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Evangelio segúú n San Marcos

Evangelio según San Marcos


Hernán Bonsembiante

Introducción
1. Dónde estamos parados
La Biblia es una biblioteca. Tiene muchos libros escritos por muchos autores en
distintas épocas. Encontramos poesía, historia, leyes, cantos, proverbios, biografías,
autobiografías, leyendas, etc.
Una gran división es Antiguo y Nuevo Testamento, según si lo que leemos fue escrito
antes o después de Cristo.
Los idiomas originales en que fue escrita son fundamentalmente 2: hebreo y griego. Por
lo tanto nosotros accedemos a traducciones. Hay varias: El Libro del Pueblo de Dios, La
Biblia Latinoamericana, la Biblia de Jerusalén (esta es una traducción al español de una
traducción al francés), Dios llega al hombre, la Santa Biblia y muchas traducciones que
son traducciones al español de una vieja traducción al inglés: la King James version.
Cuando se traduce la Biblia se ponen títulos, introducciones, comentarios. Eso no es
palabra de Dios, sino del editor o de algún comentarista.
Nosotros vamos a tratar de comprender mejor el Evangelio según San Marcos y por eso
tenemos que mirar el texto dejando un poco de lado los títulos aunque seguramente nos
van a ayudar.

2. Qué significa la palabra Evangelio


Antes de responder a esta pregunta vamos a hacer un ejercicio. Imaginemos un hecho
conocido por todos. Luego nos vamos a dividir en grupos y cada grupo va a contar ese
hecho de manera distinta:
En forma de canción, de poesía, de cuento, de nota periodística, de carta, de aviso de
cartelera.
Como vemos, todos hemos dicho lo mismo pero cada uno de forma distinta. Esto es lo
que llamamos género literario y quiere decir que antes de leer algo tenemos que saber
qué estamos leyendo. A veces nos pasa que alguien nos está contando algo y recién al
final nos damos cuenta de que era un chiste y no verdad lo que nos decía.
De la misma manera pasa con los Evangelios. ¿Cómo hay que escucharlos, cómo
cuentos, como noticia periodística, como biografías?
Empecemos por el título: La palabra Evangelio tenía un sentido preciso en la época de
Jesús. Podemos rastrear su significado tanto en la cultura judía como en el lenguaje
pagano.
Para los judíos hacía referencia a los textos del profeta Isaías que anunciaban la llega de
Dios como rey. El pueblo judío se hallaba exiliado en Babilonia, lejos de su tierra y de
su templo. Isaías anuncia el fin del exilio, la llegada salvadora de Dios:
¡Qué hermosos son sobre las montañas los pasos del que
trae la buena noticia, del que proclama la paz, del que

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anuncia la felicidad, del que proclama la salvación, y dice a


Sión: "¡Tu Dios reina!".(Is 52, 7)
Para los paganos también tenía un sentido preciso. Los romanos consideraban buena
noticia la llegada al trono de un nuevo emperador. El nacimiento del emperador Augusto
es saludado como “el comienzo para el mundo de la buena noticia que traía”.
Los cristianos comenzaron a usar muy pronto esta palabra para hacer referencia al
anuncio oral de la salvación de Dios ofrecida en Jesucristo. Así vemos en las cartas de
Pablo que se habla del “evangelio de Dios” (Rom 1,1; 15, 16), del “evangelio de Cristo”
(Rom 15, 19; 1 Cor 9, 12). También aparece en los mismos evangelios: Mc 1, 14-15.
En todos estos casos es importante resaltar que siempre se hace referencia a una
predicación oral. Tenemos que irnos hasta mediados del siglo II para encontrar la
palabra Evangelio tal como la usamos nosotros.

