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COMO SISTEMA
FORMAL
P r in c ip io s d e c o n s t r u c c ió n n a r r a t iv a
ARGUMENTO E HISTORIA
ejem plo, el tiem po tam bién es im portante. La noche de insom nio tiene lugar
antes de la rotura del espejo, que a su vez sucede antes de la llam ada del teléfo
no; toda la acción transcurre a lo largo de un día y la m añana del siguiente. La
narración se desarrolla de u n a situación inicial de conflicto entre el em pleado y
el jefe, pasando por una serie de acontecim ientos causados por el conflicto, has
ta la resolución del mismo. Sencillo y simple como es, este ejem plo dem uestra
lo im portantes que son la causalidad, el espacio y el tiem po para la form a na
rrativa.
El hecho de que u n a narración confíe en la causalidad, el tiem po y el es
pacio no quiere decir que no pu ed an tom ar parte en las películas otros p rin
cipios form ales. Por ejem plo, u n a narración puede hacer uso del paralelism o.
Com o señala el capítulo 2 (págs. 62-63), el paralelism o postula u n a sim ilitud
en tre elem entos diferentes. N uestro ejem plo era la form a en que El mago de Oz
com para a los tres labriegos de Kansas con los tres com pañeros de D orothy en
Oz. LTna narración p u ede llevarnos a establecer paralelism os entre personajes,
decorados, situaciones, m om entos del día o cualquier otro elem ento. En O ne-
cemjinem (1963), de Verá Chytilova, se presentan de form a alterna escenas de
la vida de un ama de casa y escenas de la carrera de u n a gim nasta. Puesto que
am bas m ujeres nun ca se conocen y llevan vidas com pletam ente diferentes, no
hay form a de que podam os conectar causalm ente ambas historias. En vez de
ello, com param os y contrastam os las acciones y situaciones de ambas m ujeres,
esto es, establecem os paralelism os. A un así, O neceni jinem sigue siendo una pe
lícula narrativa, ya que com prendem os la acción, den tro de la vida de cada
m ujer, al aplicar las nociones de causalidad, tiem po y espacio. U na mezcla
más com pleja de paralelism os y otros principios narrativos se p u ede hallar en
Intolerancia (Intolerance, 1916), de D. W. Griffith, en la que se sitúan cuatro
historias alternadas diferentes, aunque análogas, en cuatro períodos históri
cos distintos.
Así pues, com prendem os una narración al identificar sus hechos y vincular
los m ediante la causa y el efecto, el tiem po y el espacio. Como espectadores,
tam bién hacem os otras cosas. A m enudo deducim os hechos que no se presen
tan explícitam ente, y reconocem os la presencia de m aterial que es ajeno al
m undo de la historia. Para describir cómo ejercemos dichas actividades, pode
mos establecer una distinción entre historia y argumento (a veces llamados «his
toria» y «discurso»). Puesto que esta distinción es básica para com prender la
form a narrativa, necesitamos exam inarla con más detalle.
A m enudo hacem os m uchas suposiciones y deducciones acerca de los h e
chos de u n a narración. Por ejem plo, al com ienzo de Con la muerte en los talones,
de Alfred H itchcock, sabemos que se trata de M anhattan en u n a h o ra punta.
Las pistas sobresalen claram ente: los rascacielos, la congestión de tráfico, los
peatones apresurados. A continuación vemos a Roger T h o rn h ill cuando aban
d o n a u n ascensor con su secretaria, Maggie, y atraviesa a grandes pasos el ves
tíbulo, dictando notas m ientras ella las apunta. A p artir de estas pistas, co
m enzam os a extraer algunas conclusiones. T h o rn h ill es un ejecutivo que lleva
u n a vida muy ocupada. D educim os que antes de que veamos a T h o rn h ill y
Maggie, él ya estaba dictando; hem os entrado rep en tin am en te en m edio de
u n a cadena de acontecim ientos. T am bién suponem os que ha em pezado a dic
tar en la oficina, antes de coger el ascensor. En otras palabras, deducim os las
causas, la secuencia tem poral y otro lugar, aunque nin g u n a de esta inform a
ción se haya presentado de form a directa. P robablem ente no somos conscien
tes de h aber hecho estas deducciones, pero no son m enos firm es p o r ser in a d
vertidas.
