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Charla-taller sobre: IMPOSICIÓN DE MANOS Y LIBERACIÓN

a- Oración inicial
VEN, ESPÍRITU SANTO.doc

b- Tema: Imposición de manos

- ¿QUÉ ES LA MPOSICIÓN DE MANOS?


Mientras que alzar las manos hacia Dios es un signo de pedir a Él, el
imponer las manos, es un símbolo de ejercer un poder. Por tanto
se debe tener autoridad para imponerle las manos a otro. Esa
autoridad sólo la da el sacramento del Orden.

- ¿CUÁL ES SU SIGNIFICADO?

Ya se dijo que imponer las manos denota autoridad y así lo vemos en la


Biblia: los Patriarcas del Antiguo Testamento imponían las manos a
sus hijos para bendecirles. Cristo imponía las manos sobre los
Apóstoles para conferirles el Espíritu Santo. Los Apóstoles a su
vez, y después de ellos los Obispos y los Sacerdotes, imponen las
manos para consagrar y confirmar.

- ¿QUIÉNES PUEDEN IMPONER LAS MANOS?

Sólo los sacerdotes pueden imponer las manos y eso lo hacen


especialmente por los sacramentos.

Igualmente, la imposición de manos como signo de oración no


está prohibido por la Iglesia para los laicos.

Dice el padre Fortea, exorcista, en “Un Dios Misterioso”, donde da


normas, pautas y consejos para la Renovación Carismática: “No hay
ninguna razón para prohibir que se impongan las manos,
mientras se ora para pedir a Dios que devuelva la salud a alguien o para
pedir cualquier otra cosa. Tampoco hay ningún peligro en hacerlo, como
muchos creen. Aunque considero que éste es un gesto sacerdotal,
y que por eso es preferible que sólo lo hagan los clérigos... Imponer las
manos siempre ha sido considerado como un gesto eminentemente
sacerdotal. Por eso desaconsejo el que los laicos impongan las
manos... (Si) se decide que durante la oración se impongan las manos,
suelo aconsejar que sea toda la comunidad la que imponga las manos...
Pero quede claro que imponer la mano no confiere más poder a la
oración, se trata sólo de un símbolo. Si uno no tiene un don en las
manos, imponer las manos es indiferente, pues lo que sana no es la
mano, sino la oración dirigida a Dios.”

Relacionado con el “qué” y el “cuándo” los laicos pueden suplir funciones


de diáconos y sacerdotes lo explica el Código de Derecho Canónico
en su canon 230 § 3: “Donde lo aconseje la necesidad de la
Iglesia y no haya ministros, pueden también los laicos, aunque no
sean lectores ni acólitos, suplirles en algunas de sus funciones, es
decir, ejercitar el ministerio de la palabra, presidir las oraciones
litúrgicas, administrar el bautismo y dar la sagrada Comunión, según
las prescripciones del derecho.”
Esto es, obviamente, con la aprobación del Obispo, tal es el caso de
los Ministros Extraordinarios de la Comunión, que, como su nombre lo
indica son extraordinarios, es decir no ordinarios y por ende muy
limitados y transitorios.

Pero haciendo foco directo en el tema de la imposición de manos, vemos


que el Código de Derecho Canónico instruye en su canon 1168: “El
ministro de los sacramentales es el clérigo provisto de la debida
potestad; pero, según lo establecido en los libros litúrgicos y a juicio
del Ordinario, algunos sacramentales pueden ser administrados
también por laicos que posean las debidas cualidades.”
Es aquí donde podría encuadrarse la posibilidad de que los laicos puedan
imponer las manos, no como un sacramento, algo exclusivo de los
sacerdotes sino como un sacramental.

Sobre esto, el Sacrosanctum Concilium, en el apartado “Revisión de


los sacramentales”, dice en el punto 79: “Sean muy pocas las
bendiciones reservadas y sólo en favor de los Obispos u
ordinarios. Provéase para que ciertos sacramentales, al menos
en circunstancias particulares, y a juicio del ordinario, puedan
ser administrados por laicos que tengan las cualidades
convenientes”.

