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Salmos 55:1-8

David en esta ocasión se sentía tan abrumado que en el capitulo 6 dijo ¿Quien me diera alas
de paloma para huir? En este momento el salmista no pensaba en las grandes cosas que
Dios había hecho en su vida, en planes, sueños ni en las cosas que Dios le había prometido,
porque estaba tan deprimido que quería dejarlo todo atrás. Talvez nadie diga amen, pero las
iglesias están llenas de gente que aunque aman a Dios han pasado por momentos similares
y a ellos va dirigido este mensaje, porque a veces no entendemos que muchas son las
tribulaciones del justo, pero de todas ella seremos librados.

No se trata de caer, sino de levantarse, no es tropezar es seguir adelante; esta es la


diferencia entre un hombre o mujer de Dios y una persona que a veces se aparece los
domingos por la iglesia. El justo tiene tribulaciones y este quizás fue uno de los peores días
de David, pues vemos que estaba dispuesto a dejarlo todo y olvidarse de la familia, del
reino, de las promesas y de los sueños.

Hay momentos en que llegamos a la iglesia dispuestos a tirar la toalla, agotados y aunque
no quieras reconocerlo habrá momentos donde el enemigo llegue a atacarte con tanta furia,
que quizás no sepas que hacer y la única solución que veas sea huir.

Pero ¿Que hacía tan diferente esta prueba que enfrentaba David? Todo comenzó con la
traición de un amigo, una persona en quien confiaba lo traicionó como se describe a partir
del versículo 12. Esto lo lleva a una situación tan vulnerable que queda expuesto a los
ataques del enemigo, y es que profundas son las heridas del que ama.

Habrá momentos donde el enemigo se las va a ingeniar para lograr que personas que amas
y en las cuales confías, personas que consideras unidas a tu corazón de alguna manera te
pongan en una situación vulnerable por medio de la traición, disensión o de odio; y tendrás
que tener mucho cuidado cuando un esposo o esposa, un hijo, un amigo, un hermano o un
discípulo te da la espalda porque te puede colocar en situación que el enemigo va a
aprovechar.

La estrategia de ataque del enemigo es siempre la misma, primero hablará a tu mente para
ponerte a cuestionar la cobertura de Dios, preguntándote el por qué permitió que ocurra esta
situación. Este ataque en la mente opera en las emociones y tiende a ser más fuerte que
cualquier ataque físico.

Otra arma letal del enemigo consiste en poner al impío que te oprima, y de repente el jefe
comienza a añadir tensión a tu vida en el trabajo, recibes llamadas telefónicas de todas las
cuentas por pagar aunque estés al día, porque el enemigo sabe muy bien movilizar a sus
hijos. Hará que hablen mal de ti y te perseguirá donde quiera que vayas.

Es tiempo de doblar rodilla, de entender que nuestra lucha no es contra sangre ni carne, el
enojo no debe ser contra Dios ni el hombre, sino contra el enemigo y es a el a quien hay
que atacar primero. Es tiempo de clamando por cada una de las promesas que el Padre a
declarado en Su Palabra hasta convertir esta situación en el tiempo de tus mayores
victorias.

A pesar de todo lo que David estaba atravesando, a pesar de que estaba vulnerable, a pesar
de que el enemigo lo atacaba y estaba en el peor día de su vida, a pesar de que quería correr
el Señor se paró delante de el, y David salió victorioso. Yo he venido a decirte que el Dios
te va a sacar adelante y que no importa lo que el diablo traiga contra ti el Señor te va a dar
la victoria.

Yo he venido a hablarle a alguien que quiere tirar la toalla, pero aunque quieras correr Dios
te dice no lo hagas, Yo te voy a fortalecer. El no te va abandonar, si alguien va a correr aquí
es el enemigo, Dios estará a tu lado hasta darte la victoria.

