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ANÁLISIS DEL “CASO AMANDA” A TRAVÉS DEL

COMPLEJO DE EDIPO DE FREUD Y LACAN

Trabajo final Dispositivo Psicoterapéuticos

​Docente Responsable: Octavio Carrasco


Módulo: metodológico 6to semestre

Estudiantes:

Alison Aicardi CI: 3.095.503-5


Matias Collazo CI.: 4.585.029-6
Mónica Da Silva CI.: 5.086.586-6
Victoria Macias CI.:4.602.875-5

23 de noviembre de 2017

INTRODUCCIÓN
El presente trabajo se encuentra enmarcado dentro del seminario Dispositivos
Psicoterapéuticos, llevado a cabo en el marco de la formación de grado de la Licenciatura
de Psicología, dictado en la Facultad de Psicología de la Universidad de la República,
Montevideo- Uruguay. El mismo pretende dar cuenta del análisis de un caso “Caso

Amanda” partiendo del concepto de Edipo a partir de Sigmund Freud y Jacques Lacan.

Al momento de escoger el tema para realizar el trabajo, pensamos en El complejo de Edipo,


¿Por qué? Porque El Edipo tiene un lugar esencial en la teoría psicoanalítica, al decir de
Nasio (2013)” (…) es el psicoanálisis mismo, pues para los psicoanalistas, el conjunto de
sentimientos que vive el niño durante esta experiencia sexual que llamamos complejo de
Edipo conforma el modelo que nos sirve para concebir el adulto que somos” (pág. 17).
En la relación de discurso entre en analista y el analizante el complejo de Edipo se hará
presente, se podrá evidenciar cómo fue el tránsito de ese recorrido.

MARCO CONCEPTUAL: COMPLEJO DE EDIPO

No es posible hablar de complejo de Edipo en la teoría psicoanalítica sin referirse a las


relaciones tempranas del niño con el objeto primordial: la madre. La obra de Freud ha
mostrado la fuerza de la relación materno- filial, en tanto relación primera e inevitable,
poniendo de manifiesto la fuerza no sólo de la relación sino la fuerza del deseo de la madre.
Conocemos con el nombre de desarrollo de la líbido, a las consecuencias de la historia de
esa relación. La originalidad de este cuerpo teórico reside en el hecho de que Freud
advirtiera el aspecto gravemente conflictual que inagura ese desarrollo.

En su Obra de 1924 “El sepultamiento del complejo de Edipo” Sigmund Freud define el
complejo de Edipo como un fenómeno que se da en la etapa fálica y es el hecho central de
la primera infancia. Según cómo él lo describe llega un momento en la vida del niño en que
éste se empieza a ocupar manualmente de sus genitales, a la procura de este hecho por
parte de los padres, seguirá una amenaza de castigo explícita, especialmente de la figura
materna quien fundamenta estas amenazas en las figuras masculinas (padre, médico, etc).
Así se constituye la amenaza de castración, llevando a que el autor plantee que “(...) la tesis
es que la organización genital fálica del niño se va al fundamento a raíz de estas amenazas
de castración”” (Freud, 1924)

Cabe mencionar que el niño funda su miedo a perder el pene, en su pasado qué le

demostró con la pérdida del pecho materno y la expulsión de excrementos que diariamente
se le exige, de que él puede perder partes de su cuerpo. Sólo falta ver los genitales
femeninos por primera vez para que el niño crea totalmente la amenaza de castración. Esta
visualización puede ocurrir por diversas razones como por ejemplo ver a la madre en el
baño o ver cómo cambian a su hermanita. Esto lleva a que el niño se convenza de que
estas personas tuvieron pene y lo perdieron.