- ¿QUÉ SON LOS SACRAMENTALES?

El Catecismo de la Iglesia Católica en el número 1667 dice: "La


Santa Madre Iglesia instituyó, además, los sacramentales. Estos son
signos sagrados con los que, imitando de alguna manera a los
sacramentos, se expresan efectos, sobre todo espirituales,
obtenidos por la intercesión de la Iglesia. Por ellos, los hombres se
disponen a recibir el efecto principal de los sacramentos y se santifican
las diversas circunstancias de la vida" (SC 60; CIC can 1166; CCEO can
867).

- DIFERENCIAS ENTRE SACRAMENTOS Y SACRAMENTALES

 Los sacramentos son de institución divina, los


sacramentales son de institución eclesiástica.
 Los sacramentos actúan “ex opere operato” (por sí mismos),
los sacramentales “ex impetratione Ecclesiae” (por
impetración de la Iglesia).
 Los sacramentos son signos de la gracia, los sacramentales
son signos de la oración de la Iglesia.
 Los sacramentos tienen como fin producir la gracia que
significan, los sacramentales sólo disponen para recibir la
gracia (consiguen gracias actuales) y obtienen otros efectos
espirituales.
 Los sacramentos son necesarios para la salvación; los
sacramentales, no.

- DIFERENCIAS ENTRE LA IMPOSICIÓN DE MANOS POR UN


SACERDOTE Y UN LAICO.

Hablamos antes que la imposición de manos es un símbolo de ejercer un


poder, los sacerdotes, por el Orden Sagrado tienen ese poder y
por este signo imparten gracia. Aquí no hay que caer en un error
común de confundir y equiparar el sacerdocio común de los
fieles, recibido con el bautismo (ver CIC 783) con el sacerdocio
ministerial conferido por el sacramento del Orden Sacerdotal que
se diferencian en su esencia y en grado (Cfr. Concilio Vaticano II,
Const. Dogm. Lumen Gentium n. 10).

Los laicos, por el sacerdocio común de los fieles no tienen poder


alguno y al realizar una imposición de manos NO IMPARTEN
GRACIA.

- CONDICIONES, RECOMENDACIONES Y PAUTAS PARA IMPONER


LAS MANOS POR LOS LAICOS.

 Es fundamental que el fiel laico tenga pureza de intención.


Esta pureza de intención es pedir actuar a Cristo al imponer las
manos, recibir la misericordia de Cristo cuando pides la
imposición.
 El laico que hace ese gesto debe hacerlo sin solemnidad, sin
ánimo de protagonismo, sin alguna pretensión, sino más bien
con sencillez e informalidad.
 El laico debe ser ejemplo de sana vida cristiana, muy vinculado a
la vida de la Iglesia; que goce de buena fama. Las personas que
imponen las manos tienen que ser personas entregadas a
Dios.
 Estas imposiciones de manos deben conducir a los
sacramentos y a una mejor y más auténtica vida eclesial,
porque hay gente que recuperando la salud se podría contentar
con esto y abandone la vida sacramental y no vuelva a misa. La
imposición de manos no debe ser un sustituto de los
sacramentos. Si Dios sana con este gesto es para que mejoren
su vida cristiana como signo de vida nueva.
 Conocer bien a aquella persona a quien se le va imponer las
manos.
 No debe usarse el gesto en nadie que se niegue a él; como
tampoco a enfermos inconscientes o moribundos si consta que no
lo habrían querido recibir.
 Excluir de este gesto todo lo que pudiera quitarle su
carácter cristiano y sagrado. Evitar, por todos los medios, que
tenga alguna relación con la magia, el esoterismo o de algo por el
estilo.
 Se debe despojar todo gesto de fantasías y divagaciones que
lleven o busquen la sugestión en la gente, como tampoco imitar
estilos y formas ajenos a la Iglesia.
 Evitar imponer las manos durante las misas es el sacerdote
aquí quien las impone y al ser la misa un sacramento, carece de
sentido hacerlo.
 Recordar e insistir siempre en que todas las misas son santas y
sanan y no sólo “las misas de sanación”. No se puede aceptar
que los fieles vayan sólo a las misas de sanación y no acudan
después a la misa dominical.
 Cuando los laicos imponen las manos, siempre antes o después de
la misa, es bueno que sea la comunidad misma la que
imponga las manos, y no solo una persona, para evitar malos
entendidos.
 Respetar lo que el obispo mande, pero en general no debe
hacerse sobre la cabeza, sino, por ejemplo, sobre el
hombro.
 Tener presente que imponer la mano no confiere más poder a
la oración, porque se puede orar por una persona igualmente,
con igual o mayor eficacia, desde la distancia física.
 El fiel laico debe hacer este gesto en silencio; no conviene
hacer oraciones de ningún tipo de oración que hagan pensar que
la persona que impone manos tenga algún poder.