No tires la toalla. Eres más que vencedor en Cristo Jesús. La Biblia dice que todo lo puedes en Cristo que te
fortalece. ¡No tires la toalla! Dios está contigo no te ha dejado nunca. No temas mal alguno, cree que el bien y
la misericordia te seguirán todos los días de tu vida. Eres un hijo de Dios, la niña de sus ojos. ¡Eres un
campeón!, ¡levántate y pelea!
Dios me ha estado dando Palabra acerca que el precio es lo de menos, usted no tiene mejores cosas porque
que en realidad no tiene ganas. El día que en realidad desees tu casa, vas a conseguirla. El problema que
tienes es que para ti el precio es más importante que la ganancia. Si no estás dispuesto a perder, no tienes
las ganas de triunfar en la carrera como las tuvo el apóstol Pablo que estuvo dispuesto a perder todo por
ganar a Jesucristo.
Cuando asumes por primera vez un riesgo, y de pronto te encuentras con que la empresa que pusiste no te
está dando lo que esperabas, te daba más ganancia el empleo que tenías y estabas más seguro, puede que a
medio camino te entre el temor. Cuando abriste tu célula y no te llegaba la gente que esperabas, te
desanimaste. Pero eso no es lo que Dios quiere. Lo que el Señor desea es que entiendas que debes ir hacia
delante y que debes esforzarte para pasar del punto A al punto B.
Cuando Dios creó los animales del campo, dijo: “Está bien”. Cuando creó los árboles dijo: “Esta bien”, y
cuando nos creó a nosotros, también dijo: “Está bien”. Todo lo que Dios ha creado es bueno, pero somos
nosotros quienes menospreciamos las criaturas del Señor, y al hacerlo menospreciamos al Creador. Dios creó
al león para cazar, y el venado fue hecho con sus cuernos y su gracia para saltar rápido y defenderse del
león. El Señor creó al león para cazar, pero no caza por él. Y le dio al venado los recursos para escapar del
león, pero no escapa por él.
Al punto que quiero llegar con esto es que fuiste creado por Dios y debes trabajar para salir adelante. Dios te
dio un cerebro, pero no estudia por ti. Tú no tienes un almuerzo enfrente y dices: “Que el Señor se lo coma
por mí”. Tampoco dices: “Que el Señor se bañe por mí”, cuando tienes una regadera en tu casa. Pero sí
quieres que Él sea el que consiga las cosas por ti. El problema no es que lo consigas tú, el problema es para
quién es la honra y la gloria de lo que consigues. El problema es que nosotros no usamos lo que somos. Por
eso el Espíritu Santo cuando da un gran mensaje en la Escritura dice: “El que tenga oídos para oír que oiga lo
que Dios dice”. Y yo digo, el que tenga boca para hablar, que hable. Él que tenga inteligencia que estudie. Tú
puedes lograr el éxito en tu vida para honrar a Jesús.
Cuando el pueblo de Israel empezó a caminar en el desierto, Dios les dio el maná, sustento para un solo día.
Yo creo que era así porque Dios quería que llegaran a la tierra prometida al siguiente día, de no ser así, el
Señor les hubiera dado comida que tardara más tiempo. Quienes no llegaron fueron ellos porque su visión
estaba equivocada, la meta no era el maná, eso sólo era el sustento temporal para llegar a más.
En la vida hay un tiempo para tener lo necesario y otro tiempo para entrar en la abundancia. Pero si tú has
estado un poquito por aquí por allá, no te engañes, esa no es la voluntad de Dios.
La Palabra del Señor en Isaías I 40:27-31 “¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel mi camino está
escondido de Jehová, y mi Dios pasó mi juicio? ¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el
cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien
lo alcance. Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ninguna. Los muchachos se
fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas;
levantarán las alas como las águilas; correrán, y no se cansaran; caminarán y no se fatigarán”.
Cuado hablamos, a veces decimos: Dios no me ha comprendido, me abandonó, y empiezan a hacer de
algunas cosas su amuleto. Creen que si estaban almorzando para cerrar un negocio, y se le olvidó orar, no lo
cerraron porque no oraron y empiezan a hacer de Dios lo que no esl.
La Palabra dice que Dios te da esfuerzo, no fuerzas. Cuado estás cansado, Dios te dice: “Levántate y
esfuérzate”. Sólo el esfuerzo trae más fuerzas. Cuando Josué iba a entrar en la tierra prometida Dios le dijo:
“esfuérzate y sé valiente”.
Muchas veces tú no avanzas porque pones los ojos en lo que no tienes. Dices que no tienes nada, pero el
problema no es lo que no tienes, sino lo que no sueltas. Toma ese nada y entrégaselo a Dios. El Señor es el
único que multiplica por cero y no le da cero.
La Palabra nos dice que los jóvenes se fatigan y se cansan, flaquean y caen, pero los que esperan en Jehová
tendrán nuevas fuerzas.
La incertidumbre se lleva las fuerzas, pero más que la incertidumbre, es lo que piensas en medio de ella.
Muchas personas están mal, porque así está su ánimo, y su ánimo está así no por las cosas que está viendo,
sino por las cosas que está pensando. Hay dos razones por las que se deja de dormir, una de ellas es la
pena. Pero el problema no es la pena como tal, es lo que tú piensas en medio de ella. Lo que piensas tiene
poder y el peor problema es que muchas personas usan ese poder en una forma negativa. Todos pensamos,
sólo que unos lo hacemos de una forma y otros de otra. Si tú quieres o no pensar de una buena forma es tu
decisión.
Cuando un golfista entra en una trampa de arena es horrible, mientras más le das con el palo a la bola, es
más difícil que salga. Pero ¿cuál es la diferencia entre los más victoriosos y los menos victoriosos? Que unos
ven el problema y otros la oportunidad. Cuando caen en la arena, algunos jugadores dicen: “Justo ahora que
iba a ganar, cae la bola en la arena. ¿Cómo la saco? ¿Y si no puedo hacerlo? Bueno, ahora ya perdí”.
Mientras que otros dicen: “Me cayó la bola en la arena y esta es mi oportunidad. Si la saco de ahí, gano el
campeonato y lo más seguro es que me van a llamar para filmar anuncios de televisión y voy a ganar miles”.
¿Cuál de los dos tipos de persona eres? ¿Eres de los que salen adelante y ven la oportunidad, o eres de los
que ven el problema? Si eres de las personas que ven el problema, cambia tu mentalidad. Quienes tienen la
certeza de lo que esperan reciben nuevas fuerzas.
La Palabra del Señor dice en el pasaje anterior que los muchachos se fatigan y se cansan, pero en otras
versiones muchacho es mancebo, pequeño. En el original dice: “Aun los muchachos”. Aquí Dios le estaba
hablando a Jacob y le dice: “Tú estás diciendo que estás cansado, y por eso también crees que yo lo estoy”.
De la misma manera, muchas veces tú estás cansado o te sientes mal, y crees que Dios también se siente
mal, y en ese momento empiezas a decir: “Dios se olvidó de mí”. ¿Por qué concluyes por tu estado de ánimo
que Dios hizo algo? El problema no es físico, es de actitud. Si aun los muchachos se cansan, ¿cómo no me
voy a cansar yo? Uno se cansa y se fatiga.
En este pasaje, la palabra dice que levantarán las alas como las águilas, y van a correr sin cansarse, y a
caminar sin fatigarse. Cuando un ave alza las alas, es para volar, pero para poder hacerlo debe caminar y
después correr. Los que no se cansan corriendo y caminando en esta vida son lo que creen que sólo pueden