3. Qué son los Evangelios

Los Evangelios son narraciones


Esto surge inmediatamente al ver los Evangelios. Tienen un comienzo, un desarrollo y
un desenlace. Se nos cuenta acerca de Jesús, sus discípulos, sus controversias con los
fariseos y autoridades, su muerte y resurrección.
Los elementos esenciales de toda narración se encuentran presentes en los Evangelios.
Nos referimos a hechos acaecidos en un lugar y en un tiempo, que van constituyendo
una trama que capta la atención del lector.
Es oportuno comparar los Evangelios que nosotros consideramos inspirados con el
Evangelio de Tomás, obra gnóstica del siglo II, que solo cuenta con dichos de Jesús sin
contexto histórico alguno.
Tal vez a nosotros nos cueste descubrir esta trama porque no estamos habituados a leer
los evangelios de esta manera. Más bien la liturgia y la costumbre han hecho que los
leamos por partes y pocas veces prestamos atención a la secuencia narrativa. Esto es
grave porque estamos dejando de lado una característica esencial de los evangelios.

Los Evangelios son narraciones teológicas


En este caso, con el adjetivo “teológicas”, estamos diciendo que no son crónicas
históricas ni narraciones de pura ficción. Son narraciones teológicas porque descubren
el actuar de Dios en la vida de Jesús.
Esto significa que reescriben la historia a la luz de la fe. Al mismo tiempo que relatan lo
sucedido, dan testimonio de la fe en Jesús resucitado. La narración evangélica pretende
producir la presencia de lo narrado, actualizar el pasado trayéndolo al presente.
En este sentido son más parecidos a una predicación. El Evangelio pretende
interpelarnos. Cuando escuchamos que Jesús resucita a Lázaro, está tratando de
decirnos que Jesús puede resucitarnos a nosotros. Cuando Jesús cura un paralítico, ese
paralítico soy yo.

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Los Evangelios son narraciones teológicas basadas en la historia


Tal vez esto ya haya quedado aclarado pero es bueno precisarlo un poco más debido a
que el tema de la relación entre los Evangelios y la historia ha sido apasionadamente
discutido.
Por un lado, como ya se dijo, los evangelios no son crónicas históricas ni una biografía
de Jesús. Mucho menos tenemos que esperar de los Evangelios precisiones históricas y
detalles como si hubieran sido escritos por un periodista o un historiador moderno.
Cuando uno mira con más detenimiento se puede sorprender de algunas contradicciones
que aparecen en los Evangelios:
¿Cuándo murió Jesús? Según Marcos (y Mateo y Lucas que lo siguen) Jesús celebra la
pascua el jueves a la noche (Mc 14, 12-16). El viernes por la tarde muere (ver Mc 15, 1.
25. 33-34) y como era la víspera del sábado (día de descanso) deciden enterrarlo
enseguida para evitar que Jesús quede suspendido de la cruz hasta el domingo (Mc 16,
42-47).
Pero ¿qué dice Juan al respecto?. Según él, Jesús cena por última vez con sus discípulos
el día anterior a la Pascua (Jn 13, 1). El viernes es el día de Pascua (Jn 19, 14) y por lo
tanto ese sábado era muy solemne (Jn 19, 31). Jesús muere el mismo día de la Pascua y
es enterrado esa noche para que no quede el sábado en la cruz.
¿Quién cargó con la cruz? Todos nosotros sabemos que fue Jesús mismo quien llevó su
propia cruz. Así lo afirma Juan (Jn 19, 17). Sin embargo no es tan claro en los otros
evangelios: Según Marcos, Mateo y Lucas es Simón de Cirene (Mc 15, 21; Mt 27, 32;
Lc 23, 26)
¿Dónde vivía María? Según Lucas, María vivía en Nazaret (Lc 1, 26). Con ocasión del
censo, debe trasladarse a Belén donde nace Jesús. Mateo solo menciona Nazaret como
el lugar donde fueron a vivir luego de regresar de Egipto (Mt 22, 23). Si nos guiáramos
sólo por Mateo, debiéramos decir que María vivía en Belén.
Estos son algunos ejemplos curiosos. Si uno investiga un poco más se pueden encontrar
incluso algunas contradicciones. No tenemos que asustarnos. Esto nos demuestra que
los evangelios no tienen una rigurosidad histórica como algunos pretenden. Además
nuestra fe no se basa sólo en la Escritura (como los anglicanos o luteranos) sino que
también tenemos la Tradición y el Magisterio. El Magisterio no enseña cuáles son los
libros inspirados y junto con la tradición nos orientas sobre la interpretación de estas
escrituras.

