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ningún riesgo; más aún, estos elementos necesitan de esa forma de estímulo para
El desarrollo predominante de la encefálica hace que el tamaño del cráneo, en el conservar su estado de sanidad. El hueso, pues, se encarga de desarrollar la sustancia
momento del nacimiento, sea exageradamente mayor que el del macizo óseo facial, ósea necesaria para lograr una estructura apta, de modo que las fuerzas sean
donde los maxilares se encuentran en un estado de reducida funcionalidad. Después, trasmitidas y absorbidas por mayor cantidad de tejido óseo.
a medida que el ritmo de crecimiento de la caja craneana disminuye, aumenta el de Este desarrollo puede producirse en dos formas: como un espesamiento de la cortical
los maxilares mediante un proceso que es más prolongado. Este fenómeno se registra o como una condensación de tejido trabecular, organizado y orientado de forma tal
en las tres dimensiones. En el sentido anteroposterior se acompaña por el crecimiento que se constituyan trazos de mayor resistencia. Cuando mayor sea la intensidad de
del cráneo. El desarrollo a nivel de las tres suturas fundamentales, frontomaxilar, las cargas que reciben y trasmiten, mayor será el espesor de las trabéculas y menos la
cigomatomaxilar y pterigomaxilar, lleva al macizo facial hacia abajo y adelante, amplitud de las areolas. Un buen ejemplo de esto último lo constituye la disposición
aumentando su diámetro vertical y accesoriamente el anteroposterior. El crecimiento trabecular que rodea al alveolo. La orientación de la trabécula coincide con la de las
transversal se produce por aposición, fenómeno que predomina en los huesos fibras periodónticas, que son las que ejercen tracción sobre el hueso; aparecen
maxilares, donde la aparición de los dientes impone a la masa ósea una necesidad radialmente a lo largo de la cortical alveolar, salvo a nivel del ápice, donde son
que no se manifiesta en ninguna otra parte del organismo. Por ello es que los verticales. En los restantes sitios, es decir, donde no se produce la descarga de
maxilares deben crecer; en el sentido anteroposterior, para dar lugar al desarrollo y ninguna fuerza, el hueso tiende a hacerse areolar. Así se explica que pueda existir en
erupción de las piezas dentarias más distales del arco; en altura, para permitir la el interior del maxilar superior una cavidad tan amplia como es el seno maxilar,
formación simultanea de las denticiones, integradas por elementos que reclaman cuyas paredes en algunos sitios son extremadamente delgadas. Y que en el macizo
cada vez mayor espacio a medida que progresan en su evolución. Después de ese facial parezcan labradas las fosas nasales y las cavidades orbitarias. La mandíbula
ligero esbozo del desarrollo de las mandíbulas, que pretende destacar la importancia inferior muestra, como característica saliente, la presencia de una cortical sumamente
que en el mismo adquiere la presencia de los dientes, hemos de estudiarlas desde el desarrollada, presencia explicable, puesto que este hueso debe absorber por si solo
punto de vista de su condición de portadoras del sistema dentario, tomando como gran parte de las fuerzas que sobre él se operan, dado que es un hueso aislado,
ejemplo para la descripción los huesos normales, adultos y dentados laminas vinculado con el resto de la cabeza ósea tan solo por las dos articulaciones
papiráceas. temporomaxilares. Asimismo, tiene mucho que ver con este desarrollo de las
Por otra parte, este conglomerado óseo admite en su interior la existencia de amplias corticales la circunstancia de que en el maxilar inferior se insertan, junto a varios
cavidades, como los senos maxilares, en tanto contribuyen a la formación de otras, músculos cutáneos (borla y cuadrado de la barba, triangular de los labios,
como las fosas nasales y orbitarias. Pero esta aparente debilidad esta compensada por buccinador, cutáneo del cuello), todos los músculos que intervienen con mayor
el hecho de que todos ellos se relacionan entre sí y con los huesos de los sectores actividad en el mecanismo de la masticación, los cuales contribuyen al modelamiento
anterior y medio de la base del cráneo (frontal, etmoides, esfenoides y temporal) por de la superficie ósea. La distribución de las áreas de inserción es la siguiente: a) En
