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Mafia, elections and violence against politicians

Autores: Gianmarco Daniele, Gemma Dipoppa


Nicole Muñoz A.
Jaime Sánchez T.

Los políticos han sido blanco de violencia en muchos países alrededor del mundo,
especialmente en países en vías de desarrollo, como México, Colombia e Italia, que
mantienen una constante tensión entre organizaciones criminales y los gobiernos de turno.
Existe una variada literatura que intenta estudiar la relevancia de las organizaciones
criminales en los outcomes políticos, ésta tiende a señalar que la relación entre violencia y
política se vuelve más intensa durante los períodos electorales, pero frecuentemente se pasa
por alto si dicha relación ocurre antes o después de los procesos de votación. Lo anterior
podría sugerir que las organizaciones criminales utilizan la violencia de forma estratégica. En
este sentido, existen dos teorías que evalúan este problema. El propósito de este ensayo será
exponer y problematizar brevemente respecto a las conclusiones que los autores desprenden
de un análisis empírico de dichas teorías para analizar por qué las organizaciones criminales
atacan a los políticos y cuáles estrategias utilizan para influenciar a estos personajes.

En primer lugar, se presentará una hipótesis y se explicarán ambas teorías, detallando sus
implicancias en el sistema político. Posteriormente se ilustrará el contexto del sistema
gubernamental italiano y su división administrativa, lo anterior conducirá a mostrar los tipos
de ataques y la focalización de dichos atentados en la distribución geográfica italiana. Luego
se abordará quiénes son los objetivos de violencia política, concretando la información
descriptiva con los momentos en los cuales los ataques son perpetrados. Finalmente se dará
detalle respecto a la evidencia empírica que se inclina por una de las dos teorías y de acuerdo
con lo anterior se presentarán las conclusiones a las que llegaron los autores del texto y se
reflexionará respecto a ellas.

Los autores sitúan una prueba empírica de una hipótesis y dos teorías complementarias. La
hipótesis es que las organizaciones criminales utilizan la violencia contra los políticos
principalmente para alterar las disposiciones dictadas por el gobierno. Las dos teorías son
que las organizaciones criminales usan estratégicamente la violencia, 1) después de las
elecciones, para minimizar el riesgo moral de los políticos. Al respecto, Dal Bó y Di Tella
(2003) y Dal Bó (2006), sugieren que una vez que se han celebrado las elecciones y el
ganador toma el puesto, las organizaciones criminales amenazan en forma de ataques
violentos a los diplomáticos para cambiar las políticas en favor del grupo delictivo, y en
desmedro de la sociedad; 2) antes de las elecciones, para minimizar la selección adversa de
políticos. Pinotti (2012), Sberna y Olivieri (2014), Alesina (2016) sugieren que los grupos de
crimen organizado usan la violencia antes de las elecciones con el objetivo de alterar el
resultado de éstas e influenciar la elección política.

Los datos de la investigación son recabados de Italia. Este país se encuentra dividido
administrativamente en 20 regiones, 110 provincias (abolidas en 2015) y alrededor de 8000
municipalidades. La municipalidad es entendida como la unidad administrativa autónoma
más pequeña del país y se ocupan de muchas funciones civiles básicas. Lo Moro (2015)
demuestra que el crimen organizado se dirige a los municipios con fin de obtener contratos
para el manejo de residuos, explotación minera y otras compras públicas de las cuales se
pueden obtener grandes ganancias (por ejemplo mano de obra ilegal barata). Los municipios
están encabezados por un alcalde, un cuerpo legislativo electo, el cónsul municipal y un
grupo de concejales escogidos por el alcalde. El alcalde y el cónsul son electos cada 5 años
con posibilidad máxima de reelección de dos períodos consecutivos. Los administradores de
la municipalidad asumen sus cargos 2 meses después de las elecciones y dentro de los
primeros 45 días del período se toman variadas decisiones cruciales como por ejemplo la
presentación del programa municipal y la proclamación del cuerpo de trabajo.

Los autores presentan una base datos desde los años 2010 hasta el 2014, excluyendo el año
2012. En ésta se detalla la violencia contra los políticos que incluye las identidades de las
víctimas y los tipos de ataques, lo que permite detectar patrones en el tiempo y la distribución
espacial de los atentados, demostrando que la violencia dirigida a los políticos no es
esporádica. Durante este período hubo en promedio 277 ataques contra políticos italianos, los
tipos más comunes de ataques fueron incendios y cartas de amenazas que juntas constituyen
un tercio del total. Los ataques físicos ocurrieron 67 veces, y otros tipos de ataque se
efectuaron con menos frecuencia. El uso de homicidios para detener la actividad de un
político y para intimidar a otros como él, es probable que sea particularmente costoso para las
organizaciones criminales debido a la movilización del estado para perseguir a los
instigadores del ataque.