4. Cómo se formaron los Evangelios


Para entender el proceso de formación vamos a hacer una representación.
Un grupo de jóvenes se va de viaje de egresados.
Un grupo de adultos se junta para recordar ese viaje.
Un anciano le cuenta a su nieto su viaje de egresados en una carta.
Hemos visto tres etapas de una historia. El hecho en sí, la memoria del hecho y la puesta
por escrito. Podemos decir básicamente que estas etapas también están en el origen de
los evangelios.

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Las enseñanzas de Jesús a sus discípulos (los hechos)


Jesús comenzó anunciando el Reino de Dios. Tenía un cierto centro en Cafarnaúm que
se conjugaba con un ministerio itinerante. A su alrededor se formó un grupo de gente
que lo seguía y además iba teniendo discípulos en las ciudades donde pasaba.
Jesús tuvo rasgos de maestro y de profeta. Lo llamaban rabí, que significa “maestro” y
la gente pensaba de él que era un profeta.
Es muy probable que ya en aquella época haya comenzado a existir una tradición
cultivada de las palabras del maestro. Además era característico de la época valerse de
la memoria para transmitir las tradiciones religiosas del pueblo, tanto en la familia como
en el culto sinagogal. Por otro lado el mismo Jesús se encargaba de enseñar de una
manera que resultara fácil de recordar. El uso de metáforas, simbolismos y
comparaciones además de recursos como la rima y el paralelismo, permitieron ir
grabando en la memoria de los discípulos las distintas enseñanzas. Aún luego de la
traducción se pueden descubrir algunos ejemplos de paralelismo. Cfr. Mt 10, 8; Mt 25,
35-35; Mt 16, 25.
Todo esto fue quedando grabado en la memoria de los discípulos, especialmente las
enseñanzas que se daban referidas a algún aspecto particular de la vida de este grupo.
Podemos mencionar como ejemplo las enseñanzas antes del envío misionero (Mt 10, 1-
40), o las instrucciones para la vida interna del grupo formado por Jesús y los Doce (Mc
10, 43 44).

La comunidad postpascual (la memoria)


La experiencia de encuentro con el Resucitado cambió radicalmente la vida de los
primeros cristianos. Habían descubierto una nueva luz que les iluminaba toda su vida
anterior con el Maestro. Esto significó una cierta discontinuidad con su historia anterior.
Sin embargo esta discontinuidad no es absoluta. Justamente, una de las consecuencias
de la resurrección de Jesús era la reivindicación de todo su actuar.
Por otro lado, la afirmación de que Jesús estaba vivo, implicaba la necesidad de
escuchar su palabra en el presente. Esto hace que las tradiciones recibidas sean
reinterpretadas a la luz de la resurrección de Jesús y de los acontecimientos del presente.
No les interesa solamente relatar lo sucedido en el pasado sino descubrir su mensaje en
el presente.
A la luz de la experiencia pascual releen las escrituras. Esto implicó un estudio de los
textos y una aplicación a la vida de Jesús. También el contacto con otras culturas y las
adaptaciones lingüísticas fueron necesarios. Todo esto convirtió a la tradición en algo
vivo que sin embargo se mantenía esencialmente fiel.
Las distintas actividades de la comunidad como la catequesis, la predicación misionera,
las controversias, el culto, el estudio van haciendo necesario conservar la historia de
Jesús.
En este tiempo comienzan a aparecer ciertas estructuras narrativas. Mirando con
atención los evangelios se pueden descubrir relatos más breves unidos vagamente y
bloques más extensos que probablemente hayan existido antes de la redacción final.
Serían un material previo tomado y adaptado por los redactores de los evangelios.
Ejemplo de los primeros puede ser Mc 2, 18-22; Lc 20, 1-7; etc. Por otro lado, Mc 2, 1-

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3, 6 podría ser una colección de controversias; Mc 4, 1-34 parábolas; Mc 4, 35-5, 43


milagros. Se destaca especialmente el relato de la Pasión que aparece como un texto
unitario, muy antiguo y quizás lo primero que se haya puesto por escrito.

