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INDEMNIZACIÓN POR SERVICIOS PRESTADOS:

Preaviso
Es el acto mediante el cual cualesquiera de las partes involucradas en
una relación de trabajo por tiempo indeterminado, notifica a la otra
su deseo de dar por finalizado el vinculo laboral.

La forma de dar el preaviso del patrono al trabajador debe ser por


escrito explicando las causas, y no podrá después invocar otras
causas. ART 105. (L.O.T.)

- Preaviso Dado Por El Patrono


Cuando el patrono decide que finalice la relación de trabajo bien sea
por tiempo indeterminado o por despido injustificado, éste tendrá un
derecho a un preaviso según al período de trabajo que haya tenido.
ART. 104 (L.O.T.).

- Preaviso Dado Por El Trabajador.


De la misma forma si el trabajador decide finalizar la relación de
trabajo bien sea por tiempo indeterminado o por despido voluntario,
éste deberá también dar un preaviso al patrono según sea su período
de trabajo. ART. 107 (L.O.T.)

- Omisión legal del preaviso: indemnización sustitutiva.


El preaviso puede ser omitido por cuales quiera de las partes, para
las cuales deberán cumplirse las siguientes normas:
a- Preaviso omitido por el patrono "el preaviso previsto en el Artículo
104 (L.O.T.) puede omitirse pagando al trabajador una cantidad igual
al salario del periodo correspondiente" ART 106 (L.O.T.).
b- Preaviso omitido por el trabajador "el trabajador deberá pagar al
patrono como indemnización una cantidad equivalente al salario que
le habría correspondido en el lapso del preaviso" ART 107 (L. O. T.).

- Despido o retiro justificado: indemnización por preaviso.


De acuerdo al Articulo 109 (L. O. T.), cuando el trabajador sea
justificadamente despedido (por algunas de las cosas enumeradas en
el Articulo 102 (L.O.T.), aquel deberá pagar al patrono como
indemnización una cantidad equivalente al salario que le habría
correspondido por el lapso del preaviso.
De la misma forma, cuando el trabajador se retire justificadamente
(por algunas de las causas de articulo 103 (L.O.T) el patrono deberá
pagar lo correspondiente al preaviso.

- El Preaviso en el Contrato de Trabajo Para Una Obra Determinada Y


Por Tiempo Determinado
Hay que tener en claro que la figura del preaviso que mencionan los
Artículos 104 y 107 (L.O.T), sólo se refieren a la relación de trabajo
por tiempo indeterminado.

La institución legal del preaviso está fundamentalmente en la


contratación individual por tiempo indeterminado; en los restantes
convenios de diferentes tipos es improcedente ya que en ellos
anticipadamente se ha acordado la extinción del contrato.

Sin embargo el Articulo 110 (L.O.T), prevé aquellos casos en que


algunas de las partes ponga fin a la relación de trabajo en este tipo
de contrato.

- Omisión del preaviso patronal y la antigüedad.


El párrafo único del Articulo 104 (L.O.T), establece que en caso de ser
omitido el preaviso, el lapso se computa en la antigüedad del
trabajador para todos los efectos legales.

Revocación del preaviso.


Es importante destacar que cuando cualesquiera de las parte da el
preaviso a la otra con la finalidad que se produzca la terminación del
contrato de trabajo, tal preaviso puede ser anulado, si
posteriormente se lleva a cabo la comunicación respectiva si y cuando
tal comunicación se realice antes de la finalización del lapso del
preaviso. Esa revocación hace que las condicione del contrato de
trabajo no se alteren, ya que la única finalidad del preaviso, es fijarle
feche a la terminación del contrato de trabajo.

VACACIONES:
Es un derecho del trabajador. Según el Artículo 219 (L.O.T.) al
trabajador en el primer año de servicio le corresponden 15 días
de disfrutes remunerados y un día adicional por cada año de
servicios.

BONO VACACIONAL:
Según el Articulo 223 (L.O.T.), al trabajador en sus vacaciones le
corresponde además del salario correspondiente una bonificación a un
mínimo de 7 días de salario mas 1 día adicional por cada año de
servicio.