volar. Si tú te sientes cansado y fatigado es porque sólo piensas en caminar y correr. Si estás atribulado por
una deuda es porque sólo has pensado en pagarla. Hay dos formas de no dormir, una de ellas es estarse
lamentando y diciendo: “No puedo dormir”. Y la otra es cuando te acuestas y dices: “Hay Dios y Padre Santo,
gracias por ese negocio, yo sé que vas a prosperarme, yo quiero ese millón”. Esa persona está así de
tranquila porque no está pensando en caminar y correr, está pensando en volar. El Señor me dijo: “Si quieres
ver gente caminando y corriendo, diles que pueden volar”. Si tú crees que puedes volar, caminar es lo de
menos. No te preocupes por caminar y corre si lo que quieres es volar. Mientras que pongas tu mente en
volar, nunca te vas a dar cuenta que caminas y corres.
Cuado Carlos Enrique, mi hijo menor, estaba pequeño, se comió unas uvas, y las cáscaras se le pegaron en
los intestinos. Él tenía una infección estomacal y se estaba deshidratando. Lo llevamos donde el médico y él
nos dijo: “Delen este suero, y si para mañana por la mañana no se ha hidratado, lo hospitalizamos.” Entonces
yo le respondí: “Hospitalicémoslo de una vez”. A lo que el doctor me contestó: “No, vamos a orar y creerle a
Dios, porque no quiero internarlo de una vez. Cuando llegamos a la casa, le empezamos a dar el suero. Pero
yo estaba tan desesperado que le di todo de una vez. Entonces a él se le escuchaba el ruido del agua
adentro. No le podíamos dar más y nos quedamos dormidos. Cuando me desperté a las 3 de la mañana, mi
hijo tenía los ojos hundidos y sentí la muerte. Me paré y literalmente empecé a orar desesperado, caminando
de un lado a otro de la habitación. Hasta que me paré y dije: “Momento, aquí el desesperado soy yo”. ¿Por
qué concluye que Dios está desesperado o lo ha abandonado? Tú no tienes derecho a concluir. ¿Crees que
cuando estás desesperado, caminando de un lado a otro, Jesús está igual? Mientras que tú estás
desesperado, Dios está sentado en un sofá diciéndote: “Tranquilo”. Crees que cuando tú estás viendo la
chequera en tu empresa y te asustas, Dios hace lo mismo, o te dice: “Qué te pasa, acaso no estoy yo aquí”.
“Es que no te siento”. “Pues tu problema es ese. Tú sientes que no estoy, pero sí estoy”.
Cuando Jesús fue a orar al monte Getsemaní, estaba muy triste. Y yo le pregunté al Señor: “¿Por qué estaba
triste si iba a ganarnos a nosotros para su reino? Pero después se levanta para ser entregado y no huye. En
la Biblia estaba escrito lo que Él oro, pero no lo que el Padre le dijo a Él. Y yo le pregunté a Dios: “¿Acaso tú
le dijiste al Señor Jesús, no pienses en la muerte, piensa en la resurrección? Y me respondió: “Puedes estar
seguro que sí.” Cuando Jesús empezó a ver la muerte, empezó a pensar en el trago amargo que iba a pasar.
Pero cuando empezó a pensar en la resurrección, comenzó a ver lo que iba a ganar.
En Mateo 26:36-46 dice: “Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus
discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro. Y tomando a Pedro, y a los hijos de Zebedeo,
comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera. Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste,
hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo. Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y
diciendo: Padre mío, si es posible, pasa de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú. Vino
luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una
hora? Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es
débil. Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo
la beba, hágase tu voluntad. Vino otra vez y los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de
sueño. Y dejándolos, se fue de nuevo, y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras. Entonces vino a
sus discípulos y les dijo: Dormid ya, y descansad. He aquí ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre es
entregado en manos de pecadores. Levantaos, vamos; ved, se acerca el que me entrega”.
Por primera vez Jesús pidió ayuda. Él fue a orar y dijo: “Padre, si es posible pasa de mí esta copa”. El Señor
estaba allí, estaba en el ring peleando su batalla de fe. Se sentía angustiado sentía que podía perder. En ese
momento yo me imaginé a Jesús como aquel boxeador que va a su esquina y le dice al entrenador: “Tira la
toalla, ya no aguanto”. Y el entrenador le dice: “No, yo te conozco y sé que puedes triunfar. No la tiro”.
Jesús fue donde el Padre tres veces y le dijo: “Padre, si puedes pasar esta copa de mí, tengo mucha angustia,
estoy flaqueando”. En la Biblia no se registra respuesta. Yo creo que el Padre tomó la toalla y le dijo: “La toalla
la tengo yo, no tú, sal de nuevo”. Al llegar a la tercera vez, le dijo: “Padre, ¿puedes encontrar una manera en
tu omnipotencia, en la que puedas salvar al mundo sin que yo vaya a al cruz?”. Pero Dios no tiró la toalla. Y
Jesús se levantó y les dijo a sus discípulos: “Está bien, duerman, es hora de ser entregado a los pecadores”.
Si Jesús hubiera logrado que el Padre tirara la toalla, ninguno de nosotros estuviéramos aquí gozando de la
paz que tenemos ni pensado en el cielo que nos espera.
Yo me hice una toalla y una bata de boxeador porque sé que hay una batalla que pelear. Y en la toalla dice:
¡No tires la toalla! Y la tengo en la mesa de noche de mi cama, y cuando llegan los momentos duros y difíciles
(que a toda persona que emprenda algo le tienen que llegar), en los que me quebranto y no aguanto, saco la
toalla y lloro sobre ella. Y en medio de mis ojos llenos de lágrimas leo: “¡No tires la toalla! Mi presencia irá
contigo”. Y le digo a Dios: “Señor, tienes razón ya no aguanto, pero no voy a tirar la toalla, voy a seguir”. Y
empiezo a pensar que puedo volar, y el cansancio por correr desaparece. Tú tienes que lograrlo, no te bajes
del ring aguanta un round más. ¡Pelea! La diferencia entre ser derribado y derrotado es levantarse y continuar.
No tires la toalla. Eres más que vencedor en Cristo Jesús. La Biblia dice que todo lo puedes en Cristo que te
fortalece. ¡No tires la toalla! Dios está contigo no te ha dejado nunca. No temas mal alguno, cree que el bien y
la misericordia te seguirán todos los días de tu vida. Eres un hijo de Dios, la niña de sus ojos. ¡Eres un
campeón!, ¡levántate y pelea!
Todo el éxito consiste en las decisiones que tomas y en las que no tomas. Cree que en el Señor eres más que
victorioso, y aunque pases por valles de sombra y de muerte no vas a temer mal alguno. Aunque llores, no
tires la toalla, ve a pelar la batalla. Cree que en Cristo Jesús eres más que victorioso.
Cree que puedes llegar más lejos. Si crees, habla. Que no te dé pena lo que piensen los demás, porque la fe
entra por los oídos, pero sale por la boca. En Marcos 11 dice que todo lo que el hombre dijere eso va a recibir.
No es todo lo que el hombre oye, es lo que el hombre habla. No hay una persona que no pueda lograr algo
grande en esta vida. La razón y la inteligencia sólo sirven a algo superior.
¿Qué es superior a la inteligencia y la razón? La actitud. Si tu actitud es buena, tus pensamientos van a ser
buenos.
Escrito por Pastor Cash Luna

