selección de las materias disponibles en las paleoterrazas del Éufrates
y que representan casi el 90% del total del material lítico recuperado (Borrell, 2005;
Borrell, en prensa a). En primer lugar cabe hacer una serie de aclaraciones respecto a
la cronología de este fenómeno. Viene repitiéndose en la literatura arqueológica que
éste se da durante el Late PPNB (Nishiaki, 1993; Nishiaki, 2000), sin concretar en
qué momento de este prolongado periodo de tiempo, ni tampoco el área geográfica a
la que se hace referencia. El trabajo realizado en Akarçay ha permitido plantear que
este fenómeno se da en el último cuarto del VIIIº milenio cal. B.C. (7300-7200 Cal.
B.C.) en la parte alta del valle medio del Éufrates, de Gritille hasta Akarçay (Borrell,
2006). En el norte de Siria, en base a los datos obtenidos en Halula, el mayor porcen-
taje de sílex grupo 7 se encuentra en las FO-13 y 14 datadas entorno al 7500-7300 Cal.
B.C. por lo que el descenso de éste se trata de un fenómeno ligeramente posterior a
esta fecha y anterior a la FO-20, donde el grupo 7 aparece en un porcentaje mínimo,
o sea entre el 7300-7100 Cal. B.C. De este modo se observa un cierto paralelismo
cronológico entre el mismo fenómeno, pese a las diferencias establecidas, entre el
norte de Siria y el sureste de Turquía. Se trata pues de un fenómeno generalizado que
se da a finales del VIIIº milenio cal. B.C. en el norte de Siria y sureste de Turquía,
observándose distintos comportamientos: menor presencia de sílex de procedencia
lejana en los yacimientos del norte de Siria, y menor selección de las materias primas
locales en el sureste de Turquía.

5.2.2. El proceso de talla

A nivel tecnológico varios puntos pueden ser remarcados:

1- Tres procesos de talla han sido documentados en las FO-8 a 14: la talla de lascas,
la talla de láminas a partir de una plataforma de talla mediante percusión y la talla
de láminas a partir de dos plataformas de percusión opuestas y complementarias. A
pesar de que las lascas representan el 50% de los soportes y de que está documen-
tada su talla específica, buena parte de éstas serían resultado de la talla laminar,
por lo que a nivel general se debe caracterizar la industria lítica de estas FO como
de industria laminar, principalmente bipolar. Este predominio de la talla laminar
bipolar no sólo se da en las FO-8 a 14 sino que también se ha documentado en las
FO precedentes (FO-1 a 10). En las FO precerámicas posteriores a la FO-14 la talla
bipolar también parece ser mayoritaria. Por el contrario en las primeras FO cerá-
micas de inicios del VIIº milenio cal. B.C., la talla bipolar ha casi desaparecido y la
talla unipolar se documenta en un muy bajo porcentaje, a favor de la talla de lascas.
Esto pone de relieve una evolución desde la talla laminar, principalmente bipolar,

278 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
hacia un predominio de la talla de lascas103. Este abandono de la talla laminar bipo-
lar se da a finales del VIIIº milenio, en algún momento entre las FO-15 y 19, y con
anterioridad a la aparición de las primeras producciones cerámicas en Tell Halula.
Este proceso de abandono progresivo de la talla laminar a favor de la talla de las-
cas está bien documentado en el norte de Siria (Cauvin & Cauvin, 1993; Cauvin,
1994ª; Nishiaki, 1993; Nishiaki, 2000; Molist & Ferrer, 1994; Molist et alii., 2001;
Abbès, 2003; Borrell, 2006; Borrell, 2007b; Borrell en prensa c). Del mismo modo
ocurre en el vecino valle del Balikh (Nishiaki, 2000). En el sureste de Turquía, los
datos procedentes de los yacimientos de Akarçay Tepe (Borrell 2006, Borrell en
prensa b), Hayaz Höyük (Roodenberg, 1989), Gritille (Davis, 1988), Mezraa-Teleilat
(Coşkunsu, 2002) y Kumartepe (Roodenberg, 1989) atestiguan esta substitución
gradual104 de los soportes laminares a favor de las lascas antes de la aparición de las
primeras producciones cerámicas. De este modo, se puede afirmar que a finales
del VIIIº milenio cal. B. C. y antes de la aparición de las primeras producciones
cerámicas, se produce el abandono de la talla laminar a favor de las lascas en todo
el valle medio del Éufrates (desde Gritille hasta Bouqras) y del Balikh. El mismo
proceso se da en el oeste de Siria, en la parte alta del valle del Orontes con crono-
logías posteriores (Arimura, 2001; Arimura, 2003b).

2- La talla específica de lascas, cuyo porcentaje es menor, se realiza en el mismo


yacimiento. Para este cometido se utilizan las variedades de sílex procedentes de
las paleoterrazas del Éufrates, especialmente las más aptas para la talla. No hay un
método homogéneo en la explotación de las lascas documentándose la unipolar,
unipolar alternante, bipolar y discoide. De este modo los soportes obtenidos pre-
sentan una gran heterogeneidad morfológica y volumétrica. Esta talla específica
de lascas es la que se generaliza a finales del VIIIº milenio cal. B.C. y perdurará
durante el VIIº, documentándose también un aumento en el uso de las variedades
menos aptas para la talla procedentes de las terrazas del Éufrates.

3- La talla de láminas a partir de una única plataforma de talla representa un escaso


porcentaje de la talla laminar. Se lleva a cabo en el yacimiento y se utilizan básica-
mente las materias primas más aptas para la talla, procedentes de las paleoterrazas
del Éufrates. La técnica utilizada es la percusión directa y los soportes obtenidos
se caracterizan por ser poco regulares, anchos y gruesos, talón plano y bulbo mar-
cado. A menudo presentan córtex en uno de los laterales o en el extremo distal.

103 El hecho de que se hayan tratado las FO-11 a 19 de manera conjunta imposibilita determinar en
qué momento empieza el cambio y si éste es gradual o se da de manera rápida.

104 Akarçay Tepe es el único yacimiento de los citados con una completa secuencia estratigráfica que
permite documentar tal proceso de sustitución, y que éste se da de manera gradual.

279
La formatización del núcleo parece ser escasa, probablemente sin la elaboración
de ningún tipo de cresta. A pesar de su escaso porcentaje, su presencia persiste
durante toda la secuencia cronológica de Tell Halula, tanto en las ocupaciones ce-
rámicas como precerámicas (Molist et alii., 2001). La presencia, en escasos porcen-
tajes, de este método de talla es común durante todo el VIIIº milenio cal. B.C. en
el norte de Siria como en Cheikh Hassan (Abbès, 2003), Bouqras (Roodenberg,
1986) o Mureybet IVB (Abbès 2003). Lo mismo ocurre en el valle del Balikh y del
Khabour en los yacimientos de Tell Damishliyya I (Nishiaki, 2000), Tell Sabi Ab-
yad I (Copeland, 1996), Tell Kashkashok II (Nishiaki, 2000) o Tell Amarna (Ferrer,
2004). Los productos laminares unipolares de todos estos yacimientos son muy
distintos de los que se encuentran en Akarçay Tepe en cronologías similares (Fase
Lítica 5). En este yacimiento está documentada la talla in situ de láminas unipolares
mediante presión (Borrell 2007c; Borrell, en prensa b) 105. Los soportes laminares
obtenidos mediante esta técnica son muy regulares, estrechos y esbeltos, de filos
muy paralelos y de sección longitudinal recta aunque ligeramente curvada en el
tercio distal de la lámina106. Además de en Akarçay, se propone que en varios de los
yacimientos neolíticos del valle medio del Éufrates situados al norte de Akarçay,
como Hayaz Höyük, también se podría documentar esta técnica de talla, cuya rela-
ción se establece con los conjuntos líticos de Çayönü y Cafer Höyük. Por otra par-
te, en Akarçay Tepe, durante las ocupaciones precerámicas, la presencia de talla de
láminas unipolares mediante percusión directa es casi anecdótica. Con estos datos,
dos regiones parecen diferenciarse, a mediados del VIIIº milenio cal. B.C., en base
al método utilizado para la talla laminar unipolar. Entre Akarçay Tepe y Gritille, se
encuentran una serie de yacimientos donde la talla de soportes laminares se lleva
a cabo probablemente mediante presión o percusión indirecta, consiguiendo unos
soportes laminares largos, esbeltos y muy regulares tanto en su morfología como
en su tamaño (Borrell, 2006; Borrell, 2007b; Borrell, en prensa b). Por el contrario,
en la región que va desde Tell Halula hasta Bouqras esta técnica está ausente y la
talla laminar unipolar se realiza mediante percusión directa y los soportes obteni-
dos son gruesos, anchos, más bien cortos y poco estandarizados en forma y tamaño
(Borrell, 2006; Borrell, en prensa d).

4- La talla de láminas a partir de dos plataformas de talla opuestas y complementarias


es el método mayoritariamente utilizado en Tell Halula a lo largo de las FO-8 a 14. En
las FO anteriores y posteriores también predomina este método de talla aunque los
porcentajes son algo menores. En las ocupaciones cerámicas de Halula su porcentaje

105  No se descarta la percusión indirecta.

106 La presencia de este método de talla de láminas unipolares obliga a revisar aquellos planteamientos
que afirman que en el valle del Éufrates, a partir del PPNB medio, ha desaparecido la producción
de soportes laminares rectilíneas y regulares (Abbès, 2003).

280 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
es mínimo. La casi desaparición de la talla bipolar en las ocupaciones cerámicas de
Halula es la culminación de un proceso que se da a finales del VIIIº milenio cal. B.C.,
entre las FO-15 a 19. Este fenómeno, que como vemos va paralelo al descenso de la
presencia de materias primas procedentes de unos 30 kilómetros, es un fenómeno
que se observa en casi todos los yacimientos del valle medio del Éufrates como Gri-
tille (Voigt, 1985; Davis, 1988), Kumartepe (Roodenberg, 1989), Abu Hureyra (Moore,
1975a, 1975b), Bouqras (Roodenberg, 1986), Mezraa Teleilat (Coşkunsu, 2002) o Ku-
martepe (Roodenberg, 1989) y del valle del Balikh: Sabi Abyad I (Akkermans, 1996;
Copeland, 1996), Sabi Abyad II (Verhoeven, 1994) o Damishliyya (Nishiaki, 2000).

5- El método de talla bipolar documentado en Tell Halula es muy característico y se


utiliza tanto para tallar el sílex local como exógeno. Los núcleos, de dimensiones me-
dianas y estrechos, son formatizados a partir de una cresta frontal y generalmente una
o dos crestas laterales dorsales. La superficie de talla se obtiene mediante la elimina-
ción de la cresta frontal a partir de una o varias extracciones desde ambas plataformas.
Las plataformas de percusión son paralelas entre si, aunque no son perpendiculares al
eje del núcleo. La talla se realiza siguiendo un eje que discurre en diagonal desde la
base del lateral derecho del núcleo hasta el lateral izquierdo del otro extremo del nú-
cleo, por lo que el punto de percusión se encuentra muy cerca del lateral del núcleo107.
Por otra parte, la preparación de las láminas centrales no se realiza con sendas láminas
laterales que proceden de la plataforma opuesta, sino que para el lateral izquierdo se
utiliza el negativo de la anterior lámina central procedente de la plataforma de talla
opuesta. Este método de talla tan característico destaca por su alta productividad y
por la regularidad de las láminas centrales obtenidas. Éstas presentan, debido al mé-
todo utilizado, una serie de rasgos característicos que permiten identificar el método
utilizado. Se trata de láminas centrales apuntadas con el tercio proximal derecho re-
torcido hacia la derecha, dando a esta parte del filo derecho forma de “S”. Esta des-
viación del lateral derecho se elimina con una característica extracción que deja su
negativo en la parte proximal izquierda de la cara ventral. Por otra parte, se trata de
láminas que presentan a menudo el tercio distal torcido hacia la izquierda y la sec-
ción transversal en su parte medial es trapezoidal irregular. El método de talla bipolar
identificado en Tell Halula, presenta una gran similitud, por no decir que se trata del
mismo, con el método que ha sido identificado y definido por Y. Nishiaki en Douara
Cave II, en la región desértica de el Kowm (Nishiaki, 1994; Nishiaki, 2000). Este mé-
todo de talla ha sido llamado “Naviform method of Douara type” (Nishiaki, 2000: 84).
A partir del estudio de los materiales de Douara Cave II, datado en la primera mitad
del VIIº milenio cal. B.C., el método de talla bipolar ha sido definido a partir de la
identificación de los siguientes rasgos (Nishiaki, 2000: 206)108.

107  A veces está claramente en el lateral.

108 Se trata de una datación relativa puesto que no se dispone de dataciones absolutas.

281
A - Núcleos con la superficie de talla desviada en relación al eje longitudinal de
éste y con una cresta lateral en el dorso.
B - Las piezas con cresta presentan la sección transversal asimétrica.
C - Presencia de láminas en forma de D.
D - Las láminas presentan el perfil retorcido, el punto de percusión situado en el
extremo derecho y el extremo distal torcido hacia la derecha.
E - Presencia en las láminas y lascas de una extracción proximal en la cara ventral
(Nishiaki, 2000: 86).

Esta descripción del método utilizado en Douara Cave II no deja duda de que es-
tamos ante el mismo método de talla que el que hemos documentado en Tell Halu-
la. A pesar de esto, el análisis realizado de los materiales de Halula permite matizar
algunos de estos rasgos así como añadir otros igualmente diagnósticos:

A - En Halula el tercio distal de la pieza está torcido hacia la izquierda mientras
que en Douara lo están hacia la derecha109.
B - En Douara Cave II no se especifica hacia qué lado están retorcidas las lámi-
nas, ni en qué lado de la cara ventral se documenta la extracción proximal. En
Tell Halula se ha podido constatar que en la mayoría de las láminas, el tercio
proximal está retorcido hacia la derecha y que la extracción en la cara ventral
se encuentra en el lado izquierdo de ésta. Ambos rasgos están fuertemente re-
lacionados.
C - La sección asimétrica de las láminas no se limita a los productos con cresta,
sino que es un rasgo común que se observa en todo tipo de láminas y es espe-
cialmente característico en las láminas centrales.
D - Tal y como se ha observado, las láminas centrales presentan, a menudo, el ter-
cio distal desviado hacia la izquierda y no hacia la derecha.
E – En Douara, nada se dice del aprovechamiento del negativo de la anterior lámi-
na central como eje de talla y que es lo que conlleva la talla en diagonal al eje
del núcleo y provoca indirectamente la sección transversal asimétrica de las
láminas centrales110.
F - Respecto a los núcleos, en Tell Halula las crestas dorsales pueden ser una o
varias, situadas en los laterales del dorso y en un caso discurriendo en diagonal.
No se trata pues de núcleos con una cresta dorsal central y que respondan a la
tradicional definición de núcleo “naviforme” (Cauvin, 1968).

109 No hay duda en este aspecto, la ausencia de láminas centrales en Douara Cave II, ha impedido
al autor evidenciar tal fenómeno. Lo mismo ocurre con el punto C, la sección asimétrica de las
láminas.

110 La anterior lámina central tienen la misma función que en otros métodos de talla bipolar tienen
las láminas laterales.

282 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
A la vista de estos datos podemos sugerir que la sistemática de talla es la misma,
aunque las diferencias observadas así como los nuevos rasgos característicos obser-
vados nos permiten completar la definición de lo que Y. Nishiaki ha llamado como
“Naviform method Douara type”. Dicha definición, tras los nuevos datos obtenidos,
no resulta del todo completa por distintas razones: En primer lugar, tal y como
hemos podido comprovar los núcleos no responden a la tradicional definición he-
cha por J. Cauvin sobre los núcleos naviformes. No presentan una cresta dorsal
central, no son simétricos y por tanto no pueden ser considerados naviformes. De
este modo no se trataría de un método naviforme sino de un método de talla bipo-
lar. En segundo lugar, el hecho de utilizar el nombre del yacimiento (Douara) en su
definición no aporta ningún tipo de información sobre el método de talla e invita
a relacionar tal método de talla con la cronología de dicho yacimiento y con la
región donde se encuentra el yacimiento. Como se ha visto, en Tell Halula esta sis-
temática de talla data de mediados el VIIIº milenio cal. B.C., o sea unos 500 años
antes que lo propuesto para Doaura Cave II. Por otra parte, y como se verá, se tra-
ta de un método de talla que está bien documentado en el valle medio del Éufrates.
De este modo la utilización de Doaura en la definición del método puede conllevar
cierta confusión sobre la cronología o región en que se documenta. Finalmente el
hecho de disponer, en Tell Halula, de una muestra de material compuesta por to-
dos los elementos que caracterizan el proceso de talla, nos ha permitido establecer
nuevos rasgos distintivos en láminas y núcleos así como conocer mejor la sistemá-
tica de talla. A partir de estos nuevos datos, creemos más acertado no considerar
esta sistemática de talla como un método de talla distinto del bipolar sino más
bien una variación o subestándar de éste en el que las láminas centrales, produc-
to específico de la talla bipolar, se extraen una a una desde plataformas opuestas
aprovechando el negativo de la anterior lámina central. Esta característica hace
que las láminas centrales presenten en el dorso el negativo de las dos últimas lá-
minas centrales procedentes de plataformas de talla opuestas. Esto mismo puede
observarse también en los núcleos, de modo que los negativos de las dos últimas
láminas centrales son claramente identificables, una contra otra, ocupando la casi
totalidad de la superficie de talla. Esta sistemática de talla puede ser bien definida
por el término offset bi-directional strategy (Borrell, en prensa c). Esta propuesta que
hacemos creemos es más objetiva y clara puesto explicita que se trata de un méto-
do de talla bipolar, no hace referencia a ningún yacimiento ni periodo cronológico,
y por último define el rasgo más característico de dicho método de talla bipolar.

6- La búsqueda de paralelos de ésta particular sistemática de talla bipolar puede


realizarse tanto a partir de los núcleos como de los soportes laminares, puesto que
en ambos casos presentan unos rasgos característicos fácilmente identificables. En
el caso de las láminas, si no se hace referencia explícita a éstos rasgos característi-
cos, los paralelos pueden buscarse a partir de los dibujos publicados y en los que es

283
muy fácil identificar la extracción proximal en el lado izquierdo de la cara ventral,
observar su sección transversal y si el tercio distal esta torcido hacia la izquierda.
De este modo se ha identificado la presencia de láminas bipolares con los rasgos
característicos de la offset bi-directional strategy en los siguientes yacimientos data-
dos en el tercer cuarto del VIIIº milenio cal. B. C. (7600 cal. B.C. y el 7200 Cal.
B.C.): Abu Hureyra (Moore 1978, fig. 23, 24, 26, 28 y 29; Moore 1979, pág. 109, c;
Moore 1975a, pág. 59, nº 1, 3, 4, 5, 6, 7 y 17; Moore 1975b, pág. 121, nº 1, 3, 4, 5, 6, 7
y 17; Moore 1982, pág. 12, fig. 4, nº a1, a3 y a4, fig. 5, nº a1, a2, a3, a4, c1 y c2; Moore
1985, pág. 27, fig. 1.15), Bouqras111 (Contenson & Liere, 1966: 191, nº 8; Akkermans et
alii., 1983: 350, nº 3, 4, 10 y 11; Roodenberg, 1986:45, nº 1, 2 y 3; pág. 15, nº 6 y 7; pág.
66, nº 4 y 10; pág. 88, nº 1, 2, 3, 5, 6, 7, 8 y 9), Tell es Sinn112 (Roodenberg, 1980b, fig.
4, nº 6 y 8, fig. 5, nº 5, 14, 16), Gürcütepe II (Beile-Bohn et alii., 1998: 40; Schmidt,
2000: 10, fig. 3a, nº 1 a 4; Schmidt & Beile-Bohn, 1996: 9-10), Tell Assouad113 (Cau-
vin, 1972: 103, fig. 6, nº 4, 7 y 10; Nishiaki, 2000: 129, fig. 1, 2, 3 y 9), Hayaz Höyük
(Roodenberg, 1989: 95, fig. 1 nº 3, 8, 15 y 18), Akarçay Tepe114 (Borrell, 2006), Sabi
Abyad II115 (Verhoeven, 1994; Verhoeven, 1998: 423, fig.4). También se documenta
en algunos yacimientos del VIIº Cal. B.C. como Douara Cave II (Nishiaki, 1992;
Nishiaki, 1994: 365, nº 1, 6, 7 y 8; Nishiaki, 2000), Thaniyyet Wuker (Fuji et alii.,
1987) y Qdeir 1116 (Calley, 1986) ubicados todos ellos, en la zona central de Siria del
desierto del Kowm.

111 Los autores documentan la extracción parcial del bulbo mediante retoques varios o un golpe
de buril: “L’outil le plus répandu est le grattoir sur bout de lame, dout l’extrémité bulbaire est
géneralement amincie par retouches et coup de burin” y “Pointe de flèche à base amincie par
coup de burin ou coche,…” (Contenson & Liere, 1966 : 183) y “on constate fréquentment que le
péduncle a été aménage par retouches inverses, alternes, ou par un “cop de burin” dans le but de
l’amincir ou de le rétrecir” (Roodenberg, 1986 : 29).

112 “…un outil en particulier attire l’attention, c’est une lame pointue à base transformée par un “coup
de burin”…” (Roodenberg, 1980b)

113 En Tell Assouad se cita la extracción proximal en la cara ventral para la elaboración de algunos
pedúnculos de flecha y que éstos están a menudo descentrados, como en Bouqras, del eje del
proyectil: “La préparation des pédoncules se fait le plus souvent par retouches abruptes directes
bilaterals, pafois aussi avec l’aide d’un cop de burin longitudinal et quelques retouches plates
inverses. Comme à Bouqras (Van Liere et Contenson, 1963) il y a quelques péduncules un peu
décentrés par raport a l’axe de la piece” (Cauvin, 1972).

114  Fase Lítica 5.

115 En Sabi Abyad II, un buen número de láminas presentan la “PPNB proximal scar” (Verhoeven,
1994), mientras que en Sabi Abyad I ésta es virtualmente ausente (Copeland, 1996).

116 En el caso de Qdeir 1, la autora hace referencia a un 52 % de la láminas que tienen el perfil
“d’abord torse”. Este fenómeno lo relaciona con los núcleos de evolución lateral cuyas plataformas
de talla han sido utilizadas de manera alternativa y no sucesiva (Calley, 1986:50).

284 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Ante estos resultados parece claro en primer lugar la horquilla cronológica durante
la cual se utiliza esta sistemática de talla. Las ocupaciones a las que se hace refe-
rencia de los yacimientos citados no parecen ir más allá del 7600-7500 cal B.C.
por lo que parece que en este momento, o poco antes, es cuando empezaría a uti-
lizarse por primera vez. Estos mismos datos vienen apoyados por la presencia de
esta estrategia de talla en las primeras FO de Tell Halula (8750 +/- 80 BP), lo que
“envejece” algo más estos primeros testimonios hasta el 7800-7700 cal. B.C. Por el
contrario, en Mureybet IVB ya no se documenta este método de talla y menos aún
en Mureybet (IVA-IIIA/IIIB), Cheikh Hassan o Jerf el Ahmar donde el método
de talla bipolar es muy distinto (Abbès, 2003; Abbès, 2007), ni tampoco en otros
yacimientos anteriores como Tell Qaramel (Mazurowski & Yartah 2001) o Tell ‘Abr
3 (Yartah, 2004). A partir del 7700 cal. B.C. este método de talla empieza a usarse,
en uno o varios yacimientos. Durante el tercer cuarto del VIIIº milenio cal. B.C.
(7500-7200 cal. B.C.) se generaliza y los soportes laminares fruto de tal método
se documentan en un mayor número de yacimientos. A finales del milenio, parece
que el método se empieza a abandonar, no podemos afirmar si rápida o lentamen-
te, para acabar casi desapareciendo en cuando aparecen las primeras producciones
cerámicas. Los yacimientos donde, con dataciones bastante posteriores, se sigue
utilizando este método son los pequeños yacimientos117 del interior del desierto
del Kowm donde parece que de manera residual se continúa practicando la talla
bipolar de láminas (offset bi-directional strategy).

Delimitar el área geográfica donde se lleva a cabo tal estrategia de talla ya resulta
algo más complejo. Está claro que a pesar de haber documentado la presencia de
algunas láminas características en todos los yacimientos citados, no se puede afir-
mar que en todos ellos se lleve a cabo la talla bipolar mediante la offset bi-directional
strategy. En primer lugar, parece que se trata de una sistemática de talla muy ligada
a los yacimientos del valle del Éufrates (Nishiaki, 2000) y probablemente también
del Balikh. En en el sureste de Turquía, con los datos disponibles, se conoce la pre-
sencia de algunas láminas con la característica extracción ventral en Gürcütepe II,
Akarçay Tepe y Hayaz Höyük. A pesar de esto, en Akarçay Tepe, como se ha visto,
la industria lítica presenta pocos parecidos con la procedente de Tell Halula pese
a su contemporaneidad (Borrell, 2006; Borrell en prensa b). El método de talla
bipolar utilizado es distinto al documentado en Tell Halula y así lo sugieren tanto
los soportes laminares como los núcleos bipolares estudiados. Por otra parte, el
número de láminas en Akarçay con alguno de los rasgos característicos de la offset
bi-directional strategy es muy bajo y se limita a algunas puntas Byblos principalmente.
Nada que ver con la cantidad de láminas y diversidad de útiles retocados con di-

117 La mayoría de ellos son interpretados como sitios de talla o talleres debido a la ausencia de
láminas centrales o útiles retocados entre el conjunto de restos recuperados.

285
chos rasgos en Tell Halula. Del mismo modo ocurre en Hayaz Höyük, cuya indus-
tria lítica es muy parecida a la de Akarçay Tepe (Borrell, 2006). En Hayaz Höyük
los núcleos tampoco parecen dejar lugar a dudas. La sistemàtica de talla no es la
que se documenta en Halula y los productos con los rasgos característicods son
más bien escasos. Menos información se dispone de Gürcütepe II donde no hay
publicados dibujos de los núcleos ni se describe el método de talla bipolar utiliza-
do. Sin duda las llamadas “Palmyra Points” (Schmidt & Beile-Bohn, 1996) han sido
talladas mediante la offset bi-directional strategy pero desconocemos si la totalidad
de la talla bipolar que se documenta en Gürcütepe II, no sólo las puntas, se realiza
con esta sistemática de talla118.

La contextualización de los resultados en el valle medio del Éufrates permite plan-


tear que Akarçay Tepe podría estar marcando el límite de la utilización de este
sistemática de talla bipolar en el valle medio del Éufrates y probablemente en el
valle del Balikh, Gürcütepe II sea el yacimiento más septentrional donde se do-
cumenta este método (Figura 16) 119. Al sur de Gürcütepe II, los datos referentes
a la industria lítica de Sabi Abyad II y Tell Assouad evidencias fuertes similitudes
con Tell Halula, aunque no se puede establecer qué porcentaje del total represen-
tan los soportes laminares y los núcleos, tallados a partir de la offset bi-directional
strategy. En el valle del Éufrates, hacia el sur, los yacimientos contemporáneos a
Tell Halula (FO-8 a 14) y con una similitud enorme en la industria lítica tallada son
Bouqras, Abu Hureyra y Tell es Sinn. Los dos primeros representan asentamien-
tos de grandes dimensionesy presentan también grandes similitudes a nivel general
(Moore, 1975b; Akkermans et alii., 1981; Akkermans et alii.,1983; Roodenberg, 1986)
120
. En los tres yacimientos aparecen una gran cantidad de soportes laminares con
los rasgos característicos de la estrategia de talla documentada en Tell Halula. Es-
tos rasgos no sólo se limitan a las puntas de proyectil sino a otros útiles retocados
y soportes laminares sin retocar. Por otra parte, la presencia de núcleos (Moore,
1978, fig. 23; Moore, 1982: 12, fig. 4, nº b1121; Nishiaki, 2000: 87, nº 1 y 2) y de diversas
láminas técnicas (Nishiaki, 2000: 87, fig. 4.21) en Abu Hureyra sugiere que se trata
de la misma estrategia de talla, y, por otra parte, que la talla se ha realizado en el
yacimiento. En Bouqras, pese a que los núcleos son algo más anchos y no presen-

118 A nuestro parecer, la presencia, en algunas puntas Byblos, de la extracción en el lateral izquierdo
de la parte proximal de la cara ventral, no representa un elemento característico de éstas que
permita establecer una nueva categoría de proyectil: “Palmyra Points”.

119 A pesar de esto, mantenemos las dudas al respecto por las razones mencionadas.

120 En Tell es Sinn tan sólo se realizó una campaña de sondeos por lo que se desconoce su extensión
(Roodenberg. 1980b).

121 A partir de la sección longitudinal de este núcleo se puede observar claramente que las láminas
centrales obtenidas presentan el tercio proximal retorcido hacia la derecha.

286 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
tan claramente los rasgos identificados en los de Halula (Roodenberg, 1986:17 y 18),
la gran cantidad de láminas y útiles resultado de la offset bi-directional strategy deja
constancia de la utilización de ésta sistemática de talla en el yacimiento, aunque en
este caso no se puede determinar si el proceso de talla se llevó a cabo en el mismo
asentamiento o fuera de éste.

Por otra parte, el parecido entre la estrategia de talla bipolar documentada en


Bouqras y Abu Hureyra con el método utilizado en Douara Cave II ya había sido
remarcado con anterioridad (Nishiaki, 2000). De este modo, parece que el área
en el que se documenta la offset bi-directional strategy durante la segunda mitad del
VIIIº milenio cal. B.C. va desde Tell Halula y Gürcütepe II hasta Bouqras, limi-
tándose a los valles del Éufrates y del Balikh (Figura 17)122. Posteriormente, desapa-
rece de la región del valle medio del Éufrates y tan sólo se encuentra en los yaci-
mientos situados en el interior del desierto central de Siria, en Douara Cave II o
Thaniyyet Wuker. Esta zona no debe entenderse como algo estanco o aislado sino
que los intercambios de soportes laminares y útiles retocados sería común, tal y
como demuestra la presencia de pequeños porcentajes de útiles retocados, puntas
sobretodo, tallados mediante dicha sistemàtica de talla en Akarçay Tepe o incluso
más al norte, como Hayaz Höyük.

122 No descartamos la posibilidad de que se pueda documentar también en el valle de Khabour


aunque por el momento no disponemos de datos concretos al respecto, sólo las apreciaciones
hechas por A. M. T. Moore (Moore, 1978:183) sobre el gran parecido de la industria lítica de Abu
Hureyra con la del yacimiento de Tell Fakhariyya (Siria), ubicado en la parte alta del valle del
Khabour, cerca del yacimiento de Seker al-Aheimar. Por otra parte, en los niveles PPNB Reciente
de Seker al-Aheimar se ha documentado un escaso número de piezas con la extracción ventral
(Nishiaki, 2007).

287
Figura 17. Mapa del norte de Siria y sureste de Turquía donde se ha marcado en gris oscuro la zona donde,
a mediados del VIIIº milenio cal. B.C., se documenta la offset bi-directional strategy. En gris claro se
marca la región donde, durante el VIIº milenio cal. B.C., se documenta dicho método de talla bipolar.

6- La talla de láminas a partir de la offset bi-directional strategy parecer ser llevada


a cabo por la misma comunidad de Tell Halula. En el caso de las materias primas
procedentes de las terrazas del Éufrates (el grupo 5) se talla en el asentamiento. En
relación a dónde se tallaría el grupo 7, se mantienen dos posibilidades: en el mismo
poblado pero fuera del área excavada o fuera de éste, probablemente cerca de los
afloramientos primarios. La talla bipolar de ambas materias primas sería llevada a
cabo por parte de la comunidad neolítica de Halula y probablemente se trataría de
una producción doméstica123. No se trata pues de una producción que lleven a cabo
especialistas de fuera del poblado ni de dentro y que luego sea redistribuida según

123 Durante el PPNB, no parece que en Tell Halula haya un conocimiento restringido, entre unidades
domésticas, de los procesos técnicos complejos. Un ejemplo lo constituye, como se ha visto, la talla
bipolar. Otro ejemplo lo encontramos en la construcción de las casas. Todas están hechas del
mismo modo, con los mismos materiales, medidas parecidas, con la misma organización interna,
etc., siguiendo un patrón muy concreto y utilizando unas técnicas, complejas, concretas y sin que
se identifiquen restricciones en el conocimiento de los procesos técnicos (SAPPO, 2007).

288 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
las necesidades de cada unidad doméstica. Lo que probablemente sí que habría es
una organización de los componentes de esa unidad doméstica para que cada uno
llevara a cabo, de manera específica, algunos procesos de trabajo determinados.
Evidentemente, no todos los componentes de la unidad doméstica pueden hacer
exactamente los mismos trabajos y en las mismas proporciones, pero eso no quiere
decir que estén especializados sino que desarrollan trabajos específicos en base a
su edad, sexo, habilidades, rango social, etc.

Esta interpretación entra en contradicción con las realizadas por algunos autores
que afirman que la organización tecnológica de la producción de láminas-núcleos
naviformes implica una forma temprana de especialización artesanal (Wilke &
Quintero, 1994; Quintero & Wilke, 1995). También por otra parte, difiere de las
hipótesis que se plantean sobre una especialización técnica, que no artesanal (Ab-
bès, 2003), y de la hipotética existencia de un sistema de producción doméstico
y de otro sistema de intercambios organizado a distintas escalas (Astruc et alii.,
2003). Como ya ha quedado claro, en este trabajo no se considera suficiente mo-
tivo la complejidad de un método de talla concreto para establecer que se trata de
una producción especializada. A partir de esta premisa, y como han hecho otros
autores (Baird, 2001) hay que proponer o desmentir la especialización de dicho
proceso de producción en base al contexto social y económico en el que se en-
marca. Las mismas objeciones pueden ser hechas a las dos últimas hipótesis. Si
hay una producción doméstica, ésta debe ser claramente razonada en cada caso y
si hay un sistema de intercambio también. Por otra parte, hay dos aspectos delica-
dos en la explicación propuesta por dichos autores. En primer lugar se utilizan los
hallazgos de dépots, reserves y caches para explicar estos intercambios, lo que resulta
acertado, pero hay que interpretarlos en su contexto y de manera individualizada,
puesto que se trata de hallazgos de muy distinta naturaleza y procedentes de una
amplia región geográfica. Cada uno de estos hallazgos debe ser interpretado, pues,
en el marco de la totalidad de la industria lítica de ese yacimiento. Por otra parte,
el marco geográfico y cronológico es demasiado general como para que se pueda
interpretar como un todo y utilizar, como se hace, como hipótesis para contra-
decir la presencia de una especialización económica (Astruc et alii., 2003: 75). El
segundo aspecto a tener en cuenta en tal planteamiento es cuando se intenta jus-
tificar la existencia de los intercambios. A nuestro parecer, la presencia de dépots,
reserves y caches no explica, por si misma, la existencia de intercambios. Tampoco
se comparte el razonamiento que se hace mediante el cual la segmentación124 en el
tiempo y/o espacio del proceso de talla del “sílex chocolate” (grupo 7) estaría ex-
plicando la existencia de intercambios extracomunitarios (Astruc et alii., 2003: 74,
nota 73). Finalmente, esta hipótesis se platean sin haber estudiado antes, y por tanto

124  Esta segmentación se afirma pero no se demuestra.

289
sin valorar, el conjunto de la industria lítica tallada de los yacimientos a los que se hace
referencia: Tell Halula y Akarçay Tepe. En contra de todo esto, los datos obtenidos
tras el estudio del registro lítico tallado de las FO 8 a 14 de Tell Halula sugieren que
la talla laminar bipolar documentada en Halula (offset bi-directional strategy) podría
ser realizada en el ámbito doméstico de manera específica, que no especializada,
por parte de algunos de los componentes del grupo. Esta especificidad en la talla
se entiende también en otros procesos de trabajo sin que se de una restricción de
los conocimientos técnicos entre las distintas unidades domésticas, ni dentro de
la misma. Esta producción doméstica también podría ser intercambiada entre las
distintas unidades domésticas y salir del asentamiento en forma de intercambios o
regalos con otras comunidades. De ahí la presencia de soportes laminares o puntas,
básicamente, realizadas a partir la sistemática aquí definida en yacimientos, como
Akarçay Tepe, donde la talla bipolar se realiza de modo distinto (Borrell, 2006;
Borrell, en prensa b).

Finalmente hay que aclarar que el hecho de que en Tell Halula, la talla bipolar
no sea fruto de especialistas y que sea realizada por la misma comunidad no ex-
cluye, como se ha dicho que en otros yacimientos con otros contextos sociales y
económicos se pueda identificar una producción y un artesanado especializados,
o una especialización técnica. Eso sí, no hay que olvidar que, a nuestro entender,
la industria lítica no puede ser interpretada de modo ajeno al resto de procesos de
trabajo de la comunidad, por lo que habría que explicar cómo se integra la figura
del tallador especializado en una sociedad donde el resto de procesos de trabajo no
lo son. ¿O es que también lo son?125.

V.2.3. Los útiles retocados

En relación a los útiles retocados los puntos a destacar son:

1- El porcentaje de retocados en las Fases de Ocupación 8 a 14 es del 30% del total


de restos líticos, oscilando entre el 24% y el 42% según las distintas FO. Estos por-
centajes son algo inferiores durante las FO precerámicas anteriores y posteriores y
claramente más bajas a partir de las primeras ocupaciones cerámicas.

2- Durante las FO-8 a 14, la técnica de retoque utilizada es, en más del 99% de los
casos, el retoque mediante percusión. En las FO anteriores se da el mismo fenó-
meno, mientras que en las posteriores aparece el retoque a presión aunque en un

125 Algunos autores afirman por ejemplo que la producción de cal, quemando piedras calizas, podría
tratarse de otro trabajo especializado (Quintero & Wilke, 1995).

290 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
porcentaje mínimo, casi anecdótico puesto que su presencia se limita a la elabora-
ción de un reducido número de puntas Amuq, a finales del VIIIº milenio cal. B.C..
Posteriormente, durante las Fases de Ocupación cerámicas, se generaliza su uso
para la formatización de algunos útiles concretos aunque el retoque mediante per-
cusión sigue siendo mayoritario. La aparición del retoque mediante presión tam-
bién se documenta en las últimas ocupaciones precerámicas de Bouqras (Rood-
enberg, 1986) y Abu Hureyra126 (Moore, 1975ª; Moore, 1978; Moore, 1979; Moore
et alii., 2000), así como en los yacimientos de Sabi Abyad II (Verhoeven, 1994;
Copeland & Verhoeven, 1996; Verhoeven, 1998) y Gürcütepe II (Beile-Bohn et alii.,
1998) situados en el valle del Balikh. En los yacimientos situados en el valle del Éu-
frates en dirección norte, el retoque a presión aparece con unas cronologías ligera-
mente anteriores y en porcentajes también algo superiores. Los datos procedentes
de Akarcay Tepe (Borrell, 2006) sitúan la aparición del retoque a presión en esta
zona alrededor del 7300 cal. B.C. aproximadamente y su generalización a durante
el último cuarto del VIIIº milenio cal. B.C.

En el material estudiado de Tell Halula, tan sólo en una ocasión se ha documen-


tado el llamado retoque Abu Gosh. Se trata de un probable fragmento proximal de
una punta cuyo pedúnculo presenta este retoque (Lámina 23, nº 7).

3- En general, se observa una preferencia clara del grupo de sílex 7 y de las lámi-
nas bipolares para elaborar los útiles retocados durante las FO-8 a 14. Del mismo
modo ocurre durante las FO-1 a 10, aunque el porcentaje de sílex grupo 7 es menor.
Esta selección tan clara de la materia prima y el soporte empieza a cambiar en las
últimas FO precerámicas. Durante las FO-20 a 32 la mayor parte de útiles reto-
cados son lascas y las materias primas utilizadas proceden principalmente de las
terrazas del Éufrates. Esta evolución debe enmarcarse en el descenso que se da,
paralelamente, de la talla bipolar y de la menor presencia de sílex grupo 7. El mis-
mo fenómeno se observa en otros yacimientos como por ejemplo Akarçay Tepe,
donde al bajar gradualmente la talla bipolar, también lo hace el número de útiles re-
tocados utilizando láminas bipolares (Borrell 2006, Borrell 2007b, Borrell en prensa
b). Por contra, en Akarçay, donde el grupo 7 permanece estable, lo que se observa es
un descenso en la utilización del grupo 5 para la realización de retocados, en favor de
aquellas variedades menos aptas para la talla y que son abundantes en las paleoterrazas
del Éufrates. En conclusión, lo que se observa es el mismo fenómeno de desinversión
en la selección de las materias primas y soportes para hacer los útiles retocados.

126 El autor documenta que durante las ocupaciones precerámicas, el retoque es abrupto y afecta a
una reducida parte de la pieza. Por el contrario durante las últimas ocupaciones precerámicas
aparece el retoque invasor, escamoso, realizado mediante presión y que se generalizará durante
las ocupaciones cerámicas del tell (Moore, 1978: 168).

291
La selección de la materia prima y el soporte se da según el tipo de útil retocado a
realizar. Las puntas de proyectil, láminas retocadas, piezas lustradas, perforadores,
splintered pieces y buriles están hechos en su mayoría con láminas, sobretodo bipolares,
y con el grupo 7. Para hacer los raspadores, muescas, raederas, lascas retocadas y den-
ticulados se usan las lascas de sílex procedente de las paleoterrazas del Éufrates.

4- El “tool kit” de las FO-8 a 14 está formado por un reducido y estandarizado núme-
ro de categorías. Los útiles retocados más numerosos son las puntas de proyectil,
las láminas retocadas, piezas lustradas y raspadores. En menor medida aparecen
los buriles y las lascas retocadas mientras que el resto de útiles retocados aparecen
en pequeños porcentajes. Las mismas categorías de útiles y en porcentajes simi-
lares son frecuentes en muchos de los yacimientos127 de la segunda mitad del VIIIº
milenio cal. B.C. en el valle del Éufrates y del Balikh como: Bouqras (Roodenberg
1986), Abu Hureyra 2b128 (Moore; 1975a; Moore, 1978; Moore, 1979), Akarçay Tepe
(Borrell, 2006; Borrell, en prensa b), Gritille (Davis, 1988), Gürcütepe II (Beile-
Bohn et alii., 1998), Sabi Abyad II (Verhoeven, 1994; Copeland & Verhoeven, 1996),
Tell Assouad (Cauvin, 1972; Cauvin, J., 1974). Este conjunto de herramientas reto-
cadas se mantiene más o menos estable, en sus proporciones, durante las FO-1 a
14 de Tell Halula. En las últimas FO precerámicas, junto con el descenso de la talla
laminar bipolar y del número de retocados, la tipología de los útiles retocados em-
pieza a cambiar, de modo que en las ocupaciones cerámicas del tell predominan las
lascas retocadas, los denticulados, los buriles y las muescas. Esta misma evolución
se ha documentado en Akarçay Tepe a lo largo del tercer cuarto del VIIIº milenio
Cal. B.C. (Borrell 2006; Borrell, en prensa b). Este utillaje lítico menos estandari-
zado, con nuevas morfologías y basado principalmente en la utilización de lascas
es también común en Kumartepe (Roodenberg, 1989; Baykan, 1998), Mezraa-Tel-
eilat (Coşkunsu, 2002), Damishliyya (Akkermans, 1989), Sabi Abyad I (Verhoeven,
1999), Tell el-Kerkh 2 (Arimura, 2003ª; Arimura, 2003b), la fase cerámica de Abu
Hureyra (Moore, 1975a) y los últimos niveles de Bouqras (Roodenberg, 1986).

5- Las puntas de proyectil representan un 22% de los útiles retocados y este porcen-
taje oscila entre el 17% y el 35% entre las FO 8 a 14. Es la categoría más representa-
da después de las láminas retocadas. En porcentajes similares aparecen durante las
FO precerámicas del tell descendiendo durante las primeras ocupaciones cerámi-

127 Especialmente en los de hábitat, puesto que si se trata de sitios de talla el porcentaje y la


composición de los útiles puede variar mucho. Un ejemplo de este fenómeno es el yacimiento de
Hayaz Höyük (Roodenberg, 1989).

128 En Abu Hureyra, A. M. T. Moore destaca la escasa variedad de los tipos de útiles retocados,
básicamente puntas de proyectil, raspadores, buriles, perforadores y hojas de hoz (Moore 1978).

292 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
cas (FO-20 a 32)129. Para la elaboración de estas puntas hay una clara selección de la
materia prima. El grupo de sílex 7 es la materia prima escogida para la producción
de la gran mayoría de las puntas. Un buen número de ellas están hechas también
con el grupo 5, procedente de las terrazas del Éufrates. El soporte utilizado es la
lámina. Son láminas bipolares centrales, apuntadas, de plena explotación y sección
trapezoidal, obtenidas a partir de la offset bi-directional strategy. Un buen número
de estos soportes bipolares presentan un perfil retorcido hacia la derecha, una ex-
tracción en la parte proximal izquierda de la cara ventral y a menudo la punta tor-
cida hacia la izquierda. El índice de reutilización de éstas es bastante elevado130. A
nivel tipológico y tecnológico se documenta una gran homogeneidad. Las puntas
de Tell Halula son básicamente puntas Byblos y están hechas, como se ha visto, del
mismo modo131. El retoque es escaso, realizado mediante percusión y se localiza
principalmente en el extremo distal y en el tercio proximal. Esta homogeneidad se
convierte en heterogeneidad cuando tenemos en cuenta las medidas y el peso. Las
mayores similitudes las encontramos con los yacimientos de Bouqras, Abu Hure-
yra, Tell Assouad y Sabi Abyad II y Tell es Sinn, donde las puntas de proyectil apa-
recen en altos porcentajes, la inmensa mayoría son Byblos y un gran número de ellas
presentan los rasgos característicos de la offset bi-directional strategy. En el caso de
Bouqras, cuyo material lítico fue objeto de una detallada publicación (Roodenberg,
1986), los paralelos de los niveles 9 a 11 con las FO-8 a 14 de Halula son enormes.
Casi todas las puntas de este nivel son Byblos, se documenta una gran diversidad
en el tamaño y por tanto el peso de los proyectiles así como su fuerte reutilización
como proyectiles o buriles (Roodenberg, 1986: 45, 46 y 47). En uno de los casos, la
punta, tiene tan descentrado el pedúnculo que el autor la llama una punta à cran
(Roodenberg, 1986: 46, nº 7). Este fenómeno es característico del uso de la offset
bi-directional strategy y en Tell Halula hay algún caso muy parecido (Lámina 1, nº 1;
Lámina 9, nº 9). En Abu Hureyra, cuyas puntas son también muy parecidas, este
fenómeno también se documenta (Moore, 1985, fig. 1.15). En relación al tamaño,
las puntas Byblos de estos yacimientos también presentan una gran diversidad de
tamaños así como en el peso. Finalmente cabe destacar que en todos estos casos,

129 Es en las últimas ocupaciones precerámicas de Halula y las cerámicas donde se diversifica la
tipología de las puntas, con la generalización de las puntas Amuq y Ugarit.

130 La presencia de esta característica extracción en el tercio proximal de la cara ventral en puntas
Byblos está atestiguada en yacimientos contemporáneos a Tell Halula tanto del sureste de Turquía
como del norte de Siria: Tell Assouad (Cauvin, 1972; Nishiaki, 2000), Sabi Abyad II (Verhoeven, 1994;
Verhoeven, 1998), Gürcütepe II (Schmidt & Beile-Bohn, 1996; Schmidt, 2000), Bouqras (Roodenberg,
1986) o Abu Hureyra (Moore, 1975ª; Moore, 1978; Moss, 1983), Thaniyyet Wuker (Fujii et alii., 1987),
Akarçay Tepe y Hayaz Höyük (Roodenberg, 1989).

131 La casi totalidad de las puntas de las FO-8 a 14 de Halula son Byblos. Sólo un par de casos podrían
ser puntas Amuq. Estas junto con las Ugarit, no aparecen hasta las FO cerámicas. Del mismo
modo ocurre en Abu Hureyra donde las puntas Amuq, con retoque a presión, aparecen en los
niveles cerámicos (Moore, 1978).

293
las puntas están realizadas con escaso retoque, concentrado en la elaboración de
pedúnculo y en el tercio distal de la pieza, dando a la punta, según uno de los au-
tores, un aspecto rudimentaire característico de la realización de estos útiles en la
región (Roodenberg, 1980b). Estas puntas hechas con láminas centrales obtenidas
a partir de la misma sistemática bipolar documentada desde Bouqras hasta Halula
o Gürcütepe II, son muy distintas de la mayor parte de las recuperadas en Akarçay
Tepe o Hayaz Höyük. En estos yacimientos, a pesar de que el soporte utilizado es
la lámina bipolar, la heterogeneidad, no sólo en el tamaño, de los soportes y por
tanto de las puntas es mucho mayor y a menudo la sección transversal de las lámi-
nas es triangular.

Por otra parte, el gran número de puntas, su diversidad, tanto en el tamaño como
el peso, y la presencia de elementos cuya efectividad como proyectiles está en en-
tredicho, sugiere la posibilidad de que algunas de las supuestas puntas de proyectil
tengan otro uso (Borrell & Molist, 2007). Dentro de la categoría de proyectiles ya
se incluyen las puntas de flecha, de jabalina o lanza, lo que aumentaría la variabili-
dad en tamaño y peso. A pesar de esto hay que seguir contemplando la posibilidad
de que algunas puntas sean cuchillos u otro tipo de herramientas. En relación a
este tema, varios autores han propuesto que una parte de lo que tipológicamente
responde a puntas de proyectil no lo son (Moss, 1983; Coşkunsu & Lemorini, 2001;
Astruc, 2004). Estos y otros autores han demostrado a partir del análisis funcional
que algunos útiles clasificados como puntas han participado en distintos procesos de
trabajo que nada tienen que ver con la supuesta función de un proyectil, por lo que
se trataría más bien de cuchillos o herramientas multifuncionales. Ante esta utiliza-
ción “alternativa” de algo que tipológicamente responde a una punta de proyectil,
se ha propuesto también que puede tratarse de una perduración cronológica de una
morfología, de proyectil, pero cuya utilización ya es otra (Astruc, 2004). Son varios
los trabajos que han puesto sobre la mesa la necesidad de realizar con mucha cautela
la interpretación de conjuntos líticos donde las puntas representan unos porcentajes
muy elevados. Esta nueva perspectiva a la hora de interpretar las puntas de proyectil
no debe llevar al otro extremo y afirmar que todo son cuchillos y nada proyectiles132.
Llegados a este punto lo difícil es establecer qué son proyectiles y cuales otras herra-
mientas (cuchillos, lanzas, etc.) puesto que en este aspecto los estudios funcionales
no son resolutivos debido a que se analiza una mínima muestra de la población y que
no se puede establecer un patrón, a posteriori del estudio de la muestra, que permita
a nivel macroscópico diferenciar unos útiles de otros.

132 En este aspecto hay que remarcar que la caza está atestiguada en estas cronologías aunque
hay que valorar el rol que juega en cada yacimiento como actividad de subsistencia. Por otra
parte, aunque mínimos, hay casos de la utilización de los proyectiles no sólo en las actividades
cinegéticas sino como arma de guerra (Moore, 1978; Moore, 1979).

294 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Finalmente, el otro aspecto a destacar tras el análisis de los materiales ha sido la
constatación del uso de la cal como sustancia adhesiva para enmangar lo que mor-
fológicamente responde a la categoría de puntas de proyectil. El uso de la cal, cu-
riosamente, tan sólo se ha documentado en puntas Byblos, de diversos tamaños, y
no en el resto de útiles retocados (Borrell & Molist, 2007).

6- La piezas con lustre representan alrededor de un 10% de los útiles retocados en


las FO-8 a 14. Este porcentaje se mantiene con pequeñas variaciones durante todas
las Fases de Ocupación precerámicas y experimenta un ligero descenso en las pri-
meras ocupaciones cerámicas de tell. Estas proporciones son similares en distintos
yacimientos neolíticos de la zona, tanto contemporáneos como algo anteriores o
posteriores. En Dja’de, PPNB ancien, representan el 8% del utillaje retocado (Co-
queugniot, 1994), en Tell Assouad un 10% (Cauvin, 1972; Cauvin, 1973), en Gür-
cütepe II el 17% (Beile-Bohn et alii., 1998), en Mezraa-Teleilat el 12% (Coşkunsu,
2002) y en Akarçay Tepe entre un 15% y un 6,5% según las distintas Fases Líticas
establecidas (Borrell, 2006), documentándose además, como en Halula, un ligero
descenso de los porcentajes en las dos Fases Líticas cerámicas133. El dato referente a
las hojas de hoz en Tell Bouqras resulta extremadamente bajo, un 1,1% del total de
retocados134 (Roodenberg, 1986).

Para la elaboración de las hojas de hoz se documenta un elevado grado de selección


de la materia prima y del soporte. La mayor parte de las hojas de hoz están hechas
con el grupo de sílex 7 así como con el grupo 5. Las láminas utilizadas son princi-
palmente bipolares centrales, a menudo con el perfil derecho retorcido hacia la
derecha y una extracción en el lado izquierdo, en la parte proximal de la cara ven-
tral. En otras ocasiones, se utilizan las pequeñas y estrechas láminas laterales fruto
también de la talla bipolar. La utilización de láminas bipolares enteras, talladas me-
diante la offset bi-directional strategy es un hecho bien atestiguado en Abu Hureyra
(Moore, 1978: fig. 29; Moore 1985: 12, fig. 4 a). Llama la atención, por tanto, la casi
nula utilización de las lascas como soporte para la fabricación de hoces en Tell Ha-
lula. En relación al lustre, en la FO-8 a 14 es principalmente paralelo al filo de la
pieza. Este dato junto con las marcas de betún135 que aparecen en casi la mitad136 de
las piezas, lleva a interpretar que las hojas de hoz van insertadas paralelas al mango,

133 El descenso de las hojas de hoz, paralelo a la de los útiles retocados, es aún más marcado en
periodos posteriores. Tan sólo como ejemplo, el yacimiento de Kazane (Late Halaf) donde no
aparece ninguna hoja de hoz a pesar de cribar todo el sedimento (Bernbeck, 1996).

134  El autor no encuentra explicación a tal dato.

135 El betún es, en Tell Halula, la única sustancia adhesiva documentada para la fijación de las hojas
de hoz en el mango.

136 En Tell Assouad este porcentaje también se sitúa alrededor del 50 % (Cauvin, 1972; Cauvin, 1973).

295
que según los datos disponibles, sería curvado. El resultado sería una hoz de con-
siderables dimensiones. De este modo, queda atestiguada, a mediados del VIIIº
milenio cal. B.C., la existencia de hoces curvas de grandes dimensiones y formadas
por grandes láminas bipolares enteras insertadas de manera paralela al mango. Es-
tos datos corrigen anteriores interpretaciones realizadas en Tell Halula donde se
propone la existencia durante el PPNB medio de hoces con el mango recto debido
a la existencia de grandes láminas con lustre paralelo (Molist et alii., 2001). Tal y
como se ha visto, las dimensiones de una lámina con lustre paralelo no explican por
si mismas que el mango sea recto. Por otra parte, paralelamente se documentan las
primeras experiencias con elementos insertados oblicuos al mango (FO-10), que
probablemente también sería curvado. De este modo, Tell Halula, junto con Abu
Hureyra, contrastan con los yacimientos contemporáneos de Tell Assouad y Sabi
Abyad II o algo posteriores como Damishliyya, situados en el valle del Balikh. En
Tell Assouad no son raras las lascas con forma de triángulos o segmentos utilizados
como elementos de hoz (Cauvin, 1973). En este mismo yacimiento y en Sabi Ab-
yad II (Copeland & Verhoeven, 1996) también son escasas las grandes láminas que
se utilizan tan a menudo en Halula para la confección de hoces. Por el contrario,
predominan los segmentos de lámina con truncadura distal. En estos yacimientos,
la mayoría de las hojas de hoz presentan tanto el lustre como el betún oblicuos al
filo y se han interpretado como parte de hoces curvas con los elementos de hoz
enmangados de manera oblicua al mango formando un filo dentado (Cauvin, 1972;
Cauvin, 1973; Copeland & Verhoeven, 1996). Hoces también curvas pero con las
hojas de hoz insertadas de manera paralela al mango, también se han documen-
tado en el valle medio del Éufrates (Kosak Shamali) y del Balikh (Sabi Abyad I)
durante el Late Pottery Neolithic (Nishiaki & Matsutani, 2001; Nishiaki, 2001a).
En el mismo valle del Balikh, otro ejemplo de hoz curva de grandes dimensiones
se documenta en Gürcütepe II. En la casa 6 del Early Level se encontró una hoz
curvada compuesta por ocho segmentos de lámina insertados de manera paralela al
mango formando un filo continuo de 33 cm. (Hauptmann, 1999; Schmidt, 2000).

En el valle del Éufrates se encuentra una situación bastante distinta y a la vez hetero-
génea. En Bouqras, los pocos elementos de hoz recuperados también son fragmen-
tos de láminas y lascas, muchas de ellas con truncadura distal oblicua, lo que les da
un cierto aspecto triangular o trapezoidal (Roodenberg, 1986). El lustre puede ser
tanto oblicuo como paralelo, por lo que se propone que simultáneamente se pueden
encontrar hoces curvas con los elementos insertados de forma paralela y oblicua. En
Abu Hureyra, poco se conoce sobre la forma de las hoces y de los elementos que
las componen aunque por el hecho de que sean láminas enteras con lustre paralelo,
como en Tell Halula, permite plantear la hipótesis de que las hoces de Abu Hureyra
serían muy similares a las de Halula. En dirección norte, el panorama es aún más di-
verso. En la mayoría de los yacimientos situados entre Akarçay Tepe y Gritille duran-

296 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
te la segunda mitad del VIIIº milenio el soporte utilizado son fragmentos de láminas
unipolares de morfología extremadamente regular y con el lustre, en su mayoría, pa-
ralelo al mango. Estos datos permiten inferir una inserción paralela al mango y que
probablemente éste sería curvado. No será hasta las últimas ocupaciones precerámi-
cas donde, en yacimientos como Akarçay Tepe (Borrell, 2006), se observa una mayor
utilización de las lascas y un aumento del lustre oblicuo. Este fenómeno culmina en
las Fases Líticas 1 y 2, durante la primera mitad del VIIº milenio cal. B.C. A pesar de
esta tendencia, en el yacimiento vecino de Mezraa-Teleilat, tanto las láminas y lascas
de las ocupaciones cerámicas presentan el lustre paralelo al filo (Coşkunsu, 2002).

En el este de Siria y Oeste de Irán, los trabajos realizados por Frank Hole (Hole,
2001) con piezas de sílex con lustre de cereal de la región de Deh Luran, represen-
tativos de una secuencia temporal que abarca desde el 7600-3100 cal B.C., han
puesto de relieve la ausencia, en esta zona, de piezas con lustre oblicuo137.

En el oeste de Siria, en la parte alta del valle del Orontes, los soportes utilizados para
la realización de hojas de hoz son láminas unipolares de morfología muy regular. Del
mismo modo ocurre en los yacimientos de Tell Ain el-Kerkh, Nebi Mend (Nishiaki,
2000), Tell al-Judaidah (Braidwood & Braidwood, 1960; Crowfoot-Payne, 1960), Tell
el-Kerkh 2 (Arimura, 2003a). En esta región, durante la segunda mitad del VIIIº mi-
lenio cal. B.C., el lustre es paralelo al filo de la pieza por lo que se interpreta que el
enmangue de las piezas sería paralelo al mango (Arimura, 2001; Arimura, 2003a).

A modo de resumen, se puede establecer que en los valles del Balikh, Éufrates y
Orontes se documenta, durante la segunda mitad del VIIIº milenio cal. B.C., una
fuerte diversidad en la fabricación de las hoces (forma y enmangue) así como en los
soportes utilizados para su confección. Se documenta claramente la coexistencia
de hoces curvas, a menudo de grandes dimensiones, cuyos elementos de hoz pue-
den ser lascas o láminas y cuyo enmangue puede ser tanto paralelo al mango como
oblicuo. Esta coexistencia existe a menudo dentro del mismo yacimiento, mien-
tras que en otros yacimientos predomina casi exclusivamente uno u otro sistema
de enmangue. Una explicación cronológica (Nishiaki, 2001b) o geográfica a tal fe-
nómeno parece poco plausible a nivel general para todo el Levante Norte, aunque
puede ser válida en algunos yacimientos concretos, por lo que tal vez se deba tener
en cuenta una explicación funcional138.

137 En los materiales estudiados, el lustre es paralelo al filo de la pieza, ya se trate de una lámina o
de una lasca (Hole, 2001).

138 A tal efecto, F. Hole propone una reflexión sobre la función y eficacia de las “hoces” con filo
dentado y plantea la hipótesis de en algunos casos, las “hoces” con filos dentados podrían tratarse
de herramientas utilizadas para cortar la lana de las ovejas, tarea que también podría desarrollar
lustres en los filos parecidos a los del cereal (Hole, 2001).

297
Por otra parte, se ha establecido por parte de algunos autores, que la aparición de
las hoces curvas, con el filo dentado realizadas con segmentos de láminas unipola-
res muy regulares puede tener relación con un aumento de la productividad (Ibá-
ñez et alii., 1999; Arimura, 2003). Los hallazgos realizados en Tell Halula (FO-12,
7590-7510 cal. B.C.), que han permitido documentar hoces de grandes dimensio-
nes, con el mango curvado y fabricadas a partir de grandes láminas bipolares, han
puesto de relieve un elevado nivel de desarrollo en la fabricación de herramientas
para la producción agrícola, por lo que cabe plantear dudas sobre el momento de
intensificación de las tareas agrícolas (Borrell, 2006; Borrell & Molist, 2007). La
eficacia durante la siega del cereal, de una hoz como la recuperada en Tell Halula
sería equivalente a las que, en cronologías posteriores, se han asociado la intensi-
ficación agrícola por lo que se puede plantear como hipótesis que ésta intensifica-
ción de las prácticas agrícolas se podría documentar a mediados del VIIIº mileno
cal. B.C. Tal hipótesis debe ser tomada como punto de partida y a contrastar con el
registro arqueológico que puede aportar información sobre la organización de los
procesos productivos relacionados con la producción agrícola (silos, arados, trillos,
intensidad de los rastros de uso, etc.).

Del mismo modo que el lustre de una lámina o lasca puede ser fruto de otro pro-
ceso de trabajo, también se documentan útiles con lustre que morfológicamente
pertenecen a otra categoría de útiles retocados. La presencia de lustre en puntas y
otras tipologías de útiles se ha demostrado recurrente, aunque nunca abundante,
en diversos yacimientos con ocupaciones precerámicas y cerámicas del norte de
Siria y sureste de Turquía: en los niveles PPNB antiguo de Dja’de (Coqueugniot,
1994: 323, fig. 6, nº 4; pág. 320, fig. 5, nº 5), los niveles de PPNB reciente de Sabi Ab-
yad II (Astruc, 2004), Bouqras (Roodenberg, 1986: 58, nº 4), los de PPNB reciente/
Early Neolithic de Gritille (Voigt, 1985, fig. 18 i), de Sabi Abyad I (Verhoeven, 1999)
así como en Cafer (Cauvin & Balkan-Atlı, 1985) o Çayönü (Coşkunsu & Lemorini,
2001). En estos yacimientos, la explicación mayoritariamente aceptada por los au-
tores es la de la reutilización de los útiles y la de la multifuncionalidad de éstos, sin
que ambos planteamientos sean excluyentes. En Tell Halula también se documen-
tan algunos casos que con los datos disponibles y su baja representatividad parecen
haber sido el resultado de la reutilización del soporte, aunque el orden de las tareas
realizadas resulta en extremo difícil de establecer.

7- En relación a los buriles y los raspadores, cuya presencia en Tell Halula es abun-
dante y constante en las distintas FO, hay que decir que se trata de una tipología
de útil muy recurrente en la mayoría de yacimientos. Frecuentemente, cuando el
soporte es laminar, pueden llegar a aparecer en una misma pieza un buril diedro
y un raspador frontal. Tal y como se ha apuntado anteriormente podría tratarse,
no de una reutilización, sino de dos útiles en un mismo soporte. Por otra parte,

298 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
también cabe la posibilidad de que los golpes de buril formen parte del proceso de
formatización de la pieza para su enmangue. Esta misma asociación de buril diedro
y raspador en un mismo soporte laminar también se ha observado en Bouqras (Ro-
odenberg, 1986: 58, nº 9, 10 y 11), acercando aún más los conjuntos líticos de estos
dos yacimientos. También en este yacimiento, son abundantes los raspadores sobre
lascas y láminas, tanto simples como dobles y a menudo con la extracción proximal
en su cara ventral. A modo de curiosidad uno de los raspadores dobles sobre lámi-
na presenta lustre en el lateral derecho, exactamente la misma pieza que en Halula
(Lámina 13, nº 18). Un gran parecido se documenta con los buriles de Abu Hureyra.
En este yacimiento son abundantes, especialmente los buriles diedros hechos so-
bre lámina. Por otra parte, también se documenta la recurrente utilización de los
proyectiles como buriles, especialmente diedros (Moore, 1978, fig. 27; Moss, 1983).

Por otra parte, en Tell Halula se ha documentado la presencia de un doble buril


simple sobre un frente recto y retocado. Esta tipología de buril es muy poco fre-
cuente en Halula y en los yacimientos contemporáneos a éste. Tan sólo se han en-
contrado paralelos en Abu Hureyra (Moore, 1978, fig. 27). Con cronologías ante-
riores puede encontrarse en los yacimientos de Göbekli Tepe (Beile-Bohn et alii.,
1998: 57, nº 1, 2 y 3) y Nevali Çori (Schmidt, 1988).

Respecto a los raspadores, frontales o dobles, éstos son a menudo realizados a


partir de láminas bipolares enteras que presentan la característica extracción en
la cara ventral. Del mismo modo ocurre en Abu Hureyra (Moore, 1978, fig. 26) y
Bouqras (Roodenberg, 1986). En el primero de estos yacimientos también son fre-
cuentes, como en Halula, los raspadores circulares fruto del retoque de la totalidad
de sus filos (Moore, 1978, fig. 26).

8- La presencia de un conjunto homogéneo, aunque no abundante, de splintered


pieces en sílex, resulta una novedad en el utilllaje lítico de Halula y de la región del
valle medio del Éufrates. En pocos yacimientos se hace referencia a la presencia de
esta tipología de útil, aunque tal fenómeno puede deberse más a una falta de aten-
ción hacia dicho tipo de útil que a una real ausencia de dicho útil. Más abundantes
y con una amplia representación geográfica son las splintered pieces”realizadas en
obsidiana. Sin la intención de ser exhaustivo cabe mencionar su presencia en Cafer
Höyük (Cauvin & Balkan-Atlı, 1985), Musular (Kayacan, 2003), Tell Kashkashok
(Nishiaki, 2000:195, fig. 10) o Douara Cave (Nishiaki, 2000) 139. Queda clara su ex-
tensa distribución geográfica como cronológica. En relación a su uso, como se ha
apuntado parece estar relacionado con el trabajo de algún tipo de materia dura
como piedra, hueso o madera, tal y como se ha sugerido para Tell Halula o Musular

139  Fase 3, Sector Este.

299
(Kayacan, 2003). A pesar de esto queda por resolver exactamente en que procesos
de trabajo concretos participan estas herramientas.

9- Otro de los aspectos a destacar sobre el utillaje lítico retocado de Tell Halula es
la total ausencia de taladros o microperforadores. A pesar de la presencia, aunque
no abundante, de perforadores no se ha recuperado en las FO-8 a 14 ningún tala-
dro y en la información disponible de las FO-1 a 10 y FO-11 a 19 no se hace ninguna
referencia a ninguno de estos útiles. Este dato es curioso puesto que tales útiles
se relacionan principalmente con el proceso de fabricación de cuentas de collar.
Las cuentas, formando parte de collares, brazaletes, diademas y colgantes, son un
objeto abundante en las sepulturas de Tell Halula que, como se ha visto, se encuen-
tran en el interior de las casas (Molist, 1996ª; SAPPO, 2007). Las formas y tamaños
son variables predominando las cuentas llamadas papillon o butterfly de considera-
bles dimensiones y las discoidales pequeñas. Las materias minerales utilizadas son
también muy distintas aunque las más frecuentes son la cornalina y la turquesa.
La presencia de cuentas o fragmentos de ellas fuera de las estructuras de ente-
rramiento es un hecho excepcional. La presencia de un relativamente importante
número de cuentas junto con la ausencia de drillers o taladros sugiere que, como
mínimo, la elaboración de la cuenta y su perforación se realizaron fuera del área de
excavación, sin poder, a priori establecer dónde se llevó a cabo. Por otra parte, y tal
como se ha indicado, se observa un claro contraste entre la abundante presencia de
microperforadores y taladros en los yacimientos de la zona septentrional del valle
medio del Éufrates (de la región de Adiyaman hasta Akarçay aproximadamente) y
la casi total ausencia de estos útiles en los yacimientos situados más al sur, tanto
en el valle del Éufrates como del Balikh. En Abu Hureyra la presencia de taladros
es también muy escasa. Los perforadores son, en este yacimiento, de considerables
dimensiones140 y muy parecidos a los que documentamos en Halula (Moore, 1978,
fig. 28). Por el contrario, en Tell Bouqras sí aparecen los microperforadores y se
propone su utilización para la perforación de materias duras con la ayuda de un
pequeño arco (Roodenberg, 1986: 70-73).

10- Por último hay que decir que a pesar de la homogeneidad del conjunto de útiles
retocados pertenecientes a la FO-8 a 14, hay una serie de elementos que deben ser
destacados puestos que se trata de tres útiles con una fuerte carga cronocultural
que no encaja con la cronología absoluta de las FO estudiadas ni con el conjunto
de la industria lítica. Se trata de una punta de Khiam (Lámina 9, nº 19), un frag-
mento proximal de una punta con un pequeño pedúnculo redondeado (Lámina
9, nº 11) y de una herminette. Los tres representan una categoría de útil retocado
que a mediados del VIIIº milenio había desaparecido del valle del Éufrates pero

140  Este tipo de perforadores son coloquialmente conocidos como “mechas”.

300 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
que resulta común en los yacimientos de Mureybet Fases I a IVA (Cauvin, 1994ª;
Abbès, 2003; Sánchez Priego & Brenet, 2007), Dja’de (Coqueugniot, 1994, 2000) o
Cheikh Hassan (Abbès, 2003) con cronologías muy anteriores a Tell Halula. El he-
cho de que se trate de tan sólo tres elementos no permite plantear la hipótesis de
una perduración tipológica. También se descarta la posible contaminación de los
estratos de los que proceden y de que se trate de materiales rodados procedentes
de largas distancias. Ante tal hallazgo sólo nos queda la posibilidad de que se trate
de una recolección ocasional llevada a cabo por algún habitante de Halula. Esta
hipótesis no permite establecer si estos materiales fueron recogidos cerca o lejos
del asentamiento neolítico de Halula.

VI. CONCLUSIONES

En primer lugar cabe destacar la calidad así como la cantidad del registro lítico
estudiado y, en segundo lugar, lo interesante que resulta la horquilla cronológica
comprendidada entre las FO 8 a 14 de Tell Halula. Este corto periodo de tiempo
entre el 7600-7300 cal. B.C. resulta interesante puesto que se documenta la con-
solidación e intensificación de la agricultura y la ganadería, comprendiendo el final
del PPNB Medio y el inicio del PPNB reciente.

El estudio realizado ha permitido caracterizar el proceso de producción de herra-


mientas líticas durante este periodo y los resultados ponen en evidencia una gran
homogeneidad tanto de las estrategias de aprovisionamiento de las materias pri-
mas, los métodos y técnicas de talla, así como de los útiles retocados. Esta ho-
mogeneidad en dicho proceso de producción que ha sido definido detalladamente
en el apartado anterior, transmite una idea de continuidad entre el PPNB Medio
y el Reciente. Como se ha visto, durante este periodo de tiempo, la comunidad
de Halula se aprovisiona de variedades de sílex local, pero también con un alto
porcentaje de sílex cuyos afloramientos primarios se encuentran a unos 30 km. de
distancia, evidenciando un cierto grado de movilidad de, al menos, una parte de la
comunidad. La talla está orientada a la obtención de láminas y se realiza a partir
de una característica sistemática de talla (offset bi-directional strategy) que permite
una alta productividad así como una fuerte estandarización de los soportes lami-
nares, poniendo indirectamente de relieve una estandarización de las herramientas
(flechas, hoces, etc.) así como de las necesidades y tareas llevadas a cabo por la
comunidad. Esta característica estrategia de talla, que añade mayor variabilidad al
método birideccional, parece ser llevado a cabo por los mismos habitantes de Ha-
lula, en el ámbito doméstico y sin que se puede demostrar la existencia de especia-
listas ni de ningún tipo de restricción del conocimiento. Los datos apuntan hacia
una producción realizada en cada unidad doméstica donde, de manera específica

301
pero no especializada, se llevan a cabo las distintas labores. Este planteamiento
viene reforzado por el mínimo peso que podrían tener los “caches” o escondrijos
de láminas, tan solo un par de casos sumando media docena de láminas en toda
el área excavada. La importancia económica de estas láminas es minúscula si lo
comparamos con los miles de láminas que se han recuperado en los espacios exte-
riores, bastantes de ellas enteras y perfectamente utilizables. Estos datos apoyan
el hecho de que, en Halula, la producción de herramientas líticas talladas no tiene
un valor añadido aparte del estrictamente funcional, que no es poco, y que por
esta misma razón tiene tan escasa presencia en los contextos sepulcrales contem-
poráneos al material aquí estudiado. De este modo, se entiende que la finalidad
de la producción lítica de Halula no se encuentra en la obtención de un objeto de
cambio con un valor añadido, sino en la elaboración de útiles que formarán parte
de herramientas que participaran de distintos procesos de producción como son
la caza, distintas tareas agrícolas, el raspado de maderas, el tratamiento de pieles,
la fabricación de otros útiles, etc., y que ocasionalmente se pudieron intercambiar
con las comunidades vecinas.

En segundo lugar, hay que considerar que la contextualización de los resultados


en el valle medio del Éufrates ha permitido establecer una serie de rasgos carac-
terísticos y específicos que son compartidos por algunos yacimientos contempo-
ráneos, delimitando una zona, la parte baja del valle medio del Éufrates, donde la
producción lítica presenta grandes similitudes, desde la captación de las materias
primas hasta la elaboración de los útiles (Borrell, 2006; Borrell en prensa c). Las
similitudes y paralelismos entre los yacimientos comprendidos desde aproximada-
mente Djerablous (Halula) hasta Meyadin (Bouqras) no sólo se limitan al registro
lítico, sino que también se observan en otros aspectos como el tratamiento de los
muertos, las técnicas constructivas, etc. (Borrell 2006; Borrell, en prensa c). Esta
región, con una destacable homogeneidad cultural, se contrapone, hasta cierto
punto, con la región septentrional del valle medio del Éufrates comprendida entre
Adiyaman y Bireçik (Borrell, 2006; Borrell, 2007c, Borrell, en prensa b), sugiriendo
la posibilidad de que nos encontremos ante dos realidades sociales distintas. Estos
datos contrastan con las interpretaciones que se han venido proponiendo para di-
cha región donde se destaca una gran homogeneidad cultural de dicha región, se
enfatiza la continuidad del poblamiento desde el periodo precedente (PPNA), así
como la gran extensión geográfica de dicha homogeneidad cultural. De este modo,
las comunidades neolíticas establecidas, a lo largo del valle medio del Éufrates han
sido tratadas de manera homogénea en los distintos trabajos generales que se han

302 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
ocupado de la periodización y conocimiento del proceso de neolitización de dicha
región. De tal manera dicha región se incluye en lo que se conoce como el Levante
Norte (Cauvin & Cauvin, 1993) o de la Provincia Levantina141 (Kozlowski, 1999) y
ha sido denominada de muy distintas maneras: Euphratian (Kozlowski & Aurenche,
2005:76), el Middle Euphrates142 (Moore, 1978) o del Moyen-Euphrate143 (Cauvin &
Cauvin, 1993). Por otra parte, esta macroregión queda muy bien delimitada, según
estos mismos autores, por la Jezira al este, la costa al oeste, el Taurusian (Kozlows-
ki & Aurenche 2005) o PPNB du Taurus144 (Cauvin, 1988) al nortey el Damascène al
sur145. Las conclusiones expuestas, plantean por primera la vez la posibilidad de que
el poblamiento del valle medio del Éufrates a mediados del VIIIº milenio pueda
no ser tan homogéneo como se ha propuesto hasta el momento146.

141 Macroregión comprendida por el sureste de Turquía, norte de Siria y oeste de Irak (Kozlowski,
1999: 29) caracterizada por la presencia de proyectiles de grandes dimensiones o lo que es lo
mismo: B.A.I. (Big Arrowheads Industries). Este mismo acrónimo es utilizado por el autor como
sinónimo de PPNB (Kozlowski, 1999: 97).

142 A.M.T. Moore propone en distintos trabajos la unidad de tal región frente al Levante Sur y el oeste
de Siria. Estas dos regiones se distinguen básicamente, según el autor, a partir del registro lítico y
arquitectural (Moore, 1978; Moore, 1982; Moore, 1985).

143 Donde según estos mismos autores nace “la culture PPNB” (Cauvin & Cauvin, 1993: 23).

144 A finales de los 80 Jacques y Marie-Claire Cauvin plantean la homogeneidad y especificidad


de los yacimientos, industria lítica incluida, de Boytepe, Cafer Höyük y Çayönü en relación a
los yacimientos del Éufrates (Cauvin, 1988). Curiosamente, en publicaciones posteriores el mismo
autor remarca las grandes semejanzas en el lítico, las materias primas, la industria en hueso, la
arquitectura, etc, entre el yacimiento de Cafer Höyük con la “tradición precerámica” de la región
del Levante y más concretamente con la del valle medio del Éufrates (Cauvin, 1998). Tal hecho no
es del todo contradictorio puesto que, según el autor, tales semejanzas explicarían que el orígen
de Cafer y Çayönü se encuentra en el valle medio del Éufrates.

145 
En 1985, Mary Voigt afirmó, sin especificar más, que Gritille es el final de una serie de yacimientos
situados en el valle del Éufrates con muchos rasgos en común (Voigt, 1985), documentando, pues,
importantes diferencias entre los yacimientos del valle medio del Éufrates y los situados en el
taurus, como Cafer o Çayönu. Estas diferencias no tienen porque extrañar puesto que la distancia
entre Gritille y Cafer o Çayönü es de unos 100 kilómetros en línea recta y las diferencias climáticas
y orográficas son muy grandes. La especificidad de estos tres yacimientos ubicados en el Taurus
también es remarcada posteriormente por otros autores (Özdogan, 1995). A nivel de arquitectónico
también se han establecido las grandes diferencias entre los yacimientos del Taurus y los situados
en el valle medio del Éufrates (Biçakçi, 1998).

146 A. Aurenche y K. Kozlowski ya realizaron un breve análisis microregional de lo que llaman la


provincia Levantina, llevando a cabo una división entre el Éufrates medio, la estepa turca y el alto
Éufrates. Por el contrario, no se explicita el por qué de dicha división, ni se hace referencia a qué
yacimientos incluye cada microregión, ni los límites geográficos (Aurenche & Kozlowski 2003).

303
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313
La industria litica del sector ss7

Arnau Ferrer Anglada


Departament de Prehistòria. Universitat Autònoma de Barcelona

I. PRESENTACIÓN

El objetivo de éste trabajo es ofrecer una aproximación a los diferentes procesos


de talla de silex que se han identificado en los materiales de la primera mitad del
VIII milenio BP. Para ello utilizaremos muestras de materiales recuperados en el
sector SS7 del yacimiento, excavado durante las campañas de 1992 a 1994.

II. LA PRIMERA MITAD DEL VIII MILENIO EN LA INVESTIGACIÓN ARQUEO-


LÓGICA

La excavación y estudio de yacimientos con niveles del VIII milenio BP se remon-


ta a las primeras excavaciones en Jericó (GARSTANG 1935, 1936 y 1940; KEN-
YON, 1957, 1960) y, posteriormente, en Mersin (GARSTANG, 1953), Ras Sham-
bra (SCHAPFER, 1948 y 1961), Shaar Hagolan (STEKELIS, 1950-1951), Judaidah
(BRAIDWOOD, 1960), Tepe Guran (MORTENSEN, 1963) y Biblos (DUNAND,
1973). Con ellos se fijan las secuencias “clásicas” y se establecen los “fósiles directo-
res” del período.
A partir los años setenta llega la eclosión en la cantidad y dispersión geográfica de
las intervenciones. En Anatolia y Alta Mesopotamia se excavan Catal Hóyük (ME-
LLAART, 1967, 1975), Umm Dabaghiyah (KIRKBRIDE, 1972, 1982), Sotto y Yarim
Tepe (MELLAART, 1975), Abou Hureyra (MOORE, 1975), Assouad (CAUVIN,
1974), Bouqras (AKKERMANS et alii, 1983), El Kowm 2-Caracol (STORDEUR
et alii, 1991), Qdeir (STORDEUR, 1993), Gritille (VOIGT, 1986) Kumartepe (RO-
ODENBERG et alii, 1984; ROODENBERG, 1989), Ginning (CAMPBELL &
BAIRD, 1990), Sabi Abyad (AKKERMANS, 1989, 1990) y Damishliyya (AKKER-
MANS, 1988, 1990). En el Levante Sur la cantidad de yacimientos estudiados es
muy superior. Citaremos tan solo los recientes trabajos en Ain Ghazal (ROOLLE-
FSON & SIMONS 1986, 1988; ROOLLEFSON & KOHELER-ROOLLÉFSON,
1989, 1993; ROOLLEFSON, 1989, 1990; ROOLLEFSON et alii, 1992).
A pesar de la gran cantidad de yacimientos conocidos y excavados, la primera mitad del
VIII no consigue atraer la atención de los investigadores como problema específico
hasta mediados de los ochenta y, sobretodo, durante los noventa. Fruto de una periodi-
zación basada en el material cerámico nació el nombre de Pre Halaf. Sin embargo, dis-
tintos autores identificaron tradiciones culturales diversas (por ejemplo COPELAND
& HOURS, 1987), diversificando la terminología del VIII milenio bajo los nombres de
Yarmukiense, Amuq A y B, Umm Dabaghiyah, Late Neolithic, PPNB Final y PPNC.

314 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Recientemente, varios trabajos han intentado aportar explicaciones globales a los
cambios que se suceden entre finales de IX y principios de VIII milenio. Por el de-
bate que están generando, destacan los trabajos que sugieren el desarrollo del no-
madismo pastoral (por ejemplo CAUVIN, 1990; STORDEUR, 1993; GORING-
MORRIS, 1993; BANNING et alii, 1994; SAÑA, 1996) y los que analizan los
distintos patrones de movilidad residencial que esta economía conlleva (por ejem-
plo NISHIAKI 1992 y 1993). Los que dan cuenta del aparente abandono de nume-
rosos asentamientos PPNB y la fundación, con distintas características, de nuevos
poblados, han generado varias propuestas sobre cambios ambientales derivados
de una sobreexplotación del medio (por ejemplo ROOLLEFSON & KOHELER-
ROOLLEFSON, 1989, 1993). Fruto de este creciente interés es la publicación du-
rante los noventa de diversos trabajos de síntesis dedicados exclusivamente al VIII
milenio (por ejemplo GOPHER, 1993; GOPHER & GOPHNA, 1993; PERROT,
1993; GORING-MORRÍS 1993; BANNING et alii, 1994).

III. LAS INDUSTRIAS LÍTICAS DEL VIII MILENIO

A pesar del mayor interés que han suscitado los materiales cerámicos, breves rese-
ñas de los materiales líticos aparecen ya desde los primeros estudios (por ejemplo
BRAIDWOOD, 1960). Los primeros trabajos monográficos, sin embargo, son mu-
cho más tardíos (por ejemplo CAUVIN, 1963 y 1968). Muchos autores han clasifi-
cado los materiales con tipologías de tradición bordesiana (por ejemplo CAUVIN,
1963; MORTENSEN, 1970; BURIAN & FRIEDMAN, 1979; HOURS, 1974; MC
CAUVIN, 1983; ROODENBERG, 1986; GOPHER, 1989, 1994) sin que por ello
se haya conseguido una lista sistemática consensuada (NISHIAKI, 1992). En las
últimas décadas se han desarrollado en la zona estudios tecnológicos (por ejemplo
CROWFOT-PAYNE, 1983; CALLEY, 1986; MC CAUVIN & BALKAN, 1985;
ABBES, 1992 y 1994), aunque con escasas aplicaciones al mundo del VIII milenio
y sin que los resultados hayan producido nuevos modelos explicativos. En los años
noventa también aparecen varios estudios que inciden en la especialización artesa-
nal (QUINTERO & WÍLKES, 1996), la movilidad residencial (NISHIAKI, 1992
y 1993) o la importancia de la actividad agrícola (IBAÑEZ et alii, 1997).
La situación general de los materiales líticos durante el VIII milenio aparece sinte-
tizada en varios trabajos recientes, algunos de los cuales ya hemos comentado (por
ejemplo GOPHER & GOPHNA, 1994; NISHIAKI, 1992; BAIRD, 1994; QUIN-
TERO & WÍLKES, 1996). Así, y al margen de la diversidad de tipos específicos (es-
pecialmente puntas y elementos de hoz), el panorama general post-PPNB parece
dominado en todo el Próximo Oriente por industrias de lascas, con técnicas produc-
tivas expedientes, de baja inversión tecnológica, fabricadas sobre materiales locales;
paralelamente se mantiene una producción laminar destinada a tipos específicos.

315
IV. EL SECTOR SS7 DE TELL HALULA:

El sector SS7 está situado al extremo sureste del Tell, en la cima de una escarpa-
da pendiente que cae casi vertical sobre el wadi Nahr el-Faros. Esta zona del Tell,
es la más próxima a la confluencia de los dos wadis que rodean el yacimiento, es la
que tiene una mayor visibilidad sobre el valle del Éufrates y la única desde la que
puede verse el río. El lugar, tal como parecen indicar algunas de las particularidades
arquitectónicas del sector, podía haber tenido alguna función especial dentro de la
organización interna del asentamiento atada a su particular ubicación (para una des-
cripción detallada de cada fase de ocupación ver el capítulo de estratigrafía en este
mismo volumen; para un estudio de los materiales cerámicos ver FAURA, 1996).

V. DESCRIPCIÓN DEL MATERIAL

En el transcurso de las excavaciones de 1992 a 1994 en el sector SS7 de Tell Halula


se han recuperado 22.021 restos líticos. De éstos, 360 corresponden a núcleos y
1.432 a piezas retocadas. Para el presente trabajo se han analizado 1.897 restos de
talla, 309 núcleos y 1.260 piezas retocadas. A grandes rasgos, pues, el estudio repre-
senta cerca del 10% de los restos de talla y prácticamente el 100% de los núcleos y
las piezas retocadas (para un análisis detallado ver FERRER, 2000).
Teniendo en cuenta el contexto cronológico y geográfico del sector SS7 de Tell
Halula, para la clasificación de las herramientas seguimos la tipología de Bouqras
(ROODENBERG, 1986).

Materia prima:

Hemos aplicado una clasificación cualitativa, basada en la textura y la localización


del material. Diferenciamos dos grandes familias de sílex a partir de la textura: los
materiales muy finos, brillantes y de coloraciones variables pero normalmente oscu-
ras, y los materiales de grano más grueso, normalmente poco brillantes. En cuanto a
la procedencia diferenciamos los materiales locales que se encuentran en el ámbito
inmediato del yacimiento y los materiales que quedan fuera de dicho ámbito.

Grupo del sílex “negro”: en este grupo situamos todos los sílex con córtex opalino, sin
estigmas de rodamiento fluvial y de procedencia no local. A pesar de agruparlos en
un mismo conjunto, esta categoría engloba variedades diferentes de sílex que pue-
den ser de procedencia diversa. Por su procedencia exógena y para tratarse de un
material de características óptimas para la talla (homogeneidad, fragilidad, pocas
impurezas) lo consideramos una materia prima de “calidad”.

316 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Grupo del sílex de grano “fino”: bajo esta denominación clasificamos todos los sílex
de textura fina que presentan córtex con estigmas de rodamiento fluvial y que, por
tanto, se pueden encontrar en las terrazas fluviales próximas al asentamiento. Lo
consideramos una materia prima local de “calidad”.

Grupo del sílex de grano “medio”: en esta categoría agrupamos el resto de materias
primas. Es un grupo heterogéneo que sin embargo presenta siempre córtex con
estigmas de rodamiento fluvial. Lo consideramos un material local.

Núcleos:

Hemos clasificado los núcleos del sector SS7 a partir de la relación entre las plata-
formas de percusión y las superficie de talla siguiendo una metodología similar a la
utilizada en la cueva de Franchthi (PERLES, 1990). En total se han estudiado 309
núcleos (Fig. 1), lo que representa el 100% del total de núcleos de los estratos con
una correlación estratigráfica fiable.

Núcleos unipolares: Hemos clasificado como unipolares 129 núcleos, lo que repre-
senta el 41,74% del total de núcleos de sector (Tabla 1). Es, con diferencia, el tipo
mejor representado en todos los niveles del sector SS7.

UNI BIP CO.UNI CO.ORT CO.MULT TOTAL


FO 20 7 0 3 1 1 12
FO 21 3 0 3 1 1 8
FO 22 1 0 1 0 0 2
FO 23 2 0 1 0 0 3
FO 24 9 4 5 1 0 19
FO 25 9 4 8 2 1 24
FO 26 63 6 69 17 5 160
FO 27 3 0 3 2 2 10
FO 28 6 2 0 3 0 11
FO 29 0 1 0 0 1 2
FO 30 14 6 0 3 3 26
FO 31 8 0 3 11 2 24
FO 32 4 0 2 1 1 8
TOTAL 129 23 98 42 17 309

Tabla 1. Tipos de núcleos por fases de ocupción (cifras absolutas).

En general son núcleos de tendencia prismática o piramidal que han sido explota-
dos de una manera regular, utilizando siempre una misma plataforma de percusión
y una única superficie de talla. No hemos identificado en ellos estigmas de una
fase previa de preparación. Los flancos de los núcleos, en caso de que la explo-

317
tación haya sido poco envolvente, presentan siempre superficies corticales. Sólo
una pieza presenta una doble cresta posterior, con unas características que parecen
corresponder a los núcleos laminares del periodo Halaf. Las plataformas de percu-
sión tampoco presentan estigmas de una preparación de los puntos de impacto ni
ningún tipo de abrasión de la cornisa.

UNI BIP CO.UNI CO.ORT CO.MULT TOTAL


FO 20 58,3 0 25 8,33 8,33 100
FO 21 37,5 0 37,5 12,5 12,5 100
FO 22 50 0 50 0 0 100
FO 23 66,7 0 33,33 0 0 100
FO 24 47,4 21,1 26,31 5,26 0 100
FO 25 37,5 16,7 33,33 8,33 4,16 100
FO 26 39,4 3,75 43,12 10,62 3,12 100
FO 27 30 0 30 20 20 100
FO 28 54,5 18,2 0 27,27 0 100
FO 29 0 50 0 0 50 100
FO 30 53,8 23,1 0 11,53 11,52 100
FO 31 33,3 0 12,5 45,83 8,33 100
FO 32 50 0 25 12,5 12,5 100

Tabla 2: Tipos de núcleos por fases de ocupción (cifras absolutas).

La materia prima utilizada (Tablas 3 y 4) refleja un predominio claro de las varieda-


des de sílex medio (87,5%) por encima de las variedades de mayor calidad (2,08%
de negros y 10,41% de finos). Este predominio de las variedades locales entre los
núcleos unipolares es el más elevado entre todos los tipos de núcleos.

NEGRO FINO MEDIO IND TOTAL


UNI 2 10 84 33 129
BIP 0 2 12 9 23
CO.UNI 0 12 81 5 98
CO.ORT 2 5 15 20 42
CO.MULT 0 1 6 10 17
TOTAL 4 30 198 77 309

Tabla 3: Núcleos según la materia prima (cifras absolutas).

318 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
NEGRO FINO MEDIO TOTAL
UNI 2 10 88 100
BIP 0 14 86 100
CO.UNI 0 13 87 100
CO.ORT 9 23 68 100
CO.MULT 0 14 86 100

Tabla 4: Núcleos según la materia prima (porcentajes)

Núcleos bipolares: Hemos clasificado como núcleos bipolares 23 piezas, lo que repre-
senta el 7,44% del total de núcleos del sector (Tabla 1).

A pesar de que también son piezas de tendencia prismática, sus características ge-
nerales no tienen nada que ver con los núcleos bipolares y naviformes del perio-
do PPNB. En ningún caso hay crestas posteriores y sólo en uno se aprecia una
fase previa de preparación. Al igual que entre los núcleos unipolares, no se aprecia
ningún tratamiento específico de la plataforma de percusión ni tampoco un trata-
miento abrasivo de la cornisa para preparar las extracciones. Tampoco queda claro
el ritmo en que se han utilizado las dos plataformas. De hecho, en la mayoría de
piezas la explotación bipolar parece corresponder más a un cambio de orientación
unipolar que a un concepto de explotación verdaderamente bipolar.

La materia prima también presenta un predominio claro de las materias de grano


más grueso (85,71%) sobre las de mejor calidad (14,28% de sílex fino) (Tablas 3 y 4).
Entre el aspecto de las últimas extracciones, a pesar de que predominan las lascas
(78,26%), destaca el 21,73% de núcleos con extracciones laminares. Es, con dife-
rencia, la proporción de extracciones laminares más alta entre todos los tipos de
núcleos.

Núcleos con cambio de orientación unipolar: Hemos clasificado 98 núcleos dentro de esta
categoría, lo que representa el 31,71% del total de núcleos del sector SS7 (Tabla 1).
Entendemos esta categoría de núcleos, junto con los cambios de orientación orto-
gonal y multipolar, como fases avanzadas de un proceso de explotación y no como
conceptos de explotación en sí mismos.

Las características generales de estos núcleos son similares a las de los núcleos uni-
polares. Como ya hemos comentado, la diferencia está en un cambio de orienta-
ción de la talla, escogiendo una nueva plataforma de percusión y una nueva superfi-
cie de talla que no entra en contacto con el anterior. También están faltos de fases
de preparación, mantenimiento de la superficie o abrasión de la cornisa.

319
La materia prima presenta un predominio claro de las variedades de sílex de grano
medio (87,09%), a pesar de que la presencia de materiales de mayor calidad, si bien
pequeña (12,90% de sílex fino), es mayor que entre los núcleos unipolares. Enten-
demos que este dato refleja una explotación más intensa de las variedades de grano
más fino (Tablas 3 y 4).

Entre el aspecto de los negativos dominan con claridad las lascas (97,95%).

Núcleos con cambio de orientación ortogonal: Hemos clasificado dentro de esta categoría
42 piezas, lo que representa el 13,59% del total de núcleos del sector (Tabla 1). Como
ya hemos comentado, no entendemos que estos núcleos respondan a un concepto de
explotación en sí mismo sino a fases avanzadas de otro proceso.

Sus características son similares a las de los núcleos con cambio de orientación
unipolar, si bien su estado de explotación más avanzado comienza en desdibujar su
fisonomía prismática. Tampoco presentan preparación de las plataformas ni trata-
miento específico de las cornisas. La multiplicidad de caras y superficies incremen-
ta notablemente la posibilidad de que en los soportes aparezcan talones de aspecto
diedro o facetado.

La materia prima, dominada por los materiales más groseros (68,18% de sílex me-
dio), presenta una interesante presencia de materiales de calidad (9,09% de sílex
negro y 22,72% de sílex fino) (Tablas 3 y 4). Entendemos este dato como el reflejo
de una explotación más intensa de los materiales de mayor calidad.

El intenso grado de explotación se refleja en un 100% de negativos en forma de


lascas.

Núcleos con cambio de orientación multipolar: Hemos clasificado 17 núcleos en esta ca-
tegoría, lo que representa el 5,50% del total de núcleos del sector (Tabla 1). Como
ya hemos dicho anteriormente, no entendemos que estos núcleos respondan a un
concepto de explotación en sí mismo sino a fases avanzadas de otro proceso.

Son núcleos de tendencia globular, con superficies de talla y plataformas relacio-


nadas entre sí.

La materia prima refleja un predominio claro de las variedades de grano medio


(85,71%), a pesar de que las variedades de calidad también están bien representa-
das (14,28% de sílex fino) (Tablas 3 y 4). El 100% de las últimas extracciones son
lascas.

320 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
La evolución de los tipos a lo largo de los niveles (Tabla 1) mantiene el predominio
claro de los núcleos unipolares, con una presencia que oscila entre los 30% de la
FO 27 y el 66,66% de la FO 23. Si tenemos en cuenta las fases con más material
(por ejemplo las FOs 24, 25, 26 30 y 31) vemos como su presencia se mantiene nor-
malmente entre el 40% y el 50%, con variaciones entre los 33,33% de la FO 31 y el
53,84% de la FO 30.

La presencia de los núcleos bipolares es más esporádica, centrada en los niveles in-
termedios de la secuencia (de la FO 24 a la FO 30) y siempre con frecuencias muy
dispares (del 3,75% de la FO 26, al 23,07% de la FO 30).

La presencia de núcleos con cambio de orientación se mantiene en todos los nive-


les próxima al 50%. Señal de un proceso de explotación más intenso es el predomi-
nio claro de los cambios de orientación unipolares, normalmente próximo al 30%,
una presencia menor de los cambios de orientación ortogonales, rondando el 15%,
y una cantidad aún menor de cambios de orientación multipolares.

En síntesis, predomina el concepto de explotación unipolar, con una ligera pre-


sencia de talla bipolar. En una primera fase, los núcleos son explotados de una ma-
nera regular. Durante esta fase es cuando se produce la explotación laminar. Una
vez acabada la fase, los núcleos entran en una segunda fase de explotación. Esta
segunda fase sigue manteniendo un concepto de talla unipolar, si bien errores de
talla, pérdidas de ángulo y fracturas pueden obligar a cambiar la dirección de la
explotación. Finalmente, en una tercera fase, algunos núcleos son explotados hasta
a su agotamiento, cuando pérdidas de ángulo y tamaño impiden continuar la ex-
tracción. A pesar de esta secuencia lógica, los núcleos pueden ser abandonados en
cualquier momento.

Restos de talla:

Hemos analizado 1.897 restos de talla (Tablas 5 y 6), lo que representa el 9,37% del
total de restos de talla del sector. Por restos de talla entendemos todos aquellos
productos, sean láminas o lascas, que no tienen ni trazas de uso visibles a simple
vista (Figura 2). A fin de obtener un cuadro mas detallado de las características téc-
nicas de los soportes, hemos incluido en la descripción de los restos de talla las
características técnicas de las 1.260 herramientas retocadas.

Lascas: Hemos estudiado 1.763 lascas, lo que representa el 92,93% de los productos
sin retoque. Su presencia a lo largo de los niveles se mantiene constante y siempre
próxima al 90%, con ligeras oscilaciones entre el 84,88% de la FO 21 y el 96,90%
de la FO 26 (Tablas 5 y 6).

321
LASCAS LÁMINAS
LASCAS LÁMINAS TOTAL TOTAL
Ret Ret
FO 20 178 8 186 86 78 164
FO 21 73 13 86 23 15 38
FO 22 30 3 33 4 6 10
FO 23 85 10 95 4 7 11
FO 24 107 16 123 9 26 35
FO 25 213 21 234 108 69 177
FO 26 94 3 97 316 209 525
FO 27 234 10 244 40 33 73
FO 28 99 5 104 17 30 47
FO 29 208 13 221 12 8 20
FO 30 130 8 138 28 21 49
FO 31 180 9 189 26 14 40
FO 32 132 15 147 9 7 16
TOTAL 1763 134 1897 682 523 1260

Tabla 5. Soportes por fases de ocupación (cifras absolutas).

LASCAS
LASCAS LÁMINAS TOTAL LÁMINAS Ret TOTAL
Ret
FO 20 95,69 4,3 100 51,2 46,4 100
FO 21 84,88 15,11 100 57,5 37,5 100
FO 22 90,9 9,09 100 40 60 100
FO 23 89,47 10,52 100 12,9 22,6 100
FO 24 86,99 13,01 100 21,4 61,9 100
FO 25 91,02 8,97 100 60 38,3 100
FO 26 96,9 3,1 100 59,1 39,1 100
FO 27 95,9 4,09 100 51,9 42,9 100
FO 28 95,19 4,8 100 34 60 100
FO 29 94,11 5,88 100 60 40 100
FO 30 94,2 5,79 100 56 42 100
FO 31 95,23 4,76 100 63,4 34,1 100
FO 32 89,79 10,2 100 56,3 43,8 100

Tabla 6. Soportes por fases de ocupación (cifras absolutas).

Las lascas representan todos los momentos del proceso de reducción de los nú-
cleos, desde las etapas iniciales (10% de piezas totalmente corticales) hasta las fi-
nales (12,42% de patrones multipolares). Estos datos, junto con la gran cantidad
de núcleos que se han recuperado, indican un proceso de talla llevado a cabo ínte-
gramente en el yacimiento. Los talones planos y los puntos de impacto muy mar-
cados, con conos de percusión y bulbos bien desarrollados, indican una percusión

322 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
dura, probablemente con piedra. Es interesante remarcar que en ningún caso se
documenta la abrasión de las cornisas y que por lo tanto la preparación previa a la
extracción es prácticamente nula.

Figura 1. Núcleos: 1-3 unipolares; 4 y 6 cambios de orientación; 5 bipolar.

323
Entre la materia prima predomina claramente el grupo de materiales más groseros
(91,20% de sílex de grano medio), mientras que los materiales de calidad apenas
representan el 10% (1,87% de sílex negro y 6,74% de sílex fino) (Tablas 7 y 8).

NEGRO FINO MEDIO INDET TOTAL


LASCAS 33 119 1608 3 1763
LÁMINAS 4 3 127 0 134
LASCAS Ret 35 85 551 11 682
LÁMINAS Ret 73 125 314 11 523
INDET. 2 5 12 36 55

Tabla 7. Soportes por materia prima (cifras absolutas)

NEGRO FINO MEDIO INDET TOTAL


LASCAS 1,87 6,69 91,3 0,17 100
LÁMINAS 2,98 2,26 94,8 0 100
LASCAS Ret 5,13 12,5 80,8 1,62 100
LÁMINAS Ret 14 23,9 60 2,13 100
INDET. 3,63 9,09 21,8 65,5 100

Tabla 8. Soportes por materia prima (cifras absolutas)

Los patrones dorsales presentan un predominio claro de talla unipolar (51,04%),


a pesar de que los patrones ortogonal y multipolar también están representados
(21,04% y 12,42% respectivamente). Los patrones bipolares son puramente anec-
dóticos (2,21%). Entre las secciones transversales la mayoría son de tipo trapezoi-
dal (50,76%%) por encima de las triangulares (32,53%).

Lascas con retoque: Hemos clasificado 682 soportes como lascas, lo que representa que
el 54,12% del total de herramientas retocadas ha sido manufacturado sobre lascas. Su
presencia, se mantiene cerca del 50% a lo largo de la secuencia (Tablas 5 y 6).

Las lascas con retoque también representan todos los momentos de la secuen-
cia de talla, a pesar de que el número de piezas totalmente corticales (8,02%) y la
cantidad de patrones dorsales multipolares (8,79%) ha bajado sensiblemente. Las
consideraciones técnicas hechas sobre los talones y las cornisas de las lascas no
retocadas son exactamente las mismas, con talones planos, impactos marcados y
cornisa sin abrasión.

324 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
La materia prima, a diferencia de las lascas no retocadas, presenta una mayor se-
lección de la materia prima, con una presencia más alta de las variedades de calidad
(5,13% de sílex negro y 12,46% de sílex fino). A pesar de ello el predominio claro
corresponde a la las variedades de grano medio (80,79%) (Tablas 7 y 8).

Los patrones dorsales también reflejan un predominio claro de los unipolares, a pe-
sar de que con proporciones más elevadas (60,26%). De la misma manera, los irre-
gulares patrones ortogonales y multipolares presentan una ligera disminución. Entre
las secciones transversales es preciso remarcar una presencia mucho más alta de las
triangulares (43,47%) y la disminución de las piezas totalmente corticales (8,02%).

Láminas: Hemos estudiado 134 láminas, lo que representa el 7,07% de los productos
sin retoque. Su presencia a lo largo de los niveles se mantiene constante, oscilando
entre el 3,1% de la FO 26 y el 15,11% de la FO 21. A pesar de eso parece apreciarse
una ligera disminución de su importancia cuantitativa a lo largo de la secuencia del
sector (Tablas 5 y 6).

Las características de la producción laminar del sector SS7 han variado en compa-
ración a los niveles PPNB. Las finas láminas PPNB han sido sustituidas por pro-
ductos más espesos, menos estandarizados y obtenidos con menos preparación del
núcleo. Los talones planos y los puntos de impacto marcados son la nota predo-
minante, a pesar de que se aprecia una mayor presencia de piezas con la cornisa
abrasionada.

La materia prima presenta un predominio absoluto de las variedades de grano me-


dio (94,76%) por encima de las variedades de mayor calidad (2,98% de sílex negro y
2,23% de sílex fino) (Tablas 7 y 8). Como veremos más adelante, esta poca presencia
de materiales de calidad entre las láminas sin retoque es el resultado de un intenso
proceso de selección de los soportes utilizados para preparar herramientas.

Los patrones dorsales presentan un predominio claro de los unipolares (85,82%),


seguido de los bipolares (8,20%), mientras que las piezas ortogonales y multipo-
lares (3,73% y 2,23% respectivamente) corresponden a las ocho crestas de prepara-
ción o reparación que se han recuperado. Las secciones transversales presentan un
predominio claro de las secciones de tipos trapezoidales (51,5%) por encima de las
triangulares (38,79%).

Láminas con retoque: Hemos clasificado 523 soportes como láminas, lo que represen-
ta que el 41,50% del total de piezas retocadas ha sido manufacturado sobre lámi-
nas. Su presencia, a pesar de algunas oscilaciones puntuales, se mantiene acerca del
40% a lo largo de toda la secuencia (Tablas 5 y 6).

325
La mayoría de los caracteres técnicos han sido eliminados durante el retoque y la
formalización de la pieza. A pesar de ello, en las piezas en las que aún se conserva-
ba el talón, presentan características análogas a las de las láminas sin retocar.

La materia prima muestra una tendencia totalmente opuesta a la de las láminas sin
retocar. La presencia de materiales de grano medio, a pesar de que muy importan-
te, ha bajado hasta el 60,03%, mientras que el grupo de materiales de calidad ha
incrementado su presencia hasta el 37,85% (13,95% de sílex negro y 23,90% de sílex
fino) (Tablas 7 y 8).

Entre los patrones dorsales también dominan con claridad los unipolares (64,62%)
y los bipolares (22,37%). Entre las secciones predominan las trapezoidales (54,39%)
por encima de las triangulares (45,27%).

Los datos de los dos tipos de soportes presentan algunas características bien di-
ferentes, señal de los intensos procesos de selección que han operado durante los
mecanismos de fabricación y consumo de los soportes. La primera diferencia evi-
dente está en las proporciones (Tablas 5 y 6). Entre las piezas no retocadas, las
lascas representan el 92,93% del total de piezas, mientras que las láminas sólo sig-
nifican el 7,07%. En cambio, entre las piezas retocadas la proporción de lascas ha
bajado hasta el 54,12% y la de láminas ha subido hasta el 41,50%. Entendemos que
estos datos indican una clara preferencia por los soportes laminares para manufac-
turar las herramientas. En síntesis, pues, la producción laminar es intensamente
utilizada y retocada, dejando muy pocos soportes sin manufacturar.

La materia prima también presenta variaciones interesantes (Tablas 7 y 8). Entre las
piezas no retocadas hay, tanto en lascas como en láminas, hay un predominio claro
de las variedades de grano medio, con proporciones que sobrepasan el 90%. En
cambio, entre los soportes retocados la situación es bien distinta. Entre las lascas
la proporción de materiales groseros ha bajado hasta el 80,79% y entre las láminas
lo ha hecho hasta el 60,03%. En los dos casos, pero sobre todo entre las láminas,
eso representa un incremento espectacular de las variedades de sílex de calidad. La
selección de los productos no es sólo favorable a los productos laminares sino que
lo es específicamente de los productos laminares en materiales de calidad.

El comportamiento de los patrones dorsales señala en la misma dirección: una


selección no oportunista de los soportes y la existencia de productos fabricados
expresamente para ser utilizados. Así, entre las lascas con retoque disminuye la
presencia de piezas ortogonales y multipolares y se prefieren las piezas unipolares,
obtenidas durante las primeras fases de explotación de los núcleos y, por lo tanto,
mucho más regulares. Entre las láminas la selección aún es más evidente, sobre

326 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
todo con el fuerte incremento de las piezas bipolares (22,37%). Recordamos que los
productos bipolares son escasos y que entre los núcleos los estigmas de talla bipo-
lar son poco frecuentes. A pesar de ello, hay una proporción significativamente alta
de láminas bipolares retocadas, señal de un aprovechamiento altamente selectivo.
Así pues, parece que se mantiene una producción bipolar residual objeto de un uso
muy intenso.

Herramientas retocadas:

Hemos estudiado 1.260 piezas retocadas (Tablas 9 y 10), lo que representa el 87,98%
de todas las herramientas del sector y el 100% del material retocado de los estratos
con correlación estratigráfica segura.

LM.
PTAS. HOZ RSP. BUR. M+D LS.Ret PRF. TRU. MCH. EC. TOTAL
Ret
FO 20 15 5 20 8 30 35 40 4 8 2 1 168
FO 21 4 4 7 3 7 6 6 1 0 2 0 40
FO 22 1 2 0 1 3 1 1 0 0 1 0 10
FO 23 3 3 3 2 4 9 4 1 2 0 0 31
FO 24 5 7 6 2 5 4 11 0 2 0 0 42
FO 25 19 11 21 10 41 42 26 4 1 3 2 180
FO 26 62 25 50 56 103 126 79 13 8 7 6 535
FO 27 17 5 2 11 12 20 9 0 1 0 0 77
FO 28 14 2 4 5 7 11 5 1 1 0 0 50
FO 29 2 0 2 3 3 5 4 0 1 0 0 20
FO 30 7 0 4 6 8 15 8 1 0 0 1 50
FO 31 4 2 5 5 9 10 4 0 2 0 0 41
FO 32 2 2 1 0 1 7 3 0 0 0 0 16
TOTAL 155 68 125 112 233 291 200 25 26 15 10 1260

Tabla 9. Tipología por fases de ocupación (cifras absolutas). PTAS (puntas), HOZ (elementos de hoz,
RSP (raspadores), BUR (buriles), M+D (muescas y denticulados), LS.Ret (lascas retocadas), LM.Ret
(láminas retocadas), PRF (perforadores), TRU (truncaduras), MCH (machacadores), EC (ecaillés).

327
LM.
PTAS. HOZ RSP. BUR. M+D LS.Ret PRF. TRU. MCH. EC. TOTAL
Ret
FO 20 8,92 2,97 11,9 4,76 17,9 20,83 23,8 2,38 4,76 1,19 0,6 100
FO 21 10 10 17,5 7,5 17,5 15 15 2,5 0 5 0 100
FO 22 10 20 0 10 30 10 10 0 0 10 0 100
FO 23 9,67 9,67 9,67 6,45 12,9 29,03 12,9 3,22 6,49 0 0 100
FO 24 11,9 16,7 14,3 4,76 11,9 9,55 26,19 0 4,76 0 0 100
FO 25 10,55 6,11 11,7 5,55 22,8 23,33 14,44 2,22 0,55 1,66 1,1 100
FO 26 11,58 4,67 9,34 10,5 19,3 23,61 14,76 2,42 1,49 1,3 1,1 100
FO 27 22,07 6,49 2,59 14,3 15,6 25,97 11,68 0 1,29 0 0 100
FO 28 28 4 8 10 14 22 10 2 2 0 0 100
FO 29 10 0 10 15 15 25 20 0 5 0 0 100
FO 30 14 0 8 12 16 30 16 2 0 0 2 100
FO 31 9,75 4,87 12,2 12,2 22 24,43 9,75 0 4,87 0 0 100
FO 32 12,25 12,3 6,25 0 6,25 43,25 19,75 0 0 0 0 100

Tabla 10. Tipología por fases de ocupación (porcentajes). PTAS (puntas), HOZ (elementos de hoz,
RSP (raspadores), BUR (buriles), M+D (muescas y denticulados), LS.Ret (lascas retocadas), LM.Ret
(láminas retocadas), PRF (perforadores), TRU (truncaduras), MCH (machacadores), EC (ecaillés).

Puntas:

Se han estudiado 155 puntas, lo que en conjunto representa el 12,30% de las piezas
retocadas del sector SS7 (Tablas 9 y 10). Como ya hemos comentado, hemos clasi-
ficado las puntas en varios de los tipos formales que en un momento u otro se han
utilizado para este periodo (Fig. 3).

Puntas Biblos: En el sector SS7 hemos identificado 22 puntas de tipos Biblos, lo que
representa el 14,19% de todas las puntas. Para nuestra clasificación entendemos
las puntas Biblos en un sentido amplio. Así, entre las puntas Biblos de Tell Halula
reunimos un conjunto de puntas con doble hombro, redondeado o anguloso, y pe-
dúnculo bien destacado. Típico de estas puntas y, en general, de todos los tipos de
puntas del sector, es la eliminación de la convexidad bulbar mediante retoque plano
inverso. El pedúnculo está formalizado mediante retoque abrupto o semi-abrupto,
profundo y directo, dando secciones transversales marcadamente cuadrangulares.
Los soportes, evidentemente todos laminares, son un 50% unipolares y el otro
50% bipolares. Este porcentaje es interesante porque es el tipo de punta con ma-
yor representación de talla bipolar. Sin embargo, los soportes son distintos de los
de los niveles PPNB del yacimiento, con un predominio de los soportes de sección
triangular (55%) sobre los trapezoidales (45%). Las láminas de sección triangular,
como ya hemos comentado, son las típicas de la talla laminar de Tell Halula duran-
te la primera mitad del VIII milenio BP.

328 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 2. Soportes: 1-3 y 6 Lascas; 4-5, 7-10 Láminas.

329
Lámina 3: Puntas: 1-3 tipo Biblos; 4-8 tipo Amuq.

330 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Puntas Amuq: Nosotros entendemos las puntas Amuq en un sentido amplio, inclu-
yendo todas aquellas puntas sin hombros ni aletas, con un pedúnculo formalizado
con retoque continuo, a menudo invasor y de sección alta de tendencia triangular.
Es recurrente la presencia de retoque laminar paralelo directo y cruzado y la abla-
ción de la convexidad bulbar mediante retoque plano inverso. La parte medial y el
extremo distal, en caso de estar retocado, presenta retoque simple directo y, oca-
sionalmente, plano inverso (sobre todo en el extremo distal).

Se definen dos subtipos (MC CAUVIN, 1988): Amuq 1 (con retoque continuo del
pedúnculo al extremo distal) y Amuq 2 (con retoque sólo en el pedúnculo y, tal vez,
en el extremo distal, pero no en el cuerpo).

Hemos identificado 90 puntas de tipo Amuq, lo que representa el 58,06% de todas


las puntas. De éstas, cinco corresponden a puntas Amuq 1 (5,55% de las puntas
Amuq), 59 a puntas Amuq 2 (65% de las puntas Amuq) y 26 a puntas Amuq indeter-
minadas (28,88% de las puntas Amuq).

La materia prima seleccionada ha sido en un 50% de los casos, sílex de mejor cali-
dad y en un 47% el sílex medio.

El retoque invasor característico de muchas de las puntas Amuq y su estado frag-


mentario han dificultado la determinación de la direccionalidad de la talla en mu-
chos de los soportes, siendo imposible hacerlo en 24 de las piezas. Así, de las 66
puntas Amuq restantes, 46 presentan negativos unipolares (69,69%) y 20 negativos
bipolares (30,30%). Entre las secciones dominan las triangulares (61,53%) sobre las
trapezoidales (36,53%). Las puntas Amuq representan una talla laminar unipolar de
soportes de sección triangular, la predominante durante el VIII milenio BP a Tell
Halula.

Otras puntas: En este grupo incluimos el resto de puntas. Éstas pueden ser de ten-
dencia más oval (por ejemplo NISHIAKI, 1992; ROODENBERG, 1986) o más
similares a las de tipo Bouqras, definidas por un pedúnculo con doble hombro re-
dondeado, a menudo con retoque paralelo plano (ROODENBERG, 1986). En to-
tal incluimos siete puntas en ésta categoría.

Tres puntas parecen coincidir formalmente con las puntas de tipo Bouqras, a pe-
sar de que tecnológicamente las características del pedúnculo son algo diferentes.
Otras tres puntas son ovales, muy similares a las Amuq 2 pero proporcionalmente
más anchas y con un pedúnculo menos marcado. Finalmente, hemos clasificado
una punta como a cran que podría ser una Biblos de pedúnculo descentrado.

331
En conjunto, las puntas representan cerca del 12% de las piezas retocadas, osci-
lando entre el 8,92% de la FO 20 hasta 12,5% de la FO 32. Sólo en dos niveles los
porcentajes son manifiestamente superiores: 22,07% en la FO 27 y 28% en la FO 28
(Tablas 9 y 10). La dinámica estratigráfica de los tipos principales presenta un pre-
dominio claro de las puntas Amuq en todos los niveles, oscilando entre el 57,14%
de la FO 27 hasta el 92,85% de la FO 25. Esta mayor importancia cuantitativa de
las puntas Amuq es una característica del yacimiento que arranca en los niveles del
PPNB Reciente. Pero tal vez lo más interesante es constatar que las puntas de ti-
pos Biblos, a pesar de ser técnicamente distintas de las del PPNB, no desaparecen
de la secuencia.

Elementos de hoz:

Bajo esta denominación incluimos todas las piezas con lustre, sin distinción del
grado de formalización (que incluso puede ser nulo). Los análisis hechos sobre es-
tas piezas indican que han trabajado sobre cereales (IBAÑEZ et alii, 1997). Muchas
piezas presentan también restos de adhesivo. Las hojas de hoz pueden ser clasifi-
cadas en función de la distribución de lustre y la del adhesivo. Así, cuando el lustre
no cubre todo el corte y el adhesivo cubre sólo la mitad de la pieza, se considera
que el enmangue fue diagonal (por ejemplo MC CAUVIN, 1983). Cuando el lustre
ocupa todo el corte de la pieza y el adhesivo se dispone paralelamente al eje de la
pieza, se considera que el enmangue es paralelo (MC CAUVIN, 1983).

Se han recuperado 68 hojas de hoz, lo que en conjunto representa el 5,39% del


total de las piezas retocadas del sector SS7 (Tablas 9 y 10). Las hemos clasificado a
partir de la distribución del lustre en piezas con lustre diagonal y piezas con lustre
paralelo (Figura 4).

Lustre diagonal: Hemos identificado 49 piezas con lustre diagonal, lo que represen-
ta el 72,05% de todas las hojas de hoz y el 85,96% de las hojas de hoz con una dis-
posición del lustre clara. De éstas, 10 presentan un dorso formalizado por retoques
simples o abruptos y 4 truncaduras o bitruncaduras con retoque abrupto.

Lustre paralelo: Hemos identificado ocho piezas con el lustre paralelo al eje de la
pieza, lo que representa el 11,76% de todas las hojas de hoz y el 14,03% de las pie-
zas con una disposición del lustre clara. De estas ocho piezas hay una con dorso y
dos con truncaduras.

332 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 4. Herramientas retocadas: 1- 5 Hojas de hoz; 6 y 8 Raspadores; 7 y 10 Raspadores carenados;
9 y 11 Muescas.

333
La mayoría de las hojas de hoz se han fabricado utilizando sílex de grano medio
(63,23%), mientras que las variedades de sílex de calidad han sido utilizadas en me-
nor medida (33,81%). A pesar de que a partir de la FO 28 el número de hojas de hoz
es mucho menor que en los niveles precedentes, es interesante destacar que las dos
variedades de sílex de calidad desaparecen completamente.

Los soportes sobre los que se han formalizado las hojas de hoz han sido sobre
todo láminas (73,52%), mientras que las lascas han sido menos utilizadas (17,64%).
Los negativos dorsales muestran un claro predominio de los soportes unipolares
(67,65%) por encima de los bipolares (22,05%). La sección transversal muestra
equilibrio entre las trapezoidales y las triangulares.

Su comportamiento a lo largo de la secuencia es muy variable, desde 0% (FO 29 y


FO 30) hasta 16,66% (FO 24).

Raspadores:

Bajo esta denominación incluimos todas las piezas con un frente de tendencia cur-
vilínea o rectilínea formalizado con retoque continuo directo o inverso (Fig. 4).
Hemos clasificado 125 piezas como raspadores, lo que representa el 9,92% del total
de piezas retocadas del sector SS7 (Tablas 9 y 10).

Raspadores proximales o distales: Son raspadores formalizados con retoque directo y


con el frente activo situado en uno de los dos extremos del eje de talla de la pieza.
En esta categoría hemos agrupado 65 piezas, lo que representa el 52% del total de
raspadores del sector y, por lo tanto, la categoría más bien representada. Su presen-
cia es la más elevada en todos los niveles de la secuencia estratigráfica, oscilando
entre el 28,57% de la FO 21 hasta el 100% de las FOs 29 y 32. En las fases con ma-
yor volumen de raspadores y, por lo tanto, las que dan proporciones más fiables,
como las FOs 20, 25 y 26, su presencia oscila entre el 35% y el 56%.

Raspadores inversos: Son raspadores formalizados mediante retoque inverso, nor-


malmente aprovechando soportes con caras ventrales muy convexas o con refle-
jo distal. En esta categoría hemos incluido 19 piezas, lo que representa el 15,2%
del total de raspadores del sector. Su presencia es esporádica y se manifiesta sobre
todo en los niveles centrales (FOs 25, 26, 27 y 28), donde sus proporciones oscilan
entre el 16% de la la FO 26 y el 33,33% de la FO 25. En los niveles superiores, de la
FO 29 en adelante, desaparecen completamente.

334 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Raspadores laterales: Son raspadores formalizados con retoque directo y con el fren-
te activo situado en uno de los laterales del eje de talla de la pieza. Hemos clasifi-
cado en esta categoría 14 piezas, lo que representa el 11,2% del total de raspadores
del sector. Su presencia es ocasional y se manifiesta sólo en las FOs 20, 21 y 26. Su
representatividad oscila entre el 14% de la FO 26 y el 28,57% del FO 21.

Raspadores con espalda: Son raspadores en los que el retoque directo ha delineado un
frente activo en el que destaca una prominencia lateral o central (la “espalda” propia-
mente dicha). Sólo hemos clasificado en esta categoría tres piezas, lo que representa
el 2,4% de piezas del sector. Su presencia se limita a los niveles inferiores (FOs 20 y
21), donde representa el 10% y el 14,28% respectivamente del total de raspadores.

Raspadores circulares: Son todos aquéllos raspadores formalizados mediante retoque


directo continuo, creando un frente activo continuo y de tendencia circular. Sólo
hemos clasificado dos piezas en esta categoría, lo que representa el 1,6% del total de
raspadores del sector. Las dos piezas corresponden a niveles centrales (FOs 25 y 26),
donde su presencia es puramente testimonial (4,76% y 2% respectivamente).

Raspadores carenados: Llamamos raspadores carenados todos aquéllos raspadores


formalizados con retoque directo sobre soportes muy espesos. Hemos clasificado
dentro de esta categoría 22 piezas, lo que representa el 17,6% de todos los raspa-
dores del sector. Su presencia alcanza el 50% en niveles con muy pocos raspadores
(por ejemplo a la FO 30), pero se mantiene acerca del 20% a las fases de ocupación
con más material (por ejemplo 20% en la FO 20, 19,04% en la FO 25 y 12% en la
FO 26). A diferencia de otros tipos de raspadores, su presencia también se mantie-
ne en los niveles superiores de la secuencia.

Entre la materia prima predomina el sílex de grano medio (76%) sobre el resto de
variedades de sílex. Entre los soportes también es clara la preferencia por las las-
cas (92%) sobre las láminas (5,6%). Los negativos dorsales de las piezas muestran
un claro predominio de la talla unipolar (49,6%), a pesar de que los soportes con
estigmas ortogonales y multipolares también están bien representados (14,4% y
12% respectivamente). Hay que destacar la gran cantidad de soportes totalmente
corticales (20%). El retoque ha dificultado la determinación de la sección transver-
sal en 71 raspadores. De las 54 que se han podido determinar hay paridad entre las
de tipo triangular (42,57%) y las trapezoidales (46,29%). En síntesis, los raspadores
han sido fabricados mayoritariamente a partir de lascas de sílex de grano medio,
procedentes de todas las fases de reducción de los núcleos y sin que aparentemen-
te haya habido una selección intensa de los soportes.

335
Su proporción, a pesar de que parece bajar ligeramente en los niveles superiores
de la secuencia, se mantiene siempre cerca del 10% del total. Así, si exceptuamos
las dos fases de ocupación con menos retocados, la FO 32, donde sólo representan
el 6,25%, y la FO 22, donde no aparecen, los raspadores oscilan entre el 8% de las
FOs 28 y 30, y el 14,28% de la FO 26.

Muescas y denticulados

Con este nombre englobemos todos los productos retocados con muescas y/o
denticulados, en la misma línea de lo que hacen otros autores (por ejemplo GAR-
FINKEL, 1993). Por muescas entendemos modificaciones aisladas pero muy pro-
fundas de alguno de sus cortes. Por denticulados entendemos todas aquellas piezas
con delineación denticulada del retoque o las piezas con varias muescas contiguas.
Todas las piezas denticuladas con lustre las hemos considerado como hojas de hoz.
Hemos clasificado en ésta categoría 233 piezas, lo que representa 18,49% del total
de piezas retocadas del sector (Tablas 9 y 10; Fig. 4).

Muescas: Hemos clasificado 72 piezas en esta categoría, lo que representa el 30,90%


del conjunto de muescas y denticulados y el 94,73% de las muescas y muescas care-
nadas. Su presencia es mucho más elevada en los niveles inferiores de la secuencia
(de la FO 20 a la 26), donde se concentran más del 93% del total de muescas del
sector, para reducirse a partir de la FO 27.

Muescas carenadas: Son muescas fabricadas sobre soportes muy espesos, normal-
mente corticales. En total hemos clasificado cuatro como tales, lo que representa
el 1,71% del conjunto de muescas y denticulados y el 5,27% de las muescas y mues-
cas carenadas. Su presencia es testimonial y concentrada sólo en las FOs 20 y 26,
donde representan el 3,33% y el 2,91% respectivamente.

Piezas mixtas: Es una categoría heterogénea que agrupa tanto piezas con muescas
y denticulados, como varias muescas de apariencia denticulada o denticulados tan
marcados que parecen muescas. En total hemos clasificado 10 piezas como mixtas,
lo que representa el 4,29% del conjunto de muescas y denticulados. Su presencia
se concentra en los niveles inferiores de la secuencia. En los niveles con un número
elevado de muescas y denticulados, su representatividad oscila entre el 3,88% de la
FO 26 y el 10% de la FO 20. Así pues, su presencia tiende a disminuir a lo largo de
la secuencia del sector hasta desaparecer del todo a partir de la FO 27.

Denticulados: Son piezas con una delineación marcada por una sucesión de peque-
ñas muescas, a menudo irregulares y con retoque, alternando normalmente simple
o semi-abrupto. Hemos clasificado 128 piezas en esta categoría, lo que representa

336 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
el 54,93% del conjunto de muescas y denticulados y el 87,07% de los denticulados
y denticulados carenados. Su presencia es importante en prácticamente todas las
fases de ocupación de la secuencia, rondando siempre porcentajes acerca del 50%
del conjunto de muescas y denticulados. A pesar de eso, su representatividad oscila
entre el 33,33% de la FO 29 hasta el 100% de la FO 28.

Denticulados carenados: Al igual que las muescas carenadas, son denticulados ma-
nufacturados utilizando soportes muy espesos, normalmente corticales. Hemos
clasificado 19 piezas en esta categoría, lo que representa el 8,17% del conjunto de
muescas y denticulados y el 12,95% de los denticulados y denticulados carenados.
Su presencia es mucho más significativa que la de las muescas carenados. A pesar
de que ya aparecen en la FO 20, es a partir de la FO 24 cuando su presencia se hace
prácticamente constante. Su representatividad es muy variable, oscilando entre el
3,33% de la FO 20 hasta el 100% de la FO 32, donde la única pieza del conjunto de
muescas y denticulados es precisamente un denticulado carenado.

La selección de la materia prima marca una clara preferencia por los materiales de
menor calidad (80,68% de sílex medio) y un uso limitado de las variedades de mayor
calidad. Esta preferencia por materiales de poca calidad concuerda con el predomi-
nio de las lascas (78,54%) sobre las láminas (18,02%) en la elección de los soportes.
Observamos también un predominio de patrones dorsales unipolares (57,51%) y de
las secciones transversales trapezoidales (51,63%) por encima de las triangulares
(36,29%) y las corticales (12,08%). En definitiva, predomina la selección de lascas de
grano medio, obtenidas en todas las fases del proceso de talla y escogidas de manera
oportunista, generando un utillaje morfológicamente poco homogéneo.

Su presencia se mantiene a lo largo de todas las fases de ocupación, con una repre-
sentatividad que oscila entre el 6,25% de la F0 32 y el 30% de la FO 22, con una
representatividad media alrededor del 15-16%. Es interesante resaltar que muescas
y denticulados forman, después de las lascas retocadas, la segunda categoría más nu-
merosa del sector SS7, sumando entre las dos cerca del 42% del total de retocados.

Perforadores:

El grupo incluye todas las piezas con un extremo destacado mediante retoque al-
terno o bifacial, creando un frente con aspecto de broca (Fig. 5). Hemos clasificado
en ésta categoría 25 piezas que representan el 1,98% del total de piezas retocadas
del sector (Tablas 9 y 10).

337
Figura 5. Herramientas retocadas: 1 y 4 Perforadores; 2-3, 5-8 Buriles.

338 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Perforadores de broca: Son piezas con una o varias puntas rectas claramente des-
tacadas mediante retoque bilateral y a menudo alterno, generando secciones de
marcada tendencia trapezoidal o cuadrangular. A diferencia de los largos perfora-
dores laminares PPNB, en el sector SS7 predominan los soportes tipo lasca y bro-
cas netamente más cortas. Hemos clasificado 11 piezas en esta categoría, lo que
representa el 44% de las piezas del conjunto. Su presencia se mantiene de manera
intermitente a lo largo de la secuencia.

“Becs”: Son piezas con un extremo apuntado formalizado por retoque semi-abrupto
o abrupto, a menudo con una o dos escotaduras. Hemos clasificado en esta catego-
ría 14 piezas, lo que representa el 56% del conjunto de perforadores. Su presencia,
muy intermitente, se concentra en los niveles bajos (FOs 20 y 21) y medios (FOs 25
y 26) de la secuencia.

Por la manufactura de perforadores se han utilizado preferentemente variedades


de silex de grano medio (80%) y soportes tipo lasca (64%). Entre los patrones dor-
sales predominan los unipolares (60%) sobre los ortogonales y multipolares (12%
y 8%). Las secciones transversales mantienen un equilibrio entre los soportes de
sección triangular (55,55%) y los de sección trapezoidal (44,45%).

Como ya hemos comentado, su presencia es intermitente y siempre con un núme-


ro de efectivos muy reducido. Así, su representatividad, siempre cerca del 2,5% en
los niveles en los que están presentes, oscila entre el 2% de los niveles superiores
(FOs 28 y 30) y el 3,22% de la FO 23.

Buriles:

Por buriles entendemos todas las piezas con modificación de las líneas de corte me-
diante el llamado “golpe de buril”. Herencia de los trabajos sobre industrias paleolíti-
cas, los buriles se clasifican en una amplia variedad de tipos (por ejemplo ROODEN-
BERG, 1986 y NISHIAKI, 1992). Hemos identificado 112 piezas como buriles, lo
que representa el 8,8% del total de piezas retocadas (Tablas 9 y 10; Figura 5).

Buriles transversales: Son todos aquellos buriles con una o varias facetas que, sa-
liendo desde uno de los dos laterales de la pieza, corren sobre el corte opuesto.
A menudo presentan una pequeña preparación lateral a base de retoque simple,
semi-abrupto o abrupto, sobre el que se ha dado el golpe de buril. De la secuencia
del sector SS7 hemos identificado 82 buriles como transversales, lo que representa
el 73,21% de todos los buriles recuperados. Su presencia es constante en todos los
niveles, con proporciones que varían entre el 60% de la FO 31 y el 100% de las FOs
20, 22, 23, 24 y 29.

339
Buriles de ángulo: Son buriles con una o varias facetas que corren paralelas al eje de
la pieza y que han sido obtenidas a partir de una truncadura oblicua o una fractura
transversal. Hemos clasificado dentro de esta categoría 12 piezas, lo que representa
el 10,71% del total de buriles del sector. Su presencia es intermitente, concentrán-
dose sobre todo en los niveles centrales de la secuencia (FOs 25, 26 y 27), donde su
representatividad oscila entre el 10% de la FO 25 y el 18,19% de la FO 27.

Buriles diedro: Son buriles con facetas sobre los dos cortes, relacionadas entre sí en
tanto que una de las dos ha servido de plataforma de percusión para conseguir la otra
faceta. Hemos clasificado nueve piezas en esta categoría, lo que representa el 8,03%
de todos los buriles del sector. Su presencia es intermitente, concentrándose en los
niveles centrales (FOs 25 y 26) y puntualmente en los superiores (FOs 30 y 31).

Buriles de eje: Son buriles diedros totalmente centrados con el eje longitudinal de la
pieza. Sólo hemos clasificado cuatro buriles en esta categoría, lo que representa el
3,57% del total de buriles del sector. Su presencia se concentra en los niveles cen-
trales (FOs 26, 27 y 28), con proporciones muy variables segun los niveles.

A pesar de que predominan claramente los buriles manufacturados a partir de so-


portes de grano medio (60,71%), la importancia de las variedades de sílex de mayor
calidad es muy similar a la de hojas de hoz y láminas retocadas, las categorías que
presentan una mayor selección de la materia prima. Así, entre los buriles, la pro-
porción de sílex negro alcanza el 11,6% y la de sílex fino al 25%. Estas proporciones
tan altas de materiales de calidad están muy relacionadas con la fuerte presencia de
soportes laminares (49,1% de láminas y 41,96% de lascas).