Un resultado interesante es la prueba de hipótesis que pone en duda si una estrategia


recurrente podría ser escalar el uso de la violencia, es decir, cuando la víctima es atacada más
de una vez, los ataques puedan escalar de menos severos a más severos. Los datos mostraron
que de 22 alcaldes que fueron blanco de más de un ataque, sólo en 4 casos se escaló la
violencia, en todos los demás, la gravedad del ataque permaneció igual o disminuyó, por esta
razón se rechaza esta hipótesis.

En la distribución geográfica tenemos que el 80% de los ataques tuvo lugar en el sur de Italia
y específicamente un 57% se produjo en Sicilia, Calabria y Campania, ciudades en las que
nacieron las mafias y han sido históricamente más activas. Este patrón respalda la idea de que
los ataques informados en esta base están en su mayor parte estructurados y ejecutados por
organizaciones criminales.

Los alcaldes son las víctimas del 28% de los ataques, seguidos de los concejales electos por
los ciudadanos y el grupo de concejales elegidos por el alcalde con el 13% y el 10%
respectivamente. La fuerza policial y gerentes de la Administración Pública constituyen otro
16%. Es interesante observar que los políticos nacionales nunca aparezcan en los datos como
objetivos de atentados, lo que parece sugerir que usar violencia contra políticos nacionales no
es considerado una estrategia rentable. Esto podría deberse niveles más altos de protección y
a su mayor exposición pública, lo que podría implicar consecuencias más graves en términos
de movilización del estado contras las mafias después de un ataque. Estos datos sugieren
fuertemente que la violencia se usa principalmente contra los políticos a nivel municipal.

La sucesión de amenazas y violencia no siguió una tendencia lineal dentro de un año. Los
datos indican que hay máximos en torno a los períodos electorales, lo que sugiere una
correlación entre las elecciones municipales y los ataques. El factor de confusión está en que
esta cifra no permite desentrañar si lo ataques tuvieron lugar justo antes o después de las
elecciones. Esta investigación logra proporcionar una respuesta causal del “por qué” de los
ataques, probando las dos teorías mencionadas anteriormente que vinculan el tiempo
estratégico con las razones subyacentes del atentado, antes y después de las elecciones para
influir en el resultado electoral y para desalentar a los políticos de oponerse a los grupos de
interés ilegales.

Los autores crean un panel de 30 días para todas las ciudades que experimentaron al menos
un ataque en cualquier momento entre 2010 y 2014 durante los 12 meses hasta (o el) día de
las elecciones. Cada período de 30 días se calcula a partir del día de la elección, de modo que
los periodos no coincidan exactamente con los meses del año. Por ejemplo, para una ciudad
con elecciones en mayo de 2010, el período t - 5 (150 días antes de las elecciones)
corresponde a diciembre de 2009, para el cual no se cuenta con los datos sobre los ataques],
esto reduce sustancialmente el número de ataques valiosos para el análisis (N = 421).

Además se ocupan de dos problemas; 1) error en la medición en la variable dependiente: no


es completamente claro que los ataques de la muestra sean perpetrados por organizaciones de
crimen organizado, sin embargo esto no introduce ningún sesgo a los estimadores. Sumado a
esto, está el hecho de que si los ataques fuesen cometidos por personas ajenas a grupos de
crimen organizado se apreciaría un aumento durante el período anterior a las elecciones,
(donde los políticos tienen más visibilidad) contrario a esto los autores encuentran que el
peak de violencia en contra de autoridades se manifiesta después de las elecciones. 2) sesgo
de selección: una preocupación de los realizadores es si capturan un aumento en los ataques
en torno a las elecciones solo porque los medios hablan de violencia contra políticos durante
los períodos en que la política es más destacada. Sin embargo, muestran que no hay una
variación significativa en los ataques antes del día de las elecciones.