UTILIDADES:
Según el Articulo 174 (L.O.T), las empresas deben distribuir el 15%
de los beneficios líquidos de un ejercicio anual o un ejercicio
económico entre sus trabajadores.
ANTIGÜEDAD:
De acuerdo al Articulo 108 (L.O.T.), después del 3 mes
ininterrumpido de servicio el trabajador tendrá derecho a la
prestación de antigüedad equivalente a 5 días por cada mes y dos
días adicionales a partir del 2 año de servicio.

Los trabajadores bien sea por cumplimento de un contrato o que no


exista una firma de éste, deben gozar de beneficios mientras cumplan
con una actividad de servicio a un patrono o cuando se haya decidido
que se dé por terminada la relación de trabajo sin importar que parte
de la relación lo haya decidido (patrono-trabajador o trabajador-
patrono). Estos beneficios como : preaviso, vacaciones, bono
vacacional, feriado, utilidad, antigüedad y otros son irrenunciable
aunque haya sido de manera voluntaria por el trabajador según el
Articulo 3 de la Ley Orgánica del Trabajo, siendo ésta la que indica o
señala los deberes y derechos que deben cumplirse en una relación
de trabajo. Estos derechos de los trabajadores deben ser cumplidos
siempre y cuando el despido no sea legalmente justificado.

Tipos de contrato de trabajo

Contrato por tiempo determinado

Establecido en los artículos 62 y 64 de la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y


las Trabajadoras. Este tipo de contrato se caracteriza por establecer dentro de su
contenido la fecha de inicio y fin de la relación laboral. La misma no podrá exceder de
un (1) año. Puede ser prorrogado en una ocasión y de existir una segunda prórroga
ésta debe estar debidamente justificada.
Ver detalles en: Contrato por tiempo determinado (LOTTT)

Contrato por tiempo indeterminado

El contrato de trabajo por tiempo indeterminado está establecido en el artículo 61 de la


LOTTT. Es la figura preferida del legislador. En éste se establece la fecha de inicio de
la relación laboral entre trabajador y patrono más no su fecha de culminación, es decir
el empleado quedará fijo o permanente.
Ver detalles en: Contrato por tiempo indeterminado (LOTTT)

Contrato de trabajo para una obra determinada

El contrato de trabajo para una obra determinada está establecido en el artículo 63 de


la LOTTT. Es empleado con mayor frecuencia en la industria de la construcción. En
éste el trabajador es contratado para realizar una actividad específica y la relación
laboral culminará cuando el mismo finalice la labor para la cual fue contratado.
Ver detalles en: Contrato para una obra determinada (LOTTT)

Contenido del contrato de trabajo


Según lo estipulado en el artículo 59 de la LOTTT el contrato de trabajo escrito se
extenderá en dos ejemplares originales, uno de los cuales se entregará al trabajador o
trabajadora, mientras el otro lo conservará el patrono o la patrona. Este contendrá las
especificaciones siguientes:

o El nombre, apellido, cédula de identidad, nacionalidad, edad, estado civil,


domicilio y dirección de las partes.
o Personas jurídicas: deben incluir los datos correspondientes a su
denominación, domicilio y la identificación de la persona natural que la
represente.

o La denominación del puesto de trabajo o cargo, con una descripción de los


servicios a prestar, que se determinará con la mayor precisión posible.

o La fecha de inicio de la relación de trabajo.

o La indicación expresa del contrato a tiempo indeterminado, a tiempo


determinado o por una obra determinada.

o La indicación del tiempo de duración, cuando se trate de un contrato a tiempo


determinado.

o La obra o la labor que deba realizarse, cuando se trate de un contrato para una
obra determinada.

o La duración de la jornada ordinaria de trabajo.

o El salario estipulado o la manera de calcularlo y su forma y lugar de pago, así


como los demás beneficios a percibir.

o El lugar donde deban prestarse los servicios.

o La mención de las convenciones colectivas o acuerdos colectivos aplicables,


según el caso.

o El lugar de celebración del contrato de trabajo.

o Cualesquiera otras estipulaciones lícitas que acuerden las partes.

o Los demás establecidos en los reglamentos de esta Ley.

o El patrono o la patrona deberá dejar constancia de la fecha y hora de haber


entregado al trabajador o trabajadora el ejemplar del contrato de trabajo
mediante acuse de recibo suscrito por éste o ésta en un libro que llevará a tal
efecto, de conformidad con los reglamentos y resoluciones de esta Ley. El otro
ejemplar del contrato de trabajo deberá ser conservado por el patrono o la
patrona desde el inicio de la relación de trabajo hasta que prescriban las
acciones derivadas de ella.

