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Toma de decisiones con múltiples alternativas

multidimensionales: una defensa del método Copeland

Sebastián Linares
slinares@usal.es

Área de Ciencia Política y de la Administración


Universidad de Salamanca

Articulo borrador a ser presentado en el seminario de Ciencia Política de la Universidad de


Salamanca, el día 3 de noviembre de 2014. Agradezco los comentarios de Manuel Alcántara,
y Guillermo Boscán Carrasquero.
Toma de decisiones con múltiples alternativas multidimensionales: una defensa del método
Copeland

Introducción

Este texto tiene dos cometidos. Primero, explicar la mecánica de los diferentes métodos de
votación mayoritarios cuando existen múltiples alternativas disponibles, señalando sus virtudes
y deficiencias a la luz de la teoría de la elección social. En segundo lugar, se hace una
evaluación de los mismos a la luz del cometido epistémico de seleccionar la “mejor”
alternativa, para lo cual se apela al criterio “MLE” (máximum likelihood estimation). Se
concluye que el método Llull/Copeland ofrece el mejor estimador estadístico de la “mejor
alternativa”, así como el único método que cumple con la condición –que aquí llamaremos, en
honor a su descubridor- la condición “Miller”, que exige que las alternativas seleccionadas
siempre se sitúen dentro del conjunto de alternativas no cubiertas.

I. Métodos de toma de decisiones con múltiples alternativas: una clasificación

En esta primera parte ofrezco una explicación de los distintos métodos de toma de decisiones
con múltiples alternativas, describiendo la forma de expresar las preferencias y la mecánica de
cómputo para seleccionar la alternativa ganadora. El lector versado en el tema puede saltearse
esta primera parte e ir directamente a la segunda.

El método de la no-objeción

El método de la no objeción consiste en que algún participante proponga al resto una


alternativa, de entre las disponibles, y si nadie la objeta, entonces ésta terminará siendo
implementada (Urfalino, 2006). Teóricamente el método da un amplio margen para que se den
situaciones de parálisis, puesto que basta con una sola objeción para vetar una propuesta. En
otro orden, no parece que haya ninguna posibilidad de que, bajo este método, termine siendo
escogida una alternativa que pueda ser rechazada por una mayoría, ya que, teniendo todos los
participantes poder de veto individual, el método equivale a instrumentar la regla de la
unanimidad. Sin embargo, un análisis más riguroso de la epistemología social subyacente a los
proceso de comunicación entre personas que tienen que resolver cuestiones muy complejas,
sometidas a evaluaciones de riesgo, nos revelará que la mecánica del método de la no-objeción
es propicia para que se den, con mayor probabilidad que en otros métodos, dos tipos de
actitudes epistémicas por parte de los participantes: una mayor probabilidad de no revelar
información privada que puede poner en duda la bondad o justicia de la alternativa, y una
mayor probabilidad de deferir al juicio del que propone la alternativa. En esa línea, los
participantes que poseen información privada adversa, en este contexto, son incapaces de
valorar con exactitud las actitudes epistémicas de los demás: no sabrán si los demás están
suspendiendo el juicio o aceptando la validez de la propuesta, puesto que el marco (frame) del
método ha prefijado –arbitrariamente- que el status por defecto de la no formulación de
objeciones es la aceptación de la alternativa (Urfalino, 2006). Por lo tanto, muchas actitudes
escépticas de sus compañeros, representativas de suspensiones del juicio, serán consideradas
erróneamente como actitudes de asentimiento de la propuesta, con lo cual quien dispone de
información privada de validez incierta tendrá menores incentivos para revelarla y mayores
para esconderla, por miedo a sufrir la burla o la desaprobación de la mayoría 1. A esto se lo
conoce como “cascadas informativas”.
1
Este mecanismo está detrás de lo que se conoce como “group-think” (Asch, 1955; Janis, 1971), o la “espiral del silencio” (Noelle-
Newman, 1974): Cuando un individuo tiene creencias adversas a las de la mayoría, prefiere guardar silencio a expresarlas y
confrontar al grupo mayoritario.
La mayoría relativa

El método de la mayoría relativa pide que todos voten por la alternativa “más preferida”, de
entre todas las disponibles. Aquella alternativa que obtenga la mayoría relativa de votos, será
la escogida. Uno de los problemas más evidentes del método de mayoría relativa es que da un
margen muy amplio de probabilidad de salga escogido un perdedor Condorcet, esto es, una
alternativa que, si se la sometiera a votación por pares de alternativas, terminaría perdiendo
con todas. En efecto, consideremos el siguiente ejemplo sencillo, con órdenes completos de
preferencias:

Tabla 1

1 2 3 4 5 6 7
1º C C C A B B D
2º B B B D A D B
3º D D D B D A A
4º A A A C C C C

En este ejemplo tenemos que C es el ganador por mayoría relativa, ya que si todos votaran por
sus primeras preferencias, terminaría obteniendo más votos que el resto. Sin embargo, si
tenemos en cuenta los órdenes completos de preferencias, nos daríamos cuenta que C
también es un perdedor Condorcet, puesto que una mayoría de votantes escogería cualquier
otra alternativa distinta a C, si acaso se le ofreciera la oportunidad de votar por pares de
alternativas.

Múltiples alternativas multidimensionales: votaciones escalonadas “cuestión por cuestión”

Supongamos que en un pueblo de once habitantes, las crecidas del río han destruido el viejo
puente romano. En nuestro ejemplo, los once habitantes de un pueblo tienen que decidir si
volver a reconstruir un puente romano o construir un nuevo puente de cemento. Sin embargo,
esa no es la única cuestión en juego: una vez que los habitantes deciden qué tipo de puente se
ha de construir, acto seguido deben decidir a quién encargarle la construcción del mismo.
Pongamos que hay dos arquitectos que podrían hacerse cargo de la tarea, pero por diferentes
razones los participantes tampoco se ponen de acuerdo a quién adjudicarle la empresa.
Resulta, entonces, que sobre este segundo punto también surgen desacuerdos en la población,
y lo curioso es que las personas que discuten sobre esta segunda cuestión no son las mismas
que discutían sobre la primera, esto es, hay algunas personas que quieren un puente romano y
prefieren que A sea el arquitecto, otras personas que quieren un puente romano y prefieren
que el arquitecto sea B, personas que quieren un puente de cemento a ser construido por A, y
quienes quieren un puente de cemento a ser construido por B. Se trata de una nueva cuestión
que, una vez que alguien la introduce, establece un nuevo eje o clivaje en torno al cual se
reconfigura el desacuerdo.

En nuestro sencillo ejemplo, y dado que tenemos dos cuestiones (tipo de puente, arquitecto),
tenemos cuatro alternativas complejas: RA, RB, CA y CB. ¿Cómo decidir por votación
mayoritaria entre cuatro alternativas complejas, todas las cuales incluyen combinaciones de
dos cuestiones distintas?

En vez de pedirles a los participantes que voten sólo por la alternativa compleja más preferida,
las votaciones escalonadas “cuestión por cuestión” pide que se vote primero por una cuestión
y luego por otra, en momentos diferentes. Cuando las personas deben votar más de una
cuestión, decimos que las personas se enfrentan a una agenda con alternativas complejas, es
decir, con alternativas que involucran, cada una de ellas, cuestiones múltiples (multiple-issues
agenda). En este tipo de agendas, es importante distinguir entre dos sub-especies: cuestiones
múltiples con preferencias separables, y cuestiones múltiples con preferencias no-separables.
Vamos a empezar con el caso de las preferencias separables.

Cuestiones múltiples con preferencias separables

Imaginemos, para simplificar, que tenemos tres habitantes, que deben decidir entre dos
cuestiones: el tipo de puente (C o R), y a qué arquitecto adjudicarle la obra (A o B). Decimos
que las personas tienen preferencias separables en torno a estas dos cuestiones, cuando la
alternativa que una persona prefiere respecto de una cuestión a decidir, no depende en
absoluto de lo que prefiere en la segunda cuestión a decidir. Cuando las personas tienen, en
cambio, preferencias no-separables, las preferencias de las personas respecto de una cuestión
dependen de cómo se resuelva la otra cuestión. Por ejemplo, un caso de preferencias no
separables sería aquel en el cual uno de los habitantes del pueblo prefiriera el puente romano
sólo si es construido por A, y el puente de cemento sólo si es construido por C. En ese caso, su
preferencia respecto de A depende de que A construya un puente romano (tal vez porque cree
que A es un buen constructor de puentes romanos, y no de puentes de cemento), y su
preferencia respecto de B depende de que éste construya un puente de cemento. En cambio,
si el habitante prefiere el puente romano con independencia de quién lo construya, y prefiere
el arquitecto A con independencia de qué tipo de puente habrá de construirse, estaríamos
hablando de un caso con preferencias separables.

Una manera de decidir entre dos cuestiones separables sería la de pedirles a los habitantes que
voten, de una sola vez, y de manera simultánea, por ambas cuestiones (es decir, que emitan
dos votos simultáneos), o alternativamente, que voten de manera secuencial por una cuestión
y luego por otra. Es interesante advertir que si las cuestiones son separables, el resultado
debería ser el mismo con independencia de cuál sea el método de votación utilizado (secuencial
o simultáneo). Para ver esto, es necesario darse cuenta que las preferencias de las personas,
respecto de cada cuestión, pueden agruparse en combinaciones de cuestiones binarias, por
orden de preferencia, de mayor a menor. Por ejemplo, si el primer habitante prefiere la
combinación C y A, y suscribe preferencias separables, entonces necesariamente su última
preferencia es la combinación R y B. Esto significa, también, que su orden completo de
alternativas complejas preferidas (esto es, no sólo las alternativas complejas preferidas en
primer nivel, sino las combinaciones preferidas en segundo, tercero y cuarto lugar) o bien será
CA>CB>RA>RB, o bien CA>RA>CB>RB. Lo que quiere decir que, por cada preferencia individual
en torno a la combinación de dos cuestiones separables, existirán sólo dos órdenes posibles
completos de preferencias. Y es que, cualquiera sea la primera elección de una persona en
torno a las dos cuestiones separables, la combinación inversa siempre será su última
preferencia. Esto restringe significativamente el número de órdenes completos de preferencias
posibles: tratándose de dos cuestiones separables, sólo seis órdenes completos de preferencias
son posibles. Si las cuestiones fueran no-separables, entonces habría 16 órdenes completos
posibles (Lacy y Niou, 2000: 10).

La lógica de las votaciones con múltiples cuestiones y preferencias separables está bien
estudiada. Los estudios demuestran que, cuando existe una alternativa compleja (que incluye
una combinación de dos o más cuestiones separables) que es preferida, en comparaciones por
pares, a las demás (Ganador Condorcet), no importa que la votación sea simultánea (esto es,
las personas votan en un solo momento por todas las cuestiones) o secuencial (esto, en un
primer momento se vota por una cuestión, y en un segundo momento por otra). Sea como sea,
la naturaleza separable de las preferencias garantiza la elección de esa alternativa compleja
(Kadane, 1972, Schwartz, 1977), y por lo tanto garantiza que no sea escogida una alternativa
compleja que sea rechazada por la mayoría de votantes en comparaciones por pares.

Cuestiones múltiples con preferencias no-separables

Cuando las personas suscriben preferencias no separables en torno a dos cuestiones, la


preferencia por una alternativa, en una primera cuestión, depende de que se prefiera una
alternativa específica, en otra segunda cuestión. Consideremos un ejemplo simple, con tres
votantes que suscriben preferencias no separables en torno a las dos cuestiones a decidir, el
tipo de puente y el arquitecto.

Tabla 2

1 2 3
1º RA CB CA
2º RB RB RB
3º CB RA CB
4º CA CA RA

En este ejemplo, el primer votante prefiere R si lo va a construir A, y en segundo lugar R aún si


lo construye B, pero si resulta que se va a construir C, entonces prefiere que lo construya A a
que lo construya B. El segundo votante prefiere que sea B el que construya un tipo de puente
C, y en segundo lugar también que B construya un tipo de puente R, pero si resulta elegido el
arquitecto A, entonces prefiere que éste construya R a C. Y el tercer votante, finalmente,
prefiere que A construya C, y si no, en segundo lugar, que B construya R. En todos los casos, las
preferencias que suscriben los votantes en cada cuestión, depende de cómo se decidan las
otras cuestiones.

En este escenario, pedirles a los votantes que emitan un voto simultáneo para ambas
cuestiones puede resultar contraproducente. En efecto, si los tres habitantes emitieran de
manera simultánea un doble voto para ambas cuestiones, la combinación ganadora sería CA,
que resulta de computar el número de votos por cada cuestión con arreglo a las primeras
preferencias. El problema, sin embargo, es evidente: CA es rechazada por una mayoría de
votantes (que la ubican en la última preferencia), mientras que RB sería la alternativa ganadora
si se le pidiera a los votantes que votaran secuencialmente por cada cuestión. Instrumentar un
método de votación escalonado o secuencial significa que los votantes votan, en primer
término, por una cuestión, y a resultas de lo que se decida en la primera cuestión, votan en
consecuencia por una segunda cuestión 2. Como las preferencias son no-separables, la lógica
del voto es distinta: dependiendo del resultado que salga victorioso en la primera cuestión, los
votantes pueden votar por una u otra alternativa en la segunda cuestión. Si se vota primero por
el tipo de puente, entonces los habitantes votan con arreglo a sus primeras preferencias. Esto
puede graficarse del siguiente modo (donde las flechas indican el hecho de que los votantes
ponen a un lado esas cuestiones y alternativas):

Tabla 3

1 2 3

2
También se conoce como voto secuencial (sequential voting), o voto “cuestión por cuestión” (issue-by-issue voting, Schwartz,
1977; Ordeshook, 1986; Kramer, 1972), o “propuesta por propuesta”, (bill-by-bill voting, Miller, 1995) o una agenda Plott–Levine
(Plott and Levine, 1978; Miller, 1995).
1º R -A C -B C -A
2º RB RB RB
3º CB RA CB
4º CA CA RA

En la primera ronda, se puede ver cómo los votantes escogen C. Acto seguido, y a resultas de lo
decidido en la primera cuestión, los habitantes votan por la segunda de las cuestiones, pero
aquí sucede algo digno de destacar: dado que las preferencias son no-separables, los
habitantes votan en la segunda ronda por la cuestión preferida con arreglo a sus primeras
preferencias remanentes. Esto es, dado que R ya no está más disponible, puesto que fue
escogido C, los habitantes eliminan de su esquema mental todas aquellas combinaciones de
cuestiones que contienen R. Esto puede expresarse gráficamente del modo siguiente (donde
las celdas cubiertas con líneas oblicuas indican la eliminación de las alternativas del orden
individual de preferencias respectivo):

Tabla 4

1 2 3
1º R-A C-B C-A
2º RB RB RB
3º CB RA CB
4º CA CA RA

Acto seguido, y con arreglo a las primeras preferencias remanentes, los habitantes votan por la
segunda de las cuestiones, donde puede verse que escogerán a B.

Tabla 5

1 2 3
Primera preferencia remanente de 2 y 3
R-A C -B C-A
RB RB RB
Primera preferencia remanente de 1 C – RA CB
B
CA CA RA

De manera que, si los votantes emiten un voto secuencial, o escalonado, cuestión por cuestión,
la combinación ganadora será RB, que en este ejemplo es el ganador Condorcet (esto es, una
alternativa que gana a todas las demás en comparaciones por pares). De todos modos, cuando
las preferencias no son separables, y la distribución de los órdenes de preferencias es tal que
existe un ganador Condorcet, la votación escalonada no siempre asegura la elección del
mismo. Sin embargo, lo que sí asegura la votación escalonada o secuencial es que no salga
escogido un perdedor Condorcet, es decir, una alternativa compleja que sea pareto-dominada
por las demás.

Cuestiones múltiples con preferencias mixtas

En condiciones reales, resulta muy difícil discernir si estamos ante situaciones de preferencias
separables o no separables, porque para ello deberíamos conocer, con antelación a nuestro
diseño del mecanismo de votación (simultánea o secuencial), cuáles son los órdenes completos
individuales de preferencias, una información que resulta casi siempre imposible de disponer.
En condiciones normales, por lo tanto, lo habitual sería encontrarnos con escenarios mixtos,
esto es, órdenes de preferencias que responden a la lógica de las preferencias separables, junto
con órdenes que responden a la lógica de las preferencias no separables. De aquí en más,
vamos a presentar nuestros ejemplos como incluyendo ambos tipos de preferencias.

Lo interesante, en cualquier caso, es darse cuenta que la elección de un sistema de votación


secuencial no produce ningún efecto en los votantes que suscriben preferencias separables,
puesto que aún cuando votaran, en una segunda ronda, con arreglo a sus preferencias
remanentes (eliminando de sus esquemas mentales las combinaciones que incluían la cuestión
derrotada en la primera ronda), los votantes seguirán eligiendo la segunda cuestión más
preferida en el primer nivel. En cambio, para los votantes que suscriben preferencias no
separables, la decisión de emitir un doble voto simultáneo por ambas cuestiones, o votar
escalonadamente cuestión por cuestión en momentos separados, puede producir resultados
rotundamente distintos. Esta es una razón para preferir, siempre que sea posible, las
votaciones escalonadas y no las votaciones simultáneas, ya que comúnmente no sabemos –ni
podemos inferir- la naturaleza de las preferencias de los votantes en torno a las múltiples
cuestiones que se dirimen.

Cuando el orden cronológico importa

En escenarios de preferencias mixtos, o no separables, pueden darse situaciones complejos,


como el siguiente, en el que, dependiendo de qué tipo de cuestión se vote en primer orden y
en segundo orden, los resultados pueden ser distintos, y uno de ellos inferior o subóptimo
respecto del otro. Esto es, aún cuando las votaciones secuenciales descarten la elección de un
perdedor Condorcet, a veces puede suceder que, habiendo un ganador Condorcet, éste no
resulta escogido con sólo cambiar el orden cronológico de las cuestiones a decidir.
Consideremos el siguiente caso de once habitantes:

Tabla 6

Preferencias separables Preferencias no separables

1ro 2do 3ro 4to 5to 6to 7mo 8vo 9no 10mo 11vo
1º R-A R-B C-A C-B R-A C-A R-B C-B R-A R-B C-B
2º R-B R-A C-B C-A C-A R-A C-B R-B C-B C-A R-A
3º C-A C-B R-A R-B R-B C-B R-A C-A R-B R-A C-A
4º C-B C-A R-B R-A C-B R-B C-A R-A C-A C-B R-B
Puente Romano: R
Puente Cemento: C
Arquitecto A: A
Arquitecto B: B

Supongamos que se plantea la posibilidad de decidir primero qué tipo de puente elegir, y en
una segunda etapa a quién adjudicarle la obra. En la primera fase, y de conformidad con las
primeras preferencias de cada habitante, la mayoría vota por el puente romano (6 contra 5). En
el cuadro que sigue, se puede ver en negrita las primeras preferencias de la mayoría en torno al
tipo de puente (las segundas, terceras y cuartas preferencias no desempeñan ningún papel,
razón por la cual se ignoran en el análisis).
1º fase
Tabla 7

Habitantes
1ro 2do 3ro 4to 5to 6to 7mo 8vo 9no 10mo 11vo
1º R-A R-B C-A C-B R-A C-A R-B C-B R-A R-B C-B
2º R-B R-A C-B C-A C-A R-A C-B R-B C-B C-A R-A
3º C-A C-B R-A R-B R-B C-B R-A C-A R-B R-A C-A
4º C-B C-A R-B R-A C-B R-B C-A R-A C-A C-B R-B

En la segunda fase de votación, y como es obvio, los participantes eliminan de su mente y del
orden de preferencias individual, las alternativas que incluyen el puente de Cemento –puesto
que esta cuestión ya fue zanjada en una primera fase - y votan de conformidad con sus
primeras preferencias remanentes (esto es, una vez eliminadas las alternativas que incluyen C).
En el cuadro, las alternativas eliminadas figuran tachadas con líneas oblicuas. El orden de
preferencias remanente de cada habitante sería el siguiente:

2º fase
Tabla 8

Habitantes
1ro 2do 3ro 4to 5to 6to 7mo 8vo 9no 10mo 11vo
R-A R-B C-A C-B R-A C-A R-B C-B R-A R-B C-B
R-B R-A C-B C-A C-A R-A C-B R-B C-B C-A R-A
C-A C-B R-A R-B R-B C-B R-A C-A R-B R-A C-A
C-B C-A R-B R-A C-B R-B C-A R-A C-A C-B R-B

Eliminadas las opciones que incluyen C, entonces cada habitante votará por el arquitecto a
quien adjudicarle la obra, de conformidad con su primera preferencia remanente. En este caso,
la opción mayoritaria favorece al arquitecto A (6 votos contra 5). En el cuadro, puede verse en
negrita las primeras preferencias de la mayoría.

