Sei sulla pagina 1di 2

México: entre la violencia y una elección que puede marcar el rumbo de

América Latina.
El 1 de julio los mexicanos concurrirán a las urnas para elegir al próximo presidente de la
nación por los próximos seis años. Quien gane se convertirá en el reemplazante de Enrique
Peña Nieto (Partido Revolucionario Institucional), quien dejará la presidencia con una alta
imagen negativa como consecuencia, entre otras cosas, de los casos de corrupción que
salpicaron su mandato y la aplicación de políticas neoliberales.

Los principales contrincantes para suceder a EPN y acceder al Palacio de Gobierno son Andrés
Manuel López Obrador (Coalición “Juntos haremos Historia”), Ricardo Anaya (“Por México al
Frente”) y José Antonio Meade (“Todos Por México”). Además, se suman los casos de
Margarita Zabala y Jaime Rodríguez Calderón, quienes se presentarán de manera
independiente y por fuera de las estructuras partidarias tradicionales. Es bueno aclarar que en
el sistema electoral mexicano no hay instancias de ballotage o segunda vuelta.

Estos comicios tomarán una relevancia clave en el contexto de la disputa geoestratégica de


América Latina, ya que pueden determinar el surgimiento de un gobierno con orientación
progresista, si es que López Obrador logra imponerse (favorito en las encuestas), o bien
profundizar el avance conservador en la región que ya cuenta con las presidencias de Mauricio
Macri en Argentina, Michel Temer en Brasil, Horacio Cartés en Paraguay, Juan Manuel Santos
en Colombia, Sebastián Piñera en Chile y Martín Vizcarra en Perú (tras renuncia por corrupción
de Pedro Pablo Kuczynski).

Sin embargo, el contexto que atraviesa la sociedad mexicana no es para nada alentador en
materia democrática y de derechos humanos. El país está sumido desde hace tiempo en una
profunda crisis estructural, consecuencia, en parte, de la convivencia y complicidad entre
fuerzas de seguridad y carteles narcotraficantes que hacen de la violencia e inseguridad una
variante a la orden del día. Según un informe del Instituto Internacional de Estudios
Estratégicos (IISS, por sus siglas en inglés) con sede en Londres, México es el segundo país más
violento del mundo, solo por detrás de Siria; vale recordar que este último está en guerra civil
desde hace varios años.

La presente campaña electoral no podía estar exenta de este contexto de violencia


generalizada, como lo demuestra el asesinato de Juan Carlos Andrade Mañana, representante
de “Movimiento Ciudadano” y aspirante a la alcaldía del Estado de Jalisco. Para darse una idea
de la magnitud de esta violencia, el documento “Informe Violencia Política 2018” elaborado
por la consultora Etellekt ha registrado un total de 78 políticos asesinados en lo que va del
actual proceso electoral.

A esta cifra, hay que agregarle un total de 40 periodistas y trabajadores de prensa que fueron
asesinados en lo que va del mandato de Peña Nieto, según información del diario El País de
España. No obstante, probablemente el caso que más haya herido de gravedad a la
democracia mexicana es la desaparición forzada de los 43 estudiantes normalistas de
Ayotzinapa en 2014, cuyo crimen de lesa humanidad continúa impune en la actualidad.
López Obrador, ¿la tercera será la vencida?

En este marco de violencia sistémica y creciente deslegitimación de la dirigencia política,


Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se erige como favorito en la carrera presidencial. Según
las últimas encuestas difundidas por El País, el líder de “Juntos haremos Historia” cuenta con
un 43,4% de intención de voto, seguido por Anaya con 27,7% y Meade, 22,2%.

Entre las principales propuestas de AMLO de cara a un eventual gobierno suyo están la
educación gratuita en todos los niveles; darles prioridad a los pueblos indígenas (que
conforman casi el 10% de la población total) mediante el fomento de la actividad
agropecuaria, pesquera y forestal; reducir deuda pública para fortalecer el mercado interno,
poniendo al Estado al servicio de los más pobres y vulnerables de la sociedad.

Haciendo un poco de historia, está será la tercera candidatura presidencial de AMLO. La


primera fue en las elecciones del 2006, año en que perdió contra Felipe Calderón Hinojosa por
un estrecho margen (0,58%) en una votación que estuvo plagada de denuncias de fraude y
manipulación de campaña; mientras que la segunda oportunidad tuvo lugar en las del 2012,
cuando cayó derrotado frente al actual presidente, Enrique Peña Nieto.

Factor Trump

Una variante no menor a la hora de analizar las elecciones mexicanas es la incidencia (o no)
que pueda tener en el voto la política migratoria implementada por Donald Trump. Desde su
campaña presidencial que lo catapultó a la Casa Blanca, el magnate neoyorquino ha
enarbolado una retórica xenófoba y racista por la que acusa a los mexicanos de “criminales”,
“violadores” y los responsabiliza de quitarles trabajo a los estadounidenses.

En este sentido, la propuesta que mayor polémica generó fue la de construir un muro
completo en la frontera entre EE. UU. y México para controlar la inmigración de personas
provenientes del sur del Río Bravo, el cual “deberá” ser pagado por los propios mexicanos,
según sostuvo Trump en reiteradas oportunidades.

No obstante, esta política antiinmigratoria no debería de sorprender ya que existe


actualmente una valla que recorre cerca de mil kilómetros fronterizos y que fue
construyéndose por los sucesivos gobiernos norteamericanos desde 1994. Por otra parte, el
predecesor de Trump en la presidencia, Barack Obama, deportó durante su mandato un
promedio de 3,4 millones de latinos, según el Instituto de Investigación y Práctica Social y
Cultural.

Ante este complejo escenario y a pesar de la humillación que vive el pueblo mexicano, algunos
analistas políticos consideran que es la oportunidad ideal para que el país azteca deje su lugar
histórico como socio subordinado a EE. UU. y se integre en una visión más cercana a la unidad
latinoamericana. El sociólogo y docente de la Universidad Autónoma de México (UNAM), John
Ackerman, afirmó ante el portal Notas: “Es una buena oportunidad para mirar hacia adentro y
hacia el sur”.

Potrebbero piacerti anche