EL CONTRATO DE OBRAS, DEFINICIÓN Y EFECTOS. RIESGOS.


Antiguamente y desde el Derecho Romano, había una serie de contratos especiales:
el contrato de arrendamiento, el contrato de obras y el contrato de trabajo que estaban
incluidos todos dentro de un solo grupo contractual que se llamaba arrendamiento.
El denominador común que reunía a todos estos grupos contractuales es que el
arrendador perseguía con esos contratos obtener el beneficio sobre una cosa y se
entendían como cosas, no solamente las cosas materiales del comercio, que
entendemos hoy día, sino la labor, la actividad del hombre. De tal manera que cuando
un trabajador prestaba servicios a un patrono, se entendía como un arrendamiento,
porque se consideraba también como una cosa la actividad humana e igualmente,
cuando un albañil hacía una obra para un patrono, era también considerada esa
actividad como un arrendamiento.
Con el adelanto social y la estimación que ha tenido la persona humana en la
sociedad, se separó el arrendamiento de cosas, el contrato de trabajo y la prestación
de servicios, porque hoy en día no se estima como una cosa el trabajo del hombre.
Por eso el legislador ha hecho esa división: separa el arrendamiento de la prestación
de servicios y el contrato de obras.
El contrato de obras y el contrato de trabajo tienen como objeto la actividad humana, el
quehacer humano, esos dos grupos forman uno solo, que se denominó en forma
general como prestación de servicios.
Concepto y caracteres: Se entiende por contrato de obras aquel contrato mediante el
cual una persona se obliga a realizar un trabajo, sea personalmente, sea bajo su
dirección, mediante el pago de un precio.
Las notas características que distinguen este contrato de obras son las siguientes:
1.- En primer lugar, el trabajo que va a realizar la persona del obrero, que se obliga en
ese sentido. Ese trabajo tiene que ser de orden material, en el sentido de que debe
tener una traducción física en el ambiente, lo cual no quiere decir que esa traducción
física tiene que ser materializada en una obra determinada, es decir, no se podría
concebir que sea contrato de obras de labor de un ingeniero porque va a quedar
materializado, sino que también es contrato de obras de labor que realiza un
concertista, un violinista, por que él va a realizar un trabajo en el medio ambiente,
aunque ese trabajo se pierde en el ambiente, aunque las notas se pierden en el aire,
no por eso deja de ser un contrato de obras. El obrero, en cambio, realiza un trabajo
que tiene relevancia dentro del orden físico.
2.- Otra de las notas características del contrato de obras es que la persona que se
obliga a realizar el trabajo, debe realizarlo por sí o bajo su dirección. La ley solamente
le permite delegar esa función pero siempre y cuando el delegado trabaje bajo la
dirección inmediata de un obrero (contratista o empresario), de tal forma que si el Sr.
Pérez me contrato para la construcción de un edificio, tengo yo que construir el
edificio, o puedo delegar en otra persona la construcción, pero siempre bajo mi
dirección.
3.- Y por último es característica del contrato de obras la estipulación de un precio.
Este precio, en principio, debe ser estipulado en dinero; pero se nos presenta en este
contrato de obras, el problema de saber si se puede estipular el proceso en especie.
Si aplicamos el concepto exegético de la palabra precio, el legislador nos está
poniendo una traba y nos dice que tiene que ser estipulado en dinero; pero haciendo
una interpretación más amplia, no encontramos una sola disposición dentro de la
Ley que se oponga terminantemente a que el precio pueda ser estipulado en especie.
De tal forma que el dueño podría muy bien pagar su prestación en especie y no
solamente pagarla sino estipularla en especie.
Naturaleza Jurídica: En primer lugar es un contrato bilateral, porque tanto el
comitente (el que manda a hacer la obra) como el obrero (contratista o empresario) se
obligan desde el mismo momento en que nace la relación contractual. Fíjense bien
que cuando digo obrero, lo empleo en un sentido latu-sensu, es decir, desde quien
sube una lata a un piso hasta quien ejecuta un concierto. Tanto el comitente como el
obrero (contratista o empresario) se obligan de una vez por todas, desde el nacimiento
del contrato, no es bilateral porque intervengan dos partes, sino porque las
partes se obligan desde el mismo momento del nacimiento de la relación
contractual.
Es un contrato consensual, porque el contrato se perfecciona desde el mismo
