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Isaak Illich Rubin, Una historia del pensamiento económico, Conclusión: Una breve
reseña del curso
Desde la mitad del siglo XVIII, cuando las estrictas regulaciones estatales y los monopolios
de las compañías comerciales habían comenzado a poner un freno al crecimiento del
capitalismo industrial, hubo extendida oposición a las ideas mercantilistas. En la agrícola
Francia fueron los fisiócratas quienes emprendieron la lucha contra los mercantilistas,
bajo el lema de cuidar el capital productivo agrícola. Los esfuerzos de los Fisiócratas
terminaron en un fracaso práctico y, en menor medida, teórico.
Le tocó a la escuela clásica inglesa, la cual expresó en primera instancia los intereses de la
burguesía industrial, realizar los principales progresos prácticos y teóricos. En la doctrina
de Smith la tarea de sostener una lucha contra las anticuadas restricciones que
encadenaban el crecimiento de la economía capitalista, ocultó y mantuvo bajo tierra los
intereses conflictivos de las diferentes clases que componen la sociedad burguesa. La
doctrina de Ricardo proveyó los fundamentos teóricos para la burguesía en su conflicto de
intereses con la clase terrateniente, un conflicto que se manifestó con amarga intensidad
en Inglaterra al comienzo del siglo XIX.
b) Los mercantilistas posteriores del siglo XVII habían comprendido ya que las
fluctuaciones dentro de la esfera de la circulación monetaria (un tipo de cambio
desmejorando y la exportación de monedas metálicas) resultaban de un desfavorable
balance comercial del país. Ellos no creyeron posible regular el flujo de dinero
directamente, y por eso aconsejaron a los gobernantes concentrar energías en regular el
balance comercial del país estimulando la exportación de mercancías a otros países. En
particular recomendaron el desarrollo de las industrias de exportación (así se podría
exportar manufacturas industriales más caras, en vez de materias primas) y el comercio de
tránsito (por ejemplo la compra de mercancías coloniales de los países oceánicos, tales
como India, para ser vendidas en los países europeos a precios más altos).
c) Hacia el fin del siglo XVII había ya comenzado a aparecer una oposición al
mercantilismo. Dudley North (1641–1691) fue uno de los primeros librecambistas. El
requirió al estado dejar de ejercer regulaciones compulsivas sobre el flujo de dinero desde
y hacia otros países, y sobre la circulación de mercancías entre ellos. North demandó total
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Los economistas que debatían los problemas del balance monetario y el balance comercial
se interesaron principalmente en aquellas cuestiones prácticas que tocaban los intereses
de la burguesía comercial.
Junto con esta corriente "mercantil" en el pensamiento mercantilista, apareció, hacia fines
del siglo XVII, una tendencia "filosófica" cuyos representantes (Petty, Locke, Hume)
exhibieron gran interés en solucionar problemas teóricos, primero y principalmente
aquellos sobre el valor y el dinero.
Tan pronto como los economistas dirigieron su pensamiento hacia el análisis teórico de
los fenómenos económicos, ellos se encontraron confrontados con el problema del valor.
En la Edad Media, cuando los precios eran fijados compulsivamente por las autoridades de
la ciudad y de los gremios, el problema del valor había sido planteado normativamente:
Los escritores Escolásticos argumentaban sobre el "justo precio" (justum pretium) que era
necesario establecer compulsivamente para asegurar al artesano su acostumbrado
estándar de vida.