Continuando con esta línea de pensamiento, Freud dice que hay dos formas de satisfacción
del complejo de Edipo, una activa identificándose con el padre y tomando su lugar para
poseer a la madre; otra pasiva, identificándose con la madre tomando su lugar para que el
padre lo posea. Este niño que ha logrado llegar al conocimiento de que todas las mujeres
son castradas, pone fin a todas las satisfacciones del complejo de Edipo, ¿Por qué? Porque
en primer lugar si ocupa el lugar del padre para poseer a la madre, éste será visto como un
obstáculo, el niño será castigado y perderá su pene. En cambio si decide ocupar el lugar de
la madre para ser poseído por el padre, debe perder el pene para poder ocupar este lugar,
quedando así la madre excluida de dicha escena. Lo anteriormente dicho provoca que el
niño decida no tomar ninguno de estos dos caminos para su satisfacción; aquí es donde se
produce el conflicto edípico entre el narcisismo por el pene y la investidura libidinosa hacia
los objetos parentales. En la mayoría de los casos el narcisismo por el pene triunfa sobre
las investiduras libidinosas hacia los padres sustituyendolas por una identificación al padre,
introyectado como super-yo. La parte libidinosa de esta investidura se desexualiza y se
convierte en ternura. Esto sepulta el complejo de Edipo haciendo que el niño entre el
periodo de latencia interrumpiendo su desarrollo sexual hasta la pubertad.

El complejo de Edipo que tiene lugar en la niña surge cuando en un comienzo el clítoris
funciona como un pene. Posteriormente al compararlo con el miembro masculino, sentirá
que el suyo es más pequeño, más corto, por lo que hace que lo perciba como perjuicio e
inseguridad. La niña, llega a la conclusión de que es castrada, excluyéndose la angustia de
castración (dado que es un hecho consumado), la institución del superyó y la interrupción
de la organización genital infantil. Ante el hecho de que es castrada, la niña se plantea que
las mujeres respetables deben tener un pene, piensa que su madre lo debe tener. Una vez

la niña descubre que ambas no lo tienen, incursionará en una serie de ecuaciones


simbólicas que harán que sustituya el pene por la posibilidad de tener un hijo, va a desear
parirle un hijo al padre. Con esto culmina el complejo de Edipo en la niña, ya que ésta por
frustración va a ir saliendo poco a poco. Es importante aclarar que Freud admite que su
conocimiento sobre el Edipo femenino es lagunoso pero comenta que existe “(...) una
diferencia esencial: la niñita acepta la castración como un hecho consumado, mientras que
el varoncito tiene miedo a la posibilidad de su consumación” (Freud, 1924)

En definitiva podemos decir que el hallazgo freudiano en los desarrollos sobre el complejo
de Edipo consiste en sumar, en pensar al hombre en un juego intersubjetivo en el que
participan al menos tres. Edipo, como concepto psicoanalítico agrega a la dualidad
especular: madre- hijo, la mirada del tercero, el padre. Este pasaje del dos al tres posibilita,
inicia y facilita el acceso a una nueva perspectiva para que el sujeto se piense a sí mismo.

Desde la perspectiva lacaniana el Edipo es pensado desde lo planteado en el Seminario 5


“Las formaciones del Inconsciente” de 1958, en la clase destinada a los tres tiempos del
Edipo.

Lacan toma al Edipo en función de tres momentos lógicos y no cronológicos:


Primer tiempo: el sujeto se identifica con el deseo de la madre. En este primer tiempo el
padre es visto “bajo una forma velada (...). Ello no impide que el padre exista en la
materialidad mundana,(...). Por eso la cuestiòn del falo ya está planteada en algún lugar de
la madre, donde el niño ha de encontrarla” (Lacan, 1958,pàg.200)
Segundo tiempo: el padre interviene como privador de la madre, ese padre en tanto Otro
interviene con su propia Ley. Esta Ley, es la Ley del Padre hace pensar al joven infante que
la madre no depende sólo de su objeto de deseo, el cual el niño se esfuerza por ser; sino
que hay un otro que tiene este objeto que la madre desea,
“el estrecho vínculo de esta remisión de la madre a una ley que no es la suya sino la de otro
junto con el hecho de que el objeto de su deseo es soberanamente poseída en la realidad
por aquel mismo otro a cuya ley ella remite , da la clave de la relación de ley del edipo.
aquello que constituye su carácter decisivo se ha de aislar como relación no con el padre,

sino con la palabra del padre” (Lacan 1958,pág. 198)