La redacción de los Evangelios (la puesta por escrito)


Este es el tercer momento en el proceso de surgimiento de los Evangelios. Los autores
recogen la tradición que existía en la Iglesia pero a la vez son verdaderos autores. Su
trabajo consistió en recopilar las distintas tradiciones, relatos y escritos que se habían
originado en la comunidad postpascual y luego seleccionaron, sintetizaron y ordenaron
esta tradición de acuerdo a su propia óptica teológica y a las necesidades de sus
comunidades.
Es interesante resaltar en este punto como los Evangelios tal cual los conocemos
nosotros hoy nacen en el seno de la Iglesia. En ellos se ha recogido lo que la Iglesia a
trasmitido y ella se reconoce en ellos y no en otros escritos.
El Concilio Vaticano II a expresado esto de manera muy clara en su documento Dei
Verbum (n° 19):
“La Santa Madre Iglesia firme y constantemente ha creído y
cree que los cuatro referidos Evangelios, cuya historicidad
afirma sin vacilar, comunican fielmente lo que Jesús Hijo de
Dios, viviendo entre los hombres, hizo y enseñó realmente
para la salvación de ellos, hasta el día que fue levantado al
cielo. Los Apóstoles, ciertamente, después de la ascensión
del Señor, predicaron a sus oyentes lo que Él había dicho y
obrado, con aquella crecida inteligencia de que ellos
gozaban, amaestrados por los acontecimientos gloriosos de
Cristo y por la luz del Espíritu de verdad. Los autores
sagrados escribieron los cuatro Evangelios escogiendo
algunas cosas de las muchas que ya se trasmitían de palabra
o por escrito, sintetizando otras, o explicándolas atendiendo
a la condición de las Iglesias, reteniendo por fin la forma de
proclamación de manera que siempre nos comunicaban la
verdad sincera acerca de Jesús. Escribieron, pues, sacándolo
ya de su memoria o recuerdos, ya del testimonio de quienes
“desde el principio fueron testigos oculares y ministros de la
palabra” para que conozcamos “la verdad” de las palabras
que nos enseñan (cf. Lc 1,2 4).
Un punto más a destacar es el hecho de que los evangelistas han conservado “la forma
de proclamación”, es decir, que no intentan informarnos históricamente sino que el
estilo de los Evangelios, como ya hemos dicho, se acerca más a una predicación.

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Para estudiar el texto del Evangelio según San Marcos


Para trabajar en grupos.

1. Estructura general del Evangelio


Lecturas: Mc. 1, 1; Mc 8, 27-30; Mc. 15, 37-39
1. ¿Hay alguna relación entre las 3 lecturas? Recordar que Jesucristo significa:
Jesús el Cristo, es decir, Jesús el Mesías.
2. ¿Quién es el que habla en Mc 8, 27-30? ¿Y en Mc 15, 37-39?. ¿Hay alguna
diferencia entre ellos?
3. Mirar Mc 16, 7-8. Jesús hace una promesa. Mirar el capítulo 16 hasta el
final. ¿Se cumple la promesa?
4. Mc 16, 9-20 algunos opinan que es un agregado posterior. ¿Cómo terminaría
el Evangelio original entonces?
El comienzo del evangelio nos da todos los elementos que son necesarios para
comprender el mensaje que se nos quiere trasmitir: que Jesús es el Cristo y el Hijo de
Dios. Información que si bien parece muy general, casi un título, la iremos
comprendiendo en el desarrollo de todo el relato. A través de la lucha de Jesús con los
demonios y de las parábolas comprendemos al Mesías. Al final, sobre la cruz en la voz
de un soldado romano reconocemos la dignidad y el significado del "Hijo de Dios".

