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Evolución del

Estado

Instituciones
Políticas y
Gubernamentales

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Evolución del Estado
Introducción

Los Estados en Europa se fueron desarrollando desde su nacimiento,


siempre organizados bajo la forma absolutista, que aglutinaba todo el
poder de gobierno en un solo monarca.

Sin embargo, la propia sociedad fue protagonista de importantes cambios


que impactaron de lleno en la organización estatal.

El Estado republicano

Durante la Edad Moderna, la progresiva expansión del comercio fue


acrecentando el poderío económico y social de la burguesía, quien poco a
poco comenzó a influir en los asuntos de gobierno.

La república

Hacia fines del siglo XVIII la presión de los ciudadanos se hizo insostenible,
y estalló en Francia una gran revolución que produjo uno de los mayores
sismos de la historia europea: la caída de los regímenes absolutistas de
base monárquica, y el advenimiento de un nuevo sistema de gobierno de
representación popular: la república.

Este nuevo régimen intentó borrar las diferencias entre ciudadanos y


nobles; y trató al Estado como una cosa pública, de modo que los
gobiernos debían brindar al pueblo la división y limitación de su poder, el
sometimiento a las leyes, la publicidad de sus actos, la periodicidad de sus
funciones, y el respeto por los derechos consagrados a los habitantes.

A fines del siglo XVIII estalló en Francia una gran revolución, que
produjo la caída del régimen absolutistas de base monárquica, y el
advenimiento de un nuevo sistema de gobierno de representación
popular: la república.

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Figura 1: Pintura de la toma de la Bastilla, en la Revolución Francesa.

Fuente: [Imagen sin título sobre la toma de la Bastilla en la Revolución Francesa]. Recuperado de:
http://mihistoriauniversal.com/wp-content/uploads/revolucion-francesa.jpg

El constitucionalismo

La reciente organización republicana suponía el establecimiento de nuevas


normas, que reconocieran los derechos cívicos y limitaran el ejercicio del
poder de los gobiernos.

Cada Estado plasmó dichas normas fundamentales en un documento


llamado Constitución, que por una parte establecía los derechos y garantías
de los habitantes; y por la otra dividía el ejercicio del poder estatal en tres
funciones principales ―la legislativa, la ejecutiva y la judicial―, a cargo de
tres órganos diferenciados que se controlaban entre sí.

El nuevo sistema de gobierno quitó los beneficios a la nobleza, y reconoció


la igualdad absoluta entre todos los hombres, quienes por el sólo hecho de
ser tales gozaban de las libertades individuales para transitar, comerciar y
expresarse.

La mayor parte de los derechos y libertades individuales que consagran las


constituciones modernas, incluida la de nuestro país en el año 1853,
proviene de esta etapa de constitucionalismo liberal.

Crisis del liberalismo

El liberalismo social y económico dejaba a los hombres contratar y comerciar


sin regulaciones, sobre la base de que el Estado no debía entrometerse en

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ese mundo que debía ser manejado naturalmente por la mano invisible del
mercado.

Un claro ejemplo de la confianza que tenían los gobernantes en la


regulación natural de la economía, es la llamada ley de bronce explicada
por los economistas de la época:

La ley de hierro de los sueldos, también conocida como ley


de bronce de los salarios, fue una teoría económica
expuesta por algunos economistas clásicos a finales del siglo
XVIII y principios del siglo XIX, según la cual los salarios
reales tienden "de forma natural" hacia un nivel mínimo,
que corresponde a las necesidades mínimas de subsistencia
de los trabajadores. Cualquier incremento en los salarios por
encima de este nivel provoca que las familias tengan un
mayor número de hijos y por tanto un incremento de la
población, y el consiguiente aumento de la competencia por
obtener un empleo hará que los salarios se reduzcan de
nuevo a ese mínimo (Pearce, D. W. 1999).

Sin embargo, el profuso desarrollo de la industria produjo la concentración


de grandes masas de trabajadores en pocos sectores de la economía; y el
libre juego de la oferta y la demanda fue ocasionando de manera creciente
que la clase social obrera no pudiera mantener sus derechos.

El Estado social

El liberalismo fue paulatinamente segregando los derechos de los


trabajadores, quienes frente a cualquier variación en el mercado veían
disminuidas sus posibilidades de conservar la fuente de trabajo.

Fue por ello que a fines del siglo XIX comenzaron a surgir las grandes
agrupaciones de obreros ―origen de los actuales gremios o sindicatos―,
que se encargaron de agrupar fuerzas para poder negociar frente a los
empresarios, mejores condiciones de trabajo y remuneraciones estables.

La influencia de la protesta obrera se hizo tan fuerte, que a comienzos del


siglo XX los Estados comenzaron a receptar en sus constituciones, un
cúmulo de derechos sociales que reconocían a la clase trabajadora un piso
mínimo de facultades, tales como estabilidad, jornada limitada,
remuneración mínima, posibilidad de agremiarse, y acceso a la salud.

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Todos los Estados occidentales, incluyendo el nuestro a partir del año
1957, fueron replicando la incorporación de los derechos sociales en sus
constituciones, garantizando las facultades de los trabajadores, de los
gremios, y de la seguridad social.

Por influencia de la protesta obrera, a comienzos del siglo XX los Estados


comenzaron a receptar derechos sociales, que reconocían a la clase
trabajadora un piso mínimo de facultades tales como estabilidad, descanso y
remuneración.

A partir de allí, en cada Estado se fueron sancionando normas inferiores


que regulaban, de acuerdo con las nuevas cláusulas constitucionales, los
aspectos particulares de las relaciones laborales ―por ejemplo, la ley de
contrato de trabajo y de obras sociales― y el amparo de la familia y los
grupos desprotegidos ―por ejemplo, la ley de jubilaciones y asignaciones
familiares―.

El Estado actual

Los regímenes totalitarios de comienzos del siglo XX, sumieron a gran parte
de la humanidad en un oscuro período caracterizado por el fuerte
populismo, que coartaba las libertades individuales en pro de la grandeza
nacional.

Luego de las grandes guerras mundiales, las comunidades comenzaron a


preocuparse por restaurar las heridas sociales y naturales del hombre;
surgió la necesidad de fortalecer la convivencia internacional, y cuidar el
medio ambiente natural y cultural.

Con el tiempo se fueron sumando nuevas necesidades sociales: el cuidado


del ecosistema, el respeto a los pueblos aborígenes, la tutela de los
consumidores y usuarios, y la no discriminación de las minorías.

A raíz de ello, los Estados fueron receptando en sus constituciones y leyes


inferiores, estos modernos derechos para los habitantes, tal como lo hizo
nuestra carta magna en el año 1994.

Queda hacia adelante entrever qué tipo de problemáticas podrán surgir en


la sociedad internacional, que requiera el reconocimiento de nuevos
derechos para los futuros habitantes.

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Referencias
[Imagen sin título sobre la toma de la Bastilla en la Revolución Francesa]. (s.f).
Recuperado de: http://mihistoriauniversal.com/wp-content/uploads/revolucion-
francesa.jpg

Pearce, D. W. (1999). Diccionario Akal de economía moderna. Madrid, España.


Ediciones Akal, S. A.

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