En este tiempo el padre aparece como si fuera el falo, por tanto Ley y el que priva. Cabe
destacar que esta Ley es mediada por la madre quien lo posiciona como el dictador de la
misma.
Tercer tiempo: ​el padre ya no aparece como si fuera falo sino como poseedor de este, por
esto se puede producir el giro que restaura la instancia de falo como objeto deseado por la
madre y no ya como el objeto que el padre puede privar; este tercer tiempo justifica el
segundo. El hecho de que el padre se identifique como el que lo tiene, para el niño
representa el ideal del yo (el niño pasa de ser el falo de la madre a querer tenerlo). En este
tercer tiempo este padre interviene como real y potente por lo que el complejo de Edipo irá
declinando.
Ahora bien, en cuanto a la mujer la salida del Edipo es distinta , representa mayor simpleza,
dado que no debe identificarse con el padre para conservar su statu de virilidad, porque
sabe dirigirse a quien lo tiene.

En resumen en el Seminario 5 teoriza sobre el Edipo a nivel estructural, en tanto que es una
organización con funciones donde cada personaje se define en relación al otro y al lugar
que ocupa. Ambas teorizaciones dan cuenta del complejo de Edipo desde el plano del
deseo con la salvedad de que Freud lo narra desde el deseo del niño, en tanto que Lacan le
da el papel protagonista a la madre desde su deseo.

CASO AMANDA:

Hasta aquí hemos expuesto el recorrido del Complejo de Edipo en el trance ​normal ​del
mismo. Pero ¿qué sucede cuando hay “​fallas​” en el mismo? A continuación analizaremos el
Caso Amanda, un caso de neurosis histérica.
Amanda jóven de 16 años, concurre al Servicio de Atención Psicológica Preventivo
Asistencial (SAPPA) en el marco del convenio entre ASSE- Ministerio de Salud y la Facultad
de Psicología de la Universidad de la República, a través de la petición urgente de la madre
a causa de un posible suicidio. Actualmente vive con su madre y su hermano (6 años),

anteriormente vivìan con su abuela pero se fueron debido a problemas generados a partir
de la llegada de su tìo al hogar. Padre biològico desconocido, reconoce como figura paterna
a una pareja de la madre desde sus tres a los catorce años, con él cuàl se encuentra
distanciada por un conflicto motivado por la nueva pareja de èl.
En el transcurso de las entrevistas surgen varias problemàticas manifestadas por ella a
saber “la mirada que los otros ejercen sobre ella” (Carrasco, 2016, pág.210), cargas en su
vida cotidiana, cuidar de su propia madre y de su hermano, un embarazo deseado pero no
concretado y el mandato condenatorio de la abuela la cual adquiere significancia de madre
ideal, de mujer ideal; además, debe sobrellevar sus estudios, su trabajo, su relación con el
novio y lidiar el producto de su belleza (quienes la realzan y también la rivalizan por ello).
En el análisis se trabajó en base a la pregunta manifestada por la propia Amanda ¿Cómo
hacer para ser deseada por un hombre?, en segundo lugar la certeza de un embarazo que
no sucedió, en tercer lugar el temor y una extrema vergüenza a ser mirada por
desconocidos y por último el mandato de tener que poder con todo.

Anàlisis del caso


Analizaremos el caso desde el deseo de ser madre por parte de Amanda y cómo esto se
entrelaza con su deseo por un padre y su ser mujer.
Para comenzar con el anàlisis del caso se hace necesario pensar el vìnculo entre Amanda y
su abuela. Amanda seguida por el ideal de poder con todo se identifica con su abuela,
porque como menciona Carrasco, (2017), tomando las palabras de Lacan “ (...) para la
histérica el otro con el que se identifica es su “otro yo” (pág.136). Parte de esta identificación
se debe a como lo menciona Lacan en el Seminario 3 “Las Psicosis”, a la pregunta esencial
en esta neurosis es ¿Qué es ser una mujer? y manifiesta que “(…) se pregunta porque no
se llega a serlo (…) preguntarse es lo contrario a llegar a serlo.” (1984, pág. 254). Esta
pregunta realizada pretende dar respuesta a un déficit del significante durante el transcurso
del Complejo de Edipo explicado anteriormente, específicamente en lo que concierne a la
diferenciación sexual. Esta falta se debe a causa de una ​disimetría ​en el significante, es
decir que no hay simbolización del sexo de la mujer. Amanda simboliza el ser mujer al ser
madre, con lo cual ante ante las palabras de su abuela “(...) dios le estaba dando otra
oportunidad para que ella hiciera de su vida otra cosa que tener que ser madre tan joven.”

