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Diccionario Teológico

La Predestinación según Karl Barth

Karl Barth, siendo un teólogo reformado le dio importancia a la doctrina de la

predestinación. Sin embargo, pensaba que su tradición había entendido mal en este caso el

testimonio bíblico. Siguió como principio fundamental de su tratamiento del asunto, la

centralidad de Jesucristo, recomendando leer la Biblia cristológicamente, es decir, haciendo de

Jesús el punto de partida de la doctrina. En Cristo, Dios ha mostrado su voluntad de elegir a

todos los seres humanos en lugar de rechazarlos. Su voluntad eterna es la elección de Jesucristo

no como un individuo aislado, sino como representante de toda la raza humana.

A pesar de esto, Barth no defendía la salvación universal. Aunque todos son elegidos, no

todos viven como tales. Algunos viven como rechazados, pero es por su propia elección. La tarea

de la comunidad elegida es decirle a tales personas que pertenecen eternamente a Jesucristo y por

lo tanto han sido elegidas para vida eterna por decisión de Dios gracias a la obra de Jesús.1

Supralapsarianismo

De supra (encima de) y lapso (caída).2 Es la posición calvinista acerca de la

predestinación según la cual los decretos de Dios se dan en el siguiente orden:

1. El decreto de salvar a unos y condenar a otros.

2. El decreto de crear a los elegidos y a los rechazados.

3. El decreto de permitir la caída de ambas clases.

4. El decreto de proporcionar la salvación sólo a los elegidos.3

1
Millard J. Erickson, Teología Sistemática. Segunda edición (Barcelona, España: Editorial Clie, 2008),
931-932.
2
Charles C. Ryrie. Teología básica (Miami: Editorial Unilit), 141.
Infralapsarianismo

De infra (después) y lapso (caída).4 Es la posición calvinista acerca de la predestinación

según la cual los decretos de Dios se dan en el siguiente orden:

1. El decreto de crear a los seres humanos

2. El decreto de permitir la caída.

3. El decreto de salvar a unos y condenar a otros.

4. El decreto de proporcionar la salvación sólo a los elegidos.5

Sublapsarianismo

De sub (debajo) y lapso (caída).6 Es la posición más común en el calvinismo moderado

respecto a la predestinación, según la cual, los decretos de Dios se dan en el siguiente orden:

1. El decreto de crear seres humanos.

2. El decreto de permitir la caída.

3. El decreto de proporcionar salvación suficiente para todos.

4. El decreto de escoger a algunos para recibir esta salvación.7

Arminianismo

Se denomina así a la posición de Jacobo Arminio (1560-1609) y sus seguidores en cuanto

a la gracia, el libre albedrío, la predestinación y la perseverancia de los creyentes.8 En su

corriente más conservadora o evangélica, tiene como punto de partida la idea de que Dios desea

que todas las personas se salven. Un segundo principio importante es que consideran que todas

3
Millard J. Erickson, 927.
4
Charles C. Ryrie, 141.
5
Millard J. Erickson, 927.
6
Charles C. Ryrie, 141.
7
Millard J. Erickson, 927.
8
Justo L. González, Diccionario Manual Teológico (Barcelona, España: Editorial Clie, 2010), 41.
las personas tienen capacidad para creer o reunir las condiciones para la salvación. Si esto no

fuera así, las invitaciones universales a la salvación que aparecen en las Escrituras no tendrían

mucho sentido. Para sustentar esto, no necesariamente niegan la depravación del ser humano,

sino que apelan al concepto de la “gracia previa”, es decir, la gracia dada por Dios a todos los

seres humanos para que, a pesar de su corrupción, tengan la habilidad suficiente para elegir en el

asunto de su sumisión hacia él.

Un tercer concepto clave es el papel del conocimiento previo en la elección de las

personas para salvación. Dicho más claramente, los que están predestinados por Dios son los que

en su infinito conocimiento él ha sido capaz de prever que aceptarán la oferta de salvación hecha

en Jesucristo. Por último, el arminianismo presenta tres objeciones al modo calvinista de

entender la predestinación como incondicional o absoluta: 1) Si los hombres están determinados

totalmente mediante la predestinación, las demandas éticas de santidad no son relevantes en la

vida cristiana; 2) Si Dios ya escogió a los salvos y su número no variará, ¿para qué predicar el

evangelio? y 3) La doctrina calvinista de los decretos es una contradicción para la libertad