2. Jesús y el Secreto Mesiánico


Lecturas: Mc. 1, 23-26; Mc 1, 34; Mc 1, 44; Mc. 3, 11-12; Mc 5, 42-43; Mc. 7, 35-36;
Mc 8, 26
1. ¿Qué tienen en común estas citas?
2. ¿Por qué les parece que Jesús hace esta advertencia?
3. Mirar Mc 8, 31-32. ¿De qué habla Jesús con toda claridad?
4. Buscar alguna curación después del Mc 8, 30. ¿Se vuelve a repetir la
advertencia de Jesús? ¿Por qué?
La gran capacidad humana de Jesús esta impregnada en todo el Evangelio, una
manifestación concreta es el esperar los procesos de asimilación y comprensión de
cada uno de sus discípulos. Es por ello que en toda la primera parte del Evangelio Jesús
no deja que se revele su carácter Mesiánico por agentes externos, sino que deja que sus
discípulos la vayan descubriendo de a poco.
Además Jesús no quiere que su condición mesiánica sea confundida con un éxito inicial.
No es en la victoria donde se descubre al Mesías sino que habrá que esperar el camino
de la cruz.

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3. Jesús y la Revelación de su Mesianismo


Lecturas: Mirar primero: Mc. 8, 31; Mc. 9, 30-31; Mc. 10, 32-34
Mirar después los textos que siguen a cada uno de los anteriores: Mc 8, 32-33; Mc 9,
32-37; Mc 10, 35-40.
1. ¿Qué tienen en común el primer grupo de citas?
2. ¿Qué tienen en común el segundo grupo?
3. Ante los anuncios de Jesús, ¿cuál es la reacción de los discípulos?
4. ¿Se les ocurre por qué no hay ningún anuncio de la pasión antes de 8, 31?
Una vez más descubrimos en el Evangelio de Marcos, como en los demás Evangelios,
las diferentes perspectivas que hay sobre Cristo. Jesús, desde una vida sencilla, presenta
paulatinamente por donde va la realización de su Mesianismo: por el camino de la cruz.
Vemos también lo que le costó a sus discípulos entender esto. Mientras Jesús va
hablando de su muerte y resurrección ellos van discutiendo otras cosas. Jesús se va
quedando paulatinamente solo.

4. Las Multitudes y su Reacción


Lectura: Mirar primero: Mc 1, 22; Mc 1, 27; Mc 1, 37; Mc 2, 12;Mc 4, 41; Mc 6, 1-2;
1. ¿Qué tienen en común estas citas?
2. ¿Cuál es la reacción de la gente?
Mirar Mc 8, 27-28. ¿Qué entiende la multitud?
Si buscamos la palabra “multitud” o “multitudes” a lo largo del Evangelio según San
Marcos nos encontramos que aparece 29 veces. Pero 24 veces hasta el capítulo 10 y sólo
5 veces de ahí en adelante: 2 en el cap. 12 (vers. 12 y 37) y 3 en el cap. 15 (vers. 8, 11 y
15). (todo esto según la traducción argentina: “El libro del Pueblo de Dios” o “La Nueva
Alianza”, habría que ver en griego en realidad si uno quisiera hacer un estudio
científico. De todas maneras los resultados no serían muy distintos). ¿Por qué les
parece que se da esta diferencia? ¿Qué es lo último que sabemos de la “multitud”?
El entusiasmo inicial de las multitudes y las preguntas que se van haciendo no llegan
finalmente a la respuesta correcta. En el momento de jugarse por Jesús no lo hacen y
éste muere solo en la cruz.