solidad articulaciones de tipo de sinartrosis. Ambas mandíbulas constituyen así la las ramas montantes, los músculos masticadores del grupo superior (temporal,
cara ósea que, además de ser la responsable de la realización de la fase mecánica del masetero, pterigoideo interno y pterigoideo externo) b) En el cuerpo, los del grupo
proceso masticatorio, tiene también por función brindar alojamiento a los órganos de inferior (digástrico, milohioideo y genihioideo), además del geniogloso y los citador
recepción de los aparatos sensoriales, con exclusión del tacto. Así vemos que en la en el párrafo anterior. Todos estos músculos, que deben mover la mandíbula,
cavidad bucal se encuentra la lengua (sentido del gusto); en las fosas nasales, la desarrollan una intensa actividad, por cierto muy superior, cuyas masas son menores,
porción sensorial de la mucosa pituitaria (sentido del olfato); en las cavidades generalmente planas y que tienen por función mover tejidos blandos, fácilmente
orbitarias, los globos oculares (sentido de la vista). Siguiendo este criterio, existen desplazables. Los espesamientos de corticales y la disposición trabecular, en forma
autores que consideran al hueso temporal como parte integrante de la cara; sustentan de condensación y orientación, constituyen verdaderas líneas de refuerzo
tal opinión citando su directa relación con el maxilar inferior a través de la denominadas por Siepel.
articulación temporomaxilar. El temporal aloja los órganos del aparato de la audición sistemas trayectoriales. De acuerdo con la posición que adoptan en el hueso, se
y del equilibrio. Esta es otra razón fundamental que explica la necesidad de que las distinguen en pilares o columnas cuando son verticales, y vigas o arcos cundo son
mandíbulas posean una estructura suficientemente fuerte, no solo para poder realizar horizontales. En ambos maxilares, pero más frecuentemente en el inferior, sobre todo
el acto mecánico de la masticación sino también para proteger a órganos nobles, de en la región de los incisivos, es posible encontrar unos trazos con apariencia de
tan exquisita diferenciación. Por otra parte, la ejecución del acto masticatorio conductos, que corresponden al paso de ramificaciones arteriales. Hirschfeld los
determina que se dinamicen las masas musculares correspondientes, originándose observo en el maxilar inferior, examinando placas radiográficas. Después, trabajando
así, y a los fines de realizar la trituración del alimento, una serie de fuerzas que se sobre piezas anatómicas frescas, dedujo que se trataba de anastomosis entre la arteria
ejercen sobre los dientes y que son trasmitidas a través de ellos a los elementos óseos dentaria inferior y la sublingual. Ennis y Batson los describen posteriormente en el
que los rodean. Por tanto, las estructuras dentarias y de los tejidos de sostén deben maxilar superior, destacando su mayor frecuencia en la región sinusal.
Estos verdaderos conductor nutricios, presentan una dirección semejante a la de las
raíces dentarias y se sitúan en los tabiques interalveolares. Tienen un origen en la
pared superior del conducto dentario inferior y su existencia se hace más notable en
las áreas desdentadas. Pese a que se denominan conductos, no son anatómicamente
tales dado que carecen de cortical. En realidad, están constituidos por una sucesión
armónica de areolas óseas. La mayor frecuencia en el maxilar inferior y en su zona
incisiva puede ser explicada. En el maxilar superior y en la porción de premolares y
molares del inferior, los vasos principales pasan cerca de los ápices dentarios y, por
lo tanto, no muy alejados de las crestas óseas; en la zona incisiva y canina del
maxilar inferior, esos elementos nutricios, prolongando la dirección que traen en el
conducto dentario inferior, se alejan cada vez mas de los ápices a medida que
progresan hacia mesial. Las ramas óseas de la arteria incisiva deben ser, pues, más
largas y de mayor calibre, de acuerdo con la mayor longitud de trayecto que deben
recorrer para llegar a la zona donde se distribuyen. Lovett, considerando el calibre, la
longitud y radiolúcidez que exhiben, los clasifica en tres grupos:
Tipo 1: Línea radiolúcida filiforme de 0,5 mm de diámetro y hasta 2 cm de longitud.
