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TEMA 18
LA ESCUELA DE FRANKFURT
Los orígenes de la Escuela de Frankfurt se remontan a las contradicciones en las que se somete
Europa y especialmente Alemania tras la I Guerra Mundial, con el advenimiento, tras la abdicación del
kaiser Guillermo II, de la república de Weimar. La guerra deja al descubierto las limitaciones de las
democracias occidentales y el capitalismo tradicional, y una oleada revolucionaria sacude toda Europa
triunfando en la Unión Soviética. El final de la guerra supone también el final de los viejos imperios
centrales (Alemania y el Imperio Austrohúngaro): en su lugar aparecen multitud de países en
Centroeuropa con un nacionalismo exacerbado.
A pesar de la pausa que suponen los años veinte para Alemania, el crack de 1929 reabre las
heridas de un capitalismo descontrolado que condena al paro a la cuarta parte de la población
alemana. La incapacidad de la república de Weimar para solucionar la crisis económica conduce al
triunfo del nazismo de Hitler en 1933 y la consiguiente abolición de la democracia en Alemania y su
conversión en un estado totalitario. Al igual que en la Unión Soviética, las libertades y derechos
individuales son abolidos, se impone el culto a la personalidad y al estado, y en el caso del nazismo se
extienden teorías raciales que van a condenar al pueblo judío a su persecución y casi exterminio (el
Holocausto judío). En este ambiente, la escuela de Frankfurt, muy crítica con el totalitarismo, parte al
exilio obligado hacia Francia primero y luego Estados Unidos, donde van a continuar su obra.
Tras la II Guerra Mundial y la caída de los estados totalitarios, los países vencedores (Estados
Unidos y la URSS) se ensalzan en líderes de dos grandes bloques ideológicos y políticos, el bloque
occidental, representado por la democracia liberal y el capitalismo, y el bloque comunista. Estos dos
bloques inician una política de tensión extrema sin llegar al enfrentamiento que será denominado como
Guerra Fría y que se prolonga hasta los años ochenta. Esta época confirma la aparición en el bloque
occidental de un capitalismo atemperado por la acción del estado (el Keynesianismo), y la asignación
de unos derechos sociales básicos para todos los ciudadanos que van a culminar en la construcción del
estado del bienestar. Esto va a propiciar una sociedad marcada por la opulencia y el consumo de
masas que tiene su edad de oro entre los años cincuenta y la crisis del petróleo en 1973. Durante estos
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Este es el nombre que un famoso historiador, Eric Hobsbawn, ha dado al siglo XX con esa peculiar
cronología, como el siglo de las ideologías políticas y la “era de los extremos”.
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Tema 18: la escuela de Frankfurt
años se refuerza el papel del estado como controlador de la vida social, económica y política de todos
los países occidentales, y se inicia una actitud crítica contra ese estado paternalista y controlador,
por un lado, la sociedad de consumo, por otro, y por último una crítica a toda la autoridad tradicional
que aún pervivía tras la II Guerra Mundial en la familia, la educación o las diferencias de género.
Todo esto condujo en los años sesenta al surgimiento de una contracultura, de carácter
eminentemente estudiantil, juvenil y occidental: la generación del baby boom, que no ha vivido la II
Guerra Mundial, hija de la opulencia occidental, se rebela continuamente durante la década siendo los
más conocidos los sucesos de mayo del 68, promovidos desde las facultades de humanidades de
París (Nanterre), y convirtiéndose en un movimiento de carácter revolucionario aunque no en sentido
puramente político sino más bien social y cultural, y con un componente fuertemente libertario. La
escuela de Frankfurt, y especialmente la obra de Herbert Marcuse, desde Estados Unidos, actuó en
muchas ocasiones como inspiradora de estas rebeliones estudiantiles
Las circunstancias irían modificándose en la década de los setenta, con la crisis del petróleo y el
paulatino aumento del paro en todos los países occidentales, hasta finalmente, la caída de los
regímenes comunistas en los años ochenta y la entrada en un capitalismo mucho más agresivo y
menos regulado del que se vivió en las décadas anteriores. Aquí entrarían las obras de una nueva
generación de filósofos y sociólogos, encabezados por Habermas, que reconducirían la escuela de
Frankfurt hacia la teoría de la democracia, la crisis social del estado del bienestar o los problemas de la
globalización.