SALMO 11

Uno de los deportes que menos me apasionan es el boxeo. No me atrae mucho el ver a dos
personas que se ataquen a golpes hasta sangrar y en algunos casos hasta morir. No tengo nada
en contra de los que les gusta el box, después de todo, en gustos y en colores no opinan los
doctores. Según entiendo, es en las peleas de box, cuando el entrenador de uno de los
contrincantes, arroja la toalla al ring, indicando que su pupilo está tan lastimado que no puede
continuar peleando. De aquí surge el dicho que alguien ha tirado la toalla, para indicar que alguien
está tan harto de algo que no desea seguir afrontando la situación. Muchas veces, la vida se nos
pone cuesta arriba y en esas circunstancias podemos nosotros también estar al borde de tirar la
toalla, es decir, listos para abandonar la contienda.
Hace poco tiempo atrás justamente, vi un reportaje en televisión sobre un hombre que tenía una
enfermedad degenerativa en los músculos y que en cuestión de poco tiempo quedaría totalmente
inválido antes de que sobreviniera la muerte. El periodista le preguntó: ¿Qué piensa sobre el
futuro? El hombre respondió: Nada, lo único que quiero es morir. Este es un hombre listo a tirar la
toalla. Por años ha luchado contra la enfermedad y está cansado de seguir luchando. Lo único que
quiere es dejar de sufrir y piensa que la muerte es su única salida.

Quizá Ud. amigo oyente, está también al borde de tirar la toalla. Puede ser a causa de una
enfermedad, como el caso que yo he compartido, o puede ser a causa de un matrimonio que no
funciona, o un hijo que se ha descarriado o una hija que ha escapado del hogar, o un negocio que
se va a la quiebra o amistades que se terminan por los chismes, etc. Antes de tirar la toalla en
cualquier situación que Ud. se encuentre, yo le invito a considerar el caso de David. Este
personaje, enfrentó situaciones muy críticas en su vida. Desde joven, aún antes de ser rey, fue
perseguido por el rey Saúl como lo haría una horda de cazadores a una indefensa zorra. Más tarde
cuando ya era rey, también fue objeto de fuertes ataques, que provenían inclusive de su propia
familia.

Este es el trasfondo del salmo que vamos a considerar en esta ocasión. Se trata del salmo 11.

Este salmo tiene una sobre escritura en la cual leemos lo siguiente:

Al músico principal. Salmo de David.

Podemos saber entonces que David es el autor del salmo.

 Para captar mejor el contenido de este hermoso salmo, consideremos en primer lugar la
grave situación del salmista.

Se encuentra en los versículos 2 y 3 donde dice: "Porque he aquí los malos tienden el arco,
disponen sus saetas sobre la cuerda, para asaetear en oculto a los rectos de corazón. Si
fueren destruidos los fundamentos, ¿Qué ha de hacer el justo?"

David se encontraba perseguido y rodeado de los malos. Su situación era muy grave. La vida de
David estaba en juego. El enemigo no tenía escrúpulos. Estaba dispuesto a todo. Tenía las flechas
en el arco tendido. Todo era cuestión de dispararlas. Tenía las saetas preparadas en la cuerda.
Todo era cuestión de dispararlas. Hoy diríamos que David estaba en la mira. Solo hacía falta
apretar el gatillo. Además, el enemigo era astuto. Intentaba consumar su plan en oculto. Al amparo
del anonimato, nadie sabría quien segó la vida de David. Al contemplar la gravedad de la situación,
David dice: Se ha atentado contra el fundamento mismo de la sociedad. ¿Qué puede hacer una
persona justa en esta situación?

