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TEMA III: LA POBLACIÓN ESPAÑOLA

1. EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN Y SU DISTRIBUCIÓN ESPACIAL

Para estudiar la distribución de la población se usan fuentes demográficas. Las más


importantes son las oficiales, privadas y el registro civil.
- Oficiales: Las realiza el Estado y las empresas para el Estado. Se comienzan a realizar
en el XVIII. Son el censo y el padrón.
- Censo: Se realiza a escala nacional cada 10 años. La información individual es secreta,
pero la colectiva se puede utilizar para cualquier estudio del Estado
- Padrón: Se utiliza a escala municipal y se actualiza cada 5 años. Tiene datos
individuales y también se utiliza para todo tipo de estudios. La diferencia es que los
ciudadanos tienen la obligación de comunicar los cambios.
- Registro civil: Recoge los nacimientos, fallecimientos, matrimonios, separaciones...

- Privadas: Son estudios realizados por empresas con carácter comercial y lucrativo,
para conocer en profundidad los posibles clientes.
Además hay encuestas que realiza el INE, que están relacionados con la población
activa, inmigrante, con problemas de salud...
La demografía utiliza variables o tasas para el estudio de la población como la tasa de
natalidad, mortalidad, fecundidad, esperanza de vida, crecimiento natural y real...

- EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN

1. Características de la población hasta 1900: La población española se caracteriza por


tener un ciclo demográfico antiguo (alta natalidad y mortalidad).
La península estuvo poco poblada en esta época, y en el siglo XVI la población era de
4.800.000 habitantes.
En la Edad Moderna, la mortalidad empieza a descender muy lentamente, pero no se
nota en el aumento demográfico por las continuas guerras.
En el XVIII se empieza a producir un aumento de población (4.5%0). Entre 1717 y
1817 la población aumenta en 3 millones de habitantes debido a las victorias en las
guerras y la mejora de la situación económica, que produce una mayor inversión en la
agricultura y un aumento de producción.
Hasta 1875 sigue aumentando la población pero todavía dentro del régimen
demográfico antiguo. A partir de la 2ª ½ de XIX se produce un cambio dentro de este
régimen, en el cual la natalidad sigue alta pero la mortalidad desciende. Así comienza el
régimen demográfico de transición, que provoca el crecimiento de la población. Este
crecimiento está reducido, ya que mucha gente emigra a Argentina, que era la 3ª
potencia mundial. Al terminar el siglo, la esperanza de vida era de 34.
2. Características de 1900 a 1970: A mediados del siglo XX se produce en Europa el
régimen demográfico moderno, pero en España se atrasa.
El régimen moderno de transición continúa en España en este siglo gracias a hechos
como el uso del jabón, y se conseguirá un descenso de la mortalidad hasta un 30%0, lo
que significa que España llegue a 18 millones de habitantes. Esta evolución se frena por
2 acontecimientos: la epidemia de gripe (1918) y la guerra civil (1936), que provoca un
decrecimiento de la población. En el periodo de posguerra aparecen las generaciones
huecas, con pocos individuos porque no se procrea.
A partir de los 50 la mortalidad desciende hasta el 10%0 mientras que la natalidad, que
había descendido en la posguerra, se recupera, llegando al 20%0, lo que da lugar al
llamado “Baby-boom”.
3. Características a partir del 70: A mediados de siglo se producen 2 hechos a la vez: el
final de la transición demográfica y el comienzo de la transición política y las tasas de
mortalidad y natalidad descienden hasta un 10%0 y cada año respectivamente.
Durante los 70 y 80, el crecimiento de la población es lento, llegando a finales de los 80
a ser uno de los países con menos natalidad del mundo.
En los primeros años de los 90 entra en un crecimiento natural negativo. El crecimiento
real no es negativo por la llegada de inmigrantes.
A partir del 99, se recupera ligeramente la natalidad debido al asentamiento de la
población inmigrante, que en su mayoría tienen alta natalidad
En los años siguientes se sigue con esta tendencia, es decir, población inmigrante, con
más hijos que los españoles. Además, el crecimiento real irá aumentando año tras año.

- DISTRIBUCIÓN ESPACIAL

La mayor parte de la población española vive en las costas, en Madrid y en Valladolid y


Zaragoza. Las diferencias de esta distribución son:
- En la mitad norte de la península nos encontramos crecimientos naturales negativos
(nacen menos de los que mueren), sobre todo en Aragón, Castilla y León y Asturias.
- En la mitad sur los crecimientos naturales son positivos: Andalucía, Canarias y
Murcia.
- Ceuta y Melilla tienen el crecimiento natural más elevado de España (0,6%) debido a
que hay mucha población joven y llegada de inmigrantes.
La densidad de población se calcula relacionando el número de habitantes con los Km
cuadrados. La población española se sitúa en torno a los 45 millones de habitantes y la
densidad de población en torno a 85, por delante de Suecia, Irlanda, Finlandia y Grecia,
pero muy por debajo de la media europea, que se sitúa en torno a 125 habitantes por Km
cuadrado. Estos datos sitúan a España como un país poco poblado en la UE. y con
desequilibrio
- Evolución histórica de la distribución espacial:
Desde las primeras poblaciones prerromanas la población se sitúa en la costa,
especialmente en la mediterránea por razones defensivas y comerciales.
En la época clásica empiezan a aparecer poblaciones hacia el interior. La expansión
romana por la península redistribuye la población aunque sigue siendo mayoritaria en la
costa.
En la Edad Media, los centros políticos y económicos se siguen situando en la costa o
cerca de ella, excepto en la época de los visigodos, cuando por primera vez empieza a
haber un crecimiento de la población en el interior con el avance de la Reconquista.
En la Edad Moderna, la población crece en la mitad norte de la península, en la costa
levantina, Baleares y Canarias con la excepción de Sevilla en el sur. A finales del XVI
Felipe II establece la capital en Madrid y provoca un aumento demográfico en el centro
de la península.
En el XVIII y XIX sigue aumentando el peso demográfico de Madrid y del interior y ya
en el XIX se produce un aumento de la población en la costa de Andalucía, Murcia y
Galicia debido al aumento del crecimiento natural, y en Madrid, Cataluña y País Vasco
por la llegada de inmigrantes a las nuevas industrias que se han instalado allí.
Hasta los 60, las poblaciones del interior pierden población de manera moderada, pero a
partir de los 60, con el desarrollo industrial contemporáneo, se produce un éxodo rural
de estas zonas hacia Madrid, Barcelona, áreas turísticas, y, en menor media, Asturias y
el País Vasco.
A partir del 78 (Constitución), con el nuevo sistema político-económico de las
comunidades autónomas se descentralizan las administraciones públicas.
Actualmente la población se instala por varios motivos: oportunidades de trabajo, precio
de la vivienda, acceso a buenas vías de comunicación, entorno medioambiental, etc. Un
factor muy importante ha sido la mejora de las comunicaciones, que hace posible que
cada vez pueda aumentar más la distancia entre la vivienda y el trabajo. Extremadura,
Castilla y León, Castilla la Mancha, Gerona y Lérida aumentarán su población como
ciudades dormitorio.
Además, hay que tener en cuenta la crisis industrial de muchas zonas de la costa norte,
la posible masificación turística de la costa mediterránea, el aumento del turismo
cultural y rural y otras circunstancias, que pueden hacer que en el futuro la población
española se redistribuya más que en la actualidad.

2. DINÁMICA DEMOGRÁFICA NATURAL

- RÉGIMEN DEMOGRÁFICO ANTIGUO (HASTA PRINCIPIOS DEL XX)

Altas tasas de natalidad y mortalidad y crecimiento natural bajo.


1. Natalidad: A principios del XX era alta pero descendió a partir del último tercio del
silo debido al predominio de una economía y sociedad rurales, ya que los niños
empezaban a trabajar en el campo y era muy barato mantenerlos y por la inexistencia de
sistemas eficaces para controlar los nacimientos, se retrasaba el matrimonio en los
periodos de crisis y descendía el número de hijos.
2. Mortalidad: era alta y oscilante, pero a partir de 1870 experimentó un ligero
descenso y por el bajo nivel de vida, las malas condiciones medicas y sanitarias y las
enfermedades infecciosas. La dieta alimenticia era escasa por la baja productividad
agraria y desequilibrada por la falta de proteínas. También había momentos de
mortalidad catastrófica debido a epidemias, guerras y malas cosechas. La mortalidad
infantil y la neonata también era elevada.
3. Crecimiento natural: Era bajo como consecuencia de la alta natalidad y mortalidad.

- TRANSICIÓN DEMOGRÁFICA (1900-1975)

Disminuye un poco la natalidad y mucho la mortalidad y como consecuencia de esto


hay un elevado crecimiento natural.
1. Natalidad: Descendió de forma suave y discontinua por los acontecimientos
históricos. En los años 20 la prosperidad económica permitió su recuperación. Entre
1930 y 1956 se reanudó su descenso por la crisis del 29 y la inestabilidad política de las
guerras y la posguerra. Entre 1956 y 1965 se produjo el baby boom gracias al desarrollo
económico, y entre 19865 y 1975 las migraciones del campo a la ciudad y los
problemas de vivienda tuvieron como consecuencia la reducción del tamaño de la
familia.
2. Mortalidad: Descendió notablemente y de forma constante debido a los avances
médicos y sanitarios, el aumento del nivel de vida y la elevación del nivel educativo y
cultural, excepto en los momentos de mortalidad catastrófica con la gripe de 1918 y la
Guerra Civil. La mortalidad infantil también disminuyó gracias a los progresos de la
pediatría y de la alimentación infantil y la mejora del cuidado materno.
3. Crecimiento natural: Fue alto, especialmente entre 1920 y 1970, cuando la
mortalidad descendió fuertemente y la natalidad pasó por dos máximos debido a la
guerra civil. Desde 1970 el crecimiento se recortó porque la mortalidad decrecía
suavemente y la natalidad diminuía más deprisa.

- RÉGIMEN DEMOGRÁFICO ACTUAL (A PARTIR DE 1975)

Se caracteriza por bajas tasas de natalidad y mortalidad y un escaso crecimiento natural.


1. El hundimiento actual de la natalidad se produjo desde 1975. La tasa de natalidad y
el índice sintético de fecundidad son muy bajos. Desde 1998 se ha recuperado un poco
debido a la inmigración. La situación económica que siguió a la crisis del 75, con grave
aumento del paro, hizo reducir los nacimientos y retrasó la edad del matrimonio ante la
dificultad de encontrar trabajo. El cambio de mentalidad en la sociedad desde la
transición de la democracia se refleja en la disminución de la influencia religiosa, la
despenalización y difusión de los anticonceptivos, la incorporación de la mujer al
trabajo, etc. Los niños ya no se ven como un seguro de vejez de los padres, sino que se
aprecia su formación y bienestar, por lo que se prefiere tener menos hijos y atenderlos
mejor.
2. Mortalidad: Se mantiene en cifras bajas, aunque desde el 81 experimenta un ligero
ascenso debido al envejecimiento de la población. Las causas de la mortalidad general
han cambiado. Disminuye la importancia de las enfermedades infecciosas. La
mortalidad infantil también baja. La esperanza de vida es mayor en las mujeres por
razones biológicas y socioculturales. La mortalidad es mayor cuanto menor es la
cualificación y el nivel social, ya que las clases altas tienen menor mortalidad laboral y
acceso a mayor número de servicios sanitarios y de más calidad.
3. Crecimiento natural: Es muy pequeño debido a las bajas tasas de natalidad y
mortalidad.

