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Contaminación de agua por detergentes

El agua contaminada de una gran ciudad se cataloga en aguas industriales y


domésticas, los detergentes se encuentran en esta última. El 50 por ciento de la
contaminación de las aguas por detergentes se debe al uso en nuestras casas y
negocios. Los detergentes son productos que se usan para la limpieza y están formados
básicamente por un agente tenso activo que actúa modificando la tensión superficial del
agua, disminuyendo la fuerza de adhesión de las partículas (mugre) a una superficie. La
mayoría de los detergentes contienen sosa, la cual mata los microorganismos que viven
en el agua y que tienen como función natural degradar o digerir los residuos de nuestros
deshechos.
La solución parcial a esta problemática existe desde hace varios años. Son los
detergentes biológicos que no contienen soda cáustica o hidróxido de sodio y son
amigables al medio ambiente además de ser realmente biodegradables. Su uso
representa una solución práctica y doméstica, en la cual todos podemos contribuir. Estos
detergentes están formulados por elementos naturales llamados enzimas, que ayudan
en la labor de limpieza natural del agua una vez que la hemos utilizado, además de no
dañar la piel ni la ropa.
 Eutrofización
Los detergentes son semejantes a los jabones porque tienen en su molécula un
extremo iónico soluble en agua y otro extremo no polar que desplaza a los aceites.
Los detergentes tienen la ventaja, sobre los jabones, de formar sulfatos de calcio y
de magnesio solubles en agua, por lo que no forman coágulos al usarlos con aguas
duras. Además como el ácido correspondiente de los sulfatos ácidos de alquilo es
fuerte, sus sales (detergentes) son neutras en agua.
Los detergentes son productos que se usan para la limpieza y están formados
básicamente por un agente tenso activo que actúa modificando la tensión superficial
disminuyendo la fuerza de adhesión de las partículas (mugre) a una superficie; por
fosfatos que tienen un efecto ablandador del agua y floculan y emulsionan a las
partículas de mugre, y algún otro componente que actúe como solubilizarte,
blanqueador, bactericida, perfumes, abrillantadores ópticos (tinturas que dan a la
ropa el aspecto de limpieza), etc.
Los detergentes sintéticos contienen sustancias surfactantes que ayudan en la
penetración, remojo, emulsificación, dispersión, solubilización y formación de
espuma. Todo esto ocurre en las interfases sólido-líquido y líquido-líquido.
La mayoría de los detergentes sintéticos son contaminantes persistentes
debido a que no son descompuestos fácilmente por la acción bacteriana. A los
detergentes que no son biodegradables se les llama detergentes duros y a los
degradables, detergentes blandos.
El principal agente tenso activo que se usa en los detergentes es un derivado
del alquilbencensulfonato como, por ejemplo, el dodecilbencensulfonato de sodio
(C12H25-C6H4-SO3Na) el cual puede hacer al detergente duro (no biodegradable,
contaminante persistente) o blando (biodegradable, contaminante biodegradable),
dependiendo del tipo de ramificaciones que tenga.
 Tipos de detergentes
Por un lado están los no iónicos, los aniónicos y catiónicos esto tiene que ver
con la carga de polaridad. Luego están los detergentes con fosfatos y los tensos
activos como el clásico jabón.
Detergentes aniónicos
Son los detergentes sin jabón más comunes con un Ph “neutro”. Se fabrican
tanto en polvo como en líquido. Tienen alcalosis fuertes y ácidos débiles. Estos
detergentes producen mucha espuma, así que hay que usar la cantidad
recomendada por el fabricante. Son seguros para el uso de limpieza de materiales
como terrazo, cerámica o superficies metálicas. También se pueden usar en
lavadoras, tienen un buen poder limpiador para suciedad inorgánica. Sin embargo los
inconvenientes son que en aguas duras o muy duras no actúan bien, y además son
más difíciles de aclarar que los detergentes no iónicos.
Detergentes catiónicos
Este tipo de detergentes llevan una carga positiva cuando se disuelven en el
agua. Se fabrican con álcalisis débiles y ácidos fuertes. Son de naturaleza ácida con
un valor de Ph menor de 7. Hacen poca espuma y tienen propiedades anti estáticas,
son eficaces para repeler el polvo (ya que la carga positiva en una solución catiónica