El conjunto de todos estos hechos de u n a narración, tanto los que se pre
sentan de form a explícita como aquellos que deduce el espectador, com ponen
la historia. En este ejemplo, la historia consiste en, al menos, dos elem entos des
PRINCIPIO S DE C O N S T R U C C I Ó N NARRATIVA
critos y dos deducidos. Podem os enum erarlos, colocando los hechos deducidos
entre paréntesis:
H istoria
A rgum ento
68 LA N A R R A C I Ó N C O M O S I S T E M A F O R M A L
Podem os considerar estas diferencias entre historia y argum ento desde dos
perspectivas. Desde el punto de vista del narrador, el cineasta, la historia es la
sum a total de todos los acontecim ientos de la narración. El n arrador puede pre
sentar algunos de estos hechos directam ente (es decir, convirtiéndolos en par
te del argum ento), puede aludir a hechos que no se presentan y puede simple
m ente ignorar otros hechos. Por ejemplo, aunque en Con la muerte en los talones
nos enteram os más tarde de que Roger tiene m adre, nunca llegamos a saber
qué ha ocurrido con su padre. El cineasta tam bién puede añadir m aterial no
diegético, como en el ejem plo de Melodías de Broadway 1955. En cierto sentido,
pues, el cineasta convierte una historia en un argum ento.
Desde el punto de vista del observador, las cosas son algo diferentes. Todo
lo que tenem os ante nosotros es el argum ento, la disposición del m aterial de la
película tal y como aparece. Nosotros cream os la historia en nuestras m entes a
partir de las pistas del argum ento. Tam bién reconocem os cuándo el argum en
to presenta m aterial no diegético. La distinción entre historia y argum ento se
ñala que si querem os explicar a alguien la sinopsis de u n a película narrativa, po
dem os proceder de dos modos. Podem os resum ir la historia, com enzando
desde el prim er incidente que el argum ento nos lleva a deducir y siguiendo
in in terrum pidam ente hasta el final. O podem os contar el argum ento, com en
zando desde el prim er incidente con que nos encontrem os al ver la película.
N uestra definición inicial y la distinción entre argum ento e historia consti
tuyen u n conjunto de herram ientas para analizar cómo funciona una narra
ción. Veremos que la distinción entre argum ento e historia afecta a los tres as
pectos de la narración: causalidad, tiem po y espacio.
CAUSA Y EFECTO
TIEMPO
Las causas y sus efectos son fundam entales para la narración, pero tienen
lugar en el tiempo. En este caso, de nuevo, la distinción entre historia y argu
m ento puede resultarnos de alguna ayuda.
C uando vemos un a película, construim os el tiem po de la historia a partir de
lo que presenta el argum ento. Por ejem plo, el argum ento puede presentar los
hechos sin seguir el orden cronológico. En Ciudadano Kane, vemos la m uerte de
u n hom bre antes de ver su juventud, y tenem os que reconstruir una versión cro
nológica de su vida. Por otra parte, el argum ento puede presentar solam ente
ciertos períodos de tiempo; de este m odo, el espectador deduce que se ha omi
tido u n a parte de la duración de la historia. U na posibilidad más consiste en ha
cer que el argum ento presente el mismo acontecim iento de la historia muchas
veces, como cuando un personaje recuerda repetidam ente u n incidente trau
mático. Esto significa que, al construir la historia de u n a película a p artir de su
argum ento, el espectador intenta colocar los acontecim ientos en orden cronoló
gico y asignarles una duración y u n a frecuencia. Podem os exam inar cada un o de
estos factores de form a separada.
flashback presenta algo com o BACD. Igualm ente, un flashforward— es decir, pa
sar del presente al futuro y luego regresar al presente— tam bién sería un ejem
plo de cóm o puede alterar el argum ento el o rden de la historia. U n flashforward
se puede representar com o ABDC.
El ejem plo de las películas de detectives tam bién resulta pertinente aquí.
U na película de detectives no sólo m anipula la causalidad de la historia al rete
n er acontecim ientos fundam entales, sino que tam bién falsea el ord en de la his
toria. El argum ento presenta los hechos que rodean al crim en sólo cuando el
detective los revela en el clímax.