3. MOVIMIENTOS MIGRATORIOS EXTERIORES E INTERIORES Y EL


FENÓMENO DE LA INMIGRACIÓN ACTUAL

- MIGRACIONES EXTERIORES A AMÉRICA

Durante la Edad Moderna se producen movimientos migratorios a América y la costa


mediterránea (Italia) con objetivos administrativos y comerciales, por lo que no son
emigraciones de trabajadores porco cualificados, sino con función específica.
En la 1ª ½ del XIX, las circunstancias cambian. Hasta la 1ª Guerra Mundial, gallegos,
asturianos y canarios se trasladan a América (las Antillas, Argentina, Cuba, Venezuela,
etc.) por trabajo. El perfil del emigrante es un varón de entre 20 y 30 años con poca
cualificación profesional y, normalmente, dedicado al sector primario.
Desde el comienzo de la 1ª Guerra Mundial hasta el final de la 2ª, la inmigración decae
bastante debido a la inseguridad que producen las guerras, incluida la guerra civil, la
crisis del 29 y la posguerra, que por motivos políticos dificultan la salida de españoles
fuera del país.
De 1945 a 1960 comienza una recuperación de la emigración española. El gobierno de
Franco conoce las ventajas de la emigración y permite la salida de determinados grupos
de personas. Galicia, Canarias, etc. viajan a Venezuela, Argentina y Brasil. Ahora el
perfil del emigrante a estas zonas es de más cualificación e incluso de empresarios.

- MIGRACIONES EXTERIORES A EUROPA

La emigración a Europa comienza nada más terminar la guerra civil debido a motivos
políticos. Los lugares de destino son Alemania, Francia y Rusia (niños). En Alemania y
Francia trabajan en la agricultura, servicio doméstico y construcción, aunque por
motivos políticos también emigran pintores, escultores, etc.
De 1950 a 1973 en Europa se viven años de reconstrucción y se necesita mucha mano
de obra, por lo que hay una gran oferta de trabajo. En España hay un auge demográfico
importante, sobre todo en los 60. Se empieza a mecanizar el trabajo rural y el trabajo en
las ciudades se empieza a masificar, lo que provoca un gran excedente de mano de obra.
Las zonas emisoras de emigrantes son Andalucía y Galicia y los países de destino son
Alemania, Francia y Suiza principalmente. Estos emigrantes eran varones poco
cualificados y que realizaban los trabajos más duros y peligrosos y peor pagados. Esta
época es la de mayor emigración de todo el siglo XX en España y Europa por varios
motivos: En Europa la crisis del petróleo provoca crisis económica y en España esto no
afecta tanto y aumenta el nivel de vida y la formación primaria y secundaria. A pesar de
esto continúan las emigraciones temporales (vendimia).
Actualmente la emigración a Europa es poco significativa debido al aumento del nivel
de vida, las oportunidades de trabajo y la competencia que pueden suponer otros
inmigrantes que realizan trabajo a menor precio. De todas formas sigue habiendo una
pequeña emigración relacionada con buenos puestos profesionales o académicos
(ERASMUS).

- CONSECUENCIAS DE LA EMIGRACIÓN EXTERIOR

1. Ajuste entre emigración masiva y explosión demográfica en los 60, si no, los 70
hubieran sido muy duros porque habría habido mucha población y poco trabajo.
2. Económicamente, la emigración provoca el descenso del paro, la entrada de divisas y
la vuelta de trabajadores con formación europea.
3. Socialmente supone el desarraigo de muchos españoles, malas condiciones de vida y
además, a partir de la crisis del 73 su situación empeora porque son los primeros a los
que despiden.

- MIGRACIONES INTERIORES

Tienen importancia sobre todo a partir del último tercio del XIX por el desarrollo
industrial. A partir de 1975 estas migraciones decaen bastante. Hay 2 tipos de
migraciones:
- Migraciones temporales o estacionales: se realizan por un tiempo determinado( por
motivos de mejora del nivel de una lengua, para realizar labores agrarias temporales...)
- Éxodo rural: Inmigración definitiva del campo a la ciudad. Los focos de atracción son
Madrid, Cataluña y el País Vasco, pero con el tiempo cambian y decae el País Vasco,
aumentando el levante, Baleares y Canarias. En el primer tercio del XX hay un exceso
de población rural debido a la mecanización del campo. Esta población se traslada a las
ciudades para trabajar en sector terciario banal (servicio doméstico, baja hostelería,
limpieza de calles...) También van a trabajar en la industria, que muchas veces se sitúan
fuera de la ciudad. De 1950 a 1975 primero se produce el auge de la industria y, aunque
se solapan un poco, en los 60 comienza el desarrollo del turismo, quedándose dos ejes
económicos: el mediterráneo y el del Ebro, ambos conectados con Madrid. Desde 1975
decae el éxodo rural debido a la crisis industrial, la masificación de la mano de obra en
las ciudades y al agotamiento de la emigración rural. El desarrollo industrial hace que se
frene el éxodo rural ya que esta se desplaza fuera de la ciudad y los pueblos de
alrededor dejan de emigrar porque van a trabajar ahí.
Actualmente los mayores saldos migratorios tienen como destino Canarias, Baleares y
toda la costa mediterránea porque ahí hay trabajo y calidad de vida. El éxodo rural
actualmente es un elemento migratorio poco significativo y se está invirtiendo la
tendencia, la población urbana se está trasladando a zonas rurales, aunque su puesto de
trabajo continúe en la ciudad, debido a la mejora de las comunicaciones y porque a
aumentado el trabajo en casa.

- INMIGRACIÓN ACTUAL

Está reglada por la ley de extranjería. Las personas que llegan a España pueden ser
nacionalizadas en España, inmigrantes legales e inmigrantes ilegales. La procedencia de
los inmigrantes es variada: de África (Magreb y África Subsahariana), este de Europa
(Rumania y Polonia), América Latina (Perú, Argentina, Colombia...) y Asia (China,
Filipinas).
Actualmente la inmigración representa el 7% de la población española. En el 2003 los
países que más inmigrantes proporcionaban a España fueron Ecuador (14,2%) y
Marruecos (14,1%), pero la inmigración que más crece es la de Argentina, Rumania y
Bulgaria.
Los inmigrantes europeos occidentales vendrán a España con trabajos cualificados o de
residentes (alemanes, británicos, franceses y portugueses). Los motivos de esta
inmigración son el clima, la calidad de vida y las buenas condiciones de trabajo. En este
sentido se diferencian 2 grupos:
- Uno con un trabajo poco remunerado, con malas condiciones y que destina gran parte
de su sueldo a su país de origen.
- Otro con un subgrupo que trabajará y otro que no, pero que tiene buena calidad de
vida, buenos sueldos, buenas propiedades y que destinan gran parte de sus ingresos al
consumo interno (en España).
También existe un grupo de personas de los países occidentales trabajando en el sector
terciario referido al turismo y a la hostelería, con el que cubren sus necesidades.
Las consecuencias de la inmigración pueden ser positivas o negativas:
- Positivas:
- Recuperación de la natalidad.
- Aumento de la población activa, que por el momento ha conseguido mantener el
sistema de pensiones que en los 80 peligraba gravemente.
- Se han ocupado trabajos en los que escaseaba la mano de obra.
- Ha habido un desarrollo multicultural.
- Negativas:
- Aumento de la delincuencia debido a las mafias, que introducen delincuentes desde
sus países de origen.
- Aparición de grupos radicales, tanto neonazis como étnicos agresivos.
- Actitudes de racismo y xenofobia.
- Problemas de convivencia.

4. ESTRUCTURA DEMOGRÁFICA ACTUAL

Se divide en sexo, edad y estructura económica.

- SEXO
Se estudia la relación entre el número de mujeres y el número de hombre y se expresa
por medio de 2 tasas:
- Tasa de masculinidad: nº de varones x 100 entre el nº de mujeres. La solución es el nº
de varones por cada 100 mujeres.
- Tasa de feminidad: nº de mujeres x 100 entre el nº de varones. La solución es el nº de
mujeres por cada 100 varones.
Siempre nacen más niños que niñas (105 niños/100 niñas). A lo largo de los años, esta
relación se iguala (entre 20 y 30 años). En la 3ª edad hay más mujeres que hombres, e
incluso puede llegar a duplicarlo.

- EDAD
El indicador más utilizado para ver la estructura por edades es el índice de
envejecimiento: la población de 65 años o más x 100 entre la población total.
Se considera q si esta tasa supera el 12% la población está envejecida y España tiene un
17 %.
España actualmente tiene un porcentaje de población de 0 a 14 años del 15%, de 15 a 65
del 69% y a partir de 65 años del 17%. Las causas de este envejecimiento son el
descenso de la natalidad y el aumento de la esperanza de vida. Estas circunstancias han
dado lugar a un aumento enorme del gasto de la seguridad social en el sistema de
pensiones y de asistencia e integración social de la 3ª edad.
Para minimizar los posibles problemas económicos de la seguridad social, una de las
soluciones es aumentar voluntariamente la edad de jubilación, o incluso hacer
jubilaciones progresivas.

- ESTRUCTURA ECONÓMICA
La población activa son las personas mayores de 16 años y menores de 65 que quieren
y pueden trabajar.
La población activa ocupada es el porcentaje de la población activa que trabaja y la
desocupada la que no trabaja.
La población inactiva no tiene trabajo remunerado porque no puede trabajar porque
son menores de 16 años, pensionistas e incapacitados. Incluye también las personas que,
pudiendo trabajar, deciden voluntariamente no hacerlo (estudiantes, amas de casa y
rentistas).
- Evolución de la tasa de actividad
Hasta hace pocos años, la tasa de actividad española descendía todos los años debido al
proceso de envejecimiento de la población, pero a partir del 95 aproximadamente, con
la llegada de inmigrantes, y a partir de los 80, con la incorporación de la mujer al
mercado laboral, se ha producido un cambio de tendencia y en la tasa de actividad:

- Variaciones de la tasa de actividad


Hasta el 96, la tasa de actividad masculina descendía debido a la reconversión
industrial que generaba sobre todo jubilaciones, despidos, y menos población dentro de
la población activa. Esta situación se recupera por la inmigración.
La tasa de actividad femenina sufre un aumento muy grande a partir de los 80 debido
a la incorporación de la mujer al mercado laboral, una mentalidad más moderna, el
aumento del coste de la vida y la terciarización.
Según la edad, las mayores tasas de actividad se dan en los hombres entre 25 y 45 y las
mujeres de entre 20 y 30, aunque esta aumenta todos los años.
La tasa de paro: hasta 1973, el paro de España no superaba el 3% porque se había
mantenido una emigración muy fuerte y la mujer no estaba incorporada al mercado
laboral. Entre 1973 y 1985, el paro aumenta de forma espectacular por la incorporación
de la mujer al mercado laboral, los despidos por la reconversión industrial, la
incorporación de los nacidos en el baby-boom al mercado laboral y el retorno de
muchos emigrantes. Entre 1985 y 1995, el paro retrocede ligeramente por la mejora de
la situación económica, aunque sigue por encima del 10% y es uno de los más altos de
Europa. A partir del 95, el paro comienza a descender de forma importante alcanzando
valores por debajo del 10% debido a la mejora de la situación internacional, la buena
gestión económica del gobierno y una menor incorporación de los jóvenes al mercado
laboral porque hay menos y se incorporan más tarde porque tienen un proceso de
formación más largo. Actualmente la tasa de paro es de 8,4 % (1.765.000 personas) y se
está acercando a los niveles de la UE. En general, el paro tiene variaciones según la
edad, el sexo, el nivel económico, la época del año, la comunidad autónoma, etc.

