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América Latina.
El 1 de julio los mexicanos concurrirán a las urnas para elegir al próximo presidente de la
nación por los próximos seis años. Quien gane se convertirá en el reemplazante de Enrique
Peña Nieto (Partido Revolucionario Institucional), quien dejará la presidencia con una alta
imagen negativa como consecuencia, entre otras cosas, de los casos de corrupción que
salpicaron su mandato y la aplicación de políticas neoliberales.
Los principales contrincantes para suceder a EPN y acceder al Palacio de Gobierno son Andrés
Manuel López Obrador (Coalición “Juntos haremos Historia”), Ricardo Anaya (“Por México al
Frente”) y José Antonio Meade (“Todos Por México”). Además, se suman los casos de
Margarita Zabala y Jaime Rodríguez Calderón, quienes se presentarán de manera
independiente y por fuera de las estructuras partidarias tradicionales. Es bueno aclarar que en
el sistema electoral mexicano no hay instancias de ballotage o segunda vuelta.
Sin embargo, el contexto que atraviesa la sociedad mexicana no es para nada alentador en
materia democrática y de derechos humanos. El país está sumido desde hace tiempo en una
profunda crisis estructural, consecuencia, en parte, de la convivencia y complicidad entre
fuerzas de seguridad y carteles narcotraficantes que hacen de la violencia e inseguridad una
variante a la orden del día. Según un informe del Instituto Internacional de Estudios
Estratégicos (IISS, por sus siglas en inglés) con sede en Londres, México es el segundo país más
violento del mundo, solo por detrás de Siria; vale recordar que este último está en guerra civil
desde hace varios años.
A esta cifra, hay que agregarle un total de 40 periodistas y trabajadores de prensa que fueron
asesinados en lo que va del mandato de Peña Nieto, según información del diario El País de
España. No obstante, probablemente el caso que más haya herido de gravedad a la
democracia mexicana es la desaparición forzada de los 43 estudiantes normalistas de
Ayotzinapa en 2014, cuyo crimen de lesa humanidad continúa impune en la actualidad.
López Obrador, ¿la tercera será la vencida?
Entre las principales propuestas de AMLO de cara a un eventual gobierno suyo están la
educación gratuita en todos los niveles; darles prioridad a los pueblos indígenas (que
conforman casi el 10% de la población total) mediante el fomento de la actividad
agropecuaria, pesquera y forestal; reducir deuda pública para fortalecer el mercado interno,
poniendo al Estado al servicio de los más pobres y vulnerables de la sociedad.
Factor Trump
Una variante no menor a la hora de analizar las elecciones mexicanas es la incidencia (o no)
que pueda tener en el voto la política migratoria implementada por Donald Trump. Desde su
campaña presidencial que lo catapultó a la Casa Blanca, el magnate neoyorquino ha
enarbolado una retórica xenófoba y racista por la que acusa a los mexicanos de “criminales”,
“violadores” y los responsabiliza de quitarles trabajo a los estadounidenses.
En este sentido, la propuesta que mayor polémica generó fue la de construir un muro
completo en la frontera entre EE. UU. y México para controlar la inmigración de personas
provenientes del sur del Río Bravo, el cual “deberá” ser pagado por los propios mexicanos,
según sostuvo Trump en reiteradas oportunidades.
Ante este complejo escenario y a pesar de la humillación que vive el pueblo mexicano, algunos
analistas políticos consideran que es la oportunidad ideal para que el país azteca deje su lugar
histórico como socio subordinado a EE. UU. y se integre en una visión más cercana a la unidad
latinoamericana. El sociólogo y docente de la Universidad Autónoma de México (UNAM), John
Ackerman, afirmó ante el portal Notas: “Es una buena oportunidad para mirar hacia adentro y
hacia el sur”.