D uración tem poral. El argum ento de Con la muerte en los talones presenta
cuatro apretados días y noches de la vida de Roger T hornhill, pero la historia
abarca m ucho más tiem po anterior a éstos, puesto que a lo largo del argum en
to se revela inform ación sobre su pasado. Los hechos de la historia incluyen el
anterior m atrim onio de Roger, el com plot del Servicio de Inteligencia de los Es
tados U nidos p ara crear u n falso agente llam ado George Kaplan y u n a serie de
actividades contrabandistas de Van Damm.
Por lo general, la duración total del argum ento de una película consiste en
ciertos lapsos de tiem po im portantes de la duración de la historia. Esto puede im
plicar seleccionar un espacio de tiem po breve y relativamente cohesivo, como en
Con la muerte en los talones, o presentar lapsos de tiempo considerables de un perío
do de m uchos años, como sucede en Ciudadano Kane cuando nos m uestra al pro
tagonista en su juventud, omite algún tiem po para mostrarle como un hom bre jo
ven, omite más tiem po para mostrarle de m ediana edad, y así sucesivamente.
Pero necesitam os hacer otra distinción. Ver u n a película requiere tiempo:
veinte m inutos, dos horas, ocho horas (com o por ejem plo Hitler, eine Film aus
Deutschland [1977], de H ans Jü rg en Syberberg). Existe tam bién u n a tercera du
ración en u n a película narrativa que podem os llam ar duración en la pantalla. Las
relaciones entre la duración de la historia, la duración del argum ento y la dura
ción en la pantalla son complejas (véase «Notas y cuestiones» para un exam en
más am plio), pero para nuestros fines podem os decir que el cineasta puede ma
nipular la duración en la pantalla indepen d ientem ente de la duración total de
la historia y de la duración del argum ento. P or ejem plo, Con la muerte en los talo
nes tiene u n a duración total de la historia de siete años (incluidos todos los he
chos relevantes an terio res), u n a duración del argum ento de cuatro días y cua
tro noches, y u n a duración en la pantalla de unos 136 minutos.
Al igual que la duración del argum ento se selecciona a partir de la duración
de la historia, la duración en la pantalla se selecciona a partir de la duración to
tal del argum ento. En Con la muerte en los talones, sólo se nos m uestran fragm en
tos de los cuatro días y sus noches. U na contrapartida interesante es Solo ante el
peligro (High N oon, 1952), fam osa por ten er u na duración de pantalla igual a la
duración del argum ento; los 85 m inutos de la película se aproxim an al mismo
lapso continuo de tiem po de las vidas de sus personajes.
En u n nivel más específico, el argum ento puede utilizar la duración en la
pantalla para invalidar el tiempo de la historia. Por ejemplo, la duración en la pan
talla puede ampliar la duración de la historia. Un famoso ejem plo es el del alza
m iento de los puentes en Octubre, de Eisenstein. En este caso un hecho que su
cede en sólo unos segundos en la historia se am plía a varios m inutos de
duración en la pantalla m ediante la técnica del m ontaje cinem atográfico. Como
resultado, esta acción consigue presentar u n enorm e énfasis. El argum ento tam
bién puede utilizar u n a duración en la pantalla que com prim a el tiem po de la
historia, com o cuando se condensa un proceso largo en una rápida serie de pla
nos. Estos ejemplos sugieren que las técnicas cinematográficas desem peñan un
papel fundam ental a la hora de establecer la duración en la pantalla. Conside
rarem os esto más detalladam ente en los capítulos 6 y 7.
72 LA N A R R A C I Ó N C O M O S I S T E M A F O R M A L
■ ESPACIO
N a r r a c ió n : el f l u jo d e la in f o r m a c ió n d e la h is t o r ia
U na de las funciones que desem peña el argum ento es presentar o dar a en
ten d er la inform ación de la historia. El com ienzo de Con la muert.e en los talones
nos presenta M anhattan en u n a h o ra p u n ta y a Roger T hornhill como un eje
cutivo; tam bién nos sugiere que ha estado muy ocupado dictando antes de que
le veamos. Los cineastas hace ya tiem po que se h an dado cuenta de que se pue
de despertar y m anipular el interés del espectador m ediante u n a cuidadosa di
vulgación de la inform ación de la historia en determ inados m om entos. Por lo
general, cuando vamos al cine, sabemos relativam ente poco sobre la historia; al
final sabemos m ucho más, norm alm ente toda la historia. ¿Qué sucede en m e
dio?
