Sei sulla pagina 1di 11

1

UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN


MARCOS
UNIVERSIDAD DEL PERÚ, DECANA DE AMÉRICA

FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS HUMANAS


ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE LITERATURA

ANÁLISIS DE LA PELÍCULA TINTA ROJA (2000), DE FRANCISCO


LOMBARDI
POR:
JUAN CARLOS GONZALES TORRES
CÓD.: 13030006

CURSO: TALLER DE TEATRO Y GUIONES LITERARIOS


PROFESOR: JAVIER DE TABOADA

LIMA
2017

2
Análisis del filme Tinta roja (2000), de Francisco Lombardi

Introducción

Tinta roja (2000) es un filme del cineasta peruano Francisco Lombardi,


basado en la novela homónima del chileno Alberto Fuguet. El guión fue
adaptado por Giovanna Pollarolo. La película sigue los avatares de un joven
periodista en prácticas, Alfonso Fernández Ferrer, interpretado por Giovanni
Ciccia, quien ingresa como redactor de la sección de “Policiales” del diario El
Clarín. Su vocación inicial es la de ser escritor; en función a ello, su ingreso en
el periódico se ve determinado por la posibilidad de alcanzar una beca y
emigrar al extranjero. Este aspecto, sin embargo, se va dejando de lado toda
vez que evidencia la inmersión de Alfonso en el mundo decadente y vacío del
periodismo sensacionalista, al que es llevado de la mano, en un proceso de
aprendizaje, por el veterano Saúl Faúndez, interpretado por Gianfranco Brero.
La relación entre ambos personajes es de gran importancia para la película, y
se sostiene, desde nuestra perspectiva, en una relación de tipo paterno-filial,
puesto que el mencionado proceso de aprendizaje no se limita al
descubrimiento de la dinámica laboral y a la naturaleza del medio periodístico.
Ello se sitúa en un segundo plano cuando se percata que la imagen de
Faúndez sobre Alfonso es la del padre simbólico que sanciona y corrige el
comportamiento innoble e inmaduro del hijo.

En el presente estudio, nos proponemos analizar el modo en cómo se


gesta el aprendizaje del personaje de Alfonso dentro del universo fílmico de
relaciones homosociales de Tinta roja. Destacamos que, si en un primer
momento, Faúndez es presentado como un personaje cínico y desengañado,
cuyas acciones se asumen como reprobables; en un segundo momento, al final
de la película, se propone como un modelo sancionador y reparador que
orienta a Fernández y redirecciona su camino. En tal sentido, la performacia de
Faúndez se constituye como la de un padre simbólico que asiste en el periodo
de llegada a la madurez del hijo, toda vez que interviene en el momento en que
las acciones de este último eran llevadas por la ambición y el interés

3
desmedido, puesto que le importaba alcanzar el “éxito” en El clamor sin que
importen las consecuencias que se traigan a colación.

Desarrollo

El análisis de la película se centrará en los elementos del lenguaje


cinematográfico en cuanto asume como unidad de medida el encuadre: la
unidad espacio temporal ininterrumpida que tiene como soporte físico a la
toma. Así, destacamos la escena del encuentro entre Fernández y Faúndez.
Ello se da en la oficina de policiales, la cual es presentada mediante
movimientos de cámara que combinan planeos horizontales y travellings de
seguimiento. En dicha secuencia destaca el uso del primer plano que focaliza
la expresión de un asustadizo e inocente Alfonso. Actitud ante la que Faúndez
responderá con burla y sorna: “-Por qué con esa cara de huevón te han
mandado a Policiales.” Similar es la locución del veterano periodista en el
Fotograma 1, en el que se presenta en primer plano, y con una angulación
recta, a los dos personajes invocados, los cuales se disponen a salir en la
primera incursión a la ciudad. La posición entre mentor y alumno es sugerida
en la imagen toda vez que Faúndez es presentado como un elemento al que
Fernández va a seguir. En este sentido, el viejo periodista se hace cargo del
recién llegado y se configura, a partir de ello, un programa dedicado a la
trasferencia de conocimientos del medio laboral. En este sentido, al momento
de iniciar dicha performancia, el personaje de Faúndez es investido de poder,
de sabiduría, la cual es recuperada en la imagen fílmica mediante un ángulo en
contrapicado, y un plano entero. (ver fotograma 2).