Ud. también amigo oyente, puede ser que esté en una situación similar y Ud. también ha dicho
para sus adentros: El mundo está tan corrompido, tan sucio, tan desvergonzado, ¿Quién podrá
sostenerse en pié? ¿Qué oportunidad tiene el justo para no caer en las garras de tanta maldad en
el mundo? Muchos podían pensar que no existe oportunidad para los íntegros, los justos, los
piadosos en este mundo, y han tirado la toalla y se han dejado arrastrar por la corriente de este
mundo. De hecho, David tenía algunos amigos que le estaban aconsejando justamente que tire la
toalla.

 Consideremos en segundo lugar la gran sugerencia de los amigos del salmista.

La encontramos en la segunda parte del versículo 1 donde dice: "¿Cómo decís a mi alma, que
escape al monte cual ave?"
Amigos hay de todo tipo. Algunos son buenos, otros son más o menos y otros son malos. La mayor
parte de los amigos caen en la segunda o tercera categoría. David tenía ese tipo de amigos. Al ver
la grave situación de David, los amigos se le acercaron y quizá poniendo sus brazos sobre el
hombro de David le susurraron al oído: Querido, David, es muy grave lo que estás enfrentando. Tu
vida está en peligro. Lo mejor es que escuches nuestro consejo. Nos parece que deberías
empacar tus cosas del palacio y partir a algún lugar distante, donde estés lejos de tus enemigos,
lejos de toda esta situación tan grave. Con amigos así, para qué enemigos, digo yo. Yo no sé si los
amigos de David tenían buenas intenciones o no, porque a lo mejor querían deshacerse de David,
para pescar a río revuelto.

Nosotros también podemos tener amistades como David. Gente que por ejemplo aconseja a una
esposa a divorciarse, porque ya no hay esperanza en el marido. Gente que aconseja a un pastor a
abandonar la iglesia porque no tiene caso el seguir luchando contra la inmoralidad de los creyentes
que allí se congregan. En definitiva es gente que nos susurra al oído que tiremos la toalla, porque
no hay esperanza. ¿Qué hizo David? ¿Tiró la toalla? Absolutamente no.

 Consideremos pues la gloriosa seguridad del salmista.

Se encuentra en la primera parte del versículo 1 y después en los versículos 4 a 7. Al oír el consejo
de tirar la toalla, David dijo: "En Jehová he confiado". "Jehová está en su santo templo;
Jehová tiene en el cielo su trono; sus ojos ven, sus párpados examinan a los hijos de los
hombres. Jehová prueba al justo; pero al malo y al que ama la violencia, su alma los
aborrece. Sobre los malos hará llover calamidades; fuego, azufre y viento abrasador será la
porción del cáliz de ellos. Porque Jehová es justo, y ama la justicia; el hombre recto mirará
su rostro."

David era un hueso duro de roer. Hablarle de tirar la toalla para él, era un insulto. No porque se
sentía fuerte en sí mismo, sino porque tenía puesta su mirada en Dios. En Jehová he confiado,
fueron sus palabras. David había puesto su confianza en Jehová. David se sentía seguro en
Jehová. No había razón válida para rendirse ante las adversidades. Recuerde amigo oyente que si
Ud. tiene a Dios lo tiene todo y si Ud. no tiene a Dios no tiene nada.

Acto seguido, David da algunas razones para haber confiado en Jehová. Jehová está en su santo
templo, en su trono en el cielo. No puede haber lugar más seguro. Aun cuando la tierra toda
desaparezca, Dios en el trono del cielo no es afectado por eso. Vale la pena confiar en Jehová. Es
el mejor refugio que uno puede encontrar. Pero además de que Jehová está en su trono en el
cielo, Jehová también mira y examina atentamente lo que hace el hombre. Jehová no ha
descuidado cada detalle de la actividad de cada ser humano en la tierra. La Biblia dice que aún la
cantidad de cabellos de cada persona es conocida por Dios. Jehová está atento a las obras malas
de los malos y a las obras buenas de los justos. Esto es de gran consuelo para los justos y debe
ser de gran preocupación para los malos. Por eso dice David que Dios prueba al justo pero en
cambio pobre del malo, por eso el malo o el que ama la violencia es odiado por Jehová.
Consecuentemente, Jehová castigará al malo. Lo hará por medio de hacer llover calamidades
sobre él y como si esto fuera poco, hará que descienda fuego, azufre y viento abrasador. Este será
el cáliz que deberán beber los malos. De esta manera Jehová será hallado justo, porque ama la
justicia. Por ende los rectos mirarán el rostro de Jehová en el cielo. Por todo esto, David confió en
Jehová y le pareció absurdo tirar la toalla o rendirse ante los problemas. Y David tenía toda la
razón.

Ud. también amigo oyente, no tire la toalla, no se rinda, no huya de los problemas. Confíe en
Jehová. El no ignora nada de lo que pasa con Ud. y lo que hacen los que le oprimen. Algún día el
dará la recompensa a los justos y el castigo a los malos. La solución a los problemas no radica en
huir de ellos. La solución a los problemas radica en refugiarse en Jehová. Él está esperando con
los brazos abiertos. Si Ud. pone su confianza en Jehová, al igual que David, le parecerá un insulto
que alguien le diga que tire la toalla.
Buena obra me ha hecho
Marcos capítulo 14 versículo 3: Pero estando él en Betania, en casa de Simón el leproso, y
sentado a la mesa, vino una mujer con un vaso de alabastro de perfume de nardo puro de
mucho precio; y quebrando el vaso de alabastro, se lo derramó sobre su cabeza.(B) 4 Y hubo
algunos que se enojaron dentro de sí, y dijeron: ¿Para qué se ha hecho este desperdicio de
perfume? 5 Porque podía haberse vendido por más de trescientos denarios, y haberse dado a
los pobres. Y murmuraban contra ella. 6 Pero Jesús dijo: Dejadla, ¿por qué la molestáis?
Buena obra me ha hecho. 7 Siempre tendréis a los pobres con vosotros,(C) y cuando queráis
les podréis hacer bien; pero a mí no siempre me tendréis. 8 Esta ha hecho lo que podía;
porque se ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura. 9 De cierto os digo que
dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que
ésta ha hecho, para memoria de ella.