Ahora supongamos que se plantea cambiar el orden cronológico de la votación por etapas, de
manera que en esta oportunidad, en la primera etapa se vota por el arquitecto a quien
adjudicarle la obra, y en la segunda por el tipo de puente a construir. Al igual que en el caso
anterior, los votantes deciden la primera dimensión de conformidad con sus primeras
preferencias (cuadro 1), y en la segunda fase deciden la segunda dimensión de conformidad
con sus primeras preferencias remanentes. Lo curioso es que esta vez, en la primera votación la
mayoría opta por elegir el arquitecto B (6 contra 5), y en la segunda fase de votación, una vez
eliminadas del rango de posibilidades las alternativa que incluyen A, los votantes eligen al
puente de cemento (6 contra cinco).

1º fase
Tabla 9

Habitantes
1ro 2do 3ro 4to 5to 6to 7mo 8vo 9no 10mo 11vo
1º R-A R-B C-A C-B R-A C-A R-B C-B R-A R-B C-B
2º R-B R-A C-B C-A C-A R-A C-B R-B C-B C-A R-A
3º C-A C-B R-A R-B R-B C-B R-A C-A R-B R-A C-A
4º C-B C-A R-B R-A C-B R-B C-A R-A C-A C-B R-B

2º fase
Tabla 10

Habitantes
1ro 2do 3ro 4to 5to 6to 7mo 8vo 9no 10mo 11vo
R-A R-B C-A C-B R-A C-A R-B C-B R-A R-B C-B
R-B R-A C-B C-A C-A R-A C-B R-B C-B C-A R-A
C-A C-B R-A R-B R-B C-B R-A C-A R-B R-A C-A
C-B C-A R-B R-A C-B R-B C-A R-A C-A C-B R-B

Lo que el ejemplo indica es que el orden de votación es decisivo a la hora de decidir qué tipo
de alternativa será implementada. Antes de someter a votación cualquiera de las alternativas
binarias, los participantes tienen que ponerse de acuerdo sobre qué orden cronológico
adoptar, porque es posible que esta decisión condicione los resultados hacia una u otra
alternativa. Y esto incluso en situaciones en las que existe una alternativa que representa un
ganador Condorcet, como muestra el ejemplo, donde RA gana a todas las demás en
comparaciones por pares.

El efecto perturbador de las preferencias no separables

Es interesante advertir, también, el efecto perturbador que tienen las preferencias no


separables en escenarios mixtos. En el caso anterior, vimos cómo, en un escenario de
preferencias mixtas, cambiando el orden cronológico de las cuestiones a decidir, podríamos
arribar a resultados bien distintos. Ahora veamos lo que sucede si “partimos” los votantes en
grupos separados impares (por razones analíticas, eliminaremos el votante octavo, de manera
que el primer grupo quede impar), y les pedimos que voten por las mismas dos cuestiones,
primero de una manera simultánea, y luego de una manera secuencial (y, dentro de esta
segunda modalidad, primero con un orden cronológico, y luego con el inverso).

G1 (con preferencias separables)


1ro 2do 3ro 4to 5to 6to 7mo G2 (preferencias no separables)
1º R-A R-B C-A C-B R-A C-A R-B 1ro 2do 3ro
2º R-B R-A C-B C-A C-A R-A C-B 1º R-A R-B C-B
3º C-A C-B R-A R-B R-B C-B R-A 2º C-B C-A R-A
4º C-B C-A R-B R-A C-B R-B C-A 3º R-B R-A C-A
Votación simultánea: RA 4º C-A C-B R-B
Votación secuencial I y II: RA Votación simultánea: RB
Votación secuencial I (1º por R o C): RA
Votación secuencial II (1º por A o B): CB

Lo que vemos en este caso es que la introducción de personas que suscriben preferencias no
separables, dentro de un grupo de votantes con preferencias separables “contamina” el
proceso de votación, en el sentido de que ahora la modalidad de votación resulta decisiva. En
el primer grupo, vemos que no importa cuál sea la modalidad de votación, el resultado siempre
es el mismo. En el segundo grupo, en cambio, la modalidad de votación simultánea arroja
como resultado una alternativa que puede ser considerada el perdedor Condorcet para dicho
grupo, y las dos modalidades de votación secuencial arrojan resultados diferentes. Esta
constatación es un argumento muy importante que milita decididamente a favor de las
votaciones secuenciales, en tanto que garantiza el descarte de los perdedores Condorcet. Es
más, no importa el número de votantes que suscriban preferencias no separables para preferir
las votaciones secuenciales: con sólo un votante que exprese el carácter no separable de sus
preferencias en ambas cuestiones, conviene instrumentar un proceso de votación secuencial.
Este es también, según veremos, uno de los grandes obstáculos que pone en aprietos a los
mecanismos de democracia directa (Lacy y Niou, 2000), ya que resulta muy difícil instrumentar
un proceso de votación popular masiva de carácter secuencial cuando están en juego múltiples
cuestiones vinculadas.

Votaciones secuenciales por pares de alternativas

A diferencia de las votaciones escalonadas “cuestión por cuestión”, las votaciones escalonadas
por pares de alternativas plantea un esquema de votación en las que las alternativas se van
votando por pares, y los participantes deben elegir una sola cada vez que votan. Esta
modalidad de votación fue ideada por primera vez por Ramón Llull, clérigo y filósofo
mallorquín de la Edad Media (véase Colomer, 2013), y su propuesta puede considerarse el
primer intento analítico encaminado a fundar racionalmente una teoría de la elección social.

La propuesta más robusta (y defendida por el mismo Llull en un primer momento) consiste en
pedirles a los votantes que voten, en votaciones secuenciales, por pares de alternativas, de tal
manera que todas las alternativas confronten entre sí. En nuestro ejemplo, ello equivaldría a
pedirles a los votantes que voten primero entre RA y RB, en un segundo momento entre RA y
CB, en un tercer momento entre RA y CA, en un cuarto momento entre RB y CB, en un quinto
momento entre RB y CA, y en un sexto momento entre CB y CA. Con cuatro alternativas
complejas, tenemos seis momentos electorales o votaciones. Con cinco alternativas, los
momentos de votación ascienden a 10, y con seis alternativas a 15. Este método se conoce
como el método exhaustivo de votaciones secuenciales por pares de alternativas, ya que todas
las alternativas se confrontan con todas y cada una del resto en votaciones binarias (Colomer,
2013). El ganador, según Llull, sería aquella alternativa que contara con el mayor margen de
victorias-derrotas. Esto es: por cada alternativa, se suman todas las victorias, a éstas se le
restan todas derrotas, y el resultado indica el margen de victorias-derrotas. Según veremos
más adelante, este método de cómputo es similar al ideado por Arthur Copeland en 1951 para
los métodos posicionales (Copeland, 1951). La única diferencia reside en que, en la propuesta
de Llull, los votantes sólo manifiestan su preferencia por una única alternativa (de entre dos) en
distintos momentos electorales, mientras que en el método Copeland los votantes deben
jerarquizar en una lista todas las alternativas.

Uno de los problemas más evidentes de este método es que, con cuatro o tres alternativas, los
empates son frecuentes cuando no existe ninguna alternativa que venza a las demás en todas
las comparaciones por pares. Para desempatar, Llull sugirió utilizar el sorteo (Colomer, 2013:
323), pero también se puede apelar a otros métodos de desempate. El más común consiste en
contar, por cada alternativa, los votos a favor y restar esta cifra por los votos en contra en cada
comparación por par, y luego sumar todos los restos. Aquella alternativa que tuviera el margen
total mayor de votos a favor-en contra, sería la ganadora (Laraki y Balinski, 2010: 48). Otra
forma simple de desempatar sería la de tomar las alternativas empatadas, eliminar el resto de
alternativas con un número inferior de victorias, y volver a desplegar el método Llull/Copeland
entre las alternativas que quedan.

Una segunda modalidad de votación secuencial, también explicitada por el propio Llull, aunque
en un segundo momento (véase Colomer, 2013, Laraki y Balinski, 2010: 47-49), consiste en
pedirle a los votantes que voten, en distintos momentos electorales, por pares de alternativas,
pero descartando o eliminando de manera iterativa todas las alternativas que pierden en cada
momento electoral. Por ejemplo, si en una primera votación RA vence a RB, entonces esta
última ya queda descartada para siempre. Si en una segunda votación RA pierde contra CB,
entonces RA queda fuera de juego. Ello nos dejaría, en una tercera votación, sólo con CB y CA,
y la ganadora de esta última votación terminaría siendo escogida. A este método podemos
denominarlo de “votaciones secuenciales por pares de alternativas con eliminación
escalonada”. A diferencia del método de votaciones secuenciales por pares de alternativas
exhaustivo, el método de eliminación escalonado requiere una menor cantidad de momentos
electorales, siendo el número de momentos electorales igual a N-1. Así, con cuatro
alternativas, sólo se requieren tres momentos electorales. Con cinco alternativas, sólo se
requieren cuatro momentos electorales.

Naturalmente, si una de las alternativas es preferida a todas las demás, en comparaciones por
pares, el método de eliminación escalonado garantizará que ésta salga ganadora. Obsérvese
que este método tiene consecuencias distintas al método de votaciones secuenciales “cuestión
por cuestión” con preferencias separables. Si éste último no garantizaba que saliera escogido
un ganador Condorcet (aunque sí que nunca salga un perdedor Condorcet), el método de la
eliminación escalonada con pares de alternativas complejas garantiza ambas cosas. A falta de
un ganador Condorcet, sin embargo, el método arroja distintos resultados, dependiendo del
orden cronológico en que se plantean los pares de alternativas. Con todo, aún en este supuesto
de ausencia de ganador Condorcet, el método asegura que nunca salga ganador un perdedor
Condorcet, en caso de existir.

Un tercer método de votación secuencial muy usado, que puede ser considerado una categoría
mixta entre el método de mayoría relativa y el de eliminación escalonada, es el balotaje
secuencial, o balotaje a secas, que habitualmente se usa para la selección de presidentes en
muchos países del mundo. Según este método, las personas votan, en una primera ronda, por
una única alternativa preferida, de entre todas las alternativas consideradas. Aquellas dos
alternativas que reciban la primera y segunda mayoría relativa de votos, respectivamente, irán
a una segunda ronda de votaciones. La alternativa más votada en esta segunda ronda o vuelta
será finalmente la ganadora. Al igual que el método de eliminación escalonada de Llull, el
balotaje secuencial garantiza que no salga nunca escogido un perdedor Condorcet. Sin
embargo (y a diferencia del método de Llull) tampoco asegura que salga escogido el ganador
Condorcet, en caso de existir. En efecto, puede darse el caso de que el ganador Condorcet sea
la tercera alternativa más votada en primer lugar y, sin embargo, ésta misma alternativa sea
capaz de vencer por mayoría al resto de alternativas en votaciones por pares de alternativas.

Métodos de votación posicionales

Los métodos posicionales piden a los votantes que expresen órdenes individuales de
preferencias, situando en el primer nivel a la alternativa más preferida, y ubicando el resto de
alternativas en segundo, tercero o cuarto nivel, por orden de preferencia y hasta agotar el
número de alternativas en cuestión. A estos métodos también se los denomina “Métodos de
votación con órdenes individuales de preferencias (o “ranked-ballot” voting systems). Dentro
de estos métodos, existen aquellos que piden que expresen órdenes completos de
preferencias, y otros que permiten la expresión de órdenes incompletos, pudiendo los votantes
en estos últimos no jerarquizar “todas” las alternativas sino un subconjunto de ellas, y en
ocasiones situar en un mismo nivel a varias alternativas. Existen varias fórmulas para computar
el ganador en esta clase de métodos, que pasaremos a considerar. Consideremos primero los
métodos posicionales con órdenes completos de preferencias.

Método Hare/Ware y variantes


Según este método, que debemos a Thomas Hare (1857) 3, se toma como ganadora a aquella
alternativa que obtenga la mayoría absoluta de votos con arreglo a las primeras preferencias.
Es decir, se toman en cuenta sólo las alternativas ubicadas en el primer nivel de los órdenes
individuales, y si alguna de éstas obtiene una mayoría absoluta de votos, esta sale ganadora. Si
ninguna obtiene una mayoría absoluta de votos, entonces se descarta de los órdenes
individuales aquella alternativa que reciba la menor cantidad de votos, y se vuelve a aplicar el
método hasta obtener una alternativa con una mayoría absoluta de votos en las primeras
preferencias.

Consideremos el ejemplo de once votantes con preferencias mixtas (véase Tabla). Sucede que
en este escenario no hay ninguna de las cuatro alternativas que sea considerada primera
preferencia por al menos seis votantes: tres alternativas reciben tres votos (RA; RB; CB) y una
dos (CA). Gráficamente esto se puede ver bien tomando sólo la primera fila de las primeras
preferencias de cada habitante (descartando las restantes filas), y viendo cuantos votos recibe
cada alternativa.
Tabla 11

Habitantes
1ro 2do 3ro 4to 5to 6to 7mo 8vo 9no 10mo 11vo
1º R-A R-B C-A C-B R-A C-A R-B C-B R-A R-B C-B
2º R-B R-A C-B C-A C-A R-A C-B R-B C-B C-A R-A
3º C-A C-B R-A R-B R-B C-B R-A C-A R-B R-A C-A
4º C-B C-A R-B R-A C-B R-B C-A R-A C-A C-B R-B

El ejemplo muestra no sólo que no existe una alternativa que cuente con el respaldo de la
mayoría absoluta, sino que tampoco existe alternativa que reciba la mayoría relativa. Lo único
que puede decirse de esta distribución de preferencias es que una de las alternativas recibe
menos votos que las demás: CA. Entonces, una manera razonable de proceder es la de eliminar
esta alternativa del menú de posibilidades del cuadro, y votar en consecuencia de conformidad
con las primeras preferencias remanentes. En esto consiste, básicamente, el método
Hare/Ware: en ir descartando, de manera iterativa, las opciones que han recibido la menor
cantidad de votos en las primeras preferencias, hasta llegar a un sólo ganador 4. En el siguiente
cuadro puede verse el orden de preferencias remanentes una vez que descartamos C-A:

Tabla 12

Habitantes
1ro 2do 3ro 4to 5to 6to 7mo 8vo 9no 10mo 11vo
R-A R-B C-A C-B R-A C-A R-B C-B R-A R-B C-B
R-B R-A C-B C-A C-A R-A C-B R-B C-B C-A R-A
C-A C-B R-A R-B R-B C-B R-A C-A R-B R-A C-A
C-B C-A R-B R-A C-B R-B C-A R-A C-A C-B R-B

3
A decir verdad, el abogado inglés Thomas Hare ideó el método en 1857 para la elección de múltiples ganadores, y fue el
arquitecto americano y profesor de Harvard Robert William Ware, quien propuso en 1871 el sistema de Hare para la elección de un
solo ganador. Dicho método fue usado por primera vez en 1893 en Australia para la elección del gobierno colonial de Queensland
(McLean, 2002).
4
Este método puede emplearse para la elección de uno o varios ganadores, y se usa para la elección de cargos representativos.
Para la elección de varios cargos representativos (varios ganadores) se conoce como Single Transferable Vote, y se emplea para la
elección de legisladores en Irlanda y Malta, para la elección de Senadores Nacionales en Australia, así como para la elección de
legisladores locales en Tasmania y Territorio Capital de Australia. Tratándose de un solo ganador, se conoce como Alternative Vote
(o instant run-off voting), y se emplea para la elección del Presidente en India, Irlanda y Sri Lanka, y para la elección de diputados
en Australia.
Una vez que se elimina CA de los órdenes individuales, tomamos las primeras preferencias
remanentes respecto de las tres alternativas remanentes. Tenemos entonces el siguiente
resultado: R-A y C-B reciben cuatro votos, y R-B recibe 3 votos. Nuevamente, ninguna de las
alternativas recibe la mayoría absoluta, y tampoco hay ninguna que reciba la mayoría relativa.
Otra vez, de los resultados sólo pueden decirse que hay una alternativa remanente que ha
recibido menos votos que las restantes (R-B). Entonces, pasamos a eliminarla de los órdenes
individuales de los habitantes, y volvemos a considerar sus primeras preferencias remanentes.

Tabla 13

Habitantes
1ro 2do 3ro 4to 5to 6to 7mo 8vo 9no 10mo 11vo
R-A R-B C-A C-B R-A C-A R-B C-B R-A R-B C-B
R-B R-A C-B C-A C-A R-A C-B R-B C-B C-A R-A
C-A C-B R-A R-B R-B C-B R-A C-A R-B R-A C-A
C-B C-A R-B R-A C-B R-B C-A R-A C-A C-B R-B

Esta vez sí, tenemos una opción mayoritaria: R-A. A través de un proceso de eliminación iterada
de alternativas minoritarias, y cómputos escalonados de votos de conformidad con las
primeras preferencias remanentes, llegamos a una opción mayoritaria clara. Nuestro ejemplo
arroja como resultado R-A.

Una segunda variante de este método consistiría en tomar en una primera fase de cómputo
aquellas dos alternativas más votadas de conformidad con las primeras preferencias,
eliminando las alternativas perdedoras, y en un segundo cómputo ver cuál de las dos es
victoriosa de acuerdo con las primeras preferencias remanentes. Este método se denomina
balotaje instantáneo (también “contingent voting”), y difiere del balotaje clásico o secuencial
en que los electores expresan, de una sola vez, órdenes de preferencias y por lo tanto nunca
necesitan de dos momentos electorales separados para escoger un sólo ganador.

Una tercera variante es el método Carey 5 que consiste en hallar el voto promedio de las
alternativas que figuran como primeras preferencias, y todas aquellas que reciben votos por
debajo del promedio quedan descartadas de los órdenes individuales de preferencias, tras lo
cual se vuelve a aplicar el método, hasta obtener un solo ganador.

Finalmente, una cuarta variante la encontramos en el llamado “Voto suplementario”. Bajo este
método, se les pide a los votantes que sólo que escojan una primera y segunda alternativa, de
la lista de candidatos. Se toman las primeras preferencias de cada voto, y aquella que obtenga
la mayoría absoluta de votos, es la ganadora. En el supuesto de que ninguna obtenga la
mayoría absoluta, se toman las dos alternativas más votadas (con arreglo a las primeras
preferencias), y se descarta el resto de alternativas de los órdenes individuales. Luego, para
resolver la contienda entre los dos más votados según las primeras preferencias, se procede a
contar las segundas preferencias. La diferencia entre este método y el “balotaje instantáneo”
es que en éste último los votantes deben expresar órdenes completos de preferencias,
mientras que en el voto suplementario deben limitar sus órdenes de preferencias a sólo dos
candidatos6.

Método Coombs

5
Una generalización del método ideado por Craig Carey, investigador del Instituto de estudios judiciales de Nueva Zelanda, para
tres candidatos en distritos uninominales (véase Legrand, 2013).
6
El sistema de voto suplementario se usa para escoger todos los alcaldes del Reino Unido, también el Alcalde de Londres.
Por supuesto, la anterior es sólo una manera de plantear la forma de arribar a una decisión.
También podríamos pensar que, dado que no tenemos ninguna alternativa mayoritaria clara a
la luz de las primeras preferencias, en vez de empezar eliminando las alternativas minoritarias
de las primeras preferencias, podría ser razonable empezar eliminando las alternativas que
despiertan el rechazo mayoritario de la mayoría de los votantes, esto es, las alternativas
mayoritarias de las últimas preferencias. En ese caso, tendríamos que tomar las últimas
preferencias (cuarta fila), examinar si existe alguna alternativa que reciba una mayoría relativa
de votos en relación con las demás, y pasar a eliminarla del mapa conceptual para dar lugar a
un segundo cómputo de votos de conformidad con las primeras preferencias remanentes. En
esto consiste, básicamente, el método Coombs7 (Coombs, 1964; Grofman y Feld, 2004). En
nuestro ejemplo, si tomáramos las últimas preferencias, nos daríamos cuenta que ninguna es
claramente rechazada por los votantes (RA recibe 2 votos, mientras que las demás reciben 3
votos).