La tasa de actividad por sectores económicos:


- Sector primario: Hasta el siglo XX, el sector primario era el predominante en cuanto
al porcentaje de población activa por sectores. A principios del XX, el 65% de la
población activa trabajaba en este sector. Entre 1950 y 1975 se produce un gran
descenso de la población activa en el sector debido a los planes de mecanización y
desarrollo que a partir de 1975, constituía el descenso de la población ocupada en el
sector primario pero más lentamente. Actualmente se sitúa en torno al 6%.
- Sector secundario: A principios del XX solo trabajaba en este sector el 16% de la
población ocupada. En los años antes de la guerra civil se produce un aumento por el
inicio del proceso de industrialización en España. La guerra civil y la posguerra reduce
bastante las tasas de ocupación industrial. A partir de los 60 se inician los planes de
desarrollo del régimen franquista, y asciende por encima del 30%. A partir del 73,
debido a la crisis industrial motivada por la crisis del petróleo y el atraso, se produce el
descenso de la población ocupada. Actualmente se sitúa en el
- Sector terciario: A principios del XX solo trabajaba en este sector el 17% de la
población ocupada, pero desde entonces va aumentando excepto en el periodo de la
guerra civil y la posguerra. A partir de los 60 se produce un gran crecimiento debido al
desarrollo económico en general y al desarrollo del turismo. A partir de los 70 sigue
aumentando gracias al turismo y al aumento del nivel de vida.

LA POBLACIÓN ESPAÑOLA

Las fuentes demográficas y la distribución de la población.

La geografía de la población estudia las relaciones entre la población y el espacio. Las


fuentes demográficas permiten analizar la distribución de la población y sus
desequilibrios espaciales.

1.1 Las fuentes demográficas.

La demografía analiza la población cuantitativamente, a partir de los datos


proporcionados por las fuentes demográficas:
• El censo es el recuento individualizado de la población del país en un momento
determinado. Recoge datos demográficos, económicos y sociales de la
población: sexo, edad, estado civil, lugar de nacimiento, nacionalidad, lengua
hablada, nivel de instrucción, características económicas. El censo se realiza en
España cada diez años. ( Desde 1981, en los años acabados en 1 ).

• El padrón municipal es el registro de los vecinos de los términos municipales; es


un documento dinámico y debe actualizarse permanentemente. Recoge también
datos demográficos, económicos de la población. Estos datos se actualizan el 1
de enero de cada año.

• El registro civil anota nacimientos, matrimonios y defunciones. Sus datos pasa al


INF, que elabora con ellos libros de movimientos natural de la población.

1.2 La distribución de la población. Los desequilibrios espaciales.

Los habitantes que posee España están distribuidos irregularmente. Para expresar esta
distribución irregular se utiliza el término densidad de población. La densidad de
población española ha ido aumentando a lo largo de los años. Esto produce unos
desequilibrios fuertes espaciales entre áreas de concentración y áreas de
despoblamiento. Las grandes áreas de poblaciones se localizan en Madrid, en la
periferia peninsular y en ambos archipiélagos. Las grandes área de vacío se sitúan en el
interior de la península y en el interior de Galicia y de las comunidades del Cantábrico.

El origen del desequilibrio de la población se remonta a la Edad Moderna, las


densidades más altas estaban en el centro-norte peninsular. La crisis económica y
demográfica del siglo XVIII la situación se había invertido y eran regiones costeras e
insulares las de más altas y las interiores las de menos densidades.

En el siglo XIX se consolidó el desequilibrio: aumentaron su peso Madrid y las regiones


periféricas, en unos casos por su alto crecimiento natural y en otros por la instalación de
industrias que atrajeron población del interior.

En el siglo XX se agudizaron los contrastes, especialmente en la década de 1960,


durante la cual crecieron las regiones industriales y las áreas turísticas mediterráneas e
insulares, gracias a las migraciones hacia ellas desde las zonas interiores.

Desde 1975 se redujeron las diferencias, a causa de la desindustrialización y el paro


provocados por la crisis económica. Las áreas industrializadas receptoras de
inmigración perdieron su capacidad de atracción y crecieron por debajo de la media o
ligeramente por encima, mientras que en las zonas emigratorias disminuyeron las
salidas e incluso se recibieron emigrantes retornados.

Las tendencias actuales, marcadas por la primacía de los servicios, la difusión espacial
de la industria, la agricultura tecnificada y el desarrollo endógeno, a la consolidación
demográfica de Madrid, del eje mediterráneo que se prolonga hasta Andalucía y del
valle del Ebro. La crisis industrial y minera ha provocado fuertes descensos en la
cornisa cantábrica.

El movimiento natural de la población.


El movimiento natural de la población es el crecimiento o decrecimiento de la
población de un lugar por causas naturales, es decir, por balance entre la natalidad
y la mortalidad. El crecimiento natural o vegetativo es la diferencia entre la
natalidad y la mortalidad.

2.1 Los regímenes demográficos.

En la evolución del movimiento natural de la población española se distinguen diversas


etapas o regímenes demográficos a lo largo de los cuales la natalidad, la mortalidad y el
crecimiento natural presentan características homogéneas. Dichas etapas son el régimen
demográfico antiguo, la transición demográfica y el régimen demográfico moderno. El
paso de unas a otras se ha producido con retraso respecto a otros países europeos.
El régimen demográfico antiguo: hasta principios del siglo XX

Se caracteriza por las altas tasas de natalidad y de mortalidad y en un crecimiento


natural bajo:

• La natalidad presentaba valores elevados a principios del siglo XX, aunque


experimentó un descenso a partir del último tercio del siglo XIX. La alta
natalidad se debía al predonimio de una economía y una sociedad rurales.
Tampoco existían sistemas eficaces de control de natalidad. La natalidad podía
hundirse en momentos de hambre guerra.

• La mortalidad general era alta y oscilante, aunque desde la década de 1870


experimentó también un ligero descenso. Sus causas eran el bajo nivel de vida y
las precarias condiciones médicas y sanitarias. La dieta alimenticia era escasa y
desequilibrada. Como consecuencia, la mayoría de la población esta mal nutrida.
Las enfermedades infecciosas transmitidas a través del aire o del agua, el atraso
de la medicina, el desconocimiento de las vías de transmisión de enfermedades y
la falta de higiene privada y pública. Había momentos de mortalidad
catastrófica, causada por epidemias, guerras y malas cosechas, que provocaban
la subida del precio del grano y el hambre y la muerte.

• Como resultado de las altas tasas de natalidad y de mortalidad, el crecimiento


natural era bajo debido a las crisis sobre mortalidad.

La transición demográfica: 1900-1975.


El paso del régimen demográfico antiguo al actual se llama transición demográfica. Se
inició más tarde que en otros países de Europa occidental, pero tuvo mayor intensidad.
Esta etapa se caracteriza por una disminución de la natalidad, un brusco descenso de la
mortalidad y , en consecuencia, un elevado crecimiento natural.

A ) La natalidad descendió de forma suave y discontinua en relación con los


acontecimientos históricos principales. Los principales descensos de la natalidad
coincidieron con estos momentos:

• La crisis económica de 1929 y la inestabilidad política de la Segunda República.

• La Guerra civil y la posguerra.

• Los años finales del desarrollismo.

B ) La mortalidad general descendió notablemente y de forma constante durante la


transición demográfica. La causa fue la reducción de la incidencia de los principales
factores de riesgo de perder la salud, gracias a los avances médicos y sanitarios y la
elevación del nivel de vida, educativo y cultural.

C ) Como consecuencia, el crecimiento natural de la transición fue alto; la mortalidad


descendió y la natalidad pasó por dos máximos separados por la Guerra civil. Desde
1970, el crecimiento se recortó porque la mortalidad decrecía suavemente mientras que
la natalidad disminuía deprisa.

El régimen demográfico actual : a partir de 1975.

Se caracteriza por bajas tasas de natalidad y de mortalidad y por un escaso crecimiento


natural.

A ) El hundimiento de la natalidad se inició en 1975 y ha sido más tardío y brusco que


en el resto de los países de Europa occidental. La tasa actual de natalidad es muy baja,
reflejando un comportamiento maltusiano cuyas causas han sido la situación económica
desde 1975, el cambio de mentalidad en la sociedad española a partirá de la transición a
la democracia y la elevación del nivel de vida, educativo y cultural:

• La situación económica que siguió a la crisis hizo reducir los nacimientos a las
parejas ya existentes y retraso la edad del matrimonio ante la dificultad de
encontrar trabajo. La precarización de los contratos laborales y el alto precio de
compra y alquiler de viviendas ha impedido a los jóvenes emanciparse.

• El cambio de mentalidad se dio a partir de 1975 con la disminución de la


influencia religiosa, la despenalización y difusión de los anticonceptivos, la
despenalización del aborto, el nuevo papel social de las mujeres, la
preponderancia de las relaciones de pareja sobre las reproductoras y de cuidado
de los hijos, y el desarrollo de formas familiares distintas al matrimonio.

• El aumento de nivel de vida ha supuesto un progreso en la protección social y en


el nivel cultural. La aspiración a mejoras materiales compite con los gastos y la
dedicación que requieren los hijos.

B ) La mortalidad se mantiene en cifras bajas. Las causas de la mortalidad general han


cambiado. Disminuye la importancia de las enfermedades infecciosas y aumentan las
llamadas tres “C” ( enfermedades cardiovasculares, cáncer y accidentes de carretera ).
La mortalidad infantil es también baja.

C ) El crecimiento natural actual es muy pequeño como consecuencia de las bajas tasas
de natalidad y mortalidad.

2.2 Los desequilibrios territoriales

Actualmente las tasas de crecimiento natural, natalidad y mortalidad son bajas, pero hay
destacados contrates regionales debido a las migraciones de las provincias interiores a
las periféricas y Madrid durante los años sesenta.

En lo que respecta a tasas de natalidad cabe distinguir:

• Comunidades con tasas de natalidad claramente superiores a la media: El sur


peninsular, Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla.

• Comunidades con tasas de natalidad ligeramente superiores a la media:


Extremadura y Castilla-La Mancha.

• Comunidades con tasas de natalidad muy por debajo de la media: Galicia,


Aragón, País Vasco, Asturias, Cantabria,…
En cuanto a la mortalidad:

• Comunidades con tasas de mortalidad claramente superiores a la media: las


envejecidas por el éxodo rural o las crisis industriales, como Galicia, Asturias,
Cantabria y el interior peninsular.

• Comunidades con tasas de mortalidad inferiores a la media: Andalucía, Murcia,


Ceuta y Melilla (tradicionalmente fatalistas) y Madrid (fuertemente
inmigratoria).

En relación con el crecimiento natural:

• Comunidades con crecimiento natural muy superior a la media: sur peninsular,


Baleares, Canarias, Ceuta, Melilla y Madrid.

• Comunidades con crecimiento natural claramente inferior a la media: Galicia,


Castilla y León, Aragón, Asturias, Cantabria.

3. Los movimientos migratorios

Migraciones son los movimientos de población en el espacio. Podemos distinguir entre


emigración (salida de población desde su lugar de origen) e inmigración (llegada de
población a un destino).

