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RESUMEN
La apelación por adhesión no puede ser estudiada sin tomar en consideración el recurso
de apelación inicial o principal, porque este tipo de apelación no puede existir sin esa
apelación primaria, por las características que le son propias y que vamos a examinar en
el desarrollo del presente artículo. También es importante aclarar, desde ya, que en
nuestro sistema procesal civil la apelación por adhesión no solo está contemplada
expresamente en los casos en que el recurso de apelación del oponente se ha
interpuesto contra una sentencia dictada en procesos de conocimiento o abreviados,
conforme al artículo 373 del Código Procesal Civil, sino que lo está en los casos de la
apelación de autos con efecto suspensivo y de autos sin efecto suspensivo, de cuyo
tramite se ocupan, respectivamente, los artículos 376 y 377 del citado código. Asimismo,
analizaremos el ámbito de competencia del superior para absolver el grado en los casos
en que se haya interpuesto el recurso de apelación con el carácter de adhesivo, así como
la prohibición de reforma en peor (reformatio in peius).
ABSTRACT
The appeal by accession can not be studied without taking into consideration the initial
or main appeal, because this type of appeal can not exist without that primary appeal,
due to the characteristics that are proper to it and that we are going to examine in the
development of the present Article. It is also important to clarify, from now on, that in
our civil procedural system the appeal by accession is not only expressly contemplated
in cases in which the appeal of the opponent has been lodged against a sentence handed
down in knowledge or abbreviated processes, according to the Article 373 of the Civil
Procedure Code, but it is in the cases of the appeal of proceedings with suspensive effect
and of proceedings without suspensive effect, whose procedure is dealt with,
respectively, Articles 376 and 377 of the aforementioned code. Likewise, we will analyze
the scope of competence of the superior to acquit the degree in the cases in which the
appeal has been filed with the nature of an adhesive, as well as the prohibition of reform
in worse (reformatio in peius).
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PALABRAS CLAVE:
APELACION: recurso ordinario que lleva ese nombre; en este contexto también se le
llama apelación inicial o primaria.
APELANTE: litigante que interpone el recurso ordinario (dentro del plazo).
APELANTE ADHESIVO: el apelado que interpone el recurso fuera del plazo.
APELADO: la contraparte del apelante.
1.2 Por ese motivo es que la denominación de “apelación adhesiva” o “apelación por
adhesión” no me parece apropiada, porque da la idea que el apelante adhesivo hace
suyos los agravios expresados en el recurso de apelación interpuesto por su
contraparte cuando no así, pues el apelante adhesivo, al menos en nuestro sistema
procesal civil, expresa los agravios que la sentencia le causa a él, lo que quiere decir
que no se adhiere a la apelación (propiamente a los fundamentos del recurso) del
otro, en el sentido gramatical del término, sino que verdaderamente impugna la
resolución en base a sus propios agravios. A pesar de lo dicho, es también cierto que
el DRAE define el verbo “adherir” en su 4ª. acepción (Derecho) como pronombre
así: “Dicho de una persona: sumarse al recurso formulado por otra”, pero en su 3ª.
Acepción, lo define como verbo intransitivo con el significado
de: “Sumarse o manifestar apoyo a una doctrina, declaración, opinión, etc.”,
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aunque hay que considerar, como contrapartida, que, en el lenguaje común, el
significado del sustantivo femenino “adhesión” es el de la 3ª acepción del verbo
“adherir”. Esto, desde luego, sin desconocer que el uso del sintagma “apelación
adhesiva” está tan generalizado que sería difícil, a estas alturas, pretender cambiarle
el nombre. No es el propósito de este breve artículo analizar todas las
denominaciones con que se ha querido substituir el nombre con que la conocemos
y la seguiremos conociendo, esto es, “apelación por adhesión” o “apelación
adhesiva”.
1.3 Así, junto a la apelación principal, que es el recurso interpuesto originariamente por
la parte a quien agravia seriamente la resolución recurrida, la ley le concede al
apelado o contraparte la oportunidad de apelar después, dándole «una oportunidad
al litigante que inicialmente no recurrió, pese a que la sentencia dictada no le haya
reconocido totalmente la concreta tutela pretendida, de arrepentirse de su decisión
inicial, precisamente a consecuencia de que su adversario no se haya aquietado».
