Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
La Gracia es un don o beneficio sobrenatural concedido gratuitamente por Dios a la criatura racional en orden a
la vida eterna.
La Gracia es una participación en la vida de Dios. Nos introduce a la intimidad de la vida trinitaria: por el Bautismo
el cristiano participa de la gracia de Cristo, Cabeza de su cuerpo. Como hijo adoptivo, puede ahora llamar Padre
a Dios, en unión con el Hijo único. Recibe la vida del Espíritu que le infunde la caridad y que forma la Iglesia.
2. DIVISIÓN:
b. La gracia Actual o Auxiliante: Es un don sobrenatural y transitorio por el cual Dios ilumina nuestro
entendimiento y mueve nuestra voluntad para obrar el bien y evitar el mal.
La obtenemos de muchas maneras y a lo largo de nuestra vida: por medio de un amigo que nos
aconseja, de una buena lectura, de un buen pensamiento, de un buen ejemplo que vemos, de una
muerte repentina, de algo bueno que sucede a nuestro lado, etc.
Lo importante es saber escuchar la voz de Dios, verle en todos los acontecimientos de nuestra vida y
seguir fielmente sus indicaciones.
a) Conservar la vida sobrenatural. Tenemos la obligación de hacerlo, evitando el pecado y todo cuanto pueda
llevarnos a él: pensamientos, deseos, compañías, lecturas, espectáculos, etc.
b) Aumentar la vida sobrenatural. Estamos obligados a hacerla crecer y aumentar en nosotros según pasen
los años y vayan desarrollándose nuestros cuerpos y nuestras facultades.
Todos los cristianos de cualquier estado o régimen de vida, son amados a la plenitud de la vida cristiana y a la
perfección de la caridad. Todos son llamados a la santidad: “Sed perfectos como vuestro padre celestial es
perfecto” (Mt. 5,48). Para alcanzar esta perfección, los creyentes han de emplear sus fuerzas, según la medida del
don de Cristo, para entregarse totalmente a la gloria de Dios y al servicio del prójimo. Lo harán siguiendo las
huellas de Cristo, haciéndose conformes a su imagen, y siendo obedientes en todo a la voluntad del Padre. De
esta manera, la santidad del Pueblo de Dios producirá frutos abundantes, como lo muestra claramente en la
historia de la Iglesia la vida de los Santos.
Justificación:
Es el paso del estado de pecado al estado de gracia. Es una verdadera remisión de los pecados, ya que el
pecado y la gracia no pueden darse simultáneamente en el alma: El primero produce en ella el estado de rechazo de
Dios, y la gracia es cierta participación y semejanza con Dios.