1º fase
Tabla 14

Habitantes
1ro 2do 3ro 4to 5to 6to 7mo 8vo 9no 10mo 11vo
R-A R-B C-A C-B R-A C-A R-B C-B R-A R-B C-B
R-B R-A C-B C-A C-A R-A C-B R-B C-B C-A R-A
C-A C-B R-A R-B R-B C-B R-A C-A R-B R-A C-A
C-B C-A R-B R-A C-B R-B C-A R-A C-A C-B R-B

Por lo tanto, en una segunda fase de eliminación podríamos escalar a las penúltimas
preferencias (descartando RA en el análisis), para ver si alguna de las alternativas recibe una
votación mayoritaria en las penúltimas preferencias. Pero en nuestro ejemplo vemos que
tampoco encontramos una alternativa reciba una mayoría relativa de votos en las penúltimas
preferencias, sólo podemos decir que existe una alternativa recibe menos votos (CB).

2º fase
Tabla 15

Habitantes
1ro 2do 3ro 4to 5to 6to 7mo 8vo 9no 10mo 11vo
R-A R-B C-A C-B R-A C-A R-B C-B R-A R-B C-B
R-B R-A C-B C-A C-A R-A C-B R-B C-B C-A R-A
C-A C-B R-A R-B R-B C-B R-A C-A R-B R-A C-A
C-B C-A R-B R-A C-B R-B C-A R-A C-A C-B R-B

Entonces escalaríamos nuevamente a la siguiente fila (descartando CB del análisis), para ver si
existe alguna alternativa remanente que reciba una mayoría de votos en las antepenúltimas
preferencias (en nuestro ejemplo serían las segundas preferencias de los habitantes). En esta
ocasión sí, tendríamos una opción mayoritaria: C-A.

3º fase
Tabla 16
7
En honor al matemático y psicólogo Clyde Coombs, profesor de psicología matemática de la Universidad de Michigan, Estados
Unidos, quien concibió por vez primera este método en 1964 (Coombs, 1964).
Habitantes
1ro 2do 3ro 4to 5to 6to 7mo 8vo 9no 10mo 11vo
R-A R-B C-A C-B R-A C-A R-B C-B R-A R-B C-B
R-B R-A C-B C-A C-A R-A C-B R-B C-B C-A R-A
C-A C-B R-A R-B R-B C-B R-A C-A R-B R-A C-A
C-B C-A R-B R-A C-B R-B C-A R-A C-A C-B R-B

Entonces, en una cuarta fase, procedemos a eliminar CA, y pasamos a ver cuáles de las
alternativas recibe la mayoría de votos con arreglo a las primeras preferencias remanentes. En
el ejemplo, tenemos que RA y CB reciben 4 votos, y RB recibe 3 votos.

4º fase
Tabla 17

Habitantes
1ro 2do 3ro 4to 5to 6to 7mo 8vo 9no 10mo 11vo
R-A R-B C-A C-B R-A C-A R-B C-B R-A R-B C-B
R-B R-A C-B C-A C-A R-A C-B R-B C-B C-A R-A
C-A C-B R-A R-B R-B C-B R-A C-A R-B R-A C-A
C-B C-A R-B R-A C-B R-B C-A R-A C-A C-B R-B

Dado que no hay ninguna alternativa que reciba la mayoría de votos con arreglo a las primeras
preferencias remanentes, procedemos a instrumentar un nuevo proceso de eliminación de las
alternativas mayoritarias de las últimas preferencias remanentes, y así hasta alcanzar una
alternativa que reciba la mayoría de votos con arreglo a las primeras preferencias remanentes.
Para ahorrarle el proceso al lector, el resultado es CB.

Volvemos, entones, al mismo problema. Si decidimos aplicar el método Hare/Ware, la


alternativa ganadora es RA, que es una ganadora Condorcet. Si en cambio nos resolvemos a
aplicar el método Coombs, la alternativa ganadora es CB. Sin embargo, cualquiera de los dos
métodos garantiza el descarte del perdedor Condorcet (en este caso, CA).

Método Bucklin

El método Bucklin8 también configura una forma alternativa de escoger un ganador de


múltiples alternativas complejas. Al igual que en los sistemas anteriores, los votantes ordenan
en una papeleta las alternativas de mayor a menor (primera preferencia, segunda, etcétera). Se
toman en cuenta las primeras preferencias, y se escoge aquella que obtenga la mayoría
absoluta de los votos. Si ninguna de las alternativas obtiene la mayoría absoluta de los votos
con arreglo a las primeras preferencias (6 votos), entonces se pasa a considerar las segundas
preferencias, y se cuentan los votos que reciben las alternativas con arreglo a las segundas
preferencias, que se suman a los ya recibidos por las primeras preferencias. Si, con la suma de
8
Que recibe el nombre de quien lo concibió por vez primera, James W. Bucklin (1856-1895), abogado, alcalde rural, defensor de la
causa indígena (que lo llevó a vivir en una reserva aborigen por varios años), militante del partido republicano, más tarde adepto a
las teorías de Henry George, más tarde masón, promotor de los parques públicos y de la forestación, legislador estatal, entre
muchas otras cosas. Hacia 1901 viajó hacia Australia, en cabeza de una comisión encargada de estudiar el sistema tributario y
político de ese país, viaje que pagó enteramente con su dinero. No es improbable que allí haya conocido a Nanson. El sistema de
votación propuesto por Bucklin fue usado en la ciudad que fundó (Gran Junction, Colorado) desde 1909 hasta 1920 (véase Hoag
and Hallett;1926: 485-491). Curiosamente, la primera medida que propuso como legislador fue la construcción de un puente
(véase Archivos de Mesa County, Colorado).
votos de las segundas preferencias, alguna alcanza la mayoría absoluta de votos (que se
mantiene siempre constante, y es 6), ésta resulta ganadora. Si no, se pasa a sumar los votos
que reciben las alternativas con arreglo a las terceras preferencias, que se suman a los ya
recibidos por las primeras y segundas preferencias, y así hasta que alguna alcance el umbral
constante de la mayoría absoluta de votos.

Es importante insistir en que la cifra que define la mayoría absoluta siempre se define en
términos de las primeras preferencias, y se mantiene constante. Esto es, si tenemos 11
habitantes, la mayoría absoluta de los votos es 6. Si conforme a las primeras preferencias no
existe ninguna alternativa que cuente con el respaldo de seis votantes, entonces se procede a
añadir los votos recibidos por las alternativas con arreglo a las segundas preferencias, que se
añaden a los recibidos por las primeras preferencias. Si en este segundo cómputo alguna
alternativa reúne seis votos, entonces resulta ganadora. Una de las dificultades que debe
enfrentar este método es que, con frecuencia, puede desembocar en una situación en la que
más de dos alternativas reúnen la mayoría absoluta de votos en las segundas o terceras fases
de cómputo. En ese caso, se considera ganadora aquella alternativa que recibe más votos, aún
cuando ambas hayan superado el umbral de la mayoría absoluta. Si dos alternativas reciben
igual cantidad de votos y pasan el umbral de la mayoría absoluta, se desempata, sólo entre
ellas dos, con arreglo al siguiente nivel de preferencias, o se escoge por sorteo alguna de las
dos.

En nuestro ejemplo, cuando consideramos las primeras preferencias, puede verse que ninguna
alternativa recibe seis votos. En efecto, RA, RB y CB reciben cada una tres votos, y CA recibe
dos votos. Pasamos entonces a contar los votos recibidos por las alternativas con arreglo a las
segundas preferencias y los sumamos a los ya recibidos con arreglo a las primeras preferencias.
En este caso, tenemos RA y CB que suman seis (6) votos cada una, y RB y CA que suman,
respectivamente, cinco (5). Aquí tenemos, precisamente, dos alternativas ganadoras que
superan el umbral constante de la mayoría absoluta, y que empatan en cantidad de votos. Para
desempatar, una solución a mano es la de pasar a una tercera fase de cómputo descartando las
otras dos alternativas y computando únicamente los votos recibidos por RA y CB con arreglo a
las terceras preferencias. En este supuesto, RA ganaría al sumar 9 votos, frente a CB, que
recibiría 8. El ganador Bucklin, en nuestro ejemplo, sería RA. Uno de los problemas, no
obstante, del método Bucklin es que no garantiza el descarte de perdedores Condorcet,
aunque ciertamente disminuye las probabilidades de que éste sea escogido, al menos si lo
comparamos con el método de la mayoría relativa.

Método Borda

En 1770 el ingeniero francés Jean Charles Borda 9 (1733-1799) propuso el método que él
denominó “elección por orden de mérito” y que hoy lleva su nombre 10, en el que los votantes
no sólo ordenan las alternativas de mayor a menor según sus preferencias, sino que les
asignan, a cada una de ellas, una puntuación, de manera que la primera preferencia recibe N
puntos (siendo N el número de alternativas disponibles), la segunda N-1, tercera N-2, y la
cuarta preferencia N-3). Según este método, resulta elegida la alternativa con mayor
puntuación total. En nuestro ejemplo la puntuación de cada alternativa figura entre paréntesis
en cada una de las celdas:
9
Borda fue un miembro de la Academia Francesa de Ciencias. Fue una figura importante en los círculos científicos de su época,
donde se lo conocía por sus trabajos en hidráulica, mecánica, óptica, y especialmente en el diseño de instrumentos avanzados para
la navegación (Young, 1988). Su método se usa para la elección de miembros de minorías étnicas en el Parlamento de Eslovenia
(Börgers, 2010: 6).
10
Sin embargo, parece que el cardenal, matemático y filósofo alemán Nicolás de Cusa (1401-1464) ya había ideado en 1433 un
método como el de Borda para escoger al Papa, aunque su propuesta no tuvo éxito (véase Colomer, 2013: 321, y New World
Encyclopedia: http://www.newworldencyclopedia.org/entry/Nicholas_of_Cusa)
Tabla 18

Habitantes
1ro 2do 3ro 4to 5to 6to 7mo 8vo 9no 10mo 11vo
1º R-A (4) R-B (4) C-A (4) C-B (4) R-A (4) C-A (4) R-B (4) C-B (4) R-A (4) R-B (4) C-B (4)
2º R-B (3) R-A (3) C-B (3) C-A (3) C-A (3) R-A (3) C-B (3) R-B (3) C-B (3) C-A (3) R-A (3)
3º C-A (2) C-B (2) R-A (2) R-B (2) R-B (2) C-B (2) R-A (2) C-A (2) R-B (2) R-A (2) C-A (2)
4º C-B (1) C-A (1) R-B (1) R-A (1) C-B (1) R-B (1) C-A (1) R-A (1) C-A (1) C-B (1) R-B (1)

En este contexto de elección el ganador Borda sería la alternativa RA, que recibiría 29 puntos
frente a CB, que recibiría 28. En tercer lugar quedaría RB, con 27 puntos, y finalmente CA, con
26.

Una variante del método Borda es el Método Borda Cualificado (QBC, Qualified Borda Count)11
en virtud del cual las personas pueden expresar ordenes incompletos de preferencias
individuales. Así, si existen cuatro alternativas, las personas pueden simplemente escoger dos:
por ejemplo, las correspondientes a su primera y segunda preferencia. Lo interesante de esta
variante del método es que quienes emiten órdenes incompletos no pueden aprovecharse del
mayor puntaje que reciben las primeras preferencias en el caso de que el orden hubiese sido
completo. Esto es, si se escogen dos alternativas (de un total de cuatro), la alternativa
correspondiente a la primera preferencia no recibe el valor 4 y la segunda el valor 3. En cambio,
las alternativas van ocupando las posiciones desde abajo a arriba, y recibiendo los puntajes
correspondientes a cada nivel. Si son 2 alternativas de cuatro, entonces la segunda alternativa
ocupa la última posición y recibe un puntaje de 1, y la primera alternativa ocupa la anteúltima
posición y recibirá un puntaje de 2. De este modo, se incentiva que los votantes expresen
órdenes completos de preferencias si quieren hacer valer los mayores puntajes de sus primeras
preferencias. Donald Saari (2006: 128) ha propuesto utilizar este método cualificado cuando
hay que escoger entre un número extenso de alternativas, superior a siete. En la propuesta de
Saari, en una primera fase los votantes deben escoger, por el método Borda Cualificado, cuatro
alternativas, de entre todas las disponibles. Aquellas cuatro alternativas con más puntajes, se
someten a una segunda fase de votación. En esta segunda fase, se utiliza el método Borda
común.

Michel Balinski y Rida Laraki (2010: 102-3) han propuesto una segunda variante del método
Borda, que ellos denominan el juicio mayoritario Borda, pero que analíticamente queda
incluido dentro de la categoría de los métodos posicionales, al pedirle a los votantes sólo que
jerarquicen las alternativas de mayor a menor. El método (que podría denominarse Borda-
mediano, o median Borda) ha sido ideado para reducir la probabilidad de que los votantes
expresen preferencias insinceras con miras a favorecer la alternativa de su preferencia. El
método consiste en asignar los puntajes a todas las alternativas en cada orden individual, con
arreglo al método Borda, y luego tomar el puntaje “mediano” que recibe cada alternativa (en
vez de sumar todos los puntajes). La alternativa con el puntaje mediano mayor es la ganadora.
Consideremos el siguiente ejemplo.
Tabla 19

Habitantes
1ro 2do 3ro 4to 5to 6to 7mo 8vo 9no 10mo 11vo
1º R-A (4) R-B (4) C-A (4) C-B (4) R-A (4) C-A (4) R-B (4) C-B (4) R-A (4) R-B (4) C-B (4)
2º R-B (3) R-A (3) C-B (3) C-A (3) C-A (3) R-A (3) C-B (3) R-B (3) C-B (3) C-A (3) R-A (3)
3º C-A (2) C-B (2) R-A (2) R-B (2) R-B (2) C-B (2) R-A (2) C-A (2) R-B (2) R-A (2) C-A (2)
4º C-B (1) C-A (1) R-B (1) R-A (1) C-B (1) R-B (1) C-A (1) R-A (1) C-A (1) C-B (1) R-B (1)

11
Este método ha sido concebido por Peter Emerson, director del Instituto De Borda (Irlanda del Norte) al momento de escribirse
este texto (Emerson, 2011).
Una vez que tenemos todos los puntajes, observamos cuántas veces cada alternativa recibe un
puntaje de 4, cuántas un puntaje de 3, cuántas un puntaje de 2, cuántas un puntaje de 1, y
consignamos nuestras observaciones en una secuencia, de mayor a menor puntaje. Así,
tenemos las siguientes secuencias por cada alternativa:

RA: 4, 4, 4, 3, 3, 3, 2, 2, 2, 1, 1
RB: 4, 4, 4, 3, 3, 2, 2, 2, 1, 1, 1
CB: 4, 4, 4, 3, 3, 3, 2, 2, 1, 1, 1
CA: 4, 4, 3, 3, 3, 2, 2, 2, 1, 1, 1

En este caso, tenemos dos alternativas que empatan en el puntaje mediano (RA y CB). Para
desempatar, eliminamos todos aquellos puntajes medianos equivalentes en ambas series, y
volvemos a extraer la mediana de los puntajes remanentes en la serie:

RA: 4, 4, 4, 3, 3, 3, 2, 2, 2*, 1, 1
CB: 4, 4, 4, 3, 3, 3, 2, 2, 1, 1, 1

En nuestro caso, el ganador Borda-mayoritario es RA, que recibe un puntaje mediano superior.

Para ver cómo el método atempera la expresión insincera de preferencias, consideremos este
escenario complejo:

Tabla 20

13v 11v 9v 11v 8v


RA RA CA CB CB
CA CB CB RA CA
CB CA RA CA RA
RB RB RB RB RB

En esta situación, CB es el ganador Condorcet, mientras que el ganador Borda es RA (con 163
puntos). Si dos de los once votantes de la cuarta columna (en negrita), expresaran preferencias
insinceras, situando a RA debajo de CA, el ganador Borda pasaría a ser CB. Sin embargo, si
aplicamos el método Borda-mayoritario, el ganador Borda seguiría siendo RA. Se requeriría que
siete de esos once votantes situaran insinceramente RA por debajo de CA para cambiar el
ganador Borda mayoritario.

Decimos que el método sólo atempera la expresión insincera de preferencias porque en


algunos escenarios basta con que sólo uno de los votantes cambie insinceramente de
preferencias para transformar el resultado final. Consideremos, por ejemplo, el caso prototipo
del puente:
Tabla 21

Habitantes
1ro 2do 3ro 4to 5to 6to 7mo 8vo 9no 10mo 11vo
1º R-A (4) R-B (4) C-A (4) C-B (4) R-A (4) C-A (4) R-B (4) C-B (4) R-A (4) R-B (4) C-B (4)
2º R-B (3) R-A (3) C-B (3) C-A (3) C-A (3) R-A (3) C-B (3) R-B (3) C-B (3) C-A (3) R-A (3)
3º C-A (2) C-B (2) R-A (2) R-B (2) R-B (2) C-B (2) R-A (2) C-A (2) R-B (2) R-A (2) C-A (2)
4º C-B (1) C-A (1) R-B (1) R-A (1) C-B (1) R-B (1) C-A (1) R-A (1) C-A (1) C-B (1) R-B (1)

En este escenario, RA es el ganador Condorcet, el ganador Borda (con 29 puntos) y el ganador


Borda-mayoritario. Si el último votante situara a RA en el último lugar, en aras de favorecer la
alternativa CB (que prefiere antes que RA), y el resto de habitantes votara con sinceridad,
entonces la ganadora Borda pasaría a CB, con 28 puntos, y ya no habría ningún ganador
Condorcet. El método Borda mayoritario, sin embargo, tampoco valdría para evitar esta
manipulación de las preferencias, porque éste también arrojaría como ganador a CB (que
pasaría a tener un puntaje mediano superior a RA). Por eso, el método Borda-mediano resiste
la expresión insincera de preferencias individuales sólo cuándo el votante individual insincero
no es pivotal respecto de la mediana.

Método Borda y variaciones de Laplace

Laplace12 observó que resulta difícil conocer o incluso definir la voluntad de una asamblea
cuando las opiniones de sus miembros son tan variadas, e imaginó un enfoque distinto. En el
modelo de Laplace cada votante asigna a cada alternativa un puntaje real, entre un mínimo de
0, y un máximo arbitrario de R, que representa (en la opinión del votante) el mérito de la
alternativa. Laplace asumió que los puntajes dados a las alternativas por los votantes estarían
distribuidos uniformemente en un intervalo [0;R], y se preguntó cuál sería la valor promedio
esperado de la alternativa con el peor puntaje, de la alternativa que sigue al peor puntaje, y así.
Laplace observó una diferencia entre meramente preferir un candidato y votar por una
alternativa en torno a la cual todos buscan la respuesta correcta, ya que, en este segundo caso,
la suma de probabilidades asignadas a las diferentes alternativas debe sumar 1. Asumiendo
que todos expresan preferencias sinceras, y que la distribución de los puntajes sería uniforme
entre votantes, calculó la probabilidad de que una alternativa cualquiera salga escogida en
último lugar, de que salga escogida en anteúltimo lugar, y así hasta la alternativa escogida en
primer lugar. La suma de probabilidades, en cada orden de preferencias, como dijimos, debe
sumar 1. Con un conjunto de alternativas n, la manera de calcular la probabilidad de escoger la
peor alternativa es equivalente a 1/n (1/n); la probabilidad de que salga la siguiente peor
alternativa es 1/n (1/n + 1/n-1); y la probabilidad de que salga la alternativa superior es 1/n
(1/n + 1/n-1 + 1/n-2 + … + 1/1). Por ejemplo, si n=3, la probabilidad de escoger la última
alternativa es 1/3 (1/3) = 2/18; la probabilidad de escoger anteúltima es 1/3 (1/3 + 1/2)= 5/18,
y la de escoger la mejor alternativa es 1/3 (1/3 +1/2+1) = 11/18. El esquema es equivalente a
decir que la última alternativa tiene una probabilidad estimada de ser escogida de 0,111, la
segunda de 0,277, y la primera de 0,611.