¿Con quién habló el Señor Jesucristo? Con una mujer. Fue una mujer que vino y le dio el vaso
de alabastro. Cuando nosotros leemos la Palabra del Señor, podemos darnos cuenta de las
diferentes opiniones que tenían los evangelios. Otro libro dice que esta mujer cuando supo
que Jesucristo estaba a la mesa, fue a traer el vaso de alabastro Otro evangelio dice que sólo
se acercó y le derramó el perfume en su cabeza, en sus pies. Otro dice que fue un perfume
de mucho valor. Y da a conocer que es de nardo el perfume.

La Palabra nos enseña que de esa flor estaba hecho ese perfume; quiere decir que era un olor
muy agradable. ¿A cuántas de ustedes les gustan los perfumes? ¿Oler rico? Qué
bueno. Quiero contar un poquito el relato. Esto fue un hecho real. Lo que esta mujer hizo fue
algo real; y nada más y nada menos que se lo hizo a Jesucristo, a nuestro Señor.

Quiero hacer énfasis a esta Palabra en el versículo 6 “buena obra me ha hecho”. ¿Jesucristo
podría decir lo mismo de ti? ¿Buena obra me has hecho? ¿Podría decir lo mismo de
mi? Vamos a analizarlo y vamos a ver varias cosas que nos enseña este relato.

De María vamos a aprender hoy y vamos a ver 5 cosas:

María fue Audaz. Actuó rapidísimo; Fue, hizo algo aparentemente sin sentido, pero yo no creo
que el Señor haga las cosas sin sentido. Ella se levantó y fue. (nos estamos basando en el
libro de Marcos). Acá vemos que ella lo hizo como algo muy natural. La Palabra del Señor
dice en el Salmo 139, que el Señor nos conoce de antemano y que Él nos ha aprobado.
Quiere decir que todas las cosas que podamos hacer, no son por casualidad, tienen un
sentido, un propósito.

Me fui a otra porción de la Palabra donde está aquella viuda que dio dos blancas y se me
venía a la mente que Jesús estaba sentado al lado del arca de las ofrendas y El vio cómo esta
viuda dio las ofrendas y dijo: “Esta dio todo lo que tenía. Los ricos dan mucho, pero ella ha
dado todo lo que tenía”. Quiere decir que Jesucristo se fija en lo que hacemos. En este caso
también Jesucristo hace mención hasta el día de hoy. Nosotros, ¿cómo actuamos? Actuamos
igual? ¿Será que actuamos así, de una forma espontánea y rápida? A veces no lo hacemos
porque no tenemos una razón.
Mateo 12, 41. Aquí vemos la segunda cosa, Vemos que María actuó por bendición, fue
espontánea y había una razón había una gratitud. En el caso de María en Juan 4 versículo 6 Y
estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo.
Era como la hora sexta. 7 Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de
beber. 8 Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. 9 La mujer
samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer
samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí.(B) 10 Respondió Jesús y le
dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él
te daría agua viva.

Nosotros no podemos ser agradecidos con el Señor porque no tenemos en la mente todo lo
que el Señor ha hecho por nosotros. La mujer samaritana estuvo al lado de Jesús y en un
momento ella no supo quién estaba a la par de ella por eso ella no actuó de esa
forma. Jesucristo fue el que le pidió a ella. Yo me gozo en estos casos porque Jesucristo
viene a restaurar todas las cosas, la naturaleza y viene a restaurar la humanidad y allí te
incluye a ti mujer. Porque lo primero que hizo Jesucristo fue hablar con una mujer, pedirle a
una mujer y decirle que fuera a compartir la Palabra. El Señor nos ha hecho a Su imagen y
semejanza. Esa es nuestra identidad. Les quiero contar que ese Dios sí tiene identidad. El no
tenía confusión que si era hombre, o mujer, si valía o no valía y a imagen de El somos hechas
nosotras. María actuó rápido, de una forma espontánea, actuó con bendición porque había
una gratitud.

La tercera que quiero mencionar es que hubo generosidad. ¿Por qué creen ustedes que esta
mujer con facilidad fue y dio todo lo que tenía? Porque la persona a quien se la estaba dando
era alguien importante, era Jesucristo. Pero fue generosa porque dio algo de mucho valor.
Dice la Palabra que costaba 300 denarios. Parece ser que el denario era equivalente al sueldo
por año en ese tiempo. Ella lo tenía guardado y es algo lindo mujeres porque cuando yo
estaba oyendo esta canción, Dios me decía que esta mujer en este perfume, en ese vaso ella
había depositado todo su valor, ese era su tesoro, pero en el momento que ella conoció a
Jesús, ella sabía quién iba a ser su tesoro y por eso estuvo dispuesta a dar lo mejor, y lo más
preciado. Y aquí puse yo una nota: nosotras, ustedes nunca van a ser lo que pueden hasta
que le den todo y lo mejor al Señor. No puede ser a medias tintas. ¿Quiénes quieren ser
generosas con el Señor? ¿Y más generosas? Hay que dar todo. Por eso es que Él nos pide
que le demos el 100%. El quiere que le demos todo. No es nada más un ratito, o en el servicio
del día domingo o del día martes o cuando venga alguien a dar una prédica a mi casa. En el
momento en que estemos dispuestas a darlo todo, lo vamos a honrar.