La gran cantidad de láminas también se relaciona con el predominio de los sopor-


tes unipolares (66,07%) y bipolares (16,96%). Entre las secciones imperan las de
tipo triangular (59,25%) por encima de las trapezoidales (40,75%).

A pesar de que están presentes en todos los niveles, su representatividad se incre-


menta a lo largo de la secuencia estratigráfica del sector. Así, en las fases de ocupa-
ción más bajas (FOs 20 a 25), su representatividad ronda el 5%, pero a partir de la
FO 26 en adelante las proporciones se incrementan sensiblemente, manteniéndo-
se por encima del 10,46% y llegando hasta el 14,28 de la FO 27. La única excepción
es la última fase, en la que no existe ningún buril.

340 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Láminas retocadas:

En esta categoría incluimos todos los productos laminares retocados que no han
sido incluidos en ninguna de las otras categorías. El grupo comprende 200 láminas
que representa el 15,87% del total de piezas retocadas (Tablas 9 y 10; Fig. 6).

Lámina 6. Herramientas retocadas: 1, 3-5 y 7 Láminas retocadas; 2 y 6 Lascas retocadas

341
Láminas retocadas: Son láminas con retoques marginales o profundos y con delinea-
ciones variables pero nunca denticulados. Hemos clasificado en esta categoría 131
láminas, lo que representa el 65,55% del total de láminas retocadas. Su proporción,
muy variable a lo largo de la secuencia, oscila entre el 38,46% de la FO 25 y el 100%
de las FOs 27, 31 y 32. Si sólo tenemos en cuenta las FOs con más láminas retocadas
(FOs 20, 25 y 26) las proporciones siguen siendo variables, entre el 38,46% de la FO
25, el 53,16% de la FO 26 y el 87,5% de la FO 20.

Láminas con microretoques: Son láminas con retoques muy marginales, probablemente
desconchados de uso. Hemos clasificado en esta categoría 69 láminas, lo que repre-
senta el 34,5% del total de láminas retocadas. Su presencia, que parece disminuir en
los niveles más recientes, también es muy variable, oscilando entre el 20% de la FO
28 hasta el 61,53% de la FO 25. Las FOs 27, 31 y 32 no tienen piezas de esta categoría.

La materia prima más utilizada ha sido el sílex de grano medio (66%) y en menor
medida los materiales de mayor calidad (30%). Como ya hemos visto, el compo-
nente laminar es sinónimo de una talla eminentemente unipolar y, en menor medi-
da, bipolar (71% y 19% respectivamente). Las secciones presentan un claro predo-
minio de las de tipos trapezoidales (68,13%) por encima de las triangulares (31%).

Las láminas retocadas son la segunda categoría mejor representada del sector SS7
(Tablas 9 y 10). Presente en todos los niveles, su proporción parece bajar ligera-
mente a partir de los niveles intermedios de la secuencia. Así, en las fases más anti-
guas, de la FO 20 a la FO 24, su presencia oscila entre el 10% de la FO 22 hasta los
23,80% de la FO 20 o los 26,19% de la FO 24. A partir de la FO 26 en adelante, su
proporción se mantiene próxima al 15%, con variaciones desde el 10% de la FO 28
hasta los 18,75% de la FO 32 o el 20% de la FO 29.

Lascas retocadas:

Hemos clasificado 291 piezas en esta categoría, lo que representa el 23,09% del to-
tal de piezas retocadas (Tablas 9 y 10). Son, con diferencia, el grupo con más efecti-
vos de toda la secuencia del sector SS7. Al igual que entre las láminas retocadas, las
principales características de este grupo son los soportes tipo lasca y los retoques
que no formalizan tipos bien definidos (Fig. 6).

Lascas retocadas: Hemos clasificado en este grupo 230 piezas, lo que representa el
79,03% del total de lascas de esta categoría. Su frecuencia llega al 100% en siete
fases de ocupación, mientras que oscila entre el 64,28% y el 97,14% en las cinco
fases en las que también hemos identificado lascas con micro-retoques (FOs 20,
22, 25, 26 y 29).

342 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Lascas con micro-retoques: Hemos clasificado en esta categoría 61 piezas, lo que repre-
senta el 20,96% del total de lascas con retoque. Su presencia es intermitente y con
proporciones variables, oscilando entre el 2,85% de la FO 20 y el 35,71% de la FO 26.

Como ya hemos visto anteriormente, la producción de lascas está manufacturada


sobre todo en materiales de grano medio (75,94%), mientras que los restos con
materiales de calidad son mucho menores (18,54%).

De la misma manera, las lascas reflejan todas las fases de explotación de los nú-
cleos, con predominio de las piezas unipolares (63,57%) pero con una clara presen-
cia del resto de patrones dorsales (15,80% de ortogonales; 6,87% de multipolares y
5,15% de bipolares). Las secciones transversales reflejan un predominio de las sec-
ciones trapezoidales (55%) por encima de las triangulares (45%).

La aparición de lascas retocadas es alta y constante en todos los niveles, con una
presencia promedio alrededor del 25%. No apreciemos ninguna evolución eviden-
te en las proporciones de esta categoría respeto al resto de retocados. Como ya
hemos comentado las lascas retocadas tienen un nivel constante a lo largo de todas
las fases de ocupación de la secuencia.

Truncaduras:

En esta categoría clasifiquemos las piezas con uno o los dos extremos truncados
con un frente de retoque de delineación recto y disposición diagonal o perpen-
dicular al eje de la pieza. Hemos clasificado 26 piezas como truncaduras, lo que
representa el 2,06% del total de piezas retocadas. Las truncaduras del sector SS7
están formalizadas con retoque semi-abrupto y, sobre todo, abrupto, profundo
y directo, consiguiendo delineaciones rectilíneas y, ocasionalmente, ligeramente
convexas (Fig. 7).

Las materias primas utilizadas reflejan una importancia alta del grupo de materias
de calidad (30,76%). Esta proporción se corresponde con una selección preferente
de soportes laminares (76,92%) obtenidos mediante talla unipolar (65,38%) o bi-
polares (15,38%). Entre las secciones transversales predominan las trapezoidales
(73,33%) sobre las triangulares.

Las truncaduras son un elemento cuantitativamente poco importante pero pre-


sente prácticamente en todos los niveles (Tablas 9 y 10). En casi todas las fases en
las que los encontramos su importancia relativa se mantiene por debajo del 6,45%.
Los datos no reflejan ninguna tendencia clara en lo que concierne a su evolución
cuantitativa.

343
Figura 7. Herramientas retocadas: 1-4 y 8-10 Truncaduras; 5 “Ecaillé”; 6-7 Machacadores.

“Machacadores”:

Clasificamos en esta categoría piezas gruesas y contundentes, con un piqueteado


continuo en prácticamente todo su corte resultado de procesos de percusión sobre
otras materias. Hemos clasificado 15 piezas como “machacadores”, lo que repre-
senta un escaso 1,19% del total de piezas retocadas (Tablas 9 y 10). El 93,33% de los
“machacadores” han sido manufacturados sobre lascas de grano grueso y uno sobre
un núcleo reutilizado (Fig. 7).

344 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
A pesar de que su presencia es intermitente y siempre en cantidades muy bajas, su
distribución a lo largo de la secuencia se limita a los niveles inferiores, entre las FOs
20 y 26. Sus proporciones oscilan entre el 1,19% de la FO 20 y el 1,66% de la FO 25.

“Ecaillés”:

Clasifiquemos como “ecaillés” todas las piezas que presentan un retoque escamo-
so, profundo y, normalmente, bifacial. Hemos clasificado 10 piezas dentro de la
categoría, lo que representa el 0,79% de piezas del sector (Tablas 9 y 10; Figura 7).

La selección de la materia prima refleja un 30% de materiales de calidad y un 70%


de materiales de grano medio, con una selección alta de soportes laminares (30%) y
un predominio de los patrones dorsales unipolares y bipolares (70% entre los dos).
Su presencia es puntual en sólo cuatro niveles de la secuencia, con proporciones
entre el 0,59% de la FO 20 y el 2% a la FO 30.

VI. LOS PROCESOS DE TALLA DURANTE EL VIII MILENIO EN EL SECTOR SS7

Los datos actuales nos permiten proponer la existencia de múltiples procesos téc-
nicos durante la secuencia del sector SS7.

Talla laminar unipolar sobre bloques de sílex medio y fino:

Éste es el proceso técnico más seguido a la hora de fabricar productos laminares.


En definitiva, supone una talla unipolar sobre bloques de origen local, llevada a
cabo íntegramente en el yacimiento, seleccionando preferentemente los escasos
bloques de grano fino pero utilizando sobretodo los materiales de texturas más
groseras. El estudio del material ha puesto de manifiesto una producción laminar
sin apenas elementos de preparación ni mantenimiento de los núcleos. El proceso
de talla se inicia con la selección de bloques de morfología adecuada en las terra-
zas fluviales más próximas al Tell. Un golpe fuerte sobre uno de los bordes abre
una plataforma de percusión. A continuación se abre la superficie de talla con una
primera extracción obteniendo las primeras aristas que guiarán las extracciones
posteriores. De este modo se pueden obtener productos cada vez más largos y
regulares pero que normalmente conservarán restos de córtex, ya sea porque son
ligeramente invasores y cogen parte del extremo distal del núcleo o porque son
ligeramente desbordantes. El objetivo del proceso es conseguir el máximo de so-
portes laminares para su utilización como herramientas. En los caso de las láminas
de sílex fino, la producción estaría específicamente destinada a la fabricación de
puntas y hojas de hoz.

345
Talla laminar unipolar sobre bloques de sílex negro:

El proceso es virtualmente idéntico al anterior, con la única salvedad que la ma-


teria prima no se encuentra en el entorno inmediato del yacimiento. En cuanto a
la localización espacial del proceso técnico, la poca presencia de piezas corticales
de este tipo de sílex nos permite suponer una preparación de los bloques fuera el
ámbito del yacimiento. El objetivo del proceso sería conseguir láminas para manu-
facturar puntas o herramientas de corte.

Talla laminar bipolar sobre todo tipo de bloques:

Este proceso técnico, específicamente laminar, representa una herencia modifi-


cada de la talla bipolar del periodo anterior. Dada la falta de elementos de prepa-
ración y mantenimiento que hemos documentado proponemos una talla bipolar
de características bastante similares a la talla unipolar. Así, los bloques escogidos
serían de morfología similar y abiertos de la misma manera, con la diferencia de
que ahora se abrirían dos plataformas de percusión opuestas. A partir de aquí la
superficie de talla se conformaría y se mantendría de la misma manera, a base de
elementos desbordantes ligeramente corticales. Apuntamos la posibilidad de que
una de las dos plataformas haya tenido un papel secundario, puramente de mante-
nimiento. Apoyamos esta interpretación en el hecho de que la mayoría de estigmas
bipolares son de poca envergadura, afectando sobre todo al extremo distal de los
soportes. El objetivo principal del proceso es la obtención de productos laminares
para ser utilizados preferentemente para la manufactura de puntas.

Talla unipolar de lascas sobre sílex de grano medio:

Éste es el proceso técnico más utilizado a la hora de producir lascas. El proceso se-
ría llevado a cabo mayoritariamente sobre bloques de grano medio. El proceso de
talla es muy similar al de la talla laminar unipolar, pero con bloques de morfología
más variable. Así, después de la apertura del bloque se empiezan a realizar extrac-
ciones guiadas por las nervaduras de las extracciones anteriores. Tanto los restos
de talla cómo las piezas retocadas sobre lascas suelen presentar restos de córtex
lo que confirma la inexistencia de una fase de preparación separada de la fase pro-
ductiva del núcleo. Entendemos los cambios de orientación unipolares como una
parte más de este proceso técnico. Así, los cambios de orientación unipolares no
serían más que una fase más avanzada de un mismo proceso técnico cuyo objetivo
es la obtención de soportes para ser utilizados con poca o nula formalización.

346 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Talla ortogonal y multipolar de lascas sobre todo tipo de bloques:

Estos procesos son, por definición, la reanudación de cualquiera de los procesos


anteriores hasta el agotamiento real del núcleo, cuando los accidentes de talla y
los ángulos entre las distintas superficies ya no permiten la extracción de soportes.
Los productos obtenidos de ésta fase de talla, con patrones dorsales ortogonales y
multipolares, son utilizados exclusivamente para utensilios de factura expediente
como lascas retocadas, muescas y denticulados.

VII. ESTUDIO COMPARATIVO:

Valle del Éufrates:

El estudio más extenso de la región ha sido hecho sobre la industria lítica de


Tell Bouqras (ROODENBERG, 1986), con una cronología radio-carbónica de
6400-5900 BC no calibrado que coincidiría con las etapas más antiguas del sector
SS7 de Tell Halula. A pesar de ello, la importancia de la producción laminar y de la
talla bipolar sitúan el yacimiento de Bouqras en una situación técnica anterior a la
del sector SS7 de Tell Halula, más similar al PPNB.

Al norte de Tell Halula, ya en territorio turco, se ha excavado y estudiado el yaci-


miento de Kumartepe (ROODENBERG, 1989), con una datación radio-carbónica
de 7930+/-80 BP, muy similar a las más antiguas del sector SS7 y con unas cerámi-
cas descritas como muy similares a las de las primeras fases del Amuq. La indus-
tria lítica no ha sido objeto de ningún estudio específico, así que los pocos datos
disponibles forman parte de una síntesis de carácter general. Las tendencias que
se apuntan parecen similares a las de Tell Halula. Entre la materia prima predomi-
nan los materiales de grano medio recogidos en las terrazas fluviales del Éufrates
próximas al yacimiento y entre los núcleos predominan los de una plataforma por
encima de los de dos plataformas (sin que se precise su relación) y los bipolares.
Los soportes seleccionados para manufacturar el utillaje son coincidentes con los
de Tell Halula, mostrando una disminución clara de los soportes laminares en com-
paración con el PPNB.

Valle del Balikh:

De la zona del Balikh disponemos del estudio de Y. NISHIAKI sobre los materia-
les de Tell Damishlyya (NISHIAKI, 1992), con una cronología de 6100-5700 BC y
unos niveles cerámicos tipo Amuq A. La situación general es virtualmente idéntica
a la del sector SS7 de Tell Halula, con una producción laminar minoritaria, básica-

347
mente unipolar pero también bipolar, efectuada preferentemente sobre los mate-
riales de mayor calidad y que sirve de base para tipos específicos, preferentemente
puntas, láminas retocadas y buriles. Y, acompañándola, una presencia dominante
de talla de lascas sobre materiales de grano medio, siguiendo procesos unipolares y
cruzados, y sirviendo de soporte a herramientas de factura y utilización más opor-
tunista, como por ejemplo lascas retocadas, muescas y denticulados.

Un poco más al norte se está excavando Tell Sabi Abyad (AKKERMANS, 1993),
con dataciones absolutas que sitúan el yacimiento a la segunda mitad del VIII mi-
lenio BP. Sin embargo, la industria lítica ha sido escasamente publicada.

Valle del Khabur:

Las dataciones radio-carbónicas sitúan las fases neolíticas de Tell Kashkashok II


(NISHIAKI, 1992) en la primera mitad del VIII milenio BP. Las proporciones en-
tre los restos de talla presentan un dominio total de las lascas (90%). En cambio,
en la línea de lo que pasa en otros yacimientos del periodo, la proporción laminar
entre las piezas retocadas ha subido hasta el 36%.

Valle del Orontes:

Judaidah es el yacimiento clásico de la zona (BRAIDWOOD & BRAIDWOOD,


1960) siendo sus materiales la base de las cronologías cerámicas de Amuq A (pri-
mera mitad del VIII milenio BP) y Amuq B (segunda mitad del VIII milenio BP).
Desgraciadamente sus materiales líticos han sido escasamente publicados. A pesar
de ello, se apuntan dos hechos significativos: el predominio de los sílex de grano
medio y un importante descenso de la talla bipolar.

El estudio más exhaustivo corresponde al de Nebi Mend (NISHIAKI, 1992), con


una cronología genérica del VIII milenio. Las materias primas presentan una si-
tuación muy similar a la del sector SS7 de Tell Halula, con el 91% de los restos de
talla en forma de lascas de grano medio. Sin embargo, entre las herramientas re-
tocadas las lascas sólo representan el 17% de los soportes mientras que las láminas
son el 85%. Nebi Mend presenta una situación no sólo similar a la de Tell Halula
sino más acusada en algunos aspectos. Así, la escasa presencia de restos de talla la-
minar en sílex fino y su fuerte presencia entre los retocados indicaría una selección
de los soportes más acusada que la que documentemos en Tell Halula. De la misma
manera, la situación entre los grupos tipológicos parece indicar una correlación
casi perfecta entre las variedades de sílex fino y los soportes laminares y entre éstos
y algunos tipos manufacturados exclusivamente en materiales de calidad.

348 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
La costa:

Con niveles del VIII milenio BP la secuencia más importante es la de Ras Shambra
(CONTENSON, 1992). Los niveles del VIII milenio BP son los correspondien-
tes a las fases VB (primera mitad del VIII milenio BP) y VA (segunda mitad del
VIII milenio BP). En la fase VB destacada una industria de tradición PPNB, con
presencia de núcleos bipolares, predominio de soportes laminares y pocas puntas
de tipo Amuq. La fase VA, por contra, presenta una situación más similar a la del
resto de yacimientos de esta cronología, con una disminución clara de los núcleos
bipolares y un incremento de la proporción de lascas entre los restos de talla.

El desierto:

El yacimiento acerámico de Ain Ghazal, de la primera mitad del VIII milenio BP,
ha sido atribuido al PPNC (por ejemplo ROLLEFSON, 1990, ROLLEFSON et alii.,
1992 y ROLLEFSON & KHÖLER-ROLLEFSON, 1993). El yacimiento presenta
una tendencia bien clara en la evolución de sus industrias, con incremento progresi-
vo de la producción de lascas así como de los materiales de grano medio o grueso.

A pesar de no estar propiamente en el desierto, se ha excavado a principios de los


noventa el yacimiento de Tell ‘Ali, en el valle del Jordan. Su secuencia estratigrá-
fica, muy extensa, incluye niveles PPNC y Yarmukienses (GARFINKEL, 1993).
Los autores del estudio señalan tanto el predominio de materiales locales como el
incremento progresivo de la producción de lascas. A pesar de ello, los grupos tipo-
lógicos que normalmente se manufacturan en soportes laminares (puntas, hojas de
hoz, buriles y láminas retocadas) representan el 47,5% del total de piezas retocadas.
Las ideas de tradición y continuidad han sido enfatizadas en los yacimientos de la
zona de El Kowm, especialmente en El Kowm II y Qdeir. Los dos yacimientos han
sido descritos como PPNB Final (6000-5500 BC) (por ejemplo CAUVIN et alii.,
1979; STORDEUR 1993; ABBES, 1997). En Qdeir predomina la talla laminar bipo-
lar a partir de núcleos de tipo naviforme explotados in situ de manera intensa cuyo
objetivo sería la manufactura de puntas Biblos y Amuq. En cambio en El Kowm
II los núcleos naviformes son menos abundantes, al mismo tiempo que se practi-
ca una explotación intensa sin tener en cuenta la calidad de los soportes (STOR-
DEUR, 1993). Estos datos han sido matizados recientemente (F. ABBES, 1997),
revalorizando la importancia de la talla bipolar. Según este autor, prácticamente
toda la producción de lascas que se recupera a el Kowm II sería el resultado de los
procesos de preparación y mantenimiento de los núcleos bipolares.

349
Síntesis:

Es evidente que los cambios que se han producido en el sector SS7 de Tell Halula
con respecto al PPNB forman parte de una dinámica de transformaciones general
que no se limita a las circunstancias particulares ni del sector ni del yacimiento
(para un análisis detallado ver FERRER, 2000). La situación de las industrias de
Tell Halula en la primera mitad del VIII milenio BP es similar a las de Damishlyya
y Nebi Mend y, probablemente, también a Kumartepe, Sabi Abyad y Judaidah. A
pesar del contexto pre-cerámico, Ain Ghazal, Tell ‘Ali y, tal vez, El Kowm II, tam-
bién podrían responder a una situación similar. Qdeir, Ras Shambra y Bouqras, en
cambio, representan situaciones distintas de tradición PPNB.

350 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
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355
La función de los útiles en el yacimiento de Tell
Halula (8.700-7500 BP), Valle del Éufrates, Siria.

Juan José Ibáñez & Jesús Emilio González Urquijo


Departamento de Ciencias Históricas. Universidad de Cantabria.

El análisis funcional del utillaje lítico del yacimiento de Tell Halula, con niveles del
PPNB medio, PPNB reciente y Pre-Halaf, fue comenzado en 1996, encontrándose
aún en curso. En este artículo se presentan los primeros resultados del estudio, que
nos permiten disponer de una imagen preliminar de las actividades técnicas que se
desarrollaron en los periodos señalados.

I. METODOLOGÍA Y MUESTREO

El análisis funcional del utillaje lítico se basa en el estudio de las huellas de des-
gaste que produce el uso del instrumento. Cuando el útil entra en contacto con
la materia trabajada, en la zona activa se generan diversos tipos de huellas (des-
conchados, micropulidos, estrías y redondeamientos), cuyas características depen-
den, en buena parte, de la naturaleza de la materia trabajada y del tipo de actividad
desarrollada (corte, raspado, percusión...). La base del análisis es experimental. Se
reproducen los útiles prehistóricos y se utilizan en las actividades que pudieron
haberse llevado a cabo en el contexto estudiado. Con estos experimentos se dispo-
ne de un referencial de huellas de uso. La comparación de las huellas de los útiles
experimentales y las de los arqueológicos hacen posible la identificación. La obser-
vación de las huellas se realiza mediante observación de los filos activos a través de
lupa binocular, hasta 50x y de microscopio metalográfico, hasta 200x.

Es el análisis conjunto de los diferentes tipos de huellas el que permite la identifica-


ción de la materia trabajada y del movimiento realizado con el útil (González e Ibáñez,
1994; Ibáñez y González, 1996; González e Ibáñez, en prensa). Sin embargo, la identi-
ficación de la función del útil no se funda exclusivamente en el análisis de huellas, sino
que también hay que tener en cuenta la morfología del útil y las características de la
zona activa, es decir, la morfopotencialidad del instrumento, y el contexto estudiado,
que informa sobre las actividades técnicas que pudieron haberse realizado.

Para el presente análisis se han elegido primordialmente los útiles retocados elabo-
rados en sílex. Dentro de este conjunto, el muestreo se ha basado en la selección
de todos los útiles procedentes de unidades estratigráficas concretas. El primer
objetivo ha sido el de disponer de una imagen global de las actividades técnicas
practicadas en los diferentes momentos representados en la estratigrafía del yaci-
miento. Hemos analizado 222 instrumentos procedentes de los niveles del PPNB
medio, 35 procedentes del PPNB reciente y 88 del Pre-Halaf. Además de los útiles
retocados en sílex, hemos estudiado 12 útiles en caliza, encontrados en niveles del
PPNB medio y reciente.

356 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Los resultados que se presentarán a continuación deben considerarse como preli-
minares, así pues, será necesario fortalecer la muestra de útiles retocados analiza-
dos procedentes del PPNB reciente y del Pre-Halaf, así como, estudiar el utillaje
no retocado, tanto lascas como láminas. Además, hasta el momento sólo hemos
estudiado útiles en sílex y en caliza, sin que hayamos abordado el análisis de los
útiles en obsidiana. A pesar de estas limitaciones, el estudio hasta aquí realizado
ofrece resultados de interés sobre la función de los diferentes morfotipos y sobre
las formas de trabajo de las diversas materias (madera, piel, piedra, etc.).

II. LA FUNCIÓN DE LOS DIFERENTES MORFOTIPOS

II.1. Los útiles del PPNB medio

Hemos analizado 222 útiles retocados procedentes de los niveles del PPNB medio,
habiendo identificado el movimiento del útil y la materia trabajada en un 60% de
los útiles estudiados.

Figura 1: Útiles del PPNB medio. 1: Punta Byblos sin huellas de reutilización. 2: Punta Byblos con
huellas de raspado de madera en el filo lateral derecho; la faceta del buril se empleó para raspar hueso. 3:
Perforador usado para perforar piedra. 4: Lámina retocada, usada para perforar piedra (escariador).

357
II.1.1. Puntas

Se han estudiado 40 puntas Byblos procedentes de los niveles del PPNB medio.
La morfología de estos útiles indica con claridad su función primera: se trata de
elementos de proyectil. La presencia de fracturas y estrías de impacto en algunas
de las piezas confirma tal apreciación. A partir del análisis funcional es muy difícil
discernir la manera en que los proyectiles fueron lanzados, sea con arco, a modo de
flechas, o con la mano, a modo de jabalina, ya que ambos sistemas de propulsión
producen huellas similares. Por tanto, esta problemática se ha de abordar a partir
del estudio métrico de las piezas (ver Palomo, en este volumen).

El análisis funcional ha mostrado que las puntas fueron asiduamente reutilizadas des-
pués de haber servido como elementos de proyectil. En 25 puntas (62%) se observan
huellas de trabajo producto de la reutilización. Se destinaron principalmente al traba-
jo de la piedra (16 puntas) y en menor medida al trabajo del hueso (5 puntas) y de la
madera (1 punta). Esta intensa reutilización de las puntas no sólo se observa a partir
del análisis funcional, sino también desde criterios meramente morfológicos. Muchas
puntas se utilizaron como soporte para fabricar buriles (14 casos), perforadores (dos
casos) o troncaduras (un caso). Con respecto a los buriles, se podría dudar de la inten-
cionalidad de tal retoque, puesto que se pueden crear fracturas de impacto similares a
los paños de buril. Sin embargo, el análisis de la morfología de las piezas permite des-
echar esta posibilidad. Se trata de buriles diedros, de dos paños bien destacados. Es
muy improbable que este tipo de buriles se creen accidentalmente, como demuestran
las experimentaciones realizadas hasta la fecha sobre diferentes tipos de puntas (Fis-
cher et alii., 1984; Odell y Cowen, 1986; González e Ibáñez, 1994). Además, las facetas
de buril de estas piezas presentan huellas de uso.

El patrón de reutilización de las puntas es relativamente complejo. Abordaremos


en primer lugar el uso de las puntas que no fueron transformadas en otros útiles
mediante retoque. Entre las nueve puntas enteras analizadas, siete no presentan
huellas de reutilización, mientras que dos se utilizaron para raspar piedra. De las
14 puntas fracturadas, ocho no presentan huellas de uso, tres muestran huellas de
raspado de piedra, una de corte y raspado de piedra y en otra las huellas son poco
desarrolladas y no permiten interpretar la función.

Por lo que se refiere a las puntas con retoque posterior, dos se transformaron en
perforadores y se destinaron a perforar la piedra. El ápice creado por la truncadura
oblicua en una de las puntas se destinó a grabar piedra. Las facetas de buril de cin-
co piezas se emplearon para el raspado de hueso, otras cuatro sirvieron para raspar
piedra, mientras que en otras cinco piezas las huellas no están suficientemente de-
sarrolladas para permitir una interpretación.

358 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Con los datos anteriores podemos reconstruir el proceso de utilización y reuti-
lización de las puntas. Algunas de ellas fueron abandonadas enteras, sin reuti-
lización posterior (Fig. 1.1). Sin embargo, una buena parte se emplearon en el
trabajo de la piedra con posterioridad a su uso como puntas. Se emplearon los
filos laterales de puntas enteras o fracturadas para raspar la piedra y en algún
caso también para cortarla. Cuando los filos quedaban embotados se eliminaban
mediante golpes de buril, creando facetas con las que se continuaba el raspado.
Cuando se quería agujerear la piedra se retocaban las puntas, creando perforado-
res, o truncaduras oblicuas si se pretendía grabar. También se fabricaron buriles
con cuyas facetas se raspaba el hueso. En un caso se utilizaron los filos de una
punta para raspar madera y posteriormente se elaboró un buril con cuya faceta se
raspó el hueso (Fig. 1.2).

II.1.2. Buriles

Se han analizado 34 buriles y tres recortes de buril. Las facetas de buril se emplearon
para el raspado de materias duras, como el hueso y la piedra: diez buriles trabajaron
el hueso, siete la piedra, ocho una materia dura indeterminada, sin que el escaso de-
sarrollo de las huellas permita una determinación más precisa, y en nueve piezas no
se encontraron huellas suficientes para la determinación. La idea de la utilización de
las facetas de buril para el raspado de materias duras se ve reforzada por los resulta-
dos del uso de los buriles elaborados en puntas, que veíamos anteriormente.

En 14 buriles, además de las facetas, también se usaron otros filos de la pieza. En


seis casos coincide la materia trabajada con las facetas y con la materia trabajada
con los otros filos (cinco piedra y uno hueso). En estas piezas el golpe de buril
buscaría reavivar los filos para continuar el trabajo. En otros casos se trata de útiles
reciclados, empleados previamente en otra labor (raspar piel, cortar cañas, cortar
o raspar madera) sobre los que se elaboró un buril que se empleó en el trabajo de
materias duras. Las huellas de uso en los tres recortes de buril apoyan esta idea,
ya que en el filo del útil original muestran, respectivamente, huellas de raspado de
hueso, de raspado de piedra y de corte de madera.

II.1.3. Raspadores

El raspador es un útil escaso durante el PPNB medio de Tell Halula (Ferrer et alii.,
1996). Hemos analizado seis raspadores, que apenas han mostrado huellas con-
cluyentes sobre su función. Sólo en un caso hemos observado huellas en el frente
del raspador atribuibles al raspado de piel, mientras que en las piezas restantes las

359
huellas eran demasiado escasas como para intentar una determinación. Los filos
laterales de un raspador, cuyo frente apenas muestra huellas de uso, fueron usados
para el corte de madera.

II.1.4. Utiles esquillados

Se trata de útiles sobre lámina que presentan ambos extremos esquillados debido
a una percusión violenta. Hemos analizado ocho útiles completos y tres fragmen-
tos. La naturaleza de los desconchados y su distribución muestra que estos útiles
fueron empleados en percusión indirecta, apoyando un extremo sobre la materia
trabajada y golpeando en el opuesto, a modo de cincel o cuña (Fig. 8.3). La identi-
ficación de la materia trabajada por estos instrumentos ofrece cierta complejidad.
Se trata de una acción violenta, que crea abundantes desconchados, y en la que
apenas se crean pulidos de uso, que es la principal huella que permite una identifi-
cación específica de la materia trabajada.

La materia trabajada debió de ser dura, lo que se deduce a partir de la naturaleza


del trabajo, del tamaño de los desconchados de uso, y de la presencia de fragmen-
tos de estos instrumentos, producto de su fracturación durante el trabajo. En dos
casos las aristas entre los desconchados de uso presentan redondeamientos y puli-
dos típicos del trabajo de la piedra. En los seis casos restantes sólo se puede iden-
tificar la materia trabajada como dura o muy dura. Los filos laterales de estos útiles
fueron también empleados. En seis piezas se destinaron al raspado de la piedra y
en uno al de la madera. Es probable que la materia trabajada con los extremos y los
laterales sea la misma, y que el cincelado y raspado con el mismo útil representen
fases del mismo proceso técnico. En este sentido, la naturaleza de los desconcha-
dos, la presencia de pulido de piedra en dos zonas activas y la asociación con ras-
pado de piedra en los filos laterales indicaría que es la piedra la materia dominan-
temente trabajada con estos cinceles. Probablemente, en algunos casos, también
se pudieron emplear para el trabajo de madera, como lo indicaría la presencia de
desconchados de menor tamaño en dos de las piezas, similares a los que presentan
nuestras cuñas experimentales usadas sobre esta materia, y el uso de los laterales
de uno de los cinceles para raspar madera.

II.1.5. Piezas lustradas

El lustre macroscópico se relaciona tradicionalmente con la siega de cereales, sin


embargo, otros trabajos pueden producir también lustre, como el corte de cual-
quier vegetal silíceo o el trabajo de materias minerales húmedas (Anderson). Entre

360 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
las 38 piezas lustradas analizadas, una mayoría (34) fueron utilizadas para la siega de
cereales, otras dos se emplearon para el corte de vegetales, en un caso cañas, con
otra se raspó una piedra humedecida y con otra se cortó esta misma materia.

Una buena parte (30) de las piezas empleadas para segar presentan restos del betún
con que fueron enmangadas. En este yacimiento los restos de betún sólo aparecen
en los útiles líticos que se usaron para la siega. Ello indica que el betún se empleaba
en la inserción de los elementos líticos en las hoces, mientras que para el resto de
los útiles se empleaban sistemas de enmangamientos diferentes. La distribución
del pulido de uso y del betún nos permite obtener datos sobre la morfología de las
hoces. El lustre se distribuye a lo largo del filo activo, mientras el betún aparece en
el filo opuesto al activo. De ello se deduce que los elementos de sílex se insertaban
paralelos al mango (Fig. 8.2; Fig. 9).

La distribución de pulido y betún también nos permite reconocer la morfología del


mango, fuera esta recta o curva. Cuando el mango es recto la distribución es equili-
brada a lo largo de todo el filo (Fig. 8.1), y el betún se distribuye en forma de banda
paralela al eje de la pieza. En caso de mangos curvos no existe pulido de uso en uno
o ambos extremos de la pieza, ya que estaban cubiertos por el mango (Fig. 8.1), y
la banda de betún es menos ancha en el centro de la pieza que en los extremos. La
mayoría de los elementos muestran distribuciones de pulido y betún similares al se-
gundo modelo, por lo que deducimos que fueron insertados en hoces curvas (Fig. 3).
Según los cálculos que hemos realizado la curvatura de la hoz correspondería a la de
un círculo de alrededor de 7 cm. de radio. Sin embargo, hay que señalar que también
existieron útiles rectos como refleja el pulido y el betún en distribución paralela al
eje de un elemento de hoz de considerable longitud (Fig. 8.2).

Los trabajos desarrollados con estos útiles fueron relativamente intensos, ya que
el 25% de las piezas muestran pulidos muy desarrollados. Se utilizó para el corte el
filo natural de las piezas, retocándolo cuando quedaban embotados por el uso. El
60% de las piezas presenta este retoque de reavivado.

II.1.6. Perforadores

Hemos analizado dos perforadores procedentes del PPNB medio. Uno de ellos
presenta huellas de perforación de una materia muy dura. El otro (Fig. 1.3) mues-
tra en alguna de las aristas de los desconchados un pulido de topografía ondulada,
que interpretamos como producto del trabajo de un mineral humedecido. Hasta
el momento no hemos podido reproducir experimentalmente con total exactitud
este pulido, siendo el más cercano el producido por la perforación de piedra blan-

361
da humedecida. Aunque con las debidas reservas, consideramos que el útil debió
servir para perforar esta materia.

II.1.7. Láminas y lascas retocadas

Las 34 láminas retocadas que hemos estudiado presentan usos diversos. En 14 las
huellas son insuficientes para intentar una interpretación, tres se emplearon para
raspar piel, dos para raspar hueso, tres para raspar piedra, dos para perforar piedra,
dos para cortar y raspar piedra, uno para perforar y raspar piedra, uno para cortar
y raspar madera y uno para raspar madera. Como se puede comprobar son útiles
empleados en muy diversas labores. En la mayor parte de los casos los retoques
buscan reavivar filos embotados.

Esta diversidad funcional también se observa en las 37 lascas retocadas que hemos
estudiado. En 20 útiles no hemos encontrado huellas suficientes para la determi-
nación, cuatro rasparon una materia dura, uno cortó una materia blanda, uno ras-
pó una materia de dureza media, cuatro se emplearon para raspar hueso, tres para
raspar madera, uno para raspar piedra, uno para cortar y raspar piedra, uno para
percutir piedra a modo de azuela y uno para perforar piedra.

II.1.8. Azadas en caliza

Además de los útiles en sílex, hemos analizado una serie de instrumentos en caliza
que proceden de los niveles del PPNB medio. Se trata de unas piezas alargadas
elaboradas en caliza, que muestran un filo activo en uno de sus extremos. Hemos
encontrado una docena de estos objetos. El estudio funcional de tales útiles se en-
cuentra aún en curso, pero los resultados obtenidos hasta el momento son sufi-
cientes para justificar esta presentación preliminar. La piedra sobre la que están
elaborados los objetos es relativamente blanda, lo que ha hecho posible que fueran
conformados mediante útiles de sílex. Las estrías de fabricación dejadas por tales
útiles son observables a simple vista.

En principio la morfología de las piezas, tipo hacha o azuela (Fig. 2), sugiere un
trabajo en percusión. Sin embargo, la piedra en la que están elaborados es relativa-
mente blanda, por lo que su uso no sería efectivo sobre materias de una dureza tal
como la madera o el hueso. Además los filos activos son relativamente romos, lo
que constituye otro argumento para descartar el trabajo de las materias anterior-
mente señaladas.

362 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 2. Útiles en caliza, probablemente utilizados como azadas.

En una de las caras del filo activo se observa una capa de color negro (Fig. 3). Nos
planteamos la posibilidad de que se tratara de restos de la materia trabajada adhe-
ridos al útil. Sin embargo, en algunas de las piezas se constata que el uso ha abra-
sionado parcialmente dicha capa, especialmente en las zonas más cercanas al filo,
por lo que hemos de concluir que dicha capa fue colocada con anterioridad al uso.
En una de las piezas, cuyo filo no fue intensamente usado, se pone de manifiesto
la manera en que se adosó la capa. El filo del objeto fue introducido en el líquido

363
negro de forma que una de las caras quedaba ampliamente impregnada, mientras la
opuesta sólo quedaba afectada en una estrecha banda pegada al filo. La disposición
de la capa negra y la observación mediante lupa binocular de pequeñas gotas ne-
gras en los objetos indican la naturaleza líquida del producto negro antes de ser im-
pregnado. Los análisis químicos de este residuo se encuentran aún en curso, pero
por la apariencia del producto es muy probable que se trate de alquitrán.

Figura 3. Fragmento de útil en caliza, tipo de útil probablemente utilizado como azada; nótese la
distribución del betún en el filo, invasivo en una de las caras y marginal en la otra.

Las huellas de utilización indican que el útil fue empleado en una acción de percu-
sión. En la mayor parte de los objetos la zona activa está fracturada, observándose
en cuatro casos que la fractura ha sido creada por impacto de uso. Una de las piezas
fue utilizada a pesar de la rotura. Además en esta misma pieza se pueden observar
también varios desconchados de impacto. Tanto la fractura como los desconcha-
dos están parcialmente abrasionados por el uso posterior (Fig. 4). El uso del útil
además de fracturas y desconchados produjo la abrasión de la zona activa, como
muestran el redondeamiento del filo y el pulido de la zona activa, especialmente
presente en la cara donde aparece la capa negra.

364 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 4. Filo activo de uno de los útiles en caliza.

Por tanto, se trata de un trabajo de percusión tipo azuela, como muestra la pre-
sencia de huellas de uso más intensas en una cara que en otra. Se trataba de una
materia no dura y abrasiva, en la que el útil penetró profundamente. Con estas ca-
racterísticas, consideramos que la materia trabajada debió ser la tierra. Estos útiles
funcionarían a modo de azada. ¿Cuál sería la función de la capa negra, muy pro-
bablemente alquitrán, que aparece en una de las caras de los filos activos? Hemos
constatado que la capa negra y las huellas más intensas de abrasión aparecen en la
misma cara. Es probable que la capa de posible alquitrán buscara reforzar la resis-
tencia de la superficie del útil frente a la abrasión de la tierra. De hecho, la caliza
en la que están elaborados los útiles es bastante blanda. Además, el alquitrán ofre-
ce una enorme resistencia a la tracción y la abrasión. Esta se extiende en una de las
capas puesto que en un trabajo de azada es una de las caras del filo la que penetra la
tierra, y es por tanto sometida a la abrasión.

A pesar de la protección de alquitrán el uso debió alterar considerablemente la


zona activa del útil, ya que las piezas presentan huellas del reacondicionamiento de
los filos mediante raspado con útiles líticos. Este reacondicionamiento implicaría
la impregnación del filo activo con una nueva capa de alquitrán.

Con los planteamientos previos hemos diseñado un programa experimental para


comprobar la eficacia del instrumento y poder comparar las huellas experimenta-
les con las arqueológicas. Es necesario decir que la experimentación llevada a cabo

365
hasta el momento es preliminar. La experimentación se ha llevado a cabo en España.
Si bien hemos empleado para confeccionar el útil experimental caliza recogida cerca
del yacimiento de Halula, hemos constatado que la caliza de la que disponíamos es
más blanda que la que fue elegida para los útiles arqueológicos. Además, la azada ha
sido usada en suelos de labor en Vizcaya, por lo que las experiencias deberían repe-
tirse en los suelos cercanos a Tell Halula. A pesar del carácter preliminar de la experi-
mentación, esta ha aportado interesantes resultados. Una vez elaborada la pieza, me-
diante percusión y raspado con láminas de sílex se añadió alquitrán en la cara activa.
Para ello se calentó el alquitrán hasta que quedó líquido y se introdujo el filo del útil,
con la cara activa hacia abajo. La pieza fue enmangada en un mango acodado de ma-
dera y se utilizó para trabajar la tierra, eliminando la cubierta vegetal y removiendo
posteriormente la tierra. El útil se mostró eficaz en la tarea (Fig. 5).

Figura 5. Reconstrucción experimental del uso probable de los útiles en caliza.

Consideramos que con los datos hasta aquí expuestos se puede considerar como
altamente probable el hecho de que estos útiles fueron empleados para trabajar
la tierra, pero ¿fueron empleados en labores agrícolas? Las casas del yacimiento
están fabricadas con adobes, por lo que bien se pudo tratar de útiles para extraer la

366 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
arcilla con la que elaborar los adobes. Sin embargo, las características del útil nos
hacen considerar como más probable su uso para tareas agrícolas. Además, la capa
de betún y las huellas de abrasión indican que el ángulo de trabajo del útil era muy
bajo. Este ángulo de trabajo es más adecuado para tareas de remoción superficial
de la tierra que para labores de cavado, para los que se necesita que el útil incida
más perpendicularmente sobre la tierra.

Hasta el momento no se ha mencionado la existencia de útiles para trabajar la tie-


rra en periodos tan antiguos. Sin embargo en los niveles del PPNB del yacimiento
de Beidha se han encontrado unos útiles elaborados en huesos de las extremidades
de bóvidos. La zona activa, situada en la diáfisis del hueso, está elaborada mediante
el corte biselado de la caña. Las zonas activas presentan desconchados, redondea-
miento, estrías y lustrado que indicarían su uso para trabajar la tierra (D. Stordeur,
comunicación personal). Para momentos más tardíos se han documentado azadas
en el yacimiento de Tello, del periodo Obeid (M.C. Cauvin, 1979).

Disponemos de muy pocos datos sobre las características de los útiles para trabajar
la tierra en los primeros momentos de la agricultura. Es probable que en un princi-
pio se utilizaran aperos de madera, tales como palos cavadores o palas. Sin embar-
go, a medida que se intensificó la producción agrícola, y se cultivaron los mismos
campos año tras año fue necesario un trabajo más intenso de remoción de la tierra,
de forma que se paliara la pérdida de productividad del suelo. En este contexto
tendría sentido la aparición de las azadas, como un útil que permite una remoción
más intensa y sistemática del suelo (Sigaut, 1988). Los estudios arqueobotánicos
desarrollados en Tell Halula (Willcox y Catalá, 1996) señalan la aparición de una
amplia variedad y diversidad de malas hierbas acompañando los cultivos de cerea-
les y leguminosas. Estos datos indicarían el desarrollo de un cultivo continuado de
los mismos campos de labor. Así, la aparición de las azadas en el PPNB de Halula,
y probablemente también en Beidha sería reflejo de la creciente intensificación de
las tareas agrícolas.

II.2. Útiles del PPNB reciente

La muestra analizada de este periodo ha sido de 36 útiles. Los seis fragmentos de


puntas Amuq estudiados sólo presentan fracturas o estrías de impacto, sin que en
los filos aparezcan huellas que indiquen que fueron reutilizadas en otras labores.

A diferencia de lo que sucede en el periodo anterior, durante el PPNB reciente los


raspadores son un útil abundante en este yacimiento (Ferrer et alii., 1996). Este útil
se encuentra asociado principalmente al trabajo de la piel. Entre los 12 raspadores

367
analizados, 10 presentan huellas de raspado de piel en el frente de raspador, mien-
tras que en los otros dos las huellas no son suficientes para permitir la determina-
ción. En algunos casos se emplean también los filos laterales del raspador, también
para raspar piel en un caso, para cortarla y rasparla en otro y para cortar y raspar
madera en un tercero. Un raspador-buril fue empleado para el trabajo de piel con el
frente de raspador y para el raspado de hueso con el buril.

Once de los 13 útiles lustrados estudiados portan huellas de siega de cereales. De


nuevo la distribución del pulido de uso y del betún nos permite reconocer aspectos
sobre la morfología original del útil. En la mayor parte de los elementos de hoz (ocho)
la distribución del pulido no es paralela al filo activo, sino que el pulido aparece más
desarrollado y extenso en uno de los extremos, mientras está ausente en el otro. Esta
distribución indica que el elemento no fue insertado en paralelo al mango, sino lige-
ramente en oblicuo, con un ángulo de inserción cercano a los 20º con respecto al eje
del elemento de hoz. El mango donde se insertaban los elementos era curvo, como
refleja la disposición del pulido y de los restos de betún. En este caso en arco de la
hoz es más alto que en el PPNB medio, ya que dibujaría una circunferencia de alre-
dedor de 10 cm. de radio (Fig. 4). Además de este tipo de hoz curva con inserciones
oblicuas debió existir otro útil empleado para el corte de paja, formado por láminas
insertadas en paralelo en mangos rectos, como refleja la distribución de huellas en
dos de los elementos analizados. Los dos útiles lustrados con huellas diferentes a las
de siega presentan un pulido muy abrasionado. Este tipo de huellas ha sido interpre-
tado por P. Anderson como causadas por el uso de las piezas de sílex en algún tipo de
trillo rudimentario, que sirviera para cortar la paja sobre una superficie de tierra.

De los tres buriles analizados, dos fueron usados para el raspado de hueso, mien-
tras en el otro no presenta huellas suficientes para la identificación de la función.
Una gran lámina (13x3,5 cm.) se destinó a tareas de descuartizado de animales. El
perforador analizado presenta unas huellas de uso muy poco desarrolladas.

III.3. El Pre-Halaf

Hemos analizado 88 útiles, habiendo identificado el movimiento del útil y la mate-


ria trabajada específica (hueso, madera, etc.) en un 35% de los útiles.

Los buriles se han empleado fundamentalmente para el raspado del hueso. En dos
piezas no existen huellas suficientes para la determinación, tres rasparon una ma-
teria dura, sin que sea posible una determinación más precisa, tres rasparon hueso
y uno raspó piedra. En un caso se utilizó una lámina para raspar piedra, posterior-
mente se elaboró un buril, con cuyas facetas se raspó hueso.

368 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Se cortaron cereales con 11 piezas. Ocho elementos reflejan un enmangue oblicuo
similar al que veíamos para las piezas del periodo anterior. Sin embargo hay algunos
cambios en los elementos de hoz de ambos periodos, los de este periodo muestran
un ángulo de inserción más oblicuo que los del periodo anterior, de entre 35 a 40º.
Además, las hoces se usaron con más intensidad ya que la proporción de piezas con
pulidos muy desarrollados llega al 60%.

Las lascas retocadas se emplearon para diferentes actividades. En 18 útiles no se


encontraron huellas suficientes para determinar el uso. Entre estas piezas encon-
tramos seis lascas espesas con retoques denticulados poco cuidados. En seis casos
sólo se pudo determinar el uso en raspado de materias duras, siete piezas se des-
tinaron a raspar hueso, dos para raspar piedra, una para grabar piedra, tres usadas
como cuñas en una materia dura, una para perforar una materia dura y una como
azuela para el trabajo de la madera.

III. LOS PROCESOS TÉCNICOS SOBRE LAS DIFERENTES MATERIAS

III.1. El trabajo de la piedra

La piedra es una de las materias más trabajadas con los útiles analizados, especial-
mente con los procedentes del PPNB medio. Hay que tener en cuenta que se trata
de una materia abrasiva y dura, que desgasta rápidamente los filos activos, por lo que
es necesario reavivar y reponer el utillaje con asiduidad. Para modificar esta materia
se usaron puntas recicladas, buriles, perforadores y lascas y láminas retocadas.

Se han encontrado objetos elaborados en una amplia diversidad de piedras (Aura,


comunicación personal), tanto sedimentarias (caliza, alabastro, dolomita, etc.)
como plutónicas (diorita, gabre, etc.) y volcánicas (andesita, basalto, traquita). La
roca más utilizada, especialmente durante el PPNB medio, es la caliza, muy abun-
dante en el entorno del asentamiento. Sobre piedra se elaboraron recipientes, úti-
les y objetos de adorno.

Las actividades desarrolladas sobre piedra con útiles de sílex son variadas: percu-
sión con azuela, cincelado, perforación, corte y raspado (Calley y Grace, 1988; Ini-
zan, 1991; Anderson, 1994 y en prensa). Estos trabajos representan todas las fases
del proceso de transformación de esta materia. La percusión directa e indirecta se
utilizaría para la primera conformación de los objetos. La conformación secunda-
ria se realizaría mediante raspado, que es la actividad más comúnmente identifi-
cada. La piedra fue perforada con útiles que presentan una larga punta despejada
por retoque (entre 4 y 6 cm.). A primera vista puede sorprender la longitud de las

369
puntas de estos perforadores, puesto que el espesor de los objetos en piedra per-
forados que han sido recuperados en el yacimiento nunca alcanza dimensiones tan
notables (Molist et alii., 1996: 127). Suponemos que estos perforadores se utilizaron
en el proceso de confección de cuencos en piedra. Se trataría de vaciar el interior
de los cuencos mediante perforación. Entre los útiles que perforaron piedra no
sólo encontramos estos perforadores, sino también lascas retocadas, en las que se
despeja una zona activa ancha que también fue empleada para perforar. El primer
agujero profundo realizado con los perforadores se agrandaría empleando los per-
foradores anchos o escariadores. Este primer vaciado se agrandaría y regularizaría
mediante raspado.

La mayor parte de las huellas de trabajo de la piedra indican la modificación en


seco de esta materia. Sin embargo algunas huellas fueron creadas por el raspado de
piedra remojada. Se trata de actividades de raspado, desarrolladas con zonas acti-
vas cortas, lo que reflejaría la realización de un trabajo de detalle. En algunos casos
la zona activa es cóncava y reducida, sugiriendo el trabajo sobre un objeto convexo.
Creemos que la piedra fue trabajada fundamentalmente es seco, siendo remojada
en las labores de acabado de las superficies. En nuestros experimentos sobre caliza
local hemos observado que esta materia se trabaja cómodamente en estado seco, a
la vez que el remojado de la piedra es conveniente si se quiere afinar y regularizar
las superficies.

Entre el PPNB y el Pre-Halaf se observan algunas diferencias. En el PPNB el tra-


bajo de la piedra es más común que en el periodo posterior. Además las huellas en
los útiles Pre-Halaf reflejan el trabajo de piedras más duras. Este hecho es confir-
mado por los objetos en piedra encontrados en el yacimiento: mientras en el PPNB
están mayoritariamente elaborados en caliza, en el Pre-Halaf dominan las piedras
más duras, como el alabastro. Se da la circunstancia de que el alabastro y otras
rocas duras no son materiales que se puedan encontrar en el entorno geológico
del yacimiento. La existencia de trabajo de rocas duras en el yacimiento indicaría,
por tanto, o bien que la materia prima fue importada y los objetos elaborados en
el yacimiento o bien que los objetos fueron importados y se repararon o reciclaron
en el asentamiento.

370 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figuras 6 y 7. Huellas de raspado de piedra (arriba) y piedra remojada (abajo).

371
III.2. La siega

La siega se llevó a cabo con hoces formadas por láminas de sílex insertadas en man-
gos de madera. Los elementos de sílex se usaron sin retocar, siendo reavivados me-
diante retoque a medida que el uso embotaba los filos. Durante el PPNB medio
las láminas de sílex se insertan paralelas al mango. Hemos observado la existencia
de dos tipos de mangos de hoz, un tipo recto y otro curvado. Existen paralelos
de la utilización de hoces rectas para la siega desde el Natufiense, como las hoces
en hueso encontradas en los yacimientos de Oumm ez-Zoueitina (Neuville, 1951:
124), El Ouad o Kebara (Turville-Petre, 1932). El primer dato sobre la existencia de
hoces curvas procede de la cueva de Nahal Hemar, en Israel, en un nivel datado a
comienzos de IX milenio BP. Se trata de una hoz formada por un mango curvo de
madera con piezas en inserción paralela (Bar-Yosef y Alon, 1988). Esta hoz, preser-
vada gracias a las extremas condiciones de sequedad de la cueva de Nahal Hemar,
procede de una cronología similar a las del PPNB medio de Tell Halula, cuya exis-
tencia deducimos a partir de la distribución de lustres y restos de betún. A partir
del VIII milenio BP se conocer las hoces curvas de Catal-Hüyük VI-V, y las más
tardías de Hacilar VI-II (Mellaart, 1963 y 1970; M.C. Cauvin, 1983).

Figura 8. 1: Distribución teórica de pulidos de uso en elementos de siega insertados en hoces curvas
(izquierda) y hoces rectas (derecha). 2: Lámina usada para la siega, insertada en una hoz recta. 3:
Lámina usada como cincel para trabajar piedra.

372 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Llama la atención la existencia de hoces rectas y hoces curvas en los mismos nive-
les, máxime cuando la técnica siega es diferente con ambos útiles, siendo más pro-
ductivos los trabajos de siega realizados con hoces curvas (Ibáñez et al., en prensa).
Hemos podido comprobar este hecho a partir de nuestras propias experimenta-
ción de siega y de la experiencia de segadores junto a los que hemos trabajado. Con
los mangos rectos es necesario acopiar los tallos con la mano libre, para después
realizar una serie de cortes tangentes al puñado de tallos elegido. Sin embargo, la
morfología curva de la hoz permite que con el mismo útil se agrupen los tallos
que van a ser cortados. Los campesinos de Zuheros (Córdoba), junto a los cuales
realizamos experiencias de siega, remarcaron la importancia de este gesto, que de-
nominaban llamar a los tallos. Los tallos reunidos con la hoz se apoyaban en la mano
libre y se cortaban con el útil. Con esta técnica es posible realizar con la tarea de
acopiar los tallos moviendo la hoz hacia el interior y cortarlos realizando con el útil
el movimiento opuesto. Así, se practica un gesto técnico continuo que permite una
mayor agilidad de siega.

Figura 9. Huellas de siega.

373
Figura 10. Huellas de siega.

Es posible que ambos tipos de hoz se emplearan por diferentes individuos del mis-
mo grupo, según preferencias personales, o que ambos tipos de hoces se emplea-
ran para el corte de diferentes tipos de cereales o se utilizaran en contextos de
uso específicos, circunstancias que por el momento se nos escapan. Otra posible
explicación podría residir en el hecho de que los elementos de inserción recta no
formaran realmente parte de hoces, sino de útiles estáticos, a modo de cuchillos
sobre los que cortar los tallos. Existen paralelos etnográficos de útiles de estas ca-
racterísticas. En la isla de Lanzarote la cebada se siega arrancándola de raíz con la
mano. Una vez que las plantas se han llevado a la era es necesario desarrollar traba-
jos de corte del tallo para separar las raíces del resto de la parva que se va a trillar.
En efecto, las raíces contienen tierra, por lo que si se trillan las plantas enteras, la
paja, el grano, las raíces y la tierra quedan unidas, siendo muy difícil limpiar me-
diante aventado la tierra y dejar el grano limpio. Por ello, se cortan los tallos con
un cuchillo formado por una larga lámina de metal dentado que está insertada en
el banco de trabajo. Se toman manojos de plantas, agarrando con una mano por la
zona de las espigas y con la otra por la de las raíces y se seccionan los tallos por la
mitad, pasándolos por la hoja dentada, de forma que queda separada la parte de la
raíz de la parte de la espiga. Existe la posibilidad de que esta técnica se utilizara en
el contexto arqueológico estudiado, las láminas insertadas en mangos rectos po-
drían formar parte no de hoces, sino de útiles estáticos de corte de tallos.

374 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Durante el PPNB reciente la morfología de las hoces sufre ciertas transformacio-
nes. Las hoces son de vástago curvo y las láminas quedan insertadas ligeramente
oblicuas a este mango. Ello hace que el filo cortante muestre una delineación den-
tada (Fig. 3 y 4) con lo que el corte del útil adquiere cierto componente transversal,
que facilita el seccionamiento de las fibras vegetales. La hoz curva con inserciones
oblicuas ha sido también reconocida en el yacimiento de Tell Assouad, en niveles
del PPNB (M.C. Cauvin, 1973). Este tipo de hoces sigue siendo dominante en el
periodo Pre-Halaf de Tell Halula, si bien hay que señalar que tanto en el PPNB
reciente como en este periodo también existen algunas hoces de enmangamiento
paralelo al filo.

Figura 11. Elementos de hoz del PPNB medio, insertados en paralelo en hoces curvas

375
Figura 12. Elementos de hoz del PPNB reciente, insertados en oblicuo en hoces curvas.

III.3. El trabajo de la piel

El proceso técnico de trabajo de la piel puede dividirse en dos fases principales: la


destinada a dar a la materia las características de flexibilidad, impermeabilidad y
durabilidad necesarias y las segunda de elaboración de objetos sobre la materia ya
tratada (Ibáñez y González, 1996). Por lo que respecta a los trabajos desarrollados
con útiles líticos, las actividades de raspado estarán relacionadas con las primeras
fases de trabajo de la piel, mientras las fases de elaboración de objetos en piel esta-
rán asociadas a las actividades de corte y perforación.

El trabajo de la piel con útiles de sílex es escaso en los niveles del PPNB medio.
Sólo se han detectado cuatro piezas con huellas de trabajo de piel, dos raspadores
y dos láminas, todas con huellas de raspado. Una de las láminas raspó piel ligera-
mente humedecida a la que se habían añadido abrasivos minerales. Los trabajos de
piel con abrasivos han sido reconocidos por P. Anderson en útiles procedentes de

376 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
los niveles del PPNB de El Kown 2 (Anderson, en prensa). El añadido de minerales
molidos a la piel, generalmente ocre, tiene como finalidad favorecer la conserva-
ción de la piel o simplemente una función ornamental (Audouin y Plisson, 1982;
Philibert, 1993; Ibáñez y González, 1994).

En los niveles del PPNB reciente, el trabajo de la piel es más abundante. En nue-
ve de los raspadores analizados se han encontrado huellas de trabajo de la piel.
Sin embargo, entre los útiles Pre-Halaf no hemos encontrado huellas de trabajo de
esta materia en ningún útil de los analizados. Podemos comprobar que la impor-
tancia del trabajo de la piel con útiles de sílex en un nivel concreto se encuentra
en relación directa con la abundancia de raspadores. Estos útiles son escasos en el
PPNB medio y en el Pre-Halaf, igual que sucede con el trabajo de la piel. De he-
cho, como demuestran los datos del PPNB reciente, el raspador es el útil que está
primordialmente relacionado con el trabajo de esta materia.

¿Qué causas pueden justificar la variabilidad en la importancia del trabajo de la piel


con útiles de piedra en los diferentes niveles del yacimiento? Una primera explica-
ción puede residir en la utilización de útiles de hueso para estas labores. En efecto,
en los niveles Pre-Halaf, donde no se han encontrado útiles con huellas de trabajo de
la piel, aparecen numerosos útiles en hueso que, por su morfología se podrían rela-
cionar con el trabajo de la piel (Stordeur, 1996). Se trata, en primer lugar, de punzo-
nes, que probablemente se usaron para perforar la piel. Además, aparecen una serie
de espátulas con mango, cuya morfología y zona activa curvada es muy similar a la de
los útiles óseos empleados por comunidades de cazadores recolectores para el tra-
bajo de la piel. La zona activa muestras huellas de redondeamiento asimilables a las
tareas de raspado de piel. Por tanto, probablemente, durante el Pre-Halaf, el trabajo
de la piel se desarrolló fundamentalmente con útiles de hueso.

Más complejo resulta comprender la escasez de trabajo de piel con útiles de sílex
durante el PPNB medio. En estos niveles existen punzones, pero el utillaje rela-
cionable con labores de raspado (espátulas) es escaso. Además, la extensión de los
niveles de PPNB medio excavada es suficientemente amplia como para suponer
que tal ausencia no se debe a razones de distribución diferencial de actividades en
el espacio. Será necesario avanzar en el estudio del conjunto del yacimiento para
explicar el hecho señalado.

377
III.4. Carnicería

Entre el utillaje analizado sólo hemos encontrado una pieza con huellas de des-
cuartizado de animales. Se trata de una lámina de grandes dimensiones (130x30
mm.), procedente de niveles del PPNB reciente, empleada por sus dos filos. Se
pueden plantear varias razones que expliquen la casi ausencia de huellas de esta
actividad entre el material estudiado. En primer lugar, las huellas de trabajo de ma-
terias blandas, como corte de piel o carne, son las más difíciles de reconocer por
la escasa alteración que crean en los filos activos. Las huellas son más fácilmente
identificables cuando en el trabajo se cortaron tendones, cartílagos o hubo contac-
to con huesos, es decir, cuando la tarea fue de descuartizado. Es probable, por tan-
to, que una parte de las labores de carnicería hayan quedado inadvertidas. Además,
hemos analizado exclusivamente el utillaje retocado. El corte de materias blandas
se practica más eficazmente con filos no retocados que con filos retocados, por lo
que es muy probable que la mayor parte del utillaje para carnicería se encuentre
entre las piezas no retocadas. Por último, sólo hemos estudiado el utillaje en sílex,
sin que, hasta el momento, hayamos abordado el estudio de los útiles en obsidiana.
Las piezas de obsidiana encontradas en el yacimiento consisten en laminillas o lá-
minas pequeñas talladas a presión y no retocadas. Las características de la materia
prima y la técnica de elaboración de los útiles hacen que estos presenten filos muy
agudos a la vez que frágiles, que se usaron sin retoque alguno. Con estas caracte-
rísticas, planteamos como hipótesis que los útiles en obsidiana se debieron de usar
para el corte de materias blandas, entre ellas el corte de carne.

III.5. Hueso

El trabajo de hueso se practicó fundamentalmente con buriles, aunque también


se usaron lascas y láminas retocadas. La principal actividad desarrollada con estos
útiles fue la de raspado y más marginalmente el corte y ranurado. Existen algunas
diferencias entre los útiles de los niveles del PPNB y del Pre-Halaf. En el periodo
más reciente el trabajo del hueso es proporcionalmente más importante que en el
PPNB. Estos datos coinciden con los que aporta la industria ósea, que es bastante
más abundante en el Pre-Halaf (Stordeur, 1996). Además durante el PPNB el utilla-
je empleado es más específico, los buriles, mientras que en el Pre-Halaf además de
buriles se emplean láminas y lascas retocadas.

378 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 13. Huellas de raspado de hueso.

III.6. Madera

La madera es una materia escasamente trabajada con los útiles retocados analiza-
dos. Existen dos razones que justifican esta escasez. Numerosos análisis funciona-
les previos han mostrado que la madera se trabaja primordialmente con filos no
retocados. Los trabajos experimentales muestran la mayor eficacia de los filos no
retocados para el trabajo de la madera. Por tanto, una muestra de útiles retocados
no sería la más apropiada para detectar trabajos sobre esta materia. Además, entre
el utillaje en piedra pulida aparecen pequeñas hachas y azuelas que debieron usarse
para las primeras labores de conformación de los objetos en madera, por lo que
estas labores no se llevarían a cabo con útiles de sílex.

379
Figura 14. Huellas de raspado de madera.

IV. DIFERENCIAS EN EL EMPLEO DE LOS ÚTILES ENTRE EL PPNB Y EL PRE-


HALAF

Entre el PPNB y el Pre-Halaf se observan importantes cambios en las característi-


cas del utillaje lítico (Ferrer et alii., 1996). Por lo que respecta a los tipos de sílex, en
el PPNB se observa una explotación de dos tipos de materia prima, uno de grano
medio/grueso, procedente del cercano Éufrates y otro de grano fino, de origen más
incierto, aunque no local. Durante el Pre-Halaf el sílex local, de peor calidad, es
explotado casi exclusivamente. La talla durante el PPNB se caracteriza por una
explotación laminar a partir de núcleos bipolares. Por contra, en el Pre-Halaf se
desarrolla una talla unipolar de lascas. Por lo que respecta a la conformación de
los soportes, durante el PPNB se tiende a elaborar útiles más específicos, puntas,
buriles, raspadores, etc., mientras que en el Pre-Halaf dentro del utillaje retocado
abundan las lascas y láminas retocadas. Estos datos indican que la tecnología de
elaboración de útiles es más expeditiva en el periodo más reciente. Se observa una
menor inversión de esfuerzo técnico en la captación de materia prima, en la talla y
en el retoque de los útiles.

380 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Los datos que aporta el análisis funcional abundan en esta idea de transición ha-
cia una tecnología más expeditiva. En términos generales, salvo para el caso de
los elementos de hoz, la intensidad de uso de los útiles en sílex del Pre-Halaf es
menor que la de los útiles del PPNB. Esta menor intensidad de uso se refleja en
la menor intensidad de las huellas, como consecuencia de la cual, la proporción
de útiles cuya función ha sido interpretada en el Pre-Halaf (35%) es menor que en
el PPNB (54%). El grado de reciclado de los útiles es mayor en el PPNB que en
el Pre-Halaf, ya que para el primero la proporción de útiles que han desarrollado
más de un trabajo es del 10%, mientras que en el segundo es del 3%. Estos datos
indican que, en el Pre-Halaf, una buena parte del utillaje lítico se desechó des-
pués de tiempos de trabajo cortos, sin ser guardados para futuros usos.

En el PPNB una alta inversión de esfuerzo técnico en la captación de la materia


prima, su talla y retoque tendría como consecuencia un aprovechamiento inten-
so de los útiles, con una vida de uso más prolongada, incluyendo almacenamiento
de útiles y mayor reciclado. En el Pre-Halaf la estrategia de aprovechamiento
del utillaje fue diferente. Se buscaron técnicas de elaboración de útiles más ex-
peditivas, que exigían un menor conocimiento técnico e inversión de tiempo. Se
fabricaron útiles en sílex menos específicos que eran desechados después de que
la labor finalizaba.

En el estado de nuestra investigación es prematuro intentar ofrecer una expli-


cación sobre estos cambios tecnológicos. Por el momento nos plantemos tres
líneas de explicación, algunas de las cuales no son excluyentes. La primera impli-
caría una cierta crisis del sistema productivo que llevaría a una simplificación de
los procesos técnicos. Esta explicación nos parece la más improbable puesto que
tales indicios de crisis no son evidentes. Bien al contrario, el periodo Pre-Halaf
contempla la aparición de las primeras producciones cerámicas y una intensifi-
cación de las prácticas agrícolas y ganaderas. Como segunda línea de explicación
nos planteamos la posibilidad de que tal cambio responda a un aumento de la
complejidad social, con una incipiente especialización en el trabajo. La mayor
parte de la comunidad renunciaría a un conocimiento técnico que anteriormente
era general, recurriendo a tecnologías más expeditivas para desarrollar las tareas
cotidianas, puesto que una parte de grupo se especializa en la producción artesa-
nal especializada. Las labores que necesitan una menor inversión técnica se de-
sarrollarían con útiles expeditivos, mientras que para las labores que requirieran
útiles más especializados se recurriría a los útiles elaborados por especialistas, ta-
les como las láminas de obsidiana talladas a presión, o se adquirirían directamen-
te los objetos elaborados por artesanos. Por último, como tercera línea de expli-
cación, habría que considerar que el papel de la industria en sílex en los periodos
recientes pudo ser menor que en el PPNB, puesto que algunas labores antes se

381
desarrollaron con este utillaje pudieron llevarse a cabo posteriormente con útiles
en otras materias, tales como los instrumentos en hueso o los útiles pulidos en
diferentes rocas. De cualquier forma, sirvan estas líneas como un primer estable-
cimiento de hipótesis sobre el cambio tecnológico entre el PPNB y el Pre-Halaf,
que han de ser depuradas y contrastadas en futuros trabajos.

382 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
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385
Estudio preliminar del material de
molienda y trituración de Tell Halula
Maria Bofill Martínez
Seminari d’Arqueologia Prehistòrica del Pròxim Orient. UAB

I. INTRODUCCIÓN Y TERMINOLOGÍA

Los instrumentos de molienda y trituración (grindingstones para los investigadores


anglosajones, y outils de mouture et broyage para los franceses) se caracterizan respec-
to a otros útiles por presentar, usando la terminología de Leroi Gourhan1, un modo
específico de acción sobre el material a trabajar, destinado a reducir en partículas
o harina, mediante el machacado, la pulverización o la molienda. Esta categoría
de instrumentos comprende básicamente los molinos (molinos y manos de moli-
no), los morteros (morteros y manos de mortero o pestles) y los machacadores. De
esta manera, el estudio que iniciamos en la campaña 2008 sobre el material de Tell
Halula se centra esencialmente en la anterior definición sobre este subgrupo de
categorías de artefactos para la molienda y la trituración, dentro de lo que común-
mente se conoce como material macrolítico o groundstones, el cual tiende a incluir
una gama de artefactos y tecnologías mucho más amplia y diversa.

La realización de este estudio sobre materiales macrolíticos se enmarca dentro


del análisis global sobre la producción agrícola en el asentamiento de Tell Halula.
Dicho proceso de producción se compone de una cadena de procesos de trabajo
concretos cuyo estudio en particular y posterior interrelación nos permitirá abor-
dar problemáticas generales sobre la agricultura desarrollada en este asentamiento
neolítico. El estudio de cada proceso de trabajo puede emprenderse desde distin-
tas categorías de análisis de materiales: el producto y los residuos del proceso de
producción (restos vegetales, estudiados a partir de la arqueobotánica, ver cap.21
en este volumen); los instrumentos de trabajo (principalmente útiles cuyos elemen-
tos líticos se han conservado, ver industria lítica en caps. 8, 9, 10 y 11); los espacios
de producción (estructuras y áreas de trabajo, ver caps. 2 y 3), y por supuesto, los
agentes productores (restos osteológicos, estudios sobre paleopatologías humanas,
etc., en capítulos 27 y 28).

Por nuestra parte, dentro del estudio sobre instrumentos de trabajo vinculados
con la producción agrícola, en la campaña de 2008 se inició el análisis del material
de molienda y trituración (MMT) vinculado con uno de los últimos procesos de
trabajo sobre el cereal previos a su preparación para el consumo.

1  Leroi-Gourhan, en L’Homme et la matière, Paris : Albin Michel, 1971 (2nd).

386 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
II. MATERIALES DE ESTUDIO Y PROCEDENCIA

El conjunto de materiales analizados comprende casi la totalidad (233 piezas) de los


instrumentos de molienda y trituración recuperados en las campañas de excavación
de Tell Halula (1989-2008)2. La franja cronológica que abarca tal estudio se correspon-
de con todos los períodos históricos documentados en el yacimiento: desde los nive-
les más antiguos adscritos al periodo Precerámico B medio y reciente (8700-8000 Cal
BP), las fases pertenecientes a las primeras producciones cerámicas (Pre-Halaf, 8000-
7600 Cal BP), así como las atribuidas al periodo histórico Halaf (7600-6500 Cal BP)3.
De esta forma, salvo los primeros momentos del Precerámico A y el Precerámico B
antiguo, el estudio comprende casi todo el período neolítico del Levante norte.

III. OBJETIVOS PRINCIPALES Y METODOLOGÍA DE ESTUDIO

En la primera campaña de estudio sobre el MMT de Tell Halula se ha llevado a


cabo la construcción de una base de datos detallada a partir del nombre total de
piezas recuperadas en contexto arqueológico. Para ello, la base de datos realiza-
da en Access comprende tanto las variables métricas como las morfológicas que
describen la variabilidad de esta categoría de materiales. Tras un primer proceso
de análisis del conjunto de piezas que se completará próximamente con el análi-
sis funcional, se pretende evaluar a modo introductorio las tendencias generales
que denotan los procesos de fabricación, uso y amortización de estos instrumentos
macrolíticos. De esta manera, la primera etapa del trabajo de investigación consis-
tía en registrar de manera sistemática todas las piezas, especificando el tipo básico,
la materia prima (a partir de la colección de referencia creada por A. Álvarez y X.
Clop, ver en este mismo volumen), el contexto arqueológico en el que apareció,
y las características físicas que a nivel macroscópico pueden llegar a describirse.
Esta última cuestión cobra especial importancia en los instrumentos de molienda
y trituración, ya que mediante los estudios etnográficos (Roux, 1985), y de trazas de
uso (Procopiou, 1998; Dubreuil, 2002, etc.), se ha podido certificar la amplia gama
de materias susceptibles de poder ser procesados por útiles molienda y trituración
(diversas materias vegetales, animales y minerales). De esta manera, nuestro estu-
dio ha sido planteado inicialmente como un análisis global de los instrumentos des
del punto de vista tecnológico, funcional y petrográfico, que espera poder avanzar
en las próximas campañas de estudio de Tell Halula.

2 En el presente estudio no hemos incluido el análisis de los útiles de fabricación y de mantenimiento
(percutores, alisadores, etc.) que puedan ser relacionados con el proceso de elaboración de los
instrumentos de molienda y trituración. Se espera poder examinar estos útiles de fabricación en las
próximas campañas de estudio en Tell Halula.

3  Ver resultados de las dataciones radiocarbónicas en el cap. 3.

387
Por otro lado, con el fin de relacionar este primer análisis de materiales dentro
del marco de investigación de los instrumentos de molienda y trituración en el
contexto del Neolítico en el Próximo Oriente, hemos tenido en cuenta la propues-
ta metodológica que Katherine Wright aplica en el sur del Levante mediterráneo.
Con este propósito, hemos incluido en la nueva base de datos las principales varia-
bles analíticas que utiliza Wright (1992), y se ha intentado distinguir los tipos mor-
fológicos que propone para cada clase de artefacto macrolítico (molino, mortero,
manos de molino, etc.). De hecho, diversos estudios parciales dentro de las mono-
grafías de los yacimientos, como P. Collet, R. Spoor (1996) en Tell Sabi Abyad, H.
Khalaily y O. Marder (2003) en Abu Ghosh y otros estudios más extensos como el
de Laure Dubreuil para el material de molienda natufiense (2002), siguen la tipolo-
gía propuesta por Wright en el Levante sur.

IV. PRIMEROS RESULTADOS: TIPOS BÁSICOS DE ARTEFACTOS

En la siguiente tabla (Fig. 1) resumimos de manera sintética el conjunto de mate-


riales analizados. Los tipos básicos contemplados han sido concretados en ocho
categorías para poder valorar en primera instancia la composición general de la
base material que sustenta nuestro trabajo. Estas categorías analíticas hacen refe-
rencia a dos procesos de trabajo de la materia diferenciados: en primer lugar, las
superficies de abrasión vinculadas a los molinos (parte móvil / mano de molino o
moleta, y parte pasiva / molino), y en segundo lugar, las superficies de trituración
vinculadas a los morteros (parte activa / mano de mortero y parte pasiva / mortero)
y machacadores.

Tipo Básico Nº de piezas Porcentaje


Molino 44 18,88
Mano de Molino 87 37,34
Elemento de molienda indet 40 17,17
Mortero 15 6,44
Mano de Mortero 23 9,87
Mano de Mortero/Machacador 3 1,29
Otros 7 3,00
Indeterminados/Fragmentos 14 6,01
Total 233 %

Figura 1. Tabla resumen de los tipos básicos de MMT analizados en la campaña de estudio de Tell
Halula 2008.

388 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 1.1. Resumen esquemático del MMT analizado.

IV. 1. Los instrumentos de molienda

Los molinos y manos de molino mantienen una interdependencia entre ambos que
marca tanto sus características físicas (morfología y elección de la materia prima)
como los procesos de fabricación y desgaste que experimentan. De manera aproxi-
mativa, hemos podido diferenciar a nivel macroscópico los elementos de molienda
(molino y mano) a partir de la morfología general que describe la cara activa de
cada elemento. Debido a la acción de vaivén y/o al movimiento circular/oblicuo
que se realiza con los molinos prehistóricos manuales, la superficie activa de los
molinos va generando una sección longitudinal desde formas planas a cóncavas,
cuya profundidad dependerá del tiempo y la intensidad del trabajo realizado, de
las características morfométricas y petrográficas del útil activo utilizado conjun-
tamente, y sobre todo, en relación con la materia prima con que se fabrica el ins-
trumento, así como la materia que se pretende procesar. Por su parte, las manos de
molino se identifican generalmente por las formas planas a convexas que descri-
ben sus caras activas vistas en sección transversal y/o longitudinal, generadas por
la fricción que experimentan junto a la base sobre la cual hayan funcionado, y al
tipo de movimiento que hayan experimentado (Nierle, 1982, p.182). Sin embargo a
nivel etnoarqueológico y experimental, se ha comprobado que no puede tomarse
la forma de las caras activas como un atributo clave para la diferenciación entre

389
tipos básicos, ya que la morfología convexa parece documentarse en cierto tipo de
molinos.

Finalmente, la mayoría de autores coinciden en que la morfología final del útil es


el resultado del proceso de fabricación inicial del instrumento, sumado a los cam-
bios morfológicos y de pérdida de volumen que irá experimentando durante los
períodos de uso y reavivado de sus superficies activas. Por lo tanto, en la primera
clasificación a nivel de tipo básico que presentamos aquí respecto a los elementos
de molienda, el criterio morfológico sobre las caras activas de los instrumentos es
utilizado como punto de partida para poder ser contrastado con otras variables
como la masa y las dimensiones métricas, y siempre teniendo en cuenta la comple-
mentariedad técnica que deben presentar los dos elementos de molienda entre sí
(Dubrueil, 2002, p.96).

El registro de molinos y manos de molino documentados en Tell Halula mantie-


ne las tendencias esperadas para esta categoría de artefactos. Una condición final
del equipo de molienda del cereal de acuerdo con los principios que gobiernan el
comportamiento de la materia en las superficies abrasivas, es la de que el nombre
de manos de molino debe superar numéricamente a los molinos recuperados en
contextos arqueológicos (Risch, 2008). Estudios experimentales indican que el rit-
mo de desgaste de la parte móvil del molino es cinco veces superior al ritmo de las
partes pasivas (Wright, 1993), por lo que el índice de aparición de ambos artefactos
ronda el 2:1, como podemos ver en Tell Halula (87 manos de molino frente a 44
molinos, ver figuras 1 y 1.1).

Respecto a la identificación de las dos categorías básicas de instrumentos de mo-


lienda cabe destacar el problema metodológico que genera el estado de conser-
vación de las piezas. De las 87 manos de molino registradas tan solo 17 piezas se
encuentran enteras. En cuanto a los molinos, únicamente se han recuperado hasta
el momento 11 enteros o prácticamente enteros. Todas las demás piezas son frag-
mentos que a nivel macroscópico pueden determinarse grosso modo en función de
su parte activa (en el caso de que se haya conservado), aunque en diversos casos
resulta bastante arriesgado. Ante tal situación, una vía metodológica para la iden-
tificación de los dos tipos básicos se centra en la observación de las estrías de uso
generadas sobre los útiles en el proceso de molienda. Según el estudio de Risch
(2008), los molinos no suelen presentar un patrón definido en la direccionalidad
de las estrías causadas por el uso, sino que más bien parece destacar una multi-
orientación y dispersión de éstas por la superficie activa de los artefactos. Por otro
lado, las manos de molino presentan las estrías de uso más densas y paralelas entre
sí, mientras que la orientación puede ser transversal al eje longitudinal de la pieza,
o incluso pueden ser oblicuas, ya que es posible la realización de un movimiento

390 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
circular. Previamente, el trabajo de Stone (1994) a partir de diversos estudios sobre
conjuntos macrolíticos del Sudoeste americano, Nuevo México y el área de la tie-
rra alta Maya, también relaciona el tipo de trazas de uso (estrías/orientación, seña-
les de percusión, etc.) con el funcionamiento del útil, y el tipo de materia procesa-
da (pequeñas semillas silvestres, grandes granos de maíz, etc.) que suelen requerir
procesos de molienda y tipos de instrumentos diferentes. De esta forma resultará
muy interesante comprobar en próximos estudios qué tendencias son las observa-
das en las superficies activas de los materiales de Tell Halula, y si resulta operativo
el criterio de la traceología para diferenciar los tipos básicos de artefactos en nues-
tro caso de estudio.

IV.1.1. Registro de las dimensiones métricas

La variabilidad métrica del material analizado nos permite detectar notables recu-
rrencias. En primer lugar, a pesar de que el intervalo métrico registrado tanto en
manos como en los molinos es muy amplio, podemos destacar una media de 357
mm en la longitud de los molinos, mientras que la media en las manos rondaría los
207 mm (ver Fig. 2).

Figura 2. Longitudes máximas registradas en los artefactos tipo Molino y tipo Mano de molino
(fragmentos enteros o medibles).

Sin embargo, uno de los criterios que establece Risch (2008) para diferenciar entre
molinos y manos de molino es el tamaño de la superficie activa de los instrumen-
tos. Las piezas que presenten caras activas inferiores a 250 cm² generalmente co-
rresponden a manos de molino, mientras que las superficies de trabajo superiores a

391
este promedio suelen pertenecer a los molino. Esta tendencia puede observarse en
el conjunto macrolítico de Tell Halula, donde el número máximo de artefactos que
ha permitido calcular dicha superficie activa (enteras o casi enteras) genera dos
subconjuntos a nivel métrico que corresponden mayoritariamente con las clasifica-
ciones morfológicas realizadas a priori (Fig. 3).

Figura 3. Nombre total de artefactos, manos y molinos, en los cuales se ha podido calcular la superficie activa.
La línea roja marca la media de 250 cm² propuesta como criterio de diferenciación por Risch (2008).

IV.1.2. Morfología

Por último, hasta el momento no se han detectado tendencias significativas en re-


lación a las morfologías generales de molinos y manos de molino. En este sentido,
tan solo cabe destacar la forma en planta lenticular de las manos de molino que
representa más de un 50% del total de manos. Por ello, en futuros trabajos com-
probaremos qué relación mantiene esta tendencia morfológica con los soportes de
materia prima disponibles en Tell Halula (fuentes primarias y secundarias/fluvia-
les). En cuanto a la tipología propuesta por Wright (1992), establecida a partir del
proceso de reducción lítica que experimentan los útiles a través de su fabricación
y uso, se han podido identificar 80 piezas relacionables con los tipos descritos por
esta autora (Fig. 4).

392 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Tipología Wright, 1992 Nº Piezas
Molino 4. Boulder grinding slab 1
6. Saddle-shaped Grinding Slab 9
Mano Molino 35. Bifacial ovate/planoconvex 4
37. Bifacial ovate/wedged 3
40. Bifacial loaf/oval 2
43. Bifacial loaf/planoconvex 34
45. Bifacial loaf/wedged 3
46. Bifacial loaf/triangular 1
Mortero 17. Boulder mortar 1
18. On flaked/pecked boulder 13
Mano Mortero 65. Bipolar Cylindrical 1
66. Unipolar Cylindrical 1
67. Bipolar Conical 2
68. Unipolar Conical 4
71. Soft Mini-pestle 1
Total 80

Figura 4. Tabla resumen de los tipos de Wright (1992) registrados en Tell Halula.

Sobre esta cuestión, cabe recordar que la clasificación tipológica de Wright fue dise-
ñada tras el estudio de conjuntos macrolíticos procedentes del sur del Levante me-
diterráneo. De esta forma, las morfologías de los útiles de molienda y trituración no
tienen porqué seguir los mismos parámetros en el norte del Levante (Valle medio del
Éufrates). Sin embargo, existen tipologías muy recurrentes en el conjunto de MMT
estudiado en Tell Halula, sobre todo en el caso de las manos de molino de sección
transversal plano-convexa (38 en total, el 43,7% de manos de molino).

Por otra parte, a nivel general podemos establecer una mayor formatización y trata-
miento de las superficies de las manos de molino, tanto de la superficie activa como
la del reverso, en las cuales documentamos superficies muy pulidas y redondeadas,
en contraposición a las manos de mortero que en diversos casos pueden correspon-
der con cantos de río apenas transformados para su uso en trabajos de percusión.

IV.2. Los instrumentos de trituración

El grupo de instrumentos formado por morteros y manos de mortero han resulta-


do ser mucho más escasos que el anterior equipo de trabajo. Un total de 15 morte-
ros (tan solo dos enteros) y 23 manos de mortero conforman este segundo grupo
de instrumentos, mientras que también hemos querido asociar de momento tres

393
piezas que estarían rondando entre una posible utilidad como manos de mortero y
machacadores de otro tipo. De igual forma que en el anterior párrafo, apostamos
por un estudio funcional de las superficies de percusión para poder completar el
análisis de estos instrumentos de trabajo.

Por último, en el apartado de Otros hemos agrupado una serie de piezas como pla-
quetas de basalto pulidas y un plato o bandeja sobre caliza muy pulida, sobre las
cuales se estudiará su vinculación o no con los trabajos de procesado del cereal.

Figura 5. Mortero HL-4I-14 en caliza blanca local.

V. MATERIA PRIMA

La determinación de la materia prima del material de molienda y trituración se ha


realizado hasta el momento a nivel macroscópico, estableciendo grandes grupos de
rocas, y reservando otros análisis más detallados para el futuro de la investigación.
Esta parte del análisis se ha llevado a cabo por correspondencia con la colección de
materias primas de referencia creada para el conjunto de materiales líticos de Tell
Halula (Clop&Álvarez, en este volumen). Esta metodología ha sido considerada
adecuada en este primer tramo del estudio debido a la reducida variabilidad de
materias primas con las que se han fabricado la mayoría de las piezas analizadas
(Fig. 7). Un 70% de las piezas están fabricadas sobre basalto (en su mayoría, basalto
con olivino), roca que por sus características físicas (puede llegar a presentar una

394 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
gran porosidad) resulta idónea para el proceso de molienda de materias como los
cereales. Sin embargo, cabe destacar que el grado de porosidad/compacidad de los
basaltos es muy diverso en función de su proceso de formación como roca volcáni-
ca. De ahí que hayamos diferenciado entre basaltos vesiculares (porosos) y basaltos
más compactos o macizos que también se utilizan para la fabricación de instru-
mentos de percusión.

Figura 6. Detalle de la materia prima utilizada en la mano de molino HL-1Y-3.

Con el fin de determinar con mayor precisión la variabilidad litológica de los basal-
tos documentados entre los instrumentos de molienda y trituración de Tell Halula,
se han seleccionado un total de ocho muestras sobre fragmentos de esta roca para
ser analizados por lámina prima en Barcelona (resultados en curso).

395
Figura 7. Resumen esquemático de las materias primas registradas entre el MMT de Tell Halula.

El estudio realizado por un equipo de geólogos colaboradores con la expedición


francesa en el yacimiento de Dja’de (Briand&Santallier, 1999) ha proporcionado
interesantes resultados para la zona de la ribera oriental del Éufrates medio. El
objetivo de dicho trabajo se centró en caracterizar a nivel geoquímico los basaltos
utilizados en la fabricación de útiles de molienda y trituración de cuatro yacimien-
tos arqueológicos de la zona (Jerf el Ahmar, Dja’de, Tell Halula y Shioukh Foghani).
Tras la prospección de los principales afloramientos locales de materiales basálti-
cos (primarios y secundarios), se realizaron cerca de 200 láminas primas y análisis
químicos que permitieron diferenciar diversas categorías petrográficas y grupos
geoquímicos. Cruzando estos datos sobre muestras brutas recogidas en el terreno,
con los análisis petrográficos y geoquímicos de objetos arqueológicos, se llegó a
una serie de conclusiones. En primer lugar, las variables geoquímicas no parecen
influir en el aprovisionamiento de materia prima de estos instrumentos, ya que no
se observan diferencias significativas entre los dos grupos principales de basaltos
pliocenos y basaltos cuaternarios. En cambio, la textura de la materia prima, en
este caso, variable en función de la facies de basalto macizo o de basalto vesicular
en la que se encuentre, sí que explicaría buena parte de la variación existente entre
la población de objetos estudiados. De esta forma, parece evidenciarse una prefe-
rencia hacia los basaltos vesiculares en la fabricación de molinos/manos, mientras
que para las manos de mortero se utiliza sobre todo basalto de tipo macizo.

396 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Si relacionamos estos indicios con el material de molienda y trituración de Tell
Halula (en la ribera opuesta del Éufrates y a 24 km de Dja’de), podemos destacar
que para nuestro caso de estudio también existe una diferenciación muy significa-
tiva en la materia basáltica escogida para cada equipamiento de trabajo (ver Fig. 8),
aunque debemos tener en cuenta el reducido número de artefactos de trituración
en comparación con los elementos de molienda recuperados hasta el momento.

Equipamiento Basalto vesicular Basalto macizo


Molienda 109 7
Trituración 5 12

Figura 8. Relación entre los equipos de trabajo de molienda y trituración de Tell Halula y los
tipos de basalto documentados.

La utilización del basalto como materia prima para la fabricación de instrumentos


de molienda se encuentra documentada en multitud de sociedades de todo mundo
y cronologías diversas. El basalto vesicular no requiere frecuentes tareas de rea-
vivamiento de sus propiedades abrasivas (su porosidad natural se regenera con el
desgaste de la roca), tal y como ocurre con otras materias líticas, ni tampoco produ-
ce microrestos minerales producto del desgaste de la superficie activa que puedan
mezclarse con la materia procesada (Schneider, 2002, p. 47) durante el proceso de
molienda. Además, la dureza del basalto le convierte en una materia apreciada por
el potencial de su vida de uso, más larga que otras materias primas más blandas.

Por otra parte, el otro gran grupo de materias primas son las calizas, también va-
riables en sus características. Sobre las calizas cabe destacar aquellas de tipo más
blando (fácil manipulación) y de color blanco, que sorprendentemente se utilizan
para la confección de útiles de molienda, sobre todo manos de molino, y gran parte
de las bases de mortero registradas hasta el momento. Esta litología abundante y
de procedencia local, se documenta en multitud de producciones de objetos diver-
sos, instrumentos y material de construcción en todas las Fases de Ocupación de
Tell Halula.

La alternancia entre diferentes litologías utilizadas para elaborar los instrumentos


de molienda y trituración pueden relacionarse con una mayor adaptabilidad de la
materia prima lítica con la materia que se desee procesar. Ejemplos etnográficos
de América del norte (Schneider, 2002, p.49), documentan preferencias hacia el
basalto vesicular para trabajar el maíz húmedo, mientras que otras piedras volcáni-
cas de tipo porfídico así como areniscas de grano grueso parecen considerarse más
aptas para procesar granos y vainas de mezquite.

397
Más allá de estos dos grupos predominantes, también se documentan otras ma-
terias alóctonas al yacimiento como los granitoides, la pegmatita o el porfídico,
cuya aparición en Tell Halula deba atribuirse en gran parte a la fuente de materias
primas diversas que ofrecen las terrazas fluviales del río Éufrates.

Otro punto que destacan diversos autores (Roux, 1985; Procopiou, 1998; Risch
2008) es la interdependencia que parece existir entre los molinos y las manos de
molino a nivel de materia prima. Para aumentar la capacidad de machacar y pul-
verizar el grano, uno de los dos artefactos que forman el set de molienda (normal-
mente las manos), debe estar elaborado sobre una materia prima cuyo fabric sea
ligeramente más compacto y menos abrasivo que el otro. Esta tendencia parece
no cumplirse en Tell Halula, donde la proporción de manos de molino fabricadas
sobre basalto vesicular es muy alta. Sin embargo, también debe tenerse en cuenta
la documentación de una variabilidad material más amplia entre las manos (aunque
el nº total también sea mayor) que entre los molinos, incluyendo litologías natural-
mente menos abrasivas que el basalto vesicular. Sobre esta relación materia prima
/ tipo básico, debemos destacar la propuesta de Santallier et al. (2002, p.21) para
Mureybet, sobre la hipótesis referente al set de molienda (mano/molino), en el que
sólo uno de los dos elementos debe presentar una rugosidad elevada. De esta for-
ma, entre las manos y los molinos, ¿la rugosidad tendría la misma relevancia? Para
estos investigadores la respuesta gira en torno a la materia trabajada, según sea más
blanda o dura, y de nuevo la complementariedad entre ambos elementos, puesto
que tan solo uno de los dos debería presentar una superficie activa rugosa. Por esta
razón, hemos comprobado si existe una relación cualitativa entre el tipo de ele-
mento de molienda y la materia prima para el caso del conjunto de Tell Halula.

A partir de una población de 129 artefactos de molienda (molinos y manos de mo-


lino determinados a nivel petrográfico) hemos podido ver como las litologías uti-
lizadas no varían en función de si se trata de fabricar un molino o una mano de
molino. Al menos no existe una relación que a nivel estadístico explique esta varia-
bilidad en las materias primas, aunque, por otra parte, el conjunto macrolítico ana-
lizado permite destacar alguna tendencia. Tanto en las manos como en los molinos,
el basalto vesicular es la materia más utilizada (62,4% y 72,7% respectivamente,
ver ANEXO 1). Por otra parte, también cabe señalar que la variabilidad litológica
entre las manos de molino es mayor que entre los molinos, utilizando materias de
dureza menor como la caliza blanca.

398 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
V.1. Áreas de aprovisionamiento

No solo la identificación petrográfica nos interesa en relación a la materia prima,


sino que hay que tener presentes otros aspectos como la variabilidad interna den-
tro de una misma roca a nivel de textura (Schneider, 2002, p. 33), u otros aspectos
de tipo geomorfológico (Risch, 2008) que nos aportan información sobre la pro-
cedencia y los procesos de selección antrópica de los soportes líticos, así como
su transformación en instrumentos de trabajo. Por ello, en una segunda etapa del
estudio se prevé calcular por una parte, los índices de esfericidad, los cuales de-
penden en gran medida de la distancia de trasporte de materias fluviales, así como
también pueden ser utilizados en los cálculos sobre desgaste material de los artefac-
tos. Por otra parte, también debe ser analizada la variabilidad en la textura de cada
roca, de ahí que también se está llevando a cabo una clasificación de los basaltos
documentados en función de su grado de vesicularidad. Sin embargo, todos estos
procesamientos de datos no cobran sentido sino se correlacionan con el estudio
de los depósitos fluviales que constituyeron una de las áreas de aprovisionamiento
del poblado de Tell Halula. Tal y como fueron prospectadas para la identificación
de posibles fuentes de materia prima silícea (Borrell, 2006), se prevé realizar más
muestreos litológicos sobre las terrazas del Éufrates con el fin de caracterizar los
recursos clásticos que pudieron haber servido como materia prima para la fabrica-
ción del material de molienda y trituración del asentamiento en período neolítico.
En prospecciones anteriores (Borrell, en este volumen), ya fueron localizados depó-
sitos importantes de material basáltico en las terrazas del río Nahar Sejur, afluente
del Éufrates, en las paleoterrazas pleistocénicas del propio Éufrates (a 200 m del
actual curso del río) cerca del pueblo de Jada Kebira, así como también en antiguas
terrazas próximas al pueblo de Djerablous. Por otra parte, tampoco se descarta
el aprovisionamiento de materias en afloramientos primarios, como hemos visto
en el estudio geológico del yacimiento vecino de D’jade (ver supra), sobre todo en
relación a la obtención de soportes líticos de grandes dimensiones que requiere la
fabricación de las bases de molino prehistóricos.

VI. CONTEXTOS DE USO Y CONTEXTOS DE APARICIÓN

Otro de los problemas con los que nos encontramos tras un primer análisis del
material de molienda y trituración es el fenómeno de reutilización de estos útiles
como material para la construcción de estructuras de hábitat en Tell Halula (ver
Fig. 9). Esta tendencia también se documenta en muchos de los artefactos per-
cutores (moletas, machacadores y manos de mortero) y repercutores (molinos y
morteros) recuperados en el yacimiento vecino de Mureybet (en Nierle, 2008, se
detecta a partir del Natufiense final), así como en otros estudios etnoarqueológi-

399
cos como el realizado por V. Roux (1985) en Tichitt, Mauritania. Para el caso de Tell
Halula, debido a la descontextualización de los materiales respecto a su anterior
uso como instrumentos de abrasión y percusión, hemos considerado oportuno ha-
blar por el momento de contextos de aparición de las piezas en el yacimiento hasta
poder obtener más información sobre la ubicación de los molinos durante su uso
como útiles de molturación.

Figura 9. Dos fragmentos de molino formando parte del muro 2HE22 en los niveles pre-Halaf del sector
2 de Tell Halula.

La desconexión espacial de estos instrumentos respecto a las estaciones o áreas


de molienda y trituración también se ve afectada por la habitual aparición de las
piezas macrolíticas entre los estratos de relleno de las estructuras de hábitat y las
áreas exteriores.

La documentación de campo disponible hasta el momento (fichas y diarios de ex-


cavación de todas las campañas precedentes) ha permitido situar a nivel estratigrá-
fico (contextos arqueológicos) gran parte de las piezas analizadas en esta primera
fase del estudio. De las 183 piezas que han podido ser localizadas espacialmente, se
han establecido los siguientes contextos arqueológicos:

400 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Contexto arqueológico* Nº piezas localizadas Porcentaje
Acumulación de molinos exterior 5 (1 única estruct.) 2,7
Acumulación de molinos interior 5 (1 única estruct.) 2,7
Estrato superficial/cerca del superficial 10 5,5
Estrato indeterminado 56 30,6
Estrato exterior 28 15,3
Estrato interior 31 16,9
Interior muro 22 12,0
Relleno estructuras varias 6 3,3
Relleno estructura de combustión 2 1,1
Interior sepultura 1 0,5
Fosa indeterminada 12 6,6
Fosa exterior 3 1,6
Fosa interior 2 1,1
Total 183 %

Figura 10. Tabla resumen donde quedan clasificados los instrumentos localizados a nivel de contexto
arqueológico (*=contexto de aparición).

Debido al problema interpretativo provocado por el desplazamiento de estos útiles


respecto a las áreas de trabajo en los que fueron utilizados4, los contextos de apa-
rición de los útiles en estratos interiores/exteriores no pueden ser contemplados
como evidencia de una actividad interior o exterior a las estructuras de habitad.
Por último, conectando con los contextos de aparición de estos instrumentos, de-
bemos destacar la documentación de cuatro piezas macrolíticas relacionadas con
la molienda y la trituración en cuatro sepulturas del PPNB medio de Tell Halula5.
Este tipo de asociaciones de materiales, junto al estudio antropológico de patolo-
gías (Molleson, 1994, 2007) relacionadas con los procesos de trabajo de molienda
y trituración puede resultar un complemento único para el análisis y la valoración
del papel social de estos instrumentos y de los procesos de producción a los que se
vinculan.

4 En Tell Halula no se ha podido identificar hasta el momento ninguna estación de molienda in situ,
tal y como han aparecido en otros yacimientos neolíticos de la zona como Jerf el Ahmar, Nevali Çori
o Gobekli Tepe.

5 Se trata de cuatro piezas registradas en la base de datos de las sepulturas de Tell Halula: 4C-E14 ind.
H-7 con un fragmento de molino; 4I-E73 ind. H-73 con mano de mortero; 4D-E131 ind. 69 con una base
de molino; y 4D-E134 con una base de molino rectangular.

401
VII. CONCLUSIONES INICIALES

Tras la realización del estudio preliminar del material de molienda y trituración del
yacimiento de Tell Halula, podemos destacar en relación a las tendencias generales
que presenta este conjunto macrolítico las siguientes apreciaciones:

- Se ha sugerido en diversas ocasiones que el incremento de equipos de molienda


en comparación con el equipo de trituración podría relacionarse con el desarro-
llo de las prácticas agrícolas6, y por consiguiente, con la producción de harina de
cereal. El declive gradual de morteros de piedra que documenta Katherine Wrig-
ht (1994) en los yacimientos estudiados entre el Paleolítico superior y el PPNA
podría reflejar, por una parte, la proliferación de morteros de madera, así como
también, el mayor rol que adoptan los cereales en la dieta de los primeros agri-
cultores. Aunque la funcionalidad de cada equipamiento no puede restringirse a
un grupo reducido de materias para procesar (morteros con frutos/tubérculos,
molinos con cereales), el conjunto macrolítico analizado en Tell Halula comparte
las mismas tendencias generales que denotan una superioridad numérica del ma-
terial de molienda.

- A nivel de tipos básicos, también cabe destacar la ausencia en Tell Halula de los
denominados molinos/morteros con depresión central presentes en otros yaci-
mientos contemporáneos, como Mureybet y Cheik Hassan (Nierle, 1982). Res-
pecto a la clasificación tipológica propuesta por Wright (1992) y contemplada en
este primer análisis del MMT de Tell Halula, hemos podido comprobar como la
homogeneidad a nivel de morfología que caracteriza este conjunto macrolítico
no permite extraer grandes conclusiones en cuanto a tipos diferenciados. Debido
al propio proceso de producción y uso de estos artefactos que reduce y modifica
progresivamente la materia lítica del instrumental de molienda y trituración, las
posibles morfologías observadas pueden no corresponder con tipos específicos
sino con momentos determinados del ciclo de fabricación, uso/s y amortización
por el que pasa cada útil.

- En cuanto a la materia primera, las categorías mayoritarias de basaltos y calizas


se corresponden con las documentadas en gran parte de los yacimientos natu-
fienses y neolíticos cuyos conjuntos macrolíticos han sido estudiados en el Le-
vante mediterráneo (Hayonim, Ain Mallaha, Mureybet, Cheik Hassan, Dja’de,
Tell Aswad, etc.). La propia base geológica del asentamiento de Tell Halula co-
rresponde con el tipo de caliza utilizada en una parte importante del MMT. Por

6 
El proceso de molienda permite maximizar el valor nutricional de las plantas mediante la
pulverización en partículas más finas y homogéneas (Wright 1992, 1994).

402 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
su parte, el sistema de aprovisionamiento de material basáltico podría haber-
se centrado tanto en las propias terrazas del Éufrates (clastos), como en aflo-
ramientos de coladas volcánicas cercanas, tal y como parece evidenciarse en el
yacimiento vecino de Dja’de.

VIII. PERSPECTIVAS DEL ESTUDIO

Como hemos comentado anteriormente, nos planteamos como parte central del
trabajo de investigación sobre los instrumentos de molienda y trituración la apli-
cación de un enfoque funcional que nos permita alcanzar un nivel de resolución
informativa que complemente y complete el análisis métrico y morfológico de los
instrumentos estudiados. La identificación de este conjunto de materiales como
instrumentos implicados en el procesado del cereal (entre otras producciones,
como por ejemplo el procesado de minerales y pigmentos, ver Fig. 11), junto con el
análisis de la intensidad de uso a la cual fueron sometidos estos útiles, nos permiti-
rá abrir las perspectivas planteadas para el estudio de la producción agrícola en el
asentamiento neolítico de Tell Halula.

La línea de investigación que iniciamos en este análisis inicial del material de


molienda y trituración de Tell Halula constituye el primer estudio funcional so-
bre esta categoría de instrumentos en el Valle del Éufrates, área clave en el debate
sobre las primeras sociedades que desarrollan las prácticas agrícolas. El proyecto
de investigación también incluye el estudio de otros yacimientos de diversos ho-
rizontes neolíticos del Valle del Éufrates (Jerf eL Ahmar y Akarçay Tepe), el Oasis
de Damasco (Tell Aswad) y la Djezirah (Chagar Bazar), actualmente en proceso
de estudio de materiales, con el objetivo de obtener una amplia visión del inicio y
consolidación de la producción agrícola en el Levante norte y central a lo largo de
todo el período neolítico. En concreto, los estudios en carpología de Tell Halula
(R.Buxó en este volumen), además de presentar unas de las primeras evidencias de
morfologías domésticas, han documentado tanto la presencia de especies de cerea-
les vestidos como de formas desnudas, las cuales implican procesos de producción
diversos que deberán relacionarse en próximos trabajos con el instrumental ma-
crolítico asociado.

403
Figura 11. Posibles restos de colorante sobre la mano de molino de basalto HL-SS7B-916. Fotografía
sobre imagen de lupa binocular a 20 aumentos.

Otro aspecto que resta por tratar es el del propio proceso de fabricación de estos
artefactos macrolíticos. A pesar de que resulta difícil de identificar, debemos pres-
tar especial atención a los cantos naturales, y a lascas de litologías cercanas a las que
documentamos entre los artefactos de molienda y trituración, los cuales podrían
aportarnos información sobre la posible ubicación (local o externa) y desarrollo del
proceso de fabricación de estos instrumentos de trabajo. Por el momento tan solo
se ha analizado una posible preforma a partir de un canto de caliza blanca de forma
lenticular sin apenas transformar (HL-32C-50), morfométricamente muy parecido
a las manos de molino más recurrentes documentadas en Tell Halula.

Por otra parte, no descartamos la posibilidad de iniciar una estrategia de muestreo


para detectar posibles restos de materia trabajada conservados en las superficies
activas de los útiles. Las características topográficas del basalto vesicular podrían
actuar favorablemente en una línea de estudio de fitolitos, almidones o restos de
pigmentos conservados. Sobre todo nos planteamos buscar esta clase de eviden-
cias entre instrumentos de abrasión que puedan presentar dificultades a la hora de
relacionarse con la molienda del cereal. De esta manera, podrá conjugarse la infor-

404 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
mación generada desde la traceología, el análisis morfométrico, la materia prima
y posiblemente el estudio de restos conservados sobre las superficies activas para
desarrollar hipótesis funcionales que nos permitan avanzar en el estudio de las ta-
reas finales dentro del proceso de producción agrícola en el Neolítico del Levante
mediterráneo.

Fotografías: Josep Subiranas Molist, excepto nº 11 (autora).

405
BIBLIOGRAFÍA

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407
ANEXO 1

Mat. Prima Total


Ba-
Ba-
salto Bio- Caliza Caliza
Basalto salto Caliza Grani- Gres
poco micri- com- silici-
compacto vesi- blanca toide rojo
vesi- ta pacta ficada
cular
cular
Tipo
Molino Recuento 0 5 32 0 4 2 0 0 1 44
Básico
% de Tipo
,0% 11,4% 72,7% ,0% 9,1% 4,5% ,0% ,0% 2,3% 100,0%
Básico
% de Mat.
,0% 41,7% 37,6% ,0% 25,0% 28,6% ,0% ,0% 100,0% 34,1%
Prima
% del
,0% 3,9% 24,8% ,0% 3,1% 1,6% ,0% ,0% ,8% 34,1%
total
Residuo -,7 ,9 3,0 -,7 -1,5 -,4 -,7 -,7 ,7
Mano
Recuento 2 7 53 2 12 5 2 2 0 85
molino
% de Tipo
2,4% 8,2% 62,4% 2,4% 14,1% 5,9% 2,4% 2,4% ,0% 100,0%
Básico
% de Mat.
100,0% 58,3% 62,4% 100,0% 75,0% 71,4% 100,0% 100,0% ,0% 65,9%
Prima
% del
1,6% 5,4% 41,1% 1,6% 9,3% 3,9% 1,6% 1,6% ,0% 65,9%
total
Residuo ,7 -,9 -3,0 ,7 1,5 ,4 ,7 ,7 -,7
Total Recuento 2 12 85 2 16 7 2 2 1 129
% de Tipo
1,6% 9,3% 65,9% 1,6% 12,4% 5,4% 1,6% 1,6% ,8% 100,0%
Básico
% de Mat.
100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%
Prima
% del
1,6% 9,3% 65,9% 1,6% 12,4% 5,4% 1,6% 1,6% ,8% 100,0%
total

Tabla de contingencia Tipo Básico / Materia Prima


(SPSS 15.0 para Windows)

408 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
ANEXO 2

Figura 1. Ejemplos de material de molienda de Tell Halula: 1. HL-1Z’-200; 2. HL-1Y-239; 3. HL-2G-


2021; 4. HL99-4F-1.

409
Figura 2. Ejemplos de material de trituración de Tell Halula: 1. HL-30AP-2095; 2. HL-2H/2I-2005;
3. HL-4J-2015; 4. HL-4J-2044.

410 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
La gestión de los recursos minerales en Tell
Halula: industria macrolítica, vasos de piedra,
instrumentos con filo y bolas de piedra
Xavier Clop
Seminario de Arqueología Prehistórica del Próximo Oriente (SAPPO)
Universidad Autónoma de Barcelona.

Aureli Álvarez
Departamento de Geología. Universidad Autónoma de Barcelona

I. INTRODUCCIÓN

La investigación sobre el proceso que condujo a la adopción y consolidación del


modo de vida campesino, tradicionalmente centrada en el conocimiento de los
cambios que se produjeron en las prácticas subsistenciales, desarrollo de la arqui-
tectura, etc., ha prestado menor atención a otros aspectos como pueden ser, por
ejemplo, las características de los productos abióticos utilizados por esas comuni-
dades desde la perspectiva de su materia prima.

Los recursos de origen mineral fueron ampliamente utilizados por las primeras co-
munidades neolíticas como elementos constructivos, en la elaboración de diferentes
tipos de manufacturas, etc. No cabe duda de que el aprovisionamiento y uso de ma-
terias primas de origen mineral tuvo un papel primordial en sus diferentes proce-
sos productivos. Sin embargo, y con alguna excepción como sucede en el caso de la
obsidiana, prácticamente no se han desarrollado líneas de investigación específicas
que permitan conocer las características globales de las estrategias de gestión de los
recursos de origen mineral utilizados por las primeras comunidades neolíticas.

En el marco del proyecto de Tell Halula se ha planteado y se está desarrollando una


línea de investigación interdisciplinaria para conocer y determinar con precisión
cuales fueron las estrategias de gestión de los recursos minerales utilizados por las
comunidades prehistóricas que vivieron en este asentamiento a lo largo de toda su
secuencia prehistórica.

De forma específica, los objetivos que se han fijado para esta línea de trabajo son:

1.- determinar las particularidades de las relaciones que esta comunidad estableció
con su entorno,
2.- determinar el grado de adecuación de los productos que se utilizaban en rela-
ción a las necesidades que estos tenían que cubrir,
3.- determinar el volumen de trabajo invertido en conseguir las diferentes materias
primas de origen mineral (MPOM),

411
4.- determinar la existencia y el grado de intensidad de las relaciones establecidas
con otras comunidades,
5.- determinar las permanencias y los cambios que se pudieron producir en estas
estrategias durante toda la secuencia de ocupación del yacimiento.

La determinación de las estrategias de gestión de los recursos minerales pasa,


necesariamente, por conocer el mayor número posible de MPOM utilizadas en
cada momento, pues únicamente una amplia perspectiva temporal puede permitir
conocer las formas de gestión de los recursos minerales por parte de una deter-
minada comunidad. En general, tan solo la obsidiana ha sido objeto de amplios
estudios que nos permitan conocer tanto sus fuentes de aprovisionamiento como
sus posibles vías de circulación en el Próximo Oriente (ver, por ejemplo: Cauvin
et alii, 1998; Cauvin, 2002). Salvo en el caso de la obsidiana, hasta ahora han sido
excepcionales los estudios que tratan de forma extensa el aprovisionamiento y la
circulación de otras materias primas de origen mineral. En este sentido y con el
objetivo de avanzar en este aspecto del conocimiento de las primeras comunidades
neolíticas, el estudio de las MPOM utilizadas en Tell Halula se ha planteado desde
una perspectiva extensiva, abarcando la cerámica, el mobiliario macrolítico, el mo-
biliario en piedra pulida, los vasos de piedra y las bolas de piedra1.

II. EL ENTORNO GEOLÓGICO

La discusión sobre la posible procedencia de los materiales de origen abiótico utili-


zados por cualquier comunidad se tiene que basar, necesariamente, en un excelen-
te conocimiento del medio en el que esa comunidad se desarrolló.

El yacimiento de Tell Halula se encuentra en terrenos del Eoceno superior for-


mados, en la base, por calizas margosas de colores muy claros (gris, amarillento,
blanco,...) con restos fósiles de crinoideos, globigerinas y miliólidos. En los nive-
les superiores hay materiales cada vez más margosos, con presencia de cuarzo y la
práctica desaparición de restos de fósiles. En conjunto, se trata de materiales muy
blandos y fácilmente erosionables. En contacto con estos materiales encontramos
materiales oligocénicos entre los que destacan unas calizas fosilíferas muy dolo-
mitizadas de aspecto muy granulado debido a su carácter pisolítico. También hay
finas capas de caliza micrítica, de grano muy fino y composición muy heterogénea.
En conjunto, esta serie puede alcanzar una potencia cercana al centenar de metros.

1 El estudio de determinación de las MPOM de Tell Halula también incluye otros elementos materiales,
como la cerámica, los objetos de ornamentación, etc. Los resultados obtenidos hasta el momento en
el estudio de estos oros grupos de materiales arqueológicos se incluyen en otros trabajos de esta
misma publicación.

412 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Hacia el sur encontramos niveles más modernos, con materiales del Helveciense
(Mioceno). Son calizas organógenas, localmente dolomitizadas, con alternancia de
materiales arcillosos. El Cuaternario de la zona corresponde a las terrazas de los
Wadis y que han ido excavando sus lechos sobre terrenos del Eoceno superior. Se
trata de materiales de composición muy homogénea formados por cantos hetero-
métricos poco rodados, procedentes del desmantelamiento de materiales eocéni-
cos y miocénicos.

III. METODOLOGÍA DE ESTUDIO

El estudio de caracterización de la MPOM utilizadas por los habitantes prehistó-


ricos de Tell Halula se ha planteado de la siguiente manera:

a) revisión del material arqueológico con el fin de establecer una primera caracte-
rización de tipo macroscópico. En total, hasta el momento se ha revisado y cla-
sificado un total de 1.628 objetos arqueológicos recuperados en las campañas
arqueológicas realizadas entre los años 1991 a 2000;
b) selección de muestras de los distintos grupos de materiales pétreos. En total se
han seleccionado 29 muestras de los grupos de rocas y minerales definidos ma-
croscópicamente a partir de la revisión de los distintos materiales arqueológicos;
c) realización de láminas delgadas y estudio al microscopio de luz polarizada de las
muestras seleccionadas con el fin de constituir una litoteca de referencia de ma-
teriales arqueológicos. Las láminas delgadas se han realizado y estudiado en el
«Laboratorio de Análisis de Materiales Inorgánicos» de la Facultad de Ciencias
de la Universidad Autónoma de Barcelona;

Una parte fundamental del trabajo realizado consiste en la determinación sobre el


terreno de las posibles áreas de aprovisionamiento de los recursos minerales deter-
minados en Tell Halula. Para ello se ha procedido de la siguiente manera:

a) realización de un estudio geológico específico de la zona del tell para determi-


nar los materiales de posible acceso directo. En este sentido, se han realizado
prospecciones en los Wadis Nahr el Faras y Abu Gal Gal, que rodean el tell. Tam-
bién se han considerado como materiales de posible acceso directo los que se
encuentran a unos 2 km al este del yacimiento, en las terrazas del margen dere-
cho del Éufrates, y que fueron objeto de prospecciones antes de que quedaran
inundadas por la construcción del pantano;
b) realización de prospecciones en zonas próximas a Tell Halula que presentan ca-
racterísticas geológicas distintas a las del entorno inmediato del yacimiento y
que pueden ser significativas en la discusión sobre la presencia de determinados

413
materiales, como los de origen volcánico. En este sentido y durante las campa-
ñas de estudios específicos realizadas en 1995 y en 2001 se prestó especial aten-
ción a las zonas de Qalat Hadid y de Qirata-Kharobeh, situadas a unos 30 km al
este de Halula;
c) se han recogido muestras de rocas y de depósitos de tierras de las distintas zo-
nas prospectadas con el fin de constituir una litoteca de referencia de materiales
geológicos. Estas muestras se han analizado de forma análoga a las muestras de
materiales arqueológicos, realizándose su determinación tanto a partir de la ob-
servación macroscópica y con lupa binocular como, cuando ha sido necesario,
con la realización de láminas delgadas. De estas muestras se ha realizado un to-
tal 24 láminas delgadas;
d) consulta de la documentación geológica disponible para esta zona.

El desarrollo de esta línea de investigación ha llevado a plantear la conveniencia


de constituir una colección de referencia donde esté representada la diversidad de
rocas y minerales utilizadas en Tell Halula como materia prima durante su ocupa-
ción prehistórica. La realización de esta colección de referencia persigue un doble
objetivo:

a) facilitar la clasificación de los materiales líticos durante las campañas de exca-


vación arqueológica. La clasificación de los materiales que se recuperen en base
a su comparación con la colección de referencia, realizada por los mismos ar-
queólogos, facilitará la actualización de los datos referentes a la gestión de los
recursos minerales en Tell Halula así como la detección de las rocas y minerales
que pudieron ser utilizadas en este sitio pero que no han sido identificadas hasta
el momento;
b) mejorar los conocimientos específicos de todos los investigadores que colaboren
en los trabajos desarrollados por la Misión Arqueológica Española en Tell Halu-
la. En este sentido, la constitución de esta colección de referencia, además de
permitir disponer de un conjunto de muestras de mano que pueden ser consul-
tados por todos los investigadores interesados por esta línea de investigación,
constituye un elemento pedagógico de primer orden que puede ser aprovechado
de forma amplia y diversa en el marco de todos los trabajos y demás proyectos y
actividades que se organizan en torno a Tell Halula.

Esta colección de referencia se va ampliando con la documentación accesoria for-


mada tanto por el registro fotográfico de objetos arqueológicos como por foto-
grafías de las láminas delgadas que han constituido la base para la determinación
precisa de los materiales. Finalmente, la colección de referencia se completará con
la presencia de elementos pétreos en bruto, tal y como se pueden encontrar estos
materiales en sus posibles áreas-fuente.

414 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
IV. LA INDUSTRIA MACROLÍTICA

Se ha realizado un estudio de caracterización de aquellos elementos materiales, en-


teros o fragmentados, que se incluyen dentro de la denominada industria macro-
lítica y que se suelen relacionar, fundamentalmente, con la realización de trabajos
de molturación y triturado de diferentes tipos de alimentos, colorantes, etc. En
concreto, se han clasificado y analizado aquellos objetos definidos como partes pa-
sivas o repercutoras (molinos y morteros) y las partes activas o percusoras (manos
de molino y manos de mortero). En total, el estudio de caracterización abarca 228
objetos arqueológicos que se incluyen dentro de estas categorías.

La realización de láminas delgadas y su estudio al microscopio de polarización ha per-


mitido la determinación de las siguientes materias primas utilizadas en la fabricación
de estas manufacturas (entre paréntesis, el número de artefactos determinados):

a) Rocas volcánicas: traquita (16), tosca volcánica (10), basalto con olivino (143),
pumita (2);
b) Rocas metamórficas: felsita (microgranitoide) (1), cuarcita (3);
c) Rocas plutónicas: pórfido granítico (1), diorita (1), dolerita (2), gabro (con micas)
(1), gabro olivínico (3), granodiorita (1), pegmatita (2);
d) Rocas sedimentarias: arenisca (2), caliza (28), microbrecha caliza (1), biocalcare-
nita (2), biomicrita (2), calcarenita (3), dolomita (3).

Entre los materiales geológicos utilizados en la manufacturación de la industria ma-


crolítica utilizada en Tell Halula cabe destacar el claro predominio que se observa en
la utilización de materias primas de origen volcánico (75% del total de objetos estu-
diados) (Figura 1). De hecho, el material más utilizado, y con mucha diferencia fue el
basalto con olivino (62% del total). También cabe destacar el uso de otros materiales
volcánicos, como la traquita (7% del total) y la tosca volcánica (4%). En este sentido,
parece que la elaboración de la industria macrolítica se hizo fundamentalmente a
partir de la utilización de estos tres tipos de rocas volcánicas, que en conjunto re-
presentan el 73% de los elementos caracterizados, mientras que en la realización del
otro 27% se han identificado hasta 17 tipos de rocas diferentes.

El basalto con olivino y la tosca volcánica fueron utilizados, de forma mayoritaria, en


la fabricación de partes pasivas o repercutoras y en particular de elementos descritos
como molinos. El basalto con olivino és un basalto alcalino que es, entre otras carac-
terísticas, una roca hiposilícica (SiO2<52%). Su utilización como materia prima en
la fabricación de manufacturas vinculadas a los trabajos de molturación y triturado
está ampliamente documentada en yacimientos del Próximo Oriente como Bouqras
(Contenson/Van Liere, 1966), en las fases I-II de Tell Ramad (Contenson, 1985) o en

415
Tell Sabi Abyad (Akkermans/Le Mière, 1992) y de forma más esporádica en sitios
como Ghoraifé (Contenson, 1975) o en Tell Aswad (Contenson, 1985).

ROCAS ROCAS
PLUTÓNICAS; METAMÓRFICAS;
11; 5% 4; 2%

ROCAS
SEDIMENTARIAS;
41; 18%

ROCAS
VOLCÁNICAS;
171; 75%

Figura 1. Industria macrolítica: cantidad y frecuencia relativa de las materias primas determinadas.

La traquita es una roca magmática efusiva que pertenece al grupo de las rocas per-
sicilícicas (SiO2>65%). Se trata de un material poco susceptible de desgastarse con
el rozamiento por lo que se trata de una materia prima mineral particularmente
apta para la realización de elementos como molinos, morteros y manos de molino
o de mortero.

Las rocas sedimentarias constituyen el segundo grupo de materiales en importan-


cia, puesto que representan el 18% del total de elementos clasificados (Figura 1).
De las rocas sedimentarias utilizadas destaca particularmente la utilización de la
caliza, utilizada en el 12% del total de elementos clasificados.
Las rocas plutónicas tan sólo constituyen el 5% del total, mientras que las rocas
metamórficas son el 2% del total.

En general, por tanto, se aprecia el uso de una importante variedad (20) de ro-
cas y minerales, aunque de hecho la mayor parte de los elementos macrolíticos
documentados en Tell Halula están elaborados con un reducido número de ma-
terias primas. Así, el basalto con olivino, la caliza, la traquita y la tosca volcánica
constituyen las materias primas utilizadas para elaborar el 85% de los elementos
estudiados.

416 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
ROCAS
PPNB
METAMÓRFIC
AS PPNB
ROCAS
31%
METAMÓRFIC
AS
ROCAS
PPNB
31%
METAMÓRFIC ROCAS
ROCAS
AS VOLCÁNICAS
PLUTÓNICAS
31% 61%
5% ROCAS
ROCAS
VOLCÁNICAS
ROCAS
PLUTÓNICAS
61%
ROCAS
SEDIMENTARI
5%
ROCAS
VOLCÁNICAS
AS
PLUTÓNICAS
ROCAS 61%
3%
5%
SEDIMENTARI
AS
ROCAS
3%
SEDIMENTARI
AS
ROCAS
3% PRE-HALAF
METAMÓRFIC
AS PRE-HALAF
ROCAS
27%
METAMÓRFIC
ROCASAS PRE-HALAF
27%
METAMÓRFIC
ROCAS
AS
PLUTÓNICAS ROCAS
6% 27% VOLCÁNICAS
ROCAS 64%
ROCAS
PLUTÓNICAS ROCAS
SEDIMENTARI
6%
ROCAS VOLCÁNICAS
AS
PLUTÓNICAS 64%
ROCAS
ROCAS
3%
6% VOLCÁNICAS
SEDIMENTARI
64%
AS
ROCAS
3%
SEDIMENTARI
AS
3%
HALAF
ROCAS
METAMÓRFIC
AS HALAF
ROCAS
27%
METAMÓRFIC
HALAF
AS
ROCAS
27%
METAMÓRFIC
ROCASAS ROCAS
27%
PLUTÓNICAS VOLCÁNICAS
10% 59%
ROCAS ROCAS
ROCAS VOLCÁNICAS
PLUTÓNICAS
SEDIMENTARI 59%
ROCAS
10%
ROCAS AS
PLUTÓNICASROCAS VOLCÁNICAS
4% 59%
SEDIMENTARI
10%
AS
ROCAS
4%
SEDIMENTARI
Figura 2. Industria macrolítica: proporción relativa de los tipos de materias primas determinados en los
AS
diferentes horizontes cronológicos contemplados
4% en este estudio.

417
Es interesante analizar las características de la evolución en el uso de las mate-
rias primas de origen mineral para elaborar elementos macrolíticos 2. Tal y como
se puede observar (Figura 2) los distintos grupos de materiales utilizados presen-
tan proporciones muy similares en los distintos períodos analizados. Este dato nos
permite plantear que hubo una gran estabilidad en cuanto al aprovisionamiento y
utilización de materias primas de origen mineral para la fabricación de elementos
macrolíticos a lo largo de toda la secuencia prehistórica de Tell Halula.

En cuanto a la posible procedencia de los distintos recursos de origen mineral


utilizados, los trabajos de prospección realizados hasta el momento nos permiten
proponer como hipótesis de trabajo principal que los elementos macrolíticos reali-
zados sobre rocas sedimentarias, sobre rocas volcánicas de pequeño tamaño, sobre
rocas metamórficas y sobre rocas plutónicas serían de origen local, procedentes en
el primer caso del entorno inmediato de Tell Halula y de las terrazas del Éufrates
(a 2 km de distancia) en los otros casos. Por otro lado, la materia prima sería de
origen foráneo en el caso de los elementos macrolíticos de mayor tamaño (partes
pasivas de los molinos y morteros), pudiendo proceder de la zona de Qara Qozak o
de la zona de Nasser Sejour. En todo caso, la determinación de este extremo queda
pendiente de la realización de nuevas prospecciones y de estudios de caracteriza-
ción adecuados para precisar esta cuestión.

V. VASOS DE PIEDRA

Se ha realizado el estudio de caracterización de los elementos materiales, enteros


o fragmentados, que se incluyen dentro de los denominados vasos de piedra. En
total, este estudio abarca 105 objetos arqueológicos que se incluyen dentro de estas
categorías.

La realización de láminas delgadas y su estudio al microscopio de polarización ha


permitido la determinación de las siguientes materias primas utilizadas en la fabri-
cación de estas manufacturas:

a) Rocas sedimentarias: alabastro (78), caliza (12);


b) Rocas volcánicas: basalto con olivino (8); traquita (6), tosca volcánica (1).

2 En este trabajo seguiremos realizaremos el análisis cronológico en base a los grandes horizontes
crono-culturales aceptados en general por la investigación (PPNB, Pre-Halaf y Halaf), dejando para
un trabajo posterior el análisis en función de las Fases de Ocupación del yacimiento. Esta elección
viene condicionada por el hecho de que por ahora hay una gran desigualdad en el número de
efectivos documentados entre las distintas Fases de Ocupación, llegando a haber casos en que
no se ha documentado ningún efectivo, lo que tiene que relacionarse sobre todo con las diferentes
características funcionales de los espacios documentados en cada Fase.

418 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Entre los materiales geológicos utilizados en la manufacturación de vasos de piedra
utilizados en Tell Halula cabe destacar el claro predominio que se observa en la uti-
lización de rocas sedimentarias (86% del total de objetos estudiados) (Figura 3). De
hecho, el material más utilizado, y con mucha diferencia fue el alabastro (74’5% del
total), seguido ya a mucha distancia por la caliza (11’5%). Además, se utilizaron ma-
teriales volcánicos, como el basalto con olivino (7’5%), la traquita (6% del total) y la
tosca volcánica (1%). Queda clara, por tanto, la preferencia en el uso de materiales de
origen sedimentario. Esta preferencia también se ha documentado en sitios cerca-
nos a Tell Halula, como por ejemplo Bouqras, donde aproximadamente el 80% de los
vasos de piedra están elaborados sobre caliza (Contenson/Van Liere, 1966).

ROCAS
SEDIMENTARI
AS; 15; 14%

ROCAS
VOLCÁNICAS;
90; 86%

Figura 3. Vasos de piedra: cantidad y frecuencia relativa de las materias primas determinadas.

Por períodos crono-culturales (Figura 4), se puede apreciar que durante el PPNB
tan sólo se han documentado, por el momento, vasos de piedra elaborados en ro-
cas sedimentarias (con un predominio muy amplio del alabastro), mientras que a
partir del Pre-Halaf encontramos, manteniéndose un amplísimo predominio de los
vasos elaborados sobre rocas sedimentarias, vasos elaborados con rocas volcánicas.
Es interesante remarcar que en estos dos períodos crono-culturales el porcentaje
de vasos elaborados en uno u otro tipo de materia prima es muy parecido, por lo
que en general se puede plantear la existencia de una gran estabilidad en relación a
las materias primas utilizadas para elaborar vasos de piedra en Tell Halula.

419
PPNB
ROCAS
VOLCÁNICAS
0%
PPNB
ROCAS
VOLCÁNICAS
0%
PPNB
ROCAS
VOLCÁNICAS
0% ROCAS
SEDIMENTARI
AS
100%
ROCAS
SEDIMENTARI
AS
100%
ROCAS
SEDIMENTARI
PRE-HALAF
AS
ROCAS
100%
VOLCÁNICAS
9%
PRE-HALAF
ROCAS
VOLCÁNICAS
9%
PRE-HALAF
ROCAS
VOLCÁNICAS
9% ROCAS
SEDIMENTARI
AS
91%
ROCAS
SEDIMENTARI
AS
91%
ROCAS
HALAF SEDIMENTARI
ROCAS AS
VOLCÁNICAS 91%
13%
HALAF
ROCAS
VOLCÁNICAS
13%
HALAF
ROCAS
VOLCÁNICAS
13%
ROCAS
SEDIMENTARI
AS
87%
ROCAS
Figura 4.- Vasos de piedra: proporción relativa de los tipos de SEDIMENTARI
materias primas determinados en los
diferentes horizontes cronológicos contemplados en este estudio. AS
87%
ROCAS
SEDIMENTARI
420 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
AS
87%
En cuanto a la posible procedencia de estos materiales, se puede apuntar que los
vasos elaborados sobre caliza (que en todos los casos es muy blanda) serían de ori-
gen local, mientras que los de alabastro serían muy probablemente importaciones.
Las prospecciones realizadas en el entorno de Tell Halula han permitido constatar
que en sus cercanías no existen afloramientos de este tipo de materia prima. En
cuanto a las rocas volcánicas, y a la espera de desarrollar los estudios indicados en
el apartado anterior, se puede plantear que pueden tratarse de producciones loca-
les, elaboradas a partir de soportes recogidos en las cercanas terrazas del río Éufra-
tes. En este sentido, por tanto, la hipótesis planteada apunta que prácticamente el
75% de los vasos estudiados pueden ser importaciones mientras que el otro 25%
pueden ser productos locales.

VI. INSTRUMENTOS CON FILO

Se ha seleccionado todos los objetos, enteros o fragmentados, que presentan en uno


de sus extremos un filo realizado perpendicularmente al eje longitudinal y que han
sido fabricados mediante la técnica del pulimentado. En total, el estudio de caracte-
rización abarca 117 objetos arqueológicos que se incluyen dentro de esta categoría.

La realización de láminas delgadas y su estudio al microscopio de polarización ha


permitido la determinación de las siguientes materias primas utilizadas en la fabri-
cación de estas manufacturas:

a) Rocas volcánicas: basalto con olivino (44), traquita (42);


b) Rocas metamórficas: felsita (1), cuarcita blanca (1), jadeita (8), pizarra con tosca
(11), serpentinita (1); fibrolita (3);
c) Rocas sedimentarias: caliza (6).

Entre los materiales geológicos utilizados en la manufacturación de los instrumen-


tos con filo recuperados en Tell Halula cabe destacar el claro predominio que se
observa en la utilización de materias primas de origen volcánico (73% del total de
objetos estudiados) (Figura 5). No hay ninguna duda de que los materiales más uti-
lizados, y con mucha diferencia, fueron el basalto con olivino (37’5%% del total) y
la traquita (36% del total). Cabe destacar, sin embargo, el uso de rocas metamórfi-
cas, como la jadeita o la pizarra con tosca, que en conjunto representan el 19% del
total de elementos estudiados. Finalmente, el uso rocas sedimentarias y de otros
tipos de elementos de origen mineral tan solo se ha documentado en un 5% de
artefactos en el primer caso y en un 3% de artefactos en el segundo caso.

421
ROCAS
SEDIMENTARIAS
5%

ROCAS
METAMÓRFICAS
22%

ROCAS
VOLCÁNICAS
73%

Figura 5. Instrumentos con filo: cantidad y frecuencia relativa de las materias primas determinadas.

El análisis de la evolución en el tiempo del uso de las materias primas para elabo-
rar instrumentos con filo permite apreciar (Figura 6) que en los tres períodos hay
una clara preferencia por utilizar materiales de origen volcánico, y de manera más
específica basalto con olivino y traquita. De forma secundaria, en cada período se
utiliza otro tipo de materiales. Si durante el PPNB y el Pre-Halaf este otro tipo de
materiales fueron las rocas metamórficas, durante el Halaf, en cambio, fueron las
rocas sedimentarias.

Es interesante comparar lo que sucede en algún sitio, como Bouqras. Aquí, los da-
tos publicados ponen de manifiesto que los instrumentos con filo se fabricaron
sobre rocas metamórficas (60%) y sobre rocas sedimentarias (40%). Se trata, por
tanto, de una gestión diferente, en cuanto al aprovisionamiento de la materia pri-
ma, de la documentada en Tell Halula.

En cuanto a la posible procedencia de las materias primas utilizadas en la elabora-


ción de instrumentos con filo, los datos disponibles nos permiten proponer como
hipótesis para Tell Halula que tanto las rocas metamórficas como las rocas volcáni-
cas serían de procedencia foránea, mientras que las rocas sedimentarias serían de
origen local.

422 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
PPNB
PPNB
0%
0%

37%
37%
ROCAS VOLCÁNICAS
ROCAS VOLCÁNICAS
VOLCÁNICAS

ROCAS
ROCAS
METAMÓRIFCAS
METAMÓRIFCAS
63%
63%
ROCAS
ROCAS
SEDIMENTARIAS
SEDIMENTARIAS

PRE-HALAF
PRE-HALAF
0%
0%

24%
24%

ROCAS
ROCASVOLCÁNICAS
VOLCÁNICAS
VOLCÁNICAS
ROCAS METAMÓRIFCAS
ROCAS METAMÓRIFCAS
METAMÓRIFCAS
ROCAS SEDIMENTARIAS
ROCAS SEDIMENTARIAS
SEDIMENTARIAS

76%
76%

HALAF
HALAF
20%
20%

0% ROCAS VOLCÁNICAS
VOLCÁNICAS
0% ROCAS VOLCÁNICAS
ROCAS
ROCAS
METAMÓRIFCAS
METAMÓRIFCAS
ROCAS
ROCAS
ROCAS
SEDIMENTARIAS
SEDIMENTARIAS
SEDIMENTARIAS
80%
80%
80%

Figura 6. Instrumentos con filo: proporción relativa de los tipos de materias primas determinados en los
diferentes horizontes cronológicos contemplados en este estudio.