Mientras el método Borda pide que se asigne un puntaje de n (o n-1) a la mejor alternativa, y
n-1 (o n-2) a la segunda, y así sucesivamente hasta completar n, el método sugerido por
Laplace consiste en asignar puntajes sensiblemente diferentes, que se extraen de las
mencionadas fórmulas. Si, por ejemplo, n=5, la probabilidad estimada de la última alternativa
es 0.04, de la anteúltima es 0,09, de la tercera es 0,1566, de la segunda 0,2566, y de la primera
es 0,4566. Obsérvese que el método Laplace puede arrojar un ganador distinto al que arroja
Borda. Supongamos que tenemos el siguiente escenario con cinco votantes:

Tabla 22

1 2 3 4 5
1º A B C D B
2º D A A B A
3º B C D A C
4º C D B C D

En este escenario, el ganador Borda es A, y el ganador Laplace es B.

12
Pierre Simon, Marqués de Laplace, fue un matemático y astrónomo francés, coetáneo a Borda y Condorcet. Fue el fundador de
la teoría de la probabilidad (véase Laplace, 1820, v, clii-cliiii).
Método de Condorcet

Uno de los métodos clásicos para escoger un ganador de entre múltiples alternativas es el
método Condorcet13, un método que además puede servir para identificar perdedores
Condorcet, esto es, situaciones en las que una alternativa puede resultar universalmente
rechazada por una mayoría en el caso de que se les pidiera a los votantes que voten por pares
de alternativas. El método Condorcet consiste en confrontar cada alternativa con las demás,
una por una, y ver los votos que recibe cada alternativa vis-a-vis los votos que recibe cada una
de las demás (esto es lo que en la jerga se llama comparación de votos por pares de
alternativas). Detengámonos en su mecánica de cómputo.

Siguiendo con el ejemplo de once habitantes, el procedimiento es el siguiente: tomamos la


alternativa RA y la confrontamos con la alternativa RB, luego con la CA, y finalmente con la CB,
en cada uno de los órdenes individuales de los habitantes, y vemos cuál de las alternativas
recibe más votos en cada confrontación por pares. Acto seguido hacemos lo mismo con RB, a la
que confrontamos con CA y con CB. Finalmente seguimos con CA, a la que confrontamos con
CB14.

Empecemos con RA. La confrontamos con RB en cada uno de los habitantes. Esto equivale en el
cuadro a ignorar –poner a un lado- todas las demás alternativas de los órdenes individuales
(en el cuadro, las alternativas ignoradas figuran ocultas con un guión).

Tabla 23

Habitantes
1ro 2do 3ro 4to 5to 6to 7mo 8vo 9no 10mo 11vo
R-A R-B C-A C-B R-A C-A R-B C-B R-A R-B C-B
R-B R-A C-B C-A C-A R-A C-B R-B C-B C-A R-A
C-A C-B R-A R-B R-B C-B R-A C-A R-B R-A C-A
C-B C-A R-B R-A C-B R-B C-A R-A C-A C-B R-B

Una vez que nos centramos en las dos alternativas de interés, procedemos a comparar los
votos que recibe RA vis-a-vis- los que recibe RB. Tratándose del habitante 1, vemos que éste
prefiere RA a RB; en ese caso decimos que RA recibe un voto. El segundo habitante, en cambio,
prefiere RB a RA, con lo cual esta vez es RB la que recibe un voto. Hacemos lo mismo con los
siguientes habitantes, todo lo cual nos da los siguientes resultados: RA recibe 6 votos, RB
recibe 5 votos. Esto significa que RA vence a RB por mayoría de votos en comparaciones por
pares. Acto seguido, y utilizando el mismo método, pasamos a contrastar RA con CA, y luego RA
13
En honor a su creador, el Marqués de Condorcet, que lo concibió en 1785, en el ' Ensayo sobre la aplicación del análisis a la
probabilidad de las decisiones sometidas a la pluralidad de voces. El nombre de Condorcet es tan importante en la ciencia política,
que una breve referencia histórica no está de más. Además de francés, fue filósofo, científico, matemático, político, historiador, y
politólogo, descollando en todas las disciplinas. En 1789, al estallar en Francia la Revolución, Condorcet tuvo un papel protagonista
como defensor de numerosas causas liberales. Tras la Toma de la Bastilla fue elegido para el Consejo Municipal de París. En 1791,
fue elegido representante de París en la Asamblea legislativa, tras haber solicitado la implantación de la República. Se alineó con
los Girondinos, que proponían una reforma pacífica e incremental del Estado feudal hacia un régimen republicano federal y una
sociedad más liberal. La Asamblea adoptó, como sistema educativo de la nación, el que proponía Condorcet, introduciendo el
laicismo en la enseñanza. Incluso propuso un borrador de constitución para la nueva Francia, en la que se establecían asambleas
locales para la selección –a través del voto secreto y previa deliberación- de representantes a la Asamblea Nacional. En este
proyecto de Constitución es notable que bastaba con ser residente por un año para poder ejercer el derecho de elegir
representantes. Además, adoptó una posición activa en la lucha de las mujeres, mostrándose partidario al voto de las mujeres en
un artículo de 1790 (Sobre la admisión de las mujeres en el derecho de ciudadanía). En definitiva, alguien que tuvo siempre, o casi
siempre, la razón de su parte (véase Williams, D. 2004; para el concepto de representación política defendido por Condorcet, véase
Urbinati, 2004, 2006: 176-223).
14
Ramón Llull (teólogo, poeta, místico y misionero mallorquín) diseñó en 1299 un método equivalente al de Condorcet, basado en
comparaciones por pares, pero su propuesta utilizaba un procedimiento de votaciones escalonada en el tiempo, en lugar de
marcar la preferencia de los candidatos en una papeleta (Hägele G. y F. Pukelsheim; 2001).
con CB. Después, contratamos RB con CA, y seguidamente RB con CB. Y para terminar,
contrastamos CB con CA. La tabla de comparaciones por pares sería la siguiente:

Tabla 24. Tabla de comparaciones por pares

CA CB RA RB
CA versus 5 5 5
CB versus 6 5 6
RA versus 6 6 6
RB versus 6 5 5

En el ejemplo, vemos que RA vence a RB, a CA y a CB, y que CA pierde con todas las demás
alternativas. En este caso, decimos que RA es el ganador Condorcet y CA el perdedor
Condorcet.

El problema de las mayorías cíclicas

Uno de los problemas más acuciantes del método Condorcet es que, en determinados
supuestos, no arroja ningún ganador Condorcet, dando lugar a situaciones de indecisividad.
Consideremos el siguiente ejemplo, que incluye alternativas complejas con órdenes de
preferencias no separables.

Tabla 25

1 2 3
1º RA CB RB
2º RB CA CA
3º CB RA RA
4º CA RB CB

En este supuesto, RA vence a RB y a CB, pero pierde con CA. Por su parte, RB vence a CB y a CA,
pero pierde con RA. Seguidamente, tenemos el caso de CB, que vence a CA, pero pierde con RA
y RB. Y finalmente tenemos el caso de CA, que vence a RA, pero pierde con RB y CB. Esto
podemos graficarlo del siguiente modo, donde las flechas indican que la alternativa (de la que
parte la flecha) es la ganadora:

RA RB

CA CB

Este es el famoso problema de las mayorías cíclicas: una mayoría prefiere RA a RB, una mayoría
prefiere RB a CB, una mayoría prefiere CB a CA, pero también una mayoría prefiere CA a RA.
Ello significa que las mayorías colectivas abrazan preferencias no transitivas. Si entendemos la
transitividad como una condición de la racionalidad de las preferencias (si prefiero A a B, y B a
C, entonces racionalmente debería preferir A a C), la conclusión inmediata es que las mayorías
son irracionales, o al menos violan una condición de racionalidad más o menos establecida.

Muchos autores ven, junto a esto, un problema más angustioso: el de no poder encontrar, a
falta de parámetros externos indisputables, una función social, dependiente de las
preferencias, de la que podamos inferir la voluntad colectiva de la mayoría, o el bien común
(Arrow, 1951; Riker, 1982; Tullock, 2000). En efecto, en escenarios de mayorías cíclicas,
cualquiera de las alternativas podría salir vencedora, si se votara por pares en momentos
distintos, dependiendo de cuál sea el orden de alternativas binarias que se sometan a votación.

Métodos aplicables en caso de mayorías cíclicas

Hemos visto que, tratándose de múltiples alternativas, el método Condorcet puede arrojar,
teóricamente, situaciones de mayorías cíclicas, en las que no existe ningún ganador que venza
a todas las demás alternativas en comparaciones por pares. Pues bien, tenemos que
preguntarnos cómo resolver esos escenarios cíclicos, porque el caso es que tenemos que tomar
una decisión. Aquí expondré brevemente algunos métodos que se han ofrecido para resolver
la indecisividad del método Condorcet en supuestos de mayorías cíclicas.

Uno de los métodos más simples para solucionar la indecisividad del método Condorcet fue
propuesto por Black (1958: 46-66): utilizar siempre el método Condorcet, y en caso de
mayorías cíclicas, emplear el método Borda de manera subsidiaria.

Una segunda solución fue propuesta por Dodgson 15 (1876): sumar los márgenes de derrota de
todos los candidatos o alternativas, y aquel candidato con el margen de derrota absoluta
menor, resultaría ganador. Consideremos el ejemplo de la tabla 26 (los números indican los
votos de respaldo de cada alternativa frente a cada una de las demás, y los números en negrita
indican que la alternativa es vencedora frente a su oponente):

Tabla 26

A B C D E
A versus… 458 461 485 511
B versus… 463 461 312 623
C versus… 460 460 460 460
D versus… 436 609 461 311
E versus… 410 298 461 610

El método Dodgson pide que tomemos sólo las derrotas de cada alternativa en comparaciones
por pares, y sumemos los márgenes de derrota (resultantes de restarle, a los votos de la
alternativa ganadora, los votos de la alternativa perdedora que estamos considerando). Aquella
alternativa que tuviera un margen total de derrota menor, sería la ganadora. En nuestro
ejemplo, C resultaría ganadora ya que, en cada comparación por pares, pierde por sólo un voto
frente a sus oponentes, dando un margen de derrota total de 4. Las demás alternativas, en
cambio, exhiben un margen de derrota total mayor. Lo paradójico del ejemplo es que C es el
perdedor Condorcet, y tampoco es el ganador Borda!

Raynaud propone un método más complejo: en vez de dar como ganadora a la alternativa que
tuviera un margen total de derrota menor, buscar la alternativa que tenga el margen de derrota
mayor en una comparación por par, eliminarla de los órdenes de preferencia individuales, y
volver a computar el método Condorcet. Si en esta segunda fase no existe ningún ganador
Condorcet, se vuelve a aplicar el método Raynaud, y así hasta conseguir un único ganador.

15
Charles Lutwidge Dodgson, alias “Lewis Carroll” (1832-1898), fotógrafo, escritor y matemático inglés, autor de “Alicia en el País
de las Maravillas” y “Alicia a través del Espejo”.
Simpson-Kramer propone un procedimiento inverso: tomar, para cada alternativa, los votos
que recibe “en contra” en cada comparación por par, y escoger la cifra mayor, es decir, el
margen de derrota mayor de la alternativa en una comparación por par. Se procede del mismo
modo para cada alternativa, y se forma una lista de “cifras mayores” de votos “en contra” por
cada alternativa. Aquella alternativa que, de entre la lista, obtenga la cifra menor de los
máximos votos en contra, es el ganador Simpson-Kramer, o ganador MiniMax (Levin y Nalebuff,
1995: 15). El ganador Condorcet siempre será el ganador MiniMax, pero el método no
garantiza que nunca salga ganador un perdedor Condorcet.

Método Nanson y variantes

El matemático australiano Edward John Nanson 16 propuso, hacia 1882, un método alternativo e
independiente de toma de decisiones que también permite sortear la indecisividad del método
Condorcet (McLean, 2002)17: los participantes ordenan las alternativas preferidas de mayor a
menor, y votan en consecuencia. Seguidamente, se lleva a cabo un primer cómputo de
conformidad con el método Borda. Una vez que tenemos la suma de valores para cada
alternativa, extraemos el valor promedio. Aquellas alternativas que reciben una calificación
inferior al valor promedio, son eliminadas del esquema. Acto seguido, se vuelve a implementar
el método Borda con las alternativas remanentes. Nuevamente, se extrae el valor promedio y
se eliminan aquellas alternativas inferiores al mismo. Y así hasta quedarse con una sola
alternativa, que sería la Ganadora Nanson. Lo interesante de este método es que, al igual que
el método Dodgson, si existe un ganador Condorcet, el método Nanson garantiza la elección
del mismo, y a diferencia del método Dodgson, garantiza que nunca salga victorioso un
perdedor Condorcet. Dado que un perdedor Condorcet es derrotado por todos sus oponentes
por mayoría simple en comparaciones por pares, siempre estará por debajo del puntaje
promedio. Al eliminar de manera iterada las alternativas cuyos puntajes están por debajo de
ese umbral, el perdedor Condorcet desaparecerá tras las sucesivas etapas (y si hay un ganador
Condorcet, éste saldrá ganador).

Una variante del método anterior, debida a Baldwin (1926), se inspira en el criterio de descarte
de alternativas citado, pero elimina en cada etapa solamente al candidato peor puntuado. Una
segunda variante del método Nanson es el propuesto por Rouse, que emplea el procedimiento
inverso al método Baldwin: consiste en empezar descartando la alternativa con el mejor
puntaje Borda, y proceder del mismo modo hasta quedarnos con una sola alternativa, que
sería la peor alternativa según el método Rouse, que habría que pasar a descartar de los
órdenes individuales de preferencias, para volver a aplicar el mismo método hasta conseguir
una alternativa ganadora (Legrand, 2013). A diferencia del método Borda, Bucklin, Coombs y
Hare, tanto el método de Nanson, el de Baldwin y el de Rouse resultan Condorcet eficientes,
esto es, siempre que existe un solo ganador Condorcet éste termina siendo escogido. Y a
diferencia del método Dodgson y del método de mayoría relativa y Bucklin, los tres aseguran
que los perdedores Condorcet nunca sean escogidos, incluso si no hay ningún ganador
Condorcet. Más aún, los tres aseguran que nunca salga ganadora una alternativa que esté
situada fuera del Conjunto Smith.

Método Copeland

16
Según parece, Nanson fue un profesor que no se preocupó por difundir sus hallazgos. Tal vez por esa razón no despertó la
admiración de sus colegas. Así, en un informe de 1904 sobre el desempeño de su departamento académico solicitado por una
comisión gubernamental, no figuran los artículos de Nanson por los que hoy se lo recuerda (McLean, 2002).
17
Según Ian McLean, la única que vez que se usó este método para la elección de representantes políticos fue para las elecciones
municipales de la ciudad de Marquette, Michigan, en la década de 1920 (McLean, 2002).
Luego tenemos el método Copeland (1951), que es conceptualmente equivalente –en la
manera de computar el ganador- al método exhaustivo de votaciones secuenciales ideado por
Ramon Llull, y sólo difieren en que el método Copeland es un método posicional. Nos
detendremos con algún detalle en este método al finalizar el capítulo, puesto que, según
argumentaré, es el único que cumple con la propiedad de maximizar la probabilidad de que
una mayoría escoja la mejor alternativa, o la propiedad de garantizar que la o las alternativas
ganadoras siempre formen parte del conjunto de “alternativas no cubiertas”. Por ahora, bastará
con decir que el método Copeland consiste en sumar las victorias de cada alternativa en
comparaciones por pares y a dicha suma restarle las derrotas, siendo ganadora aquella
alternativa que cuente con un margen de victorias-derrotas mayor. En caso de empate entre
dos alternativas, puede escogerse aquella cuyas victorias cuenten con un mayor margen total
de votos de respaldo entre victorias y derrotas (Levin y Nalebuff, 1995: 14), o eliminar las
demás alternativas perdedoras y volver a emplear el método Copeland.

Método Kemeny

Un método con una mecánica algo distinta a los anteriores, pero que también permite escoger
un ganador en escenarios de mayorías cíclicas, es el ideado por John G. Kemeny 18 (Kemeny,
1959). El método puede explicarse en varias fases. En la primera fase, se evalúan los votos que
recibe cada alternativa en comparaciones por pares. Por ejemplo, y al igual que hacíamos con
el método Condorcet, empezamos con la comparación R-A versus R-B. Para ello, ponemos a un
lado o ignoramos momentáneamente las demás alternativas, como en el siguiente gráfico:

Tabla 27

Habitantes
1ro 2do 3ro 4to 5to 6to 7mo 8vo 9no 10mo 11vo
R-A R-B C-A C-B R-A C-A R-B C-B R-A R-B C-B
R-B R-A C-B C-A C-A R-A C-B R-B C-B C-A R-A
C-A C-B R-A R-B R-B C-B R-A C-A R-B R-A C-A
C-B C-A R-B R-A C-B R-B C-A R-A C-A C-B R-B

Una vez que nos centramos en sólo las dos alternativas de interés, procedemos a comparar los
votos que recibe RA vis-a-vis los que recibe RB; luego pasamos a contrastar RA con CA, luego
contrastamos RA con CB, luego RB con CA, luego RB con CB, y finalmente CA con CB. En cada
una de las comparaciones, registramos los votos que recibe cada alternativa enfrentada a su
oponente, y desplegamos la tabla de comparaciones por pares.

Seguidamente (y en esto consiste la peculiaridad del método Kemeny), consideramos todos los
órdenes transitivos de preferencias colectivas posibles. Dado que son cuatro alternativas,
tenemos 24 órdenes colectivos o permutaciones posibles de alternativas (N! = 4! = 4 x 3 x 2 x 1
= 24):
Tabla 28

1. RA > RB > CA > CB 13. CA > CB > RA > RB


2. RA > RB > CB > CA 14. CA > CB > RB > RA
3. RA > CA > RB > CB 15. CA > RA > CB > RB
4. RA > CA > CB > RB 16. CA > RA > RB > CB
5. RA > CB > RB > CA 17. CA > RB > CB > RA
18
John George Kemeny (1926-1992),
6. húngaroRAde> nacimiento,
CB > CA > RBeducado18. en Princeton,
CA > RBmatemático
> RA > CB y científico de la informática , fue
presidente del Dartmouth College7.(1970-1981),
RB >donde se >destacó
RA > CA CB por
19. promover
CB >elCA
reclutamiento
> RA > RB de estudiantes de minorías y la
educación para indios americanos.
8. Junto RBcon> RA
Thomas
> CB > E.
CA Kurtz20.fueron los
CB >creadores
CA > RB > del
RA lenguaje de programación para
compaturadoras BASIC (Dartmouth 9. BASIC). RB
También juntos
> CA > RA > CBcrearon
21. uno deCBlos primeros
> RA sistemas de tiempo compartido del
> CA > RB
mundo, el Sistema de Tiempo-Compartido
10. deRB
Dartmouth
> CA > CB(Dartmouth
> RA 22.Time-Sharing System,
CB > RA > RB >DTSS).
CA
11. RB > CB > RA > CA 23. CB > RB > CA > RA
12. RB > CB > CA > RA 24. CB > RB > RA > CA
Una vez que tenemos las 24 posibles permutaciones posibles, pasamos a analizar el apoyo en
votos que tiene cada una de las mismas. Para analizar el apoyo en votos de cada posibilidad
lógica o permutación, se toman los votos que recibe cada alternativa frente a la siguiente en
orden de preferencia, en comparaciones por pares, y luego se suma el total de votos. Para dar
un ejemplo concreto: tratándose de la primera permutación (RA > RB > CA > CB), analizamos
primero los votos que, en comparaciones por pares, recibe RA frente a RB. Como vimos
anteriormente, RA recibe 6 votos. Luego, pasamos analizar el desempeño de RA versus CA, y
seguidamente el desempeño de RA versus CB. Luego pasamos a analizar RB frente a CA, y más
tarde RB frente a CB. Finalmente, sumamos todos los votos registrados en esas comparaciones
por pares, lo cual arroja como resultado 34 votos (6 + 6 + 6 + 6 + 5 + 5 =34). El resultado es que
la primera permutación cuenta con un apoyo de 34 votos.

