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Introducción al tema
En esta semana vamos a estudiar el segundo paso del ciclo de las políticas
públicas. Indudablemente ingresamos a un tema bastante importante y también
muy interesante, porque la entrada en la agenda determina qué problemas serán
tratados y cuáles recibirán una respuesta bajo el formato de política pública.
Se dirá ‘falta plata’, pero apenas nos enteramos que los gobernantes se gastan
los recursos en construir un tobogán gigante en forma de dinosaurio, en
monumento al sombrero y en pistas tan caras porque las hacen como si fuera
para transporte pesado en calles de caserío donde sólo caminan campesinos,
caemos en la cuenta que no es plata lo que hace falta. No podemos dorar la
píldora y diremos las cosas tal cual las entendemos. El gobernante presta
atención a las obras en las que sabe pueda ‘meter las uñas’. En este sentido, las
obras son pocas, porque estas proceden de acuerdo al control del gobernante:
que tiene que ganarse sus comisiones de las obras. Osea, si el gobernante
tuviera una gran capacidad para robar más rápido, se harían más obras. Esto
subsistirá; luego, los problemas los seguiremos viendo a diario.A nuestro
alrededor hay muchos problemas que aquejan a la sociedad. Por ejemplo,
pueblos sin agua y sin electricidad, niños y ancianos abandonados en las calles
tratando de conseguir algo para comer en el día y cubrirse del frío por las noches.
Y si se lo piensa, no son problemas que exigen ingentes recursos; en realidad
sólo requieren que se les preste un poco atención. Si existen estos problemas
¿por qué no se les atiende con algún programa gubernamental?
Existe un ciclo de atención que funciona de la siguiente forma. La capacidad de atención del público -es
decir, la suma de la capacidad de atención de los individuos- es limitada y por ello se observan ciclos de
atención de los problemas. Al principio, sólo unos pocos informados se enteran de la noticia, mientras poco
a poco se va difundiendo hacia el resto de la población, hasta llegar a un pico que permite generar una
respuesta por parte del gobierno. A partir de ese momento la atención empieza a bajar y el ciclo vuelve a
empezar. El modelo del ciclo de atención de Anthony Downs tiene cinco fases (Hargindéguy, 2013, pág.
50).
3. Una tercera fase aparece con la percepción del precio del progreso o ‘advertir los costos del progreso
significativo’ (Parsons, pág. 146). Es el punto de inflexión. Mientras se piensa que el problema es grave,
también se generan soluciones (o intentos de soluciones) al respecto. Pero, en cuanto el público se da
cuenta de todos los esfuerzos que implica solucionar el problema, entonces su atención empieza a decaer.
En el caso del sida durante mucho tiempo se culpó a los homosexuales, y varias campañas de grupos
ultraconservadores aprovecharon esta coyuntura para estigmatizar su modo de vida ‘depravado y
antinatural’. Hacia el final de los años ochenta el público entiende que solucionar este problema va a requerir
mucho tiempo, dinero y dedicación, y empieza a tambalearse la atención del público.
2. La agenda de los medios es diferente de la agenda pública y se rige por otras reglas. Aquí intervienen
otras consideraciones, como la línea editorial de los medios, la tendencia política de su propietario, el
espacio editorial o la presión del mercado. El análisis de la agenda mediática se suele realizar haciendo un
recuento de las noticias que aparecen en los medios (televisión, radio, periódicos y ahora internet). En otras
palabras, la agenda mediática sigue su propia lógica en desconexión relativa con la realidad, debido a
presiones políticas (centrar el debate electoral en el tema de la inseguridad ciudadana) y mercantiles
(centrar la atención en sucesos impactantes para captar lectores).
3. La agenda política es la que determina en gran medida qué políticas públicas genera un gobierno.
Existen varias formas de trabajar sobre la agenda política. Los datos pueden provenir de un análisis de la
actividad parlamentaria (proyectos y propuestas de ley, enmiendas, leyes aprobadas, comisiones
parlamentarias de investigación, Etc.), de la variación del presupuesto gubernamental, de las decisiones
del Tribunal Constitucional, o bien de los programas electorales. Esta variedad de datos reflejan los
diferentes aspectos relevantes de la agenda política.
Los propios políticos imponen temas en la agenda de forma deliberada. Fue el caso del presidente de la
República francesa Nicolás Sarkozy en 2007 con el tema de la inseguridad ciudadana en las grandes
ciudades. Como ex ministro del interior, este político gozaba de una cierta experiencia en materia de
represión de la violencia callejera. Al enfocar la campaña presidencial sobre este asunto, este ciudadano
se aseguraba tener argumentos electorales frente a su contrincante.
Un grupo de presión con suficiente dinero puede pagar la campaña de promoción de un asunto hasta
que el gobierno lo tome en cuenta. Este es el método que usa el lobby de las armas de fuego en Estados
Unidos (la Asociación Nacional del Rifle) para evitar su penalización. La información difundida por prensa,
radio, televisión e internet constituye efectivas campañas de promoción en un país donde la peligrosidad
de las armas de fuego ha sido demostrada sobradamente.
b. Actores políticos
Los movimientos sociales pueden ser un actor potente a la hora de establecer
la agenda. Aunque no dispongan siempre de un acceso abierto a las instituciones
representativas, los movimientos sociales cuentan con la fuerza de un colectivo
numeroso. Es el caso del movimiento del 15-M en España (2011), que estuvo
presionando mediante manifestaciones, happenings, peticiones y golpes
mediáticos para captar la atención de los medios y del gobierno.
