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HERIDAS DE LA INFANCIA: LOS ESQUEMAS

QUÉ ES UN ESQUEMA ( DESADAPTATIVO TEMPRANO)

En términos que utilizamos los psicólogos, un esquema ( desadaptativo temprano) es un “


tema” estable y duradero que se elabora y desarrolla a lo largo de la vida de la persona. Para
las personas, estos esquemas son verdades que admitimos a priori, que no cuestionamos. Son
“ verdades” muy resistentes al cambio, se auto-perpetúan aunque sean disfuncionales y
provoquen problemas en nuestra vida. De hecho, suelen generar reacciones emocionales muy
elevadas y suelen ser activados por situaciones de forma automática. Estos “temas” o
“verdades admitidas a priori” son una especie de creencias incondicionales que nosotros
tenemos sobre nosotros mismos, sobre los demás, sobre nuestros derechos, sobre nuestra
capacidad o incapacidad, sobre lo que podemos esperar o no podemos esperar, etc…

CÓMO LLEGAMOS A INTERIORIZAR ESTOS ESQUEMAS

Los esquemas ( desadaptativos tempranos) son consecuencia directa de situaciones que


vivimos con las personas más significativas de nuestra infancia. Pero no cualquier tipo de
situaciones, sino más bien situaciones vividas con nuestros padres, familiares que nos tenían a
su cargo, profesores, hermanos, primos… en las que nuestras necesidades emocionales no
fueron satisfechas de modo adecuado. En los primeros años, la familia nuclear juega un papel
decisivo en la creación de esquemas. En los años posteriores, el círculo se amplia a otras
personas, y también pueden adquirirse esquemas, aunque el impacto del suceso debe ser
mayor para crearlos.

LAS NECESIDADES EMOCIONALES NO SATISFECHAS

El ser humano, en especial durante sus primeros años de vida, tiene cinco necesidades
emocionales básicas. Los esquemas se generan cuando éstas no han sido satisfechas.

Una de las necesidades emocionales básicas del niño es la de tener disponibles relaciones de
afecto seguras con otras personas. El niño es indefenso y, por tanto, necesita de los demás
para sobrevivir. Cuando el niño percibe que tiene relaciones de afecto seguro, siente que está
protegido y que su vida no corre peligro. Si el niño no percibe relaciones de afecto seguro, está
en alerta continua, pues no siente garantizada su supervivencia.

Otra de las necesidades emocionales básicas es la adquisición del propio sentido de identidad
a través de la creencia de autonomía y competencia. Esto quiere decir que el niño, para
desarrollarse correctamente, debe sentir que los adultos que le quieren creen que es capaz de
aprender habilidades, confían en que las intente, les animan a sentir que son personas que
pueden explorar el mundo, explorar su cuerpo y aprender.

Otra importantísima necesidad emocional es que el niño sienta que es libre para expresar su
emociones, que sienta legitimado su enfado, su tristeza, su alegría, etc…

El niño también tiene una necesidad emocional básica de poder jugar y mostrarse espontáneo,
pues forma parte de su naturaleza.
A la vez, y no menos importante, el niño debe sentir que los adultos a su alrededor le ponen
límites realistas, pues él no sabe aún las reglas del mundo y son los adultos los que deben
proporcionárselas.

EL PAPEL DEL TEMPERAMENTO DEL NIÑO

Es importante señalar que el temperamento innato del niño juega un papel relevante en la
generación de esquemas, dado que interactúa con esas experiencias tempranas
disfuncionales. La explicación a este punto es la siguiente: el temperamento expone de modo
selectivo a los niños a las diferentes circunstancias y, además, el nivel de susceptibilidad a las
circunstancias vitales también varia en función de los temperamentos. Por ejemplo:
imaginemos a dos niños que son rechazados emocionalmente por sus madres, pero uno de
ellos es de temperamento muy tímido y el otro es sociable. El niño tímido, ante este rechazo,
no tiene la facilidad para entablar relaciones con otras personas, por lo que se volverá mas
dependiente de esa madre que emocionalmente le rechaza. El niño extrovertido, por el
contrario, podrá aventurarse y buscar lo que necesita en otras personas cercanas, lo que le
permitirá ser mas resistente a esta negligencia emocional.

EL NIÑO EMOCIONALMENTE SANO

Según el modelo de los esquemas, el niño al que los psicólogos llamaremos emocionalmente
sano, es el niño que consigue satisfacer estas necesidades emocionales centrales de forma
adaptativa. Es importante señalar que este niño emocionalmente sano será luego un adulto
emocionalmente sano.

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