(Carrasco, 2017, pàg.211). Lo dicho es visto como una condena de parte de su mujer ideal
que la deja fuera del ser mujer, por lo cual no encuentra nuevamente respuestas y
significantes.

Retornando al complejo de Edipo en Lacan, al momento de tener un embarazo fantaseado y


no tener un producto de este, se hace inexistente el objeto de deseo, es decir el símbolo del
falo del primer tiempo del Edipo; al no estar este objeto carece de su ser mujer, derivando
en que busque en el padre algo que la identifique como mujer, alguien que la posicione
como tal al darle aquello que no tiene, a saber, el falo paterno. La demanda que radica aquí
es “la demanda de un padre, para el hijo deseado imaginariamente, que se conjuga en la
fantasía de embarazo, pero también en la reivindicación de reconocimiento y amor del
padre de crianza (...)” (Carrasco, 2016, pág.219). Padre particular que al ser “cuatrisexual”
se identifica como un ser capaz que se adapta al mundo pudiendo satisfacer cualquier tipo
de demanda, colocando a Amanda en un lugar de posible persona a satisfacer las
necesidades de este padre, posicionándose como objeto de deseo sexual, lo cual la dejará
vuelta objeto de miradas y no de el amor de un Otro.

​CONCLUSION

“La preponderancia de falo significa que la evolución sexual infantil y adulta se ordena
según la presencia o la ausencia de este pene imaginario -denominado falo- en el mundo de
los humanos. Lacan sistematizará la dialéctica de la presencia y la ausencia en torno al falo
a través de los conceptos de falta y significante”
Nasio (1998)
Gracias al proceso psicoterapéutico de Amanda hemos visualizado el complejo de Edipo en
un caso práctico. Parte de la conclusión que podemos extraer en funciòn de este análisis
son los dos aspectos fundamentales que se desprenden del discurso de la paciente: por no
disponer del falo, queda colocada en el lugar de deseo del otro sin poder satisfacer su

propio deseo redundando en el significante de ser-deber ser mujer en su vida. Dicho


significante aparece cuando Amanda busca el estatuto de objeto de deseo del Otro, este
Otro que viene a ser el padre en un plano simbólico-como portador de la ley. Por otra parte,
el complejo de Edipo a través de las constelaciones identificatorias y la función del padre en
el padecer de Amanda dan cuenta de la demanda de su síntoma.

BIBLIOGRAFÍA

Carrasco, O. (2017) Sintagmas sobre la histeria. Montevideo: Psicolibros Waslala

Freud, S. (1924). Obras completas, tomo XIX: El Sepultamiento del Complejo de


Edipo. Buenos Aires: Amorrortu editores

Lacan, J. (1984). ​El seminario, libro 3: Las psicosis. ​Buenos Aires: Editorial
Paidós.

Lacan, J. (1957). ​El seminario, libro 5: Las formaciones del Inconsciente.​ Buenos
Aires: Editorial Paidós.

Lacan, J. (1992). Seminario 17. El Reverso del psicoanálisis. Buenos Aires:


Editorial Paidós.

Nasio, J, D. (1998). Enseñanza de 7 conceptos cruciales del Psicoanálisis.


Barcelona,España. Editorial Gedisa

Nasio, J, D. (2013). El Edipo. El concepto crucial del psicoanálisis. Buenos Aires.


Editorial Paidós

ANEXOS: REFLEXIONES INDIVIDUALES


Mónica Da Silva CI.: 5.086.586-6

“Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne


de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue
tomada”
Génesis 1:23 ​(RVR1960)

¿Acaso la mujer existe únicamente a través de la


preexistencia del hombre? ¿la vida de la mujer siempre tiene que
girar en torno al deseo fálico? ¿por qué analizamos los discursos
histéricos desde la insatisfacción del deseo de la mujer y no desde la incompletitud del Don
Juan en el hombre?