423
VII. BOLAS DE PIEDRA

Se ha realizado el estudio de caracterización de los elementos materiales, enteros o


fragmentados, que se incluyen dentro de las denominadas bolas de piedra. Las bo-
las de piedra son objetos esféricos, de tamaño variable, realizados sobre soportes
de origen mineral. No está clara su utilidad, puesto que la variabilidad en tamaño y
pesos no ha permitido proponer hasta el momento una única hipótesis funcional.
Así, se ha propuesto que puede tratarse de proyectiles de honda, elementos para
algún tipo de juego, etc. En total, el estudio de caracterización abarca 112 objetos
arqueológicos que se incluyen dentro de estas categorías. Cabe destacar que cerca
del 80% de las bolas de piedra documentadas corresponden al PPNB.

La realización de láminas delgadas y su estudio al microscopio de polarización ha


permitido la determinación de las siguientes materias primas utilizadas en la fabri-
cación de estas manufacturas:

a) Rocas volcánicas: traquita (1), basalto con olivino (9);


b) Rocas metamórficas: cuarcita (2), cuarzo (1);
c) Rocas plutónicas: granitoides (3);
d) Rocas sedimentarias: caliza (96).

Entre los materiales geológicos utilizados en la manufacturación de las bolas de piedra


en Tell Halula cabe destacar el claro predominio que se observa en la utilización de
materiales primas de origen sedimentario (85% del total de objetos estudiados) (Figura
7). De hecho, el material más utilizado, y con mucha diferencia fue la caliza, que puede
ser de distintos tipos: micrítica, más dura, más blanda… Aparte de los materiales de
origen sedimentario, se ha determinado un cierto número de bolas de piedra elabo-
radas sobre materiales volcánicos (9% del total). Las bolas de piedra elaboradas sobre
rocas plutónicas y sobre rocas metamórficas tan sólo representan el 3% en cada caso.

En relación a las características de la evolución en el tiempo, los datos disponibles


apuntan que los distintos grupos de materiales utilizados se utilizaron en propor-
ciones muy similares en los distintos períodos analizados (Figura 8). Este dato nos
permite plantear que hubo una gran estabilidad en cuanto al aprovisionamiento y
utilización de materias primas para elaborar bolas de piedra a lo largo de toda la
secuencia prehistórica de Tell Halula.

424 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
ROCAS ROCAS
METAMÓRFICAS; PLUTÓNICAS; 3;
3; 3% 3%
ROCAS
VOLCÁNICAS; 10;
9%

ROCAS
SEDIMENTARIAS;
96; 85%

Figura 7. Bolas de piedra: cantidad y frecuencia relativa de las materias primas determinadas.

En cuanto a la posible procedencia de estos materiales, los elementos realizados


sobre caliza son de origen local sin ninguna duda, pues están hechos con materia-
les que pueden encontrarse muy fácilmente en los alrededores más inmediatos del
asentamiento. Las bolas de piedra realizadas con materiales volcánicos y si tene-
mos en cuenta el tamaño de los soportes, también es muy probable que se hayan
realizado a partir de nódulos recolectados en las terrazas del río Éufrates.

425
ROCAS PPNB
METAMÓRFICAS ROCAS
1%
ROCAS ROCAS PLUTÓNICAS
PPNB 1%
VOLCÁNICAS
METAMÓRFICAS
7% ROCAS
1%
PPNBROCAS
ROCAS PLUTÓNICAS
METAMÓRFICAS ROCAS
VOLCÁNICAS 1% 1%
ROCAS PLUTÓNICAS
7% 1%
VOLCÁNICAS
7%

ROCAS
SEDIMENTARIAS
91%
ROCAS
SEDIMENTARIAS
ROCAS
91%
SEDIMENTARIAS
91%
PRE-HALAF
ROCAS ROCAS
PRE-HALAF
METAMÓRFICAS PLUTÓNICAS
1% 1%
ROCAS ROCAS PRE-HALAF
ROCAS
METAMÓRFICAS
VOLCÁNICAS PLUTÓNICAS
ROCAS ROCAS
24% 1% 1%
METAMÓRFICAS
ROCAS PLUTÓNICAS
VOLCÁNICAS1% 1%
ROCAS
24%
VOLCÁNICAS
24%

ROCAS
SEDIMENTARIAS
74%
ROCAS
SEDIMENTARIAS
ROCAS
74%
SEDIMENTARIAS
74%

ROCAS
HALAF
ROCAS
METAMÓRFICAS
PLUTÓNICAS
1% HALAF
ROCAS 1%
ROCAS HALAF ROCAS
METAMÓRFICAS
ROCAS
VOLCÁNICAS 1% PLUTÓNICAS
ROCAS
12% METAMÓRFICAS 1%
PLUTÓNICAS
ROCAS 1%
VOLCÁNICAS 1%
ROCAS
12%
VOLCÁNICAS
12%

ROCAS
SEDIMENTARIAS
86%
ROCAS
SEDIMENTARIAS
ROCAS
86%
Figura 8. Bolas de piedra: proporción relativa de los tipos de materias
SEDIMENTARIAS primas determinados en los
86%
diferentes horizontes cronológicos contemplados en este estudio.

426 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
VIII. LA GESTIÓN DE LOS RECURSOS MINERALES EN TELL HALULA:
VALORACIONES E HIPÓTESIS DE TRABAJO

VIII.1. Las materias primas de origen mineral

Globalmente, el estudio de 1628 elementos arqueológicos ha permitido determi-


nar que en la elaboración de la industria macrolítica, los instrumentos con filo,
los objetos de ornamento, los vasos de piedra y las bolas de piedra se utilizaron
fundamentalmente rocas sedimentarias (42% del total) y rocas volcánicas (40% del
total), mientras que los objetos realizados sobre rocas metamórficas, rocas plutó-
nicas y materiales de otro tipo fueron más escasos, no representado en conjunto
más que el 18% del total de los objetos estudiados.

En total, el estudio realizado ha permitido constatar la utilización de 28 tipos dis-


tintos de rocas y minerales. Sin embargo, con tan solo 7 de estas rocas y mine-
rales (traquita, toba volcánica, basalto con olivina, caliza, alabastro, biomicrita y
calcedonia) se elaboraron el 82,5% del total. Parece definirse, por tanto, una doble
estrategia:

a) la gran mayoría de elementos estudiados se realizaron con un número ciertamen-


te limitado de materiales líticos. Esta impresión queda reforzada si apreciamos
que 4 de estas materias primas (traquita, basalto con olivina, caliza y biomicrita)
fueron utilizados en la elaboración de 3 o más grupos de objetos arqueológicos.
De hecho, estas 4 materias primas reunen el 61% del total de objetos estudiados.
En el caso de las otras tres materias primas presentes de forma mayoritaria (toba
volcánica, alabastro y calcedonia), fueron ampliamente utilizadas en la elabora-
ción de elementos que pertenecen en cada caso a un único grupo de objetos
arqueológicos;
b) hay una utilización relativamente amplia de un número importante de materias
primas para la elaboración de un número reducido de objetos arqueológicos.
Esta constatación nos permite plantear que la utilización de estas materias pri-
mas podría responder tanto a una utilización esporádica de ciertos materiales
de origen local (p. e., algunas las rocas sedimentarias) como a posibles contactos
más o menos esporádicos o limitados con otras comunidades.

Si analizamos la evolución diacrónica podemos apreciar que existe, aparentemente,


una gran estabilidad en relación a los porcentajes relativos de las materias primas
utilizadas en los distintos períodos estudiados. Así se aprecia un predominio abso-
luto de las rocas sedimentarias y volcánicas, que en conjunto representan entre el
80% y el 90% de los materiales utilizados en el PPNB, el Pre-Halaf y el Halaf. En

427
todo caso se puede apreciar un claro aumento en el uso de rocas volcánicas en el
Pre-Halaf y el Halaf en comparación con el PPNB.

También cabe señalar la tendencia estable en el tiempo de una presencia minori-


taria de rocas metamórficas y de las rocas plutónicas, con valores que en conjunto
representan entre un 10% y un 14% del total de materiales utilizados.

VIII.2. Áreas-fuente y áreas de aprovisionamiento: datos e hipó-


tesis de trabajo

En el estado actual de nuestro estudio y en relación con la posible procedencia de los


materiales líticos estudiados podemos plantearnos diversas hipótesis de trabajo:

1.- materiales de posible origen local:


1.1.- materiales estrictamente locales, es decir que se encuentran en el entorno
geológico inmediato al tell, pueden ser las rocas sedimentarias, particularmen-
te los materiales eocénicos y oligocénicos. También podemos incluir aquí las
producciones cerámicas realizadas con tierras carbonatadas y sin presencia de
desengrasantes de origen volcánico;
1.2.- materiales que, no encontrándose en el entorno geológico inmediato al tell,
pueden estar en las terrazas del margen derecho del río Éufrates, a unos dos
kilómetros en línea recta del tell, y que por tanto estarían dentro del radio de
explotación directa de la comunidad de Tell Halula. En este sentido podría-
mos incluir, los objetos de pequeño tamaño realizados con rocas metamórfi-
cas y con rocas volcánicas, como el basalto o la traquita;
2.- de posible origen exógeno:
2.1.- todos los materiales recuperados en Tell Halula que no se pueden incluir en el
apartado anterior, como por ejemplo las rocas plutónicas;
2.2.- aquellos materiales de los que, todo y pudiendo encontrarse dentro de la zona
de explotación directa de Tell Halula, no se han encontrado soportes de ta-
maño similar al necesario para realizar los productos documentados durante
los trabajos de excavación. Aquí, por ejemplo, se incluyen las partes pasivas o
repercutoras de los instrumentos relacionados con trabajos de molturación y
triturado fabricados con basalto.

La ampliación del estudio en curso permitirá contrastar y matizar las hipótesis plan-
teadas. Para ello es necesario ampliar el número de elementos estudiados, extender
los trabajos de localización de posibles áreas-fuente y áreas de aprovisionamiento a
escala regional y macro-regional e ir aplicando para cada grupo de materiales las téc-
nicas analíticas más adecuadas para profundizar en las cuestiones planteadas.

428 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 9. Muestra 501125.- Basalto con olivino. Nícoles cruzados, 40X.

Figura 10. Muestra 501132.- Caliza biomicrítica. Nícoles cruzados, 40X.

429
Figura 11. Muestra 501141.- Traquita. Nícoles cruzados, 40X.

Figura 12. Muestra 501135.- Fibrolita. Nícoles cruzados, 40X.

430 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 13. Muestra 501140.- Metagabro con hornblenda. Nícoles cruzados, 40X.

Figura 14. Muestra 501167.- Caliza dolomitizada. Nícoles cruzados, 40X.

431
BIBLIOGRAFÍA

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432 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Análisis de las cerámicas Pre-Halaf

J.M. Faura (JMF); X. Clop (XC); J.A. Barceló (JAB)


Departament de Prehistòria. Universitat Autònoma de Barcelona

A. Álvarez (AA); M. Picon (MP)


Departament de Geologia. Universitat Autònoma de Barcelona

M. le Mière (MM)
Maison de l’Orient Méditerranéen. Lyon

I. PRESENTACIÓN (JMF)

A partir del estudio tipológico y morfológico de las primeras cerámicas neolíticas


de Tell Halula, se han planteado una serie de interrogantes tales como la determi-
nación del tipo de arcilla o arcillas utilizadas, la tecnología empleada en su fabri-
cación o el posible origen de las producciones. Estos interrogantes pueden ser en
parte dilucidados a partir del análisis de la composición química de la pasta (Picon,
1984) o a partir del estudio y caracterización de sus componentes mineralógicos
(Echalier, 1984). Se trata de dos sistemas de análisis diferentes, pero de carácter
complementario (Maggeti, 1995). Así pues, hemos optado por las dos técnicas, de
manera que los resultados de ambas nos permitan contrastar las diversas hipóte-
sis planteadas acerca de la procedencia de las diferentes producciones, así como
responder a algunos problemas de tipo tecnológico y verificar si las clasificaciones
tipológicas macroscópicas son correctas.

Por lo explicado anteriormente, en la redacción de este capítulo han intervenido di-


versas personas, cada una de las cuales presenta por separado los resultados. La pre-
sentación y puesta en común de los distintos resultados de los análisis ha sido efectua-
da por J.M. Faura, responsable del estudio de la cerámica Pre-Halaf de Tell Halula.

Los análisis químicos o de fluorescencia de Rayos X se han efectuado en los Ser-


veis Científico-Tècnics de la Universitat de Barcelona. La Dra. M. le Mière y el Dr. M.
Picon, del Laboratoire de Céramologie de la Maison de l’Orient Méditérranéen, Univer-
sité Lumiére-Lyon 2 han efectuado la interpretación de estos datos. Para los análisis
mineralógicos y petrográficos (difracción de rayos X y láminas delgadas) han in-
tervenido el Dr. A. Álvarez del Departament de cristalografía de la Facultat de ciències
de la Universitat Autònoma de Barcelona y el Dr. X. Clop del Seminari d’Arqueologia
Prehistòrica del Pròxim Oriente (SAPPO) Universidad Autónoma de Barcelona.
El tratamiento estadístico para la construcción de un dendograma con los datos
correspondientes a la difracción de rayos X ha sido efectuado por el Dr. J.A. Barce-
ló del Laboratori d’Arqueologia Quantitativa de la Universitat Autònoma de Barcelona.

433
Las muestras analizadas corresponden a cada una de las series determinadas (ver
supra) en cada uno de los sectores. Se han analizado 61 fragmentos de cerámica
Pre-Halaf, 22 muestras de cerámica Halaf y un fragmento de adobe del yacimiento
y cuatro muestras de tierra procedentes de los wadis que circundan Tell Halula.

II. ANÁLISIS DE LAS PASTAS CERÁMICAS: FLUORESCENCIA DE RAYOS X


(MM, MP)1

El estudio de la composición química y la composición mineralógica del material


cerámico Pre-Halaf de Tell Halula tiene dos objetivos principales:

a. La identificación de los diferentes grupos de cerámicas y la identificación de


producciones locales y de producciones foráneas.
b. Una primera aproximación a algunos problemas tecnológicos.

Se han analizado 61 fragmentos de cerámica Pre-Halaf, 22 fragmentos de cerámica


Halaf, un fragmento de adobe crudo, tres muestras de tierras procedentes de los
wadis que hay alrededor del sitio y una muestra de tierras de la ribera del río Éufra-
tes (Tabla 1). La cerámica Halaf no se trata en profundidad en este trabajo.

II.1. Análisis químico

El análisis químico se ha realizado mediante Fluorescencia de Rayos X. En una pri-


mera fase se han analizado nueve elementos mayoritarios (K2O, MgO, CaO, MnO,
Al2O3, Fe203, SiO2, TiO2, P2O5). Los elementos traza y el sodio se analizarán en una
segunda fase. Hay que decir que al carecer de los datos de los elementos traza, la
interpretación de los resultados del análisis químico son limitados.

Los datos obtenidos se han tratado estadísticamente mediante análisis de conglo-


merados, en afinidad media no ponderada sobre las variables centradas reducidas
relativas no de los nueve elementos analizados, si no de ocho; el fósforo ha sido
eliminado por razones de contaminación.

El dendograma efectuado a partir de los resultados del análisis químico (Fig. 1)


muestra la existencia de dos grupos de composición homogénea.

1  Estos análisis y sus descripciones fueron realizados en 1990.

434 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 1. Clasificación por análisis de grupos de conglomerados del material de Tell Halula a partir de
la Fluorescencia de Rayos X

El grupo 1 (18 muestras) se caracteriza por tener porcentajes muy elevados de cal-
cio (27%) (Tabla 2). Está formado esencialmente por muestras de la Serie Negra de
Halula (15/20 de muestras de esta serie). La observación a la lupa binocular de estas
muestras pone de manifiesto la presencia de un desengrasante de calcita triturada, lo
que puede explicar los elevados porcentajes de calcio. Dos muestras de este grupo
no pertenecen a la Serie Negra: la muestra HLA 25, mal clasificada tipológicamen-
te e igualmente aparte mineralógicamente, es claramente marginal en este grupo de
composición química; HLA 65, muestra del Halaf final, también bastante marginal.

Tabla 2. Valores medios y desviaciones estándar de cada grupo de composición.

435
El grupo 1 bis se diferencia del grupo 1 principalmente por tener porcentajes más
elevados de manganeso. Se puede considerar como un subgrupo dentro del grupo
1. Está formado por cerámicas de diferentes series pero no hay ninguna muestra de
la Serie Negra de Halula. Se encuentran igualmente tres muestras de arcillas, que
no parece que pudieran haber sido utilizadas para fabricar la Serie Negra de Halula
teniendo en cuenta que éstas tienen un porcentaje de calcio más elevado que las
muestras del subgrupo incluso antes de que se añada calcita como desgrasante. La
arcilla HLA 87, que se sitúa en el extremo derecho del dendograma, contiene el
76% de calcio y no ha sido, tampoco en este caso, utilizada para fabricar las cerá-
micas analizadas aquí.

El grupo 2 se compone de 28 muestras. Se trata de cerámicas de distintas series


Pre-Halaf así como de la mitad de las muestras Halaf (10 sobre 22). Los porcentajes
de magnesio, manganeso y de hierro son claramente más elevados que los del gru-
po 1, independientemente de la diferencia en los porcentajes de calcio, y muestran
que los dos grupos cerámicos fueron fabricados con arcillas diferentes.

En el grupo 2 bis, numerosas muestras tienen composiciones comparables a las del


grupo 2, por lo que se puede tratar, todavía, de un subgrupo en el interior del grupo
2. La muestra HLA 84 es uno de los ejemplares más próximos por su composición
al grupo 2: se trata de la muestra de adobe crudo, fabricado ciertamente con una
arcilla local. El grupo 2 y el subgrupo 2 bis podrían ser por tanto locales.

El conjunto 3 situado a la derecha del diagrama está formado por cerámicas de com-
posición diversa que por lo tanto no forman un verdadero grupo. Dada la falta de
datos de los elementos traza es difícil determinar qué muestras pueden haber sido
importadas. Sin embargo entre las muestras de este conjunto hay que destacar por
un lado, las muestras HLA 2, HLA 4, HLA 19 y HLA 14. La composición de estas
cuatro muestras se distingue del grupo 2 por un bajo porcentaje de magnesio y de
los grupos 1 y 2 por un alto porcentaje de manganeso y de titanio. Se trata de cerá-
micas sin inclusiones vegetales, muy delgadas (grueso medio = 5 mm), de color roji-
zo, que se distinguen del conjunto del material2; pertenecen a la fase 3. Son sin duda
comparables a las muestras encontradas en el sitio contemporáneo de Dja’de, que
se encuentra a algunos kilómetros aguas arriba en la ribera izquierda del Éufrates
(Faura & Le Mière, 1999). Si se compara la composición química de las cerámicas
de Halula con las muestras de esta serie procedentes de Dja’de, todas las muestras
de esta serie se reúnen aparte (Fig 2); las de Dja’de han sido muy probablemen-
te importadas y se puede plantear la hipótesis de que las de Halula son también
importaciones, hipótesis que habrá que verificar con el análisis de los elementos

2  En la figura 2 se denominan «serie muy fina».

436 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
traza. También cabe destacar la muestra HLA 45 que pertenece, tipológicamente,
a la serie DFBW. Las características de composición de las cerámicas DFBW en-
contradas en distintos sitios del Próximo Oriente son un alto porcentaje de mag-
nesio asociado a altos porcentajes de cromo y níquel. Desgraciadamente, no dis-
ponemos todavía de los elementos traza de la muestra de Halula. Sin embargo hay
que destacar en su composición, no tan sólo un alto porcentaje de magnesio, sino
también un bajo porcentaje de titanio, característico no del conjunto de cerámicas
DFBW si no de un cierto número de ellas: es una característica de composición
rara, que asociada a un porcentaje elevado de magnesio, permite suponer que la
muestra DFBW de Halula pertenece por su composición al grupo de cerámicas
DFBW; en el dendograma hecho con el conjunto de muestras de Halula y un grupo
de cerámicas DFBW (procedentes de Bougras, Dja’de, Kosak Shamali, Ras Shamra
y Sabi Abyad) (Fig. 2), la muestra de Halula se encuentra en el mismo grupo que
los otros fragmentos DFBW, que forman un grupo bien definido. El análisis de los
elementos traza permitirá verificar que la composición de esta muestra es la de las
cerámicas DFBW.

Figura 2. Clasificación por análisis de grupos de conglomerados del material de Tell Halula y de
ejemplares de Bouqras (BQC), Dja’de (DJA), Kosak Shamali (KSL), de Ras Shamra (RAS) y de Sabi
Abyad (SBA).

II.2. Conclusión

El análisis químico muestra que la Serie Negra de Halula define un grupo de com-
posición homogénea. Ninguna otra serie tipológica Pre-Halaf o Halaf no se dis-
tingue por su composición química. Si bien las cerámicas de los grupos 1/1bis y 2/2
bis no han sido fabricadas con la misma arcilla, se puede proponer la hipótesis de
que se trata en los dos casos de producciones locales, en tanto que la presencia de
inclusiones volcánicas atestiguadas en el estudio mineralógico no permiten contra-
decir esta hipótesis en la medida que las arenas del Éufrates la tienen en gran can-
tidad: hay que encontrar las arcillas utilizadas, puesto que las que hemos analizado

437
no lo fueron, como ya hemos visto. Solo la muestra de adobe puede corresponder
a la arcilla utilizada para fabricar el grupo 2/2 bis. La existencia de importaciones
se plantea vivamente en diversas muestras del conjunto 3, aunque esto está por
confirmar. Cabe anotar, en relación con este conjunto 3, que está compuesto única-
mente por cerámicas sin inclusiones vegetales, lo que es habitual en el caso de las
cerámicas importadas en los sitios neolíticos del Próximo Oriente. Si bien es im-
posible, en la actualidad, determinar la región de donde proceden los fragmentos
HLA 2, 4, 14 y 19; la particular composición de las cerámicas DFBW permite, por
su parte, localizar la procedencia de estas cerámicas ya que esta corresponde a un
medio geológico ofiolítico: se puede situar por tanto esta procedencia en las zonas
ofiolíticas del Sur de los Taurus, es decir una amplia zona pero que se puede limitar
a la Siria del Noroeste – Cilicia ya que esta es la región que ha proporcionado con
abundancia este tipo de cerámica.

III. ESTUDIO DE CARACTERIZACIÓN PETROGRÁFICA DE LA CERÁMICA


PRE-HALAF DE TELL HALULA (XC, AA)

Dentro del estudio global de las estrategias de gestión de los recursos minerales
aprovechados por la comunidad que vivió en Tell Halula, se tiene que incluir ne-
cesariamente el estudio de las materias primas utilizadas para elaborar productos
cerámicos. La cerámica es el resultado que se obtiene al someter a un conjunto de
agregados minerales a una cierta temperatura (proceso de cocción). La transfor-
mación de este conjunto de agregados minerales (arcillas, minerales, fragmentos
de roca, etc.) en cerámica es un proceso similar al que se da en los materiales de
origen sedimentario cuando se convierten en rocas o a un proceso metamórfico.
La cerámica, constituida esencialmente por una mezcla de distintos tipos de ele-
mentos minerales, presenta después del proceso de cocción un conjunto de carac-
terísticas específicas que dependen, por una parte y de forma mayoritaria, de su
composición global originaria y, por otra parte, de la manipulación que pueda ha-
ber sufrido durante su proceso de fabricación (Clop, 2007).

La composición original de las tierras utilizadas en la elaboración de un determi-


nado producto cerámico puede conocerse a partir de la composición química de
la pasta o a partir del estudio y caracterización de sus componentes mineralógi-
cos. Se trata de dos vías de análisis diferentes, que de hecho ofrecen informaciones
complementarias. En este trabajo se ha optado por la utilización de técnicas de
estudio petrográficas y mineralógicas que permiten una excelente caracterización
de los componentes cristalinos de las cerámicas, su comparación con muestras de
tierras con un alto grado de fiabilidad y que se adaptan perfectamente tanto a la
problemática que se quiere abordar como a las características de los materiales ar-

438 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
queológicos que se estudian. En concreto, en este caso se ha realizado el estudio de
láminas delgadas mediante el microscopio de luz polarizada.

En el estudio de los productos cerámicos de Tell Halula se han planteado dos gran-
des cuestiones:

a) Determinar si hay grupos de productos cerámicos que se puedan diferenciar a


partir de su composición y, de esta manera, poder llegar a diferenciar entre posi-
bles productos locales y posibles productos de origen foráneo. Los distintos ele-
mentos que se pueden identificar en un producto cerámico permite el estable-
cimiento de hipótesis en este sentido (Echallier, 1984; Picon, 1984) y, por tanto,
es posible llegar a definir las posibles áreas-fuente de los materiales utilizados en
su elaboración. Esta línea de investigación tiene que permitir el llegar a definir
cuáles son los componentes minerales que permiten identificar los producto ce-
rámicos producidos en este sitio o región.
b) Perfilar distintos aspectos relacionados con el tratamiento de la materia prima,
lo que permite conocer ciertas características tecnológicas del proceso de pro-
ducción desarrollado en los distintos tipos de cerámicas estudiadas.

El estudio de los productos cerámicos que presentamos abarca un importante nú-


mero de muestras de los niveles Pre-Halaf de Tell Halula, donde se documenta el
inicio y desarrollo del uso de la cerámica en este sitio. Las muestras analizadas co-
rresponden a cada una de las series que se han determinado hasta el momento en
este horizonte: Serie Grosera, Serie Negra, Dark Faced Burnished Ware, etc. (Fau-
ra, 1996 y Faura, en este mismo volumen).

El estudio de 57 muestras de distintos vasos cerámicos procedentes de los niveles


Pre-Halaf de Tell Halula permite plantear diversas consideraciones sobre las carac-
terísticas de la composición y la tecnología de manufacturación desarrollada en la
fase de inicio del uso de la cerámica no tan sólo en sitio sino, de forma más general,
en el valle medio del Éufrates. El estudio de distintas muestras de adobes perte-
necientes a algunas de las estructuras arquitectónicas documentadas en Tell Halu-
la así como de distintas muestras de tierras recogidas en los diferentes cursos de
agua que transcurren en las cercanías de este sitio arqueológico, constituye la base
de comparación para poder determinar cuál sería la composición de los productos
elaborados con recursos al alcance inmediato de la comunidad de Tell Halula.

Las 57 muestras de cerámicas y las muestras de tierras analizadas hasta el mo-


mento se han estudiado mediante la realización de láminas delgadas y su estudio
al microscopio petrográfico. Las láminas delgadas se han hecho y estudiado en el
Departamento de Cristalografía de la Facultad de Ciencias de la Universidad Au-

439
tónoma de Barcelona. Para el estudio de las láminas delgadas se ha utilizado un mi-
croscopio de polarización de la casa Leitz, modelo “Ortholux 2 Pol/Bk” equipado
con objetivos planares y lámpara halógena de 100 w y con un equipo automatizado
de fotografía.

IV. COMPOSICIÓN DE LAS CERÁMICAS

Los datos aportados por el estudio petrográfico han permitido realizar una prime-
ra clasificación de las muestras analizadas agrupándolas en distintos grupos de tie-
rras. Estos grupos se han definido a partir de la determinación de rasgos comunes
en el tipo de pasta, la porosidad, la forma, el tamaño y cantidad de desengrasante y
la identificación de los elementos minerales mayoritarios. En definitiva, la clasifi-
cación que se propone, y que se plantea como una hipótesis de trabajo, se basa en
la determinación, características y relación de los diferentes elementos minerales
que hay en las pastas cerámicas estudiadas.

Grupo 1 (Figuras 3, 4 y 5)

Pasta fina con vacuolas finas, alargadas o redondeadas. El desgrasante es muy fino
y diseminado, no seriado y en general poco redondeado. Se pueden apreciar micro-
litos diseminados. Se observan carbonatos residuales, muy abundantes en algunos
casos. También se observa la presencia de carbonatos de contaminación, que en
algunas muestras también son muy abundantes. En el Grupo 1, que reúne el 21%
de las muestras estudiadas, está formado principalmente por cerámicas de la Serie
Grosera. En este grupo se pueden diferenciar distintos subgrupos:

Figura 3. Proporción relativa de cada uno de los grupos petrográficos definidos.

440 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
GRUPO 1 GRUPO 2 GRUPO 3 GRUPO 4 GRUPO 5 GRUPO 6 GRUPO 7

Serie grosera con inclusiones vegetales


Serie grosera con inclusiones vegetales y minerales visibles
Serie grosera alisada con inclusiones vegetales pequeñas
Serie grosera alisada con inclusiones vegetales grandes
Serie grosera con engobe alisado
Burnished Fine Ware
Serie Negra (inclusiones de calcita triturada)
Serie fina alisada con pasta de textura granulosa
Serie fina pulida sin inclusiones vegetales
Serie fina pintada
Grey Black Ware
Husking Tray
Serie grosera pulida con inclusiones vegetales
Serie sin inclusiones vegetales
Dark Faced Burnished Ware

Figura 4. Correlación entre series cerámicas y grupos petrográficos.

GRUPO SUBGRUPO MUESTRAS


Subgrupo 11 501005, 501011, 501017, 501041, 501043, 501057
Subgrupo 12 501020
GRUPO 1
Subgrupo 13 501031
Subgrupo 14 501036, 501050, 501054, 501055
Subgrupo 21 501026, 501047, 501042, 501083
Subgrupo 22 501006
Subgrupo 23 501059
GRUPO 2
Subgrupo 24 501018, 501053
Subgrupo 25 501049, 501015
Subgrupo 26 501002, 501004, 501007, 501010, 501014, 501016, 501019
GRUPO 3 Subgrupo 31 501003, 501012, 501013, 501027, 501082
GRUPO 4 Subgrupo 41 501001, 501021, 501032, 501038
Subgrupo 51 501024, 501028, 501037, 501039, 501044, 501046, 501048, 501051, 501056, 501058
GRUPO 5 Subgrupo 52 501008, 501009, 501023, 501034, 501035
Subgrupo 53 501042
GRUPO 6 Subgrupo 61 501025, 501029
GRUPO 7 Subgrupo 71 501045

Figura 5. Distribución por grupos petrográficos de las muestras del horizonte Pre-Halaf estudiadas.

Subgrupo 11: presencia de fragmentos de rocas volcánicas (basalto olivínico), cuar-


zos de tamaño muy pequeño, micas (biotitas/moscovitas), minerales de hierro y
alguna plagioclasa. Las seis muestras de este Subgrupo pertenecen en todos los ca-
sos a la Serie Grosera con inclusiones vegetales con distintos tratamientos de las
superficies, que pueden estar alisadas, pulidas, tener un engobe o estar pintadas;

441
Subgrupo 12: además de las características de la pasta comunes para todas las mues-
tras incluidas en el Grupo 1, en este Subgrupo se constata la presencia de rocas
silíceas. La muestra incluida en este Subgrupo pertenece a la serie con inclusiones
vegetales y minerales muy abundantes;
Subgrupo 13: caracterizado por la presencia de rocas volcánicas (basalto con olivino)
y silíceas. La muestra que define este Subgrupo pertenece a la Serie Grosera alisada
con inclusiones vegetales pequeñas;
Subgrupo 14: se distingue por la ausencia de fragmentos de rocas. Las cuatro mues-
tras de este Subgrupo pertenecen a la serie grosera alisada con inclusiones vegeta-
les de gran tamaño, a la Serie Grosera con engobe alisado y a la Serie Fina pulida
(Burnished Fine Ware).

Grupo 2 (Figuras 3, 4 y 5)

Pasta media o, en algún caso, fina. Tiene abundante o muy abundante desengrasan-
te mineral, de tamaño pequeño o medio, seriado, muy poco redondeado. Se pue-
den identificar microlitos. Hay vacuolas finas de forma alargada o redondeada. En
todas las muestras se detecta una cantidad muy importante de carbonato residual.
El Grupo 2 está formado por el 29% de las cerámicas estudiadas. En este Grupo
también se han definido distintos Subgrupos:

Subgrupo 21: caracterizado por la presencia de rocas carbonatadas. Las cuatro


muestras de este Subgrupo pertenecen a la Serie Negra con inclusiones minerales
(calcita) y a la serie con inclusiones vegetales y minerales visibles;
Subgrupo 22: presencia de fragmentos de rocas silíceas. La muestra que define este
Subgrupo pertenece a la Serie Negra;
Subgrupo 23: se caracteriza por la presencia de fragmentos de rocas silíceas y de ro-
cas carbonatadas. La cerámica que define este Subgrupo se incluye en la serie con
inclusiones vegetales visibles y superficie exterior pulida;
Subgrupo 24: se caracteriza por la presencia de fragmentos de rocas volcánicas y
por la presencia de minerales silíceos. Las dos muestras de este Subgrupo pertene-
cen a la Serie Fina alisada con pasta de textura granulosa;
Subgrupo 25: caracterizado por la presencia de fragmentos de rocas volcánicas y de
rocas carbonatadas. Las dos muestras de este Subgrupo pertenecen a la Serie Gro-
sera alisada con inclusiones vegetales de gran tamaño;
Subgrupo 26: se aprecian rocas y minerales de origen volcánico, de rocas silíceas y
de rocas carbonatadas (Fig. 7). En este Subgrupo, formado por siete muestras, en-
contramos cerámicas de las series finas sin inclusiones vegetales (serie fina pulida,
fina pintada, fina alisada con la pasta de textura granulosa y Grey Black Ware).

442 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Grupo 3 (Figuras 3, 4, 5 y 10)

Pasta carbonatada y esponjosa, fina, con desengrasante mineral muy repartido, de


tamaño pequeño, no seriado y poco redondeado. Hay vacuolas de pequeño tama-
ño y forma redondeada, muy diseminadas. Se caracteriza por la presencia de rocas
carbonatadas. También hay una gran cantidad de carbonatos residuales. En el Gru-
po 3 se ha definido un único Subgrupo, formado por cinco muestras, que constitu-
yen el 9% del total estudiado, y que pertenecen a la serie grosera con inclusiones
vegetales alisada o pulida, al tipo Husking tray, y a la serie sin inclusiones vegetales
Grey Black Ware.

Figura 10. Muestra 501003. Subgrupo 31. Nícoles cruzados, 40X.

Grupo 4 (Figuras 3, 4 y 5)

Pasta carbonatada, con desgrasante mineral de tamaño muy fino o medio, no se-
riado y poco redondeado. El desgrasante es abundante o muy abundante. Puede
haber vacuolas alargadas y grandes, así como microlitos. Este Grupo se caracteriza
por la presencia de fragmentos de rocas volcánicas, silíceas y carbonatadas. Hay

443
una cierta cantidad de carbonatos residuales. El Grupo 4, formado por un único
Subgrupo con cuatro muestras, reúne el 7% de las cerámicas estudiadas, que co-
rresponden a cerámicas de la Serie Fina pulida sin inclusiones vegetales, de la serie
Grey Black Ware, de la Serie Fina alisada con pasta de textura granulosa y a alguna
muestra de la Serie Grosera pulida con inclusiones vegetales.

Grupo 5 (Figuras 3, 4 y 5)

Pasta media, carbonatada, donde puede haber vacuolas alargadas y pequeñas. El


desgrasante es muy abundante, de tamaño medio o medio y grande, seriado y poco
redondeado. Este Grupo, que reúne el 28% de las muestras estudiadas, se carac-
teriza por la presencia de fragmentos de rocas carbonatadas así como de calcita
triturada y añadida a propósito por los artesanos en la pasta. Todas las cerámicas
incluidas en el Grupo 5 pertenecen a la Serie Negra.

Subgrupo 51: caracterizado por la presencia de fragmentos de rocas carbonatadas


(Figs. 8 y 11). Este Subgrupo está formado por diez muestras;
Subgrupo 52: caracterizado por la presencia de fragmentos de rocas silíceas y frag-
mentos de rocas carbonatadas. Este Subgrupo está formado por cinco muestras;
Subgrupo 53: caracterizado por la presencia de fragmentos de rocas volcánicas y
fragmentos de rocas carbonatadas. Este Subgrupo está formado únicamente por
una muestra.

Grupo 6 (Figuras 3, 4 y 5)

Pasta media, con vacuolas alargadas o redondeadas de tamaño grande. Se pueden


apreciar microlitos. Desgrasante de tamaño medio a grande, seriado, muy abun-
dante y bastante redondeado. También se constata la presencia de carbonatos resi-
duales. Hay rocas carbonatadas y gran cantidad de fragmentos de rocas volcánicas
(basalto olivínico). En este Grupo, formado por un único Subgrupo con dos mues-
tras, y que reúne por tanto el 4% de las cerámicas estudiadas, hay cerámicas sin
inclusiones vegetales que, en este caso, son de difícil clasificación ya que presentan
un aspecto diferente al del resto de cerámicas estudiadas.

Grupo 7 (Figuras 3, 4, 5 y 9)

Pasta carbonatada con calcita triturada añadida. Este Grupo está formado por un
único Subrupo con una única cerámica de la serie Dark Faced Burnished Ware.

444 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 9. Muestra 501045. Dark Faced Burnished Ware. Grupo 7. Nícoles cruzados, 40X.

IV.1. Procedencia de los productos cerámicos

Para el establecimiento de hipótesis en torno a la posible zona de procedencia de


las tierras utilizadas en la manufacturación de los productos cerámicos analizados
es imprescindible conocer las características de los materiales geológicos que se
pueden encontrar en los alrededores del yacimiento. Para ello es imprescindible
conocer tanto las características del entorno geológico (Álvarez, en este mismo vo-
lumen; Ponikarov, 1964) como de los depósitos de tierras que pueda haber en la
zona y que pueden estar formados por materiales de la propia zona así como por
materiales aportados desde zonas más o menos lejanas por transporte fluvial.
En el estado actual de la investigación se pueden plantear diversas hipótesis sobre
la posible procedencia de las cerámicas analizadas:

a) Para los Grupos y Subgrupos que tienen pastas con presencia exclusiva de car-
bonatos y donde no se han apreciado en ningún caso elementos de origen volcá-
nico, y atendiendo al alto grado de coherencia de composición que tienen con

445
el entorno geológico inmediato de Tell Halula, se puede plantear que se trata de
producciones locales. Como posible explicación a las distintas características
de textura que presentan las diferentes cerámicas incluidas en esta hipótesis se
puede plantear que las tierras utilizadas en su elaboración se pudieron obtener
perfectamente en los wadis de la zona o en sus aledaños inmediatos. El funcio-
namiento de los wadis habría actuado como elemento de decantación que habría
dado lugar a arcillas más decantadas en los pequeños meandros de estos cursos
de agua, a arcillas margosas con carbonatos disueltos en las partes altas de los
lechos y a arcillas con granos de carbonatos de origen detrítico en el fondo de
sus lechos. En esta hipótesis se incluyen los Subgrupos 14, 21 y 31, que reúnen el
38% de las muestras estudiadas;
b) Las cerámicas que contienen elementos de origen volcánico constituyen el 61%
de las muestras (Subgrupos 11, 12, 13, 22, 23, 24, 25, 26, 41, 52, 53 y 61). Para este
numeroso grupo de cerámicas se puede plantear distintas hipótesis de trabajo:
• Se trata de productos locales, entendiendo como tal la cerámica elaborada con
tierras recogidas en depósitos formados por el río Éufrates, que se encuentra a
unos 2 km en línea recta de Tell Halula. El estudio mediante la lupa binocular de
tierras procedentes de las terrazas del Éufrates ha permitido detectar la presen-
cia de distintos tipos de materiales de origen volcánico.
• Son cerámicas producidas con tierras que se pueden encontrar en una zona ale-
jada de Tell Halula, donde además del sustrato calizo se constata la presencia de
fenómenos volcánicos. Esta zona se puede situar cerca de Qara Qozak. En este
caso, la cerámica habría sido transportada hasta Tell Halula en el marco de las
redes de circulación de elementos materiales que existieron en aquella época.

La continuación de la investigación debe permitirnos poder matizar en el futuro


las hipótesis planteadas hasta el momento.

IV.2. Tecnología de manufacturación

El estudio petrográfico permite hacer diversas consideraciones en torno a diferen-


tes características tecnológicas de la cerámica Pre-Halaf de Tell Halula:

a) Se ha determinado la presencia de desgrasantes añadidos, tanto elementos vege-


tales, constatados con la simple observación macroscópica, como de elementos
de origen mineral, y más concretamente de calcita triturada y añadida inten-
cionadamente por los artesanos durante el proceso de fabricación de los vasos
cerámicos.
b) En relación a la temperatura de cocción, y aunque no se han realizado por el
momento estudios específicos para su determinación, el estudio petrográfi-

446 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
co aporta una serie de indicios que permiten plantear alguna hipótesis. Así, la
presencia de una importante cantidad de arcillas, la ausencia de minerales de
reacción pero sobre todo la gran cantidad de carbonatos de origen primario de-
tectados en muchas de las muestras, permiten plantear que la temperatura de
cocción de estos vasos habría sido relativamente baja, no superando en ningún
caso los 850-900 ºC.
c) La observación a la lupa binocular de los cortes frescos de las muestras así como
el estudio de las láminas delgadas ha permitido identificar distintos tipos de tra-
tamiento de las superficies. Así, en algunas muestras se ha podido observar la
existencia de una fina capa de engobe marrón que en ocasiones y a partir de
únicamente la observación macroscópica se puede confundir con un buen tra-
tamiento por pulimento. Lo mismo puede suceder con determinados engobes
blancos y rojos.

V. DISCUSIÓN (JMF)

Para ver la correspondencia entre los grupos establecidos a partir de los diferentes
análisis y como se agrupan entre sí, partiremos de la propuesta de grupos a partir
de la petrografía por la razón de que en nuestro caso, es el estudio que presenta un
número de grupos mayor y más precisamente definidos.

El Grupo 1 del análisis petrográfico y mineralógico (muestras 5, 11, 17, 41, 43, 57, 20,
31, 36, 50, 54 y 55) estará compuesto preferentemente por cerámicas con inclusio-
nes vegetales independientemente del tipo de tratamiento de las superficies, con
una pasta con carbonato residual muy abundante y carbonato de contaminación.
Una parte de los fragmentos de este grupo tienen evidencias de rocas volcánicas,
elemento éste, ausente en el contexto geológico de la zona y que condiciona la cer-
teza de su procedencia, tema que trataremos ampliamente más adelante.

En el análisis de fluorescencia de rayos-X, las muestras de este grupo están inclui-


das en el segundo conjunto definido en el dendograma, caracterizado por una com-
posición de la pasta con un contenido de calcio (CaO) que oscila entre el 10 y el
15% y un alto contenido de silicio (SiO2) superior al 55%, así como un contenido de
aluminio por encima del 15%. La muestra HLA 20 queda fuera de este conjunto,
probablemente porque tiene un contenido de calcio más alto y la muestra HLA 31
porque tiene unos valores de titanio más altos y un potasio más bajo.

El Grupo 2 de la petrografía (muestras 26, 47, 42, 83, 6, 59, 18, 53, 49, 15, 2, 4, 7, 10,
14, 16, 19) es un grupo más heterogéneo en cuanto a la clasificación tipológica de
las muestras que lo componen, puesto que hay cerámica perteneciente a las se-

447
ries con inclusiones vegetales, a las series con inclusiones minerales e incluso algún
fragmento de la Serie Negra de Halula. A pesar de ello, las pastas son muy ricas en
carbonato residual, y por tanto pueden tener un origen “local”, a excepción de los
subgrupos que muestran evidencias de rocas volcánicas, que ponen en cuestión
este origen. En este grupo se incluyen los fragmentos 2, 4, 14 y 19 que se diferen-
cian claramente desde el punto de vista tipológico y que se individualizan por sus
características tanto mineralógicas como petrográficas.

Los conjuntos a partir de la composición química: los fragmentos de este grupo


forman parte del conjunto 2 que presenta unas composiciones heterogéneas. Sin
embargo, los fragmentos 2,4 14 y 19 por sus características particulares también
desde el punto de vista químico, pertenecen al conjunto 3, definido por los autores
del análisis como heterogéneo. En la figura 2, estos fragmentos se agrupan clara-
mente con los fragmentos tipológicamente similares del próximo yacimiento de
Dja’de. En ambos casos se plantea como hipótesis que puede tratarse de cerámica
de producción foránea.

El Grupo 3 de la mineralogía (muestras 3, 12, 13, 27 y 82), con pasta muy carbo-
natada, esponjosa y fina, también está compuesto preferentemente por cerámicas
de las series con inclusiones vegetales. Los fragmentos analizados en este grupo
corresponden principalmente a muestras del segundo conjunto definido en el den-
dograma, y el fragmento que se agrupa en el subgrupo 1 bis, queda relativamente
cercano y tiene una pasta de composición química muy similar al conjunto 2.

El Grupo 4 de la mineralogía (muestras 1, 21, 32 y 38), con pasta carbonatada pero


con presencia de rocas volcánicas, silícias y carbonatadas, está compuesto por ce-
rámicas sin inclusiones vegetales pero con el mismo problema en cuanto a su pro-
cedencia.

Estas muestras presentan un contenido irregular de calcio (CaO) que oscila entre
el 14% y el 20% y un alto contenido de silicio (SiO2) que varía entre el 43 y el 54%.
Los otros componentes no presentan diferencias apreciables. Se agrupan en los
conjuntos 1 bis y 2 definidos en el dendograma de fluorescencia X.

El Grupo 5 de la mineralogía (muestras 24, 28, 37, 39, 44, 46, 48, 51, 56, 58, 8, 9, 23,
34, 35 y 42) es el que corresponde a la cerámica de la Serie Negra de Halula, que a
pesar de estar bien caracterizada, tiene un subgrupo con rocas silíceas y un subgru-
po (una muestra, 501042) con rocas volcánicas que se incluyen en el conjunto de
cerámicas de procedencia difícil de discriminar. En el dendograma de fluorescencia
de rayos-X se agrupan prácticamente los mismos fragmentos que en el grupo 5 del
estudio petrográfico. La composición de la pasta se caracteriza por unos valores de

448 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
calcio (CaO) superior al 27%, el 6% de hierro (Fe2O3), un bajo contenido de tita-
nio que no llega al 1%, un alto contenido de silicio (SiO2) superior al 47%, un 11%
de aluminio, entre el 3% y el 4% de magnesio (MgO), 0,5% de manganeso (MnO)
y 0,2 de fósforo (P2O5). Hay tres muestras que no se agrupan en este conjunto.
Las muestras HLA 39 y HLA 42 presentan unos valores muy bajos de calcio, unos
valores muy altos de silicio, la HLA 44 muestra unos valores de calcio altos y com-
parables a las muestras bien clasificadas, pero unos valores de silicio más bajos.

Lo mismo pasa con el Grupo 6 (muestras 25 y 29) las muestras del cual tienen una
gran cantidad de rocas volcánicas. Uno de los fragmentos, el HLA 25 se sitúa en
el dendograma de fluorescencia en medio del primer conjunto y su composición
es similar. El otro fragmento (HLA 29) presenta unos valores muy bajos de calcio
(7,1%) y unos valores altísimos de silicio (50,07%).

El Grupo 7 (muestra 45) es un caso aparte, puesto que se trata de una muestra de
las características morfológicas de la serie DFBW que en todos los análisis queda
aislada. En la figura 2, sin embargo, este fragmento se agrupa claramente con los
fragmentos DFBW de diversos yacimientos de Próximo Oriente.

Los grupos que se forman a partir del estudio petrográfico permiten plantear la hi-
pótesis de que hay una cierta selección de las materias primas en función del tipo
de cerámica que se quiere hacer. Esta posibilidad parece confirmarse en la cerámica
perteneciente a la Serie Negra de Halula, que se agrupa principalmente en el grupo
5 y especialmente en el subgrupo 51, así como en el dendograma de fluorescencia
de rayos-X, es decir, para hacer este tipo de alfarería se utiliza preferentemente una
pasta carbonatada, con desgrasante muy abundante, de tamaño medio o mediano y
grande, seriado y poco redondeado, con presencia de carbonatos residuales y car-
bonatos añadidos y en la mayor parte, con fragmentos de rocas carbonatadas. Este
grupo homogéneo, también se define, bien en el dendograma realizado a partir de
los datos aportados por la difracción de rayos-X (Fig. 6), en el cual la mayoría de
fragmentos de esta serie quedan agrupados en el conjunto 1. Hay que decir, pues, que
tanto a partir de los análisis por fluorescencia de rayos-X, como por las difracciones
de rayos-X o el estudio de las láminas delgadas, esta serie queda bien agrupada y con
las características, referentes a su composición, bien definidas.

En el dendograma de fluorescencia de rayos-X, el segundo grupo que se forma es


más heterogéneo en cuanto a composición y también en cuanto a las series que
están representadas. Esta cerámica presenta una proporción de calcio (CaO) del
12 % y un alto contenido de silicio (SiO2) del 55%. El resto de fragmentos quedan
agrupados en conjuntos menos definidos, sin que de momento, a falta de análisis
de elementos traza, se pueda precisar más.

449
En el estudio petrográfico y mineralógico, la propuesta de clasificación permite
seguir pensando en la hipótesis de una cierta selección de materias primas para las
diferentes series si bien es necesario contrastarlo estadísticamente.

V.1. Producciones locales y producciones foráneas

La posible determinación de producciones locales y foráneas, ha sido tratada de


manera parcial, al describir los grupos a partir del análisis químico y de la compo-
sición petrográfica y mineralógica. Hay algunos criterios de orden geológico, sobre
todo la presencia de rocas volcánicas y en menor medida la presencia de rocas silí-
ceas que en función del contexto geológico del yacimiento (ver infra), nos permi-
ten plantear diversas cuestiones referentes a la determinación de la procedencia.

El estudio geológico nos muestra que el vulcanismo es un fenómeno geológico aje-


no al entorno inmediato de Tell Halula. Por otro lado, el substrato calcáreo y muy
carbonatado es un elemento que se encuentra homogéneamente por toda la región
del yacimiento. No es extraño pues, que los grupos de pastas muestren una arcilla
de base carbonatada sin vulcanismo, que en el estado actual de los trabajos y a falta
de más elementos de contrastación, permite pensar en un origen local de buena
parte de las producciones cerámicas de Tell Halula, y para casi todas las series.

En el estado actual de nuestra investigación, y teniendo en cuenta el resultado de


los análisis efectuados hasta el momento, planteamos diversas hipótesis de trabajo
sobre el posible origen de estas cerámicas:

a) Para los subgrupos que presentan pastas con presencia exclusiva de carbona-
tos y sin elementos volcánicos, dada su coherencia de composición en relación
al entorno inmediato proponemos como hipótesis que se trata de produccio-
nes locales. Eventualmente, la variación en la cantidad de carbonatos entre las
muestras puede ser debida a la diferente concentración. También como hipóte-
sis planteamos que para hacer los diferentes tipos de cerámica de producción lo-
cal, los productores podían obtener la materia prima en los wadis o en su entor-
no, actuando éstos como elemento de decantación y produciendo arcillas puras
que se depositarían en los pequeños meandros, arcillas margosas con carbonatos
disueltos que se situarían en las partes más altas del lecho y arcillas con grandes
carbonatos detríticos que se acumularían en el fondo de lecho de los wadis.
b) En esta hipótesis incluimos los subgrupos 14, 21, 31 y 51 (23 fragmentos que equi-
valen al 38% del total de muestras analizadas).
c) Para el subgrupo que presentan rocas volcánicas (11,12, 13, 22, 23, 24, 25, 26, 41,
52, 53, 61), que equivalen a un 61% de la muestra, nos planteamos simultánea-
mente diversas hipótesis:
450 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
d) 1) Se trata de cerámica producida localmente, entendiendo como a tal la cerámi-
ca hecha a partir de tierras recogidas en depósitos formados por el río Éufrates,
distante unos pocos kilómetros del tell. En las tierras de este río hay fragmentos
de basalto y el estudio a la lupa binocular de arenas procedentes de estas terra-
zas ha permitidos detectar la presencia de materias de origen volcánico. En este
sentido se dirige también la hipótesis de M. le Mière y M. Picon.

2) Se trata de cerámica producida con tierras localizables en una zona alejada de
Tell Halula, donde haya, además de un substrato geológico calcáreo, presencia de
fenómenos volcánicos. Esta zona se podría situar hipotéticamente cerca de Qara
Qozak. En esta hipótesis, la cerámica habría sido llevada hasta Tell Halula. En
cualquier caso, sea cual sea la hipótesis más plausible, hay que plantearse el por-
qué de la preferencia de los productores de cerámica de Tell Halula por las pastas
con componentes minerales de origen volcánico.

3 ) Los fragmentos clasificados como Dark-Faced Burnished Ware, (subgrupo 71) muy
poco representados en el yacimiento y de los cuales solamente se ha analizado
una muestra, presentan unas pastas carbonatadas no ajenas al substrato geológico
de la zona. Ahora bien, la composición química de la pasta muestra unos niveles
de titanio que se corresponden con algunas de las producciones de esta serie de
la región de Siro-Cilicia y de momento, con un único fragmento analizado no es
posible decantarse por un origen local o importado. Hasta que no se disponga de
los análisis de los elementos traza es muy difícil de precisar.

V.2. Tecnología de manufacturación

Los análisis realizados permiten hacer diversas constataciones en torno a determi-


nadas características tecnológicas de la cerámica Pre-Halaf de Tell Halula:

a) Presencia de desgrasante añadido. Se trata de una práctica demostrada tanto


por la presencia de elementos vegetales, (detectados a nivel macroóptico), como
de elementos minerales, como la calcita triturada añadida intencionadamente.
b) Temperatura de cocción: aunque de momento no se han realizado análisis es-
pecíficos para determinar la temperatura de cocción de las muestras estudiadas,
hay una serie de indicios que permiten aproximarnos. Así, la presencia de un por-
centaje importante de illita en las muestras, la ausencia de gehlenita, y de otros
minerales de reacción, pero sobre todo la gran cantidad de carbonatos detectados,
nos permite plantear como hipótesis que la temperatura a la que se han sometidos
estas cerámicas estaría alrededor de los 650-700 grados aproximadamente.
c) Procesos de producción diferentes y variabilidad interna: la presencia de diver-

451
sas series cerámicas con características tipológicas diferentes, permite plantear la
hipótesis de una predeterminación de la técnica a aplicar según el tipo de vaso que
se quiere construir. Esta posibilidad se contempla a partir de la existencia de series
tipológicamente diferentes que han sido construidas con el mismo tipo de pasta.

V.3. Acabados

Tanto la observación a la lupa binocular de cortes pulidos de fragmentos de cerá-


mica, como el estudio de las láminas delgadas, ha permitido identificar a diferente
escala los diversos tipos de acabados que se presentan en el conjunto de las cerá-
micas Pre-Halaf del yacimiento. Así se ha podido verificar la existencia de una leve
capa de engobe marrón que en ocasiones se puede confundir con un buen acabado
por pulimento. Existen engobes blancos y rojos. Los pulidos o alisados, por su pe-
culiar orientación de las partículas en superficie permiten ser identificados fácil-
mente. Se han podido identificar algunos fragmentos pintados y un fragmento que
presenta una combinación de técnicas poco frecuente. Se trata de una superficie
pulida y decorada con incisiones, sobre la cual aplican pintura roja y una gruesa
capa de barbotina con desgrasante.

V.4. Consideraciones finales

El capítulo de análisis es uno de los que ha sugerido grandes posibilidades de inves-


tigación en un futuro inmediato, pues en esta primera fase ha permitido plantear
un número importante de hipótesis que se han de contrastar en el futuro. Especí-
ficamente, hace falta una gran campaña de prospección y de muestreo de arcillas,
tanto en el área cercana al yacimiento, como de zonas alejadas. Sin este requisito
será muy difícil discernir entre las producciones locales y las producciones forá-
neas. Otro apartado imprescindible son los análisis de elementos traza de la com-
posición química. Sin ellos es también muy difícil precisar sobre el origen de las
producciones cerámicas.

Sin embargo, esta primera etapa del programa de análisis nos ha permitido avanzar
en el conocimiento de la cerámica Pre-Halaf contrastando la clasificación tipoló-
gica, como por ejemplo la Serie Negra de Halula determinada a nivel macroóptico,
así como plantear las primeras hipótesis sobre la procedencia de algunos de los
grupos determinados, En el futuro, un proyecto de análisis más amplio, junto con
las prospecciones indispensables, nos confirmarán, o no, la hipótesis de trabajo
planteadas.

452 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Tabla 1. Naturaleza de las muestras analizadas en Tell Halula y sector de donde proceden.

453
Figura 6. Dendograma con los resultados obtenidos en los análisis de Difracción de Rayos X de las
muestras analizadas

Figura 7. Muestra 501016. Subgrupo 26. Nícoles cruzados, 40X.

454 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 8. Muestra 501037. Serie Negra. Subgrupo 51. Nícoles cruzados, 40X.

Figura 11. Muestra 501037. Subgrupo 51. Nícoles en paralelo, 40X.

455
BIBLIOGRAFÍA

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456 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Tell Halula: un poblado de los Ministerio
de Educación, Cultura
y Deporte
primeros agricultores en el valle
del Éufrates, Siria
Memoria Científica - Tomo II

Miquel Molist Montaña (coord.)


Tell Halula: un poblado
de los primeros
agricultores en el valle
del Éufrates, Siria

Tomo II
Memoria Científica

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Edición 2013

Dirección del proyecto arqueológico


Miquel Molist Montana

Coordinación científica de la publicación


Miquel Molist Montana

Coordinación de la publicación
María Domingo Fominaya
Concepción Martín Morales

Imagen de portada:
Pepo Subiranas/Sappo/UAB

MINISTERIO DE EDUCACIÓN, CULTURA


Y DEPORTE

Edita:
© SECRETARÍA GENERAL TÉCNICA
Subdirección General
de Documentación y Publicaciones

© Textos e imágenes de los autores

NIPO: 030-13-330-6
Índice

TOMO II

Capitulo 15. J. M. Faura: Las primeras cerámicas neoliticas de Tell Halula................ 8

Capitulo 16. W. Cruells: La cerámica Halaf en Tell Halula (VII y VI milenios cal
BC) Orígenes y desarrollo. ...................................................................... 59

Capitulo 17. A. Gómez: Caracterización de las producciones cerámicas del


Neolítico Final, horizonte mediados del VI milenio CAL BC, de Tell
Halula........................................................................................................... 212

Capitulo 18. M. Mottram: The Halaf and Post Halaf periods at Tell Halula:
Results from the 1986 surface collection................................................. 232

TERCERA PARTE. El material arqueológico II: Estudios sobre los


recursos bióticos

Capitulo 19. M. Saña & C. Tornero: La gestión de los recursos animales en Tell
Halula: nuevas hipótesis y aproximaciones metodológicas para el
estudio de domesticación animal y producción ganadera...................... 277

Capitulo 20. C. Barrachina: La industria en materias duras animales


(campañas 93-94)....................................................................................... 333

Capitulo 21. R. Buxó, N. Rovira: Tell Halula: arqueobotánica de los restos de
semillas y frutos.......................................................................................... 359

Capítulo 22. R. Piqué: Paisaje y aprovechamiento del combustible en Tell Halula
entre 8500-7300 cal ANE......................................................................... 390

CUARTA PARTE. El material arqueológico III: Estudios de


población y sociedad

Capitulo 23. M. Molist E. Guerrero J. Anfruns: Estudio de las prácticas funerarias
de Tell Halula en el horizonte del VIII milenio cal BC......................... 397
Capitulo 24. X. Clop, A. Àlvarez: Ajuares funerarios y materias primas en
Tell Halula. ................................................................................................ 430

Capitulo 25. I. Montero, S. Rovira: Los metales de Tell Halula (Siria): análisis
preliminar.................................................................................................... 435

Capitulo 26. J. Anfruns, F. Estebaranz, L.M. Martínez, A. Pérez-Pérez: La


población neolítica de Tell Halula (Siria). Estudio antropológico
(campañas 1995-2005)................................................................................ 440

Capitulo 27. J. Anfruns, J.I. Oms: Antropología y paleopatología dentarias de la


población neolítica de Tell Halula............................................................ 450

Capitulo 28. E. Fernández, E. Arroyo-Pardo, E. Prats, M. Tirado, A. Pérez-Pérez, J.


Anfruns, D. Turbón, M. Molist: Estudio genético de restos humanos
del yacimiento neolítico de Tell Halula: relaciones familiares e
implicaciones en el modelo de difusión del neolítico en Europa............. 470
Las primeras producciones cerámicas
de Tell Halula
Josep-Miquel Faura Vendrell
(SAPPO – Universitat Autònoma de Barcelona)

En el área geográfica de Próximo Oriente, las primeras producciones cerámicas


aparecen casi mil quinientos años después del inicio de la agricultura, en socieda-
des plenamente sedentarizadas. Estas sociedades habían consolidado una econo-
mía productora de alimentos durante el IX milenio B.P. (Pre-Pottery Neolithic B o
PPNB). Estos grupos muestran una gran capacidad para los trabajos comunitarios
y disponen de redes de intercambio bien establecidas que facilitan los contactos a
gran distancia.

Simultáneamente a la aparición de la cerámica, se identifican cambios respecto a


la tradición PPNB en la industria lítica, la ganadería, la arquitectura, el tipo de
asentamiento, etc. Posiblemente no se trata de una crisis estructural, pero se ha
producido o se está produciendo una transición hacia un modelo socioeconómico
donde las sólidas adquisiciones tecnológicas del neolítico precerámico pierden su
alto grado de especialización, para adquirir un perfil que, aparentemente, no re-
quiere tanta habilidad.

Algunos autores (Hours, Copeland, 1984; Cauvin, 1978; Cauvin, cauvin, 1993)
consideraron el Valle del Éufrates como una zona abandonada al final del PPNB.
Este modelo ha sido superado a partir de los trabajos que se efectúan en Tell Halula
y otros yacimientos del valle medio del río Éufrates, que han puesto en evidencia la
existencia de asentamientos con una secuencia estratigráfica que abarca, tanto fa-
ses de ocupación precerámicas, como fases del horizonte neolítico con cerámica.

En relación a la cronología del momento inicial de la cerámica, el registro conocido


hasta este momento permite situarlo a principios del VIII milenio, dándose en di-
ferentes regiones de Próximo Oriente simultáneamente (Faura, Le mière, 1999).
(Fig. 1).

8 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 1. Clasificación por análisis de grupos de conglomerados del material de Tell Halula a partir de
la Fluorescencia de Rayos X

En este trabajo se presenta el análisis de los conjuntos cerámicos documentados en


Tell Halula durante las excavaciones de los años 1991-1998, atribuibles a las prime-
ras producciones y a la consolidación, es decir, las producciones asociadas al hori-
zonte cronológico definido como Pre-Halaf, Neolithic Pottery o Late Neolithic.

METODOLOGÍA

Antes de entrar plenamente en el desarrollo del trabajo, es conveniente efectuar


algunas precisiones de índole metodológica para facilitar la comprensión de los es-
tudios aquí expuestos.

Inicialmente, en el estudio de la cerámica neolítica de Tell Halula, la naturaleza del


desgrasante, vegetal o mineral, añadido voluntariamente o no a la pasta cerámica, ha
sido el principal criterio de discriminación para establecer las series principales.

Estos criterios son los que tradicionalmente se han propuesto y utilizado para la
clasificación tipológica (garstang, 1953; braidwood and braidwood, 1960; me-
ellart, 1975; davidson, 1977; matthers, 1981; le miere , 1986; campbell, 1992;
akkermans 1990, 1992) en los yacimientos de Próximo Oriente.

9
A partir de este método, los fragmentos que en observación macroscópica presen-
tan desgrasante vegetal pertenecen a la serie Coarse ware y que deberíamos traducir
como Serie Grosera, y los fragmentos que a simple vista sólo contienen desgrasan-
te mineral, pertenecen a la serie Fine ware, que traducimos como Serie Fina. Un
tercer grupo, Coarse-Fine ware denominado Serie con desgrasante vegetal y minera-
les ha permitido agrupar aquellos fragmentos que a nivel macroscópico contienen
ambos tipos de desgrasante.

Ahora bien, se da el caso que los conceptos “grosero” (coarse) o “fino” (fine) son aplica-
bles al tipo de acabado de las piezas o fragmentos (con o sin asperezas), o incluso se
puede confundir con el grosor de las paredes de los vasos y la textura de la pasta.

Después de algunas discusiones y para evitar confusiones, en adelante preferimos ha-


blar de “Serie con desgrasante vegetal” como equivalente de Coarse Ware y “Serie con
desgrasante mineral” como equivalente de Fine ware y utilizar los términos grosero/a
y fino/a para referirnos a acabados de las superficies y tratamiento de las pastas.

LAS PRIMERAS CERÁMICAS NEOLÍTICAS DE TELL HALULA

Una primera aproximación a la cerámica del periodo Pre-Halaf, Late Neolithic o


Neolítico con Cerámica (Neolithic Pottery) se efectuó en la primera publicación
monográfica de Tell Halula, correspondiente a las campañas de 1991-1992 (faura,
1996) en la cual se establecieron las primeras hipótesis de trabajo sobre la tipología
y el horizonte crono cultural. La cronología establecida situaba esta muestra en el
horizonte Amuq B correspondiente a la segunda mitad del VIII milenio B.P., es
decir, se encuadraba en una tradición mediterránea a pesar de la ausencia de cerá-
mica Dark Faced Burnished Ware (braidwood and braidwood, 1960).

Posteriormente, nuevos sectores excavados entre los años 1992-1998 han aportado
una mayor cantidad de material cerámico y nos permite plantear nuevas hipótesis
de trabajo con mayor precisión y fijar la secuencia cronológica y tipológica con un
grado mucho mayor de certeza.

El presente capítulo presenta un estudio basado en 12.586 fragmentos procedentes


de los sectores: S1, S2, S7, S14 y S30 (TABLA 1) (Fig. 2). De este total, existe un con-
junto de 3.307 fragmentos que corresponden al Sector 1 Interior procedentes del
desmontaje de los estratos inferiores de las construcciones claramente Pre-Halaf
(tholos) y están asociados a suelos exteriores de este periodo. No han sido estudia-
dos en profundidad y no se han tenido en cuenta excepto para la clasificación de
las series con desgrasante vegetal y mineral.

10 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Sector 1 Ext Sector 1 Int Sector 2 Sector 7 Fas 1 Sector 7 Fas 2 Sector 14 Sector 30
Nº frag % Nº frag % Nº frag % Nº frag % Nº frag % Nº frag % Nº frag %
Veg Alisada con 340 40 75 25 138 91 73 73 683 73 3287 88 2294 75
inclusiones vegetales
abundantes de
tamaño medio o
grande
Veg Alisada con pocas 169 20 69 24 12 8 17 17 206 22 63 2 463 15
inclusiones vegetales
visibles de tamaño
pequeño
Veg Pulida con 130 16 61 21 1 1 5 1 92 3 93 3
inclusiones vegetales
abundantes de
tamaño medio o
grande
Veg Pulida con pocas 92 11 41 14 5 5 5 1 10 1 5 1
inclusiones vegetales
visibles de tamaño
pequeño
Veg Alisada con motivos 1 1 1 1 2 0 17 1 2 1
decorativos pulidos
Veg Alisada con engobe 52 6 10 3 2 2 30 3 54 2 33 1
alisado
Veg Con engobe alisado 16 5 4 1 29 1
Veg Con decoraciones 19 2 14 5 1 1 2 0 1 1 41 1
impresas o incisas
Veg Pintada 22 3 6 2 13 1 6 1
Veg Husking Tray 1 1 2 1
Min Alisada 29 13 24 11 42 12 14 7 51 16 178 20 878 48
Min Pulida 84 39 79 36 52 15 40 21 43 13 140 15 249 14
Min Alisada con motivos 2 1 2 1 5 1
decorativos pulidos
Min Alisada con engobe 1 1 3 1 4 1 3 1 55 3
Min Con engobe pulido 53 24 33 16 1 1 2 1 20 2 48 3
Min Dark-faced burnished 3 1 17 8 3 2 2 1 1 1 42 2
ware
Min Dark-faced pattern 1 1
burnished ware
Min Dark-faced 3 1 1 1
unburnished ware
Min Grey blak ware 5 2 15 7 1 1 3 1 55 3
Min Serie negra con 16 7 3 1 90 25 25 13 91 28 252 25 231 13
desgrasante mineral
grueso
Min Serie negra con 2 1 154 45 110 57 86 26 236 26 136 8
desgrasante mineral
fino
Min Alisada con la pasta 12 6 11 5 4 1 1 1 42 13 26 5 64 4
de textura granulosa
Min Pintada 7 3 13 6 3 1 13 1 12 1
Min Con decoraciones 11 5 1 0 1 1 14 1
impresas o incisas
Veg- Cerámica Alisada 12 99 23 62 32 100 1 50
Min con inclusiones
vegetales y minerales
Veg- Cerámica Pulida con 1 1 14 38 1 50
Min inclusiones vegetales
y minerales
Total 1042 518 494 293 1623 4473 4457
TOTAL 12586

Tabla 1. Series y clases por sectores

11
Figura 2. Sectores de excavación del yacimiento .

La presentación de los materiales cerámicos de los diferentes sectores corresponde


al orden de antigüedad establecido para los conjuntos. Así, el primer sector es el 7
y el último el 1.

SECTOR 7 (Tabla 2)
La excavación del sector 7 es particular al no haberse documentado unidades
domésticas y sí en cambio, unos amplios espacios exteriores con construcciones
colectivas como muros de cierre y estructuras de evacuación de aguas (Molist,
1998; Molist, Faura, 1999; Molist et alii , en este volumen). Como se recor-
dará, en este sector se han distinguido 13 niveles de ocupación sucesivos. En la base
se distinguen tres niveles sin cerámica (SS7I-SS7III) y diez niveles con cerámica
(SS7IV-SS7XIII) de tipo Pre-Halaf.

12 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
A partir de la proporción entre la serie con desgrasante mineral y la serie con des-
grasante vegetal, así como la frecuencia en la tipología, se han distinguido dos fases
diferenciadas. El primer grupo o Fase 1 lo constituye la cerámica recuperada entre
los niveles IV y IX, y el segundo grupo o Fase 2 lo constituye la cerámica de los
niveles X a XIII. En el primero, la cantidad de cerámica con desgrasante mineral
es superior a la cerámica con desgrasante vegetal, mientras que a partir del nivel X
esta proporción se invierte.

Entre los niveles IV y IX (Fase 1) se han recuperado 307 fragmentos, de los cuales 100
(32%) pertenecen a la serie con desgrasante vegetal, 193 (62%) a la serie con desgra-
sante mineral y 14 fragmentos (6%) a la serie con desgrasante vegetal y minerales.

En la serie con desgrasante vegetal, las clases más representadas son las que tienen
la superficie alisada con desgrasante abundante y de tamaño medio o grande y tam-
bién con pocas inclusiones vegetales visibles y de tamaño pequeño, lo que propor-

13
ciona una cerámica con las superficies alisadas, tanto en el exterior como en el in-
terior, con muy pocos fragmentos que muestren evidencias de tratamiento pulido
fino. La aparición de engobes alisados, con decoraciones por impresión o incisión,
y de algunos fragmentos con motivos decorativos pulidos (Pattern Burnished Coarse
Ware) es prácticamente insignificante, si bien se constata su presencia.

Morfológicamente, la cerámica de la serie con desgrasante vegetal, muy fragmentada,


se caracteriza por vasos pequeños cerrados y sin cuello, de forma simple esferoide y
vasijas de tamaño medio cerradas o abiertas, de forma simple, esfereroide o cilíndrica,
sin cuello o minoritariamente con una ligera inflexión que marca un cuello incipiente,
decorados con cordones lisos o con impresiones lenticulares verticales u oblicuas. Las
bases pueden ser planas continuas sin punto de intersección o planas continúas con
punto de intersección o planas sobreelevadas con punto de intersección (FIGURA 3).
La mayoría de fragmentos se sitúan en una franja entre los 11 y los 15 mm de grosor,
con colores claros de la gama del beige, el marrón claro y el naranja, generalmente con
el núcleo de color negro o gris con evidencias de reoxidación incompleta.

El nivel IX es un tanto particular, pues, si bien en él aparecen algunos fragmen-


tos con decoración plástica, especialmente cordones lisos o impresos en vasijas de
la serie con desgrasante vegetal y algunos asideros tipo pezón o mamelón, hemos
preferido agruparlo con los niveles inferiores debido al mayor número de fragmen-
tos de cerámica con desgrasante mineral.

A partir del nivel X hasta el nivel XIII (Fase 2) se han recuperado 1.316 fragmentos
y la proporción se invierte respecto a los niveles inferiores, predominado la serie
con desgrasante vegetal con un 71% respecto a la serie con desgrasante mineral,
que representa el 25 % (Tabla 2) y muestra una gran similitud en cuanto a series y
tipología con la del sector SS14 como veremos más adelante. El 4% restante perte-
nece a la serie con desgrasante vegetal y mineral.

En las series con desgrasante vegetal, el tipo de cerámica más numeroso es la de su-
perficies alisadas e inclusiones vegetales grandes y abundantes (73%) y la cerámica
con desgrasante fino y escaso (22%).

El resto de tipos de esta serie lo constituyen las cerámicas con engobe rojo alisado
(3%).Existen dos fragmentos que presentan decoraciones pulidas y dos fragmen-
tos con decoraciones incisas. Las formas corresponden a vasos simples cerrados
o abiertos, presentan esporádicamente pequeños cuellos exvasados y sobre todo
decoraciones con cordones de sección redonda, triangular o trapezoidal, lisos o
con decoraciones lenticulares oblicuas o verticales. Como sistema de prensión se
documentan pequeños mamelones (Fig. 4.1).

14 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 3: Sector 7 niveles IV-IX. 1-8 serie con desgrasante vegetal y las superficies pulidas. 9-11 serie con
desgrasante vegetal y decoraciones incisas. 12-13 serie con desgrasante mineral y las superficies alisadas.
14-18 serie negra de Halula. 10 serie con desgrasante vegetal y mineral

15
Figura 4.1: Sector 7 niveles X-XIII. Serie con desgrasante vegetal. 1-7 vasos abiertos, rectos cerrados o
globulares con cuello incipiente. 8-16 decoraciones con cordones lisos. 17-20 decoraciones con cordones impresos.
21 decoraciones a base de botones. 22-24 bases sin punto de inflexión, con punto de inflexión y sobreelevada

16 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
En las series con desgrasante mineral predomina el tipo caracterizado por una pas-
ta y superficies de color oscuro, principalmente negro o gris en todo el grueso de
la pieza y eventualmente marrón, en el núcleo o en una de las caras. El tratamiento
de las superficies es pulido por el exterior y alisado en el interior. Este tipo de ce-
rámica la hemos nombrado genéricamente Serie Negra de Halula (53%) (FAURA,
1996). En el momento inicial de clasificación de la cerámica de este sector, la pre-
sencia de este tipo de manufactura fue realmente sorprendente y no coincidía con
ninguno de los tipos conocidos en los conjuntos de primeras producciones. Cla-
ramente no correspondía a la “poterie friable” de Ras-Shamra, ni estaba descrita
en la publicación de la región del Amuq (Braidwood&Braidwood 1960) ya que no
corresponde a DFBW, ni tampoco en los yacimientos del Valle del Éufrates o el
Balikh. De modo que, debido al color negro o en general oscuro y a falta de otros
criterios más objetivos para poder establecer un grupo bien definido, esta clase
de cerámica fue llamada de este modo. Quizás el rasgo más significativo de este
grupo, tal como han revelado los análisis de pastas, es la presencia de desgrasante
mineral añadido (calcita) muy visible y brillante, que puede ser grueso o fino. Posi-
blemente sería más exacto describir esta serie a partir de este carácter tecnológico,
pero por lo que a esta monografía se refiere, mantendremos la denominación Serie
Negra, ya que así fue descrita en la primera mitad de los años 90.

Es muy importante remarcar que la Serie Negra está bien individualizada, tanto con
respecto a la clasificación tipológica, como en los análisis de fluorescencia de rayos-
X, las difracciones de rayos-X y en los grupos establecidos a partir de la petrografía
(Faura; Le Miere, 1999). La Serie Negra se constituye como un tipo de cerámica
muy específico y representativo del yacimiento por su pronta aparición en el registro
arqueológico justo en un momento donde la interpretación historiográfica pone el
acento en la serie con desgrasante vegetal como la más representativa. Tanto la Serie
Negra como la serie alisada con la pasta granulosa están muy presentes también en el
Sector 14 y, en menor medida en los niveles inferiores del Sector 1.

En cuanto a las formas, las vasijas de esta clase son cerradas o abiertas de forma
simple, sin cuello y de paredes convexas delgadas y provistas de sistemas de pren-
sión, especialmente pezones o mamelones. Las pocas bases que se conocen son
planas continuas sin punto de intersección, las paredes son más bien delgadas, y los
diámetros no muy grandes, entre 100 y 150 mm. (Fig. 4.2).

17
Figura 4: Sector 7 niveles X-XIII. Serie con desgrasante mineral. 25-28 vasos cerrados con cuello incipiente
y superficie pulida. 29-31vasos cerrados, abiertos y con decoraciones incisas y superficies alisadas. 32
superficie exterior con engobe rojo. 33-37 Serie Negra de Halula. 38-40 cerámica pintada. 41-44 serie de
textura granulosa. 45 decoraciones impresas.

18 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 5: Sector 2. Serie con desgrasante vegetal. 1-4 sistemas de prensión y decoración con cordón. 5
decoración impresa. Serie con desgrasante mineral 6-7 superficies alisadas. 8-10 superficies pulidas. 11-15
Serie Negra de Halula.

19
Con menor importancia dentro de la serie con desgrasante mineral, pero presente
en casi todos el niveles se encuentra la cerámica fina alisada de colores claros (16%) y
algunos fragmentos, muy pocos, que corresponden al tipo Dark Faced Burnished Ware
(1%), clase característica del neolítico con cerámica del noroeste de Siria. El engobe
rojo pulido (1%) y un grupo de cerámicas que presentan un aspecto alisado, textura
granulosa y color marrón homogéneo de la pasta y las superficies (13%). Estas series,
sin ser muy numerosas numéricamente, son representativas porcentualmente.

La cocción evidencia una atmósfera reductora. La decoración, en cualquiera de sus


manifestaciones conocidas (impresión, incisión, pintura o aplicaciones plásticas)
está prácticamente ausente del conjunto con desgrasante mineral.

La serie vegetal/mineral está poco representada en el conjunto total de fragmentos


del sector y presenta las superficies alisadas.

Cronológicamente, en este sector, la cerámica más antigua corresponde al primer


cuarto del VIII milenio BP (7880±120 BP), con un papel más importante de las
series con desgrasante mineral que de las series con desgrasante vegetal. La pre-
sencia mayoritaria de unas cerámicas primerizas con superficies pulidas, con des-
grasante mineral añadido y altamente útiles para una función culinaria, como la
Serie Negra, permite plantearse la hipótesis de unas primeras producciones del ya-
cimiento situadas en un estadio tecnológicamente diferente que las primeras pro-
ducciones cerámicas de yacimientos del Valle del Balikh como Tell Damishliyya o
Tell Assouad o del valle del Amuq en la región de Siro-Cilicia.

SECTOR 2 (Tabla 3)
En la parte superior del sector 2/4, en los cuadros 2E y 2F, se ha documentado el
paso de los niveles precerámicos a cerámicos. Como se recordará (ver Molist et alii
en este volumen), se trata esencialmente de áreas exteriores, con importantes ma-
teriales arqueológicos y alguna estructura como un silo amortizado, vestigio que
indicarían una ocupación doméstica.

Este sector ha proporcionado 496 fragmentos de cerámica, de los cuales, el 69%


corresponde a la serie con desgrasante mineral (344 fragmentos) y el 31% corres-
ponde a la serie con desgrasante vegetal (152 fragmentos). Los tipos más significa-
tivos son la Serie Negra con inclusiones de calcita y la cerámica alisada con desgra-
sante vegetal. Las formas, muy escasas corresponden a vasos abiertos con sistemas
de prensión tipo mamelón. Existe también un fragmento con decoraciones impre-
sas (Fig. 5).

20 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Tabla 3 Sector 2
Serie Clase nº fragmentos % Total por serie %
Min Serie negra con desgrasante mineral fino 154 45
Min Serie negra con desgrasante mineral grueso 90 25
Min Pulida 52 15
Min Alisada 42 12
Min Alisada con la pasta de textura granulosa 4 1
Min Con engobe pulido 1 1
Min Grey blak ware 1 1 344 69
Veg Alisada con inclusiones vegetales abundantes 138 91
de tamaño medio o grande
Veg Alisada con pocas inclusiones vegetales visibles 12 8
de tamaño pequeño
Veg Pulida con inclusiones vegetales abundantes de 2 1 152 31
tamaño medio o grande
Total 496

SECTOR 14 (TABLA 4)
En este sector se han identificado tres niveles de ocupación con restos de casas de
planta cuadrada con zócalos de piedra y algunas instalaciones exteriores tales como
hornos u hogares. La mayor parte del material cerámico proviene de los suelos exte-
riores que se encuentran entre las casas. Las producciones de los tres niveles son muy
homogéneas y no presentan grandes diferencias que induzcan a pensar que se trate
de conjuntos diferentes. Se ha recuperado y estudiado un total 4.473 fragmentos.
La cerámica con desgrasante vegetal es la más representada, con 3.543 fragmentos
(79%) que la cerámica con desgrasante mineral con 898 fragmentos (20%).

La Serie Alisada con desgrasante vegetal grande y abundante destaca sobre las otras
series, al estar provista de cordones dobles o sencillos sin ningún tipo de decora-
ción, con sistema de prensión a base de asas tubulares, lengüetas o pezones. Existe
también una pequeña Serie Pulida, más importante que en el sector SS7, que puede
estar también decorada con pintura roja.

El uso de estas técnicas y motivos decorativos, que se empezaba a intuir en los


niveles superiores del sector SS7, en este sector se amplía y alcanza un papel más
importante en el conjunto. Las formas de estas vasijas pueden ser cerradas o abier-
tas, de forma simple sin cuello y raramente con cuello incipiente, con las bases
rectilíneas sin punto de intersección o con un punto de intersección y ligeramente
sobreelevadas (Fig. 6.1, 6.2).

21
Tabla 4 Sector 14
Serie Clase nº fragmentos % Total por %
serie
Min Alisada 178 20
Min Pulida 140 15
Min Alisada con engobe 3 1
Min Con engobe pulido 20 2
Min Dark-faced burnished ware 1 1
Min Dark-faced unburnished coarse ware 1 1
Min Grey blak ware 3 1
Min Serie negra con desgrasante mineral grueso 252 25
Min Serie negra con desgrasante mineral fino 236 26
Min Alisada con la pasta de textura granulosa 50 5
Min Pintada 13 1
Min Con decoraciones impresas o incisas 1 1 898 20
Veg Alisada con inclusiones vegetales abundantes de 3287 88
tamaño medio o grande
Veg Alisada con pocas inclusiones vegetales visibles de 63 2
tamaño pequeño
Veg Pulida con inclusiones vegetales abundantes de 92 3
tamaño medio o grande
Veg Pulida con pocas inclusiones vegetales visibles de 10 1
tamaño pequeño
Veg Alisada con motivos decorativos pulidos 17 1
Veg Alisada con engobe alisado 54 2
Veg Con engobe alisado 4 1
Veg Con decoraciones impresas o incisas 1 1
Veg Grosera pintada 13 1
Veg Husking Tray 2 1 3543 79
Veg-Min Cerámica alisada con inclusiones vegetales y 32 100 32 1
minerales
Total 4473

22 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 6.1. Sector 14. Serie con desgrasante vegetal. 1-5 bases sin punto de inflexión, con punto de
inflexión y/o sobreelevadas. 6-15 vasos abiertos, cerrados o rectilíneos y/o con cuello incipiente. 16-23
vasos con cordón simple de sección redonda, triangular o cuadrada.

23
Figura 6.2. Sector 14. Serie con desgrasante vegetal. 24-28 vasos con cordón doble de sección redonda o
triangular. 29-31 vasos con cordón con decoraciones incisas. 32-40 diversos sistemas de prensión. 41-44
discos cerámicos con perforación, semiperforados o sin perforación. 45-50 cerámica pintada en rojo.

24 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Las cerámicas con engobe son igualmente escasas, pero los pocos fragmentos de esta
serie son alisados. La pasta suele ser de color oscuro en el núcleo y de colores claros
en las superficies.

En el grupo de cerámicas con desgrasante mineral, las formas corresponden a va-


sos rectos o cerrados, con los labios redondeados y algún fragmento con cuello
incipiente. Las bases son planas con un punto de inflexión. Las superficies alisadas
representan un 20%, mientras que las superficies pulidas están presentes en un
15%. Las decoraciones, más bien escasas, son cordones con incisiones o vasos con
decoraciones incisas o impresas (Fig. 6.3).

También está claramente representada la Serie Negra con inclusiones añadidas de


naturaleza calcárea. Las formas más frecuentes son las vasijas de tamaño pequeño
o mediano, de forma cerrada y provista de sistema de prensión a base de pezones o
mamelones sin agujerear (Fig. 6.4).

La cronología relativa de estos conjuntos nos vendría dada el por el alto grado de co-
rrespondencia con los niveles recientes del sector SS7 y por lo tanto, nos inclinamos
a situar la cerámica de esta ocupación, documentada en este sector, en el segundo
cuarto del VIII milenio BP. Hay que destacar un elemento diferenciador al margen
de las series: la presencia en el Sector 14 de discos de cerámica, perforados o no, que
también se documentan en otros yacimientos como los del Valle del Amuq.

25
Figura 6.3. Sector 14. Serie con desgrasante mineral. 56-63 vasos abiertos, cerrados, con cuellos
incipientes y superficie alisada (62 superficie pulida). 64-67 vasos con la superficie pulida. 68-69 discos
cerámicos con y sin perforación.70-73 cerámica con la pasta de textura granulada. Vasos pequeños con
cuello incipiente y bases con punto de inflexión. 74-75 cerámica decorada con incisiones o impresiones.

26 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 6.4.

27
SECTOR 30 (Tabla 5)

Este sector presenta tres niveles de ocupación sucesivos con diversas construccio-
nes de planta cuadrada y planta redonda (tholos). Por lo que se refiere a las pro-
ducciones cerámicas (4.757 fragmentos), el análisis global indica en primer lugar
que la serie más abundante es la serie con desgrasante vegetal (2.966 fragmentos),
que corresponden al 62% del total, frente a la serie con desgrasante mineral (1.789
fragmentos) que corresponden al 37% del total.

Dentro de la serie con desgrasante vegetal, la categoría más representada es la ce-


rámica con las superficies alisadas y desgrasante vegetal de tamaño grande (Coarse
Ware) (75%). Dentro de este grupo, otras categorías representadas en menor medi-
da corresponden a unos pocos fragmentos de cerámica con las superficies pulidas,
motivos decorativos pulidos (Pattern Burnished), decoraciones impresas e incisas
o con la superficie tratada con engobe o pintadas. Las formas y decoraciones co-
rresponden a vasos abiertos o cerrados de forma globular y bases planas en general
sobreelevadas (Fig. 7.1).

En la serie con desgrasante mineral, las categorías más representadas son la cerá-
mica con las superficies alisadas (48%), que junto a la pulida fina (14%), represen-
tan el 62%. La Serie Negra de Halula representa el 21% del total. Las categorías
con motivos decorativos pulidos, engobes rojos, decoraciones impresas o incisas,
así como los escasos fragmentos de DFBW equivalen a 18% del total. Las formas
corresponden a vasos abiertos o cerrados sin cuello y las bases planas o ligeramente
sobreelevadas (Fig. 7.2).

Los materiales procedentes de los niveles del sector 30 guardan relación con los
documentados de la parte superior de la secuencia de SS7, que será, de hecho, la
continuación de la evolución de las primeras producciones. Se caracterizan por un
alto porcentaje de cerámica con desgrasante vegetal y por la presencia de Serie Ne-
gra, que disminuye en los niveles superiores del Sector 7. El débil porcentaje de
piezas decoradas será otro rasgo muy significativo. Esta evolución es contemporá-
nea a la observada sobre la parte occidental del Norte de Siria (Amuq, Ras Shamra,
etc.) y muestra contactos con ésta, pero guardando una especificidad propia de la
región del Éufrates

28 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Tabla 5 Sector 30
Serie Clase nº fragmentos % Total por serie %
Min Alisada 878 48
Min Pulida 249 14
Min Con motivos decorativos pulidos 5 1
Min Con engobe 55 3
Min Con engobe pulido 48 3
Min Dark-faced burnished ware 42 2
Min Grey blak ware 55 3
Min Serie negra con desgrasante mineral grueso 231 13
Min Serie negra con desgrasante mineral fino 136 8
Min Con la pasta de textura granulosa 64 4
Min Pintada 12 1
Min Con decoraciones impresas o incisas 14 1 1789 37
Veg Alisada con inclusiones vegetales abundantes 2294 75
de tamaño medio o grande
Veg Alisada con pocas inclusiones vegetales 463 15
visibles de tamaño pequeño
Veg Pulida con inclusiones vegetales abundantes 93 3
de tamaño medio o grande
Veg Pulida con pocas inclusiones vegetales visibles 5 1
de tamaño pequeño
Veg Alisada con motivos decorativos pulidos 2 1
Veg Alisada con engobe alisado 33 1
Veg Con engobe alisado 29 1
Veg Con decoraciones impresas o incisas 41 1
Veg Pintada 6 1 2966 62
Ve g - Cerámica alisada con inclusiones vegetales y 1 50
Min minerales
Ve g - Cerámica pulida con inclusiones vegetales y 1 50 2 1
Min minerales
Total 4757

29
Figura 7.1. Sector 30. Serie con desgrasante vegetal. 1-16 vasos alisados abiertos, rectos y cerrados.

30 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 7.2. Sector 30. Serie con desgrasante mineral. 17-18 decoraciones impresas e incisas. 19-20 decoraciones
con pintura roja. 21-26 vasos con la superficie alisada. 27-30 Pattern Burnished. 31-32 decoraciones incisas.
33-34 Darck Faced Burnished Ware. 35Serie negra. 36-40 serie de textura granulosa.

31
SECTOR 1 (Tabla 6)
Este sector presenta dos áreas diferenciadas a partir de una estructura E -101, que
se interpreta como una muralla de aterrazamiento que lo cruza en dirección N – S.
Como se recordará se trata de una gran construcción de piedra de más de 3 m de
altura conservada y construida al final del PPNB. Este muro de contención deter-
mina un subsector interior y un subsector exterior, cuya estratigrafía está fuerte-
mente condicionada por la existencia de esta construcción.

Tabla 6 Sector 1 interior


SerieClase. nº fragmentos % Total por serie %
Min Pulida 79 36
Min Engobe pulido 33 16
Min Alisada 24 11
Min Dark-faced burnished ware 17 8
Min Grey blak ware 15 7
Min Pintada 13 6
Min Alisada con la pasta de textura granulosa 11 5
Min Alisada con engobe 3 1
Min Serie negra con desgrasante mineral grueso 3 1
Min Dark-faced pattern burnished ware 2 1
Min Dark-faced unburnished coarse ware 1 1
Min Decoraciones impresas o incisas 11 5 212 40
Veg Alisada con inclusiones vegetales abundantes 75 25
de tamaño medio o grande
Veg Pulida con inclusiones vegetales abundantes 69 24
de tamaño medio o grande
Veg Pulida con pocas inclusiones vegetales 61 21
visibles de tamaño pequeño
Veg Alisada con pocas inclusiones vegetales 41 14
visibles de tamaño pequeño
Veg Engobe alisado 16 5
Veg Con decoraciones impresas o incisas 14 5
Veg Alisada con engobe alisado 10 3
Veg Pintada 6 2
Veg Alisada con motivos decorativos pulidos 1 1 293 56
Veg- Cerámica pulida con inclusiones vegetales y 12 99
Min minerales
Veg- Cerámica alisada con inclusiones vegetales y 1 1 13 4
Min minerales
Total 518

S1 exterior (Tabla 6)
Este sector corresponde al lado este del muro de contención E-101 y se divide en
dos niveles que aportan una cantidad desigual de cerámica, y que contrariamente a
lo que hemos visto en el sector SS14 y en el sector SS7, muestran un comportamien-

32 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
to diferente en cuanto a las series más representativas de cada uno de ellos. Esta
consideración es importante porque marca las diferencias entre unas produccio-
nes que creemos genuinas de Tell Halula, (en el momento inicial del estudio) con
yacimientos de las otras regiones cerámicas, y unas producciones más heterogé-
neas y de posible influencia de la zona de la costa mediterránea, concretamente de
la zona de Siro-Cilicia. Esta comparación es principalmente morfológica, porque
la representación proporcional de las series es completamente diferente. Mientras
que en el Amuq A y B, la clase principal es DFBW, en los niveles superiores del
sector S1 exterior de Tell Halula, la clase principal es la cerámica con desgrasante
vegetal y superficies pulidas.

Del total de fragmentos recuperados en este subsector (1.068), la proporción de


cerámica con desgrasante vegetal es muy superior (80%) a la cerámica con desgra-
sante mineral (16%).

A partir de la secuencia estratigráfica se han establecido dos niveles de ocupación,


S1e-III, más antiguo y S1e-IV más reciente, que presentan diferencias en sus con-
juntos cerámicos.

En el nivel S1e-III el porcentaje más elevado corresponde a la cerámica alisada con


desgrasante vegetal, en total coincidencia con los sectores S7 (a partir del nivel X), Sec-
tor 14 y el Sector 30, mientras que en el nivel S1e-IV domina la cerámica pulida con
desgrasante vegetal. Otras clases que aparecen o aumentan en el nivel S1e-IV son las
cerámicas con desgrasante vegetal con engobe rojo alisado y con decoraciones incisas y
las cerámicas con desgrasante vegetal con decoraciones impresas, incisas o pintadas.

No hay fragmentos con forma del nivel S1e-III y con respecto al nivel S1e-IV, las for-
mas de las vasijas de la serie con desgrasante vegetal, pulidas o alisadas corresponden
a vasos simples, abiertos o cerrados, de forma y diámetros indeterminados aunque
más bien parece que se trata de vasijas de pequeñas o medianas dimensiones. En ge-
neral las paredes son globulares para las vasijas cerradas y rectas para las vasijas abier-
tas sin cuello. Las bases son planas, continuas, sin punto de intersección y las paredes
exvasadas, o con las paredes verticales y vasijas de base plana discontinua ligeramen-
te sobreelevadas, con punto de intersección (Figura8). Los colores son claros, entre
el beige y el naranja, con una proporción importante de vasos cocidos en atmósfera
oxidante. Los ejemplos de sistemas de prensión son escasos y sólo tenemos el caso
de un pequeño mamelón de sección redonda (Fig. 8). Pueden estar acabadas con en-
gobe rojo, principalmente pulido o decoradas con impresiones o incisiones con mo-
tivos muy variados, o pintura roja formando bandas simples o compuestas. Tanto las
cerámicas con engobe como las decoradas tienen sin embargo, una cierta tendencia
a no sobrepasar los 10 mm de grosor.

33
Las piezas decoradas representan también un importante cambio del nivel S1e-IV
con respecto al nivel S1e-III, especialmente las cerámicas impresas o incisas, que
aparecen con fuerza en este nivel y que son uno de los principales elementos de
paralelismo con otras zonas cerámicas.

En el nivel S1e-III aparece el único fragmento identificable de vaso tipo Husking


Tray (Figura 8) caracterizado por la presencia de pequeños pozos en el fondo de la
vasija y canales verticales en las paredes, que pertenece a un tipo de cerámica de
tradición Hassuna, a pesar de estar sobradamente documentadas en yacimientos
como Ras Shamra.

En el grupo de las cerámicas con desgrasante mineral, en el nivel S1e-IV predomi-


nan los acabados pulidos y aparece en el sector la serie Dark Faced Burnished Ware y
Grey Black Ware, así como la serie con motivos decorativos por pulimento (Pattern
Burnish), en cambio disminuyen mucho las cerámicas con engobe con respecto a
la cerámica con desgrasante vegetal con el mismo tratamiento. No desaparece por
eso, la Serie Negra, que disminuye hasta niveles puramente testimoniales y que
de alguna manera, es la representante de la “tradición” del yacimiento a pesar de
la gran diferencia entre los niveles superiores de este sector y el resto de sectores.
También aumenta relativamente la serie alisada con la pasta de textura granulosa.
Hay muy pocas formas documentadas. En general predominan las vasijas pequeñas
de forma simple, abiertas, con las paredes exvasadas y pulidas de grueso variable.
Las series decoradas, con impresiones o pintura, evidencian igualmente una prefe-
rencia por las paredes delgadas, en general entre los 6 y los 12 mm.

34 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 8. Sector 1e. Series con desgrasante vegetal: 1-5 bases con punto de inflexión, sin punto de
inflexión y sobreelevadas. 6-11 vasos abiertos, cerrados y con cuello incipiente. 12-13 sistemas de prensión
y decoración incisa. Series con desgrasante mineral: 14-17 vasos abiertos, rectilíneos o cerrados. 18-26
decoraciones impresas, incisas o con engobe rojo (26). 27 decoraciones con pintura roja.

35
La atmósfera de cocción de la serie con desgrasante mineral está altamente repre-
sentada por los fragmentos que evidencian una atmósfera reductora.

Con respecto al color de la pasta, esta serie está fuertemente representada por co-
lores claros homogéneos. La excepción son la Serie Negra y las series DFBW y Grey
Black Ware, que son grises o negras, tanto en el núcleo como en las superficies.

S1 interior (Tabla 6)
La tipología y morfología de la cerámica recuperada en S1i, se corresponde con
la tipología y morfología de la cerámica del nivel S1e-IV y forma parte del mis-
mo contexto. La representación de las series es, en consecuencia, tan heterogénea
como en aquel nivel. El comportamiento proporcional de las series es el mismo
que en todo el sector. Del total de fragmentos recuperados (518) predominan las
cerámicas con desgrasante vegetal (56%) por encima de las cerámicas con desgra-
sante mineral (40%), destacando especialmente las series con desgrasante vege-
tal lisas o pulidas. Las otras series con desgrasante vegetal de este nivel, son poco
abundantes pero muestran una cierta continuidad con las series del nivel S1e-IV en
cuanto a tipología. Continúan las cerámicas con desgrasante vegetal con engobe
alisado o pulido y las cerámicas decoradas con impresiones, incisiones o pintura de
pasta de color oscuro y superficies claras.

Tipológicamente (Fig. 9) corresponden a vasijas cerradas, o cerradas con un peque-


ño cuello exvasado, con la base plana sin punto de intersección, y en un caso con
una ligera umbilicación y punto de intersección. Pueden estar decoradas con im-
presiones o incisiones de motivos variados o con bandas pintadas de color rojo. No
presentan sistemas de prensión ni cordones y los tamaños corresponden a vasijas
pequeñas o medianas.

El grupo de cerámicas con desgrasante mineral está representado principalmente por


la Serie Pulida y por la Serie con Engobe Rojo Pulida, que aumenta con respecto a
otros niveles y sectores. Las series DFBW y GBW también aumentan y están repre-
sentadas por un mayor número de fragmentos. Disminuye la serie fina decorada con
impresiones, incisiones y pintura, aunque sigue presente en el conjunto del sector.

Las formas no presentan cambios importantes con respecto a las formas de la serie
con desgrasante vegetal. Vasijas de pequeñas o medias dimensiones y formas prin-
cipalmente cerradas con las paredes rectilíneas exvasadas y en algunos casos con un
pequeño cuello exvasado. Los colores son en general claros en las superficies y oscu-
ros o claros en el núcleo.

36 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 9. Sector 1i. Series con desgrasante vegetal 1 base con punto de inflexión. 2-3 vasos abiertos. 4
base sin punto de inflexión. 5 base con punto de inflexión y engobe rojo. Series con desgrasante mineral: 7-
16 vasos cerrados, abiertos o rectilíneos (14 y 16 Grey Black Ware) (11Pattern Burnished) (12 DFBW).
17-26 decoraciones impresas o incisas. 27 decoraciones con pintura roja.

37
Hay que destacar pues, la mayor presencia de cerámica pulida en los grupos princi-
pales y la presencia de vasijas con cuello, en algunos casos decorados con incisiones o
pintura, así como algunos fragmentos de DFBW.

De los 3.307 que corresponden al Sector 1 Interior procedentes de los estratos in-
feriores a las construcciones, un 85% pertenece a la serie mineral y un 15% corres-
ponde a la serie vegetal (Tabla 6 bis).

Tabla 6 bis (96-97) Sector 1 Interior


Min Informe Min Forma Min Pintada Veg In Veg Fo Veg P/D
/Decorada
2395 370 15 381 48 45

Mineral 2833 Vegetal 474


85% 15%
Total 3307

Incisa 7
Engalba 36
Pintada 11
Pattern Bur 4

CONCLUSIONES

A la luz de lo expuesto anteriormente planteamos una secuencia cerámica que tie-


nen su correspondencia con otros aspectos de la cultura material y secuencias es-
tratigráficas y que ha servido para definir las fases de ocupación. Esta secuencia la
hemos dividido en tres fases: Fase Cerámica 1, Fase Cerámica 2 y Fase Cerámica 3,
queriendo definir por tanto la evolución tecnológica, morfológica y decorativa de
las producciones cerámicas, en la secuencia temporal y estratigráfica de Tell Halula.
Los criterios de diferenciación de las diferentes fases son por tanto, la proporción
de cerámica con desgrasante vegetal y cerámica con desgrasante mineral (Tabla 7),
y su evolución tipológica y morfológica.

Recientemente, a partir de la excavación de nuevos sectores del yacimiento, se ha


podido determinar una fase Proto-Halaf, cuya característica más significativa sería
la incorporación de algunos fragmentos de cerámica con decoraciones tipo Sama-
rra en los conjunto cerámicos de características y composiciones muy próximas a
las que definen la Fase Cerámica 3 (Cruells et alli., 2004, Cruells este volumen).

38 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Tabla 7 Total sectores
Sector Sector Sector Sector Sector 1 Sector Sector 1
7 (1) 7 (2) 2 14 Int. 30 Ext.
Desgrasante mineral 193 325 344 898 212 1789 217
Desgrasante vegetal 100 933 152 3543 293 2966 825
Desgrasante vegetal y mineral 14 32 13 2 26

Tabla 7 Total sectores


Sector % Sector % Sector % Sector % Sector % Sector % Sector % TOTAL
1 Ext. 2 1 Int. 1 Int 7 14 30
96-97
Desgrasante 217 16 344 69 212 40 2833 85 518 64 898 20 1789 37 6811
mineral
Desgrasante 825 80 152 31 293 56 474 15 1033 32 3543 79 2966 62 9286
vegetal
Desgrasante 26 4 13 4 72 4 32 1 2 1 145
vegetal y
mineral

TOTAL SERIES POR FASES CERÁMICAS


Fase 1 % Fase 2 % Fase 3 % TOTAL
Desgrasante mineral 537 68 3579 33 3050 85 7166
Desgrasante vegetal 250 32 7182 66 1299 15 8731
Desgrasante vegetal y 85 1 26 111
mineral

39
Fase Cerámica 1
Esta Fase Cerámica se documenta entre las fases de ocupación 23-28 e incluye, por
tanto, los primeros niveles de ocupación con cerámica, localizados en el Sector 7 a
partir del nivel SS7-IV hasta el SS7-IX y del Sector 2 y es, por el momento, la mani-
festación más antigua de cerámica que se documenta en el yacimiento.

En conjunto, esta fase se caracteriza por la importante presencia de la serie desgra-


sante mineral (68%) respecto a la menor presencia de la serie desgrasante vegetal
(32%) (Tabla 7). La proporción entre la serie desgrasante vegetal y la serie desgra-
sante mineral es favorable a esta última, a pesar de que los fragmentos con desgra-
sante vegetal van aumentando en número progresivamente cuanto más reciente es
el nivel de ocupación excavado. Así pues, además de un conjunto de formas poco
variadas, es muy importante destacar que se documentan como cerámicas más an-
tiguas unas producciones técnicamente más complejas respecto a las primeras pro-
ducciones de otras zonas cerámicas de Próximo Oriente.

Del estudio tipológico de la cerámica con desgrasante mineral (Fine Ware) de esta
fase, se desprende que el tratamiento de las superficies puede ser alisado (10%), es-
pecialmente en los niveles inferiores (SS7-V y SS7-IX) y pulido (17%) (Tabla 8). Las
superficies son de colores claros, marrón, gris o anaranjado. El desgrasante mineral
puede tener diversos tamaños y el grosor de las paredes oscila entre los 7 y 18 mm.
Las formas más características corresponden a vasos cerrados de pequeñas dimen-
siones, sin cuello y sin sistemas de prensión ni decoraciones o a vasos abiertos de
paredes rectas y con mamelones como sistema de prensión. Dentro de este grupo
de cerámica sin desgrasante vegetal, se han identificado tres fragmentos muy pe-
queños que podrían pertenecer a la serie Dark Faced Burnished Ware. El aspecto de
la pasta es poco compacto y ligero a pesar del color negro de las superficies pulidas.
Esta categoría representa el 1% del conjunto y no se conocen formas ni decoracio-
nes. Se encuentra exclusivamente en el nivel SS7-VI.

Del conjunto de cerámicas sin desgrasante vegetal, destaca la Serie Negra. En con-
junto esta serie representa el 70% del total de la Fase Cerámica 1, lo que le otorga
un papel preponderante a la hora de caracterizarla. Las formas reconocidas corres-
ponden a vasos abiertos de paredes rectilíneas sin decoración ni sistemas de pren-
sión; vasos cerrados esferoides, con las paredes convexas y sin medios de prensión
o con mamelones cerca del labio; vasos con labios redondeados y provistos de ma-
melón sobre el mismo. No se conocen las bases de los vasos. Esta serie se encuen-
tra en todos los niveles de esta Fase a partir del Nivel SS7-V.

40 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
TABLA 8 SERIES Y CLASES POR FASES
Fase cer 1 Fase cer 2 Fase cer 3
Nº frag % Nº frag % Nº frag %
Veg AlisadaCon inclusiones 211 84 6075 75 75 26
vegetales abundantes de
tamaño medio o grande
Veg AlisadaCon pocas inclusiones 29 12 1001 12 69 24
vegetales visibles de tamaño
pequeño
Veg PulidaCon inclusiones 1 1 319 4 61 21
vegetales abundantes de
tamaño medio o grande
Veg PulidaCon pocas inclusiones 5 2 127 2 41 14
vegetales visibles de tamaño
pequeño
Veg AlisadaCon motivos 1 0 19 1 1 1
decorativos pulidos
Veg AlisadaCon engobe alisado 2 1 142 2 10 3
Veg Con engobe pulido 98 1 16 5
Veg Con decoraciones impresas o 1 0 62 1 14 4
incisas
Veg Pintada 61 1 6 2
Veg Husking Tray 3 1
Min Alisada 56 10 1149 32 24 11
Min Pulida 92 17 736 20 79 37
Min AlisadaCon motivos 7 0 2 1
decorativos pulidos
Min AlisadaCon engobe 109 3 3 1
Min Con engobe pulido 1 0 123 3 33 16
Min Dark-faced burnished ware 3 1 49 1 17 8
Min Dark-faced pattern burnished 1 0
ware
Min Dark-faced unburnished ware 3 0 1 1
Min Grey blak ware 1 0 63 2 15 7
Min Serie negraCon desgrasante 115 21 521 14 3 1
mineral grueso
Min Serie negraCon desgrasante 264 49 572 16
mineral fino
Min AlisadaCon la pasta de textura 5 1 156 4 11 5
granulosa
Min Pintada 0 94 3 13 6
Min Con decoraciones impresas o 0 20 1 11 5
incisas
Veg-Min CerámicaAlisadaCon 56 79 12 99
inclusiones vegetales y
minerales
Veg-Min CerámicaPulidaCon 15 21 1 1
inclusiones vegetales y
minerales

41
La serie de cerámica con desgrasante vegetal (Coarse Ware) representa el 32% del
conjunto en esta fase (Tabla 7). El tratamiento de las superficies es principalmente
alisado, si bien existe un pequeño porcentaje de fragmentos con la superficie pu-
lida (2%). El tamaño de las inclusiones es variable, pero son muy abundantes las
de gran tamaño (Tabla 8). Este tipo de cerámica no aparece hasta el nivel SS7-VI,
si bien a partir de este nivel su presencia aumenta considerablemente. En general
corresponde a vasos de tamaño pequeño o mediano si juzgamos por el grosor de
las paredes, que oscila entre los 7 y los 25 mm, si bien la mayoría de los fragmentos
se sitúan entre los 11 y 15 mm. El color de las superficies es en general claro, bei-
ge, marrón claro o naranja. Las formas corresponden a vasos cerrados de paredes
rectilíneas y labio redondeado, que pueden estar provistos de mamelones perfo-
rados cercanos al labio como sistema de prensión o decorados con cordones con
impresiones lenticulares. También existen los vasos abiertos, aunque el único perfil
de este tipo que se ha podido reconstruir completo corresponde a un vaso abierto
de pequeñas dimensiones de forma simple hemisférica, paredes exvasadas y con
la base plana ligeramente sobreelevada. También se ha encontrado un fragmento
decorado con un cordón aplicado impreso que posiblemente corresponde a un
vaso abierto y un fragmento informe con incisiones paralelas. Las bases son prin-
cipalmente de dos tipos: base plana continua sin punto de inflexión y base plana
sobreelevada con dos puntos de inflexión. Finalmente para este grupo, cabe des-
tacar la presencia de un fragmento con engobe negro en la superficie externa. Su
localización en el nivel SS7-IX anuncia la mayor presencia de cerámica con engobe
de la Fase Cerámica 2.

Cronológicamente, esta fase se sitúa en el primer cuarto del VIII milenio B.P. ubi-
cación corroborada por las dataciones absolutas asociadas: 7880 ± 129 BC (Nivel
SS7-IV); 7750 ± 530 (Nivel SS-7-VI) y 7440 ± 80 (Nivel SS7-VIII) (Molist et alii., en
este volumen).

Fase Cerámica 2
Esta fase correspondería a las fases de ocupación 29-33 y en ella incluimos los con-
juntos localizados en los niveles SS7-X, XI, XII, XIII, y en los niveles I, II y III
del Sector SS14, el nivel S1e-III del Sector 1 y los tres niveles del Sector 30.

En conjunto, esta fase se caracteriza respecto a la fase anterior por una mayor pre-
sencia de cerámicas con desgrasante vegetal (66%) respecto a las series con desgra-
sante mineral (33%). El 1% restante pertenece a la serie vegetal-mineral (Tabla 7).

En el grupo de cerámica con desgrasante vegetal (Coarse Ware), el 75% del total pre-
senta un tratamiento de las superficies alisadas (Tabla 8). En general corresponden
a vasos de tamaño pequeño o mediano a juzgar por el grosor de las paredes, que

42 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
oscila entre los 7 y 19 mm. Las superficies externas son principalmente de colores
claros, oscilando entre el naranja, que predomina y el beige o marrón claro o rojo,
si bien existen también algunos fragmentos de color negro o gris.

Las formas corresponden a bases planas continuas sin punto de intersección y el


cuerpo claramente exvasado; bases planas discontinuas con punto de intersección
y el cuerpo exvasado; plana sobreelevada con un punto de intersección; bases cón-
cavas discontinuas con un punto de intersección o vasos de base plana continua sin
punto de intersección y carena incipiente.

Vasos abiertos de paredes rectilíneas y labio redondeado; labio oblicuo por la cara
interna o vasos abiertos con el labio ligeramente exvasado y oblicuo por la cara
interna. Dentro de este tipo de vasos encontramos profusamente documentados
cordones aplicados de diversos tipos, decorados con impresiones o bien lisos, así
como sistemas de prensión como mamelones o lengüetas. Los más simples son los
cordones lisos de sección redondeada, los cordones simples de sección redondea-
da decorados con impresiones oblicuas, cordones simples de sección triangular,
cordones dobles de sección redondeada o cordones dobles de sección triangular.
Por lo que se refiere a los sistemas de prensión de los vasos abiertos, encontra-
mos la combinación de cordones de sección redonda con lengüetas horizontales.
Finalmente se ha clasificado un tipo de cordones pegados al labio, uno de ellos de-
corado con incisiones verticales. Uno de los pocos fragmentos que han permitido
reconstruir gráficamente todo el vaso, corresponde a un vaso abierto hemisférico
con base plana discontinua con un punto de intersección y pequeñas asas o mame-
lones perforados pegados al labio. Como sistemas de prensión se han identificado
mamelones grandes con perforaciones horizontales, mamelones pequeños perfo-
rados pegados al labio, pequeños mamelones sin perforar o mamelones de sección
troncocónica.

Vasos cerrados de paredes rectilíneas y labios redondeados o labios oblicuos, vasos


cerrados de paredes cóncavas insinuando una forma de cuello y labio redondeado,
paredes convexas y labio redondeado. Empiezan a documentarse los vasos con pe-
queños cuellos o formas que sugieren su presencia, en general de pequeño tamaño
y ligeramente exvasados, con alguna excepción como el fragmento de vaso de 28
cm de diámetro máximo. También entre los vasos cerrados se ha documentado la
presencia de cordones aplicados observándose un aumento de decorados con im-
presiones. Los estilos más frecuentes son los cordones simples, lisos y de sección
redondeada. Los cordones de sección redondeada o triangular pueden ser dobles o
simples decorados con impresiones lenticulares.

43
Menos frecuentes son los cordones acanalados, con o sin impresiones lenticulares,
los cordones de sección trapezoidal con incisiones oblicuas, los cordones de grandes
dimensiones que pueden actuar como sistema de prensión o los cordones impresos
simples, de sección redondeada con impresiones ovales horizontales. Como sistemas
de prensión, en los vasos cerrados se han documentado pequeños mamelones perfo-
rados separados del labio o una pareja de mamelones separados del labio.

Dentro de esta serie se han determinado algunos fragmentos con engobe rojo o
negro alisado, algunos fragmentos, la mayor parte informes, pintados con pintura
roja, localizados en el Sector 14. Los principales motivos son líneas estrechas pa-
ralelas verticales u horizontales; líneas estrechas quebradas; motivos compuestos
con líneas horizontales y líneas quebradas; líneas verticales y oblicuas; líneas hori-
zontales, verticales y oblicuas; banda ancha. Cabe destacar la presencia de un frag-
mento de Husking Tray. Esta categoría corresponde a un tipo de vasos generalmen-
te planos, provistos de hoyos o incisiones por la parte interna de la base y canales
por la parte interna de las paredes. Este último tipo de cerámica es muy abundante
en la cultura Hassuna aunque está bien documentado en yacimientos de la costa de
Siria como Ras Shamra (contenson, 1992). Por último, perteneciente a esta serie,
se han identificado unos pequeños discos cerámicos perforados o no.

También en la serie con desgrasante vegetal se han clasificado un 1% (Tabla 8) de


los fragmentos con las superficies pulidas, tanto las exteriores como las interiores.
El color de las superficies es claro, especialmente beige, rojo o naranja. El grosor
se mantiene en los parámetros de las otras series, es decir, entre los 10 y 16 mm.
Las formas corresponden a vasos cerrados esferoides con el labio oblicuo, así como
algunos labios planos o redondeados. Dentro de esta serie se han identificado tam-
bién algunos fragmentos con engobe rojo pulido (Burnished Slipped Coarse Ware) en
vasos con punto de inflexión que anuncian los cuellos bien definidos que vemos
con más claridad en la Fase Cerámica 3 y unos pocos fragmentos de cerámica deco-
rada con motivos pulimentados (Patern Burnished).

La cerámica con desgrasante mineral de esta fase corresponde a un 33% (Tabla 7). Las
superficies externas, generalmente alisadas, son de colores claros como el beige o el
naranja. Su grosor no supera los 15 mm y en general permanece en los 12 mm, lo que
corresponde a vasos de grosor algo menor que los vasos con desgrasante vegetal.

Las formas corresponden a bases planas continúas sin punto de intersección; bases
planas discontinúas con un punto de intersección y paredes del vaso exvasadas;
bases convexas.

44 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Vasos abiertos de paredes verticales rectilíneas: estos vasos pueden estar provistos
de cordones decorados con impresiones lenticulares verticales irregulares. Vasos
cerrados de forma simple esferoide con el labio redondeado y ligeramente exvasa-
do o los cuellos incipientes un poco más marcados. Los labios pueden ser oblicuos
por la cara externa, por la cara interna o planos. Como en los vasos abiertos, aquí
también se encuentran cordones, en este caso se trata de un cordón de sección
redondeada con incisiones lenticulares oblicuas. Existen algunos fragmentos que
corresponden a vasos cerrados con engobe blanco alisado y un elemento de pren-
sión aislado, concretamente un mamelón de sección troncocónica.

Dentro de esta serie, la cerámica con las superficies pulidas representa el 20% (Tabla 8)

Las formas corresponden a vasos abiertos de forma simple, labio redondeado y de 3


mm de grosor, o labio plano. Algunos fragmentos de esta serie presentan la superfi-
cie externa tratada con engobe rojo pulido; vasos cerrados de forma simple esferoide
con el borde marcando un ligero punto de inflexión y el labio abierto (exvasado); va-
sos de paredes convexas y labio oblicuo por la cara interna; vasos cerrados de forma
simple, paredes rectilíneas y labio redondeado. Se han documentado también siste-
mas de prensión, principalmente mamelones de sección redonda y sección cónica.

Así mismo, existen algunos fragmentos pintados (0,2%) (Tabla 8) por la cara exter-
na, cara interna o las dos. La pintura es de color rojo sobre fondo de color claro,
especialmente marrón claro o beige. Los motivos son bandas horizontales, vertica-
les o en combinación con cordones aplicados de sección redondeada. Por lo que se
refiere a las decoraciones impresas o incisas, los motivos, son apuntillados cuadra-
dos, apuntillado cuadrado formando un ángulo recto o pequeños motivos pseudo
triangulares formando una cenefa horizontal.

Mínimamente representados, algunos fragmentos de Dark Faced Burnished Ware, de


color negro o gris y las superficies externas pulidas. Sólo se han caracterizado en
los niveles SS7-XII y SS14-I.

Lo mismo ocurre con los tres únicos fragmentos de Grey Blak Ware. Dos son bases
planas discontinuas con punto de intersección y el cuerpo exvasado, una de ellas
de 6 mm de grosor y otro es un fragmento de labio redondeado.

La Serie Negra de Halula es la más importante numéricamente dentro del grupo de


cerámicas con desgrasante mineral y constituye un 30% del total (Tabla 8). Las carac-
terísticas técnicas son idénticas a la de la Fase Cerámica 1. La pasta es de color negro o
marrón oscuro y las superficies negras y casi siempre pulidas. El grosor oscila entre 6 y
los 13 mm si bien hay algún fragmento que llega a los 19 mm, aunque es excepcional.

45
Las formas corresponden a bases planas continuas sin punto de intersección y
paredes exvasadas; base plana sobreelevada con un punto de intersección; vasos
abiertos con paredes verticales rectilíneas y labio redondeado o plano; vasos abier-
tos con paredes exvasadas convexas y labio redondeado; vasos abiertos con paredes
exvasadas rectilíneas y labio oblicuo por el lado interno. Vasos cerrados de paredes
convexas y labio redondeado, labios planos o labios oblicuos por el lado interno;
vaso cerrado de pequeñas dimensiones de forma esferoide, base plana discontinua
con un punto de inflexión, paredes convexas y un ligero punto de inflexión que
marca el inicio de un cuello incipiente; vasos cerrados de paredes rectilíneas con
el labio plano. Los sistemas de prensión también se han identificado en esta serie,
concretamente en un vaso cerrado de paredes rectilíneas provisto de mamelón o
en fragmentos informes. Estos sistemas son, mamelones cilíndricos no perforados,
mamelones de sección troncocónica, lengüeta horizontal elíptica o mamelones
grandes de sección redondeada.

Finalmente también se han documentado algunos fragmentos de discos cerámicos


de la Serie Negra de Halula perforados y no perforados.

En conjunto, esta fase es la que ha aportado mayor número de fragmentos y en


ella predominan claramente las series con desgrasante vegetal alisadas, decoradas
con cordones lisos, impresos o provistos de diversos tipos de sistemas prensión.
Es destacable la aparición de los primeros vasos pintados con una forma simple o
los primeros engobes rojos o negros generalmente no pulidos. Otra de las series
nuevas respecto a la fase anterior es la cerámica con motivos decorativos pulidos
(Pattern Burnished Ware) o el único fragmento de Husking Tray y los pequeños discos
de cerámica. Las series con desgrasante mineral, mucho menos numerosas, están
representadas por la Serie Negra de Halula, que muestra este particular grupo for-
mado por vasos pequeños provistos de sistemas de prensión, generalmente mame-
lones o lengüetas. Las otras series sin desgrasante vegetal, muy poco numerosas,
presentan superficies pulidas o alisadas que pueden estar engobadas o no, gene-
ralmente de color rojo, algunos mamelones pequeños como sistemas de prensión.
Las formas, sobre todo los vasos de pequeñas dimensiones con labios ligeramente
exvasados o pequeños cuellos incipientes son un cambio tipológico notable. Los
pocos fragmentos de DFBW o GBW están muy poco representados, pero anun-
cian el cambio que experimentará la Fase Cerámica 3.

La clara continuidad en una parte de los aspectos morfológicos y tecnológicos, así


como la perduración de la abundancia de la Serie Negra de Halula (Tabla 9), nos
indican una evolución paulatina de los conjuntos de la Fase Cerámica 1, y por tanto
una continuidad de la tradición. Este hecho viene también corroborado por las evi-
dencias estratigráficas y de los demás registros materiales. Cronológicamente, esta

46 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
continuidad se vería reforzada por las dataciones absolutas disponibles (7690±130;
7.630±80 y 7530±60, ver Molist et alii., en este volumen) y que sitúan la Fase Cerá-
mica 2 en el segundo cuarto del VIII milenio BP.

Fase Cerámica 3
A partir del nivel S1e-IV, conjuntamente con los niveles S1i-II y S1i-III, encontra-
mos una asociación de series cerámicas completamente diferente, aunque perduran
algunos fragmentos de Serie Negra, que a pesar del cambio general de la fase, no
desaparecen completamente. Estos niveles se corresponden con la fase de ocupación
F.O.34. La muestra la constituyen 1.185 fragmentos y predominan las series con des-
grasante vegetal (84%) frente a las series con desgrasante mineral (15%) (Tabla 7).

Dentro del grupo de cerámica con desgrasante vegetal (Coarse Ware), las superficies
pueden ser alisadas (50%) y pulidas (35 %). Las superficies externas e internas tie-
nen tendencia a los colores claros como el beige, marrón claro o naranja. El grosor
de los fragmentos es muy variable oscilando entre los 4 y los 30 mm, aunque la
mayoría se sitúan entre los 9 y los 19 mm.

Las formas más características son bases planas continuas sin punto de intersec-
ción y paredes del cuerpo exvasadas; base plana continua sin punto de intersección
y paredes del cuerpo verticales; base plana discontinua con punto de intersección
y paredes del cuerpo exvasadas; base plana discontinua sobreelevada con punto de
intersección; base discontinua con punto de intersección y ligeramente umbilica-
da. Vasos abiertos de paredes rectilíneas y labio redondeado o paredes convexas en
general de dimensiones pequeñas o medianas. Vasos abiertos de pequeño tamaño
de forma simple, paredes exvasadas rectilíneas y labio redondeado o de tamaño
mediano; vasos abierto de forma simple, paredes rectas y labio redondo labiado
(eiroa, 1989). Vasos cerrados esferoides y labio redondeado o labio acanalado; Va-
sos cerrados de grandes dimensiones de paredes rectilíneas y labio redondeado.

Así mismo existen diversos fragmentos de cuello, no ya incipiente sino claramente


definidos con el labio redondeado, este último con la superficie interna revestida
de yeso. Las dimensiones de estos vasos son pequeñas o medianas.

Las pocas decoraciones localizadas consisten en un borde con un pequeño mame-


lón redondeado y un fragmento de borde con decoraciones incisas.

Dentro de esta serie se han documentado un aumento considerable de los frag-


mentos con engobe rojo alisado (5%) (Tabla 8) de paredes finas entre los 3 y 7mm.
Las formas pertenecen a un fragmento de cuerpo globular, a un fragmento de cue-
llo exvasado o a un fragmento de borde con labio plano.

47
Un 5% de fragmentos presentan engobe rojo pulido (Burnished Slipped Coarse Ware)
(Tabla 8), que proporcionalmente significa un aumento considerable respecto a la
Fase Cerámica 2. Las formas de esta serie corresponden a vasos abiertos de forma
simple con paredes exvasadas y labio redondeado; vasos cerrados de forma esferoi-
de y labio redondeado y dos fragmentos de borde con el labio redondeado u obli-
cuo por la cara interna. Es importante destacar que estos fragmentos son bastante
delgados, oscilando su grosor entre los 5 y los 13 mm.

Dentro de las series con desgrasante vegetal, las decoraciones impresas o incisas
aumentan considerablemente respecto a la Fase Cerámica anterior.
Los motivos más comunes son:
- Impresiones con peine de púas de sección cuadrada formando líneas paralelas.
- Impresiones con peine de púas de sección redonda formando líneas paralelas.
- Puntos redondos agrupados.
- Círculos grandes hechos con un tubo u objeto cilíndrico.
- Impresiones lenticulares individuales pequeñas.
- Impresiones lenticulares grandes.
- Impresiones lenticulares muy pequeñas hechas con peine.
- Impresiones triangulares formando líneas paralelas.
- Incisiones a base de líneas paralelas.
- Incisiones combinando líneas verticales y oblicuas. Este fragmento presenta la
superficie con engobe rojo alisado.

La cerámica pintada con desgrasante vegetal (Coarse Pinted Ware) también aumen-
ta proporcionalmente en esta fase (Tabla 8). Las formas pintadas corresponden a
vasos con cuello exvasado; vasos abiertos sin cuello. Los motivos decorativos son
bandas simples verticales, horizontales u oblicuas o motivos compuestos combina-
dos líneas verticales horizontales y oblicuas.

Este grupo de cerámica con desgrasante mineral (Fine Ware) corresponde al 15 %


del total de la Fase (Tabla 7). El conjunto más numeroso pertenece a las series con
las superficies alisadas o pulidas. El resto de series se documentan a partir pocos
fragmentos (Tabla 8).

Se trata de cerámica de colores claros beige o marrón claro y en algunos casos gris
o negro. El grosor de los fragmentos oscila entre los 8 y los 14 mm.

Las formas son bases planas continuas sin punto de intersección y paredes del
cuerpo exvasado, bases planas discontinuas con un punto de intersección y pare-
des del cuerpo exvasadas. Vasos abiertos de paredes rectas y labio oblicuo por la
cara interna; vasos abiertos de forma simple, paredes convexas y labio redondo.

48 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Vasos abiertos de forma simple, paredes rectilíneas exvasadas y labio redondeado
de grandes dimensiones; vaso pequeño de forma simple hemisférica y labio obli-
cuo por la cara interna. Formando parte de esta serie se han documentado algunos
fragmentos con engobe rojo alisado (Tabla 8). Vasos cerrados de paredes convexas
y labio labiado ligeramente exvasado o de labio redondeado; se ha documentado
también una inflexión de cuello.

Dentro de esta serie existen algunos fragmentos que pueden clasificarse en otras
categorías (Tabla 8): cerámica con engobe pulido que corresponde a dos vaso abier-
tos; 17 fragmentos de Dark Faced Burnished Ware uno de los cuales corresponde a
un fragmento decorado con motivos pulidos (Pattern Burnished), dos presentan de-
coraciones impresas y uno corresponde a vaso abierto de forma simple, paredes
cóncavas exvasadas y labio oblicuo por la cara interna. Es interesante destacar que
esta categoría es de paredes delgadas, oscilando entre los 4 y 6 mm. De la categoría
Grey Blak Ware un fragmento corresponde a una inflexión de cuello de 4 mm de
grosor y decoraciones incisas y tres fragmentos pertenecen a dos vaso abiertos y a
un vaso cerrado, respectivamente y algunos fragmentos informes de cerámica de la
Serie Negra de Halula.

En este grupo con desgrasante mineral, encontramos una serie con decoraciones
impresas o incisas. Un fragmento pertenece a un vaso cerrado de forma simple, con
las paredes convexas y un punto de intersección que marca el inicio de un cuello li-
geramente exvasado y decorado con una línea incisa paralela a tres centímetros del
labio por debajo de la cual hay pequeñas impresiones lenticulares desordenadas.
Otro pertenece a un vaso abierto de forma simple de paredes verticales rectilíneas
y labio plano. Está decorado con una línea de impresiones aproximadamente semi-
circulares. Los otros dos fragmentos de esta serie pertenecen a dos vasos abiertos
muy similares con las paredes rectilíneas exvasadas. Presentan decoración impresa
de líneas paralelas formadas por impresiones triangulares sobre una superficie con
engobe rojo pulimentado.

Los fragmentos informes muestran una variedad importante de decoraciones:

- Impresiones con peine de sección cuadrada hecho con un ligero movimiento bascular.
- Impresiones con peine de sección cuadrada formando líneas paralelas u oblicuas.
- Impresiones grandes de sección triangular dispuestas de forma irregular.
- Impresiones grandes de sección semicircular dispuestas en línea con engobe rojo.
- Puntos grandes aislados.
- Impresiones lenticulares grandes.
- Incisiones paralelas poco profundas.

49
Finalmente, existen catorce fragmentos con decoración pintada con diversos mo-
tivos combinando líneas horizontales, retículas, líneas oblícua, quebradas y bandas
paralelas de color rojo.

ANÁLISIS DE LAS PASTAS CERÁMICAS

El análisis morfológico y tipológico de las producciones cerámicas Pre-Halaf se ha


completado con el desarrollo de un programa de arqueometría, donde destacan las
analíticas realizadas sobre una amplia muestra (ver Faura et alii., en este volumen).
Se trata en efecto, de análisis tanto químicos (fluorescencia de rayos X) como mi-
neralógicos (láminas delgadas y difracciones de rayos X). Ambas técnicas nos han
permitido establecer unos grupos a partir de la composición química, mineralógi-
ca y petrográfica que han sido contrastados con los grupos tipológicos, así como
abordar dos temas irresolubles sin analítica:

a) Intentar discriminar entre producciones locales y producciones foráneas.


b) Perfilar algunos aspectos relacionados con la tecnología de fabricación de los
diversos grupos definidos.

En este sentido se han concretado las características de la Serie Negra que, efectiva-
mente se discrimina claramente, tanto desde la clasificación tipológica como en las
gráficas de los diversos análisis. Esta serie pertenece al grupo de cerámicas sin des-
grasante vegetal y se caracteriza por un contenido en calcio superior al 20%, así como
por un alto contenido en calcita y carbonatos añadidos voluntariamente en la pasta.
La temperatura de cocción de este tipo de cerámica no habría superado los 700 °C.

El resto de las series es bastante heterogéneo y difieren bastante en cuanto su com-


posición.

Por lo que se refiere al origen de las producciones, se plantean diversas hipótesis:

a) Los grupos con pastas con presencia de carbonatos y sin elementos volcánicos,
dada su coherencia de composición en relación al entorno geológico inmediato
pueden admitirse como producciones locales.
b) El grupo que presenta rocas volcánicas en la pasta, ajenas al contexto geológico
de la zona, puede ser local si se han fabricado con tierras del Éufratres que arras-
tra este tipo de rocas, o pueden ser cerámicas producidas en zonas con sustrato
geológico calcáreo y vulcanismo. La Serie Negra es heterogénea; es de fabrica-
ción local en algunos casos y de fabricación foránea en otros.

50 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
CONSIDERACIONES FINALES

Este estudio pretende aportar el máximo de información acerca de las característi-


cas tipológicas y morfológicas de las cerámicas prehistóricas de los niveles neolíti-
cos con cerámica (First Neolithic Pottery) o si se prefiere, Pre-Halaf o Late Neolithic
de Tell Halula así como intentar contrastar algunas hipótesis que se han ido plan-
teando durante estos años de trabajo sobre el terreno.

Las primeras producciones cerámicas del yacimiento, con una cronología en el pri-
mer cuarto del VIII milenio serían las localizadas en el sector SS7 y en la parte
superior del sector 2/4. Estas producciones iniciales pertenecen a la categoría de
cerámicas sin desgrasante vegetal (fine ware) con la aparición casi inmediata de la
Serie Negra de Halula característica del yacimiento.

El análisis de este mismo sector, permite documentar una secuencia cerámica úni-
ca, que permite identificar dos fases completamente diferenciadas y sucesivas cro-
nológicamente: la Fase Cerámica 1 de los niveles SS7-IV -IX y la Fase Cerámica 2
de los niveles SS7-X al XIII. Las producciones cerámicas del Sector S14 correspon-
den a la Fase Cerámica 2 junto con los niveles superiores del Sector S7 puesto que
el conjunto de series de estos sectores es el mismo, evidencia que además certifi-
can las dataciones absolutas disponibles.

Finalmente en el Sector S1 exterior se documenta un cambio entre los niveles S1e-


III y S1e-IV, correspondiendo este último junto con los niveles S1i-II y III a la
Fase Cerámica 3 y completamente diferente de las fases anteriores.

Morfológicamente, el alto grado de fragmentación no permite establecer con cla-


ridad una Tabla de formas completas para cada una de las fases. A partir de los
fragmentos diagnósticos, se puede observar que las bases conocidas de todas las
series en todas las fases son prácticamente iguales, mientras que la presencia de
cordones lisos o decorados es prácticamente exclusivo de la Fase Cerámica 2, así
como los pequeños vasos sin desgrasante vegetal con el labio ligeramente abierto
o exvasado. Esta característica es importante porque no es hasta la Fase Cerámica
3 cuando no aparecen los cuellos claramente marcados. También es en esta tercera
fase cuando la Serie Negra de Halula pierde su importancia numérica y aparecen
con fuerza los fragmentos decorados con incisiones o impresiones con diversos
motivos con o sin engobe rojo. Las pinturas sin embargo aparecen claramente en la
Fase Cerámica 2, es decir, en el segundo cuarto del VIII milenio, presentando las
mismas proporciones y motivos en la Fase 3.