Pues bien, hacemos el mismo cómputo con las 24 permutaciones posibles, e indagamos cuál
de todas ha obtenido el mayor puntaje. Aquella permutación que ha obtenido el mayor puntaje
es el orden colectivo transitivo ganador, y la alternativa que figura en primer lugar dentro de
esa permutación es el ganador Kemeny. En nuestro ejemplo, la secuencia RA> CB > RB > CA
puede ser concebida como el orden de alternativas preferido por los habitantes y la alternativa
RA como la ganadora Kemeny.

Tabla 29

Permutación posible Votos Permutación posible Votos


1. RA > RB > CA > CB 34 13. CA > CB > RA > RB 32
2. RA > RB > CB > CA 35 14. CA > CB > RB > RA 31
3. RA > CA > RB > CB 33 15. CA > RA > CB > RB 33
4. RA > CA > CB > RB 34 16. CA > RA > RB > CB 32
Secuencia Kemeny
5. RA > CB > RB > CA 36 17. CA > RB > CB > RA 30
6. RA > CB > CA > RB 35 18. CA > RB > RA > CB 31
7. RB > RA > CA > CB 33 19. CB > CA > RA > RB 33
8. RB > RA > CB > CA 34 20. CB > CA > RB > RA 32
9. RB > CA > RA > CB 33 21. CB > RA > CA > RB 34
10. RB > CA > CB > RA 31 22. CB > RA > RB > CA 35
11. RB > CB > RA > CA 33 23. CB > RB > CA > RA 33
12. RB > CB > CA > RA 32 24. CB > RB > RA > CA 34

Young-Levenlick (1978) demostraron que el método Kemeny siempre escoge al ganador


Condorcet, en caso de existir, y garantiza que nunca salga ganador un perdedor Condorcet.
Otra propiedad valiosa del método es que cumple con el criterio de independencia “local” de
las alternativas irrelevantes (Young, 1986, 1988, 1995), según el cual si eliminamos una
alternativa de los órdenes individuales de preferencias, se mantiene inalterada, en el orden
colectivo, la relación entre las alternativas restantes adyacentes a la alternativa eliminada. Sin
embargo, el método Kemeny es vulnerable, como todos los métodos, a los “cambios de
preferencias irrelevantes” 19. Por ejemplo, consideremos el siguiente ejemplo:
19
Este criterio general se denomina “independencia de las alternativas irrelevantes”, y fue formulado por Kenneth Arrow como
una de las condiciones generales mínimas que un método debería cumplir para arrojar resultados racionalmente consistentes. El
criterio se formula del siguiente modo: cuando el resultado colectivo sitúa a una alternativa A en un nivel superior (o inferior) a B,
esta relación depende sólo de las posiciones relativas de A con B en los órdenes individuales de preferencias. Si, como en el
ejemplo, se invierten dos alternativas (A y B), en uno de los órdenes individual de preferencias, sin que ello afecte la relación de
Tabla 30

3v 2v 2v
1º A B C
2º B C A
3º C A B

En este ejemplo, la secuencia Kemeny es A>B>C con un puntaje de 13, y el ganador Kemeny es
A. Si los dos votantes que suscriben el orden B>C>A cambiaran sus ordenes individuales de
preferencias sólo en lo que respecta a B y a C, para pasar a defender C>B>A, y aplicáramos el
método Kemeny, la secuencia Kemeny entonces pasaría a ser C>A>B con 13 puntos (la
secuencia A>B>C pasaría a tener 11 puntos). El ganador Kemeny, por lo tanto, cambiaría con
sólo cambiar órdenes individuales de preferencias irrelevantes en relación con A.

Método Tideman

El método Tideman, o de pares ordenados (ranked pairs), es un método desarrollado en 1987


por Nicolaus Tideman, que puede ser usado para escoger un solo ganador o varios ganadores.
Se ideó como método subsidiario al de Condorcet, aunque teóricamente puede ser aplicado de
manera directa, para generar órdenes colectivos de preferencias con múltiples ganadores. El
procedimiento es el siguiente: 1) se despliega la tabla de comparaciones por pares, 2) se
ordenan todas las comparaciones por pares de mayor a menor según el margen de victoria. La
comparación por par que tenga un mayor margen de victoria, se ubica en primer lugar, y en
orden descendiente el resto, 3) Se “bloquean” (lock in) las comparaciones por pares de
manera escalonada, empezando por la comparación por par superior (aquella con un margen
de victoria mayor), y así hasta dar con alguna de las comparaciones por pares restantes
generadora de un ciclo. En ese caso, la comparación se tiene como no existente, y se sustituye
a la misma por una relación coherente con la transitividad del orden colectivo.

Imaginemos que tenemos el siguiente orden de preferencias con su correspondiente tabla de


comparaciones por pares:

Tabla 31

42v 26v 15v 17v

A B C D

B C D C

C D A B

D A B A

Tabla 32
estas dos alternativas con C, entonces la relación de C con A, y de C con B en el resultado colectivo debería seguir siendo la misma.
Como consecuencia, la relación entre dos alternativas (A y B), en el resultado colectivo, no debería cambiar cuando otra alternativa
(C ) se añade o se quita de la elección social. Ningún método satisface esta condición (véase Balinski y Laraki, 2010: 57).
A B C D
A versus 57 42 42
B versus 43 68 68
C versus 58 32 83
D versus 58 32 17

Lo primero que tenemos que hacer es poner en una lista todas las comparaciones por pares, y
ver cuál es la ganadora.

A vs. B: Ganadora A con 57 votos


A vs. C: Ganadora C con 58 votos
A vs. D: Ganadora D con 58 votos
B vs. C: Ganadora B con 68 votos
B vs. D: Ganadora B con 68 votos
C vs. D: Ganadora C con 83 votos.

La comparación por par con la mayoría más amplia se ubica en primer lugar de la lista. En
nuestro ejemplo, es C vs. D (que gana con 83 votos). Luego, ubicamos el resto de
comparaciones por pares en orden descendente, según la cantidad de votos de los ganadores.
En nuestro ejemplo tenemos un empate entre (B vs. C), y (B vs. D). Dado que C vence a D en
comparaciones por pares, entonces colocamos primero la comparación por par B vs. C. De este
modo, tenemos la siguiente lista de comparaciones por pares, en orden descendente:

C vs. D: Ganadora C con 83 votos.


B vs. C: Ganadora B con 68 votos
B vs. D: Ganadora B con 68 votos
A vs. C: Ganadora C con 58 votos
A vs. D: Ganadora D con 58 votos
A vs. B: Ganadora A con 57 votos.

Luego procedemos a “bloquear” los pares, esquivando aquellos que producen un ciclo. Este es
el gráfico de las victorias en comparaciones por pares, donde pueden verse dos ciclos (1º: A >
B, B>D, y D>A; y 2º: A>B, B>C y C>A).
57
A B

58 68
68 58
C D
83

Empezamos por la comparación C vs. D (la primera de nuestra lista), y la bloqueamos.

A B

C D
Seguimos con la segunda y tercera comparación de nuestra lista, y las bloqueamos:

A B

C D

Luego procedemos a bloquear el resto de comparaciones por pares, esquivando aquellas que
podrían producir un ciclo. En nuestro ejemplo, la única comparación por par que podría
producir un ciclo es la última de la lista, con lo cual la eliminamos del gráfico. Esto
conceptualmente equivale a decir que, dado que B gana a C, y C gana a A, entonces B debería
ganar a A, y por eso ponemos una flecha sustituta, que convierte a B en ganadora frente a A:

A B

C D

Con lo cual el ganador Tideman resulta ser B, y la secuencia Tideman B>C>D>A. El método
Tideman tiene propiedades semejantes a las del método Kemeny. Es Condorcet-eficiente
(siempre que se aplique de manera subsidiaria al método Condorcet), garantiza que nunca
salga ganador un perdedor Condorcet y cumple, al igual que Kemeny, con el criterio de
independencia local frente a las alternativas irrelevantes.

Método Schulze

Markus Schulze, del Instituto Tecnológico de Berlín, desarrolló en 1997 un método novedoso,
que hoy lleva su nombre, para elegir un ganador de entre múltiples alternativas, aunque
también puede utilizarse para escoger varios ganadores (véase Schulze, 2011). A diferencia del
método Borda clásico, o del método Kemeny, los participantes pueden expresar un orden de
preferencias incompleto. Esto es, si existen 5 alternativas, no es necesario que los participantes
ordenen todas las alternativas de mayor a menor, pudiendo consignar órdenes parciales.
Asimismo, los votantes pueden ubicar en un mismo nivel distintas alternativas, si consideran
que entre ellas no hay diferencias relevantes. Por ejemplo, si hay cuatro alternativas, RA, RB,
CA y CB, el votante puede simplemente consignar que prefiere RA a CA y CB, ubicando en su
lista de preferencia primero RA y luego, por debajo, CA y CB en un mismo nivel. A las
alternativas que se omiten (en el ejemplo, RB) se las interpreta como que están ubicadas en un
nivel de menor preferencia (y si son varias las omitidas, todas en el mismo nivel inferior). Como
ejemplo, el votante puede consignar el siguiente orden de preferencias en la papeleta:

Tabla 33

Votante
1º R-A
2º C-A, C-B
3º (vacía)

Para explicar este método, tomaremos como base un ejemplo complejo, con 45 votantes y
cinco alternativas simples. Cada participante puede consignar órdenes incompletos y expresar
preferencias de indiferencia respecto de dos o más alternativas. Tenemos así el siguiente
gráfico:
Tabla 34

Votantes
5v 5v 8v 3v 7v 2v 7v 8v
1º A A D,E,C B A A, D E
B
2º C D A C B,C,D D,E C B
3º B E B A E C B A
4º E B, C D A D
5º D E E C

El método Schulze consta de dos fases. En la primera fase, procedemos –como hicimos con el
método Condorcet y Kemeny- a las comparaciones por pares de todas las alternativas, y
registramos los votos que recibe cada una de ellas en comparaciones por pares. Desplegamos
así la matriz de las comparaciones por pares (la letra negrita indica victoria):

Tabla 35

A B C D E
A versus… 26 27 30 29
B versus… 19 19 21½ 24
C versus… 18 26 15½ 26
D versus… 15 23½ 29½ 27
E versus… 16 21 19 18

Visualicemos ahora en un gráfico las sendas –representadas por flechas- que unen las
alternativas ganadoras con las perdedoras en las comparaciones por pares, y el respaldo en
voto que tiene cada senda (las flechas que unen las alternativas perdedoras con las ganadoras
las omitimos para facilitar la interpretación del gráfico):

B
23,5
24
26 26

A C
27

30 29 26

D E
27

29,5

Ahora lo que tenemos que hacer es detectar cuál es la senda más robusta de cada alternativa
para alcanzar a cada una de las demás. Empecemos por la alternativa A. Analizamos la senda
más robusta de A frente a B. En este caso, la senda más robusta es la flecha que une A con B,
con 26 votos (la flecha en color rojo):
B
23,5
24
26 26
A C
27

30 29 26

D E
27

29,5

Existe otra senda alternativa que parte de A y llega a B: aquella que pasa por D, por C y por B (y
que figura en color azul). Sin embargo, el eslabón de esa senda con la menor cantidad de votos
es el que conecta C con B, que registra 26 votos, la misma cantidad de votos que la senda que
conecta A directa con B. Esto significa que, habiendo una senda alternativa, debe tomarse el
eslabón con la menor cantidad de votos de la senda.

Puede parecer, a primera vista, que la senda más robusta es siempre la flecha que une
directamente una alternativa con la otra (y que representa las victorias en comparaciones por
pares), pero no es así. Fijémonos lo qué pasa al analizar la senda más robusta de A frente a C.
En este caso, también tenemos dos sendas alternativas que conectan A con C. En la primera,
que es una senda directa, A vence a C por 27 votos en comparaciones por pares. Sin embargo,
la senda más robusta es la segunda, la que recorre A  D  C, puesto que, en esa senda, el
eslabón que cuenta con menor cantidad de votos es el que conecta D frente a C, que registra
29,5 votos de respaldo. En ese caso, dicho eslabón registra una cantidad de votos mayor a 27
votos. Luego, la segunda senda es la senda más robusta, según el método Schulze. El método
Schulze lo que hace, entonces es registrar la cifra menor de votos de los eslabones de las
diferentes sendas, y aquella senda que cuente con el eslabón menor con mayor cantidad de
votos, es la senda más robusta (en este caso, 29,5).

B
23,5
24
26 26

A C
27

30 29 26

D E
27

29,5
Pues bien, con arreglo a este método extraemos la senda más robusta (tomando el vínculo más
débil de esa senda) de cada alternativa frente a cada una de las demás. Ello nos da la siguiente
matriz de comparaciones de sendas más robustas. Las cifras en negrita indican victorias:

Tabla 36

A B C D E
A versus… 26 29,5 30 29
B versus… 19 21½ 21½ 24
C versus… 19 26 21½ 26
D versus… 15 23½ 29½ 27
E versus… 19 21 21 21

Acto seguido, analizamos las victorias de cada alternativa frente a las demás, y extraemos el
orden de preferencias colectivo resultante. Así, vemos que A vence a B, a C, a D y a E; que D
vence a B, a C, y a E; que C vence a B y a E, que B vence a E, y que E no vence a ninguno. De
esta manera, tenemos el orden colectivo de preferencias A > D > C > B > E, en el que A es el
ganador Schulze.

Al igual que el método Kemeny, Schulze siempre escoge al ganador Condorcet, en caso de que
exista, y garantiza que nunca sea escogido un perdedor Condorcet, ni una alternativa situada
fuera del Conjunto Smith.

Método Condorcet-mediano

Michel Balinski y Rida Laraki han propuesto un método basado en las comparaciones por pares,
pero con algunas variaciones interesantes, destinadas a minimizar la probabilidad de que los
votantes expresen preferencias insinceras. El método incluye varias fases. Primero, se obtienen
los órdenes individuales de preferencias “reducidos”, esto se registran cuántos votantes
suscriben el mismo orden de preferencias individuales, y se consignan todos los votantes que
defienden un determinado orden de preferencias. Segundo, se obtienen todas las
permutaciones lógicas posibles de las alternativas, del mismo modo en que lo hacíamos con el
método Kemeny. Tercero, por cada permutación lógica, se analiza cuántos votantes suscriben,
en sus órdenes individuales, “toda” la permutación completa, cuántos suscriben N-1
comparaciones por pares de dicha permutación, cuántos suscriben N-2 comparaciones por
pares de la permutación, y así hasta N - (N-1). Cuarto, por cada permutación lógica, los votos
individuales reciben un puntaje, que indica el número de comparaciones por pares de la
permutación que satisface su voto. Así, si cuatro votos suscribieron la permutación A>B>C,
entonces cada uno de esos votos recibirá, al contrastarse con la permutación lógica A>B>C, un
puntaje de 3, por satisfacer las tres comparaciones por pares posibles (A>B, A>C, B>C). Esos
cuatro votos, en cambio, recibirán cada uno un puntaje de 2, cuando se lo contraste con la
permutación lógica A>C>B (ya que cada uno de ellos sólo cumplirán con la comparación por
par A>B y A>C). Quinto, por cada permutación lógica se extiende la serie de puntajes recibidos
por los votos individuales, empezando por los puntajes superiores y terminando con los
inferiores. Finalmente, en cada permutación lógica se extrae el puntaje mediano. Aquella
permutación lógica que obtenga el puntaje mediano superior, es la ganadora Condorcet-
Mediana (o la ganadora Balinski-Laraki).

Expliquemos el método con un ejemplo. Consideremos el siguiente escenario, con los órdenes
individuales ya reducidos (donde la primera celda de cada columna indica el número de
votantes que suscribe cada orden):
Tabla 37
13v 11v 9v 11v 8v
RA RA CA CB CB
CA CB CB RA CA
CB CA RA CA RA
RB RB RB RB RB

Extraemos, como en el método Kemeny, todas las permutaciones lógicas posibles. Acto
seguido, contrastamos las permutaciones lógicas con todos los órdenes individuales reducidos,
y consignamos, por cada permutación, cuántos votos sustentan cada uno de los puntajes
(puntajes que indican el número de comparaciones por pares que satisface cada voto). En la
siguiente tabla pueden verse todas las permutaciones lógicas y los votos que sustentan cada
puntaje.
Tabla 38

Permutación posible 6 5 4 3 2 1 Permutación posible 6 5 4 3 2 1


1. RA > RB > CA > CB 0 0 13 11 9+11 8 13. CA > CB > RA > 9 8 13+11 11 0 0
RB
2. RA > RB > CB > CA 0 0 11 13+11 8 9 14. CA > CB > RB > 0 9 8 13+11+11 0 0
RA
3. RA > CA > RB > CB 0 13 11 9+11+8 0 0 15. CA > RA > CB > 0 13+9 11+8 11 0 0
RB
4. RA > CA > CB > RB 13 11 9+11 8 0 0 16. CA > RA > RB > 0 0 13+9 11+8 11 0
CB
5. RA > CB > RB > CA 0 11 13+11+8 0 9 0 17. CA > RB > CB > 0 0 9 8 13+11 11
RA
6. RA > CB > CA > RB 11 13+11 8 9 0 0 18. CA > RB > RA > 0 0 0 13+9 11+8 11
CB
7. RB > RA > CA > CB 0 0 0 13 11 9+11 19. CB > CA > RA > 8 9+11 11 13 0 0
RB
8. RB > RA > CB > CA 0 0 0 11 13+9 11 20. CB > CA > RB > 0 8 9+11 11 13 0
RA
9. RB > CA > RA > CB 0 0 0 11 13+9 8 21. CB > RA > CA > 11 11+8 13+9 0 0 0
RB
10. RB > CA > CB > 0 0 0 9 8 13+11 22. CB > RA > RB > 0 11 11+8 13+9 0 0
RA CA
11. RB > CB > RA > 0 0 0 11 11+8 13+9 23. CB > RB > CA > 0 0 8 9+11 11 13
CA RA
12. RB > CB > CA > 0 0 0 11 9+11 11 24. CB > RB > RA > 0 0 11 11+8 13+9 0
RA CA

Seguidamente, por cada permutación lógica, se extiende la serie de puntajes, empezando por
los votos con puntajes superiores y terminando con los votos con puntajes inferiores. La
permutación que obtenga el puntaje mediano superior es la ganadora, y la alternativa ubicada
en primer lugar de esa permutación, la ganadora Condorcet-mediana. En este caso, la ganadora
es la permutación RA>CB>CA>RB, y RA es la alternativa ganadora Condorcet-mediana. Sin
embargo, este resultado es idéntico al orden de preferencias colectivo arrojado por el método
Borda! Y distinto del resultado arrojado por el método Condorcet clásico (bajo el cual CB
resulta el ganador) y al método Kemeny (que arroja el siguiente orden de preferencias
colectivo: CB>RA>CA>RB).

Una variante de este método, en vez de utilizar puntajes según cuantas comparaciones por
pares son congruentes con cada permutación posible, emplea un sistema de categorías
graduales. Supongamos que tenemos cuatro alternativas (A, B, C). Una permutación posible
de esas tres alternativas es A>B>C (que traduciremos, por convención, 321). Pues bien, a un
voto con un orden individual de preferencias que registrara exactamente esa permutación
(a>b>c), se le asignará la primer categoría (321). A un orden individual que, en cambio,
registrara a>c>b, se le asignará la categoría segunda (312), un voto con orden individual que
registrara b>a>c, recibirá la tercera categoría (231), y así sucesivamente. Pues bien, cada
permutación lógica recibe la categoría 321. Luego, cada permutación pasa a contrastarse con
los diferentes votos y sus respectivos órdenes individuales. Estos votos, si registran
exactamente la permutación en cuestión, recibirán la máxima categoría. Si en cambio registran
diferencias, recibirán categorías menores. Para dar un caso concreto, supongamos que
tenemos diez votantes, con estos tres órdenes de preferencias: 6 votantes suscriben A>B>C, 3
votantes suscriben B>C>A, y 1 votante suscribe C>A>B. Pues bien, esos votos, dados los
órdenes de preferencias que suscriben, se ubicarán en las siguientes categorías, por cada
permutación lógica.

