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MOTIVOS SINCEROS PERO EQUIVOCADOS

No son pocas las ocasiones en las que se escuchamos a muchos creyentes decir: “esto que
hago no lo hago con la misma intención que lo hacen los otros, yo no le doy ese sentido.” Y de
esa manera se ha aprendido a aceptar y aprobar prácticas y creencias que no están respaldadas
por la Palabra de Dios. Lo más interesante es escuchar la famosa frase: “somos bibliocentricos.”
¿Pero es eso cierto? O en ocasiones ¿nos interesa más lo que dice la mayoría o lo que dice la
biblia?

¿Puede uno asimilar una práctica a su vida, o asumir una creencia por el simple hecho de decir:
“Mi motivación no es esa que el “mundo” le da”? En la Biblia hay un ejemplo clarísimo de lo
que es estar sinceramente equivocados, es la historia del Becerro de oro, en el libro de Éxodo
32 :3 dice: Entonces todo el pueblo apartó los zarcillos de oro que tenían en sus orejas, y los
trajeron a Aarón; y él los tomó de las manos de ellos, y le dio forma con buril, e hizo de ello un
becerro de fundición. Entonces dijeron: Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra
de Egipto. Y viendo esto Aarón, edificó un altar delante del becerro; y pregonó Aarón, y dijo:
Mañana será fiesta para Jehová.

¡Que interesante! Hicieron un becerro (deidad egipcia) y asumieron que esto le agradaba al
Señor, dicen: “mañana será fiesta a jehová”. Es decir: toman un elemento de idolatría, pero
declaran fiesta para el Señor. Que contradictorio. ¿Pero tenían una sana intención? Si, ¿su
motivación era buena? Sí. Pero la forma era la incorrecta, no podían mezclar los ídolos con el
Dios de Israel. ¿Y qué paso después? Por el hecho de tener una motivación sana, ¿fueron
perdonados? NO, fueron castigados. Dice la biblia: Vr 27 Y él les dijo: Así ha dicho Jehová, el
Dios de Israel: Poned cada uno su espada sobre su muslo; pasad y volved de puerta a puerta
por el campamento, y matad cada uno a su hermano, y a su amigo, y a su pariente. Y los hijos
de Leví lo hicieron conforme al dicho de Moisés; y cayeron del pueblo en aquel día como tres
mil hombres.

¿Acaso el Señor dijo que como tenían una motivación sana, su práctica idolatra era algo
mínimo? Lamentablemente no. Si la palabra de Dios está para guiarnos, no debemos
condicionarla según nuestro acomodo y menos según os conceptos de la mayoría. En Isaías
dice: ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y
de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! Y creo que
debemos tenerlo en cuenta siempre:

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