Su trayectoria puede ser lineal, curva o combinada. Frecuente en los bordes
alveolares residuales y en la región sinusal.
Tipo 2: Línea medianamente radiolúcida de 0,5 a 1,5 mm de calibre y 2,5 a 3 cm de
longitud. De trayectoria recta o curva.
Tipo 3: Radiolucidez leve; entre 1,5 y 4 mm de diámetro y 6 a 7 mm de longitud.
Dirección recta, aunque admite algunas curvas.En este tipo Lovett incluye al
conducto dentario inferior.
Columnas
Arcos
Tabla interna
Su estructura varía de acuerdo con la distinta relación que existe entre las paredes
laterales y el medio de la bóveda palatina. Haciendo un corte vestibulopalatino o
anteroposterior de la misma a nivel de los incisivos, se observa que la transición
entre aquellas dos porciones es tal que la pared lateral, inclinada de arriba y atrás
hacia adelante y abajo, forma con el techo, que es casi horizontal, un ángulo que
oscila entre 130° y 140°. Estas cifras pueden variar, disminuyendo si se trata de un
paladar plano, euriprosopos; o aumentando si es ojival, leptoprosopos. La cara
palatina de la porción radicular y la cortical alveolar presenta una inclinación
bastante más cercana a la vertical que la que muestra la pared lateral de la bóveda. Se
forma, pues, hacia palatina, con la base situada a nivel del ápice y el vértice en la
cresta, un espacio triangular que ofrece en su interior gran cantidad de tejido
esponjoso, que ha de continuarse con el de la región infranasal y con el de la bóveda.
Si se efectúa el mismo corte vestibulopalatino, ahora transversal, a nivel del tercer
Maxilar Superior
molar, se comprueba que la pared lateral de la bóveda, en coincidencia casi con la
vertical, presenta una trayectoria paralela a la de la cortical alveolar y forma con el
Tabla externa
techo un ángulo cercano a los 90°. Estando ambas corticales muy cerca se
En la zona de los incisivos y caninos las corticales se encuentran íntimamente unidas
comprende que la cantidad de tejido esponjoso resulta mínima, pudiendo faltar, es lo
a nivel de los tercios cervicales y medio de la porción radicular. A veces, dicha unión
más corriente, en toda la longitud de la tabla. Quedan señalados así los dos casos
se prolonga hasta el tercio apical. Es posible encontrar a esa altura, aunque en
extremos, en cuanto se refiere a la estructura de la tabla palatina. Entre ambos,
pequeño espesor, alguna cantidad de tejido esponjoso; pero suele ser más fácil
aparecen todos los espesores intermedios. A nivel del incisivo lateral disminuye un
hallarlo frente al incisivo lateral, en razón de su acentuada inclinación hacia palatino.