Tabla 39

Permutación posible Categoría 1º Categoría 2º Categoría 3º Categoría 4º Categoría 5º Categoría 6º


(321) (312) (231) (213) (132) (123)
ABC (321) 6 0 0 3 1 0
ACB (321) 0 6 1 0 3 0
BAC (321) 0 3 6 0 0 1
BCA (321) 3 0 0 1 6 0
CAB (321) 1 0 0 6 3 0
CBA (321) 0 1 3 0 0 6

Una vez que tenemos los votos asignados a cada categoría, en cada permutación lógica,
procedemos a extender la serie de votos, con sus respectivas categorías, de mayor a menor.
Aquella permutación lógica que obtenga la categoría mediana mayor, es la ganadora (Balinski y
Laraki, 2010: 106-107).

Métodos de votación no posicionales

Los métodos posicionales, según vimos, pedían a los votantes que “ordenaran” o posicionaran,
en las papeletas, las alternativas de mayor a menor, según sus preferencias. Existe sin embargo
una clase de sistemas de votación en las que los votantes pueden expresar sus preferencias de
un modo distinto, sin emitir “ordenes” o rankings individuales, pero tampoco pidiéndoles
(como los métodos uni-preferenciales) que voten sólo por una única alternativa. Esta clase de
métodos, llamados “no posicionales”, también puede emplearse para la selección de un
ganador de entre múltiples alternativas simples o complejas. Una de las virtudes de los
métodos no posicionales es que son cognitivamente menos costosos para los votantes (Balinski
y Laraki, 2010: 115). Resulta razonable pensar que un votante puede ordenar cuatro
alternativas, de mayor a menor. Sin embargo, hay razones científicas para pensar que, pasado
el umbral de siete alternativas, la capacidad cognitiva empieza a fallar, lo que obedece a una
saturación de la información (Miller, 1957).

Approval voting

El voto aprobatorio o approval-voting20 es un sistema de votación mediante el cual el votante


puede votar por todas las alternativas que desee. Se suele utilizar en los casos de elecciones
con un único ganador, si bien también puede extenderse a elecciones con múltiples
ganadores. Cada votante puede votar tantas opciones como quiera, y a cada una puede dar
sólo un voto. Esto puede interpretarse como equivalente a decir que cada votante puede
"aprobar" o "desaprobar" cada opción votando o no por ella, de allí el nombre del sistema. La

20
El voto aprobatorio fue empleado durante el período 1294-1621 para la elección de 41 Papas de la Iglesia Católica (Colomer y
McLean, 1998). El sistema incluía, además del voto aprobatorio, el carácter secreto del voto y la regla de los 2/3 para la elección
del Papa. También un sistema de voto aprobatorio fue propuesto, durante la convención de Filadelfia, para la elección del
Presidente de los Estados Unidos, a través de un colegio electoral. La propuesta fue finalmente desechada para dar paso a un
sistema de doble voto (voto para Presidente y Vice-Presidente). En el ámbito académico, el método fue descrito por primera vez en
1977 por John Kellett y Kenneth Mott (“Presidential Primaries: Measuring Popular Choice,” in Polity, Summer 1977), y un año más
tarde por Steven J. Brams and Peter C. Fishburn (“Approval Voting,” American Political Science Review, September 1978).
opción con más votos resulta la ganadora. La ventaja de este método es que permite a los
votantes que expresen tolerancias en lugar de preferencias únicas 21.

El voto aprobatorio puede resultar un método adecuado cuando las múltiples alternativas que
se barajan están divididas en torno a varias cuestiones evaluables a la luz de dimensiones
transversales (cross-cuting dimensions) entre los grupos. Si las dimensiones son transversales,
los grupos enfrentan menores incentivos para la adopción de un voto estratégico. Si, por
ejemplo, los grupos discrepan en torno a tres cuestiones, como quién debe ser el arquitecto,
qué tipo de puente construir, y dónde ubicarlo, y cada uno de los grupos considera prioritaria
una de las cuestiones, mostrando indiferencia respecto de las demás, entonces las demás
cuestiones pueden cruzarse con la cuestión prioritaria irrenunciable de cada grupo. De este
modo, cada grupo puede emitir un voto aprobatorio respecto de las combinaciones que recibe
su opción preferida con arreglo a las cuestiones no prioritarias. Por ejemplo, el primer grupo
puede considerar prioritaria la cuestión “tipo de puente” (y preferir, con carácter irrenunciable,
el puente romano a un puente de cemento); el segundo grupo puede considerar prioritaria la
cuestión Arquitecto (y preferir con carácter irrenunciable el arquitecto A al arquitecto B); y
finalmente el tercer grupo considerar prioritaria la cuestión “lugar de construcción” (y preferir
con carácter irrenunciable el lugar X al lugar Y). En ese caso, los votantes del primer grupo
podrán emitir un voto aprobatorio por todas las cuestiones alternativas no prioritarias, siempre
que incluyan el puente romano; los votantes del segundo grupo podrán actuar del mismo
modo siempre que las cuestiones alternativas no prioritarias incluyan el arquitecto A, y el
tercer partido obrará igual siempre que las cuestiones alternativas incluyan el lugar X. Si todos
emiten un voto aprobatorio en relación con las demás cuestiones, entonces saldrá ganador el
mínimo común denominador.

A-C-Y

R-A-Y A-C-X

R-A-X

R R-B-Y
R-B-X X-C-B C

Ahora bien, esta presunta virtud del voto aprobatorio funciona sólo cuando las cuestiones
pueden cruzarse en dimensiones transversales. Si en cambio las múltiples alternativas se
estructuran en torno a dimensiones no transversales, en virtud de las cuales cada grupo
considera que la particular combinación de dimensiones de su alternativa es la mejor con
exclusión de las demás, las partes tienen incentivos para votar únicamente por la alternativa
que prefieren. Si por ejemplo, una parte considera irrenunciable la combinación R-B-Y, otra
parte la combinación C-B-X, y la tercera parte la combinación C-A-Y, entonces no habrá
incentivos para emitir un voto aprobatorio respecto de combinaciones alternativas. Si cada
votante utiliza esta táctica, la elección se convierte en una elección “Gana el que más votos
relativos tenga". Y si todos los votantes adoptan esta estrategia, sigue siendo posible que
21
Algunos estudiosos de las Ciencias Políticas consideran que esto es una ventaja, especialmente para las elecciones a
representantes en las que optar mayoritariamente por los candidatos aceptables es más importante que hacerlo por candidatos
que generan dinámicas de polarización entre los electores. El voto aprobatorio se suele proponer como mecanismo apropiado
cuando está en juego un solo escaño, como la elección de presidente, o diputados en distritos uninominales. En todo caso, debe
tenerse en cuenta que estas ventajas deben sopesarse con la propensión del voto aprobatorio a incentivar la proliferación de
candidaturas.
termine saliendo ganador un Perdedor Condorcet, esto es, una alternativa que es considerada
la peor por una mayoría absoluta de votantes, precisamente una de las situaciones que el voto
aprobatorio pretendía conjurar22.

Si la transversalidad de las cuestiones es parcial, los grupos con cuestiones cruzadas pueden
alinearse entre ellos sin necesidad de renunciar a alguna de sus alternativas. Así, por ejemplo,
un grupo puede considerar irrenunciable R-A, mostrándose indiferente respecto del lugar de
construcción. Otro grupo puede considerar irrenunciable R-Y, mostrando indiferencia con
respecto al arquitecto. Y un tercer grupo puede considerar irrenunciable el puente de cemento.
En ese caso, los dos primeros grupos pueden emitir un voto aprobatorio respecto de las
dimensiones cruzadas que son consideradas aceptables, y excluir todas aquellas alternativas
que contengan C (Figura 5). Si todos los grupos que apoyan las alternativas con dimensiones
cruzadas son minoritarios, pero en conjunto conforman una mayoría absoluta, el voto
aprobatorio les permite presentar las tres alternativas y votar por ellas, con exclusión de
aquella que consideran inaceptable23.

R-A-X

R-A-Y C

R-B-Y

Voto acumulativo

El voto acumulativo consiste en otorgar, a cada votante, un número específico de votos, que
puede repartir como mejor le parezca entre las diferentes alternativas. Por ejemplo, si cada
votante posee 5 votos, y existen cinco alternativas, el votante puede escoger entre adjudicar
los cinco votos a una sola alternativa, o instrumentar algún esquema de reparto (por ejemplo,
dar 3 votos a una alternativa y 2 a otra, o 1 voto a cada una). La alternativa con mayor número
de votos resulta la ganadora.

Uno de los problemas del voto acumulativo ofrece un mayor margen para que se produzcan
situaciones de empate, dado que resulta imprevisible cómo se van a repartir los votos. Su
grado de decisividad es, en ese sentido, menor que el de otros sistemas de votación. En cuanto
al cometido de rastreo de la verdad, se puede esgrimir que el voto acumulativo da un mayor
espacio –asumiendo que los participantes suscriben preferencias epistémicas sinceras- para
que cada persona adjudique sus votos con arreglo a sus creencias subjetivas sobre la verdad
probable de cada alternativa. Si, por ejemplo, un votante cree que la alternativa A es mejor con
un grado de verdad probable de 0,8, y posee diez votos a repartir, entonces podrá destinar 8
votos a esa alternativa, dejando los otros dos para el resto. El problema es que el voto
acumulativo, en la práctica, es vulnerable a la manipulación estratégica de las preferencias,
convirtiendo en ilusoria la asignación de votos en congruencia con los grados de verdad
subjetiva probable de cada votante. Si, por ejemplo, un votante cree que A posee un valor de
verdad probable de 0,6, frente a B y a C, que reciben respectivamente 0,3 y 0,1; frente a la
22
Es interesante ver en cualquier caso que un sistema de mayoría relativa puro agravaría la probabilidad de que saliera ganando un
Perdedor Condorcet, al no permitir siquiera la posibilidad de emitir un voto aprobatorio por segundas o terceras preferencias.
23
Laslier y Van der Straeten (2002) mostraron, por ejemplo, que el voto aprobatorio, de haberse instrumentado, no hubiera
llevado al mismo resultado en las votaciones en la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas de 2002. En ella, los
ganadores fueron Chirac y Le Pen. En el caso de haberse utilizado el voto aprobatorio, los ganadores hubieran sido Chirac y Jospin,
ya que algunos votantes de Le Pen y de Jospin habrían emitido un doble voto aprobatorio a Chirac, y los votantes de Chirac un
doble voto aprobatorio a Jospin.
posibilidad de que B pueda salir ganadora, en virtud de que otros la consideran mejor, tendrá
incentivos para asignar la totalidad de votos a A y ningún voto a B y a C, con lo cual la
asignación de votos no traducirá las creencias subjetivas de las personas sobre la verdad
probable de las alternativas.

Desde otro punto de vista, hay que decir el voto acumulativo concede ventaja a las alternativas
polarizadas, aquellas que se prefieren con exclusión de las demás, y que no admiten segundas
opciones mejores. Supongamos que 8 de los once votantes se debate entre las cuatro
alternativas, pero 3 votantes extremistas prefieren una quinta alternativa radical. Si cada
votante posee, supongamos, 10 votos, estos tres votantes otorgaran 10 votos a su alternativa
preferida, a resultas de lo cual la alternativa radical recibirá 30 votos. El resto de los votantes,
sin embargo, distribuye sus votos entre las cuatro alternativas razonables, en virtud de lo cual
cada alternativa recibirá 20 votos cada una. El resultado es que un grupo de extremistas
impone su preferencia sobre un grupo de personas razonables.

Método mejor-peor (best-worst Methods)

Otro método no posicional es el método “mejor-peor”. Bajo este método, las personas votan
sólo por la mejor y la peor alternativa, de un conjunto N de alternativas. La alternativa
ganadora es aquella que obtiene la mayoría relativa de votos netos, esto es, una vez que se
computa, por cada una de ellas, la diferencia entre los votos “mejor” y los votos “peor” (véase
Louviere y Wordworth, 1990, Marley, 2009, García Lapriesta 2009). Existen variantes de este
método, según por cuántas alternativas se pueda votar. Una variante común es la de votar por
las “dos” mejores y “dos” peores alternativas: la ganadora, otra vez, es aquella que obtenga el
mayor número de votos netos.

Voto bipolar

El voto “bipolar”24 es similar al método “mejor-peor”, sólo que, a diferencia de éste último, los
votantes pueden optar por votar sólo por su opción más preferida, sólo por su opción menos
preferida, o por ambas a la vez en una misma papeleta. El método para computar al ganador es
idéntico al del método mejor-peor: aquel que obtenga la mayor cantidad de votos netos es el
ganador. Una de las virtudes del voto bipolar es la de neutralizar las visiones o perspectivas
más extremistas y conducir a candidatos situados en el centro (Sifry, 2013).

Voto promedio (Range voting)

El range voting o voto de escala, es un sistema que intenta introducir grados o valores de
discriminación en las preferencias de los votantes. Quienes propugnan este método sostienen
que los sistemas anteriores resultan mecanismos toscos de captación de las preferencias de los
votantes, porque aún cuando los votantes ordenen las alternativas, con sólo jerarquizar las
alternativas no sabemos si la distancia (en términos de valor de verdad probable, si adoptamos
una perspectiva epistémica, o de intensidad de preferencias si adoptamos una posición más
utilitarista) que separa a la primera de la segunda es la misma que la separa a la segunda de la
tercera. Tal vez el votante prefiere A a B, y B a C, pero la confianza en la preferencia de A frente
a B es dos veces superior a la confianza en preferencia de B frente a C. El range voting permite
captar esos grados de confianza en las preferencias, introduciendo escalas numéricas u
ordinales en las preferencias de los votantes.

24
Este sistema fue propuesto por primera vez por Daniel Ferguson, físico del MIT, y Theodore Lowi, politólogo de la Universidad de
Cornell y primer presidente de la American Political Science Association (Sifry, 2013).
En este sistema cada votante califica a cada alternativa con arreglo a una escala concreta, por
ejemplo, de 0 a 99, o de 1 a 5. Todas las alternativas deben ser calificadas a la luz de esa misma
escala, que funciona como un lenguaje común o parámetro externo intersubjetivo de los
votantes. Los puntajes que recibe cada alternativa son sumados, y aquella que obtenga el
mayor puntaje promedio es la ganadora25. A los votantes se les puede permitir abstenerse de
calificar ciertas alternativas. En ese caso, se considera por defecto que los votantes han
adjudicado a dichas alternativas el menor puntaje posible.

Uno de los problemas del “range voting” es que es vulnerable a la manipulación estratégica de
las calificaciones, por parte de los votantes. En efecto, supongamos que tenemos tres
alternativas, A, B y C, y cinco votantes que deben calificar las mismas con un puntaje del 1 al
10. El primer votante calificaría, según sus creencias sinceras, a A con un 10, a B con un 5, y a C
con un 1. El segundo calificaría sinceramente a A con un 7, a B con un 8, y a C con un 2. Y el
tercero calificaría a A con un 5, a B con 6, y a C con un 2.

Tabla 40

A B C
1er votante 10 5 1
2do votante 7 8 2
3er votante 5 8 2
4to votante 10 5 2
5to votante 5 8 2
Puntaje promedio 7,4 7 1,8

La suma de los puntajes, en caso de que los participantes califiquen de manera sincera las
alternativas, arrojaría el siguiente resultado: A sería la ganadora, con un puntaje promedio de
7,4; B con un puntaje promedio de 7, y C con un puntaje promedio de 1,8. Sin embargo, tres de
los participantes (una mayoría absoluta) consideran que B es mejor que A, por lo que, de saber
que A iba a recibir una calificación tan alta por parte de dos votantes, habrían decidido
infravalorar falsamente a A y sobreestimar el valor de B.

Juicio Mayoritario

El método denominado juicio mayoritario26 pide a los votantes que califiquen las alternativas
con arreglo a alguna escala cardinal o numérica, u ordinal o de grados (como la de muy bueno,
bueno, regular, malo y muy malo, o algún otro adjetivo), y selecciona aquella alternativa que
obtenga el puntaje (o la categoría ordinal) mediana superior. Aunque el range voting se puede
utilizar para escoger múltiples ganadores o incluso simplemente como mecanismo de
información de las preferencias de los votantes respecto de diferentes alternativas hipotéticas

25
Los primeros en utilizar un sistema de range voting fueron los venecianos, que escogían al Dogo votando en una escala de 1 a 3
(Lines, 1986; Mowbray y Gollman, 2007).
26
Este método ha sido en 2007 concebido por Michel Balinski y Rida Laraki (profesores de la Ecóle Polytecnique de París al
momento de escribirse este texto). Francis Galton (1822-1911) cuenta como uno de los pioneros más reputados de este método.
Galtón, además inglés, fue antropólogo, geógrafo, inventor, matemático, explorador, psicólogo, meteorólogo, y por sobre todas las
cosas, una mente ávida de conocimientos. Galton había participado, en 1907, de un juego de apuestas en Plymouth, en la que los
participantes competían por estimar el peso de un buey. Aquel que más se acercaba al peso exacto, ganaba la apuesta. Algunos
participantes eran expertos en pesaje de animales (granjeros, carniceros), mientras que otros sólo se guiaban por la intuición. En
esa experiencia, Galton se dió cuenta que el la cifra mediana estimada (“middlemost”) por los participantes era una cifra bastante
acertada del peso real del buey, en ocasiones mejor que el peso estimado por los expertos. La experiencia le llevó a pensar que
bajo ciertas circunstancias los grupos se desempeñan relativamente bien, mejor incluso que los individuos más inteligentes que los
componen. Y llegó a la conclusión de que así como la apuesta mediana es un buen predictor del peso real, el voto mediano –
cuando los votantes pueden calificar las propuestas- es un buen predictor de los méritos de las cuestiones políticas en juego
(Galton, 1907, p 450).
(sobre diversos asuntos comunes) 27, aquí vamos a considerar su aplicación para la elección de
un sólo ganador entre múltiples alternativas.

El uso de la mediana está dirigido, precisamente, a evitar o minimizar la expresión insincera de


preferencias por razones estratégicas. En efecto, utilicemos el mismo ejemplo anterior, en el
que 5 votantes califican 3 alternativas a la luz de una escala del 1 al 10.

Tabla 41

A B C
1er votante 10 5 1
2do votante 7 8 2
3er votante 5 8 2
4to votante 10 5 2
5to votante 5 8 2
Puntaje mediano 7 8 2

Si utilizamos la mediana y no el promedio, veremos que el ganador, en este caso, es la


alternativa B. Pero no sólo eso: cualquier intento, por parte del primer y cuarto votante (que
prefieren A como primera opción), de expresar preferencias insinceras, de cara a perjudicar a B,
resultaría frustrado. Aún cuando otorgaran un puntaje de 10 a la alternativa A, y un 0 a la
alternativa B, no lograrán eliminar el puntaje mediano de B, que seguirá siendo 8.