repele la carga positiva del polvo en la atmósfera). Son eficaces bactericidas,
desinfectantes y desodorantes. Sin embargo para que tengan poder de limpieza se
tienen que combinar con detergentes no iónicos ya que solos son ineficaces. No se
pueden mezclar con los detergentes aniónicos ya que uno anularía al otro, los
productos para lavar la vajilla a mano suelen tener detergentes catiónicos.
Detergentes con fosfato
Los detergentes con fosfatos son bastante caústicos, se usan para ablandar
el agua dura y ayudar a evitar que la suciedad vuelva a la ropa.
Detergentes tensos activos
Los detergentes tensos activos son tóxicos y se usan para lograr mejorar la
humectación del agua, que forme espuma y lograr emulsionar el detergente. El jabón
es un agente tenso activo se produce a partir de grasas y aceites de origen natural.
Sus ventajas que es un eficaz bactericida y logra buenos resultados para eliminar la
suciedad. Sin embargo si se usa con aguas muy duras puede producir sales de
magnesio y calcio, además el jabón puede producir acumulación de grasa en la
superficie del agua.
Detergentes biodegradables
Detergentes biodegradables: Estos son los que al exponerse con determinados
microbios o condiciones de temperatura o climatología se degradan en un período
corto de tiempo (desde horas a semanas).
Detergentes no biodegradables
Detergentes no biodegradables son los que llevan contenidos químicos
agresivos (como los fosfatos), toxinas, partículas plásticas, de metal o vidrio, son los
más contaminantes si un detergente no es biodegradable al entrar en contacto con
el agua cambia su composición y favorece la proliferación de algas. Si esto ocurre
las algas van muriendo se descomponen y consumen oxígeno, lo que lleva a la
extinción de muchas especies acuáticas. Usamos estos detergentes tanto para uso
doméstico como para uso industrial. También se usan detergentes en los plaguicidas
y formulaciones para la dispersión cuando ocurre un derrame de petróleo. Los
detergentes con alto contenido de fosfatos como el fosfato trisódico se usa para la
limpieza del polvo de plomo, este polvo se acumula en hueco de ventanas y
superficies de alta fricción.
Los detergentes en determinada cantidad pueden tener efectos tóxicos en todos los
tipos de vida acuática, esto también afecta a los biodegradables, aunque estos
contaminan menos también en cantidades considerables afectan al agua. Pero son los
detergentes con alto contenido en fosfatos los más peligrosos ya que favorecen la
proliferación de algas en agua dulce. Las algas consumen oxígeno necesario para la
vida acuática, así que al final muchas especies acaban desapareciendo. Los
detergentes que contienen fosfatos a su vez tienen fósforo y nitrógeno que son
nutrientes básicos para el desarrollo de las algas. Este tipo de detergentes están
prohibidos en varios países como Alemania, Noruega, Italia, o Austria. En otros como
en Suecia se ha pedido a los fabricantes que se faciliten alternativas de detergentes sin
fosfatos. En España por ejemplo los fosfatos están presentes en más del 50% de los
detergentes. La Unión Europea prohibió el uso de fosfatos en jabones y lavavajillas para
la ropa para reducir la contaminación de ríos, lagos y mares a partir del 2012. Los
fosfatos ayudan a ablandar el agua, así que hay países con aguas duras como Italia y
España donde se usan más, pero estos compuestos se han demostrado son tóxicos.
Esta legislación comenzará reduciendo a 0,5 gramos de fosfatos a partir del 2013 y poco
a poco menos en el detergente en el 2017. La alternativa son los detergentes ecológicos,
sin embargo en zonas de aguas duras, (como Palma de Mallorca, Alicante, Murcia,
Jaen, Almería entre otras ciudades) a veces será necesario usar más cantidad de
detergente o descalcificar el agua para lograr la misma eficacia en el detergente que en
zonas que tienen el agua blanda como Madrid.
 Daños en los seres vivos
Su uso podría provocar irritación en pieles sensibles, tener en cuenta también que
muchos de los detergentes contienen fosfatos que según algunos expertos como el Dr.
Mercola (médico estadounidense que denuncia el consumo de productos tóxicos en la
vida diaria) perturban el sistema endocrino, provocando problemas hormonales en los
seres humanos.
Agua contaminada por pesticidas
Pesticidas en el agua subterránea