Desde los tiempos más antiguos hasta nuestros días, el ​ser mujer ha sido un
constructo cuestionado y estigmatizado infinidad de veces desde distintos determinantes
sociales, culturas, creencias religiosas, políticas etc; quedando en una posición relativa

detrás de la imagen del hombre. El presente trabajo permitió implicarme como futura
psicóloga y antes que nada como mujer, desde las lecturas de Freud y Lacan para pensar y
problematizar el rol de la mujer desde la mirada clínica.
En Amanda apreciamos el proceso edípico atravesando su historial familiar desde
cómo debe enfrentarse incansablemente al discurso que la determina como mujer en
función de los mandatos de su abuela, de su madre, hasta cómo enfrentarse al conflicto
existente con sus deseos y también el que se presenta a causa del goce de su cuerpo.
Creo pertinente haber relacionado su discurso, el discurso de la histérica podríamos
decir, con el Complejo de Edipo en la mujer ya que apreciamos el poder y saber hacer lazo
social en tanto es objeto de deseo y vemos la conflictiva edípica como piedra angular de la
insatisfacción del deseo. Tal como lo expresa la narrativa del caso, Amanda tiene la
convicción de que carga con el ​poder con todo ​y a su vez está con el supuesto social de
que​ nada le alcanza.

El caso analizado establece resultantes del complejo de Edipo en la mujer que


según Lacan son efectos del mismo: la identificación de un ideal viendo reflejada la misma
en el nudo identificatorio hija-madre-abuela dando cuenta tal como Carrasco(2016)
menciona, en la encarnación del significante del deseo a través de una determinada
comunidad de afectos compartidos en función del falo mediante la reidentificación. La
asunción de su propio sexo, al contemplarse como mujer capaz de procrear (a causa de la
creencia del posible embarazo) y, por último el efecto de renunciar (a nivel imaginario) al
deseo del contacto genital con el progenitor del otro sexo, en este caso, su padre de crianza
quien viene a ocupar un triple rol en su vida: el abuelo fallecido, el supuesto padre de su
embarazo y la faltante del padre biológico.

Para concluir la presente reflexión considero que el desafío que encuentro a partir de
la lectura de este caso, es escuchar el discurso de quien viene a consultar a partir del
desmantelamiento de la estructura psíquica, entendiendo cuáles son algunos de los
significantes mandatos o discursos que aquejan su sufrimiento pero que quedan
supeditados a la cotidianeidad de la vida.
Matias Collazo: C.I:4.585.029-6
Comenzaré está reflexión, dejando en claro lo que es para mí, el valor de haber tenido que
estudiar más en profundidad el complejo de edipo para este trabajo. Antes de dar mi opinión
personal es pertinente aclarar que el valor de complejo de edipo es incuestionable para toda la
teoría psicoanalítica, esto se debe a que ya sea más atrás en el tiempo, con el Edipo mostrado y

explicado por Freud o más próximo a nuestra era, con el edipo explicado por Lacan, para ambos
este concepto es un concepto central en la teoría, en el sentido que es un punto cortante en la
historia de vida de todas las personas. Hay un antes y un después de Edipo y es fundador de
estructuras psíquicas que durarán para toda la vida.
En cuanto a mi opinión personal es un concepto clave para entender las problemáticas de la
personas en general, ya que como sea resuelto este complejo, propio de edades tempranas, va a
generar huellas que perduraran en el futuro de las personas, en su ser adulto y en su forma de
actuar. Por lo que se vuelve un concepto clave a indagar a la hora de ver porque las personas
actuan como actuan. Pero dando un paso más creo que a su vez el pasaje por este complejo nos
permite empezar a pensarnos como seres en sociedad, en el sentido que se introyecta el
superyó, se fundan los diques anímicos y se genera un ideal del yo, esto provoca que seamos
personas regidas por ciertas leyes y objetivos, lo cual es esencial para poder adaptarnos y vivir en
el mundo sociable.
Por último decir que considero el valor máximo de este trabajo, en el caso clínico analizado,
porque es una manera de poner en funcionamiento el complejo de edipo como herramienta de
análisis en un caso concreto. Esto en mi opinión es fundamental, creo que toda la teoría dada y
estudiada en la carrera de grado, sirve como herramienta de análisis a la hora de trabajar con
gente y como toda herramienta debe entrenarse en su uso, por lo tanto poder ver casos
hipotéticos y analizarlos desde una mirada clínica, es una de las herramientas y prácticas pre
profesionales más útiles que habilita la facultad, para en el futuro ser agentes de salud lo más
pulidos y perfeccionados en el manejo de nuestras herramientas que se pueda, aunque siempre
es bueno aclarar que como agentes de salud, siempre tendremos que mejorar y perfeccionarnos
más en el uso de nuestras herramientas, ya que de nosotros dependerá la salud de otra persona.