51
Aspectos como la existencia de algunas series cerámicas sin paralelos conocidos
en otros yacimientos, la baja frecuencia de la serie Dark Faced Burnished Ware, las
proporciones entre las diversas series y la cronología absoluta de estos contextos
cerámicos, permiten considerar que Tell Halula y el Alto Valle del Éufrates tienen
un comportamiento, por lo que a la primeras cerámicas se refiere, bastante in-
dependiente de otras zonas cerámicas. La falta de dataciones absolutas en zonas
como el valle del Amuq no permite su comparación cronológica y a partir de la
comparación tipológica no es fácil establecer una secuencia mecánica con esta re-
gión, si bien algunos elementos de la Fase Cerámica 3 de Tell Halula como los vasos
con cuello o los fragmentos con motivos decorativos pulidos (Pattern Burnished)
sugieren una similitud entre la Fase Cerámica 3 de Tall Halula y la fase Amuq B.
Sin embargo la presencia de cerámica pintada en la Fase 2 de Tell Halula o deter-
minadas formas y sistemas de prensión pueden identificarse con la fase Amuq A o
Amuq B si nos atenemos a los fragmentos de Pattern Burnished de la Fase Cerámica
2 de Tell Halula.

Por otra parte se han definido un conjunto de series que responden a una tradición
local o quizás regional, especialmente por lo que se refiere a las dos fases más an-
tiguas. La hipótesis de que alguna de las producciones cerámicas del VIII milenio
de este yacimiento, presenta unas características poco comparables a las cerámicas
encontradas en los asentamientos del Levante o de la zona oriental, está refren-
dada por la identificación de la Serie Negra de Halula (ver supra). Las cerámicas
tipo Serie Negra de Halula pueden representar una categoría tipológica de carácter
regional a tenor de las cerámicas descritas en otros yacimientos del valle del Éu-
frates, como Akarçay Tepe (Cruells, W. en Arimura, M. et alii., 2000). En este
yacimiento y en su Fase Cerámica más antigua (Fase III), se ha descrito un tipo
de cerámica Black Series con desgrasante mineral añadido y pulida en la superficie
externa o en la superficie externa e interna. Las formas de esta serie de Akarçay
Tepe también se corresponden bastante con las descritas para la Serie Negra de
Halula. Se trata en general de bols de tamaño mediano de forma hemisférica con
asas perforadas.

Otro ejemplo de fabricación de forma temprana de cerámica con inclusiones mi-


nerales son Kosak Shamali, Dja’de, etc. en el mismo valle y no lejos de Tell Halula
(Faura, Le mière, 1999).

Situado más al oeste, en la región de Siria de El-Rouj Basin, en otro yacimiento, Tell
el-Kerkh, sus excavadores (Tsuneky, Miyake, 1996) han descrito una cerámica, Kerkh
Ware, que por sus características podría corresponder a la Serie Negra de Halula.

52 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Es posible reconocer una cierta tradición occidental para las Fase Cerámica 1 de
Tell Halula. Si comparamos el tipo de series sin desgrasante vegetal de la Fase 1 y
sus dataciones absolutas es posible pensar en una proceso similar al de Mersin ni-
veles XXXII-XVII (garstang, 1953) o Ras Shamra VB (contenson, 1992) puesto
que en ambos yacimientos las cerámicas más antiguas pertenecen a las series sin
desgrasante vegetal y sus dataciones se sitúan a principios del VIII milenio BP. Es
decir, es posible reconocer un desarrollo inicial del Neolítico con cerámica en el
Valle del Éufrates con unas pautas similares a los de la zona occidental, mientras
que en las fases más recientes el comportamiento es diferente. Lo mismo ocurre
con los yacimientos de Mesopotamia Septentrional o de tradición oriental. En los
casos de primeras producciones, éstas pertenecen a las series con desgrasante ve-
getal y con fechas C14 de finales del IX milenio BP o principios del VIII (cauvin,
1974; le miere, 1979, 1986) o en yacimientos de cronología más reciente las series
representadas no corresponden a las conocidas actualmente en Tell Halula, admi-
tiendo para la Fase Cerámica 2 una correspondencia tipológica con la fase Balikh
II B. Esta tendencia también se está constatando, recientemente, en otros yaci-
mientos de la región a partir de las secuencias cerámicas observadas en Tell Halula
(Marie Le Mière, comunicación personal). Hipótesis como las ahora planteadas,
como la existencia de una secuencia de tres fases, así como la participación del
yacimiento en redes de intercambio, o la influencia del Éufrates como frontera o
factor de unión, son aspectos que deberán ser contrastados en el futuro.

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La cerámica Halaf en Tell Halula
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Orígenes y desarrollo
Walter Cruells1
Seminari d’Arqueologia Prehistòrica del Pròxim Orient. UAB

I. Las campañas arqueológicas

En la anterior publicación sobre el yacimiento de Tell Halula (Molist, Ed. 1996) se


daba cuenta de las actuaciones arqueológicas realizadas durante las campañas 1991
y 1992 consistentes, entre otros objetivos, en la obertura de diferentes sondeos a
fin de de valorar la naturaleza y potencia de los depósitos sedimentarios antrópicos
acumulados, en una estimación a su extensión total así como en definir al máximo
la secuencia de los diferentes niveles de habitación humana que lo ocuparon (Al-
calde y Molist 1996, p. 45-52).

Por lo que se refiere al horizonte Halaf, durante la campaña arqueológica de 1992 se


abrió un sondeo en el denominado Sector 1 (cuadro 1B) de 25 m2. que con una potencia
de más de 4 m. de depósitos sedimentarios arqueológicos proporcionó una secuencia
estratigráfica en la que se definieron diferentes niveles de ocupación del periodo Neo-
lítico Pre-Cerámico medio (PPNB), del periodo Neolítico Cerámico (o Pre-Halaf) y
también del periodo Halaf. Esta secuencia fue posible realizarla gracias a una sucesión
de suelos exteriores compactados que separaban de forma clara toda esta evolución.
Se confirmaba también que, al menos en el sector 1, los primeros niveles Halaf in situ
aparecían siempre a partir de una profundidad de 1,50/1,60 m. En este potente estrato
superficial, formado por sedimentos provenientes de procesos de erosión, tanto de
los tells pre-cerámicos existentes como de las mismas ocupaciones del Neolítico Ce-
rámico, Halaf y Post-Halaf posteriores, aparecen, sistemáticamente mezclados, restos
materiales pertenecientes a cada uno de los periodos anteriormente mencionados con
la única presencia, esporádica, de alguna fosa/silo tardía que lo perfora.

Los primeros resultados obtenidos en la campaña inicial de 1992 fueron ya detallados


en el anterior informe si bien en aquella oportunidad la ausencia en algunos casos y
el numero reducido de restos materiales en otros para algunas de las fases cerámi-
cas impidieron confirmar de una manera clara la presencia de una ocupación huma-
na ininterrumpida del horizonte Halaf (Cruells 1996, p. 99-114). En base a los restos
materiales disponibles se atribuyó el horizonte del estrato 3 del sondeo 1B a una fase
Halaf medio, la más representada cuantitativamente y cualitativamente a nivel de res-
tos cerámicos. Sin embargo, ya en aquel primer informe se apuntaba el hecho de que

1 
Seminari d’Arqueologia Prehistòrica del Pròxim Orient (S.A.P.P.O), Departament de Prehistòria.
Universitat Autònoma de Barcelona.

59
la presencia de algunas formas cerámicas (especialmente la forma 1a de cuenco con
pared recta y fondo plano) pudiera ser indicadora de una fase Halaf antiguo o inicial
(Cruells 1996, p. 111-114) y que en un futuro la continuación de los trabajos arqueoló-
gicos debería, o no, confirmar.

Así pues, los objetivos principales marcados para las posteriores campañas arqueo-
lógicas fueron orientados, por un lado, a ampliar y profundizar en el sondeo iniciado
en 1992 (sector 1, 1B) a fin de poder recuperar mas información tanto a nivel de restos
materiales físicos, como evidencias de arquitectura y, por otro, la obertura de nuevos
sondeos en diversas zonas del yacimiento a fin de poder investigar tanto los orígenes
como la naturaleza de la emergencia y desarrollo relativos a los diferentes episodios
del horizonte Halaf en Tell Halula.

II. Las campañas recientes

En esta memoria se ofrece una visión de conjunto de los restos cerámicos Halaf pro-
cedentes de las campañas arqueológicas realizadas durante el periodo 1993-2005, pe-
riodo que ha proporcionado una gran cantidad de restos materiales asociados a niveles
de ocupación de diversa naturaleza que nos han permitido profundizar en el conoci-
miento del periodo Halaf y muy especialmente sobre la génesis y posterior desarrollo
de la cultura Halaf en el Eufrates medio así como el establecimiento de un marco de
periodización crono cultural.

En ella se tratará el conjunto cerámico que engloba a tres de las cuatro fases esta-
blecidas (que denominamos como veremos mas adelante Proto-Halaf, Halaf Pri-
mitivo y Halaf Intermedio). La fase que hemos definido como Halaf Evolucionado
es tratada en este mismo volumen por Anna Gómez quien realiza actualmente una
tesis doctoral al respecto.

Durante estos once años se han realizado siete campañas de excavaciones arqueoló-
gicas (1993, 1994, 1996, 1999, 2000, 2002 y 2003), y tres campañas de estudios (1995,
1998 y 2001) respectivamente. En estas siete campañas se ha procedido a la obertura
de un total de 12 nuevos sondeos relacionados con los horizontes cerámicos Halaf
situados en diferentes áreas del yacimiento sí bien con una más alta concentración y
extensión en la parte nor-occidental del yacimiento que totalizan 612 m2 (ver Tabla 1).
Se incluye también la información obtenida en la campaña de 1992 en el sondeo 1B, ya
publicada, dada su importancia para poder completar, tanto cualitativa como cuanti-
tativamente, los análisis cerámicos.

60 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
En la campaña realizada en 1993 los esfuerzos se centraron en el sector 1 y en ampliar
el sondeo 1B realizado en 1992 que puso al descubierto una parte del gran muro de
aterrazamiento así como una primera aproximación de las ocupaciones Halaf del yaci-
miento. Los dos nuevos sondeos abiertos (1B y 1B’) totalizan 32,50 metros cuadrados.

año sector cuadro extensión


1992 S1 1B 25,00
1993 S1 1B 25,00
1993 S1 1B’ 12,50
1994 S1 1B’ 25,00
1994 S1 1A 25,00
1994 S1 1B 25,00
1996 S1 1E 75,00
1996 S32 A 25,00
1999 S36 I 25,00
2000 S38 I 25,00
2000 S39 I 25,00
2000 S40 I 25,00
2002-03 S43 1,2,3 y 4 100,00
2002-03 S44 1,2,3 y 4 100,00
2002-03 S45 I 25,00
2002-03 S47 1y2 50,00
Total m2 612,50

Tabla 1. Extensión total de los sondeos realizados entre 1992-2003.

Los trabajos arqueológicos de la campaña de 1994 se centraron especialmente en el


sector 1 y consistieron en ampliar nuevamente los sondeos realizados en 1992 y 1993
(cuadros 1A, 1B’ y 1F) en contacto con el muro de aterrazamiento, con la finalidad de
obtener mas información tanto respecto a la tipología y perímetro del gran muro, así
como de ampliar el conocimiento de la secuencia de ocupación obtenida en 1992.

En esta misma zona y durante la campaña de 1996 se abrió un gran sondeo (1E) con
un total de 75 metros cuadrados (15 m de largo por 5 m de ancho). Este nuevo sondeo
conecta directamente con la parte occidental del sondeo 1B y 1B’ abiertos en años an-
teriores donde se localizaron una importante secuencia de suelos exteriores compac-
tados que nos permitió aislar diferentes periodos de ocupación del Tell, desde la fase
final del PPNB hasta una fase Halaf evolucionada. El objetivo de este nuevo sondeo
era poder recuperar la secuencia de dichos suelos exteriores con más extensión con la
esperanza de poder llegar a las zonas de construcción/vivienda cuyos ocupantes cons-
truyeron dichos espacios abiertos. La operación no tuvo resultados positivos por lo que

61
respecta a restos arquitecturales relativos a la instalación humana que intentába-
mos hallar pero sí un amplio y complejo conjunto cerámico relacionado con el ho-
rizonte Halaf. Una de las conclusiones de este sondeo nos lleva a pensar que para
las fases Halaf se desarrollaría un patrón de asentamiento circular, ocupando bien
las partes altas de tells pre-cerámicos anteriores bien los espacios intermedios en la
base de pequeños valles existentes entre ellos en unas instalaciones de habitación
dispersas, aisladas entre ellas por grandes áreas abiertas de circulación donde se
instalarían algunas de sus grandes infraestructuras de almacenaje y otras de meno-
res dimensiones como hornos colectivos.

Finalmente, en la misma campaña de 1996 se procedió a la obertura de otros dos


sondeos situados en la parte más norte-oriental del tell con la finalidad de obtener
información de la posible distribución espacial de las ocupaciones Halaf en el yaci-
miento. Uno de los sondeos, el SS32-A de 25 metros cuadrados proporcionó restos
constructivos muy deteriorados debido a su localización muy superficial afectada
por los trabajos agrícolas recientes. Sin embargo, el sondeo aportó unos lotes cerá-
micos muy interesantes pertenecientes al periodo Halaf.

Durante la campaña de 1999 los trabajos arqueológicos relacionados con las fases
del periodo Halaf aquí tratadas estuvieron limitados a la obertura de un cuadro
de 25 m. cuadrados (S36) situado al norte del sector 1. Durante el proceso de exca-
vación se detectan algunas infraestructuras domesticas muy perturbadas pero así
como un pequeño lote cerámico perteneciente al periodo Halaf Intermedio.

En el año 2000 se procede a la obertura de una nueva serie de cuadros en la parte


nor-occidental del yacimiento, zona en la que, a partir de los sondeos previos rea-
lizados se demuestra existe una mayor concentración del hábitat Halaf. Se abren
tres nuevos cuadros (S38, S39 y S40) de unas dimensiones de 25 metros cuadra-
dos cada uno y alineados en un eje norte-sur los dos primeros y este el tercero.
Muy rápidamente, por debajo de un nivel superficial muy alterado por las practicas
agrícolas llevadas a termino hasta hace poco, aparecen, en los sondeos S38 y S39,
los primeros vestigios arquitectónicos pertenecientes a una fase Halaf Intermedia
perturbadas tanto por la agricultura reciente como por instalaciones Halaf -básica-
mente fosas de almacenaje- mas recientes. En el cuadro S-40, sin embargo, los pri-
meros elementos arquitectónicos aparecidos presentan una cronología posterior
(Calcolítica) que perturban también instalaciones del periodo Halaf Intermedio.
En los cuadros S38 y S39, cabe señalar que se ha documentado una importante se-
cuencia de ocupación que, por lo que respecta al periodo Halaf, incluye unos nive-
les que hacen de unión entre la fase final del periodo Pre-Halaf con la aparición y
desarrollo de la posterior fase Halaf clásica.

62 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Las campañas realizadas en los años 2002 y 2003 se centran, de nuevo, en la parte
nor-occidental del yacimiento y en la obertura de cuatro nuevos cuadros (S43, S44,
S45 y S47) que totalizan 275 m. cuadrados. La zona, muy castigada nuevamente por
los trabajos agrícolas en la zona así como por las conducciones de tuberías para
la irrigación de los campos que afectan una profundidad de hasta 0,50 m., es es-
pecialmente importante por lo que a las primeras fases del periodo de Halaf se
refiere. Estos nuevos cuadros, juntamente con los abiertos en año 2000, nos han
proporcionado un conjunto de restos materiales que han sido claves para el aná-
lisis y comprensión de la génesis del periodo Halaf en Tell Halula y su posterior
desarrollo. A nivel arquitectónico han proporcionado patrones de asentamiento
característicos de los periodos Halaf primitivo y especialmente Proto-Halaf, fase
esta última considerada como verdadero origen de la cultura Halaf como veremos
más adelante.

Una primera aproximación a los trabajos arqueológicos relacionados con el hori-


zonte Halaf hasta 2005 nos muestra un escenario en el cual el registro material
recuperado ha sido muy importante y nos aporta nuevas y más sólidas bases en re-
lación al conocimiento de las ocupaciones Halaf. Por lo que respecta al registro ar-
quitectónico y en especial para las fases mas antiguas, se han localizado ya estruc-
turas y plantas de habitación en relativo buen estado de preservación, mientras que
para las mas recientes estas son mas escasas y muy perturbadas al localizarse en ni-
veles muy superficiales del tell. Recordamos que en la mayor parte del tell actual se
ha venido practicando una agricultura constante que ha perdurado hasta nuestros
días, hecho que ha participado de la destrucción de elementos arquitectónicos por
un lado y de dispersión de restos materiales por otro. Otro elemento antrópico
reciente de perturbación ha sido la construcción de rasas para la colocación de
tuberías para la irrigación, dedicadas al cultivo reciente de la planta de algodón
situadas a una profundidad media de 0,50 m. Finalmente, la propia dinámica del
patrón de asentamiento del periodo Halaf, expandido y circular, que favorece la
alternancia de espacios construidos con espacios abiertos, ha propiciado también
la destrucción parcial de las fases arquitectónicas al devenir espació abierto el que
anteriormente era un espacio construido.

Las campañas recientes han puesto también de relieve la continuidad arquitectónica


entre finales del VII milenio cal. BC. y los inicios del VI en la fase que denominamos
Proto-Halaf gracias a un ejemplo claro descubierto en los cuadros S43-S47 donde un
edificio de planta circular (tholos) construido a finales del periodo Pre-Halaf tiene
continuidad en la siguiente fase (ver Molist et alii, en este volumen).

63
III. El conjunto cerámico: metodología aplicada, distribución,
cuantificación, procedencia y clasificación por categorías y
tipología.

3.1. Aspectos metodológicos aplicados

Durante las diferentes campañas arqueológicas realizadas en Tell Halula entre los
años 1992 y 2003 se han recuperado un total de 67.172 fragmentos cerámicos per-
tenecientes al periodo Halaf aquí tratado. Ya durante el proceso de excavación, en
cada una de las campañas, se procede diariamente al recuento general de todos los
restos materiales, hecho que nos permite realizar una primera evaluación global
a finales de la misma. Por lo que concierne a los restos cerámicos diariamente se
procede también a una primera clasificación en dos grandes grupos a partir de las
características de su arcilla entre vasos de pastas con inclusiones finas y otros de
pastas con inclusiones superiores a 1 mm., groseras o poco depuradas. Finalmente
se realiza una primera aproximación diagnostica a partir de sus distintivos morfo-
lógicos (bordes, bases, asas, inflexiones, etc.).

Los procesos de análisis tecnológico, tipológico-estilístico y morfológico se han


realizado en los laboratorios de la casa de excavaciones de Tell Halula en Siria y en
especial durante las campañas de estudio. La totalidad de los restos cerámicos ha
seguido un primer proceso de análisis a nivel macroscópico individualizado in situ,
que ha sido la base para el presente estudio y, otro de posterior con la selección de
diferentes series de muestras cerámicas que han sido exportadas a la Universidad
Autónoma de Barcelona donde se realizan una serie de análisis más detallados que
contemplan actuaciones de tipo físico, como análisis de laminas primas o de tipo
químico y análisis de difracción de rayos X. Estos análisis, algunos ya en curso de
realización, deberán aportarnos información sobre diversos aspectos tecnológicos
-composiciones minerales de las pastas utilizadas en los vasos hallados en el yaci-
miento- que de buen seguro nos proporcionaran datos sobre las características de
las producciones cerámicas en Tell Halula y en especial sobre su naturaleza local o
exógena así como aspectos relacionados con la tecnología de los procesos de fabri-
cación especialmente de cocción de los vasos.

El proceso metodológico aplicado a la totalidad de restos cerámicos procedentes


de las excavaciones en Tell Halula ha seguido un tratamiento similar a lo largo de
todas las campañas. En un primer nivel, los fragmentos han sido analizados ma-
croscópicamente incluyendo tres aspectos diferenciados: a nivel tecnológico, a
nivel morfológico y su adscripción tipológica a una serie de categorías cerámicas
determinadas.

64 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
El estudio tecnológico ha venido determinado por el análisis de la naturaleza de
las pastas utilizadas en base a diferentes parámetros que incluyen básicamente la
granulometría de las arcillas (pastas compactas muy depuradas y finas y pastas gro-
seras con presencia de inclusiones minerales o vegetales superiores a 1 mm., bien
formando parte integral de la misma arcilla bien añadidos voluntariamente), los
desgrasantes utilizados (con especial referencia a su naturaleza, medidas y cuanti-
ficación), los sistemas de cocción (con descripción de las coloraciones de los cortes
frescos) el tratamiento de las superficies (desde simples alisados hasta bruñidos o
engobes) así como el tipo de decoración aplicada (impresiones, incisiones, aplica-
ciones plásticas, decoración pictórica, combinación de impresiones y decoración
pictórica y motivos pulidos). Para las cerámicas con decoraciones pictóricas se de-
termina desde el patrón decorativo aplicado hasta el color del pigmento utilizado
(en relación a la carta Munsell) así como su naturaleza (monocroma o policroma)
tonalidad (mate o brillante) y apariencia (monotono o bitono).

El análisis morfológico contempla la naturaleza del fragmento cerámico en nueve


diferentes variables (labio, cuello, inflexión cuerpo, carena, inflexión base, base,
suspensión, media forma y informe) con indicaciones sobre cada uno de los carac-
teres y en especial, la dirección y forma del labio, tipo de base y tipo de suspensión.
Por otra parte los análisis tafonómicos, que se realizan regularmente, son determi-
nantes para recuperar formas de vasos cerámicos.

3.2. Distribución, cuantificación y procedencia de los restos


materiales cerámicos

El número total de fragmentos cerámicos recuperados durante las campañas ar-


queológicas 1992-2003 ha sido de 67.172 y su detalle, por procedencia, por categoría
básica y morfología, está especificado en la Tabla 2. En ella podemos observar que
la categoría más representada corresponde a las cerámicas finas sin pintar con un
total de 20.836 fragmentos (18.356 de informes y 2.480 fragmentos diagnosticables)
que representan una tercera parte del total (31,02%). La segunda categoría corres-
ponde a las cerámicas finas pintadas con un total de 16.247 fragmentos (12.397 frag-
mentos informes y 3.850 diagnosticables) que representan un 24,19% del total. Las
cerámicas fabricadas con pastas groseras y inclusiones vegetales totalizan 15.473
fragmentos y representan un 23,03% del total (14.026 fragmentos informes y 1.447
de diagnosticables). La categoría de cerámicas groseras con inclusiones minerales
suma un total de 14.616 fragmentos que representan un 21,76% del total y se desglo-
san en 12.913 fragmentos informes (un 19,22% del total) y 1.703 fragmentos diagnos-
ticables que representan un 2,53%. La categoría de cerámicas fabricadas con pastas
groseras con inclusiones minerales y vegetales representa un 44,42% del total de

65
fragmentos recuperados y por tanto un conjunto cerámico, que si bien esta com-
puesto de diversas categorías, representaría la más significativa cuantitativamente.

 Cerámica Cerámica
TELL HALULA Cerámica Fina Cerámica Fina
grosera Grosera
      Pintada Simple Mineral Vegetal Totales %
Infor- Infor- Infor- Infor-
Sec. cuadro año Formas Formas Formas Formas    
mes mes mes mes
S1 1B 1992 205 663 316 2734 18 65 10 31 4042 6,02
S1 1B 1993 62 277 49 524 35 297 10 35 1289 1,92
S1 1B’ 1993 46 173 26 211 35 483 27 167 1168 1,74
S1 1A-1B 1994 245 832 35 450 20 327 15 488 2412 3,59
S1 1F 1994 126 320 14 224 12 71 14 68 849 1,26
S32 A 1996 337 113 49 507 91 720 9 216 2042 3,04
S1 1E 1996 798 4320 398 4053 93 1241 72 1387 12362 18,40
S36   1999 42 62 4 51 9 44 3 13 228 0,34
S38   2000 392 953 250 1417 90 689 17 283 4091 6,09
S39   2000 101 247 251 1226 67 424 63 490 2869 4,27
S40   2000 138 383 464 2798 47 605 44 330 4809 7,16
S43   2002 158 506 50 427 203 1608 308 2196 5456 8,12
S43   2003 20 67 18 94 95 691 101 1319 2405 3,58
S44   2002 632 1821 282 1976 376 2231 329 2731 10378 15,45
S44   2003 18 37 6 76 102 648 148 1091 2126 3,17
S45   2002 344 977 167 732 104 792 54 448 3618 5,39
S45   2003 8 20 7 31 28 132 26 95 347 0,52
S47   2003 178 626 94 825 278 1845 197 2638 6681 9,95
  Totales   3850 12397 2480 18356 1703 12913 1447 14026 67.172 100,00
      5,73% 18,46% 3,69% 27,33% 2,54% 19,22% 2,15% 20,88% 100%  

Tabla 2. Número total de fragmentos cerámicos recuperados durante las campañas arqueológicas de
1992 a 2003 con indicación de su procedencia y adscripción a las categorías básicas.

En la tabla 3 de ha detallado la composición de todo el conjunto cerámico en base


a su diagnostico morfológico dominado especialmente por los fragmento informes
con un 85,89% del total (n = 57.692). Los fragmentos diagnosticables representan
un 14,11% del total (n = 9.480). La categoría que proporciona mas fragmentos diag-
nosticables es la de las cerámicas finas pintadas con un 40,67% y por el contrario
la que menos la de las cerámicas groseras con inclusiones vegetales con un 15,28%.
Para la confección del catálogo morfológico de las cerámicas Halaf en Tell Halula
se han utilizado únicamente los elementos diagnosticables que presentan un por-
centaje mínimo del vaso que permita recuperar una aproximación a su forma origi-
nal. Hemos de destacar que para tales fines se han utilizado fragmentos de bordes
y bases que representen un mínimo del 20% del vaso a fin de poder obtener una

66 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
aproximación a sus dimensiones reales. En algunos casos las inflexiones, especial-
mente de cuello y cuerpo han sido también utilizadas para recuperar información
morfológica. En cualquier caso y para las cerámicas con inclusiones vegetales y mine-
rales los diámetros de boca y de base obtenidos son aproximados dado que al ser fa-
bricados a mano sus dimensiones reales pueden diferir de una parte a otra del vaso.

  Formas % Informes % Total %


Cerámica Fina Pintada 3.850 40,61 12.397 21,49 16.247 24,19
Cerámica Fina Simple 2.480 26,16 18.356 31,82 20.836 31,02
Cerámica Grosera Mineral 1.703 17,96 12.913 22,38 14.616 21,76
Cerámica Grosera Vegetal 1.447 15,26 14.026 24,31 15.473 23,03
Total 9.480 100,00 57.692 100,00 67.172 100,00
% 14,11   85,89   100,00  

Tabla 3. Naturaleza diagnóstica del conjunto cerámico.

Para la realización de este estudio de las cerámicas Halaf de Tell Halula se ha uti-
lizado la totalidad de fragmentos recuperados durante los procesos de excavación
arqueológica y su estudio ha sido fundamental para obtener informaciones rela-
tivas a los aspectos de carácter tecnológico y de producción. Sin embargo, para
los análisis que han proporcionado la información necesaria para la confección
de los catálogos morfotipológicos de los vasos han sido utilizados exclusivamente
aquellos fragmentos que permitían obtener el desarrollo completo y su atribución
a morfotipos concretos. Este nivel de análisis nos ha permitido confeccionar un
catálogo completo de la variabilidad morfotipológica y estilística de los vasos exis-
tentes en el yacimiento así como su evolución cronológica y adscripción a fases
culturales concretas.

En la Tabla 4 se detalla cada uno de los sondeos con la posición estratigráfica e in-
dicación de los estratos arqueológicos relacionados a cada una de las fases estable-
cidas (ver Tabla 6), correspondiente a los fragmentos cerámicos utilizados que han
proporcionado los referentes necesarios para la confección de este estudio.

67
  FASE HL-IV - PROTO-HALAF
  FASE DE OCUPACIÓN 34 i 35
Sector Estratos relacionados
1B A3d, C4
S38 A7, A8a, A8b
S39 A7, A8
S40 A10
A1a, A1b, A2, A2a, A2g, A2j, A2n, A2g, A2j, A3,
S43
A3a, A8
S43 A9, A27, A29, A31
S44 A7k, A18, A23, A31, A18
  FASE HL-V - HALAF PRIMITIVO
  FASE DE OCUPACIÓN 36
Sector Estratos relacionados
1A-1B A7a, A8a
1B A7a, C3, C4
1E B3, B5
S38 A6, A8
S40 A9
S43 A1c, A2e, A4, A10, A26
S44 A15, A26, A55, A71
S45 A1e,
S47 A8, A15, A30, E42, A66
  FASE HL-VI - HALAF INTERMEDIO
  FASE DE OCUPACIÓN 37
Sector Estratos relacionados
1F A2, A2a, A3a
1B A3, A3a, A3c, A6a
1E B1, B1a
1AB A6a
S30 A6, A39
S38 A2, A3, A4,A5, A5C, A6a, A6c
S39 A1b, A1c, A2, A2a, A2b, A3a, A3c, A6, A12, E5
S40 A6a, A7c
S43/3 A12, A13, A14
S43/2 A4, A53
S43/1 A2e, A4
A1, A1c, A7a, A7b, A7f, A7g, A7j, A25, A42,
S44/1
A49, A82
S44/3 A12, A18a
S44/4 A4, A14, A24, A60, E77
S45 A1a, A1b, E5, E6, E7, E8, E9
S47/1 A10
S/472 E51

Tabla 4. Indicación por sector/sondeo y procedencia estratigráfica de los materiales cerámicos utilizados
para este estudio.

68 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
3.3 Las categorías cerámicas

La selección de los restos materiales cerámicos en dos grandes grupos es el primer


nivel de análisis macroscópico realizado. Posteriormente y, como se ha comentado
ya anteriormente, el conjunto cerámico se separa en dos grandes categorías en base
a la composición de las arcillas excluyendo el tratamiento de sus superficies: pastas
depuradas con inclusiones finas, muy finas o inapreciables, y pastas no depuradas
con presencia de inclusiones superiores a 1 mm.

Por lo que se refiere a las series cerámicas estas han sido definidas en base a agru-
paciones de fragmentos o vasos que comparten una tecnología similar, tipo de
pasta y cocción y un tratamiento de sus superficies recurrente que permite una
aproximación a la identificación de tradiciones cerámicas específicas. De entre es-
tas características se observan ciertas variabilidades, repetitivas, en el tratamiento
de las superficies de los vasos (a menudo en asociación a formas concretas), las cua-
les han sido la base para establecer las diferentes series cerámicas. Estas han sido
separadas en dos grandes grupos según la característica de las arcillas utilizadas y
son descritas también con el término en inglés más aceptado.

Un primer grupo relaciona las cerámicas fabricadas con pastas depuradas, homo-
géneas y con inclusiones, mayoritariamente minerales, finas, muy finas o inaprecia-
bles a nivel macroscópico.

1.- Cerámicas finas pintadas o Fine Painted ware.


2.- Cerámicas finas sin pintar o Plain Fine ware.
3.- Cerámicas finas bruñidas (Simple Fine Burnished ware, con decoración de moti-
vos pulidos o Pattern Burnished ware, Dark Faced Burnished ware y Grey Black ware).
Un segundo grupo lo conforma las cerámicas fabricadas con pastas no depuradas
(o groseras), y que contienen, voluntariamente o no, inclusiones minerales y/o ve-
getales, en cantidades variables y de diversas dimensiones pero superiores a 1 mm.
4.- Cerámicas groseras simples o Coarse Simple ware.
5.- Cerámicas groseras bruñidas o Burnished Coarse ware.
6.- Cerámicas groseras con engobe rojo (con pulido o no) Red slipped ware.
7.- Cerámicas groseras con decoración pictórica o Early Painted ware.
8.- Cerámicas groseras tipo Husking Tray.

69
A estas series cerámicas principales se añaden otras sub-series que presentan al-
gunas variables a partir de un grupo homogéneo como por ejemplo la serie de ce-
rámicas groseras con engobe rojo que puede ser bruñido o no o con presencia/
ausencia de decoración impresa asociada. Así pues las ocho series principales se
han subdividido en hasta 22 grupos cuyos porcentajes se detallan en la Tabla 5.

Series cerámicas Total % Total serie %


1 Fina Pintada. Informe 12397 18,46    
Bordes 3335 4,96
Bases 507 0,75
  Asas 8 0,01 16247 24,19
2 Fina sin Pintar Informe 18356 27,33
Bordes 1698 2,53
Bases 782 1,16 20836 31,02
3a Fina Bruñida simple informes 123 0,18    
Bordes 14 0,02
3b Dark Faced Burnished Ware Informes 31 0,05
Bordes 5 0,01
3c Pattern Burnished Ware Informes 21 0,03
Bordes 8 0,01
3d Grey Black Ware 33 0,05
  bordes 7 0,01 242 0,36
Grosera Simple con inclusiones vegetales
4a 12131 18,06
Informes
Bordes 953 1,42
Bases 205 0,31
Asas 32 0,05
Grosera Simple con inclusiones minerales
4b 10748 16,00
Informes
Bordes 1250 1,86
Bases 72 0,11
Asas 37 0,06
Grosera Simple con inclusiones vegetales y
4c 27 0,04
decoración impresa Informes
Bordes 7 0,01
Grosera Simple con inclusiones minerales y
4d 43 0,06
decoración impresa Informes
Bordes 12 0,02 25517 37,99

70 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Grosera Bruñida con inclusiones vegetales
5a 1539 2,29    
Inf.
Bordes 148 0,22
Asas 21 0,03
Grosera Bruñida con inclusiones minerales
5b 1814 2,70
Inf
Bordes 233 0,35
Bases 15 0,02
Asas 5 0,01
Grosera Bruñida con inclusiones vegetales y
5c 180 0,27
decoración impresa Informes
Bordes 35 0,05
Grosera Bruñida con inclusiones minerales y
5d 27 0,04
decoración impresa Informes
  Bordes 7 0,01 4024 5,99
Grosera con Engobe rojo con inclusiones
6a 127 0,19
vegetales informes
Bordes 14 0,02
Grosera con Engobe rojo con inclusiones
6b 73 0,11
minerales informes
Bordes 22 0,03
Grosera con Engobe rojo Bruñido con inclu-
6c 22 0,03
siones vegetales bordes
Grosera con Engobe rojo Bruñido con inclu-
6d 12 0,02
siones minerales bordes
Grosera con Engobe rojo Bruñido con in-
6e clusiones Vegetales y decoración impresa 4 0,01
bordes
Grosera con Engobe rojo Bruñido con in-
6f clusiones Minerales y decoración impresa 4 0,01 278 0,41
bordes
7 Early Painted Coarse Ware informes 15 0,02    
  Bordes 6 0,01 21 0,03
8 Husking Tray Informes 7 0,01 7 0,01
Total 67172 100,00 67172 100,00

Tabla 5. Número total de fragmentos cerámicos especificados por series y naturaleza diagnóstica.

En este apartado se ha cuantificado el número total de fragmentos cerámicos re-


cuperados en relación con las series que hemos definido y que componen el com-
plejo cerámico Halaf en Tell Halula. Algunas de estas producciones representan

71
una continuidad de los conjuntos ya existentes en las fases anteriores mientras que
aparecen otras con unas características muy diferentes y que representan una au-
téntica innovación tecnológica, morfológica y estilística. En el Gráfico 1 se mues-
tra la evolución de todas las categorías cerámicas descritas y se puede apreciar cla-
ramente que la evolución del periodo Halaf, por lo que a producciones cerámicas
se refiere, es lenta y progresiva, y que las tradiciones cerámicas representadas por
las diferentes series, si bien se centran mayoritariamente en fases concretas, no
presentan cortes radicales sino que presentan un enlace claro entre ellas.

Gráfico 1. Presencia/ausencia de cada una de las series cerámicas en las distintas fases cronológicas
Halaf.

Las características individualizadas de los conjuntos cerámicos para cada una de las
fases que hemos determinado se desarrollan en los distintos apartados y al final del
artículo se adjunta una colección de láminas de referencia con una representación
significativa de cada una de las series cerámicas.

72 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
IV. Los orígenes de la cerámica Halaf en Tell Halula.
La fase Proto-Halaf, Fases de Ocupación 34 y 35
(circa 6150-5950 cal BC)

Durante la campaña de excavaciones del año 2000 en Tell Halula se descubrieron


por primera vez unas producciones cerámicas desconocidas en las fases anteriores
del periodo Pre-Halaf con unas características tecnológicas, que comentaremos
más adelante, vinculadas a unas tradiciones de manufactura completamente nueva
y con cierta semejanza a las conocidas hasta ahora como de tipo “Samarra”. Se ha
observado que estas nuevas producciones unen, lenta y progresivamente, tecnoló-
gica y morfológicamente, los conjuntos cerámicos del final de la fase Pre-Halaf o
HL-III con las primeras cerámicas del periodo de Halaf. En las posteriores campa-
ñas de 2002 y 2003 otros nuevos sondeos proporcionaron también nuevos conjun-
tos cerámicos similares.

Actualmente disponemos de dos fases de ocupación arquitectónica para este perio-


do (Fase de ocupación 34 y 35) determinada en los sondeos S38 (casa de planta rec-
tangular con estructuras asociadas) y en el S43 (casa de planta circular y estructuras
asociadas) mientras que en los otros sondeos, S39, S40, S44 y 47 hemos hallado, por
el momento, estratos arqueológicos sin asociación de elementos arquitectónicos si
bien a nivel sincrónico con materiales arqueológicos relacionados (ver Tabla 4).

Al final del período Neolítico Cerámico o Pre-Halaf en Tell Halula (fase cerámi-
ca HL-III) se observa en el registro material algunos cambios en los conjuntos
cerámicos ya que aparecen unas producciones manufacturadas con unas pastas
finas, bien depuradas, con una tecnología de cocción principalmente oxidante y,
en especial, la aplicación de unos patrones decorativos pictóricos desconocidos
anteriormente. Una parte de estas cerámicas presenta ciertos paralelismos con los
tradicionales conjuntos cerámicos “Samarra” clásicos hallados por primera vez en
Irak a inicios del siglo pasado en el yacimiento de Samarra (Herzfeld, 1930).

Esta categoría cerámica, descubierta por primera vez en Siria en el yacimiento de


Sabi Abyad (Akkermans, 1989, 1993, 1997; Nieuwenhuyse, 1995, 2000), fue definida
como “parecida al tipo Samarra” y procedía, junto con otras series cerámicas nove-
dosas como la “Orange Ware” del conocido “burnt village” de la fase Balikh IIIA.
En su tiempo se atribuyó este conjunto cerámico a una nueva fase denominada
“Transicional”. Junto a esta categoría hemos definido otra serie que denominamos
Finas Pintadas Proto-Halaf que, aunque presentando unos motivos decorativos
complejos como el grupo anterior, muestra ciertas diferencias tecnológicas como
veremos más adelante.

73
¿Qué es, sin embargo, lo que define a esta nueva fase cerámica? En primer lugar
quisiéramos hacer referencia a la gran confusión existente aun hoy en día sobre la
terminología utilizada para definir periodos culturales. Términos como Late Neo-
lithic Pottery, Pre-Halaf, Hassuna, Standard Hassuna, Proto-Hassuna, Samarra y otros,
hacen referencia, a menudo, a conjuntos cerámicos regionales cuyos paralelismos y
relaciones con otros grupos más alejados está aún por establecer (para una mas am-
plia definición del término Proto-Halaf ver, Cruells y Nieuwenhuyse, 2004; Crue-
lls, 2006b; Cruells 2009, y en prensa b).

En Tell Halula se ha utilizado el termino Pre-Halaf para la secuencia completa del


Neolítico Cerámico clásico (aproximadamente del 7000 al 6150 cal BC) y el tér-
mino Halaf para el periodo de las cerámicas finas pintadas clásicas del VI milenio
cal BC. Al descubrir una nueva fase cerámica caracterizada por unos conjuntos
cuya mayoría de series son aún presentes en la fase previa anterior (HL-III) pero
con nuevas producciones muy diferenciadas tanto a nivel tecnológico como mor-
fológico y estilístico, se decidió establecer una nueva fase cerámica que haría de
unión con la aparición de las primeras cerámicas Halaf y definirla como “Proto-
Halaf ” término que podría ser utilizado en otros yacimientos al no tener impli-
caciones basadas en la toponimia del yacimiento. Así pues se propone para esta
nueva fase, dentro la evolución cerámica interna de Tell Halula, como fase HL-IV.

Fase cerámica interna Fase cultural Cronología cal BC


HL-I Pre-Halaf Antiguo 7000-6700
HL-II Pre-Halaf Intermedio 6700-6400
HL-III Pre-Halaf Reciente 6400-6150
HL-IV Proto-Halaf 6150-5950
HL-V Halaf Primitivo 5950-5850
HL-VI Halaf Intermedio 5850-5700
HL-VII Halaf Evolucionado 5700-5350

Tabla 6. Cuadro de las fases del periodo Neolítico Cerámico de Tell Halula con su término cultural y
cronología aproximada.

Hasta el momento en Tell Halula el término “Proto-Halaf” hace referencia exclusiva-


mente a cambios de composición de los conjuntos cerámicos y, en un futuro, las nuevas
excavaciones tendrán que confirmar si estos cambios afectan también a otros aspectos
de la sociedad y la economía y cómo se articulan. Por el momento parece que existe
un alto grado de continuidad entre las fases del Neolítico Cerámico HL-III y HL-IV,
especialmente a nivel arquitectónico y en la organización espacial del poblado.

74 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Mas adelante veremos en detalle las categorías cerámicas que conforman esta fase
HL-IV pero ahora destacaremos el aspecto mas significativo que lo define. En to-
dos los estratos descritos en la Tabla 1 ha aparecido, aunque en un número muy
reducido, una pequeña proporción de una nueva categoría cerámica (descrita am-
pliamente en el siguiente apartado) fabricada con unas pastas muy depuradas, con
inclusiones minerales inapreciables o muy finas, con una cocción esencialmente
oxidante que comporta una nueva tecnología de las producciones cerámicas y un
mayor control sobre las atmósferas internas de los hornos y que presentan una
nueva y compleja estructura decorativa aplicada sobre una nueva variedad morfo-
lógica de vasos. Esta nueva cerámica que en esta fase representa tan solo el 0,11%
del total, evoluciona estilísticamente y morfológicamente y aumenta considerable-
mente en las fases posteriores hasta el punto en que en la fase Halaf intermedio
representan ya un 21,75% del total.

Estas cerámicas presentan una gran similitud con otras definidas en los complejos
culturales Samarra y Hassuna en el norte de Irak y en el yacimiento de Sabi Ab-
yad hacen constar “el gran parecido entre las cerámicas finas pintadas del periodo
“Transicional” y las de tipo Samarra del norte de Irak” (Akkermans, 1993; Akker-
mans y Le Mière, 1992) hasta el punto que han sido definidas como “Samarra-like”
(Nieuwenhuyse 2000).

4.1 El conjunto cerámico de la fase Proto-Halaf

El estudio analítico de la totalidad de los fragmentos recuperados que conforman


el conjunto cerámico Proto-Halaf de Tell Halula ha sido realizado a nivel macroscó-
pico con la ayuda de una lente de aumento 10x. En un gran porcentaje de fragmen-
tos se ha practicado además un corte fresco para determinar una primera aproxi-
mación a la naturaleza de las inclusiones, porosidad, color de la pasta y sistema de
cocción. Este primer análisis de las pastas cerámicas y su atribución a categorías
específicas permite tener una visión global de todo el conjunto cerámico ya que se
obtienen datos relativos de los conjuntos que permiten examinar tendencias en el
medio y largo plazo o disponer de aproximaciones de distribuciones espaciales en
contextos sincrónicos.

Como en la mayoría de yacimientos del Neolítico cerámico del Próximo Oriente


el número de restos cerámicos recuperados durante los procesos de excavación son
realmente muy altos. En este sentido cabe recordar que el numero total aproxima-
do de fragmentos cerámicos recuperados para el periodo Halaf (6100-5350 cal BC)
en el yacimiento de Tell Halula sobrepasa los 80.000, constituyendo la categoría
de artefactos más representativa obtenidos durante los procesos de excavación.

75
Los restos cerámicos procedentes de los diferentes estratos seleccionados perte-
necientes a la fase Proto-Halaf suman un total de 2.981 fragmentos los cuales han
sido separados, en una primera clasificación, en tres grandes grupos: cerámicas de
pastas finas, cerámicas de pastas groseras con inclusiones minerales y cerámicas
groseras con inclusiones vegetales.

Gráfico 2. Cuantificación de los tres principales grupos cerámicos que configuran el conjunto Proto-Halaf.

Como se puede observar en el Gráfico 2, el grupo de cerámicas fabricados con pas-


tas groseras e inclusiones vegetales es el más representativo del conjunto seguido
de los vasos de pastas groseras e inclusiones minerales y por el grupo de vasos fabri-
cados con pastas finas y bien depuradas. Este último grupo incluye tanto cerámicas
de pastas finas sin pintar (n = 66 y 2,21% del total) como las de pastas finas pintadas
(n = 77 y 2,58%) y la categoría de pastas finas diversas (n = 90 y 2,85% del total). Esta
tendencia en los porcentajes de los principales grupos cerámicos es bien visible y
marcada en cada uno de los sondeos donde aparecen estratos relacionados con la
fase Proto-Halaf (ver Gráfico 3).

76 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Gráfico 3. Porcentajes de los tres grandes grupos cerámicos según su procedencia por sondeo.

Por lo que respecta a la morfología del conjunto cerámico Proto-Halaf cabe des-
tacar en primer lugar un alto índice de fragmentación habiéndose hallado, hasta
el momento, muy pocos vasos completos. De los 2.981 fragmentos que conforman
el conjunto, un total de 2.554 (el 85,68%) pertenecen a la categoría de informes
(fragmentos del cuerpo de los vasos sin ningún parámetro diagnosticable) mientras
que un total de 427 (un 14,32%) son fragmentos diagnosticables (principalmente
bordes, bases, inflexiones y algunas asas) muchos de los cuales han podido ser uti-
lizados para fines de caracterización morfo-tipológica y establecer el catálogo base
de formas cerámicas para este momento cronológico (ver gráfico 4).

En relación con los fragmentos diagnosticables, destacar que, en relación con los
bordes y cuellos de jarras, estos presentan un 12,37% de formas cerradas, un 37,11%
de direcciones abiertas y las más representadas son los bordes verticales con un
50,52%. Los labios de estos bordes son mayoritariamente redondos o apuntados
con un 66,67% del total, seguido de los labios con un bisel interno con un 29,03%
y los planos con un 4,30%. En cuanto a las bases, la mayoría de los recuperados
corresponde a formas planas con un 93% mientras que un 7% presentan una forma
convexa. De todas maneras, cabe indicar que en las cerámicas groseras a veces re-
sulta difícil poder determinar partes de fondos convexos al confundirse con partes
de cuerpos globulares de grandes vasos.

77
Gráfico 4. Naturaleza diagnóstica de los fragmentos que conforman el conjunto cerámico de la fase
Proto-Halaf.

Gráfico 5. Distribución y naturaleza de los fragmentos diagnosticables dentro de cada uno de los
principales grupos cerámicos.

78 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
En el Gráfico 5 se muestra la distribución los 427 fragmentos diagnosticables para
cada uno de los grupos cerámicos principales y en el mismo podemos observar
unas tendencias paralelas por lo que se refiere a morfología y grupo. Los bordes (n
= 373 y 87,35%) son los más representativos en cada grupo, seguido de las bases (n =
49 y 11,48%) y del grupo de otros, principalmente asas (n = 5 y 1,17%).

Del total de los fragmentos diagnosticables solo algunos han sido utilizados para
confeccionar el corpus tipológico cerámico de esta fase. Hemos ya comentado el
alto índice de fragmentación existente hecho que asociado a un alto porcentaje de
fragmentos de reducidas dimensiones (inferiores a los 10 cm2) hace, en muchos ca-
sos, inviable el uso de los mismos para atribuirlos a una forma concreta. Por ejem-
plo, algunos fragmentos de bordes, de orientación bien recta u oblicua, pueden, al
estar incompletos, pertenecer tanto a vasos simples como a cuellos de jarras. A fin
de poder obtener el número máximo de vasos y formas reconstruibles se han utili-
zado también algunas inflexiones de cuello/cuerpo, contabilizadas como inflexión/
borde, correspondientes a jarras de cuello alto y cuerpo globular.

4.2 Las categorías cerámicas en la fase Proto-Halaf

Las cerámicas de la fase Proto-Halaf, previamente separadas en un primer análisis


en relación con la estructura de sus pastas (finas y groseras con inclusiones mine-
rales o vegetales), han sido clasificadas posteriormente en diversas categorías cada
una de ellas compartiendo, además de su tipo específico de pasta, características
tecnológicas y tratamiento de sus superficies similares.

El corpus cerámico de esta fase está compuesto por 8 categorías y 20 subcategorías


diferentes, descritas en la Tabla 7. La categoría más popular es la de vasos fabrica-
dos con pastas groseras simples con inclusiones vegetales o minerales o simples
con impresiones (n = 2.100 y un 70,45% del total) seguida de las de pastas groseras
con superficies bruñidas simples o bruñidas con impresiones (n = 459 y 15,40%)
y las pastas groseras con engobe rojo y sus variantes (n = 173 y 5,80% del total).
Dentro de las cerámicas de pastas finas hay que destacar a las que presentan una
decoración pictórica aplicada (n = 77 y 2,58%), las de pastas finas sin pintar (n =
66 y 2.21%), las cerámicas de pastas finas y superficies bruñidas (n = 37 y 1,17%) y
las cerámicas de tipo DFBW (n = 13 y 0,43%) que, aunque con un porcentaje muy
reducido, atestiguan una continuidad de este tipo desde fases anteriores. Otras ca-
tegorías, menos representadas pero muy características de la fase, son los vasos del
tipo Early Painted Coarse Ware muy populares en fases anteriores (n = 14 y 0,47%) y
la característica forma de Husking Trays (n = 2 y 0,07%).

79
Conjunto cerámico de la fase Proto-Halaf fragmentos % Total serie %
1 Fina Pintada. Informe 51 1,71    
Bordes 22 0,74
Bases 4 0,13
  Asas 0,00 77 2,58
2 Fina sin Pintar Informe 58 1,95
Bordes 4 0,13
Bases 4 0,13 66 2,21
3a Fina Bruñida simple informes 32 1,07    
Bordes 5 0,17
3b Dark Faced Burnished Ware Informes 9 0,30
Bordes 4 0,13
3c Pattern Burnished Ware Informes 12 0,40
Bordes 4 0,13
3d Grey Black Ware 19 0,64
  Bordes 5 0,17 90 2,85
Grosera Simple con inclusiones vegetales
4a 1189 39,89
Informes
Bordes 114 3,82
Bases 23 0,77
Asas 1 0,03
Grosera Simple con inclusiones minerales
4b 641 21,50
Informes
Bordes 81 2,72
Bases 16 0,54
Asas 2 0,07
Grosera Simple con inclusiones vegetales y
4c 10 0,34
decoración impresa Informes
Bordes 4 0,13
Grosera Simple con inclusiones minerales y
4d 13 0,44
decoración impresa Informes
Bordes 6 0,20 2100 70,45
Grosera Bruñida con inclusiones vegetales
5a 170 5,70    
Inf.
Bordes 18 0,60
Asas 2 0,07
Grosera Bruñida con inclusiones minerales
5b 86 2,88
Inf
Bordes 21 0,70
Bases 2 0,07
Grosera Bruñida con inclusiones vegetales y
5c 116 3,89
decoración impresa Informes
Bordes 21 0,70
Grosera Bruñida con inclusiones minerales y
5d 17 0,57
decoración impresa Informes
  Bordes 6 0,20 459 15,40

80 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Grosera con Engobe rojo con inclusiones
6a 73 2,45
vegetales informes
Bordes 7 0,23
Grosera con Engobe rojo con inclusiones
6b 47 1,58
minerales informes
Bordes 13 0,44
Grosera con Engobe rojo Bruñido con inclusio-
6c 15 0,50
nes vegetales bordes
Grosera con Engobe rojo Bruñido con inclusio-
6d 11 0,37
nes minerales bordes
Grosera con Engobe rojo Bruñido con inclusio-
6e 3 0,10
nes Vegetales y decoración impresa bordes
Grosera con Engobe rojo Bruñido con inclusio-
6f 4 0,13 173 5,80
nes Minerales y decoración impresa bordes
7 Early Painted Coarse Ware informes 9 0,30    
  Bordes 5 0,17 14 0,47
8 Husking Tray 2 0,07 2 0,07
Total 2981 100,00 2981 100

Tabla 7. Repertorio de las diversas categorías cerámicas para el periodo Proto-Halaf, con su denominación
más aceptada en inglés.

Gráfico 6. Distribución porcentual de cada una de las categorías y subcategorías cerámicas de la fase
Proto-Halaf.

81
4.3 Aspectos tecnológicos de las diferentes categorías cerá-
micas

Las cerámicas del Neolítico son fabricadas a mano y es posible que sean el resul-
tado de una producción doméstica, por lo que diversos de los parámetros recogi-
dos en los análisis individualizados presentan, a veces, una alta variabilidad incluso
dentro un mismo vaso. De esta manera, los índices métricos que se ofrecen de dis-
tintas variables (grueso, diámetros, altura, etc.) son aproximados ya que en muchas
ocasiones han sido determinados en base a fragmentos. Asimismo, algunos de los
parámetros estudiados y aquí presentados pueden presentar algunas desviaciones
por cuanto al ser una fabricación artesanal con procesos de cocción para las cerá-
micas groseras de tecnología muy simple (en la mayoría de oportunidades simples
depresiones) pueden presentar aspectos de coloración del corte diferentes según la
parte del cuerpo así como un tratamiento de la superficie irregular.

De los dos grandes grupos cerámicos separados inicialmente en función de la es-


tructura de la pasta utilizada (pastas finas y pastas groseras con inclusiones vege-
tales o minerales) se han subdividido posteriormente en diversas categorías que
comparten aspectos tecnológicos similares. De esta manera se han establecido
ocho categorías diferentes separadas básicamente a partir del tratamiento aplicado
a sus superficies. De ellas, tres presentan unas inclusiones minerales finas, muy fi-
nas o inapreciables (grupos 1, 2 y 3) mientras que el resto presenta unas pastas más
groseras, con inclusiones vegetales o minerales, de talla mediana o grande.

Las inclusiones asociadas a las pastas groseras de tipo vegetal han sido determina-
das en base a los negativos preservados de las mismas y clasificadas como de talla
pequeña, mediana o muy grande definiendo una baja o alta presencia.

Las inclusiones minerales han sido también cuantificadas en base a su talla, peque-
ña (< 1 mm.), mediana (> 1 mm.) y grandes (> 3 mm.) y a su frecuencia en base a tres
grandes categorías: reducida, mediana y alta.

Por lo que respecta a la naturaleza de las inclusiones minerales, y en espera de los


análisis químicos y petrológicos en curso, se ha realizado también una aproxima-
ción macroscópica de los mismos diferenciando entre: calcaria, cuarzo, calcita,
mica, arena y volcánico.

Se ha realizado también una primera definición de la atmósfera de cocción de los


vasos en base a la coloración de los cortes limpios de los fragmentos separando
cinco categorías: oxidación, oxidación incompleta, reductora, oxidante/reductora
y sobrecocción.

82 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
En lo referente a los procesos de fabricación y a su cadena operativa podemos
ofrecer algunos comentarios que serán completados al obtener los resultados de
los análisis químicos y petrológicos, en curso, que nos han de informar también
sobre diversas variables de composición de sus pastas cerámicas, origen de las arci-
llas utilizadas y temperaturas obtenidas en los procesos de cocción. En principio,
y a nivel tecnológico, todos los requerimientos necesarios para fabricar productos
cerámicos a bajo coste son conocidos ya en Tell Halula desde al menos el IX mile-
nio cal BC. La baja existencia de hornos o estructuras de cocción de cerámica co-
nocidos pertenecientes al VII milenio cal BC en Siria podría deberse al hecho que
estas fueran el resultado de una producción doméstica no especializada y sin un
utillaje específico para su tratamiento. En cuanto a los sistemas de cocción de este
conjunto cerámico, cabe destacar que las categorías de cerámicas groseras presen-
tan a veces una buena cocción observándose una pasta densa y pesada después de
la misma. En las cerámicas con inclusiones minerales, destacan las fabricadas con
pequeños fragmentos de calcita troceada, con unas superficies a menudo bruñidas
y que serían aptas para su uso culinario. En este sentido, algunos fragmentos pre-
sentan evidencias de haber estado en contacto con el fuego. Por lo que se refiere
a los sistemas de cocción hemos ya comentado la posibilidad que la mayoría de
cerámicas que componen el conjunto Pre-Halaf, al igual que durante toda la fase
Pre-Halaf hayan sido cocidas en estructuras muy simples tipo cubetas que dejan
muy pocas evidencias de su utilización. Por el contrario, la fabricación de las nue-
vas series cerámicas con pastas finas con decoración pictórica y atmósferas oxi-
dantes requieren ya de hornos que permitan el control del proceso de cocción y la
existencia de hornos en los cuales las fluctuaciones de oxígeno durante el proceso
de cocción puedan ser controladas. Estos nuevos sistemas de cocción, completa-
mente innovadores a nivel tecnológico, dispondrían de cámaras separadas para la
combustión y la cocción y algunos de ellos descubiertos en el yacimiento de Sabi
Abyad (fase “transicional” del nivel 6 de su Burnt Village) tendrían una forma de
herradura u ovales (Akkermans y Verhoeven ,1995).

El tratamiento de las superficies o de los vasos, tanto exterior como interior, ha


sido el criterio sobre el cual se han establecido las diferentes categorías cerámi-
cas y han sido determinadas como más significativas: a/ simples alisadas que pue-
den presentar también unas superficies de “afinado uniforme” (smooth) bien con la
mano bien con la ayuda de una pieza textil, b/ bruñidas que habitualmente cubre
la totalidad de la pieza bien que en algunos casos pueda limitarse a los bordes o a
ciertos efectos especiales de patrones decorativos lineales (como en el tipo Pat-
tern Burnished Ware). Este proceso se realizaría por frotación sobre el vaso de un
objeto duro (hueso, madera o pulidor de piedra, entre otros) y en una mayoría de
casos se pueden observar las trazas de este efecto, en el tratamiento con engobes,
mayoritariamente de color rojo, que suelen cubrir la parte superior de los vasos y

83
d/ decoración pictórica. A cada uno de estos tratamientos de las superficies de los
vasos se les puede aplicar posteriormente diversas técnicas decorativas. En algunos
casos muy reducidos son de tipo plástico y en un número mucho mayor se aplican
patrones decorativos pintados de impresiones o incisiones.

4.4 Descripción y morfología de las categorías cerámicas

En los siguientes apartados se describen cada una de las diferentes categorías ce-
rámicas establecidas en esta fase, haciendo especial referencia tanto a su tradición
histórica en fases anteriores como a aspectos tecnológicos, morfológicos y estilísti-
cos y finalmente a una selección de paralelos significativos.

4.4.1 las cerámicas finas pintadas monocromas de la fase proto-halaf

En este apartado vamos a describir una nueva categoría cerámica relacionada con la
fase Proto-Halaf fabricada con una pasta muy depurada, similar a la utilizada en los
vasos pintados finos Halaf que veremos posteriormente, con inclusiones minerales
muy finas (< 0,3 mm.) y a veces inapreciable macroscópicamente y que presentan
una cocción principalmente oxidante con pastas que ofrecen unos colores naranja
claro o crema, si bien existen algunos ejemplares con cocción oxidante incompleta
o casi reductora con colores de cuerpo más oscuras. No disponemos aún de los
análisis físico y químicos de esta serie cerámica pero indicaremos una referencia
reciente de análisis realizados a cerámicas del mismo periodo y características del
yacimiento de Tell Baghouz (Nieuwenhuyse et alii., 2001, p. 158) que indican que las
temperaturas de cocción varían entre 850° y 1050° y que las fluctuaciones de color
existentes pueden indicar una variable local de cocción manifestada por ejemplo
por la propia disposición de los vasos dentro del horno. Podría también tratarse de
la presencia, en algunos vasos, de inclusiones de tipo volcánico.

Las cerámicas finas pintadas representan en esta fase solo un 2,58% del total del
conjunto cerámico Proto-Halaf. En otros yacimientos de Siria y para la misma
fase Proto-Halaf los porcentajes son muy similares y por ejemplo en Sabi Abyad
(Nieuwenhuyse, 2006, p. 47), en el valle del Balikh, las cerámicas denominadas
Fine Painted wares representan únicamente el 0,07% y las denominadas Standard
Fine wares un 2,03% del total, correspondiendo ambas al grupo que hemos definido
como finas pintadas. En otros dos yacimientos del Khabur, en el noreste de Siria,
los porcentajes son muy similares y así, en Chagar Bazar, las cerámicas finas pinta-
das Proto-Halaf representan un 2,39% (Cruells 2006a, p. 41) y en el de Tell Boueid
II, la denominada Samarra Fine Ware un 1,20% (Nieuwenhuyse et alii., 2002, p. 38).

84 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
En esta categoría cerámica hemos incluido los fragmentos que presentan unas ca-
racterísticas tecnológicas, morfológicas y estilísticas similares a otros yacimientos
del mismo periodo y que pertenecen a la definición de cerámicas finas pintadas de
tipo “Samarra” en Siria, por ejemplo en Tell Sabi Abyad (Akkermans, 1993, p. 68-73;
Le Mière y Nieuwenhuyse, 1996, p. 158-175), Tell Boueid II (Suleiman y Nieuwen-
huyse, 1999; Suleiman y Nieuwenhuyse Eds., 2002), Tell Baghouz (Nieuwenhuyse,
1999) o Chagar Bazar (Cruells 2006a, p. 42-47).

Las superficies de estas cerámicas son normalmente bien pulidas y presentan bien
un fino bruñido o más popularmente un engobe fino como soporte a la aplicación
del motivo decorativo pictórico, monocromo y mate, siendo el color más utilizado
el negro aunque también son presentes el marrón oscuro y el rojo oscuro. Diversos
análisis de pigmentos están actualmente en curso pero por los análisis ya realizados
en cerámicas procedentes del yacimiento de Tell Baghouz comparables a los de
Tell Halula sabemos que los pigmentos utilizados son variables del óxido de hierro
utilizando la magnetita y evitando una oxidación durante el proceso de cocción o
bien por reducción de la hematita (Nieuwenhuyse et alii., 2001, p. 158-159).

Forma Cerámica Numero %


Bol hemisférico poco profundo de pared curvilinear 10 16,95
Bol cerrado de pared convexa y cuello derecho corto 4 6,78
Bol de pared vertical cóncava y carena baja 7 11,86
Bol simple de pared exvasada rectilínea y fondo plano 13 22,03
Bol simple profundo de pared vertical y base convexa 2 3,39
Jarra de cuello alto cóncavo 8 13,56
Jarra de cuello alto rectilíneo derecho 6 10,17
Jarra de cuello alto rectilíneo exvasado 9 15,25
Total 59 100,00

Tabla 8. Formas y porcentajes de la categoría de las cerámicas finas pintadas monocromas en la fase
Proto-Halaf.

A nivel morfológico el catálogo de las primeras cerámicas pintadas se limita a las


jarras con cuello alto y los vasos o bols abiertos con perfiles diversos del cuerpo.
Son formas que continuarán presentes en la siguiente fase del Halaf Primitivo.

Entre la forma de jarras destacan las de cuello alto, rectilíneo derecho o exvasado
(Lam. 1, THL 1722; Lam. 2, THL 1752, THL 1721, THL 1877, THL 1748, THL 1020,
THL 1004 y Lam. 4 THL 1703). La forma es habitual en los catálogos Proto-Halaf,
como en Chagar Bazar (forma 3a, Cruells, 2006a, p. 45 y Pl. 3.12; en Tell Baghouz

85
(Nieuwenhuyse, 1999, Fig. 5: 1 y 2 y también du Mesnil du Buisson, 1948, pl. XXI: U,
V y X) o en Sabi Abyad (Akkermans, 1989, p. 95 y Fig. IV.7: 46, 54, 55 y 56). Las jarras
de cuello alto cóncavo (Lam 1, THL 828; Lam. 2, THL 1697, THL 1160) las encontra-
mos también en Chagar Bazar bajo la forma 3b, (Cruells, 2006a, p. 46 y Pl. 3.10; en
Tell Boueid II, Nieuwenhuyse et alii., 2002, Fig. 4.9: 1 y 2; en Tell Baghouz, Nieuwen-
huyse, 1999, Fig. 5: 3, 4 y 5 y du Mesnil du Buisson, 1948, pl. XX no. 85 y pl. XXI: S, T
e Y), o en Sabi Abyad (Akkermans, 1989, p. 95 y Fig. IV.7 no. 48 y 49).

Entre la categoría de bols, la forma más representada es la de las formas simples


con pared exvasada rectilínea (Lam. 1, THL 1604, THL 1005, THL 1007, THL 1704,
THL 1751, THL 1755) con bases principalmente planas (Lam. 5, THL 1132). La forma
es presente en otros yacimientos de la misma fase como en Chagar Bazar (Cruells
2006a, p. 43 y Pl. 3.11) en Sabi Abyad (Le Mière y Nieuwenhuyse 1996, p. 166, Fig.
3.24: 1 y 3.33: 21) o en Tell Baghouz (du Mesnil du Buisson, 1948, pl. XXI, B).

Siguen en importancia los bols hemisféricos poco profundos de pared curvilinea


(Lam. 1, THL 1137, THL 1049, THL 1162, THL 1006 y Lam. 3 THL 1700), que encon-
tramos también en Chagar Bazar bajo la forma 1b (Cruells, 2006a, p. 43 y Pl. 3.112,
3.13 y 3.14) en Tell Baghouz (Nieuwenhuyse, 1999, Fig. 2: 1 – 7 y también Mesnil du
Buisson 1948, pl. XXI, A) o en Tell Boueid II (Nieuwenhuyse et alii., 2002, Fig. 4:8.
9), denominados everted S-shaped bowl.

Los bols de pared vertical cóncava y carena baja (Lam 1, THL 1813 y Lam. 3 THL
1876), están presentes también en yacimientos como en Sabi Abyad (Le Mière y
Nieuwenhuyse 1996, Fig. 3:22 y 3:23) o en Tell Boueid II (Nieuwenhuyse et al, 2002,
Fig. 4:8. 14).

Con un 6,78% del total (n = 4) aparecen también bols cerrados de pared convexa y
cuello derecho corto (Lam. 2, THL 1698) similares a los descritos en Sabi Abyad (Le
Mière y Nieuwenhuyse, 1996, Fig. 3:25) bajo la denominación de short collared bowls.

Finalmente y en menor proporción aparecen los bols simples profundos de pared


vertical y base convexa con un 3,39% del total (Lam. 5, THL 1702). Formas simila-
res las encontramos en Chagar Bazar (Cruells, 2006, p. 44 bajo la forma 1.c, Pl. 3.10
CB 2687) o en Sabi Abyad (Le Mière y Nieuwenhuyse, 1996, Fig. 3.23, 14; Nieuwen-
huyse, 2006, Pl. 80, nº 12-13).

86 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
4.4.2 Las cerámicas finas sin pintar

Esta categoría cerámica aparece simultáneamente al mismo tiempo que las finas
pintadas y forma parte integral de la nueva tradición cerámica descrita anterior-
mente con unas características tecnológicas novedosas que presuponen la existen-
cia de unos sistemas de cocción más sofisticados que los de las fases anteriores.

A nivel cuantitativo es una de las categorías cerámicas mas representadas en los


yacimientos del periodo Halaf, si bien su tratamiento en las publicaciones tradi-
cionales ha sido a menudo olvidado o poco detallado. Sus porcentajes habituales
oscilan entre un 20% en las fases del Halaf antiguo hasta llegar incluso a un 55/60%
en las fases finales del periodo como sería el caso de Yarim Tepe II en Irak (Mer-
pert y Munchaev, 1987, p. 29). En la fase Proto-Halaf en Tell Halula representan tan
solo un 2,21% del total (n = 66), porcentaje muy similar a las finas pintadas, pero
llegan hasta un 34,69% (n = 19.616) en la fase Halaf Intermedio siendo una de las
principales categorías.

Proto- Halaf Halaf In-


Forma Cerámica % % % Total %
Halaf Primitivo termedio
Bol simple de pared
2 50,00 8 36,36 34 19,88 44 22,34
exvasada rectilínea
Bol cerrado de pared
convexa y cuello corto 0 2 9,09 25 14,62 27 13,71
exvasado
Bol cerrado de pared
convexa y cuello corto 0 4 18,18 33 19,30 37 18,78
derecho
Bol cerrado de pared
0 3 13,64 46 26,90 49 24,87
convexa
Plato exvasado de
pared rectilínea y fondo 0 0 11 6,43 11 5,58
plano
Jarra de cuello alto
0 0 8 4,68 8 4,06
rectilíneo exvasado
Jarra de cuello alto
2 50,00 5 22,73 14 8,19 21 10,66
rectilíneo derecho
Total 4 100 22 100 171 100 197 100
% 2,03 11,17 86,80

Tabla 9. Formas y porcentajes de la categoría de cerámicas finas sin pintar en cada una de las fases
cronológicas.

87
Desde una perspectiva tecnológica estas cerámicas presentan unas características
muy similares a las finas pintadas. La preparación de las pastas para obtener arci-
llas finas es muy elaborada presentando una textura muy homogénea y densa. Las
inclusiones son mayoritariamente minerales finas y, a menudo, invisibles a nivel
microscópico. Los vasos presentan esencialmente una cocción oxidante que les
otorga unos cortes de color rojo-anaranjado o crema y sus superficies presentan
bien un alisado simple, un bruñido suave o un engobe muy fino del mismo color
que la pasta.

Las formas determinables en esta fase son muy reducidas y de los pocos fragmen-
tos diagnosticables se han recuperado solo dos formas; las jarras con cuello alto
rectilíneo y derecho (Lam. 16, THL 1763 y THL 1817) con dos ejemplares y la forma
de bol exvasado de pared rectilínea (Lam. 16, THL 1710) también con dos ejempla-
res. No se citan paralelos a estas formas pues esta categoría cerámica no es, nor-
malmente, descrita en los catálogos generales Halaf aunque tienen su contraparti-
da morfológica en la categoría de cerámica fina pintada.

4.4.3 Las cerámicas finas bruñidas

Esta categoría cerámica viene determinada por unos vasos fabricados con pastas
compactas generalmente con inclusiones añadidas de tipo mineral fino, cocciones
variables pero con dominio de las atmósferas reductoras y se caracteriza por sus
superficies bien bruñidas. Dentro de este grupo podemos distinguir cuatro gran-
des subgrupos: Cerámicas finas bruñidas simples, las Dark Faced Burnished Ware las
Pattern Burnished Ware y las Grey Black Wares.

El término Dark Faced Burnished Ware se originó a partir de los trabajos arqueo-
lógicos desarrollados por Braidwood en los yacimientos de Amuq (Braidwood y
Braidwood, 1960). La cerámica se caracteriza tanto por unas inclusiones minerales
oscuras como por el tratamiento bruñido aplicado a sus superficies y se ha conver-
tido en una de las categorías casi siempre presentes en los conjuntos cerámicos del
Neolítico del Próximo Oriente. La estructura de su pasta compacta, densa y no
porosa, le confiere propiedades en usos de cocción ya que puede resistir al shock
térmico.

Esta categoría cerámica ha sido motivo de grandes discusiones entre los especialis-
tas y aun hoy en día se utiliza su término para definir diversos tipos de fabricacio-
nes cerámicas. Tradicionalmente ha sido una categoría cerámica considerada como
un ejemplo claro de intercambio a larga distancia durante el Neolítico Cerámico.

88 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Forma cerámica Número %
Bol de pared convexa 3 13,04
Bol simple de pared exvasada rectilínea y
4 17,39
fondo plano
Jarra de cuello alto rectilíneo exvasado 16 69,57
Total 23 100,00

Tabla 10. Formas y porcentajes de la categoría de las cerámicas finas bruñidas en la fase Proto-Halaf.

La categoría cerámica DFBW se presenta en diversos estilos decorativos siendo el


más frecuente de ellos el bruñido que cubre toda la pieza. Son también habituales
los vasos DFWB con engobe rojo aplicado, con incisiones o bien la variedad Pat-
tern burnished.

En Tell Halula los fragmentos de DFBW totalizan 14 ejemplares y entre ellos des-
tacan la variedad con decoraciones incisas (Lam. 26, THL 1087) correspondiente a
un bol de pared convexa. Los ejemplares diagnosticables de la variedad Pattern Bur-
nished Ware corresponden a jarras de cuello alto rectilíneo exvasado (Lam. 26, THL
1747 y THL 1075) los dos primeros con un patrón decorativo de líneas verticales y
el último de líneas cruzadas o croshatch.

La variedad de vasos de pastas finas y superficies bien bruñidas esta representado


por las jarras de pequeño tamaño de cuello alto rectilíneo exvasado (Lam. 26. THL
1161, THL 1867 y THL 1030) o los bols de pared exvasada rectilínea y fondo plano
(Lam. 26, THL 1088).

En la Tabla 11 se describen las formas cerámicas correspondientes a producciones


con pastas de tipo grosero con inclusiones de tipo vegetal o mineral superiores a 1
mm. y una de las formas en relación a la categoría cerámica correspondiente.

4.4.4 Las cerámicas de pastas groseras simples

La cerámica grosera simple es la categoría más representada del conjunto cerámico


Proto-Halaf con un 70,45% del total (n = 2.100) y se caracteriza por un tratamiento sim-
ple de sus superficies que puede presentar un acabado alisado simple o bien afinado.

Son fabricadas con pastas a las cuales se añaden inclusiones, tanto vegetales como
minerales, de talla mediana y grande. Tanto la cantidad de las inclusiones como
sus medidas varían considerablemente dentro de esta categoría y en este sentido

89
existen inclusiones superiores a los 2 y 3 mm., mientras que un reducido grupo (no
superior al 14%) presenta una talla y frecuencia inferior. Esta categoría ha sido se-
parada en dos grandes grupos: con inclusiones minerales (759 fragmentos y 25,46%)
en las que dominan granos añadidos de calcarías, cuarzo, calcita, mica o arenas y
con inclusiones vegetales dominantes (1.341 fragmentos y 44,98%) aunque en algu-
nos casos se ha observado a nivel macroscópico la presencia de algunas inclusiones
minerales de diferente tipo que podrían formar parte natural de la estructura de las
arcillas utilizadas.

Los procesos de cocción de estas cerámicas no es muy uniforme y encontramos


vasos que presentan unas pastas muy oscuras o negras resultado de atmósferas re-
ductoras (un 60% del total) pero también de pastas color naranja o gris resultado
de cocciones con atmósfera oxidante completa o incompleta (un 40%). Señalar
que las cocciones de tipo oxidante se presentan más asociadas a las pastas con in-
clusiones vegetales (un 62% del total) mientras que en las pastas con inclusiones
minerales y cocciones reductoras representan un 38%.

Por lo que respecta al tratamiento de sus superficies, variante que define a la cate-
goría, una mayoría de ellas presenta un acabado simple o alisado (un 70%) mien-
tras que algunas (un 30%) presentan un acabado afinado uniforme (smooth) obteni-
do, bien con la aplicación manual de una mezcla de la misma arcilla muy líquida a
modo de engobe bien con la ayuda de una pieza textil.

Finalmente, destacar la presencia de motivos decorativos impresos en algunos de


los vasos consistente, en la mayoría de los casos, en impresiones realizadas con di-
versos tipos de útiles con punta aplicados en la aún tierna arcilla previo a su secado
y cocción proporcionando una amplia variedad de temas, principalmente de mo-
tivos geométricos. También están presentes las impresiones de pequeño tamaño
formando paneles de líneas las cuales probablemente hayan sido realizadas con la
ayuda de algún tipo de peine o de conchas de diferentes moluscos. En una propor-
ción mucho menor existen también motivos decorativos incisos generalmente con
patrones geométricos o con motivos de espiga.

90 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Categoría cerámica 4 % 5 % 6 % 7 % 8 % total %
Bol de pared convexa 15 31,25 2 4,17 6 15,00 3 100 0 0,00 26 18,18
Bol de pared vertical 6 12,50 8 16,67 0 0,00 0 0,00 0 0,00 14 9,79
Bol hemisférico de pared
5 10,42 1 2,08 6 15,00 0 0,00 0 0,00 12 8,39
circular
Bol cerrado de pared
2 4,17 0 0,00 1 2,50 0 0,00 0 0,00 3 2,10
curvilinear
Bol cerrado de pared
3 6,25 21 43,75 0 0,00 0 0,00 0 0,00 24 16,78
convexa
Jarra de cuello alto
6 12,50 5 10,42 16 40,00 0 0,00 0 0,00 27 18,88
rectilíneo derecho
Jarra de cuello alto
8 16,67 9 18,75 8 20,00 0 0,00 0 0,00 25 17,48
rectilíneo exvasado
Jarra de cuello alto cóncavo 0 0,00 2 4,17 3 7,50 0 0,00 0 0,00 5 3,50
Jarra de cuello corto
3 6,25 0 0,00 0 0,00 0 0,00 0 0,00 3 2,10
rectilíneo exvasado
Plata ovalada y pared
0 0,00 0 0,00 0 0,00 0 0,00 4 100 4 2,80
rectilínea abierta
Total 48 100 48 100 40 100 3 100 4 100 143 100
% 33,57 33,57 27,97 2,10 2,80

Tabla 11. Porcentajes de formas cerámicas producidas con pastas groseras (con inclusiones vegetales o
minerales) en la fase Proto-Halaf.

A nivel morfológico están presentes las jarras con cuello alto rectilíneo derecho
o exvasado (Lam. 18, THL 1731, THL 1705, THL 1713; Lam. 20, THL 1766, THL
1865 y Lam. 21, THL 1706) y las jarras o bols con cuello corto exvasado y rectilíneo
(Lam. 20, THL 1761).

En la categoría de bols destacan los de pared convexa (Lam. 19, THL 1840, THL
1716) los bols hemisféricos de pared circular (Lam. 19, THL 1709, THL 1737; Lam.
20, THL 1743 y Lam. 22, THL 1723), los bols cerrados de pared convexa (Lam. 19,
THL 1842), bols de pared vertical (Lam. 19, THL 1023), los bols cerrados de pared
curvilinear (Lam. 20, THL 1777).

En menor número están presentes también decoraciones asociadas de motivos in-


cisos. El ejemplar THL 1831 (Lam. 27) corresponde a un bol simple exvasado de
pared rectilínea y fondo plano con un motivo decorativo de patrón de espiga. Una
mayoría de los recipientes de esta categoría suele presentar bases planas (Lam. 21,
THL 1738).

91
Esta serie cerámica está presente en la mayoría de yacimientos a partir de la segun-
da mitad del VII milenio cal BC en contextos Pre-Halaf o Hassuna y su produc-
ción perdura hasta finales del periodo Halaf, si bien con cambios en sus porcenta-
jes. Para la fase Proto-Halaf las encontramos en Chagar Bazar (Cruells, 2006a, p.
39-40 y Pl. 3.15) representando un 5,68% del conjunto, en Tell Boueid II (Nieuwen-
huyse et alii., 2002, p. 43-54) formando parte de la Standard Ware o en Sabi Abyad
(Le Mière y Nieuwenhuyse, 1996, p. 147 y Figs. 3.6 a 3.13) en la fase transicional.
La mayoría de formas halladas en Tell Halula se encuentran también en estos yaci-
mientos citados.

4.4.5 Las cerámicas groseras bruñidas

Esta categoría cerámica representa un 15,40% del conjunto total y se caracteriza


por el tratamiento bruñido de sus superficies y conforma dos grandes grupos a par-
tir de la naturaleza de las inclusiones añadidas. Se trata de una categoría presente
desde los inicios de la aparición de la cerámica, si bien en porcentajes muy redu-
cidos, que aumenta a finales del periodo Pre-Halaf y llega a ser porcentualmente
dominante en el periodo de Halaf dentro de la categoría de cerámicas groseras.

El conjunto cerámico ha sido, como en el caso anterior, separado inicialmente en


dos grandes grupos en relación con el tipo de inclusiones añadidas: con inclusiones
minerales (n = 132 y un 4,43% de la categoría) en las que dominan los granos aña-
didos de calcarías, cuarzo, calcita, mica y arenas y con inclusiones vegetales domi-
nantes (n = 327 y un 10,97%). Entre las pastas con inclusiones vegetales dominan las
cocciones reductoras (78%) sobre las de tipo oxidante (22%) y entre las pastas con
inclusiones minerales las tendencias son similares con un 73% de cocciones reduc-
toras y un 27% de oxidantes.

Por lo que respecta al tratamiento de sus superficies, variante que define a la cate-
goría, una mayoría de ellas presentan un acabado simple o alisado (un 70%) mien-
tras que algunas (un 30%) presentan un acabado afinado uniforme (smooth) obteni-
dom bien con la aplicación manual de una mezcla de la misma arcilla muy líquida a
modo de engobem bien con la ayuda de una pieza textil.

Finalmente, destacar la presencia de motivos decorativos impresos en algunos de


los vasos consistente, en la mayoría de los casos, en impresiones de diversos tipos
de útiles con punta aplicados en la aún tierna y plástica arcilla previo a su secado
y cocción proporcionando una amplia variedad de temas principalmente figuras
geométricas. También están presentes las impresiones de pequeño tamaño for-
mando paneles de líneas las cuales probablemente hayan sido realizadas con la ayu-

92 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
da de algún tipo de peine o de conchas de diferentes moluscos. En una proporción
mucho menor existen también motivos decorativos incisos generalmente de líneas
rectas formando motivos geométricos variados.

El catálogo de formas es diverso y comprende desde formas complejas como las


jarras de cuello alto rectilíneo derecho o exvasado (Lam. 23, THL 1844, Lam. 24,
THL 1839, THL 1837, THL 1742), jarras de cuello alto cóncavo (Lam. 23, THL 1827),
los bols cerrados de pared convexa (Lam. 23, THL 1843, THL 1845 y Lam. 24, THL
1736, THL 1767), los bols de pared vertical curvilinear (Lam. 23, THL 1733), los bols
de pared vertical rectilínea o curvilinear (Lam. 25, THL 1732, THL 1002 y THL 1712
o los bols abiertos de pared convexa (Lam. 24, THL 1841). Como en la categoría
precedente dominan los fondos planos (Lam. 23, THL 1725 y Lam. 25, THL 1719).

El grupo de cerámicas groseras bruñidas que presentan una asociación a patro-


nes decorativos impresos/incisos suma un total de 137 fragmentos en la variante
de inclusiones vegetales añadidas (un 4,60% total del conjunto) mientras que los
relativos a la variante de inclusiones minerales suman 23 fragmentos (un 0,77%).
Las formas asociadas a esta variante corresponden básicamente a bols de pared
convexa (Lam. 27, THL 1730 y THL 1734).

La serie de cerámicas groseras con inclusiones minerales tiene una evolución que
arranca de la primera mitad del VII milenio cal BC en la mayoría de yacimientos
del norte de Mesopotamia donde suele ser una categoría dominante para retroce-
der porcentualmente en la segunda mitad del milenio. En Tell Halula está repre-
sentada por un número inferior de ejemplares a los fabricados con inclusiones ve-
getales y, aunque aumenta en las tres fases aquí analizadas, ofrece unos porcentajes
muy inferiores.

Encontramos esta serie en yacimientos como Chagar Bazar (Cruells, 2006a, p. 40)
en un porcentaje del 11,51%, en Tell Boueid II (Nieuwenhuyse et alii., 2002, p. 43)
incluida dentro la categoría Standard Ware o en Sabi Abyad (Le Mière y Nieuwen-
huyse, 1996, p.128 y Figs. 3.6 a 3.13) definida como Mineral Coarse Ware.

4.4.6 Las cerámicas groseras con engobe rojo

Esta categoría cerámica es habitual en todos los conjuntos cerámicos del Pre-Halaf
final, si bien es definida con diferentes términos. Caracteriza estas cerámicas el
hecho de que la totalidad, o más frecuentemente, la parte superior de los vasos,
esté cubierta de un engobe generalmente de color rojo. En los interiores la aplica-
ción de este engobe se limita a los bordes. Frecuentemente se presenta únicamente

93
con la aplicación del engobe pero son habituales los vasos en que se combina con
motivos decorativos impresos/incisos o bien medios de prensión aplicados. Los pig-
mentos (óxidos de hierro, principalmente magnetita y hematita) son aplicados antes
de la cocción de los vasos ofreciendo un espectro de colores del rojo vivo al marrón
oscuro (2.5YR 5/6 a 5/8 para el rojo hasta el 2.5YR 5/4 para el marrón rojizo) y en algu-
nos vasos con un bruñido aplicado que proporciona una apariencia brillante.

En esta fase se han recuperado un total de 173 fragmentos, de los cuales 120 (4,03%)
son informes y corresponden mayoritariamente a partes de cuerpos globulares
mientras que 53 (1,78%) son fragmentos de bordes y cuellos. La mayoría presentan
inclusiones vegetales añadidas (n = 98 y 3,29%) mientras que los fragmentos con
inclusiones minerales representan un 2,72% del total (n = 75).

Una vez más hemos de indicar que, al igual que algunas otras categorías, los vasos
con engobe rojo presentan este tipo de tratamiento en su superficie proximal des-
de el labio hasta la carena que inicia la parte inferior del vaso. Este hecho dificulta
que algunas partes inferiores de estos vasos puedan ser atribuidos a otras catego-
rías especialmente las groseras simples.

Algunos de los vasos presentan un acabado brillante producto del bruñido del engo-
be (n = 62 y 2,80%) o bien una asociación de decoración impresa (n = 17 y 0,57%).

A nivel morfológico esta categoría presenta una dominancia de las formas de ja-
rras de cuello alto rectilíneo derecho o exvasado (Lam. 29, THL 1830, THL 1838)
o bien, en menor proporción, las jarras con cuello alto y cóncavo (Lam. 29, THL
1826). Un fragmento de jarra globular con cuello indeterminable (Lam. 27, THL
1013) presenta una asociación de motivo impreso de tipo cardial bajo el cuello. Es-
tán presentes también los bols de pared convexa (Lam. 29, THL 1760) combinados
con decoración impresa (Lam. 27. THL 1017, THL 1027 y THL 1074) o los bols he-
misféricos poco profundos de pared circular (Lam. 29, THL 1741, THL 1739) o los
bols cerrados de pared curvilinear (Lam. 29, THL 1061).

Esta categoría forma parte integral de los conjuntos cerámicos de las fases finales
del periodo Pre-Halaf y perdura, aunque en menores porcentajes, en la fase Proto-
Halaf. Así, encontramos paralelos de esta serie en yacimientos como en Chagar
Bazar donde está representada por un 0,60% del total (46 fragmentos) en formas
de jarras globulares de cuello alto rectilíneo (Cruells 2006a, p. 47-8 y Pl. 3.15, CB
4149). En Sabi Abyad es descrita como red-slipped Standard Ware y se detallan 25
formas individualizadas, básicamente bols y jarras con cuello alto (Nieuwenhuyse
2006, p. 181-2).

94 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
4.4.7 Las cerámicas pintadas en rojo o Early Painted Coarse Ware

La categoría Early Painted Coarse Ware pertenece al grupo de cerámicas groseras,


principalmente con inclusiones vegetales, y suelen presentar motivos geométricos
simples pintados en rojo sobre una superficie bruñida. Más frecuente en las fases
del periodo Pre-Halaf, esta serie perdura hasta esta nueva fase Proto-Halaf para
desaparecer progresiva y rápidamente en las posteriores.

En estos estratos Proto-Halaf representan solo el 0,47% del total, con 14 frag-
mentos, sin embargo, hemos de precisar que es difícil la detección de estos vasos
pintados pues, al serlo principalmente en su parte superior, junto al labio, solo se
determinan algunos fragmentos con esta morfología y el resto del vaso puede ser
catalogado en otras categorías.

De los fragmentos diagnosticables recuperados dos de ellos corresponden a bor-


des de bols abiertos y pared vertical (Lam. 28, THL 1016, y THL 1701) y uno (Lam.
28, THL 1745) a un bol de pared convexa. Todos ellos presentan una pasta grosera
con un alto porcentaje de inclusiones vegetales añadidas, una cocción reductora y
una pasta color negro.

Todos ellos presentan una superficie exterior bruñida sobre la cual se aplica el mo-
tivo decorativo pictórico y en el interior, también bruñido, disponen de una pe-
queña banda junto al labio de entre 3 y 6 mm. A nivel decorativo presentan unos
motivos geométricos simples, siempre bajo el labio, como el bol THL 1016, con
unas líneas oblicuas paralelas pintadas en rojo o el fragmento THL 1745, de series
de triángulos encadenados en color marrón oscuro.

Tanto las características tecnológicas, como las formas o los motivos decorativos
aplicados los encontramos en otros conjuntos cerámicos en Siria como en Sabi Ab-
yad dentro de su categoría Red painted standard ware (Le Miere y Nieuwenhuyse,
1996, p. 228-9; Nieuwenhuyse, 2006, p. 183-186 y figuras 18-22) donde en sus nive-
les “Transicionales”, comparables a nuestro Proto-Halaf, aparecen por debajo del
1% para desaparecer en la siguiente fase del Halaf Primitivo.

El fragmento THL 1745 y su decoración de triángulos, tiene asimismo paralelos


en las características cerámicas pintadas de tipo Hassuna del norte de Irak, don-
de aparece en yacimientos como Tell Shimshara (Mortensen, 1970, p.103-105) o en
yacimientos del Eufrates sirio como Bouqras (Akkermans et alii, 1983, p. 352-3). Su
distribución es realmente extensa y recientemente han aparecido algunos fragmen-
tos en el yacimiento más septentrional conocido hasta la fecha. Se trata de Hakemi
Use, localizado en el Tigris de Turquía (Tekin, 2005) donde aparecen estratos pa-

95
ralelizables a la fase Proto-Halaf de Tell Halula y en el que destacan cerámicas de
tipo “Samarra” y también algunos fragmentos de Red Painted Coarse Ware.

Sin duda, esta categoría cerámica, que aparece habitualmente en la mayoría de ya-
cimientos en el ultimo cuarto del VII milenio cal BC (Pre-Halaf final o Hassuna
III), supone el precedente claro más inmediato a las cerámicas finas pintadas de
las fases Proto-Halaf y Halaf Primitivo.

4.4.8 Las cerámicas “Husking Tray”

Este tipo de cerámica está fabricado con una pasta grosera, normalmente con in-
clusiones vegetales abundantes y de talla grande, cocciones variables tanto en at-
mósferas reductoras como oxidantes, con gruesos de pared y base superiores a los
10/12 mm. Dentro de los ámbitos especializados en tecnología de la cerámica, ha
venido denominándose con su término en inglés de Husking Tray al considerar que
se trataba de una plata para desgranar algunos tipos de cereales, presentes en la
mayoría de los yacimientos con cronologías de finales del VII milenio cal BC (Pre-
Halaf o Hassuna). Recientemente, ha sido hallada en yacimientos con cronologías
mucho más tardías como el Halaf Intermedio (como en el yacimiento de Umm
Qseir, en el Khabur (Tsuneki y Miyake, 1998). Suele representarse por una plata de
base casi siempre de forma ovalada, fondo plano y paredes no muy altas de hasta
15 cm. Tanto en la base como en las paredes suelen disponer de algún tipo de in-
cisiones o depresiones que suelen cubrir toda la pieza y su función precisa todavía
no esta clara hoy en día pues algunos ejemplares se han hallado sobre superficies
de combustión y podrían estar relacionados con algún tratamiento de cocción o
manipulación de alimentos.

Este tipo de cerámica, frecuente en las fases anteriores Pre-Halaf de Tell Halula,
continúa presente en la fase Proto-Halaf si bien circunstancialmente en un núme-
ro muy reducido de ejemplares. En estos estratos analizados se han recuperado tan
solo dos ejemplares, uno de ellos correspondiente a una parte de una plata, con
borde exvasado rectilíneo y base plana de 22 mm grueso, fabricado con una pasta
muy grosera color anaranjado, de cocción oxidante y con abundantes inclusiones
vegetales añadidas (Lam. 20, THL 1628). En la base presenta unas líneas gruesas
incisas paralelas de 11 mm. de ancho por una profundidad de 3 mm. que remontan
parcialmente hacia el borde.

En el yacimiento de Chagar Bazar y para la misma fase Proto-Halaf se describen cuatro


ejemplares de características similares (Cruells, 2006a p. 48 y Pl. 3:16) y en Sabi Abyad
es presente en la fase transicional (Le Miere y Nieuwenhuyse, 1996, Fig. 3:16. 1).

96 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
V. Emergencia de la cerámica Halaf. La fase Halaf Primitivo,
Fase de Ocupación 36 (circa 5950-5850 cal BC)

La fase que hemos determinado como Halaf Primitivo estaría representada por un
conjunto cerámico que evoluciona de la fase anterior y de la cual destacan dos elemen-
tos esenciales. Por un lado se incrementan los porcentajes de cerámicas finas pintadas
pasando de un total de 77 fragmentos (2,58%) en la fase anterior hasta un total de 1.558
fragmentos un 20,39% en la actual. Lo mismo sucede con las cerámicas finas sin pintar,
que pasan de un 2,21% del total con 66 fragmentos en la fase Proto-Halaf hasta un
15,10% y 1.154 fragmentos. Aumentan también en número, aunque en porcentaje infe-
rior, las categorías de vasos fabricados con pastas groseras vegetales o minerales y como
característica principal empiezan a disminuir significativamente, hasta un 50%, algu-
nas series cerámicas populares ya en las fases Pre-Halaf y Proto-Halaf, especialmente
las cerámicas groseras, con inclusiones vegetales o minerales o con engobe rojo.

Gráfico 7. Cuantificación de los tres principales grupos cerámicos que configuran el conjunto Halaf Primitivo.

Como se puede observar en el Gráfico 7, el grupo de cerámicas fabricados con pastas


groseras y inclusiones vegetales continua siendo el más representativo del conjunto
con un 43,13% del total (3.296 fragmentos), seguido ahora por la categoría las produc-
ciones con pastas finas con un 36,39% y un total de 2.773 fragmentos y, finalmente,
los vasos de pastas groseras y inclusiones minerales con un 20,58% (1.573 fragmentos).

97
Gráfico 8. Naturaleza diagnóstica de los fragmentos que conforman el conjunto cerámico de la fase
Halaf Primitivo.

En relación con la morfología del conjunto cerámico Halaf primitivo, destacar que de
los 7.642 fragmentos que conforman el conjunto, un total de 6.683 (el 87,45%) perte-
nece a la categoría de informes (fragmentos del cuerpo de los vasos sin ningún pará-
metro diagnosticable), mientras que un total de 959 (un 12,55%) son fragmentos diag-
nosticables (principalmente bordes, bases, inflexiones y algunas asas), muchos de los
cuales han sido utilizados para la caracterización morfo-tipológica y para establecer el
catálogo base de formas cerámicas para este momento cronológico (ver Gráfico 8).

En el Gráfico 9 se muestra la distribución los 959 fragmentos diagnosticables para


cada uno de los grupos cerámicos principales. Los bordes (n = 812 y 84,67%) son
los mas representativos en cada grupo, seguido de las bases (n = 136 y 14,18%) y del
grupo de otros, principalmente asas (n = 11 y 1,15%).

Gráfico 9. Distribución y naturaleza de los fragmentos diagnosticables dentro de cada uno de los prin-
cipales grupos cerámicos.

98 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
5.1 Las categorías cerámicas en la fase Halaf Primitivo

En la Tabla 12 se describen porcentualmente todos los fragmentos relacionados


con esta fase y, si bien todas las series se encuentran aún presentes, los porcenta-
jes, como se ha comentado anteriormente, varían sensiblemente y algunas de ellas,
especialmente las series con engobes, rojos bajan significativamente o bien desapa-
recen. En el Gráfico 10 se observan los aumentos significativos de algunas series
concretas ya comentadas y que relacionan esta fase directamente con la anterior,
como una evolución de la misma y que configurará la verdadera base tecnológica y
estilística de la futura fase Halaf Intermedio donde las cerámicas, especialmente de
pastas finas -pintadas o sin pintar- alcanzaran unos niveles de producción verdade-
ramente importantes y su penetración en los usos diarios altamente significativos.

Total
Fase Halaf Primitivo Fragmentos % %
serie
1 Fina Pintada. Informe 1179 15,43    
Bordes 351 4,59
Bases 27 0,35
  Asas 1 0,01 1558 20,39
2 Fina sin Pintar Informe 1027 13,44
Bordes 88 1,15
Bases 39 0,51 1154 15,10
3a Fina Bruñida simple informes 19 0,25    
Bordes 3 0,04
3b Dark Faced Burnished Ware Informes 16 0,21
3c Pattern Burnished Ware Informes 6 0,08
Bordes 3 0,04
3d Grey Black Ware 12 0,16
  bordes 2 0,03 61 0,80
4a Grosera Simple con inclusiones vegetales Informes 2546 33,32
Bordes 161 2,11
Bases 38 0,50
Asas 8 0,10
4b Grosera Simple con inclusiones minerales Informes 1040 13,61
Bordes 93 1,22
Bases 27 0,35
Asas 1 0,01
Grosera Simple con inclusiones vegetales y decora-
4c 17 0,22
ción impresa Informes
Bordes 3 0,04
Grosera Simple con inclusiones minerales y decora-
4d 30 0,39
ción impresa Informes
Bordes 6 0,08 3970 51,95
5a Grosera Bruñida con inclusiones vegetales Inf. 363 4,75    

99
Bordes 18 0,24
5b Grosera Bruñida con inclusiones minerales Inf 285 3,73
Bordes 44 0,58
Bases 5 0,07
Asas 1 0,01
Grosera Bruñida con inclusiones vegetales y deco-
5c 56 0,73
ración impresa Informes
Bordes 14 0,18
Grosera Bruñida con inclusiones minerales y deco-
5d 9 0,12
ración impresa Informes
  Bordes 1 0,01 796 10,42
Grosera con Engobe rojo con inclusiones vegetales
6a 47 0,62
informes
Bordes 6 0,08
Grosera con Engobe rojo con inclusiones minerales
6b 21 0,27
informes
Bordes 9 0,12
Grosera con Engobe rojo Bruñido con inclusiones
6c 7 0,09
vegetales bordes
Grosera con Engobe rojo Bruñido con inclusiones
6d 1 0,01
minerales bordes
Grosera con Engobe rojo Bruñido con inclusiones
6e 1 0,01
Vegetales y decoración impresa bordes
Grosera con Engobe rojo Bruñido con inclusiones
6f 0 0,00 92 1,20
Minerales y decoración impresa bordes
7 Early Painted Coarse Ware informes 5 0,07    
  Bordes 2 0,03 7 0,09
8 Husking Tray 4 0,05 4 0,05

Total 7642 100,00 7642 100,00

Tabla 12. Repertorio de las diversas categorías cerámicas para el periodo Halaf Primitivo, con su
denominación más aceptada en inglés.

100 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Gráfico 10. Distribución porcentual de cada una de las categorías y subcategorías cerámicas de la fase
Halaf Primitivo.

5.2 Descripción y morfología de las categorías cerámicas

De las 22 series cerámicas descritas en la fase anterior tan solo una, las cerámicas
groseras con engobe rojo bruñido e inclusiones minerales y decoración impresa
desaparece, si bien, la presencia de las otras series, aunque en porcentajes muy va-
riados, continúan presentes.

5.2.1 Las cerámicas finas pintadas monocromas.

Los vasos cerámicos de pastas finas pintadas monocromas de esta fase presentan
unas características similares a las de la fase anterior si bien varían sensiblemente
los motivos decorativos aplicados, algunas formas y los tipos de slip, previos a las
aplicaciones pictóricas, que de colores claros pasan a ser color crema o del mismo
color de la pasta utilizada.

El grupo de cerámicas pintadas del Halaf Primitivo corresponde a una fase an-
terior al tradicional Halaf Antiguo descrito por vez primera por Campbell (1992,
p. 35-37). En su nueva periodización este autor le atribuyó el término de Halaf Ia
en contraposición a la fase Halaf Ib, o Halaf antiguo clásico, definida en Arpachi-
yah. Actualmente esta categoría cerámica, y la mayoría de sus formas asociadas,
se encuentra en diversos yacimientos de Siria a destacar entre ellos a Chagar Ba-
zar (Cruells, 2006a, p.129-131), en Sabi Abyad en la fase Balikh IIIb o Early Halaf

101
Period (Le Miere y Nieuwenhuyse, 1996, p. 175-184), en el yacimiento de Tell Boueid
II (Nieuwenhuyse et alii., 2002) o en recientes prospecciones realizadas en la zona del
Khabur en el yacimiento de Tell Arbid Abyad, situado cerca del clásico yacimiento
de Tell Arbid (agradecemos a la Dra. Inna Mateiciucová del Institute of Archaeology
and Museology de la Masaryk University de Brno, Czech Republic, por habernos
facilitado el estudio del conjunto cerámico de Tell Arbid Abyad).

Forma Cerámica número %


Bol de pared exvasada rectilínea y fondo plano 8 12,90
Bol de pared vertical cóncava y carena baja 5 8,06
Bol de pared exvasada rectilínea y carena baja 6 9,68
Bol de pared exvasada cóncava y carena baja 13 20,97
Bol hemisférico poco profundo de pared circular 3 4,84
Bol abierto de pared convexa 3 4,84
Bol cerrado de pared convexa 5 8,06
Jarra de cuello alto rectilíneo derecho 14 22,58
Jarra de cuello largo exvasado cóncavo 5 8,06
Total 62 100

Tabla 13. Formas y porcentajes de la categoría de las cerámicas finas pintadas monocromas en la fase
Halaf Primitivo.

En cuanto a la morfología, destacan principalmente las formas de bols y de jarras con


cuello. Entre los primeros destacan los bols de pared exvasada cóncava y carena baja
(Lam. 3, THL 1863, THL 834, THL 1610, THL 1764), los bols de pared exvasada rec-
tilínea y carena baja (Lam. 3, THL 833, THL 1750), los bols de pared vertical cóncava
y carena baja predecesores de los Cream Bowls (Lam. 3, THL 1862, THL 1753, THL
1135, THL 830), los bols exvasados de pared rectilínea y base plana (Lam. 5, THL 1611,
THL 1058, THL 1818), los bols hemisféricos poco profundos de pared circular (Lam.
5, THL 1790), los bols cerrados de pared convexa (Lam. 5, THL 1614) y en menor
proporción los bols abiertos de pared convexa (Lam. 5, THL 1776).

En cuanto a la forma de jarras destacan las de cuello alto rectilíneo derecho (Lam. 4,
THL 1616, THL 1618, THL 1889, THL 1603, THL 1615 y Lam. 5, THL 831, THL 1612)
y las jarras de cuello largo exvasado cóncavo (Lam. 4, THL 1557, THL 1609). La jarra
THL 1557 (Lam. 4) es de las pocas formas completas existentes y forma parte del
ajuar de la tumba E-35 del cuadro 47/2 juntamente con el bol THL 1158 (Lam. 17).

102 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Todas estas formas las encontramos en yacimientos con niveles de Halaf Primitivo
como en Sabi Abyad (Le Mière y Nieuwenhuyse, 1996, figuras 3.37 a 3.44 para los
bols y fig. 3.45 a 3.54 para las jarras; Nieuwenhuyse, 2006) así como en Chagar Ba-
zar (Cruells, 2006a) en el limitado aún catálogo de formas existente.

5.2.2 Las cerámicas finas sin pintar

Esta categoría representa un 15,10% (n = 1.154) de los fragmentos de esta fase con
un total de 127 diagnosticables (un 1,66%) y 1.027 informes (un 13,44%) siendo la
segunda más representada. Aún así, de los fragmentos diagnosticables, han sido
muy pocas las formas recuperadas (n = 22) ya que las dimensiones de los bordes no
permiten, en muchas ocasiones definir con exactitud la forma precisa y menos las
medidas mínimas (ver Tabla 9). Entre las formas recuperadas dominan las jarras
con cuello alto rectilíneo derecho (n = 5 y un 22,73%), los bols cerrados de pared
convexa y cuello corto derecho (n = 4 y 18,18%), los bols cerrados de pared convexa
con tres ejemplares (un 13,64%), los bols cerrados de pared convexa y cuello corto
exvasado (un 9,09%) o las jarras de cuello corto y derecho (un 4,55%). La forma
más popular corresponde a los bols de pared exvasada rectilínea y fondo plano (n
= 8 y un 36,36%) que llegará a ser una de las más representadas en la categoría de
cerámicas finas pintadas Halaf en la siguiente fase. El bol THL 1158 (Lam. 17) de
pared exvasada rectilínea y base plana forma parte del ajuar funerario asociado a la
tumba E-35 del cuadro S.47/2 y es fabricado con una pasta muy fina con inclusio-
nes calcáreas, una cocción oxidante incompleta que le confiere un color grisáceo
al corte y sus superficies presentan un engobe muy fino, bruñido, del mismo color
que la pasta.

5.2.3 Las cerámicas finas bruñidas

En esta fase las cerámicas finas bruñidas, que engloban cuatro series distintas (ver
Tabla 12), ven reducida su presencia desde un 2,85% en la fase anterior hasta un
0,80% debido, quizás, a su carácter exógeno.

Los pocos bordes de la categoría (7 en total) corresponden a bols de pared exvasa-


da y cuellos altos de jarras. En la categoría de Pattern Burnished Ware destacan las
jarras de cuello alto rectilíneo derecho (Lam. 26. THL 1711).

En Tabla 14 se desglosan las formas cerámicas recuperadas en relación a las pro-


ducciones cerámicas de pastas groseras con inclusiones vegetales o minerales. Con
un total de 62 formas la categoría de pastas groseras simples, con un 32,26%, es la

103
más representada, seguida de la de pastas groseras con engobe rojo (un 29,03%) y
las groseras con acabado bruñido (un 24,19%).

Categoría cerámica 4 % 5 % 6 % 7 % 8 % Total %


Bol cerrado de pared convexa 6 30,00 0 0,00 0 0,00 0 0,00 0 0,00 6 9,68
Bol abierto de pared convexa 0 0,00 8 53,33 4 22,22 0 0,00 0 0,00 12 19,35
Bol abierto de pared rectilínea 0 0,00 0 0,00 0 0,00 3 50,00 0 0,00 3 4,84
Plata ovalada y pared rectilínea
0 0,00 0 0,00 0 0,00 0 0,00 3 100,00 3 4,84
abierta
Jarra de cuello alto cóncavo 3 15,00 0 0,00 3 16,67 0 0,00 0 0,00 6 9,68
Jarra de cuello alto rectilíneo
6 30,00 0 0,00 5 27,78 0 0,00 0 0,00 11 17,74
derecho
Jarra de cuello alto rectilíneo
3 15,00 7 46,67 0 0,00 0 0,00 0 0,00 10 16,13
exvasado
Jarra de cuello corto rectilineo
2 10,00 0 0,00 0 0,00 3 50,00 0 0,00 5 8,06
exvasado
Jarra de cuello corto rectilineo
0 0,00 0 0,00 6 33,33 0 0,00 0 0,00 6 9,68
derecho
Total 20 100 15 100 18 100 6 100 3 100 62 100
% 32,26 24,19 29,03 9,68 4,84

Tabla 14. Porcentajes de las formas cerámicas producidas con pastas groseras (con inclusiones vegetales o
minerales) en la fase Halaf Primitivo y su cuantificación.

5.2.4 Las cerámicas de pastas groseras simples

En la fase Halaf Primitivo significa la categoría más representada con un poco más
de la mitad del conjunto (n = 3.970 y un 51,95%), siendo las cerámicas con inclu-
siones vegetales las mayoritarias (n = 2.765 y 36,29) y las con inclusiones minera-
les reduciéndose hasta un 15,66% (n = 1196). Entre los fragmentos diagnosticables
destacan los bordes (n = 263 y 3,44%), las bases (n = 65 y 0,85%) y las asas (n = 9 y
0,12%).

A nivel morfológico están presentes las jarras de cuello alto rectilíneo derecho
(Lam. 18, THL 1881), jarras de cuello alto y cóncavo (Lam. 18, THL 1825), las jarras
de cuello alto rectilíneo y exvasado (Lam. 21, THL 1805 y THL 1577), las jarras de
cuello corto rectilíneo y exvasado (Lam. 20, THL 1084) o las jarras de cuello corto,
rectilíneo y derecho (Lam. 18, THL 1794). Otra forma popular son los bols cerra-
dos de pared convexa (Lam. 22, THL 1820 y THL 1821) o los bols de pared vertical
y fondo plano (Lam. 21, THL 1770).

104 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
5.2.5 Las cerámicas groseras bruñidas

Esta categoría está representada por 796 fragmentos (10,42% del conjunto) de los
cuales 451 presentan inclusiones vegetales (56,66% de la categoría) y 345 (43,34%)
minerales. A nivel tecnológico presenta básicamente las mismas características que
en la fase anterior, con una pasta densa, inclusiones de talla grande (superiores a los
5 mm), superficies bien bruñidas que pueden ser usadas en contacto con el fuego.
Aunque la mayoría suelen presentar sus superficies sin decorar, algunos vasos pre-
sentan aún motivos decorativos impresos bajo el labio (ver Lam. 27).

Las pocas formas presentes en el conjunto hacen referencia a las jarras de cuello
alto rectilíneo y exvasados (Lam. 24, THL 1822, THL 1823) o a los bols de pared
convexa (Lam. 23. THL 1824). Otros dos ejemplares de la misma forma presentan
una decoración impresa asociada (Lam. 27, THL 1801 y THL 1890).

5.2.6 Las cerámicas groseras con engobe rojo

Las cerámicas groseras con engobe rojo son un buen indicador cronológico al ser
una categoría que tiene su apogeo en la fase Pre-Halaf III y continuación, aunque
en menor porcentaje, en la fase Proto-Halaf. Si en esta última fase se contabili-
zan 173 fragmentos (un 5,80% del total cerámico) su presencia empieza a disminuir
significativamente en esta fase con 92 fragmentos (un 1,20%) para pasar tan solo
a 13 (un 0,02%) en la fase Halaf Intermedio. En esta categoría dominan los ejem-
plares con inclusiones vegetales (n = 61 y 66,30%) y los que presentan inclusiones
minerales se ven reducidos a un tercio (n = 31 y 33,70%). Sus superficies presentan,
como en todas las fases, un acabado mayoritariamente simple (un 89,16% del total)
mientras que los acabados bruñidos solo representan un 10,84%. También decre-
cen significativamente los fragmentos de la serie asociados a motivos decorativos
impresos con un solo ejemplar desapareciendo completamente en la próxima fase.

A nivel de formas destacan las jarras de cuello alto rectilíneo derecho, las jarras de
cuello alto cóncavo, las jarras cuello corto rectilíneo derecho, o los bols simples de
pared convexa (Lam. 29, THL 1772).

105
5.2.7 Las cerámicas pintadas en rojo o “Early Painted Coarse Ware”.

Las cerámicas Early Painted, como ya se ha comentado, forman parte integral de


los corpus cerámicos del periodo Late Neolithic o Pre-Halaf en toda Mesopotamia
Norte aunque su presencia, si bien residual, es habitual en pequeños porcentajes
en las fases Proto-Halaf y Primitivo. En esta fase se han hallado únicamente 7 frag-
mentos que representan el 0,09%.

Las formas asociadas a esta categoría se limitan a las jarras con cuello alto rectilíneo y ex-
vasado (Lam. 28, THL 1788) y a los bols abiertos de pared rectilínea (Lam. 28, THL 1757).

5.2.8 Las cerámicas “Husking Tray”.

Representadas en la fase únicamente por cuatro ejemplares (un 0,05% del conjun-
to) corresponden a fragmentos de bases planas y pared exvasada rectilínea con im-
presiones digitales formando acanalados paralelos. De los fragmentos recuperados
no se puede extraer su morfología pero serían similares al ilustrado en la Lámina
20 (THL 1628) de la fase precedente.

El conjunto cerámico descrito en esta fase Halaf Primitivo presenta en la actualidad


muy pocos paralelos, como la fase anterior, en yacimientos sirios. Sabi Abyad en el
valle del Balikh, Chagar Bazar, Tell Boueid II y más recientemente, y en curso de
excavación, Tell Arbyd Abyad en el valle del Khabur son los únicos referentes que
presentan unos conjuntos similares y en especial por lo que se refiere a la categoría
de cerámica fina pintada ya que en esta fase presenta unas características, ya co-
mentadas, que preceden a las tradicionales cerámicas adscritas al Halaf Antiguo.

VI. El desarrollo de la cerámica Halaf. La fase Halaf Interme-


dio, Fase de Ocupación 37 (circa 5850-5700 cal BC)

La fase Halaf Intermedio en Tell Halula significa la consolidación del periodo y a


nivel de producciones cerámicas estas estandarizan su producción que aumenta
significativamente multiplicándose por hasta ocho veces si bien el catálogo de las
diferentes categorías se ven reducidas respecto a fases anteriores. En esta fase las
producciones cerámicas, todas de fabricación local, se centran en vasos para utili-
zación culinaria y/o pequeño almacenaje y especialmente en vajillas para el servicio
y consumo alimentario de uso diario. El catálogo de formas, especialmente en la
categoría de finas pintadas, se incrementa significativamente así como la variabili-
dad en los motivos decorativos aplicados.

106 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
El número total de fragmentos recuperados en esta fase alcanza los 56.549, que
representa un 84,19% de la totalidad (ver Gráfico 11). Las producciones de vasos
con pastas finas devienen ya las más populares con 34.319 fragmentos (un 60,69%
del total), seguida de las cerámicas groseras con 22.230 fragmentos (el 39,31% del
total de la fase).

Gráfico 11. Cuantificación de los tres principales grupos cerámicos que configuran el conjunto Halaf
Intermedio.

Los fragmentos informes representan la mayoría con un total de 48.455 (un 85,69%)
y los fragmentos diagnosticables 8.094 (un 14,31%) (ver gráfico 12). La categoría de
vasos con pastas finas es la que más fragmentos diagnosticables proporciona (n =
5.798 y un 71,63%), seguida de los fabricados con pastas groseras con inclusiones
minerales (n = 1.319 y un 16,30%) y de las pastas groseras con inclusiones vegetales
(n = 977 y 12,07%).

107
Gráfico 12. Naturaleza diagnóstica de los fragmentos que conforman el conjunto cerámico de la fase
Halaf Intermedio.

Gráfico 13. Distribución y naturaleza de los fragmentos diagnosticables dentro de cada uno de los
principales grupos cerámicos.

Es en esta fase también donde se reducen de una manera importante ciertas catego-
rías que venían siendo presentes en las anteriores (las Patern Burnished Ware, las Grey
Black Ware o las decoraciones impresas/incisas) mientras que otras prácticamente des-
aparecen del repertorio (las Early Painted Wares o las cerámicas con engobes rojos).

108 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
6.1 Las categorías cerámicas en la fase Halaf Intermedio

Hemos hecho referencia ya anteriormente a la disminución, en esta fase, de las ca-


tegorías cerámicas que venían siendo presentes en las anteriores. En la Tabla 15 se
describe el total de fragmentos cerámicos recuperados atribuibles a esta fase y de
la misma se desprende, en primer lugar, el significativo aumento cuantitativo y la
reducción de categorías o su completa desaparición por otro. En esta fase las cate-
gorías cerámicas significativas se reducen a cuatro (Finas pintadas, Finas sin pintar
y las variables de cerámicas con pastas groseras simples o bruñidas).

Total
Fase Halaf Intermedio Fragmentos % %
serie
1 Fina Pintada. Informe 11167 19,75    
Bordes 2962 5,24
Bases 476 0,84
  Asas 7 0,01 14612 25,84
2 Fina sin Pintar Informe 17271 30,54
Bordes 1606 2,84
Bases 739 1,31 19616 34,69
3a Fina Bruñida simple informes 72 0,13    
Bordes 6 0,01
3b Dark Faced Burnished Ware Informes 6 0,01
Bordes 1 0,00
3c Pattern Burnished Ware Informes 3 0,01
Bordes 1 0,00
3d Grey Black Ware 2 0,00
  bordes 0 0,00 91 0,16
Grosera Simple con inclusiones vegeta-
4a 8396 14,85
les Informes
Bordes 678 1,20
Bases 144 0,25
Asas 23 0,04
Grosera Simple con inclusiones minera-
4b 9067 16,03
les Informes
Bordes 1076 1,90
Bases 29 0,05
Asas 34 0,06
Grosera Simple con inclusiones vegeta-
4c 0 0,00
les y decoración impresa Informes
Bordes 0 0,00
Grosera Simple con inclusiones minera-
4d 0 0,00
les y decoración impresa Informes
Bordes 0 0,00 19447 34,39
Grosera Bruñida con inclusiones vegeta-
5a 1006 1,78    
les Inf.

109
Bordes 112 0,20
Asas 19 0,03
Grosera Bruñida con inclusiones mine-
5b 1443 2,55
rales Inf
Bordes 168 0,30
Bases 8 0,01
Asas 4 0,01
Grosera Bruñida con inclusiones vegeta-
5c 3 0,01
les y decoración impresa Informes
Bordes 1 0,00
Grosera Bruñida con inclusiones minera-
5d 1 0,00
les y decoración impresa Informes
  Bordes 4 0,01 2769 4,90
Grosera con Engobe rojo con inclusiones
6a 6 0,01
vegetales informes
Bordes 2 0,00
Grosera con Engobe rojo con inclusiones
6b 5 0,01
minerales informes
Bordes 0 0,00
Grosera con Engobe rojo Bruñido con
6c 0 0,00
inclusiones vegetales bordes
Grosera con Engobe rojo Bruñido con
6d 0 0,00
inclusiones minerales bordes
Grosera con Engobe rojo Bruñido con
6e inclusiones Vegetales y decoración im- 0 0,00
presa bordes
Grosera con Engobe rojo Bruñido con
6f inclusiones Minerales y decoración 0 0,00 13 0,02
impresa bordes
7 Early Painted Coarse Ware informes 0 0,00    
  Bordes 0 0,00    
8 Husking Tray Informes 1 0,00 1 0
Total 56549 100,00 56549 100,00

Tabla 15. Repertorio de las diversas categorías cerámicas para el periodo Halaf Intermedio, con su
denominación más aceptada en inglés.

110 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Gráfico 14. Distribución porcentual de cada una de las categorías y subcategorías cerámicas en la fase
Halaf Intermedio.

6.2. Las categorías cerámicas

6.2.1 Las cerámicas finas pintadas Halaf

Las cerámicas finas pintadas Halaf representan la segunda categoría en el horizonte


Halaf Intermedio de Tell Halula (n = 14.612 y un 25,84%) y tienen su precedente más
inmediato en las cerámicas finas pintadas de la fase Proto-Halaf y especialmente del
Halaf Primitivo si bien presentan algunas diferencias morfo-tipológicas y estilísticas.
Esta categoría correspondería a la tradicional definición de las “Cerámicas Halaf ”
descritas en la bibliografía tradicional y formando parte de su periodización original
tripartita (Halaf antiguo, medio y final) establecida por Perkins (1949) y más recien-
temente como fases Halaf Ib y Halaf IIa y IIb por Campbell (1992).

Las cerámicas finas pintadas Halaf se caracterizan por una pasta densa y homo-
génea que podría ser obtenida a partir de arcillas muy puras o bien tratadas por
decantamiento a fin de separar los granos minerales de talla mayor. Estas cerámi-
cas se pueden considerar como las primeras producciones a escala industrial, rea-
lizadas ya con nuevas tecnologías, básicamente hornos muy desarrollados, y con
una decoración pictórica asociada tan rica y variada que algunos autores las han
descrito como verdaderas obras de arte.

Una característica de las cerámicas pintadas Halaf será su proceso de cocción, rea-
lizado con la aplicación de una alta tecnología desconocida previamente y que re-
quiere, entre otras cosas, del uso de hornos más complejos que los preexistentes en

111
la fase Pre-Halaf y que permiten un alto control de las temperaturas y unas condi-
ciones de cocción oxidantes idóneas. Aunque los análisis petrográficos y químicos
están aún en curso, podemos aportar la información obtenida en el yacimiento de
Tell Amarna, donde los resultados obtenidos para un conjunto de cerámicas el pe-
riodo de Halaf Intermedio nos indican que corresponden a producciones locales
y cocidas a una temperatura de unos 800° (Cruells 2004, p. 73-79; Clop, Alvarez y
Hatert 2004, p. 205-216).

Los componentes minerales de estas cerámicas son de talla muy fina, inferiores
a 0,3 mm. generalmente arenas, mica o partículas de calcárea, o invisibles a nivel
macroscópico. En ocasiones las pastas presentan unos poros posiblemente relacio-
nados con finas partículas vegetales desintegradas durante el proceso de cocción
y que muy probablemente no fueron añadidas intencionalmente sino accidental-
mente, como parte del proceso de preparación de las arcillas.

El control de la cocción de estas cerámicas es muy alto y una mayoría de los frag-
mentos muestra un color de la pasta anaranjado o color crema como resultado del
proceso de cocción oxidante. Algunos fragmentos, sin embargo, muestran un color
de la pasta gris y muy pocos un color verdoso, resultado de cocciones oxidantes
incompletas o con un efecto de sobre-cocción. En algunos pocos casos aparecen
también pastas tipo “sándwich” con cuerpo más oscuro que las superficies y serían
consecuencia de una cocción mixta reductora/oxidante.

Los gruesos de los fragmentos cerámicos varían de 4 a 11 mm. siendo la media más
habitual de 5/6 mm. Los bols pequeños, los platos y las miniaturas presentan, ha-
bitualmente, unos gruesos de entre 4 y 6 mm., mientras que los bols de medida
mediana y grande y las jarras llegan hasta los 11 mm.

Las primeras observaciones realizadas con relación a los sistemas de manufactu-


ración de los vasos cerámicos conducen a pensar que han sido realizados a mano
aunque futuras investigaciones podrían determinar también otros sistemas de
fabricación a partir de técnicas de montaje como el uso de moldes para la cons-
trucción de diferentes partes del vaso. Diferentes niveles de experimentación en
fabricación de cerámicas neolíticas del Próximo Oriente realizadas por el Instituto
de Tecnología Cerámica de la Universidad de Leiden (Nieuwenhuyse et alii., 2001)
sugieren que las técnicas de modulación no cambian mucho durante la transición
del pre-Halaf al Halaf y que los mismos métodos son utilizados tanto para la pro-
ducción de los vasos simples del Pre-Halaf como para las más complicadas formas
del periodo de transición o de las delicadas formas del periodo primitivo Halaf. La
técnica parece ser la utilización de tiras cilíndricas de arcilla utilizando un molde
para las bases aunque la información que aporte los análisis en curso podrían tam-

112 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
bién confirmar la posible utilización del torno lento como algunos autores pro-
ponen. Por otra parte, el hecho que las superficies de los vasos sean casi siempre
cuidadosamente alisadas y cubiertas de engobe, dificulta ciertamente el análisis del
tratamiento posterior a su fabricación.

Las cerámicas finas pintadas Halaf se distinguen también por el tratamiento apli-
cado a sus superficies, de una gran calidad (engobes, barbotina o pulido) así como
por la importancia de los motivos decorativos que muestran. Generalmente, estas
cerámicas presentan unas superficies exteriores muy pulidas a menudo incorpo-
rando una capa de engobe que recubre la pieza por ambos lados que es aplicado
previamente al motivo pictórico. Estos engobes pueden ser del mismo color de la
pasta utilizada (self slip) pero también de color más claro (light slip), en especial co-
lor crema (cream slip) y también blanco. Un porcentaje menor de los vasos presenta
la decoración aplicada directamente sobre una superficie tratada con wet smooth
(barbotina) o bien la superficie bien pulida y sin engobe alguno. La aplicación de
engobes claros ha sido interpretada por algunos autores como un intento de ase-
mejarse a las cerámicas de tradición “Samarra” más claras de cuerpo y superficie
que las tradicionales Halaf.

Las cerámicas finas pintadas Halaf han sido clasificadas en dos grandes grupos
teniendo en cuenta el tipo de decoración pictórica aplicada; cerámica con deco-
ración monocroma y con decoración policroma. En la bibliografía tradicional, la
cerámica con decoración monocroma ha sido atribuida a las fases antigua y media
del periodo Halaf mientras que las decoraciones policromas lo han sido a las fases
más evolucionadas y de transición al periodo Obeid.

En la fase Halaf Intermedio de Tell Halula las cerámicas finas pintadas monocro-
mas son las más abundantes y representan un 99,51% y 14.541 fragmentos. Son
vasos cerámicos decorados con diferentes motivos y los colores utilizados son: el
color negro (47,37%), rojo (25,66%), marrón claro (10,53%), marrón oscuro (7,89%)
y naranja (8,55%).

Los colores han sido analizados a nivel macroscópico, utilizando categorías están-
dar para compararlas posteriormente con la carta Munsell. Aunque la mayoría de
los vasos ofrecen, a menudo, una variabilidad de color según la parte analizada se
ha primado el color dominante cuyos equivalentes Munsell serian: negro (7.5 YR
2.5/1), rojo (7.5 R 5/6-5/8 y 10 R 3/6), marrón claro (10 YR 6/3-7/4), marrón oscuro
(10 YR 4/3-5/3) y naranja (5 YR 6/6 y 5 RY 5/4).

Los análisis de los pigmentos utilizados en las cerámicas de Tell Halula están en
curso de estudio pero disponemos de los realizados en el yacimiento de Tell Amar-

113
na (Gilbert 2004, p. 217-223) cuyos resultados nos indican que los pigmentos utili-
zados fueron la magnetita con partículas de carbón para obtener los colores rojos
oscuros y una combinación de magnetita y hematita para la obtención de los colo-
res rojos más claros.

En un porcentaje mayoritario los fragmentos pintados presentan una gran homo-


geneidad del pigmento y presentan un efecto monotono (77,60% del total) si bien
un 22,40% lo ofrecen bitono como resultado de la variabilidad en el grueso del
trazo aplicado pero siempre dentro de un rango de tonalidad relativo al pigmento
principal. Indicar también que la mayoría de las cerámicas pintadas presentan una
buena adherencia aunque pocos ejemplares presentan una pérdida parcial o a veces
casi total de los restos pictóricos conservándose únicamente el negativo del moti-
vo decorativo.

Las tonalidades de las pinturas monocromas son esencialmente mates y representan


un 88,24% del total mientras que las que ofrecen un acabado brillante representan un
11,76%. Los acabados con efecto brillante de las pinturas Halaf han sido motivo de
polémica, en especial sobre la tecnología que representa el proporcionar tal efecto.
El efecto brillante obtenido en ciertos vasos cerámicos, con pigmentos generalmen-
te negro y rojo, se obtenía por un procedimiento de pulido según indican los análisis
realizados en el yacimiento de Tell Amarna (Gilbert 2004, p. 217-223). Los análisis en
curso realizados en Tell Halula podrían confirmar este extremo.

Las cerámicas finas pintadas policromas son, tradicionalmente una categoría pre-
sente en la mayoría de los yacimientos Halaf en cantidades muy desiguales pero a
menudo asociadas a las fases finales del periodo. Si en los yacimientos orientales,
en el valle del Khabur o en Irak, representan unos porcentajes muy significativos
en los occidentales aparecen en cantidades muy pequeñas, con porcentajes inferio-
res al 1% del total. En el cercano yacimiento de Shams ed-Din (Gustavson-Gau-
be, 1981, p. 16) solo 27 fragmentos fueron detectados (un 0,04% del total) y en
Tell Amarna (Cruells, 2004, p. 58) tan solo un 0,50% del conjunto mientras que en
Chagar Bazar (valle del Khabur) representan un 9,59% del total teniendo en cuen-
ta que engloba también a la fase Halaf Final (Cruells 2006a, p. 28).

En la fase Halaf Intermedio de Tell Halula, las cerámicas con decoración pictórica
policroma presentan unas características tecnológicas iguales a las monocromas y
representan únicamente 71 fragmentos (un 0,40% del total del conjunto). Se trata
de un pequeño lote que presenta una decoración bicroma, con una buena adheren-
cia y preservación del pigmento. Las combinaciones de colores utilizados se limi-
tan al negro y al rojo, aunque en algunos casos las diferencias de grosor en las apli-
caciones de pigmento ofrecen coloraciones oscuras como el negro o el marrón y en

114 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
otras el rojo oscuro o el naranja. La mayoría presentan un acabado mate, mientras
que unos pocos fragmentos lo son brillantes.

A nivel tipológico el catálogo de formas pintadas Halaf es amplio y variado (ver Ta-
bla 16). Del total de 14.612 fragmentos recuperados para esta fase y categoría 2.962
fragmentos (un 5,24% del total del conjunto) corresponden a bordes de diversa
naturaleza, de los cuales únicamente 573 han sido utilizados para confeccionar el
corpus tipológico ya que presentaban características morfológicas suficientes para
atribuirlas a una forma concreta. El resto de 2.390 bordes presenta formas de di-
fícil atribución tipológica y está formado por un total de 1.425 bordes de orienta-
ción abierta (un 59,62% del total), 364 bordes pertenecientes a vasos cerrados (un
15,23%) y, finalmente, 601 bordes de orientación vertical (un 25,15%).

Cerámica Fina Pintada Monocroma Halaf número %

Bol simple de pared exvasada rectilínea y fondo plano 84 15,19


Bol simple de pared exvasada cóncava y fondo plano 22 3,98
Bol simple hemisférico y labio redondo 3 0,54
Bol simple profundo de pared vertical y base convexa 11 1,99
Bol complejo de doble carena “Cream Bowl” 29 5,24
Bol complejo de carena baja con borde largo y rectilíneo 75 13,56
Bol complejo carenado de borde corto 114 20,61
Bol cerrado de pared curvilínea 36 6,51
Bol cerrado de pared convexa 15 2,71
Bol cerrado de pared convexa y cuello corto rectilíneo 30 5,42
Plato exvasado de pared rectilínea y fondo plano 8 1,45
Plato exvasado de pared convexa y fondo plano 4 0,72
Tapadora de pared rectilínea y fondo plano 9 1,63
Tapadora de pared exvasada y fondo plano 14 2,53
Jarra de cuello alto derecho 42 7,59
Jarra de cuello alto exvasado 57 10,31
Total 553 100,00

Tabla 16. Formas y porcentajes de las formas cerámicas producidas con pastas finas pintadas monocromas
y/o policromas en la fase Halaf Intermedio y su cuantificación.

115
Los bols

En la serie que hemos denominado bols hemos incluido la mayoría de vasos cerá-
micos, tanto simples como compuestos, con boca abierta o cerrada, que significan
las formas mas representadas en Tell Halula y totalizan 419 ejemplares (un 75,77%
del total de las formas). La serie está compuesta por diez variantes, definidas bá-
sicamente por su morfología (simples o compuestos), y en base a la orientación y
complejidad de sus cuerpos y bordes.

Las formas de bols simples

En esta categoría se incluyen las formas simples de un solo cuerpo y están clasifica-
dos en cuatro variantes en función de la forma de sus paredes. Totalizan 120 vasos
(un 21,70% del total) siendo la forma de bol simple de pared exvasada rectilínea y
fondo plano la forma más abundante en Tell Halula con 84 ejemplares (15,19% del
total) seguida de los bols simples de pared exvasada cóncava y fondo plano con 22
ejemplares (3,98%).

Ambas formas corresponden a una forma simple de bol con fondo generalmente pla-
no paredes rectas o ligeramente cóncavas abiertas y labio apuntado. Suelen presentar
la superficie externa completamente decorada con motivos muy variados, desde tipo
geométrico con simples bandas horizontales, series de líneas quebradas, triángulos
rellenos de líneas cruzadas o completamente pintados (ver Lámina 6). Sus interiores
están casi siempre decorados con motivos más simples limitados a sencillas líneas
bajo el labio, líneas onduladas, líneas cruzadas, motivos vegetales y en algún caso
muy especial una decoración compleja en forma de serie de bucráneos.

Paralelos a estas formas los encontramos en la mayoría de yacimientos Halaf y en


el mismo Éufrates en Tell Amarna (Cruells 2004, p. 46-47 y figuras 5.8 a 5.11) o
Shams ed-Din (Gustavson-Gaube, 1981, p. 48-49 y p. 133). La encontramos tam-
bién en Ain et Tell (Matthers et alii., 1978, p. 132, Fig. 5.65), en el valle del Khabur
en Chagar Bazar (Cruells, 2006a, bajo las formas formas 1.1 y 1.2, p. 30-31, PL. 3.1
y 3.9), en Umm Qseir (Tsuneki y Miyake eds, 1998, p. 45, y Fig. 23, forma IIa; Hole
y Jonson, 1986-1987, p. 214), en Tell Halaf (von Oppenheim, 1943, pl. X:26-29), en
Tell Aqab (Davidson, 1977, p. 111, pl. 19, forma 1) en el valle del Balikh en Sabi Ab-
yad (Le Mière y Nieuwenhuyse, 1996, p. 267, Fig. 3.43:1-6) o en Tell Damishliyya
(Akkermans, 1993, p. 40, Fig. 3.5:20). Está presente también en yacimientos turcos
como Yunus/Carchemish (Dirvâna, 1944, Pl. LXIX:7, 8 y 11) Girikihaciyan (Wat-
son y Leblanc, 1990, p. 57, Fig. 4.7, forma 1B) o Tell Turlu (Breniquet, 1991, p. 32, pl.
XIII:2-4) y en Irak en Yarim Tepe II (Merpert y Munchaev, 1987, p. 32, Fig. 16: 1-6)
o en Arpachiyah (Mallowan y Rose, 1935, Fig. 72).

116 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Los bols simples hemisféricos y labio redondo con únicamente tres ejemplares (un
0,54%) es una forma que se desarrollará en la fase siguiente (Lam. 9, THL 1145). Pa-
ralelos a esta forma y para la misma fase se encuentran sin embargo en Tell Amarna
(Cruells, 2004, p. 50 y Pl. 5.31 bajo la forma 1.6), en Shams ed-Din (Gustavson-
Gaube 1981, p. 50 y p. 135, Fig. 285-289, forma 3) o en el Khabur en Umm Qseir
(Tsuneki y Miyake Eds., 1998, p. 58 y 61, Fig. 28:7-9, forma VIb).

Completa la serie la forma de bols simples profundos de pared vertical y base con-
vexa con 11 ejemplares (un 1,99% del total). Son vasos que presentan una mayor apli-
cación decorativa en su exterior y suelen presentar bases ligeramente convexas (Lam.
9, THL 1864 y THL 1158/2). Paralelos a esta forma los encontramos en Tell Amarna
(Cruells 2004, p. 50 y Pl. 5.33 y 5.34, bajo la forma 1.8), en Shams ed-Din (Gustavson-
Gaube 1981, p. 49 y p. 133, Fig. 269-270), en Tell Damishliyya (Akkermans 1993, p. 40,
Fig. 3.5:16), en Chagar Bazar (Mallowan, 1936, Fig. 23:3, del nivel 12), en Umm Qseir
(Tsuneki y Miyake Eds., 1998, p. 52 and p. 55, Fig. 25:9-12, forma IIIc) o en las pros-
pecciones realizadas en el Khabur (Nieuwenhuyse, 2000, p. 172 y Ill. 6).