Una tentativa más exhaustiva para encontrar una regularidad determinada por una ley en
lo que parecía a primera vista el desordenado y azaroso movimiento de los precios fue
hecho por James Steuart (1713-1780), uno de los últimos mercantilistas y un defensor de
la teoría de los "costos de producción". Desde su punto de vista una mercancía tiene un
"valor real" igual a su costo de producción. El precio de una mercancía no puede ser
menor que este valor real, pero es normalmente más alto, conteniendo este excedente el
"beneficio" del industrial. Este beneficio, por eso, es algo añadido al valor de la mercancía,
y corresponde al industrial porque él ha conseguido venderla bajo circunstancias
favorables (es el "beneficio comercial"). La idea de que el beneficio es creado dentro del
proceso de circulación es encontrada en casi todos los escritos mercantilistas y refleja las
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La solución más sofisticada para el problema del valor vino de William Petty (1623-1687),
el ingenioso progenitor de la "teoría del valor trabajo" (labour theory of value: teoría
laboral del valor). De acuerdo a la doctrina de Petty, el "precio natural" de un producto o
su valor es determinado por la cantidad de trabajo gastado en su producción. Cuando un
productor intercambia su producto recibe una cantidad de plata (dinero) en la cual ha sido
incorporado tanto trabajo como él mismo ha gastado produciendo el producto en
cuestión. El valor de un producto, pan por ejemplo, se descompondrá en dos
componentes: 1) salarios, que igualan al mínimo necesario de medios de subsistencia del
trabajador (Petty y otros mercantilistas fueron defensores de la "ley de hierro de los
salarios", en el sentido de que ellos recomendaban limitar los salarios de los trabajadores
a un mínimo de medios de subsistencia en el interés del desarrollo del capitalismo), y 2)
renta de la tierra. Consecuentemente Petty identificaba la renta de la tierra con plusvalor
en general, un punto de vista que fue generalmente sustentado en un período en el que el
capitalismo estaba recién desarrollándose, y que más tarde fue explícitamente adoptado
por los Fisiócratas.
El otro problema teórico junto con la teoría del valor que atrajo la atención de los
mercantilistas fue el del dinero. Toda la vieja literatura mercantilista había girado
alrededor de los problemas prácticos de la circulación monetaria: La degradación de las
monedas metálicas, la exportación de dinero al extranjero, etc. Hacia el fin del período
mercantilista, sin embargo, nosotros ya encontramos a Hume y Steuart haciendo
reflexiones y formulaciones más o menos maduras sobre las dos teorías en conflicto sobre
el dinero, las cuales están aún hoy en día luchando por la supremacía científica. El famoso
filósofo David Hume (1711–1776), dio una formulación explícita de la "teoría cuantitativa"
del dinero metálico, de acuerdo a la cual el valor de la unidad monetaria depende de la
cantidad de moneda en circulación: el valor del dinero cambia inversamente a la variación
en su cantidad. La "teoría cuantitativa" había sido formulada ya en el siglo XVI, bajo el
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impacto de la "revolución de los precios" provocada por el influjo de metal precioso desde
América. Hume, sin embargo, la profundizó y la refirió. El oponente de Hume en esta
cuestión fue el ya mencionado James Steuart, quien argumentaba que la cantidad de
dinero metálico en circulación depende de las necesidades de la circulación de
mercancías. Las ideas de Steuart fueron más tarde retomadas por Thomas Tooke (1774-
1858) en la primera mitad del siglo XIX y posteriormente fueron desarrolladas por Marx.
que todos los impuestos fueran trasladados sobre la renta recibida por los señores de la
tierra.
Los mercantilistas habían mantenido que el mejor medio para hacer rico a un país era el
extensivo desarrollo del comercio exterior. Los Fisiócratas reconocieron como única
fuente de riqueza de una nación a la agricultura. Los mercantilistas habían visto el
comercio exterior como la milagrosa fuente de metales preciosos y enormes beneficios
hacia el interior del país. Para refutar esta noción mercantilista, los Fisiócratas tenían que
construir una nueva teoría del dinero y del excedente de valor. Desde su punto de vista el
dinero no era nada más que una ayuda conveniente en la circulación de los productos: la
riqueza de una nación consistía en productos, no en dinero. Pero como los productos
industriales no eran nada más que materias primas obtenidas de la agricultura y
remodeladas por el trabajo de la población industrial, y como esta última obtenía sus
medios de subsistencia también de la agricultura, la riqueza de una nación consistía en
última instancia en el producto agrícola, o en la sustancia material que la población
agrícola extraía de las generosas entrañas de la madre naturaleza. La riqueza era creada
solamente en el proceso de la producción agrícola, y no en el proceso de circulación. Así la
política mercantilista de fomentar unilateralmente y artificialmente el comercio y la
industria a expensas de la agricultura era absurda y dañosa en grado sumo, ya que una
política de fuerte regulación y limitación estatal pone restricciones a la libertad económica
individual y por eso viola las leyes del "derecho natural'' (laissez faire: dejen hacer).
