Ha nevado y el niño protagonista de esta historia sale corriendo al
jardín a hacer un muñeco de nieve. Le ha puesto de todo: nariz, gorro,
bufanda, ojos y boca. Por la noche, ya en la cama, se levanta y se asoma a la ventana para ver a su muñeco. Sorprendentemente éste se acerca al niño, le da la mano y el niño le invita a pasar a su casa para que conozca dónde vive. Le muestra su cuarto con sus juguetes, la cocina, el salón, el cuarto de sus padres, el coche. En cada espacio el muñeco muestra su asombro por diferentes cosas y descubre también otras como el fuego, el frío de la nevera, la luz o el agua que sale del grifo. Cuando ya ha visto todo, es el muñeco de nieve el que le invita a acompañarle y le lleva volando por varias ciudades. A la mañana siguiente, cuando el niño despierta y va a ver al muñeco, éste se ha deshecho. ¿Fue todo un sueño? Briggs no ha usado texto en esta historia y se ha valido de las viñetas y de una composición muy pensada para relatar con imágenes la historia. Los lectores pueden seguir sin dificultad lo que ocurre y los sentimientos que transmiten los personajes mientras descubren el poder de las imágenes para contar.