Cerquin Nació un 11 de marzo de 1972, en Río Grande la Encañada- Cajamarca. Sus ancestros por parte de su padre son de Celendín- Sorochuco y, de su madre de la Encañada. Cuenta que desde niño tuvo esa afición por la música y que creó sus propios instrumentos de semillas que las amarraba en forma de guitarra para hacerlas sonar. Ya en Cajamarca estudió en la Escuela del hoy Colegio Toribio Casanova. Su primer instrumento musical fue la antara, instrumento con el que viajó a la Selva con el Grupo de Música y Danzas de la Universidad Nacional de Cajamarca; luego ya como charanguista del Grupo Edsamaro y del Grupo Ámbar. Shalito Villanueva afina su guitarra construida por él. Luthier y charanguista mágico, pero por sobre todas las cosas un eximio guitarrista. Hoy es su cumpleaños número cuarenta y seis y durante toda la semana no ha dejado de recibir saludos a través de las redes sociales de sus amigos, admiradores y colegas del arte; ahora, la música es para él su pasión, el viento que corre por la Plazuela Hoyos Rubio hace sonar las hojas de los árboles en homenaje a su nacimiento y el vaivén de sus ramas nos cuentan los secretos del arte de un Luthier autodidacta en la interpretación y construcción de guitarras y charangos. El calor del sol hace que brille su rostro de perfil musulmán. La luz del mediodía en Cajamarca hace más nítida la movilidad de sus manos, de sus dedos que al tomar la guitarra en complicidad interpretan uno de los temas más famosos: La Pachilla; allí, puedo ver al detener mis ojos en sus rasgos: la nariz espigada, los ojos bayos, las cejas angulosas. Sus manos secas, dedos delgados y largos que parecen hablarle a las cuerdas de su amada guitarra – una magia parecen ser sus manos que rasguean melodías sin fin– y sobre su cabello largo el clásico sombrero shilico. Shalito suele vestir con un saco y en la solapa lleva los más preciados reconocimientos a los que merecedor dentro y fuera de su patria. Shalito sin duda alardea de haber recibido cada una de estas condecoraciones en sus presentaciones. Al maestro le gustan todas, pero más aquellas que él siente en el corazón. En la calle, es difícil que pase desapercibido por su calidad musical y su nobleza de ser. Él ha acompañado a grandes artistas peruanos. Martina Portocarrero, Luis Abanto Morales, Los Hermanos Gaitán Castro entre otros. Muchas veces nos repite que por más halagos recibidos nunca cambiará, seguirá siendo el músico de a pie, a pesar de haber tocado grandes escenarios. Shalito Villanueva tocó en Ecuador “Vasija de Barro”, ecuatorianos y peruanos se quedaron sin palabras al escuchar una melodía autóctona ejecutada con tal sentimiento que el público llenó de aplausos el coliseo, en este pueblo también acompañó a la bella Toquilla. El año pasado estuvo en Cora Cora, Ayacucho, tierra del Luthier Abraham Falcón García, deslumbró a los ayacuchanos con “Adiós pueblo de Ayacucho”, siendo un cajacho hizo que mujeres y hombres ayacuchanos aplaudan recordando a don Raúl García Zárate. Cuerdas del Alma, es el disco que ha cruzado nuestras fronteras y se ha convertido en un clásico de la guitarra cajamarquina. Shalito, mira fijamente su guitarra y junto a Don Cashi interperetan una vieja melodía cajamarquina, canto cajacho de antaño que don Nico Taica, titiritero famoso en el siglo pasado heredo a su hijo. Ahora duerme. En breve entrará a otra presentación musical en la ciudad de Lima, hará suspirar y contentará a su público con sus melodías tradicionales del Perú profundo.