(cita de autor).
En palabras del jurista español Vicente Gimeno Sendra puede definirse la adhesión
a la apelación como un medio de impugnación autónomo, formulado por la parte
recurrida, esto es, por quien inicialmente prestaba conformidad con la asunción del
gravamen que la resolución le suponía, pero siempre que el mismo no se viera
agravado por el recurso contrario, y ante la interposición de éste aprovecha la
ocasión que la ley le brinda para convertirse también en impugnante.
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hace interponiendo su recurso ante el mismo ad quem, tal como indica dicho
artículo.
1.4 Como ya señalé, la ley parte de la premisa que una de las partes a la que la
resolución le era solo parcialmente perjudicial, no quiso o no pudo interponer el
recurso en el momento procesal oportuno, pero se ve compelido a hacerlo cuando
la contraparte interpone el recurso, con la finalidad de evitar que el tolerable
agravio que le causaba la resolución se vea aumentado por efecto de esa apelación
interpuesta por la contraparte, a la que sí agravia seriamente lo resuelto.
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como agravios en ese recurso inicial, pero que le causan agravio al apelante
adhesivo. Este punto, de suma importancia, ha sido desarrollado en un interesante
artículo por Carlos Cruz Lezcano bajo el título EL RECURSO DE ADHESIÓN EN EL
CÓDIGO PROCESAL CIVIL PERUANO: Una Aproximación al Tema, publicado en la
Revista Oficial del Poder Judicial - 2008.
1.5 Nuestro Código Procesal Civil no se ocupa de manera particular del tratamiento de
este instituto, como sí lo hace tratándose del recurso de apelación ordinario, pero
lo reconoce explícitamente en algunos de los artículos que conciernen al recurso de
apelación, como son los artículos 376 y 377, que lo autorizan respecto de autos, y
respecto de sentencias, lo trata en el artículo 373, bajo el epígrafe “Plazo y trámite
de la apelación”, donde se ocupa de la apelación adhesiva en el cuarto y quinto
párrafo del mismo. A mi parecer el tratamiento de la apelación adhesiva debería de
hacerse en un artículo bajo el epígrafe correspondiente, tal como “Apelación por
adhesión” o “Apelación adhesiva”, que se ocupara de definir el instituto, y su
contenido y alcances, pues existe mucha confusión al respecto por ausencia de una
definición precisa del código.
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2. EL PRINCIPIO TANTUM DEVOLUTUM QUANTUM APELLATUM Y EL ÁMBITO DE
COMPETENCIA DEL SUPERIOR
2.1 El significado en castellano del principio expresado en latín es “Tanto deferido como
reclamado”, aunque traducido literalmente significa “Tanto te devuelvo como lo
apelado”, haciendo referencia al antiguo concepto de apelación devolutiva, como si
la jurisdicción originaria hubiera sido siempre del superior y no del juez de primera
instancia, que la ejercería por delegación, concepto, hoy día, totalmente superado
que, además, implicaba que la apelación devolvía al ad quem el poder de conocer y
decidir sobre todo lo que ya había sido conocido y decidido en la instancia inferior,
y no solamente sobre los agravios denunciados en el recurso, lo que hoy resultaría
intolerable a la luz de la nueva concepción del proceso civil como proceso dispositivo
más que como inquisitivo. De hecho, en lo personal abogo por la primacía del
proceso dispositivo por contraposición al inquisitivo, y me opongo firmemente a la
prueba de oficio, que solo beneficia al demandante que, teniendo todo el tiempo
del mundo para reunir los medios probatorios antes de interponer la demanda, no
ha sido capaz de probar adecuadamente su derecho; entonces, por esta perversión
del proceso inquisitivo, viene el Juez en su ayuda y se sustituye en su deber de
probar, ordenando de oficio la actuación de un medio probatorio, cuando lo que
debería hacer es aplicar al caso no probado lo que establece el art. 200 del CPC en
cuanto a la improbanza de la pretensión, es decir, declarar infundada la demanda,
pues el propio código señala que el deber de probar los hechos en que funda su
pretensión el demandante corresponden a él, según el art. 196.