- ANTE TODO, LA OBEDIENCIA.

Toda práctica debe estar aprobada por el Obispo diocesano, por


lo que se deben consultar los lineamientos y reglamentaciones
existentes y atenerse a éstas.

Recordar que la Iglesia Católica no es una democracia, sino que se


rige por una Jerarquía y busca la unidad y, por ende, una práctica
común.
b1) Trabajo grupal sobre el tema (formular 2 ó 3 preguntas para
trabajar por 15 minutos)

c- Tema: La liberación, límites y riesgos

- ¿PUEDE UN LAICO HACERLA?

Esto está regulado por el canon 1172 del Código de Derecho Canónico
que dice:
§ 1. “Sin licencia peculiar y expresa del Ordinario del lugar,
nadie puede realizar legítimamente exorcismos sobre los
posesos.”

§ 2. “El Ordinario del lugar concederá esta licencia solamente a


un presbítero piadoso, docto, prudente y con integridad de vida.”

A esto lo complementa la Carta de la Congregación para la Doctrina de


la Fe del 29 de septiembre de 1985 que en resumen dice:
“No es lícito a los fíeles cristianos utilizar la fórmula de
exorcismo contra Satanás y los ángeles apóstatas... Los Obispos
procuren amonestar a los fieles sobre este asunto cuando sea
necesario.”

“Se ruega a los Obispos que velen para que ... personas sin la
debida autorización no dirijan reuniones en las cuales se hagan
oraciones para obtener la expulsión del demonio, oraciones que
directamente interpelen a los demonios o traten de conocer la
identidad de los mismos.”

Teniendo esto en claro, los laicos que hagan oraciones de


liberación sólo pueden dirigirse a Dios, NUNCA AL DEMONIO, ni
para preguntarle, ni para ordenarle que salga.

Es decir, pueden en sus grupos pedir a Dios que les libere de toda
tentación, acción e influencia del demonio. Y eso lo pueden pedir
respecto a la diócesis, respecto a una comunidad en concreto o respecto
a una persona individual.
- LOS ABUSOS Y ERRORES COMUNES

 la ignorancia... dejarse llevar por convencimientos personales o


influencias externas sin sustento doctrinal.
 la precipitación, por desconocer el caso o dejarse llevar por la
conjeturas o por la opinión de los otros.
 la falta de un buen discernimiento, sobre el caso o sobre los
carismas que se poseen.
 el mal uso del carisma... o lo que es más frecuente, creer
tenerlo por puro deseo o por creer que se debe tener al “ser
parte” de un grupo.
 las exageraciones, la necesidad de protagonismo, el imitar
“formas” no propias de la Iglesia Católica.
 el confiar en las propias fuerzas, olvidando que sólo se es un
intercesor.
 el menospreciar el poder del demonio, abriéndole puertas...
 el no reconocer los riesgos... o el desconocerlos.
 el exponer a quien se pretende liberar, tanto ante la vista de
las personas como a un ataque del maligno.
 la falta de oración y de confesión sacramental.