El argum ento puede disponer las pistas de form a que se retenga la infor
m ación en favor de la curiosidad o la sorpresa. O bien puede sum inistrar infor
m ación con el fin de crear expectativas o aum entar el suspense. Todos estos
procesos constituyen la narración, la form a en que el argum ento distribuye la in
form ación de la historia con el fin de conseguir efectos concretos. La narración
es el proceso concreto que nos guía para construir la historia a partir del argu
m ento. Son m uchos los factores que tom an parte en la narración (véase «Notas
y cuestiones»), pero los más im portantes para nuestros propósitos están relacio
nados con el alcance y la profundidad de la inform ación de la historia que pro
porcione el argum ento.
do. Cuanto más arriba esté u no en la escala, mayor será su esfera de conoci
miento:
Ahora estamos manteniendo una charla muy inocente. Supongamos que hay una
bomba debajo de esta mesa entre nosotros. No sucede nada, y luego de repente,
«¡Booom!». Hay una explosión. El público se sorprende, pero antes de esa sorpre
sa, ha visto una escena absolutamente ordinaria, sin ninguna consecuencia espe
cial. Ahora, tomemos una situación de suspense. La bomba está debajo la mesa y el
público lo sabe, probablemente porque han visto al anarquista colocarla ahí. El pú
blico es consciente de que la bomba va a explotar a la una y hay un reloj en el de
corado. El público puede ver que es la una menos cuarto. En esas condiciones, esta
inocente conversación se vuelve fascinante, porque el público está participando en
la escena. El público ansia advertir a los personajes de la pantalla: «No deberías
hablar de asuntos tan triviales. Hay una bomba a tus pies ¡y está a punto de explo
tar!».
En el primer caso hemos dado al público quince segundos de sorpresa en el mo
mento de la explosión. En el segundo caso les hemos proporcionado quince minu
tos de suspense. La conclusión es que siempre que sea posible, el público debe estar
informado. [Frangois Truffaut, Hitchcock (Nueva York, Simón and Schuster, 1967),
pág. 52 ; trad. cast.: El cine según Hitchcock, Madrid, Alianza, 1993, 8a ed.]
Por otro lado, la objetividad puede ser u n a form a eficaz de rete n er infor
mación. U na de las razones de que El sueño eterno no trate a Marlowe subjetiva
m ente es que el género de detectives exige que se oculte al espectador el razo
nam iento del detective. El m isterio es más m isterioso si no conocem os sus '
deducciones y conclusiones antes de que las revele al final. En cualquier mo
m ento de u n a película podem os p reguntarnos «¿Con cuánta profundidad co m
nozco las percepciones, sentim ientos y pensam ientos de los personajes?». La re
puesta ap u n ta directam ente al m odo en que la narración presenta o retiene la
inform ación de la historia para conseguir u n a función form al o un efecto con
creto en el espectador.
U na característica final sobre la profundidad del conocim iento que presen
ta la narración: la mayoría de las películas insertan m om entos subjetivos dentro Fig. 3.1
de u n a estructura global de objetividad. Por ejem plo, en Con la muerte en los ta
lones, vemos a Roger T hornhill encaram ado a la ventana de Van Damm y mi
rando al in terio r (narración objetiva); se corta a u n plano del pu n to de vista de
Roger (subjetividad perceptiva); se vuelve a u n plano de Roger m irando (de
nuevo objetividad). (Véanse las figuras 3.1 a 3.3.) Igualm ente, la secuencia de
un sueño contará a m enudo con planos de la persona que duerm e en la cama.