Para dar a su programa de política económica un más sólido fundamento, los Fisiócratas
construyeron su sistema teórico, cuyos puntos centrales fueron: 1) la doctrina del
"producto neto" (plusvalor), y 2) la teoría de la reproducción del capital social.
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Para demostrar la necesidad de bombear capital fuera del comercio y la industria y dentro
de la agricultura, los Fisiócratas plantearon la doctrina de que solamente la agricultura
crea "producto neto" o "ingresos" (plusvalor). En la producción agrícola, la generosidad de
la naturaleza suministraba al hombre una cantidad mayor de sustancia material que la que
había sido necesaria para las necesidades del cultivador y para reponer sus costos de
producción. Este excedente de sustancia material o "producto neto", iba a los propietarios
de la tierra como renta sobre las propiedades y formaba así la base para la riqueza de la
nación. Esto constituía el fondo que "alimentaba" a la población industrial en los pueblos y
cubría los gastos del aparato del estado. Así, para los Fisiócratas, el trabajo agrícola era el
único trabajo que era verdaderamente "productivo"; el trabajo industrial era trabajo
"estéril", en el sentido que no rendía "producto neto" (plusvalor) sobre y por encima de
los costos de producción.
Para ilustrar más claramente la dependencia que las clases terrateniente e industrial
tenían de la clase de los agricultores (a los cuales Quesnay veía como representando a
toda la población agrícola), Quesnay creó su famosa teoría de la reproducción, la cual
difundió en su famoso Tableau Economique (1758). En el Tableau Quesnay mostró como
se movía el total de la producción anual de una nación. La totalidad de la cosecha de trigo
venía primero de todo a las manos de la población agrícola, la cual retenía parte de la
misma para su propia provisión y pagaba una parte a la clase de los propietarios de la
tierra como renta; una tercera parte del producto agrícola (materias primas para el
procesamiento industrial y medios de subsistencia) pasaba a las manos de la clase
industrial, la cual a su turno regresaba productos terminados - en parte a la clase de los
cultivadores, en parte a los propietarios de la tierra. Paralelamente con el movimiento de
productos entre las distintas clases sociales, pero en dirección inversa, se establecía un
movimiento de dinero, el cual funcionaba meramente como un auxiliar, para mediar la
circulación de mercancías. Como lo representaba Quesnay, todo el proceso de
distribución del producto social entre las distintas clases sociales era tal que al finalizar
todas las clases de la sociedad tenían sus necesidades de consumo satisfechas y un nuevo
ciclo de reproducción estaba listo a comenzar.
Hay también una valiosa idea teórica en la doctrina Fisiocrática del "producto neto",
aunque está oculta debajo de un ropaje fantástico. Para los mercantilistas la fuente de
beneficio era el comercio y el beneficio era un excedente que quedaba después de cubrir
los costos de producción. Los Fisiócratas enseñaron que el excedente, o ingreso neto, está
estrictamente formado dentro del proceso de producción agrícola. Consecuentemente
ellos trasladaron la fuente de formación del plusvalor fuera del proceso de circulación y
dentro del proceso de producción. Esta fue una nueva formulación del problema del
plusvalor y constituyó uno de los grandes méritos de los Fisiócratas, Ellos fueron incapaces
de resolverlo, sin embargo, porque su naturalismo ingenuo, el cual pone la productividad
física del suelo en el lugar de la productividad económica del trabajo, y la producción de
sustancia material en el lugar de la producción de valor. Fue necesario dar una nueva base
a la teoría del valor tan vigorosamente planteada por los Fisiócratas, a saber la teoría del
valor-trabajo dada a conocer por los mercantilistas, y por Petty en particular. Le tocó a
Adam Smith llevar adelante esa tarea.