Las formas de bols complejos

Las formas complejas de bols disponen de al menos una carena que limita dos par-
tes diferenciadas del vaso y son una evolución de las formas de bols con carenas
marcadas presentes ya en la fase Proto-Halaf y Halaf Primitivo. En Tell Halula
hay representados 218 ejemplares (un 39,42% del total) y se pueden separar en dos
grandes variantes: la forma de bol complejo de doble carena, popularmente cono-
cido como Cream Bowl y fósil director hasta fechas recientes de las fases antiguas
del horizonte Halaf, con 29 ejemplares (5,24%). Sin embargo la forma más repre-
sentada corresponde a los bols complejos carenados de borde corto y rectilíneo
con 114 ejemplares (20,61%) y los bols complejos de carena baja con borde largo y
rectilíneo con 75 ejemplares (un 13,56% del total).

La forma de bol complejo de carena baja con borde largo y rectilíneo presenta un
cuerpo hemisférico carenado y un borde o cuello abierto y base principalmente
plana (ver Lam. 7, THL 1000). En la bibliografía ha sido clasificado de diversas
formas, desde Trichterrandbecher o Trichterrandschüssel como variante poco profunda
(e.g. von Oppenheim 1943, p. 44, 54, en Tell Halaf), como bol con paredes sinuosas
(Watson y LeBlanc 1990, p. 59, forma 1D en Girikihaciyan-Turquía), gran Cream
Bowl o plato carenado (Nieuwenhuyse, 2000, p. 174, en los sondeos realizados en
el valle del Khabur), “bowl with squatted bodies and flaring rim or sinuous sided bowl”
en Umm Qseir (Tsuneki y Miyake eds., 1998, p. 53), o vaso con cuello largo y abier-
to (Gustavson-Gaube, 1981, p. 52) en Shams ed-Din. Davidson (1977, p. 45 y 127) si-
guiendo la terminología de Shepard (1956) describe estos vasos como cerrados con

117
perfil complejo y cuello (forma 6 en Arpachiyah y forma 18 en Tell Aqab). En Tell
Amarna (Cruells, 2004, p. 48-9 y 5.18, 5.19 y 5.20) la forma se describe como com-
plex bowls with carinated bodies and short flaring rim y tanto su morfología como de-
coración son muy próximos a los de Tell Halula. La forma la encontramos también
en Chagar Bazar donde representa la forma más popular con un 23,47% (Cruells,
2006a, p. 31 y Pl. 3.7 CB 2663 y CB 2668).

En las láminas 7 y 8 se ilustran unos ejemplares que presentan uno de los patrones
decorativos más populares y recurrentes en la forma. Se trata de series de bucrá-
neos estilizados, separados por líneas de puntos o líneas verticales, en su exterior
mientras que en sus interiores se limitan a simples bandas, líneas cruzadas o on-
duladas bajo el labio (Lam. 7, THL 1850, THL 1852, THL 1167, Lam. 8, THL 1024,
THL 1139). Otros motivos decorativos aplicados a la forma corresponden a patro-
nes más simples como dobles bandas, bandas anchas bajo el labio y combinaciones
de bandas con series de líneas verticales paralelas (Lam. 7, THL 1869 y Lam. 8,
THL 1048, THL 1147 y THL 1155).

La forma de bol complejo de doble carena, o Cream bowl fue descrita por prime-
ra vez en el yacimiento de Arpachiyah, en Irak, por Mallowan (Mallowan y Rose
1935, p. 131, Fig. 62 y 63) quien la definió como Arpachiyah cream bowl, siendo sus
principales características las bases con carenas muy marcadas. El hecho de que
sean unos vasos con un borde alto y abierto permite aplicar una completa decora-
ción que a veces es más elaborada en su interior que en el exterior. Los motivos,
nuevamente, son muy variados siendo las representaciones de líneas de bucráneos
estilizados, a menudo situados entre un conjunto de líneas verticales, una constan-
te de los mismos (Lam. 9, THL 1098). Otros motivos aplicados son alternancias de
líneas verticales paralelas con otras de puntos (Lam. 9, THL 1050), líneas geomé-
tricas complejas o simples doble bandas.

Forma muy popular en casi todos los yacimientos Halaf está presente, entre otros
en Chagar Bazar (Cruells 2006a, p. 32 y Pl. 3.7 CB 2637) bajo la forma 1.3 de bol à
double carène, en Shams ed-Din, bajo la forma 5 (Gustavson-Gaube, 1981, p. 51-52, p.
68, p. 141, Fig. 335-336), en Tell Amarna, forma 1.3 (Cruells, 2004, p. 50-51 y Pl. 5.18
a 5.20), en Khirbet esh-Shenef (Akkermans, 1993, p. 96, Fig. 3.29 y p. 97, Fig. 3.30:7-
9), en Sabi Abyad (Nieuwenhuyse, 1997, p. 241, Fig. 8:14 y 21), en Tell Damishliyya
(Akkermans, 1993, p. 39, Fig. 3.4:14), en Tell Halaf (von Oppenheim, 1943, Pl. 7:1-2
y Pl. 21:5-10), en Umm Qseir (Hole y Jonson, 1986-1987, p. 213; Tsuneki y Miyake
Eds., 1998, p. 53-54, forma Vb-Vc, Fig. 26: 15-20 y Fig. 27: 1-6), en las prospecciones
del Khabur (Nieuwenhuyse, 2000, p. 222, Pl. 9:1-5) o en Tell Aqab (Davidson, 1977,
p. 127, Pl. 25, forma 18). En Turquía se encuentra en yacimientos como Tilbeshar
(Breniquet, 1998, p. 150, Pl. 2:3), en Tell Turlu (Breniquet, 1991, p. 32, Pl. 13:10) o en

118 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Girikihaciyan (Watson y Leblanc, 1990, p. 59, Fig. 4.9: 7) y en Irak en Arpachiyah
(Mallowan y Rose 1935, Fig. 54:4 y Fig. 66:5) o en Yarim Tepe II (Merpert y Mun-
chaev, 1987, p. 33, Fig. 19:3-4).

La forma de bol complejo carenado de borde corto corresponde a una variante de


la forma anterior con cuerpo hemisférico, los bordes o cuellos más cortos y dife-
renciados (convexos o planos) y las bases generalmente planas (ver Lam. 11, THL
1892). Se trata de una de las formas más representadas en Tell Halula con 114 ejem-
plares (un 20,61% del total). A nivel decorativo presenta unos motivos parecidos a
la forma anterior si bien con un porcentaje mínimo de representación de bucráneos
que parece ser un patrón casi exclusivo de las formas anteriores. En las superficies
exteriores dominan absolutamente los patrones decorativos simples como series
de bandas (Lam. 10 y Lam. 11), combinación de banda y líneas onduladas (Lam. 11,
THL 1621) o en algunos casos con toda la superficie pintada (Lam. 11, THL 1847).
En su parte interior están presentes las bandas bajo el labio, combinadas con líneas
onduladas, líneas paralelas verticales o motivos singulares como la representación
de un sol (Lam. 11, THL 1609).

Forma característica de la fase Halaf intermedio la encontramos en todos los ya-


cimientos Halaf de esta fase como en Tell Amarna (Cruells, 2004, p. 49-50 y Pl.
5.26-30, bajo la forma 1.5 o hemispherical bowl with curvilinear walls and short flared
collar), en Shams ed-Din (Gustavson-Gaube, 1981, p. 51-52 y p. 139), en Tell Da-
mishliyya (Akkermans, 1986-1987, p. 61, Pl. 15:96-99; Akkermans, 1993, p. 39, Fig.
3.4:10-13), en las prospecciones en el Khabur (Nieuwenhuyse, 2000, p. 223, Ill. 9:7)
o en Turquía en yacimientos como Tell Turlu (Breniquet, 1991, p. 32, Pl. 13:8), en
Girikihaciyan (Watson y Leblanc, 1990, p. 57 y Fig. 4.8) o en Yunus/Carchemish
(Dirvâna, 1944, Pl. 70:3).

Las formas de bols cerrados

Los bols de boca cerrada totalizan 81 ejemplares (un 14,65% de total) y dentro la
forma se han definido tres variantes; dos formas simples y una de compuesta con
cuello corto y rectilíneo. Los bols cerrados de pared curvilínea (n = 36 y 6,51%) son
los más representados en esta fase en Tell Halula. Presentan, como característica
particular, una pared curvilínea que le proporciona en su parte superior un peque-
ño cuello o corona derecha o ligeramente abierta y, en al menos dos ejemplares, la
base plana (Lam. 14, THL 1861, THL 1812, THL 1560). Se trata de una forma que
será muy popular en la fase siguiente así como algunos de sus motivos decorativos
aplicados, que serán dominantes, como los motivos free floating de conjunto de lí-
neas oblicuas cortas (Lam. 14, THL 1854). Otros motivos presentes en la forma
hacen referencia a disposiciones geométricas varias; mezcla de líneas quebradas

119
y verticales o bandas y líneas irregulares verticales. Aun tratándose de una forma
cerrada, un porcentaje alto de los vasos presenta motivos decorativos en sus inte-
riores, principalmente bandas, líneas o conjuntos de bandas con líneas onduladas,
o simples series de líneas oblicuas bajo el labio.

Encontramos la forma en numerosos yacimientos. En Siria en Tell Amarna (Crue-


lls, 2004, p. 54 y PL. 5.41 y 5.42, bajo la forma 3.2 de hole-mouth pot with short and
slightly everted collar), en Shams ed-Din (Gustavson-Gaube, 1981, p. 69 y p. 169, Fig.
504-506, forma 1a de pot en la categoría de fine ware y p. 145, Fig. 377-378 en la
de common ware), en Khirbet esh-Shenef (Akkermans, 1993, p. 100, Fig. 3.33:42-46)
en las prospecciones del Khabur (Nieuwenhuyse, 2000, p. 175, forma 1301 y Ill.
10:11-12), en Chagar Bazar (Mallowan, 1936, Fig. 22:1, del nivel 9) o en Umm Qseir
(Tsuneki y Miyake Eds., 1998, p. 66 y Fig. 29:12-15, bajo la forma IXb de jarra).

Los bols cerrados de pared convexa (15 ejemplares y un 2,71% del total) es una for-
ma simple, globular y con bases mayoritariamente convexas también. En la lámina
13 se presentan dos ejemplares (THL 1846 y THL 1856) que muestran ambos un
patrón decorativo de líneas cruzadas en sus exteriores y uno de ellos una pequeña
banda en su interior.

Forma muy popular de los catálogos Halaf, la encontramos en yacimientos de Siria


en Tell Amarna (Cruells, 2004, p. 50-51 y Pl. 5.35-36 bajo la forma 1.9 de hole-mouth
bowls), en Shams ed-Din (Gustavson-Gaube, 1981, p. 53 y p. 143, Fig. 354-370, forma
7), en Khirbet esh-Shenef (Akkermans, 1993, p. 99, Fig. 3.32:34-36), en Umm Qseir
(Tsuneki y Miyake Eds., 1998, p. 56 y p. 61, Fig, 28:1-5, forma VIa), en Chagar Bazar
(Cruells 2006a, p. 32-33 y Pl. 3.8 CB 2661, forma de bol à embochure rétrécie et à parois
convexes légèrement carénées y Mallowan, 1936, Fig. 22, en los niveles 10-12), en las
prospecciones realizadas en el Khabur (Nieuwenhuys,e 2000, p. 171 and Ill. 4) en
yacimientos turcos como Tell Turlu (Breniquet, 1991, Pl. 12 y 13, niveles III/IV) o
en Yunus/Carchemish (Woolley 1934, p. 152, Fig. 3, forma 7; Dirvâna, 1944, Pl. 68);
Girikihaciyan (Watson y Leblanc, 1990, p. 59, forma 1E) o de Irak en Arpachiyah
(Mallowan y Rose, 1935, Fig. 60:1,3,5,6, Fig. 64:1, Fig. 66:6-7, Fig. 71:8-9 y 10, deep
bowls with flat bases pero también sus bases convexas provenientes del nivel TT6).

Los bols cerrados de pared convexa y cuello corto y rectilíneo es la segunda forma
más representada con 30 ejemplares (un 5,42% del total). Presentan unos diámetros
de boca de 100 a 170 mm. con una mediana de 131 mm. y por su propia morfología
suelen ofrecer una decoración más destacada en su zona exterior donde se aplican
patrones simples (bandas bajo el labio) o complejos con más de un registro (dobla
banda con líneas cruzadas en el interior, registros de series de líneas onduladas con
registros reservados, etc.) mientras que sus interiores raramente presentan decora-

120 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
ción alguna y si lo hace se limitan a simples líneas o bandas bajo el labio (Lam. 13,
THL 1149, THL 1622, THL 1044, THL 1791 y THL 1853).

La forma está presente en la mayoría de yacimientos Halaf de Siria como en Tell


Amarna (Cruells, 2004, p. 54 y Pl. 5.39-40, bajo la forma 3.1 de hole-mouth pots with
short upright collar), en Shams ed-Din (Gustavson-Gaube, 1981, p. 54-55 y p. 145, Fig.
376-377, y p. 56 y p.147, Fig. 393-397, bajo la denominación wide-mouth, squat globular pot
with short flared collar), en Khirbet esh-Shenef (Akkermans, 1993, p. 101, Fig. 3.34:49-
52), en Chagar Bazar (Cruells, 2006a, p. 34 y Pl. 3.9 bajo la forma de pot globulaire à
col court évasé), en Umm Qseir (Tsuneki y Miyake Eds., 1998, p. 64, Fig, 29:5-7, forma
IXa de jars with short and vertical necks); prospecciones en el Khabur (Nieuwenhuyse,
2000, p. 175 y Ill. 10:11-12 y Ill. 11:1, forma 13 de jarras) y en Turquía en Yunus/Car-
chemish (Dirvâna, 1944, Pl. 72:2-5), en Girikihaciyan (Watson y Leblanc, 1990, p. 62,
forma IIIC) o en Tell Kurdu (Aslihan et alii.., 2000, p. 207, Fig. 25:10-11).

Los platos

La categoría de platos, descrita en la mayoría de catálogos cerámicos Halaf, presen-


ta unas características especiales debido a su morfología poco profunda en relación
a su diámetro. En Tell Halula se han descrito solamente dos variables y representan
un 2,17% del total. La forma más popular corresponde a los platos de pared exvasa-
da rectilínea o ligeramente cóncava y fondo plano con ocho ejemplares (un 1,45%)
seguida de los platos con pared convexa (n = 4 y 0,72%).

Los ejemplares hallados en Tell Halula presentan un patrón decorativo asociado


simple que se restringe a simples bandas en ambas superficies (Lam. 12, THL 759 y
THL 731) o bien con las superficies completamente pintadas (Lam. 12, THL 1026).

Encontramos paralelos a la forma de plato de pared exvasada rectilínea o ligeramen-


te cóncava en Tell Amarna (Cruells 2004, p. 53-54 y figura 5.37-AM 10610) bajo la
forma 2.2, Tell Halaf (von Oppenheim 1943, Pl. 22:2-5); Shams ed-Din (Gustavson-
Gaube 1981, p. 48 y p. 133, Fig. 257, forma 1); Umm Qseir (Tsuneki and Miyake eds.,
1998, p. 44 y Fig. 22:3-4, en su forma 1b); Sabi Abyad (Akkermans 1989, Fig. IV.28, n.
205); Tell Aqab (Davidson, 1977, p. 143, forma 16, en contextos Halaf final); Chagar
Bazar (Cruells 2006a, p. 33 y Pl. 3.9 CB 2648 bajo la forma 2.1; Mallowan 1936, p. 43 y
Fig. 21:1) en Turquía en Tell Kurdu (Aslihan et al., 2000, p. 209, Fig. 6:9) o en Irak en
Arpachiyah (Mallowan y Rose 1935, Pl. 17, polychrome saucer de su nivel TT6).

En relación a la forma de los platos con pared convexa los encontramos también
en la mayoría de yacimientos como en Tell Amarna (Cruells 2004, p. 51 y Pl. 5.37
bajo la forma 2.1; Shams ed-Din (Gustavson-Gaube 1981, p. 48 and p. 133, Fig. 254-

121
256, forma 1 de platos); Tell Damishliyya (Akkermans 1986-1987, p. 62, Pl. 16:104);
Umm Qseir (Tsuneki y Miyake eds., 1998, p. 45 and Fig. 22:14-20, forma 1d). Yu-
nus/Carchemish (Woolley 1934, p. 152, Fig. 3, forma 1; Dirvâna 1944, Pl. 69:12); Tell
Turlu (Breniquet 1991, p. 29, Pl. 10:2);

Las tapas

La correcta atribución de las tapas a una forma individualizada es una tarea difícil
ya que a nivel morfológico son muy similares a otras formas de vasos, con fondo
plano y paredes rectilíneas o ligeramente cóncavas abiertas y en la bibliografía ge-
neral no han sido siempre tratadas de la misma forma. Sin embargo un elemento
que distingue a esta serie residiría en la aplicación decorativa en su base externa
y en unas alturas máximas muy inferiores a los vasos ya que su función implica
básicamente cerrar el cuello de un recipiente. Los ejemplares que permiten una
completa recuperación de la forma presentan una altura máxima de 22 mm. y unos
diámetros máximos de obertura de 140/150 mm. medida que permitiría utilizarlas
especialmente en la forma de jarra. En Tell Halula se han determinado 23 ejempla-
res (un 4,18% del total cerámico). Presentan una base plana, paredes rectilíneas o
ligeramente cóncavas y suelen ofrecer las superficies externas completamente pin-
tadas, con motivos geométricos simples (Lam. 12, THL 1891, THL 1128, THL 1627
o THL 1062) y a veces con motivos vegetales (Lam. 12, THL 1563).

Las tapas son casi siempre presentes en los catálogos Halaf y encontramos parale-
los en el próximo yacimiento de Shams ed-Din (Gustavson-Gaub,e 1981, 61 y p.155
Fig. 463-464) o en Tell Amarna bajo la forma 2.3 (Cruells, 2004, p. 54-55 y figuras
5.38- AM 10581, AM 10590, AM 10575 o AM 10540) en el valle del Eufrates. En
el valle del Balikh, las encontramos en Khirbet esh-Shenef (Akkermans, 1993, p.
102, Fig. 3.35: 61). En el valle del Khabur, en Chagar Bazar (Cruells, 2006a, p. 33
bajo la forma 2.2; Mallowan, 1936, p. 46-47 y Fig.25:1-3) proveniente del nivel 12, en
Tell Halaf (Von Oppenheim, 1943, pl. LXXXVI, 1-6), en Umm Qseir (Tsuneki y
Miyake Eds., 1998, p. 68-70 y Fig. 32:1-6, forma X) o en Tell Aqab (Davidson, 1977,
forma 12). En Irak encontramos la forma en yacimientos como Arpachiyah (Mallo-
wan y Rose, 1935, Fig. 58:1) proveniente del nivel TT6 y en Yarim Tepe (Munchaev,
Merpert y Bader, 1984, p. 42, Fig. 18-3) proveniente del horizonte Halaf 3. En Tur-
quía la encontramos en Carchemish (Dirvâna, 1944, pl. LXIX: 12-13).

Las jarras

La forma de las jarras, de cuerpo globular y cuello alto diferenciado, es una forma
representada en todos los catálogos cerámicos Halaf aunque su origen remonta ya
en horizontes anteriores, del Pre-Halaf o Proto-Halaf, y perdura durante todo el

122 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
periodo Halaf. En Tell Halula esta forma está representada básicamente por los
restos de los cuellos e inicios del cuerpo globular. Representan un 17,90% del total
de formas y han sido clasificadas en dos únicas variantes: con cuello alto derecho y
con cuello alto exvasado.

La forma de jarras con cuello alto y cuerpo globular son muy características de los
catálogos cerámicos Halaf. En Tell Halula se han determinado 99 ejemplares (un
17,90% del total de formas) y han sido separadas en dos grandes grupos según la
dirección de su cuello sea derecho o exvasado. Principalmente disponen de unos
cuellos rectilíneos en ambas variables si bien algunas presentan un perfil ligera-
mente convexo. Normalmente las jarras presentan dos grandes registros decora-
tivos; uno limitado al cuello, parte mas preservada de esta forma, y un segundo
registro que afectaría al cuerpo donde en algunos casos cubre una gran parte o la
totalidad de su superficie. La atribución de cuerpos globulares a la forma de jarras
es compleja pues pueden formar también parte integral de otras formas como los
vasos globulares cerrados. Así pues se han considerado atribuibles a la forma los
cuellos altos diferenciados y las inflexiones.

La forma de jarra con cuello alto exvasado es la más representada con 57 ejempla-
res y un 10,31% del total de formas, mientras que las que disponen de un cuello alto
y derecho totalizan 42 ejemplares y un 7,59% del total de formas.

En la mayoría de casos suelen presentar un patrón decorativo interno muy simple


y limitado a series de bandas solas (Lam. 14, THL 1568), una combinación de banda
con líneas onduladas paralelas (Lam. 14, THL 1148, THL 1619) o de líneas cruzadas
o cross hatch (Lam. 14, THL 1140). En algunos casos más excepcionales presentan
una decoración más compleja con una alternancia de registros cuadrados alterna-
dos rellenos de puntos o tréboles en negativo (Lam. 14, THL 1860).

Es, sin embargo, en las superficies externas donde se aplica una decoración que
en muchos casos llena la totalidad de la pieza. Los motivos decorativos externos
más populares son combinaciones de líneas geométricas simples -series de bandas
paralelas, líneas onduladas, líneas quebradas, etc.- (Lam 14, THL 1140, THL 1568,
THL 1860), patrón complejo alternando una doble banda ancha que delimita una
línea de círculos de puntos (Lam. 14, THL 1619, THL 1148), en menos porcentaje
jarras que presentan todo el cuello pintado o patrones complejos, poco represen-
tados, que presentan un doble registro de líneas verticales paralelas con otro de
líneas paralelas de puntos o de un doble registro de líneas verticales paralelas de
puntos con otras de triángulos encadenados.

123
Por lo que respecta a la forma de jarras de cuello alto derecho encontramos para-
lelos en Tell Amarna (Cruells, 2004, p. 55-56 y PL. 5.46 y 5.47, bajo la forma 4.1), en
Shams ed-Din (Gustavson-Gaube, 1981, p. 57 and p. 149, Fig. 408-409, forma 6c) o
en Umm Qseir (Tsuneki y Miyake, Eds., 1998, p. 66 and Fig. 30:1 and 3, forma IXb).
La forma de jarra con cuello exvasado, mas popular, la encontramos en Tell Amarna
(Cruells, 2004, p.56 y 5.46, 5.47 y 5.48, bajo la forma 4.2), en Shams ed-Din (Gusta-
vson-Gaube, 1981, p.56 y p. 175, Fig. 613, forma 5 de pot en cerámicas finas y p. 149,
Fig. 410-412 en la categoría de cerámica común), en Khirbet esh-Shenef (Akker-
mans, 1993, p. 100, Fig. 3.33:37-38), en Tell Damishliyya (Akkermans, 1986-1987, p.
63, Pl. 17:109-112; Akkermans, 1993, p. 40, Fig. 3.5:25 y 26), en Umm Qseir (Tsuneki
y Miyake Eds., 1998, p. 66 y Fig. 30:2, forma IXb), en Chagar Bazar (Cruells, 2006a,
p. 34-35 y Pl. 3.8, CB 2657 donde representan un 15,30% del total y separadas bajo
la forma 4.1 de cuello alto exvasado y rectilíneo o 4.2 de cuello alto y cóncavo) y en
Irak en Arpachiyah (Mallowan y Rose, 1935, Fig. 65:3, en los niveles pre-TT6) y en
Turquía en Girikihaciyan (Watson y Leblanc 1990, p. 61, forma IIIA).

Las miniaturas

Los vasos miniatura son pequeños recipientes habituales en la práctica totalidad


de yacimientos Halaf, si bien no existe un consenso claro para definir sus caracte-
rísticas morfológicas y, en especial, sus medidas en relación a las oberturas máxi-
mas. En Tell Halula hemos considerado como miniaturas los recipientes con un
diámetro de obertura inferior a 70 mm. que suman un total de 22 ejemplares. Estos
vasos cerámicos son fabricados con pastas similares a sus homólogas de talla mayor
compuesta por una arcilla muy fina con inclusiones finas o imperceptibles macros-
cópicamente y con un tratamiento de sus superficies a base de engobes o alisados
similares a los vasos anteriormente descritos de talla mayor. Los motivos decorati-
vos asociados a estos vasos, así como sus formas, tienen su correspondencia estilís-
tica y morfológica en los grandes vasos.

Entre las formas recuperadas destacan las jarras de cuello alto rectilíneo exvasado
(Lam. 15, THL 1078, THL 1564, THL 1036, THL 1019 y THL 1811) con unos diáme-
tros de boca no superiores a los 10 mm. y una altura máxima de 12/15 mm. y unos
patrones decorativos muy similares a los vasos de talla grande. Los bols pequeños
o platos son también presentes en forma de miniatura presentando las paredes ex-
vasadas rectilíneas o convexas y unos motivos decorativos simples en la línea de sus
homólogos de talla mayor (Lam. 15, THL 1045, THL 1059 y THL 1866). Está tam-
bién presente la forma de vaso cerrado de pared convexa y cuello corto rectilíneo
(Lam. 15, THL 1054) con un patrón decorativo en su exterior de líneas cruzadas
limitadas por dos bandas horizontales.

124 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Habitualmente los vasos miniatura no son descritos en la bibliografía aunque están
presentes en una gran mayoría de yacimientos hecho que dificulta la comparación.
Sin embargo se encuentran ejemplares en el mismo Éufrates en Shams ed-Din
donde representan un 1,50% del corpus (Gustavson-Gaube 1981, p. 47y157.) o en
Tell Amarna con un 4,50% (Cruells, 2004, p. 58-59 y Pl. 5.50, con un repertorio
de formas muy similar a las de Tell Halula). En la zona del Khabur los encontra-
mos en Umm Qseir, donde se describe un solo ejemplar en forma de vaso cerrado
(Tsuneki y Miyake Eds, 1998, p. 73, Fig. 12). En Chagar Bazar (Cruells, 2006a, p.
35-36) se describen nueve ejemplares y entre las formas, los bols de pared convexa,
bols abiertos de pared rectilínea o bols/platos con pared rectilínea, poco profundo
y fondo plano.

Diversos.

En este apartado haremos referencia a cuatro fragmentos cerámicos informes, dos


de ellos con representaciones humanas y otros dos de animales (ver Lámina 19). El
pequeño fragmento THL-1071 (Lam. 15 y Lam. 31) proviene del sondeo 1E, estrato
B1a, y está fabricado con una pasta muy depurada color naranja, con desgrasante
mineral muy fino y cocción oxidante. La superficie externa presenta un engobe cla-
ro donde se aplica un motivo decorativo de una figura humana esquematizada en
posición dinámica pintado en color negro y atribuible a la fase Halaf Primitivo. Un
segundo fragmento (THL-1072, en Lamina 15, proveniente del sondeo B1, perte-
neciente a la fase Halaf Intermedio, y con unas características técnicas parecidas,
presenta la parte inferior de diversas figuras humanas también pintadas en negro
sobre un engobe claro.

Las representaciones pictóricas humanas en el catálogo de motivos decorativos


Halaf son realmente muy escasas y excepcionales. En la mayoría de los casos, la
representación de figuras humanas se asocia a escenas de danza, que aparecen en
diversas variaciones a partir del noveno milenio BP. (Nevalla Çori, Çatal Höyük,
Kösk Höyük, etc.). Interesantes aproximaciones a escenas de danza y los inicios
de escenas artísticas en el Próximo Oriente han sido realizadas por Josef Garfinkel
(1998 y 2003), quien concluye que esta clase de figuras son expresiones pictóricas
de ceremonias religiosas, simbolizadas por los motivos de danza como un símbolo
de poder en la evolución de las sociedades.

Son muy pocos los paralelos existentes, y en el Éufrates solo encontramos dos
ejemplares. Uno en el yacimiento de Shams ed-Din donde se describe una posible
representación humana en un pequeño fragmento de no más de 5 cm. (Gustavson-
Gaube C., 1981, p. 41 y p. 127 Fig. 236) y otro, mas claro, en el yacimiento de Tell
Amarna correspondiente a una vaso/tapadora (Cruells, 2004, p. 52 y figura. 5.1:a y

125
figura 5.38: AM 10575). Otras figuras humanas han sido también descritas en Sabi
Abyad (Akkermans, 1989, Fig. IV.43, 349 y 350) representadas en una jarra y per-
tenecientes al periodo Halaf primitivo (Akkermans y Le Mière, 1992, Fig. 21:40).
Existe un ejemplar en Tell Halaf (von Oppenheim, 1943, Pl. 60) y también otro en
Chagar Bazar (Mallowan 1936, Fig. 23:21 y 22, procedente de los niveles 14 y 15).
En Irak, en el yacimiento de Arpachiyah existe, sobre una forma de plato, una re-
presentación de arqueros (Hijara, 1978, Pl. 48A y 1980, Fig. 10 nº 342a; Breniquet
1992) y en Tepe Gawra (Tobler, 1950, Pl. 75A) procedente del estrato XVII y de-
terminado como perteneciente al periodo Obeid hay también figuras estilizadas.
Finalmente, un grupo de cinco figuras, dispuestas en forma circular, similares a las
de Tell Halula y Sabi Abyad se encuentran en el yacimiento iraquí de Samarra (Her-
zfeld 1941, Fig. 36).

Entre los motivos decorativos con representaciones de animales hemos escogido dos
ejemplares fabricados con pastas depuradas y desgrasantes inapreciables que presen-
tan unas superficies con engobe claro o alisado donde se aplica el motivo pintado. El
primero representa una escena con peces (Lam. 15, THL 1165 y Lam. 31) asociado a la
forma de bol complejo de carena baja con borde largo y rectilíneo y el segundo a un
fragmento informe de cuerpo globular (Lam. 15, THL 1039) en cuyo exterior dispone
de un conjunto de patos pintados en negro sobre una ancha banda.

Las representaciones de animales en las cerámicas Halaf son mucho más populares
que las de figuras humanas, especialmente en la fase Halaf final, dándose una gran
variedad de motivos que incluyen caballos, asnos, serpientes, peces, ovicapridos,
cérvidos, pájaros, patos etc. Algunas veces son pintados de forma esquemática y
en otras de una manera muy realista con una gran calidad de trazo y precisión por
parte del artesano.

La representación de aves y, en especial, de la figura de los patos, aparece ya en


la fase Proto-Halaf en yacimientos sirios como en Tell Boueid II (Suleiman y
Nieuwenhuyse, Eds., 2002, Fig. 4.8, 10), en Chagar Bazar en la fase Halaf Primitivo
(Cruells, 2006a, p. 30 y PL. 3.9 CB 2689) y también en Tell Halaf (Von Oppenheim,
1943, figura LVIII). Los encontramos también en el yacimiento iraquí de Yarim
Tepe II (Merpert y Munchaev, 1987, figuras 20 y 21) junto con una larga y variada
representación de aves y también de peces.

126 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
6.2.2 Las cerámicas finas sin pintar

Esta categoría es la más representada en esta fase (n = 19.612 y 25,84%) si bien a ni-
vel de formas se ven reducidas a un total de 171 (un 86,80% del total de la categoría.
Ver Tabla 9) teniendo la mayoría de formas su contrapartida en la serie de cerámi-
cas finas pintadas. La forma mas representada, el bol cerrado de pared convexa re-
presenta un 26,90% del total de formas (Lam. 17, THL 900, THL 1107 y THL 1113).
Paralelos a esta forma los encontramos en Tell Amarna (Cruells, 2004, 64 y Pl. 5:52
nº AM 10649), en Shams ed-Din (Gustavson-Gaube, 1981, p. 141 figs. 341, 342 y 343)
descrita como medium holemouth bowl en la categoría de cerámica común), en Khir-
bet esh-Shenef (Akkermans, 1993, p. 102, fig. 3.35: 56) o en Turquía en el yacimiento
de Girikihaciyan (Watson y LeBlanc, 1990, p. 74, fig. 5.11). Sigue en importancia los
bols simples de pared exvasada rectilínea con un 19,88% (Lam. 17, THL 1578, THL
1115), también presente en otros yacimientos como en Tell Amarna (Cruells, 2004,
64 y fig. 5:52) o en Iraq en Tell Arpachiyah (Mallowan y Rose, 1935, p. 173, fig. 79:4,
en el nivel previo a TT10), en Tepe Gawra en el nivel XVIII (Tobler, 1950, p. 133 y
pl. CXIX:77) o en Turquía en Girikihaciyan (Watson y LeBlanc, 1990, p. 72, fig. 5.2,
forma 1B). Los bols cerrados de pared convexa y cuello corto derecho representan
la tercera forma mas representada en Tell Halula con un 19,30% del total (Lam. 16,
THL 881 y Lam. 17, THL 1116). Encontramos esta forma en Tell Amarna (Cruells,
2004, p. 64-65 y Pl. 5.53 AM 10643), en el valle del Balikh en Khirbet esh-Shenef
(Akkermans, 1993, p. 101, fig. 3.34:49), en Iraq en Tell Arpachiyah en el nivel pre
TT10 (Mallowan y Rose, 1935, p. 173, fig. 79:2) o en Turquía en el yacimiento de
Girikihaciyan (Watson y LeBlanc, 1990, p. 72, fig. 5.3:2). Los bols cerrados de pared
convexa y cuello corto exvasado representan un 14,62% del total con 25 ejempla-
res (Lam. 16, THL 1106 y THL 1114) y encontramos un paralelo en Tell Amarna
(Cruells 2004, p. 5.55, AM 10653). Dentro la categoría de las jarras destacan las de
cuello alto rectilíneo derecho (n = 14 y 8,19%) y las jarras de cuello alto rectilíneo
exvasado (n = 8 y 4,68%) (Lam. 16, THL 1888). La forma de jarras está muy presente
en yacimientos de la misma cronología y los encontramos en diversos yacimientos
como en Tell Amarna (Cruells, 2004, p. 65 y Pl. 5.54) o en Shams ed-Din (Gustav-
son-Gaube, 1981, p. 151, figs. 419-424 y p. 153, figs. 432-435).

6.2.3 Las cerámicas finas bruñidas

Las distintas variantes que configuran esta categoría suman un total de 91 fragmen-
tos (un 0,16% del total de la fase). En la Tabla 15 se detalla el número de fragmentos
de cada categoría y en la Tabla 17 se describen los fragmentos diagnosticables que
permiten una recuperación morfológica limitada tan solo a tres vasos. Dos ejem-
plares de bol de pared vertical, uno de ellos perteneciente a la categoría Dark Faced

127
Burnished Ware con una decoración incisa en su exterior de pequeñas bandas relle-
nas de líneas cruzadas, y un segundo registro de series de arcos en un trabajo muy
delicado (Lam. 26, THL 1883). La otra forma representada corresponde a una jarra
de cuello alto rectilíneo exvasado con superficies bruñidas (Lam. 26, THL 1835).

Las cerámicas fabricadas con pastas groseras e inclusiones vegetales o minerales en


la fase Halaf Intermedio están representadas básicamente por dos grandes catego-
rías; las cerámicas groseras simples con inclusiones vegetales o minerales (n = 19.447
y un 34,39% del total) y las de superficie bruñida (n = 2.769 y un 4,90%) mientras que
las categorías que fueron populares en fases anteriores, como las Early Painted wares,
ahora desaparecen y otras como las Husking trays son prácticamente testimoniales
con únicamente un fragmento correspondiente a una base plana, perteneciente a
una plata de forma ovalada, de 14 mm. de grueso, de pasta grosera con inclusiones
vegetales y cocción reductora. Presenta una serie de líneas acanaladas profundas pa-
ralelas. La categoría de cerámicas con engobe rojo también desaparece prácticamen-
te en esta fase y solo hay representados 13 fragmentos (un 0,02% del total de la fase)
y dos formas cerámicas atribuibles; un bol de pared convexa (Lam. 29, THL 1003) y
una jarra de cuello alto rectilíneo exvasado (Lam. 29, THL 1787).

Categoria cerámica 3 % 4 % 5 % 6 % Total %


Bol cerrado de pared convexa 9 15,25 7 14,89 1 50,00 17 15,32
Bol cerrado de pared curvilinear 5 10,64 5 4,50
Bol abierto de pared convexa 17 28,81 2 4,26 19 17,12
Bol de pared vertical 2 66,67 8 17,02 10 9,01
Bol simple de pared exvasada
7 14,89 7 6,31
rectilínea y fondo plano
Bol hemisférico de pared circular 5 8,47 6 12,77 11 9,91
Jarra de cuello corto rectilíneo
6 10,17 4 8,51 10 9,01
derecho
Jarra de cuello corto rectilíneo
8 13,56 8 7,21
exvasado
Jarra de cuello alto rectilíneo
5 8,47 5 4,50
derecho
Jarra de cuello alto rectilíneo
1 33,33 9 15,25 8 17,02 1 50,00 19 17,12
exvasado
Total 3 100 59 100 47 100 2 100 111 100
% 2,70 53,15 42,34 1,80 100

Tabla 17. Porcentajes de las formas cerámicas relativas a distintas categorías en la fase Halaf Intermedio
y su cuantificación.

128 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
6.2.4 Las cerámicas de pastas groseras simples

El conjunto de vasos cerámicos pertenecientes al grupo de pastas de tipo grosero


simple con inclusiones vegetales o minerales representan la categoría más popular
con un 53,15% del total de diagnosticados (59 vasos).

La mayoría de formas de esta categoría para esta fase son básicamente una conti-
nuidad de las definidas en la fase anterior, así entre las formas más representadas
de bols, destacan los abiertos de pared convexa (n = 17 y 28,81% del total de la cate-
goría. Ver Lam. 19, THL 1093, THL 1784; Lam. 21, THL 1783 y Lam. 22, THL 1880
con apliques), los cerrados de pared convexa (Lam. 22, THL 1803, THL 1012 y THL
1833) o los bols hemisféricos de pared circular (Lam. 19, THL 1887). Entre la cate-
goría de jarras destacan las de cuello corto rectilíneo exvasado (Lam. 18, THL 1091;
Lam. 19, THL 1094), con cuello corto rectilíneo derecho (Lam. 21, THL 1082) y
con cuello alto rectilíneo derecho no ilustrados por ser los fragmentos diagnostica-
dos de talla insuficiente para determinar sus dimensiones y orientación mínima.

6.2.5 Las cerámicas groseras bruñidas

Las cerámicas groseras con superficies bruñidas representan solo un 4,90% del to-
tal en esta fase y los fragmentos diagnosticables atribuibles a una forma concreta
alcanzan un total de 47 vasos. Los bols son la forma más representada siendo los
que presentan una pared vertical los más populares (n =8 y 17,02%, Lam. 23, THL
1786) donde algunos ejemplares presentan motivos impresos por debajo de una
banda bruñida en el labio (Lam. 27, THL 1816), seguido de los bols cerrados de
pared convexa (n = 7 y 14,89, Lam. 24, THL 1832 Y THL 1834) de los bols simples
de pared exvasada rectilínea y fondo plano con el mismo porcentaje (Lam. 25, THL
1804 y THL 1086), los bols hemisféricos de pared circular (n = 6 y 12,77%, Lam. 23,
THL 1097), los bols cerrados de pared curvilínea (n = 5 y 10,64%, Lam. 23, THL
1092 y Lam. 27, THL 1015 con una decoración impresa cardial formando líneas pa-
ralelas) y los bols abiertos de pared convexa (n =2 y 4,26%. Lam. 25, THL 1851), que
aparecen también combinados con motivos impresos (Lam. 27, THL 1090).

La forma de jarras presentan una cierta continuidad de las existentes en la fase an-
terior si bien desaparecen las formas de jarras de cuello corto rectilíneo exvasado
y de cuello alto rectilíneo derecho y son presentes las jarras de cuello alto y rec-
tilíneo exvasado como las mas representadas (n = 8 y 17,02%. Lam. 23, THL 1085;
Lam. 25, THL 1011 y THL 1095) y las jarras de cuello corto rectilíneo derecho (con
cuatro ejemplares que representan un 8,51%).

129
VII. El periodo de Halaf en Tell Halula en el marco de la
prehistoria de Siria del VI milenio cal BC

Después de más de 15 años de investigaciones arqueológicas en el yacimiento de Tell


Halula los resultados obtenidos en relación a la secuencia estratigráfica, la arquitectura
asociada, las informaciones proporcionadas por las dinámicas económicas (análisis ar-
queobotánicos y arqueozoológicos), sociales y en especial de los análisis realizados a los
extensos conjuntos cerámicos recuperados, se sugiere el establecimiento de un nuevo
marco interpretativo para el horizonte Halaf. Esto ha sido posible, en primer lugar,
gracias a la riqueza arqueológica del yacimiento de Tell Halula con una de las pocas
secuencias continuas, existentes en la actualidad, de los milenios VIII al VI cal BC en
Siria, pero también, gracias a nuestra participación en otros proyectos de investigación
para esta misma cronología. Estamos hablando de las colaboraciones que venimos rea-
lizando desde el año 1996 con la Universidad de Lieja y a la buena disponibilidad del
profesor Önhan Tunca, que nos ha invitado a participar como responsables directos de
las excavaciones prehistóricas en los yacimientos de Tell Amarna (1996-1997) y Chagar
Bazar (en curso de excavación desde 1999).

Esta colaboración ha sido capital para poder comparar estrategias de comportamiento


y subsistencia en áreas alejadas entre ellas, con condiciones paleoambientales, de recur-
sos y relaciones económico-sociales distintas; procesos de formación de yacimientos y
evolución y tecnología arquitectónica en el VI milenio cal BC diferentes, así como dis-
poner de un fondo de restos materiales inmenso, de entre los cuales destacan los ricos
conjuntos cerámicos, con más de 150.000 fragmentos disponibles.

A nivel de conclusiones quisiéramos recordar brevemente el papel de Tell Halula en la


configuración de este nuevo marco evolutivo de la prehistoria que se inicia a finales del
VII y alcanza la mayor parte del VI milenio cal BC, que define actualmente al horizon-
te Halaf y que se caracteriza esencialmente por elementos clave que permiten estable-
cer nuevos parámetros interpretativos en cuanto a los origines y génesis del horizonte
Halaf y su posterior desarrollo.

En primer lugar, el descubrimiento de la fase que hemos denominado Proto-Halaf es


de capital importancia ya que actualiza muchas de las teorías y sugerencias realizadas
anteriormente tanto por lo que se refiere a los orígenes y los límites de la cultura Halaf,
como para establecer un nuevo marco interpretativo y cronológico.

Por lo que respecta a los orígenes del horizonte Halaf, la fase transicional Proto-Halaf
representa el eslabón que define e identifica la unión entre dos grandes periodos defi-
nidos como Pre-Halaf o Late Neolithic y el horizonte Halaf a través de un proceso lento
y gradual de evolución interna. Hoy sabemos que los orígenes de la cultura Halaf son

130 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
poligenistas y los elementos que propician su aparición ocurren en diferentes áreas del
norte de Mesopotamia al mismo tiempo y casi en la misma forma. Tell Halula aporta
un nuevo corpus cerámico para esta fase que es paralelizable a los otros pocos yaci-
mientos con la misma evolución (Chagar Bazar, Tell Boueid II y Tell Arbid Abyad en
el valle del Khabur, Sabi Abyad en el del Balikh o Tell Baghouz en el bajo Éufrates) que
son, también, centros nucleares de halafización. Las nuevas cerámicas de esta fase se
caracterizan por unas nuevas producciones con pastas muy elaboradas y con un nivel
tecnológico, en cuanto a la preparación de las arcillas pero sobre todo por los procesos
de cocción, desconocidos hasta entonces. Estas cerámicas, que suelen ir asociadas a
decoraciones pictóricas, han sido, frecuentemente, relacionadas a los conjuntos tradi-
cionalmente denominados como “Samarra” y serán el fósil director que homogeneiza
esta fase. Es pues en esta nueva fase y, en sus nuevas tradiciones de producciones cerá-
micas, donde se han de buscar las raíces del horizonte Halaf.

Al caracterizar los conjuntos cerámicos para esta fase observamos también una homo-
geneización a nivel regional y, en especial, a los aspectos morfológicos de los vasos que
son paralelizables en su gran mayoría. Si bien se han observado también ciertas dife-
rencias regionales en cuanto a la estilística pero especialmente a las series presentes en
los conjuntos cerámicos como por ejemplo la categoría cerámica Orange ware presente
en Sabi Abyad y yacimientos del Khabur (Chagar Bazar o Tell Boueid II) pero ausente
en Tell Halula hasta ahora.

Si hasta hace poco, el limitado número de yacimientos excavados pertenecientes al pe-


riodo Proto-Halaf, había podido magnificar las diferencias culturales percibidas entre
diferentes yacimientos clave situados en áreas bien alejadas, los nuevos descubrimien-
tos en Tell Halula y Chagar Bazar nos presentan un esquema donde las dicotomías cul-
turales aparecen mucho menos acentuadas. Los yacimientos actualmente en curso de
excavación en Siria, así como en Turquía, presentan un alto potencial para el incremen-
to de información sobre el fenómeno Halaf y las implicaciones que presenta como una
nueva fase de desarrollo de sociedades cada vez más complejas. La profundización en
el conocimiento de los asentamientos Halaf será pues, clave para comprender si existió
un incremento en las diferencias socioeconómicas y el papel que tuvo cada tipo de
yacimiento en la dicotomía existente sobre los grandes yacimientos permanentes y, sus
implicaciones como centros (de poder, manufacturación, distribución, etc.), y los más
pequeños, vistos como asentamientos temporales, de corta duración, con especializa-
ciones probablemente estacionales y localizados en áreas más marginales.

Esta fase Proto-Halaf evoluciona rápidamente hacia una de nueva, de corta duración
temporal, donde las principales diferencias se encuentran en las composiciones de sus
conjuntos cerámicos. Esta nueva fase que definimos como Halaf Primitivo continúa en
parte las tradiciones cerámicas anteriores si bien con unos porcentajes de vasos cerámi-

131
cos con pastas de tipo grosero muy inferior y como elemento diferenciador la casi des-
aparición de las tradiciones de vasos de pastas finas de tradición “Samarra”. Las produc-
ciones cerámicas finas pintadas durante la fase Halaf Primitivo presentan una evolución
morfotipológica y estilística de la anterior fase dominando los vasos pequeños de perfiles
curvilíneares, pero ahora con menor presencia de engobes claros y la aparición de nuevas
formas como los vasos de pared recta y fondo plano o jarras globulares con cuello alto
de formato mediano. A nivel estilístico, si bien algunos elementos del catalogo anterior
perduran (líneas cruzadas o cross-hatch, las líneas verticales paralelas típicas en los interio-
res de los vasos o dancing ladies), aparecen ahora nuevos motivos de tipo geométrico mas
complejo y los primeros elementos decorativos que serán muy populares en las siguientes
fases como los puntos (formando líneas o círculos), las líneas de triángulos o las bandas
simples. Esta nueva fase correspondería a la definida como Halaf Ia por Campbell (1992)
en su tesis sobre “Cronología, cultura y cambio” donde manifestaba la anomalía que su-
ponía la ausencia de una fase “transicional” que uniera en mundo Halaf inicial a partir de
las culturas precedentes Pre-Halaf o Hassuna. Así pues, Campbell proponía una nueva
secuencia para el norte de Irak en dos grandes fases; Halaf I y II, subdivididas en otras
dos fases Ia, Ib, IIa y IIb. Sería precisamente la fase Halaf Ia de este autor la que corres-
pondería a la fase que nosotros hemos definido como Halaf Primitivo.

Las fases Proto-Halaf y Halaf Primitivo configuran pues en nuestro esquema (ver Tabla
18) una gran primera fase del horizonte Halaf, fase en la que se materializa la aparición
de nuevas tecnologías cerámicas y nuevos conceptos estilísticos aplicados a las decora-
ciones pictóricas.

Los análisis tipológicos llevados a término en Tell Halula y también en los yacimien-
tos de Tell Amarna y Chagar Bazar, nos han marcado unas inflexiones significativas en
las composiciones de sus conjuntos cerámicos, determinadas tanto a nivel tecnológico
como tipológico y estilístico en relación a sus posiciones estratigráficas. Es a partir de
este hecho que se propone una nueva secuencia evolutiva de la periodización del hori-
zonte Halaf en dos grandes fases: Halaf A y Halaf B.

La fase Halaf A correspondería a una fase de “formación” caracterizada por aquellos ya-
cimientos que disponen de la fase Proto-Halaf (o Halaf AI) y que evolucionan hacia una
corta fase de “emergencia” (Halaf AII o Halaf Primitivo). La fase Halaf B, corresponde-
ría a la periodización tripartita tradicional basada en las tres grandes fases típicas (Halaf
antiguo, medio y final), establecida por Mallowan (1947) y Perkins (1949) a partir de la
secuencia de Arpachiyah y correspondería a una fase de “desarrollo consolidado” del
horizonte Halaf. A nivel de implantación la fase Halaf B representaría, en diversos ya-
cimientos, la primera ocupación y correspondería a un momento de un gran desarrollo
socioeconómico y de aumento del número de poblados así como de la dimensión de los
mismos (ver tabla 19 con un resumen de los yacimientos Halaf más representativos).

132 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
HALAF B POST
HALAF A
FASES CULTURALES Fase de Desarrollo HALAF
Fase de formación
Halaf Pleno OBEID
Halaf AI Halaf AII Halaf BI Halaf BII Post Halaf
Cronología BC Cal. 6050 5900 5850 5550 5300
Norte Irak
Halaf Halaf
MALLOWAN i ROSE, 1935; - - Halaf Final -
Antiguo Medio
PERKINS, 1949
Khabur DAVIDSON,
Halaf Halaf
1977; DAVIDSON y - - Halaf Final HUT
Antiguo Medio
WATKINS, 1981
CBII CBIV
Chagar Bazar. Khabur CBI CBIII
(Halaf (Halaf -
CRUELLS, 2006 (Proto-Halaf) (Halaf Intermedio)
Primitivo) Evolucionado)
Halaf
Halaf Ia Halaf IIa
Norte de Iraq. Ib (Halaf Halaf IIb Post Halaf
Hassuna-III (Halaf (Halaf
CAMPBELL, 1992 antiguo (Halaf Final) a/b
Primitivo) Medio)
Tradicional)
Halula Fase Halula Fase Halula Fase Halula Fase
Tell Halula. Eufrates Halula Fase VI
IV (Proto- V (Halaf VII (Halaf VIII (Post
CRUELLS, 2005 (Halaf Intermedio)
Halaf) Primitivo) Evolucionado) Halaf)
Sabi Abyad. Balikh
Balikh IIIA Balikh IIIB Balikh IIIC Balikh IIID Balikh IV
AKKERMANS, 1993

Tabla 18. Propuesta de periodización del periodo Halaf y cronología aproximada cal BC. comparada
con otras anteriores.

La fase que hemos determinado como Halaf Intermedio representa en Tell Halula la
halafización plena, el desarrollo total de la cultura Halaf y, a nivel de los restos cerámi-
cos, viene caracterizada por un lado, por unos incrementos significativos de las pro-
ducciones de vasos cerámicos de pastas finas pintados, y por otro, por la progresiva
desaparición de la mayor parte de las series cerámicas características de las fases an-
teriores originarias de la fase Pre-Halaf III. En relación a las cerámicas de pastas finas
pintadas, vemos como se incrementa considerablemente el nombre de formas manu-
facturadas así como la variabilidad en la estilística de los motivos decorativos aplica-
dos, más complejos y variados, y donde empiezan a aparecer elementos decorativos no
geométricos y vinculados a la naturaleza (plantas o animales).

A nivel morfológico el catálogo de vasos cerámicos se amplia considerablemente con


la aparición de nuevas formas como una gran variedad de platos o tapas de jarras, bols
hemisféricos poco profundos con labios redondos, una gran variabilidad de vasos com-
plejos con carena baja que representan una evolución de los Cream Bowls que aparecen
en la fase Halaf Primitivo o los bols de pared vertical curvilínear y en especial la serie
de bols cerrados con o sin cuello pero con presencia de asas perforadas tanto longitudi-
nalmente como transversal hasta ahora muy poco presentes.

133
Hemos visto que a nivel estilístico los patrones decorativos aplicados durante la fase
Halaf A se caracterizaban por un repertorio “típico” de las cerámicas denominadas
como de tipo “Samarra” mostrando una tendencia clara hacia patrones definidos como
de “cross hatch” (o líneas múltiples cruzadas), vinculados a un restringido número de
formas, que será el verdadero “rasgo diferenciador” de halafización en Siria y posterior
evolución hacia la fase Halaf B de pleno desarrollo. En esta segunda fase los motivos
de “cross hatch” desaparecerán casi completamente y darán paso a un amplio y variado
catálogo de motivos que variarán sensiblemente a medida que avance el tiempo.

A nivel decorativo cabe también destacar que es en esta fase cuando empiezan a apa-
recer los primeros vasos pintados policromos principalmente utilizando los colores ne-
gro y rojo pero también el blanco en algunas ocasiones. Su popularización, sin embar-
go, no será total hasta la siguiente fase del Halaf Evolucionado en que se incrementará
significativamente su porcentaje.

POST
HALAF A HALAF B
FASES CULTURALES HALAF
Fase de formación Fase de Desarrollo o Halaf Pleno
OBEID
Halaf AI Halaf AII Halaf BI Halaf BII Post Halaf
Cronología BC Cal. 6050 5900 5850 5550 5300
Khabur
CBI CBII CBIII CBIV
Chagar Bazar
Tell Boueid II
Tell Aqab ? ?
Tell Halaf
Umm Qseir
Kahskashok I
Eufrates
Tell Halula HL IV HL V HL VI HL VII HL VIII
Tell Amarna
Shams ed-Din
Zreyije
Baghouz
Balikh
Sabi Abyad (Balikh) Balikh IIIA Balikh IIIB Balikh IIIC Balikh IIID Balikh IV
Tell Damishliyya
Khirbet es-Shenef

Tabla 19. Adscripción de los yacimientos Halaf más significativos (las zonas sombreadas indican
periodo de ocupación), en las principales áreas originarias Halaf en Siria, en nuestra nueva propuesta
de periodización.

134 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
El marco cronológico

Los marcos de cronología relativa aplicados al periodo Halaf se han relacionado,


tradicionalmente, con los análisis en las evoluciones tecnológicas y características
tipológicas y estilísticas de las diferentes series cerámicas si bien con un papel pre-
dominante para las cerámicas finas pintadas. En Prehistoria, al analizar los procesos
de cambio y desarrollo y las dinámicas de las relaciones dentro y entre las diferentes
comunidades, es preciso e imprescindible disponer de alguna medida de referencia
del marco temporal. En este sentido, Watkins y Campell (1987, p. 429) ya sugerían
que “nuestra comprensión básica de la cultura Halaf depende en gran manera de
nuestra habilidad en fijarla en un marco espacial y cronológico”. De esta manera,
la mayoría de propuestas de periodización presentadas a lo largo del tiempo suelen
incorporar, a menudo, un marco cronológico relativo asociado dado que no existían,
ni existen en la actualidad, series largas de dataciones absolutas por C14. Este tipo
de dataciones proporcionan el único método, hasta el momento, para obtener cro-
nologías absolutas al contrastarlas a las actualmente aún utilizadas basadas en evolu-
ciones tipológicas cerámicas según sus posiciones estratigráficas. Estos tipos de da-
taciones, sin embargo, están sujetos a una serie de distorsiones en relación a posibles
contaminaciones o a sus mismos procedimientos, ya discutidos por diversos autores
(p.e. Watkins y Campbell, 1987). Otro problema añadido es que muchas dataciones
fueron realizadas en los inicios de esta nueva tecnología con los posibles errores re-
lacionados con los pobres y, a veces, confusos contextos en que fueron recogidas las
muestras.

Por otro lado es necesario hacer referencia a que la gran mayoría de muestras reco-
gidas para dataciones por C14 han sido, tradicionalmente, restos de carbones y/o ce-
nizas, hecho que puede presentar variaciones temporales considerables debido a su
propia larga vida. En realidad un elemento de madera utilizado para la construcción
puede ser resultado de una carbonización mucho tiempo después de haber sido utili-
zado para su primera función y ofrecer unas diferencias de hasta más de un centenar
de años. Por este hecho en la actualidad se prefiere cada vez más la utilización de
muestras de vida mas corta como las semillas carbonizadas.

Hasta la fecha, el repertorio de dataciones absolutas para Tell Halula continua siendo
limitado si bien están bien representadas las que hacen referencia a la fase Proto-Ha-
laf y que proporcionan una fecha inicial de la horquilla que representa el horizonte
Halaf (ver Molist et alii, en este volumen).

Las dataciones de Tell Halula y de Chagar Bazar para la fase Proto-Halaf presentan
un decalage de unos 200 años a favor del primero con unas dataciones calibradas de
entre 6230-5950 BC, mientras que para Chagar Bazar son de 5990-5740 BC. Esta

135
diferencia vendría dada por la propia naturaleza de la fase Proto-Halaf en Tell Halula,
que evoluciona de una fase anterior Pre-Halaf final y, que podría manifestarse con
una cierta anterioridad respecto a Chagar Bazar donde representa la primera ocu-
pación del yacimiento, posiblemente en un momento mas avanzado de la fase. Por
otra parte las dos dataciones atribuibles a la fase Halaf Primitivo de Tell Halula, una
(6780±90 BP) con unos márgenes calibrados de 5847-5526 BC, se presenta posterior
a la fase anterior si bien es baja respecto a la fase posterior y la datación 7250±80
BP no la podemos considerar como valida debido a su alta antigüedad. Respecto a
las dataciones de la fase Halaf Intermedia, una de ellas (Tell Halula 7060±260 BP)
presenta un intervalo muy grande, mientras que otras dos disponibles muestras una
cierta homogeneidad en la fechas calibradas entre 5809-5470.

En el gráfico 16 se muestran una selección de dataciones por radiocarbono C14 signi-


ficativas, procedentes de yacimientos de Mesopotamia norte, para las distintas fases
que hemos propuesto para la periodización Halaf sobre las cuales quisiéramos hacer
unos pequeños comentarios.

En primer lugar, el grafico nos muestra la extensión temporal del horizonte Halaf
que cubre una buena parte del VI milenio cal BC.

Respecto a la fase Proto-Halaf (o Halaf AI), ésta se inicia en el yacimiento de Tell


Halula entorno a los 6228/5989 BC calibrado y son, por tanto, las fechas más antiguas
obtenidas hasta la fecha para la fase y marcan, claramente, el extremo más antiguo
del horizonte Halaf. Combinando estas fecha con las obtenidas en Sabi Abyad y en
Chagar Bazar con las de Tell es Sawwan y Yarim Tepe en Irak, podríamos determinar
un margen máximo de unos 250/300 años para la fase Proto-Halaf, con una fecha de
coincidencia sobre los 6000/5950 BC calibrado.

En relación a la fase Halaf Primitivo (Halaf AII) las calibraciones combinadas de to-
das las fechas nos proporcionan unos márgenes calibrados medios de 5922-5740 BC,
con una fecha mediana para la fase entorno el 5850 BC.

En la fase Halaf intermedio (Halaf BI) las calibraciones combinadas escogidas pro-
porcionan una media de 5800-5633 BC con una datación mediana entorno al 5700
BC y para la fase Halaf evolucionado (Halaf BII) la mediana calibrada de las datacio-
nes es de 5700-5408 BC con una datación mediana de 5550 BC. En el yacimiento de
Banahilk la datación de 6309±79 BP proporcionaría la datación, más tardía de toda
la secuencia con una calibración de 5480-5050 BC.

Si del Gráfico extraemos el rango máximo de secuencia temporal para el periodo


Halaf entre las dataciones calibradas mas antiguas (6220-5980 BC cal) y las mas

136 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
recientes (5480-5050) tendríamos una horquilla máxima de cerca de 1200 años,
sensiblemente inferior que las proporcionadas por Watkins y Campbell (1987, p.
445), que otorgan a la cultura Halaf un marco cronológico que “excedería los 1578
años y que incluso podría superar los 2.330 años”, aunque en sus análisis incorpo-
ran también dataciones atribuibles a la fase HUT del yacimiento de Yarim Tepe
II (Le-1173, de 6110±110 BP).

Atmospheric data from S tuiver et al. (1998); OxCal v3.9 Bronk Ramsey (2003); cub r:4 sd: 12 prob usp[chron]

Halaf AI
Tell Halula 7210±60BP
Sabi Abyad 7100±60BP
Chagar Bazar 7075±25BP
Yarim Tepe 7040±100BP
Tell es Sawwan 7052±57BP
Halaf AII
Sabi Abyad 7005±30BP
Tell Halula 6975±30BP
Fistikli 6950±55BP
Arpachiyah 6930±60BP
Halaf BI
Tell Amarna 6870±40BP
Tell Halula 6870±40BP
Umm Qseir 6820±55BP
Girikihaciyan 6805±45BP
Halaf BII
Kashkashok 6845±75BP
Banahilk 6752±85BP
Tell Aqab 6575±55BP
Banahilk 6309±79BP

7000CalBC 6500CalBC 6000CalBC 5500CalBC 5000CalBC 4500CalBC


Calibrated date
Gráfico 16. Selección de dataciones absolutas de diversos yacimientos donde se muestra la horquilla
cronológica máxima según nuestra propuesta de periodización para el horizonte Halaf.

137
Las dataciones absolutas por radiocarbono del periodo Halaf son, aún hoy en día,
muy limitadas. No obstante, el conjunto de dataciones de Tell Halula, para la fase
Proto-Halaf, nos marcan una aproximación para sus inicios que podría llegar has-
ta los 6200 BC calibrado como extremo máximo y unas dataciones de 5460 BC
calibrado (en Tell Aqab, en Siria) o de 5050 BC calibrado (para Banahilk, en Irak)
que marcarían el extremo más reciente. Esta estimación nos proporcionaría una
secuencia máxima de unos 1200 años y mínima, y probablemente más realista, de
aproximadamente unos 750 años para todo el periodo Halaf.

En un futuro próximo, será imprescindible disponer de series de dataciones ab-


solutas más largas que puedan proporcionar marcos cronológicos más precisos
y cubriendo áreas cada vez más amplías. Eso contribuirá, sin duda, a una mejor
comprensión de las relaciones cronológicas entre los yacimientos sirios con una se-
cuencia Halaf completa (que disponen de una gran distribución de conjuntos cerá-
micos a nivel supra-regional) y los yacimientos iraquíes relacionados con la cultura
de “Samarra” o los de Anatolia del sureste.

En definitiva, tendremos que afrontar grandes desafíos a fin de revaluar nuestros


modelos explicativos básicos y asunciones que se derivan. La definición que pre-
sentamos del horizonte Halaf puede ser un revulsivo y hacer cambiar muy rápida-
mente la manera tradicional de interpretar la prehistoria del VI milenio cal BC en
Siria, aunque aún falta mucho por investigar y disponer de marcos de interpreta-
ción globales ajustados, donde tanto las cerámicas, como las sociedades que las han
realizado, encuentren su justo contexto social, económico y cultural.

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Lámina 30. Principales formas de las cerámicas finas pintadas

Los Bols Referencia

Bol simple de pared exvasada rectilínea y fondo plano THL 1022

Bol simple de pared exvasada cóncava y fondo plano THL 1046

Bol abierto de pared convexa THL 1776

Bol simple profundo de pared vertical y base convexa THL 1158


Bol complejo de carena baja con borde largo y
THL 1852
rectilíneo
Bol complejo de doble carena "Cream Bowl" THL 1055

Bol complejo carenado de borde corto THL 1057

Bol de pared exvasada cóncava y carena baja THL 1610

Bol de pared exvasada rectilínea y carena baja THL 1750

Bol de pared vertical cóncava y carena baja THL 1753

Bol hemisférico poco profundo de pared circular THL 1790

Bol simple hemisférico y labio redondo THL 1145

Bol cerrado de pared convexa THL 1856

Bol cerrado de pared curvilínea THL 1872

Bol cerrado de pared convexa y cuello corto rectilíneo THL 1853

Los Platos  

Plato exvasado a pared rectilínea y fondo plano THL 731

Plato exvasado a pared convexa y fondo plano THL 759

Las Tapas  

Tapadora de pared rectilínea y fondo plano THL 627

Tapadora de pared exvasada y fondo plano THL 062

Las Jarras  

Jarra de cuello alto rectilíneo derecho THL 1874

Jarra de cuello alto rectilíneo exvasado THL 1860

Jarra de cuello alto cóncavo THL 1557

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211
Caracterización de las producciones cerámicas
del Neolítico Final, horizonte mediados del
VI milenio CAL BC, de Tell Halula

Anna Gómez Bach


Seminari d’Arqueologia Prehistòrica del Pròxim Orient. UAB

El objetivo del presente artículo es mostrar los resultados del estudio de las produc-
ciones cerámicas de los niveles de neolítico final de Tell Halula (Molist, 1996, 2001,
2002; Cruells, 1996, 2001, 2005 y en este libro). Este estudio tiene por base empírica
los restos cerámicos recuperados mediante la aplicación del método arqueológico
y su contextualización cronoespacial permitiendo ampliar el conocimiento de este
momento en el valle medio del Éufrates. (Huot, 1987; Anastasio, 2004).

La cerámica como producto y objeto de intercambio permite inferir e identificar


parte de los procesos sociales de adquisición, distribución, proceso de consumo,
mantenimiento y abandono que nos aproximan a las distintas actividades producti-
vas como el procesado de los alimentos, y todos aquellos aspectos de interés econó-
mico ligados a la organización social y económico de una comunidad (Braun, 1983;
Kingerly, 1990; Rice, 1990, 1996; Clop 2004). Así se parte del potencial que tiene la
cerámica como indicador material y como producto social y se procede a su análisis
a partir del establecimiento de un corpus tipológico y morfotecnológico elaborado a
partir del número mínimo de individuos, y su tratamiento estratigráfico y estadísti-
co1. Complementando este estudio, se están elaborando los correspondientes análi-
sis químicos y petrográficos que se encuentra en curso de realización2.

El presente trabajo se estructura en tres apartados principales, en un primero se


hace una breve contextualización estratigráfica de la procedencia de los materia-
les. Un segundo apartado se centra en el análisis de los materiales recuperados,
y, finalmente, se hace una valoración a partir de la caracterización de las diversas
producciones identificadas.

I. ESTRATIGRAFÍA

Las excavaciones realizadas desde 1992 han permitido recuperar un conjunto cerá-
mico adscrito al neolítico final, tradicionalmente identificado como producciones
Halaf3. Los trabajos de excavación arqueológica iniciados en 1996 con la apertura

1  Y su ponderación por 1.

2  CLOP (en curso de elaboración)

3  Ver CRUELLS, capitulo.

212 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
de los sectores S1, S30 y S32 y las posteriores intervenciones de 1999 y, sobretodo
las realizadas en el año 2000 en los cuadros 36, 38 y 39, han permitido documentar
amplias áreas exteriores con sucesivos niveles de ocupación con una importante
actividad antrópica y caracterizadas por la presencia de abundantes estructuras ne-
gativas a modo de fosas y recortes. Las evidencias de estructuras de clara funciona-
lidad doméstica nos permiten acercarnos a una arquitectura básicamente de planta
rectangular y de tipo pluricelular, construida sobre un basamento de piedras y con
muros de adobe, en un estado de conservación bastante precario.

Figura 1. Planimetria S.30 (Archivo gráfico SAPPO. Digitalización. O. Vicente)

La mayor parte de actividad antrópica para este periodo se documenta en la parte


superior del Tell, presenta una estratigrafía condicionada por la actual formación
del montículo mostrando una pendiente leve hacia el norte. La secuencia estrati-
gráfica de los cuadros AE y AE, de unos 25 m2 permitió definir una área exterior,
muy cercana a instalaciones en arquitectura circular y dónde se documenta una
zona de actividad antrópica evidenciada por la presencia de estructuras negativas,
todas ellas fosas, que perturban niveles de ocupación Pre-Halaf. Se trata de fosas
de planta y sección irregular E6, esta estaba amortizada por el estrato A2c, E7, esta
estaba colmatada por el estrato A2e, E9. (A2a), E4 (A2b) que tenía excavada en su

213
interior otra pequeña fosa oval, E10 el material de la cual se guardó como A4b.
E14, al este de la E4, rellenada por la unidad A3b y E9 (A2a).

En el extremo noreste del Tell, se abrió el Sector 32 con la intención de documentar


en extensión la presencia de ocupación humana en esta parte del yacimiento. Los
trabajos de excavación realizados en 1996 han afectado una superficie de 50 m2
(Sector 32, cuadros A y B). El análisis estratigráfico y arquitectónico de las ocupa-
ciones permitió diferenciar cuatro niveles de ocupación caracterizados por prepa-
raciones, construcciones y abandono al final del neolítico cerámico, formado por
las unidades A1, A2, A3, A4 y A5.

En la parte norte occidental del Tell, y durante la campaña del año 2000 se abrie-
ron los Sectores 35, 36, 38 y 39, consistió en la documentación, mediante una serie
de catas, con estratigrafía asociada a los niveles cerámicos del yacimiento. La ex-
cavación de los sectores 35 y 36 aportaron más material asociado a este periodo
procedente de las unidades estratigráficas A1, A2, y A2a. Los dos primeros niveles
forman parte de los estratos de amortización de esta zona, se trata de niveles de
relleno y abandono. Mientras que l’A2a se encuentra asociado a un posible suelo
exterior. A pesar que estos estratos no aparecen asociados a ninguna estructura ar-
quitectónica concreta, si que aportan material in situ formando parte de un espacio
o área exterior utilizado en el último momento de ocupación de esta zona del Tell.

En los Sectores 38 y 39 se han localizado estructuras de habitación, tanto de la fase


final del neolítico cerámico así como del Halaf medio. Estas estructuras de adobe
con zócalo de piedra, una vez amortizadas estaban rellenas con material Halaf final,
en las unidades A1, A1a y A2, evidenciando una ocupación continuada del Tell, espe-
cialmente en su parte central y ampliada en los sondeos S40, S41, S42 y S48 y S49.

II. EL MATERIAL CERÁMICO

La muestra recuperada está formada por 5.383 fragmentos cerámicos y 1.245 de-
terminables entre fragmentos con forma, perfiles y piezas enteras4. El parámetro
establecido a partir del cómputo del nombre mínimo de individuos ha permitido
documentar 1.318 n.m.i. ponderados por 1. (Juhl, 1995; Calvo et alii., 2004). Este
elemento permite no desestimar aquellas producciones que, a pesar de no tener
forma, su determinación nos puede aportar nueva información (a nivel tecnológi-
co, funcional, etc.).

4 Procedentes de los estratos A1, A2, A3 y A4 (S32 A y B), A2c y A2b (S30 AE), A2a, A2b, A3b, A4b (S30
AF), A1, A2, A2a (S36), A1, A2 (S38) y A1a, A2 (S39).

214 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
El cómputo cerámico agrupado por sectores nos permite observar que en la tota-
lidad de contextos arqueológicos, los fragmentos informes casi triplican los frag-
mentos determinables. Esta divergencia en la presencia de efectivos se puede re-
lacionar con el elevado grado de fragmentación que se observa en las piezas, así
como la importante erosión que ha dificultado el remontaje de estos conjuntos.

Tabla. 1. Fragmentos cerámicos estudiados en Tell Halula por número mínimo de individuos ponderados
y por estratos.

Al observar los porcentajes de material y en función de las unidades estratigráficas


documentamos que, a excepción del volumen de material aportado por el estrato
A2b 30AE, este estrato corresponde al relleno de la fosa E4, el resto del material
procede de áreas abiertas asociadas a suelos exteriores (A2 S39, A1 S38, A5 S32B,
A3 S32B, A3 S32A). Los cuadros que aportan más material corresponden al S32B i
S32A, i S30AF, a pesar de que, en estos, el porcentaje del número mínimo de indi-
viduos es más bajo, y es también dónde hay menos estructuras asociadas. Mientras
que los cuadros que han aportado una menor muestra son algunos estratos del S30
AF y S38 y S39, dónde había menos niveles arqueológicos y dónde la muestra esta-
ba formada principalmente por unidades arqueológicas, no excavados en su totali-
dad y asociados a áreas abiertas, básicamente suelos exteriores.

215
En general, encontramos un predominio de las cerámicas groseras, sobre todo sus
producciones en desgrasante mineral, en los estratos de relleno de las fosas E4, 6,
9 y 14 del sector 30 (A2b, A2a, A2b, A4b). Por otro lado, se documenta una mayor
presencia de cerámica fina y fina pintada en los estratos asociados a los cuadros S38
y 39, esto puede tener su origen en distintos factores, sin descartar lo vinculado a
la recogida de la muestra.

A partir de cada producción también se ha categorizado los elementos determina-


bles a nivel morfológico. En este contexto se puede apreciar un predominio de los
bordes (79%) sobre el resto de elementos, seguido de las bases en mucha menos
cantidad y de los otros elementos. La misma situación la hallamos representada al
analizar la morfología de las producciones finas, y no pintadas. En este punto en-
contramos un predominio de las bases, siendo estas la muestra más representada
(63%), este elemento puede responder, como ya se ha apuntado antes, a la presen-
cia de bases, que en su forma completa se corresponden a piezas pintadas y por
tanto su representación será errónea.

De las producciones en cerámica grosera, tanto aquellas que presentan inclusiones


de origen vegetal, como de origen mineral, estas últimas son mucho más abundan-
tes. La recuperación de muchos más bordes que bases, en este caso, puede corres-
ponder a la morfología de las mismas bases, estas, de fondo redondo o llano, y a
partir del patrón de fragmentación, es difícil identificar buena parte de los frag-
mentos que los conforman.

Cabe indicar la desproporción entre algunos grupos determinables. En base el


NMI se puede señalar que el número de fragmentos sin pintar es inferior, mientras
que el de bases es superior. Este hecho se ha de relacionar con que muchas piezas
tienen el borde pintado y parte del cuerpo sin pintar. Se tienen que contemplar
aquellos fragmentos que tienen engobe y que si se documenta a la zona del borde
se consideran fina pintada, mientras que si se documenta a la carena se consideran
finas sin pintar (aparte de posibles efectos causados por diversos procesos edafo-
lógicos).

El conjunto principal está formado por las producciones de cerámica fina, pintada
y sin pintar, con un total de 57% de la muestra individualizada. Por otro lado, las
producciones en cerámica grosera suponen un 43% del total; un 4% formado por
desgrasante vegetal y un 39% por desgrasante mineral.

216 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
III. ASPECTOS TECNOLÓGICOS

Las producciones de cerámica fina y pintada Halaf se caracterizan por una ma-
nufactura acurada. Esta técnica, utilizada desde el Halaf antiguo, requiere de una
especialización en el proceso de manufacturación cerámica, sobre todo en el con-
trol del horno, hasta el momento desconocida. De hecho, las nuevas técnicas de
producción van asociadas a los patrones de cocción y el control del horno para
obtener las condiciones de oxidación necesarias (Picon & Le Mière, 2002).

El elemento principal es la depuración de la arcilla, el componente mineral de la


cual está formada es material arenoso, mica o partículas limosas, a pesar de que al-
gunos fragmentos no presentan inclusiones visibles. Algunos fragmentos muestran
una pasta porosa con finas inclusiones vegetales, que en ningún caso implican la
intencionalidad de utilizar un desgrasante vegetal. Un pequeño porcentaje muestra
una reducida porosidad a la pasta que implica el uso de finas partículas o arena
como inclusiones.

Figura 2. Evidencias de la cadena operativa de las producciones cerámicas del Halaf final.

El control de las condiciones del fuego pone en evidencia una compleja oxidación,
en la mayoría de casos imparcial, con un predominio de tonalidad en naranja y cre-
ma (87%). Un pequeño porcentaje de fragmentos (4%) presenta oxidaciones mixtas
o con una atmósfera reducida mostrando una paleta de colores oscuros, marrones
y grises, asociados a producciones con una oxidación imparcial tipo sándwich (2%).
Los fragmentos sobrecocidos (0’5%) presentan una tonalidad en gris y, a menudo,
con evidencias de vidriado asociado a las altas temperaturas del horno.

217
Las superficies de estas producciones pintadas presentan distintos acabados, con
un predominio de los engobes. De este conjunto (78%), destaca el predominio de
los engobes claros o del mismo color de la pasta (84%), con presencia de engobes
oscuros (12%), o la ausencia de los mismos (4%).

Esta categoría presenta, a menudo, paredes finas que oscilan de los 6 a 8 mm con un
grupo con paredes de grosor inferior a los 4 mm. y 5 mm. Otro grupo presenta un
grosor de 9/10 mm. o 11/13 mm. con algunas excepciones de grosores de 14/15 mm y
que corresponden a grandes contenedores. A pesar de todo, la real correspondencia
entre la talla del vaso y el grosor con ciertas formas es de difícil atribución.

La cerámica pintada Halaf se reconoce habitualmente por la gran calidad de los


patrones decorativos aplicados a una larga variedad de formas. Las nuevas técnicas
de cocción y el desarrollo de los hornos, permite un gran control de la composi-
ción pictórica, dando una gran calidad a los motivos decorativos a menudo carac-
terizados por un acabado lustroso.

La excavación ha aportado un total de 1.393 fragmentos diagnosticables, de los


cuales un 27% forman parte de una forma reconstruible. El diagnostico de estos
ejemplares incluye una gran proporción de bordes y bases, resultando un 98% del
total. Muchos de los fragmentos diagnosticables no son útiles para establecer y
proponer una tipología. En general, se pueden agrupar las piezas en formas cerra-
das y formas abiertas, permitiendo identificar 17 tipos individualizados.

Del total de la muestra cerámica estudiada no se ha recuperado ni una sola pieza


completa. De los fragmentos cerámicos analizados, 1.334 corresponden al número
mínimo de individuos ponderados, estos principalmente, bordes y bases. De este
conjunto, unos 27, se ha podido recuperar el perfil entero, representando un 1’2%
del total y pueden clasificarse únicamente como formas parciales. El resto de frag-
mentos, con formas indeterminadas (principalmente bordes), representan el total
del conjunto. Cabe señalar la poca erosión de los materiales en base, su deposición
estratigráfica, así como la dispersión original de las piezas.

Como se puede apreciar, el predominio de la cerámica fina sobre la fina pintada es


significativo y representa casi el doble de la muestra de cerámica fina pintada. Este
elemento nos permite inferir en el porcentaje total de cerámica fina, mostrando
que este es del 70%, teniendo presente que toda la producción pintada correspon-
de a cerámica fina. La falta de estudios de remontaje hace imposible vincular los
dos grupos de cerámica fina y fina pintada, que seguro pueden corresponder a dife-
rentes fragmentos de una misma pieza. La presencia de cerámica grosera se tiene
que asociar a la correspondiente estratigrafía ya que si bien este conjunto se en-

218 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
cuentra representado de forma secundaria, su preeminencia a nivel estratigráfico
muestra una mayor presencia de esta producción en los contextos arqueológicos
cerrados (principalmente fosas), mientras que en el resto de contextos, su presen-
cia/ausencia puede estar condicionada por la muestra recogida.

La atmósfera de cocción más representada corresponde a la cocción oxidante, fe-


nómeno que permite la entrada de aire a la cámara de cocción y que da una co-
loración anaranjada, crema en las distintas cocciones. De otro lado, un 17% de la
muestra presenta una cocción mixta, evidenciando un control desigual del horno
(intencionando o no) respecto a la producción en cocción reductora, esta asociada
principalmente a cerámica grosera.

Si bien, el estudio del tipo de inclusiones de la pasta cerámica evidencia un predo-


minio del 98% de presencia de desgrasante mineral, esta característica tecnológica
se tiene que asociar a la talla o dimensión de las inclusiones correspondientes y
permite documentar unas producciones bien depuradas, con un desgrasante prin-
cipalmente mineral y de grano pequeño. Así, sólo un 4% de las piezas recuperadas
presentan un desgrasante mineral de grano grueso y estas corresponden principal-
mente a las producciones groseras.

Con todo, la determinación de los componentes minerales y vegetales esta pen-


diente de estudio junto con la hipótesis funcional de estos recipientes en función
de sus características morfométricas y tecnológicas (porosidad, resistencia, etc.).

Mediante la observación del color de la pasta se puede hacer una aproximación a la


atmósfera de cocción. Así pues, el predominio de la cocción oxidante queda bien
evidenciado por la abundante presencia de pastas de color naranja, crema y marrón
(tanto claro como oscuro). Se considera que esta coloración responde a criterios
no estrictamente estéticos, ya que la presencia de engobes y unos acabados muy
acurados indican una voluntad de plasmación de una estética que va más allá del
color de la pasta. La cocción reductora se encuentra presente en las pastas de color
negro, gris, etc.

En Tell Halula las cerámicas con decoración policroma presentan los mismos tra-
zos tecnológicos que las producciones pictóricas monocromas. Esta decoración
bicroma presenta una adherencia buena y el pigmento aparece destacado en sus
variantes de mate y brillante, a pesar que este último es menos abundante. Los co-
lores más documentados comprenden la variedad cromática del marrón, el negro y
el rojo, con algunas producciones en naranja.

219
La producción conocida como red ware, se documenta una muestra de tres frag-
mentos. A grandes rasgos, estas piezas se caracterizan por la presencia de un en-
gobe rojo, a menudo con un acabado bruñido, y una decoración pintada en negro,
en algunos de sus ejemplares con motivos geométricos. Esta serie se ha atribuido
al periodo Halaf Final, y bien documentada a Tell Halula y a yacimientos propios
como Shams ed-Din (Gustavson, Gaube 1981, p. 72) pero también a la valle del
Khabur, en yacimientos como Tell Halaf, Tell Aqab (Davidson, 1977).

Sólo un 6% de las producciones presentan una superficie, interna o externa sin


ningún tratamiento en la superficie de la pieza. La función, no solamente decorati-
va, de estas técnicas también permite inferir en el uso práctico del contenedor. La
presencia de engobe, con variabilidad de aplicación y de cromatismo, predomina
sobre el resto de los acabados; si bien, los tratamientos alisados a las paredes de
las piezas se apunta como la segunda solución más aplicada, representada con un
23%. Para las producciones en grosera el tratamiento aplicado se reparte entre tres
acabados: en primer lugar, los alisados, en segundo los bruñidos, y en tercer lugar
y en menor medida, se documenta una aplicación plástica, normalmente a base de
pintura5.

IV. MORFOLOGÍA

La determinación morfológica de los individuos recuperados, ha permitido, en pri-


mer lugar, documentar la falta de ejemplares asociados a carenas e inflexiones. Esta
ausencia también se documenta en la tipología establecida, señalando que las formas
carenadas no son frecuentes en el cómputo general. La forma recuperada predomi-
nante es el borde, con un 70%, seguido de la bases con un 21%. Respecto los bordes,
se puede afirmar que, en la práctica totalidad, se han adscrito a una tipología cerámi-
ca. Este hecho no sucede con las bases, estando algún fragmento de las mismas, en
el grupo de los informes. El resto de elementos se encuentran documentados en un
1-2%, y responden a las distintas producciones de fina y grosera.

La mayoría de piezas documentadas en éste estudio corresponde a formas abier-


tas, siendo este conjunto el más representado. Tipológicamente, estas se agrupan
en cuencos, ollas y jarras, siendo más frecuentes, los platos y los cuencos tanto de
pared recta como exvasada. El grupo de las ollas también se caracteriza por la ma-
yor presencia de formas abiertas, rectas o exvasadas.

5 
Munsell soil color charts: Negro (greenish black 2.5/1 i bluish black 2.5/1);Gris (reedish yellow 8/6);Rojo
(red 4/6, 4/8);Marrón claro (light brown 6/3, 6/4, 6/6 y 6/8);Marrón oscuro (brown 5/2, 5/3, 5/4, 5/6, 5/8);Blanco
(white 8/1);Naranja (reedish yellow 7/8)

220 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Un 24% de la muestra presenta la pared de dirección cerrada, esta se encuentra pre-
sente en las formas IVa, VIIa y VIIb, así como las ollas VIIIb y las jarras, en el caso
de la forma IXe, el rim bow jar. Todas estas producciones presentan una variabilidad
en la composición de los bordes. Con un 69% de elementos identificados, el borde
tiene una forma redondeada, mientras que en un 15% se corresponde a labios planos
que suelen estar decorados. El tercer grupo mayoritario es el labio apuntado, el 14 %,
documentándose en menor medida los labios biselados y pellizcados.

Es a partir del cálculo de diámetros que podemos inferir en las dimensiones de la


pieza, y por lo tanto en la capacidad y volumen de la misma. La determinación dia-
métrica y su adscripción al corpus tipológico permiten documentar una mayor con-
centración de piezas comprendidas entre los 10 y 30 cm. No se han documentado ni
unos diez fragmentos con un parámetro inferior a los 5 cm. La mayoría de cuencos
tienen unos diámetros que oscilan entre los 10 y 28 cm., siendo las variantes más
bajas las asociadas a los cuencos cerrados y las más altas asociadas a cuencos abiertos
y complejos. Las jarras y las ollas presentan unos diámetros que oscilan entre los 10
y los 20 cm. En las dos tipologías las producciones en grosera muestran unos diá-
metros más altos, mientras que son los grandes contenedores, muchos de diámetros
indeterminados, los que presentan unas dimensiones de 25-30 cm.

Volumen: 0,78 Volumen: 0,56


Kg. Kg.
0,78 Kg. agua 0,56 Kg. agua
0,72 Kg. aceite 0,44 Kg. aceite Aspectos
0,75 Kg. vino 0,50 Kg. vino

Volumen: 0,27 Volumen: 0,33


-Propiedades físicas de
Kg. Kg. manufactura y acabado
0,27 Kg. agua 0,33 Kg. agua - Trazas de uso
0,24 Kg. aceite 0,30 Kg. aceite - Rasgos métricos
0,25 Kg. vino 0,31 Kg. vino - Contexto arqueológico

Consideraciones:
La presencia abundante y las características métricas de los pequeños contenedores nos indican un Tipos:
consumo individual de alimentos de tipo líquidos o semilíquido. Mientras que, en menor medida, Servicio y consumo, manipulación,
encontramos piezas de tamaño medio-grande destinados a la manipulación, almacenamiento y el transporte, a corto / largo plazo,
transporte de líquidos (ollas y jarras de borde bajo) o sólidos (jarras de cuello alto). Mientras que los almacenamiento, regalos, ajuares,
grandes recipientes asociados a formas abiertas, podrían haber usado para la circulación de otros usos (útiles, iluminación, etc.)
productos. El plato-tapadora y las piezas con encaje indican la intención de un dispositivo de cierre
y nos aproximan a unas prácticas culinarias concretas.

Fig. 3. Valoración volumétrica de las piezas (a partir de los individuos de perfil completo).

En relación con estas producciones documentamos los elementos de soporte de


estos objetos, principalmente formados por la base. Esta, en un 98% se encuen-
tra documentada por una basa plana de la cual parte una forma abierta o cerrada.

221
En un 2% de la muestra, se han recuperado evidencias de bases con pie, estas se
documentan de forma aislada en el repertorio del Halaf Final, a pesar de que se-
rán cada vez más frecuentes en los periodos posteriores. Un 45% de la muestra
recogida presenta un soporte formado por una base redonda, mientras que el 44%
muestra una base plana. La determinación diamétrica de las bases, y su adscripción
al corpus tipológico, permite documentar una mayor concentración de piezas de
diámetros comprendidos entre los 10 y 15 cm. Son muy pocas las piezas con un
diámetro de menos de 5 cm. El grupo más documentado corresponde a las bases
de 10 a 15 cm., dimensiones asociadas a contenedores de tamaño medio, cuencos,
etc. Mientras que serán los grandes contenedores, muchos de diámetros indeter-
minados, los que presentan unas dimensiones de 15-20 cm, sólo sobrepasados por
algunos ejemplares de 20 a 25 cm. de diámetro de base. La caracterización de es-
tos contenedores también se hace a partir de la documentación del grosor de sus
paredes. Este criterio se ha centrado en el establecimiento de tres grandes grupos
(0-5 mm., 5-10 mm. y de 10-20 mm.). Las producciones más documentadas, con un
63%, comprenden los grosores de 5-10 mm.; seguidos del segundo grupo formado
por paredes finas de hasta 5 cm. y, finalmente, aquellos individuos con unas paredes
que oscilan de los 10-20 m., estos básicamente formados por cerámica grosera, a
pesar que también se documenta un porcentaje importante en cerámica fina, sin
pintura aplicada.

A pesar que los distintos medios de prensión se encuentran poco representados


hemos podido documentar dos morfologías. Una formada por asas de mamelones
perforados (50%) y otra, de porcentaje igual, de mamelon lleno, pero este puede ser
redondo o alargado y presentar distintos acabados. El último parámetro a tener en
cuenta es la alzada conservada de estas piezas. Este dato se define a partir de la mis-
ma morfología de la pieza, pero también del patrón de fragmentación, y los distintos
procesos erosivos. A nivel general podemos observar que el número más documen-
tado de fragmentos presenta una altura conservada de 25-50 mm., siendo poco fre-
cuente la recuperación del perfil en su totalidad. El segundo grupo más representado
comprende de los 50-75 cm. Esta muestra disminuye en los extremos, así, para las
formas mejor conservadas nos encontramos con individuos de 100-125 mm., y en la
ratio más pequeña con fragmentos de menos de 25 mm.

V. TIPOLOGÍA

Las formas cerámicas se han ordenado según formas abiertas o formas cerradas.
Dentro de esta primera clasificación se han individualizado las piezas simples, de
las piezas complejas y, finalmente, se han agrupado en cuatro grandes categorías:
cuencos, platos, ollas y jarras, a pesar de que entre ellas presentan cierta variabili-

222 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
dad, tanto en relación con la medida con respecto a la propia forma. Si bien en el
registro etnográfico estas categorías hacen referencia a distintos tipos de funcio-
nalidad para cada tipología cerámica, las proporciones relativas de las mismas se
ofrecen independientemente de su funcionalidad y a efectos de descripción tipo-
lógica general.

Figura 4. Tabla morfotipológica recuperada en los niveles de neolítico final de Tell Halula

• Formas abiertas (cuencos y platos)


Grupo I (cuencos de pared oblicua)
Grupo II (cuencos de pared recta)
Grupo III (cuencos de pared circular)
Grupo IV (cuenco de pared cóncava)
Grupo V (cuenco complejo con pie)
Grupo VI (platos)

223
• Piezas cerradas (cuencos, ollas, jarras)
Grupo VII (cuenco globular cerrado)
Grupo VIII (ollas)
Grupo IX (jarra con cuello)

Las variantes de cada grupo se encuentran representadas gráficamente en la figura 4.

Una de las primeras cosas que cabe señalar de este análisis es la práctica ausencia
de distintas formas típicas adscritas al catálogo Halaf como las jarras de cuello y
las variantes de cuenco con carenas bajas marcadas (Flare-rimmed bols). Un rápi-
do diagnóstico de las formas documentadas en Tell Halula nos demuestra que los
cuencos son las formas más representadas (un 66% del total), seguido de las ollas
con un 13%, las ollas 17% y platos un 4%. Cabe señalar que la muestra es fragmen-
taria y puede ser que muchos fragmentos informes puedan corresponder a morfo-
logías poco representadas.

La caracterización de las formas recuperadas a Halula ha permitido documentar la


abundante presencia de la forma IVa, correspondiente a un cuenco cerrado, de pared
curvilinea y cuerpo globulado. Esta tendencia se muestra en toda la producción de
cuencos, respecto las otras formas, siendo esta la pieza más representada (ID, IA,
IIB, IIIC, IIIB, IIB, etc.). También se documentan dos formas adscritas a la tipolo-
gía de los platos (VIb y VIC), así como una presencia bastante homogénea de ollas,
documentándose todas las tipologías descritas y con unos porcentajes significativos.
La jarra también aparece documentada, sobretodo la forma IXc y, en menor medida
la IXe o rim bow jar y la IXb. La abundante presencia de cerámica grosera asociada al
relleno de las fosas excavadas ha permitido aislar un grupo de grandes contenedores,
el estudio y determinación del mismo restan por establecer.

VI. MOTIVOS DECORATIVOS

Los motivos decorativos pintados están aplicados previamente a la cocción, con


ayuda de pigmentos minerales naturales, con la aplicación de una o distintas coc-
ciones oxidantes y la aplicación de un engobe (Steinberg y Kamilli, 1984; Vandivier,
1993). Un 47% del total de fragmentos identificados presenta un motivo decorati-
vo aplicado. Al determinar la ubicación del motivo decorativo sobre la pieza, nos
encontramos que un 27,3% está pintado por el lado externo, sobre todo asociado
a las formas cerradas, mientras que un 70,4% está decorado por ambos lados y un
2,3% están pintados por el lado interno.

224 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
En relación con las formas, los vasos abiertos suelen presentar una doble decoración,
tanto en el interior como en el exterior, principalmente en la zona del borde. Los vasos
cerrados, principalmente las jarras con cuello, presentan una decoración a modo de
bandas horizontales en la zona del borde y el cuello. En este apartado se puede obser-
var que si bien unas de las características de las producciones Halaf final es la presencia
de cerámica decorada con una rica policromía, en el caso del material estudiado a Tell
Halula, nos evidencia que sólo un 7% del repertorio presenta una bicromía, pero esta
se centra en representaciones sencillas de motivos geométricos, y poco profusos.

La propuesta de catálogo de los distintos motivos decorativos recuperados en Tell


Halula se ha elaborado en base a ocho categorías básicas. Estos grupos provienen
de dos grandes categorías que estandarizan los patrones básicos: de estos patrones
básicos derivan subgrupos y en distintas combinaciones. Para su estudio analítico
se ha separado dentro un mismo fragmento lo que sería el motivo principal del
secundario. El motivo secundario prioriza las bandas y líneas, mientras que el prin-
cipal lo hace en base a motivos más complejos o compuestos.

Cada uno de estos grupos presenta derivaciones y variables partiendo de un to-


tal de unos 184 NMI analizados. Los porcentajes más representativos por grupos
sobre el total de fragmentos por orden decreciente son: Grupo 1: banda simple;
Grupo 2: banda simple y derivados; Grupo 3: líneas onduladas y derivados; Grupo
4: líneas compuestas (zig-zag, reticulados, etc.) y derivados; Grupo 5: Círculos y
derivados; Grupo 6: Puntillados y derivados; Grupo 7: Negativos y composiciones;
8) Motivos figurativos (animales, vegetales y antropomorfos).

La disposición del motivo decorativo se encuentra principalmente en el borde


externo e interno de la pieza, estableciendo una combinación de borde exterior/
borde exterior-borde interior/ borde interior. El resto de motivos se localizan en
la carena exterior del individuo. Se trata principalmente de motivos decorativos
geométricos, a pesar de las representaciones estilizadas de bucráneos.

El motivo decorativo de estas piezas presenta una variedad cromática centrada en


el negro, rojo y la paleta de marrones, fruto de las distintas oxidaciones del oxido
de hierro. A nivel de las formas cerámicas vemos que muchas piezas que aparecen
en el Halaf medio se van repitiendo en los periodos de transición en el Halaf final,
y lo mismo pasa con las otras formas vinculadas a otros periodos. Este fenómeno
es bien frecuente en la zona, como se observa en el vecino yacimiento de Sams
ed-Din, mientras que el catálogo de formas también se va incrementando, estando
presentes formas como el rim bow jar y algunas jarras específicas que se adscriben
al momento final de este neolítico cerámico.

225
VII. CONSIDERACIONES A LA MUESTRA

La muestra cerámica analizada se caracteriza por mostrar una disposición desigual


del material en posición secundaria o relleno de las fosas, y niveles de habitat y
suelos exteriores. A pesar que se documenta una mayor proporción de cerámica
fina y fina pintada, el conjunto formado por cerámica grosera es especialmente ele-
vado en las unidades arqueológicas de relleno de las fosas, indicando la presencia
de grandes contenedores asociados a las distintas labores económicas de manipu-
lación y almacenaje de productos por parte del grupo.

A nivel tecnológico encontramos un predominio de la cerámica de cocción oxidan-


te, con inclusiones minerales de grano pequeño modelada principalmente a mano,
con distintas macrotrazas de manufactura que nos muestran una gran variabilidad
técnica (D’Anna, 2003; Roux, 2003, 2007) y la existencia de distintas tradiciones
de manufactura cerámica. Las piezas presentan un acabado de engabe aplicado
(65%), seguido del alisado y el bruñido y la decoración pictórica es presente en un
47% de les producciones dónde predomina el color negro, rojo y la paleta del ma-
rrón. El motivo decorativo se sitúa a la zona del borde, carena y labio interior, se
trata de motivos geométricos y lineales, así como representaciones de bucraneos
horizontales. Un 7% son policromos, un 54% bitonos y un 13% brillantes, y su ela-
boración cubre los requisitos funcionales pero también estéticos y ornamentales
de unos productos concretos.

A nivel morfométrico, las formas abiertas se encuentran representadas en un 71%,


un 24% responde a formas cerradas y un 5% a paredes rectas. El borde es la forma
más representada, predominando los diámetros de 15-20 mm y las bases de 100-150
mm, con grosores de pared de 5-10 mm. Mientras que tipológicamente las formas
mas documentadas corresponden a pequeños contenedores, principalmente cuencos
(IVa) con un 49%, un Ia y IIb con un 18% y las formas cerradas, sobretodo la VIIa.
Así mismo los platos VIb (38%) y el VIa (13%). Destaca, como ya se ha señalado, la
presencia de grandes contenedores, o contenedores de tamaño medio como las ollas
y las jarras. Es predominante la forma de las ollas VIIIc a pesar que el resto del grupo
se encuentra representado. Destaca la forma IXd, siendo la jarra más documentada,
con un 50% de la muestra y, seguida de la IXe o rim bow jar y la IXb.

El análisis volumétrico general de la muestra se ha realizado sobre los perfiles com-


pletos. En este punto hay que señalar que las características tecnométricas de los
pequeños contenedores nos indican un consumo individual de alimentos de tipo
líquido o semilíquido. El plato-tapadera y las piezas con encaje indican la intención
de un dispositivo de cierre y nos aproximan a unas prácticas culinarias concretas.
Mientras que, en menor medida, encontramos piezas de tamaño medio-grande

226 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
destinados a la manipulación, almacenamiento y el transporte de líquidos (ollas y
jarras de borde bajo) o sólidos (jarras de cuello alto). Mientras que los grandes reci-
pientes, asociados a formas abiertas, podrían haber sido usados para la circulación
de productos, aunque de estos tenemos muy pocos datos métricos al ser difícil la
recuperación de su perfil entero.

En estos contextos tenemos bien documentado un aumento en formas complejas y


en inversión en la manufactura, bien atestiguado a partir de la aparición de piezas
con pie, los rim bowl jars y profusión de motivos decorativos pintados (en canti-
dad y calidad) y especialmente los ejemplos policromados que parecen responder a
unas necesidades concretas, tanto domésticas como sociales, pero no sólo funcio-
nales (Howard & Morris,1981; Henrikson, 1990; Colomer, 1996).

Al contextualizar el conjunto cerámico de Halula, para el final del neolítico tene-


mos que recordar de nuevo que la zona del Éufrates aparentemente presenta una
gran homogeneidad en produciones cerámicas para todo este periodo (Frankel,
1979, Campbell, 1992). Esta zona se ha considerarado tradicionalmente como el
resultado de un desarrollo local de estas cerámicas, con evidentes contactos con
las comunidades de su entorno (Rouault & Wäfler, 2000; Breniquet, 1996). Así,
el conjunto de formas y decoraciones recuperadas en Tell Halula tiene paralelos
directos con otros yacimientos de la valle medio del Éufrates como Tell Turlu (Bre-
niquet, 1996) y Shams ed-Din (AL-Radi & Seeden, 1974, 1980; Azouri, 1980; Shee-
den, 1982), Yunus-Carchemis, Kosak Shamali, Masaikh (Robert et alii, 2008), pero
a estas variables cualitativas y cuantitativas centradas en los morfotipos cerámicos
se añaden nuevos valores de análisis que continuan definiendo la variabilidad o los
“parámetros de homogeneidad” de nuevo a nivel cronológico y geográfico.

227
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231
The Halaf and Post-Halaf periods
at tell Halula: results from the 1986
surface collection
Mandy Mottram
School of Archaeology and Anthropology. The Australian National University

I. INTRODUCTION

Excavations conducted by the Universitat Autònoma de Barcelona at Tell Halula since


1991 have confirmed the importance of the site during the Mid-Late Pre-Pottery
Neolithic B (PPNB) and Pre-Halaf periods (Molist, 1996; Molist 1998). They have also
revealed evidence for a substantial occupation of the Halaf period (Alcalde & Molist
1996; Molist & Faura, 1999). Less well known is that Tell Halula continued to attract
occupation during several subsequent chrono-cultural periods, most importantly
during the ‘Ubaid and Late Chalcolithic, but also at various intervals throughout the
3rd, 2nd and 1st millennia B.C. Later, it was to become farmland for adjacent Hellenistic,
Late Roman/Byzantine and Early Islamic settlements, much as it is today. In this
paper I explore the surface evidence for the Halaf and post-Halaf occupations of Tell
Halula obtained during an intensive survey of the site, conducted in 1986.1

II. RESEARCH OBJECTIVES AND STRATEGY

The controlled surface collection of Tell Halula was carried out under the auspices of
the Oriental Institute of the University of Chicago during the 1986 field season at Tell
el-Qitar.2 The decision to undertake an intensive collection of the site was motivated
not only by its potential significance, but also by the way in which previous research
on the site had been conducted. Based on two earlier surface collections, carried
out in 1984 and 1985,3 it was concluded that the main occupation of the site had
been during the Halaf period. However, independently obtained evidence suggested
that, while Halula was undoubtedly an important Halaf site, the mound had been
extensively occupied during several other periods as well.

1 This paper summarises aspects of the author’s forthcoming PhD thesis, delivered in the School of
Archaeology and Anthropology, the Australian National University, Canberra.

2 My thanks go to Dr. Thomas McClellan, Director of Tell el-Qitar mission for supporting this research,
and to Mr. Radi al-’Ukhdi, Representative of the Syrian Directorate General of Antiquities and
Museums, for his assistance in these endeavours. I would also like to thank Fiona Hill, Joanna
McClellan, Anne Porter, Cliff Ogleby, and the villagers of Tell Halula and Qushlet Yusef Pasha who
variously participated in the survey, collection, and sorting process. Thanks must also go to our driver,
the late Abu Akif of Menbij. El-Qitar is now largely submerged by the Tishrín Dam.

3 Both previous collections were conducted as part of the University of Melbourne mission to El-Qitar
directed by Dr. Thomas McClellan and, in 1982-84, the late Mr. William Culican. The results of the
second collection have been published by Sagona and Sagona (1988).

232 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
In order to obtain a clearer understanding of the occupation history of the
site, it was decided to carry out a further surface collection using controlled, or
probabilistic sampling methods. In probability sampling, the sample areas are
selected using established rules which have a rigorous basis in statistical theory. Its
strength lies in the fact that it allows the statistical estimation, from the sample
data alone, of the parameters of the entire population within a specified margin
of error. Thus, a measure of reliability may be assigned to any spatial or locational
trends observed in the data (Drennan 1996: 86; Shennan 1988: 300-301). Any
variance in the distributions of different artefact categories can then be used to
infer aspects of the internal structure of the site such as the location and extent of
the different settlements and even, in some instances, the internal differentiation
of these settlements in terms of activity areas.

The collection procedure used stratified random sampling, with the site area
divided into a grid of 50 x 50 m squares. Each of these was then subdivided into
twenty-five 10 x 10 m squares from which one square was randomly selected for
collection. In all, 46 units were collected, producing a total of 60,019 artefacts.

III. SPATIAL ANALYTICAL TECHNIQUES

Pottery, flint, obsidian, groundstone and bone made up the main artefact categories
recovered from the site. Other categories included glass, shell, and plaster. For
the spatial analyses, density maps depicting the distribution of different artefact
categories across the surface of the site were generated using Golden Software’s
Surfer® contouring and mapping software. Maps were drawn using the Kriging
gridding method which emphasises trends suggested by the data. Using this
method, the densities of different artefact categories are shown as contour maps
of the site with isolines of artefact densities per 100 sq.m. While at first it contour
levels were set according to actual groupings in the data; later it was found that a
more valuable approach was to draw contours at regular intervals in order to stress
particular trends.

The density distribution map of the Total artefact sample (Figura 1), for example,
is revealing of broad trends relating to the internal structure of the site. Whether
based on regular contour intervals or on arbitrary levels suggested by the data,
the density contours coincide markedly with the site’s present-day topography,
indicating that the two are very closely linked. The distribution is distinctly
bimodal, the areas of greatest density correlating strongly with the highest parts
of the Tell. Moreover, between the two main density peaks there is a marked
decline in density levels, which corresponds topographically to an arc extending

233
from the deep gully on the eastern side of the site across to a shallower gully along
the southern slope. The drop in artefact densities emphasises these features and
suggests the site is actually composed of two mounds – a smaller mound forming
the eastern spur of the site, and a much larger mound equating with the main
plateau. Whether this is a function of the occupation of two adjacent hillocks
which later merged, or from the layout of the initial settlements is uncertain.
However, confirmation of a physical division between the two areas has been
provided by the excavations which have uncovered a massive LPPNB terracing
wall and platform which clearly influenced the internal structure of the mound
along the southern slopes (Molist 1998: 123-126). This may have helped to create
a permanent disjunction between the two parts of the site, as a similar bimodal
pattern is repeated for several subsequent occupation phases.

Fig. 1

234 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Another trend revealed by the Total Distribution map is that artefacts are evidently
distributed well beyond the western boundary of the sampling area. Hence, the
actual perimeter of the site probably lies some distance into the adjacent fields.
Several soundings made in this area support this hypothesis (Alcalde & Molist
1996: 47); however, further corroboration is provided by aerial images which show
another mound to the west of the Tell, now known to have been occupied during
the Classical, Late Antique and Early Islamic eras. There has clearly been extensive
levelling of the area between the two sites, implying that the western edge of the
Tell has been heavily modified by later land-use. It also suggests that the occupied
area was probably greater than the 8.38 ha calculated on the basis of the Spanish
soundings, which did not take into account the deposits located in this area.

IV. THE SETTLEMENT SEQUENCE

IV.1. Introduction

The identification and dating of the different chrono-cultural periods was reliant
mainly on the ceramics as these are more sensitive indicators of diachronic
change than any of the other artefact categories recovered. Nevertheless, certain
distinctive lithic “type fossils” and other artefacts were useful in establishing the
presence and relative chronology of the PPNB occupation in particular. With the
ceramics, the emphasis was primarily on the diagnostic sherds (i.e. rims, bases,
handles, lugs etc.) as it was considered these would more accurately reflect the
relative proportions of different ware types within the assemblages. Painted and
decorated body sherds served mainly as supplementary lines of evidence.

In all, ten major phases of occupation were identified extending from the PPNB
to the late Ottoman period. Some phases actually represent more than one
cultural assemblage but for analytical purposes have been treated as one where the
evidence suggests continuity of occupation. The periods identified are:4

1. Pre-Pottery Neolithic B – Middle, Late and Final (ca. 7900-6800 B.C.)


2. Pre- and Proto-Halaf – (ca. 6800-5900 B.C.)
3. Halaf – Early, Middle, Late and Halaf-Ubaid Transitional [HUT]
(ca. 5900-5200 B.C.)
4. ‘Ubaid-Late Chalcolithic – (ca. 5100-4950 BC and ca. 4750-3600 B.C.)
5. Late Uruk-Early Bronze Age – (ca. 3200-2200 B.C.)
6. Middle-Late Bronze Age – (ca. 1900-1350 B.C.)

4  All dates are in calibrated years B.C.

235
7. Middle-Late Iron Age – (ca. 900-600 B.C.)
8. Hellenistic/Early Roman – (ca. 300-200 B.C.)
9. Late Roman/Byzantine-Early Islamic (ca. 450-925 A.D.)
10. Ottoman (ca. 1850-1914 A.D.)

Presented below is a summary of the evidence for the settlement sequence at Tell
Halula from the Halaf period onwards. For each period the ceramic evidence is
presented first, followed by a discussion of the spatial patterning of the relevant
assemblages and what the different lines of evidence suggest about the structure
of the settlement and Halula’s changing role within the wider region.

IV.2. Halaf (CA. 5900-5100 B.C.)

IV.2.1. Pottery

Halaf pottery makes up just over half (52.8%) the diagnostic sherds recovered
by intensive sampling. The magnitude of this figure is owed partly to the very
distinctive wares which made identification relatively easy, but is probably also
a function of the size and location of the Halaf settlement relative to those of
later periods (see below) and to the surface of the site. Nevertheless, there can
be little doubt that this was an important period of occupation in which ceramic
production and display played an important role.

Diagnostic Halaf sherds consist predominantly of Halaf Painted Ware (55.2%),


which is characterised by a dense pink, orange or reddish buff, grit- or non-
tempered fabric (Lámina 1: 1-10). The outstanding feature of this ware is its
painted decoration which is mainly geometric but which also includes a number
of representational motifs. The paints are either matt or lustrous and range in
colour from greyish black, brownish black, brown, and reddish brown, to red
and orange. Numbers of sherds exhibit forms and decoration which are closely
comparable to the Early Halaf Fine Ware from Tell Sabi Abyad in the Balikh valley
(cf. Akkermans, 1989a fig. IV.20-IV.44; Le Mière & Nieuwenhuyse, 1996  fig. 3.37-
3.55). The majority of forms and motifs, however, are more typical of the Middle-
Late Halaf pottery from sites such as Shams ed-Din Tannira and Yunus in the
Euphrates valley, and from Tell Damishliyya and Khirbet esh-Shenef in the Balikh
(Akkermans, 1993 figs. 3.4-3.9, 3.29-3.33; Dirvana, 1944; Gustavson Gaube, 1981).

Also common is Halaf Plain Ware (30.1%), which is essentially an undecorated


variant of Halaf Painted Ware (Lámina 1: 18-32). Although represented primarily
by bases – many probably from vessels that were decorated around the rim and

236 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Lámina 1-A

237
upper body – this type nevertheless appears to have been functionally distinct,
since the majority of rims belong to large storage jars with flaring collars. A similar
situation was encountered at Shams ed-Din, where almost all the large storage jars
were unpainted (ibid.: 11, 58-59).

Other Halaf pottery consists mainly of coarse, brown, or reddish to greyish brown
mineral-tempered wares representing a suite of large utilitarian vessels such as
basins, cylindrical stands and cooking pots (Lámina 1: 33-48). Plain, burnished
and red-slipped variants are evident and together comprise around 11.2% of the
ceramics from this period. The remaining Halaf wares include rare HUT painted
types, Corrugated Ware, and Red Wash Ware (3.5%), which is characterised by
a thin, lustrous red wash or slip applied to one or both surfaces. Many of these
sherds have the same fabric as Halaf Painted Ware, while others have a more gritty,
laminar texture similar to the coarse wares. Only a limited repertoire of forms is
indicated by the Red Wash Ware sherds, of which bowls with sharply incurved or
bow rims predominate (Lámina 1: 11-17).

While Halaf Painted Ware has an extensive distribution across Syro-Mesopotamia


and southeastern Turkey, the closest parallels to the coarse and red-washed
components of the Halula Halaf assemblage occur mainly to the west of the
Euphrates in the Dark-Faced Unburnished, Wiped-Burnish and Red-Wash wares
of ‘Amuq Phases C-D, and their counterparts from Qoueiq Phase D, Arjoune in
the Orontes valley, and Ras Shamra Niveaux IVC-A (Braidwood & Braidwood,
1960; Contenson, 1992; Marfoe et al., 1981; Mellaart, 1981; Schaeffer, 1962).
Close parallels can also be found amongst the Early Chalcolithic, Wadi Rabah
assemblages of the Southern Levant, pointing to a western origin for these types
(Garfinkel, 1999: 108-152).

Identical coarse and red-washed wares also occur at Shams ed-Din on the east bank
of the Euphrates (Gustavson-Gaube, 1981 fig. 528-595); however, further east, in the
Balikh valley and beyond, the Halaf coarse wares are made from mostly different
fabrics and include none of the basins or holemouth pots with thickened rims that
are typical in the west. The difference in coarse wares may therefore be a critical
factor in defining distinct regions within the Halaf cultural tradition. Red-Wash
Ware, on the other hand, has a wide distribution, extending as far as the Khabur
Plains and the Sinjar region of northern Iraq (Davidson, 1977: 155-156; Leenders,
1989). However, such examples never comprise more than a minor component of
the relevant assemblages and may therefore represent imports from the west. The
various comparanda indicate that the Halula was occupied throughout the entire
Halaf period, ca. 5900-5200 B.C.

238 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
IV.2.2. Surface distribution

Halaf pottery has an extensive distribution covering virtually the entire area
surveyed (Figura 2). Allowing for a certain amount of surface mixing of artefacts
resulting from the effects of long-term cultivation, as well as from more general soil
creep and slope wash, the Halaf settlement may have occupied an area of as much
as 6.9 ha.5 None of the later periods has such an extended or dense dispersal, which
would explain why Halaf pottery is predominant in the surface assemblages.

Fig. 2

5 A rule of thumb expressed as √n, where n=the highest unit value, was used to provide a density cut-
off level from which to calculate settlement areas. The same method was deemed inappropriate for
calculating the total occupied area, as the “noise” level for the Total Distribution was clearly much
higher than the estimated value for n.

239
The density plot for this period is bimodal, with a high-density peak covering the
main plateau, and a medium-density peak concentrated in the southern-central
sector of the eastern spur. At first glance the break between the two peaks appears
to be a product of erosion, the contours showing a general downward movement of
ceramics into the main gully and along the slopes just to the north of it. However,
given that the Total Distribution map points to the site being formed from two
separate mounds, a genuine drop in sherd densities accordant with a gap between
two distinct areas of occupation, also seems quite likely.

When separate distribution plots are generated for Halaf painted and coarse wares,
it appears that the bimodality may in fact reflect a functional distinction between
different parts of the Halaf settlement. The distribution of the Halaf Painted
Ware, for instance, closely approximates that for the entire Halaf assemblage,
concentrating chiefly on the western side of the site, whereas the distribution
of coarse wares is concentrated in the eastern part of the overall distribution. In
Shams ed-Din Area A, coarse wares were concentrated mainly in outdoor activity
or kitchen areas and refuse pits, implying differences in the contexts in which the
wares were utilised (Gustavson-Gaube, 1981: 13). If the Halula Halaf settlement was
similarly organised, then those areas with relatively high proportions of painted
sherds were possibly residential areas, while those with more coarse sherds may
have been communal cooking areas, as has been suggested for Shams ed-Din Area
B (Al-Radi & Seeden, 1980: 115). What makes a strictly functional distinction
unlikely, however, is that the extent of the different activity zones suggested by
the ceramic distributions is considerably greater at Halula than it is elsewhere. For
example, the core area for the Halula coarse wares is around 2.7 ha, whereas the
entire Halaf settlement at Shams ed-Din is only about 2.5 ha (ibid.: 101).

A more plausible explanation for the variance in the distribution of the Halaf Painted
and coarse wares is that it reflects both chronological and functional differences
in the spatial organisation of the settlement, those areas with higher densities of
coarse pottery which lie adjacent to, but not within areas of abundant Painted Ware,
perhaps representing cooking areas or dumps, while on a broader scale the difference
is a temporal one. For example, when compared to the ‘Amuq C-D assemblages,
which incorporate nearly identical coarse wares, it is evident that those from Halula
include certain forms and types of surface treatment—split lips and red wash, for
example—which appear only in Amuq Phase D, towards the end of the Halaf period
(Braidwood & Braidwood, 1960: 157-163). Furthermore, although the coarse wares
were in use throughout Phase C, they became far more popular in Phase D at the
same time as a marked decrease in the proportion of painted wares. This suggests
that any differences in the distribution of these wares are likely to be associated with
a shifting focus in settlement sometime during the Late Halaf or HUT phases.

240 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
IV.3. ‘Ubaid-late Chalcolithic (CA. 5100-4950 B.C. and 4750-3600 B.C.)

IV.3.1. Pottery

The very small number of sherds which could be attributed to the early Northern
‘Ubaid suggests that Halula was abandoned not long after the conclusion of an
extended Halaf-‘Ubaid Transitional phase. For the most part, the ‘Ubaid pottery
from Halula belongs to the later Northern ‘Ubaid, which is closely linked to the
subsequent Late Chalcolithic period. Together, ‘Ubaid-Late Chalcolithic pottery
makes up 10.7% of the diagnostic sherd sample and consists predominantly of
Chaff-Faced Simple Ware (81.1%). Other wares such as ‘Ubaid Painted Ware (3.1%),
‘Ubaid-Late Chalcolithic Plain Ware (14.2%), Cooking Pot Ware (0.6%) and Chaff-
Faced Red-Slipped Ware (0.9%) form only minor components of the assemblage.

Only 18 ‘Ubaid Painted Ware sherds were recovered by controlled collection and
nearly half of these are body sherds. There are consequently few recurrent forms,
although closed bowls, jars and pots with pinched or beaded rims are the main
types indicated (Lámina 1: 51-58). The pottery has a fine to medium grit-tempered
fabric which is generally pink, yellow or greenish buff in colour. The paint is usually
black and matt. There are, however, two rim sherds made from a fine reddish
brown fabric which may predate the other painted ware sherds (Lámina 1: 49-50).
Both are closely comparable to certain very early ‘Ubaid Painted Ware types from
‘Amuq E, and from levels 7-5 at Tell al-‘Abr and levels 17-10 at Kosak Shamali in
the Tishrín Basin (Braidwood and Braidwood 1960: 181-200; Hammade and Koike
1992; Nishiaki et al. 1999). While these particular sherds have quite complex
geometric designs, the remainder are decorated mainly with simple bands and
undulating lines – motifs that are more typical of later ‘Ubaid pottery, including
that from ‘Abr Levels 4-2, and from Phases IVB-D at Hammam et-Turkman in the
Balikh valley (Akkermans, 1989b: 114, 131). Although the evidence is admittedly
slight, the bulk of this material appears closest to that of Tell al-‘Abr Levels 5-2, and
Hammam Phases IVC-D, suggesting a date of ca. 4750-4400 B.C. for the Halula
‘Ubaid levels (Akkermans, 1989c; Hammade & Koike, 1992: 136).

An important feature of the ‘Ubaid-Late Chalcolithic Plain Ware is the presence


of regular horizontal striations on the inner surfaces of approximately a third
of the sherds, indicating the use of some form of fixed axis turning device. It is
still, nevertheless, a predominantly handmade ware. The fabric is very similar in
colour and temper to ‘Ubaid Painted Ware and can probably be considered an
undecorated variant. Indeed, most of the forms have close correlates amongst
the plain, grit-tempered component of other ‘Ubaid-related assemblages, such as
those from ‘Abr Levels 5-2 and Hammam IVA-D (Akkermans, 1988b; Hammade &

241
Lámina 1-B

242 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Koike, 1992). The forms consist mainly of open and inturned bowls with beaded
and pinched rims, open platters, and collared jars (Lámina 1: 59-71). Like many
of the vessels from ‘Abr Levels 4-2 and from the Hammam IV sequence, some
examples are scraped on the exterior. So far, the only parallels for two clubbed-rim
jars (Lámina 1: 72-73) are from ‘Abr Levels 5-4 and Hammam IVC-D (Akkermans,
1988b, Nos. 204, 286-287; Hammade & Koike, 1992, fig. 31: 8, fig. 37: 1-2). Some
Plain Ware sherds, however, show profiles which are more closely comparable
to the Late Chalcolithic ‘Amuq F Smooth-Faced Simple Ware (Braidwood &
Braidwood, 1960, fig. 171: 10-11, 23-25).

The main category identified for this period is Chaff-Faced Simple Ware (CFSW)
which is usually associated with the local Late Chalcolithic ‘Amuq F-related
ceramic industries of the Mesopotamian north (Lámina 1: 75-106). However, going
by the numerous sites where it occurs alongside ‘Ubaid Painted Ware—e.g Tarsus,
Sakçe Gözü, Hammam et-Turkman IV, Tell Leilan VIb, and Tall Mulla Matar
(Akkermans, 1988b; Du Plat Taylor et al., 1950; Mellink, 1956; Schwartz, 1988a: 63;
Sürenhagen, 1990)— it appears that CFSW originated during the Late Northern
‘Ubaid, and that its predominance in the succeeding Late Chalcolithic period was a
direct outgrowth of an already well-developed local ceramic tradition. Chaff-Faced
Simple Ware is distinguished by varied amounts of fine vegetable temper, often in
combination with fine lime or sand particles. About two-thirds of the sherds are
handmade, while the remaining third display regular horizontal striations on the
interior, indicating that they were wheel-finished. The surface is generally smooth
except for the characteristic pits left by the chaff, however, some examples are
roughly finished and numbers of vessels – particularly bowls – have been scraped
on the exterior. Some sherds show signs of burnishing or the application of a
cream, red, or self- slip, but these are relatively rare.

Two different qualities of CFSW can be identified. The most prevalent is medium-
to well-fired, dense and hard, and usually orange, pink, yellow, or greenish buff
in colour. The second type varies in colour from reddish buff and red, through
reddish and greyish brown to brown. It is somewhat coarser in texture and was
evidently fired for a shorter period since the cores often remain grey or black. In
the Hammam IV sequence, the increasing use of chaff temper has been linked to a
rise in the number of sherds showing dark cores, indicating a trend towards shorter
firing times and, hence, to an increased rate of production (Akkermans, 1988b:
192). The predominance of CFSW in the following Late Chalcolithic Hammam V
period represents the culmination of trends towards large-scale low-cost ceramic
production, a development evidently paralleled at Halula (Akkermans, 1988c: 292).

243
External parallels for the Halula CFSW assemblage indicate an occupation
spanning the Late ‘Ubaid as well as the earlier, “pre-Uruk contact” part of the
Late Chalcolithic. The persistence of CFSW points to a continuous cultural
development from the ‘Ubaid into the Late Chalcolithic, and, more importantly
in terms of the settlement history of the site, to an unbroken sequence of
occupation lasting around a millennium. Characteristic ‘Ubaid CFSW forms
include various flaring, hemispherical and inturned bowls with beaded rims, and
a range of collared jars, also with beaded rims (Lámina 1: 75-78, 83-86, 91-93). At
Hammam et-Turkman, bead-rim bowls are present from the earliest ‘Ubaid levels,
but become increasingly prevalent over time so that by Phase IVD they are the
preponderant bowl type (Akkermans, 1988b: 207, 213). This increase occurs at the
same time as a rise in the use of chaff-tempered wares, which suggests that the
Halula bowls should be equated with Hammam Phases IVC and IVD. A similar
increase in bead-rim bowls occurs in Tell al-‘Abr Levels 5-2 but was evidently
not accompanied by a commensurate rise in the use of chaff-tempered ceramics
(Hammade & Koike, 1992: 125).

Bead-rim jars also become more numerous during the course of the Hammam
IV and Tell al-‘Abr sequences; however, very large, thick-walled types (Lámina
1: 94, 106) only appear for the first time in Hammam IVD, persisting into the
subsequent Late Chalcolithic Hammam VA strata (Akkermans, 1988b: 214-215).
Similar jars from Halula are probably contemporary with Hammam VA given
the presence also of “Coba” bowls, a type which only occurs in the early part of
Hammam V (Akkermans 1988c: 304). Named for Coba Höyük/ Sakçe Gözü near
Gaziantep in southern Turkey where they were found in large quantities (Du
Plat Taylor et al., 1950: 95), Coba bowls are shallow, open vessels with pinched
rims, flat bases, and, often, signs of scraping around the lower part of the vessel
(Lámina 1: 79-82). They have a wide distribution across southeastern Anatolia,
northern Syria and Mesopotamia, and are frequently found in association with
‘Ubaid Painted Ware (cf. Lloyd, 1940: 19; Mellink, 1956, fig. 340: A-C; Schwartz,
1988a, fig. 1-2; Thissen, 1985, fig. 1: 7- 9). This has often led to their being
considered a hallmark of the Late ‘Ubaid period; however, many assemblages
with Coba bowls also include some distinctive Late Chalcolithic types, and for
this reason can probably be said to bridge the transition from the ‘Ubaid to the
Late Chalcolithic.

Among the distinctly Late Chalcolithic CFSW forms is a series of carinated


“casseroles” with thickened, beaded or everted rims (Lámina 1: 95-100). These are
paralleled in both pre-Uruk and Uruk-related Late Chalcolithic contexts at numerous
sites, including Hacınebi Tepe, Kurban Höyük, and Karatut Mevkii in southeastern
Turkey, and tells Kashkashok, Brak and al-Hawa in the northern Jezireh (Algaze,

244 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
1990, PL. 33: D-J, PL. 34; Ball et al., 1989, fig. 19: 29; Matsutani, 1991, PL. 93: 18-21;
Oates and Oates, 1993, figs. 33, 34, 36; Schwartz, 1988b: fig. 6: 1-4; Stein and Mısır,
1994, fig. 12: C-E, I-L). At Tell Leilan in the Khabur, casseroles are already present
in Late ‘Ubaid Sub-period VIb, contemporary with Hammam IVC-D, but become
increasingly popular in Late Chalcolithic Periods V and IV (Schwartz, 1988a: 76, fig.
54: 1-4, fig. 59, fig. 66: 1). At all sites there is considerable continuity of shape from
the early to late stages of the Late Chalcolithic; however, mainly early variants are
present at Halula including a type with a grooved rim which find its closest parallel
in Hacınebi Phase A (Lámina 1: 100; Stein & Mısır, 1994, fig. 12: K).

Other Late Chalcolithic types include a range of collared jars and an holemouth
bowl with a flat rim (Lámina 1: 88, 101-105). Comparisons for these types occur at
Sakçe Gözü VA-B, ‘Amuq F, Qoueiq F, Hacınebi Tepe Phases A-B, Hammam VB,
and Tell al-Hawa (Akkermans, 1988c, Nos. 104, 124-125; Ball et al., 1989, fig. 20: 2,
fig. 28: 40; Braidwood & Braidwood, 1960, fig. 176: 5-9, 24-25; Du Plat Taylor et
al. 1950, fig.19: 15-16, fig. 20: 10-12; Mellaart, 1981, 775-779, 784-786; Stein & Mısır,
1994, fig. 12: B, fig. 14: A, L). Also Late Chalcolithic are the red-slipped sherds
which can be equated with the Chaff-Faced Red-Slipped and Red Slipped and
Burnished wares of ‘Amuq F (Braidwood & Braidwood, 1960: 238-239, fig. 179: 14,
16). Similar red-slipped wares also occur at Tell Nebi Mend [“Early Bronze” levels]
and in Kurban Höyük VI (Algaze, 1990: 252; Mathias & Parr, 1989: 21).

Interestingly, only one definite bevelled-rim bowl sherd was recovered from the
site (Lámina 1: 90). Since few other CFSW forms can be assigned irrefutably to
the later part of the Late Chalcolithic, this suggests that there was an hiatus in
occupation contemporary with most of the period of Southern Mesopotamian
Uruk influence. Parallels for this item, which has thin walls and large rim diameter,
come from Hacınebi Tepe, Kurban Höyük VIA, Tell Leilan IV, Tell Ramadi, and
the earliest Bronze Age levels at Tell Hadidi [Area RII, Stratum 1] (Algaze, 1990,
PL. 29: B; Algaze, et al. 1994, fig. 24: J; Dornemann, 1988, fig. 4: 12, 42; Geyer and
Monchambert, 1987, fig. 8: 11; Schwartz, 1988a, fig. 52: 1, 4). The various comparanda
point to a date of ca. 4400-3600 B.C. for the Halula Late Chalcolithic levels.

IV.3.2. Distribution

‘Ubaid and Late Chalcolithic pottery is concentrated quite markedly around the
highest part of the site, covering much of the southeastern sector of the western
mound (Figura 3). Surface artefact densities diminish quite rapidly beyond this area

245
and may thus reflect the effects of slopewash or soil creep down into the eastern
gully and out along the Tell’s northeastern slopes. At one location on the southwest
slopes, artefact densities are so great they may be indicative of considerable sub-
surface disturbance. Stratified ‘Ubaid deposits have been uncovered only about
50 m. to the east of this area.6

Fig. 3

Together the ‘Ubaid-Late Chalcolithic settlements at Halula are estimated to have


covered approximately 2.3 ha. Compared with other ‘Ubaid-Late Chalcolithic
sites in the Tishrín Basin, such as Tell al-‘Abr, and Kosak Shamali, this is relatively
extensive, and suggests that Halula continued to maintain some of its regional
prominence during this period also (Hammade & Koike, 1992: 109; Nishiaki et al.,

6  Personal observation.

246 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
1999). More generally, the size of the Halula ‘Ubaid-Late Chalcolithic settlement
relative to others within the region points to an overall pattern of settlement
which is consistent with that of other regions, the majority of northern ‘Ubaid
sites consisting of small dispersed hamlets or villages of less than 3 ha (Akkermans,
1989b: 341). Along the Lower Turkish Euphrates, for example, the majority of
‘Ubaid sites are around 0.5 ha in area, as are the majority of earlier, ‘indigenous’
Late Chalcolithic sites (Algaze et al., 1994). The largest site for either period is
Hacınebi Tepe, which reached about 3.3 ha during the Late Chalcolithic (Stein &
Mısır, 1994). In central and northern Iraq the situation is much the same. Apart
from some unusually large sites such as Tell al-Hawa, which reached about 15-20 ha
during the ‘Ubaid, most settlements are relatively small, ranging between 1-2.5 ha
in area (Wilkinson et al., 1996: 20-21). Even well-known ‘Ubaid sites such as Tepe
Gawra and Tell ‘Abada had only very small occupied areas, consisting of just a few
structures arranged in an open manner (Akkermans, 1989b: 341-342).

On present evidence it is likely that Tell Halula was one of the larger settlements
in a string of small Late ‘Ubaid-Late Chalcolithic villages dotted along both
sides of the Euphrates.7 If it had the same sort of dispersed internal structure
which typifies other settlements of this period, this might, perhaps, explain
the comparatively small number of sherds recovered given the long chronology
suggested by external parallels.

IV.4. Late Uruk-Early Bronze (CA. 3200-2200 B.C.)

IV.4.1 Pottery

Late Uruk-Early Bronze Age pottery makes up 1.7% of the diagnostic sherds
collected and consists overwhelmingly (96.1%) of Plain Simple Ware. Only two
other ware types – Painted Simple Ware and Cooking Pot Ware – were identified
in diagnostic form; however, a few body sherds indicate the presence also of
Combed Wash Ware.

Plain Simple Ware (PSW) from Halula is either partially or completely wheelmade. It
has a fine to medium-textured, grit-tempered fabric which is medium to well-fired and
ranges in colour from buff, pinkish buff and, occasionally, greenish buff, to light brown.
Some sherds exhibit smoothed or lightly burnished surfaces and a cream to yellow slip
is not unusual. There are also a small number of sherds with painted, impressed, or

7 Other Tishrín sites with ‘Ubaid or Late Chalcolithic levels include Khirbet Mushraq, Tell Mascudiyeh
[Abu Dacame], and Jerf el-Ahmar (personal observation).

247
combed decoration. Cooking Pot Ware is handmade with black, unoxidised cores, and
has a brown or reddish brown fabric heavily tempered with medium to coarse grit. A
body sherd of this ware is decorated with an incised check pattern. All three sherds
of Combed Wash Ware are presumably from jars since they were decorated around
the upper part of the vessel only. The decoration was applied over a cream slip and
consists of a band of matt brown or olive brown paint combed horizontally and then
over-combed to produce a design of straight and wavy lines in reserve.

Plain Simple Ware has a long chronological range, originating during the Late
Chalcolithic and remaining the universal pottery of northern Syro-Mesopotamia
throughout the Early Bronze Age (EBA), spanning the period ca. 3600-2000 BC. Many
of the profiles also have an extended chronology and it is therefore difficult to provide
a precise attribution for some elements of the Halula assemblage. Nevertheless, a few
distinctive types and the supporting evidence of the more specialised wares attest
to occupation of the Tell during the late 4th millennium and the first half of the 3rd
millennium BC, continuing up to c. 2200 B.C. Parallels for many of the forms indicate
strong correlations with other Euphrates valley ceramic assemblages.

Certain PSW forms, including a band-rim bowl and various jars with ledge rims
or flaring collars (Lámina 2: 7-9), are paralleled in the Mid/Late Uruk-Jemdet Nasr
related assemblages of Kurban Höyük VIA, Hacınebi Tepe Phase B, Karatut
Mevkii, Habuba Kabira Süd, ‘Amuq G [JK 3: 20-18], and Tell Brak (Algaze, 1990,
PL. 20: B-D, J, PL. 24: B, PL. 25: M; Braidwood & Braidwood, 1960, fig. 205: 15;
Oates & Oates, 1993, fig. 53: 58; Schwartz, 1988b, fig. 9: 9-10; Stein & Mısır, 1994,
fig. 16: A, D; Sürenhagen, 1974/5, fig. 20: 34, fig. 29: 6, 18-18.1). Like the bevelled-
rim bowl, these are residual Uruk types, and point to an occupation of the site
either contemporary with, or immediately post-dating, the Uruk colony period.
Several decorated sherds also belong to this period, including two from ribbed jars
such as those found in Kurban Höyük VIA, Karatut Mevkii, and Tell al-‘Abr Level
1, as well as two with horseshoe-shaped impressions which find parallels in the
Jemdet Nasr levels of Brak TW [Phases 5-6] (Algaze, 1990, PL. 25: E; Hammade
and Yamazaki, 1993, fig. 7: 1-4; Oates & Oates, 1991, fig. 7: 4, fig. 8:7; Schwartz,
1988b, fig. 9: 4).

A group of open bowls with plain or incurved rims and an “S”-shaped cup are
characteristic early EBA types (Lámina 2: 1-4), occurring in the assemblages of
Kurban Höyük VB, Tell Hadidi Stratum 2, Level 1, Halawa Tell B, and Tell Ahmar
Area A (Algaze, 1990, PL. 44: B-C; Dornemann, 1988, fig. 6: 25-27, 32; Jamieson,
1990, fig. 20: 7, 9, 13, 25, fig.21: 9-10; Orthmann, 1981, PL. 56: 10, 22-23). All these
types were already present in the Late Uruk-Jemdet Nasr assemblages of Kurban
VIA, Hacınebi Tepe Phase B, and Hadidi Stratum 1, and continued unchanged

248 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Lámina 2-A

249
into the EB I period (Algaze, 1990, Pl. 19: S; Dornemann, 1988: fig. 4: 17-18, 37, fig.
5: 8-9; Stein & Mısır, 1994, fig. 16: B-C).