a) La filosofía anglosajona, heredera del empirismo y de la ciencia del siglo XIX, y que va a tener en el
neopositivismo y la filosofía analítica sus principales valederos. Sus preocupaciones van a estar vinculadas
con la justificación de la ciencia, la lógica y el lenguaje. Dentro de estas escuelas sobresalen autores como
Russell, Wittgenstein, o K.R.Popper.
b) La filosofía continental, alemana y francesa especialmente, más especulativa y humanista, que
cuenta con la fenomenología, la hermenéutica, el existencialismo y la escuela de Frankfurt como
corrientes primordiales. Autores como Husserl, Heiddeger o Sartre, entre otros muchos, van a pertenecer a
esta corriente.
Para nuestro interés, conviene recordar que la escuela de Frankfurt es de origen alemán:
tiene su inicio en torno al “Instituto de investigación social” de la universidad de Frankfurt de Meno,
gracias a los esfuerzos de Max Horkheimer en los años veinte y con el paso del tiempo va a agrupar
a un creciente número de filósofos y sociólogos que se prolonga hasta nuestros días. Si
históricamente su investigación está vinculada con las contradicciones del capitalismo avanzado o
postindustrial y la emergencia de los estados totalitarios del siglo XX, filosóficamente están
vinculados especialmente a la tradición marxista y hegeliana que se proyecta desde el siglo
anterior. Pero estos seguidores de Marx no van a pertenecer a la ortodoxia comunista ni ninguna
cosa parecida: antes bien, ponen en el punto de mira de sus críticas tanto el capitalismo y el
fascismo como el comunismo de la época.
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Tema 18: la escuela de Frankfurt
Por otra parte, las influencias que reciben son muchas y variadas: el psicoanálisis de Freud, la
pragmática y la lingüística, la teoría social de Max Weber o la sociología del conocimiento de
Mannheim, y sus intereses, igualmente, son muy dispares, afectando a la psicología, la teoría política,
la economía o la filosofía.
Como decíamos, la escuela de Frankfurt es un término genérico, compuesto por un gran
número de miembros que no siempre están en una misma línea de investigación, y que se prolongan
a lo largo de todo el siglo hasta nuestros días:
a) La primera generación de esta escuela se corresponde con sus fundadores:
Adorno, Horkheimer, Herbert Marcuse y Walter Benjamin. Están marcados sobre todo por la
crítica al positivismo, los intereses ocultos de la técnica y la crítica a los estados totalitarios, marxistas
y fascistas. Con la llegada de Hitler tuvieron que exiliarse a Estados Unidos, para desde allí continuar
sus investigaciones. Fueron protagonistas, sobre todo Marcuse, de las rebeliones estudiantiles de los
años sesenta.
b) La segunda generación se prolonga desde 1960 hasta nuestros días, y tiene a
Habermas, K.O. Appel, Claus Offe y Ulrich Beck. Sus planteamientos están orientados hacia la
teoría de la democracia contemporánea (Habermas, ética del discurso), el análisis de la crisis del
estado del bienestar (Offe) y las sociedades del riesgo y la globalización (Beck). En nuestro país
esta corriente tiene una fuerza considerable, hasta el punto que la asignatura de Ética viene a estar
fuertemente mediada por sus teorías de la democracia.
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Sociólogo alemán (+1920), fundador de la llamada sociología comprensiva y uno de los padres clásicos
de la sociología, junto a Comte, Marx o Durkheim. Con él la sociología llega al status de ciencia.
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Tema 18: la escuela de Frankfurt
El análisis de la Escuela de Frankfurt va a estar por tanto muy comprometido con estos apartados
anteriores. Va a hacer una revisión crítica de toda la cultura occidental, la política y la sociedad y va a
intentar mejorarla con sus aportaciones.