Los flashbacks ofrecen u n ejem plo fascinante del po d er totalizador de la na
rración objetiva. N orm alm ente su motivación es la subjetividad m ental, puesto
que los hechos que vemos los desencadena el recuerdo del pasado de un perso
naje. Sin em bargo, u n a vez que estamos «dentro» del flashback, los hechos se
presentarán desde u n p u n to de vista totalm ente objetivo. N orm alm ente, tam
bién se presentarán de form a ilimitada, e incluso p ueden incluir acción que el
personaje que recuerda quizá n o tenía form a de saber.
En otras palabras, la mayoría de las películas adoptan la narración «objeti Fig. 3.2
va» como u n a línea básica desde la que podem os partir en busca de la profun
didad subjetiva pero a la que volveremos. Hay, sin em bargo, otras películas que
rechazan esta convención y que mezclan la objetividad y la subjetividad de for
ma ambigua. Fellini ocho y medio, de Fellini, Bella de día (Belle de jo u r, 1966) y Ese
oscuro objeto del deseo (1977), de Buñuel, y El año pasado en Marienbad, de Resnais,
son buenos ejemplos, y exam inarem os este proceso más detalladam ente en el
capítulo 10. Aquí, com o en todas partes, la m anipulación de la inform ación de
la historia no es sim plem ente u n a cuestión de lo que sucede «en la película».
C ualquier elección sobre el alcance o la p rofundidad tiene consecuencias con
cretas en la form a en que el espectador piensa y siente la película a m edida que
avanza.
EL NARRADOR f í s . 3.3
RESUMEN
L as c o n v e n c io n e s n a r r a t iv a s
Tal vez el lector se haya dado cuenta de que hem os utilizado a m enudo las
palabras «generalm ente» o «norm alm ente» cuando describíam os ciertos aspec
tos de la form a narrativa. Son térm inos taquigráficos para las diferentes con
venciones que se han desarrollado a lo largo de la historia del cine. Podem os
concluir de m anera apropiada nuestro estudio de la form a narrativa conside
rando dos m odos com unes en que los críticos de cine discuten ciertos cuerpos
de convenciones narrativas.
LOS GÉNEROS
Como hem os visto en el capítulo 2, los géneros, o tipos, de películas son una
im portante fuente de las expectativas del público. Si sabemos que vamos a ver un
filme de ciencia ficción, las sospechas acerca de lo que nos podem os encontrar
serán m ucho más firmes. Los géneros se basan en un acuerdo tácito entre los di
rectores y el público. En u n musical, el público espera núm eros musicales, ya
sean integrados de form a realista en el contexto de la historia (como lo son los
bailes de Fiebre del sábado noche [Saturday N ight Fever, 1977]) o presentados con
motivaciones m enos realistas com o en El mago de Oz a .e n Un americano en París
[An Am erican in Paris, 1951]). U n género form a un conjunto de «reglas» para
la construcción de la narración que conocen tanto el cineasta como el público.
No hay un único principio p o r el que se p uedan definir los géneros. Algu
nos géneros se distinguen principalm ente p o r un tem a com ún. U na película de
ciencia ficción trata norm alm ente sobre tecnología avanzada, un western nor
m alm ente sobre la vida en la frontera. O tros géneros se distinguen por ciertos
objetos o decorados: u n a película de samurais incluye espadas, u n a película de
gángsters norm alm ente exige u n a gran ciudad. Las comedias y las películas de
catástrofes parecen definirse principalm ente p or u n tipo de situación de la his
toria. Los musicales com parten solam ente un estilo de interpretación, el canto
y /o el baile. Los filmes de detectives, com o hem os visto, se definen en parte por
el p atrón argum ental de u n a investigación que saca a la luz causas misteriosas
anteriores en el m om ento del clímax.
La flexibilidad de las definiciones del género se m uestra en la capacidad de
los géneros para entremezclarse libremente. Podemos encontrarnos con un musi
cal del Oeste {La ingenua explosiva [Cat Ballou, 1965]) o de gángsters (Bugsy Ma-
lone, nieto de A l Capone [Bugsy Malone, 1976]), un m elodram a de misterio {La es
calera de caracol [The Spiral Staircase, 1946]), una com binación de ciencia
ficción y terro r {Alien, el octavo pasajero [Alien, 1979]), una historia de detectives
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L a f o r m a n a r r a t i v a e n c iu d a d a n o k a n e