María Victoria Macias C.I 4.602.875-5


El presente trabajo y pasaje por el curso me permitió problematizar mi posición y mi
rol como analista frente a la persona que consulta. Dicho posicionamiento sobre los planteos de
Lacan, proponen que la posición del analista frente al discurso del paciente articula no solo
aspectos técnicos, sino además que estos se apuntalan en un abordaje ético de la situación. Es

decir, si partimos del método analítico propuesto por Freud es posible divisar que aspectos como
el manejo de la transferencia, la asociación libre, la escucha parejamente flotante, parten de un
complejo entendimiento del sufrimiento psíquico del otro, así como su angustia y de los síntomas
como manifestación de ésta. Lo dicho interpela al sujeto en la posición de analista en relación a
cómo recepcionar el sufrimiento, la angustia que se hacen presente en el encuentro con el otro en
forma de demanda y de cómo responder ante la misma.

La histérica tal como lo plantea Lacan en el Seminario 17 ​“El reverso del


​ el año 1969/1992 muestra que todo sujeto que llega al análisis a partir de una
psicoanálisis” d
intromisión de lo Real, demanda por un saber en relación aquello que le angustia, del cual está,
hasta ese momento separado, para que el analista le conteste, le brinde eso que le falta,
colocando así al analista en el lugar de sujeto supuesto saber (SsS). Lo que Lacan plantea es que
la histerización del discurso no pertenece solo a la estructura histérica, sino que es el discurso de
todo aquel que llega al análisis. Todo aquel que llega posicionará el analista en el lugar de sujeto
supuesto saber y esto es necesario para que ocurra la transferencia.

Para dar por culminada esta breve reflexión, puedo decir que el psicoanálisis se
posiciona no solamente como una técnica analítica y ética, sino que también su valor es político,
ya que plantea una perspectiva en relación al entendimiento, abordaje y posicionamiento frente al
otro, que permite en el contexto actual, trazar nuevos caminos para pensar la subjetividad,
poniendo en tela de juicio abordajes enmarcados en el paradigma de la simplicidad (claro reflejo
la sobremedicalización) y brindándole autonomía al sujeto.
Alison Aicardi CI:3.095.503-5

Al transitar por el curso y especialmente profundizar con el concepto de Edipo visto


por Freud y Lacan me llevó a reflexionar. Por una parte Freud lo considera como aquel proceso
central del período sexual de la primera infancia; central por el proceso de estructuración de la
personalidad, constituyéndose ciertas instancias como el superyó y el ideal del yo; el superyó
como aquella instancia observadora como una ley y el ideal como un deseo a seguir.

Así mismo, Lacan, basándose en una nueva lectura de Freud incorporando al


estructuralismo y la lingüística estructural, la importancia de lo lingüístico lo llevó a modificar ideas
en relación a la práctica clínica y a proponer un complejo esquema de constitución psíquica del
hombre, considerando que el yo se constituye en un reconocimiento en base a la imagen del otro
y describir en la “Metáfora Paterna” como una función normativa en la asunción del sujeto de su
sexo asumiendo así su virilidad en el caso de los hombres y feminización en el de las mujeres.

Por lo tanto al encontrarnos en la clínica y poder tener un claro concepto de la


estructuración del proceso de identificación, dependerá en gran parte de cómo fue resuelto el
Edipo , al momento de hablar de una identificación como hombre o como mujer habrá que tomar
en cuenta estos puntos, donde surge la fantasía, donde surge un deseo, se implanta una ley y así
surge un ideal, independientemente del cuerpo que porte.
.

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