humana. En síntesis, según estas objeciones, el calvinismo no incentiva la santidad, bloquea

cualquier impulso misionero y evangelizador, y quita toda responsabilidad al ser humano al

presentarlo como criaturas sin libertad alguna.9

Ordo Salutis

Frase latina que significa “el orden de salvación”. Se emplea tradicionalmente para

referirse a varios elementos, y su sucesión lógica, en el proceso mediante el cual el pecador es

salvo y llega a su redención final. Es un tema que ha generado todo tipo de controversias a lo

largo de la historia y desarrollo de la teología cristiana. Sin embargo, aunque estos debates son

9
Millard J. Erickson, 928-930.
importantes, es preciso señalar que la gran variedad de experiencias cristianas parecerían indicar

que cualquier descripción o definición del ordo salutis debe ser flexible y provisional.10

Llamamiento Eficaz

De acuerdo con el testimonio de la Biblia, Dios escoge a algunas personas para ser

salvadas; sin embargo, como todos los seres humanos están perdidos en pecado, espiritualmente

ciegos e incapaces de creer, Dios interviene actuando en algún momento entre su decisión eterna

y la conversión del individuo dentro del tiempo. Esta actividad de Dios es lo que se denomina

llamamiento eficaz. En otras palabras, el llamamiento eficaz significa que Dios obra, por medio

del Espíritu Santo, de una manera particularmente efectiva con los elegidos, permitiéndoles

responder con arrepentimiento y fe y haciendo inevitable que lo hagan.11

Llamamiento General

A través de las Escrituras es también evidente que existe un llamamiento general a la

salvación, es decir, una invitación realizada de parte de Dios y que es extendida a todas los seres

humanos sin distinción. Lo podemos ver, entre otros pasajes, en Mateo 11:28: “Venid a mí todos

los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” e Isaías 45:22a: “Mirad a mí y sed

salvos, todos los términos de la tierra”. Sin embargo, este llamamiento general no va

acompañado de la obra especial de Dios a través del Espíritu Santo, la cual capacita al individuo

para responder con arrepentimiento y fe.12

Conversión

10
Justo L. González, 210.
11
Millard J. Erickson, 938-939.
12
Ibíd.
Es el primer paso de la vida cristiana y representa un cambio radical respecto a la manera

en que la persona vivía con anterioridad. Comienza con el acto de darle la espalda a nuestro

pecado arrepintiéndonos y volviéndonos a Cristo con fe. En contraste con estar muerto en pecado

y en faltas, es una nueva vida. La conversión es una única entidad que, como se ha mencionado

anteriormente, tiene dos aspectos distinguibles pero inseparables: arrepentimiento y fe. Lo

primero es que el no creyente se aleja del pecado y lo segundo, es que se vuelve hacia Cristo.

Ambos son el aspecto negativo y positivo de la misma situación. Cada uno es incompleto sin el

otro y cada uno está motivado por el otro.13

Arrepentimiento

En el Nuevo Testamento hay dos términos que se usan para arrepentimiento. El primero

es la palabra metamelomai, que significa “tener sentimientos de cuidado, preocupación o pesar”.

Resalta el aspecto emocional del arrepentimiento, un sentimiento de pesar o de remordimiento

por haber hecho algo malo. El otro término importante es metanoeo que literalmente significa

“pensar de forma deferente sobre algo, o cambiar de idea”.

Dicho lo anterior, el arrepentimiento puede definirse como el remordimiento santo por el

pecado de uno, unido a la resolución de alejarse de él. El verdadero arrepentimiento es la pena

por el pecado que hemos cometido porque le hemos hecho un mal a Dios y el daño se lo hemos

infligido a él. Esta pena va acompañada de un deseo genuino de abandonar ese pecado. En el

caso del arrepentimiento verdadero, existe remordimiento por el pecado incluso aunque el

pecador no haya sufrido ningún efecto personal desafortunado debido a él.14

13
Ibíd., 941-942.
14
Ibíd., 944-946.
BIBLIOGRAFÍA

Erickson, Millard J. Teología Sistemática. Segunda edición. Barcelona, España: Editorial Clie,
2008.

González, Justo L. Diccionario Manual Teológico. Barcelona, España: Editorial Clie, 2010.

Ryrie, Charles C. Teología Básica. Miami: Editorial Unilit, 1993.

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