5. Adversarios de Jesús
Lectura: Mirar primero: Mc 2, 6-12; Mc 2, 18-19; Mc. 2, 23-27; Mc 3, 1-6; Mc 3, 22; ;
Mc 7, 1-2; Mc 8, 15; Mc 11, 27; Mc 14, 1; Mc 14, 53;
1. ¿Qué tienen en común estas citas?
2. ¿Cuáles son los adversarios de Jesús a lo largo del Evangelio?
3. ¿Quiénes son los que lo terminan matando?
Está claro que desde el principio Jesús se enfrenta a ciertos grupos, especialmente
fariseos y escribas. Jesús se atribuye actos que sólo pueden ser de Dios (como el perdón
de los pecados) pero al mismo tiempo tiene actitudes que contradicen la imagen de Dios

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predominante. Ante la disyuntiva entre elegir creer en Jesús o mantenerse fieles a los
propios prejuicios, se elige la segunda con la terrible consecuencia de la muerte Jesús.
El grupo influyente de los fariseos consigue que los escribas y sumos sacerdotes lleven
a cabo la crucifixión de Jesús.

6. La familia y los discípulos


Lecturas: Mc 3, 31; Mc 6, 1-6; Mc 3, 21; Mc 8, 14-18; Mc 9, 14-19; Mc, 14, 10; Mc 14,
66-72; Mc 15, 40-41; Mc 16, 8.
1. ¿Cómo aparece la propia familia de Jesús y sus vecinos de Nazaret?
2. ¿Cómo aparecen sus discípulos en los momentos más difíciles?
3. ¿Cómo aparecen las mujeres?
Mirar Mc 14, 22-25: la institución de la Eucaristía. ¿Entre qué dos acontecimientos
aparece?
Jesús no sólo es rechazado por las autoridades sino que en su propia familia y en su
pueblo cosecha incomprensión. Los discípulos tampoco están a la altura de las
circunstancias, dejando a Jesús sólo en los momentos más difíciles.

7. Estructuras geográficas
Lecturas: Mc 1, 9; Mc 1, 14; Mc 1, 21; Mc 2, 13; Mc 4, 1; Mc 7, 24; Mc 8, 22; Mc 8,
27; Mc 10, 32; Mc 10, 46; Mc 11, 1; Mc 11, 15; Mc 16, 7
1. ¿Dónde van sucediendo todos los acontecimientos?
2. Mirando un mapa, ¿se puede dibujar más o menos algún recorrido de Jesús
según las citas anteriores?
3. De las 14 veces que aparece la palabra “camino” en el Evangelio según San
Marcos, 9 veces está entre los capítulos 8 a 12 (según la traducción argentina
de la Biblia: “El libro del Pueblo de Dios” o “La Nueva Alianza”). ¿Por qué
será esto? Mirar: Mc 8, 27; Mc 9, 33; Mc 10, 17; Mc 10, 32; Mc 10 46; Mc
10, 52.
4. ¿Qué relación puede haber entre el camino y estas dos citas: Mc 8, 34 y Mc
10, 52?
La acción según la geografía mencionada por Mc comienza en el norte, especialmente
Galilea y junto al mar. Pero luego de la revelación de que él es el Mesías, Jesús se pone
en camino a Jerusalén, donde concluye la historia trágicamente. Las últimas palabras
son una propuesta a volver a Galilea “porque allí lo verán”.
En este camino se ubica también el pedido de Jesús de seguirlo por el camino cargando
cada uno con su cruz. Esta es la imagen que Jesús nos propone para ser discípulos de
Cristo, como el ciego de Jericó que lo siguió por el camino.

8. La imagen de Jesús que nos muestra Marcos


Lecturas: Mc 3, 5 (comparar con Mt 12, 9ss); Mc 5, 30-32 (comparar con Mt 9, 18ss);
Mc 9, 16. 21 (comparar con Mt 17, 14ss); Mc 9, 33 (comparar con Mt 18, 1ss);

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Mc 10, 14 (comparar con Mt 19, 13); Mc 10, 21 (comparar con Mt 19, 16ss); Mc 6, 6
(comparar con Mt 13, 53ss)
1. ¿Qué actitudes encontramos en Jesús según San Marcos? ¿Qué sentimientos?
2. Comparando con el mismo relato pero en Mt notamos alguna diferencia
3. ¿Qué imagen de Jesús nos muestra Mc?
Mc nos va mostrando una imagen muy humana de Jesús, aún con sentimientos que no
esperaríamos ver en Jesús como el enojo o la indignación. Jesús no es un ser
todopoderoso sino que pregunta, se admira, mira con cariño, etc. Comparado con otros
evangelios como el de Mt nos damos cuenta la imagen tan humana que nos presenta
Mc.