Los mercantilistas actuaban como defensores de los intereses del capital mercantil, pero
hacia el siglo XVIII la política mercantilista ya se había convertido en un freno para el
posterior desarrollo del capitalismo: estaba retardando la transición de la preponderancia
del capital mercantil a la preponderancia del capital industrial. En Francia la burguesía
rural, de quien los fisiócratas actuaron como delegados, era numéricamente pequeña y
tenía poca influencia. Por eso los fisiócratas fueron impotentes para vencer la dominación
del capital mercantil. Solamente la burguesía industrial en las ciudades tenía el poder para
quebrar la preponderancia del mercantilismo. En forma similar, al nivel de la teoría
económica, fue solamente gracias a los esfuerzos de la escuela clásica, representando los
intereses del capitalismo industrial, que el mercantilismo fue vencido como doctrina.
Adam Smith es considerado el fundador de la escuela clásica.
La primera mitad del siglo XVIII fue un período de transición en la historia de la economía
inglesa. Aunque la artesanía aún mantenía parcialmente su posición, había dejado
bastante lugar a la industria domiciliaria (cottage industry). Había también una más
modesta propagación de la manufactura.
Adam Smith puede ser llamado el economista del período manufacturero. El nacimiento
del capitalismo industrial a gran escala, en la forma de las manufacturas basadas en la
división del trabajo, hizo posible para Smith:
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a) Concebir al conjunto de la sociedad como un gigantesco taller con una división del
trabajo (de allí la doctrina de Smith sobre la división del trabajo).
Smith comienza describiendo la división del trabajo, a la cual él ve como el mejor medio
para aumentar la productividad del mismo. Esta visión fue asimismo un reflejo de las
condiciones prevalecientes durante el período de las manufacturas, cuando no había
todavía una amplia aplicación de maquinaria y la base del progreso técnico era aún la
división del trabajo. Como Smith se interesó principalmente por las ventajas técnico-
materiales de la división del trabajo y no por su forma social, es perfectamente
comprensible que pudiera confundir la división social del trabajo entre empresas
individuales con la división técnica del trabajo dentro de la misma empresa. A pesar de
este error, la doctrina de Smith sobre la división del trabajo es de enorme valor. A partir
de ella, Smith concibe al conjunto de la sociedad como una vasta sociedad laboriosa de
gente que trabaja una para otra e intercambia mutuamente los productos de su trabajo.
La concepción de la sociedad como siendo al mismo tiempo una sociedad de individuos
trabajadores y de intercambio, le permitió a Smith comprender la importancia de la
industria y darle un lugar central a la teoría del valor trabajo.
En base a su doctrina de la división del trabajo, Smith colocó a la teoría del valor en una
posición central. Los Fisiócratas, con su limitado punto de vista naturalista, habían
confundido valor con substancia material. Smith aceptó las ideas que nosotros
encontramos presentadas en embrión entre los mercantilistas (especialmente en Petty) y
desarrolló luego la teoría del valor trabajo. La secuencia de los pensamientos de Smith es
aproximadamente como sigue: En una sociedad fundada sobre la división del trabajo, cada
persona produce productos para otra gente y, al entrar en el intercambio, recibe aquellos
productos que son necesarios para su propia subsistencia. Adquiriendo los productos del
trabajo de alguna otra persona, nuestro productor está disponiendo sobre, o
"comandando" el trabajo de otra. Pero, ¿cómo hace nuestro productor para determinar el
valor de los productos que él mismo ha producido? Por la cantidad de trabajo de otras
personas que él puede obtener a cambio de sus propios productos, responde Smith. Pero
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¿cómo hacemos para determinar esta cantidad de trabajo? En una economía mercantil
simple [sin trabajo asalariado] esta igualará la cantidad de trabajo que nuestro productor
gastó en producir su propio producto. Así Smith a veces determina correctamente el valor
de una mercancía por el trabajo gastado en su producción, mientras que otras veces él lo