Fotograma 1

4
Fotograma 2
En las imágenes destacadas se muestra un espacio iluminado, mas no
de modo brillante. Los colores tienden, más bien, a lo opaco o deslucido. La
misma característica la presenta el espacio de la ciudad, cuyas tonalidades se
acercan a lo gris y se relacionan con lo frío. En este sentido, el aspecto laboral
se conforma como un espacio que afectivamente se relaciona con el tedio, el
aburrimiento y la mediocridad. Ahora bien, si el ámbito del trabajo y del
aprendizaje laboral presenta estas tonalidades, no sucede de igual forma en el
otro tipo de relación que se advierte en Fernández y Faúndez. Nos referimos a
los momentos de esparcimiento, de convivencia social o de comunidad entre
los trabajadores. En estos momentos, en que se dan relaciones afectivas y de
celebración, predomina en lo cromático colores más vivos que se relacionan
con la alegría. (Ver fotograma 3).

Fotograma 3

5
Ahora bien, tal como lo veníamos anunciando, el proceso de aprendizaje
de Alfonso implica un derrotero que lo lleva de un primer estado caracterizado
por la inocencia y la inexperiencia a otro, en que adopta las formas de su
mentor Faúndez. Toda vez que este último le indica el modus operandi del
mundo del periodismo sensacionalista, Alfonso va aprendiendo que lo que se
busca en dicha esfera no es que se descripción de hechos, sino que se cuente
una historia. Pues, desde el punto de vista de El clamor, los sentimientos o las
penas de los sujeto, pertenecientes en su mayoría a las clases bajas, son
objeto de comercialización. El nivel de cinismo de este periodismo se destaca
en el personaje fotógrafo Escalona, quien tiene como particularidad la intención
de buscar el perfil más patético de las personas para que sean puestas en
exhibición. Así se plasma en la escena en que los periodistas entrevistan a una
anciana que, recientemente, ha sufrido la muerte de su nieto.

También en el aspecto sentimental, Fernández es influido por Faúndez.


Si tenemos presente que, en el comienzo del filme, el joven practicante está
prendado de su compañera Nadia, ello es visto como síntoma de debilidad para
el experimentado periodista. Para este las relaciones sentimentales no tienen
cabida; y la relación con el sexo femenino se debe presentar a partir de una
conquista. Si, como indicábamos, en el primer momento, Alfonso es reconocido
como un “huevón”, en palabras de Faúndez, dicho nombre refiere a todo un
campo semántico en el que intervienen caracterizaciones relacionadas a la
vacilación, a lo irresoluto o a lo inseguro. En esta instancia, se ubica Alfonso
también en su relación con Nadia. Y la influencia ejercida de su mentor se
expresa, posteriormente, en el machismo que este llega a tomar. Así en una
conversación con Nadia, Fernández habla de la renuencia de aquella para
tener encuentros sexuales: “-Es cosa de querer o no querer o no querer. Tú no
quieres, y punto. Ya buscaré yo otra trinchera, estoy en eso. ¿No me puedes
presentar tú alguna de las vedettes de Espectáculos para medirle el aceite?”
En relación a esto último, es posible plantear que, en el proceso de aprendizaje
de Alfonso, aparece como motivo de transformación la exposición de su
virilidad, entendida como aquel impulso irracional que se correlaciona con
estados de inmadurez o con el estadio de la pubertad. El desconcierto de
Nadia, al descubrir esta nueva faceta de Alfonso se da en el momento en que

6
el último está por cerrar una noticia a la que califica como “de puta madre”; es
decir, el trabajo, es ahora, valorado por Fernández y forma parte de su
identidad. Es decir, a la par que se descubre el cambio en el plano afectivo,
advertido por Nadia, mediante el fotograma en primer plano que da cuenta de
su desconcierto; se advierte la inmersión y el compromiso de Alfonso con su
nueva profesión y con los contenidos éticos que en ella se le delegan. Esto
último se expresa mediante el plano detalle que focaliza los dedos de

Fernández.