Lo cierto es que hoy por hoy el juicio de apelación debe ceñirse a conocer solo
aquello de lo cual se ha apelado; así, el ámbito de resolución del superior queda, en
principio, supeditado a resolver los agravios denunciados en el recurso de apelación
interpuesto contra la resolución que va a ser materia del grado.
2.2 Como dije, el principio implica que el superior que conoce de la alzada solo puede
decidir, al absolver el grado, sobre los agravios denunciados por el apelante, no
pudiendo ir más allá de esas denuncias; hay, sin embargo, situaciones en que, por
razones de orden público, el superior tiene que ir más allá de los agravios
denunciados y resolver de oficio sobre nulidades advertidas en segunda instancia
que afectan tan gravemente el proceso que lo hacen inviable de no ser subsanados
esos actos severamente viciados.
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se ocupan, respectivamente de definir el objeto de la apelación el primero, y de la
prohibición de la reforma en peor, el segundo, así como del caso en que se puede
obviar dicha valla procesal, que ocurre cuando la contraparte también apela o se
adhiere.
2.3 En el derecho comparado, citando nuevamente el artículo del doctor Cruz Lezcano,
de modo particular en el derecho procesal italiano, señala este autor que existen
hasta tres tipos de apelación: la apelación principal, que es la que se interpone por
las partes en la oportunidad correspondiente; la apelación incidental, que la
propone el apelado vencido el plazo de la apelación para interponer la apelación
principal, pero que solo puede contener materias o puntos que ya se encuentran en
la apelación principal; y la adhesión a la apelación, que tiene una naturaleza distinta
a la nuestra, ya que la interpone el litisconsorte del apelante, es decir quien tiene
con el apelante la misma posición de parte en el proceso, no el apelado, como
ocurre en nuestro sistema procesal.
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hubiere recurrido, por lo que se entiende que dicha impugnación implica que el
apelado se convertirá en verdadero apelante, para sostener una impugnación
autónoma e independiente del apelante original o inicial, tal como ocurre en
nuestro derecho en que, como se ha visto, la parte que se adhiere está inicialmente
dispuesta a soportar el gravamen parcial que la sentencia le causa, pero ante la
expectativa que dicho gravamen pudiera incrementarse por efecto del recurso de
apelación de la otra parte, usa el cauce que la ley le ofrece para deducir su concreta
impugnación respecto del gravamen inicialmente consintió.
2.4 Algunos autores nacionales sostienen que el recurso de apelación por adhesión, tal
como está legislado en nuestro Código Procesal Civil, se parece más a la apelación
incidental del derecho italiano, pero, como se ha visto, en éste el apelado tiene que
limitar su recurso a los agravios expresados y argumentados por el apelante
principal, lo que no ocurre en nuestro derecho, donde el apelante por adhesión
expresa sus propios agravios en el recurso adhesivo. Además, no tendría sentido
limitar el contenido del recurso a esos agravios inicialmente denunciados por el
apelante principal, pues lo que variaría sería la fundamentación, pero no el objeto
del recurso, lo que lo haría, de cierto modo, inútil para los fines que se propuso el
legislador nacional.
3.1 Como señalé arriba, en 2.1 , lo que puede resolver el superior, es decir, el ámbito
de su competencia está enmarcado por los límites que el apelante le impuso en su
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recurso, al expresar los agravios que le causa la resolución impugnada; por tal
motivo no puede el superior que absolverá el grado exceder de esos límites, de
manera tal que, así como no puede favorecerlo en más de lo pedido, tampoco puede
perjudicarlo más que lo que le agravia la resolución apelada . La prohibición de
modificar la sentencia en perjuicio del único apelante es la llamada reforma en peor
(reformatio in peius) o reforma peyorativa. Sin embargo, esta prohibición cede
cuando ha mediado también apelación de la parte contraria por haber ésta
interpuesto también el recurso ordinario de apelación, o por haberse adherido al
del apelante original, que es, sin duda, otra forma de impugnar la resolución.
3.2 A la pregunta obligada de porqué ocurre esto, la respuesta más sencilla es porque
la delimitación primera del ámbito de resolución del superior, que había sido
establecida inicialmente por los agravios denunciados en el recurso de apelación del
primer apelante, ha sido ampliada por el recurso de apelación de la contraparte,
que también ha apelado, o que se ha adherido a la apelación primaria. Pero la
ampliación de ese ámbito de resolución del superior no es la misma cuando la
contraparte hace uso de la apelación como recurso ordinario que cuando hace uso
de la apelación adhesiva.
