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Los resultados indican que los tipos más comunes y manos peligrosos
de cáncer de piel son causados por estas radiaciones. Según los datos
actuales, una disminución en la capa de ozono conduciría a un aumento
en la incidencia del cáncer de la piel. Las últimas pruebas indican que
esta radiación es una causa de los melanomas más raros pero malignos
y virulentos. La gente de piel blanca, que tiene pocos pigmentos
protectores, es la susceptible al cáncer cutáneo, aunque todos están
expuestos al peligro.
El aumento de la radiación ultra violeta también provocará un
aumento del las enfermedades oculares, como las cataratas, la
deformación del cristalino y la presbicia. Se espera un aumento
considerable de las cataratas, causa principal de la ceguera en todo el
mundo. Una reducción del 1% de ozono puede provocar entre 100 mil
y 150 mil casos adicionales de ceguera causada por cataratas. Estas son
causa de la ceguera de 12 a 15 millones de personas en todo el mundo
y de problemas de visión para otros 18 a 30 millones.
La exposición a una mayor radiación ultra violeta podría suprimir la
eficiencia del sistema inmunológico del cuero humano, cuyos cambios
podrían aumentar los casos de enfermedades infecciosas, con la
posible reducción de la eficiencia de los programas de inmunización.
El aumento de la radiación ultra violeta , además, provocaría cambios
en la composición química de varias especies de plantas, cuyos
resultados sería una disminución de las cosechas y perjuicios a los
bosques. Dos tercios de las plantas de cultivo y otras sometidas a
pruebas de tolerancia de la luz ultra violeta demostraron ser sensibles
a ella. ENTRE Las más vulnerables se incluyeron las de la familia de los
guisantes y las habichuelas, los melones, la mostaza y las coles.
De igual manera, la radiación ultra violeta afecta la vida submarina y
provoca daños hasta 20m de profundidad, el aguas claras. Es muy
perjudicial para el plancton, las larvas de peces, los cangrejos, los
camarones y similares, al igual que para las plantas acuáticas. Puesto
que todos estos organismos forman parte de la cadena alimenticia
marina, una disminución de su número puede provocar así mismo una
reducción de los peces.
Los países que dependen del pescado, una importante fuente
alimenticia podrían sufrir consecuencias graves. Al mismo tiempo, una
disminución en el número de los organismos que forman el
fitoplancton marino despojaría a los océanos de su potencial como
colectores de dióxido de carbono, contribuyendo así a un aumento del
gas en la atmósfera y al calentamiento global consecuente.
Los materiales utilizados en la construcción, las pinturas y los envases,
y muchas otras sustancias son degradados por la radiación ultra
violeta. Los plásticos utilizados al aire libre son los más afectados y el
daño es más grave en las regiones tropicales donde la degradación es
intensificada por las temperaturas y niveles de luz solar más elevados.
Durante medio ciclo las sustancias químicas más perjudiciales para la
capa de ozono fueron consideradas milagrosas, de igual utilidad
incomparable para la industria y los consumidores e inocuas para los
seres humanos y el ambiente. Inertes, muy estables, ni inflamables ni
venenosos, fáciles de almacenar y baratos de producir los
clorofluorocarbonos (CFC) parecían ideales para el mundo moderno,
por eso su uso se generalizó cada ves más.
Inventados casi por casualidad en 1928, se los usó inicialmente como
líquido para los refrigeradores. A partir de 1950, han sido usados como
gases propulsores en los aerosoles. La revolución informática permitió
que se usaran como solventes de gran eficacia, debido a que pueden
limpiar los circuitos delicados sin dañar sus bases de plástico
La mayor parte de los CFC producidos en el mundo se utilizan en los
refrigeradores, acondicionadores de aire, aerosoles y plásticos
expansibles, que tienen múltiples usos en la construcción, la industria
automotriz y la fabricación de embaces, la limpieza y funciones
similares.