momento en que las partes se ponen de acuerdo sobre la obra a ejecutar y el precio a
pagar. No hay ninguna solemnidad a llenar ni ninguna formalidad que cumplir.
Es un contrato conmutativo, puesto que ambas partes, desde el propio momento en
que contratan, conocen la cuantía de sus obligaciones, sin que nada dependa del
destino o de la buena suerte.
Es un contrato oneroso, porque cada quien se obliga en virtud de que va a recibir una
contraprestación de la otra parte.
Es un contrato intuitu-personae respecto del obrero, es decir, las obligaciones que
asume el obrero las asume en virtud de las características de su propia personalidad y
el comitente pone su confianza en el trabajo y contrata en virtud de esa confianza. La
mayor parte de las veces este contrato se realiza dada la profesión del obrero. Un
ejemplo característico es el del violinista: si uno contrata un violinista para dar un
concierto, lo contrata en virtud del arte de ese violinista y las obligaciones que contrae
ese violinista es imposible, tanto desde el punto físico como desde el punto jurídico,
que puedan pasar a sus herederos; a veces sus herederos no saben cómo tomar un
violín.
Obligaciones del obrero (contratista o empresario): La primera de estas
obligaciones es llevar a cabo la ejecución de la obra dentro de las previsiones
contractuales, es decir, él tiene que comenzar a realizar ese quehacer que se va a
traducir en el trabajo físico o la obra previamente terminada y tiene que realizar ese
quehacer amoldándose a todas las especificaciones señaladas por las partes en el
contrato de obras.
El obrero (contratista o empresario) no puede realizar obras que no hayan sido
previstas dentro de la relación contractual.
Ese obrero (contratista o empresario) puede haberse obligado a suministrar él los
materiales con los cuales va a trabajar, o simplemente, puede haberse obligado a
realizar el trabajo sin suministrar el material.
En el primer caso su obligación es doble, en el sentido de que debe suministrar el
material y realizar la obra. En el segundo caso su quehacer es sencillo, en el sentido
de que se limita únicamente a realizar la actividad. En este caso, el quehacer del
obrero (contratista o empresario) queda sometido a una condición: la de que el
comitente o dueño suministre el material que requiere la obra.
Hay casos en los cuales el suministro del material, si es que se puede llamar así,
corresponde al obrero (contratista o empresario), por la propia naturaleza de la obra
que él va a realizar; es el caso del artista y principalmente del músico, el concertista
tiene él que poner el material para la obra que va a realizar, porque lo más que puede
hacer el comitente o dueño es elegir las piezas que va a ejecutar el concertista.
El obrero responde no solamente por la culpa en que él puede incurrir, sino también
por la culpa de las personas que se hallen bajo su dirección en la ejecución de la obra.
En esta materia hay que distinguir con mucho cuidado cuáles son las personas que
están bajo la dirección del obrero y cuáles son las personas que han contratado con el
comitente o dueño.
En la construcción de un edificio pueden existir muchos contratos de obras porque yo
como propietario puedo encomendar el trabajo de albañilería a una empresa y la
instalación eléctrica a otro obrero, cada uno de estos contratos es un contrato de
obras, con sus obligaciones y responsabilidades distintas. Entonces, si yo voy a
reclamar responsabilidad por culpa del albañil, no podré reclamarle sino su propia
culpa y no la culpa del electricista, porque el electricista ha contratado directamente
conmigo.
Ahora bien, si yo contrato la obra con una sola empresa (obrero, contratista o
empresario) para que me haga todo el edificio y si esa empresa (obrero, contratista o
empresario) subcontrata con un electricista, subcontrata con un plomero, esas
personas estarán bajo la dirección de mi contratante y entonces, yo le puedo exigir a
mi contratante toda la responsabilidad por la construcción del edificio.
La segunda de las obligaciones del obrero (contratista o empresario) es suministrar los
materiales cuando se ha convenido así en el contrato. Este suministro de los
materiales debe hacerlo el obrero (contratista o empresario), en un todo, conforme con
las estipulaciones del contrato y si nada se ha dicho en el contrato, se presume que
deben ser materiales de buena calidad, pero no podría exigir los mejores materiales,
salvo por una convención expresa del contrato.
La tercera obligación del obrero (contratista o empresario) es entregar la obra, es