Slightly later are several bowls with thickened, outrolled, or flattened rims; two
sherds of Cooking Pot Ware, and various jar rims (Lámina 2: 6, 10-11, 17-18). These
are paralleled in Kurban Höyük VA-IV, ‘Amuq Phases G-H and Hadidi Stratum 1,
Level 4D-Stratum 2, Level 1 (Algaze, 1990, Pl. 44: O-P, Pl. 45: K, PL. 52: I-J, PL. 55:
D, PL. 56: C, J, PL. 67: B-C, E; Braidwood & Braidwood, 1960, fig. 218: 3, fig. 229: 18,
fig. 232: 3, fig. 269: 4; Dornemann, 1988, fig. 6: 4-6, fig. 7: 14). Probably later still are
several bead-rimmed holemouth pots and a narrow-necked jar with a grooved inner
rim (Lámina 2: 19-21). Similar vessels already occur in the early 3rd millennium levels
of Kurban Höyük V, but become increasingly popular in Kurban Höyük IV and in
the mid-late 3rd millennium levels of Tell el-Banat, Tell Kabir, and Hadidi (Algaze,
1990, PL. 60: N, PL. 61, PL. 78: H-J; Dornemann, 1988, fig. 8: 32, fig. 9: 10; Porter,
1995, fig. 5: 11-12; Porter & McClellan, 1998, fig. 11: 3, 5-6, 8, fig. 16: 1-4). Other, late
3rd millennium types include a collared bowl, a corrugated bowl, and the sherds of
Combed Wash Ware (Lámina 2: 5, 12, 22; cf. Algaze, 1990, PL. 56: J-K, N, pl. 77: J,
PL. 80: K, M, PL. 105: H-I; Porter, 1995, fig. 9: 9; Prag, 1970: 85, fig. 8: 39-42, 47-53).

IV.4.2 Distribution

Late Uruk and Early Bronze Age pottery is distributed in a broad band across the
site, extending from an area of high density at the head of the eastern gully, to an area
of medium density covering the southwest sector of the main plateau. A further area
of medium to low density at the extreme northeast edge of the plateau appears to
be isolated from the main spread, but this may be due to the absence of information
from any intervening data locations. For the first time the distribution also indicates
considerable erosion off the top of the eastern spur and down into the main gully.
There is also evidence for a certain amount of erosion down the southeast slopes,
with some items coming to rest at the foot of the Tell. Even at this stage in the
development of the site there seems to have been a division between the eastern
and western mounds, although it is clear that these were now probably quite closely
linked. The concentration of occupation on the eastern spur overlooking the gully
remains constant throughout the two subsequent occupation periods, suggesting
that settlement may have been centred at this location for strategic purposes.

Together, the Late Uruk and Early Bronze settlements at Halula are estimated
to have covered an area of around 1.9 ha; however, given the lengthy chronology
suggested by ceramic parallels, it is quite possible that not all this area was
occupied over the entire sequence. Indeed, it may be that the dispersed nature of

250 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
the distribution reflects temporal shifts in the location of the settlement which
can be explained in the context of the important socio-political developments
that occurred over the period in question.

The earliest phase in this sequence may be understood as dating either to the end
of, or to the immediate post-Uruk period, representing a transitional phase between
the Late Uruk proper and the Early Bronze Age. It is equivalent to the Southern
Mesopotamian Jemdet Nasr phase and is characterised by a combination of residual
Uruk features and local ceramic forms, many of which endure until the middle of
the millennium (Porter in press). The discovery of such materials at Tell Halula is of
considerable importance, given the evidence it provides for continuing occupation
of the Tishrín region at this stage. Compared to the frequency of Uruk period
sites, the post-Uruk phase is sparsely represented along the Euphrates, although
this may be more a function of the excavation history, than of a significant decline
in occupation after the collapse of the Uruk system as is often argued. Of the few
Euphrates valley sites that can be attributed to this period, the majority are located
upstream in southern Turkey, and were often occupied during the preceding Late
Uruk period also (cf. Hoh 1981; Algaze 1990). Within the Tishrín Basin, the only
other site certain to have been occupied at this time is Shiyukh Foqani (Morandi
Bonacossi 1998). Nevertheless, there are several other sites where immediate post-
Uruk levels are suspected to exist, among them Jerablus Tahtani; Tell Ahmar; Tell
Kabir; and Shiyukh Tahtani (Peltenburg et al. 2000: 59; Jamieson 1990: 25; Porter
1995: 142-3; Falsone 1998: 30). This is implied by the presence either as surface finds
or in the early EBA levels of occasional Late Uruk ceramics, or of levels described
as EB I. So far, the best-known site for this period on the Syrian Euphrates is Tell
Hadidi, which at the time covered an area of around 3 ha (cf. Lupton 1996: 86).

It was probably during the second quarter, culminating around the middle of the
3rd millennium B.C., that the EBA settlement at Halula reached the full extent
of c. 1.9 ha. This growth is consistent with broader developments along the
Euphrates which saw the establishment of numerous new sites, including Tell es-
Sweyhat; Halawa; Mari; Tell Bica, Tell Ahmar and the Tell Banat complex (Porter in
press). While many of these sites were initially relatively restricted in area, some
became quite sizeable, testifying to the emergence of a multi-tiered settlement
system that eventually consolidated into a series of local polities. The middle of
the 3rd millennium saw the emergence of large urban centres such as Tell Banat
and Carchemish and a number of the smaller sites were fortified (Lupton 1996:
88; Porter and McClellan 1998; Peltenburg et al. 2000: 68). At Jerablus Tahtani,
constructions outside the defensive system, suggest a spatial division of the
community into at least two sectors, a situation which may possibly explain the
bimodal spread of EBA pottery at Tell Halula (Peltenburg et al. 1995: 6; 1997: 4-7).

251
IV.5 Middle/ Late Bronze (CA. 1900-1350 BC)

IV.5.1 Pottery

Identifiable Middle-Late Bronze Age ceramics account for 1.9% of the diagnostic
sherds. In this case attribution was on the basis of diagnostic forms rather than
distinctive ware types, as it was not always possible to distinguish the Middle-
Late Bronze Age simple ware from the wheelmade ceramics of later periods.
Nevertheless, the Middle-Late Bronze (MB-LB) pottery can be characterised as
having a hard-fired, grit-tempered, pink, orange or reddish buff fabric with a gritty,
sandpapery feel. A small number of sherds exhibit a cream or yellow slip, and
one has painted decoration. It is notable that the form repertoire for this period
consists almost entirely of small- to medium-sized vessels.

Many of the closest parallels for the Halula MB-LB pottery come from the
assemblages of other Euphrates valley sites such as tells Hadidi, El-Qitar, Halawa
[Area A Planquadrat Q.1-3], and Munbaqa [Aussenstadt I-III] (De Feyter, 1989;
Dornemann, 1979; 1981; 1992; McClellan, 1984-85; 1986a; Orthmann et al., 1981).
There are also numerous correlations with the west Syrian sequences of Hama H-
G, Ebla-Mardikh IIIA-IIIB and Tell Nebi Mend, as well as with the ceramics from
Hammam et-Turkman Periods VII-VIII (Bourke, 1993; Curvers, 1988; Fugmann,
1958; Matthiae, 1979; 1980; 1982; Smit, 1988).

Among the most distinctive early MBA forms is a series of barrel jars with plain,
thickened or collared rims (Lámina 2: 23-24). This type first appears in transitional
EB-MB contexts at sites such as Kurban Höyük, before becoming a common early
2nd millennium form (Algaze, 1990, PL. 119: F-G). Barrel jars comparable to those
from Halula also occur in the early MB levels of Hammam et-Turkman VII, in Hama
H [Levels 5-4], and in MB IIA contexts at Tell Hadidi [Area BI] (Curvers, 1988, Nos.
84, 103, 115; Dornemann, 1992, fig. 18: 4, 13; Fugmann, 1958, fig. 110: 3C643).

Other distinctive MBA forms include several open carinated bowls with thickened
everted rims (Lámina 2: 26-27, 37). The closest parallels for many of these forms
can be found in Hammam VII (Curvers, 1988, Nos. 34, 43, 47, 109). Two carinated
bowls were also recovered from the spoil of a robber pit. Parallels for these come
from the destruction phase of the Western Palace at Ebla, dated to ca. 1800-
1600 B.C., and from Grave 2 at Tell Rifa’at, dated by seal impression to the second
half of the 15th century B.C. (Matthers, 1981: 370, fig. 220: 18; Matthiae, 1982, fig.
25: 16). A carinated bowl with a thickened inverted rim is paralleled in the late MB
strata of Halawa [Q.1d], in the MB-LB levels at El-Qitar [Area Y G38], and in LB
IA levels at Tell Hadidi (Dornemann, 1981, fig. 13: 27; McClellan, 1986a, fig. 7: 4;

252 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Orthmann, et al. 1981, PL. 48: 2). Characteristic LB bowl forms include two vessels
with gently carinated walls and thickened rims (cf. Smit, 1988, Nos. 10-11; Bourke,
1993, fig. 12: 4; McClellan, 1984-85, fig. 6: 4).

Amongst the jar forms are several with flanged or modelled rims (Lámina 2: 31-32,
35-36). Rim diameters range from 7-18 cm and probably represent several different
whole vessel shapes. Parallels for these are numerous, occurring in MB I-II contexts
at Ebla, Halawa [Q.1-3], and Hammam VII; as well as in LBA contexts at Hammam
VIII, El-Qitar and Tell Nebi Mend (Bourke, 1993, fig. 21: 10-11; Curvers, 1988, Nos.
183, 188; Matthiae, 1979, fig. I: 13-14, fig. M: 10-11; 1980, fig. 35: 2-3; McClellan, 1984-
85, fig. 6: 5, 7, 9; Orthmann, et al. 1981, PL. 44: 10, PL. 47: 11; Smit, 1988: No. 24;).

Other distinctive MB-LB forms include a group of medium-sized jars with little to
no neck, everted rims and ridges or band combing on the upper shoulder (Lámina 2:
28-29; 33-34). These are paralleled in late MB contexts at Halawa [Q.1d]; in MB IIB
and LB IA contexts at Hadidi [Area BIV, Area H XIII], El-Qitar [Area Y G38] and
Munbaqa [AS II.8] (De Feyter, 1989, fig. 5: 3; Dornemann, 1981, fig.15: 4; 1992, fig. 5: 1,
3; McClellan, 1986a, fig. 9: 5-7; Orthmann et al., 1981, PL. 45: 24, PL. 46: 18, PL. 48: 20).
A small jar with an outrolled rim is one of the few distinctive LB types with parallels
originating from late 16th to early 14th century B.C. contexts (cf. McClellan, 1984-5:
50-1, fig. 6: 11-15; Matthers, 1981, fig. 220: 2, 16; Smit, 1988, pl. 151: 72-73). Altogether,
the comparanda point to an occupation lasting between ca.1900-1350 B.C.

IV.5.2. Distribution

The distribution of Middle-Late Bronze Age pottery on Halula is similar to that


for the Early Bronze Age, forming a broad band which extends across the site from
an area of high density overlooking the eastern gully, to an area of similar density
covering the southern part of the western mound (Figura 4). Only a few sherds
were recovered from the northern part of the Tell; however, there is considerable
evidence for MB-LB materials being washed or eroded down into the gully and onto
the southern slopes of the site. The estimated area for the MB-LB settlement is
around 1.6 ha.

The Middle Bronze Age appears to have been a prosperous time throughout the
region with more than 40 sites identified within the Tishrín Basin alone. The
demographic explosion which characterises this period can be attributed largely
to the revitalisation of urban-based political and economic structures, manifest
in the revival of previously important city-states such as Ebla and Carchemish,
and the emergence of the newly-founded Amorite kingdom of Yamhad. The

253
largest site with MB-LB remains within the vicinity of Halula is Tell el-Qitar.
Located midway between the ancient cities of Carchemish and Emar, this natural
mountain site functioned as one of a pair of fortresses guarding the river narrows,
perhaps against the incursions of Hittite kings Hattusili I and Mursili I which
resulted in the annihilation of the kingdom of Yamhad, ca. 1600 B.C. (McClellan,
1986b). During the Late Bronze Age it formed part of a string of Hittite cities and
fortresses along the Euphrates designed to protect against the resurgent Assyrians.
While it is impossible to infer any direct relationship between Tell Halula and Tell
el-Qitar, both sites appear to have abandoned or destroyed sometime during the
14th century B.C. probably in the course of Suppiluliuma I’s military campaigns
along the Euphrates against the kingdom of Mitanni (McClellan, 1984-85: 67).

Fig. 4

254 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
IV.6. Middle-Late Iron Age (CA. 900-600 B.C.)

IV.6.1. Pottery

A small number of sherds (30 in total) indicate that Tell Halula was occupied
during the Neo-Assyrian period and perhaps slightly beforehand. Close parallels
are attested with the Late Assyrian pottery from Jurn Kabir [Levels I-II] and Tell
Ahmar [Areas C-D] further upstream, and from sites in northern Mesopotamia
such as Tell Halaf, Nimrud [Fort Shalmaneser/Area TW], Khirbet Qasrij, Qasrij
Cliff, and Tell al-Hawa (Ball et. Al., 1989; Curtis, 1989; Eidem & Ackerman, 1999;
Hrouda, 1962; Jamieson, 1999, in press; Oates, 1959). Correlations can also be
observed with some of the Iron II/III pottery from west Syrian sites such as Tell
Mardikh [Area E, Levels 3-6 & Area G, Levels 1-4] and Tell Abou Danné [Niveaux
IId-IIc], but these assemblages clearly belong to a different regional and cultural
tradition (Lebeau, 1983; Mazzoni, 1990).

The Iron Age pottery from Halula is predominantly grit-tempered, often with
a “clinky”, hard-fired, yellowish, pinkish or orange buff fabric. A few examples
contain a small amount of chaff temper and some have a cream or yellowish slip.
However, the main distinguishing feature of the pottery from this period is the
presence on several sherds of pronounced turning grooves, striations and ridges
produced by running a sharp instrument over the surface of the pot whilst still on
the wheel.

Clearly Iron Age are several bowls with folded, grooved rims (Lámina 2: 41-42).
These are very common Late Assyrian types, although in some areas they continued
to be produced well into the Hellenistic period (Oates and Oates 1958: 145). Some
of the best parallels for these bowls come from sites in the Wadi Ajij region of
eastern Syria (Bernbeck, 1993: 112, fig. 92: d, h; fig. 93: m, p). Good parallels are also
found at sites in northern Iraq; at Tell Halaf and Tell Ahmar, and at Qalcat ‘Ana on
the Middle Euphrates (Ball et al., 1989, fig. 16: 8-10, fig. 26: 19-24; Curtis, 1989, fig.
27: 71-72, fig. 28: 82-83; Hrouda, 1962, PL. 61: 154; Jamieson, in press, fig. 12: 1, 7, 11,
fig. 13: 1, 8-9; Killick, 1988, fig. 28: 13; Oates, 1959: 130, PL. XXXV: 13-14, 25). Dates
range mainly from the late 8th century to the end of the 7th century B.C.

Another common Late Assyrian type comprises open bowls with plain, thickened,
folded rims (Lámina 2: 38-40, 41). This is the most prevalent bowl type in Tell
Ahmar Areas C and D, and similar bowls are known from almost all Neo-Assyrian
sites, including those in the Southern Levant, which, subsequent to the conquests
of Tiglath-pileser III and Sargon II in the 8th century B.C., became sites of Assyrian
administrative centres (cf. Crowfoot et al., 1957, fig. 11: 2, 4, 6; Jamieson, 1999, fig.

255
Lámina 2-B

256 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
1: 8, 10, 13; in press, fig. 4: 2, fig. 5: 9, 13-19, fig. 6: 1-2, 4-6, 8, fig. 7: 5, 7, fig. 8: 13, fig.
9: 3, 6, fig. 11: 6-7, 11-12). Also found across the Assyrian realm are narrow-necked
jars with externally rolled and thickened rims (Lámina 2: 48-49).

Close parallels for several bowls with thickened rims and pronounced external striations
or ridges occur at Qasrij Cliff and Khirbet Qasrij in northern Iraq; at sites in the Wadi
Ajij region; at Tell Ahmar, and at Tell Abou Danné (Lámina 2: 44-47; cf. Bernbeck, 1993,
fig. 94: g, fig. 96: g, l, fig. 98: c; Curtis, 1989, fig. 7: 6-7, fig. 30: 114; Jamieson, in press,
fig. 5: 7, fig. 9: 5, fig. 11: 4, fig. 14: 3-4, 9; Lebeau, 1983, fig. xi: 1, xx: 2). Good parallels also
occur in Levels I.B-A at Jurn Kabir, not far from Halula, where they are dated to the
mid-9th to 7th centuries B.C. (Eidem & Ackerman, 1999, fig. 6: 9-10).

Also assigned to this period is a body sherd with a raised, thumb-impressed band
(Lámina 2: 50). An exact attribution for this piece is uncertain since close parallels are
attested from both Late Assyrian and Hellenistic contexts. Late Iron Age (Iron Age
II/III) parallels for this type come from Tell Abou Danné and Tell Rifa’at in northwest
Syria; from Tell Ahmar, the Wadi Ajij region, and from Khirbet Qasrij (Bernbeck, 1993,
fig. 127: h; Curtis, 1989, fig. 42: 299-300; Jamieson, in press, fig. 30: 1, 3; Lebeau, 1983:
lxxxi, lxxxii; Seton Williams, 1961, PL. xxxviii: 19). Parallels from the Hellenistic period
come from Nimrud and from Tell es-Sweyhat on the Middle Euphrates (Holland, 1976:
38, Fig.6: 29; Oates & Oates, 1958: 124, PL.XXVII: 14). These are identical in form to
the Khirbet Qasrij vessels dated three to four centuries earlier.

IV.6.2. Distribution

The small amount of Iron Age pottery suggests only a modest settlement at Tell
Halula during this period, although it seems unlikely that the deposits, and hence
artefact numbers, would not have been at least partially affected by the same
erosion processes responsible for the downward movement of artefacts observed
for the previous two periods. Indeed, being chronologically superior, the Iron Age
levels are likely to have been even more severely eroded had the settlement been
located in the same part of the mound.

In fact, the density plot for this period shows the distribution of Iron Age pottery to
be very similar to that of the Uruk-Early Bronze and MB-LB periods, but within more
discrete limits, extending in an E-W oriented band across the centre of the Tell with a
focus along the high, north-facing ridge of the site’s eastern spur (Figura 5). Numbers
of sherds are also concentrated at the foot of the southeast slopes, coinciding with the
areas of erosion observed in the earlier periods. The western density peak, however,
lies slightly to the northeast of those for the previous two periods, indicating a minor

257
shift in the location of settlement, probably in response to reduced population levels
and the need for a more nucleated arrangement of structures, perhaps for strategic
reasons. Certainly, the sector of the Tell immediately overlooking the main gully
offers the best prospect of the surrounding steppe, as well as being the only place on
the site from which it is possible to gain a clear view of the river.

Fig. 5

The area estimated for the Iron Age settlement is approximately 1.2 ha, which is
consistent with the size range for the majority of Syrian Iron Age sites (Morandi
Bonacossi, 2000; Sader 2000: 66). Many of these have been interpreted as
agricultural villages, hamlets, farmsteads, and even as the locations of high status
residences such as villas or manors. However, not all small sites were necessarily
agricultural establishments as excavations in the Tishrín basin have shown. During

258 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
the Neo-Assyrian period there is evidence for the existence of numerous small,
fortified settlements, or observation points, presumably responsible for guarding
or controlling features of strategic significance, such as important overland
communication routes and the various Euphrates crossing-points (Morandi
Bonacossi, 2000: 377). Tells Jurn Kabir, Qadahiyeh, and Sandaliyeh Kabir Maqbara,
for example, all of which lie within 25 km of Halula, have been interpreted as part
of a network of settlements responsible for guarding the stretch of river around
Qalacat Najm, more recently known as the focus of a major east-west river crossing
(Eidem and Pütt, 1999: 197). The location and size of the Tell Halula Iron Age
settlement are consistent with either function, although the presence of further
Iron Age sites distributed at regular intervals along the Wadi Abu Qalqal suggests
that it was inclined towards ensuring military control of this strategic stretch of
the Euphrates and it immediate hinterland.

IV.7. Hellenistic/Early Roman (CA. 250 B.C.-A.D. 200)

IV.7.1. Pottery

Only 15 definite Hellenistic sherds (including body sherds) were recovered from
Halula and most are badly weathered and abraded. No doubt other Hellenistic
pottery might have been identified if more was known about the Hellenistic plain
wares from this area, and in this respect the publication of the ceramics from
the nearby Hellenistic fortified settlement, or katoikia, of Jebel Khalid is eagerly
awaited.8 Nevertheless, available parallels for the ceramics indicate that Halula was
occupied at around the same time as Jebel Khalid – i.e., from the early 3rd century
through to the middle of the 1st century B.C. (G. Clarke pers. comm.).

No obviously Early Roman ceramics were recovered from the Tell; however, at
least three items were found adjacent to the Classical/Late Antique site in the
adjoining fields.9 These suggest dates spanning the second half of the 1st century
B.C. through to the mid-3rd century A.D., and are an indication that settlement
continued on the Halula peninsula after the end of the Hellenistic period.

The most readily identifiable Hellenistic materials from Halula are the red and
black ‘glazed’ fine wares, including four examples of Eastern Sigillata A (ESA) ware.
This was the standard fine ware of the region from the mid-2nd century B.C. through

8 Jebel Khalid is located approximately 7 km south of Tell Halula and has been excavated by a team
from the Australian National University and the University of Melbourne since 1986.

9  This second site is referred to as the Mazracat (fields of) Halula to distinguish it from the Tell proper.

259
to the 2nd century A.D., and is distinguished by a very fine pinkish buff fabric and
smooth, semi-lustrous red to brownish red slip. Part of an ESA base with roulette
decoration on the interior is comparable to examples from Hama, Antioch and
Tarsus (Lámina 2: 55; cf. Johansen, 1971, fig. 27: 1; Jones, 1950, fig. 136; Waagé, 1948,
fig. 4: 19). These indicate it was from a plate or shallow bowl and probably dates
from the end of the Hellenistic period. A modelled ring-foot (Lámina 2: 52) finds
close parallels at Samaria, Antioch, Tarsus, Hama, and many other sites (Crowfoot
et al. 1957, Forms 16-17; Johansen, 1971, forms 16-17; Jones, 1950, fig. 188: 275, D,
E; Waagé, 1948, Shape, 164). The piece is from a hemispherical cup with either
a plain or beaded rim, and can be dated to the Late Hellenistic period (mid-2nd
century - mid-1st century B.C.). Identical bases have been found at Jebel Khalid,
which was evidently abandoned at the end of the Seleucid period.10

Perhaps the earliest piece amongst the Hellenistic pottery is a body sherd of black glazed
‘West Slope’ Ware decorated with incised horizontal lines and vertical fluting (Lámina 2:
58). Comparanda from Samaria, Tarsus, Antioch, and the Qoueiq valley indicate it was
either from a krater, a skyphos, or a hemispherical bowl, and can be dated to the 3rd century,
or first half of the 2nd century B.C. (Crowfoot et al., 1957, fig. 45: 9, 17; Jones, 1950, fig. 124:
101, 112, fig. 125: 119; Kenrick, 1981, fig. 241: 1; Waagé, 1948, fig. 3: 26, 29).

A further Hellenistic fine ware form is from the rim of an oinochos or jug (Lámina 2:
51). The sherd has a fine, yet porous, pinkish buff fabric and is covered with a dull
red slip. An excellent parallel for this type comes from the Hellenistic levels at Tell
Mardikh [VIB 1-2] and is dated to the 3rd-2nd centuries B.C. (Mazzoni, 1984: 114,
fig.D: 3). The type is also common at Jebel Khalid.

Amongst the most readily identifiable Hellenistic plain ware forms is an incurved
bowl with a ridge and shallow groove just below the rim (Lámina 2: 56). Published
comparanda for this type come from Tell Mardikh and Antioch, where they are
dated to as early as the late 4th century B.C., and also from Late Hellenistic Asvan
Kale in the southeastern Turkey, which has a precise date of 66/5 B.C. (ibid., fig. C: 17;
Mitchell, 1980: 10-12, fig.28: 179; Waagé, 1948, PL. II: 57, fig. 3: 15-16). Identical bowls
are common at Jebel Khalid where both plain and slipped variants are known.

Also of plain ware are two deep mortars and the rim of a large storage jar (Lámina
2: 53-54, 57). The first two vessels find close parallels at Asvan Kale and at Jebel
Khalid, while the jar is paralleled at Tell Mardikh, Asvan Kale, and Tarsus (Jones,
1950: 178-179, fig. 191: 35; Mazzoni, 1984: 119, fig. F: 8-9; Mitchel,l 1980 10-12, fig.

10 Personal observation. My thanks go to Prof. Graeme Clarke and the late Mr. Peter Connor for
allowing me to examine some of the Jebel Khalid assemblages.

260 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
39: 490-491). The Mardikh examples are dated to the 3rd and 2nd centuries B.C.,
while those from Asvan Kale and Tarsus date to the end of the Hellenistic period.

IV.7.2 Distribution

Hellenistic pottery on Halula is distributed mainly in two broadly spaced


concentrations: along the southern edge of the western mound, and on top of
the eastern spur extending down the steep southeast slopes. The small amount of
unmistakably Hellenistic and Early Roman pottery recovered suggests that the mound
itself was probably not extensively inhabited during either of these periods, if at all,
although it may be that any remains have been largely destroyed as a result of clearing
and levelling the site for agricultural purposes. What is more likely is that the materials
represent a field scatter originating from an area off-site and have subsequently eroded
downslope as a result of long-term cultivation and field clearance.

Indeed, the probable off-site origin of the sherds has been borne out by
investigations in the fields to the west of the Tell in 1996, which resulted in the
identification of an extensive Late Antique-Early Islamic settlement located along
the edge of the Wadi Abu Qalqal.11A number of Hellenistic and Early Roman sherds
were noted in the vicinity of these remains, suggesting that the Hellenistic/Early
Roman settlement from which the surface sherds derived was also located here.

Of course it cannot be ruled out that some of the sherds from the Tell were deposited
there at random, however, a more likely means is that of deliberate manuring, in
which composted nightsoils and other habitation refuse incorporating artefacts
were spread on adjacent fields as fertilizer. For example, at Tell es-Sweyhat, about
10 km southeast of Halula, surrounding field scatters composed largely of Early to
Middle Bronze Age sherds with a lesser component of Hellenistic sherds, have been
interpreted as evidence for intensive cropping and maximum use of settlement-
derived fertilizers during these periods (Wilkinson, 1982: 331). On these grounds,
it seems probable that Halula was also the site of intensive cultivation during
the Hellenistic period, with the Tell, as today, constituting the principal area of
farmland. However, there are various reasons to suspect that this was not in fact
the case and that the Hellenistic sherds were instead deposited during the Late
Roman/Byzantine-Early Islamic periods. One is the prevalence of Late Antique
and Early Islamic sherds within the adjacent field scatters, which points to the
latter phase being the main period of manuring. Added to this is the fact that the

11 Investigations were carried out during the 1996 field season at Tell Halula. My thanks go to Prof.
Miquel Molist and the Tell Halula excavation team for welcoming me into their team for ten days in
order to conduct this research.

261
distribution of Hellenistic sherds on the Tell falls well within the distribution for
the later materials implying that two groups entered the surface artefact record
at the same time. Furthermore, land-use studies in the region of Kurban Höyük,
upstream from Halula on the Turkish Upper Euphrates, have demonstrated that
the most intensive manuring took place when the area attained its maximum
population during the Late Roman/Byzantine period (Wilkinson, 1989). A
contemporary peak in population is also suggested for the Syrian Euphrates region
with the remains of several Late Roman/Byzantine-Early Islamic settlements
occurring within a few kilometers of Halula.12

IV.8. Late Roman/ Byzantine-Early Islamic (CA. 450-925 A.D.)

IV.8.1 Pottery

Around 0.7% of the diagnostic sherds recovered can be assigned to the Late Roman/
Byzantine or Early Islamic periods. Although some can be identified as specifically
‘Abbasid and date to the end of this interval, available correlates indicate that the
majority belong to a phase spanning the period of political change from Byzantine
to Islamic rule (i.e. 6th-8th centuries A.D.).

Several different wares are evident, including distinctive types such as “Brittle”
cooking ware and “splash” glazed ware. The majority of sherds, however, are made
from a medium- to hard-fired, grit-tempered, buff, pinkish buff or orange buff fabric.
Fragments of two roof tiles were also recovered and, judging by the overfired green
colour and warped shape of one example, were probably of local manufacture.

Brittle Ware has a widespread occurrence throughout Syria, the southern Levant
and Iraq, and is so-named because of its thin, brittle, red or reddish brown fabric.
Only one Brittle Ware sherd was recovered by controlled sampling, although several
were recovered in the original 1984 surface collection and others were noted during
the survey. The sherd is part of a ridged strap handle possibly from a type of deep,
cylindrical-necked pot that with minor variations in rim profile was characteristic of
the Byzantine and Umayyad periods. Parallels for this type come from Halabiyya-
Zenobia on the Middle Euphrates, and from Déhès in the Dead Cities southwest of
Aleppo (Orssaud, 1991, fig. 122: 17-20; Sodini et al., 1980, fig. 308 Type 3a).

12 Qushlet Yusef Pasha was founded on the remains of an extensive Late Roman/Byzantine-Early
Islamic settlement, while smaller sites include Khirbet Mushraq, at the mouth of the Wadi Abu
Qalqal, and Khirbet Matbukh, mid-way between Mushraq and Halula. Early Islamic kilns have
been identified at Khirbet Khalid.

262 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
The Buff Ware forms include several amphora and large basin rims (Lámina 2: 59-
63, 65). One of the basins has an rounded club rim with a recessed inner groove,
presumably for supporting a lid. The closest parallels for this type come from Resafa
and Qasr al-Hayr East, where they are dated to the first half of the 8th century A.D.
(Grabar et.al., 1978: A-3, 5; Konrad, 1992, fig. 14: 2; Mackensen, 1984: 55, PL. 14:
1, 8-9). Similar basins have been found at sites in the Qoueiq valley near Aleppo,
as well as in the Balikh valley, and are considered to be of Umayyad-Abbasid (i.e.
7th-10th century) date (Bartl, 1994: 162; Northedge, 1981: 463, 465). Another basin
has a grooved ledge rim. Parallels for this type occur at Halabiyya-Zenobia, Déhès,
Suriya (ancient Sura) and Resafa, and are dated from the late 6th century through
to the mid-8th century A.D. (Mackensen, 1984, PL 31: 12, PL. 15: 26; Orssaud, 1991,
fig. 121: 4; Sodini et al., 1980, fig. 128: 15).

Also of Buff Ware is a molded lamp fragment (Lámina 2: 68). At Halabiya similar lamps
are dated to the mid-7th to 8th centuries A.D., while at Resafa they are dated mainly
to the early 8th century (Mackensen, 1984: 48-9, PL. 15: 11; Orssaud, 1991: 269, fig.
124: 42, 45, 47-9). Close parallels for this form are also found amongst the Umayyad/
Abbasid (8th century) materials from Qasr al-Hayr East (Grabar et.al., 1978: 112, A-
4: 8). At Déhès the type first appears during the early 7th century and is particularly
common in late 7th century contexts (Sodini et al., 1980: fig. 310: Type 4, fig. 316).
One type which is often found on sites throughout the region yet rarely reported in
the literature is a sherd with alternating panels of incised and rouletted decoration
(Lámina 2: 67). The closest parallels are from Resafa and Qseir es-Seile and are
dated to the late 6th and early 7th centuries A.D. (Mackensen, 1984: 53, PL. 13: 19, 15:
17, 29: 7). Others come from Déhès where they are dated to the 7th century (Sodini
et al., 1980, fig. 333-334).

A small, globular holemouth pot or bowl in a dull greyish buff fabric with a black
slipped exterior is paralleled in the 9th-10th century (Abbasid) levels of Kurban
Höyük II (Lámina 2: 64; cf. Algaze, 1990, PL. 142: A; PL. 143: B, D-E). The form
also occurs on Early Islamic sites in the Balikh valley (Bartl, 1994, PL. 14: 4).
Examples are made from plain and Brittle Ware fabrics and often exhibit a red,
brown or black slip.

A ring base with spotted “splash” glaze decoration in dark green on light greenish
yellow can be attributed to the Early to Middle Abbasid periods, i.e. the late 8th-
10th centuries A.D. (Lámina 2: 66). Spotted and other splash glaze wares occur at
numerous sites dating within this time range, including Qasr al-Hayr East, Antioch,
Dibsi Faraj, and sites in the Balikh valley (Bartl, 1994, PL. 37: 1-2, 5; Grabar et al,.
1978: H/10; Harper, 1980, fig. E: 83; Waagé, 1948: 93, fig. 57).

263
VI. 8.2. Distribution

As with the Hellenistic pottery, the Late Roman/Byzantine and Early Islamic materials
recovered from Halula almost certainly derive from the Mazracat Halula site, athough
there is always a possibility that the Tell itself was also inhabited. Investigation of the
fields lying between the Mazracat Halula and the western edge of the Tell has shown
that materials of this period are distributed in a wide arc which stretches away from the
Mazracat site and encompasses all the land up to, and, to some extent overlapping, the
edge of the Tell. Artefact densities appear to decrease with increased distance from the
Mazracat Halula, a situation that is demonstrated quite clearly by the combined density
contour map for the Hellenistic- Early Islamic periods. In it, artefacts are shown to be
heavily distributed along the western boundary of the Tell fanning out from an area
off-site (Figura 6). There is also a high density peak approximating the highest part
of the Tell, as well as low-density areas on the top of the eastern mound and around
the lower slopes, which were probably once part of a contiguous distribution. In all
probability the entire area from the Mazracat Halula across onto the upper part of the
Tell was used as fields during Late Roman/Byzantine and Early Islamic times.

Fig. 6

264 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
VI.9. Ottoman (CA. 1850-1914 A.D.)

Only one item from the surface collection could be positively identified as
belonging to this period. This comprises a red slipped and rouletted sherd from
the bowl of a clay tobacco pipe. Similar pipes from Hama were originally dated to
the Mamluk period on the grounds that they were found with what were presumed
to be Mamluk ceramics (Riis and Poulsen, 1957: 280-283; Robinson, 1985: 157, n.31).
However, several recent studies have shown that red-slipped pipes first appeared in
the Middle East towards the end of the 17th century A.D., and that the bell-shaped
type, of which this is an example, are typical of the period after A.D. 1850 (Hayes,
1980: 7, fig. 1: VIII; Robinson, 1985). Throughout the Ottoman Empire there were
numerous pipe-manufacturing centres, initially in Turkey and Greece, but later in
_
local centres. (Robinson, 1985). Exact parallels from the su qs of Aleppo suggest
that this is perhaps where this particular item was manufactured.

A late 19th century date is consistent with the history of settlement in this region.
Prior to this time the Syrian Euphrates valley had been inhabited mainly by
Bedouin or used to pasture herds belonging to Aleppo-based landowners.1314 Many
new villages were established in the area during the early 1880s when vast tracts of
land between Aleppo and the Euphrates were acquired by Sultan cAbdul Hamid II
and let to tenant farmers (Lewis, 1987).. According to the local people, the modern
village of Halula was founded around this time.

V. CONCLUSION

The Halula area, and the Tell in particular, was clearly attractive to settlement over
a long period of time. The reasons for this were probably largely environmental, in
that the area is favourably located with regard to climate, soils and water supply.
Together these create good conditions for agriculture, which might explain in part
why the site was founded when the first successful attempts were being made at
plant cultivation. However, the area’s attractions extend well beyond its potential
for dry-land farming. Tell Halula is located at the convergence of three ecological
zones: the mountains, the river and the steppe, which would have given its
inhabitants access to a considerable diversity of resources. It is also ideally located
with respect to the availability of agricultural or pasture land, and its position

13 
The semi-nomadic Abu Banna tribe established a temporary settlement in nearby Qushlet
Yusef Pasha ca. A.D. 1841 and a barracks was installed there at about the same time (Hill 1994:
75, Appendix 1: 1). A well-preserved 19th century Ottoman water mill once stood at the mouth of
the Wadi Abu Qalqal before being inundated by the Tishrín Dam reservoir. Remains of another
Ottoman water mill occur along the western edge of the Halula peninsula.

265
beside a permanent, readily accessible water source would have made it well-
placed to take advantage of irrigation agriculture during Late Roman/Byzantine
and Early Islamic times. The site is well-located in terms of access to clays for
pottery manufacture and to raw materials for stone tool manufacture. It is also
in a sheltered location and sufficiently elevated to put it beyond risk of flooding.
During the 3rd, 2nd and 1st millennia BC, it may not have been as strategically placed
to attract the scale of settlement seen at sites closer to the river. Nevertheless,
it never appears to have been abandoned for very long, except, perhaps, during
the previous millennium. Given the evident importance and complexity of the site
it can only be hoped that future excavations at Tell Halula, and in its immediate
surrounds, will help to expand our understanding, not only of the prehistoric
periods when the site was at its apogee, but also of those subsequent historical
periods about which, as yet, only little is known from this region.

266 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
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276 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
La gestión de los recursos animales en Tell
Halula: nuevas hipótesis y aproximaciones
metodológicas para el estudio de domesticación
animal y producción ganadera

Maria Saña, Carlos Tornero


Laboratorio de Arqueozoología, Departamento de Prehistoria, UAB

Los resultados que se presentan en este trabajo hacen referencia al estudio de los
restos de fauna recuperados entre los años 1991 y 1996 en el yacimiento de Tell
Halula. El conjunto de datos aquí expuestos a modo de síntesis fue presentado en
1997 como Tesis Doctoral por parte de María Saña, en la Universidad Autónoma
de Barcelona (Saña, M., 1997), trabajo que fue publicado en 1999 (Saña, M., 1999).
Con posterioridad a 1996, y conjuntamente a la continuación de los trabajos de ex-
cavación del yacimiento que han permitido recuperar nuevos conjuntos de restos
de fauna, se han venido publicando trabajos puntuales y específicos a la vez que
corroborando las hipótesis planteadas para Tell Halula y colaborando en las prin-
cipales síntesis realizadas para el área del Levante Norte Oriental (Peters et alii.,
1999; Saña & Helmer, 1999; Saña, 2000; Saña et alii., 2001; Helmer et alii., 2005;
Saña & Tornero, 2007; Saña & Tornero, 2008; Tornero & Saña, 2008a; Tornero &
Saña, 2008b). En la actualidad, se trabaja en la consecución de una segunda Tesis
Doctoral por parte de Carlos Tornero, con los resultados completos del análisis de
los restos de fauna recuperados entre 1997 y 2007.

El análisis arqueozoológico realizado de los conjuntos de restos de fauna recupe-


rados en el yacimiento de Tell Halula durante las campañas presentadas en esta
publicación, se ha planteado siempre en base a un objetivo general: incidir en las
estrategias de gestión de los recursos animales practicadas a lo largo del intervalo
temporal representado en el yacimiento. Teniendo en cuenta los objetivos genera-
les del proyecto y las problemáticas históricas representadas en el yacimiento, los
trabajos realizados hasta el momento pueden estructurarse en 3 líneas de investi-
gación principales:

- Evaluación de las modalidades de gestión de los recursos animales y de sus cam-


bios a nivel diacrónico.
- Establecimiento de la dinámica de los procesos de domesticación de las prin-
cipales especies productoras de alimento (cabra, oveja, buey y cerdo), desde sus
inicios hasta su consolidación.
- Aplicación de nuevos criterios y pruebas independientes (análisis isotópicos) con
el objetivo de contrastar las hipótesis planteadas en los apartados anteriores e
incidir de forma más exhaustiva en las estrategias de producción ganadera.

277
El análisis de las modalidades de gestión de los recursos animales ha tenido en cuen-
ta todo el conjunto de procesos de trabajo implicados en la estrategia productiva
y reproductiva de la comunidad que tienen como objetivo al animal. Entendemos
con esto que la gestión animal abarca desde la adquisición de los animales o pro-
ducciones específicas de estos animales, hasta la distribución y consumo, ya tenga
este último fines exclusivamente subsistenciales o bien ideológicos o políticos. Par-
tiendo de este marco general, las preguntas formuladas al registro arqueozoológico
no quedan supeditadas a conocer cuáles eran las especies animales proveedoras de
alimento sino que se amplían a la búsqueda de información sobre cuáles eran los
mecanismos que posibilitaban o limitaban el acceso a la propiedad y/o consumo de
estos animales y productos animales. Esto teniendo en cuenta que el papel del ani-
mal como medio de producción y la importancia otorgada a la reproducción como
fuente de acumulación son cuestiones que a menudo quedan relegadas a segundo
término, debido al privilegio concedido al animal como fuente de suministro ali-
mentario. Es importante, en esta línea de trabajo, diferenciar entre ganadería y do-
mesticación. Mientras que con ganadería nos referimos al conjunto de procesos de
trabajo destinados a garantizar el mantenimiento y crecimiento animal, a la obten-
ción de sus productos (o del mismo animal como producto) y a la explotación del
animal como medio de producción, la domesticación se refiere al control de la re-
producción animal, pero no a los actos técnicos implicados en esta reproducción,
sino a la apropiación de las diferentes generaciones de animales obtenidos median-
te esta reproducción (Ingold, 1984). La ganadería incluye las actividades básicas de
reproducción, manipulación y obtención de productos (Redman, 1990), mientras
que la domesticación constituye una condición social de producción diferente a la
existente hasta el momento, establecida sobre la propiedad de medios de produc-
ción y que comporta la existencia de relaciones permanentes entre los medios de
producción y los productores dependientes de los mismos (Vicent, 1988 y 1990).

I. Modalidades de gestión de los recursos animales en el


asentamiento de tell Halula y proceso de domesticación animal

La caracterización de las modalidades de gestión de los recursos animales practi-


cadas en cada fase de ocupación de Tell Halula se ha llevado a cabo a partir de un
análisis integrado de la variabilidad que presentan los conjuntos de restos de fauna
ateniéndonos a su composición especifica, esquelética, características arqueotafo-
nómicas y articulación espacial. Para ello se ha realizado un análisis exhaustivo del
material (número de restos analizados = 16.964), contemplando los siguientes pa-
rámetros: condición de los conjuntos, dinámica de la variabilidad específica, varia-
bilidad esquelética documentada por cada especie animal representada, dinámica
espacial y específica de las conexiones anatómicas, dinámica de las termoaltercio-

278 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
nes en relación con la variabilidad esquelética y específica, análisis de las trazas vin-
culadas al procesamiento de los recursos animales, estructura de las poblaciones
animales sacrificadas y la cantidad de biomasa potencialmente suministrada por
cada especie en cada fase de ocupación. Las unidades de cuantificación utilizadas
han sido el número de restos por especie y la cantidad de biomasa potencialmente
suministrada por cada especie. No se ha utilizado directamente el número mínimo
de individuos debido a que se desconocía la duración exacta de cada una de las ocu-
paciones analizadas. El análisis osteométrico del material, a partir de los análisis de
dispersión y de los análisis multivariantes, ha permitido efectuar la descripción y
comparación de las poblaciones animales representadas, establecer la variabilidad
interna de estas poblaciones y, en algunos casos, la separación taxonómica. El aná-
lisis cualitativo del material se ha centrado en el estudio de las modificaciones/alte-
raciones producidas tanto por agentes naturales (matriz sedimentaria, fenómenos
atmosféricos, agentes químicos y biológicos) como por agentes sociales (durante la
adquisición, procesamiento, preparación para el consumo y mantenimiento de los
productos alimentarios, la distribución y el consumo de alimentos).

Figura 1. Representación gráfica de los resultados del ACP (análisis de componente principal) obtenidos
integrando las diferentes fases de ocupación (FO) de tell Halula y la variabilidad específica documentada
en cada una de ellas.

BOS = Bos taurus/ Bos primigenius; SUS = suidos; EQ = equidos; GZ = gacela; OV = oveja; CP= cabra; CVD = cervidos

279
A partir de esta evaluación se han establecido los intervalos hipotéticos de inicio
de la reproducción bajo condiciones artificiales para los suidos, bóvidos, ovejas y
cabras. Estos datos han permitido caracterizar la modalidad de gestión practica-
da en cada una de las fases de ocupación, documentando dentro de la misma, los
cambios experimentados en el modo de adquisición, procesamiento y distribución
de los recursos animales. El análisis posterior a nivel diacrónico de la secuencia,
ha permitido documentar la existencia de una serie de puntos de inflexión que re-
presentan cambios significativos en el modo de gestión de los recursos animales. A
partir de los puntos de inflexión, contrastados estadísimamente (Figura 1), se ob-
servan tres dinámicas diferenciales en función del número de especies explotadas,
número de especies domésticas y salvajes destinadas a la producción de alimento
cárnico y producciones explotadas de cada especie animal.

I.1. La gestión de los recursos animales durante las primeras


ocupaciones de Tell Halula (fases ocupación 1-8)

A excepción del perro y posiblemente de la cabra, la totalidad de recursos animales


explotados hasta la fase de ocupación 8 en Tell Halula se han obtenido mediante
la actividad de caza (Tabla 1). Teniendo en cuenta que a partir de criterios biomé-
tricos se ha evidenciado la presencia de Capra hircus desde la fase de ocupación 3
(Saña, 1999), debemos considerar que la práctica de la ganadería sobre Capra se
habría iniciado en momentos anteriores, pues los efectos de la selección artificial
se registran ya en esta fase de ocupación sobre el esqueleto animal. La estrategia
de caza practicada se caracteriza por la explotación simultánea de biotopos dife-
renciados localizados en las inmediaciones del asentamiento. Mientras que a partir
de la cantidad de biomasa potencialmente suministrada se evidencia una mayor
importancia relativa de los bovinos (Bos primigenius), las frecuencias relativas de re-
presentación indican una explotación diversificada centrada en el equilibrio entre
gacela, cérvidos, equinos, suidos y bovinos, si bien a partir de la fase de ocupación
3 se documenta un mayor énfasis sobre la gacela. Este grado de diversificación se
amplía en la fase de ocupación 5, contemplándose la presencia significativa de Ca-
nis familiaris y tortuga y la presencia puntual de lobo, zorro, felinos, lepóridos y
aves. No se dispone de evidencias directas del consumo de perro y zorro, si bien
los patrones de fracturación registrados y la presencia de trazas de desarticulación-
descarnación en algunos de sus restos pueden estar indicando su potencial aprove-
chamiento para finalidades alimentarias.

280 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
EA-
FO BOS C-D GZ SUS OCND OVIS CP CF CLU VU FEL LP RDE AUS TT RD MG MM MP PR GR RDA ND RA
H
1 20 22 5 21 24 40 1 6 10 - 3 - - 152 - 60 212 98 142 - 7 - 247 56 515
2 4 2 1 5 2 17 - 7 - - - - - 38 1 9 48 - 5 - - - 5 - 53
3 22 7 - 50 16 76 - 21 - - - - - 192 2 - 194 46 90 - 29 - 165 334 693
4 56 19 1 52 11 97 1 18 - - 1 - - 256 11 29 296 99 134 - 41 - 274 83 653
5 274 69 5 215 78 450 8 56 144 1 38 1 1 1340 11 260 1611 379 233 9 134 - 755 82 2448
6 156 40 7 129 9 37 1 3 13 1 5 2 - 403 - 232 635 36 50 4 16 - 106 7 748
7 107 25 6 70 9 12 - 3 7 - 4 - - 243 2 75 320 - 2 - - 5 7 - 327
8 107 68 3 137 39 194 18 71 4 - 7 1 2 651 14 1 666 12 34 - - - 46 - 712
746 252 28 679 188 923 29 185 178 2 58 4 3 3275 41 666 3982 670 690 13 227 5 1605 562 6149

Tabla 1. Número de restos determinados por especie (RD), número de restos determinados a nivel específico
(RDE), número de restos determinados a nivel anatómico (RDA), número de restos no determinados (RND)
y número de restos analizados (RA) de la fase de ocupación 1 (FO-1) a la fase de ocupación 8 (FO-8).

BOS= Bos taurus/Bos primigenius; C-D= Cervus-Dama; CVsp.: cervidos; EA-H= Equus asinus/hemionus; GZ= gazela; SUS=
Sus scropha/Sus domesticus; OC= ovicaprinos; OV= Ovis orientalis/Ovis aries; CP= Capra aegagrus/Capra hircus; CF= Canis
familiaris; VU= Vulpes vulpes; CLU = Canis lupus; CNsp. = canido no determinado; FEL = felino; LP = leporidos; ME = Meles
meles; AUS = restos de aves; TT= restos de quelonidos; MG= mamífero de talla grande; MM = mamífero de talla mediana; MP =
mamífero de talla pequeña; PR= pequeño rumiante; GR= gran rumiante.

La falta de homogeneidad en las pautas de selección del sexo y edad de los individuos
sacrificados constituye una evidencia de la utilización flexible y no especializada de los
recursos locales, si bien cabe mencionar un sacrificio mayoritario de ejemplares machos
de edad superior a los dos años para los bovinos, de ejemplares juveniles y hembras adul-
tas para gacela, individuos juveniles en el caso de los suidos y de cérvidos adultos. En
base a estos datos puede plantearse que la estrategia de caza seguida no sería totalmente
oportunista sino que, al menos para los bovinos y suidos, la estrategia se dirigiría princi-
palmente hacia la obtención de individuos juveniles. El dominio de ejemplares juveniles
y de hembras podría estar indicando igualmente una práctica estacional de esta activi-
dad sobre los rebaños de hembras y crías juveniles. En este sentido, por ejemplo, cabe
mencionar que se ha documentado en la fase de ocupación cinco el predominio alter-
nativo de las asociaciones Capra/suidos y bovinos/gacela/cérvidos/equinos. Este hecho
evidenciaría la explotación diferencial de estos dos grupos de especies a nivel temporal.
Mientras que en intervalos concretos (de los cuales es imposible, de momento, precisar
su duración) se privilegiaría el sacrificio de animales adquiridos a partir de la actividad
ganadera complementado por la caza puntual de suidos, en otros intervalos temporales
la estrategia practicada se basaría en la adquisición de recursos animales de manera ex-
clusiva a partir de la actividad de caza. Si bien puede plantearse una complementariedad
entre la actividad de caza y la ganadera, la constatación efectuada anteriormente permi-
te plantear la posibilidad de que tal complementariedad no fuera estrictamente simultá-
nea sino que estuviera jerarquizada en base a la dimensión temporal. Considerando que
la programación de la actividad agrícola-ganadera debe contemplar la secuenciación de
los ciclos productivos y no-productivos y estrechamente vinculados a los mismos, la dis-
ponibilidad de alimento para los rebaños de animales domésticos, la variabilidad obser-

281
vada podría estar condicionada por estos mismos ritmos estacionales. De esta manera,
en períodos de baja productividad ganadera se podría recurrir a la actividad de caza con
el objetivo de no alterar la composición de los rebaños domésticos y asegurar de esta
manera el próximo ciclo reproductivo.

Si bien los porcentajes relativos de representación de los restos de Capra (en las pri-
meras ocupaciones del Tell) oscilan entorno al 30% del total, cabe mencionar que a
partir de la cantidad de biomasa potencialmente suministrada se evidencia cómo su
contribución a la alimentación sería inferior a la de los bovinos y equivalente a la de
los equinos, suidos, gacela y cérvidos (Figura 2). Cabe considerar, sin embargo, que el
número mínimo de ejemplares sacrificados de esta especie es superior al del resto de
especies. Considerando que para las dos primeras fases de ocupación analizadas se
dispone de escasos datos biométricos de Capra, debemos plantear la posibilidad de
que los ejemplares sacrificados puedan corresponder tanto a la forma salvaje como a
la doméstica o bien pueden estar representando a las dos simultáneamente. En base
al análisis de la estructura de la población animal sacrificada se observa la existencia
de unas pautas de sacrificio significativas que implican un elevado grado de selección
(sacrificio mayoritario de machos de edad inferior a los seis meses). Podemos rela-
cionar este grado de control ejercido sobre los rebaños de Capra con:

Figura 2. Porcentaje relativo de la cantidad de biomasa potencialmente suministrada por las diferentes
especies representadas de la fase de ocupación 1 a la fase de ocupación 8.

BOS= bóvidos; CF= Canis familiaris; VU= Vulpes vulpes; C-D= Cervus-Dama; EH-A= Equus hemionus/asinus;
GZ = gacela; TOC = ovicapridos; OV= Ovis; CP= Capra; SUS = suidos.

282 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
- la práctica de una caza selectiva dirigida principalmente sobre los ejemplares in-
fantiles y juveniles de los rebaños compuestos por hembras/infantiles-juveniles
de esta especie,
- la presencia de rebaños reproducidos bajo condiciones artificiales, con una explo-
tación dirigida a la producción cárnica y láctea,
- la práctica complementaria de las dos estrategias anteriores.

En los tres casos se documenta la práctica de una estrategia de explotación encamina-


da a mantener la reproducción de los rebaños, con un sacrificio mínimo de hembras
en edad reproductiva. Teniendo en cuenta la diversidad de recursos explotados y la
contribución relativa de Capra a la subsistencia, el control sobre la reproducción de
la población Capra podría ser el resultado tanto de una situación circunstancial en la
que se contemplara la explotación estacional del recurso como de la necesidad de la
reproducción de esta especie vinculada a su domesticación inicial. En base a los datos
disponibles no podemos excluir a priori ninguna de las situaciones mencionadas. Lo
que sí queda constatado es que la modalidad de adquisición practicada sobre Capra es
diferente a la documentada para las restantes especies animales explotadas.

Considerando el hecho de que durante la fase de ocupación 3 no se registran cam-


bios significativos en los patrones de sacrificio de Capra (respecto a los documen-
tados para las ocupaciones precedentes) y teniendo en cuenta también que para
esta fase de ocupación se documenta la presencia de la forma doméstica de esta
especie, cabe plantearse la posibilidad de que la ganadería de cabra se practicase
ya desde la primera fase de ocupación, aunque los criterios mencionados no ex-
cluyen tampoco la posibilidad de que el proceso de domesticación de esta especie
se haya iniciado en el mismo asentamiento de Tell Halula. En este último caso, los
criterios de selección aplicados sobre la población natural se continuarían aplican-
do sobre los rebaños criados bajo condiciones artificiales y el intervalo de tiempo
transcurrido entre las fases de ocupación uno y tres sería superior a 100-300 años,
intervalo propuesto para que la reducción de talla se haga efectiva (Helmer, 1992).
Las evidencias disponibles apuntan, pues, hacia la práctica de un estrecho control
sobre las poblaciones de Capra desde las primeras ocupaciones del tell. Éste corres-
pondería probablemente con el inicio de su ganadería.

¿Por qué cabra y no otra especie? Los medios técnicos disponibles se encuentran a
un nivel suficiente como para explotar medios diferenciados y una amplia diversidad
de especies animales, con estructuras comportamentales y requerimientos también
muy diversos, consiguiendo de esta forma una explotación diversificada del entorno,
con un elevado grado de rendibilidad (rédito mediato, caza dirigida principalmente
sobre animales de talla grande). A largo término esta estrategia puede verse limitada
por el ritmo natural de reproducción de las especies animales. De aquí puede surgir

283
precisamente el interés para controlar artificialmente los ritmos reproductivos. De
las especies explotadas, cabra y gacela son las que presentan una capacidad repro-
ductiva más elevada. Pero solo Capra presenta una estructura comportamental fa-
vorable a ser sometida a condiciones de cría artificial. Por tanto, uno de los factores
principales que pueden haber influido en su domesticación puede ser precisamente
su capacidad reproductiva. Al intensificarse su explotación, su reproducción bajo
condiciones de cría artificial permitiría aumentar la productividad en la estrategia
practicada, pues se tendría un control directo sobre el producto. A esto debe añadir-
se que estudios recientes (Helmer et alii., 2007; Vigne, 2006; Vigne, in press; Evershed
R., et alii., 2008) insisten en la producción láctea como una de las principales causas
de la domesticación inicial de cabra, observación que podría estar en la base del por-
centaje relativamente importante de ejemplares infantiles sacrificados documenta-
dos durante las primeras ocupaciones de Tell Halula.

Toda esta serie de observaciones llevan a caracterizar el tipo de ganadería practi-


cada hasta el momento en Tell Halula como de ganadería inicial, situación en la
cual si bien las técnicas ganaderas son ya conocidas, gran parte de los suministros
cárnicos se obtienen a partir de la actividad cinegética. Esta última se ve condicio-
nada, probablemente, por los ritmos reproductivos y disponibilidad de animales
domésticos. La caza no constituye un suplemento sino un complemento a la acti-
vidad ganadera, con un peso específico todavía importante. No debemos olvidar el
hecho de que la inversión en trabajo en la actividad de caza supone un rendimiento
inmediato, frente al diferido que supone la actividad ganadera. El nivel de desarro-
llo de las técnicas ganaderas se encuentra por tanto en una fase en la que, frente a
unas demandas determinadas de producción de alimento cárnico, no sería factible
conseguir un aumento de productividad a partir de la intensificación o práctica espe-
cializada de la ganadería. De esta forma, aunque la ganadería se centra en la cría de
una única especie animal, no puede considerarse como ganadería especializada sino
como ganadería inicial. En esta situación la explotación de los animales domésticos
tiene como objetivo prioritario la obtención de producto alimentario (carne, leche).

El modo de adquisición practicado durante las fases de ocupación 1-5 contempla,


pues, la práctica de una estrategia mixta articulada entorno a la ganadería de cabra,
con una mayor importancia relativa de la actividad de caza en relación a la cantidad
de alimento cárnico potencialmente suministrado. El tipo de ganadería practicada
se centraría en la cría de rebaños de cabras, documentándose un modo de explota-
ción dirigido a la obtención de carne y potencialmente también de leche. La am-
plia diversidad de especies explotadas a partir de la actividad de caza podría estar
condicionada por el interés en mantener una cierta estabilidad de los ritmos repro-
ductivos de los rebaños de cabras, en consonancia con las variaciones estacionales
y necesidades y disponibilidades de la comunidad. De esta manera, el alto grado de

284 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
eclecticismo permitiría incrementar la producción y por tanto la rentabilidad en
la explotación. Debemos considerar también en este sentido el aprovechamiento
potencial de especies como el perro con finalidades alimentarias.

A partir de los datos expuestos e integrando en esta evaluación la articulación es-


pacial de los restos de fauna (según especies y partes esqueléticas) en base a las
diferentes categorías de espacio consideradas (espacios interiores/exteriores), se
plantea la posibilidad de que el modo de gestión de los recursos animales practica-
do durante las fases de ocupación más antiguas del asentamiento estuviera carac-
terizado por la práctica de estrategias colectivas en lo referente a la adquisición,
procesamiento y consumo de los animales y productos animales. Esta “colectivi-
dad” englobaría, como mínimo, a las diferentes unidades sociales que comparten
un mismo espacio exterior. En este sentido, la presencia de viviendas construidas
con materiales no peribles puede estar evidenciando una cierta permanencia y es-
tabilidad de estas unidades sociales. La presencia potencial de recursos reproduci-
dos bajo condiciones artificiales no supondría un obstáculo a esta colectivización.
El hecho de que el producto cárnico consumido provenga principalmente de la
actividad de caza puede estar favoreciendo el mantenimiento de esta estructura
colectiva. La comunidad estaría, pues, dividida en una serie de unidades básicas de
producción y consumo independientes en el seno de las cuales se organizarían los
procesos de trabajo implicados en la adquisición de los recursos subsistenciales.
Los datos disponibles hasta el momento no permiten realizar inferencias sobre la
especificidad de las relaciones internas establecidas entre estas unidades sociales
básicas y las relaciones de éstas con el conjunto de la comunidad en general.
Si bien para las cinco primeras fases de ocupación analizadas el modo de adqui-
sición de los recursos animales es relativamente homogéneo, éste varía signifi-
cativamente para las fases de ocupación seis y siete. El aumento considerable
de los recursos obtenidos a partir de la actividad de caza introduce un punto de
inflexión en el aumento progresivo que se venía registrando en los porcentajes
de representación de Capra. Aunque las especies adquiridas a partir de la activi-
dad de caza continúan siendo las mismas (a excepción de los lepóridos y aves),
se documentan variaciones significativas en su representación, destacando el in-
cremento en la explotación de los bovinos, gacela y cérvidos en detrimento de
los recursos obtenidos mediante la actividad ganadera. Se observa no obstante
una continuidad en los criterios de selección adoptados en relación a la edad y
sexo de los individuos sacrificados (para bovinos, gacela y cérvidos). En cambio,
el descenso registrado en el número de cabras sacrificadas se corresponde con
una ampliación cualitativa de la estructura de la población animal sacrificada ob-
servada para esta especie, contemplando ahora también el sacrificio de animales
adultos. Hemos de considerar no obstante que la reducción del número de cabras
sacrificadas no implica directamente una reducción de la cantidad de animales

285
que componen los rebaños ni un descenso en la producción láctea. El cambio en
los patrones de sacrificio y la intensificación en la caza de otras especies podría
ser consecuencia de un mayor énfasis sobre el mantenimiento de los animales
vivos (explotación de las producciones derivadas, intercambio, etc.). El modo de
adquisición practicado durante las fases de ocupación seis y siete habría variado
pues sustancialmente respecto al practicado en las ocupaciones precedentes. De
una estrategia articulada entorno a la actividad ganadera que contempla la prác-
tica de una caza diversificada en la cual se incluye la explotación de aves, peque-
ños carnívoros y lepóridos y el potencial aprovechamiento con fines alimentarios
de Canis familiaris, se cambia a una estrategia en la cual el peso específico recae
sobre la caza de bovinos, gacela y cérvidos, con un sacrifico minoritario de los
ejemplares reproducidos bajo condiciones artificiales.

I.2. La gestión de los recursos animales durante las


ocupaciones intermedias de Tell Halula (fases de ocupación 8-16)

Durante la fase de ocupación 8 se documenta de nuevo un punto de inflexión


en relación a la dinámica descrita para las fases de ocupación anteriores. Éste
se caracteriza por un descenso significativo de la caza de bovinos, un aumento
en la explotación de cabra y el inicio de la ganadería de oveja (Tabla 2). Duran-
te esta ocupación, y contemplando seguramente estrategias de previsión a lar-
go término, se decide ampliar el espectro de animales criados bajo condiciones
artificiales a partir de la adopción de Ovis aries. Cabe mencionar, no obstante,
que no disponemos de datos suficientes para descartar a priori la practica de una
caza inicial sobre Ovis orientalis, pues algunos de los restos clasificados en la ca-
tegoría general de ovicaprinos pueden pertenecer potencialmente a esta especie.
No obstante, cabe precisar que su explotación, en el caso de haberse practicado,
sería extremadamente puntual. Por otro lado, cabe considerar que la adopción
de Ovis, bajo la forma ya doméstica, no sería el resultado de las “corrientes difu-
soras” propuestas de manera general para el área geográfica analizada, sino que
sería consecuencia de la solución adoptada por la comunidad de Tell Halula fren-
te a los desajustes internos que puede comportar la práctica de una ganadería
centrada en una única especie animal.

El modo de adquisición practicado en el intervalo temporal para el cual se docu-


menta la adopción de la oveja doméstica, se basa en la combinación de las activida-
des ganaderas y de caza, con una explotación diversificada de los recursos disponi-
bles en el entorno del asentamiento, registrándose, no obstante, un mayor énfasis
sobre el sacrificio de gacelas. La estrategia de caza se dirige principalmente sobre
ejemplares juveniles de gacela, suidos y cérvidos e individuos principalmente adul-

286 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
tos para el caso de los bovinos. Se continúan explotando, aunque de forma muy
puntual, los recursos de talla pequeña (zorro, felinos, lepóridos, aves y tortuga).
Cabe resaltar como hecho significativo el descenso registrado en la cantidad de
alimento potencialmente suministrado por los recursos salvajes y, de forma con-
creta, por los bovinos. El tipo de ganadería practicada es esencialmente ovina y el
modo de explotación ganadera está orientado principalmente hacia la obtención
de producto cárnico. Podemos suponer, por tanto, que el factor de peso entorno
al cual se articulan las estrategias de gestión de los recursos animales consiste en
la actividad ganadera, si bien la cantidad de biomasa potencialmente suministrada
por ovejas y cabras reproducidas bajo condiciones artificiales no supera el 15% del
producto alimentario potencialmente obtenido con la explotación de los recursos
animales, dato que remite de nuevo a la importancia potencial de la producción
láctea y, a partir de la fase de ocupación 8, también de lana.

FO BOS C-D CVsp. EA- GZ SUS OCND OVIS CP CF CNsp. VU LP ME RDE AUS TT RD MG MM MP PR GR RDA ND RA
H
9 36 3 - 9 55 12 55 12 15 2 - 2 - - 201 2 1 204 9 20 - - - 29 - 233
10 24 4 - 17 27 11 23 12 7 - - 2 2 - 129 - 7 136 31 13 - - - 44 - 180
11 69 15 2 19 147 66 351 35 28 29 - 7 - 1 769 22 6 797 77 387 34 35 3 536 54 1387
12 44 2 - 16 87 34 159 21 18 14 1 1 - - 397 4 37 438 87 113 - 62 - 262 - 700
13 26 10 2 18 36 17 112 50 32 - - 4 - - 307 12 13 332 - 24 - 30 - 54 - 386
14- 5 1 - 18 19 34 - 132 37 4 - - - - 250 - - 250 - - - - - - - 250
15
16 18 - - 1 6 3 44 12 15 1 - - - - 100 - - 100 26 83 - - - 109 - 209
222 35 4 98 377 177 744 274 152 50 1 16 2 1 2153 40 64 2257 230 640 34 127 3 1034 54 3345

TABLA 2. Número de restos determinados por especie (RD), número de restos determinados a nivel específico
(RDE), número de restos determinados a nivel anatomico (RDA), número de restos no determinados (RND)
y número de restos analizados (RA) de la fase de ocupación 9 (FO-9) a la fase de ocupación 16 (FO-16).

De los resultados expuestos hasta el momento puede deducirse que el modo de


explotación practicado tendría como objetivo satisfacer las demandas de produc-
ción a partir del incremento del stock de animales domésticos. Estos últimos, a di-
ferencia de los recursos salvajes, pueden constituir una reserva estable a la cual
acudir en períodos improductivos o para hacer frente a las malas cosechas u otras
adversidades derivadas de la actividad agrícola. La introducción de la oveja signi-
fica en este sentido un intento de estabilizar la base subsistencial a largo término,
en previsión de desequilibrios futuros o simplemente para satisfacer las demandas
en las estaciones improductivas, además del incremento potencial de la demanda
en la producción de leche o lana. Podemos preguntarnos aquí, ¿por qué la oveja y
no otra especie? En relación al contexto que se está analizando, cabe contemplar
las siguientes posibilidades, remarcando el hecho de que no son excluyentes entre
ellas, pues no todas están formuladas a un mismo nivel:

287
- debido al elevado potencial reproductivo de la oveja (equiparable al de cabra), en
relación a otras especies posteriormente domesticadas,
- debido a un interés en la explotación de la lana,
- debido a que los conocimientos y medios técnicos relacionados con la ganadería
de cabra propician la adopción de una especie con características similares (ex-
ceptuando los requerimientos alimentarios),
- debido a que los diferentes requerimientos alimentarios de cada especie permi-
ten una explotación más eficiente de los terrenos de pastos, excluyendo la posibi-
lidad de competencia y maximizando la explotación de los diferentes ecosistemas
disponibles en el entorno del asentamiento,
- teniendo en cuenta la adopción de la oveja ya domesticada, debemos considerar
también el papel de las redes de intercambio y las relaciones establecidas entre
las diferentes comunidades.

Considerando que la explotación de ovejas en la fase de ocupación 8 esta dirigida


principalmente a la obtención de carne (78% juveniles), la segunda posibilidad pue-
de constituir un objetivo a medio o largo plazo pero no inmediato. La explotación
de leche o de lana es más eficiente que la explotación de carne, pues en las dos pri-
meras se contempla igualmente la posibilidad de la tercera. Cabe considerar que el
sacrificio de cabra doméstica se suple en las fases de ocupación 6 y 7 por la explo-
tación de los recursos salvajes, por tanto, uno de los objetivos prioritarios sería la
obtención de alimento cárnico. De esta manera, la capacidad reproductora de Ovis
puede haber tenido un peso importante en el momento de decidir su adopción.

Si bien a partir de la fase de ocupación 9 se puede plantear, en base a criterios


biométricos, que los bovinos están sometidos a condiciones artificiales de cría, no
se dispone de evidencias suficientes para contrastar esta hipótesis. Debemos tener
en cuenta en este sentido que el sacrificio mayoritario de hembras adultas docu-
mentado para este intervalo temporal puede estar influyendo en el mayor grado
de variabilidad registrado para la población sacrificada. El estudio reciente (Hel-
mer et alii, 2005) de las variaciones del grado de dimorfismo sexual a partir del
análisis kernel (Monchot, H. et Léchelle, 2002) de las poblaciones de bóvidos en
el valle medio del Éufrates des del PPNA hasta el PPNB medio demuestra efecti-
vamente una clara reducción del dimorfismo sexual entre machos y hembras para
el yacimiento de Tell Halula durante estas ocupaciones, reducción que puede estar
relacionada con los criterios de selección de los machos implementada con el ob-
jetivo de facilitar y optimizar la gestión ganadera. Complementariamente, la dis-
minución significativa en su explotación y el cambio registrado en los patrones de
distribución pueden estar indicando también el cambio en el modo de gestión de
esta especie.

288 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
El descenso iniciado en la caza de bovinos en la fase de ocupación 8 se hace pa-
tente en la fase de ocupación 11, con un porcentaje relativo de representación del
8,9% y con una reducción sustancial de la cantidad de biomasa potencialmente
suministrada (de 64% a 35%). Si bien podemos pensar que uno de los factores que
puede haber contribuido a esta situación puede ser la explotación más intensiva de
un biotopo no favorable a la presencia de bovinos, como es el biotopo preferente
de la oveja (a partir de la fase de ocupación 8), debemos tener en cuenta también
otros factores que pueden haber condicionado el cambio documentado en la estra-
tegia practicada. Por un lado, cabe plantear la posibilidad de una reducción de la
cantidad de ejemplares de esta especie en el área normalmente explotada desde el
asentamiento. Por otro, el inicio de su reproducción bajo condiciones artificiales.

Entre los factores que pueden haber contribuido al descenso de la población natural
de bovinos, debe contemplarse la caza practicada sobre este recurso hasta la fase de
ocupación 7 y también la potencial reducción de los terrenos de pastos al incremen-
tarse la ganadería de ovicaprinos. La “competencia” por los terrenos de pasto puede
haber influido en la reducción cuantitativa de los rebaños salvajes o bien en su despla-
zamiento hacia otras áreas no controladas directamente por los grupos humanos. De
manera análoga, cabe considerar también las estrategias agrícolas practicadas. Una
mayor preocupación por el mantenimiento de los terrenos de pastos y cultivo puede
haber influido paralelamente en un mayor interés hacia el control de las poblaciones
naturales de bovinos. Cabe considerar que la extensión de las prácticas agrícolas y
ganaderas puede contribuir no sólo a la disminución de los bovinos, sino también a
la disminución del conjunto de animales y plantas salvajes en general. A medida que
la estrategia básica de obtención de alimento se centra en la producción de dicho ali-
mento, pueden disminuir paulatinamente los recursos alternativos a la misma.

El modo de adquisición documentado para este intervalo temporal se basa en la


práctica de una estrategia mixta que combina la actividad ganadera y la de caza,
constatándose como hecho significativo el predominio de Ovis sobre Capra. Los
porcentajes relativamente superiores de Ovis registrados desde la fase de ocupa-
ción 9 serían probablemente consecuencia de la estabilización en la ganadería de
este recurso. El modo de explotación ganadera se dirige prioritariamente a la re-
producción de los rebaños (no se sacrifican los individuos en edad reproductiva) y
a la obtención de producto cárnico (sacrificio mayoritario de individuos machos
entre 1 y 2 años), si bien se documenta también la presencia puntual de ejemplares
adultos de más de 6 años. Otro dato interesante a tener en cuenta es que a partir
de la fase de ocupación 11, y ateniéndonos básicamente a los datos osteométricos
y las frecuencias relativas de representación esquelética y específica, se contempla
paralelamente la presencia potencial de Sus domesticus (Saña, 1999).

289
La estrategia de caza practicada se centra durante este intervalo temporal en la
explotación de los recursos disponibles en el entorno del asentamiento, registrán-
dose un ligero aumento en la explotación del binomio suidos/equinos en detri-
mento de los cérvidos, bovinos y gacela. Los patrones de sacrificio documentados
evidencian un mayor interés en la obtención de individuos de edad juvenil, aunque
para todas las especies se observa también la presencia individuos adultos, princi-
palmente para el caso de los equinos. Si bien el amplio grado de diversidad especí-
fica registrado no nos permite caracterizar esta estrategia como de especializada,
el énfasis relativo en el sacrificio de individuos juveniles puede estar vinculado a la
práctica de estrategias selectivas en base al criterio edad. Las únicas especies de
tamaño pequeño explotadas, aunque de forma muy puntual, son el perro, zorro,
lepóridos y tortuga, si bien cabe añadir que el espectro de especies explotadas se
amplía durante este intervalo temporal a corzo (0,2%) y tejón (0,1%), especies no
registradas hasta el momento. Se documenta igualmente para la fase de ocupación
11 la presencia de restos de perro (3,7%) con trazas de procesado. En relación a la
cantidad de biomasa potencialmente suministrada cabe destacar únicamente un
aumento del grado de contribución a la misma de los equinos, juntamente a los
ovicaprinos, con la particularidad de que la cantidad de biomasa potencialmente
suministrada por los bovinos experimenta un descenso significativo.

¿Podemos hablar de la práctica de una ganadería ya consolidada? Es difícil respon-


der a esta pregunta sin tener datos evidentes de la cría bajo condiciones artificiales
de los bovinos y suidos. El incremento progresivo en el sacrificio de ovicaprinos, la
explotación de las producciones derivadas y la estabilización de los porcentajes de
Ovis respecto a Capra evidencian una explotación eficaz de estos recursos. No obs-
tante, no podemos ignorar el componente elevado en recursos salvajes (particular-
mente gacela) en la estrategia practicada. Si entendemos por ganadería consolidada
aquella situación en la cual el desarrollo conseguido en los medios necesarios para
su realización permite el aumento constante de producción y consumo, limitando
su recesión frente a cualquier fluctuación que pueda poner en peligro su prácti-
ca, podemos decir que la estrategia ganadera seguida por la comunidad asentada
en Tell Halula está en proceso de consolidación (no obstante cabe dejar abierta la
cuestión de un mayor o menor grado de consolidación en función de la modalidad
practicada sobre los bovinos y suidos). Se reafirmaría, de este modo, la caracteri-
zación de “ganadería inicial” propuesta para la estrategia ganadera documentada
en las fases de ocupación más antiguas (1-7). No sería hasta las ocupaciones 9-11
donde se documentan las primeras fases de este proceso de consolidación.

290 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
I.3. La gestión de los recursos animales durante las ocupaciones
más recientes de Tell Halula (fases de ocupación 17-36)

A partir de la fase de ocupación 16 se constata ya, de forma clara, el papel principal


de la ganadería de ovicaprinos en la estrategia de adquisición practicada (Tabla 3). Los
recursos explotados a partir de la actividad de caza continúan disminuyendo de forma
progresiva, hasta prácticamente desaparecer. La caza de equinos, suidos y gacela ha
pasado a ser una actividad que podemos caracterizar como de puntual, no contem-
plándose la explotación de los cérvidos. La reducción del espectro de especies anima-
les explotadas queda evidenciada igualmente por la ausencia de pequeños carnívoros,
lepóridos, felinos, aves y tortuga. A este hecho cabe añadir que a partir de la fase de
ocupación 19 se documenta de forma clara, en base a criterios biométricos, la presen-
cia de Bos taurus, si bien continúa explotándose paralelamente Bos primigenius.

FO BOS C-D EA- GZ SUS OCND OVIS CP CF VU LP ME RDE AUS TT RD MG MM MP PR GR RDA ND RA


H
17- 2 - - 4 - 46 18 21 - 1 - - 92 - - 92 7 81 - - - 88 - 180
BC
17- 2 - - 4 1 43 8 5 - - - - 63 - - 63 17 40 - 12 - 69 - 132
S1i
18 16 - 8 2 3 85 8 8 1 1 - - 132 - - 132 36 52 - 14 8 110 - 242
19- 7 - 1 19 4 59 20 23 - - - - 133 - - 133 42 62 - 12 - 116 - 249
S1e
19- 1 - 3 2 2 16 8 2 1 - - - 35 - - 35 - 23 - - - 23 - 58
BC
24 2 - - 3 - 14 7 3 - 1 - - 30 - - 30 26 102 - - - 128 - 158
25 147 12 19 43 7 446 116 79 2 2 - - 873 - - 873 168 487 4 56 6 721 27 1621
26- 495 29 4 65 25 1068 142 66 8 4 - 1 1907 - 11 1918 157 297 21 34 19 528 54 2500
S7
26- 10 1 8 4 11 40 5 6 - - - - 85 - - 85 - 19 - - - 19 - 104
S1i
27 50 2 1 11 5 144 23 15 - 1 - - 252 - 10 262 - - - 42 - 42 - 304
29 7 1 - 5 - 62 6 7 - - - - 88 - 1 89 - - - 16 1 17 - 106
30 5 - - 4 1 7 - 1 - - - - 18 - - 18 - 22 - - - 22 - 40
31- 52 6 6 18 6 146 19 9 6 - 1 - 269 - - 269 - - - 32 - 32 - 301
S7
31- 76 1 10 41 3 214 50 41 - 1 - - 437 2 - 439 5 120 - - - 125 - 564
S14
32 15 - 9 15 3 31 13 7 - - - - 93 - - 93 15 55 - 1 - 71 - 164
34 11 3 5 13 2 37 7 6 2 - - - 86 - - 86 22 33 - 14 - 69 - 155
35 18 - 10 4 7 67 10 10 - - - - 126 - - 126 22 30 - - 7 59 - 185
36- 21 1 2 2 9 101 9 25 2 1 2 - 175 - - 175 28 57 - 19 - 104 - 279
S1e
36- 7 - 2 3 4 45 9 13 - 1 - - 84 - - 84 16 28 - - - 44 - 128
S1i
944 56 88 262 93 2671 478 347 22 13 3 1 4978 2 22 5002 561 1508 25 252 41 2387 81 7470

Tabla 3. Número de restos determinados por especie (RD), número de restos determinados a nivel
específico (RDE), número de restos determinados a nivel anatomico (RDA), número de restos no
determinados (RND) y número de restos analizados (RA) de la fase de ocupación 17 (FO-17) a la fase
de ocupación 36 (FO-36).

291
Aunque el tipo de ganadería practicada es esencialmente bovina, pues estos son los
principales suministradores de producto cárnico, el énfasis sobre el sacrificio de ovi-
caprinos, especialmente de oveja, evidencia la importancia relativa de los rebaños de
oveja y cabra en el marco de la estrategia general. Cabe destacar, en este sentido, la
baja contribución relativa de los suidos al suministro de biomasa. Si bien en el modo
de explotación practicado continúa primando la obtención de carne, el elevado grado
de variabilidad que presenta el intervalo de edad documentado para los ovicaprinos
(de 6 meses a 6 años, con sacrificio mayoritario de machos de 2 a 4 años y también de
más de 6 años) evidencia la explotación sistemática de las producciones derivadas.

¿Qué significa la incorporación de los bovinos domésticos a la estrategia de producción


practicada? En términos de biomasa potencialmente explotable puede considerarse la
ganadería de bovinos como más rentable que la de ovicaprinos, pues se obtiene una
cantidad superior de alimento por individuo sacrificado. Son varias las consideraciones
que deben mencionarse a respecto. Por un lado, y ateniéndonos a la cantidad de pro-
ducto que puede suministrar un solo ejemplar, es necesario disponer de los mecanis-
mos necesarios para garantizar su mantenimiento y conservación a más largo plazo, a
no ser que se tratara de consumo mediato, hecho este último que implicaría probable-
mente a un número importante de personas. Por otro lado, y tal como se ha menciona-
do anteriormente para el caso de la oveja, la explotación de los bovinos no se reduce a
la producción cárnica. La producción láctea y su utilización como medio de trabajo en
las tareas agrícolas pueden haber incidido positivamente en su domesticación. En tér-
minos de rentabilidad ganadera la inversión en trabajo y alimentación que supone su
cría y reproducción es muy superior a la requerida, por ejemplo, para los ovicaprinos.
Teniendo en cuenta que para los momentos iniciales del proceso de domesticación se
ha documentado la práctica de un modo de explotación dirigido de forma mayoritaria
a la obtención de producto cárnico, podemos preguntarnos, por tanto, por qué su do-
mesticación es posterior a la de los ovicaprinos. Hay diversas respuestas viables:

- Su capacidad reproductiva es inferior a la de los ovicaprinos.


- El elevado índice de explotación documentado para la forma salvaje permite su-
poner su abundancia en lugares próximos al asentamiento. La talla superior a la
de los ovicaprinos y sus requerimientos alimentarios suponen una inversión en
trabajo superior a la exigida para los ovicaprinos, considerándose más eficiente su
explotación a partir de la actividad de caza.
- El nivel de conocimientos técnicos implicados en las prácticas ganaderas hace
más factible la adopción de una especie con una estructura comportamental de-
terminada, como puede ser la de Capra.
- La domesticación de los bovinos por parte de la comunidad asentada en Tell Ha-
lula no tiene como objetivo prioritario la explotación exclusiva de la carne, sino
que contempla también la producción láctea.

292 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
- Las relaciones de intercambio establecidas favorecen la adopción de una especie
alternativa a los bovinos.
- La talla de los bovinos favorece la continuidad en su apropiación colectiva.

Teniendo en cuenta que el objetivo básico que se persigue con la domesticación


animal es tener el control directo de los ritmos reproductivos y producción de las
poblaciones naturales, parece lógico pensar que la capacidad reproductiva de cada
especie sea precisamente una de las características de peso en esta decisión. Los
ritmos reproductivos de cada especie no son desconocidos por parte de las dife-
rentes comunidades. La capacidad de reproducción bajo condiciones artificiales
tampoco. No queremos convertir esta característica en el factor causal único. La
práctica potencial de una caza selectiva sobre Capra y no sobre los bovinos pue-
de haber facilitado también su domesticación inicial, sin obviar la constatación de
que puede haber sido precisamente la explotación láctea la variable que jerarqui-
za el proceso. Criterios ampliamente utilizados para explicar la domesticación de
una determinada especie como son la misma práctica de una caza selectiva y la
abundancia de este recurso en el entorno inmediato del asentamiento no justifican
suficientemente el inicio de la reproducción bajo condiciones artificiales. Una de
las condiciones indispensables para la domesticación es que la estructura social de
la comunidad contemple la posibilidad y mecanismos de adopción de una o unas
determinadas especies animales. El conjunto de relaciones sociales que rigen el
proceso de producción basado en la ganadería estaba ya plenamente establecido en
Tell Halula como para facilitar el inicio de la ganadería de bovinos. En este caso su
adopción no responde a la necesidad de superar un momento de inflexión negativa
sino de complementar un proceso iniciado desde las primeras fases de ocupación
del Tell. Una vez conocidas las posibilidades de utilización de los animales como
medio de producción la consolidación del proceso no se limita a dos especies. De
esta manera, la incorporación, durante un intervalo de tiempo significativamente
corto, de los bovinos y suidos a la estrategia básica de producción constituye una
ampliación y diversificación de estos medios.

El modo de gestión de los recursos animales ha cambiado pues sustancialmente de


signo. A partir de este momento, y hasta las ocupaciones más recientes, la estrate-
gia de adquisición practicada seguirá unos patrones mucho más homogéneos en
lo que respecta a las especies explotadas, centrándose prácticamente en la gestión
integrada y complementaria de los rebaños de oveja, cabra, buey y cerdo. La repro-
ducción bajo condiciones artificiales de especies con diferentes ritmos reproduc-
tivos permitirá superar las fluctuaciones estacionales en el número de nacimientos
y sacrificios, constituyendo una alternativa a la actividad de caza. Paralelamente, la
cría complementaria de especies animales polivalentes permitirá ampliar y diver-
sificar la gama de productos obtenibles, adecuando la gestión de cada especie a las

293
producciones o utilizaciones que supongan un nivel más alto de productividad. De
esta forma, la cría de bóvidos puede constituir un elemento crucial para el incre-
mento de los rendimientos agrícolas, al mismo tiempo que ovejas y cabras pueden
llegar a constituir un binomio complementario que cubra las necesidades básicas
de producción de leche y lana. El producto cárnico, obtenido en parte de los sui-
dos, combina, en cambio, múltiples fuentes de suministro. La variabilidad registra-
da en la representación de cada especie no altera esencialmente la modalidad de
gestión practicada. Esta puede responder a fluctuaciones mucho más localizadas
a las cuales se puede hacer frente sin variar sustancialmente la estrategia general
practicada. Si bien podemos hablar de un cierto grado de especialización en la ac-
tividad ganadera, no podemos proponer, aún, para estas cronologías, la práctica de
una ganadería especializada. La modalidad de gestión practicada a partir de la fase
de ocupación 16 representa de esta forma la culminación de la tendencia iniciada
en la fase de ocupación 8. Una vez consolidada la actividad ganadera, será factible
una gestión mucho más especializada tanto de los animales como de sus produc-
tos. El equilibrio conseguido entre producción y reproducción podrá decantarse
entonces hacia un extremo u otro. La sustitución paulatina de los recursos salvajes
por los domésticos muestra, en parte, el éxito conseguido mediante esta estrategia
si bien no podemos olvidar que una vez iniciado el proceso la pérdida de flexibi-
lidad frente a la práctica de estrategias alternativas (como pueden ser las diversas
modalidades de caza) puede haber contribuido igualmente a este mayor grado de
concentración en los recursos domésticos.

De forma genérica puede plantearse pues que los resultados obtenidos para el ya-
cimiento de Tell Halula apuntan hacia un cierto sincronismo en los procesos de
domesticación de las distintas especies. El intervalo temporal, que contempla la
domesticación de las cuatro principales especies explotadas como recurso alimen-
tario, se vería de esta forma significativamente reducido. A pesar de los escasos
restos de suidos disponibles y de la problemática implícita en separar las formas
salvaje/doméstica en el caso de los bóvidos, creemos interesante no infravalorar el
papel de estas dos especies en los intentos de caracterizar la dinámica del proceso
de domesticación animal. Paralelamente, sería interesante también disponer de
una información más exhaustiva sobre las estrategias de caza practicadas de forma
sincrónica o complementaria a la domesticación o adopción de estas cuatro espe-
cies. A este nivel son sumamente significativas las constataciones efectuadas en el
yacimiento de Tell Halula sobre las pautas estacionales documentadas en la explo-
tación de determinados recursos animales. La práctica complementaria de estra-
tegias económicas a corto y largo plazo característica de los momentos iniciales
del proceso, se ve sustituida paulatinamente por una estrategia centrada en la ac-
tividad ganadera y, consecuentemente, en la obtención de rendimientos diferidos.
Este hecho puede interpretarse como el resultado del proceso de consolidación de

294 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
las técnicas ganaderas, y, de manera más amplia, de la plena institucionalización a
nivel comunitario de las nuevas formas de apropiación, manutención y distribu-
ción de los recursos animales.

I.4. Domesticación animal y gestión ganadera

Tal como se desprende de la descripción anterior, los resultados obtenidos eviden-


cian la existencia de cambios significativos en la gestión de los recursos animales a
lo largo de la secuencia, destacando, en este sentido, la incorporación de las cuatro
principales especies domésticas, la consolidación y diversificación productiva de
las estrategias ganaderas, paralelamente al descenso paulatino de la actividad de
caza. Es importante remarcar que todo este conjunto de cambios, trascendenta-
les en lo relativo a la organización comunitaria, se materializan en un intervalo de
tiempo relativamente corto. El interés en producir por encima de las necesidades
inmediatas de consumo y la posibilidad abierta de acumulación son dos de los fac-
tores que han contribuido probablemente al desarrollo de una estrategia dirigida a
aumentar las capacidades reproductivas de las diferentes especies y a acelerar los
ritmos de crecimiento naturales. No debe olvidarse, en este sentido, que el ratio de
crecimiento está estrechamente vinculado al ratio de madurez reproductiva y por
tanto al de reproducción. El hecho de separar espacialmente la población natural
de la población artificial facilita y aumenta la eficacia de esta selección artificial. No
se dispone de datos directos sobre los mecanismos y criterios seguidos en el aisla-
miento poblacional. Cabe suponer, sin embargo, que la “población artificial” inicial
no constituiría probablemente una unidad cerrada. Debe considerarse también la
posibilidad de que la explotación de las producciones derivadas pueda haber influi-
do en la selección de las características asociadas a las mismas. La documentación,
para la totalidad de especies domésticas, de una baja de talla progresiva a lo largo
de la secuencia (Saña, 1999), sería un indicador de que esta presión selectiva se
ejerce de forma constante sobre los animales. Aunque el mismo régimen alimenta-
rio o su mantenimiento en cautividad pueden haber influido también positivamen-
te en esta disminución. Si bien las diferentes producciones y utilizaciones animales
jerarquizan el margen potencial de variabilidad esquelética, no debe olvidarse que
la actividad ganadera se articula a partir de una preocupación o interés principal: el
mantenimiento de una estructura demográfica apropiada para no poner en peligro
la propia reproducción del rebaño.

Estas observaciones ponen de relieve la necesidad de analizar de manera mucho más


exhaustiva las diferentes prácticas y técnicas implicadas en la gestión ganadera ini-
cial, aspectos difíciles de evidenciar de forma directa exclusivamente a partir de los
restos de fauna. En esta línea, algunas de las cuestiones clave a caracterizar son, por

295
ejemplo: ratio de crecimiento de los rebaños, inversión en la alimentación de los re-
baños (artificial, pastoreo, trashumancia etc.), disponibilidad de reemplazo de los
rebaños, criterios de selección ganadera, etc. aspectos que van adquiriendo una ma-
yor viabilidad de estudio en estos últimos años debido al auge experimentado en la
aplicación de los análisis de isótopos estables a la investigación arqueozoológica.

II. NUEVAS PROPUESTAS METODOLÓGICAS: EL ANÁLISIS DE ISÓTOPOS


ESTABLES

Desde hace dos décadas el análisis de isótopos estables se viene aplicando en ar-
queología de forma creciente. Este tipo de análisis esta aportando respuestas a
algunas de las preguntas formuladas en la actualidad desde la arqueología debido
principalmente a su capacidad resolutiva a la hora de evidenciar y cuantificar as-
pectos difíciles de verificar a partir de otras técnicas. Se trata de una técnica ana-
lítica que permite caracterizar químicamente restos materiales recuperados en ya-
cimientos arqueológicos lo que supone una herramienta útil para el conocimiento
de las formaciones sociales del pasado. Las aplicaciones sobre restos inorgánicos
como metales, minerales y producciones cerámicas se vienen realizando desde
principios de los años 50 y 60 (ver Archaeological Chemistry Symposiums en Levey,
1967; Carter 1978; y Goffer, 1980). En 1967 Robert Hall publicó un artículo en el
cual avanzó las que serían las principales posibilidades del análisis en restos orgá-
nicos para la arqueología hasta fecha de hoy, si bien su planteamiento no se llevó
a la práctica hasta 10 años más tarde (Hall, 1967:177-179). John C. Vogel y Nikolas
Van de Merwe, (Vogel & van der Merwe 1977; van der Merwe & Vogel, 1978), un
geoquímico norteamericano y un arqueólogo sudafricano respectivamente, realiza-
ron a finales de los años 70 los primeros trabajos, coincidiendo con el inicio tam-
bién del análisis de concentraciones elementales (Brown 1973, 1974; Gilbert 1975;
Kavanaugh 1979; Lambert et alii., 1979: Schoeninger, 1979).

El análisis de restos orgánicos se ha desarrollado principalmente a partir de res-


tos humanos si bien más recientemente se han multiplicado los análisis realizados
a partir de restos de fauna y vegetales (ver síntesis en Katzenberg, 2000; Larsen,
2002; Ambrose & Krigbaum, 2003; Harrison & Katzenberg, 2003), así como de re-
siduos de alimentos tales como los derivados de productos lácteos (Dudd & Evers-
hed, 1998; Craig et alii., 2000; Craig 2006) o la misma materia orgánica acumulada
en sedimentos (Pustovoytov et alii., 2007).

Los principales ratios de isótopos estables recontados son los del carbono C13/C12, los
del oxígeno O18/O16, los del nitrógeno N15/N14 y los de estroncio Sr87/Sr86. El carbono,
el oxígeno y el nitrógeno conforman, conjuntamente con el hidrógeno y el sulfuro,

296 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
el denominado quinteto de la vida, bio-elementos presentes no sólo en toda forma de
vida orgánica sino en la mayoría de reacciones químicas que se conocen sobre ellas
(Schoeller, 1999). Están por tanto involucrados en todo un conjunto de actividades
interesantes para el estudio de la producción, distribución y consumo de alimentos.
La utilización del estroncio, complementariamente, permite ubicar espacialmente
estos procesos. El estroncio es un elemento no presente de forma natural en los or-
ganismos vivos. Se incorpora a ellos ocupando principalmente los emplazamientos
del calcio, también muy presente en los organismos vertebrados, y lo hace a partir
del consumo de alimentos vegetales y animales y, en menor medida, mediante la in-
gesta de agua (Bentley 2006). De forma experimental en la actualidad se trabaja tam-
bién en la evaluación de las posibilidades del ratio de los isótopos de sulfuro S32/S34
(Márquez-Grant et al., 2003; Richards et alii., 2003:37; Garcia et alii., 2004) y calcio
Ca44/Ca40 (Clementz et alii., 2003:29), además del de plomo Pb207/Pb205. Este ultimo,
al igual que el estroncio, no es un elemento natural en los organismos vivos y pasa a
ocupar emplazamientos concretos de otros elementos (Montgomery et alii., 2000).

II.1. Consideraciones generales en torno al análisis de


isótopos estables en restos de fauna

Las concentraciones isotópicas se fijan en los tejidos a partir de los alimentos y


el agua ingerida por los animales. No obstante, es obvio que las concentraciones
isotópicas fijadas en los tejidos animales no son las mismas que las originales de
los alimentos y el agua que ingieren. En el proceso de asimilación y fijación de las
concentraciones isotópicas (y sobre todo a causa de los procesos de asimilación
de los nutrientes) tienen lugar todo un número de transformaciones metabólicas
que repercuten en nuevos fraccionamientos isotópicos sobre las concentraciones
originales. Como resultado, las concentraciones isotópicas de los alimentos se
modifican ligeramente al fijarse en los diferentes tejidos (Van der Merwe, 1982;
Kohn, 1999; Schoeller, 1999; Tikot, 2004). Diferentes estudios experimentales
han permitido establecer los procesos de fraccionamiento que tienen lugar en
las relaciones isotópicas al fijarse en los tejidos animales (Ambrose et Norr, 1993;
Tieszen et Frage, 1993). En el caso concreto del análisis de los valores δC13 en
restos de mamíferos terrestres se conoce, por ejemplo, que el colágeno del teji-
do óseo presenta un enriquecimiento entorno a los +5‰ mientras que la bioa-
patita un enriquecimiento del +12‰ (Vogel, 1978:299; Sullivan et Krueger, 1981;
Tieszen, 1991; Ambrose et Norr, 1993). Para el caso de herbívoros rumiantes, con
digestiones simbióticas a partir de microbios que producen grandes sumas de
metano, la bioapatita del tejido óseo se enriquece un +13,5‰ en relación a la
dieta (Vogel 1978a:299) mientras que la bioapatita del esmalte presenta un enri-
quecimiento entre +12 y +14‰ (Lee-Thorp et Van der Merwe 1987:13; Lee-Thorp

297
et Van der Merwe, 1989; Cerling et Harris 1999:356). Estudios recientes permiten
ajustar aún más estas relaciones a nivel específico. Por ejemplo, el trabajo Passey
et alii., (2005:1465) propone un enriquecimiento de ∼+14,5‰ en la bioapatita del
esmalte dentario para el caso de los bueyes.

Los principales elementos esqueléticos de macromamíferos terrestres analizados


son los restos óseos y los restos dentarios, si bien se han desarrollado también
aproximaciones a partir de restos de cornamentas (Schweissing et Grupe 2003) o
cabellos (Cerling et Harris, 1999) en el caso de que se preserven. La selección del
tipo de resto deberá tener en consideración aspectos básicos como los datos rela-
tivos a la formación biológica y al proceso de fosilización del resto, tejido y com-
puesto a analizar. Esto se debe a que no todos los tejidos fijan de la misma manera
las composiciones isotópicas presentando asimismo una gran variabilidad en cuan-
to a las posibilidades de alteración durante el proceso de diagénesis. En relación
al primer punto, deberá considerarse por ejemplo el hecho de que los ratios re-
contados en tejidos como el esmalte o la dentina representarán únicamente perio-
dos concretos de crecimiento del individuo (Sealy et alii., 1995:290; Balasse et alii.,
1999:593-594), mientras que los valores obtenidos en el tejido óseo son representa-
tivos del proceso de remodelación constante durante la vida de los individuos, con
un ritmo aproximado de 8-10 años para el caso del colágeno en marcromamíferos
adultos (Ambrose et Norr 1993; Balasse et alii., 1999; Copley et alii., 2004:1275). Las
concentraciones isotópicas originales en ocasiones pueden no preservarse o verse
modificadas cuando tienen lugar determinados procesos de diagénesis (ver Kohn
et alii., 1999; Nielsen-Marsh et Hedges 2000; Lee-Thorp 2002; Schoeninger et alii.,
2003). En este sentido será necesario conocer los procedimientos que permitan
realizar lecturas correctas así como las características intrínsecas de los diferentes
tejidos analizables (Lee-Thorp 2002). Por ejemplo para el caso de esmalte dentario,
y a partir de trabajos experimentales, se ha documentado una preservación relativa
más elevada de algunas de sus concentraciones isotópicas respecto el tejido óseo
o la dentina dada su alta compactación, reducida porosidad y talla elevada de los
cristales minerales (Quade et alii., 1992; Wang et Cerling 1994; Koch et alii., 1997;
Sponheimer et Lee-Thorp 1999b).

Finalmente, y en función de cada tipo de tejido y componentes que los conforman


se aplica uno u otro procedimiento analítico. A modo de ejemplo, y para formalizar
de forma más concreta el tipo de técnica analítica que se presenta, centraremos el
discurso del trabajo en el análisis de la bioapatita del esmalte dentario en macro-
mamiferos terrestres con formación dentaria hipsodonta (o de corona alta), con el
objetivo de hacer explícitas las consideraciones que deben ser tomadas en cuenta y
las posibilidades de su integración a la investigación arqueológica. Las consideracio-
nes específicas para el caso del análisis del esmalte dentario de formaciones dentales

298 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
hipsodontas han sido presentadas ya en otros trabajos anteriores de forma extensa
(Tornero, 2006:125-172; Tornero & Saña, 2008a; Tornero, en prensa). Exponemos aquí
brevemente los principales aspectos a considerar a nivel metodológico y técnico para
el caso del recuento isotópico del CO3 en la bioapatita del esmalte dentario.

II.2. Consideraciones metodológicas y técnicas para el análisis


de isótopos estables en la bioapatita del esmalte dentario: el
caso de ungulados con formación dentaria hipsodonta

El esmalte es uno de los tejidos que conforman las piezas dentarias de los mamífe-
ros. Se compone de una fracción orgánica y una mineral. Esta última supone más
del 96% del total de su peso. El esmalte se caracteriza por una alta compactación,
dureza y composición a partir de grandes cristales. Estos aspectos conllevan a una
reducida porosidad, favoreciendo una alta preservación relativa de las concentra-
ciones isotópicas, viéndose por tanto poco afectado durante los procesos de fósil
diagénesis (Ayliffe et alii., 1994:5296; Wang et Cerling, 1994:288; Bocherens et alii.
1996:308; Cerling et alii., 1997:638; Sponheimer et Lee-Thorp, 1999a:727; Zazzo et
alii., 2002:146; Schoeninger et al., 2003:11-12; Sharma et alii., 2004:19).

La bioapatita es el compuesto mineral predominante y presenta una estructura


tipo Ca5(PO4)3(OH). Durante el proceso de formación de los frentes de minera-
lización modifica alguno de sus componentes, perdiendo algunos e incorporando
otros como es el caso de los grupos carbonatados. Los ratios de carbono proceden
únicamente de los grupos carbonatos añadidos mientras que el recuento de los ra-
tios de oxígeno es posible realizarlo también de los grupos fosfatos de la estructu-
ra. En la publicación de Lee-Thorp (2002) pueden consultarse las ventajas de cada
una de estas aproximaciones.

El esmalte dentario no se remodela una vez formado. Esta característica implica te-
ner en cuenta ciertas consideraciones, no sólo a la hora de interpretar los valores
obtenidos, sino también en el momento de diseñar las estrategias de muestreo, dado
que los valores recontados son exclusivamente representativos del periodo de forma-
ción del tejido (Lee-Thorp et Van der Merwe, 1987). Su formación se inicia antes del
proceso de erupción de la pieza dentaria y finaliza coincidiendo aproximadamente
con el momento en que las raíces dentales se contraen cerrando casi por completo el
conducto alveolar (Hillson, 2005). No obstante, el período de formación es variable
no sólo entre especies sino entre piezas dentales de un mismo individuo.

Los ungulados con formación hipsodonta presentan coronas dentarias altas con pe-
riodos largos de formación, aspectos que facilitan el muestreo secuenciado del es-

299
malte a lo largo de la corona, permitiendo representar a partir de las concentraciones
isotópicas la variabilidad intradental. El principal objetivo de esta estrategia es ob-
tener muestras continuadas representativas de un intervalo temporal concreto de la
vida de los individuos analizados. La primera aplicación1 realizada en esta línea fue
de Bryant et alii. (1996b) a partir de piezas dentales de équidos. Posteriormente esta
propuesta ha sido adoptada por numerosos investigadores y enfocada hacia la reso-
lución de diversas problemáticas de diferente índole (Gadbury et alii., 2000; Balasse
2003; Balasse et alii., 2003; Sharma et al., 2004; Balasse et Ambrose, 2005).

Además de considerar estos aspectos generales, durante el muestreo deberá registrar-


se también la posición y dirección de la muestra, teniendo en cuenta el número de
análisis que se van a realizar de cada resto dentario. La definición de estas variables
permitirá llevar a cabo estrategias de muestreo con diferentes grados de resolución
temporal: baja, media y alta. Así, estrategias de muestreo como las que desarrollan
Bryan et alii., (1996b:78 y 81) sobre piezas dentarias aisladas o de un mismo individuo
con análisis no secuenciados, generan resoluciones temporales bajas. Balasse et alii.,
(2003:208) analizando la secuencia completa de la altura de la corona de segundos o
terceros molares consiguen resoluciones medias representando periodos casi anua-
les. Finalmente, Kohn et alii., (1998:101) consigue altas resoluciones temporales anali-
zando en secuencia diferentes piezas dentarias de mismos individuos.

III. APLICACIÓN DE LOS ANÁLISIS DE ISÓTOPOS ESTABLES AL ESTUDIO


DE LOS RESTOS DE FAUNA DE TELL HALULA: OBJETIVOS, MATERIALES Y
METODOLOGÍA

III.1. Introducción y Objetivos

En este apartado se presentan los trabajos desarrollados hasta la fecha a partir de la


integración de los análisis biogeoquímicos en el estudio de los restos arqueofaunís-
ticos recuperados en el yacimiento de Tell Halula. El trabajo se ha desarrollado a
partir del análisis de los valores δ13C y δ18O del CO3 de la bioapatita del esmalte de
restos dentarios de bueyes. Los resultados, si bien preliminares en el marco de un
estudio más amplio que concluirá con la presentación de una Tesis Doctoral, per-
miten valorar la importancia de la aproximación metodológica y técnica, y evaluar
el potencial de resolución de futuros resultados en el marco del proyecto investiga-
ción en curso vinculado al estudio de las primeras comunidades campesinas.

1 Existe una primera aplicación de esta aproximación anterior realizada a partir de la dentina de
elefantes aprovechando sus enormes dimensiones. Fue realizada por Paul Koch y colaboradores ya
en 1989, y por ello se le considera el padre de la inventiva (Koch et alii., 1989).

300 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
A nivel general, el objetivo de este trabajo es evaluar en qué medida la integración
del análisis de isótopos estables al estudio arqueozoológico de Tell Halula contri-
buye a la resolución a problemáticas vinculadas al estudio del proceso de domesti-
cación y la gestión de las primeras cabañas ganaderas. De forma concreta, el estu-
dio se articula en base a dos objetivos específicos principales:

En primer lugar, se pretende evaluar en que medida la composición isotópica de


diversos restos permite diferenciar entre las poblaciones salvajes y domésticas a
partir de la caracterización de algunos de los aspectos básicos de su forma de vida
(variaciones en el tipo de alimentación, movilidad, reproducción etc.). En este
sentido, es necesario tener en cuenta las limitaciones de los criterios morfobio-
métricos para el estudio del proceso de domesticación. Estos criterios permiten
reconocer el proceso de domesticación animal cuando se trabaja con secuencias
temporales largas y muestras amplias, en las cuales el proceso de disminución de
talla y la diversidad biométrica entre grupos de población pueden ser evaluados.
Sin embargo, estos criterios son poco efectivos cuando se trabaja con resoluciones
temporales cortas y más aún, con muestras reducidas.

En segundo lugar, se pretende evaluar el alcance y limitaciones de los análisis iso-


tópicos para el estudio de las estrategias ganaderas iniciales, analizando las diferen-
cias en la estacionalidad de nacimiento entre las poblaciones salvajes y las primeras
poblaciones domésticas de bueyes.

III.2. Materiales y método

Los restos seleccionados para este estudio consisten en cinco molares inferiores
de diferentes ejemplares recuperados en contextos arqueológicos correspondien-
tes a la secuencia 7800 – 7000 cal ANE de Tell Halula, asociados por tanto a las
fases de ocupación del PPNB medio y reciente del asentamiento. La caracteriza-
ción del contexto específico de recuperación y la descripción del resto dentario se
presentan en la Tabla 4. La selección de los restos dentarios se realizó a partir de
una estrategia de muestreo concreta y predeterminada. Todos los restos dentarios
seleccionados corresponden a terceros molares inferiores y las muestran fueron
obtenidas a partir del esmalte dentario. Los terceros molares de buey, de forma-
ción dental hipsodonta o de corona alta, presentan largos y dilatados periodos de
formación, cubriendo para el caso de los bueyes más de un año y medio (Brown et
alii., 1960). Esta característica facilita la obtención de secciones con concentracio-
nes isotópicas asociadas a intervalos temporales diferentes.

301
Tabla 4. Presentación de los datos relativos a los restos analizados, distancia al cuello de las muestras
tomadas y valores 13C V-PDB y 18O V-SMOW obtenidos.

302 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 3. Imagen del Resto nº Bos sp. 3 una vez realizada la obtención de muestras de esmalte en forma
de bandas a lo largo de la altura de la corona.

Los restos seleccionados fueron muestreados de forma secuencial, obteniendo mues-


tras de esmalte en polvo cada 2 mm. en toda la altura de la corona dentaria (Figura 3).
Se han obtenido entre 15 y 18 muestras de las cuales se han seleccionado finalmente
de cada resto dentario entre 5 y 6 para su análisis isotópico. La obtención de la mues-
tra se ha realizado con la ayuda de un eje motriz de mano con fresa adiamantada
incorporada. La muestra obtenida fue tratada con la intención de eliminar los po-
sibles carbonatos exógenos añadidos siguiendo los protocolos estándares estableci-
dos (Lee-Thorp & van der Merwe, 1987:713), añadiendo algunas ligeras modificacio-
nes de acuerdo a recientes correcciones de Koch et alii., (1997:422) y Balasse et alii.,
(2002:919-921). Las muestras fueron tratadas en primer lugar con NaClo 2,5% durante
24 horas (0,1ml/mg) y posteriormente con ácido acético 0,1M durante 4h (0,1ml/mg).
Entre un tratamiento y otro, así como en la consecución del segundo tratamiento, las
muestras fueron aclaradas hasta 5 veces con agua destilada (pH -5,8), secadas a 60º
durante 48h en el Laboratorio de Arqueozoología (UAB) y pesadas con el objetivo de
evaluar la pérdida de peso resultante. El porcentaje de peso perdido de las muestras
durante el tratamiento es expresado en la gráfica de la Figura 4. El promedio del por-
centaje de pérdida de peso total alcanzado durante los diferentes tratamientos para
todas las muestras es 45,47%, una cifra muy similar a la esperada y documentada en
otros trabajos similares (por ejemplo 40% en Balasse et alii., 2002:921).

303
Figura 4. Gráfica de correlación que expresa el peso de las muestras perdido (en %) durante los diferentes
tratamientos químicos realizados previos al recuento isotópico final.

El recuento isotópico final fue desarrollado acorde a la propuesta de McCrea (1950),


adaptada por Kolodny & Kaplan (1970) y Coplen et alii., (1983) para el caso de esmalte
dentario, tal y como viene desarrollándose en numerosos trabajos similares (Lee-Thorp
& van der Merwe, 1987; 1989; Koch et alii. 1989: 1997; Balasse et alii. 2002; 2003). El
método consiste en la aplicación de ácido fosfórico en cada muestra con el objetivo
de producir dióxido de carbono por hidrólisis. Este procedimiento fue realizado
en Iso-Analytical Laboratory (Inglaterra) y recontado a través del Espectrómetro de
Masas de Ratios Isotópicos (IRMS) Europa Scientific 20-20. Durante la secuencia de
análisis de los valores se intercalaron los controladores NBS-18 y NBS-19 además de
una muestra de carbonato de calcio (IA-R022) del propio laboratorio con valores
esperados entorno 13C V-PDB -28‰ y 18O V-PDB -22,69‰.

Los resultados de la relación entre estos se han expresado en valores delta (δ) y en
‰, acorde a la corrección del estándar V-PDB (Viena- Pee Dee Belemite) para el caso
de los valores de carbono y V-SMOW (Viena – Standard Mean Ocean Water) para el
caso de los valores de oxígeno, siguiendo la formulación establecida:
= [(Rmuestra / Restandar) –1] x 1000.

304 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
III.3. Presentación de los resultados

Los resultados obtenidos se presentan en la Tabla 5. Los valores de oxígeno presentan


un rango de variabilidad entre +28,5‰ y +23,5‰, y promedios para cada individuo
entre 27,5‰ y 25,0‰. Los valores de carbono presentan un rango de variabilidad
entre -12,3‰ y -6,7‰, y promedios para cada individuo entre -11,6‰ y -7,4‰.

Tabla 5. Descripción estadística de mínimos, máximos, promedios, medianas y desviaciones estándar de


los analitos para cada resto dentario analizado.

La variabilidad observada entre los valores obtenidos para cada individuo es re-
lativamente alta, tanto para el caso de los valores δ13C como valores δ18O, siendo
mayor para el caso de los valores de carbono. La variación intradental a lo largo de
la secuencia se presenta en la Figura 5 para el caso de los valores de oxígeno y en la
Figura 6 para el caso del carbono.

Figura 5. Distribución de las secuencias isotópicas obtenidas a partir de los valores δ18O V-SMOW en
los diferentes individuos. El eje de las x describe la altura de la corona dentaria donde se ha obtenido la
muestra; el eje de las y muestra el valor δ18O V-SMOW ‰.

305
Figura 6. Distribución de las secuencias isotópicas obtenidas a partir de los valores δ13C V-PDB ‰ en
los diferentes individuos. El eje de las x describe la altura de la corona dentaria donde se ha obtenido la
muestra; el eje de las y muestra el valor δ13C V-PDB ‰.

III.4. Discusión de los resultados

La discusión de los resultados que presentamos va encaminada a enfatizar aquellos


aspectos que pueden ser de ayuda, a nivel metodológico, en el intento de caracteri-
zar y explicar las estrategias implementadas durante la domesticación inicial de la
especie y conformación de los primeros rebaños de animales domésticos. En esta
línea se ha considerado interesante hacer especial hincapié en aquellos aspectos di-
fícilmente abordables a partir de los métodos osteométricos tradicionales: pautas
de alimentación y reproducción animal. Se evalúan al mismo tiempo las posibilida-
des y limitaciones que presentan los análisis de isótopos estables de cara al estudio
de esta problemática histórica, enfatizando su alto valor resolutivo a la hora de
diferenciar entre poblaciones salvajes y domésticas en el caso de los bóvidos.

306 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
III.4.1. Pautas de alimentación de las poblaciones de bóvidos e identificación
arqueológica de los primeros rebaños de animales domésticos

Con el objetivo de evaluar el grado de variabilidad y significancia de las diferencias


recontadas en los valores δ13C y δ18O para el caso de las poblaciones de bóvidos de Tell
Halula, se han comparado los resultados obtenidos con los procedentes de gacelas
(Gazella subgutturosa) correspondientes al mismo intervalo cronológico ya realizados
con anterioridad y a partir del mismo tipo de análisis (Tornero, 2006; Saña & Torne-
ro, 2007; Tornero & Saña, 2008b). La comparativa entre los resultados procedentes
de restos de bóvidos y gacelas muestra en general una variabilidad similar para el
caso de los valores δ18O para cada uno de los grupos, sin embargo la variabilidad de
los valores δ13C es mayor para el caso de los restos de bóvidos analizados. Cuando
asignamos a cada muestra su atribución cronológica las diferencias entre especies
son aún más significativas. Mientras que los valores procedentes de las gacelas no
presentan diferenciación alguna entre las muestras procedentes de uno u otro inter-
valo cronológico, los valores obtenidos a partir de restos de bueyes muestran una cla-
ra tendencia a la agrupación entre individuos asociados a las fases de ocupación más
antiguas, con valores δ13C más negativos, diferenciándose de los individuos asociados
a las fases de ocupación más recientes, con valores más positivos (Figura 7).

Figura 7. Gráfica que representa las variabilidades observadas entre los restos analizados de bueyes y
gacelas de las fases de ocupación PPNB de Tell Halula. Con puntos grises los restos procedentes de FO
PPNB – Medio; en negro los restos procedentes de FO PPNB – reciente. El eje de las x muestra las
concentraciones δ13C‰ y el eje de las y las concentraciones δ18O‰ recontadas.

307
Esta distribución de los resultados coincide con la tendencia general observada
en otros trabajos con valores δ13C‰ más negativos para el caso de las poblacio-
nes salvajes de uros y valores δ13C‰ más positivos para poblaciones domésticas
de bueyes. Por ejemplo, Marie Balasse y colaboradores encontraron diferencias a
partir del análisis del colágeno del tejido óseo de restos de bóvidos recuperados
en el yacimiento neolítico de Bercy (Francia) (IV mil. cal ANE). Los valores ob-
tenidos en los restos asignados a individuos Bos primigenius presentaban valores
δ13C‰ más negativos (entre 1 y 2‰) que los procedentes de Bos taurus (Balasse et
alii., 2000:Fig.4:44). También Noe-Nygaard y colaboradores, y a partir del mis-
mo tipo de aproximación, documentan la misma tendencia (Noe-Nygaard et alii.,
2005). En este caso el trabajo se realiza a partir de restos de bóvidos recuperados
en diferentes yacimientos mesolíticos (con muestra exclusiva de Bos primigenius)
(9500 – 4500 cal ANE) y neolíticos (con muestra exclusiva de Bos taurus) (3900
– 4000 cal ANE) del Este de Dinamarca y Sur de Suecia. Los valores δ13C de Bos
primigenius obtenidos son más negativos (entre 1 y 1,5‰) respecto a los de los
bueyes domésticos. Por último, en el reciente trabajo de Lynch et alii. (2008) y a
partir del análisis de muestras de uros y bóvidos domésticos de Inglaterra proce-
dentes de contextos Neolíticos y del Bronce, también se documenta el mismo tipo
de tendencia, con valores más negativos para el caso de la población salvaje (entre
0,3 y 1,8‰).

La explicación a esta marcada diferencia en los valores δ13C de poblaciones de


bovinos salvajes y domésticos ha sido abordada a partir de dos principales pro-
puestas. Ambas propuestas parten de la idea fundamental de que son las caracte-
rísticas del consumo vegetal de las dos poblaciones las que producen las diferen-
cias, enfatizando que el factor causal no serían las especies vegetales consumidas
sino el biotopo asociado a éstas (lugar donde se alimentaron las poblaciones de
bóvidos). La primera propuesta (defendida por Balasse et alii., 2000 Nygaard et
alii., 2005) plantea que los ejemplares salvajes presentarían valores δ13C más empo-
brecidos debido a que representarían un consumo vegetal procedente de medios
boscosos o con una cobertura arbórea significativa, en los cuales el CO2 asimi-
lado produciría una discriminación más elevada de los isótopos C13 en los vege-
tales2, traspasándose este característico ratio C13/C12 a los animales. Este proceso
es bien conocido para el caso de las plantas y recibe el nombre de efecto de cober-
tura foliar o de dosel3 (Vogel, 1978b; van der Merwe et Medina, 1991; Tiezen, 1991;

2 Dos principales factores explican a nivel fisiológico el proceso: el bajo nivel de irradiación que produciría
una fijación limitada del carbono durante la fotosíntesis, y en segundo lugar, una composición ya
empobrecida del CO2 disponible en las zonas boscosas debido a la propia respiración de las plantas y
la materia orgánica de los suelos adyacentes (ver Tiezen,1991; Brooks et alii., 1997).

3 “Canopy effect”.

308 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Brooks et alii., 1997:308). Por el contrario, los animales domésticos representarían
un consumo de vegetales de áreas abiertas, potencialmente vinculable a de los
asentamientos agrícolas o áreas deforestadas. La segunda propuesta sostiene que
el empobrecimiento de los valores δ13C en las poblaciones salvajes podría deberse
al medio rico en agua asociado a éstas. Las plantas asociadas a estos biotopos,
como márgenes de ríos o zonas parcialmente inundadas, desarrollarían un proce-
so de fotosíntesis fuertemente discriminante frente al isótopo C13. Esta discrimi-
nación produciría una diferencia entre las mismas especies de herbáceas de 1‰
(Jensen et alii., 2004). En este sentido, en Lynch et alii., (2008), se sostiene esta
propuesta argumentando la preferencia de éstos biotopos por parte de los bovi-
nos salvajes o en régimen de semi-cautividad, con poca apetencia a medios bosco-
sos y con una la fuerte predisposición a la dieta principalmente de pasto, teniendo
en cuenta las dificultades inherentes de las dietas compuestas por plantas leñosas
o arbustivas (sostenida por el primer modelo).

En el estado actual de conocimiento, parece difícil discernir entre uno u otro mo-
delo explicativo. En ambos casos quedan lagunas de conocimiento importantes
que deben ser consideradas. En primer lugar, las asimilaciones del efecto discri-
minante de las plantas bajo influencia de cobertura arbórea intensa, no han sido
demostradas de forma definitiva en el caso de poblaciones de ungulados. En el se-
gundo modelo, se parte de premisas actualistas y mecanicistas sobre los patrones
conductuales y fisiológicos de las poblaciones de bóvidos para interpretar las del
pasado. Además, al ser todos ejemplos realizados a partir del análisis del colágeno
del tejido óseo, los valores son representativos de medias genéricas, careciendo de
un grado de resolución temporal y espacial significativo.

Retomando el yacimiento de Tell Halula, y una vez conocidas estas diferencias a


nivel genérico, se ha procedido a evaluar la variabilidad isotópica de las secuen-
cias intradentales analizadas, con el objetivo de establecer las posibles diferen-
cias entre las poblaciones salvajes y domésticas a partir de un grado de resolución
temporal mayor. La variabilidad en las concentraciones isotópicas del esmalte res-
ponde al tipo de alimentación e ingesta de agua de los animales durante el perio-
do de formación del tejido. La representación de las secuencias de los valores de
oxígeno obtenidas en cada resto muestra una pauta similar de variación, caracte-
rizada por valores reducidos en la altura máxima de la corona dentaria y en las po-
siciones más próximas al cuello, y valores elevados en las posiciones intermedias
de las secuencias (Figura 8). Para el caso del oxígeno, las diferentes secuencias no
muestran tampoco diferencias significativas en el rango de variabilidad interna.
En cambio, para el carbono, la dinámica documentada es diferente, evidencián-
dose diferencias significativas entre las secuencias internas y patrones de varia-
ción diversificados. Este aspecto puede observarse de forma clara al comparar la

309
secuencia obtenida en los individuos Bos sp. 1, 3 y 4 frente a la secuencia obtenida
en Bos sp. 2 y 5. En el primer grupo, la tendencia de la secuencia de los valores
de carbono es similar, con un ligero retraso, a la observada para el caso de la se-
cuencia única de los valores de oxígeno. Por el contrario, en el segundo grupo de
individuos, la secuencia de los valores de carbono es mucho más retardada, siendo
casi proporcionalmente inversa a los valores de oxígeno (Figuras 9a y 9b).

Figura 8. Distribución de las secuencias isotópicas obtenidas (a partir de la estandarización de los


valores δ3C‰) en los diferentes individuos tomando como referencia la dinámica observada en el
caso de los valores de oxígeno (línea delgada gris en segundo plano). La gráfica muestra dos grupos de
secuencias. En la primera gráfica, los valores δ13C‰ muestran una dinámica similar a la documentada
para el caso de los valores δ18O‰. En la segunda gráfica, los valores δ13C‰ muestran una dinámica
relativamente opuesta a la observada en el caso de los valores de valores δ18O‰.

310 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 9a-b. Distribución de las secuencias isotópicas obtenidas a partir de de la estandarización de los
valores δ18O V-SMOW en los diferentes individuos. La gráfica muestra una secuencia de variabilidad
similar asociada a los cambios estacionales durante el periodo de formación del esmalte dentario en los
individuos. De esta sincronía, se desprende una estacionalidad de los nacimientos similar para todos los
individuos.

311
La interpretación de estos datos pasa por considerar las características del consu-
mo vegetal por parte de los diferentes individuos analizados así como por la va-
riabilidad isotópica de los recursos vegetales consumidos durante el curso de las
variaciones estacionales. Deben tenerse en cuenta, además, los aspectos vincula-
dos a las diferencias en los regímenes de movilidad entre las poblaciones salvajes
y domésticas. En relación al primer aspecto, diferentes estudios (principalmente
desarrollados con herbáceas) han demostrado la correlación de los cambios en las
concentraciones isotópicas en las plantas con los cambios medioambientales, prin-
cipalmente condicionados por los factores precipitación y temperatura (Smedley
et alii., 1991; Ode et alii., 1980). En estos casos, la variabilidad en las concentra-
ciones isotópicas de las plantas es significativa, principalmente para el caso de las
regiones templadas donde los cambios climáticos asociados a cambios estacionales
son más intensos, lo que debe considerarse al evaluar las dinámicas observadas. El
aumento de los valores de oxígeno, vinculados a una disminución muy significativa
de las precipitaciones y un aumento de las temperaturas (y reducción de la hume-
dad atmosférica) durante las estaciones secas, supone un aumento en los valores de
carbono de las plantas analizadas.

Las secuencias obtenidas a partir del primer grupo expresan una variabilidad simi-
lar a la documentada en estos estudios, donde los cambios en los factores medio-
ambientales y en los recursos vegetales se suceden de forma casi paralela, con un
ligero retraso en el caso de las plantas, probablemente como consecuencia de su
capacidad fisiológica de hacer frente al evento medioambiental. Por el contrario,
las concentraciones de carbono del segundo grupo tienden a disminuir cuando los
valores de oxígeno muestran los estadios más secos y menos propicios.

En este caso, son varios los aspectos que deben tenerse en cuenta en el intento de
inferir los factores causales. La integración de los datos y resultados hasta el mo-
mento obtenidos a partir de los análisis arqueozoológicos expuestos anteriormen-
te, permite plantear, como hipótesis a contrastar en futuros estudios a partir de un
muestreo más amplio, que las diferencias en los regímenes de movilidad de los in-
dividuos analizados pueden ser precisamente la variable que explique las dinámicas
opuestas documentadas entre los valores de δ13C y δ18O. En este caso, la modifica-
ción intencionada de las pautas de movilidad estacionales de las poblaciones natu-
rales de uros como consecuencia de su domesticación habría quedado reflejada en
la representación gráfica. Se observa en este sentido un primer grupo de individuos
(población potencialmente doméstica) con una variabilidad en las concentraciones
de carbono y oxígeno acordes a un consumo de los vegetales disponibles durante
el transcurso del ciclo estacional, sin variación significativa a nivel espacial. Por el
contrario, las secuencias isotópicas correspondientes al segundo grupo (población
potencialmente salvaje), si bien presentan también un patrón cíclico en los valores

312 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
de oxígeno, expresarían un consumo de recursos vegetales sin una restricción a ni-
vel espacial tan intensa, representando un consumo de plantas caracterizado por
una mayor disponibilidad de la selección de los recursos vegetales durante todo el
ciclo estacional.

De confirmarse la hipótesis planteada, los resultados preliminares obtenidos en


este trabajo corroborarían las propuestas anteriormente expuestas relativas a la
posibilidad de diferenciar entre diferentes tipos de recursos vegetales ingeridos
por los animales (Balasse et alii., 1997; Noe-Nygaard et alii., 2005; Lynch et alii.,
2008), además de añadir la posibilidad de diferenciar, siguiendo este criterio, entre
poblaciones salvajes y poblaciones domésticas en los momentos iniciales de do-
mesticación de la especie. Los datos obtenidos hasta el momento para Tell Halula
sugieren que la alimentación de los animales potencialmente domésticos sería di-
ferente a la de las poblaciones salvajes y estaría caracterizada por una menor capa-
cidad de selección de los recursos vegetales consumidos. Esta característica podría
ser el resultado de las restricciones impuestas al patrón natural de movilidad.

III.4.2. Pautas de reproducción de las poblaciones de bóvidos e identificación


arqueológica de los primeros rebaños de animales domésticos

El estudio de las variaciones de los valores δ18O a nivel interindividual permite re-
presentar de forma indirecta la estacionalidad de nacimiento de los animales. Este
tipo de aplicación ha sido ya desarrollada con anterioridad en trabajos similares
(Balasse et alii., 2003; Balasse & Tresset, 2007). De forma concreta, y para el caso
de Tell Halula, las concentraciones de oxígeno muestran una dinámica repetitiva
a lo largo de la secuencia en todos los individuos analizados. Tanto los valores más
altos como los más bajos tienden a recontarse a la misma altura de la corona den-
taria. La repetición de la dinámica de la secuencia observada para todos los indi-
viduos es indicativa de una similitud en la secuencia estacional de formación del
esmalte dentario, evidenciando, a la vez, una estacionalidad de nacimiento similar
para todos los individuos (de nuevo Figura 8).

La estacionalidad de los nacimientos es un mecanismo adaptativo muy importante


para algunas poblaciones salvajes. Los animales salvajes han desarrollado por selec-
ción natural toda una serie de adaptaciones al medio que les permiten tener éxito
frente a las fluctuaciones estacionales y que marcan el ritmo de sus pautas de re-
producción. Para el caso concreto de los mamíferos terrestres la presión medioam-
biental en determinados momentos del ciclo estacional puede ser significativamente
agresiva, especialmente en regiones templadas (Asdell, 1964; Clarke, 1981). Frente
a las fluctuaciones estacionales, los animales han desarrollado mecanismos (fisioló-

313
gicos y de conducta principalmente) que responden a signos de cambios concretos
del medioambiente. Por ejemplo, restricciones de los ritmos de ovulación y de la
producción de esperma, mecanismos que provocan en los animales la aceleración de
la madurez sexual o el incremento de la actividad sexual para facilitar el momento
de la concepción, o estrategias concretas de restricción de las actividades sexuales a
ciertos momentos del año (Ortovant et alii., 1985:306). Como resultado, los animales
salvajes presentan ciclos de reproducción que permiten que los nacimientos tengan
lugar en un momento óptimo para poder sobrellevar la lactancia y asegurar un creci-
miento el máximo de efectivo de las crías. El momento de nacimiento suele coinci-
dir con el momento de más disponibilidad en recursos alimentarios, necesarios estos
para el desgate nutricional que realizan las hembras que dan a luz durante el poste-
rior periodo de amamantamiento de las crías. La no correlación entre el momento
de nacimiento y una óptima disponibilidad de los recursos alimentarios necesarios
puede significar la muerte tanto del recién nacido como de la progenitora, especial-
mente en el caso de especies con una gran demanda en nutrientes alimenticios.

De forma concreta, y para el caso de los bueyes, estos presentan una disponibilidad
para la fecundación durante todo el ciclo estacional. Sin embargo, y en condiciones
de semilibertad tanto en regiones tropicales como templadas, desarrollan una mar-
cada estacionalidad de los nacimientos (Lesel, 1969:120; Hall, 1979; Reinhardt et alii.,
1986). Si bien es posible modificar artificialmente el patrón de reproducción de los
bueyes y variar la estación de nacimientos, tal y como sucede en la actualidad en
cabañas de explotación intensiva, esta estrategia sólo es viable cuando se cuenta con
la capacidad suficiente de asegurar la disponibilidad de alimento (Balasse & Tresset,
2007:74). Complementariamente, debe tenerse en cuenta también otros aspectos no
menos importantes tales como la duración del periodo de gestación de los bueyes (~9
meses), la estacionalidad muy marcada del apareamiento y el porcentaje reducido de
éxito de la cópula (Reinhardt, 1983; Reinhardt et alii., 1986; etc.). Estas consideracio-
nes sugieren que durante los momentos iniciales de domesticación de la especie el
éxito de la reproducción en cautividad pudo ser difícil de conseguir, y que difícilmen-
te se pudo variar el patrón de reproducción originario en las poblaciones de uros sin
la aportación, como mínimo, de una gran cantidad de fuerza de trabajo. Estos datos
concuerdan de forma precisa con los resultados obtenidos para Tell Halula expuestos
anteriormente, documentándose que durante los primeros momentos del proceso
de domesticación y conformación de los rebaños de animales domésticos, el control
artificial de reproducción de la especie no supuso una modificación sustancial de la
pauta de reproducción natural de la especie.

Tal como se ha visto, la integración de los resultados obtenidos mediante las me-
didas isotópicas ha permitido incidir en algunos de los aspectos vinculados a los
nuevos procesos de trabajo implementados (control de la reproducción animal, ali-

314 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
mentación y mantenimiento de los animales) durante las fases iniciales de confor-
mación de los primeros rebaños de animales domésticos. Puede afirmarse a partir
de aquí que la obtención de datos sobre la forma de vida de los animales (reproduc-
ción, pautas de movilidad, alimentación) supone una nueva línea de trabajo viable
en el intento de diferenciar entre poblaciones salvajes y poblaciones domésticas
durante los momentos iniciales del proceso de domesticación, a la vez que permite
caracterizar, a nivel más amplio, las necesidades y disponibilidades de las comuni-
dades implicadas en lo relativo a la gestión ganadera inicial.

IV. PRESENTE Y FUTURO DE LA INVESTIGACIÓN ARQUEOZOOLÓGICA EN


TELL HALULA, ALGUNAS CONSIDERACIONES

De forma concreta para el valle medio del Éufrates, creemos significativo remarcar
que las principales problemáticas histórico-arqueológicas planteadas a finales de la
década de los 60 y durante los 70, años en los cuales se inician algunos de los prin-
cipales proyectos de excavación sistemática en esta zona, siguen vigentes y muchas
aún están sin respuesta en la actualidad, a pesar de que el volumen de datos empí-
ricos acumulados sea cuantitativamente importante. Esta situación demuestra en
parte lo difícil que es abordar el estudio de los orígenes de la domesticación y prác-
ticas ganaderas iniciales. Pero pensamos que es también representativa de la forma
en que se ha afrontado esta problemática, priorizando la fijación espacio-temporal
del proceso y no su explicación. Tal como apuntaba ya Ducos (1968), la propia con-
cepción de los términos domesticación y ganadería influye enormemente en los
objetivos de análisis. Pero no sólo en los objetivos, sino también en la metodología.
El valle medio del Éufrates no constituye, en este sentido, una demarcación indi-
vidualizable. Tanto los presupuestos teóricos de partida como las metodologías de
trabajo implementadas por los diferentes equipos de investigación que trabajan en
esta área geográfica, se nutren y participan del debate establecido a un nivel mu-
cho más general. Las particularidades de esta área geográfica no radican, pues, en
cuestiones de índole teórico-metodológica, sino más bien de índole empírica.

Podemos decir que es a finales de la década de los 70, y a partir de los resultados
obtenidos para los yacimientos de Mureybet (Ducos, 1978), Abu Hureyra (Legge,
1975), Bouqras y tell es Sinn (Clason, 1979-1980), cuando quedan enmarcadas las
principales problemáticas que se abordarán posteriormente en la mayoría de carac-
terizaciones efectuadas del proceso de domesticación animal y prácticas ganaderas
iniciales: modalidades de gestión de los recursos animales practicadas anterior-
mente a la domesticación, cronología y secuencia de adopción de las principales
especies domésticas, autoctonía o aloctonía del proceso, secuenciación temporal
de la explotación de las diferentes producciones animales. No será hasta la década

315
de los 90 cuando, tanto el inicio de nuevos proyectos de investigación arqueológi-
ca en el valle medio del Éufrates, como la publicación más exhaustiva de algunos
de los resultados obtenidos han permitido incidir de forma más detallada en las
modalidades de gestión de los recursos animales durante el intervalo temporal co-
rrespondiente a la revolución neolítica, incitando a una reflexión que implica no
tan sólo el replanteamiento del modelo tradicional de domesticación propuesto
sino también la forma de abordar la problemática de estudio. A parte de las cues-
tiones de índole estrictamente metodológica, la reorientación experimentada en
el análisis de esta problemática histórica durante la última década viene caracteri-
zada principalmente por una mayor preocupación hacia las variables que permiten
entender la dinámica del proceso. Responder a cómo y por qué se desarrolla el
proceso requiere disponer ya no sólo de descripciones detalladas y exhaustivas de
las características que presentan los restos de fauna, sino de un registro espacio-
temporal amplio y riguroso, donde se primen, en el plano sincrónico, las relaciones
entre todos elementos arqueológicos. Requiere también de análisis tafonómicos
exhaustivos, ateniéndonos a las características particulares que como yacimiento
arqueológico presentan los tells. Estos requerimientos sólo son abordables en el
marco de la implementación de estrategias de recuperación y muestreo rigurosas.
Por tanto, la integración necesaria no debería limitarse al plano interpretativo,
sino que debería extenderse a los distintos niveles de actuación contemplados en
todo proyecto de investigación arqueológica.