determina, erróneamente, por el trabajo que la mercancía en cuestión puede comprar
cuando es intercambiada. Mientras Smith permanece en los límites de una economía
mercantil simple esta confusión conceptual es poco dañina, dado que las dos cantidades
coinciden. En la economía capitalista sin embargo, esta coincidencia desaparece: el
capitalista adquiere el trabajo vivo del obrero (la fuerza de trabajo), por ejemplo ocho
horas de su trabajo, a cambio de un producto que contiene una cantidad más pequeña de
trabajo. Al ser incapaz de explicar las leyes de este intercambio de capital por fuerza de
trabajo, Smith erróneamente concluye que en la economía capitalista el valor del
producto es mayor que la cantidad de trabajo gastado en su producción, y es igual a la
suma que el capitalista ha desembolsado al emplear obreros más el beneficio promedio
(en ciertas circunstancias también más la renta). En consecuencia, cuando llega a la
economía capitalista Smith niega que la ley del valor trabajo opere: aquí él cae en la teoría
vulgar de los costos de producción. A causa de sus vacilaciones en la teoría del valor,
Smith se convirtió en el predecesor de las dos corrientes dentro del pensamiento
económico a los comienzos del siglo XIX: la tendencia Clásica, la cual obtuvo su máxima
expresión en Ricardo, y la corriente vulgar, representada por Say. La inconsistencia de la
teoría del valor de Smith le impidió solucionar completamente su teoría de la distribución.
Es verdad que el hizo un enorme avance cuando se compara con los fisiócratas.
Reemplazó el falso esquema de las clases sociales de los fisiócratas (clase terrateniente,
clase productiva y clase estéril) por un esquema correcto de terratenientes, capitalistas
industriales y trabajadores asalariados. Enumeró correctamente las tres formas de ingreso
que cada una de estas clases recibe: salarios, beneficios y renta. Especialmente Smith
merece reconocimiento por haber distinguido claramente la categoría de beneficio
industrial (industrial profit), aplicable también a la agricultura, que los fisiócratas habían
ignorado.
A pesar de todos los planteos que Smith hizo en la teoría de la distribución, finalmente su
tratamiento de la misma quedó muy incompleto, en parte debido a que no mantuvo el
punto de vista de la teoría del valor trabajo, sino que lo abandonó en favor de la doctrina
de los costos de producción. Habiendo mantenido Smith la teoría de que el valor de un
producto es creado por el trabajo humano y es dividido entre las distintas clases sociales,
la interdependencia de los ingresos de las diferentes clases se había mostrado a sus ojos y
demandado elucidación a través de la teoría de la distribución. Pero tan pronto como
Smith cayó en la teoría de los costos de producción, de acuerdo a la cual el valor de un
producto es el resultado de la suma de los distintos costos de producción, o del ingreso de
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La vida de David Ricardo coincide más o menos con la época de la revolución industrial
inglesa, la cual, con la introducción extensiva de nueva maquinaria y el rápido desarrollo
de la producción fabril, desplazó exitosamente a las formas previas de la industria (la
artesanía, la industria domiciliaria y las manufacturas). Si Smith puede ser llamado el
economista del período de las manufacturas, entonces Ricardo es el economista de la
época de la revolución industrial, cuyas características básicas se reflejaron en su teoría.
En su teoría del valor trabajo Ricardo generalizó los diversos hechos asociados con el
drástico y rápido abaratamiento de la producción industrial que resultó de la introducción
de nueva maquinaria y del crecimiento de la productividad técnica del trabajo. En su
teoría de la distribución, y más visiblemente en su teoría de la renta, él reflejó la
agudización de la lucha de clases entre la burguesía y la nobleza terrateniente que
acompañó los primeros éxitos de la industria fabril.
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El mérito principal de Ricardo es haber liberado a la teoría del valor trabajo de las
contradicciones internas que había sufrido en la formulación de Smith, y haber intentado
usarla para explicar el fenómeno de la distribución.