3.1 Las migraciones interiores

Son los movimientos dentro de las fronteras del país y podemos diferenciar las
tradicionales (hasta 1975) y las actuales.

Migraciones interiores tradicionales

Se desarrollaron entre el último tercio del siglo XIX y la crisis económica de 1975. Los
protagonistas fueron los campesinos que se desplazaron a las grandes ciudades
industrializadas por motivos de trabajo. Cabe distinguir entre dos tipos de migraciones
tradicionales: las estacionales y temporales y el llamado éxodo rural.

• Migraciones estacionales y temporales: Se dieron en el último tercio del siglo


XIX y en la década de los sesenta. Consistían en desplazamientos a otras áreas
rurales para realizar labores agrarias o desplazamientos a las ciudades en la
época en la que el campo no daba tanto trabajo.

• El éxodo rural: Tuvo lugar entre 1900 y 1975 y consistió en el desplazamiento,


definitivo o de larga duración, de los campesinos a las zonas más
industrializadas en busca de mejores condiciones (trabajo, salarios, sanidad,
ingresos más altos, mayor libertad,…). Se pueden distinguir cuatro etapas:

o En el primer tercio del siglo XX: Estuvo motivado por el exceso de


brazos en el campo y el inicio de la mecanización agrícola, además se vio
favorecido por la gran oferta de trabajo de las zonas industriales.
o Durante la Guerra Civil y la posguerra: En la Guerra hubo grandes
problemas de abastecimiento en las grandes ciudades y la industria sufrió
destrucciones. Durante el franquismo se fomentó la permanencia de la
población en el campo. Además, el aislamiento y estancamiento
económico provocaron una masiva reducción de puestos de trabajo en la
industria.

o Entre los años 1950 y 1975: El éxodo rural alcanzó su mayor volumen
gracias al crecimiento demográfico y a la crisis de la agricultura. El
desarrollo de la industria volvió a dar lugar a nuevos puestos de trabajo y
el boom turístico ofertó también múltiples puestos en el litoral
mediterráneo.

o Desde 1975: El éxodo rural decayó. La crisis de la industria provocó la


vuelta al campo de muchísimas personas, ya que la vida en el campo es
la más barata.

o Actualmente: los mayores saldos migratorios corresponden a Baleares,


Canarias y regiones del litoral mediterráneo, sobre todo gracias al
turismo. Es posible que se produzca un nuevo éxodo rural como
consecuencia de la modernización del sector agrario.

Migraciones interiores actuales

Desde la crisis de 1975, la inmigración clásica pasó a tener características muy distintas:
el origen de los inmigrantes ya no era mayoritariamente rural, sino que procedían de los
municipios urbanos y buscaban las ciudades medias o pequeñas y no las grandes
ciudades. Tanto los motivos de migración como el perfil de los inmigrantes son
diversos, por lo que podemos enunciar diferentes corrientes migratorias:

• Migraciones residenciales: Son principalmente intraurbanas (entre las ciudades


centrales y sus cinturones periféricos). Afectan a parejas recientes y jóvenes que
buscan viviendas baratas y con mejores condiciones medioambientales.

• Migraciones laborales: Responden a motivaciones de trabajo, suelen ser


interurbanas y las direcciones el arco mediterráneo y el valle del Ebro. Afecta a
adultos jóvenes poco cualificados o a trabajadores cualificados en el sector
servicios.

• Migraciones de retorno rural: Supone un regreso de la población a los


municipios rurales. Están protagonizadas por antiguos emigrantes de la época
del éxodo rural que han alcanzado la edad de jubilación, por tanto se observa un
envejecimiento de la población.

• Movimientos habituales de la población: Desplazamientos más o menos


habituales que hace la población por motivos de trabajo y ocio. El trabajo
ocasiona movimientos pendulares de casa al lugar de trabajo. Los movimientos
de fin de semana y turismo son motivados son provocados por la necesidad de
buscar ocio fuera de la rutina.
Consecuencias de las migraciones interiores

• En el plano demográfico, son las responsables de los desequilibrios en la


población: vaciamiento del interior y grandes densidades en la periferia.

Influyen también en la estructura por sexo y edad de la población: elevan la tasa de


masculinidad de las áreas, dificultando la formación de familias y causan el
envejecimiento de las zonas rurales, rejuveneciendo la población urbana.

• En el plano económico, en las áreas rurales, las emigraciones permitieron


aumentar en un primer momento los recursos de la población, pero más tarde se
genero una deseconomía de subpoblacion, ya que, descendió la productividad y
el rendimiento. En las ciudades, la emigración provocó deseconomías de
congestión: problemas de suelo urbano, de vivienda...

• En el plano social se produjeron problemas de asimilación, al pasar, los


emigrantes de u comunidad rural con valores tradicionales, a la sociedad urbana
y competitiva.

• En el aspecto medioambiental, en las zonas de procedencia de los emigrantes,


quedaron abandonados ecosistemas tradicionales lo que supuso el deterioro
medioambiental. En las grandes ciudades, el crecimiento acelerado de la
población creó problemas de contaminación atmosférica, ruido...

3.2 Las migraciones exteriores

Son los movimientos de población fuera de las fronteras del propio pais. Podemos
diferenciar dos tipos: transoceánicas y la realizada a Europa.

La emigración transoceánica

Se dirigió principalmente a América Latina y secundariamente a los Estados Unidos,


Canadá y Australia. Se pueden distinguir dos etapas de auge y dos de crisis:

• La primera etapa de auge comprende desde mediados del siglo XIX hasta la I
Guerra Mundial: la emigración hacia América, se había reducido bastante debido
a la política populacionista de los Borbones, que puso trabas a la emigración.

La mayor parte de la emigración era de procedencia gallega, asturiana y canaria y


estuvo causada por la estructura agraria del lugar de origen que impedía trabajar y
obtener ingresos suficientes.

• La emigración decayó entre las dos guerras mundiales: las causas fueron la
inseguridad creada por la I Guerra Mundial, tras la cual la emigración se
reanudo durante los años 20; la crisis del 29; la Guerra Civil española y la
posguerra...también fueron causas de este declive.

• Entre 1950 y 1960, la corriente ultramarina se recupero. La procedencia de los


emigrantes seguía siendo gallego sobretodo seguida de la canaria y el destino
prioritario era Venezuela, Argentina o Brasil.
• Desde 4960, la emigración ultramarina entro en competencia con la emigración
a Europa y descendió. Actualmente se mantiene en cifras muy bajas y
predominan los retornos.

La emigración a Europa

Tuvo tres etapas muy diferenciadas:

• Hasta mediados del s. XX se dirigió principalmente a Francia, estaba integrada


por agricultores estacionales, obreros de la construcción y muchachas de
servicio domestico. La II Guerra Mundial puso fin a esta etapa.

• Los años comprendidos entre la década de 1950 y 1973: época de auge de la


emigración a Europa:

• Por parte europea: la reconstrucción económica favoreció una amplia oferta de


empleo que no podía cubrirse con los trabajadores propios, escasos por el débil
crecimiento de la población europea durante los años treinta y cuarenta y por las
muertes de la guerra.

• Por parte española: se vio favorecida por el fuerte crecimiento de la población,


el excedente de la población agraria a causa de la mecanización del campo. La
emigración permanente estaba integrada por adultos varones, poco cualificados
que desempeñaban los trabajos rechazados por los trabajadores autóctonos.

o A partir de 1973, la emigración a Europa decayó. La crisis energética


provocó paro por lo que muchos emigrantes regresaron. Desde entonces,
la emigración española a Europa se mantiene en cifras bajas.
Actualmente, es una emigración de temporada y temporal.

Consecuencias de las migraciones exteriores

o Demográficas: disminución de los efectivos de población y en la


distribución de estos efectivos.

o Económicas: por una parte fueron positivas porque aliviaron el fuerte


crecimiento natural y el paro. Pero también hubo consecuencias
negativas, muchos ahorros no de invirtieron en bienes productivos, o no
favorecieron a las áreas de partida de los emigrantes.

o Sociales: desarraigo y las penosas condiciones de vida y trabajo. Además


los emigrantes fueron los primeros afectados por las crisis y regresaron
sin haber mejorado su calificación profesional, pero esto provoca nuevos
problemas como encontrar trabajo, vivienda y volver a adaptarse a las
condiciones de vida del país.

La emigración exterior en la actualidad

España ha dejado de ser un país emigrante. Las principales causas o razones han
sido el mayor grado de formación de la mano de obra, el aumento del nivel de
vida y la competencia de los inmigrantes procedentes de países menos
desarrollados en los trabajos peor remunerados y de trabajadores nacionales del
lugar de destino en los mejor pagados.

3.3 Los inmigrantes extranjeros en España

España esta recibiendo un importante volumen de inmigrantes.

Proceden de Europa Occidental, Europa del Este, de Latinoamérica, de África....


y su destino principal es Cataluña, Madrid, Andalucía, la Comunidad Valencia y
Canarias.

Se pueden clasificar en tres grupos:

o Los que alcanzan la nacionalización tras varios años de permanencia y


pasan a ser españoles de pleno derecho.

o Los inmigrantes legales, que obtienen un permiso de residencia y


mantienen su nacionalidad de origen.

o Los extranjeros ilegales, mas difíciles de contabilizar.

Las causas de la inmigración son políticas o económicas. Los inmigrantes, sobre


todo los ilegales, desempeñan los trabajos de baja cualificación en la
construcción, minería, pesca y servicio domestico. Viven en situaciones de una
enorme inestabilidad laboral y marginalidad.

La Ley de Extranjería, regula los aspectos relacionados con la inmigración en


España:

o Regula la entrada y las modalidades de presencia en España:


modalidades de presencia en España son dos, estancia y residencia.

Para regularizar la situación de los ilegales, la nueva ley prevé un procedimiento


que exige acreditar una permanencia continuada en España de al menos dos
años.

o Precisa los derechos y libertades de los extranjeros legales y de los


ilegales. A todos se les concede el derecho a pedir a los tribunales, pero
solo los que estén en España, dispondrán de asistencia y solo los legales
sin recursos la tendrán en los demás casos.

o Regula el trabajo del extranjero. Para la concesión del permiso de trabajo


se tienen cuenta el paro o escasez de mano de obra española.

o Permite la expulsión en 48 horas de los inmigrantes ilegales que carezcan


de permiso de trabajo, lo tengan caducado o trabajen sin autorización.
Siempre y cuando el inmigrante presente un certificado o una solicitud
de asilo, el procedimiento de expulsión se paralizará.
3.4 El fin de la emigración y la inmigración actual

La corriente migratoria es menor a partir de 1967, ya que en Europa se exige una


mayor cualificación a los inmigrantes, y se detiene a partir de la crisis de 1973.
No sólo detiene la corriente migratoria, sino que provoca un proceso de retorno.
Pero España también entra en crisis y el paro aumenta, aunque no de manera
decisiva.

En la actualidad España es un receptor de emigrantes. Son personas jóvenes que


no pueden sobre vivir en sus países de origen y están dispuestos a trabajar en
condiciones y en trabajos que muchos españoles no aceptaríamos nunca. Se
emplean normalmente en la agricultura (Almería, Murcia, Lérida, Barcelona), en
la construcción (Madrid, Barcelona, País Vasco, Galicia) y en la minería
(Asturias, León, Palencia).