Estudios realizados durante cuatro décadas concluyen que estos productos químicos pueden
alcanzar los mantos freáticos en concentraciones fácilmente perceptibles

La ruta de los pesticidas no acaba en el momento en el que finaliza el cultivo para el que se han
utilizado. La trayectoria que siguen los productos que proceden de la degradación de los
pesticidas contribuye a la contaminación del agua subterránea, en la que pueden persistir
durante años. El tiempo dependerá de la estructura química de los compuestos y de las
condiciones ambientales. Los efectos en la salud humana se derivan del consumo de productos,
marinos o vegetales, contaminados.

Tanto pesticidas como fertilizantes, herbicidas, fungicidas o insecticidas pueden convertirse en


una fuente de contaminación del agua subterránea. A pesar de que su aplicación es externa, es
decir, se usan en cultivos, árboles frutales e incluso granjas de animales, algunos pueden llegar
al agua subterránea y permanecer en ella durante largos periodos de tiempo, lo que la convierte
también en potencial contaminante para la salud de las personas. Y es que en algunos casos las
aguas subterráneas abastecen pozos o manantiales que sirven para el consumo humano. Según
datos de la Agencia de Investigaciones Geológicas de EE.UU. (USGS, en sus siglas inglesas), casi
una cuarta parte del agua dulce utilizada en dicho país procede de aguas subterráneas.

El agua amenazada

Si bien hasta bien entrada la década de los 70 se consideraba que las aguas subterráneas tenían
"cierto nivel de protección", a partir de entonces empezaron a aparecer episodios de
contaminación en los mantos freáticos que pusieron en evidencia la capacidad de ciertos
contaminantes para atravesar todas las capas de filtración, llegar a la zona de saturación y
contaminar las aguas. Desde el año 1949 y hasta 2004, los expertos de la USGS han evaluado las
características de esta contaminación y las sustancias más implicadas. Según este estudio
estadounidense, uno de los pesticidas más persistentes ha sido sobre todo el herbicida triazina,
altamente contaminante en el agua y cuyos niveles detectados han sido muy elevados.

En total, se han detectado 74 pesticidas en 28 estados, y de 1970 a 1985 se confirmaron más de


52.000 casos de enfermedad por contaminación del agua. En esta investigación no se ha
detectado, sin embargo, la presencia de insecticidas o fungicidas. En el ámbito europeo, la
vulnerabilidad de los recursos hídricos quedaba reflejada en un estudio realizado por el Fondo
Mundial para la Naturaleza (WWF), según el cual un 70% de los ríos españoles estaban
amenazados, especialmente por los pesticidas. Otro estudio, esta vez realizado por el Institut
Français de l'Environment (IFEN, en sus siglas francesas), demuestra que el 96% de las aguas
superficiales y el 61% de las subterráneas del país están contaminadas por pesticidas.

El impacto de la agricultura

En 2003 ya lo advertía la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA): la agricultura es una de las
principales amenazas para el agua potable. Según el informe "El agua en Europa: una evaluación
basada en indicadores", uno de los retos actuales y hasta el año 2015 es conseguir un estado
ecológico y químico de las aguas subterráneas bueno. Para ello, debe actuarse sobre la
agricultura, aunque no ha de menospreciarse la contaminación por nitratos procedente de la
producción ganadera intensiva.

En Europa, la Directiva Marco del Agua (DMA) tiene como objetivo fijar, para 2015, límites de
concentración para 41 sustancias consideradas peligrosas para la seguridad del medio acuática.
Entre estas sustancias se incluyen pesticidas, biocidas y metales pesados. El pasado mes de
marzo, los ministros de Agricultura de la UE valoraban la propuesta de reducir un 60% el número
de pesticidas comercializados. Según numerosas investigaciones, la contaminación en frutas y
verduras se produce cuando penetran los compuestos contaminantes en sus tejidos. En algunos
casos, incluso, pueden persistir en productos procesados.

En los alimentos

Algunos alimentos, como las verduras, pueden contener sustancias no deseadas, compuestos
tóxicos que se acumulan en el cuerpo y que desde hace años son objeto de estudio. Y es que,
además de aportar proteínas o vitaminas, sustancias beneficiosas para la salud, los alimentos
también pueden actuar como vehículo de entrada de contaminantes ambientales, y que se
incorporan por distintas vías: además de los fertilizantes, también los fármacos usados para la
cría de ganado, o contaminantes industriales que se acumulan en la cadena alimentaria, e
incluso compuestos que pueden aparecer tras someter a determinados alimentos a
temperaturas elevadas.

Una buena muestra de este problema quedaba reflejada en un estudio realizado por la Real
Comisión sobre Contaminación Ambiental del Reino Unido en 2003, en el que alertaba de la
amenaza para la salud humana y el medio ambiente de productos como el DDT y otros pesticidas
organoclorados, las dioxinas o los furanos. Entonces, la investigación británica exponía que el
problema no está tanto en el "contacto directo" o ingesta directa a estas sustancias sino en su
"resistencia a la descomposición y a la capacidad de acumularse en los organismos de los seres
vivos a través de la dieta".

Una de las mayores herramientas aprobadas para luchar contra esta contaminación es el
proyecto REACH(Registro, evaluación, autorización y restricción de las sustancias y preparados
químicos), que se ha convertido en legislación armonizada y común para todos los Estados
miembros. La necesidad de medidas como esta reside en los resultados de estudios europeos
que demuestran que los consumidores de la Unión pueden llegar a consumir de un 60% a un
130% de la ingesta mensual tolerable recomendada por la OMS y la FAO.

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