“El ad quem (en referencia al tribunal de alzada) modificó la decisión del juzgado,
pues si bien confirmó la condena, también ordenó al demandante pagar la
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indexación que corresponde al capital debido “conforme a la pérdida de poder
adquisitivo del peso ocurrida desde el 9 de diciembre de 2002”.
En efecto, el mencionado artículo del Código del Proceso Civil de ese país dice así:
Art. 357.- Modificado. Decreto 2282 de 1989, Art. 1. Num. 175. Competencia del
superior. La apelación se entiende interpuesta en lo desfavorable al apelante, y por
lo tanto el superior no podrá enmendar la providencia en la parte que no fue objeto
del recurso, salvo que en razón de la reforma fuere indispensable hacer
modificaciones sobre puntos íntimamente relacionados con aquélla. Sin embargo,
cuando ambas partes hayan apelado o la que no apeló hubiere adherido al recurso,
el superior resolverá sin limitaciones (el resaltado es mío).
Lo anterior significa que cuando solo una de las partes apela, la competencia del
superior queda delimitada a resolver los agravios que le causa al apelante la
sentencia, pero esa delimitación desparece cuando la otra parte también apela o se
adhiere a la apelación principal, lo que habilita al tribunal de alzada para reexaminar
toda la controversia ex novo.
3.3 Como ya dije, la competencia del superior puede ampliarse de oficio para resolver
un vicio de nulidad no denunciado por la/s parte/s en su/s recurso/s de apelación,
cuando el vicio es de tal gravedad que no se puede obviar sin causar serio perjuicio a
una de las partes o a ambas, o incluso al proceso concebido como una forma de
solucionar un conflicto de intereses o una incertidumbre jurídica entre particulares,
pero que es de interés público en la medida que servirá para orientar la jurisprudencia
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a niveles de predictibilidad, permitiendo conocer a los potenciales justiciables la
orientación de los jueces en determinados casos; de ordinario se trata de un vicio que
debe ser subsanado por la instancia inferior anulando uno o varios actos procesales,
si es que no puede serlo por el superior que conoce del grado. Sobre este punto hay
numerosa y conteste jurisprudencia a nivel de la Corte Superior y de la Corte Suprema,
incluso, que autoriza al superior a actuar de oficio en estos casos.
Pero en principio, como también dije, el ámbito de la competencia del superior está
circunscripto a la resolución impugnada y a su tramitación; de manera extraordinaria
puede pronunciarse sobre vicios de nulidad no alegados por el apelante o apelantes.
3.4 Retomando el tema de la amplitud del efecto “devolutivo” del recurso, mejor dicho,
del ámbito de competencia del superior, en el código colombiano, el mismo artículo
357 continúa así en el párrafo siguiente al ya transcripto:
Esto es lo que se llama traslado total del efecto devolutivo, porque el superior puede
conocer todo nuevamente, y pronunciarse sobre todo lo pretendido y controvertido,
como si no existiera extremo alguno en la sentencia que no pueda ser objeto de un
nuevo pronunciamiento por el superior.
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La doctora Ariano Deho, en el mismo trabajo que estoy comentando, da un ejemplo
muy gráfico de la diferencia entre los dos sistemas; dice así:
“Las diferencias entre los dos sistemas son notorias. Así en el siguiente ejemplo:
demandado el pago de 100 más una suma por intereses legales a partir de la constitución
extrajudicial en mora, el juez a quo declara fundada en parte la demanda condenando al
demandado a pagar 90 más intereses que corren desde la notificación de la demanda. El
demandante apela solo respecto del extremo referente al momento en que corren los
intereses. En el primer sistema la apelación transferiría al juez ad quem el íntegro de la
controversia, por lo que éste no solo podría reformar la apelada mejorando la posición
del apelante (que se pague 100 y los intereses desde la constitución en mora), sino
reformarla empeorándola por completo (declarar infundada la demanda en todos sus
extremos). En cambio, en el segundo sistema lo único que pasaría a conocimiento del juez
ad quem sería el extremo referido al momento del cómputo de los intereses, por lo que
el ad quem solo podría pronunciarse sobre ese punto (igual o reformando in melius), pero
no podría pronunciarse (ni siquiera in melius) sobre el extremo del capital, que no fue
impugnado.