poco bruscamente la cantidad de tejido esponjoso, por la misma razón que
En la superficie del hueso se presenta los relieves determinados por las raíces de los
aumentaba en vestibular: la oblicuidad del diente. En el canino aumenta en parte a
tres dientes anteriores: son llamadas prominencias o eminencias maleolares. La más
nivel del ápice, pero se aprecia un espesamiento de las corticales en la cresta. Esta
notable, puesto que pertenece a la raíz de mayor volumen, es la del canino, que
soldadura de las corticales es más notable en los premolares, sobre todo cuando el
adquiere jerarquía hasta ser reconocida en osteología con la denominación de
primero presenta bifidez. Se aprecia en la región de premolares, y se hace más
eminencia canina. El espesor de la tabla correspondiente a estos dientes es delgado,
notable en la de los molares, que el plano horizontal que pasa por los ápices cae en el
llegando a veces a mostrar dehiscencia a nivel de las eminencias maleolares. En la
espesor de la apófisis palatina o por encima de ella. En los incisivos y caninos el
zona de ambos premolares la relación entre las corticales es similar a la observada en
mismo plano se relaciona con la cara inferior de la apófisis. Por eso es que las tablas
los dientes anteriores, pero sin determinar ya tanto relieve como estos; es frecuente
alcanzan en los dientes anteriores tanta longitud como la porción radicular. En
hallar tejido esponjoso a la altura del tercio medio del segundo premolar. Cuando el
cambio, en la región de los molares la tabla, como se ha descrito, formada por las dos
primero es bífido la tabla se halla sumamente adelgazada. A nivel del primero molar
corticales, no existe más que hasta el tercio medio y a veces hasta el cervical. Desde
y ocasionalmente del segundo aparece un elemento anatómico de importancia: la
cresta cigomatoalveolar, que delimita las caras facial y cigomática del cuerpo del
allí hacia arriba la cavidad alveolar esta empotrada en el tejido esponjoso. Dentro de
estas características generales debe mencionarse que las tablas se acortan en los
sujetos chamaestafilinos, de paladar plano, y se alargan en los leptoestafilinos, con
paladar de tipo ojival.
Maxilar inferior
Tabla externa
Al igual que la interna, es más potente que la del maxilar superior, puesto que esta es
una característica de la que participa toda la compacta del hueso. A nivel de los
incisivos y caninos las dos tablas aparecen unidas, notándose la existencia de
eminencias maleolares. A nivel de los premolares, si bien persiste la unión de las dos
corticales, la tabla adquiere mayor espesor que en los dientes anteriores. En todas las
tablas de estos dientes, ya citados, es muy difícil hallar tejido esponjoso. En la zona
de los tres molares es donde, además de operarse el divorcio entre la dirección del
cuerpo del maxilar y la del arco dentario, se produce la aparición de la línea oblicua
externa. Dicha línea subiendo desde mesial a distal, origina un canal de concavidad
dirigida hacia adelante, afuera y arriba, el surco o canal retromolar, que ya a nivel del
tercer molar queda colocado entre la porción cervical del alveolo de esta pieza y la
rama ascendente, y anula prácticamente la tabla externa, pues la aparición del canal
determina su engrosamiento, que aumenta desde el primero molar al tercero al
tiempo que disminuye su altura. Toda esta porción constituye una zona de gran
resistencia ósea, similar en su significación a la cresta cigomatoalveolar. Ello se
comprueba durante el acto de extracción de los molares, aumentando la dificultad
desde el primero al tercero, en razón de la casi absoluta imposibilidad de efectuar el
desplazamiento de la tabla. La dureza de la región se evidencia cuando es necesario
resecar la tabla en la exodoncia de los terceros molares retenidos.
Tabla interna
En la región de los incisivos y caninos las dos corticales están íntimamente unidas y
la tabla se parece mucho a la vestibular. El alveolo queda colocado en el centro del
hueso. No se aprecian las eminencias halladas en vestibular, puesto que esta tabla es
ligeramente más gruesa. En la zona de los premolares los alveolos están desplazados
hacia vestibular. La cortical del hueso adopta una posición oblicua con respecto a la
del alveolo, en relación con la aparición de la línea oblicua interna. Ambas corticales
se hallan separadas por una capa de tejido esponjoso. En los molares la tabla se hace
sumamente delgada, y los alveolos, sobre todo el del tercero, pasan a ubicarse
lingualmente con respecto al cuerpo del maxilar, y tanto lo hacen que, en ocasiones,
el del ultimo molar se presenta como una verdadera saliente del cuerpo del maxilar,
tanto que el plano vertical que pasa por la cortical alveolar vestibular queda en una
posición más interna que la cara lingual o interna del hueso. En toda esta porción es
escaso el tejido esponjoso, y en la tabla del tercer molar desaparece por completo.
Hacia atrás las tablas no se reúnen como en el maxilar superior; se delimita en distal
del tercer molar una zona de condensación que corresponde a la bifurcación de la
cresta temporal; el trígono retromolar.