Es impresionante, esta mujer nos puede dar un gran estudio y una gran enseñanza acerca de
lo que es: amor, gratitud; era muy práctica, fue genuina; lo que ha hecho lo hizo de corazón.
¿Qué ha hecho el Señor contigo? ¿Te ha permitido levantar el grupo de estudio bíblico? ¿A
quiénes el Señor ha sanado? ¿Quién puede decir: “el Señor restauró mi hogar”? ¿Me ha dado
gozo? Esas cosas que te cuestan ver ahorita, son las que Dios quiere que miremos para que
seamos agradecidas con el Señor en todo momento. ¿Reconoces que el Señor está contigo
en todo momento? Él siempre está contigo mujer. Si nosotros nos damos cuenta de esa
realidad, siempre vamos a estar dando lo mejor. Quiero agregar otra más…

Esta mujer tuvo un quebrantamiento delante del Señor. Cuando ella rompió ese vaso, yo me
imagino que a ella le dolió. Le tuvo que haber dolido porque le costó mucho y eso pasa con
ustedes mujeres y pasa conmigo. Yo puse acá unas notas y dice: que cuando vemos esta
escritura, la misma mujer que decidió romper el vaso fue la que le ungió después para Su
muerte. Jesucristo muy pronto iba a ser entregado, a ser crucificado y esta mujer fue usada
para ungirlo. A esta mujer el Señor le permitió que lo hiciera de esa forma. Y miren lo
tremendo porque recibió críticas, pero ella en su forma genuina de ser estaba haciendo algo
que iba a bendecir al Señor. Por eso el Señor se gozó. Regresemos a Marcos por favor. Ese
tesoro, tenía un propósito. Ese tesoro tenía un propósito que era ungir al Señor. Y tus cosas,
lo que tú tienes para el Señor tienen el mismo propósito. Lo que tú le has dado, ha servido no
ha sido por casualidad. Esta mujer lo hizo y fue parte de algo que ya estaba escrito porque el
Señor iba a ser crucificado y qué bien es hacer la obra que el Señor nos ha mandado a hacer.

¿Qué te ha dado el Señor? ¿Lo has usado para bien? ¿Tú puedes ver que las cosas que has
hecho han sido buenas? Si no, pues hoy vamos a aprender. Tuvo un quebrantamiento.
Nosotros necesitamos tener un quebrantamiento y lo podemos aplicar a nuestra alma.
Necesitamos quebrar, trabajar en nuestra alma para poder dársela al Señor. Si nosotros no
estamos dispuestos a trabajar en nuestra alma, no vamos a poder trabajar para el Señor. El
Señor te ha llamado a ser una mujer próspera, una mujer libre, que lo puedas adorar, que lo
puedas exaltar que le puedas dar lo mejor a El. Si no estás dispuesta a romper eso que ha
endurecido tu corazón, no vas a poder ver la bendición. Necesitamos hacerlo.

Posiblemente tú trabajas mucho en grupos y has dicho: “bueno, ya no aguanto más”, ha sido
muy cansado, te has agotado por estar trabajando en grupos, pero te quiero decir mujer que
sí se puede. Sí se puede seguir adelante. Si tú vienes con una actitud de agradecimiento, sí
vas a poder seguir adelante. Si vas a estar dispuesta a dar más que a recibir, el Señor te va a
levantar, siempre te va a levantar..

Hubo un acto de fe. La Palabra en Marcos 11,22 dice: “tened fe en Dios”. Esta mujer tenía fe.
Mostraba fe en Jesús y en lo que El hacía. Y debido a esa forma como ella actuó, hay
resultado. Lo mismo te digo yo a ti mujer. De la forma que has actuado. No sé si has actuado
con audacia, con bendición, agradecimiento con quebrantamiento, pero aún así hay
resultados. Y podemos ver acá que murmuraron contra ella, la criticaron. Lo sorprendente fue
que vino de los mismos discípulos. Aquí hay algo diabólico, porque había una oposición a lo
que tú puedes hacer y eso viene de Satanás, del enemigo. Si has sentido oposición, pues te
quiero decir que tienes que pelear y el Señor nos ha dado las armas para pelear la buena
batalla. Tú vas a pelear porque. hay un enemigo que quiere evitar que tú puedas darle todo lo
que puedas al Señor. No sólo en adoración, sino en tiempo, trabajo, sacrificio, ofrendas, cosas
materiales. Eso fue el resultado de lo que esta mujer hizo. Por eso les decía que el Señor
venía a restaurar todas las cosas y viene a restaurar la naturaleza al hombre y a la mujer, a la
humanidad.

También hubo una recompensa de su acción: nada más y nada menos Jesús la defendió. A ti
te defiende Jesús, mujer. Jesús es el que te defiende, Jesús es el que está contigo, Jesús es
el que te viene a restaurar. Jesús la defendió y les dijo: “Dejadla, ¿por qué la molestáis?”.¿Por
qué dijo Jesús eso? Porque lo que ella había hecho, le había agradado un montón. ¿Quieres
agradar tú al señor? Da todo de ti. Que el Señor pueda decir: “Buena obra me ha hecho…”
Jesús siempre defiende a las que actúan y hacen lo que pueden y más. Yo me gozo en esa
palabra. Yo le compartía a las jovencitas y les decía: “mujeres, fuimos hechas a imagen de
Dios, para actuar, con dones para ser creativas, para aprender a coser, a cocinar. Fuimos
creadas para cumplir con un propósito que el Señor nos mandó de ir y evangelizar mucha
gente para Cristo”. Si tú estás trabajando en grupos y quieres tirar la toalla, no lo hagas mujer.
El trabajo que tú has hecho, vale mucha mujer. Jesús le anunció a la gente que se iban a
recordar de ella siempre; que íbamos a hablar de ese acto de adoración. Le proveyó un
memorial perpetuo y final que fue: “bien y buena sierva fiel”. Ahora voy a entrar a lo cardíaco…