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3.6 Por último resta examinar qué ocurre cuando se apela de una sentencia inhibitoria.
Si el superior declara fundada la apelación y anula el fallo inhibitorio ¿debe dictar
sentencia resolviendo sobre el fondo de la controversia, o debe limitarse a anular el
fallo y devolver los actuados para que sea el a quo el que dicte la sentencia de fondo
que resuelva la controversia?
En el proceso civil colombiano, el citado art. 357 del C de PC resuelve así este punto:
Eso no pasa en nuestro país, donde si se apela una sentencia inhibitoria y el superior
decide revocarla o anularla o de cualquier otro modo dejarla sin efecto, ordena al juez
inferior que se pronuncie sobre el fondo de la controversia.
Cuando la decisión inhibitoria del primer juez es apelada por el agraviado, y el superior
encuentra que el rechazo al pronunciamiento de mérito estuvo errado, revoca o anula
el fallo apelado y le ordena al a quo que falle sobre el fondo de la causa sometida a su
decisión.
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órgano superior de la misma naturaleza, siempre que se haya hecho uso de los
medios impugnatorios pertinentes, formulados dentro del plazo legal” [Expediente N.°
03261-2005-AA/TC]. En efecto, la exigencia constitucional de establecerse funcional y
orgánicamente una doble instancia de resolución de conflictos jurisdiccionales está
directamente conectada con los alcances que el pronunciamiento emitido por la última
instancia legalmente establecida es capaz de adquirir la inmutabilidad de la cosa
juzgada.”
3.7 En nuestro sistema procesal, cuando el superior considere que el fallo inhibitorio no
está totalmente justificado, la causa debe ser devuelta al juez de primera instancia
para que este rectifique y se pronuncie sobre el fondo.
Por regla general, los fallos inhibitorios deben dictarse de manera excepcional, pues
para evitar que, luego de tramitado todo el proceso en primera instancia, finalmente
se dicte una sentencia inhibitoria que declare improcedente la demanda, hay dos
filtros previos que tienen los jueces de primera instancia a su alcance: el primero es el
del artículo 427 del CPC, que es el filtro de procedencia o de procedibilidad como le
llaman ahora, y que le permite al juez rechazar liminarmente la demanda cuando ésta
no cumpla con alguno de los requisitos que señala dicho dispositivo, en cuyo caso la
declara improcedente; el segundo, que se presenta más adelante en el proceso, lo
tiene en la estación de saneamiento procesal, que anteriormente se daba en la
audiencia de conciliación y que ahora, al haberse modificado el artículo 465 del CPC
se da cuando el juez expide resolución (auto) declarando la existencia de una relación
jurídica procesal válida o la nulidad y consiguiente conclusión del proceso por invalidez
insubsanable de la relación, de manera que para llegar al extremo de dictar una
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sentencia inhibitoria el juez tiene que haber errado, tanto al calificar la demanda como
procedente cuando no lo era, como, posteriormente, al declarar la existencia de una
relación jurídica procesal válida; dos errores ya es mucho y, por eso, la sentencia
inhibitoria solo se puede dictar como último remedio jurídico (extremun remedium
iuris), es decir, cuando no queda alternativa legal alguna para salvar el proceso de su
aniquilación total, por lo que los fallos inhibitorios sólo son tolerables cuando estén
basados en la necesidad extrema e indiscutible de adoptar una decisión en ese
sentido.
Por eso resulta altamente cuestionable el último párrafo del art 357 del C PC
colombiano, que he transcrito en el numeral 3.6 (al comienzo), porque dispone que
cuando se hubiere apelado de una sentencia inhibitoria y la revocare el superior
deberá éste “proferir decisión de mérito aun cuando fuere desfavorable al apelante”,
de manera tal que el apelante, que no puede ser otro que el propio demandante, va
a ver recortado su derecho de defensa en la medida que no se respeta el principio de
doble instancia, o garantía de pluralidad de instancia.
Hay mucho por decir sobre el tema del epígrafe, pero creo que la parte importante ha
sido tratada en este breve artículo, de modo que no queda sino darlo por concluido.
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