Los países de origen de los inmigrantes son los países americanos (Ecuador,
Colombia, Argentina, Brasil, Venezuela, México, Perú), los países africanos
(Marruecos, Argelia, Cabo Verde y los países subsaharianos en general), los
países del este de Europa (Rusia, Hungría, Polonia, Yugoslavia) y los países del
lejano oriente (China sobre todo). También debemos contar aquí a los
inmigrantes portugueses que vienen a trabajar. La política de restricción a la
inmigración que hay en Europa provoca que muchos de estos inmigrantes no
puedan entrar legalmente, y se jueguen la vida para conseguir llegar a España.
Desde ese momento se ven obligados a vivir en condiciones marginales y a
aceptar trabajos que están fuera de la legalidad.

No debemos olvidar otra inmigración totalmente nueva. No son trabajadores de


los países menos desarrollados sino jubilados de los países ricos de Europa
(Alemania, Francia, Gran Bretaña, Suecia). Estos inmigrantes se establecen en la
costa mediterránea, Baleares y Canarias. Son personas con altos ingresos, para el
nivel de vida español, que demandan gran cantidad de servicios turísticos y
sanitarios. De estos países llegan, también, trabajadores jóvenes, pero son una
minoría.

3.5 El crecimiento real de la población


Se obtiene sumando el crecimiento natural y el migratorio:

CR= CN(nacimientos - defunciones) + SM(inmigrantes - emigrantes)

Tres etapas:

o Desde mediados del XIX a principios del XX, el crecimiento fue bajo,
debido a un crecimiento natural escaso, con altas tasas de natalidad y de
mortalidad, y a la emigración a ultramar.

o El periodo entre 1900 y 1975 se caracterizo por un alto crecimiento


demográfico, la década de 1960, debido al elevado crecimiento natural
característico de la transición demográfica, limitado por factores como la
persistencia parcial de la mortalidad catastrófica por epidemias, guerras...

o Desde 1975, el crecimiento de la población es bajo y se debe al escaso


crecimiento natural determinado por el hundimiento de la natalidad y las
bajas tasas de mortalidad.

4.La estructura de la población española

4.1 La estructura de biológica por sexo y edad

a) La estructura por sexo. La relación entre el número de hombres y mujeres se


expresa a través de la tasa de masculinidad o sex ratio, que se obtiene
multiplicando el número total de hombres por 100 y dividiéndolo por el número
total de mujeres. Cuanto más se aleje el índice de 100, mayor será el
desequilibrio entre sexos.

Siempre nacen más varones que mujeres, pero al cabo de unos años los efectivos
de ambos sexos se igualan, para después volver a desequilibrarse a favor de las
mujeres, de modo que al final hay más ancianas que ancianos. Las causas son la
mayor mortalidad masculina y, en tiempos pasados, la mayor migración de los
varones al exterior. La excepción está en algunas zonas rurales, donde la
emigración afectó más a las mujeres y hay mayor número de hombres en las
edades adultas y ancianas.

b) La estructura por edad. Uno de los indicadores más utilizados para medir la
composición por edades es el índice de envejecimiento, que se obtiene
multiplicando el número de personas de 65 y más años por 1000 y dividiéndolo
por el total de la población. Cuando el índice supera el 12%, se considera que la
población está envejecida.

España tiene una estructura por edades envejecida:

o Los jóvenes (0-14) han reducido su porcentaje debido al descenso de la


natalidad. LA mayor proporción de este sector se encuentra en las zonas
de natalidad más alta y esperanza de vida más baja de la mitad sur
peninsular y de los archipiélagos, o en las zonas rejuvenecidas por la
inmigración.
o Los adultos (15-64) han aumentado y su porcentaje varía poco de unas
comunidades a otras.

o Los ancianos (65-?) han aumentado. La mayor proporción de ancianos se


encuentra en el interior y norte peninsulares. Además a ayudado al
sobreenvejecimiento de la población el retorno de antiguos emigrantes.

Las causas de envejecimiento de la población son: el descenso de la natalidad,


que se reduce el número de jóvenes y el aumento de la esperanza de vida. Las
consecuencias del envejecimiento afectan al futuro de las pensiones, la salud y la
integración social.

4.2 La estructura económica de la población.

La población activa

Es el conjunto de personas de 16 y más años que suministran mano de obra para


la producción de bienes y servicios o que están disponibles y hacen gestiones
para incorporarse a dicha producción. Comprende tanto a la población que
trabaja como a la que está buscando trabajo. La población inactiva es la que no
tiene trabajo remunerado e incluye pensionistas, rentistas, estudiantes y personas
dedicadas a las labores del hogar.

Índices para medir la actividad de una población:

o La tasa de actividad. Porcentaje de activos de una población. El INE la


calcula de tres maneras: relacionando los activos con la población total,
con la población en edad activa (16-?) y con la población en edad de
trabajar (16-64).

o La tasa de paro. Porcentaje de población activa desocupada respecto al


total de la población activa.

o La tasa de dependencia es mayor cuanto mayor es el peso que recae


sobre la población trabajadora. Se calcula multiplicando la población de
pendiente (0-15 y 65-?) por cien y dividiéndolo por la población en edad
de trabajar

• En la evolución de la tasa de actividad pueden distinguirse dos momentos:

• Descenso hasta las fechas recientes, causado por la emigración y el aumento de


la tasa de dependencia

• Desde 1987 se aprecia un aumento de la población activa, que se debe en parte


al nuevo sistema de elaboración de Encuesta de Población Activa, que
disminuye la población inactiva. El factor definitivo es la creciente
incorporación de la mujer al trabajo fuera del hogar

• La tasa de actividad presenta variaciones:


• En función del sexo.

• En función de la edad

• En función del territorio

• La evolución de la tasa del paro:

• Hasta 1973 no fue un problema grave, pues la presión demográfica sobre el


mercado de trabajo se resolvía mediante la emigración al exterior y la escasa
incorporación de la mujer al trabajo.

• Entre 1973 y 1985 el paro experimentó un gran aumento en relación con la crisis
económica, la reconversión industrial, el retorno de los emigrantes españoles, la
creciente incorporación de la mujer al mundo laboral y la demanda de empleo de
una población joven numerosa (baby boom).

• Entre 1985 y 1990 el paro retrocedió ligeramente por la mejora de la situación


económica, para volver a crecer desde 1990 con la crisis de principios de la
década, que frenó la oferta del empleo, incluso provocó la destrucción de
puestos de trabajo.

• Desde 1995 el paro empieza a descender. Las cifras de paro se deben hoy al
desequilibrio entre la demanda y la oferta de trabajo. El paro experimenta
variaciones en función de diversos aspectos: edad, sexo, nivel de instrucción,
época del año y la comunidad autónoma.

Los sectores económicos

La población activa se distribuye en tres sectores:

• El sector primario: actividades orientadas a la obtención de materias primas.

• En el primer tercio de siglo su descenso estuvo relacionado con el éxodo rural.

• Durante la guerra y la posguerra se recuperó, ante las dificultades económicas,


de empleo y de alimentación

• Entre 1950 y 1975 prosiguió la reducción del sector primario al acelerarse el


éxodo rural con la mecanización del campo.

• Desde 1975, el descenso se desacelera por la detención del éxodo rural a raíz de
la crisis y porque ya se encuentra en niveles bajos.

• El sector secundario: comprende las actividades destinadas a la trasformación


de las materias primas.

• Durante el primer tercio del siglo XX creció con el impulso dado a la industria y
a las obras públicas por la dictadura de Primo de Rivera.
• La Guerra Civil y la posguerra abrieron un paréntesis en ese crecimiento debido
a las destrucciones de industrias, al mantenimiento o retorno de la población al
campo y a los problemas que la política autárquica acarreó a la industria.

• En la década de 1960 auge de este sector debido a los planes de desarrollo y al


aumento de la construcción.

• Desde 1975 se está produciendo un descenso de la población de este sector por


el transvase al sector terciario, entre otras razones por el desarrollo tecnológico.

• El sector terciario: incluye las actividades que proporcionan servicios. Creció a


lo largo de todo el siglo XX, exceptuando el periodo de la Guerra Civil.

• El aumento del nivel económico y del nivel de la vida permiten un mayor


consumo de servicios

• Los cambios operados en la industria favorecen la terciarización.

• El incremento de los servicios públicos por la creación de la administración


autonómica y el desarrollo del estado del bienestar exige el crecimiento de
sectores como la sanidad, la educación, etc.

• La estructura de la población por el nivel de instrucción

El analfabetismo se ha reducido en España a lo largo del siglo XX. Está más


extendido entre las mujeres, entre la población e edad más avanzada y en los
pequeños núcleos de población. Por comunidades los mayores porcentajes
corresponden a Extremadura, Andalucía y Castilla-La Mancha, y los menores a
Cantabria, Navarra, La Rioja y el País Vasco.

Los porcentajes de población sin estudios o con estudios primarios se han


reducido a favor del incremento de los estudios secundarios y universitarios.
Estos últimos son más elevados en Madrid y menores en Castilla-La Mancha y
Extremadura.

5. El sistema urbano español.

Las ciudades constituyen un sistema, la red urbana, que cumple un destacado


papel en la organización del espacio. El sistema de ciudades está formado por
unos elementos (las ciudades) y por las relaciones que se establecen entre ellos.
Las ciudades tienen unas características (tamaño y funciones), a partir de las
cuales ejercen su influencia sobre un área más o menos amplia (local, regional,
nacional o mundial) y ocupan una posición jerárquica dentro del sistema urbano.

El tamaño de las ciudades.

El tamaño demográfico de las ciudades es una de las bases de la jerarquía


urbana. Se establece de acuerdo con la regla rango-tamaño, que relaciona la
población de una ciudad y su rango (número de orden) en el sistema urbano.
En España, el mayor tamaño demográfico corresponde a siete áreas me-
tropolitanas, que superan el medio millón ele habitantes. De ellas, Madrid es la
que cuenta con mayor población y ocupa el rango número 1 en el sistema.
Barcelona tiene un tamaño mucho mayor del que suele corresponder a la
segunda ciudad de un sistema nacional, de modo que se produce un brusco salto
entre ella y la tercera aglomeración del sistema, Valencia. A esta le siguen en
tamaño Sevilla, Bilbao, Málaga y Zaragoza. Tras ellas, existe un elevado número
de ciudades con población entre 300 000 y 400 000. Ello se debe al crecimiento
que han experimentado en los últimos años las ciudades entre 200 000 y 300 000
habitantes por la descentralización hacia ellas de las tareas productivas.

La distribución espacial de las aglomeraciones urbanas por su tamaño


demográfico se caracteriza por dos rasgos principales:

• En la Península, las grandes ciudades se disponen de forma semianular en la


periferia, rodeando un espacio interior poco urbanizado en cuyo centro está la
mayor aglomeración urbana del país: Madrid, rodeada de pequeñas ciudades.

El crecimiento de estas áreas metropolitanas ha contribuido a configurar ejes


territoriales, surgidos como líneas de contacto entre ellas, en los que se
concentra la población y la actividad económica. Al localizarse las mayores
ciudades en la periferia, salvo Madrid, estos ejes son principalmente periféricos:
el septentrional, el mediterráneo y el andaluz. El del valle del Ebro funciona
como corredor entre los dos primeros.

- El eje septentrional es discontinuo y presenta dificultades de articulación por


la ausencia o carácter incipiente de sus áreas metropolitanas. Está integrado por
el eje atlántico de Galicia y las ciudades interiores que dependen de él (Ourense
y Lugo), y por el eje cantábrico, comprendido entre el triángulo asturiano
(Oviedo-Gijón-Avilés), el País Vasco y Pamplona, también con ramificaciones
hacia el interior (León, Burgos y Logroño).