Fotograma 4

Lo descrito líneas arriba se confirma posteriormente en la película.


Faúndez es símbolo de virilidad para Alfonso, y cuando este tiene relaciones
con Nadia, el episodio es celebrado junto al mentor; ello en cuanto se cumple
un rito necesario para la afirmar la masculinidad. Esto mismo se corresponde
con cierta pérdida de la “inocencia”, en tanto el joven periodista se contagia de
los vicios de su colega (esnifa un poco de cocaína) y, en cierto modo, este
cambio es percibido como la ruptura con la primera imagen que ofrecía de él,
un muchacho dubitativo e inseguro. Así, él puede afirmar: “Ya no tengo cara de
huevón.”

Primer plano. Muestra la degradación de la


personalidad de Alfonso, la pérdida de su
“inocencia.”

7
Plano medio. Fernández y
Faúndez se drogan.
De este modo, advertimos que la relación entre Alfonso y Faúndez se
configura, en un primer momento, como una relación donde prima la validación
homosocial; esto es, el reconocimiento por como varón, por parte de otros
hombres. Para el joven periodista, dicho camino es también la entrada a la
lógica de la espectáculo, tal y como es presentada por el diario El Clamor. El
personaje pierde su impericia, se vuelve hábil en el campo y gana autonomía;
ello se corresponde con la búsqueda del éxito en el medio periodístico, por la
ambición que lo caracteriza en esta intención y por la indiferencia ante los
problemas íntimos que trae consigo dicha práctica. Es posible afirmar que,
hasta este momento, el personaje se ha transformado y se ha convertido en un
ente funcional en escenario de los medios sensacionalistas.

Sin embargo, como lo anunciamos al comienzo de este trabajo, la


acción de Faúndez no se reduce a inmiscuir a Fernández en el ámbito laboral
y, como venimos argumentando, a hacer relucir la virilidad que éste no había
explotado. Creemos que el crecimiento de Alfonso se da en un plano también
emocional y racional, toda vez que se posibilita su ingreso a la “madurez” y a la
“hombría”. Este camino se traza en el filme cuando se desdibujan las divisiones
entre la esfera privada y la esfera laboral. Lo primero es el punto de partida
para lo segundo; que solo cuando toca directamente a los personajes implica
en ellos una reflexión y un reacomodo de valores. Así sucede, en el caso de
Faúndez, que abandona el ejercicio periodístico cuando muere su hijo y dicho
acontecimiento es usado, por Alfonso, para contribuir a la dinámica del
espectáculo amarillista. El ejercicio periodístico así, no expresa límites, y da
cuenta de una indiferencia absoluta con la miseria humana. En este punto, el
joven periodista toma las riendas del periódico y busca obtener el máximo de
credenciales en dicha labor. Su desempeño será muy estimado y explota todas
las facultades que ha aprendido de su mentor.

Lo que se recupera de esta tensión es el modo cómo la influencia del medio


afecta al sujeto y le hace imposible distinguir entre sus verdaderas ambiciones.
Cuando Alfonso se convierte en jefe de la sección Policiales descubre un caso
que lo involucra de forma íntima. Su padre es acusado de un grave crimen y el
joven periodista se dispone a preparar la noticia. Se trata de un segundo
momento, en donde las condiciones privadas se ven encaminadas a ser

8
expuestas por las directrices del medio laboral. Alfonso pone mucha atención al
caso y desea que salga la noticia, en la que ve un modo de vengarse del
abandono de su padre. Este último, es mencionado por Fernández en
conversaciones con Faúndez en las que da cuenta de su resentimiento. Por
ello, la escena del reencuentro es de gran emotividad por cuanto expresa
emociones contenidas en el joven periodista.