Sin embargo, detrás de este proyecto existían otras fuerzas que conducirían a los hombres a
otro tipo de opresión. Esas fuerzas se centraban básicamente en la confianza que tenían los
ilustrados en el progreso de la ciencia y de la técnica que según ellos conducirían a los hombres a
una mayor cota de libertad y bienestar. Pero en el siglo XIX, con la Revolución Industrial, se observa
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Tema 18: la escuela de Frankfurt
claramente que esa ciencia se convierte en una técnica al servicio de un sistema socio-económico, en
el que prima la obtención de un beneficio individual o una gestión eficaz, independientemente de los
fines para los que valgan, y en el que los propios individuos se pueden convertir en meros medios
técnicos para conseguir un objetivo. Pensemos que, por ejemplo, que Einstein se sentiría traicionado
cuando todos sus esfuerzos en el campo de la física se pusieron en manos de científicos americanos
para construir la bomba atómica.
Ante esta triste perspectiva, la razón ilustrada ha perdido su componente emancipativo, crítico
y liberador, y se queda meramente en perpetuador de lo establecido, en este caso, del capitalismo y
los intereses particulares del estado. Por detrás de esta ciencia que se ha olvidado de los hombres,
existe lo que se denomina la hegemonía de una razón instrumental. Ese uso de la razón se
plantea los medios para conseguir algo de la forma más eficiente posible, sin plantearnos o dejando
en puntos suspensivos cualquier tipo de consecuencia ética que pueda existir (una ametralladora,
cámaras de gas, la bomba H…). Estos avances técnicos son todos grandes esfuerzos de la razón
humana, pero son destructivos porque han perdido por completo cualquier referencia a un mundo
ético y no se preocupa en absoluto por sus consecuencias para la humanidad.
En definitiva, a los tipos de alienación propuestos por Marx se añaden ahora la alienación
producida por la hegemonía de la técnica, cuyos fines no se cuestionan y del que se desconocen sus
intereses ocultos o impersonales. De esta forma, el ser humano se ha convertido en parte de la
naturaleza que entra dentro del dominio de la impersonal razón instrumental. La razón
instrumental servía para dominar la naturaleza: ahora el hombre forma parte de esa misma
naturaleza dominada y eso genera la última forma de alienación conocida.
Las consecuencias de todo esto son una progresiva deshumanización de las sociedades
desarrolladas en las que el individuo se convierte en un engranaje más del sistema -el estado
totalitario o la economía capitalista- y sometido a los criterios de la eficacia económica y la razón
instrumental: en manos del estado nos convertimos en unos meros números (el N.I.F.) donde se
acumulan todos nuestros datos personales, para los economistas somos una mera fuerza de
consumo, un determinado salario. Es preciso según esta escuela preguntarnos por los fines, el
componente ético que deberían tener muchas de las acciones humanas (razón práctica o
emancipativa).
4. La crítica al totalitarismo.
Esta crítica aparece a lo largo de todos los autores de la escuela y es consecuencia directa de
lo dicho anteriormente. La Escuela de Frankfurt vive directamente el drama de la Alemania nazi y
obliga a sus representantes al exilio. Sin embargo, el concepto “totalitarismo” que usa la teoría
crítica rebasa con mucho el significado histórico del término.
Los estados tecnocráticos, ya sean fascistas, capitalistas, democráticos o comunistas, tienden
a acumular un poder desmesurado a través de sus administraciones de técnicos y burócratas. Para
la Escuela de Frankfurt, estos estados, movidos por intereses e ideologías determinadas, imponen
medidas homogeneizantes a todos los miembros de una sociedad. Esos fines globales –ya sea
los derechos universales que persigue un estado del bienestar, una utopía racial en un sistema
fascista, o la igualdad radical en un sistema comunista-, se aplican sobre individuos a los que se les
trata bajo un mismo patrón. Todos los rasgos individuales de las personas desaparecen o no son
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Tema 18: la escuela de Frankfurt
tomados en cuenta bajo estas burocracias que solo buscan una gestión eficaz de acuerdo con los
fines que desean alcanzar (otra vez, la aplicación de la racionalidad instrumental mencionada).