- El eje mediterráneo comprende desde Girona a Cartagena, y es el más


dinámico.

- La red urbana andaluza se dispone a lo largo de un doble eje: el valle del


Guadalquivir (desde la costa atlántica a Jaén) y el eje litoral (desde Almería a
Huelva).

- El eje del valle del Ebro funciona como corredor de comunicaciones entre el
Cantábrico y el Mediterráneo y tiene como ciudad principal Zaragoza.

MUNICIPIOS ESPAÑOLES MÁS POBLADOS EN EL 2000


Madrid 2882860 Valladolid 319129 Badalona 208944 Fuenlabrada 173788
Barcelona 1496266 Córdoba 313643 Oviedo 200411 Leganés 172049
Valencia 739014 Vigo 285526 Móstoles 196289 Terrasa 171794
Sevilla 700716 Alicante 276886 Elche 195791 Almería 168945
Zaragoza 604631 Gijón 267426 Santander 184264 Alcalá de 166397
Henares
Málaga 531565 Granada 244486 Sabadell 183727 Burgos 163358
Las
L´Hospitalet Jerez de la
Palmas de 358518 241782 182666 Salamanca 158556
de Llob. Frontera
G.C.
Murcia 357166 A Coruña 241769 Pamplona 180277 Albacete 149667
San
Bilbao 354271 Vitoria 217358 179939 Getafe 146310
Sebastian
Palma de Snta Cruz de
333925 215132 Cartagena 175348 Alcorcón 144636
Mallorca Tenerife

b) Las grandes metrópolis se concentran en el nordeste, donde se localizan


cinco de las siete aglomeraciones con más de 500000 habitantes: los cuatro
grandes polos de actividad económica (Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia) y
Zaragoza, que ocupa una posición estratégica como lugar de encrucijada.

6. El futuro de la población española. Simulación en tres escenarios.

1. Introducción

Las proyecciones de población constituyen un requisito previo en numerosos


análisis económicos o sociales cuya finalidad es detectar y cuantificar los
cambios futuros que las tendencias actuales anuncian. La población es en casi
todos los casos una variable esencial tanto por su volumen, el número de
habitantes, como por su estructura, el peso relativo de los diferentes grupos de
edad.

Cuando se realizan a un plazo corto o medio, entre cinco y quince años,(14) lo


importante se centra en su capacidad previsora. El comportamiento futuro de los
parámetros de la dinámica poblacional debe anticiparse mediante el análisis de
las tendencias más recientes, tanto en la dirección del cambio observado como
en su ritmo. A muy corto plazo, uno o dos años, la previsión es generalmente
fiable, salvo que se produzca una inversión de la tendencia o un brusco quiebro
del ritmo de evolución, lo que ni se puede ni se pretende predecir. La proyección
cuantifica, para este plazo, la evolución más probable, basada en la evolución
más reciente. Las aplicaciones de este tipo de proyección de población son muy
numerosas, especialmente como instrumento de planificación de los recursos en
campos como el sistema educativo, el sistema sanitario, etc.

En el otro extremo del abanico temporal se sitúan las proyecciones a muy largo
plazo, del orden de los cincuenta años. Su objetivo es, sobre todo, apoyar la
cuantificación de los efectos más extremos de ciertos cambios que desarrollan la
plenitud de sus efectos a muy largo plazo, como son los sistemas de pensiones
cuya finalidad es precisamente instrumentar la gestión colectiva de los tiempos
vitales de los individuos. Lo que importa en este supuesto es destacar la gran
inercia de los cambios demográficos y la amplitud temporal de sus ritmos.
Piénsese que la mitad de la población española que vivirá en España

en una fecha que puede parecer tan lejana como 2050, ha nacido ya.

En las proyecciones a largo plazo, los escenarios futuros podrán ser elaborados
con un mayor grado de libertad, aunque deben en todo caso ser coherentes con la
evolución observada más inmediata. Así, la historia reciente interviene
doblemente, por la huella que deja de forma duradera en la pirámide de
población y por lo que condiciona la evolución en el futuro próximo, si se
descarta, como es aconsejable, la proyección de cambios bruscos que nada hace
presagiar.

En España, los cambios demográficos que se han producido en estos últimos


años, muy parecidos a los que conocen otros países próximos a nosotros, van a
marcar muy profundamente nuestro futuro. No se trata, en lo esencial, de
cambios coyunturales, producto de modas pasajeras o de comportamientos
anómalos de nuestra sociedad. La evolución demográfica es ante todo un reflejo,
y a la vez un condicionante, de los tremendos cambios económicos, sociales y
culturales que estamos viviendo.

Lo más característico de esta evolución es la importante disminución del número


de nacimientos, cuyo número anual ha pasado de 669.378 en 1975 a 368.361 en
1998, a pesar de que ha aumentado en ese período la proporción de mujeres en
edad de tener hijos.
Las defunciones, por el contrario, han ido aumentando, de 298.192 en 1975 a
354.305 en 1998, a pesar de que ha seguido aumentando la esperanza de vida,
debido al mayor envejecimiento de nuestra población, en la que existe ahora una
proporción más elevada de personas que, por su edad, sufren mayor riesgo de
mortalidad.

Finalmente, el saldo migratorio ha crecido en términos absolutos y en términos


relativos, llegando a representar una parte sustancial del crecimiento
demográfico total.

La década de los ochenta y el inicio de los noventa han sido, en el ámbito de lo


demográfico y posiblemente en muchos otros también, un período de
transformaciones que culminan procesos anteriores y anuncian nuevos tiempos y
nuevos problemas cuyas consecuencias se apreciarán durante numerosas
décadas.

Se han calificado aquí estas proyecciones de simulación porque desarrollan tres


escenarios a largo plazo, basados en hipótesis plausibles de evolución futura de
los dos principales parámetros, la mortalidad y la fecundidad, coherentes con la
observación reciente, pero a las que no se atribuye una probabilidad de
ocurrencia concreta. Esto queda todavía más patente en el tratamiento de la
inmigración, de imposible previsión a un plazo tan dilatado.

La proyección de la población española aquí presentada se ha realizado


utilizando el método de los componentes, es decir, proyectando por separado
cada componente de la variación de la población de un año a otro: las
defunciones (salidas), los nacimientos (entradas) y los flujos migratorios
(entradas o salidas netas, según su signo).

A continuación se presentan, con brevedad, las características más importantes


de los escenarios desarrollados y las hipótesis sobre la evolución de los
parámetros de la dinámica demográfica. También se presentan y analizan
brevemente los resultados obtenidos.

• Una cuestión previa: la población de partida

Para elaborar unas proyecciones de población es necesario disponer de una


población tomada como base, la más reciente posible, desagregada por sexo y
edad, si es una población a 1 de enero, o por sexo y año de nacimiento si se toma
a cualquier otra fecha. La primera operación, en este último caso, es estimar la
distribución de la población por edades al primero de enero anterior, una
operación sencilla y fiable si se dispone, como es el caso en España, de datos del
movimiento de la población, nacimientos y defunciones en particular, detallados
por meses.

Para esta proyección disponíamos de los resultados detallados de la explotación


estadística del Padrón de 1996, publicados por el INE y de los resultados de la
explotación estadística derivada de la gestión del Padrón continuo a 1 de enero
de 1998, nueva modalidad recientemente inaugurada por el INE. La cifra total
de población, para España y comunidades autónomas, tiene hoy carácter oficial
tras su difusión por el INE en cumplimiento de las obligaciones que le impone la
nueva modalidad de gestión del Padrón.

Lo aconsejable era tomar la población del Padrón de 1998, por ser la más
reciente con carácter oficial. Sin embargo, el análisis de la estructura por edades
de la población derivada del Padrón de 1998 ha puesto de manifiesto
importantes inconsistencias con los resultados del Padrón de 1996, que se
añaden a las de este último con el Censo de 1991. Resultaba imposible
reconstituir las poblaciones intercensales (para los años 1992 a 1995 y para
1997), sobre todo en el caso de los niños de corta edad, cuyos efectivos
aparecían en total contradicción con las cifras correspondientes de nacimientos
derivadas del Movimiento Natural de Población (MNP), también publicado por
el INE.

Tras algunas dudas, la decisión ha sido adoptar como base la cifra de población
oficial por sexo a 1 de enero de 1998, derivada del Padrón continuo, y de
reconstituir la distribución por edades partiendo de los datos del Censo de 1991
y de las estadísticas de defunciones y de nacimientos. La reconstitución por este
método de la población de 1998 arroja una cifra inferior a la difundida por el
INE. La diferencia a cada edad se ha distribuido a lo largo del período, como si
se tratara de inmigración, salvo en el caso de los menores nacidos entre 1991 y
1997, cuyo efectivo se ha ajustado previamente a los datos de nacimientos del
MNP para esos años. Ello ha obligado a rectificar los datos de estructura
difundidos por el INE.

La utilización de estos datos, que suponen un crecimiento importante de la


población española por inmigración, para estimar las poblaciones entre 1992 y
1997, afectan a las estimaciones de los indicadores de fecundidad y de
mortalidad y pueden provocar pequeñas discrepancias con los indicadores ya
publicados.

3. Escenarios de evolución futura de la fecundidad. España, 1998-2050

Aplicando a la población media de cada año de la proyección el calendario de


ese año se obtiene la llamada «generación media» (Calot, 1981), media
ponderada de los efectivos de mujeres en edad fértil por el peso de su
contribución a la fecundidad de ese año. Los nacimientos de cada año se
obtienen como producto del número medio de hijos por mujer proyectado por el
efectivo de la generación media proyectada para cada año.

4.Evolución y proyección de la mortalidad

Del mismo modo que en la totalidad de las poblaciones de los países


desarrollados, la población española ha participado de la drástica reducción de
mortalidad observada a lo largo del siglo XX: en el año 1900, la esperanza de
vida al nacer era de 34,8 años, y, actualmente, España se cuenta entre los países
con menor nivel de mortalidad del mundo.

A partir del inicio del presente siglo se advierte una creciente aproximación de la
mortalidad española hacia la media europea. El ritmo de mejora de la esperanza
de vida, tanto en los hombres como en las mujeres, es significativamente mayor
que el de otros países, como Italia, Francia o Suecia, por ejemplo, a pesar del
efecto de las dos grandes alteraciones que supusieron la epidemia de gripe de
1918 y la Guerra Civil. La lucha contra la mortalidad infantil fue la principal
responsable de este rápido descenso de los indicadores de mortalidad general
durante la primera mitad de siglo.

