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Manifiesto de la Convención

de Aguascalientes

MEXICANOS: La Convención del 1o de octubre se ha reunido con el objeto de unificar el criterio

revolucionario, para determinar las bases y orientación del nuevo Gobierno de la República inspiradas

en la opinión de la mayoría de sus ciudadanos armados, para que ese Gobierno realice los ideales de

la Revolución y las instituciones democráticas, pues de este modo cumplimos con el compromiso

solemne contraído con la Nación, de sustituir a la tiranía por un gobierno que satisfaga las necesidades

públicas actuales.

Y esa misma Convención se ha declarado soberana, para hacer efectivas y obligatorias sus

resoluciones para todos los jefes del ejército, evitándose de esta manera la dictadura que podría

resultar de permitir a cualquiera de ellos que tratara de imponer aisladamente su voluntad y su

opinión al resto de los ciudadanos de la República.

Somos el Poder Supremo nacional porque hemos sido el Supremo Poder de la Revolución.

Nuestro movimiento armado no triunfó de la reacción debido al esfuerzo de uno solo de sus jefes,

sino en virtud del concurso que hemos prestado todos para ello.

Y del mismo modo que obedecimos a una sola idea y estuvimos animados de una sola aspiración

de redención y de progreso para lanzarnos contra la dictadura, de esa misma manera e impulsados

por los mismos sentimientos, nos hemos reunido en esta Convención, ya no para derrocar y para

destruir, sino para organizar y construir al nuevo Gobierno Republicano en el cual se han de sintetizar

todos nuestros ideales y todas nuestras tendencias.

Esta Convención es soberana, porque en ella están sintetizadas la fuerza y el pensamiento de

la Revolución.

Para nosotros deben concluir los tiranos y para la Convención es una necesidad primordial hacer

efectiva la paz en la República.

Constituidos así en Asamblea para ser escuchados, y en Poder Supremo de la Nación para ser

obedecidos, podremos acabar para siempre con las ambiciones individuales de poder, con las intrigas

de gabinete y con la inmoral y antipatriótica labor del incondicionalismo.

Instituto Nacional de Estudios Históricos


de las Revoluciones de México
La República entera ha cifrado todas sus esperanzas de mejoramiento social y político en

esta Convención, y para satisfacer sus anhelos, debemos hacer respetar nuestras resoluciones,

no precisamente porque contamos con la fuerza de las armas para ello, sino porque nos apoya la

inquebrantable fuerza de la opinión pública.

Se ha pretendido relegarnos a un papel secundario con el pretexto de que somos o debemos ser

la representación genuina de un hombre; siendo así que constituimos la base democrática del futuro

gobierno, en nuestro carácter de Asamblea Preconstituyente.

Conscientes, pues, del papel histórico que desempeñamos en este instante, y asumiendo

la responsabilidad de la suerte de la República, hemos elegido al presidente provisional de ella, y

declaramos que estamos resueltos a sostenerlo, a pesar de todos los obstáculos, contra todas las

rebeldías y sobre todas las ambiciones de aquellos que inspirados sólo en intereses mezquinos no

se resuelvan a colaborar en la nueva organización del Gobierno Nacional emanado de la Revolución.

MEXICANOS: La primera Asamblea Preconstituyente emanada del movimiento revolucionario

que derrocó a las dictaduras que acaban de pasar, os demanda vuestra colaboración unánime en la

cual están vinculadas los destinos nacionales, y debéis estar ciertos de que al proceder así, habéis

merecido el bien de la Patria.

Aguascalientes, 6 de noviembre de 1914.


Presidente, Antonio I. Villarreal. Primer vicepresidente, J. Isabel Robles. Segundo vicepresidente,
Pánfilo Natera. Secretario, Mateo Almanza. Secretario, V. Alessio Robles.

Instituto Nacional de Estudios Históricos


de las Revoluciones de México

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