Esto fue planteado por Theodor Adorno en su Dialéctica negativa. La propia actividad
filosófica es una actividad de abstracción y generalización: intenta plasmar lo múltiple bajo una
unicidad originaria y racional. La identidad ideal, pensada, anula el carácter real de lo diverso
sensible. Esto, que en el campo de la reflexión teórica es relativamente inofensivo (Parménides,
Hegel o Platón lo intentaron hacer), se convierte en algo sumamente peligroso cuando lo llevamos
a la praxis social y tecnológica. Cualquier estado político recoge un patrón o un modelo de individuo
y lo exporta a toda la sociedad, rompiendo o haciendo caso omiso de la identidad individual de los
hombres. De esta forma, y por poner el ejemplo más radical, el estado totalitario nazi reduce el ser
humano a la pertenencia al pueblo ario (la raza perfecta) o a aquellos inferiores que deben ser
eliminados (el pueblo judío). Da igual que entre los judíos estén personalidades de la talla de
Einstein, Thomas Mann o Sigmund Freud. Su condición de judíos reduce todas sus individualidades
y los convierten en un objeto a eliminar.
Naturalmente, es fácil intuir que el carácter “totalitario” va más allá de los regímenes
soviéticos o nazis. La sociedad neocapitalista, la ciencia, la burocracia y los legisladores de las
democracias liberales actúan de forma “totalitaria” cuando reducen la realidad compleja a un mero
número; cualquier administración de los estados modernos tiende a ser totalitaria por naturaleza,
en cuanto que tiende a unificar y homogeneizar las diferencias individuales y someterlos a meros
criterios de razón instrumental. De ahí viene la crítica en el texto de Horkheimer cuando nos dice
que “hemos llegado a la convicción de que la sociedad se desarrollará hacia un mundo
administrado totalitariamente. Que todo será regulado, ¡todo! “. E igualmente, la pretensión de
Horkheimer es que esas diferencias individuales y la dignidad de los individuos debe ser conservada
y respetada: esta es en definitiva, la constancia de que la Escuela de Frankfurt quiere seguir fiel a
los principios más básicos y originales de la Ilustración.
5. LA CRÍTICA AL MARXISMO.
Aunque la escuela de Frankfurt se declare teóricamente marxista, lo cierto es que todos sus
miembros muy pronto va a distanciarse del “socialismo real” (es decir, el triunfante en la revolución de
1917). Nuevamente, la escuela de Frankfurt ensalza los esfuerzos de Karl Marx para liberar al hombre,
en su crítica al capitalismo. Causan en la escuela mucha expectación la revisión de sus primeros
escritos, donde se centra más en la alienación - Manuscritos de 1844- y La ideología alemana. Sin
embargo, los de Frankfurt consideran que el Marx maduro propone una serie de instrumentos políticos
que lejos de emancipar al hombre, lo condicionan a un mayor sufrimiento y alienación. Esto queda al
descubierto en la dictadura de Stalin a partir de su ascenso al poder en los años treinta.
La Escuela de Frankfurt critica que:
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Tema 18: la escuela de Frankfurt
En los escritos últimos del fundador de la escuela (el texto de Horkheimer) existe el profundo
convencimiento que la teoría política gira en torno a dos variables irreconciliables entre sí: la justicia
(o igualdad económica, social) y la libertad. Cualquier política que busca la justicia y la igualdad
tiende a crear un estado fuerte, ser autoritaria y restringe la libertad de los individuos. En cambio las
políticas que garanticen mayores cotas de libertad individual promocionan a su vez un mayor
grado de desigualdad e injusticia social. Esta es una tesis compartida prácticamente por toda la
filosofía política de la Guerra Fría (1945-1990): el marxismo tradicional habría buscado la igualdad
pero habría dejado en el camino todas las libertades. Al mismo tiempo, el capitalismo, al estar
basado en el libre mercado y la iniciativa privada para obtener el mayor beneficio personal está
basado directamente en la promoción de estas desigualdades. Propiciar en nuestro tiempo una
nueva revolución social significaría destruir buena parte de las libertades individuales garantizadas
desde la Ilustración y promovidas por las democracias occidentales. La actitud de Horkheimer tiende
a ser así más conservadora de lo conseguido y menos defensora de nuevos cambios.