Se puede considerar que hacia 1960 la mortalidad española había enjugado ya la


mayor parte de la diferencia que la separaba de los países de su entorno. En
particular se habían atenuado notablemente las pérdidas en las edades
posteriores de la niñez, aunque la mortalidad infantil admitía todavía un
importante margen de mejora. Desde entonces, la mortalidad infantil ha
disminuido considerablemente y las causas de muerte que afectan sobre todo a la
población adulta y anciana, han aumentado, sin alcanzar los niveles de otros
países desarrollados. Los últimos datos conocidos indican que, a pesar de
situarse ya en un nivel muy alto, la esperanza de vida ha seguido creciendo a
buen ritmo. Durante la década de los ochenta y principio de los noventa, la de
los hombres ha pasado de 72,5 en 1980 a 73,4 años en 1990 y a 74,7 años en
1996, y la de las mujeres de 78,6 a 80,5 años y a 81,9 años, en las mismas fechas
(INE, 2000). Las ganancias más recientes reflejan sobre todo la disminución de
las tasas de mortalidad en las edades más elevadas. Hay que resaltar que, con los
niveles de mortalidad que existían cuando nacieron las personas que ahora se
jubilan (en torno a 1930), menos de la mitad de las mujeres y sólo el 40% de los
hombres podían llegar a los 65 años, quedando una media de 11 años de vida a
las mujeres y 10 a los hombres; mientras que en las condiciones de mortalidad
reflejadas en la última tabla de mortalidad de 1994-95,(17) más del 90% de las
mujeres y casi el 80% de los hombres alcanzan esa edad, con 20 años de
esperanza de vida por delante las mujeres y 16 años los hombres.

La progresión ha sido todavía más acusada en el caso de los más ancianos: con
la mortalidad de 1930, el 5% de las mujeres y el 3% de los hombres sobreviven
a los 85 años, mientras que en 1994-95, las proporciones son respectivamente
del 46% y del 25%. Los datos anteriores explican el impacto considerable que la
disminución de la mortalidad tiene, y va a seguir teniendo, sobre el
envejecimiento de la población.

La reducción de la mortalidad por enfermedades infecciosas al mismo nivel que


los otros países desarrollados y una menor incidencia de la mortalidad por
tumores y enfermedades del aparato circulatorio, constituyen una combinación
ventajosa de causas que explica en buena medida la privilegiada posición de la
mortalidad española en el actual contexto internacional. Según las estadísticas
más recientes de la Oficina de Estadística de la Unión Europea (Eurostat, 1999),
la esperanza de vida en España es superior a la media de los quince países que
componen ahora la Unión Europea, sobre todo la de mujeres, sólo superada en
torno a 0,5 años por Suecia y Francia. En cuanto a la esperanza de vida de los
hombres, España se ve superada por Grecia, Holanda y Suecia.

Puede pensarse que la situación actual es meramente coyuntural, y que se tiende


a una homogeneización de la estructura por causas de muerte en el conjunto de
países desarrollados. Esto no quiere necesariamente decir que se vaya a entrar en
un período de empeoramiento de la mortalidad general, puesto que España
también puede beneficiarse de aquellos cambios que tienden a reducir los
niveles de mortalidad por esas causas. Es probable, sin embargo, que las mejoras
exigirán en el futuro un esfuerzo económico mucho más cuantioso y una
implicación mayor de los individuos en la conservación de su propia

salud, mediante cambios en los hábitos de vida.

Por otra parte, la población española se encuentra ya, a tenor de la estructura de


su mortalidad por edades y según causas de muerte, en la denominada «fase de
retraso (de la edad) de las enfermedades degenerativas y de las muertes
provocadas por el hombre» (Olshansky y Ault, 1985), que otros países más
desarrollados han alcanzado antes que nosotros. Ello significa que las
defunciones tienden a concentrarse en edades cada vez más altas. Al depender el
aumento futuro de la esperanza de vida sobre todo de la reducción de la
incidencia de la mortalidad en edades más elevadas, el resultado esperable será
un

menor ritmo de mejora de la vida media.

La hipótesis adoptada para la evolución futura de la mortalidad es común a los


tres escenarios que se han desarrollado y supone la continuación de la
disminución de la mortalidad a ritmo moderado, hasta alcanzar un nivel estable.

Esta hipótesis implica una mejora notable, pero progresivamente frenada, de la


mortalidad, compatible con lo observado hasta ahora. La esperanza de vida
tiende, en el límite, a los 85 años en la población femenina y a los 78,5 años
entre los hombres. En el período proyectado, la mejora de la mortalidad se
produce de manera desacelerada -más fuerte en los primeros años, más suave en
los últimos-, y en todas las edades, aunque no en la misma proporción en todas
ellas -en términos relativos, más entre los niños y los adultos; en términos
absolutos, sobre todo entre los mayores-. La esperanza de vida de las mujeres

crece al principio a un ritmo algo menor que en los dos quinquenios anteriores, y
sigue creciendo a un ritmo cada vez menor hasta el final del período. En el caso
de los hombres, el ritmo de crecimiento inicial es algo superior al observado
entre 1986 y 1990, pero compatible con la evolución global de la década de los
ochenta. En el 2020, la vida media de los hombres alcanzará, según esta
hipótesis, los 77,2 años y en el 2050 los 78,5 años. En el cuadro 2 y en el gráfico
2 se presentan los valores de la esperanza de vida al nacer de hombres y de
mujeres proyectados entre 1998 y 2050.

El número de defunciones se calcula aplicando a la población media de cada año


de la proyección la tasa de mortalidad por sexo y edad, correspondiente a la
esperanza de vida al nacer de cada sexo para ese año. Para ello es necesario
proyectar el nivel y la estructura de la mortalidad para cada año comprendido
entre 1999 y 2050, lo que se ha realizado partiendo de la última tabla de
mortalidad publicada por el Instituto Nacional de Estadística, relativa a 1994-95
(INE, 1999).
5. Evolución y proyección de los movimientos migratorios con el exterior.

Otro de los rasgos importantes de la evolución demográfica reciente de España


que se ha producido en los años ochenta es el cambio en la composición de
nuestro saldo migratorio con el exterior. El saldo se había tornado ya positivo en
la década anterior, reflejo sobre todo de la importancia de los retornos de
emigrantes españoles, especialmente a partir de 1975, expulsados por la crisis
del petróleo y atraídos por la instauración de la democracia en España. La
emigración de españoles hacia otros países es hoy inexistente y, desde finales de
los ochenta, el flujo de retornos está prácticamente agotado. La novedad es que
España es ahora un país de inmigración, como lo son otros países de su entorno
europeo. El saldo migratorio positivo con el exterior refleja la llegada de
inmigrantes extranjeros, entre los cuales los trabajadores de países del Tercer
Mundo, especialmente marroquíes e iberoamericanos, representan una
proporción creciente. El flujo de inmigrantes ha venido aumentando desde el
principio de los ochenta y, según una estimación fiable, alcanzó en el período
1992-94 un saldo neto anual de 50.000 personas (López de Lera, 1995). Mucho
se ha especulado sobre la inmigración ilegal, con estimaciones muy variadas, de
difícil comprobación. Los únicos datos ciertos provienen de las operaciones de
regularización de extranjeros organizadas por el Ministerio del Interior, que han
permitido conceder la residencia a algo menos de 200.000 personas hasta ahora.
La inmigración extranjera es hoy un componente importante del crecimiento de
la población en toda la Unión Europea, debido a la drástica disminución del
crecimiento natural, como consecuencia de la caída de los nacimientos y del
aumento de las defunciones que provoca el envejecimiento de la población. En
España ha supuesto el 23% de todo el crecimiento entre 1990 y 1994 (Eurostat,
1999, p.4). Según esta misma fuente, en 1997, prácticamente todo el crecimiento
de la población española se debió a la entrada de inmigrantes (unas 47.000
personas).

El aumento reciente del número de inmigrantes no es, en principio, extrapolable


al futuro porque existe una política de inmigración explícita, basada
principalmente en el control de los flujos de entrada. Sin embargo, la evolución
económica y política de algunos países mediterráneos vecinos, de fuerte
crecimiento demográfico, y la sectorización de nuestro mercado de trabajo, que
permite la coexistencia de paro y de ofertas de empleo no cubiertas, pueden
crear una presión creciente a la entrada de trabajadores inmigrantes.

La población extranjera afincada en España representa todavía un porcentaje


muy pequeño, en torno al 2% según las estimaciones más fiables (López de
Lera, 1995), comparado con Francia o con Alemania, por ejemplo, donde había
respectivamente un 6,4% y un 9,6% de extranjeros en 1996 (Eurostat, 1999), lo
que supone, objetivamente considerado, un amplio margen para el posible
incremento de la inmigración en España.

La perspectiva es por tanto que España seguirá recibiendo inmigrantes, pero son
muchas las incógnitas que impiden elaborar una previsión razonada. De todos
los componentes del crecimiento demográfico, las migraciones son las más
sujetas a cambios rápidos y las que más directamente dependen de la evolución
económica y de las decisiones políticas. La propia evolución demográfica puede
tener una influencia importante, en la medida en que se promueva la entrada de
inmigrantes como paliativo de ciertos desequilibrios futuros.

Ese es el punto de vista que se ha intentado desarrollar en el tratamiento dado a


la inmigración en este trabajo.

La inmigración se incluye en estas proyecciones mediante dos supuestos muy


contrastados. En el primero se mantiene indefinidamente un cupo anual fijo. En
el segundo supuesto se considera la inmigración como una variable de ajuste de
ciertos desequilibrios provocados por la evolución demográfica.

El cupo anual de entradas de inmigrantes viene siendo la política oficial desde


hace varios años, aunque las entradas reales no guardan una relación estrecha
con los objetivos fijados. En las tres variantes contempladas se incluye la
entrada de 30.000 inmigrantes(18) cada año, a lo largo de todo el período de
proyección. Con ello se quiere marcar la nueva realidad española que, en
cualquier hipótesis, seguirá acogiendo inmigrantes.

Para desarrollar el segundo supuesto se han incluido, en la variante de


proyección correspondiente al nivel de fecundidad más bajo y por tanto la de
menor crecimiento, entradas adicionales de inmigrantes que dependen de un
objetivo demográfico considerado cada año. Se ha optado, como ejemplo, por
plantear como objetivo de política migratoria que, cuando al final de un año se
observe que ha disminuido la población potencialmente activa(19) se permita la
entrada, durante el año siguiente, de un número adicional de inmigrantes
suficiente para contrarrestar la disminución observada.

La regla anterior constituye una versión muy simplificada de lo que podría ser
una política de inmigración tendente a corregir desequilibrios básicos del
mercado de trabajo, y sólo pretende ofrecer una cuantificación aproximada de
una de las consecuencias posibles de las tendencias recientes y de hipótesis de
futuro plausibles: el aumento de la inmigración.

Concretamente, el modelo utilizado proyecta, a 1 de enero de cada año, la cifra


de población de 16-64 años y la compara con la del año anterior a la misma
fecha. Las diferencias negativas se compensan con entradas de inmigrantes, con
un mínimo de 30.000, correspondiente al cupo anual. Para esta simulación se ha
tenido en cuenta la composición por edades de los inmigrantes, diferente de la
de la población española en el año inicial. Entre los inmigrantes, la proporción
de jóvenes es algo menor y es significativamente inferior a de mayores de 65
años. Por el contrario, la proporción en edad de trabajar es netamente superior a
la de la población española. El modelo implica que los inmigrantes en edad de
trabajar vienen acompañados de jóvenes y mayores y por tanto que el número
total de admitidos es superior al desequilibrio que se trata de solucionar. La
formulación del objetivo introduce un retardo de un año entre la aparición del
desequilibrio y la adopción de la medida correctiva, lo que explica que no evite
que la población potencialmente activa disminuya con el tiempo. Puede, por lo
tanto, considerarse que las cifras proyectadas de
inmigrantes representan una estimación mínima, que admite igualmente una
compensación por aumento de las tasas de actividad. El supuesto de
mantenimiento de la población en edad de trabajar en el nivel de 1998 implicaría
mayores entradas de inmigrantes, alcanzando un máximo superior a 450.000 por
año en torno a 2040.