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Autor y ambiente
1. ¿Quién era Marcos?
Tradiciones muy antiguas mencionan como autor de este evangelio a un tal Marcos.
En el propio texto del evangelio no hay ninguna indicación sobre su autoría. La
tradición cristiana, sin embargo, lo atribuyó a Marcos, discípulo de Pedro, de acuerdo
con la cita que Eusebio de Cesarea hace del testimonio de Papías de Hierápolis, quien
escribió a comienzos del siglo II. Papías, a su vez, remonta su testimonio a Juan el
anciano.
«y el anciano decía lo siguiente: Marcos, que fue intérprete
de Pedro, escribió con exactitud todo lo que recordaba, pero
no en orden de lo que el Señor dijo e hizo. Porque él no oyó
ni siguió personalmente al Señor, sino, como dije, después a
Pedro. Éste llevaba a cabo sus enseñanzas de acuerdo con
las necesidades, pero no como quien va ordenando las
palabras del Señor, más de modo que Marcos no se equivocó
en absoluto cuando escribía ciertas cosas como las tenía en
su memoria. Porque todo su empeño lo puso en no olvidar
nada de lo que escuchó y en no escribir nada falso».
(Eusebio, Hist. Ecl. iii. 39).
Si buscamos algún indicio en el NT nos encontramos con los siguientes:
En las cartas paulinas: Col. 4,10; Flm. 24; 2 Tim. 4,11.
En otras cartas: 1 Pe 5,13.
En el libro de los hechos: Hch. 12,12. 25; 13, 5.13; 15, 37-39.
Algunos opinan que este (Juan) Marcos ligado a Pedro y Pablo pudo haber sido el autor
de este Evangelio.
De todas maneras estas alusiones no son seguras y se plantean algunas dudas, sobre
todo a partir de los últimos estudios donde la carta de Pedro y la de Colosenses se sabe
que no fueron escritas directamente por Pedro y Pablo. Lo mismo sucede con el libro de
los hechos que en muchos puntos no concuerda con los relatos del Pablo en sus cartas y
obviamente que se le da prioridad a las cartas por sobre el escrito de Lucas.

2. ¿Dónde fue escrito el Evangelio?


Desde la época de Clemente de Alejandría, a finales del siglo II, se había creído que este
evangelio fue escrito en Roma, basándose en los latinismos que aparecen en el texto,
como denarius o legion. Algunos de los latinismos empleados por Marcos que no
aparecen en los otros evangelios son "σπεκουλατορα" ("speculatora", soldados de la
guardia, Marcos 6:27), "ξεστων" (corrupción de "sextarius", vaso, Marcos 7:4) o
"κεντυριων" ("centurión", Marcos 15:39, Marcos 15:44-45).
La idea más extendida es que el evangelio de Marcos fue escrito para una comunidad
cristiana helenística de lengua griega radicada en algún lugar del Imperio Romano.
Parece que los destinatarios de este evangelio desconocían las tradiciones judías, ya que

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en varios pasajes el autor las explica (Marcos 7:1-4, Marcos 14:12, Marcos 15:42).
También desconocían probablemente el arameo, ya que se traducen al griego las frases
ταλιθα κουμ ("talitha kum", Marcos 5:41) αββα ("abba", Marcos 14:36), y el hebreo,
que también se traduce κορβαν ("Corban", Marcos 7:11).
Las citas del Antiguo Testamento proceden en general de la Biblia de los Setenta,
traducción al griego (Marcos 1:2, Marcos 2:23-28, Marcos 12:18-27). Marcos 5:41
Marcos 5:41
Además, en el evangelio es perceptible una cierta actitud antijudía en la caracterización
de los fariseos, o en la atribución a los miembros del Sanedrín, más que a las
autoridades romanas, de la responsabilidad de la muerte de Jesús.