Smith había fallado en hacer una distinción suficientemente clara entre la cantidad de
trabajo gastada en la producción de un producto y la cantidad de trabajo que ese
producto era capaz de adquirir cuando se intercambiaba. De acuerdo con este punto de
vista dual, Smith reconoció que el valor de un producto podía modificarse tanto como
resultado de un cambio en la productividad del trabajo empleado en producirlo, como a
consecuencia de una alteración en el "valor del trabajo" (por ejemplo en el monto de los
salarios o de los costos de producción).
Ricardo atacó este error de Smith. El demostró claramente que la cantidad de trabajo que
puede ser adquirida a cambio de una determinada mercancía no puede servir como una
medida invariable de su valor, y que buscar tal medida invariable es en general una
empresa sin esperanza. Ricardo identifica un cambio en la cantidad de trabajo gastado en
la producción de mercancías como la única fuente (con la excepción de los casos citados
más abajo) de cambios en su valor. Por eso él hace depender la magnitud de valor de una
mercancía directamente del desarrollo de la productividad técnica del trabajo. Al adherir
consistentemente a esta posición Ricardo hace una gran contribución hacia la solución del
problema cuantitativo del valor, aunque con su horizonte limitado (como fue el caso de
Smith) a la economía capitalista, él ignoró la naturaleza cualitativa o social del valor como
la expresión externa de un determinado tipo de relaciones de producción entre las
personas.
Smith había negado que la ley del valor trabajo operara dentro de la economía capitalista,
donde el valor de los productos no va completamente a sus productores, sino que es
repartida entre los salarios y el beneficio. Para refutar completamente esta errónea visión
de Smith, habría sido necesario explicar las leyes por las cuales el capital se intercambia
por fuerza de trabajo. Solo hubiera sido posible explicar estas leyes analizando las
relaciones sociales de producción que sujetan al obrero al capitalista. Pero el método de
analizar relaciones de producción como relaciones entre personas fue desconocido para
Ricardo tal como lo había sido para Smith. Ricardo, por eso, no tuvo otro recurso que
dejar de lado la pregunta que Smith había planteado. Así lo hizo, restringiendo sus
investigaciones a la cuestión del valor "relativo" de las mercancías. Debido a que esta es
una cuestión de valor "relativo" de dos mercancías A y B, es obvio que algún cambio en los
salarios de los obreros (una suba, por ejemplo) que ejerza una influencia uniforme en los
costos de producción de las dos mercancías no afectará en lo más mínimo su valor
"relativo". El resultado de un alza en los salarios no es el incremento del valor del
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producto, como Smith había pensado, sino solamente el descenso del nivel de los
beneficios. No importa como esté distribuido el valor del producto entre salarios y
beneficios, esto no afectará la magnitud de valor del producto, el cual en la economía
capitalista está determinado por la cantidad de trabajo necesario para producirlo. Al
tomar la posición de que los salarios y el beneficio cambian recíprocamente uno al otro,
Ricardo hizo un decisivo aporte al punto de vista de que el beneficio es una porción del
valor del producto el cual los trabajadores han creado con su trabajo y del cual los
capitalistas se apropian.