Tabla 42

A B C
1er votante 10 0* 1
2do votante 7 8 2
3er votante 5 8 2
4to votante 10 0* 2
5to votante 5 8 2
Puntaje mediano 7 8 2
*expresión insincera de preferencias

Pero lo inverso no sucede. Si los tres votantes que prefieren B a A, decidieran infravalorar
falsamente a A, otorgándole un puntaje de 0, entonces sí terminarían perjudicando a A, ya que
ahora el puntaje mediano de A pasaría a ser 0. Pero, con que sólo uno de ellos vote de manera
sincera, la calificación de este voto resultará ser el puntaje mediano. Esto muestra que, aún
cuando las mayorías absolutas, conscientes de su condición de mayoría, no necesiten
preocuparse por la expresión insincera de las preferencias de las minorías en un sistema de
juicio mayoritario, éstas sí pueden perjudicar la valoración de las alternativas minoritarias sólo
si actúan coordinadamente. Pero, en condiciones en las que las mayorías se saben mayorías
absolutas, los incentivos para infravalorar a las alternativas minoritarias son mucho menores.
Además, siempre está el riesgo de que un miembro de la mayoría vote sinceramente respecto
de las demás alternativas, con lo que la planificación estratégica terminará fracasando. Esto

27
En el año 2004, como parte de una iniciativa de la cooperativa Karma Food, de Toronto, una cooperativa dueña de un mercado
de alimentos que aspira a que sus miembros tengan control de la producción y calidad de lo que allí se vende. Su presidente, Jason
Diceman, introdujo las denominadas “dotmocracy sheets”, en las que a los miembros y clientes se los invitaba a escribir ideas y
propuestas de mejora y luego a calificar cada una de ellas con un mayor o menor número puntos (dots), según el nivel de
aprobación de las mismas. El range voting en este caso no obliga al votante a calificar todas las alternativas, ni siquiera a comparar
las alternativas entre sí, ya que ellas pueden versas sobre temas que no están en absoluto relacionados. La cooperativa publicó
más tarde un informe sobre “Dotdemocracy” en la que explica el funcionamiento y los resultados de su iniciativa (véase Karma
Coop, 2004). Algunas aplicaciones de esta idea pueden encontrarse en http://dotmocracy.org
muestra que el sistema de juicio mayoritario, aún cuando no sea a prueba de manipulación
estratégica, sí minimiza la probabilidad de que la misma acaezca.

Ahora bien, imaginemos que tenemos 21 votantes, que califican tres alternativas del siguiente
modo:
Tabla 43

Votantes A B C
1 votante 10 5 1
7 votantes 10 1 5
7 votantes 1 10 5
6 votantes 1 5 10
Puntaje promedio 4,4 5,3 6,2
Puntaje mediano 1 5 5

En este ejemplo, existe un empate preliminar entre la alternativa B y C, dado que ambas
vencen a A y obtienen un puntaje mediano de 5. La manera de desempatar es fácil: se
eliminan, de ambos órdenes, los puntajes medianos de los órdenes de manera sucesiva, hasta
dar con algún valor diferencial.. Así, la serie de puntajes obtenidos por B y C son las siguientes:

B: 1, 1, 1, 1, 1, 1, 1, 5, 5, 5, 5*, 5, 5, 5, 10, 10, 10, 10, 10, 10, 10

C: 1, 5, 5, 5, 5, 5, 5, 5, 5, 5, 5*, 5, 5, 5, 5, 10, 10, 10, 10, 10, 10

*puntaje mediano

Acto seguido, se eliminan los puntajes medianos equivalentes en ambas series:

B: 1, 1, 1, 1, 1, 1, 1, 5, 5, 5, 5*, 5, 5, 5, 10, 10, 10, 10, 10, 10, 10

C: 1, 5, 5, 5, 5, 5, 5, 5, 5, 5, 5*, 5, 5, 5, 5, 10, 10, 10, 10, 10, 10

Se obtiene así la serie remanente con los puntajes medianos remanentes:

B: 1, 1, 1, 1, 1, 1, 1, 10, 10, 10, 10, 10, 10, 10

C: 1, 5, 5, 5, 5, 5, 5, 5, 10, 10, 10, 10, 10, 10

En este caso, la mediana es el puntaje medio entre 1 y 10 del orden B, y el puntaje medio entre
5 y 5, del orden C. La alternativa ganadora es B, que tiene un puntaje mediano remanente de
5,5.

Ahora bien, es interesante ver que si, de entre los 6 votantes que calificaron a B con 5 puntos, a
C con 10, y a A con 1, cuatro de ellos cambiaran estratégicamente los puntajes, y calificaran a B
con 4 puntos (manteniendo los puntajes dados a C y a A), entonces lograrían que saliera
ganadora C, lo que muestra que el juicio mayoritario no está blindado a la distorsión
estratégica de preferencias. Ahora bien, para lograr transformar el resultado a su favor, los
cuatro votantes deben acordar entre ellos votar de una manera univoca, algo resulta costoso.
Por eso, en el juicio mayoritario, los votantes individuales pueden transformar los resultados
finales a su favor, expresando preferencias insinceras, sólo si son pivotales en relación con el
cómputo del puntaje mediano.
Métodos mixtos

Junto con los métodos posicionales y no posicionales, tenemos los métodos “mixtos”, que
combinan un método de votación no posicional, con algún método de votación no posicional.
Aquí voy a referir cuatro métodos mixtos en particular: dos métodos de única instancia: el
preference-approval voting (Brams y Sanver, 2006), el fallback voting (Brams y Sanver, 2006), y
dos métodos de doble instancia: el Approval-majority judgement, y el Approval-Copeland. En
los dos primeros, los participantes votan sólo una vez. Los dos segundos, en cambio, son
métodos bi-instanciales, es decir, requieren de dos fases o momentos distintos de votación. Por
razones de espacio, sólo haré una breve descripción de los mismos.

Preference-approval voting

El método preference-approval combina el voto aprobatorio (approval-voting) con el método


Condorcet. A los votantes se les pide que, además de ordenar las alternativas por orden de
preferencia, identifiquen aquellas que desaprueban, fijando una línea entre las alternativas
aprobadas y las desaprobadas. Por ejemplo, un votante puede emitir el siguiente orden de
preferencias A>B I C>D. Ello significa que aprueba sólo las alternativas A y B (desaprobando el
resto), y entre las aprobadas, que prefiere A sobre B. La línea vertical I indica la frontera entre
las alternativas aprobadas y las desaprobadas. Así, un votante puede aprobar todas, o aprobar
sólo una de las alternativas. La selección del ganador se ajusta a las siguientes dos reglas:

1. Si ningún candidato, o exactamente un sólo candidato, recibe una mayoría absoluta de votos
aprobatorios, entonces el ganador Preference-Approval es el que sería ganador bajo el
Approval Voting simple (es decir, aquella alternativa que recibe la mayoría de votos
aprobatorios).

2. Si dos o más candidatos reciben una mayoría absoluta de votos aprobatorios, entonces
tenemos dos supuestos: a) Si uno de estos candidatos gana al resto de alternativas aprobadas
en comparaciones por pares, entonces es el ganador Preference-Approval (aún cuando no sea
el ganador bajo el approval voting ordinario o incluso la alternativa con menos votos
aprobatorios). Si, en cambio, b) no existe ninguna alternativa aprobada por mayoría absoluta
que gane al resto de alternativas aprobadas en comparaciones por pares, entonces el ganador
es aquella alternativa que recibe más votos aprobatorios (es decir, el ganador es equivalente al
ganador bajo el approval voting ordinario).

Este método no asegura que salga siempre escogido el ganador Condorcet. Consideremos por
ejemplo el siguiente escenario:

I. 1er votante: a b | c
II. 2do votante: b | a c
III. 3er votante: c | a b

El candidato b es el ganador Approval Voting, ya que ha sido aprobado por dos de los 3
votantes, mientras que los candidatos A y C han sido aprobados sólo por un votante cada uno.
Sin embargo, A es el ganador Condorcet.

O consideremos el siguiente escenario:

I. 1er votante: a b c | d
II. 2do votante: b c | a d
III. 3er votante: d | a c b
Las alternativas B y C alcanzan una mayoría absoluta de votos aprobatorios (y empatan en
cantidad de votos aprobatorios). Dado que B gana a C en comparaciones por pares, éste es el
ganador preference-approval. Sin embargo, el ganador Condorcet es A, que no ha alcanzado la
mayoría absoluta de votos aprobatorios y por eso ha sido descartado del cómputo.

O, finalmente, consideremos el siguiente escenario:

I. 1er votante: d a b c | e
II. 2do votante: d b c a | e
III. 3er votante: e | d c a b
IV. 5to votante: a b c | d e
V. 6to votante: c | b a d e

Los candidatos A, B y C alcanzan la mayoría absoluta de votos aprobatorios, y entre ellos se


verifica un ciclo: A>B>C>A. El candidato con mayor cantidad de votos aprobatorios es C (con
cuatro votos). Sin embargo, el candidato D es el ganador Condorcet, que ha sido descartado del
cómputo por no alcanzar la mayoría absoluta de votos aprobatorios.

Fallback Voting

Este método, propuesto por Brams y Sanver (2006) es una mezcla de voto aprobatorio con el
método Bucklin. Así, los votantes ordenan, de mayor a menor, solo las alternativas que
aprueban. Es decir, los votantes bien pueden escoger una sola alternativa, o dos, o las que
deseen, pero si escogen más de una, deben ordenarlas de mayor a menor. Para computar el
ganador, se consideran primero las alternativas situadas en el nivel superior de cada orden
individual, es decir, las primeras preferencias. Si alguna alternativa recibe una mayoría absoluta
de votos en las primeras preferencias, es la ganadora. Si ninguna alternativa recibe una mayoría
absoluta, se pasa a considerar las segundas preferencias de cada orden individual, y se suman
los votos que recibe cada alternativa en este segundo nivel, a los ya recibidos en las primeras
preferencias. Si alguna alternativa alcanza una mayoría absoluta de votos, es la ganadora. Si
ninguna lo consigue, se pasa al tercer nivel, y se procede del mismo modo, hasta que alguna
alternativa consiga la mayoría absoluta de votos (para el caso, el número de votos requeridos
siempre se mantiene constante). Si existen dos o más alternativas que consiguen esa mayoría,
entonces la ganadora es aquella que obtenga la mayor cantidad de votos aprobatorios. Si, al
descender sucesivamente a través de los niveles, ninguna alternativa alcanza la mayoría, la
ganadora será aquella que reciba la mayoría relativa de votos aprobatorios.

Approval-majority judgment voting

Este método, que puede ser útil hay que elegir una entre un número amplio de alternativas,
consiste en emplear, en una primera fase, el voto aprobatorio, a fin de seleccionar un número
reducido de alternativas. En una segunda fase, los votantes deben “calificar” las alternativas
seleccionadas en la primera fase: aquella que reciba la calificación mediana mayor, es la
ganadora.

Para que este método funcione debidamente, es importante establecer un “umbral” de votos,
por debajo del cual las alternativas quedarían descartadas para la segunda fase. Si el umbral de
votos aprobatorios es del 50%, entonces todas aquellas alternativas que reciban más de 50
votos aprobatorios, pasarán a la segunda fase. Si, en cambio, queremos ser más permisivos, se
puede establecer un umbral menor, como el 40% o el 45%. Si sólo una alternativa alcanzara el
umbral de votos, entonces no habría segunda fase, y ésta sería la ganadora.
II. Evaluando la capacidad de rastreo de la verdad: el enfoque de la máxima verosimilitud

Desde un punto de vista histórico, los trabajos de Condorcet son importantes no sólo por
concebir un método singular de toma de decisiones (el método Condorcet), sino porque
representa una de las más tempranas aplicaciones de lo que hoy llamamos “contrastación
estadística de hipótesis”. La contrastación estadística de hipótesis consiste en inferir, de una
muestra de observaciones, cuál de los diversos estados de la naturaleza (inobservables) resulta
más probable de ser verdadero. Aplicado a los métodos de toma de decisiones, ello equivale a
decir que, de una muestra de votos, buscamos inferir cuál de las alternativas, o cuál ranking de
alternativas, es más probable de ser verdadero, dado que el valor de verdad de éstos nos es
desconocido. Este enfoque se conoce como la “estimación de la máxima verosimilitud”
(máximum likelihood estimation). Todo lo que necesitamos, para llevarlo a cabo, es un modelo
teórico que explique cómo las cantidades observables (en nuestro caso, los votos) dependen
probabilísticamente del estado de la naturaleza inobservable (la alternativa mejor, o el ranking
mejor).

Condorcet asumió, primero, que en cualquier comparación por par (pairwise comparison) cada
votante escogerá la mejor alternativa con una probabilidad fija p, que es superior a 1/2 e
inferior a 1, y es igual en todos los votantes. Segundo, asumió que el juicio de cada votante
respecto de cada comparación por par, es independiente del juicio que tenga sobre cualquier
otro par. Finalmente, asumió que el juicio de los votantes es estadísticamente independiente
de los juicios de los demás votantes.

Consideremos esta tabla de votantes con los siguientes órdenes de preferencias individuales:

Tabla 44

1v 4v 1v 3v
1º A C E E
2º B D A A
3º C B D B
4º D E B D
5º E A C C

La tabla de comparaciones por pares es la siguiente:

Tabla 45

A B C D E
A contra 5 5 5 1
B contra 4 5 4 5
C contra 4 4 5 5
D contra 4 5 4 5
E contra 8 4 4 4

Condorcet quiso estimar, en su trabajo, el orden de preferencias (o ranking) más probable de


ser verdadero (Young, 1986). Supongamos que el ranking verdadero es ABCDE –A primero, B
segundo, C tercero, D cuarto, y E quinto. Un voto a favor de A por sobre B ocurrirá con una
probabilidad p, y un voto a favor de B sobre A ocurrirá con una probabilidad menor,
equivalente a 1-p. Por la misma razón, un voto a favor de A sobre C ocurrirá con una
probabilidad p, y un voto a favor de C sobre A ocurrirá con una probabilidad 1-p. Pues bien, la
probabilidad combinada de observar los 90 votos individuales de las comparaciones por pares
es:

x x x

A vs. B A vs. C A vs. D A vs. E

x x

B vs. C B vs. D B vs. E

x x

C vs. D C vs. E

D vs. E

Si, en cambio, asumiéramos que el ranking verdadero es EABCD, la probabilidad combinada de


observar los 90 votos individuales de las comparaciones por pares es

x x x

A vs. B A vs. C A vs. D A vs. E

x x

B vs. C B vs. D B vs. E

x x

C vs. D C vs. E
x

D vs. E

La manera de computar el coeficiente de verosimilitud es idéntica para todos los rankings


lógicamente posibles. El objetivo consiste, precisamente, en maximizar el coeficiente de
probabilidad tanto como sea posible.
Tabla de coeficientes de verosimilitud

Coeficiente
Permutación
P45 (1-p)45
L (abcde)

L(bcdea) P49 (1-p)41

L(bcead) P49 (1-p)41

… …

L(beacd) P49 (1-p)41

L(cdbea) P49 (1-p)41

L(cdeab) P49 (1-p)41

… …

L(dbcea) P49 (1-p)41

L(dbeac) P49 (1-p)41

… …

L(deabc) P49 (1-p)41

… …

L(eabcd) P49 (1-p)41


… …

L(eacdb) P49 (1-p)41

L(eadbc) P49 (1-p)41

120 permutaciones … …

L(edcba) P45 (1-p)45

Para cada ranking, el exponente p es la suma de todos los votos de las comparaciones por
pares que están de acuerdo y se ajustan al ranking asumido como verdadero, y el exponente
de (1-p) es la suma de todos los votos de las comparaciones por pares que están en
desacuerdo con dicho ranking. Asumiendo que p > 1/2, se sigue que el ranking más probable
de ser verdadero es aquel con el exponente p más alto. En el ejemplo anterior, hay once
rankings que maximizan el mismo coeficiente máximo de verosimilitud (bcdea, bcead, beacd,
cdbea, cdeab, dbcea, beac, deabc, eabcd, eacdb, eadbc y edcba). El resultado es equivalente a
aplicar el método Kemeny, que arrojaría un empate entre esos once rankings diferentes. De
acuerdo con esto, puede decirse que el método Kemeny es el que maximiza la probabilidad de
arrojar un orden de preferencias colectivo verdadero (Young, 1986, 1988)28.

Ahora bien, es importante darse cuenta que el método Kemeny equivale a obtener el
coeficiente de máxima verosimilitud de los rankings, pero no de las alternativas. Si se tratara
sólo de buscar al coeficiente de máxima verosimilitud de las alternativas, entonces el cálculo
de la máxima verosimilitud se reduciría a comparar la probabilidad combinada de que
ocurrieran los votos recibidos por cada alternativa en cada comparación por par que ésta
interviene, asumiendo distintos valores de verdad. Por ejemplo, si asumimos que A es
verdadera, el coeficiente de verosimilitud de A, dada la muestra de votos, es el siguiente:

x x x

A vs. B A vs. C A vs. D A vs. E

Si en cambio asumimos que B es verdadera, el coeficiente de verosimilitud de B es:

x x

B vs. A B vs. C B vs. D B vs. E

28
Los resultados son idénticos si, en vez de utilizar el enfoque de máxima verosimilitud, empleamos un
enfoque bayesiano de cálculo de la probabilidad (Young, 1995).
=

Y el de E, asumiendo que E es verdadera, sería el siguiente:

x x x

E vs. A E vs. B E vs. C E vs. D

De esta comparación, surge que E equivale al modelo que maximiza el coeficiente de


verosimilitud de la mejor alternativa. Si nos detenemos brevemente a evaluar la manera en
que calculamos el coeficiente, nos daremos cuenta que consiste en tomar cada alternativa, y
multiplicar el exponente de p y de (1-p) en cada comparación por par de ésta frente a las
demás (lo que es equivalente a sumar los votos que recibe cada alternativa en cada
comparación por par), a fin de buscar aquella alternativa que maximiza el producto de los
exponentes (lo que es equivalente a buscar aquella alternativa que maximiza la suma de votos
de las comparaciones por pares). Esto es equivalente a buscar el ganador Borda. Por
consiguiente, si se trata de maximizar la probabilidad de encontrar la mejor alternativa, el
método Borda es el criterio que ofrece la máxima verosimilitud (Young, 1986, 1988).

Máxima verosimilitud (mayoritaria) grupal

Ahora bien, es importante observar que el cálculo de la máxima verosimilitud recién expuesto
intenta inferir la máxima probabilidad de que un voto individual escoja la alternativa correcta, o
el ranking correcto, dada una determinada muestra de votos. Vimos, en ese sentido, que el
método Kemeny certifica la máxima probabilidad individual de escoger el ranking correcto,
mientras que el método Borda certifica la máxima probabilidad individual de escoger la
alternativa correcta.

Sin embargo, hay que preguntarse si, en política, esta manera de proceder es adecuada,
teniendo en cuenta que lo que buscamos es maximizar la probabilidad de que las mayorías
acierten. Está suficientemente estudiado que, asumiendo una serie de condiciones (que la
probabilidad individual de acertar es superior a 1/2, que las alternativas son dos, y que el juicio
de cada uno sea estadísticamente independiente del juicio de los demás), la probabilidad de
que un grupo escoja, por mayoría absoluta de votos, la mejor alternativa, es siempre superior a
la probabilidad individual de escogerla. O dicho de otro modo: la probabilidad de que un
individuo seleccionado por azar escoja la mejor alternativa es siempre inferior a la probabilidad
de que un sub-grupo seleccionado por azar (del conjunto de la población) escoja la mejor
alternativa. Esta premisa es el resultado de un teorema que cuenta con poderosas pruebas
matemáticas y con numerosas pruebas empíricas, y vale la pena preguntarse a qué nos
compromete a la hora de llevar a cabo el cálculo de máxima probabilidad. Si la probabilidad
grupal de que una mayoría acierte es superior a la probabilidad de que un individuo acierte,
¿por qué entonces no intentar maximizar la probabilidad grupal, y no la probabilidad
individual? En vez de preguntarse cuál sería la probabilidad individual, dada una muestra de
votos, de escoger el mejor ranking, o la mejor alternativa, en política resulta más apropiado
preguntarse cuál sería la probabilidad de que un grupo escoja por mayoría la alternativa
correcta, o el ranking correcto, de una muestra de decisiones mayoritarias de diferentes
grupos.