- ¿QUÉ ES Y QUIÉN TIENE AUTORIDAD?

La definición de autoridad es: “Facultad o derecho de mandar o


gobernar a personas que están subordinadas”.

En el ámbito religioso, esta facultad o derecho excede a las


personas, por lo que también manda por sobre los espíritus,
sean estos buenos como malos.

Esta verdadera y plena autoridad es sólo de Dios. Cristo manifestó


esa autoridad Divina durante su vida pública liberando endemoniados y
fue reconocido por sobre los demás por esa autoridad. Leer Mc 1,21-
28.

Jesús les da directa y claramente esta autoridad a sus apóstoles.


Leer Mc 16,14-20

Por Sucesión Apostólica esta autoridad se recibe con el


Sacramento del Orden que “comunica ´un poder sagrado´, que no es
otro que el de Cristo. El ejercicio de esta autoridad debe, por tanto,
medirse según el modelo de Cristo, que por amor se hizo el último y el
servidor de todos” (Catecismo de la Iglesia Católica nº 1551)

Pero tampoco cualquier sacerdote puede ejercer esta autoridad. Aquí


vale volver a repetir lo regulado por el canon 1172 del Código de
Derecho Canónico que dice:
§ 1. “Sin licencia peculiar y expresa del Ordinario del lugar,
nadie puede realizar legítimamente exorcismos sobre los
posesos.”

§ 2. “El Ordinario del lugar concederá esta licencia solamente a


un presbítero piadoso, docto, prudente y con integridad de vida.”

Por tanto, queda claro que no se tiene autoridad sólo por estar
bautizado, por tener “mucha fe”, ni mucho menos por pertenecer
a un grupo, aún si hace mucho tiempo que se trabaja en este...

- ¿A QUÉ SE EXPONE QUIEN HACE UNA LIBERACIÓN?

Leer Mc 9,17-29 (Los apóstoles, aún con la autoridad impartida


sobre ellos, no pudieron expulsar un demonio de un poseído)

Ante todo, tengamos en cuenta que si aún para los mismos apóstoles
autorizados por Jesús personalmente es difícil liberar las almas, cuánto
más aún lo será para los laicos, el intentar darle órdenes a un espíritu
maligno. Es un riesgo muy grande que puede causar que el
espíritu tome posesión de ellos o de los que estén allí presentes.

Por medio de los siguientes textos del Nuevo Testamento tendremos


bien claros los riesgos a que se exponen quienes pretenden realizar
liberaciones imprudentemente.

Efesios 6,12 - Tener conciencia contra quién se lucha y su


magnitud.

1 Tim 5,22 - Ser imprudente acarrea riesgos.

Hch 19,13-19 - No todos tienen autoridad para liberar.


Mc 5,10-20 - Los demonios buscan el mudarse o transferirse a
otra persona

- RECOMENDACIONES DESDE LA RCC (Fuente: rcchispana.org)

Todo bautizado debe orar por sus hermanos, pero se debe discernir con
prudencia cuando se trata de sanación interior o de oración por la
liberación de espíritus malignos. Confrontarse con espíritus malos
sin la debida preparación es una imprudencia que debe evitarse.
En casos de posesión es recomendable consultar con el Párroco de la
Iglesia o con algún sacerdote que puede proveer orientación o
referencias y así proceder con cautela.

Los que forman un equipo de oración de liberación deben ser personas


aprobadas en la fe (nunca recién llegados). Personas consagradas
de buen testimonio de santidad dentro y fuera de la Iglesia;
fieles a la asistencia de la Iglesia y obedientes a su autoridad;
personas de oración; conocedores de la Biblia; maduras y
emocionalmente equilibradas; prudentes; capaces de escuchar y
trabajar en equipo; que no buscan llamar la atención sobre su
persona.

c1) Trabajo grupal sobre el tema (formular 2 ó 3 preguntas para


trabajar por 15 minutos)

d- Puesta en común y conclusiones

e- Oración final

Espíritu de Dios (oración 2012).doc

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