Paralelamente, es abrumadora también la cantidad significativa de trabajos publi-


cados en los últimos 5 años que intentan aportar respuestas a esta problemática
a partir de las aproximaciones analíticas actualmente en boga (Zeder, 2008). Tal
como se ha demostrado a lo largo de este capítulo, su desarrollo puede contribuir
a la medida y caracterización de determinados aspectos que pueden resultar claves
para poner de evidencia algunas variables difíciles de controlar y visualizar direc-
tamente a partir del material faunístico. Pueden ser de apoyo también en el inten-
to de evaluar de manera objetiva el alcance y limitaciones de los criterios basados
en las características intrínsecas de los restos de fauna tales como la morfología y
biometría. Pero no escapan, a nuestro modo de ver, de las limitaciones relativas a
la condición y grado de representatividad de las muestras. Es en este sentido que
consideramos altamente valiosas las aportaciones efectuadas hasta el momento
para el yacimiento de Tell Halula.

316 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
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332 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
La industria en materias duras
animales (campañas 93-94)
Carme Barrachina
Departament de Prehistòria, UAB

El conjunto de objetos realizados en materias duras animales constituye una mues-


tra de la totalidad del registro y corresponde a las campañas de 1993-1994. El total
de objetos analizados es de 270 piezas. La industria se reparte de modo desigual
entre las diferentes fases de ocupación, en su mayoría se adscribe al periodo Pre-
Halaf, al que corresponde el 80,7% del conjunto que proviene de los sectores SS1
(81 objetos), SS7 (149 objetos) y SS14 (22 objetos). Para momentos anteriores conta-
mos con un conjunto de 41 piezas, perteneciente al horizonte PPNB documentado
en la vertiente sur del Tell. En las fases de ocupación más recientes del yacimiento,
la representación es más reducida con solo 11 objetos en hueso procedentes de los
niveles Halaf del Sector 1 de la excavación.

I. ÚTILES PERFORANTES

Entre la industria ósea de Halula es el grupo de los útiles perforantes (UP) el que
tiene una mayor representación con 89 piezas.

I.1. Útiles perforantes sobre astilla

Entre los grupos más representados se encuentran los útiles perforantes que uti-
lizan como soporte una astilla producto de una percusión de un hueso largo. La
forma de estos útiles es aleatoria dependiendo del tipo de fractura, se trata de asti-
llas alargadas donde la única transformación consiste en la fabricación de una pun-
ta distal efectuada por raspado, sólo en un caso se observa sobre la superficie del
útil una regularización por abrasión de la zona distal-medial del soporte. Los útiles
perforantes sobre astilla se encuentran en Halula en niveles correspondientes al
horizonte Pre-Halaf (Fig. 8, nº 3 y Fig. 9, nº 1 y 2), solamente un ejemplar del nivel
S2/4-XII se documenta para momentos anteriores.

I.2. Útiles perforantes que conservan la epífisis como


elemento de prensión

El segundo grupo lo forman los útiles perforantes realizados sobre metápodo hen-
dido que conservan la mitad de la epífisis como elemento de prensión. Este sopor-
te permite la creación de útiles muy homogéneos y una economía en la materia

333
prima al poderse aprovechar las dos mitades del hueso. Este tipo de útiles está muy
extendido en todos los yacimientos neolíticos, y en Halula los encontramos prin-
cipalmente en los niveles más recientes, asociados a momentos Pre-Halaf y Halaf
(Fig. 7, nº 1,2, 3 y 4; Fig. 8 nº 2, 10 y 11; Fig. 9 nº 3 y 4).

Entre los útiles perforantes encontramos también aquellos que presentan la articulación
entera y que están realizados sobre partes distales de metápodos (Fig. 1, nº 1) o sobre
ulnas de ovicápridos (Fig. 8, nº 1). El soporte se consigue por una simple percusión del
hueso conservando la epífisis entera que actuará como elemento de prensión del útil.
Sólo se modifica la parte distal para crear una punta, presentando el resto del objeto la
forma natural del hueso. El conjunto de útiles perforantes con epífisis entera está poco
representado en Halula, encontrándose por igual en niveles pre-cerámicos y cerámicos.

I.3. Útiles perforantes totalmente trabajados

Si el grupo con un grado de transformación del soporte mínimo, como los útiles so-
bre astilla, o los que conservan una epífisis total o parcial, están bien representados en
Halula, aquellos útiles perforantes totalmente trabajados los encontramos esporádica-
mente entre el material analizado, sólo dos piezas se documentan en Halula localizadas
en los niveles SS7-X (Fig. 9, nº 6) y SS7-XIII (Fig. 9, nº 5). Estos útiles no presentan
ningún elemento asociado con la prensión, el soporte se consigue por una percusión de
un hueso largo con la finalidad de conseguir una astilla que será totalmente transfor-
mada por medio de un raspado de la parte distal para conseguir su aguzamiento, y una
regularización de los bordes y de la zona proximal generalmente de base convexa.

I.4. Aguja biapuntada con perforación ranurada

En el grupo de los útiles apuntados perforantes se documentó en la campaña de 1993


una aguja biapuntada con perforación ranurada perteneciente al nivel S2/4-XII (Fig.
3, nº 2). Una de las particularidades de este útil es el apuntamiento de su base y la
técnica utilizada en el orificio. El procedimiento de perforación ha consistido en la
realización de una ranura longitudinal en la zona proximal, efectuada en las dos caras
del objeto, con la finalidad de disminuir el espesor del hueso y facilitar la perforación
que se ha realizado por rotación, alternativamente desde las dos caras de la pieza.

La punta ha sido reparada mediante un raspado que ha dejado sobre la superficie


unas marcas más intensas y diferenciadas de las del resto de la pieza, que han de-
saparecido o están muy difuminadas por la utilización de la aguja; el aguzado ha
provocado un perfil disimétrico y un débil facetado del extremo.

334 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
I.5. Útiles perforantes curvos

Los útiles perforantes curvos (UPC), utilizados como ganchos o anzuelos, están
representados en Halula por dos ejemplares, ambos documentados en la fase SS14-
II. Son piezas de forma curvada cuyo carácter en común es presentar una punta y
una perforación o algún otro elemento de sujeción en el extremo opuesto. Estos
útiles presentan una morfología diferente en base al perfil general de la pieza que
puede ser simple o compuesto.

Uno de los útiles se clasifica entre los tipos con un perfil simple (Fig. 7, nº 8), for-
mado de una sola pieza, sin ningún elemento que sobresalga del contorno. Fun-
cionalmente presenta cinco incisiones laterales simétricas, cortas y paralelas, en
las dos caras de la zona proximal, relacionadas con la retención del objeto. El otro
gancho o anzuelo, de 35 mm de largo, presenta un perfil compuesto, con una zona
de sujeción diferenciada de forma anular (Fig. 7, nº 9).

II. ÚTILES UTILIZADOS POR FROTAMIENTO

II.1. Útiles laminares utilizados por frotamiento lateral

El carácter común de estos útiles es presentar una zona activa lateral roma utili-
zada por frotamiento (UFL). Todos están fabricados sobre costillas que han sido
desbastadas transversal (Fig. 1, nº 5, Fig. 3, nº 3 y 4) o longitudinalmente (Fig. 10, nº
4), modificadas solo en la zona distal para formar un frente convexo. Estos útiles
presentan unas características morfológicas muy uniformes, la forma general es
laminar con un perfil longitudinal rectangular alargado y una sección transversal de
poco espesor. Como caso particular dentro de la gran homogeneidad que presen-
tan los útiles utilizados por frotamiento lateral habría que citar un ejemplar reali-
zado en un omóplato de bóvido correspondiente al nivel SS7-VII.

II.2. Útiles utilizados por frotamiento distal

Son útiles con la parte activa formada por una superficie roma distal utilizada por
frotamiento (UFD). Los más numerosos son los que utilizan como soporte una as-
tilla de forma aleatoria, producto de una percusión de un hueso largo (Fig. 7, nº 10;
Fig. 10, nº 2 y 3). En todos los casos se trata de astillas alargadas solo modificadas
en la zona distal para crear una superficie activa roma, en ocasiones biselada. Las
alteraciones originadas en su uso se reducen a un lustrado y desgaste de la zona
activa que provoca una faceta disimétrica distal.

335
III. ÚTILES CORTANTES

III.1. Útiles laminares con la zona activa lateral cortante

Son útiles de forma laminar de muy poco espesor efectuados sobre la mitad lon-
gitudinal de una costilla, cuya zona activa la constituyen los bordes laterales que
presentan un filo cortante (UTL). Los útiles con la parte activa lateral cortante
están asociados en Tell Halula a niveles Pre-Halaf, documentándose en los niveles
SS7-VII, SS7-IX y S1i-II.

La fragilidad de estas piezas provoca un alto grado de fragmentación, en Halula


solo una pieza, documentada en el nivel SS7-IX, ha sido encontrada entera (Fig.
10, nº 5). Su forma es lanceolada laminar con los extremos convexos, la longitud del
útil es de 163 mm. y su espesor medio de 3 mm. El soporte se ha conseguido por
serrado transversal y longitudinal bilateral de la costilla y ha sido posteriormente
modificado por un raspado para regularizar y avivar los bordes laterales creando un
contorno lineal. El raspado ha sido muy intenso en la cara inferior con la finalidad
de eliminar el tejido interno hasta conseguir una lámina muy delgada.

Un fragmento medial del nivel SS7-VII, efectuado sobre una costilla de bóvido,
presenta sobre la cara superior dos ranuras en forma de aspa, que se inician en am-
bos bordes de la pieza acabando en la parte central (Fig. 10, nº 6).

III.2. Útiles con la zona activa distal cortante utilizados por


frotamiento

Dos útiles pertenecientes al sector SS7-D, fase IX, tienen en común el presentar
una zona activa utilizada por frotamiento formada por una arista distal cortante y
el estar realizados sobre la extremidad de un metápodo. Sus características mor-
fométricas en cambio son muy diferentes. En un caso se trata de un útil alargado,
de 85,3 mm. de longitud, que conserva la epífisis distal entera como elemento de
prensión (Fig. 10, nº 1). Su perfil es irregular a causa de un desbaste efectuado por
percusión que ha provocado una fractura longitudinal de la diáfisis. El extremo
distal ha sido adelgazado con la finalidad de conseguir un borde ligeramente bisela-
do cortante. La segunda pieza es de dimensiones muy reducidas (31 mm. de longi-
tud) y se ha utilizado como soporte la mitad longitudinal de un extremo proximal
de metápodo, conservando para la sujeción del útil la mitad de la epífisis. La zona
activa está formada por un pequeño bisel distal con el extremo lineal cortante (Fig.
10, nº 7). Un fragmento originado a partir de la percusión de una diáfisis presenta
un filo distal-lateral disimétrico a causa de su utilización (Fig. 8, 9).

336 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
III.3. Plaqueta de recuperación

Un útil del nivel SS7-IX se caracteriza por haber sido reaprovechado a partir de un
útil cortante laminar que había utilizado una costilla como soporte. Su forma es
de plaqueta cuadrangular de poco espesor con el extremo distal convexo (Fig. 10,
nº 8). La principal característica que define estos útiles es la de haber sido reutili-
zados a partir de un objeto fracturado. La reparación de la pieza se efectúa por un
serrado transversal de la costilla realizado desde la cara superior y acabando en una
flexión del hueso. Se consigue así un segmento de hueso muy corto con una base
recta y un frente activo curvo.

IV. ÚTILES CON BISEL Y EMPUÑADURA

Sin duda el grupo mas representativo entre la industria ósea de Halula, tanto por
sus características como por la cantidad de piezas encontradas (39), corresponde a
los útiles realizados sobre tibias de ovicápridos provistos de un largo bisel, con una
zona activa roma o cortante utilizada por frotamiento distal-lateral (UFT). Como
elemento de sujeción estas piezas conservan la extremidad distal del hueso, que
al mismo tiempo que proporciona una empuñadura natural está preparada como
elemento receptor para la inserción de un útil. Una de las particularidades de es-
tos útiles es la de presentar, en la zona de unión de la empuñadura con el bisel, un
resalte en forma de anillo que sobresale del perfil general y que queda enmarcado
por dos ranuras perpendiculares paralelas (Fig. 4, nº 2 y 7). En ocasiones presentan
una simple ranura que envuelve total o parcialmente la diáfisis (Fig. 4, nº 1 y 3; Fig.
5, nº 3). La especie seleccionada es siempre un ovicáprido, a excepción de un útil
de reducidas dimensiones en el que se ha utilizado una tibia izquierda de un cánido
de talla pequeña (vulpes vulpes) (Fig. 4, nº 3). No se observa una preferencia en la
selección de una extremidad u otra del animal, la utilización de tibias izquierdas o
derechas en la fabricación de los útiles es prácticamente la misma. Estos útiles se
encuentran mayoritariamente en el Sector 7 del yacimiento (78,2%), siendo la fase
SS7-VII donde están más representados, concentrando 31 útiles de los 36 docu-
mentados en el sector.

Durante las campañas de 1993-1994 se ha documentado un soporte que fue aban-


donado antes de finalizar la fabricación del útil y también restos de talla de un
bisel. Todas las piezas pertenecen a la fase SS7-VII.

337
Figura 6. Porcentaje de útiles con bisel y empuñadura por fases, campañas 1993-94.

IV.1. Alteraciones producidas por el uso

Solo un útil de los 46 documentados está entero, correspondiendo los fragmentos


recuperados casi en un 80% a partes proximales. La fractura de los útiles se produce
en casi todos los casos oblicuamente en el inicio del bisel, concretamente en la zona
de unión de éste con la empuñadura. Las alteraciones provocadas en su utilización se
centran en tres zonas fundamentalmente: el extremo distal donde el uso ha provoca-
do una disimetría y un biselado del extremo lateral-distal, un intenso lustrado y des-
gaste afecta a la zona de unión entre el bisel y el mango, donde se sitúan las ranuras;
un fuerte lustrado se observa en la zona que correspondería al mango del útil.

La base del útil presenta en seis casos un orificio irregular de dimensiones variadas
que no es producto de una fabricación intencional y que habría sido causado por
la utilización de estas piezas. Todos los útiles que presentan orificio corresponden
al tipo más elaborado, con el anillo o ranuras transversales en la zona de inicio
del bisel, y la parte proximal rebajada con la articulación eliminada parcialmente.
Cuatro se documentan en la fase SS7-VII (Fig. 4, nº 8), y los dos restantes en la fase
SS7- VI y S1i-II respectivamente.

Un útil, cuya fractura se produjo a 20 mm. del inicio del bisel, presenta una regula-
rización rápida del borde distal con el objetivo de ser reutilizado (Fig. 4, nº 6). So-
bre la línea de fractura se aprecian tres retoques marginales sobre la cara exterior,
que ha originado una arista frontal lustrada por el uso.

338 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
V. OBJETOS RECEPTORES

Un solo elemento destinado a insertar un útil (OR) ha sido documentado en Halula


asociado a la fase S2/4-VI. Se trata de un mango realizado en un segmento central de un
asta de cérvido conseguido mediante serrado. La mitad superior presenta una concavi-
dad al haberse vaciado el tejido interno para una inserción frontal del útil, siguiendo el
eje longitudinal de la pieza (Fig. 1, nº 6). Las alteraciones producidas por el uso consis-
ten en un desgaste de la pared interna y del fondo de la zona de inserción del útil.

VI. ÚTIL DENTICULADO

Se trata de un fragmento medial de un útil efectuado sobre una costilla pertene-


ciente a la fase S2/4-I (Fig. 2, nº 1). Corresponde a un segmento central del hueso,
solo alterado en el borde derecho para crear una zona activa lateral denticulada. En
la zona dentada se observan las marcas de raspado de una de las caras con la finali-
dad de aplanarla y conseguir así disminuir el espesor de la parte lateral activa. Las
muescas están realizadas con el ángulo afilado de un útil en sílex presionando desde
una sola cara. Las alteraciones producidas por el uso son especialmente significati-
vas para determinar la posible funcionalidad de este útil. Éstas se concentran sobre
el borde y sobre la cara inferior y consisten en un embotamiento y un perfil sinuo-
so de la zona denticulada, con unas muescas muy irregulares a causa de un desgaste
desigual, siendo más hondas en la cara inferior aplanada que en la superior. Una
pátina intensa se observa en esta cara, afectando solo a la mitad lateral dentada
del útil y al borde activo, esta pátina es similar a la que se observa en los elementos
de hoz en sílex y que es producida por una fricción sobre materias vegetales. Unas
finas estrías transversales entrecruzadas se observan sobre el lateral lustrado, que
podrían haberse provocado por una frotación del útil sobre una materia trabajada
flexible. El uso de este útil implicaría por tanto una acción de frotación y presión
efectuada con la zona activa situada perpendicular u oblicuamente al eje y donde el
contacto entre el útil y la materia trabajada se efectúa sobre una sola cara.

VII. EXTREMOS DE ASTAS DE CÉRVIDO

Son extremos de astas de cérvido seccionadas en la base y utilizados sin modificar,


cuya zona activa la constituye la punta roma distal (UFP). En un útil de la fase S2/4-
V se ha efectuado una hendidura recta que atraviesa por el centro la base del útil
(Fig. 1, nº 4). La obtención del soporte se ha realizado mediante la aplicación de
dos técnicas diferentes: por un serrado transversal de toda la periferia del asta (Fig.
1, nº 2, 3 y 4; Fig. 9, nº 9) o por un entallado que consiste en una percusión repetida

339
de toda la periferia de la base con un percutor cortante a medida que se imprime al
asta un movimiento de rotación. Cuando la hendidura es suficientemente honda la
fractura se produce por flexión o torsión (Fig. 9, nº 7 y 8).

Estos útiles están representados en Halula para las campañas de 1993 y 1994 por
diez piezas y se asocian mayoritariamente a los niveles del PPNB medio, docu-
mentándose en los niveles S2/4-V, S2/4-VI, SS2/4-VII y S2/4-IX. Para momentos
más recientes los encontramos entre las series del sector SS7 correspondientes a
las fases SS7-VII, SS7-VIII y SS7-XI. La técnica del serrado ha sido utilizada en el
desbaste de todos los útiles documentados en los niveles pre-cerámicos mientras
en los niveles más recientes se utilizarán por igual el serrado y la percusión.

VIII. ELEMENTOS TUBULARES

Se han documentado en los niveles Pre-Halaf cinco segmentos de diáfisis de huesos


largos de mamíferos de talla pequeña y aves (Fig. 7, nº 7; Fig. 8, nº 4; Fig. 10, nº 9 y
10). Las dimensiones de estas piezas varían entre los 30 mm para las más pequeñas y
más de 63 mm. para las que tienen una longitud mayor. Los objetos de forma tubular
son muy abundantes, estando representados en casi todos los yacimientos. Su asimi-
lación como cuentas cilíndricas era generalmente admitida para las de tamaño más
reducido pero el descubrimiento de diáfisis de talla pequeña (hasta 22 mm de largo
mínimo), con el útil aun insertado, en el yacimiento calcolítico de Barres (Eyguières,
Bouches-du-Rhône, Francia) hizo reconsiderar esta hipótesis (Barge-Mahieu, 1990,
p.89; Barge-Mahieu et alii, 1993, p.63). La atribución como elementos receptores
o como ornamentos de algunos de estos objetos es difícil en el caso donde no hay
marcas de uso que sean significativas de una función determinada. Para la zona del
Levante norte la presencia en Bouqras de objetos tubulares que conservan restos de
betún nos indicaría su utilización como mangos de inserción frontal (Akkermans et
alii., 1983, p.356). Para los elementos tubulares de Halula los realizados sobre huesos
de aves serían demasiado frágiles para una utilización como mangos, función que no
se excluye en los que han utilizado una diáfisis de un mamífero.

IX. DINÁMICA INDUSTRIAL

IX.1. Materia prima

El alto grado de fragmentación de la industria ha impedido en muchos casos la


determinación precisa del soporte anatómico utilizado en la realización de los ob-
jetos en hueso. En cuanto a las especies seleccionadas se observa un claro predo-

340 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
minio de los mamíferos de talla mediana sobre los de talla grande. Los cérvidos,
bien representados en las fases más antiguas, van disminuyendo en las fases más
recientes, de manera que para el periodo Pre-Halaf solo los encontramos en los
niveles SS7-VII, SS7-VIII, SS7-XI, utilizados principalmente en la obtención de
extremos de astas. Los ovicápridos, especie más representada entre la industria
ósea, se mantienen en porcentajes mas o menos constantes a lo largo de toda la
secuencia del Tell. Huesos largos de cánidos se han utilizado como soporte en tres
ejemplares clasificados en la fase SS7-VII. Los mamíferos de gran talla están esca-
samente representados y prácticamente en su totalidad corresponden a costillas
(un 85%), donde los bóvidos son la especie predominante.

En los niveles pre-cerámicos las materias duras preferidas como soporte correspon-
den a extremos de astas de cérvidos (58,82%), siempre localizadas en los niveles más
antiguos del Tell (S2/4-I, S2/4-V, S2/4-VI, S2/4-VII, S2/4-IX), y entre los huesos se han
seleccionado como soporte costillas y en menor proporción metápodos. Esta diná-
mica cambiará en las fases cerámicas, donde se produce una diversificación de los so-
portes óseos unido a una disminución del uso de las astas como materia prima en la
fabricación de la industria (4,5%). Sin duda el hueso que tendrá una expansión mayor
en estos niveles será la tibia, casi siempre asociada a la realización de útiles con bisel y
empuñadura, que representa el 51% del conjunto estudiado. En menor proporción y
en orden descendente se encuentran costillas, metápodos, radios, omóplatos y ulnas.

Figura 11. Histograma de frecuencias de soportes anatómicos utilizados en la fabricación de la industria. 0

La selección de la materia prima está en función del objeto que se quiere efectuar,
de manera que un tipo determinado de útil estará realizado generalmente en un
mismo soporte anatómico, con el fin de simplificar el proceso de fabricación im-

341
primiendo al hueso el mínimo de gestos. Los útiles perforantes que conservan la
epífisis como elemento de sujeción están fabricados sobre metápodos de ovicápri-
dos, materia prima que por sus características se adapta bien a este tipo de útiles
ya que permite el aprovechamiento de las dos mitades longitudinales del hueso.
La forma alargada y delgada de la ulna es muy apropiada como soporte anatómico
para la realización de un útil apuntado, ya que la forma del objeto fabricado no se
diferencia demasiado de la forma natural del hueso. Las costillas son empleadas
específicamente en la fabricación de útiles laminares utilizados por frotamiento
lateral, con una transformación escasa del soporte reducida a la eliminación de los
extremos. Las puntas de astas se utilizan aprovechando su forma natural y una vez
seccionados se usan sin ninguna modificación. En Halula sin duda el hueso que
más estrechamente se relaciona con un tipo específico es la tibia, asociada a la rea-
lización de útiles con bisel y empuñadura. En este tipo de útiles, específicos de mo-
mentos Pre-Halaf, se selecciona siempre una tibia de ovicáprido a la que se elimina
su extremo proximal. La diáfisis del hueso permite la creación de un bisel largo y la
epífisis distal proporciona un excelente medio de sujeción del útil.

IX.2. Técnicas de fabricación

En el trabajo primario destinado a la obtención del soporte se observa un predo-


minio de las acciones destinadas al desbaste longitudinal y transversal de las piezas
(80%) sobre aquellas en las que solo se ha aplicado un desbaste transversal (20%),
bien sea de uno de sus extremos o de ambos. Sin embargo, esta dinámica no es uni-
forme a lo largo de toda la secuencia del Tell, en las fases más antiguas observamos
un predominio de los soportes que han sido obtenidos por un seccionamiento úni-
camente transversal (63%). En la mayoría de casos el proceso se ha realizado por
serrado, técnica utilizada en el seccionamiento proximal de las astas de cérvido; la
percusión es utilizada en menor medida destinada principalmente a la eliminación
de una de las epífisis de los huesos largos.

En las fases posteriores cerámicas al desbaste transversal del hueso se asociará un


desbaste longitudinal que permite un aprovechamiento mayor de la materia prima.
La técnica más utilizada en el proceso de talla es el serrado, bien como único pro-
ceso o asociado en los momentos finales de la acción a una percusión o flexión del
hueso. En los soportes hay un predominio de los que conservan una de las epífisis
del hueso como elemento de prensión. También se producirá respecto a niveles
anteriores un incremento en la utilización de astillas de hueso en los que la mo-
dificación del soporte es mínima, reducida a la parte activa. El proceso de modifi-
cación del soporte y acabado de las piezas se realiza de forma casi absoluta por la
técnica de raspado con sílex. La abrasión está escasamente representada y actúa

342 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
generalmente como técnica complementaria en el trabajo de aquellas zonas donde
un raspado del hueso con un útil lítico es inviable.

IX.3. Tipos y referencias contextuales

Los objetos más representados entre la industria ósea de Halula corresponden al


grupo de los perforantes o apuntados, en el que se incluye el 39,2% del total de
piezas analizadas. Algunos tipos tienen un amplio desarrollo a lo largo de toda la
secuencia, como los útiles perforantes que conservan la epífisis total o parcialmen-
te como elemento de sujeción, objetos que se encuentran habitualmente en todos
los yacimientos neolíticos. En Sabi Abyad esta categoría de útiles es especialmente
significativa y llega a representar el 74% del material óseo trabajado.

Los útiles laminares utilizados por frotamiento lateral presentan también una gran
ubicuidad y se documentan en la mayoría de yacimientos sin apenas diferencias
morfológicas. En Halula se encuentran igualmente representados en las fases ace-
rámicas y cerámicas. Será a partir del VIII milenio B.P. cuando se produzca una
expansión general de este tipo de útiles en todos los yacimientos, estando presen-
tes en proporciones más altas en la mayoría de ellos.

343
UP UPC UF UFL UFP UFT UT UTL OR OTUB ORN OS ND TOTAL
2/4-I 2 1 2 2 3 10
2/4-II 1 1 1 3
2/4-III 1 1
2/4-IV 1 1 1 3
2/4-V 2 2 2 1 7
2/4-VI 1 1 1 1 4
2/4-VII 1 1
2/4-VIII 4 4
2/4-IX 2 2
2/4-XI 2 1 1 1 2 7
2/4-XII 4 1 5
2/4-XIII 1 1
1e-V 1 1
1e-VI 1 1
1e-VII 3 1 4
1i-I 3 1 1 3 8
1i-II 18 2 7 1 9 37
1i-III 1 1
1i-IV 2 1 2 5
7-I 2 1 3
7-II 1 1
7-III 1 2 3
7-IV 1 1
7-VI 7 2 4 6 19
7-VII 8 8 2 6 23 2 2 1 3 34 89
7-VIII 5 2 1 1 9
7-IX 2 2 1 1 6
7-X 2 2
7-XI 2 1 3
7-XII 2 1 4 7
7-XIII 1 1
14-I 9 2 1 1 2 15
14-II 1 2 1 4
14-IV 1 1 2
TOTAL 86 2 22 9 15 39 4 3 1 3 3 4 77 270

Tabla 1. Distribución de la indus­tria por fases de ocupación.

En las fases de ocupación más antiguas de Halula (PPNB medio) los útiles mejor
representados son los realizados sobre astas de cérvido, donde un 23% de la in-
dustria corresponden a candiles seccionados en la base y utilizados aprovechan-
do la forma natural. En Ramad este tipo de útiles lo encontramos en el Neolítico
pre-cerámico reciente y perdurarán en ambos yacimientos en las fases siguientes
pero en proporciones mucho más bajas. Los extremos de astas se asocian en los

344 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
yacimientos del Levante norte a momentos pre-cerámicos principalmente y para
los momentos más recientes se documentan en los niveles Halaf de Ras Shamra
(Contenson, 1992). Objetos receptores o mangos realizados en asta de cérvido de
inserción frontal se documentan en el Neolítico pre-cerámico y cerámico, aunque
son más frecuentes en las fases más antiguas. En el nivel XIII de Cafer Höyük se
encontró en el interior de un mango realizado en asta de cérvido una azuela en
piedra pulida, con la zona activa situada perpendicularmente al eje de le la pieza
(Stordeur, 1988). En la fase IVB5 de Ras Shamra (Halaf), un segmento de asta ha
conservado en la parte interna la base de un útil en esteatita (Contenson, 1992).

En los niveles pre-cerámicos de Halula encontramos junto a útiles que tienen una
amplia perduración y dispersión, objetos más específicos como las agujas y el útil
denticulado efectuado sobre una costilla. Las agujas biapuntadas con la perforación
efectuada por ranurado se documentan para el periodo pre-cerámico en yacimien-
tos del valle medio del Éufrates como Bouqras y más al norte las encontramos en
Cafer Höyük (Stordeur, 1988) y Çayönü (Redman, 1973). Para momentos anteriores
(PPNA) se encuentran entre la industria ósea de Mureybet (Stordeur, 1978).

Dos útiles documentados en la Grotta dei Piccioni (Abruzzo, Italia) por sus carac-
terísticas y marcas de utilización, sugieren una funcionalidad parecida al encontra-
do en la fase 2/4-I de Halula (Fig. 2, nº 1). Se trata de dos costillas de bóvido que
muestran en el borde caudal una escotadura ancha con un intenso lustre de hoz,
estrías oblicuas y presencia de fitolitos, que sugiere su utilización en el tratamien-
to de materias vegetales. Para su uso se necesitarían dos personas, una sostendría
los tallos y la otra, cogiendo el útil con las dos manos por los extremos y apoyado
sobre una superficie dura, arrastraría las espigas provocando que se desprendan los
granos (Fig. 2, nº 2) (Errico et al., 1995). Un ejemplo más próximo de útiles con la
misma función se ha documentado en el yacimiento de Ganj Dareh (Iran) (Stor-
deur y Anderson-Gerfaud, 1985; Stordeur, 1993). Se trata de omóplatos de rumian-
te transformados con la intención de conseguir un objeto en forma de Y, con un
contorno exterior natural pero donde la zona interna ha sido modificada formando
un triangulo de bordes rectilíneos irregularmente interrumpidos por muescas (Fig.
2, nº 3). Las alteraciones producidas en el uso se asemejan a las encontradas en el
útil de Halula y consisten en un embotamiento de la zona activa asociado a una
disminución de la profundidad de las muescas, un lustrado intenso del lateral y
unas finas estrías que se sitúan sobre los bordes activos. Ambas caras no han esta-
do sometidas al mismo tipo de frotamiento, la inferior, en contacto con la madera
utilizada como soporte, es la más gastada. Estas marcas han hecho considerar la
función de estos útiles como desgranadores de cereales y gramíneas (Stordeur y
Anderson-Gerfaud, 1985).

345
En la primera mitad del VIII milenio B.P. asistimos en Halula a un incremento
y diversificación de la industria ósea respecto a momentos anteriores. Junto a la
perduración de tipos ya utilizados en el Neolítico pre-cerámico, asistimos a un
incremento sustancial de los realizados sobre astilla que presentan una transfor-
mación mínima del soporte, solo modificado en el extremo para crear una punta
o una superficie roma. Estos tipos están ampliamente representados en todos los
yacimientos neolíticos del Levante mediterráneo. Los útiles con la parte activa la-
teral cortante están asociados en Halula a niveles pre-Halaf, documentándose en
los niveles SS7-VII, SS7-IX y S1i-II. Este tipo de útiles de forma lanceolada son
especialmente numerosos en la fase II de Ghoraifé donde destacan por su cuida-
da factura y gran longitud, llegando a medir 280 mm. Junto a la continuidad de
la mayoría de los tipos desde las fases más antiguas del yacimiento se producirá
en estos momentos el abandono de algunos elementos en hueso y la aparición de
otros nuevos. Entre ellos, estarían los útiles perforantes curvos de perfil simple o
compuesto, utilizados como anzuelos o ganchos, documentados únicamente en la
fase SS14-II del yacimiento (Fig. 7, nº 8 y 9). Objetos en forma de gancho con el
perfil simple los encontramos en el yacimiento de Cafer Höyük (Stordeur, 1988),
en este caso el elemento de retención lo constituye una perforación centrada en
el extremo proximal. En Abu Hureyra encontramos para la fase Late aceramic ti-
pos morfológicamente similares a los de Halula, tanto de formas simples como de
perfil compuesto (Moore et alii., 1975). Entre estos últimos destacaría un útil que
presenta una cabeza perforada diferenciada del cuerpo, formalmente idéntico al
encontrado en el sector 14. Pero si la forma de estos útiles es semejante no sucede
así con sus dimensiones ya que si los ejemplos documentados en Halula se sitúan
en torno a los 20-35 mm, los de Cafer y Abu Hureyra superan los 80 mm. aspecto
que podría estar indicando una funcionalidad diferente para ambos objetos.

Sin duda si un tipo de objeto es representativo de un momento concreto de la ocu-


pación del yacimiento este sería el de los útiles con bisel y empuñadura. Su uso
no se ha documentado por el momento en ningún otro yacimiento del Próximo
Oriente, en cambio, en Halula, este tipo de útiles tuvieron una gran expansión, de
manera que se encuentran en el VIII milenio B.P. en todos los sectores del yaci-
miento, constituyendo el objeto en hueso más representado en estos momentos.

En Halula encontramos ciertos tipos de objetos en hueso que perdurarán a lo largo


de toda la secuencia del Tell, se trata de tipos con una amplia expansión tanto a
nivel cronológico como geográfico, estando representados en la mayor parte de
yacimientos de la región. Otros tipos, por el contrario, son de uso menos habitual
y su presencia se circunscribe a un contexto más concreto. Sin embargo, la fal-
ta de estudios específicos sobre la materia dificulta, en muchos casos, un estudio
comparativo entre el material óseo de diferentes yacimientos. Las referencias al

346 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
utillaje en hueso en las publicaciones se limitan generalmente a una breve descrip-
ción morfológica de los objetos, agrupados en amplios periodos cronológicos que
impiden conocer la dinámica de la industria, dificultando la correlación entre yaci-
mientos con la misma secuencia cronológica.

347
Figura 1. Objetos de hueso y asta del sector 2/4, fases I a X.

348 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 2. Útil denticulado de la fase S2/4-1 y útiles de comparación.

349
Figura 3. Útiles en hueso del sector 2/4, fases XI a XIII.

350 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 4. Útiles con bisel y empuñadura.

351
Figura 5. Útil con bisel y empuñadura y restos de talla, sector SS7 fase VII.

352 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 7. Objetos en hueso del sector SSI4, fases I a IV.

353
Figura 8. Objetos en hueso del sector I. Cuadro 1i, fases I a IV. Cuadro 1e, fase VII.

354 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 9. Objetos en hueso y asta del sector SS7, fases I a XIII.

355
Figura 10. Objetos en hueso del sector SS7, fases I a XIII.

356 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
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358 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Tell Halula: arqueobotánica de los
restos de semillas y frutos
Ramon Buxó
Museu d’Arqueologia de Catalunya

Núria Rovira
Colaboradora Museu d’Arqueologia de Catalunya

Introducción

En este trabajo se reúnen los resultados inferidos a partir del análisis arqueobotáni-
co de semillas y frutos, procedentes de muestras recogidas de manera sistemática
durante diferentes campañas arqueológicas en el yacimiento de Tell Halula (Siria). A
modo de avance, sobre esta temática se realizó una publicación preliminar en 1996,
cuyos resultados recogemos y ampliamos en este estudio (Willcox, Català, 1996).

El estudio arqueobotánico se ha realizado en el marco de la Misión Arqueológica


Española de Tell Halula, en colaboración entre el Seminario de Arqueología Pre-
histórica del Próximo Oriente (SAPPO) del Departamento de Prehistoria de la
Universidad Autónoma de Barcelona y el Museo de Arqueología de Catalunya.

Se han analizado 192 muestras que contienen un total de 23.007 restos carpológicos
y que se distribuyen cronológicamente entre los períodos siguientes: 77 muestras
del PPNB medio, 19 del PPNB reciente, 31 del período Pre-Halaf, 9 del período
Proto-Halaf, 37 del período Halaf antiguo, 10 del período Halaf medio y 9 del pe-
ríodo Halaf reciente. El número total de taxones vegetales identificados se eleva a
89, de los cuales 9 pertenecen al grupo de los cereales, 5 al de las leguminosas, 1 al
de plantas oleaginosas y textiles, 5 al de los frutos y 69 al de las plantas adventicias
y ruderales.

Los datos arqueobotánicos destacan que Tell Halula constituye desde su origen, y
en una visión temporal, un poblado que reúne el inicio de las formas domésticas de
cereales y leguminosas y, en definitiva, de consolidación de la agricultura.

Materiales y metodología

La mayoría de restos carpológicos documentados son semillas, pero también se


han hallado algunos fragmentos de frutos y cápsulas, así como, en el caso de los
cereales, diversos elementos que forman parte de la espiga (bases de espiguilla y de
gluma, segmentos de raquis, nudos, etc.). Se trata principalmente de semillas car-
bonizadas, a excepción de la mayoría de hallazgos pertenecientes a la familia de las

359
boragináceas (Boraginaceae) y de algunas papaveráceas (Papaveraceae), cuyos restos
se conservan mineralizados. Su fragmentación es bastante elevada, hecho que ha
incidido en el proceso de identificación de los carporrestos.

Los contextos arqueológicos de los que proceden las muestras analizadas son de
composición heterogénea: estructuras de combustión (hogares y hornos), fosas, agu-
jeros de poste, niveles de ocupación y circulación, niveles de relleno, canales, con-
centraciones de residuos orgánicos, etc. Los restos arqueobotánicos documentados
tienen por lo tanto orígenes diversos (relacionados con diferentes actividades huma-
nas) y parecen corresponder principalmente a desechos de la actividad doméstica,
no aptos, a partir de este momento, para el consumo humano o la reproducción.

Las principales actividades que pueden ser establecidas gracias al estudio de es-
tos conjuntos, como se decía principalmente carbonizados, se relacionan funda-
mentalmente con el consumo de productos vegetales y la posterior limpieza de las
zonas de preparación y tratamiento de los alimentos, de habitación y/o de alma-
cenaje, aunque también se han podido identificar algunos conjuntos que parecen
ser más bien subproductos de ciertas operaciones agrícolas. No se debe desdeñar
tampoco, aunque resulta difícil de identificar con seguridad, el uso de excrementos
del ganado doméstico como combustible de las estructuras de combustión, hecho
que puede provocar la carbonización y conservación de carporrestos previamente
consumidos por los animales.

Las muestras analizadas corresponden a un total aproximado de 3.100 litros de sedi-


mento, el cual ha sido tamizado con agua con la ayuda de una máquina de flotación. El
tamiz exterior donde se recogen los restos que flotan es de 0,2 mm. de luz de malla.

La selección de los macrorrestos vegetales (carbones de madera y carporrestos) se


ha realizado con la ayuda de una lupa binocular. La identificación de los restos car-
pológicos se ha efectuado gracias a la colección de referencia de semillas y frutos
actuales procedentes del valle del Éufrates (recolectados a lo largo de las diversas
misiones realizadas en esta zona geográfica) que se halla en el Laboratorio de Ar-
queobotánica del Museo de Arqueología de Catalunya-Girona, así como de atlas
taxonómicos y otras publicaciones arqueobotánicas especializadas.

La cuantificación de los restos se presenta en las tablas bajo la forma de valores


absolutos, los cuales diferencian principalmente los individuos de los fragmen-
tos. Así, como individuos han sido contabilizados todos los carporrestos enteros
y aquellos fragmentos que presentan una característica única e identificable: en
el caso de los cereales, el área del germen y en el de las leguminosas, el número
de cotiledones dividido por dos. En el caso de ciertos taxones, y con la finalidad

360 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
de elaborar los gráficos comparativos, también se ha trabajado con la frecuencia
relativa de aparición (expresada en porcentajes) de cada taxón respecto al número
total de muestras por período.

Resultados: los grupos de plantas documentados en Tell Halula

De los 23.007 restos carpológicos analizados, 16.447 pertenecen a plantas cultiva-


das o potencialmente cultivadas, 3.908 a plantas silvestres sinantrópicas y 2.652 a
carporrestos indeterminados y otros elementos vegetales y animales (Fig. 1).

Figura 1. Repartición de todos los restos carpológicos documentados en Tell Halula (A) y distribución de
estos restos según cuatro grupos de plantas cultivadas y explotadas (B)

Dentro del primer grupo se han distinguido cuatro categorías de plantas: los ce-
reales (15.710 restos, de los cuales 10.680 corresponden a fragmentos indetermi-
nables), las leguminosas (493 restos, de los cuales 80 no han podido ser determi-
nados), las plantas oleaginosas y textiles (100 restos) y los frutos (144 restos, de los
cuales 7 fragmentos no han podido ser identificados). El resto de plantas silvestres
se ha organizado por orden alfabético.

361
Respecto al último grupo, la mayoría de restos no determinados están formados
principalmente de fragmentos indeterminables (2.099 restos). Junto con ellos, se han
documentado numerosos restos de esclerocios asociados a Cenococcum geophilum.

Antes de pasar a los resultados de este análisis, debemos clarificar la utilización


que se hace de varios conceptos (silvestre, cultivado, domesticado), ya que sin
ello no se entenderán las explicaciones realizadas en los apartados que siguen. Las
plantas silvestres son todas aquellas que no han sido objeto de ningún tipo de ma-
nipulación antrópica, mientras que en el caso de las plantas domesticadas los seres
humanos toman el control de su reproducción y, consciente o inconscientemente,
seleccionan ciertos atributos que les parecen favorables. Asimismo, la noción de
cultivar no implica necesariamente en este caso que las plantas sean domesticadas,
pues pueden ser silvestres, mientras que cuando se habla propiamente de agricul-
tura se hace referencia al cultivo de especies domesticadas (Anderson, 1992; Ga-
rrard, 1999; Nesbitt, 2002). El factor clave reside entonces en el proceso de domes-
ticación de las especies silvestres, en saber con la mayor exactitud posible cuándo
una planta cultivada está domesticada y cuándo no lo está. Diferentes estadios de
manipulación de recursos vegetales pueden ser así establecidos, según predomine
más un tipo de plantas u otro: cultivos de no-domesticación, cultivos de pre-do-
mesticación y agricultura (Hillman/Davies, 1991).

En el caso particular de Tell Halula, nos encontramos ya en unos momentos bas-


tante avanzados del proceso de domesticación de las plantas que se desarrolla en el
Suroeste asiático. La mayoría de especies que se documentan no sólo están culti-
vadas sino que además están domesticadas. Sin embargo, como se explicará en los
apartados que siguen a continuación, todavía hallamos restos de cereales y legumi-
nosas no domésticos, especialmente durante los períodos más antiguos.

PPNB (Neolítico Precerámico B)

Cereales:

Durante el PPNB (medio y reciente), los cereales más destacados son la cebada de
dos carreras (Hordeum distichum), el trigo desnudo (Triticum aestivum/durum) y la
escanda menor o almidonera (Triticum dicoccum) (Fig. 2).

362 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
PPNB medio PPNB Pre-Halaf Proto- Halaf Halaf Halaf
reciente Halaf antiguo medio reciente
cariópside 1 2 15 4 79 101
base espiguilla 1 3 5 1 41 51
base gluma 1 2 7 10
cariópside 14 2 20 2 6 4 4 52
cariópside 2 29 31
cariópside 56 35 23 7 68 12 145 346
cariópside 47 29 37 1 53 26 177 370
cariópside 3 5 2 10
cariópside 15 2 17
cariópside 9 9 18
segmentos raquis 1 6 7
base espiguilla 1 1
cariópside 1 15 16
cariópside 49 1 1 51
cariópside 77 2 79
cariópside 2 8 2 1 5 18
cariópside 29 8 12 1 9 1 60
cariópside 30 2 32
segmentos raquis 1 1
cariópside 25 27 6 2 5 3 17 85
segmentos raquis 4 5 9
cariópside 35 17 1 3 6 1 63
cariópside 5 5
segmentos raquis 4 3 1 8
cariópside 159 458 4 1 16 5 44 687
cariópside 37 244 2 47 330
segmentos raquis 1 1
cariópside 193 90 35 7 109 19 183 636
cariópside 102 17 30 5 75 26 149 404
cariópside 1 9 10
base espiguilla 9 9
cariópside 2 2 3 1 8
base espiguilla 25 1 70 72 17 475 660
base gluma 20 67 82 19 366 554
cariópside 4 1 4 9 12 30
cariópside 1 2 4 6 13
cariópside 4 11 15
cariópside 14 20 4 7 45
cariópside 56 20 1 1 5 83
segmentos raquis 3 3
cariópside 3 3
cariópside 1 1 2
espiguilla, raquis 43 47 1 91
entrenudo 1 1
nusos 4 4
cariópside 2430 3962 436 23 1409 105 2315 10680

363
semilla 1 1
semilla 57 9 2 1 2 6 77
semilla 2 2
semilla 1 1
semilla 3 3
semilla 1 1
semilla 60 203 1 264
semilla 8 8
semilla 40 22 1 63
semilla 3 1 4
semilla 19 3 22
semilla 10 8 8 1 6 33
semilla 1 1
semilla 2 1 3
semilla 1 1
semilla 7 7
semilla 3 5 8
semilla 1 1 2
semilla 1 1 2

semilla 15 10 3 8 7 2 44 89
semilla 2 5 4 11

fruto 1 1
semilla 18 25 1 3 47
semilla 73 73
pepita 3 3 1 1 8
pepita 1 1 1 1 4
fruto 1 1 2
pepita 2 2
frag. fruto 4 3 7
Nº de restos 3782 5410 777 70 1992 256 4170 16457
Nº de litros 813 565 368 32 270 60 992 3100
Nº de muestras 77 19 31 9 37 10 9 192

Figura 2. Tabla de identificación y cuantificación (valores absolutos) de los restos carpológicos de las
plantas cultivadas y probablemente explotadas (cereales, leguminosas, oleaginosas y frutos) documentadas
en Tell Halula por períodos de ocupación.

La identificación de las cariópsides de cebada de dos carreras se ha realizado sobre


todo gracias a la simetría del surco de la cara ventral. Las características morfoló-
gicas de ciertas cariópsides de cebada indican, a pesar de la dificultad de identifi-
cación cuando sólo se dispone de las cariópsides, que aún existe una cierta propor-
ción de semillas silvestres pertenecientes a Hordeum spontaneum mezcladas con las

364 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
semillas domesticadas de Hordeum distichum. En este sentido, se ha propuesto un
grupo intermedio, denominado H. distichum/spontaneum, en el que se da cabida a
aquellos ejemplares que no han podido distinguirse con seguridad.

La recolección de cebada silvestre se constata a partir del 17.000 BC en el Suroeste


asiático, en el yacimiento de Ohalo-II, mientras que su cultivo se podría haber rea-
lizado desde mediados del IX milenio BC (Zohary/Hopf, 2000; Willcox, 2002a).
El área de dispersión natural de la cebada silvestre es muy amplia, pero se concen-
tra sobre todo alrededor de la cuenca mediterránea, en el centro-sur de Anatolia,
norte de Iraq y oeste de Irán, por lo que la documentación conjunta de formas
domésticas y silvestres en Tell Halula es perfectamente compatible. Hoy en día la
cebada silvestre es el único cereal silvestre que crece de manera natural en el norte
de Siria, en la zona del valle del Éufrates.

Por otra parte, se han podido identificar de manera puntual cariópsides de otra
cebada vestida, la cebada de seis carreras (Hordeum vulgare), y de cebada desnuda
(Hordeum vulgare var. nudum). Como se ha comentado, la cebada de dos carreras se
diferencia de la cebada vestida de seis carreras por la simetría del surco ventral. Por
otra parte, las cariópsides de cebada vestida poseen también una marca correspon-
diente a la nervadura de la glumela inferior, elemento que permite diferenciarlas de
las de cebada desnuda. Además, las semillas de cebada desnuda poseen una forma
más redondeada y el surco mucho más cerrado.

La presencia de cebada vestida de seis carreras se reconoce desde finales del PPNB,
prácticamente al mismo tiempo que la de cebada desnuda (Willcox, 1996, 2005;
Nesbitt, 2002), como se confirma también en los estudios realizados hasta la fecha
en el yacimiento de Akarçay Tepe en Turquía (Buxó/Rovira, 2007). Sin embargo,
sobre la base de los resultados obtenidos en Tell Halula, ambas especies (pero so-
bre todo la primera) están presentes en el yacimiento desde el PPNB medio, un
contexto cronológico anterior, que podría estar indicando una domesticación pre-
coz de estas especies.

Por lo que respecta a los trigos, tanto la escanda menor (T. dicoccum) como el trigo
común/duro (T. aestivum/durum) son las especies predominantes. En número abso-
luto de restos éste último es el más abundante, aunque en frecuencias relativas de
aparición son bastante parecidos. Los dos se tratan de especies de trigo doméstico.

Las cariópsides de escanda menor se caracterizan por la forma prácticamente plana


de la cara ventral y por el hecho de que el grueso máximo de la cara dorsal se sitúa
hacia la mitad de la semilla. Al ser un trigo vestido, las glumas suelen dejar una im-
pronta, la cual ha podido ser observada en aquellos ejemplares mejor conservados.

365
La escanda menor se documenta en el Suroeste asiático desde mediados del VIII
milenio BC y, según se observa en la mayoría de yacimientos pre-cerámicos de
la zona, parece ser el trigo más importante durante este período (Zohary/Hopf,
2000; Willcox, 2005). Sin embargo, la escanda menor silvestre se encuentra ausen-
te de los contextos más antiguos de los yacimientos del valle medio del Éufrates,
apareciendo por primera vez en Dja’de (Willcox, 2005).

Por lo que respecta al trigo común/duro, las cariópsides presentan una forma más
redondeada y bombada que las de escanda menor. Al ser un trigo desnudo, no se
observan las marcas de glumas. Se ha documentado un único segmento de raquis
perteneciente a este grupo de trigos desnudos, aunque su estado de conservación
no permite ir más allá en la identificación de la especie.

La aparición de los trigos hexaploides de tipo desnudo se produce de forma más


rápida una vez que se desarrolla la agricultura de la escanda menor en aquellas re-
giones donde crece de manera espontánea la triguera (Aegilops sp.), entre las que se
incluyen Anatolia y el norte de Siria, en definitiva el curso medio del valle del Éu-
frates (Zeist/Roller, 1995; Garrard, 1999; Nesbitt, 2002). La constatación de formas
desnudas de trigo doméstico con raquis sólido, confirman la presencia de agricul-
tura bien establecida en Tell Halula desde las primeras fases de ocupación. Parece
que este fenómeno debe ocurrir entre 7.000 y 6.500 B.C.; lo encontramos también
en otros yacimientos de PPNB reciente como Akarçay Tepe y Asikli Huyuk, pero
en cambio no aparecen en Çayonu ni en Nevali Çori (Nesbitt, 2002).

Una tercera especie de trigo que se documenta en el yacimiento desde los inicios
de su ocupación es la escaña (Triticum monococcum), aunque de forma mucho más
puntual y en cantidad mucho más reducida.

Con relación a los trigos vestidos, cabe señalar la presencia numerosa de bases de
espiguilla y de bases de gluma que se han identificado como Triticum dicoccum/mo-
nococcum, aunque la abundancia de semillas de T. dicoccum nos hace considerar con
más probabilidad su adscripción a esta especie.

Otra taxón perteneciente al grupo de los cereales y que ha sido documentado en


Tell Halula es el centeno (Secale sp.). Su presencia es puntual y el número de restos
más escaso que el de la escaña, por lo que parece tratarse más bien de una mala
hierba que de un cultivo. Sin embargo, la ocurrencia de centeno silvestre parece
bastante común en contextos anteriores al PPNB, principalmente durante el Dr-
yas reciente como Abu Hureyra 1 y Mureybet 1 y 2 (Willcox, 2005).

366 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Finalmente, se ha decidido incluir en este grupo la triguera (Aegilops sp.). De hecho,
se trata de especies que no se consideran generalmente como plantas cultivadas,
aunque su presencia es habitual en los yacimientos del PPNB. Como ya sucede en
los contextos pre-cerámicos de Akarçay Tepe, la triguera tiene tanta o más impor-
tancia que ciertas especies de cereales, como las cebadas o la escaña, lo que parece
indicar su dispersión abundante en la región y quizás incluso reflejar una cierta
explotación sistemática de la planta. En el caso de Tell Halula, la importancia de
la triguera se observa sobre todo durante el último período de ocupación. Junto
con las semillas, hay que añadir la presencia en algunos casos de bases de espiguilla
junto con las cariópsides, que han sido identificadas como Aegilops crassa.

Las leguminosas

En Tell Halula hay cuatro especies de leguminosas que se cultivan desde los inicios
de la ocupación del asentamiento, aunque los datos son aún limitados para avalar
el proceso de domesticación de estos vegetales. Las más abundantes son la lenteja
(Lens orientalis/culinaris), el guisante (Pisum sp.), la guija (Lathyrus sativus-tipo) y el
haba (cf. Vicia faba) (Fig. 2).

Los restos de lenteja presentan un tamaño pequeño, con rasgos que parecen indi-
car un estadio intermedio entre ejemplares morfológicamente silvestres y domes-
ticados, que identificamos como Lens orientalis/culinaris. La lenteja es uno de los
primeros cultivos de leguminosas que se produce en el Suroeste asiático. Su amplia
distribución en estado silvestre desde el VIII milenio en numerosos yacimientos
de PPNB de la región así parece demostrarlo (Zohary/Hopf, 2000). La zona del
curso medio del valle del Éufrates en el norte de Siria no es un hábitat óptimo para
las lentejas silvestres y no son tampoco un componente común de la vegetación
del Próximo Oriente. El aumento en frecuencias de esta especie se explica por su
cultivo y/o por una mejora climática (Willcox et al., 2009).

En relación con el guisante, los resultados constatan la presencia de menos ejem-


plares en comparación con las lentejas. Se han diferenciado especímenes de mayor
tamaño que pueden asociarse a la especie cultivada Pisum sativum, de otros más
pequeños correspondientes a Pisum sp., los cuáles no pueden ser adscritos con se-
guridad a la especie domesticada. El cultivo del guisante está documentado desde
el VIII milenio, a pesar de que no se han identificado formas plenamente domésti-
cas hasta finales del VII milenio o inicios del VI milenio en yacimientos de Anato-
lia como Çayönü, Cafer Höyük o Can Hasan I (Zohary/Hopf ,2000).

Las guijas (Lathyrus sativus-tipo y Lathyrus sp.) identificadas presentan una forma
cuadrangular y una sección característicamente triangular. Es posible que formen

367
parte de cultivos, aunque la escasez de restos no nos permite por ahora pronun-
ciarnos con total seguridad. La distribución de las especies silvestres de este gé-
nero abraza una gran área de la cuenca mediterránea y del Suroeste asiático. Los
primeros indicios de su cultivo han sido identificados en yacimientos de Anatolia
de finales del VIII milenio como Nevali Çori y después durante el VII milenio en
Çayonu (Zohary/Hopf, 2000).

Por último, se han documentado unos pocos ejemplares de leguminosas de gran


tamaño, más redondeados que las guijas, que han sido identificados con ciertas
dudas como habas (cf. Vicia faba) debido a su estado de conservación deficiente.
Las primeras evidencias arqueobotánicas del cultivo de esta especie aparecen en
Dja’de y Abu Hureyra 2, y mas recientemente también en Tell el-Kerkh (Willcox,
2000; Tanno/Willcox, 2006), aunque el aumento de frecuencias no se produce has-
ta prácticamente el III milenio B.C. (Zohary/Hopf, 2000).

Las plantas oleaginosas y textiles

La presencia de restos de lino en Tell Halula es habitual en todos los períodos estu-
diados. Puede tratarse de una recolección intensa o también de un cultivo, puesto
que un cierto número de semillas presentan unas dimensiones que se correspon-
den con las de la especie domesticada Linum usitatissimum (Fig. 2).

Los inicios del cultivo del lino son complejos (Zohary/Hopf, 2000). La biometría
de las semillas es clave para distinguir las especies silvestres de las domesticadas,
pero el principal problema se percibe en que las semillas de algunas especies sil-
vestres tienen un tamaño similar al de las cultivadas (por ejemplo, Linum bienne)
o incluso en algunos casos pueden ser mayores (por ejemplo, Linum perenne). La
abundancia de semillas en los yacimientos arqueológicos es otro criterio que se
utiliza habitualmente para afirmar el cultivo del lino. De esta manera, las últimas
teorías sugieren que este cultivo se inicia en el Suroeste asiático hacia el VII mile-
nio o incluso en un momento anterior durante el PPNB, como parecen sugerir los
resultados obtenidos en Tell Halula o en Akarçay Tepe (Buxó/Rovira, 2007).

Los frutos

La presencia de restos de frutos es bastante escasa en las muestras analizadas. Cin-


co taxones vegetales han podido ser identificados, todos ellos de especies silves-
tres: alcaparra (Capparis sp.), almendro (Amygdalus sp.), higuera (Ficus sp.), almácigo
(Pistacia sp.) y vid (Vitis vinifera subsp. sylvestris). Aparte de los ejemplares de alca-
parra, el resto de frutos están documentados de manera puntual durante la totali-
dad de la ocupación del asentamiento (Fig. 2).

368 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
La alcaparra se documenta de forma silvestre en numerosas regiones europeas,
asiáticas y africanas alrededor de la cuenca mediterránea. La documentación de
semillas de esta especie se produce en el Suroeste asiático, a veces de forma abun-
dante, desde c. 5800 BC, lo que sugiere la explotación corriente de sus frutos co-
mestibles (Pickersgill, 2005).

Un solo hallazgo de fruto de almácigo, probablemente silvestre, ha sido realizado


en Tell Halula. A pesar de ello, su presencia es bastante común en esta región desde
el Paleolítico superior, por ejemplo en Halan Çemi (Nesbitt 1995), y en la mayoría
de yacimientos del PPNB, como Asikli Höyük (Zeist/Roller 1995) o Jerf el Ahmar
(Willcox 2002b).

El almendro, aunque documentado de forma muy puntual en Tell Halula, parece


ser uno de los primeros árboles frutales que son cultivados en el suroeste asiático.
El almendro silvestre presenta una amplia distribución durante el inicio del Holo-
ceno. Se han identificado restos desde el Epipaleolítico en Ohalo II y Tell Qara-
mel, con aumento de sus frecuencias en contextos del PPNA en Jerf el Ahmar (con
presencia de Amygdalus cf. communis, A. orientalis y A. webbii). Su domesticación po-
dría producirse a partir del III milenio (Zohary/Hopf, 2000).

Actualmente, estos dos taxones se encuentran ausentes o son extremadamente raros


en el norte de Siria. En el área del Éufrates Pistacia atlantica sobrevivió a las adversas
condiciones climáticas del Dryas reciente, como parece inferirse de los hallazgos de
carbones en Abu Hureyra, Mureybet i Jerf el Ahmar (Willcox et alii 2007).

La higuera se documenta desde los inicios de la ocupación del asentamiento y


durante prácticamente todos los períodos analizados, aunque con un número de
restos bastante reducido. Ausente de los yacimientos más antiguos de la zona del
Éufrates, como Abu Hureyra y Mureybet, parece aumentar su frecuencia en Jerf
el Ahmar y Qaramel y crecer el número de semillas en Dja’de, coincidiendo con el
incremento de temperaturas del Holoceno antiguo (Willcox et alii ,2009).

En el sur del Levante, la presencia de higuera se identifica en un contexto anterior


al valle del Éufrates, presumiblemente porque en esta zona el clima es en este mo-
mento más cálido. Frecuente en los yacimientos del PPNA, recientemente se ha
propuesto el proceso de domesticación de esta planta en un contexto del 11.400
BP cal. (Kislev et alii, 2006). El hallazgo de varios frutos y semillas datados en-
tre 11.400 y 11.200 BP en el yacimiento de Gilgal (valle del Jordán) ha permitido
determinar que se trata de restos de una variedad de higuera común (Ficus cari-
ca var. domestica) de tipo partenocárpico. Los restos carpológicos documentados
en Gilgal estarían formados exclusivamente por frutos maduros. Las semillas no

369
tenían embrión o bien éste no estaba desarrollado, hecho que reflejaría más bien
los resultados de una partenocarpia. La partenocarpia es la capacidad de producir
frutos sin una fecundación previa; estos frutos carecen de semillas o bien éstas son
estériles. La partenocarpia es el resultado de una mutación que puede producirse
en higueras hermafroditas y en higueras hembras (los frutos de estos mutantes son
comestibles, dulces y carnosos). En definitiva, todo esto implicaría la existencia en
Gilgal de una reproducción vegetativa de la higuera, puesto que las semillas de es-
tos higos son estériles. De esta manera, estos árboles únicamente se podrían haber
reproducido a través de la intervención humana, por ejemplo, con la plantación
de brotes. A diferencia de lo que sucede en Netiv Hagdud, en Gilgal no se docu-
mentan frutos fértiles sino frutos no fecundados resultado de una partenocarpia.
Estos frutos se habrían obtenido plantando intencionalmente brotes o esquejes de
higueras partenocárpicas.

El hecho de que los grupos humanos sean capaces de sembrar plantas no se pone
en duda, pues ya lo estarían haciendo de forma simultánea con los cereales silves-
tres. Se aduce que el cultivo de este tipo de árbol sería mucho más sencillo y pro-
ductivo que el de los cereales. Por último, se esgrime el argumento que en esos
momentos, las comunidades humanas del Suroeste asiático ya eran sedentarias, o
al menos semi-sendentarias, lo que redundaría en el hecho de que la espera hasta
que las higueras plantadas produjeran frutos (de 2 a 4 años) no sería un impedi-
mento a su cultivo.

Finalmente, dos pepitas de uva han sido halladas durante el primer período de ocu-
pación de Tell Halula. La distribución de la vid silvestre abarca amplias regiones
europeas y del suroeste de Asia, desde la costa atlántica hasta el Tadziquistán y el
Himalaya occidental (Zohary/Hopf 2000). Su domesticación sería bastante tardía
(c. 3.000 BC) y su cultivo no adquirirá importancia hasta mucho más tarde, como
parecen sugerir los abundantes restos hallados en Lachish, Jericó, Tell Arad y Bad
edh-Dhra, yacimientos todos ellos situados en regiones donde esta especie no es
endémica (Nesbitt, 1995).

Las especies adventicias y ruderales

Entre los demás restos de plantas silvestres, los más representados pertenecen al
grupo de las adventicias y de las ruderales, plantas propias de cultivos o de zonas
próximas a los lugares de habitación (Fig. 3). Esta frecuencia elevada de especies si-
nantrópicas puede significar también que la agricultura es una práctica plenamen-
te desarrollada en el PPNB de Tell Halula.

370 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
PPNB PPNB Pre- Proto- Halaf Halaf Halaf
medio reciente Halaf Halaf antiguo medio reciente
Adonis sp. núcula 2 1 2 5
Aizoon hispanicum semilla 2 2
Ajuga reptans-tipo núcula 11 11
Alkanna sp. núcula 2 1 1 4
Alopecurus-tipo cariópside 1 1
Androsace maxima semilla 1 5 1 10 17
Apiaceae mericarpio 1 1
Arenaria sp. aquenio 11 14 1 26
Arnebia núcula 22 56 32 59 45 27 4 245
decumbens-tipo
Arnebia linearifolia- núcula 7 7
tipo
Arnebia sp. núcula 36 167 34 237
Asperula sp. núcula 1 2 3 6
Asteraceae aquenio 15 2 1 18
Astragalus sp. semilla 181 78 1 2 14 1 1 278
cf. Astragalus sp. semilla 2 1 3
Atriplex sp. aquenio 5 1 6
Avena sp. cariópside 10 10 8 1 7 5 41
frag. Avena sp. cariópside 7 2 5 14
Bellevalia sp. semilla 5 1 2 1 8 1 23 41
Bromus danthoniae- cariópside 6 6
tipo
Bromus secalinus- cariópside 4 4
tipo
Bromus sterilis-tipo cariópside 6 6
frag. Bromus sterilis- cariópside 4 4
tipo
Bromus sp. cariópside 25 10 10 1 7 5 4 62
frag. Bromus sp. cariópside 15 10 3 31 2 3 64
frag. cf. Bromus sp. cariópside 7 7
Bupleurum núcula 1 1
subovatum
Camelina-tipo semilla 1 1
cf. Capsella sp. semilla 1 1
Carex sp. aquenio 1 1 2
cf. Carthamus-tipo aquenio 2 2
Centaurea sp. aquenio 4 2 6
Cerastium-tipo semilla 1 1
Chenopodium sp. aquenio 1 2 3
Chenopodium/ aquenio 1 2 3
Atriplex
Coronilla sp. semilla 2 2
cf. Coronilla sp. semilla 2 2
Cyperus sp. aquenio 1 1 2
Echinaria sp. cariópside 152 152
Eremopyron sp. cariópside 6 6

371
PPNB PPNB Pre- Proto- Halaf Halaf Halaf
medio reciente Halaf Halaf antiguo medio reciente
Euphorbia semilla 1 1 2
helioscopia
Euphorbia sp. semilla 1 1 2
Fumaria sp. fruto 7 1 4 12
Fumaria/Spergula fruto 1 1
Galium aparine fruto 2 1 3
Galium mollugo fruto 1 1
Galium spurium fruto 1 1
Galium sp. fruto 9 5 6 3 3 1 27
Glaucium semilla 6 19 25
aleppicum-tipo
cf. Glaucium sp. semilla 1 1
Helianthemum sp. semilla 78 10 88
cf. Helianthemum semilla 43 43
sp.
Heliotropium sp. núcula 74 127 19 1 221
Hordeum bulbosum cariópside 6 6
Hordeum murinum cariópside 40 36 4 2 3 85
frag. Hordeum cariópside 24 3 4 31
murinum
Hordeum cf. cariópside 12 32 44
murinum
frag. Hordeum cf. cariópside 3 3
murinum
Isatis sp. semilla 1 1
Jasione sp. semilla 1 1
cf. Labiatae núcula 1 1
Linum sp. semilla 78 68 2 1 149
frag. Linum sp. semilla 17 7 24
Lithospermum núcula 5 2 9 17 4 37
arvense-tipo
Lithospermum núcula 268 43 17 7 13 20 368
tenuiflorum
Lolium sp. cariópside 89 60 62 4 117 62 68 462
frag. Lolium sp. cariópside 1 4 18 2 63 37 8 133
cf. Lolium sp. cariópside 1 2 3
Malva sylvestris semilla 2 2 4
Malva sp. semilla 5 10 1 16
cf. Malva sp. semilla 1 1
Medicago radiata semilla 2 2
Medicago sp. semilla 4 4 1 1 10
frag. Medicago sp. semilla 3 3
cf. Medicago sp. semilla 12 12
Melilotus sp. semilla 2 5 1 8
cf. Melilotus sp. semilla 3 2 5
frag. Medicago/ semilla 4 1 1 6
Melilotus/Trifolium

372 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
PPNB PPNB Pre- Proto- Halaf Halaf Halaf
medio reciente Halaf Halaf antiguo medio reciente
Mentha arvensis- semilla 1 1
tipo
Mentha sp. semilla 1 1
Papaver cf. dubium/ semilla 56 1 57
rhoeas
Papaver cf. semilla 23 23
somniferum subsp.
setigerum
Papaveranum cf. semilla 19 19
glaucium ?
Phalaris sp. cariópside 3 3
Phleum-tipo cariópside 2 2
Poaceae cariópside 51 64 3 1 3 122
frag. Poaceae cariópside 97 118 215
Polygonum cf. aquenio 1 1
persicaria-tipo
Polygonum sp. aquenio 20 2 3 25
Polygonum/Cyperus aquenio 30 30
Polygonaceae aquenio 10 2 12
Prosapis facta aquenio 1 1
Rumex acetosella aquenio 10 4 14
Rumex crispus aquenio 6 6
Rumex sp. aquenio 5 1 6
cf. Salsola sp. aquenio 1 1
Scirpus maritimus- aquenio 7 5 1 13
tipo
Scirpus sp. aquenio 17 17
Scirpus/Carex aquenio 2 1 3
Setaria sp. cariópside 2 2
cf. Setaria sp. cariópside 2 2
Silene cf. dioica semilla 1 1
Silene sp. semilla 21 10 9 7 2 49
Stellaria sp. semilla 2 1 3
Stellaria/Gypsophila semilla 1 1
Stipa sp. cariópside 1 1
Teucrium sp. mericarpio 16 15 2 33
cf. Trigonella sp. semilla 1 1
Trifolium sp. semilla 37 33 70
Vaccaria sp. núcula 1 1 1 2 5
Valerianella aquenio 1 3 4
dentata-tipo
Vicia sp. semilla 2 8 10
frag. Vicia sp. semilla 3 3
cf. Vicia sp. semilla 8 8
cf. Ziziphora sp. mericarpio 1 1
Nº de restos 1480 1379 279 95 364 190 121 3908

373
PPNB PPNB Pre- Proto- Halaf Halaf Halaf
medio reciente Halaf Halaf antiguo medio reciente
Indeterminadas semilla 196 105 11 4 6 16 338
Indeterminadas frag. 3 1 4
cápsula
Indeterminadas frag. tallo 1 1
frag. semilla 1069 241 779 3 7 2099
Indeterminables

Cenococcum ogonio 7 172 30 209


geophilum
Insecto 1 1
indeterminado
Nº de restos 1275 520 821 0 7 6 23 2652
Nº de litros 813 565 368 32 270 60 992 3100
Nº de 77 19 31 9 37 10 9 192
muestras

Figura 3. Tabla de identificación y cuantificación (valores absolutos) de los restos carpológicos del resto
de plantas silvestres (adventicias y ruderales) documentadas en Tell Halula por períodos de ocupación

Los taxones más importantes (tanto por su frecuencia de aparición, como por el
número elevado de restos) pertenecen a los grupos de las pequeñas leguminosas,
sobre todo Astragalus y Trifolium, aunque también se documenta Medicago y Melilo-
tus, de las gramíneas: Lolium, pero también Bromus, Avena y Hordeum murinum y de
las boragináceas, Arnebia decumbens-tipo, Lithospermum tenuiflorum y Heliotropium.

A continuación, también son muy frecuentes, aunque con un número de restos


mucho menor, taxones como Bellevalia, Galium sp. o Silene sp. Asimismo, de forma
puntual, dependiendo de los períodos considerados, aparecen concentraciones de
ciertos taxones como Papaver cf. dubium/rhoeas o Helianthemum.

En general, la mayoría de taxones pertenecen a medios más bien secos, aunque se


han identificado algunas ciperáceas de los géneros Carex y Scirpus y la presencia de
Amygdalus (también identificado por la antracología) puede sugerir la presencia de
una vegetación adaptada a un clima más húmedo que el actual. Por otra parte, la
presencia puntual de la especie Aizoon hispanicum o de Stipa sp. son ejemplos típi-
cos de contextos incluso más áridos y salinos. La primera especie es una herbácea
que se encuentra en yermos con suelos arcillosos más o menos salinos, en áreas
mediterráneas con tendencia a la aridez, principalmente en los dominios de la aso-
ciación del Rhamno-Cocciferetum.

374 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Pre-Halaf

Las muestras correspondientes a este período son menos numerosas que las de los
períodos anterior y posterior. No obstante, podemos observar como se repite la
presencia de los taxones vegetales identificados durante el PPNB.

En el grupo de los cereales se documenta la cebada de dos carreras (Hordeum disti-


chum/spontaneum), cebada vestida (Hordeum vulgare), trigo desnudo (Triticum aesti-
vum/durum) y trigo almidonero (Triticum dicoccum).

En el caso de las leguminosas se han documentado restos asociados a Lens sp. y


Pisum sp., y aparece también el haba (cf. Vicia faba). Los frutos silvestres están re-
presentados por Ficus sp.

Finalmente, en el caso de las especies sinantrópicas los taxones vegetales más


abundantes corresponden a la familia de las boragináceas: Arnebia, Lithospermum,
Heliotropium, aunque siguen apareciendo los mismos taxones que en el período an-
terior (notablemente Lolium sp.).

Halaf

Durante este período constatamos una frecuencia muy importante de semillas y


horquillas de Aegilops (determinada como Aegilops crassa a partir de las característi-
cas de las horquillas). En efecto, este taxón se sitúa en una posición de equivalencia
con los principales taxones cultivados, especialmente Hordeum distichum y Triticum
dicoccum. Este hecho puede sugerir que se trata de una planta cultivada, y aunque
nos movemos en el contexto de la hipótesis, desde nuestro punto de vista parece
un hecho aislado y circunscrito a Tell Halula durante este último período.

En este sentido, se debe destacar igualmente el elevado número de horquillas de


Triticum dicoccum/monoccum (escanda almidonera/escaña), las cuales se presentan de
forma conjunta con las de Aegilops. Como sucedía en el período anterior, es muy
posible que las características morfológicas de estas horquillas correspondan me-
jor con las de Triticum dicoccum, uno de los taxones vegetales más abundantes. No
obstante, se debe remarcar en este contexto una presencia más importante de Tri-
ticum monoccum que durante el PPNB.

Durante el período Halaf, la escanda almidonera es la primera especie junto con la


cebada de dos carreras (Hordeum distichum), el taxón más significativo. Respecto de
este último, se debe destacar el hecho que las cariópsides poseen un tamaño mayor

375
que durante el PPNB, hecho que las aleja cada vez de las características biométri-
cas del taxón silvestre de la cebada (Hordeum spontaneum).

En relación a las cebadas de seis carreras: cebada vestida (Hordeum vulgare) y ce-
bada desnuda (Hordeum vulgare var. nudum), tienen una presencia puntual, sin que
aumenten prácticamente respecto de los períodos anteriores.

Otro hecho destacable del conjunto carpológico de las fases Halaf de Tell Halula es
la presencia menor de leguminosas. Efectivamente, a pesar que las principales es-
pecies están representadas: lenteja (Lens culinaris), guisante (Pisum sativum) y haba
(cf. Vicia faba), solo se han identificado unas pocas semillas de estas especies.

Por otra parte, se siguen identificando abundantes semillas de lino, en este caso que
ya adscribimos a Linum usitatissimum. Se ha de recordar, no obstante, que el culti-
vo de esta planta puede remontarse al período PPNB. Finalmente, en relación con
los frutos, sólo se han recogido restos pertenecientes a alcaparra (Capparis sp.). En
último término, durante el período Halaf el espectro de plantas sinantrópicas con-
tinúa siendo prácticamente el mismo que en contextos cronológicos anteriores, aun-
que parece detectarse una ligera reducción del número de taxones. Por otra parte,
también observamos una diferencia en las leguminosas de pequeño tamaño, menos
abundantes y apareciendo de forma esporádica. Los grupos mejor representados son
las gramíneas (sobre todo Lolium sp., pero también Avena, Bromus y Hordeum). En
cambio, no se han identificado restos de papaveráceas y chenopodiáceas o cariofilá-
ceas (a la excepción de Silene), mucho menos numerosas o incluso ausentes.

Evolución diacrónica de los principales cultivos documenta-


dos en Tell Halula

De forma general, como se comentó en el apartado anterior, la primera documenta-


ción de una explotación de cereales silvestres ocurre entorno al 17.000 BC (Epipa-
leolítico medio) en el yacimiento de Ohalo II (Willcox, 2002a). Durante este mis-
mo período, que llega hasta el 10.500 BC, se producen otras documentaciones más
tardías en Kebara Cave, Nahal Oren y Jilat 6, y durante el Natufiense (10500-9500
BC) en Hayonim, Wadi Hammeh 27, Abu Hureyra y Mureybet. En general, la dis-
tribución de las especies vegetales se organiza según sus hábitats naturales: escanda
menor y cebada silvestre en las regiones del sur, y escaña y centeno silvestres en las
regiones del centro y norte. En el yacimiento de Ohalo II se han identificado va-
rios segmentos de raquis de Hordeum de tipo doméstico, aunque es posible que se
deban a intrusiones provenientes de niveles arqueológicos más recientes (Nesbitt,
2002). También se documentan en este último período tanto instrumentos relacio-

376 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
nados con el procesado de productos vegetales (hoces y molinos), como estructuras
asociadas con el almacenaje (silos) (Hillman et alii, 2001; Willcox 2002a). Por lo que
respecta a las leguminosas, se documentan lentejas silvestres en Ohalo II, Wadi-el
Hammah 27 y Abu Hureyra, así como yeros en este último (Butler, 1998).

Entre 9500 y 8500 BC (PPNA), la distribución de las especies vegetales silvestres con-
tinúa siendo prácticamente la misma que en los períodos precedentes. No obstante, su
frecuencia se incrementa (p.e. Netiv Hagdud, Ohalo II, Jerf al Ahmar, Qermez Dere,
M’lefaat, Mureybet, Iraq ed-Dubb, Jericó y Tell Aswad) y se producen las primeras
documentaciones seguras de tipos domésticos, aunque todavía no superan el 5% del
total de restos (Nesbitt, 2002). En definitiva, durante estos momentos se estarían cul-
tivando especies vegetales silvestres (entre las cuales aparecerían algunos mutantes de
tipo doméstico) especialmente escaña, escanda menor y cebada, pero también centeno
en Abu Hureyra, sobre todo al inicio de este período (Willcox 2000; Hillman et alii,
2001). A su vez, la abundancia de las leguminosas también aumenta, en especial de las
lentejas, y se documentan por primera vez guisantes, guijos y habas, aunque estas dos
últimas especies sólo de forma puntual (Butler 1998).

Durante las primeras fases del PPNB (c. 8500-7500 BC) se producen las primeras evi-
dencias inequívocas de domesticación de plantas en yacimientos como Nevali Çori, Ca-
fer Hüyük, Çayönü y probablemente ‘Ain Ghazal, mientras que todavía no se observan
en Dja’de, son muy limitados en Wadi el-Jilat 7 y problemáticos (posibles intrusiones) en
Nahal Hemar y Tell Aswad. Se propone así la hipótesis de que tal vez la domesticación
de cereales ocurrió un poco antes en la península de Anatolia que en las regiones del Le-
vante (Nesbitt, 2002), en contra de la opinión tradicionalmente sostenida que defendía
lo contrario (p.e. Bar-Yosef/Kislev, 1989; Miller, 1993). En este sentido, también se afirma
que los primeros cereales domesticados (T. dicoccum y T. aestivum/durum) se documentan
primero en el este de Anatolia (segunda mitad del VIII milenio BC) y después en el
valle del Éufrates (inicios del VII milenio BC), por lo que estos últimos sean probable-
mente introducidos (Willcox 1996). Las leguminosas continúan siendo prácticamente
las mismas que en el período anterior, a excepción de la aparición de los garbanzos, pero
se documentan de forma mucho más abundante (Butler 1998; Tanno/Willcox, 2006). En
todo caso, la agricultura en estos momentos todavía sería muy incipiente y los distintos
productos vegetales todavía estarían en proceso de expandirse a través de todas estas
regiones. Estos hechos estarían corroborados por el incremento de especies adventicias
típicas de los campos cultivados (Hillman et alii 2001; Willcox ,2002a).

Durante el PPNB medio y reciente (c. 7500-7000 BC) los cereales domesticados están
bien documentados en numerosos yacimientos, aunque en algunos casos todavía exis-
ten problemas de identificación (p.e. en Ganj Dareh y Dhuweila). La cebada doméstica
(H. distichum) se documenta con exactitud por primera vez, mientras que comienzan a

377
aparecer de forma más abundante los trigos desnudos (p.e. en Abu Hureyra, ‘Ain Gha-
zal, Tell Aswad, Asikli Höyük y Cafer Höyük) y de forma esporádica la cebada desnuda.
La cebada vestida hexástica no se documentará hasta el período posterior, mientras que
el centeno doméstico aparece de forma puntual (a diferencia de lo que sucedía durante
el IX milenio BC en yacimientos como Abu Hureyra). Las leguminosas continúan sien-
do las mismas que en los períodos precedentes (Butler, 1998). El lino cultivado aparece
en estos momentos (Miller, 1993; Willcox, 1996). La práctica de una agricultura plena-
mente productiva puede ser establecida a partir de este período, aunque las especies
silvestres todavía representan más de la mitad de la cosecha (Willcox, 1998).

La explotación de los recursos vegetales muestra, desde la base y por primera vez en
el valle del Éufrates, una agricultura incipiente de diferentes especies de trigos mor-
fológicamente domésticos (principalmente de Triticum dicoccum y Triticum aestivum/
durum), pero se constata también la existencia probable de cultivo de variedades de
tipo silvestre de escanda menor (Triticum dioccoides) y de cebada (Hordeum spontaneum).
Por otro lado, se documenta la explotación agrícola de leguminosas (principalmente de
lenteja y guisante) y de plantas oleaginosas y textiles como el lino, así como también
la gestión de árboles frutales (almendro, alcaparra, higuera, vid silvestre). Como en el
caso del estudio carpológico, los análisis antracológicos muestran una gran variedad de
especies como Pistacia, Quercus, Fraxinus o Populus, que serian indicadores de una vege-
tación adaptada a un clima ligeramente más húmedo que el actual.

Los resultados obtenidos en Tell Halula durante el PPNB medio muestran que las
especies de cereales más importantes del asentamiento son la escanda menor (T. di-
coccum), el trigo común/duro (T. aestivum/durum) y la cebada (Hordeum distichum) (Fig.
4). Las dos primeras especies se sitúan en torno al 25-30% del número de individuos
del grupo de los cereales y las leguminosas, mientras que su frecuencia relativa ron-
da el 50%. Por lo que respecta a la cebada, durante este período se produce todavía
una documentación importante de formas silvestres diploides (H. spontaneum) junto
con otras ya domesticadas (H. distichum), más un tercer grupo de formas intermedias
(H. spontaneum/distichum). Los porcentajes de cada uno de estos grupos, tanto por lo
que respecta al número de individuos como a su frecuencia de aparición, no superan el
10%, pero si se considera que todos estos restos de cebada diploide (silvestres y domes-
ticados) pertenecen a un único grupo de cebada cultivada, entonces se alcanza el 18%
del número de individuos y el 13% de frecuencia. A esto se debe añadir la documenta-
ción de formas domésticas de cebada hexaploide (H. vulgare y H. vulgare var. nudum),
la última de las cuales alcanza a ella sola una frecuencia de aparición de casi 20%. De
todas formas, una tendencia general de predominio del trigo sobre la cebada parece
ser la característica principal de este período. Por otro lado, los análisis isotópicos de
carbono 13 ponen en evidencia que los cereales se habrían explotado como cultivos de
secano (Ferrio et alii, 2007).

378 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
PPNB medio Nº carporrestos: 664
Nº UE: 77

Triticum dicoccum/monococcum

Aegilops crassa

Capparis sp.
PPNB medio Nº carporrestos: 664
Nº UE: 77
Linum usitatissimum

Triticum dicoccum/monococcum
Pisum

Aegilops crassa
Lens.

Capparis sp.
Triticum monococcum

Linum usitatissimum Frec.


Triticum dicoccum
Nº indiv.
Pisum
Triticum aestivum/durum

Lens.
Hordeum vulgare var. vulgare

Triticum
Hordeum vulgaremonococcum
var. nudum
Frec.
Triticum dicoccum
Hordeum spontaneum/distichum
Nº indiv.
Triticum aestivum/durum
Hordeum spontaneum

Hordeum vulgare
Hordeum var. vulgare
distichum

Hordeum vulgare var. nudum


Aegilops crassa

Hordeum spontaneum/distichum 0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70%

Hordeum spontaneum

Hordeum distichum

Aegilops crassa

0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70%

PPNB reciente Nº carporrestos: 869


Nº UE: 19

Triticum dicoccum/monococcum

Aegilops crassa

Capparis sp.
PPNB reciente Nº carporrestos: 869
Nº UE: 19
Linum usitatissimum

Triticum dicoccum/monococcum
Pisum

Aegilops crassa
Lens

Capparis sp.
Triticum monococcum

Linum usitatissimum Frec.


Triticum dicoccum
Nº indiv.
Pisum
Triticum aestivum/durum

Lens
Hordeum vulgare var. vulgare

Triticum
Hordeum vulgaremonococcum
var. nudum
Frec.
Triticum dicoccum
Hordeum spontaneum/distichum
Nº indiv.
Triticum aestivum/durum
Hordeum spontaneum

Hordeum vulgare
Hordeum var. vulgare
distichum

Hordeum vulgare var. nudum


Aegilops crassa

Hordeum spontaneum/distichum 0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70%

Hordeum spontaneum

Hordeum distichum
Figura 4. Gráficos representando el número de individuos (gris) y la frecuencia relativa de aparición (negro) de los principales taxones
Aegilops crassa
cultivados y explotados documentados en el PPNB medio y PPNB reciente de Tell Halula. El número de individuos sólo tiene en cuenta
0% 10%
los restos de las plantas cultivadas. Las dos menciones superiores20% 30%
de Triticum 40% 50% 60%
dicoccum/monococcum 70%
y Aegilops crassa se refieren a bases de
espiguilla, y el resto a semillas.

379
Junto a los cereales, las lentejas (Lens orientalis/culinaris) también tienen una muy
buena representación, sobre todo por lo que respecta a su frecuencia de aparición.
El lino cultivado (Linum usitatissimum), a pesar de no tener demasiados restos, tiene
una frecuencia de aparición que se sitúa en torno al 10%, la cual mantendrá a lo lar-
go de todas las fases de ocupación del asentamiento. Durante este período, se debe
señalar también el abundante número de restos de Linum sp., taxón que agrupa las
especies silvestres, por lo que se puede afirmar que el cultivo de esta especie parece
estar bien establecido en Tell Halula desde los inicios de su ocupación.

Por lo que respecta a los frutos, los restos y la frecuencia más importante pertenecen a la
alcaparra (Capparis sp.), aunque también se documentan restos de higos (Ficus sp.), de al-
mendra (Amygdalus sp.), de pistacho (Pistacia sp.) y de uva (Vitis vinifera subsp. sylvestris).
Se puede afirmar respecto a este grupo que este período es el que presenta una mayor
diversificación, aunque en ningún caso parece que podamos constatar de un cultivo.

Durante el PPNB reciente, se produce un fenómeno inusual en la tendencia de


predominio de las especies cultivadas de Tell Halula y es la importancia del trigo
común/duro respecto a la escanda menor (Fig. 4). En efecto, esta primera especie
representa más del 50% de individuos de las plantas cultivadas y tiene una frecuen-
cia relativa de aparición de cerca del 70%, mientras que la escanda menor no re-
presenta más que el 10% de los individuos y su frecuencia de aparición no llegan al
50%. Por lo que respecta a las cebadas, una vez más minoritarias respecto al trigo,
la cebada vestida de dos carreras continúa siendo la más importante, seguida por
las cebadas hexaploides. En este caso es interesante remarcar que la cebada desnu-
da y la cebada vestida de seis carreras presentan los mismos porcentajes.

Las lentejas continúan siendo muy importantes y numerosas, mientras que la fre-
cuencia de aparición del guisante (Pisum sp.) aumenta hasta situarse en torno al
15%. La alcaparra continúa siendo el fruto más documentado, mientras que la va-
riedad percibida en el período anterior disminuye ligeramente.

Finalmente, durante las distintas fases del Neolítico cerámico y de transición con en
el Calcolítico (c. 7000-4000 BC) se documentan en el Suroeste asiático todas las es-
pecies de cereales y leguminosas domesticadas mencionadas hasta aquí, cada vez en
mayor número (p.e. en Jericó, Ras Shamra, Ramad, Bouqras, Hacilar o Ali Kosh) en
detrimento de las especies silvestres, las cuales son cada vez más minoritarias (aunque
no desaparecen del todo). Las especies vestidas, especialmente los trigos, continúan
predominando sobre las desnudas, pero estas últimas van adquiriendo cada vez más
importancia. Entre las leguminosas, las lentejas y los guisantes son las dos especies pre-
dominantes, con una gran diferencia respecto a las habas, los garbanzos, los yeros o
los guijos. El lino cultivado continúa apareciendo de forma bastante frecuente (Miller,

380 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Pre-Halaf Nº carporrestos: 198
Nº UE: 31

Triticum dicoccum/monococcum

1993). A partir de estos momentos se produciría la expansión progresiva de estas espe-


Aegilops crassa

cies fuera del Suroeste asiático en varias direcciones: por un lado, hacia Europa, Egipto
Capparis sp.

y el norte de África, y, por otro lado, hacia la zona del actual Pakistán (Zeist, 1992).
Linum usitatissimum

Pisum

Lens Pre-Halaf Nº carporrestos: 198


Nº UE: 31
Triticum monococcum
Frec.
Triticum dicoccum/monococcum Nº indiv.
Triticum dicoccum

Aegilops crassa
Triticum aestivum/durum

Capparis sp.
Hordeum vulgare var. vulgare

Linum usitatissimum
Hordeum vulgare var. nudum

Pisum
Hordeum spontaneum/distichum

Lens
Hordeum spontaneum

Triticum monococcum
Hordeum distichum
Frec.
Triticum dicoccum Nº indiv.
Aegilops crassa

Triticum aestivum/durum
0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70%

Hordeum vulgare var. vulgare

Hordeum vulgare var. nudum

Hordeum spontaneum/distichum

Hordeum spontaneum

Hordeum distichum

Aegilops crassa

0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70%

Proto-Halaf Nº carporrestos: 29
Nº UE: 9

Triticum dicoccum/monococcum

Aegilops crassa

Capparis sp.

Linum usitatissimum

Pisum

Lens
Proto-Halaf Nº carporrestos: 29
Nº UE: 9
Triticum monococcum

Triticum dicoccum/monococcum Frec.


Triticum dicoccum
Nº indiv.
Aegilops crassa
Triticum aestivum/durum

Capparis sp.
Hordeum vulgare var. vulgare

Linum usitatissimum
Hordeum vulgare var. nudum

Pisum
Hordeum
spontaneum/distichum

Lens
Hordeum spontaneum

Triticum monococcum
Hordeum distichum

Frec.
Triticum dicoccum
Aegilops crassa Nº indiv.

Triticum aestivum/durum
0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70%

Hordeum vulgare var. vulgare

Hordeum vulgare var. nudum

Figura 5. Gráficos representando el número de individuos (gris) y la frecuencia relativa de aparición


Hordeum
spontaneum/distichum
(negro) de los principales taxones cultivados y explotados documentados en el contexto Pre-halaf y Proto-
Hordeum spontaneum

Halaf en Tell Halula. El número de individuos sólo tiene en cuenta los restos de las plantas cultivadas.
Hordeum distichum

Las dos menciones superiores de Triticum dicoccum/monococcum y Aegilops crassa se refieren a bases de
Aegilops crassa

espiguilla, y el resto a semillas. 0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70%

381
Los resultados que ofrece el análisis del período Pre-Halaf muestran una vez más
el predominio de la escanda menor dentro del grupo de los cereales y un aumen-
to de la importancia de la cebada vestida de dos carreras (Fig. 5). En paralelo, se
produce un descenso considerable de la importancia del trigo común/duro respec-
to a los dos períodos anteriores, así como la desaparición de las formas silvestres
de cebada. La cebada vestida de seis carreras muestra una frecuencia de aparición
similar, en torno al 15%, pero el número de individuos aumenta, mientras que la
cebada desnuda disminuye su frecuencia de aparición. Durante este período, lo
que resulta significativo es el elevado número de individuos, así como la frecuencia
de aparición, de subproductos agrícolas (bases de espiguilla) de trigos vestidos. Es
probable que este hecho esté reflejando la utilización de este tipo de subproduc-
to con alguna finalidad precisa que por el momento no se ha podido determinar.
Asimismo, este fenómeno también refleja que los conjuntos carpológicos de este
período están más en relación con actividades de manipulación de productos vege-
tales que con desechos de consumo.

Las lentejas parecen perder protagonismo en favor del guisante, el cual mantiene
de hecho las mismas proporciones que durante el período precedente. El lino con-
tinúa estable y sólo se ha documentado un resto de higo.

Durante el período Proto-Halaf, a pesar de que el número de muestras y de restos


es bastante más reducido, se producen una serie de cambios respecto a los perío-
dos precedentes, algunos de ellos por lo que parecen definitivos (Fig. 5). Por un
lado, la importancia de la escaña, la cual no se produce durante ningún otro perío-
do de ocupación del asentamiento. Por otro lado, el predominio de la cebada ves-
tida de dos carreras respecto a la escanda menor, sobre todo por lo que se refiere
a su frecuencia de aparición. A continuación, el elevado número de individuos de
lino, aunque su frecuencia de aparición continúa siendo la misma que en el período
anterior. Por último, la ausencia de lentejas del espectro de productos consumidos
en Tell Halula, mientras que el guisante se mantiene estable.

El período Halaf antiguo, por su parte, vuelve a mostrar una tendencia de pre-
dominio de la escanda menor sobre el resto de cereales (Fig. 6). El trigo común/
duro y la cebada vestida de dos carreras presentan una frecuencia relativa de
aparición bastante similar (alrededor del 20%), aunque este último taxón tie-
ne muchos más individuos que el primero. La cebada vestida de seis carreras y
la cebada desnuda parecen perder importancia. Una vez más, se documenta un
número bastante elevado de bases de espiguilla de trigo vestido, mientras que
también aparecen semillas y bases de espiguilla de triguera (Aegilops crassa). El
lino permanece estable y vuelven a documentarse algunas semillas de alcaparr

382 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Halaf antiguo Nº carporrestos: 361
Nº UE: 37Nº carporrestos: 361
Halaf antiguo
Nº UE: 37
Triticum dicoccum/monococcum

Triticum dicoccum/monococcum
Aegilops crassa

Aegilops crassa
Capparis sp.

Capparis sp.
Linum usitatissimum

Linum usitatissimum
Pisum.

Pisum.
Lens

Lens
Triticum monococcum

Triticum monococcum Frec.


Triticum dicoccum
Nº indiv.
Frec.
Triticum dicoccum
Triticum aestivum/durum Nº indiv.

Triticum aestivum/durum
Hordeum vulgare var. vulgare

Hordeum vulgare var. vulgare


Hordeum vulgare var. nudum

Hordeum vulgare
Hordeumvar. nudum
spontaneum/distichum
Hordeum
Hordeumspontaneum/distichum
spontaneum

Hordeum spontaneum
Hordeum distichum

Hordeum distichum
Aegilops crassa

Aegilops
0% crassa 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70%

0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70%

Halaf medio Nº carporrestos: 75


Nº UE: 10
Halaf medio Nº carporrestos: 75
Triticum dicoccum/monococcum Nº UE: 10

Triticum dicoccum/monococcum
Aegilops crassa

Aegilops
Capparis sp. crassa

Capparis sp.
Linum usitatissimum

Linum usitatissimum
Pisum

Lens Pisum

Triticum monococcum Lens

Frec.
Triticum
Triticum monococcum
dicoccum
Nº indiv.
Frec.
Triticum aestivum/durum
Triticum dicoccum
Nº indiv.

Hordeum vulgare var. vulgare


Triticum aestivum/durum

Hordeum Hordeum
vulgare var. nudum
vulgare var. vulgare

Hordeum
Hordeum vulgare var. nudum
spontaneum/distichum

Hordeum spontaneum Hordeum


spontaneum/distichum

Hordeum distichum
Hordeum spontaneum

Aegilops crassa distichum


Hordeum

0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70%


Aegilops crassa

0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70%


Halaf reciente Nº carporrestos: 1213
Nº UE: 9

Halaf reciente Nº carporrestos: 1213


Triticum dicoccum/monococcum Nº UE: 9

Aegilops crassa
Triticum dicoccum/monococcum

Capparis sp.
Aegilops crassa
383
Linum usitatissimum
Capparis sp.

Pisum
Linum usitatissimum

Lens
Pisum

Triticum monococcum
Lens
Frec.
Triticum dicoccum
Triticum monococcum Nº indiv.

Triticum aestivum/durum Frec.


Triticum dicoccum
Nº indiv.
Hordeum vulgare var. vulgare
Lens

Triticum monococcum

Frec.
Triticum dicoccum
Nº indiv.

Triticum aestivum/durum

Hordeum vulgare var. vulgare

Hordeum vulgare var. nudum

Hordeum
spontaneum/distichum

Hordeum spontaneum

Hordeum distichum

Aegilops crassa

0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70%

Halaf reciente Nº carporrestos: 1213


Nº UE: 9

Triticum dicoccum/monococcum

Aegilops crassa

Capparis sp.

Linum usitatissimum

Pisum

Lens

Triticum monococcum

Frec.
Triticum dicoccum
Nº indiv.

Triticum aestivum/durum

Hordeum vulgare var. vulgare

Hordeum vulgare var. nudum

Hordeum
spontaneum/distichum

Hordeum spontaneum

Hordeum distichum

Aegilops crassa

0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70%

Figura 6. Gráficos representando el número de individuos (gris) y la frecuencia relativa de aparición (negro)
de los principales taxones cultivados y explotados, documentados en el período Halaf de Tell Halula. El
número de individuos sólo tiene en cuenta los restos de las plantas cultivadas. Las dos menciones superiores de
Triticum dicoccum/monococcum y Aegilops crassa se refieren a bases de espiguilla, y el resto a semillas.

Por lo que respecta al período Halaf medio, el cual cuenta con un número de mues-
tras reducido, se produce una equiparación de la importancia de la escanda menor
y de la cebada vestida de dos carreras, sobre todo si se considera su frecuencia
relativa de aparición (en torno al 50%) (Fig. 6). El trigo común/duro mantiene las
proporciones que tenía en el período precedente, mientras que cabe destacar la
importancia de la cebada desnuda (frecuencia en torno al 20% y número de indi-
viduos muy similar al del trigo común/duro). En paralelo, se sigue documentado
un número elevado de bases de espiguilla de trigo vestido y la triguera continúa
mostrándose importante. Por último, se produce la desaparición casi completa de
las leguminosas, a excepción de un hallazgo puntual de un posible fragmento de
cotiledón de haba. Tampoco se documentan frutos.

Finalmente, durante el período Halaf reciente, el cual presenta también un núme-


ro reducido de muestras analizadas, se produce en Tell Halula un aumento signi-
ficativo de la frecuencia relativa de aparición de un número bastante elevado de
taxones (Fig. 6). Por una parte, la escanda menor y la cebada vestida de dos carreras
alcanzan una frecuencia del 70%, aunque el número de individuos gira en torno

384 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
al 15%. El trigo común/duro y la escaña les siguen en importancia. No se han do-
cumentado restos de cebadas hexaploides. La triguera, por su parte, alcanza unos
niveles de importancia (tanto respecto a las semillas como a las bases de espiguilla)
bastante elevados (cerca del 55%), hecho que puede estar revelando, como sucedía
en el yacimiento contemporáneo de Akarçay Tepe, una posible explotación de esta
especie (Buxó/Rovira, 2007). Asimismo, las bases de espiguilla de T. dicoccum/mono-
coccum son especialmente abundantes (ellas solas representan más de la mitad de
los individuos de las plantas cultivadas) y su frecuencia de aparición se equipara a
la de las cariópsides.

Por lo que respecta al lino, su frecuencia de aparición aumenta considerablemente,


aunque el número de individuos es bastante reducido. Este hecho parece mostrar
que se trata de una planta bien integrada en la economía agrícola de Tell Halula.
Por último, sólo las alcaparras adquieren una cierta importancia dentro del grupo
de los frutos, aunque también se ha documentado un resto de higo.

Conclusiones

El análisis de los restos de semillas y frutos de Tell Halula ha ofrecido numerosos


datos sobre el consumo de productos vegetales, así como sobre el cultivo y la ex-
plotación de numerosas especies. La economía vegetal del asentamiento parece es-
tar especialmente centrada en la escanda menor, la cebada vestida de dos carreras y
el trigo común/duro por lo que respecta a los cereales, y en las lentejas y guisantes
por lo que respecta a las leguminosas. El lino, planta oleaginosa y textil, parece
estar cultivado desde el inicio de la secuencia de ocupación del asentamiento. Este
hecho, documentado también en otros yacimientos del valle medio del Éufrates,
podría hacer retroceder la cronología de la domesticación de esta especie. Diver-
sos frutos, en su mayoría silvestres, son también explotados, en particular las alca-
parras y los higos.

La mayoría de conjuntos carpológicos documentados parecen ser el resultado de


actividades de limpieza de los lugares de habitación, reflejando en su mayor parte
los productos consumidos en el asentamiento. Ahora bien, durante ciertos perío-
dos, sobre todo en las diversas fases del período Halaf, se ha documentado un ele-
vado número de restos pertenecientes a subproductos agrícolas de trigos vestidos
(probablemente de la escanda menor). La importancia de estos conjuntos puede
sugerir que se han producido cambios en la forma de tratar o manipular las co-
sechas de escanda menor, o bien que las actividades que están reflejando no son
las mismas. Un análisis más detallado del tipo de muestra de donde proceden los
carporrestos será necesario para responder a estas cuestiones.

385
Por lo que respecta al medio ambiente, los conjuntos de plantas silvestres muestran
unas condiciones ambientales más bien secas, en algunos casos incluso áridas. Sin
embargo, también se han documentado taxones relacionados con ambientes más
húmedos, lo que parece sugerir una riqueza y variedad de territorios explotados.

Las intervenciones arqueológicas en Tell Halula no han finalizado, por lo que nue-
vas muestras vendrán a completar en el futuro las ideas y teorías que se han ex-
puesto en este trabajo.

Agradecimientos

Además de a todos los arqueólogos y arqueólogas que se han encargado de recoger


y tamizar las muestras, queremos agradecer especialmente a Carmen Mensua y Fe-
rran Antolín (Laboratorio de Arqueobotánica de la UAB), el haberse ocupado de
seleccionar los restos arqueobotánicos de la mayoría de muestras que forman parte
de este trabajo. También agradecemos a George Willcox (CNRS) sus comentarios
y ayuda en el trabajo analítico. Por último, queremos enviar un afectuoso saludo
a Mercè Català, que fue quien empezó este trabajo con nuestra colaboración al
inicio de la década de los 90. El trabajo se ha financiado parcialmente con fon-
dos procedentes del proyecto europeo “From the Adoption of Agriculture to the
Current Landscape: Long-term interaction between Men and Environment in the
East Mediterranean Basin” (MENMED / ICA3-CT-2002-10022).

386 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
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389
Paisaje y aprovechamiento
del combustible en Tell Halula
entre 8500-7300 cal ANE
Raquel Piqué
Departament de Prehistòria. UAB

Los carbones procedentes de los yacimientos arqueológicos son el resultado de


diversos procesos de trabajo que se inician con la recolección de la leña y finali-
zan con la gestión de los residuos de combustión. La leña es aportada a los asen-
tamientos para resolver, mediante su combustión, las necesidades de luz y calor
imprescindibles para el desarrollo de las actividades humanas. Son un residuo más
generado por la actividad humana y por lo tanto su estudio aporta datos para el
análisis de las estrategias económicas.

La recolección del combustible se llevó a cabo generalmente en los alrededores de


los asentamientos y se organizó según las necesidades sociales y las capacidades
tecnológicas. Estas necesidades están relacionadas principalmente con la transfor-
mación de las propiedades de las materias y con las condiciones en las que se des-
envuelve la vida. El fuego fue imprescindible para actividades cotidianas como la
cocción de los alimentos, la iluminación y la producción de calor. También se uti-
lizó para llevar acabo la transformación de las propiedades de las materias primas
(arcilla, piedra, metal) y adecuarlas para su uso. Con la adopción de la agricultura y
la ganadería, y posteriormente la producción cerámica, se produce una diversifica-
ción y ampliación de las necesidades de combustible. Por otra parte, la ocupación
de los asentamientos por períodos de tiempo cada vez más dilatados hasta pro-
ducirse la sedentarización total de la población, también tuvo repercusiones en la
presión ejercida sobre los recursos forestales.

Sin duda la disponibilidad de los combustibles fue uno de los factores que más in-
fluyó en las estrategias de recolección si bien no el único. La capacidad tecnológica
fue también determinante. Paralelamente al proceso de adopción de la agricultura
y la ganadería se produjo el desarrollo de nuevas tecnologías que permitieron una
explotación más eficaz de los recursos leñosos, en este sentido la aparición de ins-
trumentos especializados en la tala de árboles marca un hito importante en las es-
trategias de explotación forestal e indica a su vez la importancia de esta actividad.

El carbón es uno de los restos vegetales más comunes de los yacimientos arqueo-
lógicos. Generalmente proceden del consumo de la leña para fines domésticos o
artesanales. Por ello su estudio permite abordar el análisis de las estrategias de
aprovechamiento de los recursos leñosos, tanto la determinación de las especies
consumidas, como la manera en que se organizó su recolección y consumo.

390 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Dado que la disponibilidad, como hemos señalado, condiciona la explotación de
los recursos, la determinación de las especies consumidas aporta datos sobre la
composición del paisaje vegetal y su transformación. No podemos asumir una rela-
ción directa entre especies presentes en los conjuntos antracológicos y paisaje, ello
es debido a que el principal agente causante de la acumulación de los carbones es la
actividad humana, que actúa seleccionando aquellas especies que mejor se adecuan
a sus necesidades. Por otra parte, son diversos los procesos que configuran la com-
posición de los conjuntos, entre ellos algunos se producen durante la depositación
de los restos, como los procesos de combustión o la gestión de los residuos, y otros,
con posterioridad, entre los que podemos incluir la excavación y el muestreo. Sin
embargo, consideramos que los datos obtenidos proporcionan información sobre
las especies que crecían en el entorno.

La secuencia estudiada para el yacimiento de Tell Halula se encuentra compren-


dida entre el 8500-7300 cal ANE. En este período se produce la consolidación de
la agricultura y la ganadería. El objetivo del estudio de los carbones vegetales ha
sido determinar las especies consumidas en cada momento histórico y analizar las
causas de la variabilidad observada.

Materiales y resultados

Los restos de madera carbonizada proceden de 41 muestras de sedimento del


PPNB medio y reciente tratadas mediante el método de la flotación. Han sido
analizados 778 fragmentos de carbón de los que 750 han podido ser identificados a
nivel de género o especie. Los problemas derivados de la determinación se deben
principalmente al estado de conservación de las muestras y el tamaño de los restos.
A pesar de ello se ha podido documentar el consumo de un número mínimo de 11
taxones: Amygdalus sp (almendro), Chenopodiaceae, Ficus carica (higuera), Fraxinus sp
(fresno), Leguminosae, Pistacia atlantica (almácigo), Pomoideae, Quercus sp caducifolio
(roble), Salicaceae (sauce, álamo), Tamarix sp (tamarisco) y Ulmus sp (olmo). El gru-
po de las salicaceae incluyen Salix y Populus, su similitud en el plano anatómico no
permite separar entre ambos géneros en la mayoría de los casos. Éste es también el
motivo de que no haya sido posible diferenciar el tipo de pomoidea presente en el
conjunto, en la actualidad son diversos los representantes de este grupo que crecen
en Siria. Tampoco ha sido posible diferenciar los tipos de leguminosa o de queno-
podiaceas representados, en este caso debido a la falta de estudios anatómicos de-
terminantes para estas familias. Los resultados del análisis se reflejan en la Tabla 1.

391
Taxon UE Fragments
Amygdalus sp 9 64
Chenopodiaceae 1 1
Ficus carica 3 3
Fraxinus sp 3 5
Leguminosae 1 3
Pistacia atlantica 4 5
Pomoideae 1 4
Quercus sp caducifolio 1 1
Salicaceae 25 347
Tamarix sp 26 313
Ulmus sp 2 4
No determinable 12 27
Indeterminada 1 1
Total 41 778

Tabla 1. Resultados del análisis antracológico. Número de restos por taxón y número de UE donde han
aparecido los taxones, expresado en frecuencias absolutas.

Discusión de los resultados



En su conjunto la composición taxonómica de Tell Halula está dominada por los
taxones de ribera: Tamarix, Salicaceae, Ulmus, Fraxinus (Figura 1). Estos taxones re-
presentan el 89,2% de los fragmentos determinados. No obstante, Tamarix y Sali-
caceae son los mejor representados ya que entre ellos suman el 88% de los restos y
se encuentran en más del 50% de las muestras analizadas. Su presencia en todas las
fases estudiadas indica una explotación continuada de los bosques de ribera para
obtener combustible a lo largo de toda la ocupación. Los bosques de ribera crecen
siguiendo los cursos de agua, por ello debieron ocupar grandes extensiones en los
alrededores de los ríos y avenidas de la zona. La explotación de la vegetación de
ribera está ampliamente documentada en otros yacimientos de Siria y Turquía para
este período. Los análisis previos efectuados en Tell Halula en Siria (Helmer et al.,
1998; Willcox & Roittel 1998), Akarçay Tepe (Piqué, en prensa), Cafer Höyük, Can
Hassan III y Tepe Abdul Hosein en Turkey (Willcox, 1991a) han proporcionado
datos sobre la explotación de este tipo de bosques confirmando así la importancia
económica de este ecosistema.

El combustible fue también recolectado en las estepas y robledales que prospera-


rían en las zonas cercanas. La vegetación caducifolia está representada por Quercus
subg. caducifolio, Pomoideae y Ficus carica. Estos taxones fueron utilizados tan sólo
de manera esporádica, están representados por un número de restos muy bajo que

392 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
apenas supera el 1% del total. Los taxones propios de las formaciones esteparias
estan representados en frecuencias más elevadas, suponen el 9,73% de los restos
determinados. Entre ellos el almendro (Amygdalus sp) es el taxón mejor represen-
tado, junto a él destaca la presencia de el almácigo (Pistacia atlantica), las legumino-
sas y las quenopodiáceas.

La distribución de los taxones es muy heterogénea entre las muestras. Como ya he-
mos comentado la presencia de taxones esteparios y caducifolios en el conjunto es
mucho menor. Tan sólo aparecen en algunas muestras, generalmente en una o dos,
una notable excepción es Amygdalus que está presente en el 22% de las muestras
estudiadas. Ello puede ser el resultado de un aprovechamiento menos intensivo de
estas especies, tal vez debido a una menor presencia en el entorno. No obstante su
presencia es testimonio de la expansión de estas especies en el entorno y pese a su
menor disponibilidad también se utilizaron.

El consumo de Quercus sp caducifolio, Pistacia y Amygdalus está bien documenta-


do en otros yacimientos de la zona atribuidos a cronologías más antiguas. Así, es-
tán presentes en Abu Hureyra entre 11500-10000 BP (Roitel & Willcox, 2000) y
también en las ocupaciones del PPNA de Mureybet y Jerf al Ahmar. Todos estos
yacimientos se encuentran situados también en el Norte de Siria, en las proximi-
dades del río Éufrates (Willcox & Roitel, 1998; Willcox, 2002). Durante las ocupa-
ciones del PPNB estos taxones son consumidos también de manera regular, como
lo demuestran los estudios realizados en Halula (Siria), Dja’de (Siria), Cafer Ho-
yuck (Turquía) y Akarçay Tepe (Turquía) (Piqué, en prensa; Willcox, 1991a, 1991b).
Willcox considera que estos taxones son indicadores de la amplia distribución que
tuvieron en el pasado robledales bosques y estepas tanto en Siria como en Turquía.
Estas formaciones se extenderían incluso a baja altitud, mientras que en la actuali-
dad quedan relegadas a las zonas más altas.

Figura 1. Distribución de los principales tipos de vegetación en el conjunto de Tell Halula.

393
El uso de los taxones presenta algunos cambios a lo largo de la secuencia. Como se
puede ver en la tabla 2 los taxones más significativos disminuyen o incrementan su
presencia en las diferentes fases. La presencia de taxones esteparios (Amygdalus y
Tamarix) es más importante en los niveles más recientes (figura 2). En contraposi-
ción el único fragmento de Quercus sp caducifolio aparece en la fase más antigua.
Esta tendencia puede estar relacionada con la expansión de la estepa, tal vez como
consecuencia del cambio de las condiciones climáticas. Sin embargo la muestra
estudiada es todavía pequeña y tan sólo podemos sugerir esta tendencia como una
hipótesis a contrastar en futuros estudios.

TAXA 8500-8300 BP 8000 BP 8000/7900-7300 BP


N % N % N %
Amygdalus sp 0,0 13 9,8 51 10,0
Chenopodiaceae 0,0 0,0 1 0,2
Ficus carica 0,0 1 0,8 2 0,4
Fraxinus sp 1 0,9 0,0 4 0,8
Leguminosae 0,0 0,0 3 0,6
Pistacia atlantica 1 0,9 2 1,5 2 0,4
Pomoideae 4 3,6 0,0 0,0
Quercus sp caducifolio 1 0,9 0,0 0,0
Salicaceae 84 76,4 25 18,9 238 46,9
Tamarix sp 19 17,3 91 68,9 203 40,0
Ulmus sp 0,0 0,0 4 0,8
TOTAL DETERMINABLES 110 132 508
NO DETERMINABLE 7 7 13
INDETERMINADA 1

Tabla 2. Distribución de los taxones entre fases

394 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 2. Fluctuación de las frecuencias relativas de Amygdalus, Tamarix y Salicaceae

395
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396 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Estudio de las prácticas funerarias
de Tell Halula en el horizonte del VIII
milenio cal BC
Miquel Molist, Emma Guerrero y Josep Anfruns

Introducción

En el yacimiento de Tell Halula se ha documentado un importante número de se-


pulturas que cubren los diferentes niveles y horizontes históricos recuperados. En el
presente trabajo se analizarán exclusivamente el registro arqueológico entre las Fases
de Ocupación 7 y 14 que suponen un total de 114 sepulturas adscritas a los horizon-
tes históricos denominados PPNB Medio y Reciente1. La totalidad de las sepulturas
documentadas se encuentran en el interior de las unidades de habitación y presentan
una distribución muy regular, localizándose en su mayor parte, en la zona de la en-
trada de la habitación principal de las casas. Se trata de fosas abiertas directamente
en los suelos de las casas, en el interior de las cuales se depositan los esqueletos en
posición sentada y flexionada, con brazos y piernas doblados y contra el cuerpo. La
regularidad tanto en la práctica sepulcral, como en la localización de las sepulturas
en esta fase, ha sido confirmada en todas aquellas casas en las que se ha conservado
la parte sur de la misma, ya que en todas ellas se han documentado sepulturas en su
interior (Guerrero et alii, 2008; Guerrero et alii, 2009).

A lo largo de las 8 fases de ocupación analizadas, se han excavado un total de 16


casas con sepulturas en su interior (ver Tabla 1). Como consecuencia del proceso
de erosión del tell, no todas ellas se han preservado en su totalidad. Por ello, de
las 16 casas con sepulturas, sólo en 9 se ha conservado la zona de la entrada de la
habitación principal por completo. La distribución de las sepulturas por fases de
ocupación en las casas completas, permite observar que, en las fases más antiguas
(7, 8, 9, y 10), con una representación de una o dos casas excavadas con sepulturas
por fase, se dispone de un número de sepulturas de entre 3 a 13 por casa. Por el
contrario, en las fases más recientes (11, 12 y 13), con incluso tres o cuatro casas
excavadas por fase, el número de sepulturas documentadas por casa es mayor, con
valores de entre 12 y 13 sepulturas. (Ver figuras 1 y 2 ) En la fase 14, se ubica la única
sepultura hallada en la zona que correspondería a la entrada de una casa, pero de-
bido a la erosión del yacimiento, los únicos restos conservados son la sepultura, sin
evidencia de muros, suelos u otras sepulturas, motivo por el cual no se ha podido
relacionar con ninguna casa.

1 La muestra analizada en el presente trabajo incorpora las sepulturas localizadas hasta la campaña
de excavación del año 2005. Los hallazgos posteriores están siendo objeto de un nuevo desarrollo
analítico actualmente en curso. Para los trabajos anteriores y una contextualización mayor véase:
Anfruns et alii, 1996; Anfruns y Molist, 1998; Molist et alii, 2004; Molist et alii, 2007; Molist 2007.

397
Figura 1. Sector 2/4. Fase de ocupación 11. Planta de las estructuras de habitación con la distribución
de las sepulturas.

Figura 2. Sector 2/4. Fase de ocupación 12. Planta de las estructuras de habitación con la distribución
de las sepulturas.

398 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Fase de Casa Completa/ Incom- Número de Sepul- Número de Indi-
Ocupación pleta turas viduos
14 EXT. IC 1 1
13 IA IC 5 5
13 JA IC 5 5
12 FE /B IC 2 2
12 HC C 13 16
12 IB IC 8 8
12 JB C 12 12
11 HD C 13 15
11 FE/C C 13 15
11 2A IC 2 3
10 DB C 9 10
10 HE C 9 9
9 DC C 13 16
9 2D/4B C 3 5
8 DD C 5 7
7 E27 IC 1 1
TOTAL 16 114 130

Tabla 1. Distribución del número de sepulturas y de individuos por casas y fases de ocupación en Tell Halula.

Nuestro objetivo es presentar un análisis sintético de las prácticas funerarias do-


cumentadas en este horizonte. Partiendo de un primer análisis de las estructuras
funerarias, seguimos con una breve exposición del contenido de las mismas, desde
los elementos protectores de origen vegetal documentados en su interior, al tipo
de inhumaciones y la posición de los esqueletos. En último lugar, presentamos el
tipo de objetos de acompañamiento (ajuar y ornamentos) encontrados en el inte-
rior de algunas de las sepulturas, según su distribución por grupos de edad y sexo.

Análisis de las estructuras funerarias

Las estructuras funerarias en Tell Halula se caracterizan por ser mayoritariamente


inhumaciones individuales y primarias, donde los individuos son enterrados en el
interior de una fosa excavada directamente en los suelos enlucidos en cal o de tie-
rra batida documentados en la zona anterior de la puerta de la habitación principal
de las casas2 (figura 3).

2 El hecho de que las estructuras de enterramiento se hallen en el interior de las casas y estén
excavadas en lo que sería el relleno de preparación para la construcción de una nueva vivienda
encima de los muros de la estructura anterior, nos ha permitido en la gran mayoría de casos, poder
excavar las sepulturas en sección mientras se realizaba el desmontaje de una casa con el objetivo
de buscar los muros y los suelos situada justo debajo. Por este último motivo, a la hora de definir
la morfología de las estructuras de enterramiento en Tell Halula podemos contar, no sólo con la
información de la forma en planta de la fosa, sino también, con la forma en sección de ésta.

399
Figura 3.- Sector 2/4. Fase de ocupación 12. Casa JB con las sepulturas en primer termino.

La estructura funeraria: morfología y morfometría de la fosa

La forma en planta mayoritaria entre las sepulturas documentadas en Tell Halula


es la planta circular, frente a las formas ovalada y rectangular3. Si analizamos esta
variable por grupos de edad, observamos como la tendencia es la misma, con un
predominio de la forma circular en las sepulturas infantiles, juveniles y adultas, tal
y como puede observarse en el gráfico1.

3 De las 114 sepulturas, se ha podido determinar la forma en planta en 89 de ellas, representando
un 78,1% del total. De estas 89 sepulturas, 60 presentaban la forma en planta circular. La planta
rectangular, por el contrario, sólo se ha podido definir en 3 casos.

400 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Gráfico 1. Formas de las fosas en planta por grupos de edad.

Cabe destacar como la forma en planta rectangular, muy poco representada en el total de
estructuras de enterramiento del yacimiento (sólo en 3 casos), ha sido identificada unica-
menten en sepulturas pertenecientes a individuos infantiles y adultos, pero no juveniles.

En relación con la forma en sección de las sepulturas4, la forma mayoritaria corres-


ponde a aquellas sepulturas cuyo perfil presenta las paredes rectas y la base plana
o cóncava5. Como en el caso de la forma en planta de las sepulturas, esta forma de
sección es la más representada en todos los grupos de edad analizados.

A pesar de que en todos los grupos de edad predomine la misma forma en la planta
y sección de las sepulturas, los individuos adultos presentan una mayor variedad
sobre todo en cuanto a las formas es sección. Esta tendencia puede explicarse por

4  La forma en sección se ha podido determinar en 66 de las 114 sepulturas PPNB, un 57,9% del total.

5 En total, hemos identificado un total de 6 formas diferentes de sección. La forma mayoritaria
corresponde a la forma de sección 2, las demás formas se detallan a continuación:
- La forma de sección 1 corresponde a las sepulturas con un perfil en forma de V, con la base
plana, apuntada o cóncava.
- La forma de sección 3 corresponde a las sepulturas con un perfil en forma de V, pero a la inversa,
o bien a aquellas sepulturas con el cuello de la fosa más estrecha y con el cuerpo más ancho y
la base plana o cóncava.
- La forma de sección 4 corresponde a las sepulturas que tienen una de las paredes con un perfil
rectilíneo y la otra pared que, o bien se abre o bien se cierra respecto la otra, con la base plana
o cóncava.
- La forma de sección 5 corresponde a las sepulturas que tienen el cuello de la fosa estrecho y que,
posteriormente, se ensancha por una de las dos paredes formando un perfil que recuerda a un
calcetín y con la base plana o cóncava.
- La forma de sección 6 corresponde a las sepulturas que tienen un perfil globular con la base
plana o cóncava.

401
algunas características de los mismos individuos inhumados como su tamaño y el
espacio que éstos ocupan en el interior de la fosa. Así pues, los adultos suelen pre-
sentar, a diferencia de jóvenes e infantiles, aquellas formas y secciones de fosa que
permiten un ensanchamiento de la misma y una obertura más grande con el obje-
tivo de poder depositar el cadáver con facilidad; es decir, suelen presentar fosas de
planta ovalada y formas de sección 4, 5 y 6.

Otro elemento de análisis de las estructuras de enterramiento en Tell Halula, es el de


sus dimensiones aunque, en general, suele tratarse de fosas de pequeñas dimensiones y
con una profundidad variable (figura 4 y 5). De todas las variables posibles, en nuestro
análisis hemos priorizado el tamaño del diámetro de la boca y la altura de las fosas6.
La dimensión media del diámetro de la boca de las estructuras de enterramiento es de
unos 45 cm, con valores que oscilan entre los 16 y los 100 cm. La dimensión media de
la altura de las mismas estructuras es de unos 40 cm, con valores que pueden oscilar
entre 8 cm y más de 1 metro. Si analizamos estos datos por grupos de edad, las medidas
pueden variar ligeramente, evidenciando la clara diferencia entre el tamaño de las fosas
que contienen individuos infantiles de aquellas que contienen individuos adultos.

Figura 4. Vista frontal de sepulturas.

6 Se ha podido determinar el diámetro de las fosas en 86 sepulturas, un 75,4% del total, mientras que
la altura ha podido ser estimada correctamente en unas 65 sepulturas, un 57% del total.

402 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 5. Sección de las sepulturas.

403
Relleno de las estructuras de enterramiento

Entre las diferentes características de las estructuras de enterramiento del yaci-


miento de Tell Halula, se ha diferenciado el tipo de sedimento hallado en el interior
de las fosas y que, en general, es indicativo del proceso postdeposicional sufrido
una vez enterrado el cuerpo de los individuos. Como veremos más detalladamente
en el siguiente apartado, las fosas de enterramiento presentan una tapa que sellaría
toda la estructura dejando un espacio vacío en el interior de las mismas y entre el
cuerpo del individuo inhumado y las paredes de la propia fosa. Las diferencias ob-
servadas permiten definir dos grandes tipos de relleno: el primero estaría formado
por un sedimento muy fino, suelto y que interpretamos como resultado de la filtra-
ción de tierra a través de las paredes de la fosa, o de la misma tapa, en el interior
de las fosas ocupando este espacio vacío existente. De hecho hay que destacar que
en varias tumbas se localizó un vacío en el interior de la misma. El segundo relleno
está formado por un sedimento compacto y duro que hemos interpretado como el
relleno en parte intencionado del espacio vacío del interior de las fosas.

El tipo de sedimento mayoritario en el interior de las sepulturas de Tell Halula es


el sedimento fino7; mientras que sólo en 1 caso el sedimento interior era inexisten-
te, manteniendo el espacio vacío que comentábamos más arriba. Esta sepultura
corresponde a la sepultura de un individuo infantil, y, en ese sentido, también es
interesante destacar como la gran mayoría de sepulturas con sedimento compacto
en su interior corresponden a sepulturas de individuos infantiles.

Los elementos protectores: la cubierta o tapa.

Gracias a la buena conservación de algunas de las sepulturas en el yacimiento, se ha podi-


do confirmar la existencia de tapas en las sepulturas cuya función es el cierre y sellado de
la fosa, al constatar en la parte superior de la misma un tapial o, en algunos casos adobe,
que la iguala con el suelo enlucido de la habitación. Esta práctica confirma, definitiva-
mente, la práctica funeraria durante la “vida” de la casa. Como media, las tapas documen-
tadas en el yacimiento de Tell Halula presentan un grosor de 19 cm, que es, como míni-
mo, el doble del grosor habitual de los adobes utilizados en la construcción de las casas.

Como consecuencia del proceso de erosión del tell, la parte superior de las sepul-
turas no se ha preservado en la totalidad de las casas, por ello, de las 114 estructu-
ras excavadas, sólo se dispone de información acerca de la existencia de este tipo
de tapas en un total de 64 estructuras (un 56,1% del total) (ver Gráfico 2).

7 Tenemos información del tipo de sedimento interior en un total de 77 sepulturas (un 67,5% de las 114),
de las cuales, 49 presentan sedimento fino.

404 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Gráfico 2. Porcentaje de sepulturas con tapa conservada en Tell Halula.

Es importante destacar la casi inexistencia de solapamientos entre las diferentes


estructuras de enterramiento en el espacio dedicado a la práctica funeraria. Es por
ello que, teniendo en cuenta las características del cierre de las fosas, proponemos
la hipótesis de que las tapas de las sepulturas serían visibles durante el funciona-
miento diario de las casas, permitiendo a los habitantes de las casas PPNB de Tell
Halula saber con exactitud la localización exacta de cada una de las sepulturas.

Los elementos protectores de origen vegetal

En las estructuras funerarias, se ha documentado la existencia de ciertos elemen-


tos de origen, básicamente vegetal, en el interior de las fosas que tendrían como
función proteger y/o envolver el cuerpo de los individuos inhumados en el mo-
mento de su depositación en el interior de las fosas, probablemente a la manera de
sudarios. Básicamente, hemos identificado cuatro tipos de estos elementos protec-
tores: el saco, el tejido, las esteras y la cestería8.

8 El primero de ellos está definido en base a una materia dura y compacta limitada al perímetro del
esqueleto y que, en algunos casos, conserva tenues improntas de tejido, aunque en la mayoría, es
liso. No se descarta que pueda tratarse de alguna otra materia orgánica calcificada, como la piel por
ejemplo. El segundo tipo, son evidencias de tejidos propiamente dichos conservados principalmente
por la calcificación del mismo. Los análisis realizados en el Laboratorio de conservación de tejidos
del IPCE (Ministerio de Cultura), indican que se trata de lino.

405
Se han documentado restos de estos tipos de elementos protectores en 58 de las 114
estructuras de enterramiento excavadas en Tell Halula, representando un 50,9%
del total. De estas 58 sepulturas, 43 presentan un único tipo de protector de origen
vegetal, 14 dos tipos diferentes de protectores y, sólo 3, 3 elementos distintos de
protección vegetal (ver Gráfico 3)9. Los elementos protectores de origen vegetal
más usuales son el saco y el tejido, mientras que los que aparecen en menos casos
son la cestería y las esteras.

Gráfico 3. Representación de los elementos de protección vegetales en las sepulturas PPNB de Tell Halula.

En cuanto a la localización en el interior de las fosas de cada uno de los elementos


protectores, tanto el saco como los restos de tejidos se localizan, mayoritariamen-
te, en las paredes de las fosas, aunque también pueden localizarse en la parte supe-
rior y en la base (figura 6). En cambio los restos de esteras se encuentran, básica-
mente siempre, en la parte superior de la fosa. Por otro lado, los restos de cestería
conservados se han localizado en la base de la fosa.

Quisiéramos insistir en estos elementos, pues, como es sabido, la documentación


de restos orgánicos en yacimientos arqueológicos es excepcional dada la dificultad
de preservación de estos materiales. Un primer análisis de los tejidos ha permitido
constatar la técnica de fabricación y su complejidad (Alfaro, 2002). A nivel crono-
lógico debemos recordar que, hasta la actualidad, la primera documentación de
hilos y tejidos orientales se da en dos yacimientos contemporáneos de Tell Halula,

9 De las 114 estructuras, 30 presentan restos del tipo de elemento protector que definimos como saco
(un 26,3 del total), 30 presentan restos de tejidos (un 26,3%), 18 esteras (un 15,8%) y 2, restos de cestería
(un 1,8%).

406 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
en la zona de Palestina: el poblado de Jericó y la Cueva de Nahal Hemar, ambos
atribuidos a la fase del periodo PPNB medio (Kenyon, 1981; Bar Yosef, 1985). En el
periodo posterior, entre c.7.000 – 6.500 AC, la documentación, a pesar de seguir
siendo excepcional, tiene un mayor número de ejemplares procedentes de diferen-
tes áreas geográficas: Çatal Höyük en Anatolia, Jarmo en el Zagros, El Kowm-2 en
el oasis de Palmira y Khirokitia en Chipre (Stordeur, 1989).

Figura 6. Reconstrucción del procedimiento de las prácticas funerarias (Dibujo: E. Carlson).

407
La práctica funeraria: tipo de inhumación

Las estructuras funerarias del yacimiento de Tell Halula se caracterizan por ser
sepulturas primarias individuales, aunque excepcionalmente pueden ser dobles o
triples. Por este motivo, aunque se han excavado un total de 114 estructuras de
enterramiento, contamos con un número total de 122 individuos.

Del total de las 114 estructuras de enterramiento, 7 de ellas (un 6,14% del total)
presentan 2 o 3 individuos inhumados en una misma fosa: hay 5 estructuras do-
bles y 2 estructuras triples. Éstas se concentran, mayoritariamente, en las fases de
ocupación XI y XII y en las dos casas del cuadro 4H (HC y HD), aunque destaca
también la fosa que en su interior alberga dos estructuras pertenecientes a 2 in-
dividuos infantiles de 3 y 4 años (E206 (1) y E206 (2)) de la casa IB del cuadro 4I.
Exceptuando estas estructuras de la casa IB, en las demás estructuras con más de
1 individuo inhumado encontramos individuos de diferentes grupos de edad sin
seguir ningún modelo determinado. La mayor parte de estas sepulturas dobles o
triples son secundarias, es decir con restos de los individuos parciales, en posición
secundaria y, muy a menudo, incompletos. Destacaríamos, así mismo que, en estas
sepulturas dobles o triples, aparecen en dos casos un cráneo aislado como uno de
los individuos, práctica que puede asociarse, por tanto, al fenómeno del tratamien-
to diferencial de esta parte del cuerpo en las sepulturas secundarias y asociadas al
“culto de los ancestros”.

De los 122 individuos analizados, se ha podido identificar la posición exacta en el


interior de la fosa de 85, un 69,67% del total. En general, la disposición del cadá-
ver es, en la mayor parte de los casos idéntica, dispuestos en posición flexionada,
sentados en el fondo de la fosa, piernas y brazos en posición igualmente flexionada
y situados contra el cuerpo. Esta posición flexionada se ha documentado 66 indivi-
duos (un 77,65% de los 85). Sin embargo, en la totalidad del yacimiento se han iden-
tificado otras posiciones como la de decúbito supino en 1 caso (1,18%), la fetal en 11
casos (12,94%) y una posición flexionada como la anterior, aunque caída, en 7 casos
(8,24%). Normalmente los individuos que presentan una posición flexionada, pero
caída, suelen documentarse en grandes fosas y con un relleno interior de sedimen-
to fino, características que propiciarían la caída de los cuerpos y el desplazamiento
del cuerpo de su posición original. Otro aspecto a comentar es que las posiciones
de decúbito supino y fetal son, en su mayoría, exclusivas de los individuos infanti-
les y perinatales.

Respecto a la orientación de los individuos, en el yacimiento hemos documenta-


do la orientación de la cabeza, siempre y cuando haya sido posible, y del cuerpo.
Debido a la posición de los individuos y las características de los enterramientos,

408 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
muchas veces nos encontramos con que los cráneos de los individuos aparecen
desplazados de su ubicación original en el interior de las sepulturas; por ello, la
mayor parte de la información acerca de la orientación de los individuos proviene
del cuerpo. Así, tenemos la información sobre la orientación del cuerpo en 75 casos
de los 122 individuos (un 61,48%), mientras que sólo en 28 casos, obtenemos la in-
formación a partir del cráneo (22,95%). Mayoritariamente sobresale la orientación
de los individuos hacia el sur en 19 casos a partir del cráneo (un 67,86% de los 28
casos) y en 50 casos a partir del cuerpo (un 66,66% de los 75 casos). Con menos
casos, sigue la orientación al oeste, con 6 casos a partir del cráneo (21,43% de los 28
casos) y 12 casos a partir del cuerpo (16% de los 75 casos) (figura 7).

Figura 7. Restos textiles localizados en las sepultura

Los depósitos funerarios

La presencia de objetos materiales en las sepulturas es una de las novedades de


la investigación. Se ha documentado que un total de 67 sepulturas contienen ob-
jetos, lo que representa un 59% del total. Su distribución por edades indica una
presencia estable en todas las categorías de edad, y la ausencia o presencia es re-
lativamente equitativa para todos los grupos, con la excepción de las sepulturas
infantiles, donde los objetos de ornamento, en número muy elevado, indican una
clara diferenciación.

409
Gráfico 4. Porcentajes de sepulturas (por edades) con o sin objetos de acompañamiento.

Gráfico 5. Distribución de los objetos de acompañamiento por edades.

410 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Composición de los objetos funerarios: los útiles

Las categorías de mobiliario representadas en las tumbas son: los útiles en piedra,
los útiles en hueso, los conos en cal o arcilla, las bolas de cal con improntas de teji-
do, el ocre y los objetos de ornamento.

Los útiles en piedra constituyen una gran categoría que puede subdividirse en va-
rios grupos, según la materia prima y el tipo de morfología y técnicas de fabrica-
ción empleadas en cada uno de los objetos. En un total de 15 sepulturas (un 22,39%
de los ajuares), se han documentado útiles en industria lítica tallada en sílex. Se
trata de puntas de flecha, de tipo Byblos (3 casos); buriles (4 casos); raspadores
(1 caso); láminas (6 casos, en uno de los cuales se documentaron dos ejemplares);
lascas (3 casos) y percutores de sílex (3 casos). La materia prima utilizada para la
fabricación de algunos de estos elementos es sílex de la mejor calidad y de origen
alóctono. Esencialmente se utiliza este tipo de sílex para las puntas de flecha, por
lo que se propone una llegada de este tipo de objetos como productos ya elabora-
dos. Por el contrario, para la fabricación de la mayor parte de los otros elementos
se ha utilizado sílex de mediana o baja calidad, y procedente de zonas próximas
al asentamiento. La distribución de estos elementos, en relación al conjunto de
sepulturas y ajuares, permite observar una mayor presencia en las sepulturas de las
casas DC, DB, DD, y vincular los útiles de sílex con las sepulturas adultas e infan-
tiles, siendo las primeras masculinas.