En el panel construido existe un total de 18 observaciones de períodos electorales. Además la


estructura del panel combinada con la variación exógena de los períodos electorales les
permite aislar el efecto del período electoral de cualquier efecto específico del tiempo que
podría ser el real conductor de los resultados.
Utilizan reportes de efectos fijos a nivel municipal para cualquier factor específico de la
ciudad, la estrategia empleada se asemeja a un marco de diferencia en diferencias en el cual
se observa el el resultado de cada ciudad antes y después del tratamiento (elección
municipal). La especificación se presenta de la siguiente forma:
Donde la variable dependiente es el número de ataques al municipio i en el período t, sin
embargo los autores la convierten en una dummy que toma el valor 1 (0 de lo contrario) si al
menos un ataque tiene lugar (ataques informados). El vector de dummies X (1 por cada
período de 30 días antes (𝑋𝑡<0 ) y después (𝑋𝑡>0 ) del día de la elección.

En la tabla se muestran los


coeficientes de estimación de la
ecuación (1) centrados en una
ventana de tiempo de doce
períodos desde y hacia las
elecciones. El panel superior
representa el efecto de cada
período sobre la probabilidad de
que se produzca un ataque en una
región con baja frecuencia de
grupos criminales organizados. De
igual forma, el panel inferior
representa los efectos
diferenciales en áreas con una alta
presencia de grupos de crimen
organizado. Podemos observar que el coeficiente para el período que viene inmediatamente
después de las elecciones es significativo para regiones afectadas por altos niveles de
delincuentes organizados.

En el gráfico podemos
observar que en las
regiones con alta presencia
de crimen organizado la
probabilidad de recibir un
ataque aumenta en el
período inmediato después
de las elecciones. Esta
probabilidad vuelve a su
valor “normal” a partir de,
aproximadamente, la
ventana de tiempo t+3.
Una preocupación que podría causar problemas, debido a que los medios son la principal
fuente de datos, es que se podría estar capturando sólo el efecto sobre la población de
políticos que decide denunciar un ataque. Por esta razón se realiza una prueba de robustez en
el grupo de ataques visibles, descartando aquellos que pueden ocultarse fácilmente y, por lo
tanto, no informarse adecuadamente. Se observó aproximadamente un 12% más de
probabilidad de ataques en el mes posterior a una elección en áreas con una alta presencia de
la mafia, impulsada por ciudades que cambian sus gobiernos locales. Es relevante destacar
que los ataques visibles y no visibles probablemente sean diferentes en un nivel cualitativo, el
crimen organizado podría elegir la intimidación pública para enviar una señal de su poder a la
población y a otros políticos.

Conclusiones
Identificando exógenamente las elecciones municipales italianas, se observó que existe
causalidad en el efecto del período electoral sobre el desencadenamiento de la violencia
dirigida contra los políticos. La probabilidad de un ataque aumenta sustancialmente en el mes
inmediatamente posterior a las elecciones, el resultado es estadísticamente significativo y se
aplica sólo a las regiones en las que las organizaciones delictivas tienen una fuerte presencia.
En línea con la primera teoría se mostró que las mafias atacan al comienzo de un período
político para demostrar que son influyentes desde el principio, en efecto, las decisiones
importantes tomadas inmediatamente después de las elecciones, pueden ser condicionadas si
el crimen organizado intimida al político desde un comienzo. De acuerdo con esta
explicación, se mostró que el aumento en los ataques observados después del día de las
elecciones ocurre principalmente en ciudades que eligen un nuevo gobierno; no hay efecto en
las ciudades donde el alcalde es reelecto.

Este documento enriquece aún más la vasta literatura de economía y crimen existente.
Consigue probar en una misma investigación las dos hipótesis vigentes respecto a los ataques
que sufren políticos de parte de grupos criminales y ver cual de ellas es efectivamente la más
adecuada. Es una gran contribución para eventuales políticas públicas en Italia. Una de estas
podría ser reforzar la seguridad de los políticos recién electos. Esto entendido como
mecanismo de protección frente a posibles ataques que puedan repercutir en los dictámenes
que suceden en las 3 primeras quincenas de los nuevos períodos gubernamentales a nivel
municipal.

De igual forma da cuenta de un problema grave. Efectivamente los grupos de crimen


organizado atacan a políticos de forma estratégica. El estado italiano debe preocuparse de
este asunto, especialmente en las regiones donde los grupos delictivos tienen más presencia.
Esto debido a que los constantes ataques y amenazas eventualmente pueden desincentivar la
postulación de personajes nuevos para directrices municipales, es decir, reduce la
competencia de las elecciones en Italia. Este problema puede fomentar la corrupción de los
políticos (por parte de la mafia) lo cual conlleva a una asignación ineficiente de los recursos
públicos.

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