decir, una vez concluido el trabajo él debe entregar la obra realizada al vencimiento del
plazo convenido. Las partes son libres de estipular en su convención un plazo, al final
del cual el obrero (contratista o empresario) debe entregar la obra; pero si las partes
no han fijado un plazo se aplica la regla general de las obligaciones de que las
obligaciones sin plazo son de cumplimiento inmediato, salvo que por la naturaleza
misma de la obra se haga necesario un término para su cumplimiento. De tal forma
que si uno contrata con una compañía de ingeniería y no se estipula un plazo, por la
naturaleza misma de la obra el plazo está sobreentendido, entonces la extensión de
ese mismo plazo, si las partes no se ponen de acuerdo, lo hará el Juez, teniendo en
cuenta la naturaleza de la obra. Es decir, si un empresario se ha obligado a hacer un
edificio en 8 meses y deja pasar 4 meses sin haber comenzado la construcción, es
evidente que aquel empresario no podrá entregar el edificio una vez transcurridos esos
8 meses y consecuentemente debe reconocerle al comitente o dueño el derecho de
pedir la resolución del contrato por incumplimiento.
Esta obligación de entregar la obra, por parte del obrero (contratista o empresario), es
una obligación que está concatenada con una obligación del comitente o contratista o
dueño, que es la de recibir la obra. De tal manera que son obligaciones concatenadas
que se cumplen simultáneamente y son obligaciones que marcan dentro del contrato
de obras una situación de gran importancia por lo siguiente: en primer lugar, porque en
ese momento, en la mayor parte de los contratos de obras, es en ese momento
cuando se efectúa la transferencia de la propiedad del obrero (contratista o
empresario) al comitente o dueño.
También este momento de la entrega de la obra por parte del obrero (contratista o
empresario) marca la oportunidad de reclamar los vicios aparentes que tenga la cosa
realizada y que debe hacer el dueño, es decir, si en el momento de la entrega, el
comitente o dueño de la obra no reclama los vicios aparentes que tenga la cosa
realizada por este obrero (contratista o empresario), ya no tendrá más oportunidades
para hacerlo, porque se presume que ha hecho la recepción a su plena satisfacción.
Pero en este momento de la recepción de la obra cuando el comitente o dueño debe
decir a su empresario obrero (contratista): “No recibo la obra porque tiene tales
defectos aparentes”.
En cuanto a los vicios ocultos, aquellos que no se pueden percibir por los sentidos con
una revisión sencilla de la cosa, existe en el contrato de obras un problema grave y es
que en aquellos contratos que tiene un objeto de poco valor, por ejemplo, uno manda
hacer un traje y se pregunta si ese traje tiene vicios ocultos y se pregunta uno si es
posible que ese comitente o dueño reclame por vicios ocultos a su sastre, reclame por
vicios ocultos a su obrero (contratista o empresario). Hay dos criterios que son los
siguientes:
Una corriente de opinión dice que tratándose de un traslado de la propiedad, esta
situación se asemeja mucho a la compraventa, es decir, que hay escondida una venta
de las materias y el vicio oculto está en la naturaleza de los materiales, no hay ninguna
razón para no aplicar al caso concreto las mismas disposiciones del contrato de
compraventa. El vicio está en la naturaleza de la cosa y está antes de la transferencia
de la propiedad y con seguridad, que ese vicio va a disminuir la utilidad de la cosa, con
la seguridad de que si el comitente o dueño lo hubiera sabido, no hubiera contratado;
entonces, deben aplicarse por analogía juris las disposiciones que trae el contrato de
venta.
Frente a esa interpretación hay la otra, exegética, apegada a la Ley y que nos dice que
no existe una disposición expresa que responsabilice al obrero (contratista o
empresario) por los vicios ocultos de las obras que en todo caso podría considerarse
como un incumplimiento de su obligación de suministrar materiales de buena calidad y
entonces, la acción que conserva el comitente o dueño no sería nunca una acción de
saneamiento, sino una acción de resolución de contrato, por daños y perjuicios.
Hay una gran diferencia entre la acción de resolución y la acción de saneamiento. La
acción de resolución (como su mismo nombre lo indica) es una acción que busca
deshacer lo hecho, es decir, llevar las cosas a como estaban antes de contratar; en
cambio, la acción de saneamiento lo que busca es una indemnización por los vicios de
la cosa.
El problema se reduce a las obras de poca consideración, porque tratándose de obras
