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Resumiendo… hasta ahora hemos conocido estas propiedades o atributos fundamentales

del sonido.

El primer grupo está relacionado con lo fuerte o débil que percibimos un sonido y
con el rango de variación de amplitud o volumen.

El segudo grupo está relacionado con lo grave o agudo que percibimos un sonido y
con el rango de variación en frecuencia o altura.

Por último el timbre determina la cualidad tonal o identidad de cada instrumento


musical y está relacionado con la estructura armónica de vibración de cada
instrumento.

Hay sonidos, como los platillos, tambores, etc., que, si bien tienen determinada
cualidad tonal o timbre, no tienen una estructura armónica relacionada por
múltiplos enteros, como es el caso de los instrumentos armónicos.

Los sonidos, sin embargo, no duran infinitamente ni mantienen todos sus atributos
estables durante todo el tiempo.
Todos los sonidos empiezan y terminan de determinada manera y tienen una duración.

Su evolución temporal se define, en general, por el tiempo de ataque, el tiempo de


recuperación, el tiempo de sostenimiento y el tiempo de desvanecimiento.

Cada uno de estos tiempos determina cómo se comporta la amplitud o nivel respecto
al tiempo en general y a esta variación se le denomina envolvente.

La envolvente es también un rasgo característico de cada instrumento y determina,


conjuntamente con el timbre, su identidad.

Denominemos a una unidad musical básica de sonido objeto sonoro.

Es posible caracterizar un objeto sonoro en términos de estos atributos: volumen,


altura, timbre y duración.
Los objetos sonoros pueden carecer de altura, como ocurre en el caso de los
llamados sonidos extramusicales: ruidos o sonidos extraídos de la naturaleza o de
la vida cotidiana y puede que su timbre, en estos casos, sea más una textura porque
la relación entre los armónicos no es precisamente armónica (los armónicos no están
relacionados por un número entero y no mantienen la misma cohesión en el tiempo).

El objeto sonoro conforma lo que en música se denomina nota pero un sonido solo no
es música.
La música es sonido organizado.
El objeto sonoro, por su dependencia con el tiempo, se suele denominar evento
musical.
Para que ocurra la música las notas se deben concatenar en melodías y las melodías
se deben simultanear en armonías, y todo ello debe ocurrir a intervalos regulares o
pulsos, cada uno con determinada importancia o valor temporal, lo que se conoce
como ritmo.

Todo lo que provoque una perturbación energética en un medio para ser escuchada es
susceptible de producir objetos sonoros y por lo tanto de convertirse en un
instrumento.
Cualquier instrumento produce objetos sonoros; otra cosa es que sean más o menos
valorados por nuestro sistema de creencias.

En general, la música occidental divide la octava en doce semitonos iguales y está


plagada de sonidos armónicos.
La relación entre cada uno de los semitonos está determinada por la tonalidad.
La tonalidad determina cuáles son los semitonos válidos de una escala y cuál es la
relación jerárquica entre ellos.
En la música oriental, por otra parte, existen diversas opciones de subvidir la
octava; lo que se conoce como microtonalismo y que a los occidentales puede sonar
algo desafinado.
Los microtonos, definidos gráficamente según el músico Charles Ives son “las notas
entre las teclas del piano”.
La música oriental además tiene una gran cantidad de instrumentos inarmónicos, como
el gong chino, el gamelan balinés, etc.
Básicamente la inarmonía define una relación no entera entre los armónicos que
produce un instrumento.

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