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Un salvavidas urgente para no

ahogarse en la corrupción
11. 07. 2018

Editorial
Los audios revelados por el portal IDL Reporteros, solo sacan a la luz un secreto a voces
entre los ciudadanos, la clase política y los medios de comunicación: La corrupción y el
tráfico de influencias están enquistados en el Poder Judicial, en el Consejo Nacional de la
Magistratura (CNM) y todo el sistema de administración de justicia, además que tenemos
un Estado secuestrado por una mafia.

Queda pendiente ver lo que ocurre en la sede del Cono Norte, lo que pasa en los juzgados
de regiones y en el resto de salas judiciales en Lima, donde el negociado político y el
intercambio de favores -nada éticos- parecen ser la moneda corriente en la administración
de justicia.

Ante esta situación, donde están implicados el presidente de la Corte Superior del Callao,
Walter Ríos, el juez César Hinostroza Pariachi y el consejero del CNM Julio Gutiérrez,
entre otros personajes, cabe preguntarse ¿Qué tan infectado está el sistema de justicia?, ¿qué
garantiza que los casos emblemáticos de corrupción sean procesados y sentenciados
eficazmente por jueces y fiscales que están bajo sospecha?, ¿podemos confiar los peruanos
en la búsqueda de una justicia verdadera?

Los audios donde se aprecian las negociaciones entre magistrados del Poder Judicial e
integrantes del CNM que son quienes, precisamente, evalúan y ratifican a estos jueces nos
dejan a los peruanos ante un panorama incierto: La corrupción -finalmente- ya tomó todas
las instancias del país.

Estamos frente a un Estado fallido (y fallado) donde la corrupción pública se da la mano


con la corrupción de cuello y corbata, donde el fujiaprismo se consolida como el brazo
político que interfiere en todas las instancias del país: colocando consejeros que escogen
jueces “adecuados” para sus fines, donde malos empresarios promueven lobbys insanos
para crear una legislación ad hoc a sus intereses.
Un Estado capturado por un sistema neoliberal que desde hace 25 años ha mermado la
democracia, con sus negociados, sus puertas giratorias, poniendo y sacando autoridades,
congresistas afines a sus intereses, con medios de comunicación que actúan como escuderos
y los protegen de cualquier denuncia de la prensa independiente.

Un Estado que ha sido maniatado por una mafia que desde la caída de la dictadura
fujimontesinista, no se ha podido terminar, sino que más bien se encuentra reacomodada,
sin necesidad de estar agazapada, sino más bien mostrando su poderío, tal como lo hace en
la ONPE o ahora en el CNM y el Poder Judicial, o amedrentando a medios como IDL-
Reporteros.

Si en el 2011 se intentó hacer algún cambio, este no fue permitido. El presidente de ese
momento abdicó en sus intenciones, renunció a sus propuestas y dejó de lado sus promesas,
siendo incapaz de enfrentarse a la mafia que hoy sigue tomando decisiones y gobernando
nuestro país, sin importar quién esté al frente.

Este momento, donde el sistema vuelve a mostrar su peor rostro, amparado en la impunidad
y en el blindaje, es una nueva oportunidad para el llamado a la unidad. Una coalición en
contra de la corrupción, que incluya a los grupos políticos que quieren un cambio del
esquema, empresarios fuera del sistema sucio que quieren hacer negocios limpiamente, con
medios de comunicación que buscan revelar la verdad y lo más importante con todos los
peruanos y peruanas que desean un mejor país, rumbo al bicentenario.

En síntesis, debemos sumar aliados que busquen refundar el país. Una alianza que tenga
como objetivo un adelanto de elecciones y una nueva Constitución que nos permita cambiar
los destinos de nuestra Nación, de esta tierra llamada Perú. Que esa fuerza que nos unió
para volver a un mundial de fútbol, no se apague y se mantenga para lograr un mejor país,
sin corruptos y sin sus escuderos.

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