Los periodistas son un colectivo con cierto poder sobre la agenda. Ocupan un
papel específico ya que, en un mundo tan mediatizado como el actual, los medios
de comunicación ejercen una presión decisiva sobre la agenda. En gran medida
actúan como intermediarios de las noticias que ocurren. El caso que se cita
tradicionalmente para ilustrar el poder de la prensa es el de Bob Woodward y
Carl Bernstein, ambos periodistas en The Washington Post, que en 1972
consiguieron que se iniciara un proceso de impeachment (juicio político) contra
el presidente Nixon a raíz del caso Watergate y que acabó obligando presidente
republicano a dimitir (Elmundo.es, 2006). No obstante, este papel está
evolucionando bajo la presión del mercado (se tiende a reducir el papel del
periodista de investigación) y de las nuevas tecnologías (los grupos de prensa
han perdido su monopolio del tratamiento de la información frente a otros
actores, como los blogueros).
a. Problem stream
La primera corriente o flujo es sobre los problemas (problem stream).- para
que un asunto se transforme en política pública es necesario que alguien lo
convierta en problema público claramente identificado. Sin este proceso
de problematización el asunto nunca generará propuestas de resolución
alternativas. Así que aquí tiene que intervenir un razonamiento causal que pueda
demostrar -y convencer- a la mayoría que tal asunto es problemático, y que se
debe a unas causas humanas (ya que, si son naturales, no hay casi nada que
hacer). “La corriente de los problemas refiere a qué temas son reconocidos como
problemas sociales relevantes. La presencia pública de un problema depende
de diversos factores (crisis, accidentes, desarrollo de indicadores, evolución del
conocimiento científico, etc.) y múltiples actores (ciudadanos, grupos de presión,
periodistas, académicos, políticos, etc.).” (Garcé)
b. Policy stream
La segunda es la corriente de las políticas públicas, de las propuestas o de
las soluciones (policy stream). Aquí dominan las ideas. Se encuentra lo que
Kingdon define ‘como sopa primigenia de las políticas’ o cóctel de ideas que
fluyen en la corriente entre los actores políticos, implicados, comunidades,
redes, que comparten una preocupación común sobre un área de las políticas y
que ponen en común en foros tales como congresos, eventos, reuniones
gremiales, Etc. Muchas ideas sobreviven al cambio durante mucho tiempo,
otras se combinan con nuevas o anteriores, sólo unas pocas reciben
una considerable atención. Fundamentalmente los criterios de selección de
ideas son la viabilidad técnica y su aceptabilidad en arreglo a valores (Aguilar
Villanueva, pág. 13). Kingdon no cree que los políticos actúen de forma racional
buscando una solución específica para cada problema, sino que van
recogiendo las soluciones a su alcance, y que no dudan en reciclar viejas
soluciones para enfrentarse a nuevos retos (Hargindéguy, pág. 57). En esta
corriente existen numerosos actores que luchan para imponer su propia
solución. Por ejemplo, para luchar contra la contaminación, ¿hay que dejar de
utilizar el auto (solución de los ecologistas radicales), intentar fabricar autos
menos contaminantes (solución de los industriales) o no hacer nada (solución
de la mayoría)? Aquí cada uno propone una solución ya prefabricada que
encaja con sus intereses.
d. La ventana de oportunidad
Ahora bien, separadamente estas corrientes no suelen ser capaces de imponer un problema político en la
agenda; sin embargo, la combinación de las tres puede generar cambios muy profundos abriendo
una ventana de oportunidad. Esta ventana es un espacio que se abre y se cierra rápidamente y que
permite que un tema entre en la agenda y pueda generar una política pública en un futuro más o menos
cercano. Por ejemplo, el derrumbe de las Torres Gemelas en 2011 permitió al gobierno de Bush lanzar
una costosa campaña militar en varios frentes (Iraq y Afganistán). Es poco probable que esta ofensiva se
hubiese producido sin ataque terrorista.
El derrumbe de las Torres Gemelas permitió al gobierno de Bush lanzar una campaña militar
en Iraq y Afganistán
No siempre es necesario que las tres corrientes se junten (aunque sea más
eficaz) para generar una ventana de oportunidad. A veces, la conjunción de dos
corrientes es suficiente, aunque el resultado sea más incierto. El carácter
estrecho o más suelto de este vínculo entre corrientes depende, en gran parte,
de la capacidad de los emprendedores políticos para hacerse oír. Algunos
conseguirán maximizar mejor sus recursos que otros, aunque el contexto no sea
propicio para ello.
La inclusión de un asunto en la agenda política pasa por una necesaria lucha política
Bibliografía
Cohen-Voge, L., & McLendon, M. (2009). The Florida State University. Recuperado el 02 de Mayo de
2014, de Múltiples flujos: http://www.fsu.edu/~pea/Multiple_Streams.html
Barco, C. A. (13 de Marzo de 2013). Valor Público. Recuperado el 1 de Febrero de 2014, de Espacio para
el análisis y la propuesta: http://carlosalzabarco.wordpress.com/2013/03/13/funciones_gerenciales/
1. Se denomina agenda política al conjunto de problemas que han llamado la atención del gobierno.
2. Existen, por lo menos tres tipos de agenda: política, pública y de los medios; cada una de las cuales
funciona de acuerdo a sus propias reglas, aunque relacionadas entre sí.
3. La formación de la agenda política puede ser motivada por diferentes factores; las que podemos organizar
en tres: desde el mismo gobierno, de actores afines al gobierno y de fuerzas ajenas al gobierno.