Aquí está lo poderoso. Cuando yo estaba compartiendo del tema de esta mujer preciosa y de
lo que hizo, la primera que fue bendecida fui yo. Dije: “Señor qué tremendo” Yo tuve la gran
bendición que este CD llegara a mis manos y cuando yo oí esta canción, el Señor me llevaba
directamente a esta parte de la Biblia. Han pasado muchos meses desde que vi en la
televisión a esta cantante que cantaba esta canción de María de Bethania. A veces creemos
que la adoración es un canto, que nuestra adoración es cantar una canción suavecita; no. Y
eso es lo poderoso que te quiero compartir hoy mujer. La adoración es un todo. Fue una
buena actitud, una mujer que actuó rápido; una mujer espontánea, que amó, dio de corazón;
además, adoró al Señor, lo ungió con sus cabellos, le limpió sus pies, le ungió su cabeza. Se
dan cuenta, el adorar al Señor no sólo es un canto, es un todo y sólo hoy hemos visto cuatro
diferentes. ¿Vamos a adorar al Señor? ¿Vas a adorar al Señor? ¿Vas a amar? Tenemos un
gran privilegio. A ti mujer, el Señor te vino a restaurar para que estés predicando la Palabra
del Señor, para que estés dando testimonio.

El Poder de Dios estará más en tu vida, si tú das más testimonio en tu vida. Quiere recibir de ti
lo que le puedas dar. Dame una razón por la cual no le puedas dar agua al Señor, una razón
por la cual no le puedas adorar. Tú le puedes dar cualquier cosa, Él lo va a recibir de ti mujer,
Él se va a agradar. Esa es otra cosa con la que quiero ir concluyendo. Si el Señor nos enseña
que nosotros podemos ir a predicar el evangelio, nos enseña que tenemos libertad para
pedirle. Es por una razón y es que el quiere contar de ti, quiere tener algo de memoria de ti.¿
Qué obra va a poder tener de ti? Esa es la razón. El es amor y quiero hacer un llamado acá.
¿Tú le quieres dar todo al Señor? Pues hoy vamos a presentarnos delante del Señor con una
ofrenda agradable a Él y se la vas a pasar dejando acá. ¿Por qué digo esto? Tú me puedes
decir: “Pastora, yo soy una mujer que amo al Señor, le sirvo, predico Su Palabra”, pero
seguramente no eres agradecida, posiblemente no das testimonio o posiblemente no lo has
honrado con algo valioso. Sé que en alguna de todas esas áreas el Señor te mostró algo.
¿Cómo vas a actuar de ahora en adelante?. ¿Vas a actuar rápido, vas a aprovechar la
oportunidad? María aprovechó; dijo: “ esto es mío” y ahora es cuando. ¿Quieres aprovechar tú
esa oportunidad? Hay mujeres que de forma equivocada quieren milagros olvidando que es
necesario quebrar lo que está dentro de ti. Esta mujer que leímos hoy, María de
Bethania, representa a millones de mujeres que tienen que romper su mente, una estructura
de sentimentalismos, que tienen que romper esa práctica de quejas y tienen que soltar ese
buen olor que hay en sus espíritus.

El diablo no quiere que tú estés regando un perfume sino él quiere que tú estés regando
amargura, sufrimientos, traumas, frustraciones y nosotros no queremos esto. Esto del perfume
es una verdad, lo que la mujer tiene por dentro ha sido guardado para dárselo al Señor. Tráelo
siempre delante del Señor. Dios quiere que seas una mujer, prosperada, restaurada, redimida,
llena de la abundancia del Señor. ¿Cuántas adoradoras hay aquí? ¿Cuántas pueden decir:
“me hacía falta esta área, pero ahora estoy dispuesta a practicarla?” Buena obra has hecho
mujer, buena obra y espero y deseo de todo corazón que el señor diga lo mismo. Yo como
humana puedo ver la obra que haces, el esfuerzo que has hecho, nos agradamos del trabajo
que has hecho. Nos damos cuenta de lo que hacen. De hecho teníamos preparado aquí de la
mención del sacrificio que muchas de ustedes hacen, pero no están todas aquí. Y si tú no has
hecho buena obra, te animo a que la hagas. El Señor dice en Su Palabra que no sólo de pan
vive el hombre, sino de hacer Su voluntad y Su voluntad es ir y hacer discípulos.

Lo que haces vale mucho y se anticipa a muchas bendiciones que el Señor te quiere dar. Y
ahora estoy segura que la unción del Espíritu Santo te va a llenar de tal forma que ni te
imaginabas ¿por qué? Porque ahora estás dispuesta a dar todo y estás dispuesta a dar lo mas
valioso, así que recibe mujer, recibe en este momento. Recibe, háblale al Señor. Padre hoy te
quiero amar, quiero actuar como una mujer libre, quiero ser genuina, quiero amarte de todo
corazón, quiero bendecirte siempre, quiero ser generosa, quiero ser paciente, te quiero amar
sobre todas las cosas. Padre gracias te damos por tu Palabra, por estos momentos en que
disfrutamos estar juntas delante de ti Señor. Sabemos que esto te agrada que esto es parte de
la adoración que te gusta a ti y bendice a estas mujeres Señor, que de ahora en adelante van
a estar dispuestas a darte todo y lo mejor a ti. Padre recibe estas ofrendas, recíbelas con olor
fragante, que tú puedas decir de ellas: “buena obra me han hecho. Gracias, Señor, en el
nombre de Jesús.

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