Si partimos de estas premisas, entonces el cálculo de máxima verosimilitud procede de manera


distinta: en vez de tener en cuenta los votos individuales que recibe cada alternativa en cada
comparación por par, tenemos en cuenta sólo la decisión mayoritaria para cada alternativa en
cada comparación por par. Ello significa que nuestra tabla de comparaciones por pares se
transforma de tal manera que pasamos a considerar en ella sólo las decisiones mayoritarias
(donde 1 es la decisión de una mayoría a favor de una determinada alternativa, y 0 es el voto
de una mayoría en contra de una alternativa):

Tabla 45

A B C D E
A contra 5 5 5 1
B contra 4 5 4 5
C contra 4 4 5 5
D contra 4 5 4 5
E contra 8 4 4 4

A B C D E
A contra 1 1 1 0
B contra 0 1 0 1
C contra 0 0 1 1
D contra 0 1 0 1
E contra 1 0 0 0

Con esta nueva tabla, procedemos a hacer el cálculo de máxima probabilidad mayoritaria
grupal de acertar. Así, si queremos maximizar la probabilidad de que un grupo escoja el
ranking correcto, y asumimos que el ranking correcto es ABCDE, entonces el cálculo de
máxima verosimilitud mayoritario-grupal es el siguiente:

x x x

A vs. B A vs. C A vs. D A vs. E


x x

B vs. C B vs. D B vs. E

x x

C vs. D C vs. E

D vs. E

Calculamos del mismo modo el coeficiente de verosimilitud para los demás rankings posibles, y
seleccionamos aquel que maximiza el coeficiente. En nuestro ejemplo, los resultados arrojan
que existen tres rankings con un coeficiente idéntico de máxima probabilidad mayoritaria-
grupal: ABCDE, ACDBE, y ADBCE, los tres con un coeficiente de probabilidad de

Ahora procedamos a calcular el coeficiente de máxima verosimilitud mayoritaria grupal de la


mejor alternativa. El cálculo, en este caso, es sensiblemente distinto al anterior, ya que sólo
debemos multiplicar los coeficientes de verosimilitud de cada alternativa en cada comparación
por par en la que ésta aparece, asumiendo que dicha alternativa es la correcta. Si, por ejemplo,
asumimos que la mejor alternativa, es A, su coeficiente de verosimilitud es:

x x x

A vs. B A vs. E
A vs. C A vs. D

Procedemos a calcular los coeficientes de verosimilitud mayoritaria-grupal de las demás


alternativas, y seleccionamos la alternativa que maximiza dicho coeficiente. El resultado es que
la alternativa A, que era la primera alternativa del ranking con máxima probabilidad
mayoritaria grupal, es también la alternativa que exhibe el máximo coeficiente de verosimilitud
mayoritaria grupal.
Obsérvese que, en este caso, llegamos al coeficiente de verosimilitud mayoritaria grupal
multiplicando los exponentes de probabilidad de cada alternativa en cada comparación por
par, lo que es equivalente a sumar las victorias y derrotas de cada alternativa en cada
comparación por par, lo que es igual a aplicar el Método Llull/Copeland. Luego, el método
Llull/Copeland es el método que maximiza la verosimilitud mayoritaria grupal, tanto para
escoger el mejor ranking, como para escoger la mejor alternativa.

Los resultados indican que, dependiendo de qué sea lo que busquemos maximizar, si a) la
probabilidad de que un individuo escoja el ranking correcto, o b) la alternativa correcta o, en
cambio, buscamos maximizar c) la probabilidad de que un grupo escoja por mayoría la
alternativa mejor, o el mejor ranking, entonces tendremos a mano distintos métodos óptimos:
el método Kemeny es óptimo para maximizar la probabilidad individual de escoger el ranking
correcto, el método Borda lo es para maximizar la probabilidad de escoger la alternativa
correcta, y el método Llull/Copeland para maximizar la probabilidad mayoritaria grupal de
escoger tanto la alternativa como el ranking correcto.

Creo, sin embargo, que existen tres razones para preferir el método Llull/Copeland en la teoría
democrática. Primero, porque debemos diseñar los procedimientos colectivos de toma de
decisiones democráticos de manera que éstos maximicen tanto como sea posible la toma de
decisiones correctas por la regla de la mayoría (y no para maximizar la probabilidad individual
de acertar), y el método Llull/Copeland es el único compatible con esta aspiración. En segundo
lugar, porque el método Llull/Copeland, en tanto modelo o estimador de maximización de la
verosimilitud, no arroja inconsistencias entre el cometido de buscar la mejor alternativa y el
mejor ranking. Y en tercer lugar, por una propiedad que cumple el método Llull/Copeland pero
que violan los demás métodos: garantizar que, en caso de mayorías cíclicas, la alternativa
seleccionada forme parte del conjunto de alternativas no cubiertas (uncovered set). Pasaré a
demostrar brevemente esta última propiedad.

El criterio Miller

En la teoría de la elección social existe una amplísima literatura acerca de las propiedades
formales que los métodos deberían cumplir, siendo el trabajo de Arrow (1951) el primero en
iniciar este tipo de análisis. Entre las propiedades formales que han sido analizadas está el
criterio de unanimidad, consistencia (o transitividad), el de monotonicidad, el criterio
Condorcet, el criterio Perdedor Condorcet, el criterio Smith, el criterio de independencia frente
a las alternativas que no forman parte del Conjunto Smith, el criterio de independencia frente a
los cambios de preferencias irrelevantes, el de independencia local frente a las alternativas
irrelevantes (Young y Levenglick, 1979, Young, 1988), el de independencia frente a los clones
(Tideman, 1987), el de reversión simétrica, por nombrar sólo los más importantes. En su ya
inmortal trabajo, Arrow demostró que no existe ningún método que cumpla, al mismo tiempo,
con una serie de condiciones mínimas de racionalidad. En particular, demostró que no existe
ningún método que arroje un orden colectivo de preferencias transitivo y cumpla al mismo
tiempo con el criterio general de independencia frente a las alternativas irrelevantes.

En este apartado quiero modestamente contribuir a esta literatura introduciendo un nuevo


criterio de evaluación de los métodos, que aquí llamaré el criterio “Miller”, y que consiste en
preguntarse si los diferentes métodos de toma de decisiones son capaces de garantizar que la
alternativa seleccionada forme siempre parte del “conjunto de alternativas no cubiertas”
(Miller, 1980), un concepto que, según dije, ayuda a entender por qué no cabe esperar la
proliferación caótica de mayorías cíclicas en espacios multidimensionales y a predecir que los
ciclos – a falta de un manipulador de la agenda- estarán siempre acotados a un número
reducido y “central” de alternativas. En ese sentido, quiero mostrar que el único método que
garantizan la elección de una alternativa situada en el conjunto de alternativas no cubiertas es
el método general Llull/Copeland (un método general en el que incluyo método de votaciones
escalonadas por pares de alternativas complejas en su variante exhaustiva –atribuible a Llull- y
el método posicional Copeland, incluidos todos los métodos subsidiarios ideados para resolver
los empates a los que es propenso el método Copeland). Los demás métodos, según mostraré,
se muestran incapaces de garantizar esta condición. Para demostrarlo, procederé a la manera
en que se procede en la refutación de hipótesis: mostraré distintos ejemplos de votaciones
posibles en los que diferentes métodos violan el criterio Miller.

Supongamos que deben decidirse tres cuestiones sustantivas vinculadas, y que los votantes
combinan esas tres cuestiones en alternativas complejas (o conjuntos de cuestiones), que
ordenan de mayor a menor según sus preferencias (en la tabla, cada cuestión específica
plantea dos alternativas -Yes, No-, y la combinación de las alternativas en cada cuestión
específica da cuerpo a una alternativa compleja, o conjunto de cuestiones, que es identificada
con una letra entre paréntesis):
Tabla 46

18v 15v 5v 18v 19v


YYY (A) YYN (B) NNY (E) NYY (D) NNY (E)
YYN (B) YYY (A) YYN (B) NNY (E) YYY (A)
YNN (C) NYY (D) YYY (A) YNY (G) YNN (C)
NYY (D) YNN (C) NNN (F) YYN (B) NYY (D)
NNY (E) NNY (E) NYY (D) YYY (A) NNN (F)
NNN (F) YNY (G) YNN (C) NNN (F) YNY (G)
YNY (G) NNN (F) YNY (G) YNN (C) YYN (B)
NYN (H) NYN (H) NYN (H) NYN (H) NYN (H)

En este escenario de votación, con estos órdenes individuales de preferencias, la tabla de


comparaciones por pares, con su correspondiente gráfico de flechas indicando el conjunto
Smith (en rojo) y el Conjunto Miller (en azul), son como sigue:

Tabla 47

A B C D E F G H
A versus 37 75 57 33 75 57 75
B versus 38 56 38 33 56 38 75
C versus 0 19 37 33 52 57 75
D versus 18 37 38 51 70 75 75
E versus 42 42 42 24 75 75 75
F versus 0 19 23 5 0 42 75
G versus 18 37 18 0 0 33 75
H versus 0 0 0 0 0 0 0

A
B

H
C

G
D

E
F
En este gráfico de flechas, es importante ver que el conjunto Smith (que expresa el conjunto
mínimo de alternativas que vence a todas aquellas que están fuera del conjunto), está formado
por las alternativas complejas A, B, D y E. Sin embargo, A está cubierta por B, ya que B vence a
A y a todas las demás alternativas derrotadas por esta última. Por consiguiente, el conjunto
Miller (o conjunto de alternativas no cubiertas) está formado por las alternativas complejas B,
D y E.

En este escenario, es interesante ver cuál es la alternativa que selecciona cada método en
cuestión, con el objeto de ver si alguno escoge como ganadora a una alternativa cubierta.
Empecemos por el método de votaciones escalonadas cuestión por cuestión (o issue by issue).
Bajo este método, si el orden de votaciones de la cuestiones es tal que primero se vota por la
3º cuestión, segundo por la 2º cuestión, y tercero por la 1º cuestión (3º; 2º; 1º), el resultado de
las votaciones mayoritarias será YYY, es decir, la alternativa compleja A, que está cubierta por B.
Luego, el método de votaciones escalonadas cuestión por cuestión no garantiza la elección de
alternativas situadas dentro del Conjunto Miller. Tampoco cumpliríamos con el criterio Miller si
procediéramos a instrumentar un método de votaciones escalonadas por “eliminación de
alternativas”: si, por ejemplo, empezáramos votando entre C y B (ganaría B, y C quedaría
eliminada), luego entre B y E (ganaría E), luego entre E y D (ganaría D), para finalmente votar
entre D y A, tendríamos que la ganadora sería la alternativa A, que está fuera del conjunto
Miller. Luego, el método de votaciones escalonadas por eliminación de alternativas complejas
no cumple con el criterio Miller.

Si, en cambio, en este escenario nos decidimos a aplicar algún método posicional de toma de
decisiones con múltiples alternativas complejas, pidiéndole a los votantes que ordenen de
mayor a menor las ocho alternativas complejas (o conjuntos de combinaciones posibles de las
tres cuestiones), es interesante ver que el Método Kemeny, Borda, Black, Nanson, Bucklin,
Schulze y Condorcet-Mayoritario escogen la alternativa A, es decir, una alternativa del conjunto
Smith pero fuera del conjunto Miller por estar cubierta por B. Luego, ninguno de estos
métodos cumple con el criterio Miller. El método Copeland (y el método Llull exhaustivo), en
este escenario, en cambio, arroja un empate entre B y E, ambas ubicadas en el conjunto Miller.
Cualquiera que sea el método que utilicemos para desempatar entre estas dos alternativas, el
caso es que resultado siempre recaerá dentro del Conjunto Miller.

Es fácil mostrar que otros métodos tampoco cumplen con el criterio Miller. Así, por ejemplo,
pongamos que tenemos estos tres escenarios de votación:

(1) (2) (3)


18v 15v 5v 19v 19v 10v 18v 15v 5v 19v 19v 10v 18v 15v 5v 18v 19v
A B C A E D A B C D E D D B A B E
F G A D C F F G A A G F E A D A B
D D E F G B G D E B C B C D E G C
G A F E F G D C F E F A F C F E D
B C B G B C B F B G B C G E B D F
E E D B A A E E G F D G A F C F G
C F G C D E C A D C A E B G G C A

En el primer escenario, el Conjunto Smith es (A, B, D, E, F, G) y el conjunto Miller es (A, D, G), ya


que B está cubierta por G y las alternativas F y E están cubiertas por D. El método Hare, sin
embargo, escoge como ganadora a la alternativa B. Luego, el método Hare viola el criterio
Miller. En este escenario, sin embargo, el método Copeland escoge a D.
En el segundo escenario, el Conjunto Smith está formado por (A, B, D, E, F, G), y el Conjunto
Miller por (B, D y G). El método Dodgson, sin embargo, escoge a la alternativa F, que está
cubierta por D. Luego, el método Dodgson viola el criterio Miller. El método Copeland, en este
ejemplo, escoge la alternativa D.

En el tercer escenario, el Conjunto Smith está formado por (A, B, D y E), y el Conjunto Miller
por (A, B y E), ya que D está cubierta por A. El método Coombs, sin embargo, escoge a D.
Luego, el método Coombs viola el criterio Miller. El método Copeland, en este escenario, arroja
un empate entre A y B, ambas situadas en el conjunto Miller. Tanto el método Small, como el
resto de métodos utilizados para desempatar arrojan a B como el ganador.

En definitiva, el método general Llull/Copeland –en el cual se incluyen las variantes del mismo
utilizadas para desempatar- es el único método que cumple con el criterio Miller, al garantizar
que las alternativas seleccionadas quedan situadas siempre dentro del conjunto de alternativas
no cubiertas. Esta es un argumento poderoso, pues, para sustentar la tesis de que se trata del
método óptimo de toma de decisiones colectivas con múltiples alternativas.

Una de las objeciones más fuertes que se le reprochan al método Copeland, no obstante,
reside en que viola el criterio de independencia de las alternativas irrelevantes. Este criterio en
la literatura puede recibir distintas especificaciones, pero aquí será útil distinguir entre el
criterio de monotonicidad (según el cual, si un votante cambia su orden individual de
preferencias para situar a la alternativa que es ganadora Copeland en un nivel más alto, luego
el resultado colectivo debe arrojar el mismo ganador Copeland), el criterio de independencia
de las preferencias irrelevantes (según el cual, si un votante cambia su orden de preferencias
en otras dos alternativas distintas a la ganadora Copeland, sin que ello afecte la relación de
ésta con aquellas en ese orden individual, entonces el método debe arrojar el mismo ganador
Copeland), y el criterio estricto de independencia de las alternativas irrelevantes (según el cual,
si eliminamos una alternativa perdedora de los órdenes de preferencias individuales, el
ganador Copeland seguirá siendo el mismo).

Con respecto al criterio de monotonicidad, se ha demostrado que el Método Copeland es


monotónico (Fishburn, 1977, Nurmi, 2013). Sin embargo, incumple tanto el criterio de
independencia de las preferencias irrelevantes, como el criterio de independencia frente a las
alternativas irrelevantes. Consideremos el siguiente ejemplo:

Tabla 48

4v 12v 8v 2v 2v 8v 8v
1º A B B C C D E
2º D A A B D A C
3º C C D A A E D
4º B D E D B C B
5º E E C E E B A

En este ejemplo, A es el ganador Copeland, con 3 victorias. Supongamos ahora que los ocho
votantes de la anteúltima columna intercambian E por C en sus ordenes de preferencias
individuales. Teóricamente, ello no debería afectar al ganador Copeland, porque estas dos
alternativas seguirán manteniendo la misma relación perdedora con A en dichos órdenes
individuales. Sin embargo, si desplegamos el método Copeland, ahora nos arrojaría un empate
entre A y B, ambos con 3 victorias cada uno. Con sólo cambiar el orden de dos alternativas
irrelevantes para A en dichos ordenes individuales, A deja de ser la ganadora única.
Ahora imaginemos que eliminamos a C de la votación. Dado que C es, aparentemente, una
alternativa irrelevante, puesto que sólo recibe 2 victorias (frente a las 3 que tiene A), su
descarte no debería tener consecuencias importantes en el cómputo del ganador Copeland. Sin
embargo, en ausencia de C, el ganador Copeland pasaría a ser B, con dos victorias y media.
Luego, el método Copeland viola el criterio de independencia de las alternativas irrelevantes, y
por esta razón parecería ser especialmente vulnerable a la manipulación de la agenda.

Muchos autores consideran que la violación de estos dos criterios pone en tela de juicio la
conveniencia de usar método Copeland. Sin embargo, es importante poner en perspectiva
estas objeciones. En primer lugar, ningún método cumple con el criterio general de
independencia de las alternativas irrelevantes (Arrow, 1951), en el sentido que o bien violan el
criterio de monotonicidad, o bien el de independencia respecto de las preferencias
irrelevantes, o bien el criterio estricto de independencia de las alternativas irrelevantes, con lo
cual al método Copeland simplemente estaría, en este punto, en pie de igualdad con el resto
de métodos. En segundo lugar, es importante ver que, en el ejemplo que estamos
considerando, el conjunto Miller está formado por (A, B, C) y el método Copeland escoge a una
alternativa dentro de ese conjunto (A). Si eliminamos a una alternativa fuera del conjunto
Miller, como D, el método Copeland ahora pasará a dar un triple empate entre A, B y C, pero
las tres alternativas seguirán estando dentro del conjunto Miller. Y si en vez de eliminar D
eliminamos a una alternativa dentro del conjunto Miller, como C, la alternativa ganadora
pasará a ser B, pero el conjunto Miller seguirá siendo A y B. Con esto quiero decir que, aunque
el método Copeland viole el criterio de independencia de las alternativas irrelevantes, su
capacidad para escoger alternativas situadas en el conjunto Miller siempre se mantiene
inalterable. Podrá ser un método inestable a la hora de seleccionar un único ganador, pero su
estabilidad para seleccionar alternativas dentro del conjunto de alternativas no cubiertas está
fuera de duda.

Otros autores han mencionado la propensión del método Copeland en la generación de


empates (Colomer, 2013). Sin embargo, existen formas de desempatar. La más común consiste
en contar, por cada alternativa, los votos a favor y restar esta cifra por los votos en contra en
cada comparación por par, y luego sumar todos los restos. Aquella alternativa que tuviera el
margen total mayor de votos a favor-en contra, sería la ganadora (Laraki y Balinski, 2010: 48).
Otra forma de desempatar consistiría en tomar, en vez del margen total de votos a favor y en
contra, el margen promedio de todas las comparaciones por pares. Una tercera forma de
desempatar, que resultaría apropiada cuando tenemos más de cuatro alternativas, consistiría
en tomar el margen total de votos a favor y en contra pero sólo de las comparaciones por pares
entre las alternativas del Conjunto Smith, o del conjunto de “alternativas no cubiertas”. Una
última forma de desempatar, finalmente, sería la de tomar las alternativas empatadas, eliminar
el resto de alternativas con un número inferior de victorias, y volver a desplegar el método
Llull/Copeland entre las alternativas que quedan.

Métodos subsidiarios en caso de empate:


1 Margen total votos a favor -en contra en comparaciones por pares
2 Margen promedio votos a favor-en contra en comparaciones por pares
3 Eliminar alternativas derrotadas y volver a desplegar el método Llull/Copeland
4 Margen total votos a favor-en contra sólo de alternativas del Conjunto Smith
5 Margen total de votos a favor-en contra sólo de alternativas del conjunto de alternativas no cubiertas.
Fuente: elaboración propia
Conclusiones

Dado que en política las opciones que enfrentan los participantes con frecuencia son
multidimensionales e involucran múltiples alternativas con múltiples combinaciones de
cuestiones distintas, no es nada evidente cuál es la mejor regla o método de decisión, ni
resulta evidente que la alternativa que surge del proceso democrático cuente con el respaldo
incontestable de la mayoría, ni que sea la mejor de todas las disponibles.

En este artículo he ofrecido una explicación de la mecánica de diferentes métodos de toma de


decisiones con múltiples alternativas multidimensionales. Si sólo hubiese dos opciones
unidimensionales, quizá podríamos decir que la regla de la mayoría absoluta es la regla más
eficiente en términos de seleccionar la mejor alternativa, y la más respetuosa de la igualdad de
las partes. Pero cuando nos damos cuenta que las opciones políticas habitualmente involucran
múltiples alternativas multidimensionales, el escenario de elección social se vuelve
extremadamente complejo, dado que existen múltiples formas de arribar a una decisión
colectiva. El gran desafío, pues, está en encontrar criterios racionales para seleccionar alguno
de los métodos disponibles. En este artículo he intentado contribuir con la literatura de la
elección social en ese desafío. He intentado demostrar que el método posicional Copeland es
el único método que cumple con dos propiedades relevantes: es el método que maximiza la
probabilidad grupal de seleccionar la alternativa correcta, y es el único método que garantiza la
selección de una alternativa situada dentro del conjunto de alternativas no cubiertas. A mi
juicio, el cumplimiento de estos dos criterios lo convierte en el método óptimo de toma de
decisiones con múltiples alternativas.
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