importantes o de gran consideración, o tratándose de edificios, sí tenemos dentro del
contrato de obras una norma expresa que regula la responsabilidad del arquitecto o
constructor. Esta norma regula la responsabilidad que se llama corrientemente
RESPONSABILIDAD DECENAL del arquitecto o empresario.
Cuando se trata de la construcción de un edificio o de otra obra importante o
considerable, si la cosa presenta ruina o peligro evidente de ruina, dentro de los diez
años posteriores a su terminación, el empresario, el arquitecto o el constructor, son
responsables ante el comitente o dueño, siempre y cuando esa ruina o ese evidente
peligro de ruina se deba a los vicios de la construcción o a los vicios del suelo.
En primer lugar, tiene que tratarse de un edificio, o de una obra importante o
considerable. En relación a este primer requisito nosotros debemos detenernos un
poco para interpretar qué se debe entender por un edificio o por una obra importante o
considerable.
Uno llama edificio en la vida diaria a las construcciones que tienen más de dos pisos,
porque cuando uno ve en una casa-quinta no la va a llamar edificio, a lo sumo la
puede llamar chalet, buscando una palabra exótica, pero uno no la va a llamar edificio;
pero cuando uno ve una construcción, aunque sea modesta, que tenga más de dos
pisos, se llama edificio. Para el legislador, edificio son todas las construcciones, así
sean quintas, con un planta. Este es el concepto lato que trae el legislador.
En cuanto a las obras importantes o considerables, sí presenta gran confusión este
calificativo del legislador, porque lo que puede ser importante para una persona puede
ser vano para otra.
De tal forma que, si yo ordeno la construcción de un barco, de una nave, aquello
puede ser para mi muy importante; pero también puede ser importante para una dama
la confección de una joya. Entonces el calificativo de importante dependerá de la
consideración subjetiva de cada quien, pero esto no puede dejarse a la consideración
subjetiva de las partes, porque entonces en cada caso, según la conveniencia del
reclamante, éste va a decir que su obra era o no importante.
El criterio a seguir, es un criterio doctrinal, es el de las obras, construidas para que
duren mucho tiempo. Desde este punto de vista puede considerarse como obra
importante la construcción de un puente, la construcción de una nave, la confección,
también de una joya, porque cuando uno manda hacer una joya es para que ésta dure
eternidades
El segundo de los requisitos para que funcione esta responsabilidad del arquitecto o
empresario es que el edificioconstruido por él, presente ruina o peligro evidente de
ruina.
También se presenta con la interpretación de estos calificativos muchos problemas,
sobre qué debe entenderse por una ruina, por un evidente peligro de ruina. En ciertos
casos habrá que atender siempre casuísticamente a la naturaleza del peligro de que
se trata, porque para considerar en ruinas a un edificio es necesario que éste haya
sufrido, por ejemplo, derrumbes en sus paredes; en cambio, para que se llegue a
arruinar una joya, en realidad resulta difícil que se presente la situación, a menos que
sea por un defecto en su confección. En el caso del edificio, podría considerarse en
peligro evidente de ruina cuando el edificio sufra un hundimiento, pues con seguridad
que si no se desploma por lo menos se va a agrietar en sus paredes. En este caso de
ruina es imposible seguir un principio general, sino que hay que ir casuísticamente a
cada caso concreto.
El tercer requisito para que proceda esta responsabilidad es que la causa de la ruina o
del peligro evidente se deba a un defecto de construcción o a vicios del suelo.
El legislador presume que un ingeniero, un arquitecto, un constructor, que tiene
permiso para ejercer su profesión, reúnen una serie de conocimientos científicos y
técnicos y basado en ello se le dio permiso para efectuar esa construcción. El
legislador presume que un ingeniero, un arquitecto, por sus conocimientos
universitarios y técnicos están en condiciones de efectuar esa construcción, ya que
tienen conocimientos para estudiar la resistencia de las capas que tiene ese piso, para
que mañana no ceda ese piso al peso de la construcción.
Otro de los requisitos esenciales es que esa ruina o ese evidente peligro de ruina
aparezcan en la cosa, en uno de los DIEZ AÑOS a partir de la terminación de la obra.
La ley en este caso nos trae un lapso bastante largo debido a que en este tipo de