Sin embargo, no todos los integrantes de la escuela se muestran tan recelosos de la acción. De
los escritos de la Escuela surgirá un nuevo concepto de izquierda en los años sesenta (New Left, o
Nueva Izquierda), que se va a desmarcar del comunismo, y va a empujar su crítica hacia el propio
estado, al principio de autoridad, y va a promover la igualdad de la mujer, la liberación sexual. Herbert
Marcuse, entre otros, va a ser el principal inspirador de estos intelectuales hippies y anarquistas.
6. LA CRÍTICA AL NEOCAPITALISMO.
Por neocapitalismo hay que entender el capitalismo posterior al año 1929 y sobre todo, después
de la II Guerra Mundial hasta nuestros días. Este neocapitalismo hasta la crisis de los años setenta,
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Modelo económico expuesto por KEYNES, en el que se defiende la regulación del mercado por parte
del estado y su amplia participación en el mismo.
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Tema 18: la escuela de Frankfurt
está marcado por la intervención del estado, la moderada redistribución de la riqueza hacia la clase
trabajadora (estado del bienestar) y la necesidad del consumo de masas para estimular el
crecimiento de la economía. A partir de 1973 y las siguientes crisis que le suceden (especialmente la
que estamos viviendo), reorientan ese capitalismo, que se hace más agresivo, menos sometido al
control del estado, y promoviendo fracturas y crisis sociales. Ante esta evolución del capitalismo, la
escuela de Frankfurt ha planteado varias críticas:
b) El poder estatal.
Tras la II Guerra Mundial, los estados se han convertido en enormes máquinas burocráticas y
tecnocracias5 que manejan grandes recursos económicos, y que regulan buena parte de la vida privada
de los individuos de la sociedad occidental en nombre de una racionalidad colectiva y un interés
común. Esto los convierte, como había ocurrido con el marxismo, en enormes sistemas autoritarios:
bajo la apariencia de una democracia, hasta los más pequeños detalles de la vida cotidiana (como por
ejemplo, fumar en un bar) son controlados en aras de un mayor bienestar (la salud pública).
Evidentemente puede haber una buena razón, (abstracta, general, dirá Adorno), para no permitir
fumar en lugares públicos, pero su aplicación se hace a costa de la libertad de los individuos (un
individuo puede considerar, por ejemplo, que quiere correr el riesgo de morir envenenado por el
tabaco). Esta crítica aparece implícita en el texto de Horkheimer, y también en muchas
intervenciones del conocido teórico social Jorge Vázquez a lo largo del curso6.
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MARCUSE, H. El Hombre unidimensional (1964).
5
Una tecnocracia es literalmente, gobierno de técnicos, supuestamente neutral y apolítico.
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Es llamativo que esta crítica al poder estatal sea común entre economistas libertarios y conservadores
como F. Hayek o M. Friedman y el ala más progresista de la escuela de Frankfurt.
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Tema 18: la escuela de Frankfurt
A partir de los años setenta, las crisis económicas tienden a afectar nuevamente a amplios
sectores de la sociedad occidental con un creciente desempleo. Eso empuja a una tensión entre el
sistema económico y el político, que hasta ese momento habían convivido armónicamente a través
del estado del bienestar. Según Habermas y Offe7, el sistema económico capitalista neoliberal
cuestiona las regulaciones del sistema estatal, por ser demasiado costosas e ineficientes. Al mismo
tiempo, el estado empieza a perder legitimidad ante la población y la sociedad civil, porque ya no
puede seguir prestando los mismos servicios sociales básicos ni asumir el pleno empleo si no es a
costa de déficit público o de subidas de impuestos impopulares. La consecuencia de esto es el
paulatino deterioro del estado del bienestar y el empobrecimiento de los grupos más vulnerables de
la sociedad. Esta tiende otra vez a polarizarse entre ricos y pobres o excluidos, y la conflictividad
social se recrudece.
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La escuela de Frankfurt y el profesor Doofenshmirtz.
Uno de los temores más fundados de esta escuela parte de considerar el
doble filo de la tecnología: progreso humano al mismo tiempo que amenazas
para la humanidad. ¿Qué ocurre si la tecnología cae en malas manos, como
un científico loco o un terrorista? ¿O cuando provoca accidentes no
intencionados, como el del tsunami que provocó la crisis de Fukushima?