En el gráfico 3 y el cuadro 3 se presentan las entradas anuales derivadas del


objetivo de no decrecimiento de la población potencialmente activa, en el
supuesto de una mortalidad declinante, a un ritmo comparable al observado en
los años recientes y progresivamente frenado, y de una fecundidad en aumento
pero que se estabiliza en un nivel reducido (1,52 hijos por mujer), lejos del
conocido nivel de reemplazo de las generaciones (ligeramente por encima de 2
hijos por mujer). La evolución futura de la población está muy condicionada por
la estructura por edades actual, a su vez reflejo de la accidentada historia
demográfica que ha vivido España. Ello explica la irregularidad de las entradas
necesarias que refleja el gráfico 3. Se ilustra de esta manera también uno de los
aspectos menos valorados de los desequilibrios demográficos: las
irregularidades entre efectivos de generaciones próximas que provocan
desequilibrios inducidos en las diferentes etapas que recorren los individuos
(escolarización, entradas o salidas del mercado de trabajo, etc.).

Por muy elemental que pueda parecer la simulación realizada, los resultados
permiten apreciar la importancia de los flujos migratorios necesarios, en el caso
de ser considerados como solución de los desequilibrios demográficos de un país
dado. Las entradas necesarias superan sólo esporádicamente el cupo mínimo
hasta el año 2010, pero a partir de ese momento la evolución es creciente, con
irregularidades importantes como ya se ha comentado, hasta un máximo de
202.000 en el año 2042.

En los tres escenarios contemplados, se ha considerado que la emigración de


españoles hacia el extranjero es nula, de acuerdo con la realidad reciente.

6. Resultados de la proyección

Las hipótesis sobre los componentes de la dinámica demográfica se han


combinado para formar tres escenarios. El primero combina la variante de baja
fecundidad (1,5 hijos por mujer hacia 2021) y el mantenimiento de un saldo
migratorio reducido, equivalente al cupo actual (30.000 anuales). Los otros dos
escenarios se han formado con la variante de fecundidad más elevada (1,7 hijos
por mujer hacia 2021), en un caso con un saldo migratorio reducido equivalente
al cupo actual (30.000 anuales) y en el otro con flujos de entradas más
importantes, determinados por una política migratoria destinada a compensar
desequilibrios demográficos. No se ha considerado ningún supuesto de
disminución de la fecundidad por debajo de los niveles actuales porque, por una
parte , se considera menos probable y por otra, la persistencia a largo plazo de
una fecundidad declinante plantearía a nuestra sociedad problemas de tal
magnitud que harían poco realista proyectar en el futuro el mantenimiento de los
sistemas actuales de protección social, por ejemplo.

El objetivo de estas proyecciones es contribuir al análisis a largo plazo.


Por esa razón se ha optado por la simulación de escenarios posibles y por
mantener, en el corto plazo, una única hipótesis de evolución de la variable más
importante que es la fecundidad.

En el cuadro 4 y en el gráfico 4 se presenta la evolución de la población total en


los tres escenarios considerados. En los tres, la población total aumenta en los
primeros años pero acaba disminuyendo, alcanzando en 2050 cifras muy
distintas en cada caso.

En el caso más desfavorable al crecimiento demográfico, baja fecundidad y


saldo migratorio reducido (Variante B sin ajuste por inmigración), la población
aumenta hasta 2012 y disminuye después. En 2050 apenas supera los 34
millones, casi 5 millones menos que en 1998. La población es inferior a la actual
a partir de 2030.

En el escenario con inmigración mínima y una fecundidad algo mayor que en el


anterior (Variante A sin ajuste por inmigración) el aumento inicial de la
población dura hasta 2014 y se termina con una población de 36 millones, 2
millones por encima del anterior (atribuibles por tanto a la diferencia de
fecundidad) y casi tres millones por debajo del nivel actual. La población es
inferior a la actual a partir de 2036.

En el escenario con mayor fecundidad y flujos de inmigración importantes, la


población aumenta hasta 2017 y disminuye ininterrumpidamente hasta el final,
un millón menos que en 1998, siendo inferior a la actual a partir de 2045.

De acuerdo con las hipótesis planteadas, los escenarios difieren sobre todo en el
largo plazo, cuando la evolución de la fecundidad domina. Con ello se quiere
llamar la atención sobre los cambios en la estructura de la población, en buena
parte condicionados por la estructura de la población, en el corto plazo, y por el
nivel de la fecundidad, en el más largo plazo.

El envejecimiento de la población es creciente en todos los supuestos de


proyección. En el corto y medio plazo está fundamentalmente determinado por
la estructura de edades actual. En el más largo plazo, aparecen diferencias, pero
en todos se mantiene la tendencia al aumento de la proporción de personas
mayores y al deterioro del ratio de dependencia (razón entre la población en
edad de jubilación y la población en edad de trabajar).

De acuerdo con las hipótesis barajadas, la proporción de personas de 65 o más


años, estimada en un 16% en 1998, superaría en todos los casos el 30% en 2050,
siendo del 33% en el caso de baja fecundidad y escasa inmigración (ver cuadro 5
y gráfico 5a). La horquilla entre los escenarios no es muy abierta y la
inmigración, que habrá alcanzado a lo largo del período de proyección niveles
muy superiores a los actuales, no tiene un impacto muy grande sobre la
proporción final de personas mayores. En el caso de una inmigración limitada al
cupo entrarían en total entre 1998 y 2050, 1,6 millones de inmigrantes y la
proporción de personas mayores sería del 33,2%. En el escenario con una
inmigración muy superior, entradas totales de 5,8 millones en el período 1998-
2050, la proporción sería del 30,8%. El ratio de dependencia sigue una
evolución paralela a la anterior, pasando del 23,6% en 1998 a entre 54,8% y
61,5% en 2050.

Pirámide de población mundial en 1998 Pirámide de población mundial estimada para 20


Datos de las Naciones Unidas, División de Población, Departamento de Asuntos Económicos y
Sociales http://www.popin.org/pop1998/9.htm

OPINIÓN EDITORIAL

Alarma demográfica

En la última proyección de población realizada por el Instituto Nacional de


Estadística (INE) para analizar el comportamiento demográfico de las
comunidades autónomas hasta 2017, Asturias aparece como la región que va a
tener un saldo más negativo, al preverse una pérdida de 44.000 a 58.000
habitantes con respecto al padrón del año 2002. En la hipótesis más benigna que
maneja el INE, nuestra región contará con 1.017.778 residentes dentro de doce
años, y en el cálculo más severo tendrá sólo 1.003.860 habitantes en dicha fecha.

Para el conjunto nacional la proyección arroja un incremento de población que


oscila entre el 16,6% y el 11,8%; dentro del crecimiento global destaca el
aumento poblacional del 35,8% en Baleares, el 30,3% de la Comunidad
Valenciana y el 30,1% de Murcia. Todas las comunidades autónomas crecen, y la
mayoría de una forma significativa. En ese contexto destacan los excepcionales
retrocesos demográficos de Galicia, -0,4%, y Castilla y León, -1,3%, aunque
ambas pérdidas palidecen ante la magnitud del retroceso asturiano, que oscila
entre un decremento porcentual del 4,2% y el 5,5% de su población.
Asturias pierde población desde 1985 al producirse más defunciones que
nacimientos cada año. En este retroceso ha tenido una especial importancia la
caída de la tasa de fecundidad, que ha llegado a colocarse por debajo del 1% en
los años 90, cuando para mantener el reemplazo generacional hace falta una tasa
del 2,1%. En los años del 'baby boom', Asturias llegó a rozar los 18.000
nacimientos al año, cifra que se redujo a finales de siglo pasado hasta los 6.500.
La débil mejoría experimentada a partir de 2002, con la llegada de inmigrantes,
tiene un carácter coyuntural, tal como muestra la prospección del INE.
Si la pérdida de habitantes es preocupante en cualquier contexto, resulta mucho
más ahora cuando la población en España crece de una forma desconocida en las
últimas décadas. La mejoría de la economía nacional y la especial situación
geográfica que ocupa nuestro país hace que uno de cada tres inmigrantes de la
UE se ubique en España. Desde 1995 hasta el 31 de diciembre de 2004, la
población residente española creció un 9,63%, tendencia general de la que
quedaron descolgadas dos comunidades autónomas, Castilla y León, con una
pérdida poblacional del 0,9%, y Asturias que perdió el 1,7% de sus habitantes.
Las perspectivas para los próximos años, según el INE, pasan por ahondar en
esta tendencia.
Frente a la idea superficial de imaginar a nuestra región como un territorio
especialmente apacible con menos habitantes se alza la realidad del
empobrecimiento colectivo al que nos veremos abocados si el curso poblacional
sigue divergiendo del resto de España. Hay una correlación directa entre
crecimiento demográfico y riqueza. Desde 1995, el mapa de los territorios en los
que más creció el PIB (Murcia, Baleares, Canarias, Comunidad Valenciana,
Cataluña, Navarra, La Rioja, Madrid) se superpone con las regiones que
tuvieron un mayor aumento de la población. En ambas estadísticas Asturias
ocupa el último lugar, con una subida del PIB acumulado en los últimos nueve
años del 22,23%, lejos del crecimiento económico español, que fue del 38,3%.
Somos la comunidad autónoma que pierde más población y crea menos valor
añadido. Seremos menos y más viejos, como dice el propio INE, al cifrar en un
25% la población residente asturiana que tendrá en 2017 más de 65 años. Se
estima que entonces más de 87.000 asturianos serán octogenarios.
A partir de estos datos los interrogantes brotan solos. ¿Cómo se van a financiar
la sanidad y la educación con una población que se reduce en más de un tercio
entre los 20 y los 35 años y crece a partir de la frontera de los 50 años? ¿Cuál
será el saldo de la Seguridad Social en Asturias, entre las pensiones y
prestaciones que se paguen y las cuotas que se ingresen? ¿A qué argumentos
apelarán nuestros representantes para exigir al Estado la construcción de vías de
comunicación que tendrán la ratio de inversión por habitante más desfavorable
de España? No puede prestar el Gobierno central el mismo volumen de recursos
a Asturias, al inicio de la democracia, cuando representábamos el 3,03% de la
población española, que en el 2017, cuando seamos el 2,1% del conjunto
nacional.
Ante esta situación llama la atención la escasa atención que presta el Principado
a la evolución de la natalidad. Habría que ensayar un sistema activo de ayudas a
las familias (fiscales, laborales, asistenciales) para favorecer el aumento de la
población. También toca interrogarse sobre la tendencia a dirigir las
negociaciones sindicales hacia el tránsito de la población activa a la condición
de clases pasivas y a comprometer inversiones en las comarcas más
improductivas, por despobladas.

Pero sobre todo hay que reformular el discurso regional, y abandonar cualquier
vestigio de triunfalismo, para asumir una problemática compleja que debe llevar
a reorientar todos los recursos. Si el mercado regional va a disminuir, deberemos
compensar estas pérdidas con una mayor venta de productos fuera de nuestras
fronteras y una oferta de servicios que convierta en estable el flujo de visitantes
para aumentar el consumo regional. Esta última función sólo se logrará a través
de una revalorización medioambiental y cultural del territorio. Asturias pierde
población, pero gana en concentración urbana, con un área central que está entre
las seis grandes conurbaciones españolas. La fachada costera de nuestra región,
abierta al arco atlántico, y el potencial del área central son dos bazas poco
utilizadas para invertir el declive demográfico y económico.

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