obras de gran construcción la ruina o evidente peligro de ruina no se presenta sino
después de un largo plazo, es decir, después que los materiales han sido trabajados y
han asentado.
Cuando se construye un edificio y ese edificio permanece intacto durante tres o cuatro
años, pero en todo ese tiempo los materiales han venido trabajando (y ésa es la
palabra técnica que usan los constructores), en ese asentamiento es cuando van
apareciendo los vicios técnicos que pueda tener la cosa. Por eso es que el legislador
da ese plazo que no es más largo porque considera que ya en ese tiempo los
materiales han trabajado y asentado.
Después que aparezca la ruina o el evidente peligro de ruina, el legislador concede un
plazo de dos años para reclamar la correspondiente indemnización al empresario
arquitecto. Entonces, fíjense ustedes que hay que contemplar dos términos en esta
situación.
1º Un término de 10 años para esperar a ver si aparecen la ruina o el evidente peligro
de ruina.
2º Después que aparece la ruina o el peligro evidente de ruina, hay un plazo de dos
años para reclamar la correspondiente indemnización. Esto no quiere decir que si la
ruina aparece a los 5 años habrá que esperar que transcurran otros cinco años para
intentar la acción, no, si el propietario deja transcurrir dos años después que aparece
la ruina o el evidente peligro de ruina pierde la acción por prescripción extintiva.
Desde dos puntos de vista se ha tratado de justificar esta responsabilidad:
En primer lugar, frente al comitente o dueño. Ateniéndose a que el arquitecto o el
empresario de toda obra de consideración, y tiene que ser así porque lo exigen todas
las leyes de los distintos países, tiene que ser un arquitecto o una persona con título o
autorización, el legislador presume una culpa más grave. También hay una justificación
de tipo social, no solamente ante el propietario, y es que la sociedad está interesada
en que los edificios y obras de consideración no presenten nunca ruina o evidente
peligro de ruina, porque la ruina de un edificio puede traer catástrofes graves para la
población, imaginen ustedes, por ejemplo, el peligro que representará el desplome de
un edificio en pleno centro.
Hay otro problema en relación a esta responsabilidad y es el relativo a la solidaridad.
Efectivamente la Ley habla de la responsabilidad del arquitecto y el empresario, es
decir, usa la conjunción “y” y esto da la idea de que la responsabilidad es solidaria
entre ambos señores (el arquitecto y el empresario). Si el legislador, en vez de usar la
conjunción “y” usara la conjunción “o”, se podría pensar que uno es responsable en un
caso y el otro no.
En principio, la solidaridad en materia civil no presume nunca, es decir, tiene que ser
expresa salvo los casos en que la propia Ley lo trate en su articulado. Entonces
aplicando este principio, tenemos que decir que la responsabilidad se divide entre el
arquitecto y el obrero (contratista o empresario).
Esto nos trae el problema de determinar qué se entiende por un arquitecto y qué se
entiende por un empresario.
Cuando la Ley habla de arquitecto, se refiere a la persona que ejecuta las obras
científicas para poder realizar la obra de que se trate, es decir, la planificación de la
obra y de ninguna manera puede pensarse que lo está restringiendo a las personas
que tienen título. En cambio, cuando habla de obrero (contratista o empresario), se
refiere al constructor, es decir, a la persona que una vez planificada la obra lleva la
realidad física.
Entonces para la construcción de un edificio el arquitecto hace los planos, hace la
planificación del ambiente y una vez que están listos los permisos de construcción y
sanitarios, entonces le entrega esos trabajos al obrero (contratista o empresario) y
hasta allí llega la responsabilidad del arquitecto, ya la construcción física de la obra la
tiene el constructor. Claro está que esto visto así en forma tal, resulta aparentemente
sencillo, pero la vida práctica nos presenta casos más complejos cuando se reúnen,
por ejemplo, la doble cualidad de arquitecto y constructor.
En definitiva, podemos decir que la divisibilidad de la responsabilidad decenal habrá
que hacerla entonces atendiendo al trabajo que cada uno realiza dentro de la obra. Si
los vicios de construcción se deben a los cálculos de la obra, sin duda alguna que
responde al arquitecto y si se deben a los materiales empleados y esos materiales
fueron suministrados por el empresario, entonces la responsabilidad recaerá sobre ese
constructor.

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