Los útiles o elementos en obsidiana están localizados en 10 sepulturas (un 14,93%


de los ajuares). Se trata, en su globalidad, de láminas o laminillas de pequeñas di-
mensiones y normalmente sin retocar. En un caso, una de ellas presenta 4 muescas
distribuidas regularmente en grupos de dos en cada borde que podría estar vin-
culado con su utilización como colgante. La distribución de estos elementos en
relación con el conjunto de sepulturas y ajuares, permite observar como en el caso
del sílex, una mayor documentación en las sepulturas de las casas DC, DB, DD (6
de 10 casos), y una diversificación en cuanto a las edades y sexos de las sepulturas
en que han sido hallados.

La categoría de útiles en piedra pulimentada es más heterogénea que las anterio-


res. Así se pueden distinguir, en primer lugar, los útiles destinados al proceso de
molienda, donde los molinos (parte móvil y parte pasiva) aparecen en cuatro se-
pulturas. Las manos de molino o mortero están representados por útiles de basalto
(3 casos) o calcárea (1 caso), de forma cilíndrica, de dimensiones medias (longitud
de 10- 15 cm.) y con piqueteado en la parte activa. Se trata de útiles asociados a las
sepulturas de personas adultas, mayormente femeninas.

411
Los útiles en piedra pulimentada destinados a cortar, están representados por ha-
chas pulimentadas y por un cincel. Destacaríamos la rareza de esta categoría en
el yacimiento, dado que es en este horizonte histórico donde se documenta, por
primera vez su existencia, sustituyendo a las herminettes. Dos sepulturas (4D E131
y 4D E133), pertenecientes a la misma casa, denotan la presencia de este tipo de
útiles, relacionados a individuos masculinos y adultos. Destacaríamos la presencia,
además de las hachas clásicas, de un cincel, objeto poco documentado en los yaci-
mientos contemporáneos. Estas dos sepulturas concentran un buen número de los
otros elementos en piedra pulimentada, así como una piedra tallada decorada en su
cara superior con doble línea de incisiones oblicuas, o los guijarros pulimentados,
que se podría incluir en la categoría de objetos pulimentados diversos. En esta últi-
ma categoría, señalaríamos una “mace head” o “tete de masse”, configurada como una
bola de forma cilíndrica con perforación central, dos objetos y una maza maciza,
de perfil ovoide y superficie de trabajo plana con parcas evidencias de piqueteado,
los cuales se encuentran acompañando, en los dos casos, a sepulturas femeninas
adultas. Este tipo de objetos están poco documentados en la región mediterránea
del Levante Norte y la mayor proporción de hallazgos se sitúa en la zona nororien-
tal, concretamente en la zona del Zagros, como por ejemplo, en los yacimientos de
Nemrik, Jarmo y Hallan Çemi (Moholy Nagy, 1983). Su interpretación funcional
es incierta a pesar de su apelación como objeto de trabajo de percusión. Algunos
autores han sugerido para la primera, una función como peso para palo-cavador
mientras que, tampoco puede descartarse en nuestro contexto, un uso más osten-
toso. Finalmente, señalaríamos la presencia como único ajuar de una sepultura in-
fantil (4H E146 bis) de dos bolas de piedra de forma cilíndricas, abundantes en
la mayor parte de los yacimientos del valle del Éufrates (Cafer Hoyuk, Mureybet,
Bouqras, etc.) y, a menudo, denominadas “bolas de honda”. Su funcionalidad exac-
ta se discute yendo desde elementos realmente de honda, a objetos para la contabi-
lidad o juguetes para niños. Finalmente, señalaríamos la presencia de un fragmento
de piedra pómez.

A modo de síntesis destacaríamos, con relación a esta gran y diversificada catego-


ría, algunas tendencias significativas. Así como, en primer lugar, la relación de los
útiles de molienda con las sepulturas femeninas, aspecto que, por otra parte, ha
sido ampliamente documentado en el vecino y contemporáneo yacimiento de Abu
Hureyra (Moore et alii, 2000). En segundo lugar, la mayor presencia de esta catego-
ría de útiles en algunas casas en particular (como la casa DD, perteneciente al nivel
VIII), donde en dos sepulturas parece darse el fenómeno de “Kit” o conjunto de
útiles destinados a un proceso de trabajo en percusión /corte (hachas,…), las cuales
pertenecen a individuos adultos masculinos.

412 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
El ocre está documentado en una única sepultura (4D E131) del nivel VIII y la casa
DD, y perteneciente a un individuo masculino adulto, con el hallazgo de pequeños
nódulos. El uso de este material está también atestiguado en las sepulturas del ya-
cimiento cercano de Djadée, esta vez en forma de polvo incrustado en los restos de
esteras de protección de los individuos (Coqueugniot, 2000; Desmeulles, 2001).
Los útiles en materia dura animal están representados en un total de 8 sepulturas,
que representan un 11,94% de los ajuares. Se trata de alfileres o agujas con perfo-
ración proximal (aiguille à chas), una espátula y una pequeña punta de flecha con
base ligeramente pedunculada. Completan el conjunto tres objetos fragmentados
de difícil clasificación morfológica.

Su distribución está relacionada claramente con la población principalmente adul-


ta, aunque las agujas y la espátula se relacionan con una inhumación femenina y, la
punta e indeterminados, con una masculina. De nuevo, se observa una cierta con-
centración en las casas del cuadro 4D, pues a excepción de los objetos aparecidos
en el rico ajuar de la sepultura E222 del cuadro 4I, los restantes pertenecen a la casa
de los niveles sucesivos del cuadro 4D (casas DD, DC, DB).

Las figurillas cilíndricas son objetos de forma cónica o con sección ovalada, de base
plana y parte superior ligeramente apuntada, y de dimensiones medias de entre 6 y
10 cm y con diámetros de entre 5 y 7 cm. Fabricados con cal o arcilla, presentan un
cuerpo modelado de superficie alisada y, en un caso, conserva los trazos de pintura
roja en la base. Se documentan en un total de 6 sepulturas, una de las cuales tiene 4
ejemplares de dimensiones y acabado variable. Están relacionados tanto con sepul-
turas de población adulta (3 casos), como con infantiles (3 casos) y, en el caso de los
adultos, predomina el sexo femenino (2 casos) frente a 1 caso de sexo indetermina-
do. No se han documentado paralelos y los objetos más próximos son los pequeños
conos, de 1 a 3 cm de altura, fabricados en arcilla y que han sido bautizados con el
nombre de “tokens”. Este tipo de objetos han sido documentados, por ejemplo, en
Mureybet, Asikli, Musular y también presentes en Tell Halula y que se interpretan
como elementos para la contabilidad (M. Osbasaran, comunicación personal).

Las bolas de cal con improntas de tejido son objetos enigmáticos, de forma globular
y con una superficie exterior de cal, con las improntas de tejido en toda su superfi-
cie y con restos de pintura, en ningún caso con motivos claros. La base es plana, la
parte superior ligeramente rehundida y en la parte central presentan una ligera pro-
tuberancia. Se han documentado tres ejemplares, dos enteros y uno fragmentado.
Este último, ha permitido observar el interior y realizar una propuesta de proceso
de fabricación. El núcleo interno está formado por mineral de plomo (I. Montero,
comunicación personal), recubierto por una capa de cal, de unos 1-2 cm. La impronta
de tejido externa permite emitir la hipótesis de su fabricación a partir de la masa de

413
mineral con un recubrimiento de cal semilíquida pero envuelta en un paño y sujeta-
do por la parte superior. Una vez secado, se procede a su decoración pictórica. Como
en el caso anterior, y en parte en las mismas sepulturas, los tres ejemplares se ubican
en sepulturas de infantiles y de 1 individuo joven, de sexo femenino.

Composición de los objetos funerarios: los ornamentos

Los objetos de ornamento son la categoría más numerosa y con un mayor número
de elementos. Más de 500 elementos forman cuentas y colgantes que, con ánimo
de sintetizar, hemos estudiado según dos grandes variables: la materia prima y los
tipos de ornamentos.

En efecto, según los materiales que los constituyen, podemos distinguir entre
cuentas y colgantes de concha, cuentas de piedra, cuentas de cobre y colgantes en
materia dura animal. Si observamos los tipos de objetos que forman, se distinguen
collares, brazaletes, colgantes, diademas y cinturones (figura 8).

Figura 8. Collar procedente de la sepultura 4E-E18 (F.O.11 F/C)

414 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Las conchas son uno de los materiales más usados, especialmente en el caso de diade-
mas y cinturones. El estudio definitivo está en curso de realización, pero, en un pri-
mer análisis, las especies documentadas son esencialmente de dos tipos: los Cypreae sp
y los Neretina sp. Estos últimos, tienen poca alteración antrópica, pues al constituirse
como conchas de forma globulosa y pequeño tamaño, su utilización como colgantes
se realiza a partir de una pequeña perforación en la parte cercana al orificio. El uso de
esta concha es abundante en los yacimientos del Levante Sur, tanto antiguos (Mallaha
y Hayonim) como de cronología más reciente durante el PPNB (Nahal Hemar y Wadi
Tbeik), aunque también se han documentado en yacimientos del Valle del Éufrates
como Mureybet (Marechal, 2001). Los Cypreae sp presentan, en la cara dorsal, un reba-
je por fricción que permite su fácil adhesión por este lado a bandas de tejidos u otras
materias orgánicas, dejando la otra parte como elemento visible y decorativo, como
lo muestran los hallazgos de Nahal Hemar. A falta de una mayor determinación taxo-
nómica, podemos afirmar su origen marino, considerándose tradicionalmente proce-
dentes del Mar Rojo. Completan el conjunto dos colgantes procedentes de bivalvos
recortados en su perímetro y que presentan una doble perforación central.

Las cuentas o colgantes de piedra presentan una gran variedad morfológica y de di-
mensiones. Se documentan cuentas de formas circulares, ovales, cilíndricas y las clá-
sicas “butterfly beads” de la zona del Levante norte, a las cuales hay que reconocer a
menudo una denominación demasiado genérica y amplia según los autores (Moore
et alii, 2000; Cauvin, 1994; Marechal, comunicación personal). Las materias primas
utilizadas son igualmente variadas: calcárea blanca, calcárea roja, turquesa, calcedonia
roja, felsita, esteatita, citronio (falso topacio), serpentinita y calcárea verde. Los dife-
rentes estudios y análisis sobre las materias primas utilizadas (Clop et Álvarez, 2002
y en este volumen) nos permite disponer de una determinación y cuantificación deta-
llada. Recordemos que el material más utilizado es la calcárea, constituyendo el 40%
del total de objetos procedentes de contextos funerarios estudiados. El segundo ma-
terial más abundante es la turquesa, con la que están hechos el 31% de los elementos
estudiados (154 elementos en total). Los elementos realizados sobre calcedonia roja
representan el 21% del total de objetos procedentes de contextos funerarios (106 ele-
mentos en total). El cuarto tipo de material utilizado es la esteatita, cuya presencia es
mucho más reducida, en comparación con las materias primas citadas anteriormente.
La esteatita se utilizó tan sólo en el 7% de los elementos estudiados.

En relación con la calcedonia roja y la turquesa, éstas son elementos minerales amplia-
mente utilizados como elementos de ornamentación, mayoritariamente en contextos
funerarios, durante la Prehistoria Reciente y las primeras etapas de la Historia en el
Próximo Oriente, desde Egipto hasta Persia (figura 9). De hecho, se conocen impor-
tantes áreas-fuente de turquesas tanto en Persia como en la región del Sinaí. En el caso
de Persia, encontramos importantes yacimientos de turquesas en la zona de Nishapir

415
(región de Khorasán, al noreste del actual Irán). Es posible que a través del río Éufra-
tes, los habitantes de Tell Halula hubieran podido tener acceso a turquesas proceden-
tes de esta zona o de algún otro afloramiento que pudiera haber al este de los montes
Zagros. Por otro lado, otra posible hipótesis puede apuntar a un origen meridional. De
hecho, en la zona del Sinaí, se conoce la importante explotación de turquesas de las
minas de Wadi Mahara, de las que se tiene constancia de su explotación desde como
mínimo el 6.500 AC, pero que nada descarta que pudiera haber sido explotada con
anterioridad. Las calcedonias rojas son minerales de origen hidrotermal que se forman
en condiciones de baja presión y de baja temperatura y, habitualmente, en contextos
volcánicos. Es posible que su procedencia sea de cualquiera de las distintas zonas vol-
cánicas que se pueden encontrar en Anatolia, aunque también se pueden encontrar en
zonas similares a las de las turquesas. Es por esta razón que no puede descartarse que
su procedencia sea de una zona similar a las propuestas como hipótesis de trabajo en el
caso de este último mineral. La posible procedencia de los materiales determinados es
ciertamente diversa. Algunos materiales son evidentemente locales, como las calcáreas
blandas utilizadas en la elaboración de estos elementos, materia prima que se encuen-
tra abundantemente en los alrededores inmediatos del asentamiento. El basalto tam-
bién puede considerarse como un elemento local. Así, aunque no se encuentre en el
entorno geológico inmediato del tell, se puede encontrar en las terrazas del margen
derecho del río Éufrates, a unos dos kilómetros en línea recta del tell y que, por tanto,
forma parte del radio de explotación directa de la comunidad que habitó Tell Halula.
Una posible alternativa a esta procedencia puede ser el aprovisionamiento de basaltos
procedentes de la zona de Qara Qozak, a unos 25 km de Tell Halula.

Figura 9. Perla procedente de la sepultura 4D-E132 (F.O.8 DD)

416 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Los elementos de ornamento más importantes, por su inusual presencia en este
horizonte histórico, son las cuentas o colgantes de cobre. Se trata de pequeñas
cuentas de forma cilíndrica, circular y, en un caso, de barrilete, con una perforación
central. El colgante es más espectacular, es un elemento en forma de lúnula, forma-
do por una placa de 3mm de grosor y longitud de 90 mm con perforación en las dos
extremidades (figura 10).

Figura 10. Colgante en cobre en forma de lúnula 4J-E32 (F.O.13 JA)

Estos elementos en cobre han sido documentados formando collares, brazaletes o


colgantes en un total de 11 sepulturas, es decir, que se documentan en un 16,42%
de los ajuares. El análisis de su distribución indica una concentración en los niveles
más recientes.

Las propiedades estéticas del cobre nativo se habrían descubierto y utilizado por pri-
mera vez en estos horizontes históricos. A pesar del discutido caso de Shanidar (nivel
B1), los hallazgos más próximos y, por tanto los paralelos, se documentan en la zona
central y este de Anatolia, cerca de los centros de materia prima. Son dos los yaci-
mientos con un mayor número de hallazgos: Çayonu y Asikli (Turquia), de los cuales,
los niveles de la “phase Cell Plan” del primer yacimiento y los niveles de las sepulturas
de la ocupación principal del segundo, son contemporáneos a Halula. En efecto, se
trata también de cuentas de collar en cobre nativo, trabajadas por percusión en frío
o recalentadas, documentándose dos técnicas diferentes de fabricación: una, forma-
da por una laminilla que, una vez cortada, se enrolla; otra, que a partir de una forma
de pepita (nugget), que confiere una forma de pequeña masa bicónica, se perfora en
caliente. En ambos casos, también se documentan en las sepulturas formando parte
de collares, colgantes o brazaletes (Esin, 1999; Ozdogan y Ozdogan, 1999). La cons-

417
tatación de otros tipos de objetos es más rara, destacando, no obstante, algunas agu-
jas o punzones como el hallado en una cronología más reciente en Magazalia (Bader,
1989). Para los periodos más recientes en Halula, y sin ánimo de ser exhaustivos, ten-
dríamos que citar los restos hallados en Çatal Hoyuk. Para cronologías más recientes
se documentan también perlas fabricadas con la técnica de laminilla enrollada en
Ali Kosh (fase Ali Kosh) y en Tell Ramad donde el objeto, como en Tell Halula, aun
conserva los restos del hilo en fibras vegetales.

Los tipos de objetos de ornamento

Para la determinación de cada tipo de ornamento se utiliza, exclusivamente, su


disposición en la sepultura en el momento de su excavación. Es por ello que se
restringe a aquellos casos en los que las variaciones postdeposicionales han sido
nulas o de pequeño efecto.

Los collares pueden estar constituidos de piedras exclusivamente, pero también con
cobre o concha; aunque los más abundantes son los fabricados con cuentas de origen
mineral. Las diferentes combinaciones de materias primas son notables, destacando
por su mayor abundancia la combinación calcedonia roja y turquesa, con una disposi-
ción que enfatiza las variedades cromáticas. El número de elementos por cada collar es
también variable. El total de conjuntos que se ha podido determinar como collares es
de 16, los cuales proceden de 15 sepulturas (los más usuales son los de cuentas exclusi-
vamente de origen mineral, en 10 casos, y los restantes en proporciones parecidas en-
tre concha y cobre). Por categorías de edades, estos están presentes sobre todo en se-
pulturas infantiles (12), pero también en adultos (4); en este último grupo, predominan
los individuos masculinos (3) sobre los femeninos (1). La distribución por niveles indica
una mayor presencia en los niveles más recientes, sobre todo en las fases XII y XIII.

Los brazaletes presentan una composición más variada que los collares, pudien-
do estar formados, exclusivamente, por cuentas de piedra, o bien por cuentas de
piedra y cobre, sólo cobre, o piedra y concha. Se han documentado un total de 8
brazaletes y, como en el caso anterior, su distribución es mayoritaria entre los in-
dividuos infantiles, aunque se constata su presencia en adultos de sexo femenino
también. Como en el caso anterior, es en los niveles más recientes del yacimiento
donde se constata una mayor presencia de este tipo de ornamento.

Destaca por su singularidad un colgante en forma de luna creciente, fabricado sobre ma-
teria dura animal (concretamente, sobre un inciso de Sus Scrofa sp) y cuya morfología
es idéntica al colgante en cobre. Estos dos casos se encuentran asociados a sepulturas
adultas masculinas, mientras que los colgantes en concha de bivalbo están asociados a
poblaciones infantiles.

418 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Las diademas están fabricadas sobre concha (Cypreae sp) y se definen por un número va-
riable, pero con tendencia a los 7-10 ejemplares situados rodeando el cráneo. Este tipo
de ornamentos no son muy abundantes en el yacimiento (2 casos), y se han hallado en
las sepulturas pertenecientes a un individuo joven y a un adulto femenino.

Los cinturones son la categoría de objetos de ornamento más numerosa, y aquéllos for-
mados exclusivamente por conchas de la especie Cypreae sp son los más representados.
Estos se configuran a partir de una media de 14-18 ejemplares, que se han encontrado
rodeando la pelvis del esqueleto. Se documentan entre las sepulturas de todos los gru-
pos de edad, aunque con una mayor relevancia entre la población infantil. En aquellos
casos en los que se ha podido determinar el sexo, se observa su deposición tanto en
tumbas masculinas como femeninas.

Caracterización del mundo funerario: una lectura


socio-económica

El análisis desarrollado10permite una caracterización de las prácticas funerarias en un


horizonte entre los 7.600 - 7.300 AC en el poblado de Tell Halula. La riqueza y la va-
riedad de los resultados obtenidos aportan nuevos elementos para aproximarse a las
características sociales y económicas de esta comunidad agrícola-ganadera (figura 13).

Figura 13. Reconstrucción global del procedimiento de las prácticas funerarias (Dibujo: E. Carlson)

10 El análisis morfológico y tipológico básico presentado, se ha complementado con la ayuda del Prof.
J.A. Barceló (UAB) en una primera contrastación estadística cuyos resultados definitivos están en
curso de preparación y evaluación y serán objeto de una publicación específica.

419
Se ha constatado una gran regularidad y homogeneidad en las prácticas funerarias,
las cuales se caracterizan por el uso de la sepultura individual y en posición prima-
ria en el propio hábitat. En efecto, aunque es difícil aproximarse a las razones de la
ubicación constante en el interior de la habitación principal, todos los elementos
parecen indicar que los individuos inhumados están en relación con los componen-
tes de la unidad social, probablemente familiar, que construye y utiliza cada una de
las construcciones (figuras 6 y 7). La regularidad de esta atestación y la ausencia de
sepulturas en otras partes de las zonas excavadas, permite proponer que esta prác-
tica sea el sistema mayoritario, diferenciándose por tanto de las evidencias de yaci-
mientos contemporáneos donde se documenta una mayor diversidad. La relación
entre el número de sepulturas en el interior de cada unidad y el número de suelos
hallados, sitúa una media de 2-4 sepulturas por cada fase de enlucido. No se han
observado unas diferencias substanciales entre las sepulturas y las características
de las diferentes unidades constructivas, que por otra parte tienen unas caracterís-
ticas muy semejantes y homogéneas (Guerrero et alii, 2009).

La fuerte estandarización de los gestos funerarios es uno de los aspectos que más
destaca a nivel analítico. Las fosas, aunque tienen variaciones, parecen responder
a un modelo único. Las diferencias más importantes observadas son, como hemos
visto, el tipo de sección y las dimensiones que, gracias al análisis, se ha puesto en
relación, lógica por otra parte, con la edad del individuo, adecuándose el tamaño
al volumen del cadáver. Del análisis de la visibilidad y el sistema de cierre de las
sepulturas, destacaríamos, además de las características observadas (como la uti-
lización del adobe o tapial de un gran grosor, el enlucido de la parte superior de la
tapa, la inexistencia de cortes o superposiciones de sepulturas, etc.), algunas ten-
dencias que nos parecen significativas: las características de las tapas de las sepul-
turas permiten confirmar nuestra hipótesis de que la deposición de las inhumacio-
nes se realizó mientras las casas estaban aún en uso por parte del grupo que vivía
en ellas, rectificando en parte la tendencia historiográfica a atribuir la deposición
de las sepulturas en el interior de casas ya abandonadas. Por otra parte, la posición
primaria y el tamaño de las sepulturas, así como el mismo grosor de las tapas, in-
dicarían una deposición directa del cuerpo en la sepultura después de la muerte;
aunque es verdad que en algunos casos podría procederse a una etapa intermedia
en otra parte del yacimiento para proceder a su desecación, pero ésta sería en todo
caso incompleta, dada las conexiones anatómicas de los restos esqueléticos (Gue-
rrero et alii, 2008).

La conservación de los restos vegetales permite afirmar un uso generalizado de


este tipo de protección. A su vez, también se puede afirmar una homogeneización
de la posición de los individuos en el interior de las sepulturas, con el cuerpo fuer-
temente flexionado, contractado y una orientación hacia el sur. Hemos observado

420 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
algunas variaciones de esta posición, aunque éstas se asocian, sobre todo, con la
población infantil donde la posición fetal está bien representada.

La existencia de depósitos de objetos (ornamentación y ajuares, propiamente di-


chos) en las sepulturas es una gran novedad y amplía las posibilidades de análisis
que aportan este tipo de documentos. Como es conocido, la existencia de depósi-
tos de objetos es irregular y, en general, parca para los periodos anteriores. Para los
yacimientos contemporáneos con una buena representación de sepulturas, como
por ejemplo Abu Hureyra 2 (Siria) (Moore et alii, 2000), Asikli (Anatolia) (Esin,
1999), Çayonu (Anatolia) (Ozdogan y Ozgodan, 1998), o de cronología posterior
como Tell Kerk (Siria) (Hudson et alii, 2003), los datos publicados son aún prelimi-
nares, con lo que las comparaciones son difíciles.

En el caso de las sepulturas analizadas de Tell Halula, destacan varias constatacio-


nes. En una primera observación, destaca la gran cantidad de materiales exógenos
que forman los diferentes objetos del ajuar. Como hemos visto anteriormente, la
procedencia es lejana en muchos de estos elementos (Anatolia, Zagros, Levante
Mediterráneo,…), evidenciándose la fuerza de las redes de intercambio de produc-
tos, la mayor parte ya elaborados. En segundo lugar, y dadas las características del
conjunto de la muestra tratada en el conjunto de la población estudiada, se han
constatado algunas asociaciones que parecen significativas: como los objetos (ma-
yormente útiles) de industria macrolítica asociados a grupos de edad adultos y, más
concretamente, la asociación de útiles de molienda a inhumaciones femeninas, y la
ausencia de útiles de sílex en estas mismas sepulturas.

Para la observación de la jerarquización en la distribución desigual de los ajuares y


reflejar de manera cuantitativa la acumulación de los objetos depositados, se han
mantenido los grupos según materia/morfología (sílex, obsidiana, macro lítico, hueso,
conos, bolas, ornamento,...) como categoría y se ha observado el número de éstas que
aparece asociado a cada sepultura11. Los resultados indican que las sepulturas con un
número alto de categorías (más de tres) son muy reducidas, con sólo ocho casos en to-
tal, mientras que la gran mayoría no tiene objetos o sólo una de las categorías. Una se-
pultura adulta femenina presenta el mayor número de categorías de objetos, con seis
en total; un individuo masculino adulto presenta cinco categorías, y otras 6 sepulturas
presentan tres categorías. Estas últimas se reparten entre infantiles (3) y adultos mas-
culinos (2) o femeninos (1). El análisis estadístico de esta distribución nos ha indicado
que la “riqueza” de las tumbas no es significativa por grupos de edades y sexo.

11 Se ha adaptado el modelo desarrollado por C. Jeunesse para el neolítico danubiense (Jeunesse,1997)

421
NIVELES U.HAB. C o m . N º s e - Ajuar 0 Ajuar 1 Ajuar 2 Ajuar 3 Ajuar 4 Ajuar 5 Ajuar 6
Inc pul
XIV EXT. 1 1 0
XIII IA IC 5 1 4
XIII JA IC 5 2 2 1
XII FE /B IC 2 0 0
XII HC C 13 13 2
XII IB IC 8 0 4 2 1 0 0 1
XII JB C 12 1 7 3 1
XI HD C 13 7 8
XI FE/C C 7 3 3 1
XI 2A C 2 2 0
X DB C 9 3 2 2 2
IX DC C 13 7 4 1 1
IX 2D/4B C 3 2 1
VIII DD C 5 1 1 1 1 0 1
VII E27 IC 1 1

Tabla 2.-Distribución de las sepulturas por fases en función del número de variantes distinguidas y
documentadas en el ajuar.

La muestra tiene una información complementaria que tenia que ser explotada:
la distribución por unidades de habitación de las sepulturas. La tabla de relación
entre categorías de ajuares, las sepulturas y las unidades de habitación, permite ob-
servar una serie de asociaciones que a nuestro entender permiten constatar e inter-
pretar mejor la diferenciación. En efecto, vemos como hay una serie de casas que
proporcionalmente tienen un número más elevado de categorías, mientras otras, o
no tienen, o son bajas. Para mayor validez de la observación, el análisis de las casas
de un mismo nivel ejemplifican de manera muy visual estas variaciones. Es el caso
del nivel XII con cuatro casas contemporáneas, donde se observa la casa IB con las
ocho sepulturas documentadas presentando una concentración significativa. Entre
ellas, destaca la sepultura E222 que es la más “rica” de toda la muestra (figuras 11
y 12). Por tanto, nos parece significativo a nivel de constatación de las diferencias
de composición de los ajuares, operar con la variable de las unidades habitacio-
nales, que estaría en relación con la probable unidad “familiar” que las ocupan. A
este mismo nivel de análisis se constata, en una visión de tipo más “vertical”, la
existencia de una continuidad entre las categorías de ajuares en las distintas fases
arquitectónicas de la misma unidad de habitación. Dos ejemplos destacan entre
todo el conjunto: el primero, en el conjunto de las casas D (cuadro 4D), donde una
alta frecuencia de útiles de sílex y de hueso se perpetua en todas las reconstruc-
ciones sucesivas. El segundo, el cobre que se concentra de manera casi exclusiva
en las casas J (cuadro 4J), indicando, a nuestro entender, una perduración de la
“tradición” entre los pobladores de cada casa. Esta misma concentración de ciertos

422 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
materiales en algunas de las unidades habitacionales, podría indicar un control y
acceso restringido y diferenciado por parte de cada unidad familiar a las redes de
intercambio puestas en evidencia.

Figura 11. Conjunto de objetos que forman el ajuar en la sepultura 4I-E222 (F.O.12 IB)

Figura 12. Conjunto de objetos que forman el ajuar en la sepultura 4I-E206 (F.O.12 IB)

423
La investigación en una perspectiva global de las prácticas funerarias de Tell Halula
aparece como una de las fuentes de información histórica más significativas del
poblado para la aproximación a la estructura del poblado, mostrando la existencia
de una diversidad social y económica de un poblado en plena consolidación de la
economía de producción agrícola ganadera.

424 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
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429
Ajuares funerarios y materias primas
en Tell Halula
Xavier Clop
Seminario de Arqueología Prehistórica del Próximo Oriente (SAPPO).
Universidad Autónoma de Barcelona

Aureli Álvarez
Departamento de Geología. Universidad Autónoma de Barcelona

En muchas de las estructuras funerarias documentadas en Tell Halula se ha recu-


perado un cierto número de elementos materiales depositados como ajuar que
están elaborados con diferentes tipos de materias primas de origen mineral. La
realización de un estudio de caracterización petroarqueológica basado tanto en la
combinación de estudios analíticos específicos (láminas primas y Difracciones de
Rayos X) como en la clasificación macroscópica, ha permitido determinar las dis-
tintas materias primas utilizadas. Este estudio de caracterización incluye todos los
elementos materiales realizados con materias primas de origen mineral, excepto
aquellos realizados con obsidiana, sílex y cobre.

El número total de elementos estudiados ha sido de 500. Las materias primas de-
terminadas corresponden, de hecho, a un reducido número de rocas y minerales.
Los objetos estudiados han sido elaborados con rocas sedimentarias (biomicrita,
calcita), rocas metamórficas (microgranitoide, serpentinita), rocas plutónicas (ga-
bro, diorita), rocas volcánicas (obsidiana), además de con otros materiales pétreos
como limonita, cuarzo, ágata, calcedonia, jaspe o turquesa.

Elementos realizados con estas materias primas se han localizado en 33 de las 51 estruc-
turas funerarias analizadas, lo que corresponde al 65% de dichas estructuras (Figura 1).

Figura 1. Industria macrolítica: cantidad y frecuencia relativa de las materias primas determinadas.

430 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Los elementos realizados sobre caliza son los elementos minerales más representa-
dos, constituyendo el 40% de total de objetos procedentes de contextos funerarios
estudiados (Figura 2). Se trata mayoritariamente de una caliza blanca, muy blanda.
También se pueden encontrar algunos escasos elementos realizados sobre caliza
roja o verde. La caliza se utilizó en la elaboración de cuentas de collar y de brazale-
te de forma circular, cilíndrica o bitroncocónicas. Por otro lado, también se puede
encontrar en los depósitos funerarios algún otro tipo de elemento realizado con
esta materia prima, como alguna mano de mortero. La caliza aparece en 15 de las
51 tumbas estudiadas (Figura 3), destacando el enterramiento HL-4D-E103, donde
aparecieron 146 de los 200 elementos localizados en total y que fueron elaborados
con esta materia prima.

El segundo material más abundante es la turquesa, con la que están hechos el 31%
de los elementos estudiados (154 elementos en total). La turquesa también se uti-
liza para hacer cuentas de collar o brazaletes de distintas formas: ovaladas, trian-
gulares, rectangulares, romboidales… En total, hay 19 enterramientos en los que se
han encontrados elementos de ornamentación realizados con turquesa (Figura 3).
Destacan sobre todo los enterramientos Hl 4I-E206-2 y Hl 4I-E206-1, con 45 y 25
elementos respectivamente.

Los elementos realizados sobre calcedonia roja representan el 21% del total de
objetos procedentes de contextos funerarios (106 elementos en total). Con este
mineral se realizan cuentas de collar o brazaletes de distintas formas: ovaladas, rec-
tangulares, cilíndricas, esféricas, romboidales, “papillon”etc. En total hay 20 ente-
rramientos donde se ha encontrado calcedonia roja (Figura 3). Destaca sobre todo
el entrramiento Hl 4I-E21, con 34 elementos.

El cuarto tipo de material es la esteatita, cuya presencia es mucho más reducida en


comparación con las materias primas citadas anteriormente. La esteatita se utilizó
tan sólo en el 7% de los elementos estudiados. Con esta materia prima se realizan
pequeñas cuentas circulares. Tan sólo se ha localizados cuentas de esteatita en dos
tumbas (Figura 3).

Estas cuatro materias primas reúnen el 99% de los elementos estudiados.

431
El 1% restante está formado por:

- Cuatro elementos realizados sobre basalto, hallados en cuatro enterramientos


diferentes. En este caso no corresponden a elementos de ornamentación sino a
artefactos relacionados con diferentes actividades productivas, como un morte-
ro, una mano de mortero, una bola con perforación central y otra bola, ésta sin
perforar, tal vez pudiera trarse de una bala de honda.
- Un fragmento de roca en forma de barrilete;
- Una cuenta de collar ovalada realizada sobre serpentinita;
- Un fragmento de limonita.

Figura 2. Industria macrolítica: proporción relativa de los tipos de materias primas determinadas en los
diferentes horizontes cronológicos estudiados.

432 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 3. Número de entrramientos en los que aparace cada una de las materias primas determinadas.

La comparación de las materias primas determinadas en los enterramientos, en


relación a las materias primas de origen mineral determinadas en los niveles de
habitación de Tell Halula, pone de manifiesto:

a) Una presencia muy importante de elementos muy vistosos (calcedonia roja, tur-
quesa), que se utilizan específicamente en la realización de elementos de orna-
mentación. Son muy escasos los elementos de ornamentación encontrados en
los niveles de habitación.

b) La utilización de materias primas como la caliza o el basalto, con los que se realizan
gran cantidad de elementos presentes en la zona de habitación. En el caso de la
caliza, se realizan elementos de ornamentación, aunque también se deposita en al-
guna de las tumbas, algún elemento fabricado para desarrollar procesos de trabajo
específicos, como una mano de mortero. En el caso del basalto, tan sólo se encuen-
tran elementos utilizados como medios de trababjo, como un mortero, una mano
de mortero, una pieza de un posible palo-cavador o una posible bala de honda.

La posible procedencia de los materiales determinados es ciertamente diversa. Algunos


materiales son evidentemente locales, como las calizas blandas utilizadas en la elabora-
ción de estos elementos, materia prima que se encuentra abundantemente en los alre-
dedores inmediatos del asentamiento. Lo mismo sucede con la limonita, cuya presencia
en las paredes donde se encajan algunos de los wadis que hay en los alrededores de Tell
Halula permiten plantear, como hipótesis más probable, que sea de origen local.

433
El basalto también puede considerarse como un elemento local. Aunque este ma-
terial no se encuentre en el entorno geológico immediato del tell, se pueden en-
contrar en las terrazas del margen derecho del río Eúfrates que se encuentran a
unos dos kilómetros en línea recta del tell y que por tanto se encontrarían dentro
del radio de explotación directa de la comunidad que habitó Tell Halula. Una posi-
ble alternativa a esta procedencia puede ser el aprovisionamiento de basaltos pro-
cedentes de la zona de Qara Qozak, a unos 25 km de Tell Halula.

Finalmente, la calcedonia roja y la turquesa son dos minerales semi-precisos cuya


posible procedencia está por establecerde forma precisa pero que, sin duda, son
materiales de origen exógeno a la zona de captación directa de recursos minerales
por parte de la comunidad de Tell Halula. Su uso por parte de la comunidad de Tell
Halula constituye una nueva evidencia del grado de participación de dicha comu-
nidad en las muy amplias redes de circulación de elementos materiales que existie-
ron y que facilitaron la llegada de elementos materiales realizados en otras mate-
rias primas, como la obsidiana o las conchas del mar Rojo o del Mediterráneo.
Globalmente, la lectura diacrónica de los datos obtenidos nos permite apreciar
una gran similitud en los materiales predominantes a lo largo de toda la secuencia.
Se puede constatar que durante el Pre Pottery Neolithic B parece que se habrían uti-
lizado una mayor diversidad de materias primas para elaborar este tipo de objetos,
diversidad que se reduce en los períodos posteriores limitándose al uso de rocas
sedimentarias (de origen posiblemente local) y de rocas metamórficas que, dado el
tamaño de los soportes, también podrían ser de origen local al poder encontrarse
estos soportes en las terrazas del río Eúfrates.

434 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Los metales de Tell Halula (Siria):
análisis preliminar
Ignacio Montero
Instituto de Historia, CSIC, Madrid

Salvador Rovira
Museo Arqueológico Nacional

En el presente estudio se han realizado análisis de tres cuentas cilíndricas y un


objeto laminar en forma de creciente, así como fragmentos de una forma cónica de
color blanquecino al exterior. Se ha utilizado para la caracterización elemental el
espectrómetro por fluorescencia de rayos X (METOREX X-MET 920MP) dotado
de dos fuentes encapsuladas de excitación primaria por rayos gamma: Cd-109 y
Am-241, cada una con una intensidad de 20mCi, y detector de Si(Li) ubicado en
el Museo Arqueológico Nacional. Los valores de la Tabla I se expresan en % en
peso. El pequeño tamaño de las cuentas ha impedido una limpieza completa de la
superficie y afecta también a la fiabilidad de la cuantificación realizada, al ocupar
una superficie reducida de la ventana. Por tanto, aunque la presencia de estas im-
purezas es clara, solo se indica su presencia sin cuantificar.

Objeto Análisis Cu Fe Ag Sn Sb Pb Bi
Creciente PA11372A 99,9 0,03 nd 0,03 tr nd nd
PA11372B 99,9 0,02 nd 0,03 nd nd nd
Cuenta E222 PA11388A 98,4 0,65 nd nd nd det. det.
PA11388B 97,1 0,79 nd nd nd det. det.
PA11388C 98,1 0,38 nd nd nd det. det.
Cuenta E109 PA11389 99,5 0,17 nd nd nd det. nd
Cuenta E107 PA11390 98,5 0,79 nd nd nd det. nd
Cono Pb PA11528 nd nd nd nd nd 99,9 nd

Tabla I. Análisis por ED-XRF (Valores expresados en % en peso. Nd= no detectado, en general los
limites de detección se sitúan entre 0,1-0,2 %, salvo para la plata y al antimonio que estarían en torno al
0,01 %; tr= trazas; det.= detectado, pero no cuantificado)

Los resultados indican que el creciente podría tratarse de un cobre nativo por su
bajo nivel de impurezas, ya que únicamente se detecta Fe, algo de Sn y Sb (este últi-
mo dudoso) además de un pico que identificamos como bromo (Br). En el caso de
los materiales de Cayönu Tepesi estudiados por Maddin, Stech y Muhly (1991) son
también cobres muy puros que presentan pequeñas impurezas de plata (Ag) como
elemento más representativo.

435
La composición de las cuentas difiere algo de la pieza anterior, y aunque los por-
centajes pueden estar sobrevalorados debido al pequeño tamaño de las muestras,
sí indican un modelo de impurezas distinto: ausencia de estaño (Sn) y sobre todo
presencia de plomo (Pb) acompañado de bismuto (Bi) en un caso. Los porcentajes
de hierro detectados en las cuentas también están sobrevalorados al no poder dis-
criminarse completamente en el área de análisis las adherencias de tierra y parte
de pátina. La Fig. 1 representa el espectro con la diferencia clara en estos últimos
elementos. El que en una de ellas se detecte bismuto y en las otras dos no, no es
suficiente para pensar en materias primas distintas ya que el límite de detección en
torno al 0,2% podría estar determinando su no presencia analítica, aunque en rea-
lidad haya cantidades inferiores a ese valor. Por otra parte, plomo y bismuto suelen
aparecer asociados en las mismas mineralizaciones.

Figura 1. Comparación de espectros en el área del Pb y Bi

Las metalografías realizadas al creciente (Fig.2) apuntan también hacia el trabajo de


un cobre nativo, intensamente forjado y con indicios de procesos de recocido inter-
medio, al igual que se documenta en unas pocas piezas de Cayönu Tepesi (Maddin
et alii. 1991) y Asikly Huyuk (Yener et alii. 1996). Como rasgo complementario hay
que hacer notar la presencia de pequeños restos de óxido cuproso. En las cuentas
se ha confirmado que se trata de metal de cobre y no de mineral. La metalografía
también indica un trabajo de forja intenso. Las piezas se manufacturaron mediante

436 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
un proceso de enrollamiento de una lámina de cobre. La sección realizada a la cuenta
E222 permite observar el punto de unión de ambos extremos. Esta tecnología de
manufactura es la misma que la documentada en Cayönu Tepesi.

Figura 2. Metalografia del Creciente (500 x) que muestra un trabajo de forja en frío con fases de recocido.

En consecuencia los resultados apuntan a dos procedencias o tipos de minerales


diferentes para el creciente y las cuentas. En el caso de tratarse de cobre nativo en
ambos tipos es más probable que se trate de fuentes de materia prima diferentes,
la del creciente paralelizable a los materiales de Cayönu Tepesi que se relacionan
con Ergani Maden, y el de las cuentas de momento no identificadas en el modelo
de impurezas de otros materiales de cobre nativo del Próximo Oriente. Los análi-
sis de isótopos de plomo que se están realizando en la Universidad de Tubingen por
Erns Pernicka, quizás puedan desvelar en un futuro próximo la posible identifica-
ción de procedencias de estos objetos.

En el caso de la pieza cónica el análisis por ED-XRF lo identifica como plomo. Se


realizó un análisis de Difracción de rayos X en el CAI de la Facultad de Químicas
de la Universidad Complutense. La identificación principal fue Galena (sulfuro de
plomo), Anglesita (sulfato de plomo), con presencia de Cerusita (carbonato de plo-
mo) y una cantidad pequeña de Carbonato de magnesio. Por tanto, parece tratarse

437
de un mineral y no de plomo metálico. Se debió trabajar dando forma al objeto
a partir de una tecnología lítica y no metalúrgica. Los primeros restos de plomo
conocidos del yacimiento de Chatal Huyuk fechados en la segunda mitad del VII
milenio a.C. y corresponden también a cuentas de Galena y Cerusita (Yener et alii.
1996). En consecuencia, esta pieza de Tell Halula sería el testimonio más antiguo de
aprovechamiento de estos minerales de plomo. En realidad este aprovechamiento
de minerales metálicos, al igual que el cobre nativo, indican la primera aproxima-
ción al mundo de la metalurgia, fruto de un contacto con la diversidad de recursos
líticos del medio y la experimentación.

La tecnología que muestran estas piezas se puede clasificar como pre-metalúrgi-


ca, siguiendo el esquema tradicional de Wertime, dado que no se ha llegado a la
fundición de metal, sin embargo se están dando los primeros pasos con el calen-
tamiento del metal, como muestran los restos de recocido en la metalografía. El
nivel tecnológico documentado en Tell Halula es equiparable al de Cayönu Tepesi
en momentos del transición entre el VIII y VII milenio a.C., aunque el creciente
representa el objeto de mayor tamaño conocido en esta época, donde predominan
las cuentas de collar y algunos elementos filiformes como varillas, punzones o an-
zuelos. La presencia de esta actividad pre-metalurgica en yacimientos como Tell
Halula (Siria), Asikly Huyuk y Cayönu Tepesi (Turquia) o Tell Maghzaliya (Iraq),
empieza a mostrarse cada vez más generalizada en culturas precerámicas de VIII y
VII milenio a.C. en el Próximo Oriente.

438 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
BIBLIOGRAFÍA

MADDIN, R., STECH, T. y MUHLY, J.D. (1991): “Cayönü Tepesi. The earliest archaeological metal
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YENER, K.A., GEÇKINLI, E. y ÖZBAL, H. (1996): “A brief survey of Anatolian metallurgy


prior to 500 BC”. en S. Demirci, A.M. Özer y G.D. Summers (Eds): ARCHAEOMETRY 94. 29th
International Symposium on Archaeometry, Ankara: pp. 375-391.

439
La población Neolitica de Tell Halula (Syria)
Estudio antropológico (campañas 1995-2005)

Josep Anfruns
Seminario de Arqueología Prehistórica del Próximo Oriente.
Departament de Prehistoria (UAB)

Ferran Estebaranz, L.M. Martínez, Alejandro Pérez-pérez


Sec. Antropología, Departament de Biología Animal, Universitat de Barcelona

Tell Halula es un yacimiento de crucial importancia para comprender la evolución


biológica de las poblaciones del Neolítico en el valle del Éufrates. El hecho de
tratarse de una muestra amplia, y representativa de este yacimiento, nos permite
avanzar algunas consideraciones de carácter general, como por ejemplo que casi
la totalidad de los restos estudiados, constituyen un grupo humano muy homo-
géneo, probablemente formado por un grupo de individuos con un alto grado de
relación familiar, es decir, emparentados en algún nivel, y por tanto, morfológica-
mente muy parecidos.

En este trabajo, se han estudiado exclusivamente los restos poscraniales, y en algu-


nos (pocos) casos restos craneales en general bastante mal conservados. Por otra
parte, el estudio dentario se ofrece en otro trabajo complementario.

Análisis de la población

Del total de individuos analizados, 182, (en algunos casos se trata de huesos aisla-
dos) tan solo ha sido posible determinar la edad aproximada en 146, (80.22%). So-
lamente hemos podido considerar tres categorías de edad: infantil (hasta 6-8 años
de edad), subadulto (hasta 16-18 años) y adulto (mayor de 16-18 años). En la mayoría
de los casos no se podía determinar el cierre de la sutura esfeno-basilar por no estar
preservada dicha región, por lo que se determinaba la condición adulta mediante
cierre de suturas de huesos largos o falanges y por presencia de dentición definitiva
desgastada cuando era posible. El elevado deterioro de los restos, especialmente su
fragmentación, hacían difícil la diferenciación entre juveniles y subadultos. Sí fue
posible caracterizar aquellos individuos infantiles por el tamaño reducido de sus
huesos largos y por la ausencia de fusión de sus epífisis proximales y dístales. Tam-
poco ha sido posible hacer un diagnóstico del sexo de algunos esqueletos. Aunque
en determinados casos se indica el probable sexo de cada individuo analizado, no
hemos podido disponer de cráneos completos ni de coxales bien preservados, lo
que ha condicionado enormemente este análisis. Por tanto, forzosamente limitados
por las características del material que se analiza, hemos realizado una aproxima-
ción demográfica basada exclusivamente en las clases de edad indicadas.

440 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
De los 146 individuos con edad determinada, 66 corresponden a individuos infan-
tiles, (45.20%), 24 a subadultos (16.44%) y 56 a adultos bien diferenciados (38.36%).
En esta muestra, sólo 56 de 146 esqueletos son de individuos adultos. Destaca la
elevada proporción de individuos infantiles (66 de 146,) entre 0 y 6 años, lo que es
indicativo de una muy elevada mortalidad infantil y juvenil.

Estudio biométrico

A pesar de la gran fragmentación de los materiales recuperados, ha sido posible


realizar mediciones de algunos huesos. Sin embargo, hay que resaltar que, aunque
el enterramiento estaba individualizado, la recuperación de los restos fue muy di-
ficultosa y problemática.

Es de destacar que se conservaron algunos huesos largos completos, especialmente


la ulna, con los que fue posible hacer estimaciones de estatura. Los valores obte-
nidos se encuentran entre 162 y 169 cm, con una desviación tipo máxima de 7 cm.
Ello parece indicar que realmente se trata de individuos más altos de lo esperado.
Las estimaciones están hechas en base a patrones de crecimiento moderno, proba-
blemente no aplicable a poblaciones pasadas pero aún así, podemos concluir que
no es una estatura baja. En conjunto, las mediciones realizadas son escasas debido
a la fragmentación de los huesos y las comparaciones con otras poblaciones. Cuan-
do existan datos comparativos de otras poblaciones del entorno y de cronología
similar será posible aventurar posibles relaciones entre ellas. Por ejemplo, el aná-
lisis preliminar de la serie de Djade, también de Siria y muy próxima a Tell Halula,
aún en curso de estudio, pone de manifiesto que las características biométricas de
ambos conjuntos parecen corresponder a poblaciones distintas.

441
Tabla 1. Medidas obtenidas en los restos poscraniales

Análisis Paleopatológico

Es posible que el estado de conservación de los materiales dificulte el diagnóstico,


pero no se han detectado altos niveles de afecciones patológicas. La afectación más
frecuente es la cribra orbitalia, una forma de hiperóstosis porótica que afecta a la

442 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
parte superior de las cavidades oculares. Se trata de un indicador generalizado de
estrés ambiental en forma de patología infecciosa o malnutrición. Afecta de for-
ma más intensa a los individuos infantiles y juveniles y su alta incidencia se puede
asociar a las duras condiciones de vida a las que se enfrentaba esta población, y de
la que resultan estas elevadas tasas de enfermedad infecciosa. A menudo la cribra
orbitalia se ha asociado a procesos patológicos ligados a anémias, principalmente
de tipo ferropénicas, malaria, enfermedades relacionadas con parásitos, etc. Esta
patología se ha detectado en un mínimo de 13 individuos, lo que representaría en
torno al 10% de la población. Sin embargo no se han conservado las órbitas en
todos los individuos analizados, por lo que el porcentaje de afectados sobre obser-
vados probablemente supera el 20%. Además, la mayoría de los individuos afecta-
dos son infantiles y juveniles, por lo que el porcentaje de afectación en este grupo
de edad se dispara. También hay que considerar la posibilidad que se remodele la
cribra y desaparezca en los adultos, aunque hubieran estado afectados durante el
desarrollo. La incidencia de cribra orbitalia en la población de Tell Halula sigue
un modelo normal para una población neolítica: alta incidencia, especialmente en
jóvenes durante el desarrollo, probablemente asociado a enfermedades infecciosas
de fácil transmisión en grupos humanos sedentarios, lo que concuerda con una ele-
vada mortalidad infantil.

También es frecuente en la serie analizada la presencia de diversos grados de in-


cidencia de osteoporosis, en particular en los huesos craneales, parietal y frontal
principalmente. Es una manifestación patológica relacionada con procesos de mal-
nutrición y enfermedad continuados, no necesariamente muy intensos ni irrever-
sibles. Es por tanto un indicador inespecífico de condiciones y calidad de vida. Se
ha detectado en diversos individuos, como H3 (en grado leve), H9920 (con criba
temporalis de tipo trabecular), H9922 (algunos fragmentos), H9904/05 (en frag-
mentos de temporal), H9906, H9908, E 44 H135 (4j, 2004), H9919, H103 2A (b)
(cribra parietalis), E107 2003/4H (cribra temporalis) y E147 4H. En total 10 indi-
viduos claramente afectados. También hay que considerar que no todos los esque-
letos tienen cráneos preservados o en buenas condiciones para ser observados. En
cualquier caso la incidencia es probablemente superior al 10-20% de la muestra.
La presencia de hiperóstosis porótica en el cráneo coincide con cribra orbitalia
en sólo tres individuos, por lo que la incidencia de afecciones inespecíficas gene-
ralizadas en la población de Tell Halula es muy alta. Las condiciones de vida pro-
bablemente fueron duras y difíciles. Sin embargo, este tipo de patologías se debe
considerar como un indicador de supervivencia diferencial, que afecta más a unos
individuos que a otros, y que la población tiende a compensar esta afectación con
una mayor tasa de natalidad. Una vez superada la incidencia patológica, general-
mente entre el destete y la pubertad, la esperanza de vida aumenta considerable-
mente (Anfruns, J. 2004).

443
Otra afectación pseudopatológica presente en la población analizada son las enteso-
patías esqueléticas. Se trata de indicadores de actividad muscular intensa como resul-
tado de esfuerzos musculares relacionados con la actividad física diaria. Se manifiesta
en forma de potentes zonas de inserción muscular, especialmente en huesos largos, y
ponen de relieve una actividad intensa desde edad muy temprana. En la serie analizada
se ha detectado tanto en la extremidad anterior, en la V deltoidea del húmero y en la
cresta da la diáfisis ulnar, como en la extremidad inferior, en los trocánteres y cresta
del fémur o en la cresta tibial. Entre los individuos claramente afectados se encuentran
E62 R57, H9906 (en ambas ulnas), 2000 H 006 (en radio izquierdo), H001 (en fémur),
H25, H27 E64-53 (en la V deltoidea) y H 95 (muy marcadas las inserciones en todos los
huesos largos, especialmente en tibias y fémures). Este último es un caso atípico, en
ninguno de los otros casos se observa un desarrollo entesopático tan marcado.

Es difícil indicar qué es una entesopatía y qué un moderado desarrollo muscular. En


conjunto se observa que todos los individuos juveniles y adultos analizados presentan,
respecto a la estatura media de la población, una considerable robustez muscular, con
un reducido dimorfismo sexual. Las entesopatías de las piernas podrían estar relacio-
nadas con el relieve del terreno, que sin duda se da en Tell Halula, y la necesidad de
desplazarse de un sitio a otro para obtener alimento, cazando o desplazando el ga-
nado. Las entesopatías de las extremidades superiores son indicadores de actividad
manual y fuerza muscular en los brazos, especialmente en movimientos de rotación
del brazo (que implican a la V deltoidea del húmero), quizá asociados a las actividades
agrícolas. Sin embargo, no se observa una gran robustez en la región pélvica, ni tam-
poco un dimorfismo sexual muy marcado en este hueso en cuanto a su robustez.

Otra afección patológica común entre poblaciones con una elevada actividad se
encuentra las afecciones artríticas. La incidencia de artritis en la muestra anali-
zada es relativamente baja y poco marcada. Se han detectado diversos individuos
afectados, como E52 R57 (con artritis en columna vertebral), 2000 H 006 (con
artritis incipiente en vértebras) y E 79 (artritis en una vértebra). La presencia de
esta afección generalmente está relacionada con edades avanzadas, lo que no es
especialmente evidente en esta serie, por lo que es más probable que se deba a un
deterioro esquelético relacionado con la actividad física. Sin embargo, a pesar de
que la preservación de vértebras es muy alta, son pocos los casos con artritis. Se
detectan también algunas fracturas, pero igualmente escasas. El individuo H1/02
tiene una probable fractura de clavícula, el HL2003 4I E213 tiene un húmero dere-
cho de morfología atípica, compatible con una fractura y el individuo E2004 tiene
un fémur con posible traumatismo. En conjunto, la incidencia de traumatismos
no es tampoco demasiado significativa, al igual que la de procesos artríticos. Final-
mente, es destacable la ausencia de procesos patológicos degenerativos o tumora-
les, frecuentes en poblaciones arqueológicas más recientes en Europa.

444 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Trepanaciones

Es de destacar la presencia de evidencias de posibles trepanaciones. Se trata de


fragmentos craneales con algunas marcas de corte que pueden ser debidas a tre-
panaciones, actualmente en proceso de estudio microscópico a fin de precisar las
posibles estrías así como la técnica empleada, y la regeneración ósea, que nos indi-
caría la supervivencia. En el mundo neolítico no son infrecuentes estas prácticas.
Si se confirman en este yacimiento, podría tratarse de algunas de las trepanaciones
más antiguas documentadas.

Figura 1. Falange del individuo H9923 afectada por una hiperextensión de la faceta articular distal,
probablemente debido a una hiperextensión de la articulación. Fotografía de F. Estebaranz & L.
Martínez (2005).

445
Figura 2. Posible fractura de cóndilo articular de tibia, posiblemente causada por una caída. Fotografía
de F. Estebaranz & L. Martínez (2005).

Figura 3. Exóstosis localizada en la diáfisis de un fémur. Fotografía de F. Estebaranz & L. Martínez (2005).

446 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Figura 4. Posible fractura de clavícula del individuo H1/02 con formación de una nueva zona de
articulación. Fotografía de F. Estebaranz & L. Martínez (2005).

Conclusiones

El estudio de esta población, pone de manifiesto una serie de características, que


en general, permiten englobarla dentro de los parámetros biológicos conocidos
para los grupos humanos de este período en el Próximo Oriente. Las caracterís-
ticas generales del conjunto de Tell Halula podemos definirlas como de gracilidad
general, bajo dimorfismo sexual, estatura mediana, aproximadamente 165-166 cm y
unas fuertes inserciones musculares tanto en extremidades inferiores como supe-
riores, lo que nos indicaría una alta actividad física, en transporte y manipulación
de objetos pesados así como un transito constante por superficies accidentadas.
Algunos aplastamientos vertebrales abundarían en esta dirección.

En cuanto a los aspectos relacionados con el patrón sanitario cabe poner de ma-
nifiesto un alto grado de presencia de cribra orbitalia, con un índice superior al
20% en la población juvenil. Aspecto este que relacionado con la fuerte presencia
de Hipoplásias del esmalte, superior al 70% (Anfruns,J. y Oms, J.I., en este volu-
men), nos indicarían unas muy duras condiciones de vida en edad infantil, lo que
comportaría una alta de mortalidad en este rango de edad, aspecto este ya citado
en Guerrero (2006) y Anfruns, J. (2004) con valores alrededor del 25% en infantiles
muertos en el momento del nacimiento o los primeros meses de vida y otro 25%
antes de los 5-6 años. Este aspecto nos pone de manifiesto que la mortalidad infan-
til, seria superior al 50% con unas expectativas de que tan solo un 30-35 % de entre
la población de Tell Halula llegaría a la edad reproductiva. La Osteoporósis en índi-

447
ces de 10-20% en adultos abundaría en unas difíciles condiciones de vida con una
alta presencia de enfermedades infecciosas así como unas deficientes condiciones
higiénicas, posiblemente relacionadas con el hecho de una aglomeración humana
y la convivencia con animales. Por otro lado el bajo índice de afecciones artríticas
cabe atribuirlo a la juventud de la población. Asimismo la poca abundancia de trau-
matismos detectados, cabría explicarla por un bajo nivel de supervivencia a estos
procesos.

Por lo que se refiere a la dieta y aspectos relacionados con la nutrición cabe pen-
sar que esta población estaría sometida a los avatares de una economía con unas
fuertes oscilaciones en cuanto a la producción, lo que provocaría frecuentes crisis
alimentarias, todos estos aspectos están más desarrollados en el trabajo referido a
la dentición . Asimismo las características demográficas son estudiadas y descritas
en el trabajo de E. Guerrero (2006).

448 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
BIBLIOGRAFIA

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449
Antropología y paleopatología
dentarias de la población neolítica
de Tell Halula
Josep Anfruns
Seminari Arqueologia Prehistòrica del Proper Orient U.A.B.

Josep Ignasi Oms


Médico estomatólogo

I. INTRODUCCION

En este trabajo se estudian los restos dentarios de la población neolítica de Tell


Halula (Syria). En el conjunto analizado, se incluyen los restos ya publicados por
Anfruns et al. 1996. Dado que hoy disponemos de una muestra mucho más amplia
y representativa, por tanto, creemos que la publicación anterior fue una primera
aproximación.

La serie actual merece la consideración de un conjunto verdaderamente importante


respecto de las características dentarias de esta población, tanto en lo referente a sus
rasgos genéticos y poblacionales, como adaptativos y ambientales y paleopatológicos.

II. MATERIAL

Los restos estudiados, consisten en la totalidad de dientes recuperados proceden-


tes de los niveles neolíticos de Tell Halula, tanto los procedentes de las fases cerá-
micas, como los de niveles PPNB. El conjunto analizado, pertenece a un total de
137 individuos, clasificados en los siguientes grupos de edad:

PERINATALES 19 13.87%
INFANTILES I (1-5) 30 21.90%
INFANTILES II (6-11) 12 8.76%
JUVENILES (12-18) 22 16.06%
ADULTOS 41 29.93%
MADUROS 13 9.49%

El total de dientes estudiados es de 1.440, de los cuales 971 son definitivos y 469
temporales, la clasificación de los mismos es la siguiente:

450 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
DEFINITIVOS
DIENTE ERUPCIONADOS NO ERUPCIONADOS
I1+ 57 20
I2+ 45 10
C+ 49 10
P1+ 54 12
P2+ 43 7
M1+ 55 37
M2+ 54 11
M3+ 35 6
I1- 41 12
I2- 42 10
C- 47 10
P1- 53 8
P2- 40 5
M1- 52 21
M2- 53 9
M3- 58 4
INDETERMINADOS 21 -
TOTALES 779 192

Los restos maxilo-dentarios de Tell Halula, son bastante fragmentarios y a menudo


relativamente mal conservados, sobre todo en relación al soporte óseo. Sin em-
bargo, la amplitud y representatividad de la muestra le dan una gran importancia
semiológica y poblacional.

Se consideran los parámetros básicos de la antropología y paleopatología denta-


rias de acuerdo con los protocolos y metodología del estudio anteriormente citado
Anfruns et al. 1996. Para la investigación de la abrasión oclusal se ha utilizado el
método de Murphy, (1959).

III. ODONTOMETRIA

El tamaño dentario es una variable determinante para comprender la situación


filogenética espacial y temporal. En el caso de Halula el análisis odontométrico
aporta datos importantes para aclarar la transición neolítica.

451
ODONTOMETRIA HALULA. DIENTES DEFINITIVOS
Diámetro mesio-distal Diámetro buco-lingual Área
N media mínim máx desve N media mínim máx desve
I1+ 29 8,68 7,69 9,37 0,42 28 7,18 6,4 8,41 0,44 62,32
I2+ 27 6,4 5,24 7,21 0,55 23 6,19 5,74 6,99 0,34 39,62
C+ 33 7,53 6,89 8,95 0,4 31 8,29 7,2 9,95 0,57 62,42
P1+ 31 7,03 6 7,85 0,45 35 9,35 8,32 10,44 0,47 65,73
P2+ 23 6,88 6,05 9,85 0,72 23 9,39 8,51 11,32 0,63 64,60
M1+ 35 10,34 8,66 11,38 0,57 38 11,46 10,63 12,45 0,47 118,50
M2+ 38 9,54 7,46 10,73 0,77 38 11,43 10,12 12,41 0,57 109,04
M3+ 26 8,74 7,14 9,63 0,64 26 10,53 8,54 11,35 0,71 92,03
I1- 17 5,29 4,71 5,93 0,33 13 5,89 5,5 6,4 0,28 31,16
I2- 18 5,83 5,09 6,1 0,27 15 6,27 5,88 6,75 0,29 36,55
C- 27 6,8 6,19 7,8 0,43 25 7,63 6,43 8,85 0,57 51,88
P1- 30 6,8 6,03 7,55 0,36 26 7,7 6,58 8,96 0,57 52,36
P2- 26 7,12 6,56 7,58 0,31 25 8,31 6,05 9,49 0,75 59,17
M1- 34 11,05 10,13 12,17 0,5 34 10,56 9,27 11,84 0,57 116,69
M2- 31 10,66 9,71 11,69 0,6 31 10,04 9,22 10,98 0,53 107,03
M3- 20 10,25 9,06 11,25 0,57 18 9,57 9,25 11,22 0,55 98,09
128,9 139,8 1167,20

Gráfico I. Medidas dentales de la muestra estudiada de dentición definitiva

Del conjunto de datos obtenido destacaremos el área total, 1167.2 mm², ya que es
un valor utilizado habitualmente en la analogías entre poblaciones. En relación a
los natufienses hay una disminución considerable, 103.66 mm², especialmente sig-
nificativa considerando el tiempo transcurrido (2000-3000 años) y la estabiliza-
ción posterior, 1152.7 mm² en los calcolíticos.

La reducción del tamaño dentario en el Post-Pleistoceno es un hecho asumi-


do por diversos autores: Brace,L., 1987, 1995. ; Smith,P., 1978; Calcagno,J., 1986 y
Frayer,D.V, 1987. En cambio hay desacuerdo sobre el ritmo y la causa de este proce-
so: Carlson,D.S., 1977; Brace,L., 1971; Smith,PP.,1974; Calcagno,J., 1991. El análisis
odontométrico de la población de Halula muestra que esta reducción es corta en
el tiempo, se produce en su mayor parte en la transición epipaleolítico-neolítico
precerámico y afecta de manera simultánea a la dentición primaria y secundaria.

452 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Foto 1. Caracteres morfológicos, maxilar: I2 en pala, C con cíngulo, M1 con tubérculo de Carabelli y
M2 con hipocono.

Área dental Oriente Medio


Natufia. PPNBL Halula Calcolit.
I1+ 64,76 62,48 62,32 63,19
I2+ 45,49 50,31 39,62 42,84
C+ 66,47 64,99 62,42 66,22
P1+ 66,17 68,4 65,73 61,2
P2+ 65,28 64,6 64,6 61,64
M1+ 133,7 124,38 118,5 112,2
M2+ 127,71 114,66 109,04 104,34
M3+ 103,95 102,38 92,03 87,15
I1- 33,35 31,64 31,16 34,16
I2- 39,33 38,1 36,55 40,3
C- 55,61 57,35 51,88 56,7
P1- 55,21 58,32 52,36 53,04
P2- 59,16 57,79 59,17 58,32
M1- 123,96 120,19 116,69 114,4
M2- 117,35 115,01 107,03 102,96
M3- 113,36 108,12 102,71 94,04
total 1270,86 1238,72 1171,81 1152,7
maxil 916,19 895,4 845,38 841,3
mand 2541,72 2477,44 2343,62 2305,4

Gráfico II. Area oclusal total de Tell Halula, comparada con otras poblaciones del P.O:

453
La reducción porcentual del tamaño dentario es general aunque no homogénea
entre el Natufiense y el PPNB de Halula: 14.6% en el M2+, 12.9% en el I2+, 11.47%
para el M3+, 11.37% en el M1+, 9.39% en M3-, 8.79% para M2-, entre 6% y 7% para
los caninos, y 5.86% en M1-. Sólo P1+, P2+ y P2- muestran relativa estabilidad di-
mensional. En conjunto la reducción del área total es del 7.79%.

Nat: natufienses; NL:PPNB Levante ; Cal: calcolítico ; Hal:Halula. Los valores ne-
gativos indican aumento de área.

Porcentaje reducción dentaria


Nat-NL Nat-Hal NL-Hal Hal-Cal NL-Cal
I1+ 3,52 3,77 0,26 -1,40 -1,14
I2+ -10,60 12,90 21,25 -8,13 14,85
C+ 2,23 6,09 3,95 -6,09 -1,89
P1+ -3,37 0,66 3,90 6,89 10,53
P2+ 1,04 1,04 0,00 4,58 4,58
M1+ 6,97 11,37 4,73 5,32 9,79
M2+ 10,22 14,62 4,90 4,31 9,00
M3+ 1,51 11,47 10,11 5,30 14,88
I1- 5,13 6,57 1,52 -9,63 -7,96
I2- 3,13 7,07 4,07 -10,26 -5,77
C- -3,13 6,71 9,54 -9,29 1,13
P1- -5,63 5,16 10,22 -1,30 9,05
P2- 2,32 -0,02 -2,39 1,44 -0,92
M1- 3,04 5,86 2,91 1,96 4,82
M2- 1,99 8,79 6,94 3,80 10,48
M3- 4,62 9,39 5,00 8,44 13,02
total 2,53 7,79 5,40 1,63 6,94
max 2,27 7,73 5,59 0,48 6,04
mand 2,53 7,79 5,40 1,63 6,94

Gráfico III. Comparación del porcentaje de reducción dentaria

454 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Foto 2. Morfologia dentaria, M2 superior con presencia de Hipocono.

En relación con las poblaciones calcolíticas, entre 2.000-3.000 años posteriores, la


disminución del área total es sólo del 1.63%, con variaciones irregulares que van de
descensos del 8.44% en M3-, a descensos del 9.2% en C.

Gráfico IV: Área oclusal dientes definitivos.

455
En la dentición decidual el área total pasa de 549.99 mm2 en el Natufiense a
480 mm2 en el PPNB de Halula , estabilizándose en épocas ulteriores, 474
mm2 en la Edad de Hierro. El porcentaje de reducción total es del 12.71%
entre epipaleolítico y Halula mientras que entre este periodo y el de Hierro,
más dilatado, la disminución es sólo de 1.3%. Los dientes de Halula más afec-
tados por la reducción son los caninos (globalmente un 17.23%) y el área molar
superior (12.89%) el área molar inferior se reduce en menor medida (7.27%).

Diámetro mesio-distal Diámetro buco-lingual Área


N media mín máx desvest N media mín máx desvest
i1+ 21 6,79 5,96 7,25 0,401 14 5,35 4,86 5,8 0,248 36,32
i2+ 12 5,20 4,19 5,82 0,512 10 4,92 4,33 5,16 0,288 25,58
c+ 12 7,40 6,79 7,93 0,357 12 6,44 5,72 7,07 0,425 43,73
m1+ 19 7,22 6,21 7,78 0,414 17 8,69 7,84 9,33 0,408 62,73
m2+ 14 9,15 8,43 9,6 0,372 17 9,61 8,8 10,59 0,452 87,88
i1- 14 4,34 4,02 4,94 0,274 12 4,05 3,71 4,71 0,259 17,57
i2- 10 4,90 4,37 5,58 0,471 8 4,4 4,02 7,41 0,203 21,56
c- 9 6,22 5,75 6,59 0,267 9 5,79 5,37 6,14 0,238 36,01
m1- 21 8,25 7,1 8,98 0,486 18 7,03 6,34 7,75 0,39 57,98
m2- 21 10,17 9,33 10,96 0,387 20 8,92 8,26 9,8 0,437 90,72
69,62 65,4 480,08

Reducción porcentual área decidual


Wu-Nat Nat-Hal Hal-Cal Hal-Hie
1,74 17,60 7,32 6,9
3,42 21,27 -1,33 17,3
-1,51 20,14 0,75 -12,1
-0,47 14,24 6,50 1,3
-1,99 11,90 -2,41 -2,4
2,3 6,84 13,49 -0,3
0,54 13,62 2,27 -9,0
-1,38 13,40 6,83 9,9
2,22 8,89 8,71 0,8
2,92 6,20 7,24 4,1
8 16,08 5,13 4,9
-2,89 17,23 3,50 -2,1
-2,46 12,89 1,31 -0,9
5,14 7,27 7,81 2,8
2,68 10,19 4,54 1,0
7,79 12,71 4,49 1,3

Gráfico V. Odontometria decidual Halula

456 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
CARACTERES MORFOLOGICOS. Porcentaje
Natuf. Halula Djade Ramad Calcol.
I+1pala 1,9 88,24 77,77 60 8,69
i+1surc.rad. 18,75 0 20
I2+pala 72,22 60 66.66 66,66
I2+surc.rad. 13 35,71 33,33
I2+reduc. 3,1 0 0 0
C+crest.m.d. 13,8 47,61 90,01 50 50
C+tuber.lin. 33,33 22,22 33.33
M1+Carabel. 81,1 53,85 38,46 50 0
M2+hipocon 94,5 44,44 46,15 42.8 100
P1-nº2 38,8 93,33 91,66 88.88
P2-nº>2 60,2 43,75 40 20
M1-nºcusp5 90 86,66 94,74 73.33 100
M1-def.wrink. 30 52,94 28,57 12,5
M2-nº4 59,1 78,26 73,33 58,33
M2-Y 30,5 18,18 0 30 66,66

Gráfico VI. Porcentaje de los caracteres morfologicos en diferentes poblaciones.

El análisis de este fenómeno requiere mayor profundidad y sobre todo considerar-


se en el conjunto de las poblaciones que protagonizan la transición del epipaleolí-
tico al neolítico.

IV. CARACTERES MORFOLOGICOS

Los caracteres discretos dentarios permiten relacionar poblaciones en el espacio y


el tiempo, según la presencia o frecuencia de diversas variantes anatómicas.

FOTO 3 Radiografia mandibular donde se observa tufección ósea periapical como consecuencia de
comunicación pulpar por abrasion.

457
CARACTERES MORFOLOGICOS
N 0 1 2 3 4 5 6 7 %
I1+pala 17 2 13 1 1 88,24
I1+surco c.r. 19 16 3 18,75
I2+pala 18 5 9 2 2 72,22
I2+surco c.r. 14 9 5 35,71
I2+reducido 16 16 0
C+cresta m.d 21 11 10 47,61
C+tub.ling. 21 14 7 33,33
M1+ Carabel. 26 8 4 4 3 3 2 1 1 53,85
M2+ hipocon 27 4 8 8 7 44,44
M1,2,3+para 21 20 1 4,76
P1-nºcusp2 15 14 1 93,33
P2-nºcusp>2 16 9 7 43,75
P2-formaU 15 4 11 73,33
M1-nº cusp5 30 2 26 2 86,66
M1-oclu. Y 26 8 18 69,23
M1-oclu.X 26 5 11,54
M1-oclu.+ 26 5 19,23
M1-def.wrin. 17 8 9 52,94
M2-nºcusp.4 23 18 5 0 78,62
M2-oclu.Y 22 4 18,18
M2-oclu.X 22 6 27,27
M2-.oclu.+ 22 12 54,55
M1,2,3+para 21 21 0 0
i1+pala 13 6 7 53,85
m2+Carabel. 11 0 2 3 4 0 2 81,82
m2-def.wrin. 12 1 11 91,67

Gráfico VII. Los caracteres morfologicos de Tell Halula

El modelo morfológico de los dientes de Halula se puede resumir: alto porcentaje


de incisivos en pala (I1+ 88.24%, I2+72.22%, i1+53.58%); ausencia de I2+ reducido
;importante presencia de cresta marginal en canino superior (46.71%); Carabelli en
M1+ (53.85%), e hipocono en M2+ (44.44%) en alrededor de la mitad de los casos;
modelo de P1- y P2- bicuspídeo; M1- de 5 cúspides con oclusal en Y; M2- de 4 cús-
pides en +; e importante presencia de “deflecting wrinkle” en M1-.

458 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Prevalencia de caries
población N indiv.%
0,5
El Wad 42 2,1
Eynan 25 2,8
Nahal Oren 15 5,3
Halula 39 5,41
Jericho PPN 25 11
Abu Gosh 12 14,2
Calco Beersh 5 17
Bronce Jeric. 25 20

Gráfico VIII. Presencia de cáries comparada con diferentes poblaciones

En el cuadro se puede comprobar la similitud del modelo morfológico entre las


denticiones del neolítico precerámico de Halula, Djade, y Ramad. En cambio, la
morfología dentaria de los natufienses es marcadamente diferente: pala poco fre-
cuente, incisivo lateral maxilar reducido presente, cresta marginal canina rara, alta
proporción del fenómeno de Carabelli y de hipocono, premolares inferiores tricus-
pídeos, segundo molar inferior con más de cuatro cúspides y con alta proporción
oclusal en “Y” y frecuencia de protoestílido en molares mandibulares.

Se puede postular un modelo anatómico mas complejo en los dientes yugales de los
natufienses, y una mayor presencia de superestructuras en los dientes anteriores
en Halula.

No se detecta ningún caso de “torus mandibularis” en ninguno de los siete maxilares


inferiores en que se podría detectar esta forma de hiperostosis.

V. CARIES

La incidencia de caries es realmente baja en Halula sea cual sea el parámetro anali-
zado. La prevalencia de caries es del 3.8% si consideramos los individuos con dien-
tes erupcionados (2 de 52), o del 5.4% si tenemos en cuenta los mayores de 12 años
(2 de 37). Estos datos son más propios del epipaleolítico que del neolítico, tal como
se aprecia en el cuadro.

459
Dientes perdidos ante-mortem
nº %
Kebara 3 0,9
Eynan 9 2,7
El Wad 92 15
Nahal Oren 2,6
Hayonim 2,8
Halula 12 4,07
Asikli 7,6
Çayonou 27,8

Gráfico IX. Dientes perdidos ante-mortem comparado con otras series

El índice de caries (nº dientes cariados / nº individuos) en Halula es de 0.11, mayor


que en los natufienses Kebara y Hayonim (índice 0), pero inferior a Eynan (0.33) y
El Wad (0.43).

Foto 4. Fosas oclusales de un M·3. La regularidad de los bordes compatible con ausencia de cáries.

La frecuencia de dientes cariados (4 de los 403 definitivos erupcionados) es de 0.99%,


mientras que no hay ningún diente temporal afectado (0 de 182). Estas tasas están por
debajo de poblaciones epipaleolíticas como Eynan (2.8%), El Wad (3%) y Epipaleolíti-
co de Palestina (1.42%) superando sin embargo a Kebara (0.2%). Respecto a yacimien-
tos mas coetáneos la tasa es inferior: Mureybet (1.2%), Asikli (2.9%), Çayonou (4.3%),
neolíticos de Jarmo (3.1%), y calcolíticos de Biblos (3.9%) y Anatolia (3.6%).

460 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Los dientes afectados son dos terceros molares maxilares; y un primer molar y se-
gundo molar mandibulares. La gravedad se manifiesta como: I un diente, II tres
dientes, III ninguno. Por la localización todas las caries son coronarias de super-
ficie, tres oclusales y un vestibular sobre “foramen coecum”. Estos datos confirman
el perfil de caries de baja intensidad: escasa afectación, exclusiva en molares, poco
profundas, y con lesiones iniciadas en la superficie del esmalte.

Es especialmente significativa la baja cariogenesis en la muestra precerámica de Ha-


lula si se tiene en cuenta que determinadas condiciones anatómicas (“foramen coecum”,
invaginaciones del esmalte en molares superiores) que son favorecedoras de la reten-
ción de alimentos, son habituales. Como se puede observar en la fotografia de cinco
aumentos una imagen de aparente caries muestra una integridad estructural plena.

VI. PERDIDAS DENTARIAS ANTE-MORTEM. OSTEOLISIS MAXILARES

La obliteración de los alvéolos maxilares consecuencia de expulsión prematura de


los dientes, expresa tres condiciones etiológicas: atrición oclusal intensiva, caries
grave, y traumatismos. La edad de una muestra también es determinante en la fre-
cuencia de edentación. La baja tasa de pérdidas dentarias intra-vitam, 4.07% de los
270 alvéolos determinables, es indicativa de escasa patología causal.

Caries dientes afectados


Poblacion N caries+ caries%
Kebara 402 1 0,2
El Wad 833 25 3
Eynan 498 14 2,8
Epipal.Palest 491 7 1,42
Mureybet 81 1 1,2
Halula 403 4 0,99
Djade 339 9 2,65
Assikly 373 2,9
Çayonou 1945 84 4,3
Neol Jarmo 96 3 3,1
Calco.Anatol. 82 3 3,6
Calco.Biblos 701 3,9

Gráfico X. Frecuencia de hipoplasias del esmalte en P.O.

% Edad de inicio de la hipoplasia


0-1añ. 1-2añ. 2-3añ. 3-4añ. 4-5añ. 5-6añ. 6-7añ.
Halula 3,7 3,7 11,11 37 37 7,41 0
Çayonou 0 12 2,3 38 21,5 14,2 12

Gráfico XI. porcentaje de edad de inicio de la Hipoplasia en Halula i Çayonou.

461
No se encuentra ni un solo caso de osteolisis periapical en los 17 individuos y los
270 alvéolos examinados.

VII. HIPOPLASIAS DEL ESMALTE

Los defectos de desarrollo del esmalte están presentes en una elevada proporción. La
prevalencia individual es del 86.36%, considerando sólo los dientes definitivos con el
criterio de al menos un afectado por individuo. Si se valora sobre individuos con ca-
ninos presentes, dado que estos dientes son los mas afectados, la tasa es muy similar,
un 87.1%. Cuando estudiamos la dentición temporal la prevalencia es del 15.38%.

Frecuencia de hipoplasias del esmalte


yacimiento individuos dientes
N % N + %
Natuf. Kebara 23
El Wad 58 15
Eynan 42 27
Nahal Oren 19 61
Hayonim 16 10
Neolitic Halula 45 86 457 167 36,54
Ramad 23 47 179 22 12,29
Çayonou 2320 72 3,1
JerichoPPNB 25 11
Wadi Shui’erb 125 48 38,4
Abu Gosh 12 47
Djade 50 56 322 88 27,33
Calcol. Azor 120 80
Arad 6 100
Bronce Sasa 28 91
JerichoPPNB 29 53

Gráfico XII. frecuencia de hipoplasias del esmalte en P.O.

Del total de 457 dientes definitivos examinados muestran defectos 167, es decir, el
36.54%. El número de defectos es 214, con una frecuencia de 1.28 lesiones por dien-
te afectado y de 0,47 por diente presente. Estas variables son importantes porque
reflejan la gravedad de la hipoplasia. La extensión promedio es de 2.4 mm, equiva-
lentes a 1,3 años de duración.

La edad de inicio de la hipoplasia se obtiene individualmente a partir de los cani-


nos superiores e inferiores. La media es de 3,55 años, con una mediana de 3,53 años,

462 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
y una desviación estándar de1, 12. El patrón tipo de hipoplasia en Halula sería el
del niño que inicia la disrupción del órgano del esmalte en caninos a los tres años y
medio a consecuencia de trastornos patológicos o nutricionales que operan por un
período de 1 año y 4 meses, alterando la superficie del esmalte vestibular preferen-
temente en forma de líneas o surcos.

Foto 5. Lineas de Hipoplasia del esmalte en un molar inferior.

Porcentaje dientes afectados


Halul. Çayon Shui’
C+ 72,73 13,6 50
C- 61,54 50 62,5
M2- 38,7 5,9 37,5
M3+ 38,46 9,1 28,57
P2+ 37,5 9,1 0
M1+ 34,14 32 30
I2- 21,73 5,9 56,25
I1+ 21,22 18,1 72,73

Gráfico XIII. Porcentaje de dientes afectados por hipoplasia del esmalte.

463
Gráfico XIV. Edad de inicio de la Hipoplasia en Halula.

Los dientes más afectados son los caninos como en otras poblaciones, sin embar-
go en otros tipos diente hay variaciones entre muestras, como se aprecia en el si-
guiente gráfico:

Altura coronaria
edad erupcion 0 años 4-6 años 8-12 años indeterm.
M1+ 8,04 7,38 6,87 5,89
M2+ 7,38 6,99 5,73
M1- 7,29 7,1 6,41 4,95
M2- 7,5 6,9 5,41

Gráfico XV. Velocidad de la abrasion oclusal.

VIII. ENFERMEDAD PERIODONTAL

Las variables estudiadas en relación a la enfermedad periodontal son: cálculos, distan-


cia cresta ósea-unión cemento esmalte (AC-CEJ), osteítis marginal e hipercementosis.

La presencia de cálculos es importante en toda la muestra, aparece en 20 de los 21


individuos mayores de 12 años (95,24%), de los que en 12 es leve (+), en 7 moderada
(++), e intensa en 1 (+++). En comparación la población de Çayonou, estudiada por
Ozbeck, presenta tártaro el 58,71% de los individuos.

464 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
La distancia AC-CEJ superior a 3 mm sólo se evidencia en tres sujetos: H7 en ca-
nino inferior (3,75 y 3,1), H69 en primer molar superior (12,9 y 5,6) e inferior (8,74 y
5,5), y en H56b en incisivo central superior (4,7 y 3,4) y canino superior (4,4 y 3,25).
En todos los casos se trata de individuos adultos y maduros. Esta baja frecuencia
de pérdida de soporte óseo está relacionada con la escasa abrasividad de la dieta, la
poca incidencia de osteítis marginal y la juventud de la muestra.

Hay dos casos de hipercementosis observables: H7 (en los dos terceros molares
superiores) y H69 (primer molar superior).

La periodontitis, diagnosticada a partir de la osteítis marginal, está presente en


tres individuos de los diez analizables, es decir, que afecta al 30% de la población
de Halula. Especial consideración merece la periodontitis juvenil (18 años) de H49.
Las muestras precerámicas documentadas por Ozbeck, M. (1995); dan porcentajes
algo mayores: Çayonou 36,3% y Asikli 36,8%.

Conviene recalcar que no hay ninguna pérdida dentaria de etiopatogenia periodontal.

Foto 6. Enfermedad periodontal. Formación de tártaro, Recesión ósea superior a 3 mm.y porosodad de
la cortical del proceso alveolar.

IX. ABRASION OCLUSAL

Para calcular la atrición dentaria en Halula se han utilizado dos métodos: la determi-
nación de la altura coronaria, que cuantifica la disminución de tejidos dentales en el
tiempo, y el sistema de Murphy que cualifica el grado de exposición dentinaria.

465
Con la medición de la altura de la corona se determina el ritmo de desgaste que nos
permite obtener un promedio anual aproximado a partir de los individuos de edad co-
nocida. En Halula la media anual es de 0,097mm para los primeros molares superio-
res, y de 0,084 mm para los inferiores. Estas tasas son claramente inferiores alas del
PPNB de Djade, que alcanzan los 0,273 mm/año y 0,325 mm/año respectivamente.

Abrasion oclusal . Método de Murphy


I1+ C+ M1+ M2+ M3+ I1- C- M1- M2- M3-
Halula 1,66 1,87 2,17 0,88 0,3 2,21 1,72 2,65 0,95 0,59
Djade 3,25 3,1 3,79 2,6 2,18 2,53 2,65 4,26 2,89 2,72

Gráfico XV. Metodo Murphy

Foto 7. Abrasion oclusal sobre un molar inferior tipo 5 de Murphy

Este sistema de cálculo nos permite también establecer una edad promedio de los
individuos indeterminados que se situaría entre los 26 y 31 años. Utilizando el mé-
todo de Murphy modificado, sustituyendo letras por números, también se puede
comprobar la baja abrasividad de Halula.

Abrasión oclusal . Método de P. Smith


M3- M2- M1- P1- C- I1-
Eynan 2,3 3,2 4 3 4,1 4
El Wad 2,9 3,1 3,8 3,3 3,7 3,8
Kebara 2 2,3 3,2 2,6 3,2 3,5
Halula 1,37 1,83 2,54 1,87 1,89 2

Gráfico XVI. Segun el Metotdo Smith

466 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Para poder comparar con la atrición de los epipaleolíticos estudiados por P. Smith,
se ha utilizado el método de dicha autora (1=faceta de esmalte; 2=exposición denti-
naria; 3=formación de dentina secundaria; 4=exposición pulpar; 5=corona comple-
tamente gastada). Se obtiene el promedio para cada tipo de diente, el valor resul-
tante expresa el grado de atrición.

Caries dientes afectados


Poblacion N caries+ caries%
Kebara 402 1 0,2
El Wad 833 25 3
Eynan 498 14 2,8
Epipal.Palest 491 7 1,42
Mureybet 81 1 1,2
Halula 403 4 0,99
Djade 339 9 2,65
Assikly 373 2,9
Çayonou 1945 84 4,3
Neol Jarmo 96 3 3,1
Calco.Anatol. 82 3 3,6
Calco.Biblos 701 3,9

Gráfico XVII. Comparacion de la presencia de cáries en diversas poblaciones de P.O.

Comprobamos el bajo desgaste en Halula sólo parcialmente comparable a Kebara.

Foto 8. Enfermedad periodontal y –hipoplasia del esmalte especialmente visibles en C, P1 y P2

467
X. CONCLUSIONES

La muestra dentaria del PPNB de Halula es una aportación para la casuística de


la transición al Neolítico del Oriente Medio de importancia considerable, aunque
su valor es relativo mientras no se incluya en un estudio global en el espacio y el
tiempo de este período.

Podemos, sin embargo, concluir con algunas hipótesis de trabajo que modifican
algunas concepciones vigentes hasta el presente. Estas proposiciones las podemos
dividir en dos grupos: poblacional o genético (odontometría y morfología dentaria)
y ambiental (abrasión y paleopatología).

Genéticamente hay evidencia de reducción del tamaño dentario en una importante


proporción respecto a todas las poblaciones precedentes conocidas y a algunas poste-
riores del Levante. Esta reducción no es explicable por procesos adaptativos. Por otra
parte constatamos una discontinuidad en el patrón morfológico con los natufienses, y
afinidad con poblaciones neolíticas y ulteriores del Oriente Medio y Europa.

Respecto a la semiología de las condiciones ambientales, hay que destacar las re-
lativas a la caries hipoplasia del esmalte y atrición oclusal. La caries manifiesta ca-
racteres epidemiológicos cuantitativos y cualitativos mas propios de cazadores-re-
colectores que de agricultores, en cualquier caso es indicativa de baja proporción
de hidratos de carbono en la dieta. Igualmente, el escaso desgaste dentario abo-
naría también la hipótesis de bajo consumo de glúcidos. La hipoplasia del esmalte
está muy presente como corresponde a condiciones de transición en el sistema de
subsistencia, aumento demográfico rápido y concentraciones de población, que
propiciarían crisis alimenticias periódicas, y facilitarían la transmisión de enferme-
dades endémicas y epidémicas, afectando de manera especial a la infancia, lo que
comportaría un alto grado de mortalidad infantil.

468 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
BIBLIOGRAFÍA

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SMITH, P. (1987): “Evolutionary changes in the deciduous dentition of Near Eastern populations”.
Jour. Human Evolution,7. pp. 401-408.

469
Estudio genético de restos humanos
del yacimiento neolítico de Tell Halula:
relaciones familiares e implicaciones en el
modelo de difusión del neolítico en Europa
Fernández E., Arroyo-Pardo E. y Tirado M.
Laboratorio de Genética Forense y Genética de Poblaciones.
Dpto. Toxicología y Legislación Sanitaria. Facultad de Medicina.
Universidad Complutense de Madrid.

Prats E.
Institut de Biologia Molecular. CSIC. Barcelona.

Pérez-Pérez A. y Turbón D.
Sección de Antropología. Dpto. Biología Animal. Facultad de Biología.
Universidad de Barcelona.

Anfruns J. y Molist M.
Dpto. de Prehistoria. Facultad de Letras. Universidad Autónoma de Barcelona.

I. INTRODUCCIÓN

Desde inicios de los 90, los avances en las técnicas de biología molecular han he-
cho posible la recuperación de ADN a partir de restos biológicos de gran anti-
güedad y de naturaleza variada (ADN antiguo). Esto ha permitido dar respuesta
a algunas cuestiones planteadas desde otras disciplinas, como la Arqueología o la
Antropología clásica.

Entre las principales aplicaciones de interés de los estudios de ADN antiguo en


estos campos se encuentran el diagnóstico molecular del sexo, el establecimiento
de relaciones familiares entre individuos exhumados y la caracterización genética
de las poblaciones del pasado.

El tipo de material genético analizado puede variar en función del propósito del
estudio. Mientras que para la asignación molecular del sexo y el establecimiento
de relaciones familiares se suele analizar el ADN nuclear (ADNn), el ADN mito-
condrial (ADNmt) proporciona información muy interesante relativa al patrones
migracionales y origen étnico. En determinados casos, este último material genéti-
co puede orientar también acerca de la existencia de relaciones familiares, aunque
con un menor poder de resolución que el ADN recuperado del núcleo celular.

470 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
El diagnóstico de sexo se realiza mediante el estudio del gen de la amelogenina,
una proteína del esmalte dental. En la especie humana existen dos genes para esta
proteína, uno localizado en el cromosoma X (AMELX) y otro en el cromosoma Y
(AMELY). Ambos genes no son 100% homólogos, característica que es aprove-
chada para realizar el diagnóstico de sexo.

El ADNmt es una molécula circular de doble cadena que se encuentra en el inte-


rior de las mitocondrias de la célula, y que codifica para diversas proteínas implica-
das en la respiración celular, proceso mediante el cual la célula obtiene energía para
la realización de sus funciones vitales. El ADNmt presenta un conjunto de caracte-
rísticas que hacen que su análisis sea especialmente útil para la reconstrucción de
episodios de la historia reciente de las poblaciones humanas:

- Se transmite exclusivamente por línea materna, lo que hace que sea posible ras-
trear una variante mitocondrial (linaje o haplotipo) en sucesivas generaciones.
- Su tasa de cambio (mutación) es relativamente rápida en comparación con otros
marcadores genéticos.
- Existen del orden de miles de copias de ADN mitocondrial por célula, lo que
facilita su estudio en restos antiguos.
- Su variabilidad a nivel mundial ha sido ampliamente estudiada y tipificada. Los
haplotipos mitocondriales pueden clasificarse en haplogrupos en función de la pre-
sencia o ausencia de determinadas mutaciones. Los miembros de un haplogrupo
presentan un origen común, y en determinados casos los haplogrupos presentan
una distribución poblacional determinada, lo que permite extraer interesantes
conclusiones relativas al origen étnico y/o geográfico de las muestras estudiadas.

Los marcadores ideales para establecer relaciones familiares estrechas son aquellos
situados en los autosomas, i.e. cromosomas no sexuales. En estos cromosomas exis-
ten ciertas regiones altamente variables -denominadas microsatélites o STRs (Sin-
gle Tandem Repeats)-, que son repeticiones en tándem de unidades de tres o cuatro
nucleótidos y donde la variabilidad viene definida por el número de repeticiones.

Finalmente, el Cromosoma Y puede resultar útil tanto para establecer relaciones


familiares por línea paterna, ya que tan sólo los individuos varones lo presentan,
como de tipo poblacional, puesto que se transmite de prácticamente sin cambios
de padres a hijos.

Existe un conjunto de limitaciones de tipo técnico relacionadas con el estado de


preservación del ADN en los restos analizados. Entre ellas se encuentran la frag-
mentación de las cadenas de ADN, que hace que no sea posible la recuperación
de fragmentos de tamaño superior a 150pb (Pääbo et al., 1989) y la modificación

471
química de los nucleótidos que forman el ADN. Otras limitaciones de la técnica
son la extracción, junto con el material genético, de moléculas que pueden inhibir
los procesos experimentales necesarios para obtener la información genética y la
contaminación de las muestras con ADN procedente de otras fuentes. Con todo,
estas últimas dificultades citadas pueden controlarse mediante la aplicación de
ciertas precauciones sencillas.

En el presente estudio se plantearon los siguientes objetivos:

- Determinar, mediante técnicas moleculares, el sexo de un subconjunto de indivi-


duos del yacimiento.
- Tratar de establecer las posibles relaciones de parentesco existentes entre inhu-
maciones procedentes de diferentes casas y horizontes arqueológicos del yaci-
miento mediante el estudio de diferentes marcadores genéticos.
- Caracterizar genéticamente la población de Tell Halula y compararla con la po-
blación actual de Próximo Oriente y Europa. Con ello, se pretende evaluar el im-
pacto genético, si es que lo hubo, de la difusión del Neolítico en Europa.

Respecto a este último punto, es importante señalar que el análisis del ADNmt de
las poblaciones europeas sugiere que la mayor parte de la variabilidad mitocondrial
observada hoy en día tiene su origen en el Paleolítico Superior, siendo la contribu-
ción neolítica inferior al 23% (Richards et al., 2000). Según estos autores de todo el
conjunto de los principales haplogrupos mitocondriales europeos (H, HV, J, T, K, U,
V, X y W), tan sólo el haplogrupo J y los subhaplogrupos T1 y U3 fueron llevados a
Europa junto con la expansión del Neolítico. Los restantes haplogrupos tendrían su
origen en diferentes momentos del Paleolítico y habrían sido introducidos en Euro-
pa también desde Próximo Oriente principalmente durante el Paleolítico Superior.

II. MATERIAL Y MÉTODOS

Teniendo en cuenta las limitaciones técnicas relacionadas con el estado de pre-


servación del material genético en restos fósiles y la experiencia previa de nuestro
equipo de investigación, se intentó la determinación en estas muestras de líneas
maternas a través del estudio de la variabilidad mutacional de la región Hipervaria-
ble I del ADN mitocondrial y de líneas paternas mediante el análisis de polimorfis-
mos de repetición (microsatélites o STRs, Single Tandem Repeats) de Cromosoma Y.

De forma paralela fueron analizados en algunas de estas muestras diferentes pará-


metros indicadores del estado de preservación del material genético y de las posi-
bilidades de éxito de su recuperación.

472 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
El presente estudio fue realizado en el laboratorio de ADN antiguo de la Sección
de Antropología del Departamento de Biología Animal de la Facultad de Biología
de la Universidad de Barcelona y en el Laboratorio de Genética Forense y Gené-
tica de Poblaciones del Departamento de Toxicología y Legislación Sanitaria de la
Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid. En el desarrollo
de determinadas técnicas, como la Real Time PCR, se contó con el asesoramiento
del Institut de Biología Molecular del CSIC de Barcelona.

II.1. Muestras

En el lugar de la excavación fueron seleccionadas por personal experto un total


de 89 muestras pertenecientes a 50 individuos del nivel PPNB del yacimiento de
Tell Halula. Dichas muestras fueron enviadas al Laboratorio de ADN antiguo de
la Universidad de Barcelona para su análisis de ADN. Tal y como se detalla en la
Tabla 1, las muestras proceden de 6 campañas de excavación (1992-2003) y perte-
necen a diferentes casas y fases arqueológicas.

De este conjunto, una vez en el laboratorio, se seleccionaron para el análisis 60


muestras pertenecientes a 49 individuos diferentes (en negrita en Tabla 1) en fun-
ción de su estado de preservación externo. En la medida de lo posible, se escogie-
ron preferentemente dientes completos y sin fisuras, sin embargo en algún caso se
procesaron fragmentos de hueso y piezas dentarias incompletas.

473
Muestra Referencia Descripción Campaña Nº inventario Cuadro/ Fase Edad Sexo
Casa
H3 TH1 M1 inf. dcho. 1992 7 4C IX 6-7 a
H3 TH2 M2 sup. izq. 1992 7 4C IX 6-7 a
H4 TH3 I1 sup. dcho. 1992 8 4C IX 20 a M
H4 TH4 M3 inf. dcho. 1992 8 4C IX 20 a M
H7 TH5 P1 inf. izq. 1992 11 4C IX 30 a F
H7 TH6 M3 inf. dcho. 1992 11 4C IX 30 a F
H8 TH7 I2 sup. dcho. 1992 12 4C IX 20 a
H8 TH8 C inf. izq. 1992 12 4C IX 20 a
H24 1H24 gM1 inf. dcho. 1997 32 4D X 9-12 m
H24 2H24 gM 1997 32 4D X 9-12 m
H25 1H25 I2 sup. dcho. 1997 33 4D X 2a
H25 2H25 gM1 sup. dcho. 1997 33 4D X 2a
H26 1H26 I1 sup. dcho. 1997 34 4D X 14-16 a
H28 1H28 gM3? sup. izq. 1997 36 4D X 9a
H28 2H28 gM 1997 36 4D X 9a
H30 1H30 C sup? 1997 38 4D X >30 a M
H30 2H30 I1? sup? izq.? 1997 38 4D X >30 a M
H35 1H1 I1 sup. dcho. 1999 46 4E XI >40 a F
H35 2H1 C. inf. dcho. 1999 46 4E XI >40 a F
H36 1H2 M1 sup. izq. 1999 47 4E XI 13 a
H37 1H20 P sup. 1999 49 4E XI 14 a
H37 2H20 C sup. 1999 49 4E XI 14 a
H43 1H31 M1 inf. izq.. 1999 55 ? ? 6-7 a F
H43 2H31 C inf. dcho. 1999 55 ? ? 6-7 a F
H44 1H32 gM1 inf. izq. 1999 56 ? ? 1a
H44 2H32 gM1 sup. 1999 56 ? ? 1a
H44 3H32 gM1 sup. Dcho. 1999 56 ? ? 1a
H45 1H17 dI 1999 57 ? ? 3a
H45 2H17 1999 57 ? ? 3a
H47 1H18 dI 1999 59 4D IX 9m
H47 2H18 dI 1999 59 4D IX 9m
H48 1H33 I1 sup. dcho. 1999 61 4D IX 20-25 a F
H48 2H33 M2 inf. izq.. 1999 61 4D IX 20-25 a F
H49 1H15 C 1999 62 4D IX 18 a F
H49 2H15 P 1999 62 4D IX 18 a F
H52 1H19 dM 1999 65 4D IX 1a
H52 2H19 dI 1999 65 4D IX 1a
H52 3H19 Trozo mandíbula 1999 65 4D IX 1a
H53 1H14 I2 inf. 1999 66 4D IX 10 a
H53 2H14 M. 1999 66 4D IX 10 a
H54 1H34 I2 sup. dcho. 1999 67 4D IX 4a
H54 2H34 C inf. izq. 1999 67 4D IX 4a
H56 1H16 C 1999 69 4D IX 20 a M
H57 1H21 P inf. 1999 72 4D IX 25 a M
H57 2H21 Raiz. 1999 72 4D IX 25 a M
H64 1H13 I1 sup. 2000 81 4F XII 18 a M
H64 2H13 M3 sup. 2000 81 4F XII 18 a M
H65 1H10 I1 2000 82 4F XII >40 a M
H65 2H10 M1 sup 2000 82 4F XII >40 a M
H66 1H9 dC 2000 83 4D VIII 5a
H66 2H9 dC 2000 83 4D VIII 5a
H68 1H12 M 2000 85 4D VIII 18 a
H68 2H12 M 2000 85 4D VIII 18 a
H70 1H11 P sup. 2000 89 4D VIII 20 a F
H70 2H11 P inf. 2000 89 4D VIII 20 a F
H70 3H11 C sup. 2000 89 4D VIII 20 a F
H71 H35 I sup izq? 2002 92 4I XIII >25 a F
H72 1H36 dC sup? dcho? 2002 93 4I XIII 3-4 a
H72 2H36 P inf izq 2002 93 4I XIII 3-4 a
H73 1H37 dI1 sup izq 2002 94 4I XIII >20 a
H73 2H37 dI izq? 2002 94 4I XIII >20 a

474 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Muestra Referencia Descripción Campaña Nº inventario Cuadro/ Fase Edad Sexo
Casa
H74 1H38 P 2002 95 4I XIII 18 a
H74 2H38 M2 sup dcho? 2002 95 4I XIII 18 a
H76 1H45 gM1 inf izq. 2002 97 4H XII 5-6 a
H76 2H45 gM sup. 2002 97 4H XII 5-6 a
H78 1H40 M1 sup izq. 2002 99 4H XII 5-6 a
H78 2H40 C sup dcho. 2002 99 4H XII 5-6 a
H79 1H41 dM1 inf. 2002 100 4H XII 20 a
H79 2H41 dC 2002 100 4H XII 20 a
H80 H42 C sup izq.. 2002 101 4H XII 15 a M
H82 H44 M2 inf. 2002 103 4H XII >40 a M
H85 1H43 C? 2002 106 4H XII >40 a
H85 2H43 I1 sup dcho. 2002 106 4H XII >40 a
H89 1H46 P sup. 2002 110 4H XII 12 a
H89 2H46 I2 sup. 2002 110 4H XII 12 a
H90 1H47 dC izq. 2002 111 4H XII 9a
H90 2H47 gC sup dcho? 2002 111 4H XII 9a
H91 1H39 P sup. 2002 112 4H XII 12 a
H91 2H39 M sup dcho. 2002 112 4H XII 12 a
H93 1H54 C 2003 116 4J E19 30a M
H93 2H54 C 2003 116 4J E19 30a M
H98 H57 I2 inf.dcho. 2003 121 2A E53 30a F
H99 H55 M1 inf.izq. 2003 122 4H E87 23a F
H111 H58 M3 sup.dcho. 2003 134 4H E86 25a F
H118 H51 M1 sup.izq. 2003 141 ? E86 9a
H120 H52 I2 sup.izq. 2003 143 ? E31 >50a
H121 H53 P 2003 144 4I E221 20a M
H124 H50 C sup.dcho. 2003 147 4I E203 20a M
H125 H56 M2 inf.izq. 2003 148 4I E222 21a F

Tabla 1. Muestras del yacimiento de Tell Halula seleccionadas en la excavación para el análisis de
ADN. Se señalan en negrita aquellas muestras cuyo ADN fue extraído en el laboratorio.

II.2. Limpieza, trituración y extracción de ADN

Las muestras fueron limpiadas en superficie mediante óxido de aluminio a presión


con una “arenadora” (Sand-blaster) Dentalfarm Base 1 Plus, con el fin de eliminar la
capa más externa, y con ella parte de la suciedad procedente del enterramiento y
posibles moléculas de ADN contaminante.

Una vez limpias, se trituraron en un molino refrigerado con nitrógeno líquido (Mi-
llex Spex). El polvo de hueso resultante se lavó sucesivas veces con EDTA 0.5M y
posteriormente se incubó toda la noche en solución de lisis (EDTA 500mM, Tris-
HCl 100mM, SDS 5%, proteinasa K 20mg/ml).

El ADN total se extrajo mediante un protocolo estándar Fenol/Cloroformo. El ex-


tracto resultante fue concentrado con microconcentradores Centriplus-30.000.

475
II.3. Determinación molecular del sexo

Previamente al estudio del Cromosoma Y se intentó determinar el sexo de algunos


individuos del yacimiento de Tell Halula mediante el estudio de una región no ho-
móloga del gen de la amelogenina situada en los dos cromosomas sexuales X e Y
(Sullivan et al. 1993).

Se amplificó por Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR) un fragmento de 106-


112pb según lo descrito en Sullivan et al. 1993. El resultado fue visualizado en un gel
de acrilamida al 6% con tinción de plata.

Como criterio adicional para una correcta asignación del sexo de las muestras, és-
tas fueron amplificadas para el sistema DYS388 de Cromosoma Y y los resultados
visualizados en un gel de agarosa al 2%. De ser correcta la asignación molecular
realizada mediante el método de la amelogenina no debería producirse amplifica-
ción para este tipo de marcador en muestras femeninas, por no presentar éstas
Cromosoma Y.

II.4. Amplificación de polimorfismos del Cromosoma Y

Para el presente estudio fueron seleccionadas seis regiones variables o polimórficas


del Cromosoma Y en base al tamaño de sus productos de amplificación, compati-
ble con las limitaciones técnicas de la amplificación de material antiguo. Los dife-
rentes alelos (variantes) de cada sistema se detallan en la Tabla 2.

Estas regiones se amplificaron por PCR usando cebadores específicos y el resulta-


do fue visualizado en un analizador de fragmentos (ALF Pharmacia).

Para detectar la posible contaminación con ADN exógeno se caracterizaron gené-


ticamente para los mismos sistemas de Cromosoma Y aquellos individuos varones
que hubieran estado en contacto con las muestras estudiadas.

476 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Sistemas
DYS 388 DYS 389-I DYS 389-II DYS 393 DYS 434 DYS 437
Ale- Long Ale- Long Ale- Long Ale- Long Ale- Long Ale- Long
los los los los los los
12 128 10 145 26 259 12 119 8 110 8 186
13 131 11 149 27 263 13 123 9 114 9 190
14 134 12 153 28 267 14 127 10 118 10 194
15 137 13 157 29 271 15 131 11 122 11 202
16 140 14 161 30 275
17 143 15 165 31 279
16 169 32 283
33 287
34 291

Tabla 2. STRs de Cromosoma Y analizados. Se señala la variabilidad dentro de cada sistema.

II.5. Estudio del ADN mitocondrial

La región objeto de estudio corresponde a un fragmento de aproximadamente


300bp de la HVRI del ADNmt (posiciones 16126-16369). Éste fue seleccionado y
amplificado mediante PCR usando cebadores específicos que proporcionaban dos
productos de amplificación de aproximadamente 150 pares de bases cada uno.

Dichos productos de amplificación fueron secuenciados posteriormente en un se-


cuenciador automático (ABI-PRISM 377, ABI-PRISM 310 ó ABI-PRISM 3700).
Las secuencias así obtenidas se compararon con la secuencia de referencia de
Cambridge (CRS) (Anderson et al. 1981). En función de la combinación de muta-
ciones presentes en cada secuencia (haplotipo) se trató de establecer la existencia
de relaciones de parentesco por línea materna y se asignó, cuando fue posible, un
haplogrupo mitocondrial (conjunto de haplotipos que comparten ciertas mutacio-
nes) (ver Tabla 3).

477
Haplogrupos D-loop
HVRI (+16000) HVRII
L L1 L1a 148 172 187 188G 189 00073A
223 230 311 320
L1b 126 187 189 223 264 00073G
270 278 311
L1c 129 187 189 223 278 00073G
294 311 360
L1e 129 148 166 187 189 00073G
223 278 311
L1f 169 187 189 223 230 00073G
278 311 327
L2 223 278 390 00073G
L3 223 00073G
L3b 124 223 278 362 00073G
L3d 124 223 00073G
L3e 223 00073G
M 223
00073G
M1 129 189 223 249 311 00073G
C 223 298 327 00073G
D 223 362 00073G
E 223 227 362 00073G
G 017 129 223 00073G
Z 185 223 224 260 298 00073G
N 223 00073G
N1 223 00073G
N1a 147A/G 172 223 248 00073G
355
N1b 145 176G 223 00073G
N1c 223 265 00073G
I 129 223 391 00073G
A 223 290 319 00073G
W 223 292 00073G
X 189 223 278 00073G
R CRS 00073G
R1 278 311 00073G
R2 071 00073G
B 189 00073G
F 304 00073G
Y 126 231 266 00073G
JT 126 00073G
J 069 126 00073G
J1 069 126 261 00073G
J1a 069 126 145 231 261 00073G
J1b 069 126 145 222 261 00073G
J1b1 069 126 145 172 222 00073G
261
J2 069 126 193 00073G

478 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Haplogrupos D-loop
T 126 294 00073G
T1 126 163 186 189 294 00073G
T2 126 294 304 00073G
T3 126 292 294 00073G
T4 126 294 324 00073G
T5 126 153 294 00073G
U CRS 00073G
U1 249 00073G
U1a 189 249 00073G
U1b 249 327 00073G
U2 051 129C 00073G
U3 343 00073G
U4 356 00073G
U5 270 00073G
U5a 192 270 00073G
U5a1 192 256 270 00073G
U5a1a 256 270 399 00073G
U5b 189 270 00073G
U5b1 144 189 270 00073G
U6 172 219 00073G
U6a 172 219 278 00073G
U6a1 172 189 219 278 00073G
U6b 172 219 311 00073G
U7 318T 00073G
K 224 311 00073G
pre-HV CRS 00073A
pre-HV(1) 126 362 00073A
HV CRS 00073A
HV1 067 00073A
H CRS 00073A
Pre-V 298 00073A
V 298 00073A

Tabla 3. Haplogrupos y subhaplogrupos mitocondriales mundiales, y polimorfismos de la región control


del ADNmt que los caracterizan según Richards et al. 2000.

479
II.6. Criterios de autenticidad

Durante todo el proceso de manipulación de la muestra se extremaron las precau-


ciones para tratar de evitar la contaminación con ADN exógeno a la muestra.

- Todos los análisis se llevaron a cabo en laboratorios de análisis exclusivo de ADN


antiguo.
- En ambos laboratorios, los procesos pre-PCR se llevaron a cabo en una sala de
acceso limitado, separada del laboratorio general en el que se realizaron los pro-
cesos post-PCR.
- Tanto la extracción como la amplificación se efectuaron en el interior de una cam-
pana de flujo laminar vertical empleando para ello material estéril desechable.
- Para prevenir la contaminación con ADN exógeno, durante la manipulación de
las muestras el personal investigador llevaba en todo momento bata, mascarilla y
guantes de laboratorio.
- Para detectar contaminación durante las fases de extracción y amplificación, se
procesaron junto con las muestras un conjunto de controles o “blancos”, que tan
sólo contenían los reactivos necesarios para el proceso. Las secuencias obtenidas
fueron comparadas con las de los investigadores directamente involucrados en la
manipulación de las muestras.

Otros criterios adicionales empleados para garantizar la autenticidad de los resul-


tados obtenidos fueron:

- Replicación de los experimentos mediante la realización de amplificaciones a


partir del mismo extracto, de diferentes extractos de una misma muestra o de
diferentes extractos de diferentes muestras de un mismo individuo. Algunas de
estas replicaciones se realizaron en un único laboratorio, mientras que otras se
realizaron en dos laboratorios independientes (Universidad de Barcelona y Uni-
versidad Complutense de Madrid).

- Clonación bacteriana de los productos de amplificación.


La clonación bacteriana permite separar los diferentes tipos de ADN que puede
contener un producto de PCR (ADN endógeno, contaminante, o modificado quí-
micamente), dado que durante este proceso cada bacteria incorpora una de las ca-
denas de ADN que constituyen dicho producto.

La clonación de algunos de los productos de amplificación obtenidos se realizó de


acuerdo a lo descrito en Fernández, 2005.

- Detección de inhibidores de la PCR.

480 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Previamente a la amplificación de ADN se realizó en algunas muestras una prue-
ba sencilla para detectar la presencia de moléculas inhibidoras de la reacción de
amplificación y estimar por tanto las posibilidades de éxito de los análisis poste-
riores.

Se prepararon reacciones de PCR de 25µl de volumen final (1x PCR buffer, 2mM
MgCl2, 0’2mM dNTPs, 2pmol/µl primer, 0’016u/µl Taq polimerasa) con 100ng de
ADN fresco a las que se añadieron tres volúmenes diferentes de cada uno de los
extractos de ADN antiguo (5µl, 2’5µl y 1µl). El conjunto se amplificó con cebadores
específicos de la región hipervariable I (HVR-I) del ADNmt. Los resultados se
visualizaron en geles de agarosa al 2%, interpretándose la ausencia o disminución
de la banda de amplificación como signo de la presencia de inhibición para dicha
cantidad y dicho extracto de ADN antiguo.

- Cuantificación del ADN mitocondrial.


El ADN extraído de 20 muestras de Tell Halula fue cuantificado mediante una sen-
sible y novedosa técnica denominada “Real Time PCR” (PCR a tiempo real) optimi-
zada en nuestro laboratorio para la cuantificación específica de moléculas de ADN
mitocondrial (Fernández, 2005).

La cuantificación de secuencias específicas proporciona una medida de la fiabi-


lidad de los resultados obtenidos. Varios estudios han puesto de manifiesto que
cuando el número de copias iniciales de ADN en un extracto es inferior a 100, no
pueden obtenerse resultados fiables debido a errores en el proceso de copia del
ADN por la polimerasa durante la amplificación (Krings et al., 1997; Di Benedetto
et al., 2000; Hofreiter et al., 2002).

III. RESULTADOS

III.1. Asignación molecular del sexo de las muestras

Pudo asignarse el sexo mediante la amplificación del gen de la amelogenina a un


total de cuatro de las ocho muestras ensayadas, lo que supone un 50% de éxito del
análisis. Para tres de estas ocho muestras se disponía de información antropomé-
trica previa relativa al género. Mediante el análisis molecular pudieron realizarse
tres nuevas asignaciones de sexo en muestras no sexadas mediante criterios con-
vencionales (ver Tabla 4).

481
Muestra Asignación de sexo Perfil de Cromosoma Y
Individuo DYS DYS DYS DYS DYS DYS
Métrica Amel Final
388 388 389-I 389-II 393 434
H3 TH1 - ? 12 10 - - 9 13 9
H3 ? - M 14 7/10 24 - - 9 9
H4 TH2 M M 12 12 9 26 9 9
H4 ? - ? 12 10 25 13 9
H7 TH3 M * 12 10 26 13 13
H7 ? + ? 10 26 13 14
H8 TH4 ? M 12 10 26
H8 ? - ? 13 10 26
I1 TH5 F
I2 F -
I3 TH6 NC
I4 F -
A1 TH7 -
A2 M +
TH8 -
? -

Tabla 4. Resultados de la asignación de sexo mediante amplificación del gen de la amelogenina y


perfiles de cromosoma Y obtenidos. Se incluyen también los perfiles de los investigadores varones que
manipularon la muestra en algún momento. Asignación de sexo: Métrica: realizada en base a criterios
antropométricos, Amel: asignación molecular mediante amplificación del locus de la amelogenina,
DYS388: asignación molecular mediante amplificación de un sistema de Cromosoma Y. M: masculino,
F: Femenino, -: no proporcionó resultado, *: Coincidencia entre la asignación métrica y molecular del
sexo de la muestra.

III.2. Polimorfismos del Cromosoma Y

A pesar de que se intentaron amplificar repetidamente los seis sistemas de STRs


seleccionados para este estudio en 47 de las muestras extraídas, únicamente pudo
obtenerse información parcial de dos de ellas (H3 y H8). En ambos casos se re-
cuperaron tres sistemas de STRs, dos de ellos comunes a ambas muestras. En la
muestra H8 para el sistema DYS389I no pudo precisarse con exactitud la variante
(alelo) correspondiente. Los resultados para estas muestras, así como los obtenidos
para aquellos individuos varones que participaron en el proceso de excavación, es-
tudio o análisis genético de las muestras, se resumen en la Tabla 4.

III.3. Secuencias de ADN mitocondrial

De los 49 individuos de los que se extrajo material genético, pudieron recuperarse


24 secuencias de ADNmt parciales o totales, lo que supone un porcentaje de éxito
del 49%. Sin embargo, sólo en 11 de estos individuos el resultado pudo replicar-

482 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
se mediante un experimento independiente, lo que rebajaría dicho porcentaje al
22,4%, valor que está más de acuerdo con la capacidad de recuperar información
genética a partir de muestras de esta antigüedad. Para la elaboración de las con-
clusiones del presente trabajo tan sólo se tendrán en cuenta los resultados de estos
individuos, considerándose el resto tentativo a la espera de ser validado.

En ocho de estos casos se dispone de información de todo el fragmento de la re-


gión Hipervariable I del ADN mitocondrial estudiada (individuos H4, H7, H8,
H25, H37, H49, H53, H68 y H70), mientras que en los tres casos restantes úni-
camente pudo obtenerse información de una de las dos partes de este fragmento
(individuos H3, H28 y H53).

En la Tabla 5 se describen las mutaciones de cada muestra respecto a la secuencia


consenso, los resultados de inhibición y cuantificación y el haplogrupo al que per-
tenece así como la distribución geográfica del mismo en la actualidad.

La Figura 1 muestra una representación de todos los individuos analizados en el


presente estudio en sus respectivas casas y fases arqueológicas. Los haplotipos mi-
tocondriales recuperados se describen debajo del nombre de cada individuo. Las
secuencias parciales se señalan con un guión (-) precedido (segundo segmento) o
seguido (primer segmento) del haplotipo correspondiente.

Figura 1. Representación de los individuos del yacimiento de Tell Halula analizados en el presente
estudio en casas y fases arqueológicas. Los haplotipos mitocondriales recuperados se describen debajo
del nombre de cada individuo. Las secuencias parciales se señalan con un guión (-) precedido (segundo
segmento) o seguido (primer segmento) del haplotipo correspondiente. Se indican en colores aquellos
haplotipos coincidentes entre diferentes individuos. *: Secuencia no replicada.

483
III.4. Detección de inhibidores de la reacción de amplificación

Tan sólo 2 de las 20 muestras (H8 y H57) para las que se analizó la presencia de
inhibidores de la reacción de PCR exhibieron este poder inhibidor y únicamente
a la concentración más alta (ver Tabla 5). A pesar de ello, pudieron recuperarse
secuencias de ADN mitocondrial a partir de ellas.

III.5. Cuantificación de ADN mitocondrial

Pudieron cuantificarse con éxito 20 extractos de ADN pertenecientes a 14 indivi-


duos del yacimiento de Tell Halula mediante Real Time PCR. En todas ellas el núme-
ro de copias se encontraba en torno a 104. En la Tabla 5 se resumen los resultados de
dicha cuantificación.

IV. DISCUSIÓN

IV.1. Autenticidad de los resultados obtenidos

Los valores de cuantificación de ADN mitocondrial obtenidos son sensiblemente


superiores al “valor umbral” de 100 copias definido por ciertos autores como límite
por debajo del cual es imposible obtener información genética de una forma fiable.
Este dato reafirma de nuevo la autenticidad de las secuencias recuperadas.

La ausencia de sustancias inhibidoras de la PCR en los extractos de ADN antiguo


analizados permite descartar este factor como causante del fracaso en la obtención
de información genética a partir de los mismos.

IV.2. Relaciones de parentesco: análisis genéticos de líneas paternas


(STRs de Cromosoma Y) y maternas (secuencias de ADN mitocondrial)

Lamentablemente, los datos de Cromosoma Y obtenidos resultan insuficientes para


poder establecer relaciones de parentesco entre las diferentes muestras de Tell Halula
estudiadas. Los resultados obtenidos únicamente permiten afirmar que los individuos
H3 y H8 no están emparentados por línea paterna, pues uno de los tres sistemas que
proporcionó resultados, el sistema DYS388, presenta diferentes alelos (variantes) en
las dos muestras. El material genético nuclear es 1000 veces menos abundante que el
ADN mitocondrial, lo que explica en parte la ausencia de resultados de Cromosoma Y
en las muestras estudiadas.

484 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
485
Inhibidores PCR
Individuo Casa Nivel Copias ADN/µl
5 2,5 1
H3 4C IX - - - 7,05E+04

H4 4C IX - - - 1,95E+04

H7 4C IX - - - 5,56E+04
H8 4C IX P - - 4,35E+04
H24 4D X - - -

H25 4D X - - -
H26 4D X - - -
H28 4D X - -

H36 4E XI - - -

H37 4E XI 6,73E+04

H43 ? ? - - -

H44 ? ? - - -

H45 ? ?
H47 4D IX - - - 8,39E+04
H48 4D IX - - -

H49 4D IX - - - 6,35E+04
H53 4D IX - - - 7,62E+04
H56 4D IX - - - 4,89E+04
H57 4D IX P - -
H64 4F XII - - - 7,49E+04
H65 4F XII - - - 1,70E+04
H66 4D VIII - - - 8,65E+04

H68 4D VIII 2,48E+04

H70 4D VIII - - - 3,60E+04

Tabla 5. Resultados de inhibición, cuantificación y secuenciación de DNA mitocondrial obtenidos en los


individuos analizados. Se señalan con superíndices en los haplotipos los criterios de autenticidad empleados
en cada caso. R1: Replicación a partir del mismo extracto; R2: Replicación a partir de varios extractos
del mismo individuo; RL: Replicación en dos laboratorios; C: Clonación bacteriana de los productos de
amplificación. Cuando es posible, se indica el haplogrupo mitocondrial más probable al que pertenece cada
haplotipo y su distribución geográfica actual. Se destacan en negrita aquellos haplotipos que fueron tenidos
en cuenta para la elaboración de las conclusiones del presente trabajo.

486 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
Haplotipo ADNmt
Haplogrupo ADNmt Distribución geográfica
1er 2º
Próximo Oriente,
INCONSISTENTE 16293CR1,R2,RL,C ?
Oeste Europa
Próximo Oriente,
CRSR1,R2,C 16311C R1,R2,C H/K
Oeste Europa
Próximo Oriente,
CRS R1,R2,RL,C 16311C R1,R2,RL,C H/K
Oeste Europa
16223TR2,C CRS R1,R2,RL,C L3/M África
Próximo Oriente,
16294T,16304C,16320T H/T
Oeste Europa
Próximo Oriente,
16224CC 16311C R1,C K
Oeste Europa

Próximo Oriente,
16311C R1,R2,RL,C H/K
Oeste Europa
Próximo Oriente,
16311C H/K
Oeste Europa
16261T,16278T,16294T,16
16223TC L2 África
309GC
16261T,16278T,16294T,1
L2 África
6309G
Próximo Oriente,
16311C ?
Oeste Europa
Próximo Oriente,
16224C CRS H/K
Oeste Europa
CRS INCONSISTENTE ? Eurasia O?
Próximo Oriente,
16311C H/K
Oeste Europa
Próximo Oriente,
16256T R2,C, CRS R2,RL H/U5
Oeste Europa
CRS R1,RL,C INCONSISTENTE ?

CRS INCONSISTENTE ?
CRS ?

Próximo Oriente,
16304C H?
Oeste Europa
Próximo Oriente,
CRSC 16294T R2,RL,C H/T
Oeste Europa
Próximo Oriente,
CRS R2,C 16356C R1,RL,C H/U4
Oeste Europa

487
En cuanto a los resultados de ADN mitocondrial, de los 11 individuos en los que
los resultados pudieron ser validados, tan sólo 2 comparten haplotipo. Se trata de
H4 y H7 pertenecientes a la misma casa (4C) y a la misma fase (IX). Según la in-
formación antropolológica H4 es un individuo varón de aproximadamente 20 años
años y H7 un individuo de sexo femenino de 30 años. Puesto que se desconoce si
ambos individuos murieron a la vez o no, podría ser posible una relación de ma-
ternidad de H7 sobre H4 aunque las restantes relaciones por vía materna también
serían posibles: hermandad, tía-sobrino, primos por vía materna, etcétera.

Los haplotipos de ADN mitocondrial de los otros dos habitantes de la casa: H3


y H8 son diferentes entre sí y también de H4 y H7, lo que permite afirmar que
los primeros no están relacionados por vía materna ni entre sí ni con los segun-
dos. Según el estudio antropológico, H3 es un sujeto infantil de 6-7 años de edad y
H8 tendría aproximadamente 20 años. Mediante la asignación molecular del sexo
pudo determinarse que ambos eran individuos varones. Teniendo en cuenta esta
última afirmación y de acuerdo con los resultados obtenidos, puede afirmarse que
el individuo infantil, H3, no es hijo ni hermano de H7 (mujer) ni de H8 (varón), ya
que como se ha apuntado anteriormente, los haplotipos de Cromosoma Y recupe-
rados de H8 y H3 son también diferentes. La ausencia de resultados de este último
marcador para el otro individuo varón, H4, no permiten precisar la existencia o no
de relaciones por vía paterna entre éste y H3.

El análisis de los resultados de la casa 4D es especialmente interesante, dado que


en este caso pudo recuperarse información genética de habitantes de tres de sus
fases arqueológicas. El análisis de los haplotipos validados según los citados crite-
rios de autenticidad no permite establecer ninguna relación de parentesco entre
estos niveles.

Dentro de la fase VIII, puede excluirse la relación por vía materna entre H68 (18
años) y H70 (mujer, 20 años), por presentar estos individuos haplotipos mitocon-
driales diferentes. La información genética de H66, un niño de 5 años de edad, no
es validada y debe por tanto considerarse tentativa. Sin embargo, de confirmarse el
resultado aquí expuesto, podría descartarse que este individuo fuera hijo de H70.

De forma similar en la fase IX puede excluirse la relación materno-filial entre H53


(10 años) y H49 (mujer, 18 años). Si se tiene en cuenta la información de los indivi-
duos sin validar, se excluirían también la existencia de relaciones por vía materna
entre H49 y H47 por un lado y H49 y H48 por otro.

Los individuos H25 (2 años) y H28 (9 años) de la fase X podrían estar relacionados
por vía materna, ya que comparten el mismo haplotipo parcial para el segundo de

488 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
los fragmentos estudiados. Esta hipótesis, sin embargo, no podrá confirmarse has-
ta que se haya recuperado el haplotipo completo de ADNmt para H28. La infor-
mación provisional del tercer individuo, H24 (9-12 meses de edad), permite excluir
la existencia de relaciones maternas con los otros dos.

En la casa 4E sólo se dispone de información genética de dos individuos de la fase


XI, uno de los cuales está todavía pendiente de validación. Se trata de dos indivi-
duos infantiles (11 y 14 años respectivamente) que en principio no estarían relacio-
nados por vía materna, al no coincidir sus haplotipos.

De los individuos H43, H44, H45 y H57 (en amarillo en la Figura 1), no se conoce
ni la casa ni la fase a la que pertenecen, por lo que la información obtenida en
este caso sólo permite analizarlos respecto del conjunto restante. Los haplotipos
recuperados en los cuatro casos son diferentes entre sí. Los haplotipos parciales
de H44 y H57, ambos sin validar, coinciden con otros haplotipos parciales o com-
pletos de otros individuos de otras casas (casa 4D, fases IX y X; casa 4E fase XI y
casa 4C fase IX). El haplotipo completo y validado de H45 no aparece en ningún
otro de los individuos analizados, lo que no permite realizar una conexión con las
restantes casas y fases arqueológicas. Merece especial atención, sin embargo, el ha-
plotipo de H43. Aunque parcial y no validado, coincide en su segundo fragmento
con el de H37 (casa 4E, fase XI). Como se menciona en el siguiente apartado, este
haplotipo es muy poco común y hoy en día se encuentra únicamente en ciertas
poblaciones del oeste de África. Este hecho refuerza que ambos individuos com-
partan este haplotipo por razones de parentesco cercano más que por azar.

IV.3. Estudio poblacional

Como puede apreciarse en la Tabla 5, de los 10 haplotipos validados, cinco (16311C,


16224C-16311C, 16256T, 16294T y 16356C) pueden asignarse inequívocamente a ha-
plogrupos típicamente europeos y de Próximo Oriente (H, K, U4 y probablemente
también U5 y T). Estos haplotipos se encuentran hoy ampliamente distribuidos en
estas regiones. En los individuos H3 (16293C), H28 (-16311C) y H53 (CRS-), la infor-
mación parcial disponible no permite determinar el haplogrupo al que pertenecen.

Los haplotipos de los individuos H37 y H8 pueden adscribirse respectivamente a


los haplogrupos africanos L2a y L3. El haplotipo de H37 (16223T-16261T-16278T-
16294T-16309G) es muy poco común, y parece ser característico hoy en día de
África del Oeste. La búsqueda de esta extraña variante en bases de datos y publi-
caciones, reveló dos únicas coincidencias, una con un individuo de la tribu Yoruba
(Watson et al., 1997) y otra con un senegalés (Salas et al., 2002). Según este último

489
trabajo, es posible que el haplogrupo L2a se hubiera extendido desde África Cen-
tral hacia África del Este y del Oeste durante el último máximo glacial (LGM) hace
aproximadamente 20000 años. Sin embargo, como estos autores reconocen, su an-
tigüedad podría ser mayor.

El linaje 16223T del individuo H8 es mayoritario actualmente en África del Este.


Se cree que dicho linaje y sus derivados fueron los primeros componentes de la
expansión fuera de África, por lo que su presencia en Próximo Oriente, durante
el Neolítico, podría ser traza de estas expansiones antiguas, aunque también fruto
del flujo genético posterior desde África del Este a esta región.

La presencia de líneas mitocondriales originarias del África sub-sahariana en las


poblaciones actuales de Próximo Oriente ha sido apuntada anteriormente en di-
versos estudios (Al-Zahery et al., 2003; Richards et al., 1998, 2000, 2003; Macau-
lay et al., 1999). Sin embargo, su presencia se ha relacionado con un flujo génico
reciente desde África, acontecido durante los últimos 2500 años (Richards et al.,
2000, 2003). Su presencia ya en tiempos neolíticos atestigua que dicho flujo génico
es más antiguo y, probablemente, se ha venido produciendo de forma continuada
desde el Paleolítico.

Otra característica sorprendente de la composición genética de la población de


Tell Halula es la ausencia de haplogrupos relacionados con la expansión del neolíti-
co: J, T1, U3 (Richards et al., 2000) y N1a (Haak et al., 2005).

Ello puede ser debido (i) a un efecto muestral, debido al reducido número de se-
cuencias completas obtenidas; (ii) a que los individuos analizados no son represen-
tativos de las poblaciones neolíticas que se expandieron hacia Europa llevando con
ellas miembros de estos haplogrupos y (iii) a que los mencionados haplogrupos no
fueron introducidos en Europa con la expansión del neolítico.

Si suponemos que la frecuencia de los haplogrupos J, T1 y U3 en Próximo Oriente


durante el Neolítico era por lo menos tan alta como la encontrada actualmente
(20% según datos de Richards et al., 2000), en un tamaño muestral de 11 esperaría-
mos encontrar por lo menos dos miembros de estos haplogrupos. Esto nos permi-
te descartar la primera de las hipótesis planteadas.

Para que la hipótesis (ii) fuera cierta, cabría presumir que o bien estos linajes carac-
terizaban a otras poblaciones del Creciente Fértil o bien procedían de una fase ar-
queológica posterior. Ello equivale a suponer la ausencia de homogeneidad genéti-
ca en las poblaciones neolíticas de Próximo Oriente y la existencia de una ruptura
genética entre dichas fases y la fase PPNB analizada en la presente tesis doctoral.

490 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
El análisis de otros yacimientos contemporáneos del creciente fértil ha confirma-
do la ausencia de los haplogrupos relacionados con la expansión del Neolítico en
Próximo Oriente (Fernández, 2005), lo que invalida el primero de los supuestos.
En cuanto al segundo, de momento no se dispone de información genética sobre
otras fases arqueológicas posteriores al período PPNB, aunque no hay nada en los
datos arqueológicos del yacimiento de Tell Halula que apunte a una sustitución
poblacional posterior de sus habitantes.

En el estudio de Haak et al., 2005, se recuperó ADNmt de 24 individuos pertene-


cientes a la cultura cerámica LBK/AVK de Alemania, Austria e Hungría. De éstos,
6 pertenecían al haplogrupo N1a, una variante muy poco frecuente hoy en día en
Europa y el resto del mundo, donde representa tan sólo un 0,2% (Röhl et al., 2001).
Este haplogrupo, según los autores, era común entre las primeras poblaciones neo-
líticas de Próximo Oriente y su ausencia en la actualidad es prueba de que la difu-
sión del Neolítico se produjo esencialmente por aculturación.

Sin embargo, el 66% de los individuos pertenecían a haplogrupos originarios del Pa-
leolítico (H, K, HV, T, V), de forma similar a lo que sucede en la población de Tell
Halula analizada en el presente trabajo. Por lo tanto, teniendo en cuenta esta infor-
mación y bajo un modelo de difusión démica es posible que fueran estos haplogru-
pos y no los propuestos por Richards et al. 2000 los que hubieran sido portados por
las poblaciones neolíticas que se expandieron desde Próximo Oriente. Para conciliar
este modelo con los hallazgos de Richards et al. 2000, cabría suponer que la elevada
frecuencia de los haplogrupos J, T1 y U3 en Próximo Oriente, más que la huella de
una expansión pretérita, responde a un fenómeno de deriva genética.

V. CONCLUSIONES

En el presente estudio se pone de manifiesto que mediante el empleo de técnicas


adecuadas, es posible la obtención de información genética de individuos de época
neolítica. Los resultados sugieren la existencia de cierta heterogeneidad genética
entre los individuos enterrados en una misma casa, lo que podría explicarse quizás
mediante exogamia de mujeres dentro del mismo poblado. El análisis poblacio-
nal muestra, sin embargo, que a pesar del elevado número de haplotipos únicos,
la mayoría se encuentran relacionados entre sí y pertenecen al mismo haplogrupo,
lo que puede interpretarse como que el grupo procede probablemente de un stock
genético ancestral común.

Por otra parte, la composición de haplogrupos y haplotipos mitocondriales en el


conjunto de secuencias validadas no se corresponde con aquella observada en las

491
poblaciones europeas del presente. Esta constatación implica que las poblaciones
que se expandieron por Europa no son las mismas que las que poblaban Oriente
Próximo en el momento del estudio. Igualmente, parece existir un flujo de linajes
mitocondriales procedentes de África, que contrariamente a lo que se había apun-
tado hasta el momento, se remontaría por lo menos al Neolítico.

VI. AGRADECIMIENTOS

El presente trabajo ha sido financiado con los siguientes Proyectos de Investiga-


ción: BMC2002-02741, INCO-MED-ICA3-CT-2002-10022) y CGL2006-07828/
BOS). Gracias también a la Generalitat de Catalunya por proporcionar una Beca
FPI a E.F. y al MEC-Unión Europea por dotar al proyecto CGL2006-07828/BOS
con un contrato de Investigador de la Convocatoria Juan de La Cierva para E.F.

492 Tell Halula: un poblado de los primeros agricultores en el valle del Eufrates, Siria
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