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Biblioteca SUD
Conferencia General Abril 1970
presentaré aprobado, no será contado digno de permanecer. Así sea. Amén" (D. y
C. 107:99-100).
"Así que, benditos sois si perseveráis en mi bondad, siendo una luz a los gentiles,
y por medio de este sacerdocio, salvador a mi pueblo Israel. Lo ha dicho el Señor.
Amén" (D. y C. 86:11).
Estamos viviendo en un mundo lleno de dificultades, como se ha señalado ya
varias veces durante este día; y el mundo tiene razón y todo el derecho de esperar
dirección de alguna parte, para recibir instrucciones y conocimiento de a dónde ir y
qué hacer. La gente necesita comprender que hay un propósito en la vida, y lo que
es ese propósito, y ellos tienen toda la razón de ver hacia el sacerdocio de Dios, el
cual vosotros, mis hermanos, tenéis.
Vosotros no podéis daros cuenta o apreciar la influencia que el sacerdocio de
esta Iglesia podría tener en todo el mundo, si cada hombre lo magnificara.
Hermanos, el sacerdocio, si es magnificado, es una fuerza y una influencia
estabilizadora. Y así debe ser Cada esposa y madre tiene el perfecto derecho y la
responsabilidad de acudir a su esposo que posee el sacerdocio en demanda de guía
y consejo, para recibir fuerza y dirección. Y él tiene la responsabilidad de magnificar
su sacerdocio para poder dar esa dirección, esa seguridad, esta fuerza que es
necesaria en el hogar; y puede hacerlo. Si él magnífica su sacerdocio, él será
magnificado por el Señor a los ojos de su familia, y su influencia positiva se dejará
sentir.
Nosotros tenemos una responsabilidad para con nuestras hermanas, jóvenes
amigos. Cada hermana debe recurrir a un hermano que posee el sacerdocio, ya sea
que él tenga doce años o más, y tiene el derecho de esperar de él un ejemplo vivo
de lo que debe ser el sacerdocio, y acudir a él en busca de fuerza, consejo y
dirección, sintiéndose segura con él. Toda novia debe poder confiar enteramente en
un joven que posee el sacerdocio y que está saliendo con ella. Ella debe ser capaz
de sentir que él haría cualquier cosa, aun dar su vida, para proteger su condición de
mujer y su virtud, y nunca pensaría en privaría de ella si él está magnificando su
sacerdocio; y él no será tentado, si está pensando en el sacerdocio que posee y en la
responsabilidad que tiene.
Yo quisiera leeros un párrafo de una carta que recibí ayer, para mostraros la
importancia de vivir los principios del evangelio y magnificar nuestro sacerdocio.
Hay tantos de nuestros hombres que creen pero no tienen la fuerza o el valor para
actuar. Si nos diéramos cuenta del efecto que causamos en nuestros semejantes
cuando vivimos las enseñanzas del evangelio, yo estoy seguro de que todo lo
haríamos mejor. Esta carta viene de un próspero abogado de los Ángeles, a quien
conozco muy bien, y él la escribió sólo para darme este mensaje:
"A medida que las semanas se tornan en meses me siento más absorto en la
fascinante práctica de la ley, ocasionalmente surge, a través del espectro de esta
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