3. ¿Cuándo fue escrito?


El evangelio de Marcos suele datarse entre 65 y 80. Se utiliza generalmente la fecha de
65 como terminus a quo pues suele situarse en ese año la muerte del apóstol Pedro,
después de la cual, según el testimonio de Ireneo, Marcos redactó su evangelio. Incluso
aunque no se acepte esta referencia, se acepta generalmente que el evangelio de Marcos
no es anterior al año 65 porque la tradición oral en que el evangelio se basa requirió
cierto tiempo para desarrollarse.

El año 80 se adopta generalmente como terminus ad quem ya que, si se acepta la teoría


de las dos fuentes, Marcos ha de ser necesariamente anterior a los otros dos sinópticos,
que generalmente se sitúan en las dos últimas décadas del siglo I.

El Pequeño Apocalipsis de Marcos


La mayoría de los estudiosos considera que la redacción de Marcos es posterior al año
70, considerando que el pasaje conocido como "Pequeño Apocalipsis de Marcos"
(Marcos 13) es un vaticinium ex eventu, y fue por tanto escrito después de la
destrucción de Jerusalén por el ejército romano en el año 70. En los versículos 1-4
(Marcos 13:1-4) Jesús profetiza la destrucción del templo; poco después (Marcos 13:5-
8) menciona "guerras y rumores de guerras", pero, dice "aún no es el fin". En los
versículos siguientes Jesús profetiza que el Evangelio será predicado a todas las
naciones y que los cristianos serán perseguidos: ambas cosas describen, según Robert
Funk, el presente de las comunidades cristianas en el momento en que Marcos redacta
su evangelio. En el versículo 14, la expresión "la abominable desolación instalada
donde no debe" Marcos 13:14 hace referencia a un pasaje del Libro de Daniel (Daniel
9:27), que, según todos los indicios, se refiere, en lenguaje figurado, a la erección en
167 adC de un altar dedicado a Zeus por el monarca seléucida Antíoco IV Epífanes: el
redactor del evangelio puede referirse, entonces, a la colocación de los estandartes
romanos (a los que se ofreció, según refiere Flavio Josefo, sacrificios) en el recinto del
templo.

Conclusión
Marcos nos ha presentado a Jesús, el Mesías, el Hijo de Dios. Y lo ha hecho resaltando
sobre todo su figura humana. No es un Jesús triunfante sino más bien crucificado. No es

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un Jesús de signos portentosos sino que muere solo en la cruz y allí hay que descubrirlo.
Creer en Jesús es estar dispuesto a creer sin pruebas.
Para los cristianos de Roma, perseguidos y sometidos a duras pruebas, era una
invitación a ser fieles aún en los momentos difíciles. Se entiende también que la
resurrección tampoco sea muy notoria.
Por ser el primer evangelio que se pone por escrito, es un evangelio corto, casi una
pasión con una larga introducción. La reflexión teológica sobre la figura de Jesús está
en sus comienzos y por eso nos encontramos con un Jesús muy humano, que expresa
sus sentimientos, incluso sus miedos y enojos.
En los tiempos que vivimos, cada vez más lejos de un triunfalismo y una cristiandad,
nuestra experiencia eclesial se va asemejando a la de la comunidad de Marcos. La
invitación a creer en Jesús en medio de un contexto adverso y difícil sigue siendo
válida.
Marcos nos invita a seguir a Jesús por el camino, sabiendo que no es un camino fácil y
de éxito, sino de servicio y entrega. Allí nos encontraremos con Jesús, el Crucificado,
que ha resucitado. Pero la propuesta es encontrarlo en la Galilea de la vida cotidiana
para ser testigos de su resurrección.

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