Primer plano.
La expresión de
Alfonso revela
una intensidad
fuerte de
emociones al
encontrarse con
su padre.

La escena final es la que destaca el segundo papel de Faúndez, ya no


como un compañero que va a confirmar la masculinidad del joven periodista,
sino más bien, como un padre simbólico que reorienta el devenir de Alfonso. En
efecto, es Saúl Faúndez quien interviene en el momento que iba a ser
publicada la noticia del crimen de Alfonso Fernández Martínez, el padre de su
joven amigo. Esta publicación podría haber configurado un éxito en el plano
laboral para Alfonso, pero en este punto se va dejando de lado lo
específicamente humano, lo privado, aquello que singulariza el paso de los
hombres. Es decir, el ambiente laboral absorbe de tal forma a Alfonso que las
genuinas ambiciones, la inicial, la de ser escritor, se pierde en dicha maraña.
Ante ello, la agencia de Faúndez en la escena final determina un vuelco, un
cambio rotundo, a saber, que forma parte del recorrido de acción de un padre
simbólico. Ello lo destacamos así porque Faúndez contribuye al crecimiento
espiritual de Alfonso; lo lleva de camino hacia su madurez. Esta es concebida
como el acto de dejar atrás las marcas del pasado y el reconocimiento de la
dureza de la vida. De esta manera comprendemos las palabras finales de
Faúndez a Alfonso, cuando éste le reclamaba por arruinar su primicia: “-
Titulares buenos hay todos los días. Padres, por cabrones que sean, solo uno.”

9
Asimismo, tienen solidez las siguientes palabras en tanto buscan remediar y
encaminar al joven periodista: “Y qué hubo de tu viaje a París o Barcelona en
donde están las editoriales grandes.” Presentamos algunos fotogramas de la
escena final:

Plano de conjunto en
picado. Presenta la
oficina de El Clamor
en la escena final.

Plano detalle.
Presenta una foto,
vista por Faúndez, de
los compañeros de
trabajo. Se destaca el
vínculo y el
aprendizaje que ha
debido de sacarse de
Conclusión esa experiencia

En Tinta roja (2000), se


asiste al crecimiento .
espiritual de Alfonso Fernández,
un joven practicante de
periodismo. Dicha actividad es Plano medio. Se postula el
nuevo modelo inspirado
asistida por su mentor, Saúl
por Faúndez. Este no
Faúndez. Del cual se pueden regresará a trabajar en El
advertir dos momentos. El primero Clamor, y dicha decisión
contribuye a que Alfonso
está decantado en exponer la tome la propia.
virilidad del joven a partir del
reconocimiento homosocial tanto
en el aspecto laboral como en el aspecto íntimo. Ahora bien, la enseñanza del
veterano periodista no se reduce a que se logre dicha validación. La relación es
mucho más compleja toda vez que el personaje de Faúndez opera, en un
segundo momento, como un padre simbólico que asiste al joven periodista y lo
ayuda a alcanzar la madurez. Así, en el momento en el que Fernández está
camino a erigirse como un periodista asentado en el medio sensacionalista,
10
aparece Faúndez para hacer que Fernández recapacite y se aleje del ambiente
hostil que constituyen los medios sensacionalistas. Esto tiene mayor significado
toda vez que se posibilita dejar de lado las aflicciones profundas del personaje
y abrir paso al olvido y al reacomodo de sus intereses. La etapa de madurez
está implicada toda vez que se presencia un cambio definitivo en dicho
protagonista.

11

Potrebbero piacerti anche