Esta es la preocupación fundamental que mantiene en vilo a la última
generación de la Escuela en nuestros días y que viene a explicarse dentro de
lo que se entiende como “consecuencias no deseadas de la
modernidad”: es decir, aquellas situaciones no previstas por científicos,
políticos y teóricos sociales en el desarrollo de una sociedad ultratecnológica
como la nuestra.
TEXTO DE HORKHEIMER
Evolución de
la escuela Ahora debo describirles a ustedes cómo se llegó de la
Críticas al marxismo teoría crítica de entonces a la teoría crítica de hoy. Aquí, el
primer motivo lo constituye la idea de que Marx estuvo
equivocado en muchos puntos. Sólo mencionaré unos pocos:
Errores en las
Marx afirmó que la revolución seria un resultado de las crisis
predicciones de Marx: económicas, cada vez más agudas, unidas a la progresiva
neocapitalismo.
miseria de la clase trabajadora en todos los países
capitalistas. Esto induciría finalmente al proletariado a poner
fin a este estado y a crear una sociedad justa. Empezamos a
darnos cuenta de que esta teoría era falsa, porque a la clase
trabajadora le va ahora mucho mejor que en tiempos de
Marx. Muchos trabajadores se convierten de simples obreros
manuales en empleados con una categoría social más
elevada y con mejor tenor de vida. Además, el número de
empleados aumenta constantemente con respecto al de los
obreros. En segundo lugar, es evidente que las crisis
Importancia del estado
Como regulador de las económicas graves son cada vez menos frecuentes. En gran
crisis económicas.
parte pueden impedirse mediante intervenciones de tipo
económico-político. En tercer lugar, lo que Marx esperaba en
definitiva de la sociedad correcta es probablemente falso por
Oposición entre justiciael mero hecho de que (y este principio es importante para la
(igualdad) y libertad.
teoría crítica) libertad y justicia están tan unidas como que
constituyen cosas opuestas; a mayor justicia, menos
libertad. Para que las cosas se efectúen con justicia, se les
deben prohibir a las personas muchas cosas, sobre todo el
no imponerse a los demás. Pero cuanta más libertad hay,
tanto más aquel que desarrolla sus fuerzas y es más listo
que el otro podrá al final someter al otro, y por consiguiente,
habrá menos justicia.
Estado neocapitalista
El camino de la sociedad que por entonces comenzamos
Importancia del a vislumbrar y que ahora juzgamos, es completamente
Estado y su
Racionalidad diferente. Hemos llegado a la convicción de que la sociedad
Instrumental:
regulación
se desarrollará hacia un mundo administrado
de la vida cotidiana. totalitariamente. Que todo será regulado, ¡todo!
Precisamente cuando se haya llegado al punto de que los
hombres dominen a la naturaleza, y todos tengan suficiente
comida y nadie necesite vivir peor o mejor que el otro,
porque cada cual podrá vivir de un modo bueno y agradable,
entonces tampoco significará ya nada que uno sea ministro y
el otro simplemente secretario, entonces acabará siendo
todo igual. Entonces podrá regularse todo automáticamente,
tanto si se trata de la administración del Estado, como de la
regulación del tráfico o de la regulación del consumo. Esta
es una tendencia inmanente en el desarrollo de la
humanidad, tendencia que, sin embargo, puede ser
interrumpida por catástrofes. Estas catástrofes pueden ser
Amenazas del de naturaleza terrorista. Hitler y Stalin son síntomas de ello.
Totalitarismo.
En cierto modo, quisieron realizar la unificación demasiado
deprisa y exterminaron a los que no se ajustaban a ella.
Tales catástrofes pueden ser ocasionadas por la
competencia, la cual ha pasado de los individuos a los
Estados y finalmente a los bloques, y conduce a guerras que
Guerra Fría
interrumpen por completo todo el desarrollo. Piensen
ustedes en la bomba de hidrógeno y todo lo demás, por
ejemplo, bombas capaces de infectar con bacterias a países
enteros.