En esto Ricardo rectifica el error de Smith que consistía en negar que la ley del valor
trabajo operara en la economía capitalista. Pero él no se las arregló para mostrar cómo la
ley del valor trabajo, la cual no se manifiesta directamente en el funcionamiento de la
economía capitalista, sin embargo lo regula indirectamente a través de los precios de
producción. Ricardo no logró explicar exitosamente la aparente contradicción entre la ley
del valor trabajo y los fenómenos observables de la economía capitalista. En realidad,
Ricardo fue capaz de eliminar la influencia de la fluctuación de los salarios (y la
correspondiente fluctuación en la tasa de beneficios) en los valores relativos de dos
mercancías, A y B, solamente si los salarios tienen aproximadamente el mismo peso en los
costos de producción de las dos mercancías, o sea, en tanto que las dos ramas de la
producción empleen capitales con idéntica composición orgánica. Si los capitales que
producen las mercancías A y B tienen composiciones orgánicas desiguales (o diferente
período de ciclo), una suba de los salarios (o caída en la tasa de beneficio) afectará más
perceptiblemente a la mercancía producida con una más baja composición orgánica, por
ejemplo la mercancía A. Para preservar el mismo nivel de beneficio en las dos ramas de la
producción el valor relativo de la mercancía A deberá subir en comparación con la
mercancía B. Así Ricardo llega a su famosa "excepción" a la ley del valor trabajo. Los
valores relativos de las mercancías A y B cambiarán no solamente con las fluctuaciones en
las cantidades relativas de trabajo requeridas para su producción, sino también con un
cambio en la tasa de beneficio (o con un correspondiente cambio en los salarios). El
beneficio sobre el capital es de esta manera un factor independiente que regula el valor
de los productos junto con el trabajo.
Permitiendo estas "excepciones" a la ley del valor trabajo Ricardo abrió el camino para
que los economistas vulgares (Malthus, James Mill, McCulloch, etc.) abandonaran
completamente la teoría del valor trabajo. Ricardo mismo, sin embargo, consideraba estas
"excepciones" como de importancia secundaria comparada con el principio básico del
valor trabajo, su punto de partida para construir su propia teoría de la distribución.
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Al tratar la renta no como una adición al valor social del trigo, sino como la diferencia
entre este valor social y el valor del trigo en cada parcela en particular, Ricardo fue capaz
de hacer su teoría de la renta consistente con su teoría del valor. Al mismo tiempo intentó
derivar de su teoría de la renta conclusiones lógicas que estuvieran de acuerdo con los
hechos de la realidad. La época de la revolución industrial inglesa estuvo caracterizada no
solamente por la tremenda caída en los precios de los artículos industriales que vino con
la introducción de nueva maquinaria, sino también por un enorme aumento en el precio
del trigo. Este aumento era en los hechos explicable por la rápida industrialización del
país, el bloqueo continental de Napoleón y por los altos impuestos a la importación de
trigo que se habían establecido en beneficio de la aristocracia inglesa. Este fue un
fenómeno temporario, pero Ricardo lo convirtió en una ley permanente de la economía
capitalista. En su visión, el crecimiento de la población podría hacer cada vez más
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necesario transferir los cultivos a cada vez peores parcelas de tierra, lo cual sería
acompañado por el crecimiento de los precios del trigo y una tendencia al crecimiento en
la renta nominal y real. Todas las ventajas de la industrialización del país irían a la clase de
los propietarios de la tierra. Los trabajadores no compartirían estos beneficios porque
aunque sus salarios nominales podrían subir con la suba de los precios del trigo, su salario
real quedaría estacionario en el mejor de los casos, por ejemplo al mínimo nivel de los
medios de subsistencia requeridos por el obrero y su familia (lo que Lasalle llamó la "ley
de hierro de los salarios"). En cuanto al beneficio, este exhibiría una tendencia inexorable
a la caída, debido a la inevitable suba de los salarios. La caída en el beneficio debilitaría la
iniciativa de los capitalistas a acumular capital, y el progreso económico de la nación
inevitablemente se demoraría, acercándose a una detención total.
Todo el retrato que hace Ricardo de los movimientos entre las diferentes clases sociales
fluye de su convencimiento de que el precio del trigo debía necesariamente elevarse.
Ricardo subestimó la posibilidad de un poderoso crecimiento en la productividad en el
trabajo agrícola. Su doctrina de un necesario e inexorable crecimiento en el precio del
trigo no fue confirmado por los hechos, ni tampoco lo fueron las conclusiones deducidas
del mismo. Aun así, su teoría de la distribución representa un enorme avance científico. El
pintó el vasto recorrido de los movimientos en los ingresos de todas las clases sociales, y
su íntima interconexión; mostró esta dinámica como una consecuencia necesaria de la ley
del valor trabajo; y reveló claramente los conflictos que existen entre los intereses de las
diferentes clases.